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LO& nos DE CIENCIAS DEL HOMBRE Los fisidcratas Quesnay, Dupont de Nemours, Mirabeau y otros Seleccion y prologo: Rosa Cusminsky de Cendrero Centro Edilorde América Latina © 1967 Centro Editor de América Latina S.A. ‘Avda. de Mayo 1365 - Buenos Aires Hecho el depésito de Impreso en Ia Argent 1 tina ~ Printed fn Argentina Prélogo Francia en el siglo XVIII. La agricultura. Los impuestos. Denuncia de los abusos contra los ‘campesinos La situacién lastimosa en que se encontraba Francia hacia mediados del siglo XVII, desde el punto de vista ‘econdmico y financiero, habia comenzado a manifes- tarse yaa fines del siglo XVI. En 1697 un funciona- rio piiblico, Pierre le Pesant, Sieur de Boisguillebert (1646-1714), habia sefalado cémo los errores de la administracién Wevaban la miseria.al pueblo y, en su afin de mejorar las cosas, presenté a los Ministros de la Corona algunos planes de rejormas. Sealé con len- guaje aspero y amargo cémo la agricultura, la activi- dad més importante del pais, se arruinaba por las trabas al comercio de granos y por las arbitrarias exacciones de que se hacia objeto al campesinado. Su Detail de Ia France, cuyo subtitulo era “La France ruinée sous le regne de Louis XIV", produjo efectos contrarios a los que se proponia el autor. Ese escrito y su Factum de la France, presentado en 1707, le ‘valieron a este franco servidor civil el destierro por su osadia , por supuesto, el secuestro de sus obras, por considerérselas un peligro social. En el mismo aito de 1707, un gran soldado, Sebastien , Seigneur de Vauban, Mariscal de Francia, a in de 74 aitos y uno de los favoritos del rey, que habia ya escrito sobre innumerables cuestiones relativas a la guerra y ala paz, se atrevié a corroborar, en un es crito de circulacién restringida publicado bajo el titulo de Dixme Royale, las ideas de Boisguillebert. En esa obra, que era una proposicién para sustituir una mul- titud de impuestos por un diezmo general sobre toda clase de personas y toda clase de ingresos, Vauban 5 ‘atacé el lujo, los privilegios, las deudas piiblicas y et arrendamiento de impuestos; exalt6 el trabajo, la agri- ‘cultura la igualdad ante la ley. Con ello perdi de inmediato el favor del rey y murié ese mismo aio. Su plan de gravar por igual a las clases privilegiadas y a jas otras, de simplificar el sistema fiscal y, sobre todo, la demostracién que hizo al rey de que el mayor mo- rnarea de Europa no era sino “un rey de zarrapastro- 0s", puso en su contra a la nobleza y al clero, a los farrendatarios de impuestos y a los juncionarios que telanse amenazados en sus cargos y por supuesto al propio rey, que se sinti6 ofendido. Su escrito se secues- qr a los pocos dias, y como en el caso de los Boisgui- Hebert, se los consideré un peligro social. Por una cierta similitud en el tema de sus obras se ha querido ver siempre a Boisguillebert y a Vauban ‘como precursores de los fisiéeratas, que cincuenta afios después sefialaran los males que sujria la agricultura pero en forma modificada, Estudios mas profundos de- muestran, sin embargo, que, como dice Schumpeter, desde el punto de vista de su sociologia econdmica, Boisguillebert tiene menos puntos de contacto con las ideas de los fisidcratas que con Mars, por ejemplo. No hay razén, s6lo por el hecho de haberse ocupado de la agricultura, de considerar @ Vauban precursor de la fisiocracia, El tema de la ruina del campo francés les era comiin, porque todo el largo reinado de Luis XIV estuvo ignado por costosas guerras, extravagancias ruinosas, ‘actos de intolerancia religiosa (como la expulsion de los protestantes, eteétera) y sus efectos sobre la pobla- cién, la agricultura y los impuestos son de verdad im- presionantes. Desde que empezé a reinar Luis XIV en 7660 hasta la fecha de su muerte en 1714, la poblacién disminuyé en 4 millones y la agricultura en una ter- ‘cera parte, Los impuestos, mientras tanto, iban en. ae mento y su recaudacién, a cargo de los arrendatarios, absorbia dos tercios de los mismos. También los sucesores de Luis XIV continuaron la 6 politica del derroche. Los sefiores vivian en el bril de la corte y abandonaban sus casas de campo br haciendas. Los labradores jévenes se trasladaban a la ciudad huyendo de los campos arruinados y por temor @ la milicia, de la cual se eximian al servir en las casas dete Erandesseiors. Asis jue intensificando el con- entre el lujo y la miseria, entre la vid aps? ria, entre la vida del campo Sobre los bienes y las personas del pueblo (y no bre Tos nobles y el clero) se imponia iertaille, ee recto que se cobraba arbitrariamente segin el lugar 1 la persona. Un impuesto indirecto sobre la sal pesaba en forma més 0 menos alta, segiin las regiones. Con excepeién de algunos distritos que habian logrado exi- mirse, en todos los demas cada persona mayor de 8 eee obligada a pagar un impuesio sobre el uso de Us eal y la reemudacién del mismo tenia un coxo Los arrendatarios generales compraban en una suma Fj, que pagaban por anticipado al gobierno, el dere ho de recaudar los impuestos. La forma de recauda- in por meio de vistas domicliarias, en que éstos incautaban ademés de las mercancias que sospecha- ban introducidas de contrabando, eran Sees muy odiadas y resistidas por el pueblo. Los campesinos tenian ademas la obligacién de proporcionar trabajo y servicios gratis al Estado bajo el nombre de corvée Durante un cierto nimero de dias al ato debian tr bajar en la reparacin de caminos, y este servicio for- ado incuia el alojamiento y el transporte de sldados. Bl efercito se recluaba por alstamiento y los hombres 4 los bosques 0 @ las montafias en su esfuerzo por evitarlo, Pesaba ademéds sobre el pueblo los dies- mos que cobraba el cleo y muchas x varias tasas loca 5 freewentemente més engorrosas que onerosas. pall campo se debiliaba cada vez més: sofa faltar ta el trigo para semilla, y grandes extensiones per- manecian sin cultivo; el hambre acechaba al campesino 4 su familia que, para no sufrir, pasaban en cama 7 i ‘0s. Los motines por falta de pan eran fre ain ee nice de matrimonios disminuia com dll el crecimiento de la eee ey ir wopiaban de muel vestidos. Los inp pe re a habian logrado pen algiin sey lo escondian, sin ie collar el impacto, |) via teres Pirenidades del Vamado ob ‘ancien. régime no pudieron menos que despertar agudas eriias en su époce, Sin enbarg, después de It denuncias de Bois ‘ ban a principios de siglo, lo: tary enn le se Fenuevan otra vez silo después dela paz de Aauisgrén, én 1748. Ahora lo son en materia de religién, de pol tica, de filosofia, Recomienza el culto del pensamiento cientifico, y es precisamente en 1748 cuando aparece El espiritu de las leyes de Montesquieu, y