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Camilo Falcdén de Guvés dele Academia pricties de Filosofia, del Seminatio Conciliar de México (1548 - 1615) a — Sus Comentarios a los Libros “De Anima” : de Arisidieles— ‘A Historia. de la Filotnfia en México est por esctir » Hlsomtpido, en gran parte, 2B de est" Bee monogrificos, sobre las ‘principales figuras y obras de nuestro mundo filosifico. ‘jade que este breve estuio de mena obra del P. Antonio Rabie S. J., quien foe, dur sobre un cuarto, de siglo, profeser de filosolia y teologia cn i Pes7G a 1601), coopere al conocinien Ia cae nuestra cultura filosotica 1.—Pocos son Jos dates que hay agers de Ja vida del P Rubio. ‘Nacié en le ‘Villa de Rueda 0 Roda, Albacete, ‘Espa fia, en el ato de 1548. Principié sus ‘estudios en la ‘Universi Aas Acals y, en esa misma ciudad, ingreso 2 1a Compaisia de Jests a Jos 21 afos de edad. Vino a ‘México en 1576, dow se rmmeolls ou largo magisterio, haste que 1601, aprox $e Mamente, regreso 2 Espafia Tras profesor en Akals hata su BURSA cocurrié el 8 de marzo de 1615, ‘cuando contaba 67 afios de edad. rasa y publicd as siguientes OPras: Poeticarum institutionum Tiber (México, 1605); Commentarit in Universam Aristotelis Logicam (Colonia, 1605) = De estos comentarios hizo un compendio bajo al titulo de “Breviores Commentarii in Universem Aristovelis Logicam”, que aparecio en algunas ediciones (Valencia, 1607 - Colonia, 1609+ Colonia 1615 - Lugduni 1617 y 1625) con el nombre de “Logica Mexicana”. Este apelativo obedece a que en Mé- xico escribid su Légica y en México la enseid. Esta obra, tanto en su original como en el compendio, goz6 de gran estimacién en Espafia y aim en otros paises de Europa. Prueba de ello las numerosas ediciones. La Univer’ sidad de~ Alcala, por medio de una comisi6n examinadora, “‘nemine discrepante”, “decretd y determiné que la dicha Lé- gica, asi examinada y aprobada, se recibiese en esta Univer sidad por Autor propio, y como tal se leyese y explicase por los Catedréticos de Artes en las aulas; dando para ello licen- cia y confirmando lo decretado por el claustro Su Majestad del Rey nuestro Seftor, como Patrén de la dicha Universi dad” . .. por medio de una “Provisién Real, por la cual Su Mar jestad confirma el decreto de la Universidad y manda se guarde.” (1). Vemos asi cémo una de las dos grandes Universidades espafiolas de entonces (1610) adopté como texto, y por cier to con graves sanciones para los profesores que no lo siguie- ran, una obra escrita y ensefiada en la Nueva Espafia afios antes, Escribid ademis: Commentarii in octo libros Aristotelis de Physico auditu (Madrid, 1603,—Velencia 1610 y Colo nia 1616); in compendium contracti (Valencia, 1607); Commentarii in Nbros de Oreu et Interitu seu de generar tione et corruptione rerum naturalium (Colonia, 1610); ‘Commentarit in libros Aristotelis de Coelo et Mundo (Co- lonia, 1616), y el libro que ocupara nuestra atencién: Commen- tarii in libros de Anima (Colonia 1613 y 1621) —Testimonio del decreto que hito la insigne Universidad de Alcalé y Provir iin Real por Ia cual Se Majestad confirma el decreto de Is Universidad que se encuentran en las piginas introductoras a la Ediciéa Complutense de 1610 de a Légica dal P. Rubio, a= ‘Con todes estos tratados, dice Menéndea y Pelayo, forms un Curso de Artes en cinco volimenes, célebre, por tuber servido de texto en la Universidad de Alealé.” (2) Ts indudable que, para presentar con amplitud el pene amienvo del P. Rubio, seria necesatio estudiar todas las obras Sara mencionadas. Sin embargo, me parecié que la obs vis apta para dar a conocer su mentalidad filosofica ora h de Peicologia pues en ella se san y manejan concepts ¥ SGctrinas que, sin ser exclusivamente de Psicologia, sieve? para amuchas cueetiones ¥ dan 2 conocer, implicitarnent to Gue el autor piensa en otras materios ‘Ademés, en los libros