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9. Fragmento. de une, erota de lop vientoss romana 2 Goocr imperial taalan Se dan fos nombres de Tos ‘lentes ea ateg0 y latin: fos aeras del anillo inte Mons See laine Ue Co sein ds sign en que los romanos hubjeran de abordar cuestiones de locali- zacién. El campamenio militar, por ejemplo, estaba relacionado con fl femplum augural. También contaba con tinos limites permanentes y se hallaba cuidadosamente orientado, como explicaba Polibio*, por teferencia a un méstil blanco situado en el centro del_praeto- Fium, la porcién, del campamento en que se instalaban los mandos. Cerca de aquel méstil se situaba el auguraculum, la tienda del ge- neral, desde cuya puerta escrutaba éte los presagios; a la izquier- da s¢ erigia la tribuna desde la que arengaba a sus soldados una ‘vex que habia logrado averiguar la voluntad de los dioses. Plinio recoge un primitive método de orientacién®. Refiriéndose f este teme {no con propésitos adivinatotios, sino con vistas @ las Previsiones que requiere el sentido comtin en el campo) aconseja proyectar Ia propia sombra a la hora sexta (es decit, al mediodi) Ge cara al sur, para volverse luego hacia el norte, de modo que pue- da tenetse [a sombra a Ia vista: «Por el centro de ésta abre un surco con ayuda de una azada o traza una linea de veinie pasos de larga, ppor ejomplo, con ceniza. En su mitad, es decir al paso décimo, hez tun pequetio circulo, el llamado ombligo (umbilicus). El extremo de a sombeazenazcard la direceién del viento norte... Cortando la mi- taggide aquélla, teqza otra (linea) que iré desde Ja direccién de le fda equinoccial ‘hasta la de la puesta equinoccial del sol. EI prta el gmpo en esta direccién se llama decumanus. as oblicuas habrén de trazarse a través de esta inter is)... Basando todas ellas a través del mismo ombli- lee yg distancias equivalentes entre ellas.» Plinio se ido a defender este método como ¢} nico adecuado para simples, p25 sugiere que los més expertos podrdn tener este Giagfama, opted) para determinar la direccién de los vientos, re- gistrado potmanentemente en algin tipo de tabla Vitrubio describe con Iajo de pormenores la construcciém de esta especie de «rosa de los vientoss®. La rosa de Vitrubio es més mi- nuciosa que 1a de Plinio, con dicciséis divisiones en vez de ocho. Estos dieciséie compartimientos de los vientos guardan ciertamente relacién con las diecistis divisiones del cielo de 1a adivinatoria etrus- 42 ca, La bisqueda de nuevas analogies (como la de los dieciséis hombres de Osiris) me Ievaria a unas especulaciones demasiado sutiles®, Los agrimensores El método de orientacién propuesto por Plinio pertenece al acervo del saber campesino. Vitrubio, por sv parte, desoribe un sistema is exacto, que era el usado por agrimensores y planificadores”, fnientras que st casi contempordneo, el agrimensor Higino (Gromé- fico), condena el método primitiv de Plinio como sujeto a errores, a la’ vez que recomienda el procedimiento habitual entre los agri- mensores como el Gnico que asegura Ia exactitud ” ‘Los agrimensores. romanos operaban del modo. siguiente: se si tuaba un sciotherum —una varilla de bronce— derecho sobre un circulo trazado probablemente en una placa de marmol. Se obser aba Iuego la sombra proyectada por la varilla y se marcaban los dos puntos en que su extremo tocaba Ja circunferencia del cisculo antes y después del mediodia; se unian los dos puntos con una cuer- da que se cortaba perpendicularmente con una linea que unia este ppunto con le base de la varilla; esta linea era el cardo, mientras que fa misma cuetda era el decumanus”. Una vez establecidos los ejes principales, o también aceptada la orientacién dada por algin cle: Trento notable del lugar, como podia ser una via principal del tipo de Ia Via Emilia, si ésta discurria por el paraje on cuestion, el agri t 10, BI serimensor romano. ens to y ret. Recanttrucsion de P-Peigo, “3 1, Los instrumentos del agtlmensor romano. Estla Aci sarimenser Lacio Boutio Fausto, Ira, Tala cel Norte, Et relieve mucstra tna gram’ dexmontaca 9 1ot simboigs de In sutordad de Bbutio, mensor operaba con un instrumento flamado groma o gnomor (al sciotherum se daba también el nombre de guomon, lo que ha cau- sado cierta confusién). Era éste un instrumento complejo; consistia en una cruz de brazos metélicos (stella) de