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LA POBREZA DOMINICANA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVII (1655-1700) LA ESTRECHA CONEXION DE LA ECONOMIA colonial gominicana con el sistema comercial espafiol en las Indias, hicieron que Santo Domingo se viera decisivamente afectado por los vaivenes de la economfa peninsular y que las causas que gobernaron la depresion y decadencia espafiola en el si- glo XVII operaran en forma similar en la decadencia econé- mica dominicana durante el mismo periodo. La economia colonial dominicana del siglo XVI basada en la exportacion de azticar y de cueros de vacas hizo crisis a principios del siglo XVI debido a la creciente competencia de los azticares mejicanos, primero, y de los aziicares brasile- fos, después de 1620. Los cueros también pasaron por un periodo durante el cual su exportacion estuvo grandemente limitada debido a la baja produccién y a la falta de medios para embarcarlos hacia Es- pafia. No fue sino hasta la década de 1639 cuando la exporta- Gi6n de cueros volvi6 a recuperar los niveles perdidos a raiz de las Devastaciones. Durante un tiempo, los vecinos se contentaron con produ- cir algdn jengibre que era exportado conjuntamente con los cueros y el poco azticar que se cosechaba pero todos nota- ban que hacia falta producir algtin articulo sin la inversion Exportaciéa de cueros, 1639. Acaparamiento dela riqueza. Rodrigo de Pimentel y el Arzobispo de Sanco Domingo, 1683. Deuda piblica ‘en 1685, FRANK MOYA PONS todavia antes de la crisis de 1666 eran bastante Durante afos el Arzobispo y Pimentel mantuvieron el contr, cconomico de la capital de la Colonia pues mientras el situa doce retrasaba ellos facilitaban dinero a crédito y con interg. ses a la poblacion y una vez el situado Megaba sus testaferrg, Jos cobros, de manera que la circulacig. fugaz y a poco de haber legado i" nas pocas manos. Catedral que se encargaban de monetaria era bastante plata se concentraba en uw! Pimentel ten‘a una ventaja sobre el Arzobispo y era que q manipulaba el negocio de ropas y tejidos de contrabando qq, Tlewaba desde Curazao a la Espafola por la via de los rios a sur de la Isla, Ademas, Pimentel tenia a su servicio una ampi, pandilla de secuaces que iban desde algunos importantes rep vores del Cabildo local, hasta funcionarios de la Real Audien, Se. junto con oficiales y soldados de la guarnicién de la plaza Rodrigo de Pimentel mantuvo su hegemonia econémic, sobre los habitantes de Santo Domingo hasta el mismo dja . soomnueete que ocurrid en el ano 1683, pudiendo rebasar gop, exito las calamidades econémicas de esos afios. Se sabe, tam, bien, que su fortuna duré muy poco, pues fue dilapidada eq menos de cuatro aitos por sus herederos no quedando desde entonces en Santo Domingo ninguna persona verdaderamen, te rica, Incluso el Arzobispo se habia casi arruinado con Jag epidemias, los ciclones y la ruina del cacao. Fue precisamente esta mala situacion econdmica de la Ca, tedral lo que llevé al nuevo Arzobispo don Juan de Escalante y Turcios, que llegé a Santo Domingo en julio de 1674, a ele. var grandemente los precios de los servicios eclesidsticos, y fue, precisamente, esta disposicién del Arzobispo otra causa de tensiones en Santo Domingo que Hlevaron a los vecinos g confabularse para expulsar al Arzobispo de la Isla, como en efecto lo hicieron un par de afios mas tarde. Tan escasos se hacfan los barcos con el situado y tan necesa. rios como frecuentes los préstamos buscados por el Gobierno, que en 1685 la deuda ptiblica habfa subido a 385,399 pesos, de Jos cuales se les debfan solamente a los sucesores de Rodrigo de Pimentel y a otros prestamistas unos 83,027 pesos. Cuando el situado Hegé en 1680, después de tres afios de retraso, el dinero apenas alcanz6 para sufragar los gastos co. rrientes del Gobierno. Algo similar ocurrié cuando llegé al 110 F MANUAL DE HISTORIA DOMINICANA do en 1687 que apenas alc, Pegelas or menos que general, las fuentes eeace ise Pico resistiendose v fue haciéndose cage tt? fueron 1 comre® ie esta atmésfera de es ae “ke *casez cada cual buscé la for. conveniente a SU propia circunstan, nen realidad, la poblacién apenas cee st ia ninguna seButidad de que lo producide eae ees 1o do ni dentro mi fuera de la Isla, Solamente ee gone segs a donde les francesestenian sus bien yes 2 cet de trabar alto de relacién cones ra vendiendo ganado alos francesesa cambio ae importadas por ellos desde Europa, SS isamente en esos aos, de 1680 en a bierno de Francisco de Segura, oe ‘alos comerciales. Este ‘eva, vend spanactt Fue pre ante el £0 ccaefareate aide comercio fue otra S vias Duscadas por los veci ‘Xi irene # su pobreza, Ahora bie, esta cra anne goat geavidades conflictivas por estar prohibida por las lees cc afolas, ¥ Ms atin, porque se llevaba a cabo con los wae itrantes enemigos de Espafia en aquellos afios, que no «jo violaban el monopolio espaftol en las Indias y le hacian ia guerra a Espana en Europa, sino también que buseaban apoderarse de la isla Espanola Por esta raz6n, el comercio con los francese: aloo irregular e inestable durante el siglo XVII y depenuie nis del cardcter o de los intereses del