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III.

EFECTOS DE LA CRISIS FINANCIERA

Se registrarían exportaciones por 26.075 millones de dólares contra los 31.162 que se
generaron en el 2008

Las exportaciones peruanas cerrarían el presente año en US$ 26.075 millones, lo que
representaría una contracción de 16.3% respecto del año pasado, cuando
ascendieron a US$ 31.162 millones, reveló un análisis del Instituto de Economía y
Desarrollo Empresarial de la Cámara de Comercio de Lima

Este comportamiento responde a la reducción significativa de los términos de


intercambio indicador que muestra el deterioro del precio de los productos que
exportamos frente a los que importamos-, tendencia que empezó a registrarse desde
el último trimestre del 2007 y que se ahondó en el último trimestre del 2008, cuando
este indicador disminuyó en 18,8% respecto de similar período del año anterior, reveló
el análisis.

Más específicamente, precisó que el efecto precio que conlleva los términos de
intercambio fue significativamente negativo por la caída del precio de nuestras
exportaciones, al punto que estos se redujeron en 21,4% durante el cuarto trimestre
del año pasado.

Aunado a ello, los volúmenes de exportación comenzaron a desacelerarse desde el


primer trimestre del 2008, tras registrar una tasa de crecimiento de 11,3%, llegando a
apenas 4,7% en el cuarto trimestre del 2008.

Cabe anotar que las cifras de la balanza comercial peruana han registrado montos
cada vez menores, especialmente en los tres últimos trimestres del 2008, luego que la
caída de las exportaciones y el incremento de las importaciones cerraran la brecha
superavitaria que tenía a su favor, al punto que durante el último trimestre del año
pasado se obtuvo un déficit comercial de US$ 149.5 millones.

Último trimestre 2008

Según el mismo análisis, durante el cuarto trimestre del año pasado, los montos
exportados de productos tradicionales alcanzaron los US$ 4.555 millones, cifra que
representó una reducción de 24,1%, donde los sectores ‘minero’ (–26,0%) y ‘petróleo
y derivados’ (–41,8%) fueron los que tuvieron el menor dinamismo y que juntos
explican el 62% de nuestras exportaciones totales.

Además, en diciembre último los precios de algunos productos mineros se redujeron


significativamente. Es el caso del cobre, cuyo valor cayó en 52,4% (a 126,7 US$/lb.),
el molibdeno se contrajo en 71,1% (a 839,6 US$/lb.) y el precio del ‘petróleo crudo y
derivados’ se redujo 71% (a 34,1 US$/b).
Mientras que los productos no tradicionales, que durante el cuarto trimestre del año
pasado sumaron US$ 1.881 millones, registraron un ligero crecimiento en
comparación con similar periodo del 2007.

A pesar de ese incremento, el análisis reveló que en diciembre del 2008 se reflejó una
mayor caída en ciertos sectores no tradicionales, como el sidero-metalúrgico y joyería
que alcanzó ventas por US$ 35 millones (–58,5%); en tanto que las exportaciones
textiles sumaron US$ 162 millones (–24,4%), las del sector pesquero US$ 38 millones
(–15,3%) y las del sector agropecuario US$ 165 millones (–13,4%).

3. Contexto Internacional

Durante el año 2008, la crisis financiera global, iniciada con el deterioro de las
condiciones en el mercado inmobiliario subprime de Estados Unidos, se acentuó
significativamente, en especial a partir del mes de septiembre con la quiebra del
banco de inversión Lehman Brothers. La agudización de la crisis, que ha devenido
en el episodio más grave desde la Gran Depresión de 1930 se reflejó no sólo en
la estrechez de los mercados de dinero y crédito, sino que viene siendo
acompañada por una grave desaceleración económica, que superó largamente
las expectativas del mercado y está golpeando tanto a las economías
desarrolladas como a las naciones en desarrollo. En este contexto, las presiones
inflacionarias mundiales que se habían registrado en la primera mitad del año, en
gran medida asociadas al alza en los precios de los alimentos y petróleo,
comenzaron a ceder ante la fuerte reducción de la demanda mundial y la
consiguiente caída en el precio de los principales commodities.

En los mercados financieros, las condiciones crediticias se endurecieron y se


elevó la aversión al riesgo debido a los resultados corporativos desfavorables y a
la evidencia de recesión en la mayoría de economías desarrolladas que afectaron
las bolsas. Por el lado de la actividad económica, la economía mundial se
desaceleró y estuvo acompañada de una caída generalizada en la actividad
manufacturera, de la continuación del ajuste inmobiliario en varias economías y
del deterioro del empleo, todo lo cual viene afectando la confianza el consumidor.
Las economías emergentes sintieron el impacto del endurecimiento de las
condiciones financieras globales y la reducción en la demanda externa
acompañada de un deterioro de los términos de intercambio. En este entorno
externo desfavorable, los spreads de los bonos de las economías emergentes se
elevaron significativamente, las bolsas mostraron caídas importantes y la mayoría
de monedas se depreciaron respecto al dólar.

