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INTRODUCCION E] momento de la sintesis ga el momento necesario de la tex lo saben mejor que los demas: en su profesin, son indi les los iltimos toques, las sintesis regulaves. Ri Esti claro que no podemos pretender elaborar: tivas. Pero todos tenemos la necesidad de representarnos con re- gularidad, de forma aceptable, Por lo que respecta al pensamiento educativo, el intento de sintesis se impone aun con mayor de estos iiltimos treinta afios han sido especialmente confusos. A menudo caricaturescos, han enfrentado. saberes y a los partidarios de la-ped: tunos ¥ a otros a la simplificacién. En un © simplemente de desmarcarse, luna gran pi forma polém fensores de EN LA ESCUELA Hoy le sorprende su dificultad para aprehender la profesién de ma- nera global. A menudo son muy competentes en tal o cual as- pecto, atraidos por clementos més especificos del programa o de que es més coyuntural o anecdético. No siempre ven que en la lase nada e5 neutro, que e] menor gesto es portador de un en- que la decisién aparentemente més técnica puede estar conforme o en contra del proy el uso de tal o cual método facilita o di cién del acceso a los saberes. Tampoco ven y las sanciones esté unida a la de de la retencién er damentalmente p Porque enseftar no es s6lo poner en marcha un conjunte de competencias separadas las unas de las cio y hacer que reine el orden, explicar versiones del mismo... Es hacer todo esto, claro, pero con «al miss, ealgor que los alumnos reconocen, ademés, basta bien; walgo> que no se puede reducir al carisma individual y, iRoouccroN ‘Algo» que remite una «fuerzas que jo de un proyecto. Una cjercicios; se trata de una +herrami fuera una «novela de formacién». junto de documentos a la vez. homogéneos y heterogéneos: ho- royecto, de una rangos diferen- B 14| ex ursscurta nov ccon una intriga. Sin personajes, pero repleto de didlogos. Sin de- corados, pero con un montén de anécdotas. Sin batallas ni due- los, pero con tensiones y conflictos a cada paso. Sin demasiados accidentes de recorrido, pero con una multitud de bifurcaciones posibles, Sin historia de amor. Aunque. PRIMERA PARTE, La escuel: principios para una ii PRIMERA PARTE. LA ESCUELA: PRINCIFIOS PARA UNA INSTETUCION PRINCIPIO, nombre comiin, masculine, d derivado de princeps: lo que esté primero en el se esté en el origen (y no en el sentido de lo qu mienzo). El origen remite al fundamento y no a los cimientos: el ‘su concepeién, su construccién y la defi nes de su uso; los cimientos estan con: in_y de alla 1¢ © hace comprender sus propieda- ue et critique de la philo- ‘gido por André Lalande). Es aquello que permite juzgar la realidad y la pertinencia de una creacién humana desde el punto de vista de lo que constituye su razén de ser: el ipio de un hospital es cuidar a los enfermos para permi- les que recobren la salud; desde el punto de principio, la calidad de la acogida y de las comidas principio es una llamada al io, podemos hacer ver que des- v 18 EN LA ESCUELA HoY des, lo pesado, las limitaciones y las contradicciones que sn sui ejecucién. Pero el enunciado de un principio obliga a levantar la cabeza, a plantearse la pre- guinta de las finalidades y a preguntarse sobre los atreglos inevi- tables de la accién cotidiana. Sin principio, la accién humana se ta hacia cl empirismo, se convierte en un bricolaje sin ey, por lo tanto, sin mafiana. Los adversarios 0 los, sea abst conocemos las eventuali ‘que tiende a tener alcance general: seria lo mismo que reprochar al agua que sea excesivamente hiimeda» (Philippe Lecarme, Pédagogue et républicain: impossible synthise)? 