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Coleccién Teorema Serie mayor Mark Hunyadi La tirania de los modos de vida Sobre la paradoja moral de nuestro tiempo “Tradueciin de Francisco Goneéle Femnénde Tl ong dea bh Tse de cbr ui Andee Reser too ec ornspondlenis incon pr dar jo a ‘ee fee fg Sconce © cents, os tadarmeion neyo eae ‘wissen luc pode were ocomiee ‘eo de cualquier os peo ISBN STB SL Tee indice angel DIAGNOSTICO Lu tca que paraliza ala ice Tres dustaciones Blanguear el sistema yretirarse del mundo [Laneutrlizacign éica del mundo Eainilueneia de los modes de vida [Eaddica, vasa del sistema ¢Rencantar el mundo? La lgica del hecho consumado Page It POLITICA FF ovidotieral de los modos de vida {Un parlamento virtual de los modes de vida? Romper la neutalided liberal legato a favor de una aceién comin Conctusin 8 fl » 45 58 6 5 15 87 103 109 M3 Parte I Diagnéstico Vivimos una paradoja tan manifiesta que hemos dejado de verla: en el momento mismo en que los principiosétcos dsciplnan los actos de nuestra vida daria como nunca lo habian hecho antes, es cuando sufrimos la influencia de modos de vida que ecapan a cualquier control éico o democritico. Mientras que cada accibn, cada palabra, cada inicatva es eserupalo samenceescrurada desde un punto de vista cic, alg nos modes de vida se desarolln y se imponen a no- sowos de manera casi auténoma, sin que nadie los haya deseado, y sin que persona alguna pueda ya opo- nersea ellos La dice actual, omnipresence en su deseo de preservar la incegridad individual, es incapaz de considera el curso del mundo en su conjunto, y den- ‘ro de este, aquelloen particular que més dirocamen te nos afecta: los modes de vida que moldean nisestra existenciacotiiana. Centrada en los principios, a case ha retirado del mundo en el preciso momento ea que este, globalizado imperial, emandaba con toda Lrgencia un juicio ico global. Vey a procurar mos- trar cémo ambos fendmenos —omnipresencia de la ética de ls principiosy retirada del mundo— son en realidad estechamente incerdependientes, ances de desribic sus consecuencias desastrosas para nosotros rmismos y para el curso del mundo. Librarse de estas ‘consecuencias —es algo porible— requiere en cual- ‘quiet caso tener cara conciencia de su diagnésico Por ahi, asi pues, es por donde hay que empeza La ética que paraliza a la ética [Nunca ls reglas morales habian estado tan presen- tesi sido tan apremiantes en nesta sociedad, hasta el punto de que ningin campo de actividad patece ya Poder escapar a su jurisdiccin. La ética es la palabra clave, Ja ica esd en boca de todos: los eédigos éicos se multiplican en las escuelas, en los lugares de trabajo, en las instcuciones; ls comisiones éicas abundan y ofientan las decisiones potencialmente litgiosas ls criquetas ceric la equidad de los productos de con sumo; la politica es examinada bajo la lupa dele mora; todas nuestas decaraciones pblicas son medidas con cl rasera de lo polisicamente correc, étco, del pensa- rmiento legitimo, Nuestra vida social esti completa ‘mente acolchada con los quitamiedos de una moral ‘omnipresene que impregna todas las capas dela vida socal, inmiscuyéndose hasta en aueszas relacones ‘mas facimas. Ningsin comportamiento es ya aceprable sino cumple con los estindares minimos de laética Esa ica, zqué es exactamente? ;Cusles son sos principio minimos que tanto se apresuran a incluir en 8 ‘moral que ha de empapar hoy todos ncstos comport tamiento® De sobrae sabid, aunque no sempre fic formar quello que sul ini fala La clave debsveda son los derechos individuals yet colocada en el cruceto de ess dos ojvas que forman, por un lado, el principio de la esolucidn simbalca de los con fits y, por oto lado, el del igual resper. Arbus son logres modemos or exlencia,y se presuponen mu tuamente Resolucin simbolcs de los conflicts sign fica negarse a soluciona un igo pol era: no immpone una olucion mediante ls atmas ni mediane la