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Saber hablar ‘su Ze aoHoayes Sieeeeu as ne Instituto Cervantes Saber hablar Antonio Briz (coord.) Cartroto 4 La produccién del discurso oral: la claridad en la expresién Sabemos ya e6mo localizar y organizar las ideas que pretendemos desarrollar en nuestra exposici6n (sea monolégica o interactiva). ‘Hemos asumido una serie de consejos utiles sobre lo recomen- dable y lo no aconsejable en la elaboracién previa del discurso oral, tanto si se trata de un discurso de presentacién de un ejecutivo que pretende defender la conveniencia de fabricar un nuevo modelo de automévil en el propio pafs antes que en otro extranjero co- mo si se trata de la intervenci6n de alguien que va a pasar una entrevista de trabajo de alto nivel (en competencia con otros can- didatos) con objeto de acceder a un puesto de ingeniero infor- mético en una empresa privada dedicada a nuevas tecnologias de la informacién. En ambos casos (y por supucsto, en otros muchos) Ja actitud expresiva, la capacidad de persuasién, la adecuacién de Jas respuestas, la apariencia personal, etcétera, son factores deci- sivos —al margen de la valfa intrinseca de los profesionales en cues- ti6n—a la hora de alcanzar los respectivos fines. En ambos casos saber hablar sera un factor determinante para alcanzar los objeti- vos pretendidos. Somos conscientes, en fin, de que la mejor manera de cons- truir el discurso es presentar las ideas en un orden y siguiendo una progresiGn, desde la introductién, pasando por el mudo o cuer- ‘po, hasta el desenlace o conclusién. Como ya se ha dicho en el capi- ‘tulo anterior la introduccién implica captar la atencién del paiblico (asistentes a una reuni6n, entrevistador, piblico mas o menos nu- meroso, etoétera), para lo cual debemos seguir ciertas pautas como, por ejemplo, hacer referencia al tema breve y explicitamente, aludir a nuestra persona reflejando modestia y sinceridad, iniciar nues- 103 Sane Haman ‘tra intervencién (por ejemplo, en el caso de la reuni6n aludida en defensa de la fabricacion de un nuevo modelo en la filial automo- vilistica de nuestro pais) con una pregunta ret6rica (método sen- cillo que permite abrir la mente de los oyentes desde el principio mismo de nuestra intervencién), una afirmacién sorprendente (lo que constituye el llamado «choque técnico») o una cita conocida. Los procedimientos pueden ser muy diversos. Del mismo modo se advertia previamente de la necesidad de evitar a toda costa ciertos problemas tales como el uso de predm- bulos demasiado largos, el recurso a eircunloquios embarazosos 0 aa presentaci6n de excusas banales, la «mania» de empezar ma- chaconamente refiriendo algtin cuento o alguna anécdota humo- ristica (lo que puede hacernos perder eredibilidad ante el audito~ tio), etoétera. Imaginemos qué pasaria si iniciamos muestra entrevista de trabajo de alto nivel contando al entrevistador alguna anéedota personal (negativa) relacionada con otras entrevistas de trabajo an- teriores por las que hayamos pasado. Al margen de la introduccién el mudo o cuerpo es la parte don- de se distribuyen jerrquicamente las ideas principales del texto; el desenlace o conclusién, por su parte, representa la sintesis del dis- ‘curso previo, aftadiendo en lo posible afectividad (moviendo al pi- blico, si se cree oportuno, a la emocién, a la risa, etcétera). En cualquier caso no debemos olvidar que nuestra exposicién oral persigue un propésito y que el éxito de la misma, es decir, Ia consecucion de los objetivos preestablecidos, viene condicionado. por el dominio de ciertas habilidades lingiifsticas por parte del ora~ dor, ya sea un conferenciante, o-un ejecutivo que defiende el man tenimiento de la rentabilidad de una fabrica, ya sea un aspirante aun puesto de trabajo de alto nivel, eteétera. Entre los objetivos fundamentales del orador esté, pues, dominar los recursos que la lengua le