2. Pris, ESF ites, 2002. RIERA PARTE, LA ESCUELA RINCIFIOS ABA UNA INSIETUCION Principio 1 La escuela no es sélo un ser una institucién. icio, también es En Francia, la educaci6n nacional es un «servicio paiblicos. La sentar al colectivo y de no someterse a los grupos de pres querian apropiarselo, representa una herramie para la construcci6n de un estado demoe Y, sin embargo, la ue, para muchos de saquél que presta servicios». Es un organismo, un estableci- Imiento, una empresa que «sirvens a unos usuarios y praparcio- nan prestaciones de las que se puede estar més o menos satisfe- cho. Asi, el servicio postventa de unos grandes almacenes es gado segtin la rapidez, Ia eficacia y la ami repartidores; si no ofrece satisfaccién, tenemos a protestar... y, sobre todo, podemos cambiar de comercio. En cambo, la especi es que esté adosado al calidad de los servicios prestados al conjunto de los usuarios. En tun «servicio publ cuando no estamos satisfechos, ya que, para empezar, no existe tun organismo de la competencia, y sobre todo, en cuanto io ¥, por esta raz6n y dentro de este marco, podemos tener peso sobre su funcfonamiento y evolucisn, Est rencia entre una empresa privada y un servici dad de los servicios de una empresa privada esté ga por la competencia que mantiene con otras empresas bilidad que se otrece al cliente de cambiar de proveed sector privado, los servicios son incvitablem proveedor a otro, y esta diferencia no se c idera una anoma- se trata del motor necesario para el buen fun mercado y la satisfaccién de todos, No serfa aadie que todas las empresas ofrecieran exactamente servicios. Por el contrario, si se han instituido los ‘iblicos» al lado del sector competitivo, es porque se 1 que existfan campos en los que era preciso proveer ciudadanos exactaments ls smos servicio: as el :ipio, un «servicio pablicor ados con igualdad, puesto unto de los ciudadanos acceso a la salud es un derecho para todos. aspecto, la Escuela es un «servicio publico»: ofrece debe hacerlo necesariamente de una forma equita- rece a todos los progenitores el servicio de atender a lurante un cierto miimero de horas al dia para que an, durante este tiempo, dedicarse a sus actividades = Desempefia también un papel -y ofrece servicios de organizacién del territorio, y puesto debe estar presente en el conjunto :nos pueden considerarla «poco docentes que emplea, rvicio pi velan legitimamente los sindicatos. Pero esta claro cacia de la guarderfa escolar, la necesidad de una zacién del territorio y el hecho de tratar bien al cuerpo 9 nos permiten comprender lo que le da verdadero a Escuela, Podemos discutir sobre el numero de horas a de las escuelas y las fechas de las vacaciones, es de- las comodidades que ofrece el sistema escolar en arderfa... Podemos huchar por el mantenimiento de PRIMERA PARTE, LA ESCUELA: PRINCIFOS PARA UNA INSTITUCION | 21 mejor salario para los docentes, en nombre de la dignidad de su funcion... Todo esto puede incluso tener éxito... sin que, en cam- bio, exista realmente «la Escuela. Se diré entonces que la verdadera misin de la Escuela es fé- cil de definir: se trata de permitir a todos los nifios que apren- dan a leer, escribir y contar, de dotarse de los programas escola: social io asi del paso? Por hicieran, a la vez, déciles ¢ intelectualmente activos? Algo nos rechina ante ests visién de una escuela directamente salida de re deberi- amos rechazar esta perspectiva incluso si, por ventura, sue res pidieran, incluso si exigieran, estos ‘Tampoco es posible reducir la Escuela a tin simple sserviciow por muy «pablico» que sea, destinado a puede ser- una maquina de enseftar y aprender. No se pued: ducir a una logica de «servicio alla simple eficacia de sus funciones sociales. Nos remite a valo- res 0, mas exactamente, a principios. En otras palabras, la calidad de una Fscuela no puede meditse solamente sez docentes. Esté claro q) tisfechos... Pero esta satisfaccién no es 2 EN LA ESCUELA HOY 3 derechos dela persona, el hecho de que nadie puede tomarse la justicia por su