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q Frangoise Dolto a ges - a | éNinos agresivos 0 nifios agredidos? ___ Una Calida respuesta a las angustias soe Ra tiirines des cieek Gufas para padres 1. D. Hickman y V. Teurlay - 101 magnificas ideas para eniretener a tu hijo mientras haces otra cosa 2. E, Weinhaus y K. Friedman - Una relacién mas duice 3. F. Dolto - gNiflos agresivos 0 nifios agredidas? 4. F. Dolto - gTiene ef nifio derecho a saberlo todo? 5. F. Dolto - Nifo deseado, nino feliz 6. D.W. Winnicott - Conozca a su nifio 7. P. Fluchaire - Ef sue/io de tut hijo 8, M., Herbert - Entre fa tolerancia y la disciplina 9. £. De Bono - Cémo ensefiar a pensar a tu hijo 10. E, Giberti y otros - Adoptar hoy 12. C, Muller~ La infancia entre perros y gatos 14. L. Kumin - Como favorecer las habilidades comunicativas de tos nifios con sindrome de Down 17. M. Viel Temperley - En ef nombre del hijo 1B. R.A. Devoniery A. P. Devonier - Adolescencia. Desaffo para padres 19. C. Cunningham - El sindrome de Down 22. B. M. Spock - Un mundo mejor para nuestros hijos 23. J. Potter - La naturaleza explicace a fos nifios en pocas palabras 25. F. Dolto - La causa de los ninos 26. D. Fleming - Como dejar de pelearse con su hijo adolescente 28. 8. Greenspan y N. T. Greenspan - Las primeras emoctones 29. F. Dolto ~ Cuando los padres se separan 30. F. Dolto - Transtornos en fa infancia 31. R. Woolfson - Ff lenguaje corporal de tu hijo 32. T.B. Brazelton - Ef saber del bebe 33. B, Zukunft-Huber - Ef desarroffo sano durante el primer ati de vida 34. F. Dolto - El nifio y la familia 35, S. Siegel - Su hifo adoptado 36, T. Grandin - Etiquetada como autista 37. €. 8. Kranowitz - 107 actividades para entretener a tu hijo en lugares cerrados SERIE Dr. John Pearce 7. Comer: manias y caprichos 2. Ansiedades y miedos 3. Berrinches, enfados y pataletas 4, Parientes y amigos 5. Peleas y provocaciones 6. Buenos hibitos y malos habitos Francoise Dolto 3Nifios agresivos O nifios agredidos? Una calida respuesta a las angustias mas comunes de los nifios ® PAIDOS Borcelons Buona Aron Moakoo Titulo original: Lorsque enfant parait, tome. Publicado en francés por Editions du Seuil, Paris Traduccién de Alfredo Baez Supervision de Nelba Martinez de Nasio 12 edicion, 1981 62 reimpresion, 1998 Quetlan rigurosamente orehibida «Copyrights, bajo las canciones eta 0 pot custguier metado atariento iviermétic, ye pablices, foro préstame © 1977 by Editions du Seuil, Paris © de todas las ediciones en castellano, Ediciones Paidds tbérica, S.A., hare Cubi, 92 - 08021 Barcelona y Editorial Paidés, SAICF, Defensa, 599 - Buenos Aires ISBN: 84-7509-549-6 Deposito legal: B-48.906/1998 Impreso en Novagratik, $.L. Puigeerda, 127 - 08019 Barcelona Impreso en Espana = Printed in Spain Indice Prefacio . E 1. Siempre hay una razén Wonca 2. El hombte lo sabe todo desde pequeiiito 3. Ya ves, te esperébamos ..... 4. Cuando el padre se ausenta .. 5. {Qué es lo justo? . 6. 7. 8. 2 . Reiener y hacer... : 4Quién abandona a quién? ... . Cada nifio es diferente para dormir . . Querer “bien” y amar ‘‘con deseo” . 10. Gritar para hacerse oir 11. Separacién, angustias 12. Preguntas indirectas .. 13. gHay madres fatigadas? 14. El mayor es un poquito la c: menor, las piernas . 15, ,Qué es una cosa verdadera? 16, Morimos porque vivimos . J] bebé hace ala mama « 18, Un poco mas de tiempo en la casa . 19, Algo sob: debe hablar a esta edad” . 20, Seré artista 21, Pregunias mudas 22, Alo hecho pecho . eee 24, Comprender otra lengua, Adoptar nuevos padres eee 106 109 14S 119 123 128 134 139 143 8 oe 25. 26. 27. 28. 29. 30. aL 32. 33. 34. Los nifios tienen necesidad de vida Cuando se toca el cuerpo del nino ... Un bebé debe ser alzado de su cuna .....- Bebés pegados, mellizos celosos ... Decir “no” para hacer “si” Desnudos ante quién? ... “Uno diria que est4 muerta’ {Quién es "uno"? Jugar al Edipo.. Cuestiones que yuelyen a aparecer . iNifios agresivos 0 agredidos? . Indice analfticd ws... eves reer eee r 149 155 160 166 170 179 186 191 198 205 211 215 Prefacio En el mes de agosto de 1976, encontrandome de vacacio- nes, recibi una Iamada telefénica. El director de France-Inter, Pierre Wiehn, a quien no conocia, me proponia que a mi re- greso participara en una transmisién que trataria de los pro- blemas que tienen los padtes frente a sus hijos. jEn vacaciones y pensar en volver! jNo! Un no categérico pensando en las di- ficultades de semejante transmisién cuando entran en juego tantos factores inconscientes en los problemas de educacién. Unos pocos dias después, el adjunto del director de France- Inter, Jean Chouquet, procuraba por teléfono ser mds conyin- cente. Hay una gran demanda, me decia; desde que la radio se convirtié en la compafiera sonora del hogat, muchos padres buscan en ella respuesta a sus problemas psicolégicos. Se impone crear un programa sobre las dificultades que se refie- ren a la educacién de los nifios, Tal vez. Pero, gpor qué diri- girse a mi, que estoy ya demasiado ocupada en mi profesion de psicoanalista? Ese es un papel que corresponde a los edu- cadores de profesién, a los psic6logos, a las madres y padres de familias jévenes. Muchas son las personas que se ocupan de estas cuestiones. No, no intervendré... y ya no pensé mds en aquel asunto, 10 Pero al terminar mis vacaciones, Pierre Wiehn tornaba a telefonearme. Venga sdlo para que convetsemos: estamos estudiando el asunto y nos gustaria que usted reflexionara con nosotros. Quisiéramos discutir con usted nuestras ideas. Es un proyecto que nos interesa mucho. Yo acababa de terminar mis vacaciones y estaba bien descansada, no urgida todavia por la presién de los horarios de consulta. Acepté. Y una tarde de principios de septiembre, me IMegué al gran edificio de Radio-France pata ver a esos sefiores, para reflexio- nat con ellos y para dejarme ganar a su causa poco a poco. Si, era cierto, se imponia hacer algo por la infancia. El publico hacia muchas preguntas. ,Cémo podria responderse de manera eficaz sin dafiar, sin adoctrinar y utilizar esa trans- misién pata hacer algo por quienes son el futuro de una socie- dad que nunca'les presta oidos? Todos los responsables de las consultas medicopsicolégicas comprueban que los trastornos de adaptacién, por los cuales les llevan los nifios, se remonta2 a menudo a la primera infancia. Junto a las recientes pertur- baciones de reaccién debidas a incidentes escolares o familia- res se registran verdaderas neurosis infantiles y psicosis que comenzaton con trastornos que habrian podido ser reversi- bles si padres e hijos hubieran sido ayudados a comprenderse sin experimentar angustias ni sentimientos de culpabilidad. Semejantes trastornos determinaron un estado patoldgico cré- nico, hecho a la vez de dependencia, rechazo y desarrollo disar- ménico del nifio. Los nifios muy pequefios expresan su sufri- miento moral con disfuncionamientos yiscerales, digestivos, pér- dida del apetito y del suefio, agitaciones 0 apatias, si no es me- diante una indiferencia general a todo y la pérdida del gusto por jugar y alborotar; el retraso en el desarrollo del lenguaje, los trastornos de Ja motricidad, las perturbaciones de cardcter son signos mas tardios de la pérdida de comunicacién lin- gilistica con el ambiente. Esos fendmenos precoces forman legién en la primera infancia y son completamente ignorados por la mayor parte de los padres, que se contentan con es- perar a que llegue la edad escolar aplicando castigos 0 dando i calmantes a los nifios molestos porque un dia un médico les indicé ese medicamento del que se yalen desde entonces coti- dianamente. Puede afirmarse que, hasta la edad de la esco- laridad obligatoria, las dificultades de relacién de la nifiez escapan a la conciencia de los adultos. Ahora bien, son esas dificultades las que preparan un futuro psicosocial pertur- bado. Y esto no se debe a que los padres no amen a sus hijos; lo que ocurre es que no los comprenden, que no saben o no quieren, en medio de las dificultades de su propia vida, pensar en [as dificultades psiquicas de los primeros afios de la vida de sus hijos e hijas quienes, desde las primeras horas de vida, son seres de comunicacién y de descos, seres que tienen necesidad de seguridad, de amor, de alegria y de pala- bras antes que de cuidados materiales o de higiene alimen- taria y fisica, Hoy se da una nueva situacién: la medicina y la cirugia hicieron progresos tales que ahora se salyan mu- chos nifios que antes, a causa de enfermedades infecciosas o de trastornos funcionales y de desarreglos fisiol6gicos, mo- tian en tierna edad; otros son salvados después de una vida fetal dificil y un nacimiento prematuro seguido de largas per- manencias en la incubadora; pero es cierto que esos nifios tan bien atendidos desde el punto de vista médico y fisica- mente restablecidos presentan con frecuencia sintomas de regresién y dificultades en el desarrollo del lenguaje, en el sentido amplio del término, perturbaciones en la salud psico- social, tanto en su medio familiar como en la sociedad y con los nifios de su edad. Sélo demasiado tardiamente se hacen sentir a la edad de frecuentar la escuela los efectos de una in- fancia perturbada en su desarrollo antes de los 3 6 5 afios, pues esos niiios se encuentran en la imposibilidad de tomar parte con seguridad y alegria en las actividades de los chicos de su edad, Y sélo bastante después, cuando se presentan perCurbaciones de caracter, descompensaciones psicosomati- cas en cadena, sintomas diversos de angustia o cuando el grupo de su edad los rechaza o los rechazan los adultos de su medio, son Ievados a los consultorios de especialistas. Y fe- 12 lices son atin éstos comparados con los que quedan segrega- dos, separados de sus padres para ser objeto de curas sani- iarias 0 para pasar largas temporadas en instituciones que, en definitiva, casi siempre los convierten en ciudadanos aparte. Lo cierto es que habria que hacer algo mucho antes, desde el momento en que el nifio plantea problemas a Ja madre en la vida de telacién o durante su crianza. Pero, gqué hacer? En numerosos casos, los padres son licidos y quisieran comprender el fracaso de sus esfuerzos de crianza; pero aqui se trata de problemas de educacién general y los padres lo intentan “todo”, como dicen, y se angustian al no obtener resultados, en tanto que el nifio pierde la alegria de vivir a causa de que no logta hacerse entender, pues sus trastornos de desarrollo son Ilamadas de ayuda dirigidas a aquellos de quienes por natutaleza el hijo lo espera todo. Al provocar la angustia de los padres, el propio nifio se angustia atin mds. 4No sera posible ayudar a los padres que se encuentran en dificultades a expresatse, a reflexionar acerca del sentido de las dificultades de sus hijos? yNo ser4 posible ayudarlos a comprender a sus hijos y a socorrerlos en lugar de hacerlos callar o ignorar los signos de sufrimiento infantil? Habria que informar sobre la manera en que es posible devolver la segu- tidad a un