SHE anime’ les donde encontramos més_especulacion filos6- fica, pues en los demis predomina la dialéctica y una Cosmo” logia del siglo XVI TiL-—La posicién filosdfica del P. Rubio se explica per fectaneate al ber cusles y donde fueron sus esvudios 7, sobre todo, en qué época los lewd a cabo. Pincdio' en fa Universidad Complutense, a fines del siglo XVI donde ya desde ln mitad de ese siglo se verificaba wns sarauracion escolastica. Reaccionando contra las iltimas <>” seertes ilowbficas ¥ especialmente el nominalismo de cca, tried afos espafcles del siglo XVI vuelven a Santo Tomis, y no se reducen a comentar su doctrina, sino que Ia comple’ tan, perfeccionan y eplican a nuevas cuestiones Una de las caracteristicas de esta época es el abandono de las demasiadas sutileras dialécticas que distraian la atexr sfonde los fildsofos espatiles en nimiedades tontas y les im pedian Ia clara solucién de los verdaderos problemas Surge pety eceuela recia y sobria que busca en su doctrina las cues Tones de actualidad y Jos nuevos problemas sociales y cien- tificos que se presentan. ‘Los centros de fa restau acién en Espaia, de donde pasé Fotmventtio Bibliogrfico de “La Olencie Espatole”—Cep, Filotefia del glo XVI y XVII bIF- Antonio Robie. —7 f otras naciones, fueron las dos grandes Universidades de Sa- i g Ul les bra en Portugal. = Se dejaba sentir lencia ‘ir ya la i cos Francisco de Vitoria, Dees, “gis grandes Domini- Domingo Bier y Bartoloné de Metin eae Ca Princip su eto en Alcalde lene ee RUS metos afios estudié a Santo Tom: r0 in, fue su in- lié a Santo Tomés. Pero més atin, ft de un sano tor ‘ mismo y la in: ae sentir mucho en é sea el PostorExini simplemente aun clega de proftorado: No ie 0s el mismo afio y Sua eotaginenes dee cordon aca ah Swirez muri escasumente dos : largo tiempo te eS PO que nuestro Padre ex biz gue no conocer desde un principio as obras de i ty n Roma i Hae a hier aero Ys Por consiguiente, que la influen- IV.—En un gr SubSiae grueso volumen de casi seis: agi e columna y'en letra pequeiia, estin contended Lea mentarios del P. Rubio al "do Anna! ooo ee portada dice as: fe ae R. P. Antoni Ruvio Rod shone lensis. Doctoris theologi ne Le = Theologiae Profeseran Coo ii i- irene tities Pbeplonm Pre de Aa . i pee tabiles comblectitur. Mdephonsum De la Mota, Epscopum Tl ‘egiumue Consiliariwm, ee, = : Permissu. Superiorum. Coloniae Agrippinae Apud Ioannem Crithiuom sub signo Galli ‘Ano MDCXIIL (3) La dedicatoria al Imo. Sr. TIdefongo de la Mota, Obispo de Tlaxcala, muestra la amistad que el P. Rubio le profesaba Eco de nuestra escuela, ‘iempos), Pero > Ios Bins dice el autor e° ‘etoreles afirma que we para, nosotros (no asi para los 1 alma es wn Suinto cuerpo ademés de los cuatro elementos y mis perfecto que é& tos. ELP. Rubio niega que asi piense Aristételes pues “com siderando sus palabras (de Arist.) y el contexto atin con me- diocre cuidado, se ve claramente que nada semejante se puede deducir de ellas, pues no afirman que el alma sea cuerpo, 0 que segén su substancia diga composicién de cuerpo sino que de su virtud se deriva una potencia corpérea en el cuerpo, mucho més perfecta que la de los elementos y a la que se llama calor natural..." El texto de Aristételes dice asi, segiin la traduccién gue trae el P. Rubio: “Sed enim ommis animae, sive virtus, sive botentia corpus aliud participare videtur, idque magis divinum quam ec quae elementa appellantur, verum prouit nobilitate, ig- nobilitateve animae inter se differunt, ita, et matura cius cor poris differt” (20. lib, de generatione animalium,, cap. 3, ad medium) (6). Las cuestiones 3a., 4a., 5a., y 6a., comentan las dos defi- niciones que Aristételes tiene acerca del alma. No hay nada digno de notarse, excepto una cierta prolijidad en la cuestiin 4a. bastante sutil En la cuestién séptima, de si la definicién de alma conviene univocamente a todas las