osc, se negoca, se discte, se pone la mira ea un acuerdo cote las personas o ene consenso de ls partes impliadas. Esta sla norma admiida hoy en da. Eso «queen as rlacionesntemacionals, ama una soi iin polite (por oposiin amit) en a lai fhe manas una decisin concerada (en lugar de auortaria),Smbolca no significa, pues, decir que ls cia alld no sea ea sino que tenuncia a slzar violencia lige en cambio la forma del dilogo. Igual respeto —el otto principio habitualmente jnvocado— quiere dece que cada cual tiene detecho a Paricipanteen la resolucion simbilica dels conic: tos. sun principio antiscificial nadie puede sri norado, despreciado, apartado de la solucién de un problema que le conciene. Ambos pricipios van Puesde a mano: ¢Qué sera un reslucibn no-volenta {que no otorgara tna misma consderacin a los pat Cipantes en i dscusién? Seria una nueva modelidad de violencia que contadila este mismo principio, Ademds, puesto que cada individ gora del benciio “ dena igual consideracién, esto implica que see con- cedan derechos ¥ lbertades idénticns y del mismo rango que a rodos los demés; ext es evidentemente la Aesctipcin que da el articulo primero de la Dedara- cin de los Derechos Humanos. Finalmente, reulea dde todo ello una ética de la proteccin de los indivi- dduos, una ética de la intpridad centrada en la no- discriminacién y la no-inwsin, una éica dela ausen cia de dafios illigidos y del igual rspeto de las prefe rerias de cada cual con tal de que no obstaculicen el cjerccio de las preferencias de los demés; en suma, tuna ética del evismo cortada ala medida de los com- portamientosindividuales, una éica de los principio centrada en el respeto a la integridad personal Estas coma, mie alld de sus varias posibes formula. ciones, son evidentemente may conacids, puesta que ‘componen el tejdo moral de nuestra sociedad lo cual, afin de cuentas, consticuye ya una paradoja en s{ mis ‘ma —uina sociedad fundada en un prineipio indivi- duals... Pero esta es una paradoja menor compa- rada con la que tengo ala visa. Lo que imporea aq, claro esti, no son los efectos socialmentedisolventes de semejanteética de las conductas individuales, efectos tratados desde hace tiempo de forma penetrate y que alimentan todavia abundantemente la lteratura socio- légicay la flosofia social lo que me interesa son sus efectos patalizantes sobre la propia étca, en tanto que debe juzgat, evaluar,crtcar el mundo. La ética de russto tempo, centrada por completo en la defensa de sus princpios, renuncaa cualquier jicio glob bre el mundo; la ética del civismo reduce el pen riento ico ala impotencia. La éica de os individuos abandon el mundo en el que viven ls individuos. ‘Tres ilustraciones 1. Lanwruuencta ne 10s nonors Una ilutracién de esto nos la ofece el problema, particular aunque sintomético, del lugar creciente que ‘ocupan los robots en nuestro mundo diatio. Pasado el choque inca, todos estamos ya acoscumbrados a se gir por celéfono las instucciones de voces previa- mente grabadas, a obedecer en nuestro coche al pitido que nos ordena abrocharaos el cinturén de seguridad © a ejecutar las areas requeridas por la pantalla victil de nuestros cajeros auromdticos. Estos son pequesios hibitos quese han colado en nuestra vida dara, y que nos han acostumbrado répidamente a vivir en asoci- La expresén figura en una cara a Ruge de septembre de 1843 (Marr, Bil aus den Deutch Fatsicen abi m, MEW, 34), 3 etecia, alo que el mundo le imgone se abl ‘separ goa da “Seinen sectvidad de ace unde profi damente sriles ena radii dela Hono occ dena, sobre tod enue desu més erinenes feprecnant. Desde lr espléndidoreoicon, os 8. ldots pariern en bis del principio moral que preumblementedebia emia por comple, El Prsulclo ms cominmente comparido hay en di ex Gur cad xian debe dfende principio thor como su mac de ibis, rebjando lor des cnfoques como sl fier scundaios © como a n0 dependesan del moral propane ich, Elkan. tno we anche