en 1751 se inicia la Enciclopedia de Diderot y D'Alembert. Empie- ‘zan a escribir Voltaire y Rousseau y se traducen obras de economistas politicos ingleses. Hay para entonces un gran interés por Io que ocure ‘en Inglaterra en el campo de las transformaciones de Ua agricultura y de las innovaciones en materia de obras piiblicas, de las aplicaciones de los inventos a la indus- tria, etcétera, Existe un verdadero afan por comparar a Francia con Inglaterra en los aspectos econémicos. En 1754 la obra de Dangeul, Avantages et desavanta- ges de la France et de I’Angleterre, es recibida con fentusiasmo, icién de los Economistas en el escenario tetectoal de Francia. La escuela fisiocrdtica, adherentes y adversarios siocracia no existia en 1750. De 1760 a 1770 el tou Parte hableba de ella Para 1780, précticamente todo el mundo, con exclusién de los economistas pro- fesionales, la habia olvidado. La palabra fisiocracia es de origen griego y en con- secuencia significa etimolégicamente “gobierno o do- minio de la naturaleza”. Durante veinte aiios, aproximadamente, un conjunto de hombres se agrupd en Francia alrededor de esta idea. Creian en la existencia de un orden “natural” que regia la vida y las relaciones de los hombres y de los pueblos; afirmaban que sélo la agricultura rendia un “producto neto”; pensaban en la “esterili- dad” de la industria y el comercio como fuentes de rigueza; querian fomentar la gran empresa agricola, 4 semejanza de Inglaterra, establecer wn solo impuesto, un “impuesto tinico”, sobre el “producto neto” de la agricultura, que sustituyera a todos los demés; aboga- ban por un régimen politico de despotismo legal y en. sus lineamientos de politica econémica de corto plazo Ja principal medida que estimaban que debia tomarse Para salvar la agricultura era la de liberalizar el co- mercio de granos. Los fuertes lazos personales existentes entre estos hombres del siglo xv estaban basados en la comu- nidad de dichas ideas y, sobre todo, en la fidelidad @ las ensefianzas de un maestro, Francois Quesnay, el fundador det grupo; por esa razén tiene bien mere- cida la denominacién de “escuela” con que se la de- signa, La difusin de las ideas del maestro constituye Ja mayor parte de los temas tratados por estos auto- res y por ello sus escritos resultan, sustancialmente, Prolijas repeticiones y a veces aburridas ampliaciones de un mismo pensamiento. Debe reconocérseles el mérito de ser los primeros en presentar un anélisis de conjunto de la actividad econémica y de haber visualizado a la Economia como un sistema coherentemente légico de relaciones cau- sales. Es conveniente demarcar ésta, su contribucién. al anélisis econdmico, independientemente de su acti- vidad doctrinal, por més que en ella la intencién fuera especificamente la de difundir sus conocimientos teb= Ticos para que sirvieran como guia para la accién. En 9 cto, los fisiécratas quisieron fundar una Economia eis item ace fase a ‘conocimiento exacto del mecanismo de los intercam- Bios entre la naturaleza y el hombre y entre las di- versas clases de individuos. cae innumerables Grrores, pero fueron errores fecundos porque suscila- co esd de una naturaleza més profunda. El grupo constituyé ciertamente un verdadero par- tido politico. Sus componentes eran sectarios y pro- ‘elitistas; utilizaron todos los medios de publicidad y Propaganda conocidos en su época y elaboraron una Dlatajorma de accién y una filasofia social sobre la Funcién del Estado, Los adherentes a esta secla gana- Ton, muchas veces por influencias palaciegas, algunos puesios piiblicos en Francia y convirtieron a sus pro jsitos de reformas econdmicas a algunos principes y nobles de las cortes europeas. Antes de ser cabal- Inente comprendidos sufrieron también algunos de Cllos prision y destierro. Tuvieron enemigos politicos los combatieron y a quienes combatieron. ‘Sobre el éxito que oblueeron en su geaion pars laria las opiniones estén divididas. Segiin algunos con- Per ciateeeaees ‘@ la modificacién de las leyes referentes al comercio de granos y segiin. otros influencia fue muy indirecta en este particular y s6lo tuvieron la virtud de crear una “moda fisiocrética fn los salones cortesanos de Francia y de Europa. Lo linico cierto es que cuando desaparecieron los panegi- ristas de la primera hora el partido como tal lege ‘a su ocaso. Y esto ocurrié unos quince afios antes de la Revolucién Francesa. El nacimiento de la escuela fisiocrética data de una sista que tuvo lugar en el mes de julio de 1757 mere Frangols Onna ‘médico de la Corte de Luis XV, y el marqués de Mirabeau, padre del futuro orador } tribuno de la Revolucién Francesa. Mirabeau aca- baba de publicar un libro titulado L’ami des hommes, 10 (2756), que Uevaba por subtitulo el de “Traité de la population”. En el mismo se pretende demostrar que para estimular la riqueza de un pais es deseable tener una poblacién abundante, Mirabeau planteaba esencial- mente el problema de las diversas formas de eliminar las causas econdmicas que hacian decrecer la pobla- cién francesa. La obra de Mirabeau tuvo desde un comienzo un éxito sensacional de piiblico y el lema “L’ami des hommes” fue inmediatamente adoptado hasta por los comerciantes. Por otra parte, al autor se le conocié por este apodo hasta el fin de sus dias. El libro no era de ningtin modo original. Gran parte de sus ideas son un resumen pir dale crito francés del Ensayo sobre la naturaleza del co- mercio en general de Ricardo Cantillén, cuyo conte- nido, escrito en 1714, circulé profusamente por Europa ¥ aparecié en forma de libro unos veinte afios des- pués de la muerte de su autor, acaecida en 1734. Du- rante mucho tiempo una copia de este manuscrito es- tuvo en poder de Mirabeau sélo un afio mas tarde de publicarse en volumen en Francia, el Marqués edit su comentario titulado L’ami des hommes. El libro de Mirabeau esté escrito en un tono melo- dramético de plaiidera conmiseracién por el estado miserable de los campos y con una no secreta afioranza por el pasado glorioso del sefiorio feudal. Su estilo esta Ueno de circunloquios y aclaraciones, que lo hacen vivaz, fogoso, exhuberante y muy del gusto del pii- blico de Ia época. En sus paginas no se revela todavia como un fisidcrata pues su amistad con Quesnay sobre- viene, precisamente, a raiz de que el médico de Luis XV desea conocer al autor de una obra de tan singular éxito, Una ver creada la escuela fisiocritica Mirabeau se convierte en el més caluroso de sus propagandistas publica varias obras “vigilado” por el maestro Ques- nay, de quien se dice que colabora en las mismas un tanto subrepticiamente pues no quiere arriesgarse, en caso de suscitar resistencias, a perder su posicion pen cone - i de esta