mano, ni ser juez y partea Ja vez, que todo individuo es presuntamente inocente hasta qu se demuestre su culpabilidad, que la pena no puede depender di rango social del culpable, etc. Evidentemente, podemos disc para saber si estos principios son «naturales» y se imponen en toda colectividad humana, o bien si se trata de construcciones hist6ricas contingentes.... Pero esto no cambia la categoria de es- tos principios respecto a la institucién judicial: la fundamentan. En el sentido propio del término, la instituyen. Asf, la Escuela debe ser instituida, Claro esta que tenemos el las tecnologias de la comunicacién Jas con- diciones de escolarizacién scan lo més equitativas posible, que to- dos los nifios puedan beneficiarse realmente de buenas escuelas y buenos docentes... Pero todo esto siempre debe hacer referencia 2 Jos principios fundadores de la einstitucién Escuela». Para hacer progresar a la Escuela, hay que saber cémo hacer «Escuela». Tres preguntas para prolongar la reflexion individual 0 colectiva® ye una’amenaza al «servicio pablico de edu- del cheque educativo (que consiste en su- \6n de los establecimientos escolares por el 1. ¢En qué const caciéne la £61 3 [PRIMERA PARTE, LA ESCUELA: PRINCIPIOS PARA UNA INSTITUCION Busquemos ejemplos & ciendo perfectamente a cen cambio desarrol nos parezcan Escuela rivada puede conside- ‘ode edi ins? 2B 24 EN LA PScURtA HOY Principio 2 En una democracia, los principios fundadores democratico. Desde el momento en que la Escuela no es s6lo un servic! también una institucién, se plantea la cuestién de quién d sus principios. En efecto, los «usuarios», como tales, pueden contribuir a mejorar la manera en que la Escuela proporci sus servicios: las familias pueden pedir que se modifiquen los horarios de clase y las vacaciones par os més compat bles con sus actividades profesionales; las empresas pueden sol citar, juci6n escolar que tal o tal otto saber hacer se de- sarrolle de forma més siste ‘en clase teniendo en cuenta las exigencias del mundo laboral; los docentes pueden desear {que se mejoren sus condiciones de trabajo... Todo esto es perfec: tamente legitimo, Pero todo esto no constituye una verdadera ica escolars. Todo esto puede contribuir a que se hagan jonar modalidades de la Escuela, pero no permite definir ‘conocemos nizacion de la in: n escolar que de ningrin modo es con- substancial a su existencia y que puede ser discutida, incluso ser puesta totalmente en tela de juicio. En la historia han existido formas muy diversas de reagrupacién: con jévenes y adultos de niveles muy dispares que acudi manera, las lecciones del maestro o la experiencia de los otros alumnos. La introduecién de la reagrupacién sobre la base de la homogeneidad de nivel es algo que se ha ido introduciendo pau- latinamente, y s6lo huego se introdujo el eriterio de edad para llegar al sistema que conocemos actualmente. Un sistema extre- madamente rigido, ain muy ligado al taylorismo industrial, en el que el cruce del criterio de! nivel y el dela edad deja muy poco PRIMERA PARTE, LA ESCUELA: PRINCIPIOS PARA UNA WNSTTTUCION | 25 margen de maniobra. En otras palabras, la «clase», tal como la conocemos, no es ningiin principio fundador de la Escuela ¢ in- cluso més adelante veremos que quiz se haya convertido ac- tualmente, a nuestros ojos, en un obstéculo para la buisqueda de las des fundadoras de la ins Pero, gdénde debemos buscar est idades? En un ve mei ico esta pregunta no se plantea. Se encuentran en el Cielo. Dios 0 el Partido las imponen. La Verdad para los hombres existe antes que estos y deben someterse a ella. Todas, utopias que nos propone la literatura describen soc ‘que la educacién esta organizada a partir de prin« bles: es preci el orden soc More a George Orwell, se trata hombres son educados ‘que:ni sus padres, ni ellos mismos, menor conirol. En