almas, el autor trata un solo aspecto dejando sin resolver otro de bastante interés, quiz porque en su tiempo no se discutia. En efecto, plantea la discusién entre guienes sostienen que el alma racional es meramente una “for ta assistens” y los que ponen la ' forma vere énformans”. Respecto del alma sensitiva y vegetativa, dice, no hay dis- crepancia pues todos admiten que son verdaderas formas que informan al cuerpo, y puesto que tienen hacia éste la misma relacién, se sigue que necesariamente la razén de forma 0 “ac- (81 texto mismo es algo ambiguo y se podela tauducir en orta forma: “Sin satsrgo la virtud 0 potencia de toda alma parece participar al cuergo de algo is elevado que Jos llamades elementos, y en verdad, asi como Tas alae difi- sen eae af por su nobleza o inferiridad, asf difiere Ia naturaeza de a cuerpo “[X] que informan).” Esta traducciin favorese al P. Rubio pero en al pucde te Die algunas cbjeciones —13 tus corporis” es univoca respecto de ambas. Acto continuo prucba contra los adversarios que el alma racional no es “assis: fens” sino "vere informans corpus”, por lo que, bajo la razén de forma, conviene univocamente con las otras dos. a cuestién no tiene discrepancia dentro de la filosofia cristiana, pues adems del comin acuerdo de doctrinas, a rafz del Contilio de Viena quedé condenada la doctrina contraria sostenida por Pedro Olivi y declarada error de fe. De aqui nuestra admiracion al encontrar a Silvestre de Ferrara y al Card. Cayetano puestos como adversarios y, su seateatcia, al menos tal como le expone el autor, coincidiendo con la de Olivi. “Et iuzta hane sententiam videtur etiom definitionem animae non esse univocam ad omnes animas formeliter swmptas, quia intéllectiva, ut intellectiva nom erit actus primus corporis, nist forte secundum. solam assistentiam, quod est eandem animam praecise ut intellectivem, aut rationalem, esse formam. secu dum rationem enalogam”. (71) ‘No me ha sido posible confrontar a estos dos autores y por tanto dilucidar la veracidad del P, Rubio en este punto. Sin embargo, se me hace dificil aceptar que esas dos figuras de la restauracién tomista en Italia se hayan apartado de su maestro en punto tan importante. Concedido que el alma racional es forma del cuerpo, (en- tendiendo materia) jee puede decir que convenga en razbn forma con las formas inferiores? Es otro aspecto de la cuestién que ofrece serias dificultades, pues la perfeccién del alma ra- ional no parece compatible con una predicacién univoca res- pecto de las almas inferiores. El alma racional no procede de la potencia de la materia, no depende intrinsecamente de ésta ni en su ser ni en su ope’ racién, es creada directamente por Dics, es espiritual, incorpé- 7—"y ein esta sentencia parece tambign que Ia definicién del alma no es lunivoea rerpecto de todas lat almat formalmente tomadas, porque la intlectiva, come inteletiva no es aeto primero del cuerpo, eno tal vez en cuanto a la cole sta alma precisamente en cuanto intelectva 0 racional suiitencs, ee deci, ¢ 3 forma analégicamente.” 14— ea bie de ee pr tr P E cto de ambas. Acto continuo te el alma racional no es “assis: pus”, por lo que, bajo la razén ite con las otras dos. . ‘erepancia dentro de Ie filosofia tin acuerdo de doctrinas, a raiz condenada la doctrina contraria jeclarada error de fe. De aqui var a Silvestre de Ferrara y al ‘adversarios y, sv sententcia, al tor, coincidiendo con la de Olivi. 