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CAPITULO 17 LA GLOBALIZACION E i uattimo capttuto de este libro estd dedicado a uno de los fendmenos que, en los tltimos arios, atrae mas la atencidn de los cientfficos sociales: la globalizacién y algunas de sus consecuencias mds controvertidas El capitulo se estructura en seis grandes secciones. En la primera se discute cémo aproximarse al estudio de la globalizacion desde la ciencia politica. En las cua- tro siguientes secciones se desarrollan los principales debates acerca de la globalizacién (si es un fendmeno nuevo o viejo, sidebilita o no al Estado, si fomenta 0 socava la democracia y si genera pobreza y desigualda- des). Finalmente se ofrecen algunos ejemplos de cémo ‘aproximarse en la prictica al estudio de las principales ‘cuestiones tratadas. 1, EL ESTUDIO DE LA GLOBALIZACION Este capitulo adopta como punto de partida la insa- tisfaccién con el debate actual acerca de la globalizacién, tanto en los aspectos descriptivos (o empiricos) como en los prescriptivos (0 normativos). En la tiltima déca- da, el uso del término “globalizacién” se ha extendido de una forma practicamente generalizada entre po- Iiticos, periodistas y analistas de la politica. En los medios de comunicaci6n, pero también entre el gran piiblico, el término es hoy omnipresente. Ciertamen- te, la carga ideolégica que ha adquirido el concepto hace dificil encauzar los debates hacia el émbito académico. Sin embargo, esta tarea es ineludible por cuanto el debate acerca de la globalizacién est inti- mamente relacionado con cuestiones centrales para José Ignacio Torreblanca" la ciencia politica: el presente y futuro de la democra- cia a escala nacional; el papel del Estado y las politi- cas piblicas; la viabilidad del Estado del bienestar; y la gobernabilidad y sostenibilidad del orden inter- nacional basado en Estados soberanos que, hace ya algo mas de tres siglos y medio, surgi6 con el Tratado de Westfalia de 1648. Precisamente por la magnitud de estos desafios, se hace imperativo huir de la bis- queda de una verdad absoluta en uno u otro sentido y plantear el debate mediante la contrastacin de argumentos basados en datos y observaciones. Este es realmente el objetivo de este capftulo: ofre- cer una visin de hasta qué punto la ciencia politica proporciona herramientas que permiten llegar a una comprensién razonada e independiente de un fend- ‘meno tan complejo y tan dominado por clichés como es la globalizacién. Como se vera, cuando uno se aproxima al estudio de la globalizacién con espiritu critico y sin ideas preconcebidas, aparece una varia- bilidad tal de trayectorias y experiencias nacionales en cuanto al Estado, la democracia, la desigualdad y las politicas piiblicas, que obliga a adoptar una posi- cién mucho mas abierta, a la vez que modesta. 1.1. Las dos caras de la globalizacién ‘Cualquier observador puede constatar facilmentecmo la globalizacion suele presentar dos caras, dependien- do de quién use el término. Para sus entusiastas, como ‘Anthony Giddens (1997) 0 Jagdish Bhagwati (2005), la ‘Son miltiples las personas que han colaborado en la redaccién de este capitulo: Paloma Aguilar, Elisa Chulid, José Antonio Olmeda, Jaime Pastor y Antonia Ruiz, de la UNED; Ernesto Carrillo, de la Universidad Complutense de Madrid; José Fernéndez Albertos, de jersidad de Harvard: Fernando Fernandez, de la Univers de Granada, y Federico Steinberg, de la Universidad Auténoma de “Madrid. A todos ellos quedo agradecido por sus comentarios y observaciones. La responsabilidad final, naturalmente, es slo mia, 325 326 Politica y cencia politica: Una introduccién globalizacion representa el triunfo definitivo de la l6- igica de la libertad de mercado, las sociedades abiertas y la extensién de la modernidad a todo el globo. Con Jos datos en la mano, que indican cémo la India ha duplicado su PIB per capita, y China lo ha cuadripli- cado en las dos tiltimas décadas, Martin Wolf (2004: 143) concluye que “nunca antes tantas personas o una proporcién tan grande de