gobernador de turno que de una politica pablicamente concertada por los gobier. ros de ambas colonias. El problema que habfa con estas rela. ciones comerciales era la tendencia de los franceses a ocupar cada dia mayor cantidad de tierras en la zona espafola de la Isla, Se sabe que Segura quiso obligar a de Pouancay a que impidiera que sus gobernados siguieran avanzando hacia el este, pero sin ningin resultado. Este avance era muy temido en Santo Domingo pues los espafioles conocian su inferio- ridad numérica frente a los franceses y conocian sus planes para echarlos de la Isla. En 1681 la poblacién francesa en la Isla alcanzaba unas 7,848 personas, de las cuales habia unas 's fue siempre m Fala de ‘mereados para product comer rance- MANUAL DE HISTORIA DOMINICANA 2 ftinuas pero irregulares, en | el mundo se atrevia a negociar ria, f canal li ple las habitaciones fray or a ; MNcesas, por eis franceaes deci del Gobernador Robles en 1e87 oepuian “en st Tea” ¥ no habfan avanzada, ‘ anes Pero los veci fic habian acostumbrado a ellos y los rec site ibfan en nderles sus ganados. Sus hatos ara ve Muchas veces los franceses lepaban tan ade tala cercanias de Santiago cuyos vecinos, decia Retin ar os vasellos Gis Vid da esta ysla", oe descarada en que levaban a cabo sus tratos e ji Muy poco era lo que las autoridades podian hy estas relaciones que, aunque ilegales, casi todo el mundo con excepcién de ciudad de Santo Domingo. E} mono, do tanto a Espatia como a varias de sus colonias, seguin ope- rando,¥ los vecinos de la Espanola continuaban sutiendy ky misma escase7 de mercancias de siempre Enel caso de Santo Domingo, esa escasez se debla también a Is decadencia de su produceién que actuaba como factor desalentador sobre los comerciantes espafioles que prefertan otros mervados ms ventajosos que los de esta colonia emp brecida y exhausta. La falta de incentivos del mercado colo. nial dominicano hacfa enormemente dificil que llegaran ban 9s con mercanclas desde Espafia, con excepcién del famony “navio de registro” destinado especialmente a Santo Dorin. #0, que no Hlegaba sino cada dos o tres afios, y a veces mas, El comercio con los franceses era la respuesta natural a esa situacién, como también lo habfa sido y lo seguia siendo el con- trabando. En 1687, por ejemplo, el Gobernador de Santo Do- mingo daba cuenta de otro de los graves aspectos de la realidad econémica colonial: la descapitalizacién progresiva e inevitable de la Colonia, pues una vez llegaba el situado, los vecinos tenfan la necesidad de seguir consumiendo géneros y articulos extran- Jeros introducidos de contrabando porque la falta de comercio ‘Ntro como has. acer para evitar eran provechosas para la élite comercial de la Polio, que habfa arruina. Raina dela Colonie MANUAL DE HISTORIA DOMINICANA , continuas pero irregulares, en el g eran ¢ " entido de ‘undo se atrevia a negociar con los mi tes an franceses. ptt odo Or sea ese control ya las protestas de los comer- apart Mantes de 12S 20nas cercanas a los frances sit! los ndiendo las ventajas que el comercig 10° ond les repor, orn ne perder el miedo. Gracias a le wre ene igilanci Presencia uct emg parte, ¥ a la vigilancia de las cincuemreres 3b ja, Pot iz ampliacién de las habitaciones francesas, pa aifapedtt Sos, al decir del Gobernador Robles ent a, gh os Era inea” y no habfan avanzado, pero epee ott gn “eP “Y gtumbrado a ellos y los recibfan en sus hatos se aia es zanados. 23 ender fos franceses Megaban tan adentro como has- ‘Myst Nos de Santiago Cuyos vecinos, decia Robles ae oS ct basallos que V.M. tiene en esta ysla”, por la eae peor Jos Peri en QUE llevaban a cabo sus tratos e intercambios. jos PF dae . evitar jesarads ST To que las autoridades podian hacer pare porciones que, aunque ilegales, eran provechosas para st’; mundo con excepcién de la élite comercial de la ge Santo Domingo. El monopolio, que habia arruina- dad d° ‘repafa como a varias de sus coloni ° ios vecinos de la Espanola continuab indo, scasez de mercancias de siempre. is caso de Santo Domingo, esa escase7 se debia también a adencia de su produccién que actuaba como factor In dectjor sobre los comerciantes espafioles que preferfan slen*ycados mds Ventajosos que los de esta claw empo- ot a y exhauista. La falta de incentives del mercado mete bt dominicano hacfa enormemente dificil que llegaran bas Se ercanciea dcode|Bapatia’ cod excepcién del famoso sero de registro” destinado especialmente a Santo Domine mr que no llegaba sino cada dos 0 tres afios, ya veces mae, fs comercio con los franceses era la respuesta netal a esa situacién, como también lo habia sido y lo segufa siendo el con- trabando. En 1687, por ejemplo, el Gobernador de Santo Do- mmingo daba cuenta de otro de los graves aspectos de la realidad econémica colonial: la descapitalizacién progresiva e inevitable dela Colonia, pues una vez llegaba el situado, los vecinos tenfan la necesidad de seguir consumiendo géneros y artculos extran- jeros introducidos de contrabando porque la falta de comercio vel sre as, seguia ope- an sufriendo la Raina econdmica dela Colonia, Decadencia Santo Domingo.

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