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le l4+_ 148 Pelee Buiee EL RENACIMIENTO 24 cope? VEN &) SERIE GENERAL Dect GONZALO PONTON weil PETER BURKE EL RENACIMIENTO Traduosién castllana de CARME CASTELL Aa CRITICA {GRUPO GAvALEO-MONDADORI ce er nemo cori eects mo ¢ nny, on et same ae espa oe ra a cana pr sae AE ae tee commen SA. A. san nena ‘te eg 8.15 Ingres nat panne tam AORADI, Pash 12700 1. EL MITO DEL RENACIMIENTO. El hstoriador holandés Johan Huizinga essribié que «da palabra Renacimiento evoca en el soRador Ia imagen ‘de-un pasado de belles, de pirpura y oro» [9}.* O-para ser exactos, Jo que ven reflejado en su mentees ET naci- ‘miento de Venus, de Botticelli, el David de Miguel Angel, Ja Mona Lisn de Leonardo, Erasmo, ls casillos del Loire, ya Reina de las hadas,** todos mezclades en una im gen de una edad de oro de la creatividad y ta cultura Esa imagen del Renacimiento —con R maysscul se remonta hasta mediados del siglo 20x, al hstoriador francés Jules Michelet (que estaba fascinado por ella), al eritico Toh Ruskin (que la desaprobaba) y, sobre todo, al erudto suiza Jakob Burckhardt, ewyo famosa texto La oultura del Renacimiento en Italie (1860) des- cribia este periodo utizando des concepios, el de gina iduaismon y el de «modernidady. Segin Burckhardt, vn ay a Spee ln Sn, cn ees ete ge ge we yt w 5 ne menacoento en te Edad Medi, la conienia humana pemanssia oe ad Mel otando oh ead de Se tombe ol seeconeia as COM ae narra peo, prio, fami vr er ee colevon Fue oh Hal, ene ‘tos ean se ava ooo ae eo enact om obese comit x nd Fy saeco coma ta [2 Pate) eS anonmo de modem Para Burke ene foe 8 nj prnogi de a Bone tr torre, pox del io foe cao ot rate ce renee modern. Foe en ela aa ore fenovacin dl me det we Mesremae ca sec 7 i J tmaon por roo de Ere. re tea del Renin on BND. Desde eo, Gio» es un término ambiguo, ¥ aqui lo utilizamos de- ar ne an due sentido, Cuando ls Hsrt oa tra aos wo, por eeneal CF se refieren a relatos del pasado que se pueden conside- x sein ae esa mana gas. Fa a Ee Burchard ce dl Rea Soe rato pone etl 6, on Ria oe cones oe ot ee i nenadimientay 8 Edad Media, ¥en sete Recon weal comes ny een nce sve Prdun po no MN once Ed Me, . pervivencia de actitudes tradicionales en el siglo xvi € ‘UPL jpeluso mis tarde; ni tampoco el interés de los italianos iB por la pintura y por la misica de los Paises Bajos podad Se ee £2 Lato be. RENAcouNTO ° EI segundo sentido del término «mito» es més litera~ 004? rio, Un mito es un relato simbelico que narra las vcii- ==" tudes de unos personajes sobrehumanos (par su excelsi- tud 0 por su mezguindad); e un relato moral, para ser exactos, un relato sobre el pasado cuya func es Ia de explcar o justificar algunos aspectos de la realidad actual. El Renacimiento de Burckhardt es también un ito en este sentido. Los personajes desu relato —bien sean héroes como Alberti y Miguel Angel, 0 villanos ‘como los Borgia son todos ellos sobrehumanes. Y ese rismo relato explica y justfiea 2 le vez el mundo mo- demo. Es un feato simbdlico, en el sentido que desri- bbe un cambio cultural utilizando las metaforas del des- pertar y del renacer, metéforas que no som puramente decorativas, sino un elemento esencal de la interpret cidn de Burckhardt, ‘Tales metiforas 0 alegoris no eran nada nuevo en 4a époce de Burckhardt. Desde mediados del siglo x1, ‘un gran mimero de eruditos,esritoresy artistas, en Ita lia y en todas partes, dieron en utilizar las imagenes de la renovacin para deseribir su seasacin de estar viven do en una nueva época, una edad de regeneracin, ree ‘auracién, remembranza, renacimiento, redespertar 0 eemerger& Ja Iuz teas la época que ellos fueron los pri= ‘meros en escribir como «la edad oscura. ‘Y tampoco entonces tales metéforas eran nuevas. Ya) cl poeta Virgilio, pinto en su cuarta Egloga un vivo re- {rato del retorno de la edad de oro. La idea de renaci- ‘miento esté también claramente expresada