cola- ivilegio en la Corte. El primer frato de est oe Besa Theorie de Vimpot, por el cual Mirabeau io firma, es condenado a diez dias de encerro owe prisién del castillo de Vicennes, see exilio ierras. En ese momento Miré ue a dielaetog rr No baré. més Bbroside 6 ‘nero financiero, pues en ese aspecto ya lo he dicho fod...” y mas 0 menos mantiene su palabra ya que Ie ca Tas eseritos de la. publicacién expeilsae geen labora, como en su libro a Bee eee ‘¢ oeuparse del tema del im Passio. er 4] nai 1 episodio de la prisién y el exilio de su amigo, Sans uate se lava las manos —tal actitud poem haber sido may freciente en la vide del Moet cuando sus adeptos se hallaban en desgracia—. En cambio a Mirabeau le afecta notablemente el destierro que le fuera impuesto, por leve que éste pareciera. Ca 'No se sabe con certeza si a fee meee 7 Quesnay 0 si cedié para complacerio; si ¢ re red ae ened gntonces Quesnay no habia reclutado todavia ni un sol discipulo 7 encontré en Mirabeaw al apéstl, —dice uno de sus biégrafos— que reunia todas Jas cor ae nes necesrias para atrarls: tal, inteligencia, acti vidad, audacia, popularidad, dedicacién, cualidades que carecia él para cumplir su misién. i i Cuando Quesnay enconir a Mirabenu tenia ye mds de 63 aos y salvo dos articulos aparecidos en Ia Eni elopedia de Diderot —titulados “Fermier” y “Grains” Y frmades con el nombre de su hijo no habia er nada sobre temas econémicos. Se habia beng ne como investigador en cuestiones de medicit ee, ello fue “clagidoviSbatatoria iia! Academia de Ginga de Paris, En 1746 se instalé en Yee miédico de Mme. Pompadour. En 1752 atendié de a Delfin; como tuvo éxito en su curacién jue Di cic det hey 9 vet un titulo de no- Dleza, B Mientras Quesnay no se vincula @ Mirabeau sélo tiene a su alrededor a un reducido niicleo de corte. sanos cuyo interés en las ewestiones econémicas, que el anciano y presuntuoso doctor les explicaba, era muy superficial. Los seguidores de Quesnay empiezan a apa- recer y a defender dogméticamente el sistema de ideas del Maestro a partir de 1757. Para entonces la situa. cién econdmica y financiera del reino es particular. mente critica. El comercio estaba arruinado, la indus- tria estancada, Ia agricultura hundida y el Estado, sobrecargado de pesadas deudas a consecuencia de la desastrosa Guerra de los Siete Aiios, pasaba por las més apremiantes necesidades. Es entonces cuando a Quesnay le parece que debe Presentar piiblicamente los principios de su. sis el que en su opinién restableceria las fuerzas del reino, No era que Quesnay fuese enteramente original en sus Planteos. Algunos le habian precedido en una u otra forma, Sobre las técnicas agricolas habia aparecido en 1750 el libro de Duhamel du Monceau, que marca en Francia el nacimiento de una agronomia nueva, hija de ta agronomia briténica. En lo referente a la Ubertad del comercio de granos, con el intento de ser- vir de estimulo a la agricultura, ya habia quienes habian egado al gobierno con esas ideas. En ‘cuanto 4@ los principios de libertad, defendidos en abstracto por el doctor Quesnay tanto en Francia, con Montes. quiew, como en Inglaterra, con Locke, se habian he. cho populares. Dentro del sistema fisiocritico, sin embargo, tales principios serian interpretados en for. ma bastante diferente. Hacia 1759 Quesnay redobla su ardor propagandis. tico personal y trata de ganarse a su favor a los miem. bros del gobierno. En la propia imprenta real imprime su Tableau Economique. Sin embargo, después de la aparicién del Tableau se detiene ta literatura econd. mica durante algiin tiempo pues, aparentemente, no es del agrado de la Corte ver discutir estas eucaionse con tanta libertad. Pero el grupo de los Economistas 13 sigue aumentando su crédito y Quesnay disfruta det favor real al punto de discutir con el Ministro de Fi- nanzas en persona algunas medidas. Mirabeau es con- sultado por el Intendente de Champagne sobre cuestio- thes de economia rural y en 1761, Turgot, simpatizante Ye las ideas fisiocréticas, es nombrado Intendente de Limoges. Ta primera victoria viene representada por la de- claractin sobre el comercio de granos. En ese mo- ‘nento se reavivan las discusiones econémicas, sobre odo las financieras, y el gobierno deja distribuir un folleto sobre el “impuesto inico”. La Academia Fran- cesa premia el Eloge de Sully, escrito por Thomas, Gntiene un resumen de la nueva doctrina. Mira- Feau lanza entonces su segunda obra escrita en cola- Boracién con Quesnay, a la cual habfan dedicado los dos iiltimos aiios: Philosophie rural, que se convierte fen el Pentateuco de la futura secta. eran, recibir adhesiones 7 @ orgeicar Ia opaganda del partido. Tienen su lugar de reunién Py el club de “L'Entresol” frecuentado no sélo por Tos adeptos més fervorosos sino por funcionarios pii- blicos de nota; se discuten allt problemas nacionales ‘con una franqueza desusada hasta entonces. Esas con- Sersaciones, realizadas sin protocolo, contribuyen @ ‘aumentar el éxito de “L’Entresol”, donde el doctor Quesnay reinaba por la audacia de su lenguaje ¥5 naturalmente, por su importante posicién en la Corte. Pero el objetivo de los fisidcratas es Uegar al gran piblico y para ello es necesaria una mayor difusion Fe las ideas a través de los periédicos. Hacia 1763 se rea la Gazette de Commerce, un hebdomadario donde Se admiten controversias teéricas. Adherentes y adver- ‘Sarios de los fisidcratas aprovechan sus paginas para ‘exponer su pensamiento, En 1765 la Gazette afade un “Journal @Agriculture, de Commerce et de Finances” donde, con el asentimiento del Ministerio Piblico los fisiécratas se despachan a sus anchas. Se confia su di- reecién al joven Dupont de Nemours que al principio a7 actia muy objetivamente recibiendo articulos de i tendencias, pero una ves convertida él mismo a la viocracia vitupera con su pluma a los colaboradores enemigos. Noturalmente los adversaris se ls_inge nian para hacer is ir el periddic je nian para hacer intervenr el peridico y desalojar de Mientras tanto se habian obtenido i ientras tan q tenido cuatro adhesiones de significacién especial: la de Le Trosne, abogado del Rey, quien aportaba ademés de su nombre de magis- trado intachable un talento juridico vigoroso y una pluma muy alerta, La segunda adhesién importante fue la de Saint Péravy, conocido por sus escritos sobre ‘cuestiones financieras, y que durante toda su vida per- Imanecis profundamente fil a los fisderatas. BL ter ere de los alineados en ta secta era Consejero en la Primera Céimara de “Enquetes” del Parlamento de Pa-~ tis, Se lamaba Mercer de la Riviére y Ueguba de imérica adonde habia ejercido funciones de Intendente en la Isla de la Martinica. En sus frecuentes viajes de América a Europa asista