nifio, permitirle que se desarrolle, hacer que re- cobre su confianza en si mismo, después de haber pasado pruebas 0 adversidades como, por ejemplo, una enfermedad grave, una deficiencia fisica, mental o afectiva. Para los padres no hay mayor prueba que la de comprobar su propia impotencia frente a los sufrimientos fisicos o morales de su hijo, ni hay mayor prueba para un nifio que Ja de perder el sentimiento de segutidad existencial, el sentimiento de con- fianza natural que le inspira el adulto. Se impone pues infor- mar a los padres, responder a sus demandas de ayuda. Hay que quitar el elemento dramdtico de las situaciones bloqueadas. Hay que eliminar el sentimiento de culpa de unos y otros a fin de despertar las facultades de reflexién; es preciso prestar 13 apoyo a padres y madres para que conciban de manera dife- frente sus papeles de auxiliares en el desarrollo perturbado de fu hijo; ayudatlos a veces a comprenderse ellos mismos, a tra- vés de las dificultades que exhibe ese tinico hijo perturbado, causa aparente —a veces real— del desasosiego de los padres, de dificultades que a menudo, sin ellos saberlo, son una reaccién a sus propias torpezas que traban la evolucién del hijo hacia la adquisici6n de autonomia, hijo al que dan, segin la edad y la naturaleza, demasiada libertad o no la suficiente libertad. ,Era posible hacer esto? gNo habria por lo menos que intentarlo? gNo existia aqui el peligro de que la gente creyera en la existencia de soluciones ya hechas, en formulas educativas efi- caces, siendo que a menudo se trata de problemas emocio- nales complejos que reconocen sus raices en los adultos, con- yertidos en padres, quienes repiten comportamientos de sus propios padres... 0, por el contrario, se oponen al hecho de set genitores, comprometidos demasiado jévenes con las car- gas familiates que no consiguen afrontar cuando al mismo tiempo contindan su propia adolescencia prolongada, com- prometidos demasiado pronto en una vida responsable? Desde luego, no cabia esperar gran cosa de este tipo de transmisién, pero, zera ésa una raz6n para desentenderse? Por supuesto que el programa suscitaria multitud de objeciones; pero gera ésa una raz6n pata no intentarlo? Por cierto que muchas situaciones familiares son demasiado delicadas, entran en juego demasiados procesos inconscientes en las pérdidas de comunicacién dentro de una familia, para que los padres pue- dan yolyer a encontrar la serenidad necesaria para este tipo de reflexién; tanto mas cuanto que los padres en dificultades es- peran de sus hijos y de sus éxitos el consuelo a sus propios fra- casos personales. jCudntos padres hay que, heridos en su in- fancia, decepcionados en su vida afectiva de pareja y decep- cionados de sus semejantes, desalentados profesionalmente, cifran todas sus esperanzas en sus hijos, cuyo menor fracaso los desespeta y a los que abruman con una responsabilidad 14 paralizante para los jévenes, en lugar de ayudarlos en un clima de seguridad y de tranquilidad a tener confianza en si mismos... y esperanza! éCémo habria que proceder? En primer lugar, no respon- der a toda pregunta de manera directa, ni siquiera cuando se tratara de preguntas anénimas. Era preciso alentar a los oyen- tes para que escribictan cartas detalladas asegurindoles que todas ellas serian leidas atentamente, aunque pocas podrian ser respondidas atendiendo a la breyedad del tiempo acordado a la audicién. Formular por escrito las dificultades experi- mentadas ya es un medio de ayudarse a si mismo. Esa fue mi primera idea. Después de la lectura de las cartas, seria menester elegir aquellas preguntas que, a través de un caso particular, plan- tean un problema que puede interesar a un gran németo de padres, por mds que cada niffo sea un caso diferente. El modo de vida familiar, el néimero de hijos, la edad y el sexo, el lugar del hijo en la fratria, son factores importantes que hay que conocer, pucs de ellos dependen reacciones emocionales y la visién que dia a dia se va forjando del mundo el nifio en el curso de su desarrollo, cuando busca su identidad a través de procesos de incitacién, de rivalidad, de identificaciones sucesivas. Habia que informar a los padres que nos escucha- ran sobre los periodos importantes por los que pasan todos los nifios, cada cual a su manera, durante el crecimiento, pe- riodos que les presentan problemas a resolver y en los que la incompresién y el desconcierto de los adultos frente a los fra- casos del nifio son mds dolorosos para éste que en otros pe- tiodos y constituyen fuentes de malentendidos, de descono- cimientos, de interferencias reactivas que perjudican el feliz desenlace de esas etapas evolutivas. Habria pues que hablar, a través de casos particulares, de esas dificultades mas fre- cuentes a fin de que la transmisién prestara servicios reales y contribuyera a hacer comprender [a infancia a los adultos quienes, en muchos casos, no tienen la menor idea de esas pruebas especificas de la nifiez, ni de las modalidades reac- — 1h tivas que acompafian obligatorlamente, segdn la naturalesa de cada nifio, una salida favorable, Lo que los padres, los adultos, no saben es que desde sti nacimiento un bebé humano es un ser de lenguaje y que muchas de sus dificultades, una vez explicadas, se resuelven del mejor modo en el desarrollo de ese nifio. Por pequefio que sea, un nifio al que el padre o la madre le hablan de las razones que conocen o que suponen de su sufrimiento, es capaz de superar la prueba conservando la confianza en si mismo y en sus padres. yComprende el nifio el sentido de las palabras o comprende la intenciGn carifiosa de que las pala- bras son prueba? Por mi parte, apostaria a que desde muy temprano el nifio est4 abierto al sentido del lenguaje mater- nal, asi como al sentido humanizante de la palabra que se Je dirige con compasi6n y verdad a su persona. En esa pa- Jabra el nifio encuentra una sensacién de seguridad y de paci- ficacién coherente mds que en los gritos, las reprimendas, los golpes, destinados a hacerlo callar, que a veces logran su ob- jeto. Todo esto les da mds una condicién de animal domes- ticado, sometido y atemorizado por su amo, que un estatuto de ser humano socorrido por aquellos que lo aman en su dificultad existencial, para expresar la cual no dispondria sino de gritos, de dolencias, de no mediar las palabras tranquiliza- doras, porque son explicativas, de los padres. Precisamente esta comunicaci6n humanizada me parecia lo que con mas frecuencia se olvida en nuestros dias cuando se trata de los,’ niflos, testigos constantes de la vida de la pareja parental y privados de la palabra dirigida a su persona. Esta falta de palabras ocurre especialmente en la vida de la ciudad, donde la madre suele estar ausente o donde el nifio queda al cuidado de una nodriza o en Ja guarderia, siendo asi que antes, en Ja vida tribal, habia siempre un adulto auxiliar que, en ausen- cia de los progenitores, sabia hablar, cantar, acunar, recon- ciliar al nifio consigo mismo, en la tolerancia que aquél mos- traba a sus manifestaciones de sufrimiento. Luego, en todo el proceso educativo, sabia responder con sinceridad a todas 16 las preguntas de un nifio, despertar su inteligencia a la obse- vacién, al razonamiento, al sentido critico. Precisamente ese lenguaje era lo que me parecia necesai io hacer descubrit o redescubrir a los padres. gNo son todas esas verdades de sen- tido comtin las que hay que recordar a tantos padres que: las olvidan? ; Pero, gincumbia a un psicoanalista cumplir este trabajo, este setvicio social, podria decirse? Un psicoanalista est4 for- mado en la escucha silenciosa de los que acuden a 6], hablan- dole, para recuperar su orden interior perturbado pot pruebas pasadas que los pacientes, al evocarlas, procuran descifrar y descubrirles su sentido petturbador, aprisionados como est4n en procesos de repeticién que traban su evolucién hu- mana. ,Correspondia a uno de esos psicoanalistas, que es lo que yo soy, hablar por radio y responder a cuestiones de edu- cacién? En aquella oportunidad me hice esta pregunta y adn contintio haciéndomela. Desde luego que hablo como persona bien informada en cuanto al psicoandlisis e informada tam- bién de muchisimas crisis, no resueltas durante la educacion, de personas que conoci en el ejercicio de mi profesién, jévenes y también menos jévenes y no podria hablar de otra manera. Sin embargo, si la evolucién de cada ser humano pasa por Jas mismas etapas de desarrollo, cada cual experimenta de manera diferente las dificultades, siempre relacionadas con Jas de los padres, con frecuencia de los padres mejor inten- cionados. Este conocimiento siempre particular e individual del sufrimiento humano, ,puede contribuir a ayudar a los demas? No lo sé. La experiencia lo mostraré. zNo hay sufri- mientos evitables que experimentan padres e hijos en su vida comin, metidos en la trampa, como lo estén y como lo esta- mos todos, de descos inconscientes, marcados, entre padres e hijos nacidos de ellos, por la prohibicién del incesto y por la dificil salida creadora de esos deseos bloqueados los unos por los otros en una familia? Pero, si yo soy psicoanalista, soy también mujer, esposa, madre, y también vivi los problemas de esos diferentes papeles; conozco pues los escollos con que 7 tropieza la buena yoluntad. Y ahora hablo como mujer que, aunque psicoanalista, esti en edad de ser abuela y aun algo mas que abuela, hablo como una mujer cuyas respuestas son discutibles, cuyas ideas directrices son objetables en un mundo en movimiento, en el que los nifios de hoy seran los adolescentes y los adtiltos de mafiana, en una civilizaci6n en proceso de cambio. Procuro tan sélo echar alguna luz a la pregunta que se formula. Seria necesario que los oyentes, aquellos que me escriben, aquellos que sélo me escuchdn y aquellos que van a leer aqui mis respuestas, no se imaginen que soy depositaria de un verdadero saber, un saber que no deba ponerse en tela de juicio. Aqui se trata de una indaga- cién, la mia, frente a problemas actuales relativos a los nifios de hoy, problemas que en muchos puntos estén sometidos a las experiencias y a un clima psicosocial en transformacién que determina situaciones nuevas para todos, En las respues- tas que doy, persigo la finalidad de incitar a los padres en dificultad a que consideren su problema desde un punto de vista un poco diferente del que sustentan, la finalidad de suscitar en el espiritu de los oyentes que no estan directamente afectados la reflexién sobre la condicién de la infancia que nos rodea, esa nifiez que todos nosotros, los adultos, debemos acoger y sostener para que los nifios advengan en seguridad al sentido de su responsabilidad. 