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El concepto de ideologia Comentario critico y seleccién sistemdtica de textos Kurt Lenk Amorrortu editores Buenos Aires Director de la biblioteca de filosoffa, antropologia y religién, Primera Rte taredoeice aia Pedro Geltman ii ii Dro tention eet and Wisencroriolc day Kure bead historia del problema © Hermann Luchterhand Verlag GmbH, 1961; quinta edicién, aumentada v corregida, 1971 Primera edivién en castellano, 1974; primera reimpresion, 1982. Traduccién, José Luis Etcheverry Unica edicién en castellano autorizada por Hermann Luchterband Verlag GmbH, Neuwied y Berlin, y debidamente proteyida en | todos los paisés. Queda hecho el’ depésito que previene Ia ley nt 11.723. © Todos los derechos de la edicién castellana reser- | vados por Amorrortu editores S.A., Icalma 2001, Buenos Aires. | La reproduceidn total o parcial de este libro en forma idéntica 0 modificada, escrita 2 méquina por el sistema multigraph, mimes. srafo, impreso, etc., no autotizada por los editores, viola derechos reservados. Cualquier utilizacién debe ser previamente solicitada. Industria argentina. Made in Argentina. ISBN 950-018-323-4 VEOH AINA BGAIO HAD OVI BOA AWWW OO DADO OO DOOD conseeuencia objetiva de la estructura econémica de la sociedad, y no de algo atbitrario, subjetivo y psicoldgico. Pues Ia conciencia de clase de la burguésia, por més claramente que pueda reflejar todos los problemas que plantea la organizacién de su poder, la tansformacién capitalista y 1a comprensisn del proceso productivo slobal, tiene que oscurecetse en cuanto aparecen problemas cuya solucién implica ya, aun dentro de la dominacién burguesa, traspa- ‘sar los limites del capitalismo. 108 Efectos politicos del desarrollo desigual Ernst Bloch [Erbschaft dieser Zeit, Francfort del Meno, Erweiterte Ausgabe, 1962, pags. 112-19, 122-26.] La necesidad trae, junto con una recaida en la desesperanza, tam: bign una recafda genuina con la que es preciso contar. Hoy la miseria calza botas de siete leguas, que nos trasladan hacia épocas pasadas como antes lo hacfan, en los euentos, las botas de le feli- cidad. Sila miseria solo castigase a hombres cocténeos,* aun cuan- do diferentes en cuanto a posici6n, origen y conciencia, no los empujacia en direcciones tan divergentes, y en particular no los retotraera asta un pasado tan Iejano. No podsian mostat tanta - (perennial tnisma poe). Ef ttle del capitulo, inerprtamor «Drglicbetigkets eno adesaroll desqual», Ya lo largo del texto hemos recurido tambien ‘lie cxpresiones adicroniay y acncronfan pata expres los mismo con eps (Is acislidad, o bien In supervivencin 0 etaso temporal de tase © complejos istics). Hl sent de la ident sampre nti. (N. del.) 109 ciencia de una clase en decadencia considera de hecho o puede con- siderat como algo modemo. i 5 [No solo campesinos y pequefioburgueses se han remozado, esto es, conservado 1o antigo; también lo hicieron ciertos sectores domi nantes. La picada abierta por el capital en un pafs de complexién -corginica» heredada es también especificamente alemana en cuanto presenta numerosas vias laterals y callejones sin salida. Ya durante Je guerra se demostr6 que Alemania no era solo un pais dominado pot el gran capital y que In casta de los Junker no era solo un spelismo; en la guerra imperialist intervinieron causas y conte- rnidos més antiguos que «la conttadiccidn entre las fuerzas produc- tivas y la forma de su explotacién restringida a las fronteras nacio- nales». (La socialdemocracia alemana ya por entonces habia reco- nocido ese hecho, pero sin extraer de él Jas consecuencias revoli- cionatias: luchar en primer lugat contta los Junker nativos y con- tra el militarismo autéctono; pero este conocimiento diacrSnico en ‘modo alguno pierde valor porque no se haya actuado en conse- cuencia.) Alemania, que haste 1918 no conocié una revolucién bunuesa, es a diferencia de Inglaterra, y por cierto de Francia, Ia tierra clésica del desarrollo desigual, es decir, de les