cuyos extremos colgaban unas plomadas; la cruz se colocaba horizontal y excéntricamente s0- bre un ermazén de madera (ferramentum) de forma que quedara situada ditectamente sobre un tablero en el que se habia trazado otra cruz (decussis), una de cuyas Iineas mayores se hacia coincidir con el eje (cardo o decumenus) previemente elegido por el agrimen- sor. Las Iincas se fijaban luego visualmente®. La stella situada so- bre el gnonion era pata el agrimensor lo mismo que el templum para el augur, algo asf como la wesenciay de su método. De hecho, pa- rece que en los umbrales de los templa minora se fijaba una stella de bronce™ y hasta es posible que el Hiuus augural Hlevara edhe- rida una pequeiia stella®. 44 12, El guomon del agrimonsoe (saludo womo con ins seoturiada, Este entrano diapraraa muestra el insiramento del ‘fun circulo Conde fa side cortado siete veces or fz somibra lunes un passe de He sine Gromatco; Tat lineas de Tas soma: on sido unidas erneemente lo divisioues feulares del terreno. Le palabra exerts sl extrema deretbo debe sor rlete en ves os ‘esidens. EI metidisio esta lines que une et conto del ereulo [a caetce que mares in bisecteia, mientras que los restantes cardince aperesen paraleles' ell: Les decuna: i, de las ue se indica agut slo et principal con «DM estan, simplemente fx ngulos tects. Las umbrae wom inipresiones ¥ no see fatentado que concider O99 tes cardines diagramaticc, Los auspicios Se procedia a la prictica de los auspicios. En el mismo dfa y en el mismo fugar 0, si los dioses no se mostraban propicios, en diay lugar més favorables, se ofrecia un sacrificio®, Se procedia a escrutar las entrafias, especialmente el higado y quizé también los intestines, de la victima sacrificada en busca de nuevos presagios. De ello se encargaba un adivino de categoria especial, el haruspex, © adivinedor por ef higado. Al igual que ocurria con los auspicios, Ja tradicién airibufa un origen etrusco a la haruspicacién; esta préc- tica se mantuvo hasta muy entrada la era cristiana, Escrutar las en traiias de los animales sacrificedos era una préctica universal”. El método especifico de Ta adivinacién por el higado parece tener sus origenes remotos en Sumer, de donde pasé a los hitites y @ otros pueblos ™. En el contexto de la religiosidad primitiva no resulta ex: trafia esta forma de adivinacién. El higado es un érgano voluminoso y delicado que en todo momento contiene una sexta parte del fluido vital, la sangre ®. Por ello se consideraba el higado como la sede de la vida, y de abf se segufa que en todo animal consagrado a los 45 15. Flevra recpstada sostenfenda up higado adiyinaterio © un modelo del mismo: es [Bioda“is somclonea von al higado de Plcence, Postble retrto de un harispie. Taps Beles han ure citer de alabsstro, con restos de policroois acherides. Conccide Sioa eLa Tomba delfArusplees. Comiencos dl silo 1a, 15, Hanepie_aivinanda mediante wn higado sacrificial. EL harpice ,lemado ‘Kaha Gop api de one de proxies oto 20 €.nlado cn Vale. aE ars 6, ba inspec de Iae entrais v l consofo de los adivinos. Se trata probablemente 4. Escene do edivinaidn por ol higudos posiblemente archon aprendiendo fa harvs 3S tor hdaplces previos al expedtehon de Tvalang contea Tos duciow. Relieve pata ‘icing de" Tages (? Pava tarshes)Eapeio de bronce ballado en ‘Tesaata, frente reszuredo’ procedente del Poro de Trajano, de finales del sig 1. 46 a7 dioses, cuyos movimientos més leves se observaban ansiosamenf, el higado, como punto focal de todo su ser, se convertia en una espe cie de’ espejo del universo en el momento del sacrificio®. Notese que en Mesopotamia, las ovejas (que eran el animal més comin- mente sacrificado) son propenses a coniraer una enfermedad que deja huellas muy visibles en el higado; se ha sugerido que llego a desarrollarse un sistema de «correspondencias» entre aquellas sefia les y los acontecimientos externos. En algin momento se codified aquel saber, con lo que st préctice adquirié todos los visos de un oficio» que tenia sus propies eacuclas y sus adivinos titulados, su casuistica y las cortespondientes disputas acerca de la interpretacién. Nada tenfa que ver en todo ello Ia. «inspiracién», Aunque conservamos numerosos documentos relacionados con esta préctica", es muy poco lo que sabemos acerca de las normas y procedimientos précticos de Ia adivinacién por el higado