1 etiam definitionen animae enimas jormaliver sumptas, quia tf erit actus primus corporis, nisi ttiam, quod est candem animem rationale, esse formem secun nlrontar a estos dos autores ¥ por del P. Rubio en este punto. Sin cceptar que esas dos figuras de la se hayan apartado de su maestro cacional es forma del cuerpo, (ear 2 decir que convenga en razéa de es? Es otro aspecto de la cuestion pues la perfeccién del alma rar con una predicacién univoca res- ‘ yoede de la potencia de la materia, de ésta ni en su ser ni en su ope’ te por Dios, es espirituel, incorpo también que la definicién del alma no es formalmente tomadst, porque Is intelectiva, del cuerpo, sing tal vex en cuanto a fa sols sreciaumente en cuanto iateleciva 0 racional rea, forma subsistente, todo lo contrario de las formas infe- riores. La opinién de la escuela es casi undnime aunque pocos hhan tratado este aspecto de una manera especial y cualquier tomista responderd, para ser consecuente con su escuela, que la razén de alma se predica univocamente de las tres almas: ve- getativa, sensitiva y racional, Las cuestiones 8a. y 92. son un comentario a la segunda Gefinicién del alma que pone Aristételes. Ta cuestién 10a. en si parece una sutileza, pero implica graves y profundas consideraciones que el autor desarrolla muy jen y con plena ortodoxia. Trata de si la primera definicién del alma: “actus primus corporis physici et organici” es demos trada por Aristételes usando Ja segunda definicién “id quo primo vivimus, sentimius, movemur et intelligimus”, con demos tracién “a priori” 0 a “posteriori”. El autor afirma que es “a posteriori” aunque puede ser “a priori” per causam. B.—Tratado de las diversas almas y seres animados. En la primera cuestién divide a las almas en tres especies: vegetativa, sensitiva e intelectiva; a las potencias vitales en cinco géneros: vegetativa, sensitiva, apetitiva, locomotiva e intelectiva: y a los seres animados en cuatro grados: vegetativo, sensitivo (que tiene tan s6lo sentido y apetito), sensitivo loco- motivo y racional. Esto puesto, la segunda cuestiin trata de si el vegetative se incluye formalmente en el sensitivo y ambos en el racional © tan sélo “eminenter™. Este problema de importantes consecuencias, no é trata ahora, en nuestros dias, de una manera especial, sino indirec- tamente. ‘Aguf el autor sostiene una opinién que atribuye a los que A llama “Recentiores”, sin especificar quiénes son, Sentencia contraria a la de Santo Tomés. Ambas partes esgrimen pode- rosos argumentos. Santo Tomis afirma que el alma intelectiva contiene vir- 5 tualmente a la sensitiva y vegetativa. El autor, a su vez, dice que contiene formal y eminentemente a las almas inferiores. La razén principal que aduce el P. Rubio esti en que el hombre es formal y esencial, aunque no especificamente, ani- ‘mal y viviente y que ambos predicados formales convienen a su esencial definicién. Ahora bien, no puede ser formalmente vir viente y animal sino por la forma y no tiene el hombre otra for- ‘ma substancial fuera del alma racional; luego en virtud de esta forma se le atribuye al hombre el ser viviente y animal, luego formalmente, porque lo que da la forma por su actuacién In contiene formalmente, ya que lo da en género de causa formal y consecuentemente como efecto formal. (Perdénese la caco- fonia). El que contenga las almas inferiores “‘eminenter” se prueba porque es forma superior y mis eminente. Resuelve ademés las dificultades que se deducen de la doc- trina de Santo Tomas y asi deja afianzada su tesis. Ciertamente el Doctor Angélico no trata este asunto ex- profeso sino de paso. Pero sus argumentos son convincentes, de ahi que los escolisticos sigan ordinariamente al Santo Doc: tor. Allgunos piensan que es cuestién de palabra. Para nosotros la cuestién fundamental est en que se reconozca que el hom- bre, estando bajo el género de viviente y animal, recibe su espe- cificacién de la diferencia “racional”; pero todo esto, no en stud de usa pluralidad de formas, sino de la sola alma rar ional La misma cuestién se suscita respecto de la forma corps- rea. El P. Rubio afirma y prueba que el alma racional es for- malmente corpérea (pero bien entendida esta afirmacién); por el contrario Santo Tomis dice que virtualmente. En la cuestién tercera, de si todas las almas de una especie, principalmente las