a las reuniones de “L’Bntre ¥ fue uno de los primeros colaboradores que Du- Pont obtuvo para el Journal agriculture. BL euarto adherente de jerarguia fue el abate Badeau, fundador del periddico Lex Ephemerides du Citoyen, quien du ante el aio de 1763, cuando hubo un rec: ee it ot pn fe Pequefia obra sobre finanzas piiblicas, cwya publica. cién fue catigada con unos cuantos meses de exlio en ieee Ente os dos erisdics, ol Journal agri are y Les Ephemerides, se establecié una especie de discusion piblion, pero pronto Le Trosne ee H abate, que abrazé los principios fisioeriticos a tal unto que, cuando los fisiératas se vieron primados del Journal agriculture el abate abrié Les Fpheme- Fides sus nuctor cofraes: bajo le forma de peque ‘mensuales Les Ephemerides se convirtié eae el rgano oficial de la Toe in total no sumaban mas de siete w och. an tt le siete u ocho los apés- tolescalificados, pro en cambio se contaba con noe IS esos alados en ls filasinfluyentes del gobierno quiex nes, desde sus posiciones oficiales, defendian los prin- Cipios dela secta. Tales fueron, por ejemplo, los Intew dentes Gournay More asi oat bg a ee 7 7 84 libro Reflections sur la jon Inidigsintinn deo Tickets publnde fugramente i . orm Dee Tae Cee es 4a los fisidcratas fue porque en realidad tenia las sectas y al pensamiento dogmético. Es interesante anotar la vinculacién de los fisiécratas con los Enciclopedistas, sus contemporineos de mayor tala intelectual. La poscién dentro del partido fsi- exético no era uniforme. Quesnay, que habia colabo- rado en la Enciclopedia (aunque después de su int ; Gicoién le retirara por conveniencia su colaboracién), ‘era amigo personal de Diderot y de D’Alembert, quie- nes junto con Duclos 4 Helene axnan ¢ su fe riones, e igual que ellos aborrecia esa a ge mo un lazo necesario, Defendia los privilegios ro ain més que los de la nobleza y por supuesto detes- taba a los “Philosophes” en general. Pero la influencia del doctor jue la mds fuerte y tos Eniclopeisas por ‘se mostraron bien dispues 0s inno: Sedores que protestaban contra los abusos de la admi- nistracién, contando con una protecién oficial que tllos estaban lejos de tener. Por el contrario a ellos el (gobierno les era hostil y un tanto pasajeramente se Adhirieron a la bandera de la Escuela. No dieron en su diccionario gran importaricia a la doctrina pero Dide- rot, en su articulo sobre los “Labradores” celebré con Glocuencia los méritos de la agricultura, “iinica fuente de las verdaderas riquezas”. ! Gon la muerte de Mme. Pompadour y ta det Delfin en 1768 y 1765 respectivamente Ia Esciela perdi dos importantes apoyos. Sin embargo, a través de funcio- narios emplarados en lugares claves del Ministerio de Estado, las opiniones de Turgot y hasta de Dupo 16 prevalecen casi totalmente en los edictos referidos « la agricultura. Tal, por ejemplo, el de la liberalicacién del comercio de granos, que reproduce algunas de las formulas mas Uamativas de Quesnay. Pero a medida que se fortalece la secta van sur- giendo también los enemigos. Entre ellos se recuerda siempre a Montaudoin, fuerte negociante, a quien algu. nas de las ideas de los fisiéeratas lesionaban en su dignidad y afectaban en sus intereses; a Forbonnais, escritor original por su eclecticismo y a quien los fisié. cratas consderaron largo tiempo como alado, pero que luego se convirtié en campeon de la clase industrial 4@ la cual pertenecia. De igual modo otros personajes de importancia que en un principio se sintieron atraidos Por las nuevas ideas, como lo fueron buena parte de los Intendentes, empezaron a inquietarse por los resultados de una liberalizacién del comercio agricola, decretada en 1764, que acabaria, segiin ellos, por minar su auto- ridad. Ni el Bureau de Commerce, ni el Bureau del Hotel de Ville aceptaron la nueva legislacién; los pri- meros la acataron solamente en lo que concernia a la defensa del comercio; los segundos la denunciaron como la obra de “forjadores de especulaciones”. Contra el poder de la secta se forma entonces una coalicién de escritores entre los cuales sobresale Grimm, del grupo de los Enciclopedistas, que ridiculiza el culto, las ceremonias y los misterios de la secta. Se burla de sus reuniones y les critica acerbamente su admiracién por el despotismo y su desdén por las bellas artes, Rousseau, a quien Mirabeau habia querido ganar a su causa ofreciéndole hospitalidad en su castillo, no en- tiende Ia “naturaleza” del mismo modo que los fisié. eratas; desconfia del progreso de la poblacién y del qumento del “producto neto”; le repele el “despotismo legal”. En el terreno propiamente econdmico los econo. ‘mistas tienen que hacer frente a Forbonnais, Graslin no admite el principio de la productividad de la agri. cultura solamente, sino el de todo trabajo humana jun. 40 con el aporte del comercio y de la industria a la ri. W queza de la nacién. Por otra parte, comparte los senti- ientos igualitarios de Rousseau. ‘A todo esto la opinién piiblica se divide. La burgue- sia naciente rechaza la teoria det “despotismo legal’. ie Miaama entre comercianies ¢ industriales crece. La ‘asa del pueblo esta dispuesta a jusgar a los fisiéera- tas segin los resultados que se obtienen con la legisla Gién que se les atribuye y como la carestia de los gra wey ot acentia en 1767 la poblacién de las ciudades empiesa a reclamar y se producen algunos motines Lot rentistas, afectados en su bienestar por el encarect- iniento de los alimentos se unen a las quejas 7 final- Mente, el Parlamento de Paris reclama abiertamente la Fettrieetin del comercio de granos. Las autoridades Ge provincias infringen la libertad apenas proclamada oficialmente. Se cierra el puerto de Nantes a la expor- tacibn. La lucha entre los Economistas y los Anti-Eco- romisias se torna violenta y los resultados son in- ciertos ‘El aito 1768 marca el mayor apogeo del partido fisio- eritico y también aumenta el nimero de sus detractores. Los Enciclopedistas, akora undnimes en su actitud se disponen, de aqui en adelante, a seguir a Grimm en sus ineeetivas contra los fisiécratas, Ferdinando Galiani, luno de los criticos més sagaces de la Fisiocracia acaba por hacer cambiar de opinién a Diderot. Voltaire es- Tribe una sdtira que constituye una cruel herida @ la reputacién de los Economistas y a sus teorias del im- puesto nico: Lihomme aux 40 écus. Un discfpulo de Rousseau, el abate Mably, se dedica a destrozar con tehemencia ligica la politica y la filosofia del grupo fisiocratico: condena su absolutism y su apologia de la propiedad privada de la tierra que segiin él no podia sino levar a extremos la desigualdad de las fortunas. Las fuerzas enemigas tienen un aliado en la carestia cada vez mayor del trigo, resultante