3.1 El entorno económico mundial y la crisis financiera

Luego de un largo periodo de estabilidad macroeconómica y prosperidad en prácticamente


todo el mundo -principalmente en los países emergentes- nos encontramos en medio de la
peor crisis económica desde la Gran Depresión.

A poco más de año y medio de iniciada la crisis subprime, los acontecimientos de los
últimos meses del 2008, fundamentalmente en septiembre, terminaron por redefinir el
panorama financiero estadounidense y las perspectivas económicas futuras de todo el
mundo. La crisis se ha intensificado y esparcido a la economía real, siendo los países
desarrollados los primeros afectados. EE.UU., Japón, el Reino Unido y la Eurozona ya se
encuentran oficialmente en recesión (el primero desde diciembre del 2007, según el NBER)
y presentaron sus mayores contracciones en el cuarto trimestre del año: -6.2%, -12.7%,
-1.5% y -1.5%, respectivamente.

Por su parte, aunque con algo de retraso, las economías emergentes también han sentido
el shock, sobre todo en Asia, donde la enorme reducción del comercio internacional
experimentada en los últimos meses del 2008 tuvo un devastador impacto en el PBI de
octubre-diciembre de Corea del Sur (-23%), Singapur (-17%) e inclusive China, que no
creció en dicho periodo.

De esta forma, septiembre, mes de la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers,
marcó un punto de quiebre en la economía mundial y cambió dramáticamente el
escenario y los problemas a enfrentar: atrás quedaron las preocupaciones por el alza de
los precios del petróleo, los alimentos y las presiones inflacionarias en general. Ahora lo
que preocupa es que se desarrolle un fuerte proceso deflacionario (mucho más peligroso
que la propia inflación) que, además, viene siendo uno de los canales de transmisión de la
crisis hacia países productores de materias primas como el Perú, pues está afectando el
precio internacional de los commodities que exportan.

3.2 Escenario Inicial: “Crisis Inflacionaria Enero-Septiembre

En lo que a estabilidad macroeconómica se refiere, el panorama a comienzos del 2008


fue una versión más intensa y acentuada de lo observado en el 2006 y 2007. El
constante aumento del precio del petróleo -que se incrementó un 150% respecto a
sus niveles del 2005 y alcanzó
una marca histórica de US$ 145 por barril a inicios de julio del 2008-, de los alimentos
-particularmente los cereales- y las materias primas en general, derivó en un problema
inflacionario a nivel mundial que afectó especialmente a los países en desarrollo
(importadores netos de alimentos o energía, principalmente).

De acuerdo con cifras del Banco Mundial, durante el verano boreal (junio-
septiembre) los precios de la energía subieron un 80% en relación al mismo
periodo del 2007, mientras que los de los productos básicos -sin considerar la
energía-aumentaron un 35%. En este sentido, se observa que casi todo el
incremento en los precios de los productos básicos -energía excluida- en el año
2008 provino de los cereales (+60%), grasas y aceites (+34%) y fertilizantes
(+140%).

En el caso particular de alimentos, los precios aumentaron en cerca de un 60%


durante el primer semestre del 2008, siendo los productos básicos como cereales
y oleaginosas los que presentaron los mayores incrementos. Así por ejemplo, la
cotización del trigo subió a más del doble, pasando de US$ 200 por tonelada a
aproximadamente US$ 440 entre marzo del 2007 y marzo del 2008. Entretanto,
los precios del arroz se triplicaron en un lapso de cuatro meses que terminó en
abril del 2008. Por su parte, los precios de la soya y el aceite de palma crecieron
en casi un 50% del 2007 al 2008.
Este cuantioso aumento, que generó la llamada “crisis alimentaría”, se explicaría
por:
• Los altos costos de la energía y combustibles que encarecieron los
fertilizantes y la producción agrícola en general.
• El mayor uso de tierras agrícolas destinadas a la producción de
biocombustibles. Este sesgo fue fuertemente incentivado por los
subsidios en EE.UU. que crearon una significativa distorsión en los
mercados.
• La mayor demanda de países emergentes como China e India.
• La especulación en los mercados financieros.