este aspecto, inds que utopfas que intentan hacerse came: en la Uni6n Sovie se le arrancaban sus hijos 0 alumnos sin la menor contemplacién. Ahora bien, hoy en precisamente, la caracteristica fundame: mable de nuestras sociedades democriicas, que no esté vacio para todos nuestros coi politic para hacerlas aplicar, Evidentemente, no dejamos tar amenazados por la fascinacién del «hombre providencial», aquel que se considera la encarnacién del poder en sf mismo en imidad que no es cuestionabl sabilidad y guardarse el derecho a c de proponer, complaciéndose en el derecho a denigrar. @Seria necesario, pues, que. en nuestras democracias listas, asumiéramos la «insoportable levedad 26) EN LA ESCUELA HOY punto de someternos, para determinar los fundamentos de nuestra Escuela, a la opinién mayoritaria de los ciudadanos? ‘Aun aqui, el riesgo seria grande: por una parte, en raz6n de las porque si en una democr fectamente le lias, independientemente de los sectores escolares. ¢¥ que doblegarse a esta demanda? Nada menos seguro. Ya vemos demasiado bien lo que provocatfa: las familias se pr wn hacia los establecimientos mejor dotados; estos, [rente afluencia masiva, deberian aplicar exémenes de entrada; a el desarrollo de la jerarquizacién seria inevitable y favore academias privadas que, durante las vacaciones, prepararian a Jos alumnos para las pruebas que permiten acceder a las «bue- nas escuclas»... La igualdad ante la escuela y el acceso al saber tema explotaria completamente serfa severamente dafiada: el bajo la presién de las estrat Ja nacién se veria comprometida y la transmisi6n de los sabe- res fuindamentales se harfa inevitablemente selectiva, con lo que se crearian, forzosamente, ciudadanos a dos, tres 0 cuatro velocidades jor paradéjico que parezca, en una democraci los ciudadanos, sino mas bien a las, ‘cen posible la democracia. Escoger la democracia no es permi- tirse el derecho a escoger cualquier escuela, es escoger Ia Es- cuela cuvos prineipios permitan precisamente el adveniiiento y mocritica» [PRIMERA PARTE, LA ESCUELA: PRINCIFIOS PARA UNA INSTITUCION Las consecuencias de un imperativo tal pueden dectinarse en diversos registros: un registro antropol registro poli- tico, un registro didéctico y un registro pedagsgico. el descu- hhundirse en el caos: la proh que proscribe replegarse sobre la fai les, en clase impide que un indi y que el docente sélo ensefie jemarse cn la palabra: todo ymente, el hecho de que los problemas pr blarse,y que debe hacerse todo lo posible para que los desacuer- dos puedan tratarse en Ja interargumentacién reciproca y no en de la prorroga» otro cuando no cerle callar o suprit ‘amenaza; es una Escuela en la que se dan los rituale para que cada uno tenga un lugar y, desde este lugar, pueda en- tar en relacién de forma constr: nel otro. La prohibi- cién de daar, finalmente, la perennidad de respeto hacia cuales no es posible ni 27 28| EN LA ESCUELA HOY En el plano politico, el imperativo categérico de la institucion escolar es garan «el continente» en el que los individuos y los grupos podran reco- nocerse como socios de una aventura comin. Sin este co nadie puede considerarse «parte interesada» en un nto puede confundir la parte con el todo presender re lavida de su semejant. dad temporal o espacial, sino una dispe: enfrentamientos permanentes. Bs por esta raz6n por lo que la Es- cuela, en una demoeracia, debe ser una «Escuela que retines, una Escuela que funda un colectivo en el seno del Jas diferencias podrén expresarse sin, po .aga del descubrimiento de los que retine uno de sus , sin el que no es posible ninguna com con el que cada uno puede intentar acceder del muundo, Esto viene seguido por el acceso a los conoci {que son necesarios para comprender Jos envites de nuestras his- torias individuales y de nuestra historia colectiva, para anticipar