en et Evange tio seguin san Juan: «En verdad 05 digo que aquel que rho nazea de muevo del agua y del Espiritu Santo no po- 0 cu necro de ener ene ein de os ions Lo ms cars ae eta Sun metry, ob el pio COMBE. te anon 1300 a 1600 del que 08 estamos fe a ea elie «un movie de rae aly atetoa que pltzo 0 regis Ent in inti, Leonardo Dro desert a Pear cera ter que psey una gran 9 we gt a occ ae demure a at re ede en, a etabn pera etingsd Tee ent al apa Laon X qe os PPL 1 Er rune en ua ad dor eas ana mo ber) ea pad, metas ae loo re io ns dos de pores, eT ¥ 2 rae de eoratn das ios x In eps 8 See tes dese nose ii i gras culminates de Leonardo, Ra- Git det peop masse de Var, Nigel Ss Ane so tds as atorloraiones, fs de os intel wanna dt Renacimiento estan ead tus nt eto, Como aos fos qe ae eb emit genercon ces padres, 8 Hombres ta com ida ura gan dew con la Edad eta gue te ae enoan Acrnlaan sansa a aaa cc reine propio tempo minis Tenth ae les separaba del pastdo remoto, la Andgie ‘ban, La concepeida que tenian de jaa ato ail ad au ar gare meme ge ea era un suetio, ja une imagen distorsionada del pasado; vin annelo, y también wna reactualzacién o wna Tepre- a mein al antiguo mito del eteno retormo [10 3p. XI uit LT et ReNacweaNro u El error de Burckhardt conssté en crer al pie de Ia Jetra la version de los artista eintlectules del period, haciendo suya de manera tral esa concepcin de rena: simiento, yreelaborindolaen ss libro. Ala vieja formu ta de li eestauracién de las artes y del resurgir de la An tipedad clisiea, Burckhardt afadis elementos nuevos,. como los de individualism, realismo y moderaidad, En ‘1 380, resulta apropiado aplicar el proverbio de E. H. Carr: Antes de estadiae historia, esta al historiador», ya que sin duda existieon razones personales que expl can su atraccién por este periodo y la imagen que tenia e al. Para Burckhardt, lalla signifieaba, tanto en pa sado como en presente, una huida de wna Suiza que con: sideraba sombria y remilgada. En su juventud ialianizé su nombre, firmando «Giacomo Burcardon, y se deseri- bia a si mismo como «un buen individuo», al tiempo aque caracterizaba al Renacimiento como una época de individualismo. Pero estas razones personales no son su ficintes para expicr el éito dela nueva defincion, 1 cl creciente interés por el Renacimiento que se dio 2 f rales del siglo pasado (entre intelectasles como Walter Pater, Robert Browning y John Addington Symonds en Gran Brecaia, y sus equivalentes en otros paises). Para omprender tal éxito debemos recordar el culto cuasire- ligiso por les artes que se profesaba en los nuevos tem- los, Uamados «etuseos», asi como ia preacupacién gue por el «realisino» y el windividususmo» sentian los aris {sy esritores del siglo xr. sts, al igual que Erasmo 1 Vasari, proyeciaban sus ideales hacia el pasado, crea. do su propia mito de una edad de oro, de un milagro cultural \ 2 ex nACOENTO Pero ain hoy en dia hay quien toma en serio este ‘mito del Renacimiento, y gracias a él siguen ganando Tinero las cadenas de television y las agencias de vies Porat contrario, 2 10s historiadores profesionales cada ter les resulta menos satsfactoria esta version de It 0- vZeenacentista, aunque el periodo y el movimiento Ies Sigan paresiendo atractvos. El quid de le euestion est Geque el gran edificioexigido por Burckhardt y sus con- ferporineos ao ha resstido el paso del tempo. Para ampesctos, Yo han erosionado especialmente las invest- faciones de los medievaistas (10, cap. XI, cuyos argue eesntos, articulados en torno au satin de detalles, pue- ‘on sin embargo resumirse en dos ineas generale. ‘En primer lugar, existen razones para afirmar que os lamados shombres del Renacimiento» eran en eal- ind bastante medievales. Su comportamiento, postult- ‘Gos ¢ideales eran més tradicionales de lo que tendemos sroreer y de Jo gue els mismos pensaban. Hindsight Sasiere que incluso Petrarea, «uno dé los primeros hom the