Mientras tanto, el precio de los principales metales, que había subido


exponencialmente entre el 2003 y el 2007, aumentó solo un 8% durante el primer
semestre debido al debilitamiento de la demanda de EE.UU., Japón y Europa.
Con todo este incremento de los precios, la inflación se convirtió en uno de los
principales desafíos económicos del 2008, especialmente para los países en vías
de desarrollo, muchos de los cuales enfrentaron tasas superiores al 10% a
mediados de dicho año.

3.3 De La Inflación A La Recesión: El Impacto De La Crisis Financiera

El panorama económico cambió drásticamente en septiembre y atrás quedó la


amenaza inflacionaria. Ante el inminente impacto de la crisis financiera en la
economía real (sus efectos se intensificaron notablemente en los últimos meses
del 2008), el precio del petróleo se desplomó y cerró el año en poco menos de
US$ 40 por barril. A su vez, esta disminución contribuyó sustancialmente a que
cayeran los precios de los productos básicos relacionados a la producción de
biocombustibles (cereales y oleoginosas). El resto de commodities también vieron
caer aceleradamente sus cotizaciones como consecuencia de la menor demanda
-actual y prevista para el futuro-.
Y es que la crisis financiera dio un giro inesperado. Ya en el 2007, cuando
muchos analistas pensaban que sería breve y similar a la ocurrida en el 2001
(“dot.com crash”), varias entidades financieras de renombre

quebraron o fueron seriamente afectadas. Tal fue el caso de First Magnus


Financial, uno de los más grandes prestamistas de créditos hipotecarios en
EE.UU., que se tuvo que declarar en bancarrota en el 2007. También
sobresalieron los estragos en Citigroup, en ese momento el banco más grande del
mundo por activos, que reportó una pérdida neta récord de US$ 9,800 millones en
el último trimestre del mismo año.
Ahora bien, lo que vendría a mediados del 2008 pocos lo hubieran imaginado. En
marzo, JP Morgan compró la totalidad de un devastado Bear Stearns por apenas
US$ 2 la acción, en una operación que tuvo que ser respaldada por la Reserva
Federal (FED, por sus siglas en inglés). Cabe destacar que tan solo un año atrás
las acciones del que fuera uno de los más renombrados bancos de inversión
valían US$ 170 la unidad.
La coyuntura empeoraría en agosto, cuando los gigantes hipotecarios
cuasiprivados, Federal National Mort-gage Association y Federal Home Loan
Mortgage Corporation, más conocidos como Fannie Mae y Freddie Mac, tuvieron
que ser rescatados por el Tesoro norteamericano en lo que fue el salvataje más
grande de la historia. La razón detrás de semejante intervención fue que estas
instituciones se habían vuelto indispensables para el mercado de viviendas, pues
juntas equivalían a nueve de cada diez hipotecas secundarias en EE.UU., habían
otorgado alrededor del 80% de las hipotecas entre enero y agosto del 2008 y sus
préstamos ascendían a cerca de US$ 5.3 billones, por lo que su colapso
probablemente hubiera desencadenado una crisis sistémica.
Pero lo peor estaba por venir. En los primeros días de septiembre, Lehman
Brothers, el cuarto banco de inversión del país, que se encontraba en la “cuerda
floja” y a la espera de ayuda gubernamental, privada o la combinación de ambas
(como en el caso de Bear Stearns), se declaró en bancarrota con una deuda de
US$ 613,000 millones. Este fue, sin duda, el punto de quiebre de la crisis
financiera, pues tras esta quiebra el pánico se apoderó de los mercados. Así,
prácticamente en simultáneo, Merrill Lynch (tercero en tamaño) fue adquirido
íntegramente por Bank of America. Días después, AIG, la aseguradora de activos
más grande de EE.UU., tuvo que ser rescatada, pues su quiebra habría
significado que muchas operaciones se quedasen sin respaldo, con lo que la
crisis se hubiera extendido a otros mercados, con un efecto devastador para la
economía en conjunto.
Pese a la relativamente rápida respuesta de la FED y algunos otros
bancos centrales, principalmente de países desarrollados afectados por la
crisis que redujeron tasas de interés, inyectaron masivamente liquidez e,
incluso, garantizaron operaciones financieras y rescataron bancos y otras
instituciones del sistema-, la desconfianza continúa marcando pauta en los
mercados de dinero y se ve reflejada en la contracción crediticia que sigue
afectando desenvolvimiento “normal” de la economía mundial.
Ante esta coyuntura, las perspectivas de crecimiento económico se han visto
dramáticamente ensombrecidas, tanto para los países desarrollados como para
los emergentes. En los primeros se observa una marcada desaceleración de la
demanda interna debido al desapalancamiento generado por la situación en los
mercados financieros. Asimismo, el desempleo se ha incrementado notablemente
en EE.UU., Europa y Japón, lo que a su vez está impactando seriamente en el
consumo.
De otra parte, las economías emergentes han sido afectadas, básicamente, vía
dos canales: el financiero y el del comercio exterior. El primero se ha manifestado
a través de mayores costos de fondeo a causa del incremento en las tasas de
interés, desplome de sus bolsas de valores, aumento de la prima de riesgo,
depreciación y volatilidad cambiaria, y una masiva salida de flujos de capitales. El
segundo canal es la reducción de las exportaciones y del valor de las mismas. La
contracción de la demanda de los países de alto ingreso ha impactado en los
menores volúmenes y precios de las exportaciones de las economías en
desarrollo, principalmente el de las materias primas que producen que
representan la mayor parte de sus totales exportados. Los productos
manufacturados también han sido fuertemente afectados y son una razón más
que explica la caída de los precios de los commodities (la demanda de China, por
ejemplo, se ha reducido fuertemente).