ofrece; el presente capitulo tratand sobre dichos recursos, dividiendo su descripeién en dos émbitos: el de las tdeticas verbales yel de las sécticas prosidicas. Por un lado el dominio de las tacticas verbales constituye una técnica que puede llegar a dominarse, como viene sefiakindose, si bien ello exige esfuerzo de asimilacién y voluntad de aprendizae. Por el otro lado, al hilo de la elaboracién del discurso, el au- tor debe tener en cuenta que su intervenci6n esta prevista para ser expoesta oralmente: debe meditar sobre la fuerza acistica de sus palabras, sobre el énfasis con que articular determinadas fases de 104 LA PRODUCCION DEL DISCURSO ORAL: EA CLARIDAD EN LA EXPRESION su intervencién, de la buena o mala recepcién por el piiblico de ciertas combinaciones de sonidos... 4.1, TACTICAS VERBALES ‘Tras saber lo que va a decir el orador se enfrenta a otro problema, zeémo debe decielo? zqué recarsas lnguétics le interesa aprovechar ¥ de qué elementos deberia desprenderse? En todo caso, antes de ‘ratar de responder a estas cuestiones, no debernos olvidar algo muy importante: el discurso no es algo que se elabore sobre la marcha de forma espontinea, irreflexiva, etcétera, sino que es el producto final de una elaboracién previa, de ahi la conveniencia de plasmar- lo por eserito antes de ser expuesto, Evidentemente, segiin la naturaleza o las circunstancias del discurso, este escrito preliminar podré ser muy diverso. Unas ve- ces el texto se escribira integramente (por ejemplo, un discurso de ingreso en la Academia de la Lengua Espafola); otras veces pue- den ser suficientes unas notas breves (el guion); en relacién con el aspirante informético al puesto de alto nivel ya comentado en Ii- neas anteriores, no le vendria mal preparar de antemano (por crito, antes de interiorizarlas) las respuestas a ciertas preguntas que pueda formularle el entrevistador («hableme de usted, zqué pre- tende encontrar en esta empresa?», «:qué experiencia tiene en relacién con el puesto?», «cpor qué piensa que usted es la perso- na idénea para este puesto? etcétera). De cualquier forma se trata, principalmente, de calcular las respuestas més adecuadas a la situaci6n discursiva contrafda. Por ejemplo, si le hacen preguntas personales, no le conviene exten- derse innecesariamente en la respuesta ni detenerse en detalles de- ‘masiado intimos; una salida airosa puede ser reaccionar pregun- tando al entrevistador cuales son los aspectos especificos sobre los, que desca informacién; una pregunta como no es lo mismo que -, la valoraci6n subjetiva de ambos es diferente, positiva en el primer caso y negativa en el segundo. Atiéndase, pues, al uso preciso de los vocabios y expresiones usados. No escapa a esta revision el peligro del uso de términos pars- nnimos, palabras que se asemejan en cuanto a la forma, pero expre~ san significados diferentes («inerme/inerte», «preeminente/promi- ‘ente>, «sima/cima>); tampoco el uso de cultioas inadecuados, como tendencia a redimensionar las palabras, esto es, a utilizar por puro ‘apricho (mis bien pedanterfa) vocablos de muchas letras en lugar de los términos precisos: « por «uniformar>. Rela- ionados con lo anterior esti la atraccién ocasional por palabras 0 expresiones nuevas que nos llegan como ereaciones recientes 0 que, simplemente, representan palabras cultas o demasiado rebuscadas ste ultimo es el caso de algunas palabras de acentuacién esdri- jula, como «plimbeo», «hermenéutica>, eteétera), ‘Otras veces, en fin, la confusi6n de significado tiene lugar en- tre construcciones mas 0 menos fijadas; obsérvese, asi, lo incorrecto de la expresién «su argumento adolece de rigor», frente a la ex- presin correcta «su argumento adolece de falta de rigor». Por otra parte, junto con una adecuada seleccién léxica, usted Adeberia considerar otros aspectos relacionados con el empleo de técnicas lingtifsticas apropiadas: 4) intente transmitir una