de las malas co- echas, pero de la cual se culpa a los defensores de la hueva politica liberalizadora, Se expande la versién de (que el Rey especula sobre la miseria de sus sibdivos 18 —origen de la leyenda sobre el Pacto del H. y se ve en la exportacién la tinica causa de ieee Los que se beneficiaban con las reglamentaciones ante- riores tratan de influir sobre el Parlamento y sobre et Rey. Este se mantiene firme en. los nuevos principios y los Economistas, satisfechos de esta victoria, esperan ‘que con el retorno de mejores cosechas la reaccién ee por la carestia cesard y su triunfo seré de- initivo. Desde 1770 comienza la declinacién del partido. Les Ephemerides empiezan a aparecer con retraso de tun semesire yy terminan por desaparecer faltos de ma- terial. Dupont de Nemours compone casi solo todos los iltimos niimeros. El periédico pasa a manos de otro fisiécrata de menor nota. Lo que en verdad sucede es que hay causas muy graves para esta falta de material: por imposicién oficial el tono polémico de a © ONS aie ail al a programa los fisiécratas ensayan escribir sobre el des- arrollo de sus principios y las modalidades de su apli- cacién. Segiin ellos para ser Economista basta profesar un vago moralismo econémico. No olvidan el problema de la agricultura pero se ocupan ahora del comercio de vinos, de la ganaderia y su fomento y estudian con més detalles la cuestién del impuesto indirecto, En la imposibilidad de proseguir un programa revolucionario se contentan con esbozar algunos proyectos de reformas. ‘Sus ideas sobre el despotismo legal estén todavia de moda en los salones y las sefioras contintan vis dose a la moda campesina y deteniendo sus carruajes Bera cambiar guna palabras con os labrador, Pero | piblico na ‘ya por otros temas. Después discs de habla, a 1 tbenal or cee rar las ventajas del reglamentarismo oficial. Galiani, que en el fondo habia sido el artesano z celal aay ala antigua idea, es el triunfal beneficiario. Escribe sus Dialogues sur le commerce du blé, que divierten @ todo el mundo a costa de los pobres “filésofos de la austeridad”. La reputacién de los fisiécratas cae por 19 al suelo, El nuevo Ministerio hace la vida imposible a Les Ephemerides, en tanto protege la aparicion de los Dilogos de Galiani, hasta tal punto que la Refutation ‘alos mismos escrita por Morellet, ya impresa, es arro- jada a los sétanos de la Bastilla. % Francois Quesnay, el Maestro, perdié el favor de la Corte a la muerte de Luis XV. Pero Weg6 a ver @ Turgot en el Ministerio y el principio de la aplicacién de las reformas por él preconizadas. Los elementos esenciales del sistema fisiocrati- ‘co: el “producto neto”. Teoria de la circula- eign. La concepeién del “orden natural”. Los fisiécratas comenzaron por querer restaurar las finanzas de Francia, Pero como pretendian basar las reformas sobre conocimientos cientificos hicieron une descripeién tedrica del mecanismo econémico que pose tres elementos esenciales: 1) la teoria del “producto neto” ; 2) la teoria de la circulacién y 3) la concepcién del orden natural y esencial de las sociedades. ‘Teoria del “producto neto”. La proposicién inicial sobre la que se funda la doctrina econémica de la fis ‘eracia sostiene que solamente la agricultura produce Fiqueza, Quesnay rechazé desde un principio la con- cepeién crisohed6nica, Dice que el dinero considerado en si mismo no es riqueza pues no puede procurar provecho mas que por la adquisicién de bienes pro- ductivos. El inico bien productivo, capaz de producir otros bienes productivos sin que se altere la fuente de la cual se extraen es el de la agricultura. Por lo tanto es ésta la tinica actividad capaz de prover inde- finidamente de riqueza. Las otras ramas de la produe- cién eran, técnica 0 econdmicamente, s6lo transforma- doras. El valor agregado por la industria y el comercio no eran ni més ni menos que el valor del trabajo del hombre. Por eso las denomina “estériles” con lo cual 20 no quiso decir que fueran inttiles sino que, en el sen- tido riguroso de la palabra, la agricultura era Ia tinica de dar al hombre mas riquezas de las que re- presentaba la simiente y el trabajo del agricultor, rin- {endo por lo tanto un “producto neto”. Ella, la agri- cultura era no solo productiva, sino la tinica productiva, Dice Quesnay: “La tierra es la tinica fuente de la ri- queza... ¥ es la ogricultura la que la multiplica”. ‘Los fisiécratas legaron a esa conclusién porque en su tiempo la agricultura permitia vivir a quien la explo. taba ¥ @ un propietario ocioso y porque a sus ojos 1a agricultura solamente era la que multiplicaba la se- milla confiada al sol; en cambio la industria no podia ‘multiplicarlas, sino agregar un valor a otros valores. Como buenos deistas pensaban oscuramente que la obra de Dios estaba presente sélo en la agricultura. Segiin Mirabeau ella era “una manufactura de institucién divina, donde el fabricante tiene como asociado al Autor de la Naturaleza”. No daban ninguna prueba de su aserto; su nocién de la productividad era tan ‘vaga que muchos de los problemas que se plantearon (la riqueza de las minas, el producto de los mares, etc.), no los resolvieron, pues eran insolubles segiin los principios de su razonamiento, Continuaban con su anélisis expresando que si la agricultura era la tinica actividad que produce una renta (“producto neto”), el estadista, en consecuencia, debia proponerse hacer frente a los gastos de la nacién cobrandoles a quienes recibian ese “producto neto”, tinico ingreso auténtico que no mermaba el capital. Segtin su razonamiento la justicia, sencillez y economia de los impuestos aconsejaba que se cobraran en su origen. Por lo tanto fueron partidarios de un impuesto tinico, sencillo y directo (impot unique) sobre la tie- 11a, que no excediera de un tercio del producto neto. El buen precio (bon prix) del grano era indispensable para que el terrateniente y los agricultores pudieran pagar el gravamen y hacer los desembolsos necesarios (avances) para modernizar Ia agricultura, 21 Los fisiécratas escriben interminables paginas acerca de los mejoramientos que hay que introducir en el campo y més que Economistas parecen agrénomos mu- chas veces. Quesnay vive deslumbrado por los progre- 808 logrados en Inglaterra con la nueva agricultura, En sus articulos para la Enciclopedia, mencionados antes, revela el grado de conocimientos que tenia de lo que se hacia juera de Francia al respecto, Lo esen- cial era el ingreso del colono, al que llega a conside. rar como arquetipo de la sociedad que debia formarse para que Francia saliera de sus problemas. Teoria de la circulacién, Los articulos de Quesnay revisten una importancia secundaria porque solamente constituyen los primeros repositorios