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Edith Stein La pasion por la verdad Introduccién, traduccién y notas del Dr. Andrés Bejas Edith Stein La pasion por la verdad Clu Edith Stein nacié en Breslau el 12 de octubre de 1891, en el seno de una familia judia. Estudié letras germdnicas, Historia y Psicologia, pero su interés especial recay6 so- bre la Filosofia. El método fenomenoldégico de Edmund Husserl le dio la posibilidad de acercarse len- tamente a la fe cristiana. Las clases de Max Scheler fueron también un apoyo en su lar- go camino de conversion, pero la influencia decisiva la ejercieron sus amigos cristia- nos y los escritos de Santa Teresa de Avila. En 1922 recibio el bautismo de la Iglesia Catélica. Durante la Primera Guerra Mundial participé en la Cruz Roja colaborando en la recu- peracién de Ios heridos. Se dedicé a la docencia, dic- taba Antropologia y Fenome- nologfa. El 13 de octubre de 1933 en- tré en el Convento de las Carmelitas Descalzas de Co- lonia. Pocos dias después de la ocu- pacién alemana de los Paises Bajos, fue tomada prisionera y murié asesinada en la cd- Pinteame (leat enwAterannaleAell 9 de agosto de 1942. Juan Pablo I la declaré "san- ta" el 11 de octubre de 1998 y fij6 como fecha para su con- memoracion el 9 de agosto. 24 Bejas, Andrés BE La pasi6n por la verdad. 2* ed. - Buenos Aires : Bonum, 2003. 200 p. ; 18x11 cm . Nueva Espiritualidad ISBN 950-507-398-4 I. Titulo 1, Teologfa Practica Cristiana Copyright por Editorial Bonum Av. Corrientes 6687 - C1427BPE Bs. As. Repdblica Argentina Telefax: (011) 4554-1414 ventas@editorialbonum.com.ar www.editorialbonum.com.ar Queda hecho el depésito que marca la Ley 11.723 Todos los derechos reservados. Respete nuestro trabajo editorial, no haga fotocopias. Impreso en Argentina Es industria argentina ISBN: 950-507-398-4 EDITH STEIN LA PASION POR LA VERDAD Introduccion, traduccién y notas del Dr. Andrés Bejas INTRODUCCION OBRAS FILOSOFICAS Gee se habla de «filosoffa> 0 se dice de al- guien que es un «filésofo» se asocia involunta- riamente a ello una serie de complejos argumen- tales por demas complicados y hasta ininteligibles. Las personas, hombres y mujeres, que los represen- tan, parecen provenir de un mundo de teorfas y principios abstractos, que poco tiene que ver con los acontecimientos de la vida cotidiana. Los ver- daderos filésofos y la filosoffa misma tienen, sin embargo, muy poco que ver con esa opinion la- mentablemente demasiado extendida. Sin duda alguna, la filosoffa es una «ciencia» y como tal no es inmediatamente accesible al que se interesa por ella; por otra parte, sin embargo, la filosoffa es una «pasién» que asume a la persona no sélo en su intelectualidad, sino también en su corazon y la lanza constantemente a la busqueda de la Verdad. Precisamente aqui se encuentra el centro de toda filosoffa y de cada filésofo o filésofa: en la btisqueda insaciable de la Verdad. En este sentido podemos decir que Edith Stein era una gran filésofa. La busqueda incansable de la Ver- dad acufié toda su vida y la entrega incondicional -7- a esa Verdad le dio su sentido y contenido pro- pios. En el devenir de la historia cada persona vive su propia historia y la de Edith Stein se desarrollé desde su juventud en intima comunicacién con la filosoffa, interpretada ésta como ciencia y como pa- sin. Sus primeros intentos cientificos en el Ambi- to de la germanistica, de la historia y la sicologia en la Universidad de Breslau concluyeron, después de apenas dos afios, para dar lugar a una dedica- cion casi exclusiva a los temas filosdficos. Profun- damente decepcionada por la «sicologfa sin alma» descubrié en las «Investigaciones légicas»' de Ed- mund Husserl la precision de pensamiento que ha- bia buscado desde el comienzo de sus estudios. Edmund Husserl fue el fundador de un nuevo mé- todo de investigaci6n filoséfica de principios de es- te siglo llamado «fenomenologfa» y con la obra ci- tada abrié rumbos de pensamiento que atin hoy siguen siendo fructfferos en el quehacer filoséfico. Edith Stein fue su fiel discfpula y penetré de tal manera en el método de su «Maestro», que toda su obra posterior mantuvo la impronta fenomenolégi- ca recibida en sus afios de formacién. La filosoffa académica de los comienzos de nuestro siglo estaba prefiada de una suerte de neo- ' Husserl, Edmund: «Logische Untersuchungen». Tomo L.: «Prolegomena zur reinen Logik». Husserlriana Bd. XVIII. Den Haag, 1975. Tomo II: «Untersuchungen zur Phino- menologie und Theorie der Erkenntnis». Husserlriana Bd. XIX, |; Segunda Parte: Husserlriana Bd. XIX, 2. -8- kantianismo que se desarrollaba cada vez mas ra- dicalmente hacia una visién filos6fica eminente- mente subjetiva. El «Yo» (sujeto) constitufa las ca- tegorfas de la realidad y pasaba a ser de esa manera su fundamento y medida. Segtin esto, la realidad perdia su cardcter objetivo y no podfa ser considerada en independencia de un sujeto. Hus- serl se opuso fervientemente con su método feno- menolégico a esa forma de neokantianismo, inten- tando dar un paso revolucionario y conservador a la vez, a saber, proporcionar a la realidad una nueva autonomfa, considerandola en cuanto tal y en inde- pendencia de un sujeto. Su lema era: «Volver a las cosas». Resultaba imperioso rechazar todos los prejuicios filoséficos y cientificos para que la filo- sofia se dirigiera directamente a la realidad, tal co- mo ella es y como se nos muestra: como fenémeno (de ahi el nombre «fenomenologfa»). Esa vision inocente («naiv») y desprejuiciada de los fenéme- nos implicaba un reconocimiento absoluto de la in- dependencia que la realidad exterior tiene respec- to de la conciencia. Con ello estaba replanteando no sélo temas concernientes a la filosoffa, sino tam- bién numerosas cuestiones de cardcter teolégico. De esa manera, por ejemplo, Dios deja de ser un mero postulado para convertirse en la posibilidad objetiva de la trascendencia. En consecuencia, se abre la posibilidad de la aceptacién de la fe como fenémeno extra-subjetivo que no puede ser con- ceptualizado categorialmente por la conciencia. Esa apertura frente a la fe era una de las caracte- rfsticas de la fenomenologfa y Husserl bromeaba ~9- muchas veces diciendo que deberfa ser canonizado por la Iglesia Catélica en razén de que tantos de sus discfpulos habian encontrado el camino de la fe a través del método fenomenolégico. Edith Stein se convirtié en una verdadera espe- cialista del método fenomenoldgico y lo manejaba con capacidad admirable. Su tesis doctoral «Sobre el problema de la empatfa»? es una prueba eviden- te del dominio que tenfa del método ideado por Husserl. En ese trabajo investiga la esencia de los actos empaticos y la constitucién interior del indi- viduo sicoffsico. La filosoffa intenta explicitar con el término empatfa el esfuerzo de la persona huma- na. A ese proceso pertenecen esencialmente el ‘Yo’ (sujeto) y el ‘Ta’ exterior (objeto) y ambos se comu- nican en una suerte de unidad de vivencia. El ni- cleo de su investigacién se centra en el andlisis del fen6émeno de la existencia de esos sujetos ajenos a la propia persona y en el acto fundante que posibi- lita la percepcién de una existencia personal dis- tinta a la propia. La empatfa se define, segtin esto, como la «participacién afectiva y por lo comin emotiva de un sujeto humano en una realidad aje- na al mismo sujeto»®. Después del tratamiento ex- haustivo de este tema Edith Stein se abocé a la aplicacién del método fenomenolégico a cuestiones 2 Stein, Edith: «Zum Problem der Einftihlung» (Disserta- tions arbeit) Halle 1917. Nachdruck mit einer Hinfiihrung von Johannes B. Lotz. Miinchen 1980. 3 Cfr. Ferrater Mora, José: Diccionario de filosoffa - «En- dopatfa», Madrid 1982. Pag. 928. -10- de sicologia y filosofia social colaborando activa- mente con el «Anuario de filosoffa e investigaciones fenomenolégicas»*. En este 6rgano de expresion de la escuela filoséfica fundada por Husserl publicé tres trabajos muy importantes de cardcter también estrictamente fenomenoldégico. Dos de ellos son «Aportes a la fundamentacién filoséfica de la sicolo- gia y de las ciencias del espfritu»*: ‘Causalidad psi- quica” e ‘Individuo y Comunidad”. En ellos intenta una interpretacién fenomenolégica de los conceptos mencionados y la investigacién de las condiciones de posibilidad de la apertura del sujeto individual- personal a la vida en comunidad. El tercer trabajo publicado en el Anuario, «Una investigacién sobre el estado»* tiene cardcter filosdfico-social e intenta sentar las bases sobre las cuales ha de apoyarse la constitucién de una comunidad estatal. Esta obra es la resolucién socio-politica de la distincién hecha anteriormente entre el cardcter individual y social que le corresponde a toda persona humana. * «Jahrbuch fiir Philosophie und phanomenologische Fors- chung». * Stein, Edith: «Beitrage zur Begriindung der Psychologie und der Geisteswissenschaften». Publicados por primera vez en el «Jahrbuch fiir Philosophie und Phanomenologis- che Forschung» Band V, 1922 y Band VII, 1925. * Stein, Edith: «Psychische Kausalitat» en: «Jahrbuch...» Band V, 1922. Pag. 2-116. * Stein Edith: «Individuum und Gemeinschaft» en: «Jahr- buch...» Band V, 1922. Pag. 116-283. * Stein, Edith: «Eine Untersuchung iiber den Staat» en: «Jahrbuch...» Band VII, 1925. Pag. 1-123. -l1l- Después de haberse separado de su maestro Husserl y ante la necesidad interior de seguir ejer- ciendo la docencia, que le era negada en la univer- sidad, fue a vivir, sin hacerse religiosa, en el con- vento de las dominicas de Espira donde permanecié casi diez afios. Su permanencia en ese convento estuvo signada por-una serie casi ininte- rrumpida de conferencias y publicaciones, cuyos temas principales fueron: la mujer (Fundamentos de la educacién de la mujer - «Grundlagen der Frauenbildung»; El «ethos» de la profesién feme- nina - «Das Ethos der Frauenberufe»), la educa- cion (sobre la idea de la educacién - «Zur Idee der Bildung»); y la pedagogfa (Los tipos de la sicolo- gia y su importancia para la pedagogfa).’ Paralelamente, sin embargo, conocié y comen- 26 a interesarse por la obra y el pensamiento de Santo Tomas de Aquino. El primer resultado de estos estudios fue un andlisis comparativo y de los puntos de convergencia y divergencia entre «La fenomenologfa de Husserl y la filosoffa de Santo Tomés de Aquino»' Pocos afios después, presen- t6 al mundo filoséfico aleman una traduccién de las «Quaestiones Disputatae de Veritate» de Ss. ” Todos estos trabajos, publicados originalmente en diver- sas revistas y periédicos, han sido reunidos en el tomo Vv de sus obras completas. Edith Steins Werke: «Die Frau. Thre Aufgabe nach Natur und Gnade». Nauwelaerts Lou- vain/Herder Freiburg, 1959. " Stein, Edith: «Husserls Phinomenologie und die Philo- sophie des hl. Thomas von Aquin» en: «Jahrbuch. . .» Er- gdnzungsband 1929. Husserls Festschrift. Pag. 318-338. -12- Tomés"', obra tinica en su género, que da a conocer la doctrina del Doctor Angélico con un lenguaje y desde un punto de vista fenomenolégicos. La obra principal de este perfodo —y de todo su quehacer fi- loséfico— es un trabajo concebido originalmente como tesis de habilitacién docente: «El ser finito y eterno. Ensayo de acceso al sentido del ser”, que se publicé recién en 1950, ocho afios después de su muerte. En el prélogo de esta obra escribe, ha- blando de sf misma, que la autora se vio obligada a comenzar un camino totalmente nuevo a la edad en que otros empiezan a llamarse maestros (en esa época ella tenfa casi 40 afios) y agrega que después de una actividad filoséfica muy fructffera junto al gran maestro Husserl se encontraba actualmente ocupada en llevar hasta sus tiltimas consecuencias el hecho de haber encontrado el camino de la fe en Cristo. La senda filoséfica de Edith Stein no habria de concluir, sin embargo, en las fronteras de la feno- menologia. Estaba absolutamente convencida de que la bisqueda de la verdad, en la que se consti- tuye toda filosoffa, no puede ni debe ser constrefii- da por los limites argumentales de un sistema filo- séfico particular. La filosoffa auténtica es «la "Stein, Edith: «Des Hl. Thomas von Aquin Untersuchun- gen iiber die Wahrheit». Band 1-2 con un prélogo de Mar- tin Grabmann. Breslau (Otto Borgmeyer) 1932. Dazu ein Lateinisch-Deutsches Worterverzeichnis. Breslau 1934. ” Stein Edith: «Endliches und ewiges Sein. Versuch eines Aufstiegs zum Sinn des Seins». Nauwelaerts Louvain/Her- der Freiburg, 1950. (EES). -13- btisqueda siempre inquieta del espfritu humano del ser verdadero". Esa filosoffa que no esté ata- da a épocas 0 contextos geograficos la llama Edith Stein, en una nueva interpretacién del concepto, «philosophia perennis». Esta «philosophia», dice ella en su artfculo sobre Sto. Tomas y Husserl, quiere significar «...el espfritu del auténtico filo- sofar, que vive en cada filésofo verdadero, es decir, en cada uno de aquellos que sienten la irresistible necesidad interior de rastrear el ‘logos’ o la ‘ratio’ (segtin la traduccién de Sto. Tomas) de este mun- do. El filésofo nato trae consigo ese espfritu al mundo a modo de potencia, para decirlo en len- guaje tomista. Esa potencia se actualiza cuando el espfritu se encuentra con un filésofo maduro, con un ‘Maestro’. Y de esa manera se toman de la ma- no todos los filésofos auténticos por encima de las fronteras del espacio y del tiempo. Asf fueron Pla- ton, Aristételes y S. Agustin los maestros de Sto. Tomas y a él no le fue posible filosofar de otra ma- nera que no fuera en constante referencia y con- frontacién con ellos»."* La principal obra filos6fica steiniana naci6 pre- cisamente de la necesidad de reunir a estos gran- des filésofos por encima del abismo de los siglos. Edith Stein habfa nacido a la filosofia con Husserl y su lenguaje filoséfico «materno» era la fenome- nologia. Cuando en los afios treinta descubri6, sin embargo, la filosoffa medieval, especialmente a " EES. pag. 484. “ Cfr. en el presente libro pag. 105. -14- Sto. Tom4s, empez6 a transitar nuevos caminos. «La filosofia medieval que esta renaciendo y la nueva filosoffa nacida en el siglo XX jpueden en- contrarse en el mismo cauce de la ‘philosophia pe- rennis’? Todavia hablan lenguas diferentes y es ne- cesario encontrar el lenguaje en el que puedan comprenderse».'