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I Teologia del laicado Suwano: 1. Signiticado y aleance. 2, Contexto eclesialy socio-cultural. - 3, Coordenadas too. logicas, | 4. Sighificado y aleance Cuando hablamos dfSSISBENUSNESEe no nos referimos a una presentacién teol6gica de la funcién del laico (ello queda reservado para la voz “laico’ estaba transformando radicalmente La grandeza de este proyecto (atin dentro de las limitaciones que sefialaremos) radica en que supo 1 ‘acompafar a la Iglesia en un dificil proceso de evolu- ion y en que intento dignificar la relevancia eclesiologi- ca de muchos laicos que se comprometieron en el apostolado. Amplié por ello los marcos teolégicos y ‘ roclamé la dignidad cristiana de todos los bautizados. SERED cot os a un periodo en el que se estaban deshaciendo los lazos de! Antiguo Régimen Con la Iglesia, pero en el que atin se mantenian las nos- talgias de una cristiandad que habia aleteado en nume- So Teologia del taicado cusncia se pod las Prerrogativas de |a Iglesia, La evolucién de tos ese proyecto resuttaba inane em recomposicion dos de un sistrd on 8 €N los raquo a No puede ser la re cuperacion de un dido por ta jerarquia ecle: Poder sidstica Be Sila. Sociedad civ @® La Accién Catolica sera aauella efervescencia pastoral y el punto de relereece, de gran parte de las reflexiones teolégicas al respecto, Al situar en el centro de la atencion la presencia de ‘aicos en el seno de la sociedad (superando por ello &1 binomio autoridades eclesiales - autoridades estata- les) se quiebra una €clesiologia excesivamente Pirami- dal y jerarquizada, Las circunstancias obligan a distin. Quir con mas precision los tres estados en la Iglesia cls. rigos, laicos, religiosos) y por ello se abre el espacio ara identificar la misién de cada uno de ellos. Con ello los laicos en cuanto laicos son objeto de una atencién y de una valoracién que no habian adquirido hasta enton- ces. Evidentemente ~como diremos- ese tipo de distin- cién encierra sus peligros. Pero no se debe olvidar que gracias a la teologia del laicado se valora toda la rique- Za positiva de los laicos y se plantea un estimulo y un desatio que har evolucionar el conjunto de la teologia (y especialmente de la eclesiologia) _La teologia del laicado se prolonga hasta el (@AIEARE, En buena medida se puede decir que lo hizo posible. Y de hecho los textos conciliares recogen ecos abundantes de aquel inmenso esfuerzo de reflexion teo- logica y de generosidad pastoral, Pero a la vez el pro- eso de reflexiGn del mismo Vaticano Il fue establecien- do unos presupuestos y unas coordenadas que harian los I ‘Ga de amb el mundo gorias cor Experienci al nazismo una parte ras y Mar, go con pe as. La fig! se alanu Ello no s especific propio d nomia it alimente desarro reflexio culative tolica y Fu iba es to ecl mund aquel paste lade sible equi obra Ncia de Dor ello estata- dirami- distin- iizo 208 20- ro- an- an Teologia del laicad 743 gesbordar [os marcos de la teologia del laicado. Fue emacto necesario de una Poca concreta. En ello se Prguentra su grandeza y a la vez su debilidad 2. Elcontexto eclesial y socio-cultural Elcontexto del desarrollo de la ‘eeiogia del iaicade: onstituye de modo preferente el catolicismo francé: te sarfr de 08 afios treinta y de un modo mas acentue- ao a raiz d2 [a Guetta Mundiab Es experiencia esta. ba earacterizada, de un lado, por lA@SiialdelSOneienel de la nueva situacién misionera, y de otro lado por la nocesidad de GHESSRUNANVAISPACIOMMESIOUIC® de las nuevas realidades terrestres y mundanas. La confiuen- tia de ambos factores suscito @illmOgSIUSVONGeImnirar GRRURRD y de situarse en él, lo cual se sintetiz6 en cate- gorias como €OMipromiso;|jencarnacionyliteStimonio: Experiencias tan hondas y tan vitales como la oposicion al nazismo (la resistencia) durante el conflicto belico por una parte, y el encuentro con la realidad de masas obre- ras y marginadas por otra, facilité la sintonia y el dialo- go con personas de otras creencias y de otras ideologi- 2s, La figura de Iglesia y de cristianismo.debia adaptar- se ala nueva sensibilidad y a las nuevas circunstancias. Ello no seria posible mas que si se establece el papel especifico de los laicos y si se les reconoce un campo propio de actividad con un grado de libertad y