dfendiendo la dignidad mana, luteal libre a ibe lo Imani la comunidad el abermasano fa comuni- deja quel mundo sga su curso, Dicho de ott modo Tapotecia crits de eas Gas cautivas de ss prin cipios se agoarralment en la para del ealdad regia por estos principe, y deja que d ceo del mundo wbsiea al como cs El pinipio de prea Clin se preoapa por lor rlesgosy dja qu produaca ‘na hulda haa alan coli aca kanana $e preocipa por Is autonomis de ix deciones indi dus pero no por la vida ena de eso alo in « Paral ana ls heteroninia par slain lsd ‘os infigils, pars lira 'sridumbe, pr el com tas omizsin, paral haber la dieorsones dela dividuos; la rca de los derechos humanos, de spirits leantiano, se preccupa por la proteccin de los indivi- duos pero deja que se extiendan modos de vida que por lo demés pueden ser odiosos. Yo dria de buen grado que silos derechos humanos son particulars, ‘no es tanto debido a su anelije histico y cultural en cl mundo occidental como por el cardcterextremada- _menteselectivo de su campo de aplicacin al limitar- se, a grandes rags, al dmbito de la defensa de los derechos fundamentales, limita su jursdiccim a las expecrativas de comportamiento que podemos tenet legitimamente los unos con respecto a ls otros, Cada tuna de estas éricas, por muy grandiosa que pucdiers ser ‘en sf misma, se encuentra pcs cautiva de su principio rector, ye espone porllo tanto al proche fundamen- tal de ser draméticamente selectiva con respocto ala amplitud y a la dversidad de los problemas éricos que nos depara el mundo. Este dalronismo es caracterist code las grandes éicas del pasado, y gobierna nuestra xica presente que es la heredera de esas, ica de nuestro tempo ha hecho incluso de ello tun dogma: la éca publica, comtin, compartible, no pusde ser més que la éicarestringida, la que ya no se pronuncia sobre el cuso general de as cosas pero que ‘ela por el respero de algunos principios minimos Desde Locke, el liberalismo ha convertide este dogma su axioma fundamental, el del Gran Reparto entre Ia esfera publica y la esteraprivada. Es su propio prin- pio: cualquier invocacin 2 una ica global es expal- sada fuera de la esera publica —esfera en cuyo interior se construye sin embargo nuesto mundo corn — ya que significaraimponer, deforma paternlistay repre siva, una concepeida del bien a aquellos que mo la 2 ‘comparten, Las preferencas de cada persona deben ser respetadas y protegidas en tanto en cuanto sean com- ppaubles con ls de los dems, Es lo que explica kre dduccién de la moral bral a la inica defensa de anos principios de juriia que on evidentemente pcos dada que cada individuo aplicalibremente w concep. cién de la vida buena, tnicamente son admitidas al rango de replascomunes aquellas que autorizaa la ex tensién maxima de esta aplicacién de igual manera para todos. Principios de justicatnicos para prferen- Cas individvales varias. Hl perfecconismo individual (es decir, la implementaciin que cada cual tiene de su propia concepcién acerca de lo que eel bien para si mismo) descansa pues sobre la neutelidad dels regs de coexistencia colectiva, Lo que le da miedo al libers- Tismo no es pues el petfeccionismo en s, puesto que, individualment, el perfeccionismo significa su juicio Ja realizacin de la bertad; lo que teme es mis bien e! paternalsmo ligado a un perfccionismo impuesto al projimo, sindnimo de represién individual Por este ‘motivo al liberalism suspende cualquier posibilidad de evaluacin colectiva dl mundo comin, en nombre de la neutralidad pablica. Es su modo de retirarse del ‘mundo, de aprobar porlo tanto el mundo el como va ‘Al igual que la eligién, las visiones eas globales del mundo se han ectirado ala xfera privada. Con, no obstante, una consectencia notoriamente diferente ‘mientras que la relgisn, relacionada con la salvacién del alma individual, puede sobrevivis bajo _lrégimen, de la privaizacién, la ciea global, que no se ocupa del alma sino del mundo, perde