las consecuencias posibles de nuestros actos y hacer elecciones razonadas. Esto se articula necesariamente con Ia formacion de tun pensamiento critico capaz de discernir el «saber» del «creer», que resiste», una Escuela que resiste a todo el poder de las opi- niones. Una Escuela que estabiliza precisamente «objetos de sa- ber sobre los que las opiniones podran expresarse legitima- mente, Sin saberes, no es posible la expresion; sin objetos de va- lor, no es posible el debate. En el plano pedagégico, finalmente, la Escuela de la demo- cracia es la que consigue, « la vez y en el mismo acto, «domes- PRIMERA PARTE. LA ESCUELA: PRINCIPIOS PARA UNA INSTITUCION ticary y cemancipar». Domesticar para permitir entrar en la do- ‘mus, Ta casa que existe antes de la llegada del nifio y que dis- pone ya de su historia, de sus costumbres, de sus cédigos. La casa sin la que ningin hombrecillo puede sobrevivir. La casa a la que deberd integrarse... aunque un dia, se marche. ¥ emancipacién, comprendida la de aquellos y a: sn encargado de nuestra educaciGn, es la cor ejercicio de la d bertad posible ni gaci6n de reproducir el pasado. La prob futuro, Tres preguntas para prolongar la reflexién in o colectiva | El hecho de dejar escapar los principios fundadores de la Es- cuela a la libre eleccién de los ciudadanos zno representa la amenaza de un retorno de 2Cémo protegerse de ello? las finalidades de la Escuela, en una democracia, escapan al poder politico, gqué prerrogativas le son destinadas legiti- mamente en materia de politica escolar? fundadores de la Escuela parten de las con io mismo de la democracia, ges por ello la 2. @Existen otras condiciones necesarias y cuales? 30| EN LA ESCUELA HOY Principio 3 La institucion escolar no existe, actualmente, a menos que sus actores encarnen en Ia co dad los principios que la inspiran. Los docentes saben bien que no porque esté escrito el nombre «escuelas en el frontén de! edificio en el que entran cada ma- ana, «la Escuela» se crea autométicamente en su interior. Una amientos sociales: tuando como si atin estuvieran en familia y no ven la diferencia entre el docente y su madre: buscan su afecto ¢ interpretan una luso de rechazo, mala nota como un sig Otros, en clase, quedan bajo la influencia del grupo de amigos y consideran un deber reproducir la imagen que este grupo les jimpone: asf, algunos nifios tienen la tendencia a considerar el enello para no parecer un «blandengue» o un ebuféns. Aun hay otros que querrian hacer de la clase un joyero para dar valor a su éxito personal, en detrimento del resto de la clase; nunca se interesan por y buscan sisteméticamente acaparar la atencién del docente, Otros se comportan en la es- cuela como si ran en un terreno de juego: el placer debe set el rey, y cuando el aburrimiento saca la nariz, el descontento se manifiesta brutalmente. Muchos, para acabar, llevan a clase Jos comportamientos que tienen delante del televisor: Ja tele en cendida, se libran a una mi lades y echan de ver en nutos a un programa, y cambi nueva, Y, en clase, hacen ordenan su cartera, garabatea escriben cartas 0 los ejercicios de la préxima clase... lamentandlo PRIMERA PARTE. LA ESCUELA: PRINCIPIOS PARA UNA INSTITUCON | vo Ia los amigos y el ban tucién, lo arrancaba de los mundo de la Razén un verdadero medio para dispensable para que el do- Desde hace ya mucho tiempo obsoleta en muchos estableci- ntos escolares, la bata ha seq ie en los espir ina profesién, sf a mente bien definidas mayoria ss los comporta- adultos en general, y al docente en mostrar al docente que estamos mirarle lo suficientemente a la cara como para no parecer contra el docente. Las 6rdenes del docente no se dis. cuten y, sean las que sean, ademds, las opiniones politicas de los padres, estos le darn siempre la raz6n...» Asi, el alumno llegaba a la escuela, en Ia inmensa siendo ya un xalumnor. uesto a serlo, En cierto modo, los roles estaban escritos por adelantado, Cada uno sabia precisamente qué debfa hacer, lo que se fomentaba y lo que no era tolerable, La violencia, sin embargo, va ex contenida en formas escolar y socialmen! ssecundai ado, incluso lado, por sus alumnos. To ificado, era conocido por todos y formaba pai del juego». 