4Es la nifiez de hoy una duplicacién de la nuestra? ;De- bemos repetir en nuestra conducta a quienes lograron educar a las generaciones pasadas? Ciertamente no. Las condiciones de la realidad cambiaron y cambian todos los dias; con ellas deben habérselas los nifios de hoy para desarrollarse. Lo que no cambia es la avidez de comunicacién con Ios adultos que sienten los nifios. Esa avidez de comunicacién siempre existié y contintia existiendo, porque lo propio del ser humano estriba en expresarse y en buscar, a través de las barreras de la edad y de la lengua una comunicacién con los demds, y también es propio del ser humano sufrir por su impotencia si no puede hacerlo y por la impropiedad de sus medios. 18 Quienes lean las respuestas que doy a las cartas de padres y a las mas raras de personas jévenes se sentirin impulsados, asi lo espero, a reflexionar por su cuenta en estos problemas, en su sentido, en las respuestas diferentes que habrian podido darseles. Esto supone también reflexionar en ese extraordi- nario medio de comunicacién y de ayuda reciproca que es la radiofonia, la cual permite que se comuniquen gentes que no se conocen y que traten de problemas que antes permanecian en el secreto de las familias. Algunos encontraran en las cuestiones planteadas recuer- dos de su propia educacién, de las dificultades que experi- mentaron cuando eran nifios o de las dificultades experimen- tadas por sus padres con ellos, asi como de las dificultades que experimentaron o experimentan con sus propios hijos y que saben resolver sin ayuda. Espero que todos, al considerar a familias que no son las suyas propias, miren de mancra diferente a los padres y a los hijos que se encuentran en crisis, que observen con nuevos ojos las reacciones de los pequefios que juegan en plazas y jardines, de los que sufren en clase, de Jos que los perturban en su quietud. Tal vez entonces se sentiran movidos a hablar a esos nifios de manera diferente de Jo que lo hacen ahora, a no juzgatlos con demasiada ra- pidez, a encontrar, mediante la reflexién, respuestas a las di- ficultades cotidianas que le son confiadas y de las que damos aqui tantos ejemplos. Tal vez esos oyentes sabr4n encontrar mejor que yo las palabras de auxilio para Ia dificil condicién humana parental y para la no menos dificil condicién humana infantil, con los que se relacionan y los cuestionan. En este libro se consignan las transmisiones de los prime- ros meses de France-Inter: Cuando el niflo aparece. Agtadezco a todos los miembros del pequefio equipo que formamos: A Bernard Grand, el productor con el ojo siempre puesto en el cronémetro. A Jacques Pradel, que dialoga con- migo en la audicién; a Catherine Dolto que resume todas las 19 cartas que yo elijo, lo cual nos permite optar por los temas dominantes del dia; a los sacrificados técnicos y secretarios de la cabina 5348,116, avenida Président-Kennedy, Paris XVI‘. 1. Siempre hay una razon (Cuando el nifio aparece) Frangoise Dolto, usted es psicoanalista; sin embargo no se trata aqui de ofrecer una consulta personal. ¢Estd de acuerdo? Completamente de acuerdo. Si bien soy psicoanalista, como usted dice, espero poscer también sentido comin y poder ayudar alos padres en sus dificultades, esas dificultades que preceden a anomalias mas graves en sus hijos y por las cuales después se los lleva a los médicos, a los psicos. Hay muchas cosas, asi, que los padres al principio no toman en serio y los médicos tampoco, Los padres slo saben que tienen una preocupacién: su hijo ha cambiado. Quisieran saber c6mo proceder, y muy a menudo podrian ellos mismos encontrar el medio apropiado si reflexio- naran un poco. Lo que yo quisiera es ayudarlos a reflexionar. En efecto, vale mds prevenir que curar. Por otro lado, no hay dramas solamente, y el nacimiento de un hijo es también una fuente de alegria y de felicidad. Pero, claro esté thay que comprender a esos nifios! Y no siempre ocurre eso. Los padres generalmente los reciben con alegtia. Pero ocurre 20 2 que esperan a un bebé y luego es un var6n o una nifia. Habrian preferido a una nifia y es un var6n; o habrian preferido a un varon y es una nifia... Agregue a esto que los padres no son los dnicos de la familia. Est4n también los abuelos y sobre todo los hijos mayores. Semejante acontecimiento —el naci- miento de un nueyo hijo— es un pequefio drama para muchos de los chicos mayores. Diré que si un hijo mayor, digamos entre los dieciocho meses y los cuatro afios, no siente celos, ésa es una sefial muy mala: el hijo anterior debe manifestar celos porque para él es un problema ver por primera yez que todo el mundo admira a alguien menor que él:'‘;De manera que hay que ‘hacerse el bebé’ para ser admirado?’’. Hasta en- tonces, él creia que seria bien mirado haciéndose grande, Ile- gando a set un muchacho 0 una sefiorita. Creo que debe ayudarse a los padres en el momento mismo en que llega su bebé, pues en los meses siguientes todo se hace més complicado. Hablaba usted de sensatez. Y es cierto que a veces un poco de sentido comin permite desembrollar una situacién que al principio parecia extremadamente confusa y dramética. Tal vez podriamos aclarar esto con un ejemplo concreto. Hay que tener en cuenta que el nifio que reacciona de manera ins6lita siempre tiene una tazén pata hacerlo. Se habla mucho de los caprichos de los nifios: ésos son caprichos porque se los {fama caprichos. En realidad, cuando un nifio muestra de pronto una reaccién insdélita que molesta a todo el mundo, nuestra obligacién es tratar de comprender lo que le ocurre. Un nifio no quiere continuar avanzando por [a calle: tal yez no quiere los zapatos que Ileva; tal yez no le guste ir por ese lugar; tal vez se lo hace caminar con demasiada rapidez y tal vez seria nece- sario Ilevarlo todavia en el cochecito, cuando se lo creia ya bastante grande para poder prescindir de él. ‘‘Tuyo buenas vacaciones y se ye que sus piernas son fuertes...”” [Pero no! Lo que cure es que, después de las vacaciones, al volver a 22 a encontrarse en el mismo lugar de antes, el niflo quiere que lo yuelyan a llevar en cochecito, como solian hacerlo. De todas maneras eso no duraré mucho, Para mi, los caprichos proceden de una incomprensién del nifio: é] ya no se comprende porque el adulto no lo comprende. ;Ahi tiene usted una cuesti6n de sentido comfin! He tenido oportunidad de ver a muchos de esos nifios que comenzaban a tener caprichos. Eso le ocurre a todo nifio vivaze inteligente que quicre explicar lo queexperimenta y desea y que no sabe cémo hacerlo; entonces protesta, asume una actitud negativa, chilla y... los mayores se ponen a gritarle, No hay que proceder de esa manera. Lo que cortesponde es tratar de comprenderlo y decirse: “Tiene que haber una tazén. No lo comprendo, jpero reflexionemos!” Y, sobre todo, nada de hacer dramas desde el primer momento. Otro acontecimiento que interesa a todas las familias que tienen hijos en edad de ir a la escuela: la iniciactén de las clases. A menudo para un nifio pequefo, salir del seno de la Familia e ir a un lugar desconocido, tratar a gente nueva es todo un acontecimiento. éSe refiere usted al nifio que va por primera vez a la escuela o al nifio que reinicia las clases después de las vacaciones? A los dos casos. Consideremos primero al pequefto que va por primera vez a la escuela, El yerano pasado, me encontraba trabajando tranquila- mente en el jardin cuando oj a una nifita que recibia a su padrino en medio de aplausos; la Ilegada del padrino era para ella una fiesta. jMuy bien! Aquel sefior sale de su automdvil, ve a la pequefia y exclama: “jOh, como has crecido! jPronto tendrés que it a la escuelal”. Entonces Ia nifia, encantada e imbuida de su importancia, dice: “Si, si, iré a la escuela. Comienzo las clases al terminar las vacaciones”. Es decir, dos meses después. “jAh! ya verds, ya ver4s que no es divertido. 23 Tendrds que estarte quieta, no podrdés correr. Mira, ahora te estds metiendo un dedo en la nariz; no podras hacer eso. Y ademnds estarén tus compafieritos, gsabes?, tendrds que de- fenderte de ellos. Te tiraran de las trenzas. gC6mo? {Quieres conseryar las trenzas? Pero no; tendrds que cortarte ese pelo”. Verdaderamente le estaba pintando un cuadro horroroso. La pequefia estaba en 4nimo festivo antes de la Ilegada del padtino y lo habia recibido con fiestas... Después, ya no le of decir nada. Aquella nifla habia quedado completamente desmoronada por las palabras de un adulto, que probablemente sélo queria hacer- la rabiar por broma. No es mas que un ejemplo, pero jcudntas veces los adultos anuncian al hijo su ingteso en la escuela como si se tratara del fin de Ia buena vida! No hay que asombrarse entonces de ver a nifios que Iloran y a los que hay que arrastrar practicamente por la calle porque no quieren entrar en la escuela. También hay nifios que esperan ese acontecimiento con impaciencia, porque tendrdn una cartera, etc. Llegan a la escue- la: alli se los trata como un rebafio; no era eso lo que ellos esperaban. Cuando esos nifios vuelven a la casa o cuando la mamé va a buscarlos a la escuela estén muy ansiosos, sobre todo el segundo dia. Y al tercer dia ya no quieren acudir a clase. Creo que, felizmente, hay escuelas que reciben a los nifios de otra manera... Hay que seguir cierta progresién: no es posible atacar de frente a un nifio que manifiesta cierta fobia de it ala escuela. El padre podria tal vez distraer alguna hora de su trabajo para ir a buscarlo o para conducirlo a la escuela, por la mafiana. Muchos nifios, para ir a la escuela, tienen que pasar antes por la casa de una cuidadora que Ios lleva al estable- cimiento; y esta circunstancia es una noyedad para ellos; tam- bién tienen que leyantarse muy temprano, cuando antes, para ellos, la escuela significaba ir con otros nifios y jugar: las cosas no ocurren en modo alguno como lo esperaban. La mama no les habia avisado que itian a casa de Ja cuidadora y de av alli a la escuela, ni que Ia cuidadora los iria a recoger y que la mamé s6lo volveria a verlos al anochecer. Creo que lo mejor es decir a los nifios lo que va a ocurrir, sin asustatlos pero haciéndoles sentir que uno esté con ellos: “Pensaré en ti”. Los nifios tienen necesidad de eso 0 bien puede uno decirles: ‘“Toma, te he traido una figurita, 0 un boleto de metro. Cuando te aburras en Ja escuela, la tendrds en el bolsillo. Pap4 te lo ha traido. Asi tendr4s mds confianza”. Cosas como éstas son im- portantes, pues los nifios tienen necesidad de la presencia de los padres. La escuela es un medio insdlito. Es menester que los padres se hagan representar pot algo que hayan dado al nifio para que éste se sienta seguro. Y aqui debo decir algo mds: el nifio no puede hablar de lo que ocurtié en Ja escuela. Cuando unchico est4 en su medio familiar, s6lo puede hablar de lo que pasa en ese medio, de lo que él piensa en ese momento. El nifio estd presente en el presente. Sin embargo se le pregunta: ‘‘;Que ocurrié hoy en la escuela?” y se lo regafia porque no puede contestat nada. Consideremos ahora el caso de un nifto que reinicia las clases después de haber ido a la escuela dos 0 tres aitos. Ahora ya no se trata de miedo, pero en cambio ese nino puede sentirse turbado por un nuevo maestro o por nuevos camaradas 0 por el cambio de ambiente, de clase, etc. Aquies