la poblacién mundial habia disfrutado de unos incrementos tan grandes en sus estandares de vida". Porelcontrario, para los criticos (entrelos que se en- cuentran activistas como Samir Amin (2001) y Susan Strange (1998)), los niveles de pobreza, explotacién, conflicto, deterioro medioambiental y desigualdad que habria producido la globalizaci6n ofrecerian la prueba definitiva del fracaso de la légica de mercado yy de la necesidad de buscar concepciones alternativas del orden social a escala global. Como se puede leer en el manifiesto fundacional de ATTAC (1998), orga- nizacién lider del movimiento antiglobalizacién: “La mundializaci6n financiera agrava la inseguridad econémica y las desigualdades sociales. Menoscaba las opiniones de los pueblos, de las instituciones de- mocraticas y de los Estados soberanos encargados de defender el interés general. Los sustituye por légicas estrictamente especulativas, que tinicamente expre- san los intereses de las empresas transnacionales y de los mercados financieros” Puede asf observarse que la ambigiiedad en torno al término “globalizacién” tiene dos vertientes: una primera, relacionada con la imprecisién del concepto; y otra, con el sesgo ideolbgico que éste ha adquirido. ‘Veamos con un poco mas de detalle estas dos ideas. 1.2, Definiendo la globalizacién Por un lado, la imprecisién del concepto es notable. Si examinamos los multiples usos que habitualmente se hacen de este término, parece que nada escapa del proceso de “globalizacién’: las economfas, los siste- mas politicos, la justicia, las sociedades, la cultura, las identidades, etc. En el discurso de los medios de comunicacién, la globalizacién se asocia tanto a los flujos de capital como al cambio climético; lo mis- ‘mo se emplea con relaci6n a la extension del SIDA que para referirse a la amenaza del terrorismo 0 el crimen organizado; igual se utiliza en referencia a la desafeccién politica de los ciudadanos que a la prohi- bicién de las minas antipersona; lo mismo respecto a los desafios de la genética reproductiva que a la integracién de los grupos de comunicacién o a la destruccién de las tradiciones gastronémicas. Sin embargo, en términos generales, el aspecto econé- ico suele ser el que mas répidamente nos viene a la cabeza cuando hablamos de globalizacién. El Banco Mundial (BM), por ejemplo, sostiene que, en ausen- cia de una definicion consensuada, es posible hablar de la globalizacién como el “hecho de que, en los ail- timos afios, las actividades econémicas que mas ré- pidamente han crecido han sido aquéllas que tienen lugar entre y no dentro de los paises” (World Bank 2002: 1). Para otras instituciones, como la Comision Europea, la globalizacién es una tendencia, més exactamente, “la tendencia a una mayor integracién ¢ interdependencia entre los pafses y las regiones del planeta” (European Commission 2002). No obstante, frente a los partidarios de esta vision puramente econdmica de la globalizacién, hay quie- nes sostienen que la importancia y trascendencia de este término radica en que no se limita al intercambio econémico de mercancias, servicios 0 capitales, sino que incluye la configuracién de una cultura, un mo- delo de interaccién social y un modo de conocimiento y comunicacién de carécter global. Estarfamos, por tanto, ante un nuevo tipo de economia, la economia de la informacién, y un nuevo tipo de sociedad, la so- ciedad-red. Gréficamente, como ha expuesto Manuel Castells (1999), la globalizacién podria verse como un salto definitivo desde un modelo de organizacién de lo politico y social de carécter vertical, basado en la autoridad y la jerarquia, hacia un modelo de orga- nizacién horizontal en el que no habria jerarquias, prevaleceria la autonomia de los actores y se impon- dria el principio de multinodalidad (lo cual implica la ausencia de un tinico centro). David Held y Anthony McGrew (2000: 6) consideran que la globalizacién es un fenémeno que desborda lo puramente econdmico. Sin embargo, su definici de globalizacién (el conjunto de procesos