32 EX LA ESCUELA HOY Ahora bien, lo que caracteriza la situacin actual es que estas antiguas reglas han volado en pedazos sin que se hayan definido ri establecido claramente unas nuevas. Hoy en dia, los roles ya no se escriben por adelantado. Los alumnos se han quitado defi- nitivamente la bata que les éncorsetaba en una icidn esta- ble. Llegan a clase sin saber qué es ser alumno, sin imaginar las, exigencias especificas de la institucién escolar, y a falta de un 10 es la casa comtin a la que se Mega para shacer lo que hay que hacer», es un espacio indiferenciado en el que hay que recons- truir cada dfa, cada hora, su pequefia casa personal: imponer las reglas que permitiran ensefiar o, simplemente, evitar que la si- tuacién se convierta en un pulso. Evidentemente, provoca un cansancio terrible yun gran desdnimo... Es de comprender que, en estas condiciones, algunos docentes cultiven un poco de nos- talgia y descen, mas o menos explicitamente, una restauracién, del antiguo orden. docentes que estigma- in la dimisién de los padres no tolerarfan, en su propia familia, un retorno a formas de autoridad metafisicas, desco- nectadas de toda competencia o de toda legitimidad politica. Ya Jo hemos dicho: la teocracia de antafio -sea «catlica» 0 «repu- Dlicana»~ ya no funciona. Las reglas ya no caen del cielo. Ni las, , ni las reglas escolares. ¥, escuela sin ser ya «alumnos» de entrada, a aquello que le parece una configuracién mica. Pero, aunque a pesar de todo las «series tienen algo que jue sélo sea el hecho de esperar el au hay una semejanza, se comparte el mismo proyecto. misma historia y se persigue EN LA ESCUELA HOY En este aspecto, ¢se ha observado suficientemente que las agrupaciones escolares son, junto con los jurados populares, Jas dnicas agrupaciones humanas que hacen de lo aleatorio una virtud? La clase tinica de la escuela de Jules Ferry representaba un crisol en el que se encontraban individuos que se sabia -y queria ra plano social como en ¢l ideolégico. Un establecimiento pibl hoy dia no impone, en principio, ninguna otra «comunidad» a sus alumnos que vivir en la zona escolar correspondiente. En una escuela que respete las reglas oficiales, las clases de sexto brio for- tener éxi y, en principio, amarse para mente. Hay otra manera de decir Io que significa la Escuela: la clase no es una comunidad. Su funcién es la de juntar, alrededor de abjetos culturales comunes, a personas que deben poder exi en war y de otra manera. Y son estas mismas diferen Jas que dan a jos objetos culturales todo el peso de su universali- dad. Cuanto més diferimos, més lo que aprendemos juntos, quello a lo que nos hemos dedicado, aquello en lo que nos reco- nocemos, nos reagrupa bajo el signo de Jo universal. Si, al con- somos un grupo chomogéneo», unido por una comp) ‘o una connivencia cultural, los of apoderamos siempre serén sospechosos de ser de nuestra pro- piedad exclusiva: un asunto doméstico en cierto modo, que se conju gestiona dentro de casa con fas precauciones testamentarias precisas. Para que, sobre todo, «jestas cosas no salgan de la fax la virtud de la heterogeneidad, estos mismos c ‘a menudo que, en To conereto, «al final hay que ser reali proponerse objetivos inaccesibles: «iNo sabemos gestionar cla- ses heterogéneas! La pedagogia diferencial es una dulce broma que jamés ha franqueado el cfrculo especialmente grupos de formacién confidenciales, Por mucho que se -az contar con alumnos del mismo ni- 105 de los