realmente modemnos» segin Burckhardt, y un pe onaje del que nos volveremos a ocupar en estas Piii- | nas, por su creatividad tanto poética como intelectual | ‘Hania muchos punios en comin con Ia épaca que él mis: eneribis Gomo «oscura [72]. Dos de los mis famo- Tos libros excritos en ef silo xv, EY cortesano y El prit- Spe, enn mis préximos a la Edad Media de lo que ‘paver, El coresano de Castiglione est inspirado en. les | Rladiciones medievales de la coresanis'y del amor cor tie, asl como en textos clsicos como ef Bonquete d6 Piston y el De los deberes de Cicerén (63]. Incluso El \prineipe de Maguiavelo, que algunas veees modifis de- Lito oe. RENCE 3 Iiberadamente el saber convencional, pertenece hasta» cierto punto a un género medieval, el de los Hamados ‘espejos» 0 libros de aviso para gobernantes (29, 68]. En segundo lugar, los medievalistas han reunido da tos suficientes para afirmar que et Renacimiento no fue ‘un acontecimiento singular, como en un principio crey- ron Burckhardt y sus contemporineos, de manera que bien podriamos utilizar este término en plural. Existe ron varios «renacimientos» en la Edad Media, especial ‘mente en el siglo xu y en la época de Casiomagno. En ambos e408 se produjo una combinacién de logros ar- tisticos y Hterarios, con un resurgimiento del interés por las ensefianaas clisieas, y también en cada uno de ellos Jos contemporineos consideraron que la suya era uns Epoca de resauracidn, enacimiento.o «renovaciény (4, 78. Algunos espititus audaces, como el del difunto Ar- rnold Toynbee, en su Estudio de la Historia, han avan- 2zado ain més en esa direccién y han deseubierto renac- ‘mientos fuera de Europa occidental, en Bizancio, en el ‘mundo islémicoe incluso enel Lejano Oriente. Toynbee cescribié al utilizar la palabra renacimiento como un ‘nombre propio, nos hemos permitido caer en el error de ‘considerar como un acontecimientotinico lo que en rea- lidad no es més que una manifestacién conereta de un fenémeno histérico recurrente» {88}. Su «no &s ms que» reduce un movimiento complejo a una de sus caacteris- ‘ions, pero sequramente Toynbee esti en lo cierto al tra ‘ar de situar al Renacimiento en la historia mundial, y al prestaratenefn a los resurpimientos del «helenismo» (como al design a la tradicign clsica), que se produje- ' rs eu MENACUASTO ope occidental, ai ton allende las fronteras de ta Europa ¢ a etna ala recuperacion de tradiciones autéctonas «mt ome ahaa y Japén. Al igual que las personas, cada Tenacmjent ten sus carateristicas ropis, ero st Sno senido todos petenecen ata misma eariity, a pues, 2 abe deberosateneron? Exist see sda un Renaciminto So derbies como un fe, weet esta de parpura y oro, como si foese un il ca al aislado, 0 como fa subita aparicion dt la moder: aaa eopuesta seria ano) Si en cambio tizamos aaaae no, sn perjucio de los logros conseguidos en tt er ado camulo de cambios Metfeeos vn dts aa recta oriental, poems one ace a ngraie qua ene Loca un a pean deste cml ta dese dl eat dee. 2, ITALIA: RESURGIMIENTO E INNOVACION ese a ln necesidad de revsar la versiéa cominmen te aceptada dei Renacimiento, que presenta a Italia como activa y creatva y al resto de Europa como pasiva © ‘imitative, resulta inludible empezar por Italia, Ast puss, teste capitulo esté dedicado a los principales cambios \ ‘curides en el art, la literatura y ls ideas, desde Giot to (m, 1337) hasta Tinoreto (1518-1895), y desde Pe ‘area (1304-1374) hasta Tasso (1544-1595). ¥crataré de situar estos cambios —sean resurgimientos o innovacio- ‘nes— en su contexto sociocultural. Parece obvio que en ‘xe periodo no habia carencia de indvidualidades crea- tivas, hombres (en su mayorfa eran varones) que deja- ) ron en sus obras le huella de su personalidad. De igual ‘manera, si observamos el curso del cambio’ cultural en ltalia durante todo el periodo, es decir en los tre siglos ‘que van del 1300 hasta et 1600, veremos que también resulta obvio