interrela- cionados que operan en los dominios primarios del poder social, incluyendo la esfera militar, politica y cultural") es excesivamente amplia e imprecisa, maxime cuando se afirma “que no existe un patron temporal, sectorial o geografico bajo el cual ordenar Jos ritmos, lugares 0 contenidos del proceso”. Como se ha visto, ampliar el contenido del fend- meno a estudiar puede ser contradictorio con el intento de ofrecer una definicién operativa. No obs- tante, incluso en el caso de que decidiéramos adoptar una definicién muy limitada y nos cifiéramos a sus Capitulo 17 / La globalizaciéon 327 aspectos econémicos (descartando los politicos, so- ciales 0 culturales), habria que tener en cuenta que la globalizacién presenta aspectos muy diferenciados, dependiendo de si se enfoca la atencién en los flujos comerciales en los financieros. Asf, el comercio es una actividad sumamente regulada, Las instituciones internacionales que lo regulan (fundamentalmente la Organizacién Mundial del Comercio, OMC), aun- que no necesariamente garanticen condiciones de equidad en los intercambios comerciales y generen numerosas asimetrias, son eficaces a la hora de ayu- dar a los Estados a graduar y repartir los costes de la liberalizacién comercial. Al otro extremo, por el contrario, los flujos de capital especulativo mas tipicos, como las inversiones en cartera 0 el mero co- mercio de divisas, carecen de una regulacién global suficientemente s6lida y son esencialmente inesta- bles, por lo que plantean numerosisimos problemas. ‘A medio camino entre los dos, la inversion extranjera directa (IDE) ofrece muy buenas oportunidades de desarrollo a muchos paises, pero, como se ha puesto de manifiesto en las numerosas ocasiones en las que Jos Estados han intentado lograr un acuerdo global en esta materia, su regulacién también plantea notables, dificultades. Por tanto, ni siquiera adoptando una definicién de la globalizacién cefida a los aspectos econdmicos, seria facil establecer un criterio defini- torio tinico, util y, ala vez, facil de aplicar. 1.3. La globalizacién como ideologia Por otro lado, para los que identifican este concepto, ms que con un fenémeno empiricamente contrasta- ble, con una ideologia, la globalizacién no seria tanto el resultado de un proceso de cardcter puramente econ6mico, mas o menos auténomo, relativo a la in- tegracién gradual de los mercados a escala mundial, sino el resultado de una serie de decisiones del sector de la elite politica y econémica mundial que ha adop- tado el programa ideol6gico del neoliberalismo, En esta linea, Ulrich Beck (2000: 100-1), por ejemplo, ha definido la globalizacién como “el proceso por el cual los Estados nacionales son debilitados por fuerzas y actores transnacionales’, y globalismo como la “ideo- logia que pretende la suplantacién de la politica por el mercado”. Concebida como ideologia, la globalizacion no seria la consecuencia de la dindmica econémica mundial, sino la causa de que dicha dinémica esté ad- quiriendo esta forma, y no otra. Dicho de otro modo, seria la ideologia neoliberal la que habria causado el auge del capitalismo financiero, no la dindmica pro- pia del capitalismo financiero la que habria traido la globalizacién. La visién de la globalizacién que ha venido pro- moviendo Ignacio Ramonet desde las paginas de Le Monde Diplomatique es, sin duda, paradigmatica de esta tiltima concepci6n. En lo que puede ser conside- rado un excelente resumen de la visién convencional que sostiene el movimiento antiglobalizacién, Ra- monet ha definido la globalizacién como “un ataque al orden social desde tres frentes: el econémico, con la imposicién de la légica de mercado; el de la in- formacién, con la uniformizacién de los mensajes y la supresion de la critica; y el militar, que supone el fin de la era de los derechos humanos y la extension de la hegemonfa norteamericana a todo el planeta’. El verdadero “eje del mal”, concluye Ramonet (2002) en respuesta al famoso discurso de George W. Bush que precedié a la invasién de Irak en 