racionales, son de la misma perfeccién sen’ cial o unas mis perfectas que otras, el P. Rubio trata de paso el principio de individuacion y dice que, segin la opinién co- min de la escuela (?) es un modo substancial por el cual se determina la naturaleza especifica a este 0 aquel individuo y se distingue individualmente de cualquier otro. té— Es evidente la discrepancia con la genuina doctrina, te tomismo. Afirma, ademas, que las almas racionales tienen di- ‘versa perfecciin sobstancial ae no angi a epee = i feccién individual. Esta sent c gin I perecion indie. artante inl. aor a expone con gran amplitud, casi siete paginas. C—Tratado de cémo el alma informa al cuerpo. {Fl alma racional es divisible? Es la primera cuestin (en Ja que se conserva enteramente ortodoxo), rex bien las dificultades de los adversarios; eras deficient parte ‘tive de la tesis, pues cuando dice cémo se debe ost deo ened Gs indivisible e informa un cusxpo divisible a que adoce 8, Agustin de la i que es a de Dios en todas las cosas, pero sin explicar que es eoeesnera analogia en contraposicién con el modo de estar “cit cumscriptive” ; BI alma, decimos, no esta conmensurada con el cuerpo que es as ‘de su simplicidad rechaza toda divisibilidad. ‘En la cuestién segunda, de si las almas de las plantas y de Jos animales imperfectos son indivisibles, el autor expone arias Chtencias, entre ellas una bastante original, ahora no muy Te Setdada cuando se trata este punto, No dice quiénes son delensores. oor primera vez encuentro falta. de veracidad en, citas Pone a S. ‘Tomés entre los que defienden in divisbiidad de . rs yrmas act tetas almas del mismo modo que la de las formas accidents {ear la blancura, y remite a la Summa 1 p. Q. de los cuetP0e i Seno no afirmaTo que oe le atibuye pues siquiera menciona las almas inferiores. Sin embargo esta es la doctrina de 8. Tomas imas inferiores son divisiles “ad divsionem compasiti Is cya face suya el P. Rubi: pero exo al cars Ya que 8, Toms ce . ia en el “de Anima” lib. Il, lect. 14. Pere Done tro Padre es exagerada. cuando dice que la -r we las al- i", la cual Es evidence la discrepancia con la genuina doctrina del tomismo, Afirma, ademis, que las almas racionales tienen dir versa perfeccién substancial, pero no segin la especie sino ser gim la perfeccién individual. Esta sentencia se presta a muy malas interpretaciones y en si es bastante incierta. El autor la expone con gran amplitud, casi siete piginas C.—Tratado de cémo el alma informa al cuerpo. {El alma racional es divisible? Es la primera cuestién (en la que se conserva enteramente ortodoxo) resolviendo bien las dificultades de los adversarios; pero esta deficiente en la parte positiva de la tesis, pues cuando dice cémo se debe entender que el alma racional es indivisible e informa un cuerpo divisible en todas sus partes, cita el ejemplo que aduce 8. Agustin de la presencia de Dios en todas las cosas, pero sin explicar que es tuna mera analogia en contraposicién con el modo de estar “cir- cumscriptive”. a oun aenf “own sri A. ph ‘isnt sramraannf El alma, decimos, no est’ conmensurada con el cuerpo ya ¢ en virvud de su simplicidad rechaza toda divisibilidad. En la cuestién segunda, de si las almas de las plantas y de los animales imperfectos son indivisibles, el autor expone varias sentencias, entre ellas una bastante original, ahora no muy re~ iada cuando se trata este punto. No dice quiénes son sus defencores. Por primera vex encuentro falta de veracidad en citas. Pone a S, Tomas entre los que defienden la divisibilidad de estas almas del mismo modo que la de las formas accidentales de los cuerpos, v. gr, la blancura, y remite a fa Summa I p. Q. 76, a.8., donde el Santo no afirma lo que se le‘atribuye pues ni siquiera menciona las almas inferiores. Sin embargo esta es la doctrina de S. Tomés: que las al- ‘mas inferiores son divisibles “ad divisionem