* Edith Stein intenta mostrar en «El ser finito y eterno» que el fundamento de la fi- losoffa, a saber, la cuestién del ser, no puede ser agotada en su sentido tltimo sélo por la filosofia. La pregunta por el ser se desarrolla, segtin ella, en la tensién existente entre la ciencia y la fe. La res- puesta de la fe y la respuesta de la filosoffa son esencialmente diversas y se complementan de tal manera, que no se puede excluir ninguna, si se pre- tende acceder con éxito a la cuesti6n del «sentido del ser». Esta comunicacién {intima entre el pensar y el creer tuvo para Edith Stein no sélo un cardcter teo- rético, sino también existencial. Con su filosofar y su vida nos muestra que es posible acceder por el pen- samiento a la fe y que hay personas en las que la fi- losoffa y la vida personal en la fe no se contradicen. Edith Stein alcanzé la cumbre de la conjuncién en- tre la fe y la ciencia en la mfstica. En su ultima obra teolégico-mistica «La ciencia de la cruz»'® se sigue reconociendo con toda claridad a la filésofa, 0 mds precisamente, a la fenomendéloga, aun cuando su 8 EES. pag. 7. ‘ Stein, Edith: « Kreuzeswissenschaft. Studie iiber Johannes a Cruce». Nauwelaerts Louvain/Herder Freiburg, 1950. -15- concepto de ciencia se ha modificado esencialmen- te. La ciencia moderna —y hasta quiz4s la misma teologfa— no puede reflejarse en esa ciencia, que dejé de ser ciencia en el sentido de una teorfa pu- ra. La nueva «ciencia de la cruz» va también en busca de la verdad, pero de una Verdad personal que sale al encuentro del hombre existencialmen- te. La filosoffa se convierte as{ en una opcién exis- tencial que se realiza en la aceptaci6n de una ver- dad viviente y ésta es una perfeccién concedida a muy pocos pensadores. -16- CATALOGO Y DESCRIPCION DE LOS ARCHIVOS QUE GUARDAN Y PUBLICAN LAS OBRAS pe EpItH STEIN El «Archivum Carmelitanum Edith Stein» de Bruselas El 31 de diciembre de 1938, dia en que Edith Stein tuvo que huir a Holanda a causa de la perse- cucién antijudfa del Nacional socialismo, llevé consigo desde el Carmelo de Colonia una serie de libros, manuscritos y trabajos inconclusos con la intenci6n de continuar allf, en la medida de lo po- sible, con sus estudios e investigaciones. En Colo- nia habria de quedar casi toda su biblioteca y algu- nos manuscritos que no la ocupaban en ese momento. A los manuscritos que Edith Stein habfa Hevado a Echt habrfa de sumarse todo lo que ella alcanz6 a escribir hasta el dfa mismo de su depor- taci6n a Auschwitz. El 6 de enero de 1945, dos afios y medio después de su muerte, las hermanas carmelitas de Echt se vieron obligadas a trasladar- se a un pequefio convento en Herkenbosch donde algunos dias mds tarde pudieron trasladar parte de sus posesiones y, en dos grandes sacos. los escritos de Edith Stein. Poco tiempo después tuvieron que continuar su huida y los manuscritos de Edith -17- Stein quedaron abandonados en el sétano del con- vento. La empresa de rescate de esos manuscritos se realiz6 gracias a la iniciativa y a la valiente ac- cién del entonces prior de los carmelitas descal- zos de Geelen, P. Avertanus y del director del «Husserls-Archiv» de la Universidad de Lovaina P. Hermann van Breda OFM. En marzo de 1945 se hicieron a la btisqueda de los manuscritos y via- jaron a Herkenbosch para rescatar de entre los es- combros del convento cientos de hojas manuscri- tas de Edith Stein, salvandolas asf de la total destrucci6n. El P. Avertanus encomendé luego al P. Romaeus Leuven OCD dedicarse al estudio del pensamiento steiniano y a la reconstitucién de sus obras. El primer destino de los manuscritos de Edith Stein fue el «Husserls-Archiv» anexo al «Institut Superieur de Philosophie» de la Universidad de Lovaina. Allf se realizaron, gracias a la labor de la doctora Lucy Gelber, los primeros trabajos de reco- pilaci6n, reconstrucci6n, orden y catalogacién de los manuscritos steinianos. Una vez realizado este trabajo el P. Romaeus Leuven fue llamado a Roma y nombrado «Censor» de los escritos steinianos y se le encomend6 la publicacién de sus obras. A partir de ese momento el «Archivum Carmelitanum Edith Stein» comenzé a funcionar como una enti- dad independiente con sede definitiva primero en Lovaina y luego en Bruselas. La labor principal del mencionado archivo consiste en la administracién general de los manuscritos steinianos allf deposita- dos y en su cuidada publicacién. -18- La sede del archivo se encuentra en: Bd. Saint Lazare 11, 1210-Bruselas, Bélgica. El «Edith-Stein-Archiv» de las Carmelitas de Colonia En una carta fechada el 3 de enero de 1939, cuenta Edith Stein que en su huida a Holanda tuvo la dicha y la gracia de contemplar con sus propios ojos la Iglesia «Marfa Reina de la Paz» adonde ha- bria de trasladarse la comunidad carmelita y don- de ella tom6 el habito e hizo profesién. En ese con- vento se encuentran actualmente las carmelitas de Colonia y el «Edith-SteinArchiv», que guarda otra parte de los valiosos manuscritos de la filésofa y mistica carmelita. Edith Stein ingres6 en la comunidad de Colonia el 14 de octubre de 1933 Ilevando consigo una cuantiosa biblioteca y una serie de trabajos que te- nia en preparaci6n. Entre ellos los borradores de su principal obra filos6fica «Endliches und ewiges Sein. Versuch eines Aufstiegs zum Sinn des Seins» («El ser finito y eterno. Ensayo de acceso al senti- do del ser»). Llegado el momento de su partida a Echt, Holanda, se planteé el problema del destino que habrian de tener sus libros y escritos y el de la seleccién de los que podria llevar consigo y los que habrian de quedar en el Carmelo. No sabemos con exactitud cémo se realiz6 esa distribucién y qué es lo que puede haberse perdido durante la guerra, lo cierto es que una serie de manuscritos quedaron en -19- la biblioteca del convento adems de otros que ella habfa obsequiado fraternalmente a sus hermanas. Después que la Madre Teresa Renata del Espfri- tu Santo escribié la primera biografia de Edith Stein, aparecieron otros escritos dispersos y en Co- lonia se fue conformando lentamente un archivo con todo el material recopilado. Actualmente es el ar- chivo més completo donde se pueden encontrar to- das las obras de Edith Stein, sus manuscritos, yaen forma original, ya fotocopiados y también todas las obras, revistas y articulos que tienen que ver con la vida y los escritos steinianos. El archivo conventual de las Dominicas de Sta. Magdalena en Espira Hacia la Pascua de 1923 recibié Edith Stein un puesto fijo de profesora de aleman en el Liceo de las hermanas dominicas de Santa Magdalena en Espira. Los casi diez afios que ella vivid en ese convento le proporcionaron una gran confianza y una relaci6n muy intima con diversas hermanas de la citada comunidad. En el transcurso de esos afios Edith Stein se dedicé a dictar numerosas conferen- cias sobre la mujer y sobre temas pedagégicos. Co- mo documento de esas actividades y de su trabajo en el Liceo quedaron en el convento numerosos manuscritos y originales mecanografiados que to- davia se conservan en el archivo conventual. Los trabajos de mayor envergadura que quedaron en manos de las dominicas son el manuscrito original ~ 20- de la traduccién alemana de las cuestiones dispu- tadas sobre «De Veritate» de Santo Tomas de Aqui- no y una reflexion sobre «E] misterio de la Noche- buena». El archivo est4 compuesto, ademas de este valioso documento, de numerosas dedicatorias, breves traducciones de himnos y textos littirgicos, y de una cantidad considerable de cartas que Edith Stein escribié a las hermanas de Santa Magdalena. El archivo del convento carmelita de Echt, Holanda En el testamento que Edith Stein escribié en ju- nio de 1939 podemos leer: «Los libros que traje con- migo, en tanto que no sean puramente cientfficos y de poca utilidad para las hermanas, prefiero dejarlos naturalmente al convento. Los libros de cardcter cientffico seran recibidos seguramente con mucho aprecio por nuestros padres carmelitas, los trapenses o los jesuitas. Ruego también que se revisen mis ma- nuscritos y segtin un criterio recto sean destruidos, integrados a la biblioteca o regalados como recuerdo. La historia de mi familia ruego que no sea publicada mientras viva todavia alguno de mis hermanos y pido también encarecidamente que no les sea entregada a ellos. Solamente Rosa podria tener acceso a ella y, después de la muerte de mis otros hermanos, sus hi- jos. Sobre su publicacién puede decidir directamen- te la Orden. Tengo también dos manuscritos de unos amigos extranjeros. Si no los han recogido antes de mi muerte rogaria que les fueran entregados a sus -21- Tespectivos duefios, juntamente con algtin pequefio recuerdo de mis propios manuscritos... Si mi libro so- bre ‘El ser finito y eterno’ no hubiere sido publicado antes de mi muerte, pido a nuestro reverendo P. Pro- vincial se ocupe generosamente del término de la im- presién y de su publicacién». Con toda precisién detall6é Edith Stein el destino de sus «posesiones» en el carmelo de Echt. Casi to- do ese material se encuentra actualmente en el « Ar- chivum Carmelitanum Edith Stein». En poder del carmelo de Echt, que fue cerrado en al afio 1986, quedaron unos pocos fragmentos, las tiltimas cartas y esquelas de Edith Stein y un ntimero reducido de traducciones. Un documento importante es quizds el testamento de Edith Stein que se encuentra alli y que he citado parcialmente en este apartado. Aparte de las numerosas cartas (aproximada- mente 500) de Edith Stein que se conocen y que se encuentran distribuidas por diversos archivos o en posesién de privados, hay manuscritos suyos en los archivos de las universidades de Munich, Friburgo de Brisgovia y Lovaina. En este tiltimo caso se tra- ta de los comentarios y las transcripciones de las obras de Husserl, que, como es sabido, acostum- braba a escribir en estenografia. -22- LAS OBRAS CONTENIDAS EN ESTE VOLUMEN os criterios para agrupar las obras de Edith Stein en distintos voltimenes podrfan haber si- do diversos, en tanto su vida y sus obras ofrecen distintos puntos de acceso para su estudio y pro- fundizacién. Hemos dejado de lado, en primer lu- gar, el criterio seguido en Alemania para la publi- cacién de las obras completas, que en realidad no tiene un orden definido, sino que responde simple- mente a las necesidades y posibilidades editoria- les. Es asf que se comenz6 por una obra mistica («Kreuzeswissenschaft» —cronolégicamente la dlti- ma) para continuar con su obra filos6fica capital. A éstas le siguieron las traducciones de Sto. Tom4s, el tomo sobre la mujer, la recopilacién de algunas obras filoséficas breves, su autobiograffa, dos to- mos de cartas, una continuacién de su autobiogra- ffa (de la cual Edith Stein no es autora, sino el ya fallecido editor de sus obras, P. Romaeus Leuven OCD) y finalmente la recopilacién de algunos de sus escritos espirituales. Todavia quedan, ademas, muchas obras inéditas cuyo contenido es descono- cido. Hemos dejado también de lado el criterio cro- nolégico, pues éste implicarfa priorizar algunas - 23 - obras cuya originalidad y trascendencia no fue de tanta importancia como la de obras posteriores. Es asf que nos decidimos por una agrupacién temati- ca, que responda a una unidad de contenido, y que permita al lector tener en la mano una unidad de sentido, que penetre en algunos de los ambitos de investigacién y trabajo que ocuparon a Edith Stein a lo largo de su vida. En este libro han sido agrupadas obras de ca- r4cter filos6fico que, comenzando por una exposi- cidn sencilla de lo que es la fenomenologfa, se van adentrando en el «proceso de conversién» que hi- zo Edith Stein en la bisqueda de los cauces comu- nes entre la filosofia de Husserl y el renacimiento que se vivfa en su momento de la filosoffa medieval. Seguidamente se ofrecen sus intervenciones en un congreso de la «Societé Thomiste» y algunas recen- siones de obras que captaron su atencién. El cierre esta dado por unos fragmentos finales de su obra so- bre «El ser finito y eterno» donde profundiza sobre la recta comprensién de la interioridad del alma. 1. {Qué es fenomenologta? Este artfculo fue publicado por primera y Gnica vez en el suplemento educativo de un diario del Pa- latinado'. En él intenta salir al encuentro de opi- ' Stein, Edith: «;Was ist Phinomenologie?» in: Wissens- chaftliche Beilage zur Neuen Pfalzischen Landeszeitung Wissenschaft / Volksbildung, 5. 15 Mai 1924. -24- niones bastante desacertadas acerca de la fenome- nologfa haciendo una pequefia resefia histérica de la escuela fundada por su maestro, ubicandola en el contexto de las corrientes filoséficas contempo- raneas. En un segundo apartado se aboca a la de- terminacion de la peculiaridad de su método cons- ciente de los limites que le presenta la brevedad de un artfculo de diario. Los puntos en los que se ba- sa su exposicién son tres: la objetividad de la con- ciencia, la intuicién y el idealismo. Edith Stein es plenamente consciente del cardcter sencillo y has- ta quizds fragmentario de esta exposicién, por lo que remite al lector interesado a una profundiza- ci6n mayor de la fenomenologfa en las obras capi- tales del maestro: «Investigaciones légicas» e «Ideas para una fenomenologfa pura y una filosoffa fenomenolégica». 2. La significacion de la fenomenologia como concepcidn del mundo Esta obra fue encontrada a la hora de ordenar y catalogar los manuscritos steinianos, algunos afios después de su muerte. Su origen es desconocido y tampoco se conocen las circunstancias inmediatas que llevaron a Edith Stein a escribirla. Los estu- dios grafolégicos y del papel usado hacen suponer que este manuscrito proviene de la época en que trabajaba en el «Instituto Alemén de Pedagogfa Cientffica» en Miinster. alrededor del afio 1932. Dos afirmaciones del texto apoyan firmemente esta -25- teorfa: por un lado, la referencia a la «edad» de la fenomenologia «...quien habla hoy de fenomenolo- gia se refiere a una importante escuela filoséfica de nuestro tiempo, que nacié aproximadamente hace 30 aftos. Hace 10 6 15 afios hubiera dicho sin pen- sarlo dos veces: fundada por Husserl con la publi- caci6n de sus ‘Investigaciones légicas’ cuya prime- ra edicién se remonta a los afios 1900-1901». Por otro lado, en una de sus referencias a Scheler tiene una expresién péstuma de agradecimiento por ha- ber abierto a muchos el camino hacia una auténti- ca fe catélica. Scheler habfa muerto en el afio 1928. Fue publi- cada por primera vez en lengua alemana en el tomo sexto de sus obras completas.’ En este escrito Edith Stein se ocupa primera- mente de hacer algunas precisiones terminolégicas respecto de la fenomenologfa. {Qué se entiende por «Weltanschauung» (concepcién del mundo)? ;Qué se entiende por filosoffa? ;Cudl es la significacién de la fenomenologia como concepcién del mundo? El intento de respuesta a estas problematicas co- mienza con algunas apreciaciones hist6ricas sobre la fenomenologia y una exposicién resumida del método fenomenol6gico propuesto por Husserl. Se- guidamente se centra en los paralelismos y/o diver- gencias existentes entre Husserl y Scheler y entre > «Die weltanschauliche Bedeutung der Phinomenologie», in: Edith Steins Werke, Band VI. «Welt und Person - Bei- trag zum christlichen Wahrheitsstreben». Nauwelaerts Leuven/Herder Freiburg, 1962. S. 1-17. -26- Husserl y Heidegger. En el segundo capitulo apun- ta a determinar la significaci6n material y formal que tiene la fenomenologfa para una concepcién del mundo, atendiendo nuevamente a las propues- tas filos6ficas tanto de Husserl como de Scheler y Heidegger. El] trabajo concluye con una breve re- flexién sobre la concepcién catélica y la concep- cién moderna del mundo. 3. Dos estudios sobre Edmund Husserl A. LA FENOMENOLOGIA TRASCENDENTAL DE HUSSERL El «Archivum Carmelitanum Edith Stein» en Bruselas posee las cinco paginas manuscritas y fir- madas por Edith Stein con este texto, que sin duda alguna es una recension. Los editores de la obra steiniana no encontraron todavia la revista donde este texto habria sido publicado. Por tratarse de una recension de obras de los afios 1930 y 1931 no es improbable datar el texto en el afio 1932, la épo- ca en que Edith Stein trabajaba en Muenster. Aqut se constata ya claramente la evolucién idea- lista de Husserl, que se habfa plasmado por primera vez de modo explicito en sus «Ideas». Las «Medita- ciones cartesianas» representaban un paso adelante en esa lfnea y eran complementadas por la obra tam- bién citada al comienzo del texto de Eugen Fink. * «Husserls transzendentale Phiinomenologie», in: Edith Steins Werke, Band VI. S. 33-35. -27- Resulta interesante el cuestionamiento final sobre la posibilidad y necesidad de confrontacién de esta nueva orientaci6n de la fenomenologia trascendental con la filosoffa tomista. La pregunta queda abierta y sera tratada por Edith Stein en obras posteriores. B. EDMUND HUSSERL: LA CRISIS DE LAS CIENCIAS EUROPEAS Y LA FENOMENOLOGIA TRASCENDENTAL La obra de Husserl pensada como una «Intro- duccién a la filosofia fenomenolégica» habia sido publicada en el tomo primero de la revista «Philo- sophia» de Belgrado en el afio 1936 (Pag. 77-176). La «Revue Thomiste» habia pedido a Edith Stein una recension de esta obra que ella redacté origi- nalmente en alemén. La direcci6n de la revista se encarg6 de su traduccion y fue publicada en el né- mero de Julio-Septiembre del afio 1937. Existe una carta de la direccién de la revista fe- chada el 26 de mayo de 1937 con la cual le remiten la traduccién francesa para que sea revisada y corre- gida por ella (de lo que se deduce que entendfa muy bien el francés). Al final de esta carta se hace una referencia, también muy interesante. al «nombre» de Edith Stein, que para esa época ya se encontraba en el Carmelo. Ella querfa firmar la recension con su nombre de religién: Teresa Benedicta de la Cruz y los directores de la revista le piden: «Je vous sarais encore bien reconaissant si vous consentiez a signer ces recensions du nom d’Edith Stein, qui est deja connu et qui sera moins depaysant que votre nom de -— 28 - religion pour des lecteurs profanes». Finalmente se decidié a firmar con ambos nombres. La primera pu- blicaci6n del texto original aleman se hizo en su co- leccién de obras completas recién en el afio 1962.* La traduccién de estas dos recensiones fue hecha por el prof. Pablo Echeberre. 4. La fenomenologia de Husserl y la filosofta de Sto. Tomds de Aquino Cuando se acercaba la celebracién del 70 cum- pleafios de Edmund Husserl sus discfpulos se abo- caron a la tarea de publicar algunos trabajos en ho- menaje al gran Maestro. Entre los temas propuestos, Edith Stein asumié el de la confrontacién entre la fenomenologia de Husserl y la filosoffa del insigne maestro medieval Sto. Tomas de Aquino. El resul- tado de este trabajo es el articulo que aqui presen- tamos y que se publicé por vez primera en un tomo complementario del «Anuario de filosoffa e inves- tigacién fenomenolégica».’ Edith Stein es cons- ciente del cardcter fragmentario que tiene un in- tento de ese tipo, pues una verdadera confrontacién ‘ «Edmund Husserl, Die Krisis der europiiischen Wissens- chaften und die transzendentale Phiinomenologie», in: Edith Steins Werke. Band VI. S. 35-38. 5 Stein, Edith: «Husserls Phinomenologie und die Philo- sophie des hl. Thomas von Aquin» in: «Jahrbuch fiir Phi- losophie und phiénomenologische Forschung», Ergin- zungsband. Festschrift fiir Edmund Husserl zum 70. Geburtstag, 1929. S. 315-338. -29- entre ambos filésofos exigirfa conocimientos muy profundos de los sistemas de ambos pensadores y una extensién mucho més amplia que la que le pro- porcionaba esa publicacién de homenaje. Ella mis- ma no se considera capaz de realizar, en ese mo- mento, un estudio definitivo del tema, por no contar con todos los elementos necesarios para la realizaci6n de tan magna tarea. De todas maneras se decide a mostrar algunas lfneas esenciales de confluencia y divergencia entre ambos filésofos. Su trabajo terminé siendo muy valioso a la hora de evaluar el alcance de la posibilidad de didlogo en- tre la fenomenologia y la filosoffa de Sto. Tomas. Después de una introduccién sobre «la filosofia como ciencia estricta», Edith Stein desarrolla cinco pautas de comparacién entre ambos filésofos: -La distincién entre raz6n natural y sobrenatural (cien- cia y fe); -Entre filosofia critica y dogmatica; -Entre una filosoffa teocéntrica y otra egocéntrica; -La dis- tincién fenomenolégica entre ontologia y metafisica y, finalmente la distinci6n entre la «intuicién feno- menolégica y el método escolastico». 5. Intervenciones en las « Journées d’Etudes de la Societé Thomiste» En este apartado se reproducen las intervencio- nes que tuvo Edith Stein en las «Journées d’Etudes de la Societé Thomiste». Estas se realizaron en Ju- visy, el 12 de septiembre de 1932. El tema de es- tas jornadas de estudios fue «La Fenomenologfa» y -30- Edith Stein particip6 de ellas como representante alemana, especialista en el tema propuesto. En el mismo afio, «Les Editions du Cerf» publicaron al- gunas de las ponencias y parte de la discusién se- guida a éstas. Las intervenciones de Edith Stein (hechas originalmente en alem4n) fueron traduci- das al francés y publicadas junto con el texto ale- mén en un apéndice. En esta traduccién sus inter- venciones han sido introducidas por una breve explicaci6n del tema y de la pregunta que las pre- cedié. En todos los casos se nota el conocimiento profundo que Edith Stein tiene de los temas relati- vos a la fenomenologia y la capacidad de expresar concisa y claramente las precisiones necesarias. E] texto completo de las ponencias e intervenciones se puede encontrar en: «La Phenomenologie», «Journées d’Etudes de la Societé Thomiste». Ju- visy, 12 de septiembre 1932. Paris (Les Editions du Cerf), 1932. La traduccién de estas intervenciones fue hecha por el Prof. Pablo Echeberre, a partir del texto aleman original. 6. La estructura Ontica de la persona y su problemdtica gnoseoldgica® Todavia no ha podido ser aclarado definitiva- mente el origen de este manuscrito y la ocasién pa- © «Die ontische Struktur der Person und Ihre erkenntnist- heoretische Problematik», in: Edith Steins Werke. Band VI. S. 138-197. ~31- ra la cual fue escrito. Lo cierto es que, hasta el afio 1951, estuvo en manos del Dr. Hermann Schweit- zer que lo habfa recibido personalmente de la au- tora. El motivo y la fecha de esta entrega son des- conocidos. Lo tnico que se puede constatar es que sucedié antes de 1938. El Dr. Schweitzer y su es- posa, que en un comienzo pensaban en una publi- caci6n privada en conjunto con el carmelo de Co- lonia, pusieron a disposicién del «Archivum Carmelitanum Edith Stein» en el afio 1950 este manuscrito y una copia mecanografiada. Por mu- chos afios se pens6 que se trataba de un fragmento de las clases que Edith Stein dicté en Muenster en los afios 1932-1933, y asi lo atestiguaban Hedwig Conrad-Martius en el libro que publicé con las car- tas de Edith Stein dirigidas a ella, y la primera bié- grafa de la beata, la Madre Teresa Renata del Es- pfritu Santo. Pero esto no parece ser un dato auténtico, pues el «Archivum» (al que lamentable- mente sélo tiene acceso su administradora) parece poseer el manuscrito completo de esas clases y am- bos no se corresponden. Mas bien parece tener re- laci6n con algunos complejos argumentales de «E] ser finito y eterno» y con la obra que preparé a és- ta y que todavfa no ha sido publicada: «Acto y po- tencia». Afios mas tarde se encontraron en el ar- chivo algunas hojas sueltas donde Edith Stein habia hecho una especie de {ndice analftico de es- ta obra. Lamentablemente este descubrimiento no arrojé ninguna luz sobre el origen y motivo del ma- nuscrito. -32- 7. La doctrina de la abstraccién en Sto. Tomds de Aquino A lo largo de toda su labor intelectual Edith Stein nunca dejé de seguir muy de cerca la evolu- cién del pensamiento filoséfico en sus més diversas orientaciones. Es asi como no cesaba de procurar- se bibliograffa actualizada para profundizar en los temas que trataban. Muchas veces, como en este caso, resumfa sus apreciaciones en breves recen- siones que, sin dejar de ser objetivas, manifestaban en ella un espfritu profundamente critico y conoce- dor de las teméticas investigadas. Esta breve re- censién de una tesis doctoral del mismo titulo fue publicada por primera y tnica vez en lengua ale- mana en el «Anuario de Filosofia de la Sociedad Goerres».’ 8. Metafisica de la comunidad En los comienzos de su labor intelectual Edith Stein habfa incursionado por los campos de inves- tigacién de la filosoffa social, pero muy pronto des- cubrié que no tenfa la preparacién necesaria ni ap- titudes para ello. Otros fenomendlogos asumieron esos dmbitos partiendo fundamentalmente de la 7 Stein, Edith: «Die Abstraktionslehre des hl. Thomas von Aquin». Von Dr. L. M. Habermehl. Speyer a. Rh., 1933. Recensién en: «Philosophisches Jahrbuch der Goerres- Gesselschaft», 46. Fulda 1933. S. 502-503. -~33- ética. La relacién entre estos discfpulos de Husserl fue siempre muy estrecha y en la medida de sus po- sibilidades cotejaban los resultados de sus trabajos de investigacién. La relacién més intima la desa- rrollé Edith Stein con su amiga personal y madrina de bautismo Edwig Conrad Martius. No obstante ello, mantuvo una relacién muy fluida con otros fe- nomenélogos como Adolf Reinach (hasta su muer- te prematura en 1914), Theodor Lipps, Roman In- garden, Hoffmann y otros. Entre los mas descollantes se encontraba también Dietrich von Hildebrand, cu- ya obra sobre «La metafisica de la comunidad» co- menta aqui detalladamente. Esta obra habfa sido pu- blicada en Augsburgo en 1930 y dos afios mds tarde aparece esta recensi6n de Edith Stein en la revista de la «Sociedad de maestras catélicas alemanas» y de la «Asociaci6n catélica de fildlogas alemanas».* E] andlisis de Edith Stein caracteriza a esta obra como un intento de bosquejar un compendio onto- légico de la filosofia con la proposicién de toda una disciplina filos6fica. Sigue paso a paso la evolucién del libro de von Hildebrand y, sin dejar de ser cor- dialmente critica, resalta los valores que este nue- vo intento puede tener para el desarrollo del pen- sar filos6fico. Esta recensién no ha sido reeditada * Stein, Edith: «Metaphysik der Gemeinschaft» in: «Mad- chenbildung auf christlicher Grundlage» Organ der Ab- teilung fiir hoheres Midchenbildung des Vereins kath. deutscher Lehrerinnen und des Verbandes kath. deutscher Philologinen. 24. Hefi, 28 Jahrgang. Dezember 1932. S. 689-695. -34- en aleman y se presenta, como todas las obras de este libro, por primera vez en lengua castellana. 9. Experiencia de la naturaleza y conciencia de la realidad Edith Stein colabor6 durante un tiempo con re- censiones en los «Kantstudien» («Estudios kantia- nos»). Una de esas recensiones es el texto que aqui presentamos y que comenta la tesis doctoral de Gertrud Kuznitzky publicada en Breslau en el afio 1919. Los muchos tonos intermedios hacen pensar que Edith Stein no estaba muy de acuerdo con la propuesta de la autora. Apenas tres afios después de su propio doctorado, se refiere a la nueva docto- ra como «una principiante que quiere abrirse ca- mino en la filosoffa». La descripcién de los conte- nidos es bastante objetiva, la critica, sin embargo, a veces demoledora. Esta situacién es digna de re- saltar, pues Edith Stein, en la medida en que iba alcanzando una mayor madurez intelectual y perso- nal, fue asumiendo actitudes mas tolerantes y com- prensivas. aunque no menos criticas. ” Stein, Edith: «Kutznizky, Gertrud - Naturerlebnis und Wirklichkeitsbewusstsein». Breslau 1919. Recension en: «Kantstudien» 24/4, 1920. S. 402-405. -35- 10. Sobre la interioridad del alma Hemos querido concluir este volumen con unos fragmentos sobre la interioridad del alma. La deci- sién fue dificil, pues la intenci6n era presentar tex- tos completos y de cardcter estrictamente filoséfico. Este capftulo es sélo parcialmente una excepcién, pues tiene en sf mismo una coherencia propia y plantea una temdtica que para Edith Stein es preci- samente el punto culminante de la filosoffa. De he- cho estos textos estén contenidos al final de su obra filos6fica capital sobre «El ser finito y eterno» y re- presenta una suerte de s{ntesis de toda ella." La tra- duccién es del Prof. Emilio Komar. Dr. ANDRES BEJAS " Stein, Edith: «Endliches und ewiges Sein. Versuch eines Aufstiegs zum Sinn des Seins». Nauwelaerts Louvain/Her- der Freiburg, 1950. Pag. 400-408. — 36- | Que Es FENOMENOLOGIA? éQué es Fenomenologia? En las columnas de este diario se han publica- do diversos articulos sobre la fenomenologfa y los fenomenélogos y yo deseo agregar también unos pensamientos sobre el tema. Hace poco lef, por ejemplo, que Husserl era caracterizado como un neokantiano en la linea de Rickert, con el cual no tiene mas en comtin que el hecho de ser su sucesor en la catedra de filosofia de Freiburg (lo que ya sig- nificé en la vida filosdfica de esta universidad, una verdadera revoluci6n). Me parece que es necesario hacer algunos aportes aclaratorios. Comencemos por los origenes de la escuela fe- nomenoldgica. Su fundador fue Edmund Husserl. Esta es una verdad ineludible aun cuando muy pronto se desmembraron de la fenomenologia ideas paralelas que, si bien estaban fuertemente influen- ciadas por Husserl, respondian a intereses y fuer- -39- zas motoras diversas. Max Scheler, por ejemplo, reunié a su alrededor un grupo propio que obtuvo mas reconocimiento y difusién que la obra del cientifico estricto, que era Husserl. Querer