importante establecer si el chico fue feliz en Ja escue- la el afio anterior. Si Se mostré algtn tanto indiferente o si tuvo disgustos con la maestra, el aiio que inicia sera, en cambio,’ feliz, porque no queria encontrarse con la misma maestra. Muchos nifios eran Meyados al hospital por sus padres que decian: “Esta enfermo todos los dias cuando tiene que it a la escuela y el domingo esta sano”. Entonces yo me ponia a hablar con el nifio y lo que ocurria era que no queria a esa maestra, queria tener a la otra maestra, la del afio anterior, Desgraciada- mente la nueva maestta les habia dicho: ‘Los que no sigan mis lecciones volyeran con los pequefios” y en realidad eso 25 era lo que él queria, Yo les explicaba entonces que tenia mucht- sima suerte: “Tienes mucha suerte de no querer a tu maestra, pues cuando uno la quiere no trata de aprenderlo todo bien para pasar al grado siguiente’’. Si los nifios no quieren a su maestra, la pregunta que hay que hacerles es ésta: ““,Y explica bien tu maestra?”” Muy fre- cuentemente los nifios responden: ‘No me gusta mi maestra, pero, si, explica muy bien’. “Y bueno eso es lo principal, una maestra est4 para explicar, para todo lo demas esta tu mama.” 2. El hombre lo sabe todo desde ‘pequefiito (Cuando aparece un hermanito) Volvamos a Ia llegada de un bebé en una familia en la que ya hay varoncitos 0 niftitas de tres o cuatro anos. ¢Hay que avisar a esos nifios con anticipacion, explicarles el embarazo de la madre? Hay que explicar, a los mayorcitos, que va a llegar un bebé y que no se sabe si serd un varén o una nifia; asi los chicos comprenden por qué la madre prepara wna cuna. Y las madres no deben sorprenderse de que todo lo que ellas hagan en ese momento encuentre la oposicién de los chicos; por ejemplo, sila mamé est4 trabajando en Ia cuna, el niflo da un puntapié por casualidad a Ia cuna... La madre no ha de decirle nunca que es malo. Su hijo se encuentra ante una situacién insélita. Se esté preparando la Iegada de un bebé, y, para él, ser un bebé es ser algo menos importante que ser un chico ya crecido. Las mamas dicen a veces: “Vamos a comprar un bebé”’, Eso significa burlarse de un ser humano que sabe muy bien que él mismo fue bebé antes. En el inconsciente, cl set humano lo sabe todo desde pequefio, La “inteligencia” del inconsciente es la misma que la de nosottos, los adultos. De manera que 26 27 cada vez que tenemos ocasién de hablar a los nifios de las cosas de la vida, hay que decitselas sencillamente tales como son. En lo que se refiere al bebé que habra de nacer, el chico mayor podrd decir: ““;Por qué?, yo no lo quiero”, “jPero si ese bebé noes para ti!” Sin embargo, en muchas familias los padres anuncian: “Tendrds una hermanita o un hermanito para ti’. Y entonces, el nifio se imagina que inmediatamente tendrd un camarada de su edad, porque conoce a nifios que tienen her- manos y hermanas y se dice: ‘‘Bueno, que venga en seguida’’. “Pero tu sabes muy bien que cuando naciste eras un bebé muy pequefio.”’ Se le muestran fotografias y se le dice: “Mira como eras cuando chiquito. Y, bueno, el bebé sera asi’. Y si el chico decide de antemano: ‘Oh, si es un varén no lo quiero! 0 “Si es una nifia no la quiero”, se le puede responder: “Pues el bebé no tiene ninguna necesidad de que tu lo quieras; tendrd padres asi como tt tienes padres”. Y ocurre que el nifio a quien se le dice que no necesita querer a su hermanito o a su hermanita sera el que mds los quiera, sencillamente porque esa es la cosa mas natural del mundo. Cuando un nifio afitma que no quiere a su hermanito 0a su hermanita, lo hace sélo para decir una tonteria a su madre y pata tratar de pincharla, como suele decirse. Hace un rato, hablaba usted de los puntapiés dados a la cuna. Eso no es muy grave. Pero creo que a veces esa actitud tiene consecuenctas peores. He ofdo hablar del caso de un chico de cuatro 0 cinco aflos que habia mordido bastante violenta- mente aun bebé. gEs eso corriente? Relativamente corriente, y en esos casos la madre debe tener enorme presencia de espiritu; sobre todo no hay que regafiar brutalmente al mayor que ya est4 bastante avergonzado de lo que hizo. Habria que tomarlo aparte y decirle: “Bien ves que eres muy fuerte. Pero tu hermanito es en cambio muy débil y chiquito como t4 lo eras antes. Ahora él sabe que tiene un hermano mayor y tendr4 confianza en ti. Pero, ya ves, no es 28 a éla quien hay que morder, No sirve para nada. No lo puedes comer’’. Porque, figtirese usted, que los nifios pequefios cada yez que encuentran algo que les parece bueno se Jo Ilevan a la boca y se lo comen: Para ellos el canibalismo no esta tan lejos. Ademas, ven con frecuencia cémo el bebé mama de la madre y, desde su punto de vista, un bebé que mama de su madre es un canibal. No comprenden nada de este extrafio mundo. Pero esa actitud, pasa muy pronto, cuando la madre se da cuenta de que Ia reaccién del nifio no obedece sélo a maldad, sino que se trata sobre todo de una reaccién de angustia. Pero cuando las reacciones de celos —o hasta de rechazo (un puntapié en la cuna, una mordedura, etc.)— continiian, no asume esta actitud cierto cardcter de gravedad? {Qué hay que hacer en esos casos? La cuestién se hace grave sélo si los padres son ansiosos. En segundo lugar, el nifio sufre mucho al sentirse abando- nado, descuidado. Puede que, en efecto, no lo sea, pero ocurre que tal yez no se lo ayude como seria menester. 4Y cémo puede ayudatse a un nifio celoso que sufre? El padre es quien puede remediar mejor esa situacién. El padre o una hermana de la madre, una tia, una abuela... Si se trata de un varén, tiene que ayudatlo un hombre. Por ejemplo, el domingo el padre le dice: “Vamos, nosotros los hombres daremos un paseo...”. Y dejan a la mamé con su bebé. “Ella piensa sélo en su bebé.’’ Es preciso queel padre diga cositas como éstas: “Td ya eres grande y puedes venir conmigo”. De esta manera promociona, si puedo decirlo asi, al mayor y contrarresta sus teacciones de celos, que se manifiestan en hechos como el de volver a mojar Ja cama por la noche, no querer alimentarse sino de productos lacteos, gimotear por cualquier cosa o no querer caminar. {Qué signi- fica todo eso? Aqui hay un problema de identidad: un nifo procura imitar a los que admira y admira lo que admiran papa y mama. Entonces si parece que admiran al bebé, la situacién no tiene salida: hay que sostener al mayor en su desarrollo, hay wv que invitarlo a salir, a allternar con nifios de su edad y no mantenerlo continuamente alrededor de la cuna con Ja madre y el bebé. Consideremos ahora el caso de una familia en la que ya hay nifios un poco mayores que los que consideramos antes, es decir nifios de seis o siete afios. Estos ya no tienen reacciones de re- chazo cuando llega un bebé, pero de todas maneras tienen a veces reacciones también sorprendentes, A partir de los cinco o seis afios, un nifio quiere apropiarse del bebé. Desea ocuparse de él mejor de lo que puedan hacerlo el padre y la madre. Y aqui, hay que poner mucha atencién, porque el nifio puede desviarse asi de su propio destino, de yaron o de nifia, que debe crecer en medio de sus camaradas, para convertirse en una verdadera madrecita o en un verdadero padrecito. Esto es muy malo para él y muy malo también para el pequefio, quien sentird que la mamé tiene ahora dos cabezas y dos voces. En la medida de lo posible, conviene que la madre y e] padre se comporten con cada hijo que nace como padres de un hijo finico. Y, en efecto, el recién nacido es znico en cuanto asu edad y en cuanto a sus necesidades. Desde luego, est4 bien que los otros presten su ayuda, que contribuyan a los cuidados, que cooperen, Pero no hay que cargarlos con esa obligacién. 4 Qué, quieren ocuparse del bebé? La mejor manera de encarar la cuestién es decirles: “Muy bien, te doy permiso por hoy para que lo hagas’. Pero tampoco es cosa de que esto se con- vierta en una excusa para la madre: “Puesto que él lo hace, yo ya no me ocupo mé4s”’. Esto seria muy perjudicial para el pequefio. Le diré ademds que, a mi juicio, hay un peligro en designar como padrino 0 como madrina a un hermano mayor. Los nifios no pueden comprender lo que es un yinculo espiritual. Para ellos, es una relacién de autoridad. Es malo por dos razones: primero, porque claramente es mejor elegir padrinos 0 madtinas adultos, que puedan ayudar verdadera- mente al nifio en el caso de que la madre o el padre, por una 30 raz6n u otra, sc vean impedidos de ocuparse de él; y en segundo lugar, creo que es mucho més interesante designar padrinos y madrinas que no pertenezcan a la familia..., y que no sean tampoco abuelos y abuelas. Bien sé que, en este sentido, hay tradiciones...; y bien, tanto peor. 3. Ya ves, te esperdbamos (La llegada del hijo) Por fin ha llegado el hijo. Los padres se hacen multitud de preguntas: ¢Habré que hablarle al nifo en un lenguaje de bebé? o ¢habré que considerarlo como un adulto pequefio? ¢Habra que aislar al nific? ¢Deberé guarddrselo en una especie de ca- pullo, sin ruido ni miisica, etc.? ¢Habrd que retirar al nino cuando llegan amigos? Usted dice “retirar al nifio’’. ;Como si se tratara de un objeto! Y no debo estar muy lejos de la verdad, cuando digo que algunos padres consideran a su bebé como una especie de pe- quero objeto. Como usted sabe, antes todo el mundo vivia en la sala comin, la tinica que estaba bien caldeada, y alli se ponia la cuna. Aquellos nifios se hacian mucho mas sociables que los de hoy, demasiado protegidos del ruido de Ia vida familiar. No hay que olvidar que in utero esta mezclado con la vida de la madre y que también oye la yoz del padre. I” utero el nifio oye, y su audici6n es perfecta; especialmente en las filtimas fases, lo oye a a2 todo, Y al nacer, de pronto, lo rodean ruidos violentos, El tiene necesidad de oir en seguida la yoz modulada de su madre, que reconoce, asi como la voz del padre. Creo que el primer co- loquio del bebé en los brazos de la madre es muy importante: “Ya ves, te esperabamos. Eres un nifio. Tal vez nos hayas oido decir que esperabamos a una nifia. Pero estamos muy contentos de que seas un varoncito”’. éQué efecto pueden tener esas palabras en un bebé de sélo algunas horas o dias? ¢Es realmente tan importante? Si, es muy importante. Puedo asegutarle que hay nifios que recuerdan las primeras cosas que se dijeron alrededor de ellos. Le sorprende, jno es asi? Un nifio es como una cinta magneto- fonica registrada. Lo digo, no sélo para que se le hagan largos discursos, sino para que se sepa que uno puede dirigirse a un nifio desde el momento de su nacimiento y que él lo necesita. Es asi como lo introducimos en nuestro mundo, en su condici6n de futuro hombre o futura mujer, y no como una cosita, un bebé, un osito. Se trata de un ser humano; y si bien es menester también mimarlo, hay que respetar, ante todo, al futuro hombre oa la futura mujer. De manera que desde los primeros meses hay que hacer partictpar un poco al nino en la vida de ta familia, en los hechos del