en Meso- potamia. Adin son menotes nuestros conocimientos sobre el sistema etrusco. El més importante entre los documentos ettuscos conser- vados es un modelo de higado en bronce, actualmente en el museo de Piacenza, Casi todos los investigadores opinan que este modelo se utilizé para el aprendizaje en alguna escuela de adivinacién, mien- tras que otros Io consideran un simple amuleto. Sea cual fuere el destino de este objeto, sobre el borde de su superficie més «pobla. da» hay dieciséis compartimientos con otros tantos nombres. inser tos que éorresponden muy de cerca a los nombres de los dieciséis dioses etruscos del cielo adivinatorio segdin la noticia recogida por Marciano Capella®. Las divisiones del cielo de la. préctica augural corresponden a las divisiones del higado en la del haruspex, y en los dos casos hay una referencia a una «idea», a un «modelo» del 17, ‘Modelo en terracota de hgado edivinatorio, con marces en sis wsstae», Babiléico, 18, Modelo ctrsco de, higedo, con les Gnisiones 6 seasars del adivano meer {a y con los nombres‘ Tas clvinidades ruseas consignades em elias, Se deseo foce l use a.que esterfa dostinado esto Dequeio objeto. De siglo 1 2.C., coat th la focalided en que se halls extabs 38, ‘io dominio zemano, no 19, Cae aapeig delgado do Plo universo. No resulta por ello extrafio que el haruspex: hiciera tam- ign de adivino por el trueno ® Para la préctica augural era también importante otro érgano in: tetno, apatte del higado: los intestinos. En la ciencia de los augu- rios, los intestinos eran lamados «palacio de los intestinas> o sim- plemente «gran palacion (el ekkatu accédico, al igual que el hebreo Yorn, heichal, significa a la vez «pelacion y «templo»™. «Pala- cio de ios intestinos» era también el nombre que se daba al mundo inferior en Mesopotamia, dominio del demonio Humbeba, el hombre- intestinos. Juntos. los intestinos y el higado parecen representer el universo en Ia adivinacién mesopotémica. Por otra parte, los tér- minos usados en la adivinacién mesopotdmica, como «montafia», arf», «estacién», «paso», xfuerte>, epuerta principals, ete., parecen corresponder a algo como la descripcién de un paisaje. Parece que leg a establecerse una especie de nexo directo entre los elementos del paisaje, tales como los que rodean a una ciudad sitiada, y de- terminadas partes de las entrafids de la victima sacrificial ®. En Ita- 49 lia, la adivinacién por las entrafias, si bien era prictica_coyocida generalmente, no two tanta importancia como en Mesopoiamia. La gran ciencia ‘etrusca se dedic6 sobre todo a la adivinacién por el hfgado. Fl fundedor de la ciudad habfa consultado ya cl yuclo de las aves, el movimiento de los animales erréticos, quiz el sonido del trueno y Ia evolucién de las nubes en busca del lugar y el dia pro- picios. gPor qué, pues, se consideraba tan importante Ia adivinacién por el higado? Esta préctica siguié formando parte esencial de mu- Chas ceremonies cuando la auguracién habia caido ya en desyso Vitrubio insiste en que no debe descuidarse el examen de los_hige dos: «Nuestros antepasados —dice— cuando erigian una ciudad 0 tun establecimionto militar, sacrificaban algunos de los animales que pastaban sobre el terreno y examinaban sus higados; cuando los Ge las primeras vietimas aparecian negros 0 deformes, sacrificaban otros para averiguar si tales peculiaridades eran debidas a la enfer- medad o al alimento. Nunca empezaban a levantar los muros en 20. Parte inferior de una Ufmparn de Bronce pare colgor,¢,450 a, C. posiblemenre Jrocgdonte de Vuls, Tiene dlseele mscheyos, teios en figure humana, cco femenings Frocko mosculina, estas tocando flautas. En ol centro hay una cabeza de Corgona ro deads oe olas ¥ anitales. 