supervivencias de un ser econémico y de una conciencia més antiguos. La renta del suelo, la gran propiedad agraria y su poder fueron incorporados casi por completo en Inglaterra —no asf en Franeia— a la econo- tia capitalista y su sistema de poder politico; en la muy atrasada todavia més multifacétiea Alemania, en cambio, el triunfo de Ia Trisgueste no oe afinad en el milano grad en el plano coonéexio, pata no hablar del campo de Ia politica y de la ideologia. El «desa rrollo desigual» entre la produccién material y la artstiea, sefalado por Marx en Ja alntroduccién» a su Contribucion a la critica de la economia politica, se presenta agut en harta medida también dentro de la propia produccién material, con lo eval obstaculiza, dentro de la jerargufa de las fuerzas econémicas, la dominacién completa del capital en todos los érdenes, es decir, Ia igualdad 0 cocta- neidad del desarrollo, De cuslquier modo, junto con el feudalismo del Este del Elba se conserva todo un museo de efectos de accién recfproca, una superestructura anacrénica, dominante a pesar de ‘encontrarse caduca y necesitada de apoyo; en Alemania Ia historia universal en modo alguno fue siempre historia de las ciudades. No entramos a considerar aguf si la casta de los Junker no mostr6 desde antiguo rasgos artificiosos y hasta racionalistas (a diferen- cia de la genuina nobleza rusa, los boyardos enraizados en el puc- Blo): la base de apoyo prusitan de la Sante Allanaa pudo er la més «moderna», pero por cierto que no fue le més débil. Y hoy mismo I cata de Jos Junker se fet etter eatin populates» del nacionalismo alemén, o bien se ha visto arrastrada al «socialismo» nacional; en tales condiciones, es evidente que la revolucién marxista, que pretende esubvertir el mundo antiguo con los propios e ingentes recursos totales de este», no enfrenta en Ia repiiblica capitalista solamente al gran capital. Tropieza también con nuevas reacciones del desarrollo desigual: In amoztiguada «con- 110 e tradiccién» de este respecto del capital, y su tajante oposicién al 3 i iwi marxismo, En efecto, entre los elementos de desarrrollo desigual, en buena parte inauténticos, se encuentra este, muy real: el carpe” sino desesperado, el pequefioburgués fracasado son en Alemania snuy proclives a la historia, y més todavia a sus espectros; la crisis cconémica, que allana el camino a estos, se desarrolla en un pats que presenta un considerable material precapitalista. Puede dudar- sede si Alemania, por su potencia, no es excesivamente inmadara y hasta volcénica'en relacién con Francia, por ejemplo; pero es seguro que en ella la ratio capitalista no se ha impuesto de manera tan total ¢ igualadota, en una sineronfa que eliminase aquel mate- tial. Precisemente este caos relativo precipit6 la «inactualidady del nacionalsocialismo en. una diacronfa, un retraso todavia més «pro- fundo»: cl de Ja barbatie; y en Alemania no se necesitaba de ningiin Nietzsche pata que la antitesis entre sangre e intelecto, salvajismo y moral, furia y razn, se convirtiese en una conjara contra la civlizaciGn. A\ través del relativismo de Ia apatfa general irrumpieron necesidades y elementos de épocas anteriores como un magma primordial a través de una delgada eubierta: en efecto, el aihilismo de la vida burguesa, esa trunsformacién en meteancies y esa alienacién de todos los hombres, exhibe rasgos de una sobre- vivida desigualdad de desarrollo doblemente «natural» y de una Ia totalidad del desarrollo anterior, La historia universal, segin lo expres6 ya el revolucimario burgoés Bdme, es como una casa que fuviera mis escaleras que habitaciones; y el propio Marx insist en el cardcter felativamente soportable de le siteciOn precaptalista, y hasta caracteriz6 al arte y al epos griegos «en cierto contexto como norma y modelo inalcanzables» («Inttoduccién» ala Gontribuci6n «la critica de ta economia politica): para él, esa «infancia social de la humenidad> constituye une incitacién de Ia que apenas po- drfamos susttaernos, y en todo caso el capitalismo