encuadrar a Husserl en los esquemas de las escuelas filos6ficas tradicionales es un esfuerzo vano. La filosoffa de nuestro tiempo se divide en dos grandes grupos: por un lado encontramos la filosoffa catélica que continta con la tradicién es- coldstica y sobre todo con Sto. Tomas; y la filosofia que insistentemente se autodenomina «moderna», que nace en el renacimiento, alcanza su punto cul- minante en Kant y que hoy se encuentra dispersa en una serie de interpretaciones y prolongaciones de la doctrina kantiana. Hasta hace pocos afios esos dos grupos no se ocuparon el uno del otro. Los no catélicos acostumbraban no estudiar la filosofia escolastica y los catélicos no conocfan a Kant. Re- cién en los tltimos afios se abrié camino la con- ciencia de que una doble conduccién de las cues- tiones filoséficas no tiene futuro. En los circulos no catélicos no hubo nadie que haya aportado més pa- ra la preparacion de esta nueva conciencia sin ha- bérselo propuesto como objetivo— que Husserl. El mismo no crecié en ninguna de las tenden- cias. Husserl era matematico, trabajaba como asis- tente de Weierstass en Berlin y, como fiel discfpu- lo de la ms estricta de las ciencias, participaba de una suerte de menosprecio por la filosoffa, que no le parecia ser propiamente ciencia. Esto cambié ra- dicalmente cuando, después de su promocién, asis- tid a las clases de Franz Brentano en Viena. Allf ~40- percibié el espfritu de la actividad cientffica estric- ta y se sintié movido a estrechar sus vinculos con la filosoffa. Se hizo discfpulo de Brentano y aunque éste andaba por sus propios caminos no se puede negar que su pensamiento estaba signado por el es- pfritu de la escol4stica. Aqui se muestran algunas Ifmeas comunicantes entre la «philosophia peren- nis» y la rama mds moderna y, segtin parece, total- mente original de la filosoffa. Sin duda alguna, sin embargo, con esto se hace referencia sélo al espfri- tu de filosofar pues Husserl no tomé de la escol4s- tica ninguna doctrina determinada. Cuando comen- 26 a filosofar en forma independiente no se dejé conducir por ningtin escrito precedente, sino por las cuestiones mismas. Al comienzo le interesaron los conceptos fundamentales de la ciencia con la cual se habfa ocupado hasta ese momento, esto es, clarificacién filoséfica de las matematicas: su pri- mera obra fue «La filosoffa de la aritmética». Des- de allf continué su camino, segtin la contextualiza- cién objetiva de los problemas, hacia los fundamentos de la légica. Y asf surgié en la déca- da siguiente la gran obra que dio a Husserl fama internacional: las «Investigaciones légicas» («Lo- gische Untersuchungen». Halle, 1901). Aquf apli- c6 intencionalmente un método propio y totalmen- te nuevo que caracteriz6 como «fenomenolégico». La exposici6n sistemdtica de este método se reali- z6 mucho més tarde en su obra: «Ideas para una fe- nomenologfa pura y una filosoffa fenomenoldgica» («Ideen zu einer reinen Phinomenologie und pha- nomenologischen Philosophie». Halle, 1913). En -41- el tiempo que medié6 entre la aparicién de ambas obras, Husserl se trasladé de Halle, donde é1 habfa vivido hasta ese momento como docente privado, a Gotinga. Allf se reunié en torno suyo un circulo de discfpulos del cual muy pronto surgié una serie de valiosos colaboradores. Para la publicacién de los aportes de esa escuela y de los investigadores alle- gados (junto a Scheler sobre todo los filésofos de Munich A. Pfander y M. Geiger), se fundé en Fri- burgo el «Anuario de filosofia e investigaciones filo- s6ficas» («Jahrbuch fiir Philosophie und phiinome- nologische Forschung» Niemeyer, Halle) del cual ya aparecieron seis tomos. En 1916 Husserl se trasladé a Friburgo de Brisgovia donde desde el final de la guerra realiz6 una intensiva labor docente. II Hasta aquf la historia de la fenomenologfa. Vea- mos ahora algo sobre la peculiaridad de su método. Antes, sin embargo, una breve acotacién sobre el nombre «fenomenologfa». De por sf es ya causa de muchos problemas pues parece conducir casi nece- sariamente a un malentendido. A los fenomendlogos no les interesan los «fendmenos» en sentido vulgar, esto es, las meras manifestaciones, sino que buscan lo tiltimo fundante, las esencias objetivas. Ese nom- bre, sin embargo, hizo historia en los tltimos veinte afios y no puede dejar de ser tenido en cuenta. En cuanto al método fenomenolégico es imposi- ble dar una visién introductoria completa en el -~42- marco reducido de que aqui disponemos. Quien desee una mayor profundizaci6n tiene que buscar- la por el estudio de las obras fundamentales de la fenomenologia. Ahora quiero subrayar solamente algunos puntos caracteristicos que permitan clari- ficar la relacién de la fenomenologia con las dos corrientes principales de la filosofia que mencioné anteriormente —la escoldstica tradicional y la kan- tiana—. 1. La objetividad de la conciencia El mérito histérico de las «Investigaciones légi- cas» de Husserl (un mérito que reconocieron inclu- so aquellos que no pudieron congraciarse con su método) consiste en haber elaborado con toda pu- reza una idea absoluta de verdad y de la correspon- diente conciencia objetiva, refutando as{ en sus fundamentos todos los relativismos de la filosoffa moderna (el naturalismo, el sicologismo, el histori- cismo, etc.). El espiritu encuentra la verdad yno la produce. Esta, a su vez, es eterna, pues aun cuan- do la naturaleza humana, el organismo, el espfritu de los tiempos y las mismas opiniones de las per- Sonas se modifiquen, la verdad permanece siempre inmutable. Este principio significaba un retorno a las grandes corrientes filoséficas tradicionales y por eso sonaba desde el bando de los adversarios el grito: {Eso es platonismo! iEso es aristotelismo! iEso es una nueva escolAstica! Lo cual, en esos cfr- culos, significaba autométicamente una refutacion. ~A3- Los filésofos serios, sin embargo, saben apreciar la idea de una conciencia objetiva. Incluso los kantia- nos intentan mostrar que esa objetividad les perte- nece y un sicologista no quiere otra cosa que apli- carla a sf mismo. 2. La intuicién Este nuevo método tiene una peculiaridad que no le permite ser catalogado con el nombre de al- guna de las grandes corrientes filos6ficas del pasa- do, aun cuando ese método haya sido practicado por todos los grandes filésofos desde que existe la filosofia en el mundo. La peculiaridad del método fenomenolégico es su carécter intuitivo. Qué sig- nifica esto? La filosoffa, segtin la opinién de los fe- nomenélogos, no es una ciencia deductiva; ella no deriva (como en las mateméticas) sus proposicio- nes de un nticleo determinado de axiomas o prime- ros principios indemostrables en una cadena pro- bativa completa y segtin las leyes de la légica. Las verdades filoséficas son infinitas y, en principio, pueden encontrarse siempre nuevas sin haberlas deducido necesariamente y por un proceso légico de las verdades ya conocidas. Podriamos inclinar- nos, por el contrario, a buscar el modelo probativo en el método de las ciencias naturales que por via indirecta (por el proceso inductivo a partir de la ex- periencia sensible) accede a las verdades mds ge- nerales. Pero tampoco se trata de esto, la filosoffa no es una ciencia inductiva. Induccién y deduccién -~AA- pueden ayudarle a conseguir el material necesario para la investigaci6n 0 a formular sus resultados, pero su instrumento especifico es un proceso «sui generis»; un conocimiento intuitivo de las verdades filos6ficas, que son en s{ mismas evidentes y no se derivan necesariamente de otras. Esa intuicién 0 «contemplacién intelectual» no tiene que ser con- fundida con la intuicién mistica. La intuicién filo- sfica no es una iluminacién sobrenatural sino un medio natural de conocimiento como lo son tam- bién las percepciones sensoriales. La intuicién es el medio especifico de conocimiento de las verda- des ideales asf como la percepcién sensorial es el medio espectfico de conocimiento de los objetos del mundo material. La intuicién filoséfica no se identifica con la intuicién mistica, pero tiene un cierto parentesco con ésta. Es, por decirlo asf, el reflejo de aquella en el 4mbito del conocimiento natural. 3. El idealismo 4C6mo es posible que, a pesar de la diferencia radical entre la filosoffa kantiana y la filosoffa fe- nomenolégica, se encuentren siempre nuevos pun- tos de contacto? Esto tiene su raz6n de ser en el idealismo husserlriano, exceptuando, claro esta, los caracteres comunes que se encuentran en toda filosofia en cuanto que es tal. (El término filoséfico «ldealismo» viene a significar que el mundo de- pende de alguna manera de la conciencia que lo -45- conoce.) Ya en su obra «Jdeas» se encuentra esa frase ominosa: «si borramos la conciencia, borra- mos también el mundo». Esa conviccién idealista fundamental ha ido adquiriendo en el Husserl de los ultimos afios una importancia cada vez mds central. Aquf se puede constatar, en efecto, un acercamiento a Kant y una diferencia radical res- pecto de la filosoffa catélica, para la cual la inde- pendencia entitativa del mundo es incuestionable. Los primeros adversarios de esta concepcién idea- lista salieron de las filas de los discfpulos de Hus- serl en Gotinga, también se le opusieron Scheler y los asf lamados «investigadores de Munich». El mismo Husserl habfa afirmado y acentuado siem- pre que «la fenomenologia ni es ni tiene que caer en un idealismo». Si todavia lo afirma no lo puedo decir, pues hace afios que no tengo la oportunidad de hablar con él. Segin mi opinién el idealismo es una convicci6n metafisica personal y de ninguna manera el resultado de una Investigacién fenome- nolégica. Quien quiera convencerse de que con los instrumentos del método fenomenolégico es posi- ble desarrollar una filosofia con la més estricta ob- Jetividad y con una tendencia fundamental realista puede leer los trabajos de los discfpulos més sobre- salientes de Husserl: Adolf Reinach y Edwig Kon- rad-Martius. Respecto de las obras del mismo Hus- serl, hay que recalear que esa conviccién metafisica idealista aparece muy esporddicamente y no toca los aspectos esenciales de su obra. Sus escritos ademas poseen una importancia que no puede ser atin determinada. Penetrar en su espfritu exige una - 46 - dedicaci6n de afios, pero quien investigue con es- pfritu auténticamente filos6fico una sola de las «in- vestigaciones logicas» o un capitulo de las «Ideas» no podré evitar la impresién de que tiene en sus manos una obra maestra, con la cual comienza una nueva época en la historia de la filosoffa. -47- I LA SIGNIFICACION DE LA FENOMENOLOGIA COMO CONCEPCION DEL MUNDO Introduccién: «Weltanschauung» y filosofia El tema que ahora abordamos presupone que la fenomenologia no es simplemente una concep- cién del mundo («Weltanschauung»), 0 por lo me- nos cuestiona esta afirmaci6n; supone, sin embar- go. que la fenomenologia ejerce una influencia real sobre la concepcién del mundo del fenome- nélogo y quizds también de otras personas. Para estudiar la relacién entre la fenomenologfa y la concepcién del mundo es necesario poner en cla- ro la significacién de cada uno de estos términos. En lo que concierne a la fenomenologia no puede hacerse en pocas palabras, mas bien se puede in- tentar esta tarea en lo que respecta a la concep- cién del mundo. Por «concepcién del mundo» se puede entender una concepcién «global» del mundo: una vista pa- noraémica de todo lo que es, del orden y las relacio- nes sobre las que todo se sustenta y, sobre todo, del puesto del hombre en el mundo, de su origen y su meta. Cada ser humano intelectualmente motivado experimenta la necesidad de una concepcién del ~51- mundo, pero no todos la alcanzan y es mds, no to- dos se preocupan seriamente por alcanzarla. El catélico se encuentra relativamente favoreci- do, pues la doctrina de la fe le proporciona una concepcién del mundo acabada. Pero incluso esa herencia tiene que ser adquirida e internalizada personalmente, para poder entrar recién en pose- sién de ella. De quien realiza este proceso y estruc- tura su propia concepcién del mundo sobre los fun- damentos de la fe se puede decir que tiene una «concepcién religiosa del mundo». Serias dificul- tades tiene quien se encuentra fuera de la Iglesia o quien crecié en ella, pero rechaz6 la posibilidad de apropiarse de su concepcién del mundo y no tiene idea de lo que le ha sido dado como depésito de fe, pues, desde el principio, tiene que procurarse las fuentes de las cuales pueda hacer brotar su propia concepcién del mundo. En las tiltimas décadas, en realidad ya desde la €poca del Iluminismo, la ambicién més grande de los cfrculos de los Hamados «intelectuales» era la de poseer una «concepcién cientffica del mundo». Los que adherfan a ella nunca pusieron del todo claro lo que significa, pues de otra manera se les habria presentado la cuestion de la posibilidad de la existencia de un algo semejante. Si una concep- cién del mundo quiere reinvindicar justamente pa- ra sf el cardcter de la cientificidad, tiene que con- vertirse ella misma en ciencia; provenir de una ciencia o reunir en sf a todas las ciencias. Pero no existe «una» (ciencia), junto a otras, que tenga co- mo cometido investigar la totalidad del universo. -52- Mas bien, es esencial a la ciencia en cuanto tal que se diversifique en ciencias particulares para la in- vestigacién de objetos determinados y que sea més ciencia cuanto més especifico sea su objeto. De es- to se deduce que ninguna ciencia particular puede dar una visién completa del mundo y que la «con- cepcién cientffica del mundo» no puede ser una ciencia, ni tomar de ella su visién del mundo. Si la concepci6n cientffica del mundo, por lo tanto, pre- tende dar una visién acabada del mundo tendra que acudir a todas las ciencias para reunir el ma- terial necesario. Efectivamente, la concepcién del mundo fue en- tendida, en general, de esa manera. O bien cons- truyeron los individuos su propia imagen del mun- do con el material que les proporcionaba el trabajo de investigaci6n personal o la divulgacién popular de los mds diversos 4mbitos cientificos, o bien se confid a la filosofia la tarea de reunir los resultados de las ciencias particulares y construir desde allf una visién del mundo. Hay que decir, sin embargo, que ni de una ni de otra manera se pudo constituir una concepcién del mundo cientifica. Si el espe- cialista en ciencias naturales quiere trasponer los limites de los Ambitos de investigacién que abarca y domina realmente para construirse una concep- cién del mundo «naturalista», intenta con ello construir un edificio imaginario sin un fundamento que lo sustente