50 24, Retro del demonieitestinas Hum Bra, Carsmica Ar babitoaico, 700- 500.6 tun determinado lugar sin antes haber practicado reiteradamente aque- los exémenes» ®. ‘Aunque no tuviéramos otros datos para corroborarla, 1a_afirma- cién «racionalistay de Vitrubio hubiera bastado para dejar bien sen: tado que esta practice iba cstrechamente wnida @ la fundacién de jas ciudades, aunque las razones con que Ja apoya nada hubieran dicho a los antiguos fundadores o a sus adivinos. El procedimiento fdivinatorio era largo y tedioso. Los presegios desfavorables podian Ser anulados buscendo una configuracién de las entrafias © unos sefales del higado més favorables. A veces tesultaban «mudaso les entrafias y solo por este motivo era preciso repetir el sacrificio. En ‘cualquier caso, la tarea podia prolongarse durante varios dias; sus resultados no se tomaben simplemente como un s{ o un no que los doses daban en respuesta a una pregunta determinada, sino que Servian de otientacién precisa a la hora de acttar. La presencia de estos sacrificios en cl rito fundacional de las citdades no resulta en si misma significativa, ya que se consideraban uno de los méto- dos més sequros de dar a los participantes en una determinada ac ign el convencimiento de que los dioses sancionaban Jo que se dis- ponian 2 hacer. Pero el caracter topografico del lenguaje adivinatorio etece indicer que la indagacién se referia ante todo al emplazay fniento que tenian ante si. No creo apurar en exceso los datos al sugerir que esta forma de adivinacién se practicarfa para determi- nar algunos de Jos rasgos que habria de adoptar el trazado sobre fl terreno; en efecto, la terminologia manejada por los haruspices no dejaria de sugerit el trezado de ta muralla y el emplazamiento concrete de los principales edificios piblicos de Ia ciudad. Carecemos de datos capaces de indicarnos cSmo situaban tos antiguos sus edificios publicos y templos en relacién con el plano de la ciudad. En cuanto a los campamentos militares romanos, se bemos que se elegfa siempre an terreno mas 0 menos Ilano, pero aun a en este caso, en que habja normas espectficas para el asentangjento, se trata de tina indicacién tGpica més que de una préctica eféctiva, incluso en la forma en que se mantiene en los tratados de época imperial tardfa. En cuanto a las ciudades, eran por fo general mu- chas las irregularidades del terreno y los cambios de nivel que de- berian tenerse en cuenta, y los agrimensores romanos hebrien tro- pezado con muchas dificultades para incluirlas en sus planos®, In- cluso los mapas a mayor escala que conservamos de la antigtiedad, como la Forma Urbis Roniae, no registran los cambios de nivel * Parece posible, por consiguiente, que al levar @ cabo un trazado sobre un empiazamiento irregular no se hiciera conforme @ unos plenos previamente dibujados, sino directamente sobre el tern y ello sistematicamente de acuerdo con lo que indicara le inspec: de las entratias del animal sacrificado. No hay datos que apoyen directamente mi sugerencia. Pero, en otras circunstancias, la adivinacién se aplicaba directamente a la or- denacién del territorio, El augur romano Actio Navio, por ejemplo, demostrd por vez primera su capacidad al buscar en su vifiedo una parcela excepcionalmente cubieria de cepas para sacrificar a Japiter Se situé de cara al sur y dividiS la vina en cuatro porciones; ob- serv el yuelo de les aves y, conforme a los resultados, descarté tres de las cuatro parcelas, para situar su ofrenda en la cuarta®. Este es el nico ejemplo claro de un femplum augural aplicado a le adivinacién referida a une localizacién cxacta, En los diversos re- Tatos de la fundacién de Constantinopla por Constantino hay refe- rencias a una ampliaciin de los limites de la ciudad, que habian sido previamente establecidos, por inspiracién divina’®. No. serfa TAPOSEP PEC TIBET PCrige 22, Ager subsicivus resultant de ls irregulacidades del trazado a nivel, 52. 25, Fragmento de Ja Forma Urbis, Roma de paca everane, el gran pleno,maroreo expuce felon ol atne del Templo de ta Poze Musstee el Pico’ de Octavia, con lot templar de Jupiter Siaor ¥ Jugo Mabeta, Junto al. Partco se ei rentra@? Templo de Hercule y las Mueas cue ve mata un eiicio 96 crater donald tuk caus die Bets, al parecer, sobre una gendiente cscalena es stale un apa Gilera, Cas pets iors. langularesfaclidas en algunas, habit ‘lene indeasan esaleas ia ilégico, por tanto, suponer que la adivinacién tenia aplicacioney topo- graficas. No es de esperar, sin embargo, que leguemos a descubrir en qué medida se resolvian los problemas de detalle de una funde- cién urbana mediante la consulta a los adivinos. EL «mundus LLlegé por fin el momento de preparar el sitio designado por los auspicios para sus nuevos ccupantes. Segiin cierto autor”, el primer paso consistia en encender fuegos con lefia de matorsales en dife- rentes puntos del emplazamiento para que todos los futuros ciuda- danos saltaran sobre ellos y de este modo quedaran limpios de todas