compositi”, la cual ace suya el P. Rubio; pero erré al citar, ya que 8. Tomas ex- pone su sentencia en el “de Anima” lib. II, lect. 14. Pero la | opinion de nuestro Padre es exagerada cuando dice que la di , fa 013 198 Bp 6 Bye} WUD CEH auonbun snapeususale b an “yngod uow 24024, g ares ros ase | a 8 a @ 2 7 EE —17 visién de estas almas en menores partes, se puede hacer s la division de las partes de la materia a las que informa “ut ex uno possint fieri, non solum duo sed plura, quasi dicat di Gisionem harum animarum in minores, atque minores partes Feri posse secundum divisionem partium materiae, quas inx formant, quod est dicere semper dividi posse, et proinde se cundum quaslibet partes... .(8)” lo que equivale a poner una divisibilidad indefinida casi como la de un continuo “in infint tam divisible”. Opinién que hoy en dia nadie se atreve a sos" tener. Ba la cuestién tercera, de si las almas de los animales per’ fectos (no el hombre) son indivisibles, nuevamente discrepa Ge 8. Tomis y dice que son divisibles legando a afirmaciones Gemasiado extremadas como decir que las almas de los animales perfectos, en cuanto a la divisbilidad en partes integrantes simt- blemente considerada, no son menos divisibles que las de in. fectos y plantas, mas atin, que las de novivientes, pues “del mismo modo estan dispersas (?) por todas las partes del cuer- po por pequefias que sean” ‘No se puede comprender cémo, cuando habla de la forma cubstancial del hombre afirma una absoluta simplicidad y har endo admitido que en cuanto forma conviene unfvocamente con las almas inferiores, sin embargo, a éstas les niega la sim plicidad que conviene a toda forma substancial tel cuerpo? JE] alma informa a todas las bertes Consecuentemente a sus anteriores afirmaciones dice que depende de la divisibilidad 0 indivisibilidad del alma, de tal manera que, si es indivisible, esti toda en todo el cuerpo y toda en cada parte; si es divisible, esté toda en todo el cuerpo y sus partes en las del cuerpo. El alma vegetativa y sensitiva se hallan distintas en un Jao 'de tal manera que de uno se puedan hacer no silo dee sino muchom coma Sire dices que la divsin de estas alae en menores y menores partes © Put fas parte: de la materi las que informan, ef fente seein cualesquiera partes.” de hacer tegin Is divisiin de decir, que siempre se pueden dividi y por cons 18s— 2s partes, ce puede hacer segin 2 materia a las que inform: tm duo sed plura, quasi dieat di 1 minores, atque’ minores partes ‘em partium materiae, quas in- aper dividi posse, et proinde se- 3)” lo que equivale a poner una rmo la de un continuo “in infini- roy en dia nadie se atreve a sos 2 si las almas de los animal a sg dees bear livisibles Hegando a afirmaciones zcir que las almas de los animales bilidad en partes integrantes sim menos divisibles que las de in- las de novivientes, pues “del 2) por todas las partes del cuer- cémo, cuando habla de 1 h a forma a absoluta simplicidad y har o forms conviene univocamente 0, a éstas les niega la sim- rma substancial. cartes del cuerpo? interiores afirmaciones dice qui indivisibilidad del alma, cle tal i toda en todo el cuerpo y toda 14 toda en todo el cuerpo y sus ts hacer tle de sng mchos, como vt en mesores y menores pare te poe. 3 de la materia a las que eeeau e consiguente segiacinlesuira pares” mismo animal y también en el hombre, 0 tan sélo un alma en 2 wun compuest Acai vuelve a ser tomista ortodoxo, pues niega la plurar lidad de formas. ‘Al final toca de paso la discutida cuestién de si, durante ta vida sntrauterina, se suceden en el hombre lac tres almas: primero vegetativa, después sensitiva y finalmente intelectiva, aoe Ta aparicign el feto, después mas y més desarrollado. Routor spstiene esa actuacién sucesiva y en esto concuerda con 8. Tomis aunque actualmente esa doctrina es poco acepr da. ELP, Rubio combate la opinién escotistica