idea por frase o diversas frases para una idea, pero nunca diversas ideas en una sola frase; 1) use un lenguaje concreto, evite las vaguedades y las exageracio- nes; hable con propiedad: no divague ni tampoco permita en el ca 110 [LA PRODUCCION DEL DISCURSO ORAL: LA CLARIDAD EN LA EXPRESION, so, por ejemplo, de una situacién discursiva de entrevista, que el entrevistador dé pie a ello: si no entiende bien la pregunta, con- viene que solicite mayor concrecién en la formulacién («puede cconeretarme un poco més?»); evite reacciones del tipo «zpue- de repetirme la pregunta?» (podria representar un indicio de di- ficultad comprensiva o, simplemente, de distraccién) y responda, de forma firme y convencida, con enunciados ricos en matices, 6) restrinja las muetillas o palabras comodines: pueden Wegar a ser frecuentes en el orador (0 el entrevistado), producto a veces de los nervios, como apoyos discursivos, que rellenan vacfos o si- lencios en el discurso, si bien las mulerillas denotan en realidad vicios oratorios del comunicador y, en definitiva, sus insuficien- cias lingtifsticas. Mas concretamente no abuse de «bueno», -, , «en definitive», «en efecto», «es- ti claro», «desde luego», eteétera, las cuales denotan cierto ni- ‘vel de dominio oratorio, si bien el abuso de su empleo acaba con- virtiéndolas en vicios expresivos. Para ser mis precio en su discurso puede emplear algunos de los recursos lingiéticos que le presentamos a continuacién, El més elemental de ellos es la definicon, es decir, la exposici6n clara y exac- ta de los caracteres genéricos y diferenciales de una cosa, idea, et- cétera. Son paradigmticas en este sentido las innumerables defi- niciones que podemos hallar en cualquier diccionario. Fl oyente le 1 Sunn san.an agradecer que ante nociones complejas usted se detenga en la de- finicién minuciosa de las mismas. Se consigue precisi6n también mediante la divisién coheren- te de conceptos. Ello favorece la interpretacién y la manipulacién de la realidad; evidentemente tal divisién dehe seguir un criterio especffico, basado en un orden (cronolégico, alfabético, de rele vaneia con respecto al asunto tratado, etcétera). En la medida en que la divisiOn sea més minuciosa se alcanza la fase de andlisis, que puede implicar, en los casos de profundizacion expositiva, la con sideracién de aspectos extemnos al propio discurso como el contex- to temporal, social, espacial, etcétera, Ocasionalmente la sinonémia también puede permitirle mayor precisién en las definiciones, descripciones, eteétera. En todo caso Jos sinénimos pueden ser muy sities para aclarar nociones com- plejas dificiles de explicar, pero su empleo como via de respuesta rebuscada o culta (por ejemplo, en una situacién de entrevista) pue- de ser contraproducente, porque puede dar la impresién de insin- ceridad, artificialidad e, incluso, pedanterfa Procure utilizar palabras precisas para conceptos especificos; defina la idea, divida su explicaci6n en partes bien diferencia- das o analfeela con detalle. Use la sinonimia para aclarar las ideas que quiera explicar, pero evitela si su empleo introduce algcin elemento de dificultad para la comprensién de lo expnesto.. 4.1.1.3. Correceién De las cuestiones relacionadas con la norma ya se ha tratado en el capitulo 2, de modo que aqui incidiremos especialmente en la fi- gura del orador y en su actitud ante problemas tales como los erro- tes de emayrdania “aes agua> por «esta aua>), apsopesindebidos (raprimer vez» por «primera vez»), usos anémalos de los pronom- bres personales dtonos (lefsmo como en *«Ya se le di ayer», el rega~ Jo; lafsmo como en "La dije que se fuera», a ella; 0 loismo como en *«Lo entregué el dinero esta maiiana», a él), uso incorrecto ddl gerundia de paterioridad («E. adr6n huy6, siendo apresado dos horas después», en lugar de «El ladrén huy6 y fue apresado dos ho- ras después»), eteétera 42 La nocién de correcei6n