dia... Sobre todo aquellos que Je conciernen. Cuando hay mucho ruido, por ejemplo: ‘‘Ves, ése es tu hermano que est4 empujando una silla’’, O, si el nifio Ilora, no siempre es cuesti6n de tomarlo en brazos, sino hablarle: '‘,No estas contento? jQué lastima que te sientas desgraciado!” Hay que disponer de frases y de tonos de yoz que acompaiien los sufrimientos del bebé; el sufrimiento se hace asi humano (también para él), porque es hablado. Todo lo hablado se hace humano, Todo lo que no es hablado, es para 33 el nifo un estado insdlito y no se integra en la relacién que é] {lene con su madre. Y creo que los que tienen un primer hijo se plantean siempre la cuestion de saber si habrd que dejarlo lorar o tomarlo en brazos. A menudo se teme que el nifto tome malas costumbres. Pero ante todo, ghay que dar “‘costumbres”’ al nifio? {Qué llama usted costumbres? Si, por el lado de los padres, eso significa cambiar por completo su manera de vivir porque ha nacido un hijo, ello no es posible. Desde luego que el bebé debe mamar regularmente y tiene necesidad de que se ocupen de él, que se locambie, etc. Y, por supuesto, la mamé ya no tiene la misma libertad de antes y el padre ya no tiene a su mujercita (inicamente para él. Es verdad, hay un cambio en el sentimiento que los padres tienen de su propia libertad; jpero es tan agra- dable también inclinarse sobre una cuna y hablarle al nifio! Creo que el hijo debe permanecer mezclado en la vida familiar como lo estaba en el vientre de la madre. ;Hay que dejarlo Horar? No demasiado tiempo. Se lo puede acunar, devolverle el ritmo. ,Por qué se calma si lo mecen? Porque ese es el ritmo del cuerpo de la madre cuando ésta deambula por todas partes llevandolo en el vientre. Pero mientras se le acuna, es impor- tante que se le hable: “, Ves? Aqui esta mama, y papa también esté aqui. Pero si, aqui estamos los dos”. Cosas como ésas. Entonces cuando el nifio sienta deseos de Morar, las modu- laciones de las voces de los padres ser4n oidas de nuevo en su memoria y se calmaré. Cuando digo costumbres, me refiero a reglas de vida; por ejemplo, por las mafianas, se leva a pasear al nifto, luego se le da de comer y después, se lo acuesta. Los padres deciden, por ejemplo, que esa siesta debe durar una hora y media, dos horas 0 dos horas y media. Si al cabo de una media hora advierten que el bebé lora en su cuarto, ghay que obligarlo a que tome ese descanso que él no desea? 34 Cada uno debe tomar su propio ritmo. Pero, gpor qué “en su cuarto”? Un nifio se duerme donde estamos todos. Cuando tiene sueiio, se duerme en cualquier parte, y eso es mucho mejor, Cuando oye hablar alrededor de él, se dormitd mds facilmente. El bebé tiene necesidad de dormir mucho, pero pataeso, noes necesario ponerlo aparte y dejarlo en un desierto. Cuando dormia en el yientre de la madre, el ruido no lo moles- taba; luego, se despertaba, pues en el vientre de su madre, el bebé ya duerme y se despierta. El bebé debe integrarse a la familia y vivir lo mds posible en la sala comin. Pero de todas maneras y por razones de descanso, ¢no tendra necesidad de estar aislado en ciertos momentos, de tener un mundo propio? He conocido familias que habian hecho construir un “‘cuarto para el nifio”, y que lo han conservado tal cual hasta que el nifio tuyo catorce afios, simplemente porque se hab{an hecho los gastos de su construccién. Creo que un bebé no tiene necesidad de otra cosa que de su cuna y de una especie de cajén para que no cunda el desorden: una vez acostado el nifio, se guardan todos los juguetes en ese cajén. Cuando comienza a andar gateando, es bueno colocar una alfombrilla junto a ese cajén para que no se lastime; en realidad, esta asi integrado a la vida de los padres, pero tiene también su propio rincén. Es deseable que el nifio duerma en un rincén separado. Hay familias que sélo disponen de una habitacién en su depar- tamento; en ese caso, se puede instalar una cortina para que los padres continden haciendo su yida mientras el nifio posee su rinconcito. Cuando la familia dispone de dos habitaciones, es mejor que el nifio duerma solo, para que los padres estén tranquilos; muebles muy sencillos.hechos por el padre son casi mejores que los muebles nuevos, bien lustrados, que el nifio no deja de arruinar hasta los cuatro o cinco afios. Pues es bueno saber que un nifio debe romper cosas, debe hacerlo. Los juegos de los nifios no entrafian respeto por las cosas. Si se le inculca 3S demasiado temprano el tespeto por lo que se compré y cost6 caro, como los muebles, el empapelado de la pared, ete., eso le impedira estar “leno de vida”: est4 sano cuando se muestra alegre y cuando los padres no estan en un estado de alerta constante preguntandose: ‘‘;,Qué se le ocurrird romper ahora?” Por las noches, si los padres quieren acostarse, esa no es una vazon para acostar también al nifio; va a su cuarto: “Ahora nos dejards solos (el padre debe decirlo); dejards a tu mamé (ranquila, tenemos necesidad de estar juntos’. El nifio se habi- tuard bien pronto a esa situacién, sobre todo si se le habla con afabilidad. También est4n los amigos de la familia y el nifio quiere conocerlos. ,Y por qué no? Se lo viste bien y se lo pre- senta a los amigos. ;Que se duerme en ese momento? Se lo lleva entonces a su cuarto. Hay que tener sentido comin y saber que respetar a un nifio es integrarlo en la vida de los padres y ensefiarle a respetarlos a su vez; por otra parte, el nifio debe sentir también que se respeta su propia tranquilidad y que nadie va contra su propio ritmo. Dro usted que una maméd no deberta alejarse nunca de su bebé. Pero, desgraciadamente, esa situacién no es mds que un ideal, pues la vida de todos los dias es muy diferente. Hay muchas madres que por su trabajo o por otras razones deben confiar los cuidados de su hijo, aun siendo pequefnito, a otras personas. ¢Hay verdaderamente que tratar de evitar lo més posible esta situacién? gCémo debe procederse? Supongamos que los padres hayan elegido la solucién de la guarderia infantil o de una persona que cuide al nifio en su propia casa o de una persona que lo cuide fuera de la casa. Lo mejor seria, ciertamente, una persona en la propia casa. La solucién de la guarderia no esté mal, siempre que el reglamento sea bastante eldstico y permita que la mamé pueda Ilevarse al nifio en cualquier momento en que dispone de tiempo. Pero siempre es menester hablar al nifio y decirle, por ejemplo: “Te Ilevo a la guarderia y luego iré a buscarte. Alli verds a todos 36. tus amipuitos y amiguitas”. Importa que la mamé hable y avise al bebé y que cuando vuelva a verlo no se lance sobre él para besarlo y abrazarlo. Si la madre se pone a mimarlo inmedia- tamente, el nifio sentira miedo. Tiene que hablarle, alzarlo, hacerle sentir su olor, porque el nifio reconoce a [a madre por la voz y el olor. Y sobre todo cuando regresa a la casa, yuelve a encontrar a su madre, no durante el camino, ni en la calle, ni en la guarderia. Esto podra parecer sorprendente a la mama, pues ella s{ reencuentra inmediatamente a su hijo. Pero éste no la reconoce verdadetamente sino en el marco de su propio espacio, con las yoces conocidas del papa y la mamé, espacio donde est4 él mismo y su cuna. Por supuesto que estoy hablando de los bebés pequefiitos, digamos de cuatro, cinco o seis meses. Al cabo de cierto tiempo, el bebé conoce sus propios ritmos y se siente feliz de volver a la casa. Sin embargo, hay que abste- netse de ponerse a besar al nifio, si éste no da el primer paso. Es mucho mejor que la mami le Ileve un caramelo y se abstenga de besarlo. Deeta usted que la presencia de la madre es sumamente importante en el desarrollo del nifio. gHabrd que considerar que eso, en el caso ideal, es vdlido durante un aflo, dos afios, o tres aftos? {Lo ideal? Bueno, como usted dice, eso seria valido hasta la edad en que el nifio anda definitivamente; segtin los nifios, la matcha confirmada, que es el comienzo de las acrobacias, se sitda alrededor de los dieciocho meses, pues un nifio comienza a andar entre los doce y los catorce meses. Lo ideal seria —a fin de que las madres tengan momentos de descanso-— que se arte- glaran entre dos o tres que tuvieran hijos de més 0 menos la misma edad para que se turnaran en el cuidado de los niffos, por las tardes... De esa manera, cada tres dias, por ejemplo, la misma sefiora cuidaria a los nifios. Al cabo de cierto tiempo éstos se acostumbrarian a ese ritmo, Como se sabe, los nifios se crian mejor con otros de su misma edad que solos. 37 Hasta ahora hemos hablado mucho de parejas que esperan la legada de un hijo. Sin embargo, deberiamos decir algunas palabras sobre las abuelas... Figtrese usted, que hay muchas abuelas que nos escriben... La abucla es un personaje muy importante. Conviene que desde muy temprano el nifio sepa su nombre, que no se llama “abuelita”’ a cualquier persona anciana, que se distinga por su nombre de familia y no se confunda a la abuela materna con la abuela paterna: “Ya sabes, la abuelita que viene hoy es la mama de tu papd o es la mamé de tu mama”. A yeces hay tensiones entre la mamdé del nifio y su madre o su suegta. El nifio se da bien pronto cuenta de esta situacién, y no hay que ocultarsela; conviene que se la tome con buen humor. Importa que la madre y Ja abuela no disputen nunca en presencia del nifio por la sencilla razén de que una quiere lo contrario de la otra. También conviene que las abuelas no hagan como que el nifio Jes pertenece y digan por ejemplo: “jAh! jEste es mi nene! jEsta es mi nena!”. Deben decirles “Eres mi nietito, eres mi nietita; tu papé es mi hijo o tu mamé es mi hija”. Cosas como esas deben decirles, El sentido genético, el sentido de Ja descendencia, de los antepasados, nace muy pronto en el nifio cuando se lo expresa con palabras. El nifio comprende r4pidamente con quién tiene que vérselas, si uno se lo dice. A veces se aprovecha, pero no importa. Por otro lado, es bueno que las abuelas no tengan miedo y digan: “;Ah, no sé si mi hija (o mi nucra) estard contenta con esto que hagol’’. Que hagan con el nifio lo que tengan ganas de hacer y que luego den sus explicaciones; el nifio comprende muy rapidamente, Ademds, una abuela puede mostrar foto- grafias, puede hablar del pasado de papa y del pasado de mamé, lo cual interesa muchisimo al nifio desde la edad de tres 0 cuatro afios. Para él, es como una revelacién enterarse de que el padre y la madre también fueron nifios. Y s6lo la abuela puede hablar de estas cosas, 3b Ya que estamos hablando de abuelas, una madre nos eseribe que su hija, de cinco afos, va este afo a la escuela por primera vez; todo anduvo bien al principio; por lo demds, la madre habia hecho un esfuerzo particular para llevarla ella misma por las maftanas y hacer que el papd fuera a buscarla al mediodia, a fin de que la nifia se sintiera realmente segura. Todo anduvo bien durante los quince primeros dias; pero de pronto, después de una visita que hizo a la suegra, la nifla se puso a llorar y se negé a acudir a la escuela. ¢Por qué? La madre trata de analizar la situaci6n y dice: ‘‘Mi suegra dijo a mi hija: ‘Trata de trabajar bien en Ia escuela porque a la abuelita no le gustan los nifios perezosos que trabajan mal’”. Si la negativa termi- nante de acudir a Ia escuela se debe a esta escena, la madre se pregunta lo que debe hacer para que la nifta recobre el gusto de casistir a las clases... Es dificil responder a esta cuestién; pero consideremos que la abuela hablé de trabajar, y aqui se trata justamente de un jardin de infantes; la nifia tiene conciencia de que alli no se trabaja, los nifios acuden al jatdin de infantes para jugar y cantar juntos. La chica debe decirse: ‘‘Pero abuelita no com- prende que es un jardin de infantes”. Tal vez haya que hablar de esto a Ia nifia y explicarle que la abuelita no lo sabia porque cuando ella misma era pequefia no habia jardines de infantes como hoy; o bien decirle que pata la abuela trabajar queria decir hacer cosas con las manos, o bailar o cantar. También habria que prometerle que mamé o papé explicardn a la abuelita lo que es un jardin de infantes... 