en ello su razén de set. El liberalismo deja que persstan las rgiones, alas que cada cual puede sumarse de forma individual, pero climina de hecho las éticasglabales, que solo tienen sentido en una adhesién y una accién comunes. Uno ppuede creer individualmenee en la salvacién de sa loa en un concexto liberal, pero este mismo contexto liberal socava cualquier crcencia que no sea la que el propio liberalisme pramueve, asi la ereencia en la autonomia individual o en las capacidadesracionals. [La dona liberal ve en ese estado de cosas el reconoci- misnto saludable del shecho del pluralismo», como dice John Rawls; pero slencia cuidadosamente eh cho de que en nombre del respeto det pluralism de las convicciones, este mismo liberaismo se vuelve en realidad el cSmplice sevicial de modos de vida que nos son impuestos unilateralmence. Al retzase del ‘curso del mundo, el liberalism lo abraza: es, pues, ob- jetivamente solidario con los modos de vida que este ‘curso del mundo nos impone, Esta cendencia general ala retrada del mundo, ca: racteritica dela éica actual, se ve ademés ampliicada por latendencia conremporinea ala pacelacién de la cca en diferentes carapos concretos: bioésca, éica médica, dia de a salud, éica dela minusvalia, tia dl final dela vida, cica del medio ambiente, ética anim, ica de la investgacin, ica dela cients, ica de as nnanotecnologias,ética de los negocios, éica profexio- nal ica del familia, ca sexual ca del funciona tio, étca del sldado, dca de a cudadania,étca del psicoandliss,écica del captalismo, ética del trabajo, fica socal, étca econdmica ca dela empresa, ca el juego, ética del turismo, éica de la pedagogia, hay incluso una ética dela ceacin dela moneda, una ica de la defensa del mar y una éica de la hospitalidad en setdtios.. Tl es a via que a érica de nuestro tiempo ha elegido para retrarse del mundo: parcelalo, frag. ‘mentarlo,atomizatlo,palverizado —literamente: ana lzarlo—, para después pasar sas componentes cemen: tales —y solo estos— por la lvadora de sus principios. Ente es evidentemente dl medio més seguro para eitar catalquier cuestionamicnta en profundidad de sas cvo- luciones ms significatvas, para aparcar lt posibilidad de examinar nuestos propios modos de vida y peer titles desarvollase sin tabas. La ética se transforma asi ene exacto reverso del proyecto de ertia general so- fada por el joven Mar, se hace mis bien el jovial ‘bmplice de toda realidad existence. El diagndstioo de la sicuacién moral de nuestro tiempo nos ensefia pues que a ética omnipresente es cen realidad una eticaredcida ala defensa de algunos principio que, una ver stsfechos, dejan el mundo a su lbre cuso, sa étca restringida odtia de los prin. Cipio es pus fundamentalmente acitica: bajo la ap Fieneia de velar por la norma suprema del respeto de Jos derechos individuales, sirve de hecho para blan (qucaréxicamente pricticas cuyo cardcte éico general se abstiene desde luego de examinar. Es acicca pero ‘td lejos de scr axioldgicamence neutra: el valor que privilegia por encima de tado es el curso del mundo mismo, Sa propia naruraleza la empuja al conservad- rismo del hecho consumado,o aceptacion generaliz dda del mundo tal como va. Ahora bien, dejar el mun- doa su libre curso significa de hecho dejarlo tal como Jo quieren los otros, aquellos que tienen el poder de imponernos modos de vida, Cautiva de sus principios, Ja etica de los principios se vuelve en realidad un ins- crumento de colaboracién objeciva con aquellos alos {que la dvi les importa un rabano, 16 La neutralizacién ética del mundo Peto tal ver vaya slendo hora ya de retomar la ob- jecién antes evocada, y que vuelve con insistencia: cualesquiera que scan los efector inducidos, posible mente negatvos, de nuestra ética de las condiltas in dividuales, no habria aun asique er en ella ante todo tun inmenso progreso de la cvilizacién, una condicién necesaria para cualquier progreso ulterior? Antes de ‘querer corregir sus siempre posible desvies, zn hs- bria que presuponer que es el esalén indispensable hnacia una mejor érica? Después de todo, procurar ha- cer que nuestros comportamientas sean més éicos, como nos lo presriben por tas pares, es decir mis respetuosos con determinadas rglas de conducta que protegen a las personas y al entorno, deberia ser algo considerado més bien como un avance en el proceso de cvilizcién, como una vis que nos aja dela bar- bari y del c2os, como una barreraadicional levantada contra el mal que el hombre iilige al hombre, ;No seria por Io tanto razonable pensar que l integracion dleconsideracioneséxcas, incluso parciales, sapone un 7” ‘gran progreso nla historia dl desarrollo humano, y {que el celo en no perudicar al préjimo, en resperale ‘en cuanto persona, en protegele de ls iesgos excesi- vos yen consignar todo exo en el derecho coercitvo, ratca un grado postivo frente al dominio por lo de- més eontacular de una razén instrumental globalizada? La prolifercién de roglamentos y de comiés éicos, de cdigns deontaldgicos y de autoridades normativas fen todos los nivees de a globalizacién (local, nacio nal, internacional) parece, también, ir en la direccén cdetuna incorporaciin cociente de preocupaciones no cetrictamente ultras, centradas en lo humano an- tes que en el siktema, Desde este punto de visa, infun die ética, incluso retringida, incluso mia, en los di: ferentesniveles dela accién individual y calectva de beria aparecer como un progreso salidable, En sus cefecros humanizances, la insttucionaliacin dela é «a, incluso limirada al respeto de los derechos indivi- duals, lejos de tener que ser denunciada en su princi- pio, deberla pues més bien ser apreciada como un factor de civilzacibn, zo no? Exe efecto civilizador,incuestionable, es sin em- bbargo fundamentalmente ambiguo: humaniza el ‘mundo al mismo tempo que concribuye a volverlo ajeno para nosotros mismos. ‘Tl e la paradoja, y en ‘dima instanca la eragedia. A través de kt promocié, liberal de los derechos individuales, cada uno de noso tros se encuentra en la actualidad respaldado y prote ido en su etatus como probablemente jams lo ha: biamos estado antes en nuestra civilizacion, es certo; pero la aparicisn del individu es simleéneamente la ‘mejor garania para los sistemas insrumentales —eco ‘némicos, inancieros, tecnocientificas— desde hay glo balizados de que pueden desplegsr a su antojo redes ‘complejas frente alas cuales los individuos, pero tam bign las comunidades los Estados, se encuentran po- Iitica yétcamente sin recursos, De esto ex de lo que se hace abjetivamente cémplice la ica delos prinpios, auténtico operadar paradSjico: al fwvorcer el acceso de cada cual 2 todo un conjunto de derechos que de- berian permitienos habitar el mundo segiin nuestras respectivas preferencas, nos viele al mismo tiempo ajenos al mundo en el que debemos vivir El fracciona miento de la ética fvorece un mundo que ha sido abandonado por la propia ética. Ambas cosas —Iaét ca restingida y la influencia de ls sistemas sobre los individuos— se refuerzan recprocamente desde ser pre, y evidentemente no es una casualidad si fueron hrstricamente cooriginatias, en el umbral dels r¥0- luciones americana y francess: todo sucede como si hhubiesen sido cortadas la una a la medida de la ota, hhechas la una paral otra, como los emites del diva cio para los abogidos. De tal modo que hoy parece claro que aquello que se manifesta como la victoria del individu certifica en realidad el triunfo del siste- ma que ha moldcado al individuo asa imagen, y en su provecho, Ala proclamada Universlidad de los Dere- ‘hos Humanos corresponde la globalizacién efectiva delos sistemas inhuman, ‘Se impone pues un diagnéstico: la ica restringida ‘que empapa nuestra vida socal contribuye en realidad en gran medida a le neutralizacién ética del mundo, por lo tanto asu libre despliegue. La retrada del mun: do y la pérdida de la