abarca todos los aspectos de la nor mativa, desde la pronunciacién hasta la adecuacién semantic, pa~ sando por la buena construecién sintéctica y el uso con propiedad de las palabras. Los problemas de pronunciacién pueden tener su origen en cau- sas patoldgicas o fisicas (tartamudeo, gangueo, balbuceo...), pero en muchos casos con un adecuado tratamiento logopédico pueden subsanarse. Otras veces estas pronunciaciones defectuosas se de~ ben al desconocimiento del orador, que usa palabras de estructura fonética complicada y no propia de su vocabulario habitual, El de- fecto consiste unas veces en afiadir algan sonido (*, ésta no ter~ ‘mina efectivamente en el transcarso de unos pocos minutos. Aho- 1a bien, la brevedad expositiva puede depender del género discur- ‘sivoy puede ocurrir, por ejemplo, que su intervencién deba cubrir ‘un tiempo obligatorio, como en el caso de los exémenes orales en que se exige una exposicién de duracién determinada. Debe ajus- tarse a ese tiempo. [Algo més sobre la brevedad en el discurso: a veces por querer explicarnos mejor rellenamos de informacién innecesaria nuestra in~ tervencidn; pues bien, siempre que tengamos dudas sobre la oportu~ nnidad de algxin fragmento lo mejor seré prescindir de él sin ms. Ello favorecer el principio de brevedad. Se trata de evitar un defecto ‘expresivo: la prolidad. La clave es no resultar pesado ante el auditorio; tuna cosa es tener facilidad de palabra y otra muy distinta es hablar demasiado: si el discurso se prolonga innecesatiamente se entiende siempre como un discurso defectuoso 0, simplemente, aburrido. ‘Una condicién final necesaria para el discurso es la de elegan- cia, Qué debe hacer usted si quiere resultar clegante expresivamen- te hablando? Hay diversos aspects implicados en la respuesta: sea usted cuidadoso al seleecionar su estilo, su vocabulario, su sintaxis, excétera, en situaciones especificas, por ejemplo, en una entrevis- ta de trabajo, adaptese a las formulas verbales empleadas por su en~ trevistador (tutéele si sc lo pide, 0 bien mantenga una acritnd de mayor distancia social si asf lo exige la situacién), eteétera. { sen su intervencién sea usted breve, prescinda de ls frases su- perfluas. No confunda la elegancia expresiva con Ja prolonga- | Sn gratuita de su discurso. 15 Stuer wantan 41.2, Sobre la eficacia del discurso los procedimientas retériens Sea cual sea la naturaleza del recurso lingiiistico empleado, lo im= portante es que todos estén supeditados al objetivo de eficaca: el ex- ces0 ola escaser dle recursos lingiifsticos es, en iltimo extremo, una ‘cucstién que depende de su utilidad y eficiencia para el propésito del orador; es responsabilidad de éste, pues, que los contenidos del discurso y el discurso mismo resulten agradables, interesantes a los ofdos del piblico. No se trata de que usted ejerza de literato veni- doa menos, sino de que aproveche al maximo las posibilidades ex- presivas que la lengua le ofrece. A esta capacidad del orador (mmu- ‘cha 0 poca) la llamamos persuasién. En realidad, algunos recursos relacionados con este objetivo persuasivo ya has sidy mencionados previamente, como cuando se aludié en el capitulo 3 (apartado 3.1) ala fase de captatio benevo- Jentiae del orador hacia el auditorio. Efectivamente, el orador ne~ cesita un clima favorable y propicio para hacer avanzar su discur= so: puede ser ditil en este sentido la demostracién por parte del orador de tna actitud de medestia: usted se granjeara la benevolen- cia del piblico con facilidad si transmite a los asistentes su confianza en que lo van a comprender sin esfuerzo, Por la misma razén una clasificaci6n inicial sobre el estado de la cuesti6n tratada favore- cceni el objetivo de persuadir: el auditorio inclinaré més fécilmente su curiosidad o, incluso, su interés sincero, hacia el asunto de~ sarrollado, En todo caso, usted sera responsable de que se pro- yecten suficientes