Control Cultural Bonfil Batalla

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Siento que es un didlogo necesario, un didlogo que hemos retrasado tal vez por mucho tiempo entre quienes nos dedicamos a la antropologia o a las ciencias so- ciales en general y quienes se dedican a la reflexién filoséfica. Yo planteé como tema para esta presentacién el de “Im- Pplicaciones éticas del sistema de control cultural”. De he- cho, la presentacién esta dividida en tres partes: en una primera parte, muy breve, trataré de exponer un plantea- miento tedrico y metodolégico para acercarnos al estudio de Tas rélaciones interculturales; en una segunda parte intentaré “contrastar ese csquema con las tradiciones mis vigentes, ms “clasicas también, de la antropologia en el estudio de este tipo de problemas; finalmente, reflexionaré un poco con ustedes ‘sobre lo que implica desde el punto de vista de Ia ética el adoptar una u otra de las posibles interpretaciones de las relaciones interculturales. Parto inicialmente de un esquema en que se trata de re- lacionar las categorias de cultura, patrimonio cultural, iden- tidad étnica y grupo étnico, esquema en el cual he venido trabajando en los ultimos aiios. Las cuatro categorias se ar- ticulan dentro de este esquema mediante la introduccién de la 195 LERMO BONFIL BATALLA i Rb cualquier tipo, Ia os, ele’ ivo que tam] Bf la cultura real, la que po- es decir, lo que des- e encuentra que una parte de esa te de su vida real. de su vida cotidiana, se trol, esto es. que el grupo tiene y retiene ir sobre este Conjunto de elementos cul- © con esos espacios de su cultura, existen s decisiones no son tomadas por el propio s elementos culturales que se emplean, en . tampoco son elementos propios del grupo. tratar de ser un poco mds claro pondria algunos ejem- ge la realidad mexicana actual. Si uno analiza, por emplo, la agricultura de milpa en las comunidades indi gens ¥ cempesinas tradicionales, uno puede encontrar que Is tierta y los recursos en general que se emplean son de la co: dad; que las técnicas que se usan para el cultivo de esa tierra con el sistema tradicional son técnicas que la comu- idad utiliza y conoce: que los instrumentos, independiente- mente de cudl sea su origen histérico, son instrumentos que la comunidad esté en capacidad de producir por sf misma, que la organizacién del trabajo para el cultivo de la milpa también obedece a decisiones de la propia comunidad, que el destino del producto de la milpa esta decidido de acuerdo con las necesidades e intenciones de la propia comunidad. O como en el caso de la medicina tradicional, donde se nece- sitan incluso elementos simbélicos propios para que se dé la comunicacién del paciente y el terapeuta tradicional, donde los recursos médicos son recursos que la comunidad obtiene y elabora directamente, donde todo el proceso ritual para la curaci6n est4 encarnado en la cultura que la comunidad ma- neja. Estos son dos ejemplos de Ambitos de la cultura propia, de la parte de la cultura en que la comunidad mantiene el control y tiene los recursos de patrimonio cultural necesarios para cumplir los propésitos de sus distintas acciones sociales. Pero si vemos, por otro d de éstas, encontr: tema escolar no han sido fuera de ella, observamos q encargado del proceso educati -munidad, que los materiales mismos que los libros de texto hasta los pi mentos producidos fuera de los horarios, el ritmo, la forma de cali! son elementos que no estan bajo e ino que estan controlados desde f ejemplo similar en el caso de las c! nacional ubicadas en una comuni medicina tradicional: también en es un elemento ajeno que forma parte de la cu! munidad porque la gente recurre a él, por vo! obligacién pero recurre a él, y en consecuenc de su cultura. Pero son como partes distin’ mente diferentes, porque en un caso el grupo, la cx controla ese proceso y en el otro caso 0 lo controls. Si introducimos la nocién de elementos cu! y_elementos culturales ajenos, asi como manifes un momento la idea de decisiones pro; ajenas, podemos encontrar casos en que las dec’ elementos culturales