sus culpas ¢ impurezas. Puede que este relato no refloje otta cosa que Ia costumbre de saitar sobre hogueras en Ia fiesta de Pales, di natalicio de Roma”. Después se excavaba un hoyo, tedondo segiin algunos®, en el suelo virgen o en la roca natural, y on él se, depo- sitaban primicias de a tierra o unas enigmiticas y no espocificadas ‘cosas buenas» ®, en ocasiones junto con tierra que los nuevos po- bladores habian trafdo cada cual de su patria. Este hoyo se fla maba mundus, término, al igual que templum, objeto de controver- sias. En el contexto del rito parece referirse a un hoy excavado en el suelo que llevaba a una cémara quizé abovedada” 0 a dos cémaras™ situadas una sobre otra” y consagradas a los dioses in- females. Es un elemento que, bajo diversas formas, aparece en la préctica religiosa romana. Parece que con motivo de la fundacién de Roma se excavé un mundus, pero los autores antiguos tampoco estén de acuerdo sobre este punto. Algunos afirman que el mundus de Rémulo se hallaba en el Palatino ™, mientras que otros lo sitian en el Comicio, en el Foro™. Sabemos que el murdus era en cierto sentido un santuario consagrado a los mianes, las almas de los muertos. Se abria tres veces al aifo, y tales dias estaban llenos de peligros, hesta el punto de que se prohibie toda suerte de negocios piblicos, incluida la gucrra™. Durante aquellos dias, las almas de fos muertos vagsban entre los vives. Habla también un mundus con: sagrado 2 Ceres, diosa de las cosechas, que contaba incluso con un sacerdocio peculiar ™, El culto de los’ muertos, el de las potencias infernsles y el de las divinidades de ta vegetacién estén estreche- mente unidos, y entiendo por ello que, en general, el mundus era, entre otras cosas, {a boca del mundo inferior. De ahi que estén con: denados af fracaso todos los intentos de localizar el mundus de Roma, descartando los datos aportados por algtin grupo de autores antiguos. «E] suelo de Roma —observa cierto investigador— estaba selpicado de bocas del infierno» ©. ‘Aunque nunca lleguemos a saber dénde exactamente excavé R6- mulo su hoyo, hemos de notar que parece haber estedo en conexién 54 de algin modo con el decussis de los cardo et decumanus maxi- mi%®. No es posible precisar si fue excavado en el punto exacto @n que se cruzaban las dos lineas 0 al norte o al oeste de elles. Una vyez que fueron depositadas en él todas las cosas prescritas, fue cu- bierto con una piedra y sobre ella o al lado se erigid un altar, sobre ei que se encendié un fuego, quizé por el provedimiento de’ frotar unas maderas "; este fuego era el foous de la ciudad, que recibiria su nombre en éste preciso momento. El tinico autor antiguo que eseribe la imposicién del nombre como parte de la ceremonia fun dacional es el historiador bizantino Juan Lido, quien afirma: «To- mando Ia trompeta sacerdotal, que los romanos Haman lituus™ en su lengua, de le palabra Mcn (lite, plogaria), pronuncié (Rémulo) el nombre de la ciudad... Cada ciudad tenia tres nombres, uno se- creto, otro sacerdotal y el nombre ptblico, El secreto es Amor...3 el sacerdotal, Flor o Florens, y de ahi que este dfa se conmemorase también oon la fiesta de los Fioralia; el nombre pablico es Roma» ™. ‘Aunque no siempre sea de fiar Lido, apenas puede caber duda de que Roma tenia un nombre secreto, pues Plinio consigna la ejecu cidn de un magistredo que lo habia revelado ™, Mucho han especur lado investigadores y graméticos sobre ese nombre, y a pesar de la fatal indiscrecién de Valeria Sorano, permanece secreto. La noticia de Lido aparece aisleda. Recientemente se ha sugerido que era el nombre de una divinided andrégina ". Parece, segiin esto, que Lido estaba en lo cierto, y aquella divinidad, que bajo otras formas se manifestaria abiertamente en la vida religiosa de le ciudad, serla al mismo tiempo ta fortuna y el genio protector de la urbe. La planifieacién ertogonal y los agrimensores Llegados-a-eate~pust6de-fas-ceremonias,. podfa-decirse -ya-que: la cided habie-nacido.