de auto- nomia imprescindible. La teologia del laicado, que se alimenta de estos estimulos y de estos desafios, se ira desarrollando como un auténtico servicio eclesial. reflexion teoldgica no nace de modo abstract 0 espe culativo sino en contacto directo con la realidad apos- tolica y con las preguntas y tensiones que ello genera. Fue decisiva la percepcién de la distancia que se iba estableciendo entre (@IESIaiyimIUnao, entre el Ambi- to eclesial y la vida social. Quienes se acercaban al mundo obrero constataban la radical extrafieza que aquellos sectores sentian ante las formas habituales de pastoral y ante las formas normales de la vida cristiana La descristianizacion parece un hecho masivo e irrever- sible. Aunque ya venfa utilizandose una terminologia equivalente, el verdadero detonante lo constituy la obra que en plena Guerra Mundial publicaron Godin y loci -— Teologia de aicado reg Daniel, capellanes de la JOC, con un titulo provoga Francia gpals d@ mision?, que partia de los resuita . de una encuesta realizada durante los afios anteriec La nterpelaion ue recogida por muchos epittus qe: época, Laicos como Péguy y Mounier venian ciamang® por un cambio de actitud ante las nuevas realdans® intelectuales y cultuales. El cardenal Sunard pubic’ una pastoral que reflejaba las preguntas e incerticun bres del momento Essor ou déciin de TEglise? en la ue asumia con lucidez la nueva situacién, que obiigabe® replantear métodos y actitudes pastorales. La Mision at Francia fue un intento de respuesta en esta direccign de cara a superar el abismo entre la dinémica social las estructuras eclesiales. Resultaba evidente que no « podia responder a las urgencias del momento si ng se contaba con laicos apéstoles. La Accién Cattlica, tantg en su forma general como especialzada, venia buscar do desde sus crigenes la formacién de laicos que evan. gelizaran en distintos contextos sociales. EI aliento apostélico quedaba justiticado por un modo nuevo de valorar las realidades sociales y munda. nas en las que los laicos desarrollan su vida coticiana y su actividad laboral o profesional. La cultura, la técnica, €l trabajo, la ciudad, la industralizacién, el progre, so...s0n realidades creadas que por ello deben ser con. sideradas teol6gicamente para mostrar su sentido y sy valor en el proyecto creador y redentor, Eran producto de la accion del hombre en cuanto colaborador del Dios creador, y por ello debian ser gestionadas de modo acorde con su finalidad y con su legalidad intrinseca, De este modo la accién y la actitud de los laicos recibian otros componentes y perspectivas. No debian sélo saber cémo debian comportarse moralmente en esos espacios de la vida colectiva. Debian ante todo insertar. Se en sus dinamismos para que, a la luz del evangelio, uedaran orientados conforme al plan de Dios y en ser. Vicio de los hombres. La accién mundana y profana de los laicos podia de este modo quedar incorporada a su Compromiso apostdlico, Mas atin: debian convertirse en @1 ambito propio de su accién apostdlica. 74q rovocade, esultadog nterioreg itus de ig lamandg ralidacieg Publicg ertidum. nla que ligaba a ision de eccion, social y 2Nno se ino se . tanto 4scan- evan- or un inda- anay nica, ogre- con- y su vsas atifi- dian 2 si sto ios f Teologia del laicado El principio de compromiso y de encamacién impr me nuevo aliento y Nuevo horizonte ala tarea de lovey iglesia. Como indicaba el cardenal Suhrad, se trata de Autores como ‘Congar c la incredulidad del tiempo presente habia jugado un importante papel 1a dinamica de des-encarnacién con que los cristianos. hablan respondido a la secularizacion de la sociedad La nueva percepcion de las necesidades del momento y el redescubrimiento del protagonismo de los laicos dejan depositadas algunas cuestiones que suscitan y estimulan la teologia del laicado: 4en qué consiste el papel especifico de los laicos?, @eUaNesis0 (@eatigaBHECIOGICA?, {como entender la autonomia y la libertad que les corresponde?, ,cudl ha de ser su rela- cién exacta con la jerarquia?, hasta donde debe llegar la acci6n directiva de los presbiteros y obispos?, yen qué se distingue el laico del religioso y del clérigo?, zen qué medida implica a la Iglesia la accion auténoma de los laicos? Son preguntas que venian urgidas por las encrucijadas que la