no es Ia tinica casa de la historia que deberiamos heredat dialécticamente. Conce- bir todo el pasado sin un registro dominante, por asf decir en una polifonia infinita, es mero historicismo; aplicar a todo el pasado -leyes» 0 «figuras» idénticas en cuanto tipicas, o al_menos en cuanto formales, es mezo sociologismo; por el contratio, el mar- xismo no discierne su dialéctica en todas partes tal como ella se presenta en el capitalismo, sino que la modifica concretamente siguiendo cada una de las situaciones de Ia sociedad, y respecto de ella procuta ante todo, en el pasado que sigue operando den- tro del capitalismo, discernir aquella ‘otalidad propia de la dencia dialéctica del desarrollo, no por cierto en cada etapa, sino en:cada etapa dominada. Dialéctica esta multidimensional en el tiempo y en el espacio, caya polirritmia y cuyo contrapunto cons- tituyen precisamente el instramento de la dltima etapa dominada © totalided; y no de una totalidad cualquiera, que aparezca como evidente, sino de Ia totalided exftica, no-contemplativa, préctica- mente comprometida. Critica debe ser esta totalidad a fin de no convocar dentro de sf modos de ser estancados, junto con una con- ciencia doblemente falsa a causa de ese estancamiento, Aquello que Ia historia no ha cumplido en esto que definitivamente es pasado, es algo sin esperanzas y que debe sepultarse en Ia me i histérica: es fo que ef andlisis materialista de la co sobreviviente realiza mediante Ia disolucién de su apariencia y el 6 total desenmascaramiento de sus actuales fantasmagorias, Por ello, cen virtud de los elementos todavia vivientes y no liquidados dei pasado, en virtud de la nebulosa auténtica (que ha de patir atin otra estrella), In totalided no ha de tomar eobre st una niebla engafiosa, una constelacién imprecisa y fenecida hace ya mucho tiempo: no ha de queter tan grande semejanza entre Ia nebulosa y-el fiat de la Tierra nueva, ni entre el Tercer Reich y el Estado del futuro. Critica debe ser tambin la totalidad para no confundir su justificada antftesis respecto de Ia destruccién capitalista de todos los nexos de la vida con la «totalidad» idealista, que forma ella misma parte del sistema (no debe urdirlo toda, pues, a partir de un nico principio idealista ni concebir una conexién pan- Tgica continua) y que es un derivado del mito (de la creencia en el zeino de Pan, grandioso y sin rupturas). Pero no solo critica debe ser la totalidad, sino ante todo no-contemplativa: solo de ese modo evita dejar subsistir por sf mismos aquellos elementos del pasaclo no devenidos ni cancelados. La contradiccién latente res. pesto de la historia, Ja contradiccién que se vuelve manifiesta para el presente ataiie més bien al engranaje dialéctico-prictico. La totalidad dialéetiea de Hegel era todavia una mera totalidad del saber recordado, una totalidad monddica, en cuanto que, si bien en ella «no hay ningtin miembro que no esté ebrio», cada uno de estos podia sosegarse por asi decir en su sitio, puesto que estaba provisto de toda Ja riqueza del espltitun. Es verdad que Hegel concibié el grado por advenir como una verdad apete- ida mds elevada que la de los grados precedentes, y la totalidad, como siempre més precisa dentro del tltimo miembro considerado en éada caso. Y es verdad también que concibié como contradic. cién fundamental impulsora en todas las contradicciones singulares (y también en las reconciliaciones singulares) aquella que ataiie a 1 totalidad de la cosa misma; la dialéctica no es agui solamente, como Jo cra en Schelling, unidad de las contradicciones, sino tunidad de la unidad y de las contradicciones, Pero si es preciso tomar en serio Ja verdad hegeliana acerca del timo grado, y tam. bign del «sf mismo», que «tiene que penetrar y asimilar esta ques total de au sitancin,entonces est penetrcién no puede set meramente contemplativa, o tiene que set tal que posea Ia rigueza de Ia sustancia, no en in pasado eternizado, sino en la he- renci cies de ou final en el abo; dene que eet tl, en