2003, “no lo constituye Irén, Irak y Corea del Norte, sino el Fon- do Monetario, el Banco Mundial y la Organizacién Mundial del Comercio: un aborrecible triunvirato que est causando estragos masivos’. Para muchos, el término “globalizacion” se ha convertido as{ en sinénimo de un proceso de uni- formizacién a escala planetaria de las estructuras politicas, econémicas, sociales y culturales y de sus patrones de relacién e intercambio, John Gray (2000) es quien quizs ha planteado esta visién con més detalle. En su andlisis, el neoliberalismo se impuso en los afios 80 en Estados Unidos y Reino Unido de la mano de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, respectivamente, tras haber completado el asalto y desmantelamiento de los Estados del bienestar eu- ropeos y sus programas de redistribucién de la renta y promocién de la igualdad de oportunidades. En los 90, argumenta Gray, dicho modelo intents imponerse a escala global so pretexto de ser el tinico que podia garantizar el crecimiento econémico. Pero, en realidad, el capitalismo avanzado es me- nos univoco de lo que se piensa: como prueban los pafses nérdicos (que presentan tasas de crecimiento elevadas y buenos niveles de empleo, a la vez que una gran oferta de prestaciones sociales) o hace visible el modelo asiatico de desarrollo (que ha logrado tasas de crecimiento econémico muy importantes en las liltimas décadas), existen muchas combinaciones de equidad y gasto social compatibles con una economia competitiva. Indudablemente, el modelo anglosajén genera algo més de crecimiento, pero también més 328 Politica yciencia politica: Una introduecién desigualdad. De hecho, de acuerdo con los datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (UNDP 2000), las desigualdades aumentaron en Es- tados Unidos y Reino Unido durante los afios 90, co- incidiendo con una época de crecimiento econémico, pero no en Europa y Asia, a pesar de la crisis econé- mica. Por esta raz6n, cualquier diagnéstico sobre la sostenibilidad a largo plazo de los diferentes modelos econémicos y sociales que se han ido configurando tiene que quedar necesariamente abierto. 1.4. A favor y en contra de la globalizacién Con estos antecedentes, no es de extraftar que la globalizacion se haya convertido en el tiltimo campo de una lucha entre los liberales y sus criticos. Las escenografias de la lucha entre globalizadores y an- tiglobalizadores (entre las que destacan las de Seattle en 1999 y Cancéin en 2003) ilustran muy gréficamen- te la configuracién de los dos bloques: a un lado, el establishment y las clases dirigentes de los paises desarrollados y en vias de desarrollo, y al otro, una amalgama de grupos y movimientos sociales de d versa inspiracién izquierdista (marxista, sindicalista, pacifista, ecologista, feminista, indigenista, localista, anarquista, etc.) Para los neoliberales (0 “globofilicos’, en el argot de la globalizacién), la globalizacién es positiva y debe ser saludada, ya que ha traido la época de paz y prosperidad més extensa e intensa de la historia: autores como Sala-i-Martin (2002) han resaltado que, sélo en la ditima década, entre 300 y 500 millo- nes de personas (segtin los indicadores que se usen) habrfan salido de la pobreza gracias a la dinamica de integracién de la economia mundial. La globaliza- cién, argumentan sus defensores, ha permitido a la economfa mundial crecer en los tiltimos 50 afios a un ritmo inédito en la historia: el 4,1 por ciento. El libre comercio es un juego de suma-positiva, no un jue- 20 de suma-cero: permite asignar los recursos més eficientemente, mejora la productividad y expande, en resumidas cuentas, la frontera de posibilidades de produccién y consumo. Desde este punto de vista, cuanto mas interdependiente, flexible y abierta sea una economfa, mayor competitividad y riqueza po- dré aleanzar. Curiosamente, globalizadores y antiglobalizado- res estén de acuerdo en un tinico punto: en que la globalizacién aumenta el poder relativo del mercado con respecto al Estado. Para los globalizadores, las