| Los dioses habian mostrado su benevolencia para con la comunidad) el soler habia sido purificado y delimitado, y el augur habia hecho su valoracién sobrenatural. La comunidad habia tomado posesién det suelo al mezclar con aquella tierra la que cada cual habia trafdo de su patria, Puede que en este momen- to se hicieran cargo del solar los agrimensores pata marcar las calles y el emplazamiento de los edificios, aunque también es posible que Ja estuvieran trabajando mientras se desarrollaban otras partes del Fito 0 que no cmpezaran hasta que éste hubiera concluido. Su en trada en escena plantea todo el debatido problema de los orfgenes, de la planificacién ortogonel, imposible de Hever 2 cabo sin el re- curso a alguna forma de técnica ogrimensoria ". No est claro si los agrimensores actuaban 0 no en el marco del rito fundecional, pero lo cierlo es que su disciplina, como afirmaban los tratadistas romanos de agrimensura™, tenia ‘sus origenes en los misterios divi- 55 nos, como ocurrfa con el rito etrusco. En cualquier caso, oftande los agrimensores romanos entraban en el solar recién marcado, con su complicado aparato de aspecto misterioso, hecho de mérmol y bronce, debfan de parecer tan solemnes e impresionantes como los augures. Su forma de actuar, aunque se desarrollata sin ritos, ple- garias, sacrificios, etc, (cosa poco probable), no dojaria de parecer mmisteriosa. Incluso en nuestros dias, un topdgrafo en plena tarea da le impresién de oficiar una ceremonia. Y, por supuesto, al igual que los modernos topégrafos, Jos antiguos agrimensores tenfan que pat: tir de algin dato determinado, Este, al parecer, era el decussis del cardo maximus y el decumanus maximus, el umbilicus *® del lugar. Alli se situaba conforme a los auspicios el principal instrumento del agrimensor, el llamado groma"™. La sola terminologla utilizada por los agrimensores bastarla para establecet Ja conexién entre sus ta reas y el ito etrusco. ‘También invocaben los agrimensores romanos otra autoridad que debemos mencionar: el fenicio Mag6n. Este nombre era comin en: tre los fenicios, pero este Magén parece ser el mismo autor de un tratado sobre agricultura al que mencionan Varrén y Columela como su més importante predecesor"S. En el Corpus Agrimensorum, sin embargo, se nos muestra como una figura nebulosa, emparejada con Begoia en lo referente a la opini6n sobre Ja santidad de los limites En un curioso documento, la Historia fenicia de Filén de Biblos, reaparece como inventor de la agricultura y fundador de nuevos es tablecimientos ™, Estos datos, escasos y fragmentarios, de poco nos sirven para valorar la deuda’ de los romanos con Cartago en cus tiones de agrimensura, pero nos sugieren que alguna deuda habie. Es posible que cuando tengamos una idea més clera acerca de la planificacién y Ia agrimensura entre los fenicios —y los cartagine- ses podamos valorar esa deuda y revisar el luger que corresponde a os etruscos en relacién con el tema, 25._ Inscipciones stuadas en las superficies superiors de toe eipos, de, fos Graco 4, Tuquierda, Atina ‘en. Lucania (gtualmente ep el Museo. Nezinal Si, Anpelo it Fors (actusimente\on ol Museo Nesionee, Népole) 3 eile (paradero deseonocido). y 36 ~ 26, El temp de Ia ora Mey Cuando los agrimensores habfan dado fin a su tarea, se distributa la tierra que habian medido mediante sorteo™. No conocemos exac- tamente el procedimiento seguido, pero esté claro que el agrimensor sentregaba» Ja tierra al ocupante conduciéndole hasta ella. Los agrti- ‘mensores consignaban los nombres de los propietatios en unas tablas de bronce, una de las cuales quedaba bajo la custodia de a comu- nidad, mientras que otra se depositaba en el Tabularium de Roma. Parece que éste era el modo habitual de proceder en época imperial, pero tenia sdlidos precedentes en la Repiblica y debe de remontarse al menos a tiempos més antiguos, concretamente a la época anterior a los Gracos. as "Estos" plat bbronce, que eran a autoridad definitiva en todo litigio acerca de la posesién de la ticrra, demuestran que los agrimensores estaben versados tanto en Jo concerniente a las leyes sobre la posesiin de la tierra como en las tareas propiamente topograficas. Se ha sugerido, en consecuen- ia, que Jas referencias al rito etrusco esparcidas en los textos de los’ agrimensores son uma adicién tard(a de nociones c6smicas més bien fantéstices a unos rudimentos tecnoldgicos tan pedestres como tities "*, Pero tal cosa seria absolutamente contraria a cuanto sabe- mos acerea del pensamiento romano. Sugerirfa por mi parte que eses alusiones més bien modestes a las implicaciones osmicas de la tarea de los agrimensores constituyen una supervivencia debilitada y «ra cionalizada» de la creencia