de las ideas que Iuego incluiré en su concepoién més elaborada: la de Ja circulacién de la riqueza que la tierra producia cada aio, La expone en su célebre Tableau Economique, seguido por las Maximes générales du gouvernement économique d'un Royaume agricole, x en las Notes sur ces Maximes, que él titulé Extrait des Economies Ro- yales de M. Sully con el fin de ponerse bajo la advo- cacién de uno de los gobernantes més prestigiosos del pesodo ees a auien, por otra parte le unia su celo rejormador y su predileccié ic =e y su predileccién por la agricul- La idea de la circulacién de la riqueza, como la expone Quemnay, estd ya contenida en a libro de Can. tillén. Quesnay la aplica a Francia. Para él era evi- dente que la nacién se empobrecia con rapidez debido al lujo y a la extravagancias de los privilegiados, que Uesaban ana wide desproporcionads @ sus medios y que consumian no sélo su ingreso sino también su capital, Para hacerlo inteli ie dibajs un “cna 0 “tabla” que, en cuanto a su facilidad de comprension de una sola ojeada, es un fracaso lamentable. Ocupa una pagina en cuarto y consta de tres columnas enca- bbezada respectivamente por los titulos de “Depense pro- ductive relative a Pagriculure, eedtera”, “Depense da tevenu” ¥ “Depense stériles relatives a Vindustrie ae oe relatives a Vindustrie, le ‘Supone Quesnay que la agricultura “como en Ingla- terre” da pataal aes ‘0 ganancia neta del 100 por Sento por encima de todos los gastos de producetén Grcluide la ganancia del agricaltor. Que de los tres igestos las “Depense du Revenu” y las “Depense sté- See” regresan por lo menos Ia mitad a los cultiva- Fores. Admitiendo, como él lo hacia, que la industria $11 comercio no daban un “producto neto”, la agri Y tura ria reconstituyendo perpetuamente su ingreso cena tase tan elevada que las rentas del Estado, al ‘ybrar el impuesto tinico, estarian aseguradas para siempre. La concepeién del “orden natural” y esencial de las sociedades. La concepeién que los fisiécratas tenian de ia ciencia econémica deriva de su creencia en un “or- den natural” sus especulaciones teéricas son de ca- pacter teleol6gico. Como verdaderos representantes de tu siglo, ademés, estuvieron més interesados por refor- mar el mundo que por describirlo y explicarlo. Para ellos, el “sistema natural” que postulan, no coincide con el sistema existente (ordre positive) pero Gfirman que el primero, es decir, el “sistema natural” Contiene un “cddigo de leyes” adecuado a la politica ‘econémica que puede “derivarse de la naturaleza de las cosas”, Suponen, que estas leyes son inmediatamente evidentes en virtud de su racionalidad y que por ser “eyes naturales” también son “leyes reales”. Creen que ellas constituyen la verdadera realidad de la cual lo ‘accidental, es decir, la realidad presente se diferencia porque contiene algtin elemento 0 componente “no na- tural”. De ahi deducen que estas leyes son inmutables y universalmente vélidas, concepto que permearé la tiencia econémica durante todo el periodo clésico det siglo xIx y atin més allé. ‘De las leyes naturales hay un solo paso a la doc. trina del laissez faire, puesto que al estudiar la vida ‘econémica surgia, también con “evidencia” (palabra de la que por cierto abusan en todos sus escritos), la ley cientifica y un postulado de politica. 23 La peculiaridad de ta filosofia de la ley natural 1a de identificar el es el debe ser, sin derivar morales. Es simplemente la idea de igualar la raz a Ia naturaleza, lo presente y lo directamente obli tori... sin demasiadas pruebas. Porque segiin fisidcratas sus méximas eran tan “evidentes” que Tequerian ser comprobadas. Pero, zde dénde surge esta posicién que se in| ‘en la economia y determina en medida muy amplia acumulacién de errores, de los cuales Ia historia de pensamiento tardé tanto tiempo en salir? En opinié de varios economistas esa posicién viene directame de las especulaciones de la doctrina de las causas fina- les (teologia) de la Edad Media y aun puede remon- tarse ala jurisprudencia romana... y a los estoicos. .. yen alguna medida a la filosofia de los epicireos. En. ultima instancia se encuentra su precedente en ciertas ideas del pensamiento preplaténico que contiene alu- siones a leyes objetivas, de las cuales se sostenia que eran a la vez necesarias y racionales, tanto naturales como divinas. En el decurso del tiempo la misma idea tomé diferentes formas y fue utilisada con distintos ropésitos, Desde entonces ¥ ain hasta hoy, todo tipo de condiciones sociales ha sido justificado’ como na- tural y racional, Los fisiécratas introdujeron “la ley natural” en Eco- nomia, Pero aun més. Como todos los representantes de la corriente utilitarista que les sucedieron en Eco- nomia era “evidente” que los hombres al servir a sus propios intereses servian a los intereses de los demas. La teoria del laissex faire esté inspirada en este con- cepto. El exponente mas elocuente de esta doctrina Ua- mada de la “armonia de los intereses” privados y sociales fue, entre los fisideratas, Mercier de la Rivié- re, autor de Lordre naturel et essentiel des sociétés poli- tiques. Como todos sus contemporéneos los fisiécratas inter- pretaron el orden natural de la sociedad humana, Pero 4@ diferencia de otras escuelas de pensamiento més radi- oy era fu ; fan por supuesto a todos los derechos de propiedad dat aria @ inmobitaria, La premisa de la libertad Ta aplicaban a la libertad de los eultivos, para que se pealizara el méximo del “producto neto”; también la Uibertad de industria y de comercio para reducir al sninimo los gastos de los colonos y propietarios ¥ como Corolario de la propiedad personal admitian que era msideraban ellos que el orden existente estaba cat emda préximo a su ideal del orden natura. Tres Meron las premisas del “orden natural” inscriptas en $e'Tvisa: Propiedad, Libertad y Seguridad. wremisa de la propiedad, sobre todo de la tierra, a Pliamental en su ilosofia de la sociedad. La exten. necesaria la libertad de trabajo. Por supuesto era esen- ‘ial la libertad de comercio tanto en el interior como ‘a el cambio libre con el exterior. En cuanto al prin- ‘ipio de la seguridad lo veian involucrado en un régi- men politico de “despotismo legal” en que el Rey estu- piera bien al tanto de la “evidencia” de las leyes naturales”. Hay un cuarto principio que no inscriben en su divisa pero que surge de sus escritos: el de la desigualdad. En efecto, si bien se ocuparon de la cir- ‘culacién de la riqueza nunca les preocupé la distribu- cién ni creian que ella fuera necesaria para asegurar el orden social. Antes bien, la desigualdad era nece- saria para el ordre naturel que ellos preconizaban. Para que el “orden natural” funcionara, solamente cian como