que nos - PRIMERA PARTE. LA ESCUELA: PRINCIFIOS FARA UNA INSTITUCION docentes: das partes, res casos, suerte y, mientras no le molesten en clase, se conter nerles malas notas. En los mejores casos, el docente w panoplia de herramientas y métodos que permiten q progresen: la clase ma jernada con los trabajos en En realidad, lo que plantea dudas y cristaliza oposiciones, no e de los niveles -de la que podemos de tinica rural de terogeneidad de los niveles existe, homogeneidad de los comportamientos y la de la adhe- sién a las normas escolares. Y esta homogeneidad remite, dentemente, a un consenso ideol6gico que trasciende ever diferencias soc ‘Ya no es asf actual ino que es peli- ‘groso lamentarlo. Inui no iremos hacia atrds: la época de la adhesién ciega a la norma ha pasado, para peor pero tai bién para mejor. Peligroso, porque cl deseo de homogencidad amuina a la propia Escuela, Cuando es ideo dela escuela un hugar de encierro, in puede encontrar sjeto a la ideologia dominan' ciolégica, la homogeneidad hace de la es all como proscrito, ve sus perspec 55 56 EN LA ESCUELA HOY que pudiera abrirle otros horizontes. Finalmente, cuando es in- Ja homogeneidad hace de la escuela un jugar pobre, sin interacciones posibles, sin la posi conocimientos con otros alumnos, mds débiles 0 ms fuertes, que piensan de otro modo y aprenden las cosas de otra manera En todos Jos casos, la homogeneidad remite al mito de la iden dad que es todo io de una Escuela que se inst recemos, Sélo aprendemos bien si somos semejantes.» Lo que, llevado a su méximo extremo, obedece a la misma légica que las tarismo, en todas sus formas, mata Ta Escuela y ismisima posibilidad de construir una colectividad laica. Una colectividad que permita a cada sujeto escapar del do- minio de los grupos que quieren apoderarse de su mente, apro- piarse de su espiritu critico y de su libertad Tres preguntas para prolongar la reflexion individual ocolectiva 1. ¢Existen limites a la puesta en marcha del principio de hete- Togeneidad de las clases? ;Cémo podemos determinar el um- bral bajo el cual la heterogeneidad es insuficiente y por en- cima del cual no es manejable? 2. zCémo pensar en la articulacién entre la heterogeneidad de la clase y la de la escuela o la del establecimionto? 3. {Qué relacién podemos establecer entre la heterogeneidad de Tos alumnos y la del equipo de docentes y personal de una es- cuela o de un establecimtiento? PRIMERA PARTE. LA PSCUELA: FRENCIIOS PARA LNA INSTETUCION Principio 9 Para hacer existir un espacio piiblico destinado a la transmisién de conoci: debe suspender la violencia y la seduccién para establecer la exigencia de rigor, pre: dad en el corazén de su funcionamiento. Al reconoce: cuela, se pl tase, en ferogeneidad como valor fundador viecién comin? es més importante que «aprobar», la Escuela es un lugar en el que uno debe poder equivocarse sin riesgos. Desde el momento en el que uno se encuentra en el produccién, el error es siempre, mas o menos, un fr promete la calidad del producto y la credibilidad del pro En el mejor de los casos, si el fabricante acepta servirse de i rantia y su el error puede en el peor de trato y puede ser objeto de diligenc Es mejor, ad tc el error sea tar conisecuencias nefastas: se rectifica un gesto, se corrige un defecto, se modifica un proceso de Fabrica error com- promete gravemente el resultado, uno se pregunta sobre las competencias de la persona o del equipo que lo han comet segtin los casos, se les am seles les despide. El error, en el sistema de produccién, siempre es, fi nalmente, generador de exclusién, Evidentemente, en lo ideal, siempre se puede aprovechar el error para reunir al personal y proceder a un anillsis minucioso de sus causas: se puede intentar remediarlo mediante una mejor organizacién del trabajo 0, incluso, mediante una formacién adaptada. Es