exigencias de flexibilidad y competitividad que de- ‘manda la globalizacién son incompatibles con Estados grandes y elevados niveles de gasto piblico, Por esta raz6n, la competencia fiscal entre pafses por atraer in- versiones no representa en absoluto un problema, sino tuna ventaja, va que obliga a los Estados a operar mas eficaz y eficientemente con menos impuestos y més transparencia, lo que, en altimo extremo, beneficia a todos los ciudadanos. Por tanto, segtin sus parti- darios, la globalizacién no sélo debilita al Estado (lo que es bueno para las libertades individuales de los ciudadanos), sino que favorece la democracia y la paz a escala global (lo que es bueno para el conjunto de la humanidad). Desde estas filas se subraya que el nivel de libertad de comunicaciones y transparencia que requiere la globalizacién es incompatible con la naturaleza misma de los regimenes dictatoriales. A largo plazo, concluyen sefialados “globalizadores” ‘como Guillermo de la Dehesa (2001), un mundo con Estados minimos y sumamente interdependientes seré mas democratico, pacifico y préspero. De acuerdo con esta visién, la mayor parte de los, problemas econémicos mundiales se derivan de la insuficiente integracién de los mercados financieros, comerciales y de servicios mundiales (sobre todo, de Jos patses excluidos de estos flujos), no del exceso de jegracién (0 globalizaci6n). La pobreza existente en el Sur responderfa, en gran medida, a la vigencia de practicas proteccionistas y al exceso de regulaciones y otras barreras comerciales. La vision convencional, representada por Mike Moore (2000), ex director general de la OMC, sostiene que si el Norte abriera las fronteras de los paises ricos a los productos del ‘Sur, 320 millones de personas saldrian de la pobreza en la siguiente década. Las estrategias mas eficaces para ayudar al Tercer Mundo a salir de la pobreza pasarfan por la eliminaci6n de la politica agricola europea, que consume unos 47,000 millones de euros al afio, ola supresiOn de las subvenciones agricolas de Estados Unidos (que en 2003 rondaron los 19.000 millones de délares). Por tanto, la globalizacion no serfa la causa del subdesarrollo, sino una posible solucién. A su favor arguyen que, gracias a la liberali- zaci6n comercial impulsada por el Acuerdo General de Aranceles y Comercio (0 GATT, precedente de la OMO), desde 1948 el volumen de comercio mundial se ha multiplicado por quince, y el producto mundial por siete. En estos tiltimos 50 afios, ademas, el PIB en los paises menos desarrollados se ha multiplicado por tres, la esperanza de vida ha aumentado en 20 Capitulo 17 / La globaticacion 329 afios y la tasa de alfabetizacién se ha incrementado en 30 puntos. La rebelién contra la globalizacién, concluye Moore, refleja simplemente la resistencia de los privilegiados del Norte a aceptar que sus econo- fas tienen que ser més flexibles y abiertas para que el Sur se desarrolle. El problema no reside, pues, en la globalizacién, sino en la resistencia a ella: prueba de ello, sefiala Moore, es que los tinicos patses que han salido de la pobreza y el subdesarrollo en las til timas décadas son los que han adoptado politicas de insercién en la economfa mundial, como China, o los Hlamados “tigres asiéticos” (Hong Kong, Singapur, Taiwan y Corea del Sur). Para sus criticos, por el contrario, la globalizacién representa un nuevo modelo de imperialismo occi dental, una (nueva) fase superior del capitalismo en cuanto a la extensién de los mercados, pero también en cuanto a la agudizacién de sus contradicciones. Vista asi, a la globalizacion subyace un modelo de colonialismo més sofisticado; implica una nueva “vuelta de tuerca” de la dependencia Norte-Sur, por a cual el Norte utiliza su control de los medios finan- cieros globales para controlar los recursos naturales de los paises mas pobres, sin necesidad de hacerse cargo directamente del desarrollo de estos paises, compromiso que si se hallaba implicito en el colo- nialismo del siglo XIX. “El programa de las fuerzas dominantes’, escribe