3.4 Balanza de Pagos

En el año 2008 la cuenta corriente de la balanza de pagos del Perú registró un


déficit de 3,3 por ciento del PBI. La evolución de este indicador durante el año
pasado estuvo marcada por la reducción en los términos de intercambio, cuyo
deterioro fue más drástico en el último trimestre, -ante la agudización de la crisis
financiera internacional-. El aumento del precio del petróleo, de los alimentos y de
otros insumos importados, como los plásticos, el hierro y el acero y los productos
químicos influyeron en la primera mitad del año sobre este resultado. A ello se
sumó, en los meses posteriores, la disminución de las cotizaciones de los metales
básicos, las cuales se habían incrementado significativamente en la primera mitad
del año.
Asimismo, el ritmo de crecimiento de la demanda interna contribuyó, al aumento
de las importaciones de insumos para la industria, que crecieron cerca al 60 por
ciento. Igualmente, alentó a la economía local el inicio de la construcción del
proyecto de exportación de gas natural a cargo de Perú LNG. Las adquisiciones
orientadas a la manufactura y el transporte aceleraron el incremento de las
importaciones de bienes de capital para la industria, las cuales crecieron a más de
100 por ciento mensualmente. Estas tasas de incremento mensual no se
registraban desde 1995.

El déficit en cuenta corriente fue, sin embargo, menor al financiamiento externo de


largo plazo del sector privado, que este año fue de 6,0 por ciento del PBI. Por un
lado, los elevados precios de los metales en los primeros meses del año
permitieron altas utilidades que fueron en su mayor parte reinvertidas. Por otro
lado, el sector bancario recibió financiamiento del exterior para cubrir la demanda
crediticia asociada al crecimiento de la economía local.

Adicionalmente, el financiamiento para el proyecto de Perú LNG y otros créditos


recibidos por el sector minero e industrial, contribuyeron al flujo de préstamos de
largo plazo del exterior.

En el último trimestre, junto con el inicio del deterioro en las condiciones


financieras internacionales, se realizaron varias operaciones que llevaron a que el
flujo de inversión directa en el país fuera negativo en US$ 515 millones. Dichas
operaciones estuvieron relacionadas a decisiones de las empresas de distribuir
utilidades correspondientes a periodos anteriores y a operaciones de
financiamiento con sus matrices, que por razones metodológicas se registran
como inversión directa extranjera negativa. Asimismo, la inversión directa en el
exterior fue de US$ 598 millones

El flujo de capitales de corto plazo siguió una evolución similar a la del


financiamiento de largo plazo, elevándose en la primera mitad del año por el
financiamiento recibido por los bancos y las empresas no financieras del sector
petrolero, principalmente, y por la adquisición de Certificados de Depósito del
Banco Central de no residentes. Esta evolución fue diferente en los últimos meses
del año, debido al vencimiento de estos títulos y a la reducción de pasivos de las
empresas financieras y no financieras.
3.4 Balanza en cuenta corriente

En el año 2008 el déficit en cuenta corriente fue de US$ 4 180 millones.


La balanza comercial tuvo un superávit de US$ 3 090 millones, inferior a
la de 2007. La reducción del superávit fue acentuándose a lo largo del
año, primero por el crecimiento de las importaciones, y más adelante por
la desaceleración de los precios de los metales, principalmente. Aunado
a esta evolución, el défcit por servicios fue superior en 63 por ciento al de
2007. Por su parte, el déficit por renta de factores, cuyo principal
componente es la generación de utilidades por parte de las empresas
con participación extranjera, también fue decreciendo en función de la
evolución de los precios de los metales básicos, alcanzando en el año a
US$ 8 144 millones.
Las remesas de los peruanos en el exterior aumentaron este año en 14
por ciento, aunque con tasas de crecimiento trimestrales decrecientes a
lo largo del año reflejando el deterioro de la economía mundial.