expectativas sobre el auditorio de modo que é- te se incline a aceptar sus propuestas frente a otra/s posible/s Mantener Ia atencién del piblico a lo largo del discurso no es ficil: evite los «vicios» expresivos que favorezcan la distraccion el aburrimiento, tales como la repeticién de sonidos, de estruc- turas gramaticales o de palabras (uso reiterado de adverbios en ~mente, empleo insistente de arcaismos o términos aparentemen- te «cultos», por ejemplo), y recurra a estimulos que despierten la atencién (el recurso a la imagen, la hipérbole, el humor, eteétera). Son, por tanto, de indudable utilidad determinados recursos expre- sivos que desde la ret6rica clésica se han estudiado como figuras de dizcion (cuando afectan principalmente al aspecto formal o exter no de lo que se dice) y figuras de pensamiento (cuando suscitan al- guna manipulaciGn sobre el significado). 116 [LA PRODUCCION DEL DISCURSO ORAL: LA CLARIDAD EN LA EXPRESION Entre las figuras de naturaleza més formal (de diccién) esti la perifrasis: si usted sustituye una o varias palabras por otra(s) que signifiquen lo mismo, evitari las repeticiones (el Alto ‘Tribunal, la Benemérita, eteétera), Otro recurso efectista de carécter formal cs la reticencia, o suspensién de una frase para que le complete el publica: «El que se aewesta com nifios..o», Sisu intencién es sorprender fonéticamente al audiorio el uso, de la paronomasia podré serle itil: consiste en presentar préximas en el discurso dos series f6nicas similares que, sin embargo, tienen. significados diferentes: con la mandfbula caida, de- jando escapar el aire muy lentamente. ‘Asimismo, las cualidades de la voz se controlan mejor si se Aexibilizan los labios. Si usted no es capaz de esto se enfrentar a algunas dificultades para expresarse comodamente. Un posible gjercicio para desarrollar la flexibilidad de los labios consiste si plemente en pronunciar la palabra «sopa>: extendiendo los labios 1235 SADER HABLA de una manera exagerada al decir «so» y retrSigalos al decir «pa»; Ja mandibula inferior se encontraré en tensiGn al decir «so> y com- pletamente relajada al decir «par. ‘Como hemos advertido antes, en el proceso de toda exposi- cién, conviene no forzar la garganta y modular el aire que sale a través de los pulmones; para perfeccionar esta técnica puede us- ted realizar diversos ejercicios de respiracién: lo principal es con- centrar a fuerza en el control de la salida del aire y en la articula~ cién (cavidad bucal y resonadores suplementarios); la garganta, por el contrario, deberd permanecer relajada en todo momento. Evi- te encoger el cuello y cerrar la boca en exceso y apoye su articulacién en la pronunciacién de las vacales que hay en las palabras. || Sivutilizamos la cavidad bucal para modular el aire que proce- de de los pulmones la potencia de la voz se multiplicara. No olvide, en fin, beber agua mientras habla e hidrate los ér- ganos de articulaci6n. Esta sencilla medida le evitard un buen ni- mero de irritaciones, especialmente si habla a menudo o durante mucho tiempo. No hable nunca ante un pablico sin una botella o una jarra de agua al alcance de la mano. Por cierto, no tema beher en pi- blicos bien utlizado, este procedimiento puede servirle para subra- yar las partes de su discurso y organizar el empo de su intervenciGn, 4.2.3, Voxy entonacién Dela confluencia y la presencia colaborativa de las distintas cua- lidades de la vor. se deriva la entenacién. Consiste en dar distintas clevaciones de tono a la vor para conseguir variedades dela misma y ast potenciar la expresividad en nuestras intervenciones: con la fentonacién somos capaces de expresar mejor nuestras emociones que con palabras o elementos verbales y, ademés, permite una rique- za de matices seménticos muy superior a la del lenguaje verbal. Efectivamente, cuando hablamos no solo emitimos sonidos ar- ticulados, morfemas organizados en lexemas, sintagmas