4, Cuando el padre se ausenta Cuando nace un nino, se tiene la tendencia a considerar que se establecen primero relaciones privilegiadas con la madre y que el nifo se identifica mds con la madre que con el padre. A menudo ocurre que cuando el padre se ausenta por algunos dias o semanas, al regresar el niflo no lo acepta o le pone mala cara, Y entonces el padre se siente despechado... Si. Ante todo hay que comprender que el tiempo no es el mismo para el nifio y pata un adulto. Para un nifio dos dias, tres dias son dos se- manas, tres semanas... Dos dias es mucho tiempo para él. Cuando el padre se matcha debe avisdrselo al nifio y sobre todo decirle: “‘Pensaré en ti”. También conviene que la madre le hable del padre ausente a fin de que éste continfie exis- tiendo en la palabra de la madre. Y cuando los padres regresan no deben asombrarse de que el hijo les haga mala cara o pa- rezca indiferente. No deben manifestar su sentimiento de des- pecho, sino que han de comportatse con toda naturalidad: “Hola, como estds hija mia!” Al poco tiempo, el nifio tornar4 a reconocer al padre y dara yueltas alrededor de él. 39 40 Tampoco debe el padre que regresa precipitarse sobre su hijo para besarlo. Los padres no lo saben, pero hasta los tres afios, el nifio no siente esos abtazos y besos como algo bueno, pues no sabe adénde iran a parar. (Sobre todo porque el nifio ama mucho y para él, cuando es pequefio, amar significa Ie- varse a la boca lo que ama. Devorar, signo de amor, es algo que est4 muy cerca del canibalismo que es reemplazado por algiin tabé en el momento del destete.) Los padres creen que besando al nifio le manifiestan su amor y que el niffo al besarlos les manifiesta el suyo. Eso no es cierto, 0 mejor dicho es un ritual que se le impone al nifio, que éste soporta y que no manifiesta nada. El nifio manifiesta su amor Ilevdndole sus juguetes al padre, trepando a sus rodillas, d4ndole su mufieca. En ese momento, el padte que ha estado ausente debe decirle: “Estoy contento de volver a yerte’. Y refiriéndose al objeto que el nifio acaba de traerle: “;Ah, pero qué bonito es! Me alegra que me lo hayas traido’”’. Y asi todo se arteglar4, porque el objeto que interesa al nifio interesa también al papa. En lo que se refiere a separaciones temporales, hemos reci- bido muchas cartas de padres que deben viajar por obligacién: camioneros, representantes de firmas comerciales, periodistas de radio y de televisién; todos se preguntan si su ausencia no representa un gran drama en la vida del hijo, que se ve casi constantemente separado del padre. Algunos hasta contemplan la posibilidad de cambiar de profesién. ¢Como experimenta el nifto esa separacién? Todo depende de la manera en que se le hable. Si el padre le explica lo que hace cuando est4 ausente, si le cuenta a su hijo {aun cuando éste parezca no comprenderlo) que conduce un camién, que trabaja en la televisisn o que es representante comercial 0 cualquier otra actividad profesional, de una manera viva, con palabras sencillas, éstas permanecerfn en el oido del nifio. Y cuando el padre no est4 presente, la madre debe también recordérselo a los nifios y decirles que el padre trabaja, 41 que piensa en ellos y que pronto regresard. Si los nifios son bastante grandes, se les puede mostrar el calendario: “;Ves? Hste dia regresard tu padre. ;Qué hards para tu pap4? zUn lindo dibujo? A él le gustaz4 mucho”. La madre debe hablar del padre cuando esta ausente; después de la tercera o cuarta ausencia el nifio consciente —un nifio ¢s “‘consciente” ya a los doce, catorce o dieciocho meses— sabrA muy bien que cuando el padre se marcha regresata y que durante su ausencia, todos piensan en ¢l, puesto que hablan de él. Otta cosa importante: no hay que hacer creer al nifio, sobre todo cuando éste se hace un poco molesto, dificil, colérico, desobediente —Io que ocurre generalmente entre los dieciocho y los veintidés meses—, que el padre, al regresar, hard las veces de gendarme. Que la madre no diga: “Se lo diré a tu padre”. Eso seria muy, pero muy torpe, porque de esta manera el nifio acumularé una multitud de pequefios sentimientos de culpa- bilidad que asociaré con 1a idea del regreso del, padte. Y ese sentimiento de malestar empafiard la alegria del retorno. Tam- poco se trata de excluir al padre por estar ausente. A veces, nifios ya mayores piden a la madre que no cuente al padre algo que han hecho y de lo que estan poco orgullosos. Si se trata de tonterias de poca importancia, la madre deberd res- ponder con buen criterio: “Por supuesto que no le diré nada; td sabes que has obrado mal y no habrias hecho eso si tu padre hubiera estado aqui; no voy a molestarlo con estas cosas de nifios”, Si, en cambio, se trata de algo serio que la madre siente la necesidad de referir al padre, no debe mentirle al hijo, pero tampoco debe amenazatlo con decitselo al padre, como si se tratara de apelar a una fuerza punitiva. La madre debe acostumbrar al hijo a considerar al padre como un auxiliar inteligente que ella tiene y como el responsable, junto con ella, en cuanto a tomar medidas que ayuden al nifio a supetat sus dificultades. En suma, cuando el padre estA ausente, es impor- tante mantener en todos los nifios, cualquiera sea su edad, el pensamiento de su presencia-y de la confianza que en él tiene. 5. 4Qué es lo juste? (Nerviosismos y caprichos) Una madre nos dice que, desde el nacimiento de su primer hijo, esta persuadida de la necesidad de escuchar, de compren- der, de dialogar. Sin embargo, escribe lo siguiente: “La vida no es sencilla, Sobreviene el cansancio, el nerviosismo y a veces se dan situaciones en las que tiendo a perder el dominio de mt misma delante de mi hijo’. Y nos pregunta: “gCreen ustedes que esos momentos de falta de control, propios de toda madre, sean perjudiciales para el hijo?” Aqui se trata sobre todo del caracter de la madre, y ésta no va a cambiar su cardcter por la presencia del hijo. Si un nifio pone a yeces nerviosa a su madre, hay que decirle: ‘‘Ya ves, hoy estoy nerviosa”’. El nifio comprendera muy rapidamente; tiene la intuicién de lo que pasa. Después de un momento de célera, habria que decirle: “No es nada; estaba nerviosa’”’, Peto lo que en modo alguno hay que hacer, pasado ese momento, es ponerse a besar al nifio, tratando de borrar su mala im- presién; hay que hablarle y hacerlo con voz suave y reir con él. En todo caso, no hay que hacerlo sentir el finico responsable de una nerviosidad que procede dela madre. Abrazarlo y besarlo 42 43 no serviria de nada; el nifio no comprenderd un acto brusco seguido de besos o abrazos. Hablar es siempre preferible a un transporte, ya sea de célera, ya sea de ternura; los transportes son mds animales que humanos. La misma madre nos hace otra pregunta: “Cree usted que una madre que acaba de cometer un error y que lo reconoce ante su hijo sale enaltecida a los ojos del nifio?"’ La sertora se interroga, pues, sobre el juicio que podré hacer el nifio sobre ella, A priori, para el hijo, lo que hace la madre est4 siempre bien. Sin embargo, ésta no debe sorprenderse si, a la edad de dos o tres afios, el hijo tiene también algunos saltos de humor y pronuncia palabras desagradables. En tal caso la madre deberd reir y decirle: “jAh, tfi también te pones nervioso, de yez en cuando, lo mismo que yo!” De manera que, segtin usted, no es un error por parte del adulto reconocer su nerviosismo pasajero ante el nifto. De ninguna manera. La madre no debe decir a su hijo: “Me he equivocado”, sino que debe decirle: “estaba nerviosa’”’; Ja madre puede agregar ‘‘excisame’’, pues el nifio quiere, siempre, excusar a sus padres. Aqui traigo, también, un testimonio que es a la vez humo- ristico y profundo. Una sefora le escribe a usted: “Tengo un hijo de irece aftos; cuando tenia cinco 0 sets aflos y cuando yo lo regaitaba o lo corregia por alguna tonteria, él rompia a reir a carcajadas. En una ocasi6n, yo desde luego alcancé el paroxis- mode la célera. Le habria arrancado los pelos. Luego me calmé, pasado un rato. Nos sentamos y le pregunté por qué se habia puesto a reir a carcajadas. Entonces me dijo: ‘Mamd, si pudieras verte cuando estas encolerizada, ti misma serias la primera en reirte’. Verdaderamente creo que no debo tener un aspecto 44 muy bonito en esas exhibiciones. Y ahora que el chico tiene trece aftos, cuando quiero corregirlo le digo: ‘Ven conmigo, me parece que es hora de que vayamos ante un espejo’. Y asi Ja célera disminuye y los dos nos reimos...”. Bueno, lograron poner cierto humorismo en sus tensiones, y eso esté muy bien. En suma, aqui hay un hijo que ayudé a su madre a superar sus momentos de célera. Otra carta presenta el caso contrario del que usted nos explicé antes: ‘'¢Cémo proceder con un nifto que siente celos de un hermano mayor?.,.. Tengo tres hijos, dos ninas de doce y nueve aftos y un varon de tres. Ahora bien, la chica de nueve afios esid siempre celosa de todo cuanto hace, dice o recibe su hermana mayor. Le aseguro que hago lo imposible para ser siem- pre equitativa, Con todo, esa chica nunca estd contenta: como es hipersensible, la menor contrariedad es todo un drama, con gritos, ldgrimas, rabietas. Pretende entonces que no la quieren Jo bastante, y quiere marcharse de casa y, como es muy inde- pendiente, obedecer supone para ella una gran dificultad. ¢Cémo hacer?” Ciertamente esa pequefia se encuentra en una situacién dificil: es la hija segunda y del mismo sexo que Ia mayor. Lo que desea es, pues, igualar siempre a la mayor. Cuando nacié el hermanito, el primet varén, los padres sintieron verda- deramente, como si se tratara de un nuevo hijo, pues un se- gundo, del mismo sexo, s6lo es de alguna manera una repeticién de lo ya conocido, Creo que, sobre todo después del nacimiento del hermanito, los celos se hicieron dolorosos para esa chica. La madre se engafia cuando trata de establecer una perfecta. equidad: para el nifio, no hay ‘Justicia’. A sus ojos, todo es injusto cuando no lo tiene todo. La madre haria mucho mejor en decirle: “Es verdad, tienes raz6n, soy injusta, muy injusta. Tal vez te sientes desgraciada de pertenecer a esta familia”. 