accion concreta iba planteando y que no encontraban respuestas unanimes por parte de los diversos autores. WOSHS6logosi(CongarMontchew, La reflexion teoldgica va intentando una valoracién positiva del laico porque, en virtud de la fe y del bautis- mo, es miembro de pleno derecho de la Iglesia y adquiere en el seno de la comunidad la dignidad de per- sona con los derechos y deberes que le corresponden. El apostolado por ello es un horizonte que se abre ants ellos de modo natural. Mas auin: las peculiaridades dela evangelizacion actual sintonizan precisamente Cong modo de vida de los laicos. GeURMGUETPUETENFApOMAMOSHAICDS. De este Modo sg. deja clara la pertenencia de los laicos a la Iglesia yasu dimension evangelizadora. La “consagraci6n del mun, @,, segun una expresion que se ira imponiendo, es la tarea de (@BMBIGES dentro del plan de Dios, pues son ellos los que trabajan y aotuan en el dinamismo de lag realidades que constituyen el mundo profano. Asi cus. da establecida la pertenencia de los laicos a la Iglesia y al mundo. Estos principios, que suponen un avance respecto ala teologia anterior, no resuelven todas las Cuestiones, Estas se abren cuando se intentan precisar los concep- tos y cuando hay que afrontar las encrucijadas de las Practicas concretas. Los debates se plantearon con toda nitidez en la Accién Catélica. Podemos Percibirlo Con claridad en una eneiclica de Pio XI tan Significativa como Quadragesimo anno; “Para reconducir a Cristo las diversas clases de hombres que lo han negado, ante todo hay que reclutar y formar, de su mismo. seno, fuer- Za auxiliares de la Iglesia que comprendan su mentali- dad y sus aspiraciones, y sepan hablar a sus corazones en un espiritu de fraterna caridad. Los apostoles prime- Tos, los apéstoles directos de los Obreros han de ser los mismos obreros; los apdstoles del mundo industrial y comercial seran industriales y comerciantes". El talante "UENO y Positivo no puede ocultar un interrogante deci Sivo: Eson los laicos apéstoles nada mas que “fuerzas auxilares’ de la jerarquia, depositaria auténtica de la mision de la Iglesia? 747 Teologia del laicado Cristo, nadie puede constituirse como apéstol sin reci- bir ese mandato de la Iglesia; en la practica elo quiere decir que el apostolado en sentido propio no surge sim. plemente del bautismo sino que necesita el reconon. minto de la autoridad eclesiéstica, Esta concepcidn co arrastra hasta las visperas del Vaticano Il (con resonane cias incluso en sus textos). En el sinodo romano de 1959 se dice todavia: "La Accién Catdlica de ios laico @s una asoclacién que aunilia a la jerarquia eclesiastion a cuyas ditectrices, directamente y de modo especial se somete en la labor de establecer el Reino de Dios g los individues, en las familias y en la sociedad" Estos planteamientos afectan de m: amplitud (0 veracidad) de la autonomi sobre todo en los campos “especializ, laboral y politico: zhasta dénde pued sin comprometer a la Iglesia? Y si deben actuar sin comprometer a la Iglesia, zen qué medida se puede decir que su apostolado es realmente eclesial? Una via de solucién parecia ser la distincién de dos planos, que serviria a su vez para un reparto de competencias: 1odo directo a la ia de los laicos, ‘ados" del mundo len llegar los laicos | Dos testimonios de la época reflejan las Opciones que se contraponen: a) “;Por qué el laico tie. ne necesidad de un sacerdote para determinar las for- mas que tomara su fidelidad cristiana en la accién con- creta? {Por qué no ha de tener | mismo el poder de juzgar su propia accién? Pues el discernimiento de espiritus no es un carisma especificamente sacerdotal” (Crespin); desde esta dptica se denunciaria el clericalis- mo de la postura contraria; b) “Dios ha querido, y no Nos toca a nosotros discutir esto, que la revelacién de ‘su mensaje descienda hasta los hombres a través de una mediacién: de Cristo a los apéstoles, de los a toles alos obispos. Ello @ ye que (editorial de la revis- ta Masses ouvriéres), Laarticulacién entre lo temporal y lo espiritual, entre lo profano y lo sagrado también plantea problemas en la practica concreta de los laicos que se anaden o fusionan con el problema anterior. La tarea de los laicos indica Y. De Motcheuil, consiste en traducir las exigen. cias del cristianismo en el orden