propios de la comunidad son ena) de la comunidad: éstas ya no tienen dec bre el te caso en das culturales propios. Podemos poner dos casos. dos cuando una empresa papelera toma el 60 se ex muy comunes: de los bosques de la comunidad y decide con que rit plota, cémo se explota, qué volumen, ete. Aunque e! bosque contintie siendo de la comunidad, las decisiones sobre el des tino de ese recurso ya no son decisiones de la comunidad. El otro caso que podriamos plantear es el de las ferias y las fie tas del pueblo que normalmente, hasta hace relativamente poco tiempo, estaban bajo el control de la comunidad en to- dos sus aspectos, pero que cada vez mas muestran elementos que, aunque son de la feria popular, de la feria tradicional, ya no estan bajo el control de la comunidad. Por ejemplo, cuando se instala un stand de la Cerveceria Cuauhtémoc | 200 GUILLERMO BONFIL BATALLA ésta lleva la rockola 0 el conjunto de rock, y vende cerveza, or- ganiza el tiempo y la diversién segtin criterios de la compaiifa de cerveza y no seguin criterios y decisiones de la comunidad. Aqui estamos en otro Ambito de.expropiacién, estamos en un Ambito de lo que llamo cultura expropiada, que es un ter- cer dmbito donde elementos de la cultura propia son puestos | en juego en funcidn de decisiones ajenas a la comunidad. El cuarto Ambito seria el caso en que la comunidad es capaz de decidir sobre la puesta en juego o el uso de ele- mentos culturales originalmente ajenos. Pongamos algunos casos histéricos: el arado y todo lo que es el complejo de cultivo con arado no es originalmente mesoamericano, llega con los colonizadores, pero en este caso a lo largo del proce- so histérico, los elementos constitutivos de ese complejo de cultivo con arado fueron apropiados por la comunidad, apro- Piados en el sentido de que la comunidad no sdlo aprendié a usar los animales de tiro, a forjar los instrumentos de hie- tro, a construir con madera el arado, sino que adquirié la capacidad para producirlos y reproducirlos; y los hizo suyos. Este es un proceso de apropiaciémen que esos elementos ya pasan a formar parte de la cultura propia: no sélo se tiene la capacidad de uso sino se tiene la habilidad necesaria para producir esos elementos. Un caso diferente, por lo menos en términos de proceso, seria cémo estan usando actualmente muchas comunidades indigenas las grabadoras de cassettes: la grabadora de cassettes es puesta al servicio de sus decisio- nes; en ese proceso no se tiene la fabrilidad, no se puede cons- truir un cassette, ni una grabadora de cassettes, pero se tiene la capacidad de usarla y de grabar con ella su musica y sus fiestas. Si recordamos los inicios de la revolucién islamica en Irn, sabemos que el cassette fue un elemento absolutamente central para que se difundieran las proclamas de Jomeini. Es decir, un elemento que no estaba incorporado como tal, como elemento propio, a la cultura islamico-iranf, lo pudieron poner a su servicio. Esto nos daria un primer esquema. En cualquier situacién de contacto cultural asimétrico, es decir, de dominacién, en- contramos cuatro dmbitos en la cultura concreta de cualquier pueblo dominado: un Ambito de cultura auténoma donde los (() IMPLICACIONES ETICAS 201 elementos culturales y las decisiones son propios del grupo; (pun Ambito de cultura apropiada donde las decisiones son pro- pias pero los elementos culturales no, porque no se ha adqui- rido la fabrilidad necesaria para producirlos; un dmbito de cultura enajenada donde los elementos culturales son pro- pios, pero las decisiones son ajenas; y un Ainbito de cultura impuesta donde los elementos culturales y las decisiones son ajenas al grupo. Todo eso forma la cultura real, la cultura en la que la gente se mueve. Sobre esta base se podria dar un sentido mds dindmico a un esquema que por ahora resulta demasiado estatico. Los pueblos dominados, en este caso los pueblos con cultu- ras diferentes, desarrollan basicamente tres procesos en cual- quier situacién de dominacidn. Un primer proceso es el de resistencia cultural; la resistencia cultural se manifiesta en que el grupo conserva