capacidad critica general son ast tn tnico y mismo fenémeno, y ambos estinligadas al caricerselecivo y analitico de la Pequefiaétca, que » fracciona la realidad en componente elemencales que trata después independientemente los unos de los ‘otros. El faccionamienco de la ica paraliza ala ética. Los derechos, las libertads, la igualdad son objeto de atencién, pero no To son los mods de vida se habla cde la ética de los negocios, pero no del capitalism f- rnanciero; el consentimiento de los pacientes es motivo de reacupacién, pero no asia deshumanizacin dela medlicina; se evan los tiesgos ténicos, pero se dja ‘que operelainfluencia de a teenociencia sobre el mun- do, Y ai sucesivamence. Es nuestra rueda de hamster, {se quiere hacer que gire mejor, al haber sido desc vada cualquier posible veleidad de salir de ella. Siesta consecuenca tiene algo de fatal, es en sentido literal: hhace del mundo un destino inelucable, un mundo ex ttafio que devors asus habitants, que no tienen ya ni siquera ota opein que dar vueleas en ls rucda Peto este mundo no nos es tnicamente ajeno, po dia resulta fundamentalmente malo, Desagradable, incluso detestable o execrable.O sencillamente enojo- so. Un mundo en el que no resulta agradable vive: un mundo que, si pudiéramos elegir con coda libertad, rho querriamos para nosotros. Y, sin embargo, la Pe ‘quetia tia deja que este mundo se desarolle. Recha- zatlo tal como es 0 tal como podsia legac ase, no tuna opcién para la Pequefiaética. Porque esa sive para blanquear el mundo, no para crtcalo, y aun ‘menos para recusatlo, Dicho de ozo mode, la Peque- fia cca es incapaa de jurgas, evalua, crtcar aquello {que sin embargo mis nos importa, es decir lo que nos cs mis cercano y mis familiar: nuestro modo de vid. ‘Asi pcs, persemos que la Pequefia éica es muda frente a fendmenos tan imperiosos come el individua- ra lisma creciente, el culo al rendimiento, el economis: ‘mo que nos rodea, la mercantilizacion de todos los bienes, la jurisdicién de las relaciones humanas, la ddarwinizacién de ls rclaciones sociales, la pévdida de solidaridad ente geneacionc, la tecifcacién del hom: bre y de su entorno, la extandarizacién de los bicnes calturales, la normalizacén de los comportamientos, Ja uniformizacin de los modos de vida, la religibn de Jas ciftas en todos los Ambitos de la actividad huma- ra, la domestcacin de ls individuos por el mundo del trabajo: codos clos fenémenos generales que tie- ‘nen una influencia muy directa sobre nuestros contex: tos de vida mis inmediacos y que, en consecuencia, nos moldean dia tras dia, del mismo modo que el agua cxosiona el lecho de un rio. Y es en efecto este conte: to de vida el que constituye nuestra 0na de contacto Jnmediato con el mundo que nos rodea, con él nos las tenemos que ver en el mundo social diario o en nues- tras relaciones con los demas. Vivimas, pues, estos fe némenos con la mayor proximidad, aunque estén de- rerminados por sistemas que son anénimos ylejanos; cesta ex ln manera en que nuestra época convierce Io sds 2jeno en lo que es més familiar. El hecho de que cl pensumiento erica haya abandonado ambas este ras resulta aia mis dramtico, Sia est letania de fendmenas tendentes de gran cavergadura que determinan nuestro modo de vida, se afiade una lisa de problemas mas especificos que, en cada caso, necestaran una profunda reflexin, se tend una idea jusa de araz6n por la cual a Pequefia ica no esti en condiciones de afronca la caleidoses- pica diversdad écica del mundo. Piénsese en la clona- cin, en el final de la vida, en la eugenesa, en el dere- ¢ho alco en el boro ena pena de mere en ia dspenalation de alguns dog ent deecion precor dele comporanienos lads de iso, en afettos Bios en as encracons fa 0 en munca de tar los annals de qué exon as mers roa culpable a Pout coc condo trent fs Pequta cn del pensamiento ber, Concent por ncrlers en los dershon en pre Cclarenl derecho dl indvuo a hacer odo aqullo (ue no ant conc a ier de los demas o que ‘ina liberead neat in en general en cal tue pensamlnto ond queso shor ea eaves Ein dene dic ceegor, augue Fr ms fhalqu ld labora nea, como a esporab lidad ol mcmocimionn Ning de eo cue fiastson nada al il de una nie gum, pues sbaracion sans tot teas cect como traar un problema com dl sorta rane de ura nea granitic mera” Bien se ve que clear consecuencis (par nad arn lif, paral leat) y ego cana sein eerie que toda habed que eegso ota gmc repeat lo de res fndaenteo epee evar de a vidas Sambi ac los mandingo, ner Screven deer fic dl mio os press Sin por a jst social que qulers granu In acts de todos a na pdr ler 0 dha lor impacts dence que pede ten a mbar no desead sein metiosoca ol exo compone una irreductible complejidad de posibles puntos de vies, todos ellos legitimos, rexpecto a la fal a reduccidn a una tnica perspectiva no puede sparecer mis que como un auténtico abuso de acori dad étco, un secuestzo moral, Hay que tener una sn gular pretensin tefria para querer seduci aun Gnico punto de vista mora pertinente este tipo de pregun: tas, y un curioso daltonismo para darse por satislecho con fa respuesta que una sola de estas gramitics ticas pfrece. La Pequeta ética es un taje demasiado este cho para affoncar la riquezay la complejidad de codas La influencia de los modos de vida ‘Volvamos pues alos modos de vida. ;Qué es, pre cisamente, un modo de vida? En flosofiao en ciencias Sociales, el concepto de «modo de vida» apenas ha ad uitido dignidad cientifica propia. Cuando estas dis: ciplinas lo emplean es en su sentido corrente: mane- 1a de ser, pero sin definicién especialmente precisa. ‘Algunas nociones le son présimas, como, en filosofia, la de condicisn propuesta por Hannah Arende, pero en este caso se trata de un falso amigo. En efecto, el kémino arendkiano wondicién» no da de ser abs: traceo, ya qu, en lugar de pretender dar cuenta de la situacién dela propios ators, restcuye la interpre cin que de dl dala Glosofia. As, cuando ella carace- rina la condicién del hombre modemo a través de la victoria del animal laborans sobre el Homo faber, no cexpresa la manera segin la cual los atores viven su propia condicién, e decir la manera tal como ellos Imismos la describirian, sino tal como alla, la filsofa, la interpreta conceprualmente, La nocién de «cond: 4“ cline no periteni expla n debe mel sie mos concer mediante lo cules difinde yw ivcétcumate la siacin de mero dempo par dein modo, saber su dagnose nec To la ncion de mado de dase desaten a insta dee concrpto cco empleaos habia teas en as ceca pile, Dicks noon se iin fpr, ectmmeans, de he pede vclon flab ear ls de oe dcteminans stmt Cordes prices dei lo qu determina is pri tees elo que son, Aor bie loge a aves cor modo de vida apenas endl ede a rnocién no tuviera en cuenta cémo los sistemas ysub- sistemas se reproducen para impener, precsamente, mods de vida: porque es esta separacién entre los me- canismos propios de los sistemas y la vivencia de los actores lo que da su sentido 2 la paradoja moral que constituye la marca de nuestzo tiempo. Per la nacién dde modo de vida se disingue tambien de las wnormas sociales» seneillamente porque el modo de vida no de- signa Gnicamente normas sino toda el vasto conjunto de obligaciones crstalzadas en los comportamientos ‘experados por los atores. Finalmente, el concepto de ‘modo de vida se distingue también del «habitus, por aque este limo es un operador sociolégico que permi. teen cierto modo explicar, desde el punto de vista del socidlogo, los mecanismos de socalzacién mediante la reproducciéa, por parte de los actres, de dispos cones duraderas. Aqui se impondeia probablemente tuna discusion mis profunda, pero digamos que los smodos de vida no eratan de explicar cémo ls actores asimilan esquemas de comportamiento o disposicio. nics duraderas que son como la marca de la sociedad

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