que Tos logros que se-abeuvieron fueron + colectivos, dado que se trabajaba en pequetios grupos, y ( ‘que cada generacin creaba a partir de las obras de sus 6 a aNACOENTO| predecesores. En un ensayo relativamente breve como el presente, me paress mas adecuado resalta fo coletivo y ', fatar de contemplar el movimiento renacentisia como un todo. {Una de las caractersticas especialmente dstinsivas de este movimiento eel intento entusiasta de revivie otra | caltura, de imitar in Antigiedad en diferentes campos y on diferentes medios. No es el nico rasgo importante ‘el Renacimiento italiano, pero puede ser un buen pun- to de partida, TEs en la arguitestura donde resulta més obvi la re- cuperacia de ls formas clisies, desde las plantas ba jas hasta los detalles ornamentales (83, caps. 26-27) Y no resulta sorprendente el que esta recuperacion de ia anquitectura ariega y romana se produjese en Italia, donde se conservaban, més o menos intacts, diversas J construcciones elisicas, como el Pantebn (timina 5), el Coliseo, el Atco de Constantino y el teatro de Marcelo (Godos alos en la misma Roma), & la vex que las com | dicones climiicas del sur de Europa permitan, més ‘gue en cualquier otro lugar, la imitacion de estos edifi- Glos. Generaviones de arquitectos, entre Ios que se con- {aban Fiippo Bruneleschi (1377-1446), Donato Braman tee L4ad-t514)y Andrea Palladio (1508-1580), Tueron 4 Roma a estudiar y a medir ess edifcios para poder imitar los principios sobre los que esiaban coastruidos En sus extudios contaron con Ia ayuda de un tratado de © arquitectura eserito por Vitrubio, que se conservaba des- {3 fos tempos dela antigua Roma. En estos Diez libros Sobre arquitectura, publicados por vez primera aproxi- fmademente en 1486, Vitrubio resaltaba la necesdad de mantener la simetria las proporciones, comparando la atructura de un eificlo con a del cuerpo humano. Asi frismo explicaba las reglas paca ol uso correcto de los es dene jamnas déreas, jonias y Sus corrspor sistema de pro tes como las iglesias flo santo Spirit. ¢ ‘San Pietro in Monterio, en Roma, construida pié con la tradi San Fran por Bramante en 1502 (mina onal planta cuciforme de ls iglesias medievates, par tar fa planta circular tipica de un templo romano. De ahi el apelativo familiar de Tempietto (pequefio tem plo en ftaliano) dela que Fue la primers ise imbign reeuerda @-un fe construe en estilo déric. temple romano el gran pértico de la Villa Foscari, de Palladio, conocida popularmente como La Malzontena, ‘que se eugié en Fusing, no lejos de Venecia, alrededor (je 1560, En esta villa se uili2é el orden jénico. En eam- bio, las casas de campo y Jas villas romanas no habia resistido et paso del tiempo, de mane Tenacentstas, desde Poggio & Calano en In década de ‘aap, hasta Pratolino en la década de 1570 (constuidas para le familia Médicis), estaban inspiradas en las des no Piinio el ‘que Jas villas Cripciones que izo el aftiguo escritor fom Toven de sus casas y jardin (21, 22 y 23} Tin ef caso de la eseultura, no se contaba con ninatin bio, pero los modelos jguo como el de fe imaportancia {18, 19}. El esul- ~~ 2» be nenacawnro tor Donate fue & Roma, como se amigo rans, (Petar on vein dela Angie sa, mien frig Buonacobtapedado Ania), ques hia fa eSor aor pequetoy bones, fs envio # Roms raat proostopor sean, marqus de Banta: Hai Is00 estaba de mods ere Io anos Minato siecionar piss cles, endo uno de IGemayores ents el papa Ju Joo er ro Reon de a mayora de obras de ate euro haban eons hast eons, nlayndo el Apolo de Bel ee ie dein nu nombre avila papal ens ae TERE Qhucmoy, 9 etaun mas famosa Lavconte aoe itdeloe una seen da lad de Homeo, ene Que sour oyano fee exaado por Us series trviadas por Apo. Los nuevos Zane ean por oer ecdicones Gs gene Tcrcann, come os bso, fe momumentos ees ‘Ps gue eapos son epectacioes dla ml {etn como Bao deljoven Miguel Ange! (ai Sr Sau its con lanfo acetate clic que Shrame un