romano-trusca en Ja sacralidad de les limites y titulos que determinaban Ja posesién do la tierra, Asi nos Jo confirman las terribles penas que imponfa el primitivo derecho romano a quienes destruian los limites, asf como el culto del dios Terminus con sus repetidos sactificios cruentos™, Quizé merezca 87 atencién otro punto, Ninguna otra civilizacién (y casi todas, las Civilizaciones establecen normas muy estrictas sobre Ja inviolabilidad de los limites) ha practicado tanto como los romanos a finales de a Repdblica y a comienzos del Imperio la imposicién de un esque ma constante y uniforme en las ciuidades, en el campo y en los establecimientos militares, con una persistencia casi obsesiva. "Todo este complejo de Ieyes sobre Ix propiedad y las técnicas agrimensorias, con sus resonancias religiosas comunes, muestra una rigidez e imexorabilided y hasta une cierts falta de imaginacién que ‘nos hacen pensar en algo que ha quedado atrofiado al paso’ del tiempo. Nada de ello me sugiere un sinjerto» o6smico cn una téonica preexistente, sino al contrario, un alejamiento con respecto a un complejo de ideas y practicas teligiosas, cientificas y técnicas. ‘A este tipo de proceso, pero en el campo de otras disciplinas cicntificas, s¢ referia Simone Weil cuando escribia: «Sélo una con- cepcién mistica de la geometria como Ia de Pitégoras pudo generar el grado de atencidn necesaria en los comienzos de esta ciencis, Na- die negaré que Ia astrénomia procede de Ia astrologia y le quémica de la alquimia, Pero esta sucesiin se interpreta como un avance, si bien implica una disminucién del grado de atencién. La astrologia y Ia alquimia, que son trascendentes, constituyen una contemplacion de Ia verdad eterna a través de los’ simbolos que aportan el movi miento de los astros y Ia combinacién de les sustancias, La astro- nomia y la quimica son formas degradadas de esas ciencias. La astro- 27._La camoitia entre Montélimar ¥ Orense, centurjad sean el mapa de népnol. Las {iheas de trazo discontinue (uaze continue eb les plaeas de mérml)indican Tas cents: ‘ae: Lie linese de tro graczo sehslen al cordo ye! decumanus marinus. S610 82 Ce ‘Servan ls poreiones sombresdas en el plano. 58 et a near text” , 28, Fragmento del mapa de mixmol de Orange, scion B, fs. nos. 2955, 29. Fragmentgs del maps de mSemol correepondione al distrito entre Plereiate y Boactes por donde disurre el cordo maximus. Las conuries se sithan ene cll car : inom Ti? ultra eardinon VI entee dena deciamant XVI y XX, 3 59. logia y la alquimia, al hacerse magia, constituyen degradacionés arin mas bajas. No hay atencién perfecta excepto la atencién religiosay Puede que este pérrafo resulte en exceso ampuloso aplicado al tema de le agrimensura de que ahora me ocupo, todo lo contrario de como se expresa, de manera més sucinta y aceptable, Claude Lévi- Strauss en otto contexto, Fijéndose en Ja cinutilidads de muchas plantas o animales que aparecen como «totems» en algunas socie: dades primitivas, seftala que se eligieron «no porque sirvierah para comer, sino porque venfan muy bien para pensar», Astrologia, alquimia, sistema totémico pueden ser otras tantas explicaciones del modo en que funciona el universo, igual que le amalgama de adivi- nacién y orientacién que cumplia Ta misma importante funcién entre etruseos y romanes. BI primer surco Tenemos aqui un nexo directo con una nocién que siempre preo: cup mucho a fos romanas: «EI esfuerzo por establecer netamente los limites —cito de nuevo a Kurt Latte™— es siempre un rasgo catacteristico del pensamiento religioso romano.» En este sentido, Is parte més importante de todo el rito fundacional, del que ahora me ooupo, era la apertura del sulcus primigenius, et surco inicial Lo trazaba el fundador sirvigndose de un arado de bronce ™ al que, segiin Catén, que a su vez depende de Servio™, se uncian una no. villa y tun toro blancos, el toro por la parte de fuera y la noville por el lado de dentto del surco. De creer a los diversos relatos sobre el camino seguido por Rémulo, la procesién habria avanzado en sentido contrario.al de las manecillas del reloj, empezando ‘desde el extremo sudoccidental del solar'™. El fundader se reuniria con su comitiva en el lugar convenido. Lievando el arado oblicuamente ™, de forma que foda la tietta cayera de Ia parte de dentro del surco, cubierta le cabeza con el borde de su toga, que