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De los atentados cometidos por los Jueces contra los citados derechos conocerán
sus respectivos superiores, con la misma preferencia de que se ha hablado en el artículo precedente,
remediando desde luego, el mal que se les reclame, enjuiciando inmediatamente al conculcador de
las mencionadas garantías.
El Código Político de 1857 consideró que los derechos del hombre no sólo son el
objeto de las instituciones jurídicas, sino su base misma, lo que da a entender su fidelidad a la tesis
individualista, además los autores de dicha Constitución implícitamente se declararon partidarios del
jusnaturalismo en materia de derechos del hombre, ya que en una parte del texto se puede leer que
“se debe respetar los derechos concedidos al hombre por su creador”.
La Carta Magna de 1857 reputa al Estado como un mero vigilante de las relaciones
entre particulares, cuya injerencia surge cuando el desenfrenado desarrollo de la libertad individual
acarrea disturbios en la convivencia social.
Los principios cardinales contenidos en este texto político que informan al sistema
de protección constitucional por órgano y por vía jurisdiccionales son: los de iniciativa de parte
agraviada, la substanciación judicial del procedimiento y la relatividad de los fallos
correspondientes.
En esta Carta Magna ya no se hace figurar a los derechos del hombre como el
exclusivo contenido de los fines estatales. Nuestra ley fundamental se inclina más hacia la teoría
rousseauniana, que asevera que las garantías de que pueden gozar los individuos frente al poder
público son otorgadas a éstos por la propia sociedad, única titular de la soberanía.
Los Constituyentes del 17 cambian radicalmente no sólo de texto, sino el espíritu
mismo de la Constitución del 57 en lo tocante a las garantías individuales. Al introducirse garantías
de carácter social, la declaración individualista resultaba incongruente.
Esta Constitución, reconoce a las garantías sociales, las cuales son un conjunto de
derechos otorgados a determinadas clases sociales, que tienden a mejorar y consolidar su situación
económica, contenidos principalmente en los artículos 123 y 27 constitucionales.
En síntesis, mientras que la Constitución de 1857 reputa a los derechos del hombre
como elementos súper estatales, la Constitución vigente los considera como fruto de una concesión
por parte del orden jurídico del Estado. En ambos ordenamientos constitucionales el Estado adopta
distinta postura frente a los gobernados, ya que en la Constitución de 57 son los principios liberales
los que regulan las relaciones respectivas, y en la vigente los postulados pertenecientes a diversas
tendencias político-jurídicas y sociales.
Rejón también reputaba como órganos de control a los jueces de primera instancia.
Aportación de Rejón a la estructura jurídica del amparo: a) procedencia ante la
Corte Suprema (local) para preservar la Constitución contra cualquier acto que se tradujese en un
agravio individual imputable a los poderes ejecutivo o legislativo ( locales ), b) procedencia del
amparo ante los jueces de primera instancia contra autos de autoridades distintas del gobernador o
de la legislatura, que afectaran garantías individuales; c) consignación constitucional del principio
de la instancia de parte en la procedencia del amparo y del de la relatividad de las sentencias
respectivas.
Se atribuyó como redactor del Plan a Manuel Verástegui, quien era vecino
de Río Verde, de aquella entidad federativa.