necesario que fueran removidas todas las “intervenciones”. Ese ideal politico los ayudé a hacer una representacién tedrica abstracta que demostré ser itil para tratar problemas de economia posiis Aunque los fisiécratas aplicaban la nocién de que las relaciones econémicas estaban gobernadas por leyes solamente dentro del orden natural que eligieron como ‘campo para su estudio —y como se dijo antes fueron quienes primero las introdujeron en el pensamiento econémizo—, ellos pudieron ver que, dentro del marco del orden natural, los acontecimientos estaban ligados causalmente. Los intereses individuales dieron direccién 5 ¥ cohesiin a la vida econémica, del mismo modo 1a ley de gravedad sostenia al sistema planetario, logia que se hizo popular en aquella época. Inspirados probablemente en la idea del contrato so cial, los fisidcratas representaron la “corriente circ lar” de la vida econémica como una serie de inte cambios entre individuos y entre clases. Su anélisis fu rudimentario e inadecuado en casi todos sus aspectos pero legaron a la teoria econémica moderna la i baisica de que los precios, los costos y los ingresos pue- den ser explicados por un anélisis general del proceso) de cambio, Algunos tratadistas de nuestra época los ver como los primeros que ensayaron una “teoria del equilibrio econdmico” y como autores de la idea de “corriente circular” de aplicacién en nuestros dias. Las ideas fisiocréticas en la Espafia de Car- los III. Repercusién en el Rio de la Plata. Igual que en Francia, la agricultura espaiiola estaba en pleno decaimiento desde mucho antes del siglo xvmt. Antes de 1740, José del Campillo y Cosio, Ministro de Felipe V, sefiala en un manuscrito ain inédito titulado Lo que hay de mas y de menos en Espaiia, las causas del empobrecimiento del campo y las del decrecimiento de la poblacién, que en nimero de 14.000 pasaba anualmente a ultramar en menoscabo de la Madre Patria. También se pronuncia y lucka contra los arren- datarios de impuestos. Cierto es que Espaia habia tratado ya de aplicar todos los remedios a los profundos y variados proble- ‘mas que comenzaron a presentérsele en materia de abastecimientos a partir del siglo xvi, como conse- ‘cuencia de su despoblacién campesina, Inclusive para lograr mejorar la oferta de granos se ensayé a fines del siglo xvit, aunque muy espor terior en el comercio de granos. Pero ni el aliciente “nejores precios en el exterior pudo hacer algo en He or del aumento de la produccién agricola que se Me afectada por trabas de tanta importancia como “el abuso de la institucién de la Mesta y la prohi- fricién del cercamiento de las propiedades. ‘La influencia de los fisiécratas franceses llega. allen- ic los Pirineos hacia mediados de la sexta década. Pa- Ms 1764 actian las muy comentadas Sociedades Eco cas, que aunque muy criticadas* por su posicién Pwrelectual tehida de un leve cosmopolitismo y algo ‘nds por el racionalismo francés tuvieron trascendencia fen Ia formulacién de medidas de politica eco- ‘tomica, Los Condes de Aranda, Floridablanca y Cam- pomanes conocian las obras de los fisidcratas y estar ban al corriente de las nuevas ideas econémicas. Lo interesante es que tanto ellos como quienes actuaban fen provincias, « pesar de poseer una informacién exac- fa de lo que ocurria en Francia x en Inglaterra en ma- feria econémica y en especial de agricultura, supieron jsopesar con bastante acierto aquellas ideas que con- ‘venian a Espaiia y aquellas otras que no eran de apli, cacién en su pais. ‘Siempre se ha querido ver en el Informe sobre la Ley Agraria que la Sociedad Econémica de Madrid eneargé a Jovellanos en 1788, por orden del Consejo de Castilla cuya redaccién terminé en 1794, la in- fluencia de las ideas de la escuela fisiocrética francesa yy de toda su concepcién acerca de la agricultura como Juente fundamental de toda riqueza. En el citado in- forme el mismo Jovellanos reconoce esta influencia En cuanto a las Sociedades Econdmicas quicé sea Mariano Nijo el verdadero inspirador intelectual, antes (que Campomanes, pues desde 1760 estaba dando a Conocer en periddicos que sucesivamente fundé, la geo- ‘rafia de las diversas regiones de Espaia y sefalando fa decadencia de la agricultura y la necesidad de crear este tipo de sociedades para activarla, 1 Los heterodozos espaftoles, do Menéndez y Pelayo. 7 Por su parte Nicolés de Arriquivar escribié los aiios 1764 y 1765, en forma de cartas, las re ssiones que le sugirié la lectura de la obra de Mirab L’ami des hommes, por la cual no se mostraba siado entusiasmado en aplicar sus consecuencias Espaita, El Conde de Campomanes se vio atraido por ideas de los racionalistas y de los fisidcratas frances y procuré desde su elevado puesto que el poder pi bblico actuara de acuerdo con los postulados de libert en el ejercicio del comercio y de las artes, es decir, s sujecion a tasas, guias de ‘circulacién ni ord gremiales, Desde el Consejo de Castilla se erigié, 1775, en. el principal defensor de la Pragmética 1765 sobre el comercio libre de granos que en 176 habia sido nuevamente prohibida, Miguel de Maurueza Barreda y Méndez, catedrético, en una obra que escribié en 1790 se declaré entusi de la doctrina fisiocratica y otros como Tomés Ar zano, en sus Discursos sobre los medios que pueds facilitar la restauracién de Aragén (Zaragoza 1768), ya tenia fragmentos donde pueden apreciarse sus coi ‘cidencias con los fisiécratas franceses. La Sociedad Econémica de Aragén premié la ob de Antonio Arteta de Montesegur, estimulada por ut carta que el Conde de Floridablanca envié a las Socies dades Econdmicas a fin de que auxiliase y dirigie con sus consejos ¢ instrucciones la aplicacion del de- cereto sobre libertad de comercio con América. Aparen- temente Arteta habria asimilado algunas de las ideas de los fisideratas, EL presbitero Miguel Démaso Generés, en sus Refle- flexiones politicas y econémicas sobre poblacién, agri- cultura, arte, fabricas y comercio del Reino de Ara- gén (Madrid, 1793), trata en su segundo capitulo so- bre la agricultura y, como los fisiécratas, se explaya en consejos agronémicos para mejorarla. Tadeo Francisco de Calomarde, futuro secretario de Fernando VII en el Departamento de Estado, en su iscurso econémico-palitco, impreso en Madrid en leer pa Io eabceao pare feta peril eae Arteta respecto de su porvenir a x site los incipios fisioeréticas con esta frese: “Toda riqueza rie no viene de la terra es incerta; toda prosperided jue no esté fundada sobre la agricultura es precarias Bio ‘pueblo que renuncia « los beneficios de la agrix cultura legars presio a ser mendigo y @ depender det labrador...” También en materia de educacién del campesinado yy de las clases populares, que los fisidcratas