de la forma de corporeidad y la de Avicena quien admite dicka forma, pero fomiéndola contemporéneamente a la materia y por consiguien: pothseparable de ella, de ahi que se encuentre no sélo en los Sclentes sino en todo compuesto, aiin en los elementos. (Re~ cusrdese 1o que para ellos eran los elementos). D—Tratado de las potencias del alma en general ‘Adnmite la distincién real de las potencias respecto del al- sma, como accidentes propios respecto de la substancia. Trata Tarias cuestiones que carecen de interés y son més bien sutile- yes de la gpoca. V-gr.: "An potentia vitalis separata ab anima (caso enteramente hipotético) possit uniri subiecto extraneo er potentiam Dei absolutam. An potentia vitalis separata ab ings existeret per modum perseitatis ei superadditum, vel per Siam actualem existentiam propriam cum negatione actualis inbaerentiae. An potentia vitalis separate ab anima per divi pam potentiam esset in statu naturali aut violento™. (9) Tas potencias, enseiia el P. Rubio, proceden del alma co” mo de un principio efectivo y proceden directamente del sujeto Jobe ata potencia vital separada del alma se puede unis a vn sujeto extalo 95 al polar sbstta de Dion, De sla pornca vital veperade dl alms pode cc on modo de persidad aindido a la potencia o por Io cola sual cin de la scrual inherencis. De si esta potencit esta iperada del alma por el poder divino.” txitencia propia con 9e8% fa en estado natural o wiolento, #6 —1 isi icamente s. Las potencias se distinguen espe tos adecuados y los cbjetos formales. Afirmaciones Gue no tienen nada en su contra. Sin embargo, al tratar de la potencia visiva se engolfa en una serie de sutilezas que Ilenan paginas y paginas que estarian mejor dedicadas a otros asuntos de mis interés En el capitulo séptimo expone con toda amplitud las doc- trinas de entonces respecto del color y de la luz. Distingue entre colores verdaderus y aparentes. Estos se identifican con la lus, aquellos no. En honor a la verdad, bien sabemos cudn- to se discute atin ahora sobre estas cuestiones sin que haya sido posible Hegar a un comin acuerdo. El capitulo octavo lo dedica al sonido y los siguientes all lor, gusto, sabor, etc., cuestiones que seria muy prolijo con- siderar aqui LIBRO TERCERO Respecto del entendimiento agente explica y sostiene la doctrina tomista: El oficio del entendimiento agente, cémo concurre el “fantasma” para la produccién de la especie inter lige, la distincién real entre entendimiento agente ¥ posi a, etc Expone también con gran erudicién la doctrina del en- tendimiento posible y sin dejar de ser original es fiel a S. Tor mis. Sin embargo, en la cuestién tercera, de si las especies in- teligibles que produce el entendimiento agente en el posible son representativas de los singulares o de los universales, dice tex’ tualmente: “De estas dos opiniones, la primera (representa cidn de los universales) me parece més probable por lz sola autoridad de Sto. Tomds, pero la segunda (de los singulares) ‘se prueba con razones més eficaces y a las que dificilmente se puede responder, de ahi que es, hoy en dia, defendida casi por todos, Por esto he decidido defender esta tiltima . ..” Esto no necesita. comentarios. ‘Mis abajo dice: “est naturaliter impossible quod intellec~ ‘rus agens producat speciem representantem naturam universe 20— Jem, sed semper singulaze” (10) en otras cuestiones @ He Crral que en las ouestiones Siguien = jebmo conoce” amos el universal? etc. prosiga la doctrina Ge Suarez haciendo gue efectos Teetns. yestion cuarta de si Ia. gubswancte material y sus gccidantes fo aon conceidas por medio je especie propia. “et seedirecte ac per se”, sigue [a doctrine ‘de Escoto. | iret estin quinta, del modo de Conese ‘Dios y los expirtus, defiende la doctrina tomista a0 ‘coincide con a de Escoto. geno se concee el alma »

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