sume, que obtenga un poder revolucionario suplementario, precisamen. te, @ partir de la riqueza inacabada del pasado, y con mayor 226n cuando esa riqueza no ha sido «superadas en el ltimo grado. Solo asf se vuelven tiles esos contenides no transcuttidos, porque no han devenido por completo, y que por lo tanto consetvan una dimensién subversiva y_utépica, dentro de las relaciones de los hombres entre sf y con la naturaleza; esos contenidos son por ast decir el depésito autifero dentro del curso del proceso del trabajo transcurrido hasta hoy y de sus superestructuras operantes. Una dialéctica multifénica, en cuanto aquella que se aplica a las mélti- ples contradicciones que se presentan en nuestro tiempo, encuentra 107 ‘en todo caso dentro del capitalismo bastantes problemas y conte- nidos «atin no superados pot Ia marcha del desarrollo econbmico» La vor proletaria dentro de la dialéctica sincrénica sigue siendo decididamente rectora; sin embargo, tanto por encima como pot debajo de este cantus firmus conten desordcnados elementos de desenfreno que pueden relacionarse con ese cantus firmus —-en una totalidad critica y no-contemplativa— si este se relaciona con ellos. Yuna dialéctica multidimensional en el espacio se revela ante todo en la dialectizacién de contenidos todavia «irracionales>; estos son, de acuerdo con su positividad que resiste a a ertica, lag -nebulosis» de las contradicciones del desarrollo desigual. 118 La teoria marxista del conocimiento y su aplicacién a la historia del pensamiento marxista Lacien Goldmann [Ponencia ante el Fifth World Congress of Sociology, Washington, 1962.1 I 1. Elmétodo marxista ¢s un estructuralismo genético generalizado, regido por la categoria de totalidad. 2. Esta hipétesis implica que el pensamiento, la vida afectiva y el comportamiento de cada grupo humano, durante determinado lapso, configuran una estructura comprensible, dindmica 3. La investigaciGn positiva de esta estructura exize diversos tipos de abordaje del objeto, inseparables entre si y que se complemen: tan reefprocamente, He aqui los principales: «) Una investigacién comprensiva, que supone la descripcién de la coherencia interna de esta estructura en el nivel a menudo puramente tebrico de clertas siaciones de equilibrio privilegiadas de la estructura. ) Una in- vestigacidn explicativa, que presupone la subsunciGn de esta es tructura dentzo de otra, més vasta, dinimica y comprensible, que incluye a la primera y explica su desarrollo. Comprender y explicar constituyen por Jo tanto dos aspectos cotrelativos de un mismo provedimiento, Lo que respecto de una estructura dada es compren. der, respecto de las estracturas parciales de que aquella se compone es explicar; y el explicar respecto de la primera es comprender tes. ecto de las estructuras més amplias que la incluyen. 4, Puesto que las estructuras comprensibles son apichendidas en un permanente devenir, su investigaciOn tanto comprensiva cuanto explicativa abarca otros tres aspectos complementarios: a) Cada transformacién es por una parte un proceso de estructuractén, que se orienta a una situacién de equilibrio privilegiads. 6) Esta trans. formacién es por otta parte y al mismo tiempo una desestructura cidn de una o varias estructuras existentes con anterioridad. ¢) Es. fe proceso de estructuracién y desestructuracién revela momentos rivilegiados, que corresponden a la transicién de una estructura antigua a otra nueva. Esas son las situaciones que Ia dialéctica sucle saracterizar como salto de Ja cantidad a la calidad. Ponerlas de relieve reviste especialisima importancia para In investigacin, 3. Dos momentos pasticularmente decisivos presenta la investiga: cin concreta: la delimitacidn del objeto por investigar (que debe atenerse a Ja realidad y al mismo tiempo ser operativa) y la eile dacign de su estructuracidn interna més general. 6. Como se comprende, tanto esta primera delimitacin del objeto 19 AA OOK ROR AAA An pao ep onnoe Sone

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