defendian en Francia por considerar que con ella se ayudaba a comprender la nueva técnica agricola y sobre todo las “‘leyes naturales” (contra la opinién de nobles y terratenientes, por supuesi), tuvo repercusién la fisio- cracia en Espaiia. Se dictan leyes de educaclin po- pular y las Sociedades Econdmicas se preocupan de ella, ‘Pero hay que reconocer que, como dijimes al prin: cipos al referimos a Yauban, no todo aquel que se reocupaba por la agricultura tenia que ser necesaria- Frente Pltade con ler idoce fmurihoan Hay coadh dencias en Espaia con el pensamiento francés de racio- nalistas y fisiécratas pero hay una gran independencia de criterio para jusgarlos, La fisiocracia en el Rio de la Plata Puede decirse que la fisiocracia Uegé a América de dos maneras: en forma de medidas de politica econd- mica derivadas de la idea de las ventajas del comercio libre y en los libros franceses y espaioles que leia et piiblico culto de la Colonia, ‘Segiin se ha mencionado antes, los fisidcratas logra ron convencer de los principios de su sistema econé: mico-politico a varias de las cabezas reinantes de Eu- ropa, quienes encontraron. atractivo en la férmula del “despotismo legal” que preconizaban y en aquella for- ma de gobernar acuiiada bajo la frase de “todo para el pueblo, nada por el pueblo”. Puede ser que las medidas de liberalizacién comer- cial para la América tomadas por el gobierno de Car- los III y sus ilustrados colaboradores, hubieran sido inspiradas por las ideas de Le Trosne acerca de los beneficios del libre comercio de la metrépoli con sus colonias territorios de ultramar. En el Rio de la Plata, el Consulado puso en fun- cionamiento un organismo que, segiin la Real Cédula de su Ereccién, quiso procurar los medios posibles “en el adelantamiento de la agricultura, la mejora en el cultivo y beneficio de los frutos. ..” como aconsejaban los fisidcratas. Pero, y volvemos a repetir por tercera ‘vez en este prélogo él mismo conceplo, no puede de- cirse que la temética de la agricultura tuviera necesa- Fiamente raices en la fisiocracia, En el siglo xv Ia agricultura en el Rio de La Plata practicamente solo existia como pobre actividad circundante de las villas; los ganados destruian cons- tantemente los sembradios, pues aqui, como en Espaita, la Mesta tenia sus privilegios; las tierras eran caras, los labradores escasos y pobrisimos. Por poco clarivi- dentes que fuesen las autoridades locales tenian por fuerza que ver las posibilidades enormes que podrian brindar estos campos, de buena calidad y suficiente- mente irrigados, sobre todo cuando sobrevenian difi- eultades en la importacién. Sélo que el pastoreo era mejor “negocio” pues los animales se reproducian sin requerir de sus propietarios ni trabajo ni gasto. Tra bajar la tierra, aparte de constituir casi un deshonor, era antieconémico; y aunque la “evidencia” de los fisiécratas dijera lo contrario, la agricultura langui- decia tanto en Europa como en América. Lo que es seguro si, es que los hombres cultos como Belgrano, Moreno, Vieytes y Labardén, y otros quizé, leéan incansablemente la literatura proveniente de Es- paiia y de Francia y se entusiasmaban con las modas 30 intelectuales que Wegaban a América, por supuesto que ‘con aiios de retraso. Pero no era solamente a los fi- siécratas a quienes admiraban. Belgrano, por ejemplo, fi bien es cierto que se habia tomado el trabajo de traducir a Dupont de Nemours (aunque sin mencionar ‘su nombre) estuvo también bajo la influencia de eco- nomistas tales como Galiani y Genovesi. Ya hemos visto que Galiani combatid a los fisiécratas hasta des- moronarlos. ‘Lo que deseamos puntualizar es que, si bien estos hombres del Rio de La Plata admiten textualmente 0 dejan advertir influencias fisiocréticas, no agregan nada ‘al pensamiento de los fisiocratas ni se entregan ciega- mente a sus ideas, como se advierte en los escritos de Belgrano? y en sus elogios a la industria y al comer- cio. Apuntamos dos de sus ideas completamente con- trarias al pensamiento fisiocrético: 1) “Pues como el arte da un valor de més a las producciones natu- rales...” (pag. 244) y 2) “El modo més ventajoso de exportar las producciones superfluas de la tierr es ponerlas antes en obra, 0 manufacturarlas. (pig. 194). ¥ cuando presenta sus Memorias tituladas Medios generales de fomentar la agricultura, animar Ja industria y proteger al comercio en un pais agri cultor, seria vano querer buscar raices fisiocréticas wunque deslice en alguna otra parte una alabanza a la ‘miel de la boca” de Mirabeau. El propio Semanario de Vieytes abarca siempre la preocupacién por los tres sectores, la agricultura, la industria y el comercio. Y si el escrito sobre la Repre- sentacién de los Hacendados afirma las ideas bisicas de la libertad de comercio no son. los fisidcratas los citados por Moreno sino Adam Smith y Jovellanos quien, a pesar de su confesada fe en la fisiocracia, esté lejos de alinearse en sus principales ideas aun cuando escribe su Informe sobre la Ley Agraria. 2 Véase Prélogo de Gregorio Weinberg a los Escritos econémicos de Manuel Belgrano, Buenos Aires, Editorial Raigal, 1954, 31 No corresponde analizar aqui todas las ideas que influyeron sobre los hombres del Rio de la Plata. Sélo dizemos que si hubo medidas de libertad de comercio para América durante la época fisiocrética, y que se leia a los fisiécratas en la Colonia. Pero el pensa~ miento de quienes los leian es mucho més rico, més ‘equilibrado; Moreno, Belgrano, Vieytes y Labardén es- tan lejos de compartir sus ideas de “despotismo”. En realidad la elaboracién de los escritos de muchos reve- Tan una visién bastante exacta de las medidas que en Ta época debian tomarse para lograr el desarrollo inte- gral de estas regiones y que poco o nada tienen que ver con la fisiocracia, Bibliografia Les Physiocrates, edicién y comentarios de Eugine Daire, Paris, 1846. Weulersse, G., Les Physiocrates, Paris, Gaston Doin et Ce, 1931. Schumpeter, Joseph, History of Economie Analysis, Nueva ‘York, Oxford University Press, 1950. Myrdal, G., The political element in the development of ‘economic theory, Londres, Routledge & Kegan, 1953. Higgs, Henry, Los fisideratas, México, Fondo de Cultura Econémica de México, 1944, Belgrano, Manuel, Escritos econémicos, Buenos Aires, Rai- gal, 1954. Vieytes, Juan Hipélite, Antecedentes econémicos de la Revo- lucién de Mayo, Buenos Aires, Raigal, 1956. Moreno, Mariano, Escritos Politicos Econémicos, Buenos ‘Aires, La Cultura Popular, 1937, Pujol, Carrera J., Historia Econémica de Espafa, 5 vol, Barcelona, Bosch, 1 Colmeiro, Manuel, Biblioteca de Economistas de lor Siglos xvi, xv y xvttt, Madrid, 1820. Los Fisidctatas

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