debidamente. Y aun si se pudieran reunir todos los resultados que ofrece cada ciencia ~y esto en todos los 4mbitos de la investigacién— el producto serfa fragmentario y ese todo, en tanto -53- que no sea ensamblado segiin un esquema preesta- blecido, no es otra cosa que un mosaico de partes dispares. Por eso la filosoffa, que reinvindica para sf el derecho de ser reconocida como ciencia, re- chaz6 enérgicamente esa tarea. La filosoffa secula- rizada y desacoplada de la fe, como se desarrollé de hecho desde el Renacimiento al margen de la Iglesia, tuvo que considerar su tarea en un campo radicalmente diverso (tan pronto como pudo ejerci- tar la autocritica, esto es, tomar conciencia de sus limites y de su cometido propio —después de Kant-), a saber, en la evaluacién de los presupues- tos de las ciencias particulares, para colocarlas asf sobre un fundamento firme, proporciondndole de esa manera el cardcter de ciencia y no en la mera reunion de los resultados cientificos. La filosoffa critica rechaz6 por eso decididamente la idea de suministrar una «concepcién del mundo» y bajo su dominio cay6 este término efectivamente en des- crédito. Segtin este andlisis filosoffa y concepcién del mundo no tendrfan nada en comin, y no se po- dria esperar nada de la fenomenologfa, si quiere constituirse en filosoffa cientifica, a favor de una concepcién del mundo. Pero ésta serfa una conclu- sién apresurada. En principio, seria posible que la filosofia ela- borara segtin sus propios métodos un esquema en el cual pudieran integrarse los resultados de las ciencias particulares. Ademas debemos considerar todavia una segun- da significacién de la «concepcién del mundo». No todos los seres humanos tienen una concepcién -5A4- acabada del mundo, pero cada uno tiene un modo propio de contemplar el mundo, el campesino lo ve de manera distinta que el habitante de la gran ciu- dad, el pragmatico de modo diverso que el teoréti- co, el filésofo desde un punto de vista distinto que el cientifico positivo. La interpretacién que una persona realice de su mundo depende principal- mente del modo y del momento en el que ella pone en actividad sus aptitudes intelectuales y espiri- tuales. Es por eso que la orientacién filoséfica a la que una persona adhiere, no carece totalmente de importancia para su concepcién del mundo. El fi- lésofo medieval, para quien filosofia y teologia es- taban intimamente ligadas, y cuyos 4mbitos res- pectivos de investigaci6n inclufan los objetos de la fe, vefa constantemente en el mundo acontecimien- tos que daban testimonio de las relaciones entre las creaturas y el creador, entre lo condicionado y lo incondicionado. El materialista, que esta convenci- do de que no existe ninguna realidad espiritual, permanece en su concepcién del mundo, atado a las cosas y a los procesos materiales. El filésofo critico, que busca resolver la cuesti6n de si es po- sible el conocimiento en sf o el conocimiento en uno u otro campo del saber, se ve facilmente ence- guecido frente a los hechos que no puede justificar plenamente. Esta influencia del estilo propio del pensar filoséfico sobre una determinada postura frente al mundo no es importante s6lo para el filé- sofo, sino que la filosoffa dominante de un momen- to llega a determinar el «espiritu de una época»; esto es, la manera de pensar y de obrar de aquellos -55- que no son filésofos y que no tienen acceso a las obras de los filésofos creadores de ese espfritu, si- no que son alcanzados por él a través de una repe- tida mediacién de sus efectos, Vamos a proponer la cuestion de la significaci6n de la fenomenologfa como una concepcién del mundo en dos direcciones: 1. {Puede la fenomenologia proporcionar una imagen global del mundo o ayudar a la elaboracion de una imagen tal? 2. De qué manera puede influenciar la fenome- nologfa la concepcion global del mundo y hasta qué punto ha influenciado el espfritu de nuestra época? LT. gQué es Senomenologta? A, APRECIACIONES HISTORICAS Antes que nada hay que poner en claro qué es lo que se entiende por fenomenologia. De ninguna manera podemos abocarnos a todos los significados que fueron atribuidos al término fenomenologfa en los sistemas filoséficos del pasado. Quien habla hoy de fenomenologfa se refiere a una importante corriente filos6fica de nuestro tiempo que naci6é aproximadamente hace 30 afios. Hace 10 6 15 afios hubiera dicho sin pensarlo dos veces: fundada por Edmund Husserl con la publicacién de sus «Inves- tigaciones légicas», cuya primera edici6n se re- ~ 56- monta a los afios 1900-1901. En aquel momento me habrfa bastado con caracterizar la fenomenolo- gia de Husserl. En la actualidad, sin embargo, la situaci6n ha variado notablemente. El nombre de Husserl aparecié muchas veces en cfrculos bastan- te amplios de personas interesadas por la filosoffa pospuesto al de Max Scheler y Martin Heidegger. Estos ultimos se presentaron siempre ante los cfr- culos mencionados y ante los filésofos especializa- dos de una manera mucho més fascinante de lo que podia esperarse del investigador sobrio y riguroso que era Husserl. Si nos atenemos a los hechos puramente histéri- cos, el nombre «fenomenologia» fue elegido por Husserl para el método filoséfico que él mismo ha- bfa elaborado en un arduo y prolongado trabajo y que fue presentado al publico por primera vez de manera ampliamente eficaz con la publicacién de sus «Investigaciones légicas». Durante los afios en los que trabajé en esa obra (los doce afios que vivid y trabajé como docente privado en Halle) tuvo con- tacto asiduo con Max Scheler, que por aquel enton- ces vivia en Jena. Scheler insistié siempre en que no era discfpulo de Husserl, sino que descubri6 por sf mismo el método fenomenolégico y que el en- cuentro con Husserl se habia dado recién en los re- sultados. No cabe duda de que Scheler estaba ho- nestamente convencido de ello, pero quien conoce a ambos apenas si puede dudar sobre quien recae la prioridad. Husserl, de tal manera recogido en sus pensamientos, que no podia liberarse de ellos y apenas si podia ocuparse de hablar de otros temas -57- y menos atin de asimilar ideas de otros autores; y Scheler, cuyo trabajo era en realidad impresionis- ta, que recibfa las «impresiones» mas fuertes y las motivaciones m4s fecundas y las elaboraba de tal manera que ni siquiera se daba cuenta, ni él mis- mo sabfa de dénde le venfan esos pensamientos. El grupo de discfpulos que se reunié en torno a Husserl en Gotinga siendo Husser] profesor en di- cha universidad, recibié también una fuerte in- fluencia de Scheler. Husserl atribuyé en parte a es- ta influencia el hecho de que sus discfpulos de Gotinga no le siguieran en el desarrollo posterior de su filosoffa. En Friburgo (1918) se le acercé Heidegger, que habfa sido formado en otra escuela; fue introducido por el mismo Husserl en el método fenomenolégico y en la actualidad lo domina ma- gistralmente; pero Heidegger se aparté luego de Husserl en cuestiones que para ambos tienen im- portancia capital. En los tltimos afios Heidegger gano mucho en influencia, no sélo entre los circu- los especializados en filosoffa, sino, en general, en los ambientes de espfritus abiertos y receptivos, lo mismo que sucedié con Scheler durante la guerra y la postguerra. Si se quiere hablar hoy de fenomenologia y de su significacién como concepcién del mundo no es posible ignorar a estos dos hombres, aun cuando se tome la decisién de dejar de lado a otros importan- tes investigadores de la corriente fenomenolégica. De esa manera me encuentro ante la irrealizable ta- rea de caracterizar las tres direcciones diversas que se asocian al nombre de fenomenologia. Voy a -58- intentar una salida bosquejando algunas Iineas fundamentales de la fenomenologfa de Husserl in- dicando luego en qué puntos se diferencia de los otros dos autores. B. LA FENOMENOLOGIA DE HUSSERL Muchas veces he hablado del «método» fenome- nolégico. Esto significa que Husserl nunca intent6, como la gran mayorfa de sus antecesores, elaborar un sistema filoséfico, es decir, una estructura argumen- tal que pudiera dar respuesta a cada cuesti6n filos6- fica. Su carrera cientifica no la comenzé como filéso- fo sino como matematico, pero, como filésofo nato que era, no podia trabajar como un matematico «nor- mal» con los conceptos y métodos de esta ciencia, si- no que muy pronto se encontré con numerosas difi- cultades y ambigiiedades. La necesidad interior de confrontarse con esas dificultades hizo de él un filo- sofo y asi comenzé su carrera filoséfica con la obra «Filosofia de la matematica». Ocupado con esas in- vestigaciones descubrié que existen relaciones muy estrechas entre la matematica formal y la légica for- mal, lo que, a su vez, lo condujo al tratamiento de cuestiones légicas. Experiment6 gran sorpresa al descubrir que ese ambito de la ciencia era todavia muy discutido y difuso en su totalidad y que escon-. dia atin una multitud de problemas no solucionados, aun cuando, después de los admirables trabajos de Aristételes, era considerado casi como acabado. En el primer tomo de sus «Investigaciones légi- cas» ajusté las cuentas con la concepcién sicolo- -~59- gista de la légica, en esa época la interpretacién dominante. y caracterizé a la légica de manera con- yincente como un Ambito objetivo de verdades existentes que, a SU VEZ, representa la estructura formal de toda verdad objetiva y de la ciencia. En el tomo segundo se incliné mas al tratamiento de algunos problemas singulares fundamentales. El método para el tratamiento de esos problemas fue elaborado por él en el transcurso de esas investiga- ciones. Allf descubrié que ese método era apto no sélo para el tratamiento de problemas légicos, sino que podfa aplicarse a todas las cuestiones filoséfi- cas; paulatinamente se fue cristalizando su conven- cimiento de que este método era el tinico que podia conducir a un tratamiento cientffico de la filosoffa. . Este convencimiento fue expresado por primera vez en su articulo de «Logos», ‘La filosoffa como ciencia estricta’ (1911). Con él accedié hasta las alturas mas sublimes de la problemitica filoséfica universal. La exposici6n sistematica y detallada de su método la ofreci6 en su obra: «Ideas para una fe- nomenologia pura y una filosofia fenomenolégica» (1913). Las «Meditaciones cartesianas» (1929- 1931) representan una continuacién de algunos puntos importantes. Ya he subrayado un aspecto importante para la caracterizacién de la fenomenologia: segtin la opi- nién de Husserl la fenomenologia no se distingue esencialmente de la filosoffa, pues ofrece la posibi- lidad de abordar todas las cuestiones filoséficas. En el dmbito de la investigacién cientffica estricta, en el que no tiene cabida ningtin tipo de arbitrarie- -60- dad, representa, como toda otra ciencia, un campo infinito de estudio, de tal modo que un investigador tiene que tender la mano a otro o una generacion a la siguiente, si el progreso de la labor acometida asf lo exige. La tarea de la fenomenologia consiste en colocar sobre una base firme todos los procedi- mientos cientfficos (tal como se ejercitan en las ciencias positivas) y las experiencias precientificas en las que estos se fundan; en suma toda actividad del espfritu que reivindica para sf el cardcter de ra- cional. La experiencia precientifica y las ciencias positivas trabajan, sin embargo, con algunos prin- cipios y axiomas que se dan por supuestos. La filo- soffa, por su parte, tiene que convertir en objeto de su investigacién todo aquello que en otros ambitos se supone como evidente. Las «Investigaciones légicas» iniciaron ese tra- bajo respecto de algunas nociones fundamentales de la légica. La «Investigacién» trata acerca de la «expresi6n y la significacién», un problema que es de importancia central para la légica, la filosoffa del lenguaje y muchos otros campos de la ciencia. De un modo que es caracterfstico al método feno- menologico, parte del «sentido de la palabra», dis- tingue agudamente las diversas significaciones que le corresponden a esa palabra en su uso normal y por la puesta en evidencia de una significacién de- terminada avanza progresivamente hasta la reali- dad misma. Este es un proceso absolutamente ne- cesario, pues s6lo podremos definir con precisién la significaci6n de un término en tanto que alcan- cemos una clara vision de la realidad que se signi- -61- fica con él. «Las cosas mismas», sin embargo, a las cuales nos tiene que conducir la significacién de las palabras, no son las realidades singulares per- cibidas en la experiencia, sino, como las mismas expresiones verbales, algo universal: la «idea» o la «esencia de la cosa». Segtin esto, la «visién» por la que accedemos a estas «cosas» no es una percep- cién sensible o una experiencia, sino un acto espe- cffico de car4cter intelectual que Husserl llamo «intuicién» 0 «contemplaci6n de la esencia». Es evidente que el proceso analégico que se usé aqui para un problema légico puede ser también aplicado a la investigaci6n de los primeros princi- pios de todas las ciencias como a los acontecimien- tos de la vida cotidiana. La fisica trabaja con con- ceptos como: «materia», «fuerza», «espacio», «tiempo», pero no se ocupa de estudiar el sentido propio de esos términos. La historia trata de «perso- nas», «pueblos», «estados», y «convenios», presu- pone, sin embargo. lo que sea una persona, un esta- do o un pueblo. Estas realidades son tema de una ardua y complicada investigacién filoséfica y a este respecto el método fenomenolégico ha probado ya su fecundidad ejerciendo una influencia notable en el desarrollo de las diversas ciencias, pues, si las esencias de los objetos de las diversas ciencias son debidamente clarificadas, se puede verificar la co- rrespondencia del método a sus objetos y probar si es realmente capaz de desglosar lo esencial de ese Ambito cientffico. Hay que notar que, especialmen- te la sicologfa y las ciencias del espfritu, experi- mentaron en las tltimas décadas una transforma- -62- cién profunda bajo la influencia de la fenomenolo- gia. Ahora bien, las ciencias antes mencionadas son precisamente las que se ocupan de los aconteci- mientos de la vida cotidiana, de las realidades de la vida practica y por ello son también interesantes e importantes para quienes no se dedican profesio- nalmente a ellas. En tanto que la fenomenologia ha abierto un camino para descubrir la esencia de esas cosas, atrajo con mucha més fuerza que las corrien- tes filos6ficas que la precedieron a los cfrculos no especializados. Por este motivo tuvo una influencia significativa en el espfritu de la época. La fenomenologia se distinguié, ademas. de