una serie de aspectos de su cultura auténoma y los mantiene como espacios de autonomia: man- tiene, aunque sea clandestinamente, ciertos ritos; mantiene costumbres que incluso con el paso del tiempo no puede ex- plicar con su sentido original. Cuando se le pregunta por qué se hace esto, la gente responde: “pues es la costumbre™, ¥ uno dice “qué tontos y qué atrasados, hacen las cosas sélo por costumbre”. Pero podemos ver la costumbre desde esta otra perspectiva, y la costumbre resulta ser un proceso de resistencia, de conservacién de espacios de autonomia donde se ejercen las decisiones propias sobre elementos culturales propios._ a _ (Un segundo proceso és el de apropiacién, es decir, esa ca- Ppacidad de poner bajo control, bajo la decisién del propio grupo, elementos culturales ajenos. El tercer proceso es él de. innovacién, que resulta de la capacidad de producir cambios én la propia cultura para ajustarse al cambio de la situacion de dominacién. Cuando hablamos de innovacién no estamos hablando de la invencién del fuego, de la rueda o de la energia atémica; estamos hablando de pequeiios cambios que son los que permiten ese ajuste y ese mantenimiento de los 4mbitos de control cultural de cada grupo. Frente a estos tres procesos hay tres procesos equivalentes de parte de la cultura dominante. Por un lado esta el pro- 202 GUILLERMO BONFIL BATALLA ceso de imposicién que significa la introduccién forzada de elementos de la cultura dominante en la cultura dominada, en funcién de las necesidades y los intereses del grupo do- minante. Un segundo proceso es el de exclusién 0 negacién, esto es, la prohibicin de ciertos aspectos y ciertas practicas propias de 1a cultura dominada. Las religiones indigenas en México han estado sujetas a ese proceso desde hace casi qui- nientos aiios; muchas otras practicas, incluso el empleo de la lengua materna, son elementos que se ha tratado de su- primir, de climinar en la vida de los pueblos dominados. El tercer proceso es el de expropiacidn, mediante el cual el grupo dominante busca apropiarse de elementos que originalmente son patrimonio de las culturas y los grupos dominados. Dejo en esa forma muy esquematica el planteamiento de la ma- nera en que podria uno acercarse al estudio 4 y al andlisis de las relaciones interétnicas mediante el concepto de control cultural. Ahora pasamos a una segunda parte. En todas estas ciones de dominacién que son siempre situaciones coloniales, el grupo dominante elabora una gustificacién ideolégica de> la dominacién, Esta justificacién idcolégica parte de la afir- macién de que el grupo dominante es un grupo superior en todos los érdenes a los pueblos colonizados: es superior desde el punto de vista racial; su cultura es superior; su idioma es un verdadero idioma y no un dialecto como se acostumbra Hamar a los idiomas de los pueblos dominados; su religién es la verdadera y no las manifestaciones demoniacas que se atribuyen a las religiones dominadas; su tecnologia es evi- dentemente superior; sus habitos, sus costumbres y sus va- lores son incuestionablemente mejores. Hay siempre, en la \ situacién colonial, un planteamiento ideolégico segtin el cual \ el grupo dominante y su cultura son superiores, naturalmente | superiores o inobjetablemente superiores a los pueblos domi- | nados y su cultura. Gracias a esta afirmacién y a todas las racionalizaciones que se elaboran en torno de ella, la em- presa de conquista se convierte en una empresa redentora, Entonces el grupo dominante no solamente tiene justificado eu dominio y la explotacién que realiza de los pueblos domi- situa- IMPLICACIONES ETICAS 203 nados, sino ademas lo convierte en una empresa de salvaci6n, redencién y civilizacién. Hace quinientos aiios la salvacién se planteaba y se justi- ficaba en términos religiosos: era la obligacién, la dura tarea de Europa, la de redimir el alma de los pueblos dominados, de levarlos al nico camino cierto, a Ia tinica verdad, a la unica via de salvacién. Pero esta redencién no solamente ha descan- sado en términos histéricos en esa posibilidad de salvacion; desde el siglo