3.5 Balanza comercial

La reducción de los términos de intercambio, en particular en el último


trimestre del año 2008, así como el acelerado crecimiento de la demanda
interna durante la mayor parte de ese año, determinaron el menor
superávit comercial que alcanzó US$ 3 090 millones, -frente a los US$ 8
287 millones del año 2007-. Sin embargo, los volúmenes exportados
aumentaron en 8,1 por ciento este año, debido a los mayores embarques
de los productos tradicionales y no tradicionales. En este sentido, los
volúmenes exportados en 2007 sólo crecieron 2,5 por ciento.
Nuestros principales socios comerciales continuaron siendo Estados Unidos y
China que representan un tercio de nuestro comercio externo de bienes. La
participación de Estados Unidos prácticamente se mantuvo pero la de China
pasó de representar 11,4 por ciento del total comerciado a 12,7 por ciento
entre los años 2007 y 2008. Respecto a los mercados para nuestras
exportaciones, China, Suiza, Ecuador e Italia aumentaron su participación
como lugares de destino respecto a 2007. Paralelamente, se elevó la parte de
los siguientes proveedores en el total importado por nuestro país: Estados
Unidos, China, Japón e Italia.

En el año 2008 las exportaciones sumaron US$ 31 529 millones, monto que
representó un aumento de 13,1 por ciento respecto de 2007, y se explica por
aumento de precios (5,1 puntos porcentuales) y volumen (8,0 puntos
porcentuales). El incremento del volumen de las exportaciones tradicionales
fue de 6,9 por ciento, mientras que el de las no tradicionales fue de 12,5 por
ciento. En el grupo de los productos exportados tradicionales, se elevaron los
volúmenes exportados de harina de pescado, café, cobre, zinc y oro. Mientras
que en el caso de las exportaciones no tradicionales, subieron las ventas de
productos agropecuarios, pesqueros, textiles y químicos.
COMENTARIOS

Un plan ante la crisis podría ser el de consumir productos peruanos porque


tenemos que proteger a los productos y productores. Compra peruano pero
estando todo en manos de capitales extranjeros, ¿dónde está lo que debemos
comprar? Se entiende que además de Sapolio, tenemos otros productos.

El Plan Anticrisis es invertir S/.10,000 millones de nuevos soles, adicionando


además unos US$ 3,000 millones en créditos concertados, y si la crisis persiste
como todo parece indicar; se haría uso de US$ 6,250 millones, aunque Alan
García dice US$ 7,000 millones de créditos pre-concertados con los
organismos multinacionales como BID con US$500 millones; Banco Mundial
BM con US$ 240 millones; CAF con US$ 300 millones; FMI con US$ 4,760
millones; y el FLAR(Fondo Latinoamericano de Reservas) con US$ 450
millones.

En el año en que ha estallado la gran crisis financiera internacional, el Perú ha


sido sede de dos grandes encuentros mundiales: la V Cumbre ALC-UE y
APEC 2008, realizados respectivamente en mayo y noviembre. Han sido los
objetivos del gobierno peruano, en el primer caso, debatir los temas de la
pobreza y el cambio climático y en el segundo, no sólo estar en la vidriera
internacional sino apuntar a integrar al Perú a una zona de libre comercio del
Asia Pacífico. El primer objetivo se ha logrado no sólo por el hecho de ser sede
sino por los acuerdos de inversiones hacia el futuro.

El gobierno peruano ha deseado convertir al Perú en una plataforma para


promover inversiones, comercio, negocios, turismo conectando el Asia-
Pacífico con Sudamérica. Somos el único país de la Comunidad Andina y junto
con Chile y México las únicas economías latinoamericanas de este foro. A
través nuestro, se pueden facilitar acuerdos comerciales convirtiéndonos en un
aliado estratégico e interlocutor regional con Asia y Oceanía, con un Brasil a la
expectativa en sus planes para llegar al Lejano Oriente vía el Perú y sus
carreteras transoceánicas. De allí a convertirnos en un Hub (puente) de la
región Asia Pacífico hay un solo paso.

El intercambio de productos con otros países pasa por el reconocimiento


recíproco de las carencias y necesidades de productos que necesitemos
ofreciendo los nuestros en las mejores condiciones y simetrías.

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