las distintas variantes de «neokantismo» 0 «criticis- mo» pues no se orient6 a los métodos de las cien- cias particulares, sino a las cosas mismas (para ve- rificar luego en ellas la validez del método): la transformacién provocada por ella fue denominada por esto «retorno al objeto». Frente al empirismo, que pretende apoyarse en la mera experiencia sen- sible, se presenté como una «ciencia de la esen- cia» en la apariencia de querer significar con ello un retorno a las tradiciones filosdficas m4s anti- guas: Platén, Aristételes, la escolastica. La neoes- colastica tropez6, sin embargo. con la «intuicién de las esencias», cuya validez no quiso reconocer. Scheler y el cfirculo de fenomendlogos de Gotinga estaban totalmente de acuerdo con Husserl en los puntos anteriormente mencionados (retorno al ob- Jeto e investigacién de la esencia). Si queremos comprender dénde se bifurcan los caminos, tene- mos que analizar el desarrollo posterior de Husserl. -~63- c. EL CONTRASTE ENTRE HUSSERL Y SCHELER Anteriormente dije de Husserl que su trabajo sobre problemas légicos particulares le permitié reconocer la trascendencia del método aplicado, por encima del ambito que le ocupaba en ese mo- mento. Esto implicaba casi la obligacién de elabo- rar ese método y colocarlo sobre una base s6lida. La fenomenologfa habria de convertirse asf en una «ciencia fundamental». Si a ella le compete verifi- car los presupuestos de todas las otras ciencias y aun de la experiencia precientifica, no puede asu- mir conclusiones de las ciencias positivas como presupuestos establecidos, ni tampoco puede hacer uso directo de la experiencia. Para encontrar un punto de partida absoluta- mente cierto Husserl recurrié a una especie de «duda» tal como lo habfan hecho antes que él San Agustin y Descartes: lo que pienso no tiene que ser necesariamente verdadero, lo que percibo no tiene por qué existir realmente; todo puede revelarse co- mo un error, un suefio o un engafio. Pero no puedo dudar de que pienso, percibo, etc. y tampoco pue- do dudar de que yo, el que piensa, percibe y duda, existo. Aqui tengo «indudablemente» un hecho ab- solutamente cierto. La novedad decisiva de Hus- serl consiste en que no se queda en el hecho con- creto de un «cogito» singular, sino que descubre todo el ambito de la conciencia como un Ambito de certeza indudable y lo convierte en el campo de in- vestigacién de la fenomenologia. Y en tanto que a cada «yo pienso», «yo percibo», «yo quiero», etc., -~64- le corresponde un pensado, percibido y querido y en tanto que el «fenémeno» del Arbol percibido es tan indudable como la percepcién misma, aun cuando el rbol percibido no exista m4s, todo el mundo de los objetos con los que el yo se ve con- frontado en sus actos pertenecen al 4mbito de in- vestigacién de la fenomenologfa. Con esto se de- muestra que se puede investigar la totalidad de la vida del yo consciente en un nivel de generalidad esencial y se muestra ademas, que hay leyes esta- bles segtin las cuales unos actos se ordenan a otros con cardcter de necesidad y que en esta constela- cién de actos se constituye un mundo objetivo para el yo que vive en ellos y los sustenta. Esta construccién del mundo para el yo que vi- ve en sus actos y que puede estudiarlos reflectiva- mente es lo que Husserl llama «Constitucién». Husserl considera que la tarea de la «fenomenolo- gfa trascendental», la ciencia fundamental de la fe- nomenologfa, consiste en investigar lo que él llama la «conciencia trascendental», es decir, aquella es- fera indudable del ser que nos descubrié la aplica- cién radical de la duda. Pues, en tanto que para el yo puro el mundo objetivo se constituye en sus ac- tos, sélo el andlisis de los actos constitutivos pue- de clarificar la construcci6n de ese mundo objetivo y s6lo él puede descubrir el verdadero sentido del conocimiento, la experiencia, la raz6n, etc. El descubrimiento de la esfera de la conciencia y del problema de la constituci6n es, sin duda al- guna, uno de los grandes aportes de Husserl, que todavia no han sido debidamente reconocidos. Lo -65- que caus6 mayor esc4ndalo en el cfrculo de sus amigos y discfpulos fue una consecuencia (segtin mi opinién, de ninguna manera necesaria) que se derivaba del hecho de la constitucién, a saber: si determinados procesos de la conciencia regulados de una manera determinada conducen a que un mundo objetivo devenga dato objetivo para el suje- to, entonces el «ser objetivo», por ejemplo la exis- tencia del mundo exterior percibida por los senti- dos, no es otra cosa que un dato para una conciencia estructurada de esta u otra manera, mds precisamente, para una pluralidad de sujetos que tienen entre ellos una relaci6n de reciprocidad y de intercambio de experiencias. (La significacién de la comprensi6n recfproca intersubjetiva para la constituci6n del mundo de la experiencia fue expli- citada por Husserl recién en sus tltimos escritos.) Esa interpretacién de la constitucién fue Hamada «Idealismo trascendental». Ella parecfa represen- tar un retorno a la filosoffa kantiana y un abandono del «retorno al objeto», que hasta ese momento era considerado el gran aporte de Husserl, y de la «on- tologfa», esto es, del andlisis de la estructura esen- cial del mundo de los objetos, en el cual vefan Scheler y los discfpulos de Husserl en Gotinga la tarea propia de la fenomenologfa, y a lo que habia dedicado con éxito buena parte de sus energfas. En ese punto se separaron de Husserl, aun cuando él siguié reconociendo su manera de trabajar y supo darles, desde su punto de vista, un lugar. El gran mérito de Scheler se encuentra en los 4mbitos de la «ética», «filosofia de la religién» y - 66- «sociologfa filoséfica». A este respecto llevé a ca- bo investigaciones fundamentales desde un punto de vista puramente objetivo y lo hizo totalmente confiado en la fuerza de la intuicién de las esen- cias; no se ocupé, sin embargo, de someter a ésta a un andlisis critico. De entre los fenomendlogos fue él quien se opuso mas decididamente a una actitud cr{tica como disposicién fundamental del espfritu. Esto estaba, a su vez, emparentado con su convic- cién religiosa que exigfa, aun de los filésofos, una mirada ingenua e infantil-receptiva del mundo de las realidades divinas. Pero tiene también que ver con el hecho de que Scheler no participaba, como Husserl, de una naturaleza cientffica sobria y es- tricta y que rechazaba abiertamente la concepcién husserliana de la «filosoffa como ciencia estricta». De aquf que sea comprensible que Scheler recha- ce no sélo el idealismo trascendental sino también la problematica de la constituci6n en su totalidad. D. EL CONTRASTE ENTRE HUSSERL Y HEIDEGGER Para ver con claridad dénde se separan los ca- minos de Husserl y Heidegger tenemos que com- pletar todavia en un punto la exposici6n de la feno- menologfa de Husserl. Con la aplicacién radical de la duda se excluye como incierto no sélo el mundo exterior, sino que, incluso aquello que conozco de m{ mismo, no puede en muchos casos superar este examen: lo que otros y lo que yo mismo pienso de mis cualidades y capacidades puede resultar erré- -67- neo y aquello de lo que tengo memoria no ser otra cosa que un engafio. Asf permanece para Husserl como absolutamente cierto sélo lo que el llama el «yo puro»; el sujeto puro de los actos sin las pro- piedades humanas. La persona misma con sus ca- pacidades y sus circunstancias existenciales perte- nece, lo mismo que las otras personas, al mundo que se constituye en los actos determinados del yo puro. Para Heidegger es caracterfstico, lo mismo que para Scheler, que su actividad filosdéfica se orienta més acentuadamente a la comprensién de la exis- tencia y del puesto del hombre en la vida. Se dis- tingue de Scheler y se acerca mas a Husserl en tan- to no intenta investigar las esencias en una entrega pura a los objetos olviddndose de sf mismo, sino que considera como «principio filoséfico funda- mental» el estudio del ser (Dasein = ser ahf) esto es, en un lenguaje mAs usual: en el estudio del yo o del sujeto, que se distingue de todo lo otro que es, en tanto que «es ahf para sf mismo». Al Dasein compete irrenunciablemente «ser en el mundo». Sélo a partir del estudio del Dasein se puede reve- lar el sentido del «ser» y el sentido del «mundo» y desde aquf se pueden formular adecuadamente las cuestiones filos6ficas fundamentales. Lo que aquf se entiende por «Dasein» no es lo mismo que el yo puro de Husserl. El yo puro, se podrfa decir, es el ser humano, tal como se encuentra en la existencia (Dasein). Por «ser humano» no se ha de entender, sin embargo, la especie que se investiga en la an- tropologfa empfrica, sino més bien lo «arrojado a la - 68 - existencia», o lo que encontramos arrojado en ella. Se encuentra situado en la duracién temporal, vie- ne de un pasado oscuro y se orienta hacia un futu- To que hasta cierto punto puede y tiene que elabo- rar él mismo, pero que en ultima instancia, permanece también oscuro. Es por eso que para Heidegger el «Dasein», que procede de lo oscuro y se dirige a lo oscuro, estd inexorablemente marca- do por la «preocupacién». Estas no son mds que unas pocas alusiones a la filosofia del ser de Heidegger que fueron dadas a conocer a un gran publico a través de su obra «Ser y Tiempo». Van a ser todavia completadas cuando hablemos de la concepcién del mundo que acom- pafia a esta filosoffa. II. La significacion de la fenomenologta como con- cepcién del mundo 1. Significacién material Antes que nada proponemos la cuestién: éPro- porciona la fenomenologfa en esas tres formas (la fenomenologia trascendental de Husserl, la ontolo- gia real de Scheler y la ontologfa fundamental de Heidegger) una imagen del mundo 0 aporta por lo menos materialmente a la construccién de una imagen del mundo? -69- A. LA IMAGEN DEL MUNDO DE LOS TRES FILOSOFOS Si adoptamos provisoriamente el punto de vista de los tres filésofos tenemos que decir sin lugar a dudas que Husserl alcanz6 realmente a través de su método y sin habérselo propuesto como objetivo una imagen coherente del mundo. Reconoce un ser absoluto, al cual puede remitirse toda realidad y desde el cual se pueden comprender todas las rea- lidades: una multitud de humanos, esto es, de su- jetos que construyen su propio mundo en sus pro- pios actos, pero que se encuentran en una relacién de compresién recfproca y en el intercambio cons- tante de sus experiencias, construyen un mundo in- tersubjetivo. Todo lo que esté fuera de esas ména- das se constituye por sus actos y en relaci6n a ellos. Husserl asegura que desde su punto de par- tida se puede acceder a las cuestiones mas eleva- das de la ética y de la filosoffa de la religion. He- mos de decir, sin embargo, que la absolutizaci6n de las ménadas no deja lugar para Dios, por lo menos en el sentido propio de nuestra idea de Dios que le atribuye un ser absoluto 0, mds atin, que lo consi- dera el ser absoluto. En Scheler es més dificil constatar una imagen coherente del mundo, ya que la evolucién de su pensamiento est caracterizada por grandes oscila- ciones y modificaciones. Si nos atenemos a las obras a través de las cuales tuvo mayor influencia (su «Etica material de los valores», «Lo eterno en el hombre» y la compilacién de articulos y colabo- raciones) constatamos que se nos presenta un -70- «mundo de Dios», una imagen del mundo elabora- da en una consciente proximidad a la imagen agus- tiniana, pero que, a la vez, tiene mayor parentesco con la imagen escolético-tomista que él mismo y sus adversarios de la Ifnea neoescoldstica quisie- ron concederle. Se trata de una estructura jerérqui- ca de valores que conducen hasta el ser supremo y hasta el bien supremo, en suma, hasta Dios. De en- tre los valores terrenos corresponde a la persona el ser supremo y el valor supremo y el ser de la per- Sona se consuma en su relacién con Dios. Es por eso que de entre los distintos tipos de personas fi- nitas el més elevado es aquel que participa més profundamente de los valores cualitativos divinos: el santo. Lo trégico de la vida de Scheler era que carecfa del sentido por la exactitud y rigurosidad cientifica. Todas sus obras presentaban lagunas, imprecisiones y contradicciones que hacfan impo- sible una fundamentacién firme de toda su estruc- tura; escondfan los aspectos valiosos que estas obras tenfan para aquellos con los que Scheler po- drfa haber trabajado y finalmente conductan a que él mismo renunciara a aspectos esenciales de su fi- losoffa. En el caso de Heidegger me parece prematuro querer caracterizar ahora su imagen del mundo. La posicién central del «Dasein», la acentuacién de la «preocupacién» como un componente esencial su- yo, de la muerte y de la nada, asf como algunas otras formulaciones extremas, inducen a una «au- sencia de Dios», a una imagen nihilista del mundo. Pero se encuentran también expresiones opuestas -71- que permiten pensar en la posibilidad de la afirma- cjén contraria, a saber, de que el Dasein, en sf mis- mo «nAdico» (nichtig) encuentra su sustento en un fundamento éntico absoluto. p. LA INFLUENCIA SOBRE LA IMAGEN DEL MUNDO DE LA EPOCA Hay que distinguir aquf entre la imagen del mundo que tuvieron estos filésofos, y la imagen del mundo que adquirieron aquellos que fueron influenciados por ellos . Ademés, no se puede ne- gar que cada uno de ellos ha centrado su atencién en regiones hasta ese momento desconocidas 0 inexploradas. Husserl lo hizo en el 4mbito de lo esencial y lo necesario, que e] redescubrié por oposicién a lo irrepetible y contingente, que es, adem4s, donde permanece anclada la experiencia cotidiana y la ciencia experimental. Si pensamos en las grandes tradiciones de la filosoffa antigua y medieval, no se trata de algo absolutamente nue- vo, pero sf es una novedad frente a las concepcio- nes modernas del mundo, especialmente frente a la concepcién materialista y empirista dominante en el siglo XIX. A esto se le agrega el descubri- miento de los dominios de la conciencia pura, que hasta ese momento nadie habia reconocido como un Ambito tan amplio, metédicamente estricto € incalculablemente fértil para la investigacién cientifica. Tampoco hubo quien hubiera realizado esta tarea. -72- El mérito de Scheler sera siempre la referencia al mundo material de los valores (lo agradable pa- ra los sentidos. lo titil, lo bello, lo verdadero. lo mo- ralmente bueno, lo santo) y la importancia que les asigné para la constitucién de la personalidad. Ademés, abrié los ojos de muchos, principalmente frente a los valores de la esfera teligiosa y espect- ficamente desde una perspectiva catélica. Ideas como virtud, arrepentimiento, humildad, que