engarzados ‘en enunciados, series de enunciados que se enlzzan entre sf, eteéte- ra. Si todo cuanto hacemos al hablar fuera esto, por extraiio que 126 LA PRODUCCION DEL DISCURSO ORAL: LA ELARIDAD BN LA EXPRESION parezca, la mayoria de nuestras emisiones resultarian ambiguas y, en ‘casiones, incomprensibles. La entonacién no es, por tanto, un sim= ple «aderezo de los enunciados que emitimos: sin ésta cl oyente so- lo percibirfa seftales acisticas sin valor comunicativo. Asf, cuando e3- cuchamos un mensaje, cualquiera que éste sea, junto a los sonidos que se suceden percibimos infirmaciones prosédicas que nos permiten discriminar datos sobre el estado emocional del hablante, sobre el grado de relevancia de la informaci6n transmitida, sobre el registro formal o informal del discurso, sobre el origen social o geogrifico del hablante, etcétera. Si usted consigue dominar y emplear estas ap- titudes al servicio de su discurso tendré més opciones para aleanzar éxito. Los ejemplos que siguen lo ayadarin a entender mejor la riqueza comunicativa del hecho entonativo: saa misma sucesin de so- nnidos puede admitir nadltiplesinterpretaciones atendiendo, simplemente, 4 hs mecinismes prosidies. Asi, por ejemplo, observe la diferencia de valor sentido de en este caso sirve para ale- nar la carga seméntica negativa de la emisién previa del ha- blante 4). 17 Sanen santan Pues bien, a estos efectos modales, ligados a un contexto de uso especifico, podrian aadirse otros incluso mas sutiles, tales como la intencionalidad irénica, la expresién de sentimientos (posi- tivos 0 negativos) 0 la manifestaciGn de cortesta; en realidad de la misma manera que al hablar se escoge una determinada forma lin- giiftica, también en esa fase de preparacién y produccisn del dis- curso se selecciona una entonaci6n apropiada de acuerdo con las restricciones impuestas por el contexto de uso o la situacién. Y es que la entonaci6n (la prosodia en un sentido més amplio) es determinante para la construccién del significado de muestras frases y, por extensi6n, del discurso; de ahi la importancia de su dominio para un orador, sea ante un nutrido piilico, sea ante un Xinico oyente (por ejemplo, el responsable de recursos humanos en una entrevista de trabajo). Usted deberia saber, pues, que el dominio de la técnica prosédica no consiste s6lo en utilizar una determinada curva de entonacién para expresar un valor comu- nicativo u otro; las mecanismas prasédicas permiten ademds el progre- 10,9 avance del discurso. En tal caso la capacidad de anclaje de la pro- soda se manifiesta de muchas formas. Puede indicar al oyente cual es la informaciGn importante (o relevante) de su discursivo a través del acento focal 0 de énfass, recurso que el orador no de~ berfa desaprovechar. Note la importancia informativa del acen- to focal (mareado con las letras maytisculas) al pronunciar un enun- ciado como: «No es lo mismno vivir DE los padres que vivir CON Jos padrese. tras veces usted puede emplear Ja entonacién como mecanis- ‘mo apelativo, cuando se requiere mayor grado de atencién por par~ te del oyente; por ejemplo, en los casos de interaccién didactica en el discurso académico, en los de exposici6n oral ante un pii- blico, o cuando alguien desea captar la atencién de quien lo esti entrevistando («examinando», de hecho) en una entrevista de tra- bajo. ‘Otra posibilidad para el orador es la de minimizar prosédi- camente determinados fragmentos discursivos, usando los valores ‘minimos de acento, tono o duracién. Asi, por ejemplo, la informa- ci6n irrelevante se articula parentéticamente, en tono mas grave ¢ intensidad mas baja, al igual que los segmentos finales de una se- ‘cuencia temiticas esto es precisamente lo que ocurre con el frag- mento entre paréntesis de la siguiente secuencia: 128 [LA pRODUCCION DEL DISCUNSO ORAL: LA CLARIDAD EN LA EXPRESION Los principales cousas del agotamiento de la burbuja