Samir Amin (2001), “es destruir las conquistas de las clases trabajadoras, desmante- lar los sistemas de seguridad social y proteccién al empleo, reinstaurar los salarios de pobreza, devolver a los paises periféricos a su estatuto de proveedores de materias primas, reducir a subcontratistas a los pafses emergentes y acelerar el expolio de los recur- sos naturales’ Siguiendo este tipo de razonamientos, una vez desaparecida la alternativa comunista, las elites eco- némicas occidentales no tendrén nada que perder suprimiendo las politicas fiscales y redistributivas en las que se bas6 el gran pacto social alcanzado en Europa tras la Segunda Guerra Mundial y sobre el que se edificaron los Estados del bienestar. Vista asf, la glo- balizacion serfa la excusa de las clases dirigentes para romper el pacto por el empleo estable y la igualdad de oportunidades en el que se ha basado el poder de Jos partidos socialdemécratas en Europa Occidental. Sin margen de autonomia para Ia politica monetaria (rasladada de iure a manos de entes reguladores in- ternacionales como el Fondo Monetario Internacional (EMD) 0 cl Banco Central Europeo (BCE), y de facto a los brokers de los mercados de capitales mundiales), la opci6n socialdemécrata solo podria adaptarse aun programa neoliberal (la llamada “Tercera Via") 0 des- aparecer. La globalizacién, en palabras de Ramonet (2001) “unifica las politicas econémicas y generaliza las mismas formulas: despidos masivos, empleos ba- sura, depredacién ecolégica, liquidacién del Estado del bienestar, reduccién del gasto publico, despido de funcionarios, aumento de la deuda externa y margina- lizacién de las minorias’. Como consecuencia, sefialan los criticos de la globalizacién, las desigualdades no sélo no habrian sido corregidas, sino que habrfan aumentado soste- nidamente dentro y entre los pafses. La integracion de los mercados mundiales habria dado lugar a una economia mundial de carécter dual: en el Norte, mientras los salarios medios de los directivos de las, empresas se han multiplicado por 50 en los tiltimos afios, el poder adquisitivo de los trabajadores s6lo se ha duplicado, en tanto que el salario por el trabajo no cualificado no ha crecido. Igualmente, a escala global, los tiltimos 40 aftos habrian visto cémo la distancia de renta entre las 20 economias mas ricas y mas pobres se ha duplicado. El resultado de este modelo de globalizacién, caracterizado por el predominio de las fuerzas de mercado y la ausencia de un gobier- no econémico mundial, se resume en las cifras que aportan instituciones como la Secretaria General de la Organizacién de las Naciones Unidas (ONU) y el BM: el 85 por ciento de la renta mundial esta en manos del 20 por ciento de la poblacién, mientras ‘que 2.500 millones de personas viven con menos de dos délares diarios (UNSG 2001; World Bank 2000). Desde esta perspectiva, las crisis financieras, las ca- tastrofes ecologicas y la extensién de los conflictos bélicos probarfan que, a menos que se instaurara un sistema institucional multilateral que gobernara la globalizacién de forma eficaz, ésta es simplemente isostenible; por tanto, perseverar en ella en las ac- tuales condiciones equivaldria al suicidio colectivo. Como se ha sefialado al principio de este capitulo, més que dar la raz6n a unos u a otros, el objetivo de las siguientes secciones consiste en ofrecer algunos datos y argumentos relevantes para el anélisis de este fenémeno. Para ello, se examinardn los cuatro debates principales que centran la polémica en tor- no a la globalizacion: el primer debate se refiere a si la globalizacién es un fenémeno nuevo o viejo; el segundo gira en torno al debilitamiento del Estado como centro de las decisiones y marco de referencia 330 Politica y ciencia pottica: Una introduecién para la actividad politica; el tercero enfoca la aten- ciénenla relacién entre demoeracia y globalizaci y el cuarto afecta a la relacién entre globalizaci6n, pobreza y desigualdad. 2. LA GLOBALIZACION:

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