prac- ticamente habian desaparecido de los circulos in- telectuales e incrédulos modernos, fueron rescata- das por Scheler y hechas accesibles a los intelectuales y también adversarios en su sentido mas originario. Como expresién péstuma de agra- decimiento hay que destacar que a muchos les abrié el camino hacia una auténtica fe catélica. Aquello para lo que Heidegger abrié la mirada es lo que él Ilamé «el-ser-en-el-mundo» del yo. Pa- rece ser un hecho banal, pero la importancia cen- tral que tiene ese hecho no habia sido elaborada hasta ese momento con tanta precisién. E] realismo ingenuo toma las cosas tal como se presentan a los ojos de las personas y las absolutiza sin percatarse de cudnto de aquello que se presenta ante sus ojos esta condicionado por la relacién recfproca entre la persona y su mundo: ella se olvida de sf misma co- mo factor constitutivo del mundo. El idealista estd tan fascinado por descubrir la parte que le corres- ponde al sujeto en la constitucién del mundo, que absolutiza también ese hecho y pierde la visién de las dependencias en las que él mismo se encuen- tra. Hacer referencia explicita al «Dasein» como -73- aser-en-el-mundo» y transformarlo en objeto de es- tudio era una tarea especffica, hasta ese momento todavia no asumida. De esa manera aportaron los tres filésofos de manera decisiva a la configuraci6n de la imagen del mundo de nuestra €poca. 2. Significacién formal Sélo nos resta mostrar de qué manera estos fil6- sofos tuvieron influencia sobre la «concepcién del mundo en sentido formal», esto es, en el modo de contemplar el mundo. De Husserl hay que decir que su modo de centrar la atencién en las cosas lo educé a fijar la vista en ellas con toda agudeza y a describirlas sobria, fiel y conscientemente; a libe- rarlas de arbitrariedades y vanidades gnoseolégi- cas y lo condujo a una «actitud cognoscitiva humil- de, simple y sumisa al objeto». Esa actitud lo llevé también a la «liberacién de muchos perjuicios» y a la disposici6n serena para aceptar nuevos puntos de vista. Este modo de contemplar la realidad para el que nos educé conscientemente, fue el que libe- 16 a muchos de sus discfpulos de innumerables prejuicios frente a la yerdad catélica, de modo que un gran ntimero de ellos le han de estar agradeci- dos por haber encontrado el camino que conduce a la Iglesia y que Husser] mismo no lleg6 a descu- brir. A Scheler le interesaba mas reemplazar la mira- da critica y evaluadora («parpadeante» como él acostumbraba a decir) por una mirada directa, -74- abierta y lena de confianza, especialmente para el mundo de los valores. Esta actitud tuvo para mu- chos un efecto realmente liberador y beneficioso, pero como ya he dicho anteriormente y no hay por qué ocultar en este momento, a muchos de los que se encontraban bajo su influencia y al mismo Sche- ler le habrfa sido muy saludable una actitud un po- co més critica respecto de su propio método y de las influencias recibidas desde afuera. Hoy por hoy no me atrevo a emitir un juicio so- bre el modo como Heidegger pesé formalmente so- bre la concepcién del mundo de nuestra época. Un hecho indudable es que desde hace algunos afios ejerce una influencia fascinante sobre estudiantes jévenes y sobre intelectuales maduros. No cabe, por ello, la menor duda de que esto se haré sentir en la conducta general de nuestra época frente a la concepcién del mundo. Pero sinceramente no pue- do decir de qué modo se realiza esa influencia. Puede conducir a una profunda «seriedad vital» en tanto que colocé en el centro de interés las cuestio- nes existenciales decisivas. Me imagino, sin em- bargo, que del modo como sucedié hasta ahora con la acentuacién unilateral de la precariedad del «Dasein», de la oscuridad que le precede y la preo- cupacién que le sigue, se promueve una concep- cin pesimista y nihilista del mundo y se ahoga la orientacién hacia el ser absoluto, con la cual se constituye o desaparece nuestra fe catdlica. -75- Conclusién: concepcién catélica y concepcién moderna del mundo Por todo lo dicho anteriormente quiero concluir estas breves consideraciones sobre los movimien- tos intelectuales mds profundos de nuestra €poca con las palabras del apéstol Pablo: «jExaminadlo todo y quedaos con lo bueno!» Pero un examen s6- lo puede hacerlo quien tiene un criterio. Nosotros tenemos el criterio de nuestra fe y la valiosa heren- cia de los grandes pensadores catélicos: los padres y doctores de la Iglesia. Quien se haya apropiado completamente de la imagen y la concepciéon del mundo de nuestra dogmiatica y de nuestra filosofia clasica podré abocarse al estudio de los métodos y resultados de la investigacién de los pensadores modernos y, sin ningtin temor, podré aprender mu- cho de ellos. Sin la debida preparacién, el trata- miento de estos autores no est4 totalmente exento de peligros. ~76- HI Dos ESTUDIOS SOBRE Epmunb HusserR_ A. La FENOMENOLOGIA TRASCENDENTAL bE Hussert B. La CRISIS DE LAS CIENCIAS EUROPEAS Y LA FENOMENOLOGIA TRASCENDENTAL A. La fenomenologta trascendental de Husserl* Cuando aparecieron por primera vez las «Inves- tigaciones Légicas» de Husserl (1° edicién 1900/01, 2da. edicién 1914), daba la impresi6n de que se realizaba aquf un regreso de la mentalidad critica de la filosoffa moderna a las grandes tradi- ciones de la «philosophia perennis». Asf se salda- ban las cuentas con el escepticismo en sus diferen- tes manifestaciones (psicologismo, historicismo) y se esbozaba la idea de una ontologfa formal. Los ar- gumentos concretos del tomo segundo podrfan ser- vir como modelos de investigaciones material y for- malmente ontolégicas. Y la «Escuela Husserliana de Gotinga», que adhiri6é a este «standard work», descubri6 su tarea propia en las investigaciones ontolégicas. * Gf: Edmund Husserl Meditations Cartesiennes. Paris 1921, y Eugen Fink: Aportes para una andlisis fenomeno- légico de los fenémenos pstquicos, considerados bajo el con- fuso titulo «Figurarse que», «Representarse algo solamen- te», «Fantasear». Tesis doctoral. Friburgo. 1930. -79- En esa obra, sin embargo, se vislumbraba ya una nueva orientacién de la investigacién, en cuyo desarrollo encontré Husserl la tarea de toda su vi- da. Este nuevo 4mbito de la investigacién se mani- fest6 definitivamente en sus «Ideas para una feno- menologfa pura y una filosoffa fenomenolégica» (1913) y fue expuesto de forma més concreta, supe- rando en algunos 4mbitos incluso el punto de par- tida de las «Ideas», en las «Meditations Carte- siennes». (Esta obra es recopilacién de las conferencias que Husserl habfa dictado en Parfs en 1929; hasta ahora se publicaron sélo en francés, pero est4 en preparacién una edicién alemana mds extensa.) En la btisqueda de un punto de partida absolu- to para una filosoffa y una ciencia firmemente fun- dada, «Husserl» se encontré con «Descartes»; am- bos descubrieron este punto de partida en el «cogito», acto reflexivo del yo, que en su propio ac- to adquiere conciencia de sf mismo y de su ser de manera indudable. Pero mientras Descartes, segtin dice Husserl, coloca al «ego cogito» como axioma para una ciencia deductiva a partir de un prejuicio matematico y como «substantia cogitans» en fun- cién de un prejuicio metafisico; distingue él entre el yo «psiquico», que «esté en el mundo», y el yo «trascendental» para el cual el mundo se constitu- ye como un todo de unidades de sentido, de modo que ese yo es un presupuesto del mundo. El cogito en el sentido mas amplio del yo-vida, se revela co- mo un 4mbito infinito de descripciones inmanen- -80- tes, estas descripciones son la tarea de una ciencia propia: de la «fenomenologfa trascendental» que ha de ser considerada ciencia fundamental, «prima philosophia» y al mismo tiempo «philosophia uni- versalis», pues en ella y «sélo» en ella se formulan y se solucionan todos los problemas filoséficos. A ella le compete mostrar, cémo los «cogita» —los ob- jetos en tanto que unidades de sentido para la con- ciencia— se constituyen en «cogitationes», y c6mo debe constituirse necesariamente un mundo en la prolongacién del yo-vida, que es una génesis; un mundo que, tal como se presenta al sujeto aislado, es un grado inferior de la naturaleza y el propio yo como una realidad psicofisica; asf también los otros sujetos y, en comunicacién de intercambio inter- subjetivamente con ellos, el mundo como «objeti- vo»; en actos de grado superior las objetividades (teorfas, ciencias) el mundo como mundo de bienes y valores. Las ontologfas tienen su lugar dentro de esta fi- losoffa trascendental; a ellas les compete poner en relieve las estructuras eidéticas de las objetivida- des de los diferentes grados. También las ultimas y més profundas cuestiones de la metaffsica, de la ética y de la filosoffa de la religién tienen que ser tratadas desde este punto de partida. Husserl esbozé en las Meditaciones Cartesianas la idea de una ciencia absoluta y universal, y traz6 las lineas fundamentales de esa ciencia. Sus argu- mentos son aclarados y completados en algunos as- pectos por la tesis doctoral citada al comienzo, es- -81- crita por su actual asistente Eugen Fink: en la mds estrecha conexién con los pensamientos propios de Husserl, tal como estos se manifestaban en las cla- ses y en las conversaciones privadas. Fink hace un examen de la problematica de la constitucién de la misma conciencia pura, en la problematica de la interrelaci6n entre el yo trascendental y el yo hu- mano. Especialmente valioso es el desarrollo de los anélisis individuales concretos, cuya importancia para las cuestiones mas decisivas es debidamente mostrada. La pretensién universal de la fenomenologfa trascendental exige la confrontaci6n con la filoso- ffa tomista: por una parte los anélisis realizados muestran que aquf se abre efectivamente un am- plio campo de investigacién. Por otra parte el esta- blecimiento del «cogito» como «ens primum et ab- solutum» (tal vez no es posible, llamarlo «ente», pues la vida que se constituye y los objetos consti- tuidos pueden ser denominados «ente» no de modo unfvoco, sino a lo sumo andlogamente), parece ser algo inconciliable con el nticleo del tomismo. jEs posible hacer propia la problemética de la consti- tuci6n fenomenolégica —partiendo de la «philo- sophia perennis»— sin adoptar al mismo tiempo lo que se dio en llamar el idealismo trascendental de la fenomenologfa? -82- B. La crisis de las ciencias europeas y la fenome- nologta trascendental* Arthur «Liebert», anterior editor de la revista «Kantstudien» («Estudios kantianos»), traslad6 su domicilio de Berlin a Belgrado y edita actualmente la revista «Philosophia» como sucesora de «Kants- tudien» E] primer tomo contiene una contribucién de Edmund «Husserl», a la cual han de seguir otras. Husserl elabora aqu{ pensamientos que ha- bfa desarrollado en una serie de conferencias en Praga, en noviembre de 1935. El fundador de la fe- nomenologfa vive actualmente retirado en Friburgo de Brisgovia. Hace poco cumplié 78 afios y a su edad ha soportado muchos dolores y amarguras, pero, a pesar de ello, se dedica con esfuerzo incan- sable y admirable energia a la conclusién de lo que él considera la vocaci6n de su vida. Lo que Husserl publicé fue siempre el resultado de muchos afios de investigacién, la escasa y resumida expresién de investigaciones polifacéticas, en las cuales muchos aspectos quedaron sin formular, ya que permane- cieron como bosquejos manuscritos o fueron trans- mitidos en el didlogo verbal. Este hecho dificulta al extrafio a la fenomenologia, penetrar en el contexto de esa obra maestra. Husserl nunca se dej6 con- vencer de publicar esos antiguos proyectos. Ellos significan para él etapas superadas y lo que ahora * Una introduccié6n a la filosoffa fenomenolégica (apareci- da en el primer tomo de la revista «Philosophia», Belgra- do 1936, p. 77-179). -83- le interesa es conducirlas a las alturas en las que sabe se encuentran actualmente. De allf que su tl- tima obra, como otras anteriores, tenga el cardcter de una introducci6n. Su punto de partida es la crisis actual de la ciencia. De hecho hay que hablar de una crisis ge- neral de la ciencia, a pesar de sus resultados bri- Ilantes y de sus éxitos. Actualmente se ha perdido incluso la confianza que atin se le tenfa en la se- gunda mitad del siglo XIX. Esta ciencia, ademés, ha fracasado ante las necesidades de la vida. El ideal moderno (tomado de la antigiiedad) de una filosoffa que retina en un sistema racional todos los entes y que configure toda vida por medio de la ra- z6n ha fracasado. Este ideal ha crecido en conexién con las ciencias exactas modernas determinadas por la mateméftica; la innovacién decisiva frente al modelo de ciencia de la antigiiedad es el ideal del método matematico. Este tiene que ser investigado hasta sus orfgenes y evaluado en su significaci6n. pues el desconocimiento de esta significacién y de la ampliacién del campo de aplicaci6n determina- do por ésta es el responsable del fracaso de la filo- sofia moderna. Galileo fue colocado en el centro como su pio- nero més destacado y su modo de proceder fue pro- fundamente investigado. Lo que é] encontré como herencia de la antigtiedad, fue la geometrfa como sistema axiomatico y su aplicabilidad al mundo de los cuerpos espaciales, cuyas formas son aproxima- ciones a modelos ideales geométricos que admiten -~84- no s6lo medicién sino también cdlculo. Galileo de- sarroll6é luego, en continuidad con esto, el método inductivo que se basa en la hipétesis de que toda la naturaleza —no sélo las formas sino también las cualidades sensibles— esta subordinada a la legali- dad matematica y aunque sea de modo mediato, es medible y calculable. Se lleg6 incluso a considerar la legalidad matematica como el verdadero ser de la naturaleza, como lo «objetivo», y el mundo de significados como «subjetivo». Con esto se desconocfa enteramente la relacién de ambas instancias y el sentido de su modo propio de proceder. Asf se desarroll6é el concepto moderno de «naturaleza» como mero mundo fisico, cerrado en sf mismo. Todo lo animado es dejado de lado y considerado como una segunda naturaleza separa- da que ha de ser investigada. al igual que el mun- do fisico, segtin el método de las ciencias natura- les. «Descartes» asume esta concepcién y adhiere también al ideal de una filosofia absolutamente completa y racional, pero busca como punto de partida para esta filosoffa un fundamento indiscu- tible por medio de la reflexién al yo pensante, el cual es, sin duda alguna, naturalistamente mal in- terpretado. Los «empiristas ingleses», mds radicales que Descartes, se montan hacia la subjetividad y dilu- yen el mundo