inmobilic ria son la subida continuada de los tipos de interés, la cusencia de suelo recclificable (este aspecto en menor medida] y la esco- sc liquidez de los eventuales compradores de inmuebles. Coalquier orador podrfa acudir a esta forma expresiva de pro- soda (entonacién parentética), siempre que lo que diga le parezca de escasa importancia o represente, a su entender, informacién tan- gencial con respecto al cuerpo principal de su discurso. Aspecto especialmente interesante en el Ambito oratorio es la aptitud de la entonacién para marcer la progresin temtica, contribu- yendo decisivamente a delimitar los distintos t6picos; asf usted pue- de marcar pros6dicamente los cambios temsticos, ya sean subtemas derivados de temas previos, ya sean temas completamente nuevos en elseno del discurso. El final de un tema seré indicado mediante un tono de descenso marcado; el inicio de un nuevo tema se indica a su ver mediante un tono elevado o de énfasis. Entre otras cosas es- tos recursos pueden servirle para flexibilizar la progresiOn temtica de su discurso, haciéndola mis dinamica, menos monétona. Otro recurso proséico productivo en la exposicién de un dis- curso oral (conferencia, exposicién ante un piblico, etcétera) es la suspensién tonal o entonacién suspendida, que ortogréficamente Se re- presenta mediante puntos suspensivos (..). En este caso el emisor actiia por omisién y no explicita lo sobreentendido al hilo del pro- pio discurso, sea porque se trata de contenidos compartidos por los interlocutores, sea porque pertenece a una suerte de conocimien- to enciclopédico; observe en este sentido el papel determinante que juega la prosodia para delimitar enunciados suspendidos mediante entonaciones de suspensidn, de anticadencia (elevacién del tono), 6 de semianticadencia (elevacién del tono mas reducida que en la antieadlencia) No es nacasario sar un lince pare saber que el parfide en el go- bierno no deberia haber pactado con los nacionalistas; como dice el proverbio, «cria cuers...». Se entiende aqui que la parte que falta es «y te sacarsn los ojos». La entonaci6n, en fin, sirve también estratégicamente, como yahemos indicado, pars controlar el grado de interés del auditorio, mar 129 Sioga aman cando la progresion del discurso y anunciando su final: normalmente la Iinea de entonacién va descendiendo progresivamente a lo largo del discurso, de modo que la presencia de tonos graves es més abun- dante hacia las fases finales de un discurso. En este sentido usted no debe contravenir las expectativas de sus oyentes: su actuacién oratoria debe ser acorde con lo previsto por la prosodia (es decir, si sus marcas van dirigiendo el discurso hacia el fin usted debe terminar). Se entenders asf la contrariedad e, incluso, a veces el enojo del piiblico cuando un orador va descendiendo su tono pau- latinamente después de una larga (y quiza, aburrida) intervencién yno la termina; todos estin deseando que el discurso, la conferen= ia o la charla coneluya, pero el orador sigue hablando, y para col- mo, su actuacién prosédlica contradice la realidad del discurso. La sensacién del piblico al final del discurso no seri favorable, pero, en el mejor de los casos, el orador no estarsi seguro de si los ass tentes han aplaudido por la brillantez de su diseurso (algo poco pro- bable) o por haber terminado de verdad su disertacién. (Otra situaci6n problemitica con la que puede enfrentarse usted sino maneja correctamente las marcas prosédieas se producird si, al terminar su intervenci6n, no emplea las marcas cortespondien- tesa final del discurso (entonacién descendente, pausas, mayor len- titud elocutiva, eteétera). Evite la confusicn entre el piblico y use adecuadamente estos recursos o de lo eontrario, quiz, nadie aplau- daal final, porque nadie se habré dado cuenta de que usted ha ter~ ‘minado su exposicién.. 130

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