pasado y hasta la actualidad se trata de justifi- car en términos cientificos, en términos de la raz6n, desde el pensamiento positivista y todas sus implicaciones en torno de esta cuestién, hasta los planteamientos tecnocraticos que se justifican en una mayor productividad, més alto rendi- miento de tal 0 cual actividad. En todos los casos, detrés de eso lo que hay es una afirmacién de superioridad y, en conse- cuencia, una valoracidn negativa de las culturas de los otros que son en este caso las culturas de los dominados. Siempre esta la aplicacién de una escala de valores que convierte lo diferente en inferior: lo diferente, por el solo hecho de serlo, pasa a ser identificado y tratado como inferior. Las ciencias sociales, de manera muy particular la antropo- logia, cuando se enfrentan a la tarea de analizar un sistema de relaciones interétnicas, cualquiera que éste sea, adoptan casi siempre de manera implicita o explicita escalas axioldgicas segtin las cuales se califican y se jerarquizan los sistemas so- ciales culturalmente diferentes que estdn en relacién dentro de] sistema interétnico. Todas las corrientes de pensamiento evolucionista en la antropologia o en la historia se transfor- man facilmente en escalas axiolégicas, sea cual fuere el eje que se elija para mesurar la evolucién, bien sean las relacio- nes y los medios de produccién, los criterios tecnolégicos © tecnocraticos, o cualquier otro. Esto funciona, desde Morgan hasta Richard N. Adams —por tomar algiin autor reciente—} en todos los casos donde se aplica un pensamiento evolucio- nista de este tipo se genera una escala que lleva a jerarquizar y valorar a las distintas sociedades y sus correspondientes culturas. En la medida en que las ciencias sociales han sido emplea- das para explicar o justificar tedrica y metodolégicamente_ 204 GUILLERMO BONFIL BATALLA Ja pu a en practica de ciertas acciones, en relacién con los grupos dominados, esas concepciones tedricas se traducen en Ja justificacion para intentar introducir cambios en las cultu- ras dominadas, por decisién de los sectores dominantes, no por decisién de las propias colectividades. Si se piensan estos problemas desde la perspectiva del con- trol cultural, todas estas acciones, justificadas bien sea por la religion, bien sea por la educacién, o por razones tecnoldgicas y de eficiencia, todas ellas resultan ser proyectos que buscan alterar el sistema de control cultural, es decir, restarle ca- pacidades de decisién a las propias colectividades y transfe- rir esas decisiones a la sociedad dominante. Estos proyectos, en ultima instancia, se traducen en esfuerzos por reducir el Ambito de la cultura propia de cada grupo. La cultura propia es aquella parte de la cultura que sigue controlada por los propios grupos; y todos estos proyectos, basados en esque- mas que permiten jerarquizar las culturas, bien sea por una visién evolucionista, o por una especie de visién absolutista de lo que es superior y lo que es inferior, se traducen siem- pre en un intento de reducir el Ambito de la cultura propia de cada grupo y de aumentar, en cambio, el 4mbito de la cultura impuesta, el Ambito donde el grupo mismo no tiene capacidad de decisién Si se piensa el problema en otros términos, el plantea- miento seria que. frente a esos proyectos de imposicién, de expropizcién de las culturas realmente existentes que son producto de una historia, la alternativa seria un esquema que pI 2 aumentar y consolidar el dmbito de la cul- tize propie de cada grupo, es decir, que permitiera reforzar” le capacidad de Gecizién y los 2mbitos en los que cada grupo va puede ejercer su autonomia. Es atando de evitar el uso de esas escalas axiolégicas : izar las sociedades y las culturas. Pero excanse también en otro juicio de valor y ese Jaicio = el de que todas las culturas son legitimas, todas tienen €l derecho y deben tener la oportunidad de plantear vat 2 propio destino @ partir del ejercicio libre de ones y del empleo también libre de su patrimonio i que ext4 siempre en constante actualizaci6n.

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