levaba estrecha. mente cetida al cuerpo", llevé el arado todo alrededor del empla zamiento de Ia ciudad. Si algo de tierra cafa por Ia parte de fuera del surco, los de la comitiva Ia recogien y la echaban dentro del limite de ta ciudad. Al legar a los puntos en quo se abririan luego Jas puertas del recinto —tres, de acuerdo con el rito etrusco ™— Tevantaba el atado de la tierra y lo Hevaba as{ alzado hasta sobre. pasar el ancho de la puerta. Segéin los autores antiguos, este levar en yilo el arado (portare) es el origen de la pelabra «puerta» (por- ta)". Los muros que seguian la Iinea trazada en el terrufio por el arado del fundador se consideraban sagrados, mientras que las puer tas estaban sujetes a la jutisdiccién civil ®.) Quedaba asi la nueva ciudad plenamente constituida. Los nuevos habitantes habian tomado Posesion del solar y habian expulsado de él a los fantasmales habi- 60 50, 51, _Bicena de arada ritual, con f {ies htaices'y owes adornos. Obieto ‘Eeompuestos partir de fogmentos vile: fovlunos © eis aouws por alsan Uaticuerio™@ faleaio"Haliane. él hoa 61 tantes anteriores que no les fueran propicios. Habfan dado uh nom bre a la ciudad e invocado a una divinidad protectora, habian encen- dido un fuego en su hoger y marcado los limites. Todo esto se habia hecho en publica, Si en le ceremonia habia algo secreto, se trataba del elemento deliberadamente «misteriosos, como las cavilaciones del augur en su tienda o la pronunciacién del nombre secreto de 1a ciudad. Desde el momento en que se iniciaba el trazado del tenrplum, 1 uf futuros habitants tomaban parte en ef sto, al menow como atigos: aHabrla de Hlamarse la ciudad Roma o Remora? ‘Todos ansiaban saber eudl de los dos nombres te impondrla. Estaban atentos, como cuando el odnsul Tevants su mano pare dar comienzo a Ia carrera, fijos loe ojos anhelantes de 1a multited en fa boca’ del antro por cuya puerta engelanada se lanzarin los carts. J BSt esperaba uémulo el pueblo, preguntindose DSc" quien vencerfa y obtendela el gran reinado 2, Asi recuerda Ennio en sus anales Ia inauguraciin y de qué modo se flevé probablemente a cabo en aquella ocasin, La ciudad habia sido erigida pablicamente, su ordenamiento quedaba aceptado y Rael endef eta tends ol ules Reva una oped Se Bo i ase Cay pe ancora fe func led, en 55,_Nongin Castes August (acne) Reve: fondaor shred cl sos ‘tras muchas ccasone, af pater. snvoro: Caligula, ti 62 las puesto en vigor por todo el pueblo en Ios ritos fundacional fiestas conmemorativas y los relatos de los anelistas se encargarien en adelante de reforzarlo, Dia a dia se oftecerfa a la contemplacién de todos en los monumentos de la ciuded que recordaben un pasado legendatio, de forma que los ciudadanos nunca olvidarian el_nexo existente entre le topografia de su ciudad y el rito por el que habia sido establecido su ordenamiento en el principio. EL «castrums Gran parte de cuanto Ilevo dicho esté en conflicto con las ex- posiciones convencioneles sobre las ciudades romanas y su plani- cin, Se suele dar por supuesto que la ciudad romana era une versién més elaborada del campamento militar. Es frecuente hablar de Jos agrimensores romanos y de sus trazados ortogonales para or ganizar los campamentos militares, asi como de la distribucién de Jas tierres en campos rectangulares partir de los ejes del campa- mento. Ello es debido en gran parte a la excelente presentacién que hace Polibio de la agrimensura romana al tratar de le organizecién militar de aquel pueblo, Tenemos ademas la impresién creada por el término castrum, ™, del mismo modo que Escipién maldijo con la esterilidad a Cartego. Mentines & un curioso ejemplo dentro del mundo griego: cuando los espar- tanos tomaron la ciudad el afio 418 @.C., no la destruyeron, sino que la sometieron a in edisecismo>, lo contratio del sinecismo, des membréndola en las cuatro aldeas que «en Ios viejos tiempos» se habjan unido para formarla ™. Volviendo al mundo romano, la ceremonia era lo bastante cono cida como para constituir un t6pico del lenguaje poético . Horacio liegé incluso a aludir a ella incidentalmente al romper con uns mu chacha malhumorada: «La ira —dice— ha sido causa de que civ- dades soberbias fueran borradas y un ejército altanero pasara el. ara- do por el lugar en que se alzaran antes los murose ™*. 67

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