fisico en un haz de ideas. Finalmen- te se encuentra en Hume el problema radical (que hay que distinguir de su teoria escéptic:.’: «el enig- -85- ma de un mundo, cuyo ser es ser desde una poten- cia subjetiva, y esto en la evidencia de que ningtin otro puede ser pensable». «Kant» no va tan lejos; él construye una «filoso- ffa trascendental», en tanto que interpreta el mun- do de la experiencia y la ciencia de la naturaleza como un resultado de la intuicién pura y del pen- sar puro. Pero mas alld cree poder mostrar atin ca- minos hacia un «mundo en sf». En la consecuci6n radical de la «fenomenologfa trascendental», lo trascendental (esto es, lo puro, la conciencia que constituye el mundo) es conducido hasta «la experiencia directa» como campo de la- branza de una «labor filoséfica metédica» y cierta- mente en la evidencia, de que desde esta base son formulados y resueltos todos los problemas filoséfi- cos concebibles del pasado. Esta perspectiva hist6rica preparatoria tiende a mostrar la necesidad de una filosoffa trascendental radicalmente realizada. Recién los tratados si- guientes nos descubriraén ese «campo de labranza» prometido. La seriedad profunda con la que uno de sus espfritus conductores reconoce el fracaso de la filosoffa moderna y la penetrante agudeza con la que Husserl busca revelar la causa de este hecho son lo més apropiado para obligar a los afectados a una sincera autoevaluacién. La investigacién del origen del concepto moderno de la naturaleza y la comprobacién de su imposibilidad objetiva son dignas de una gran atencién cuando nos vemos en la necesidad de buscar los fundamentos de la cri- -86- sis actual y sus vfas de superaci6n en una direccién completamente distinta. El pensador cristiano tiene que percatarse in- mediatamente de que ese examen de conciencia de la filosoffa moderna se refiere a la continuidad del filosofar moderno respecto de los contenidos del pensar de la antigiiedad; todo aquello, sin embar- go, que esté en medio queda completamente ocul- to en un manto de silencio. Parece como si toda la aspiracién a la verdad de los siglos cristianos no hubiera existido o que no hubiera dejado ninguna huella en los esfuerzos espirituales de los ultimos siglos. Esta falta de atenci6n es, en sf misma, una caracterfstica de la filosoffa moderna y es también propio de ella que esta apreciaci6n se le haya esca- pado incluso respecto de sus propios esfuerzos y autoconocimiento. Es asf que el mencionado examen de conciencia exige una complementaci6n que deberfa verificar hasta qué punto los caminos errados de la filosoffa moderna estén fundados en el distanciamiento de la mentalidad del medioevo, ademas, hasta dénde el concepto moderno de naturaleza est4 condicio- nado por este distanciamiento. Este examen habré de disponerse también a analizar con mirada pene- trante la filosoffa trascendental radical anterior- mente propuesta. La referencia a su concepto de ser permite ya reconocer que la confrontacién con la doctrina del ser de la «Philosophia perennis» es urgentemente necesaria. ~ 87 ~ IV LA FENOMENOLOGIA TExTOS DE LAS INTERVENCIONES DE EDITH STEIN EN tas «Journées p’ETUDES DE LA Societe THOMISTE» Juvisy, 12 DE SEPTIEMBRE DE 1932 Primera sesién 1. «Monsefior Noel ha formulado la pregunta de si la fenomenologfa no deberfa ser considerada an- te todo como un método, y ademas, si en tanto mé- todo admite o no el uso de la deduccién»; a ello responde Edith Stein: «El método fenomenolégico no corresponde a una deduccién en sentido tradicional. Su modo propio de operar es el de una reflexi6n reveladora, ante todo, un «anélisis regresivo» que parte del mundo tal como se nos presenta de modo natural; luego describe los actos y la asociacién de actos en los cuales se constituye para la conciencia el mun- do de las cosas y finalmente, la duracién original en la que los actos mismos se constituyen como unidades de duraci6n. A esto se puede acoplar una descripcién de la constitucién que procede a la in- versa, es decir, partiendo desde el ultimo probable; partiendo de la vida actual del yo trascendental, expone «progresivamente» cémo en esta vida ac- tual se constituyen los actos y los correlatos objeti- ~91- vos de los diferentes grados, hasta llegar al mundo de las cosas y eventualmente hasta objetividades de grado superior». 2. «Luego de esta intervenci6n, se inicia, intro- ducida por J. Maritain, la discusién sobre el signifi- cado de la constitucién y sobre la cuesti6n de si el intelecto es pasivo en la constitucién del objeto». «La intenci6n original de Husserl no estaba orientada hacia una metaffsica, sino hacia una filo- soffa de las ciencias. Siendo originalmente mate- mético busc6, en un primer momento, los funda- mentos de la matemética (Filosofia de la Aritmética), allf descubrié la unién fntima entre la matemiatica y la légica formal. El primer tomo de las Investigaciones Légicas fue memorable como ruptura radical con todas las formas del relativismo escéptico (psicologismo, historicismo, etc.) y como una nueva orientacién de la idea de verdad objeti- va. La reflexién sobre la idea de la légica llevé a Husserl al convencimiento de que la légica no se nos presenta como una ciencia cerrada, sino que formula una multiplicidad de problemas atin no so- lucionados y cuyo tratamiento requiere estudios particulares de gran amplitud. Algunos de estos es- tudios fueron Ievados a la practica en el segundo tomo de las Investigaciones légicas. Para ello de- sarroll6 un método propio de investigacién, un método de anélisis objetivo de la esencia; por consiguiente, la reducci6n eidética aparece hist6- ricamente en primera instancia y después de ella -92- la reducci6n trascendental. Inversamente a como fue considerada por P. Feuling en su exposicién. Esta orientacién hacia las esencias objetivas dio la impresién a sus contempordneos de que se estaba realizando un retorno a la tendencia escoléstica. Este método fue el que marcé la primera escuela de Husserl (la escuela de Gotinga) y se mostré fructf- fero no slo para la solucién de los problemas légi- cos, sino también para la aclaracién de los concep- tos fundamentales de todos los campos de las ciencia: para la fundamentacién eidética de la psi- cologfa, de las ciencias de la naturaleza y del espf- ritu. (Cfr. en los trabajos que aparecieron desde 1913 en el Jahrbuch fiir Philosophie und phénome- nologische Forschung de Husserl.) «La influencia de la fenomenologfa ha levado en los tiltimos decenios a una reforma esencial del modo de proceder en las ciencias positivas, parti- cularmente en la psicologfa y en las ciencias del espfritu. «El mismo Husserl, durante sus trabajos en las Investigaciones Légicas, estaba convencido de que en el método desarrollado habia encontrado el mé- todo universal para la construcci6n de una filosoffa como ciencia estricta. La tarea de las Ideas para una fenomenologta pura y una filosofta fenomeno- légica consistié en exponer esa filosoffa como cien- cia estricta en su significacién universal y en fun- damentarla definitivamente. La busqueda de un punto de partida absoluto y seguro para el filosofar lo llev6 a una suerte de nueva duda cartesiana; a una reduccién trascendental y al descubrimiento -93- de la conciencia trascendental, como un 4mbito de investigaciones totalizantes. «En las Ideas se manifest6 por vez primera el giro idealista. Este hecho sorprendié en gran medi- da a los discfpulos de Husserl y se convirti6 rapi- damente en el objeto de discusiones que contindan hasta hoy. Tal vez precisamente la oposicién que partié del cfrculo de sus alumnos, oblig6 a Husserl a concentrar cada vez mas sus esfuerzos en una fundamentaci6n consecuente del idealismo y a considerar esta cuestién como el centro de su filo- soffa; lo cual originalmente no era asf. Por otra par- te, puede que el incremento de las preocupaciones metaffsicas de los tltimos afios haya contribuido también a esta reorientaci6n. «En lo que respecta a las relaciones de Scheler y Heidegger con Husserl, hay que considerar que ambos recibieron una considerable influencia de Husserl, pero no fueron discfpulos suyos y ambos, desde un principio, fueron determinados mucho més fuertemente que él por la formulacién de cues- tiones metaffsicas. «En la interpretaci6n de la fenomenologfa del Dr. Fink hay que considerar que él ha recibido in- fluencia de Husserl recién en los tltimos afios, después que el problema del idealismo se habfa convertido en una cuesti6n central; ademés, que ha pasado por la escuela de Heidegger y que fue in- fluenciado por las ideas de Fichte y Hegel, que es- tan muy lejos de la intenci6n original de Husserl». -~94- 3. La siguiente intervencién es un comentario al tratamiento de la posibilidad de la existencia de una continuidad entre las «Investigaciones Légi- cas» y las «Ideas», o si mas bien no se debe hablar de planos diferentes: uno el del método fenomeno- légico y otro el de su aplicacién a los objetos dados. Segtin Dom Feuling, se podria hablar de una cier- ta discontinuidad en la evolucién del pensamiento husserliano, hecho este condicionado por la in- fluencia de Natorp. Edith Stein responde a este cuestionamiento de la siguiente manera: «Las influencias entre Husserl y Natorp fueron, sin duda, recfprocas: Pero més en lo que concierne a la formulacién del problema que al método. La diferencia esencial radica en que el Neokantismo parte del hecho de las ciencias y deduce de all{ sus condiciones trascendentales, mientras que Husserl excluye a las ciencias como hechos y retrocede hasta los datos precientfficos y no deduce su cons- tituci6n (en consecuencia tampoco la de la ciencia como correlato de grado superior), sino que las re- vela por el anélisis reflexivo. «A la pregunta de si hay una ruptura absoluta entre las Investigaciones Légicas y las Ideas, me pa- rece que tal ruptura rio existe. Las Investigaciones légicas, en especial el capftulo V y VI contienen los motivos que debieron conducir a las preguntas de la constitucién trascendental. Creo que Husserl hubiera podido conseguir esto sin pasar por la du- da cartesiana». -95- 4. «Edith Stein aclara también la diferencia en- tre las filosoffas de Husserl y Heidegger». «La fenomenologfa de Husserl es una filosoffa de esencias, mientras que la de Heidegger es una fi- losoffa de la existencia. El yo que filosofa, que es el punto de partida para hacer accesible el sentido del ser, es en Husserl el yo puro, en Heidegger, en cam- bio, la persona humana concreta. Tal vez se entien- de el giro de la filosoffa de la existencia justamente como reacci6n a la exclusién que Husserl hace de la existencia y de la personalidad concreta». Segunda sesioén En la segunda sesi6n de las jornadas de estudios de la sociedad tomista se trat6 el tema de la fenome- nologfa comparada con el tomismo. La exposici6n inicial estuvo a cargo de R. P. René Kremer C.SS.R., y consisti6, como el mismo autor lo afirma, en las «glosas de un tomista a la fenomenologfa». A ello siguié la discusién correspondiente. Edith Stein tomé la palabra tratando de aclarar cual puede ser el principal punto de contacto entre tomismo y fenomenologfa: «Me parece que la comunién mas estrecha en- tre fenomenologia y tomismo radica en el andlisis objetivo de las esencias. Considerado de un punto de vista tomista, creo que el modo de obrar de la re- duccién eidética. que prescinde de la existencia = 96 - factica y de todo lo accidental para hacer patente la esencia, es justificado por la distincién de esencia y existencia en toda creatura. La pregunta de si el método del andlisis esencial es el mismo en Sto. Tomas y en la fenomenologfa, puede responderse solamente sobre el fundamento de un andlisis com- pleto de la abstraccién y de la intuicién. La intui- cién fenomenoldgica no es simplemente una visi6n de esencias uno intuitu. Ello implica una puesta en relieve de la esencialidad a través de la operaci6n cognoscitiva del intellectus agens. Abstracci6n en el sentido de la no consideracién de lo contingente y la acentuacién positiva de la esencialidad. La meta de este trabajo es, sin duda, una contemplaci6n serena. Pero también Sto. Tomds conoce este intus legere y dice que el intelecto humano se toca en la cumbre de su operacién con el modo de conocer de los espf- ritus puros. Sin embargo, parece que quiere limitar esta capacidad superior a la consideracién de los principios. El problema siguiente serfa, qué se en- tiende por principios y cuén grande es, en Husserl y Sto. Tomds, la amplitud accesible al conocimiento intuitivo. «La busqueda de un punto de partida para el fi- losofar absoluto y cierto me parece estar motivado psicolégicamente y objetivamente fundado en el hecho del error y de la ilusién. Me parece que des- de el punto de partida de Sto. Tom4s (De Veritate q.10) es posible conceder al mundo de la inmanen- cia un carécter mds inmediato que al mundo exte- rior. De todos modos, la tendencia natural, tanto en Husserl como en Sto. Tomas, esté dirigida original- -97- mente al mundo exterior y sélo la reflexién condu- ce al conocimiento del acto. Pero en este conoci- miento reflexivo, conocimiento y objeto son en cierto modo uno, asemejdndose asf més al conoci- miento divino que al conocimiento de los objetos exteriores. «La deduccién trascendental me parece justifi- cada metodolégicamente para hacer ostensible la esfera de acto constitutivo. Pero precisamente aqui se plantea la cuestién de si el fenémeno de la rea- lidad admite la exclusién de la existencia, si no obliga mds bien a una supresién de la reducci6n. (Para la fundamentacién de una filosoffa realista desde el camino de la fenomenologfa son muy im- portantes los trabajos de Hedwig Conrad-Martius: Zur Ontologie und Erscheinungslehre der realen Aussenwelt/Hacia una ontologta y una doctrina de la manifestacién del mundo exterior real, Husser| Jahrbuch, Bd. 3; Realontologie/Ontologta real, ibid Bd. 6; ensayo sobre Die Zeit/El tiempo en Philosop- hischer Anzeiger; y su obra sobre Die Bedeutung ei- nes substanziellen Seinsbegriffs fir eine theistische Methaphysik/La importancia de un concepto entita- tivo substancial para una metaftsica teista, Catholi- ca, I. Heft 1932). La descripcién fiel de lo que, en Ultimo término, alcanza el anélisis reflexivo mues- tra no s6lo la actividad del yo, sino al yo, a su acto y a algo que no es él mismo y que no ha sido crea- do por su capricho. Husserl mismo ha puesto cla- ramente en relieve el contraste de la actividad y de la pasividad en toda la vida de la conciencia y es- pecialmente en la percepcién de las cosas exterio- - 98 -

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