temporal. Seria la dina. mica de la encarnacién, que deberia realizarse bajo Ie guia de la autoridad eclesiastica. Para otros, comc Montuclard, el principio de la encarnacion asi entendide viviria de un doble dualismo inaceptable: sigue opo- niendo Iglesia y mundo (como dos magnitudes hetero- géneas © distintas entre sf) y provocando una relacién de superioridad y subordinacion entre laicos y clérigos, No se trata de encarnacién (aplicar principios evangéli- cos a la realidad) sino de asuncidn: hay que asumir los valores del mundo antes de introducir algo que venga desde fuera, es necesario humanizar antes de evange- lizar; la clase obrera podra volver a ser cristiana pero slo cuando haya conquistado la humanidad por si mis- ma, por los dinamismos inmanentes de la realidad. Desde posturas semejantes se excluye por tanto el dua- lismo de una autoridad externa y superior y asimismo de un nivel de realidad (el cristiano, espiritual 0 sobre- natural) que haya de servir como gufa, criterio o control. El protagonismo de los laicos podia facilmente des- embocar en posturas reivindicacionistas, hasta acabar en posiciones extremas como las indicadas. Pero, alin antes de llegar a esa frontera, la teologia del laicado habia mostrado sus deficiencias. El caracter positivo identificado en el laico podia caer en un dualismo ecle- sial ain no superado: su dinamismo evangelizador ha de arrancar del bautismo y no de un mandato suple- mentario. Su accién en el mundo debia ser presentada como ambito de santificacién, y por ello sin ninguna disminucién de su relevancia eclesial. En caso contrario el laico seguiria como un ser dividido, pues no podria lograr una adecuada unificacién de su plena perte- nencia. En el debate en torno a la teologia del laicado se fueron dibujando perspectivas (Congar, Philips, Rahner) que apuntaban mas alld de la teologia del laicado. La reflexi6n sobre el laico no puede ser concebida como un capitulo de la eclesiologia y menos atin del derecho, sino que debe suscitar la configuracién de una eclesio- logia de comunién. Y esta sélo surtira sus efectos cuan- ae Teologia, participacion de os locos en do la refiexién sobre el laico no sea solam, logia sino una auténtica antropologia crist enel bautismo y en la gracia de la filacion). Los prop mas y las tensiones mencionadas no se eliminaran pop ello, pero al menos se impedira que los esquemas tor, lagicos caigan en polarizaciones peligrosas (sabre toxo la separacion clérigo-laico como equivalents a lad sagrado-profano, y la reserva del apostolado en sentido propio a la jerarquia 0 al “mandato” que se recibe de ella). lente eclesio- lana (centrada BIBL. A. Baru, “La teoogia del lacato" en A Masson ag Corent teologiche postconcilai, Roma 1874, 55-78; M. Faron“) tema de ii dag ant trenta ai concito Vaticano I, CrSt a0 roan, 325-081; R. GOLDE, Leics, laicato, lit blanco a rentann of Lee ‘grafa, Roma 1986; P. Guuwor, Fin dune égise clerical? Lo dsbar cp France de 1945 & nos jours, Paris 1969, Eloy Bueno de la Fuente Teologia, participacioén de los laicos en Al hablar de la participacién de los laicos en la teo- logia hay que tener en cuenta que la teologia nunca ha estado cerrada a los laicos, pero sera a partir del Vaticano Il cuando se abriran nuevas posibilidades para una participacién ms real, llegando a todos los niveles que la hacen posible. Si entendemos esta participacion desde un estatu- to o situacién profesional la Iglesia catdlica occidental tiene una historia muy pobre ya que a partir de la Edad Media se constata una separacion grande entre la refle- xidn teoldgica y la experiencia de fe, entre la teologia como ciencia y la mistica. Esto llevo a un alejamiento de los laicos de los ambitos de reflexidn teol6gica. A pesar de ello no podemos negar la aportacion importante para la teologia de grandes misticos y maestros de espiritua- lidad como Sta. Teresa de Jestis y S. Ignacio de Loyola, 0 de escritores y filésofos que en todas las épocas han tenido una influencia en la reflexion especulativa sobre lafe. Muchos autores consideran el concilio de Trento como un punto de referencia obligado para entender cémo ha sido la relacion laicos-teologia en la historia de la iglesia ya que, si bien entre las personas que se CU"

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