45 Ts importante que la madre le hable a solas, no en presencia de la hermana mayor o en presencia del hermanito. Tal vez podrian hacerlo el padre y la madre juntos y decirle por ejemplo: “Si realmente te sientes muy desdichada... tu padre y yo ve- tiamos si nos es posible hacer el sacrificio de colocarte en un internado. Eso supondré un gran sacrificio pecuniario para nosotros, pero realmente, si te sintieras alli mds feliz..., bueno, cortemplatiamos esa posibilidad”. Que la madre no trate de ser justa, pues el mundo mismo no es justo. También podria darse a la nifia otro ejemplo: “Como sabes, hay paises en los que siempre se ve el sol y ottos donde Ilueve continuamente. Tal vez ta quisieras estar en otro lugar, porque aqui no est4s contenta”. Y sobre todo, habria que hacerle resaltar las dife- rencias entre ella y su hermana. Sefialando bien esas diferencias entre los nifios, se les ayuda a identificarse con ellos mismos y no con otra petsona. También es preciso poner de mani- fiesto todas sus cualidades. Por ejemplo, cuando deben comprar un vestido, una cinta o cualquier otra cosa, es bueno que la madre hable en voz baja y por separado a cada una de las nifilas y que les pregunte al oido qué color prefetirian..., que aliente a cada una a reflexionar en su propio gusto y a elegir por su cuenta. Si no se procede ast, la nifia (la segunda) cree que lo que elige la mayor est4 bien o es lo mejor que existe. Se trata de una nifia demasiado dependiente que sufre mucho por esa circunstancia; finge ser independiente, pero en realidad eso no es cierto, La dependencia, asi como los celos, procede del sentimiento (imaginario) de valer menos que los demds. Corres- ponde a la madre dar valor personal a cada uno de los hijos. Es doloroso envidiar a otro y siempre inimitable. ¢Es ésa una situacién corriente en los ninos? Si, pero aqui, sobre todo, la nifia siente que su situacién apena a la madre. Esta dice que los celos son un defecto, y eso no es cierto. Los celos son un sufrimiento que pide compasién 46 y amor por parte de la madre. Se trata de una etapa normal e inevitable del desarrollo entre nifios de edades aproximadas. ¢Y es eso grave? No sé si es grave o no lo es, No creo que Jo sea; todo debe proceder de que la madre sutre con el sufrimiento de su hija, en tanto que sila ayudara con palabras a expresar ese sufrimiento, la nifia se sentiria comprendida. Pero repito que no hay que hablar a esa nifia en presencia de su hermanito o de su hermana mayor... No estoy segura de que todo esto no sea el resultado de ciertos celos que siente la mayor por la pequefia. Mi consejo es no ttatar de “ser justo”; lo que hay que hacer es sencillamente ayudar a la segunda hablandole con franqueza. La nifia se quejaré de cualquier cosa. Una seftora nos dice; ‘Tengo una nifta de cinco anos cuyas reacciones me dejan a veces perpleja. ¢Qué actitud asumir con una pequefa que me pega o hace ademdn de darme un golpe cuando le ordeno hacer algo o me niego a darle algo? Claro esté que estas cosas sélo ocurren cuando esté de mal humor’. Esta sefora agrega que lo ha “intentado todo”: la indiferencia, la ironta, el furor... gCree usted que se trata de una abuela o de la madre? Precisamente era la pregunta que me estaba haciendo... Bueno, supongamos que sea la madre... ,Se dan esas escenas cuando estén solas o cuando hay otras personas? La corresponsal no lo dice. Examinemos de todas maneras la cuestién: “Lo intenté todo: la indiferencia, el furor...”. ;Y qué otra cosa? 47 La irorta, La ironia... Me parece que, en diltima instancia, esas dos personas han entrado en una especie de juego: ,Quién sera la que mande a la otra? Debe tratarse de una chiquilla muy inte- ligente, pues no es lo mismo pegar realmente, que hacer ademan de pegar. Hacer ese ademén significa: “jCuidado! jCuidado! jLa que manda soy yo, no ta!” Cuando la nifia pega de veras, lo hace sin duda porque esté nerviosa. Creo que, cuando procede de esta manera, la madre debe decirle: “Oye, te digo cosas que no te gustan, pero hago lo que puedo; si no est4s contenta, no tienes que venir a yerme. Puedes permanecer en tu rincén, en tu cuarto. Pero si te acercas a mi, te diré lo que pienso”. Creo que hay que hablar con esa nifia y no fingir que est4 uno enojado o ofendido con ella o cualquier otra cosa. También creo que hay que bromear y reir con la chica: “jAh! ,Tu mano quiere pegarme? zY ti qué dices?...”. Porque la nifia puede tener reacciones de sus manos y pies, que a ella misma se le escapan. Esto parecerd curioso, pero hay que decile: “Vaya, gpor qué quiere pegarme esa mano? 4Porque te dije algo que no te gust6? Pero td, también me dices cosas que a mi no me gustan. ,Y acaso te pego yo?” O si tienes un osito: “Aqui tienes el chitlo que me diste, se la devuelvo a tu osito, ay qué dice el osito?...”. Hay que convertirlo todo en una especie de juego: tengo la impresién de que esa chiquilla quiere, sobre todo que su abuela (o su madre) se ocupe de ella y sélo de ella. Desgraciadamente, en la carta no se nos dice si esas escenas ocurren en p&iblico o en la intimidad. Tengo la impresion de que todo ocurre también en pitblico, puesto que la mamd {o la abuela) escribe: “Lo intenté todo, teniendo en cuenta también a los que estaban presentes”. Quiere decir entonces que o bien la seAora pidié consejo entre sus vecinas o que las escenas se desarrollaron ante testigos. Esto plantea otro problema, pues nuestra corresponsal no nos dice tampoco si tiene la costumbre de pegar a menudo a la 48 nina ni si, euando ésta era pequenita, tenia una nodriza o cut: dadora que le pegara. Los nifios toman las costumbres de los mayores, sobre todo cuando son muy pequefios. Esta chica ha tomado probable- mente el lenguaje de los mayores. La gente siempre se asombra de esto y a menudo ofmos a los padres que hablan con voz violenta a sus hijos pequefios y les dicen: ‘‘;Callatel jNo toques esol... ete.”. Y luego, se sorprenden cuando el nifio comienza a hacer lo mismo en el momento en que se siente ya una per- sonita... éY las palizas? Depende.., ¢Piensa usted, de una manera general, que hay actitudes que merecen un par de bofetadas? Las madres, cuando eran pequefias, recibieron a veces al- gunos azotes que les parecieron bien... ;Por qué entonces abste- nerse de darselas a los hijos? De esta manera hacen lo que hicieron por ellas. Hay chicos que son muy sensibles a los azotes: si de vez en cuando no se les da una paliza, creen que no se los quiere. Todo depende del modo de ser de la mamd. No se puede decir de una maneta absoluta si los azotes son buenos o malos. Las palizas suponen un conjunto de cosas... Pero, gno le choca a usted eso? No. Pero creo que, si se puede, hay que evitar todo lo que entrafia humillacién para el nifio. No hay que humillarlo nunca. La humillacién, ya se infiera por burla, ya se lo haga por enojo, es destructora. Ademd4s, aunque en el momento calme al adulto y a veces también al nifio, la paliza puede ser perjudicial a la larga (y la educacién tiene miras de largo plazo). En todo caso, siel padre o la madre quieren obrar con rigor, que nunca 49 eastiguen a su hijo en pablico. Sera conveniente que lo leven a su habitacién y que alli le den la reprimenda del caso. Si la mama es presa de cierto nerviosismo y se le yan las manos... {qué quiere usted? no se le puede impedir. Eso no quiere decir que sea una mala madre. Hay madres que jamds tocan a sus hijos y que sin embargo en sus palabras y en su comportamiento son mucho mas agresivas y sddicas que las madres que dan paliza. Lo que se nos escribe precisamente aqui revela un signo de debilidad de parte de los mayores, debilidad y falta de control de uno mismo, De manera que aqui el adulto da un mal ejemplo. Un adulto que habla con violencia y agresividad, que obra de manera irascible y se abandona a explosiones de céleta ante su hijo, no debe asombrarse de que a los pocos meses 0 afios ese hijo hable y obre de la misma manera con los que son més débiles que él, Repito que un nifio pequefio ve “bien” todo lo que hace el adulto;.diria yo que hay aqui cierto encegue- cimiento. Y tarde o temprano, el nifio lo imitara, tanto en su conducta frente al propio adulto como en su conducta con los dems nifios. En todo caso, y para volver a referirnos a los azotes, cuando, por falta de dominio de si mismo, el adulto no puede abste- nerse de dar unos azotes, que no se dé Ja excusa facil de que obra asi con un fin educativo, porque eso es falso. Y por lo menos, que la paliza nunca sea una cosa pospuesta: esta noche o el sdbado te daré “la” paliza. Porque aqui, puede darse una actitud perversa, gozosa del adulto, que pervierte también al nifio y que resulta humillante para los dos, ademas de ser antieducativa; si el nifio teme al adulto, pierde su estimacién por él en seguida y lo juzga como lo que es: un ser débil, incapaz, de dominarse, o atin algo peor, un ser sddico en frio. 6. Retener y hacer Esta vez, tengo ante mi todo un testimonio. Resumo la larga carta que escribié una madre de cinco hijos. El mayor tiene diez aftos y la tiltima hija veinticinco meses, En realidad, se trata del problema de enseftarle a los niftos a pedir para ir al bafo, Esta madre hizo cinco experiencias diferentes con sus cinco hijos, es decir, en el caso del primer hijo le presentaba con gran Srecuencia el hacin, lo regafaba cuando el nifto mojaba los paftales 0 no hacta sus necesidades en el orinal. En el caso del segundo hij Si, muy bien, pero, ga partir de qué edad? ;No lo dice Ja madre? Creo que lo dice; pero entonces habria que leer la carta con todos sus detalles. Lo que importa es ante todo el mayor, pues los otros se educan por identificacién. jAqut esté! “Soy madre de cinco hijos que tuve bastante seguidos, pues el mayor tiene diez aftos y el iiltimo venticinco ” Si meses, Entre mis dos primeros hijos hay un ano de diferencia, Como muchas madres, tenia prisa por ver a mi primer hijo habituado a pedir para ir al bario, sobre todo porque la herma- nita lo seguia de cerca, Por eso me empené tenazmente en presentarle el orinal con la mayor frecuencia posible, a veces a cada hora, y lo reprendia severamente cuando no obtenia resultados 0 cuando ensuciaba los pafales. Al cabo de un afio de esfuerzos, el chico se habia habituado a pedir a tiempo: alos dos afios de edad, durante el dia y a los dos anos y medio durante la noche. No eran, pues, resultados muy brillantes"’, dice la madre. Eso en el caso del primer hijo. Con el segundo modificé un poco el procedimiento; le presentaba el bacin sin reganar a la nifla o la regaftaba sin presentarlo, etc., y ast fue yariando hasta legar al quinto hijo, a quien le otorgd libertad total: nunca le presenté el orinal. La conclusion de la madre es la siguiente: todos sus hijos llegaron a controlar sus