lo que se denomina la «pedagogia de la. disfu cién» o la cempresa que aprendes, Sélo falta que estas inicia vas, que permiten explotar el error para hacer progresar a la or- largo plazo, se inscriban en un margen de se pierde demasiado tiempo, se estropea maniobra estrecho: demasiado material, se gasta demasiada cnet del sistema de produccién est en perar sus derechos. En la Escuela, en cambio, no hay na duccién no debe imponer sus leyes. Si un indivi se equivoca, no se trata de que el maestro se a sani 66 EN LA ESCUELA HOY narlo, Si un alumno repite un error, evidentemente no es posible a al contrario, hay que redoblar los es- ecomprender» es mas se le excluya por el fuerzos para que comprenda. Ya que aqt importante que «aprobar, el error no es un fracaso. Es una oca- sién irremplazable de reflexién: hay que equivocarse mucho en Ja Escuela, reflexionar mucho sobre las causas de los errores, para aprender a no equivocarse cuando ya no se esté en la Es- cuela. Felix culpa: feliz seas, el que te equivocas en clase, por- que estén al acecho, las confusiones que hay que gligencias que hay que prevenir, las aproximaciones de las que hay que desconfiar, los malentendidos a los que no hay que su- cumbin.. Gracias a ti, podremos aprender. Tomarnos el tiempo smpo que, justamente, el sistema de pro ste tiempo que es la propia ju cacién de la institucién escolat. Esté claro, sucede que la propia Escuela programa trabajos ‘que parten de la légica de la produccién: cuando e] maestro o la maestra piden a los mejores dibujantes que decoren la clase para la fiesta de la escuela; cuando el profesor de educaci6n ft- sica forma un equipo de baloncesto para participar en un tor- neo: cuando, en geografia, el docente pide a los alumnos que se agrupen libremente para realizar un mural sobre los patses del mundo, icitamente, en estas situaciones ~més frecuentes de lo que creemos~, se pide a los alumnos que, ante todo, den prueba de eficacia. Saben que se les evaluara sobre la calidad del producto. Que éste debe acabarse a tiempo. Y que, para con- seguirlo, habré que separar a los que puedan hacer que tropie- cen 0 inducirles a error. Si entonces el docente interviene para hacer observar que fulanito ha sido marginado y que habria que hacerle participar para, que adquiera conocimientos o compe: tencias que no tiene, entonces los alumnos ya no entienden nada, Reciben una orden paraddjica: «Hacedlo lo mejor posi- imo cuando el objetivo sea va- tentes), o la lgica de la forma- PRIMERA PARTE. LA ESCUELA: PRINCIMIOS PARA UNA INSTTTUCION | 67 que se picrda Porque este es el mensaje que el d wensaje que el docente debe hacer cor prender: «Puedes equivocarte. Tienes dere es creo que te sea necesario es dices o haces para ten: tar seguro de que ‘Tampoco se trata de desresponsabilizar «todo vale», No se trata de animar la fa mucho menos la provocacién. Todo mente, de lo que hav que precisién y de brisqueda de de las actividades escolares. guir dos terrenos: por una ey moral queun adult tiene el derecho de aplieara un shame comportamiento revela claramente descaro 0 dejade7. Por parte, el andlisis objetivo del con mente, entre estos factores hay elementos a alumno se ha equivocado y I docente puede aceptar lta. Ya que la posi equivocar pasa, a la vez, por la moi ejercicio de la inteligencia. Todas cf 68 EN LA ESCUELA HOY [PRIMERA PARTE, 1A ESCUELA: PRINCIPIOS FARA UNA INSTITUCION | 69. puede efectuar en lugar del alumno, pero a las que puede invitar Tres preguntas para prolongar la reflexion indi al alumno trabajando con él las razones de su error. 0 colectiva 7 Me replicaran que es especialmente diffcil tratar conjunta- mente dos registros tan distintos, Distintos, es cierto, pero pro- ipindsimeni colldciics eanre| desateacion sf cantumion’ cxieee 1,

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