necesidades a los dos aros durante el dia y a los dos aitos y medio durante la noche. Todo esto es muy divertido e instructivo; agradecemos a la madre su testimonio. Y la sefiora agrega: ‘‘Creo que es initil,querer a toda costa que el hijo pequeto adquiera hébitos de limpieza”’. Creo que todo esto va a consolar a muchas madres que se amargan porque el hijo no tiene hdbitos de limpieza. Debo decir también que tuvo suerte de que el mayor no continuara mojando la cama, pues comenzé a instruirlo demasiado tem- prano. Sdlo alrededor de los dos afios, a partir del momento en que un nifio es capaz de subir y bajar solo por una esca- lerilla, una de esas escalerillas portatiles de cuyo diltimo peldatio puede colgarse con las manos, a partir de ese momento, pues, el sistema nervioso del nifio esta constituido y sélo asi puede adquirir habitos de limpieza si pone atencién. Antes no esté en condiciones de hacerlo, Esta madre tuvo otro hijo al cabo de $2 un afio; creo que el mayor debe haber considerado como cosa muy agradable el interés que mostraba su madre por su trasero; gracias a eso la madre se ocupaba de él de una maneta ente- ramente especial, Creo que es muy acertado fo que hizo esa sefiora, alin sin saberlo, por su hijo mayor que de esa manera continué acapa- rando la atencién maternal después del nacimiento del segundo hijo. Los otros se educan por identificacién con el mayor. Todos ellos quieren portarse tan bien como el mayor, apenas pueden hacerlo. Claro est4 que no pueden imitarlo antes de alrededor de los ventitin meses, en el caso de las nifias, y ventitrés meses, en el caso de los varones; los varones tardan mas que las nifias enadquirir ese control. Pero puede uno formularse esta pregun- ta: gEse hijo mayor no es un poco perfeccionista, un poco menos libre, menos suelto, que los otros en sus movimientos? Porque de no ser asi, su caso seria perfecto. De cualquier manera, es una [4stima perder tanto tiempo con el orinal cuando hay que hacer tantas otras cosas para fomentar el desarrollo de las manos, de la boca, de la palabra, de todo el cuerpo... Cuando el nifio es capaz de valerse de sus manos, cuando goza con libertad y soltura de una buena coordinacién de movimientos y de un tono muscular dominado, cuando ya habla bien, experimenta placer en controlar ¢1 mismo sus necesidades, en hacer lo mismo que hacen los adultos, es decir, ir a los cuartos de bafio. Apro- vecho este momento para aconsejar que las madres no pongan nunca el orinal en la cocina o en Ja habitacién de los nifios; que Io coloquen siempre en el cuarto de bafio, salvo por la noche —y s6lo durante el invierno en el caso de que haga mucho frio—; es recomendable que el nifio haga siempre sus necesi- dades en el bafio y nunca en las habitaciones en que se vive y se come. 7. £Quién abandona a quien? Aqui hay una carta de una mamd que tiene un bebé de tres meses; le explica a usted que ese bebé ingresard en la guarderia cuando cumpla seis meses y le pregunta cémo podria facilitar ese paso de la vida en familia a la entrada en la guarderia. También dice que todos sus allegados se ingenian para explicarle cudn perjudiciales son las guarderias para los nifos; pero la madre no quiere ceder. Le pregunta si debe ocuparse menos de su hijo, por ejemplo, durante la semana que preceda a su partida o si debe confiar lo mds posible al hijo a personas de la familia, como los abuelos, por ejemplo. De ninguna manera. Que la madre se ocupe de su bebé... Creo que lo importante es que yaya a yer a otras personas junto con el bebé y no que se lo confie a ellas y luego se marche. Para el bebé no es lo mismo ser confiado a otras perso- nas y en medio de otros, como ser la situacién que vivird en la guarderia dentro de tres meses, que ser abandonado en casa de gente grande. Pero si ese nene ve siempre que la madre habla con otros adultos, en lugar de estar a solas con él, ciertamente esta circunstancia lo ayudard. Por lo demas, todos los bebés 53 SM deberian ir a menudo a visitar a otras personas junto con la madre. Cada vez que la madre hace una visita deberia Ievarlo —siempre que sea posible— para que el nifio conozca a todos sus tios, tias, abuelos, etc. Pero en esos casos la madte no debe marcharse. De cualquier manera, scis meses es una edad moles- ta pata llevar a un niffo a la guarderia, ¢Es un poco prematuro? No, no es eso; por el contrario se los puede Ievar desde muy temprano. El nifio toma en seguida el nuevo ritmo. Peto es una edad en que sentird mucho la falta de Ia madre. Por eso, es neceserio prepararlo. No dice esa sefiora qué clase de trabajo ya a realizar y si estara ocupada todo el tiempo? Aparentemente no quiere abandonar la actividad que ejerce en este momento. Creo que ahora se encuentra con licencia de maternidad y que desea con firmeza reemprender su trabajo. EI nifio se acostumbraré al nuevo régimen en unas Ppocas se- manas, peto sca necesario que se le explique: “Me yeo obligada a ira trabajar. Me apena mucho dejarte en la guarderia, pero alli cncontrards otros amiguitos, encontrards a otros bebés”’, Que le hable con frecuencia de los otros bebés y que lo Ileve a Ja plaza para mostrarle a los nenes con sus mamés. Entonces debe decile: “Esos son otros bebés, amiguitos, camaradas, nifias y varoncitos’’, etc. Que no le digan nunca que ese bebé o aquel bebé es mds bueno que é1; porque es preciso que el nifio sepa muy bien que para la madre él es el que mis le interesa, aun cuando, halldndose con otra madre, la suya hable a otro nifio. En todo caso no debe desinteresarse de su hijo ni ocuparse menos de él... 55 Asi es. En la guarderia, las mujeres se ocupan muchisimo de los bebés, gpor qué entonces no habria de ocuparse fa propia madre? La madre, evidentemente, también debe ocuparse de los quehaceres de la casa, como hacen todas las mujeres, y enton- ces debe hablar a su hijo; en general las mujeres se ocupan de muchas otras cosas mientras atienden a sus bebés. Estas cuestiones tienen a menudo que ver con el problema de la separacién de un bebé. Sobre este asunto tengo aqut dos cartas. Una es de una abuela que dice: “Deberé cuidar de mi nieta a partir de enero proximo, ¢Podria usted indicarme las precauciones que debo tomar atendiendo a este cambio de vida?” La nifta tendra para entonces apenas tres meses. §No dice esa sefiora si la nifla mientras tanto veré o no a sus padres? Aparentemente si. Sin embargo no da muchos detalles: “La euidaré desde las ocho de la manana hasta las siete y media de la tarde, salvo los miércoles, sdbados y domingos; de manera que la nifia tendré diferentes personas que la cuiden, diferente cama y ambiente diferente”. Entonces, todo esto confirma lo que ya dije: seria conveniente que este bebé desde ahora fuera a pasar algunas horas en com- pafiia de la madre o del padre a la casa de Ja abuela. Es recomendable que conozca el ambiente y que su mama le diga: “Ya yes, ésta es la casa de tu abuela”. Segtin lo que dice esta sefiora, cuidard a la niffa sélo durante el dia y ni siquiera lo har4 todos los dias, La situacién es perfecta, sélo que hay que advertir a la nifia. Es menester que conozca el nuevo marco con Ja presencia y la voz del padre, con la presencia maternal yla voz de la madre. Ademas conviene que tenga consigo algunas cosas de la madre, para que sienta el olor de ésta, y también juguetes que tiene en su casa; es bueno que los Ieven cada vez a 50 la casa de la abuela; y ademas otros objetos que podrd encontrar siempre en la casa de la abuela y que al cabo de algdin tiempo la nifia se llevard a la casa de sus padres y viceversa. Es conve- niente que haya un objeto preferido que acompafie siempre a la nifia y que ésta Ileve de una casa a Ia otra. De esta manera tendra sencillamente dos lugares en los que se encontrar& igual- mente bien. Es importante que sienta la continuidad de su persona en esos dos lugares. En esas condiciones, todo marchar4 perfectamente. También seria bueno que la abuela la Ievara a pasear durante la semana y los padres los dias en que se hacen cargo de la nifia. De manera que, aqui, ningtin drama. Esta otra carta es de un padre que va un poquito mds alld que la abuela de la carta anterior; pero se trata siempre del mismo tema de la separacion: “¢Cudles podrian ser las consecuencias inmediatas, y sobre todo a largo plazo, de una separacién de tres meses y medio, para un nifto que tiene ahora veinte meses?” Veinte meses... ya debe caminar, correr y hablar. De manera que en todo caso resultard ficil comprender el lenguaje del nifio aunque éste todavia no hable muy bien, Hay que prepararlo para la separacién, hablarle del cambio. Que el padre o la madre lo leven al Jugar en el que habra de vivir y se despidan, aun cuando el chico llore. Que no se marchen cuando el nifio est4 durmiendo o sin que él los yea partir. Luego, sera necesario que le escriban postales, cartitas en las que figuren pequefios dibujos, que le envien paquetes de galletitas o de caramelos, por lo menos una vez por semana y de una manera regular; es importante que el niffo reciba sefiales de que los padres piensan en él, Veinte meses es una buena edad para separarse... Pero, es necesario que los padres le demuestren que se acuerdan de él. Estos no deben luego dar sefiales de asombro si el nifio no se muestra contento, pues ésa es su manera de reaccionar, Es mejor que un nifio reaccione a una separacién. Y cuando torne a ver 5? a sus padres, si se muestra hurafio, es necesario que éstos lo comprendan, le hablen carifiosamente y no se lo reprochen. Entonces todo ocurrir4 del mejor modo. Como esa separacién es indispensable, representard sencillamente una prueba por la que el nifio debe pasar. La pena que experimente la abuela o la persona encargada de cuidatlo durante esas semanas seré tal vez mayor cuando el nifio se separe de ella. Y no hay que separarlos bruscamente. En cuanto a los padres, después de la separaci6n, deberan hablarle de la alegria que sintieron al volver averlo, sin hacer la menor alusién a la presunta indiferencia que el nifio mostré en ese momento, Otra mujer nos escribe lo siguiente: “Tengo un nifio de dos attos y medio, Cuando estaba en la edad critica de siete meses, lo abandonaba tres dias por semana’. Ya se ve que la madre se siente culpable, puesto que dice “abandonaba” en lugar de decir ‘‘lo confiaba” a otras personas de la mafiana a la noche. Por razones profesionales, esta madre dejé a su hijo a cargo de una cuidadora; “He de agregar que gozo de ciertas ventajas, puesto que soy docente. De manera que tengo largas vacaciones que puedo pasar con mi hijo”. Durante el segundo aito esta sefora trabajé casi todos los dias y dejé al nifto en casa de la cuidadora. Todo transcurrié bien. Pero este afto, dice fel nito tiene dos aftos y medio): “He cesado en mis actividades, pero decidi enviar a mi hijo a un jardin de infantes, para que tenga ast contacto con otros nifios”’. gAhora que ha dejado de trabajar? Justamente, Vaya! Es curioso.

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