tempo se tee aut et na genunn Satedad ‘et caso de ia pintra rena acho ms fi coconuts 9 modelos angus, No habia ngin ivan de iui a de Laon, la pts es see Tespton de algunas desocaiaes en Ix Damas ‘Rte Se Netn ev Roma er econo ena Zeca $ etnus sno hasta as excvasions de Pomreya, 2 ut det sgt Como ss olga en argue fore year, tos patores ataban (use por Seco peop © exhorads por ss patone) de tar os regs, para ose tenia ue esr a todos as rcs, Baco de Miguel Ange, ; mol. No indirectos haciendo que sus modelos posasen al estilo de culfuras ldsieas mas famosas, 0 tratando de tru las pinturasclsicas perdidas a parte de las dserp- nes peeentes en texts iteraios 3, 12), La Calumnta fe Boticell (lamina 3), por poner un ejemplo, sigue la tdescripeion del eseritorgriego Luciano de una obra pe ida de Apeles. Tambien se intent establecer unas r nas literarias de los an fas a flas pletrcas a partir de las ri tiguos, etevendo que, seg dijo Hor ‘mo ia poesian. También enelcarapo dela musica es pecialmente entre 1540 y 1560— se realizaron intentos td reeear el antiguo esilo @ partir de fuentes Iiterarias, fs tratadoselsicos {53} en este caso partir, Elejemplo dela Antigiedad estimulé también el au det retato como zénero independiente. Los retratos del figfo xv sollan pintarse de perfil, imitsndo las cabezas de los emperadores que aparecian en las monedas roms nas, ¥ normalmente se prolongaban hasta un povo mas abajo de los hombros, a semejanza de los bustos de mir fasta el ano 1500 aproximadamente cua. ely olf05 artistas prescindieon de do Leonardo, Ra teste eonvencionalismo para producir obras sin aingin orecedentecsico, en las que el modelo aparecia de fret fe, 0 mositaba tres cuaras partes de st rostro, con ple os de medio cuerpo o de everpo entero, sentado o de pie, conversando con sus amigos o dando 6rd sriados (75 ‘Sin embargo, en la pint se produjo wn avance er cial que nada tenia que ver con la Amtgiedad: el desc: brimento de las lyes de la perspeatva lineal. Es posible {que los artistas clisicos hubiesen conocido esas lyes, {sour sor sere Sore Page| Year| Vir ‘won| Viv Vere (ise [ese] ee] eer [ee | es | Ere py exacouesTo pero en todo caso se habjan perdido hasta que Brane- Heschi y sus amigos las redescubrieron en el siglo x Ene ejemplo pone de manifiesto la afnidad entre ambas pocas y sugiere que esos paraelismos no pueden exp arse s6lo en términos de imitacién (18) ‘Tanto en la época cisica como en el Renacimiento, Jos artistas sentian gran preocupaci por la aparincie de tas cowas, por Io que Burckhardt denomind «realism Ta palabra aparece enttecomillada no sélo porque tenga ris de un significado (esto usionisa; tems tomado de qa ida realy, sea 680 Jo que sta, y ast sucesivamente, sino también porgue todos los artistas representa lo que pare ellos «real y porgue ningtin ate est libre de con- ‘enciones.Inclas la perspectiva pusde consderarse, sein ‘a hisoriador del ate Edwin Panofsky, «una forma sim- bolic. Por decilo de otto modo, representa el mundo {de acuerdo. con sus leyes significa aepear unos valores ‘eterminados y rechazar otros (18) Tin el caso de los artistas medievales, estos valores hhabjen de infertse de su obra, con el consiguiene ries- igo de producir un argumento circular. Incuso en el cas0 fe Giotto, su precupacién por la tridimensionalidad, tapedalmente por la solider de la figura humana, se in- flere de exta manera, Por off parte, eo Italia, durante los siglos x¥ ¥ XV, [os artistas y otras personas solian texpresar por eserito sus ideas sobre el arte, ¢ incluso al final del periodo legaron a imprimirias, como hizo Va~ sari con sus Vidas, dejando bien claro qué tipo de pro~ blemas quetian resolver, ast como su aprecio por cual dades tales como la verdad» o fdelidad a la naturale- ‘a, la usin de vida, la aparente faiidad con la que se HALA: RESURGDHENTO NOVACON as supeaban las difeattades 7, po 1o mis costoso de de- fini, i wgraciay (6, cap- 6 15) ‘Nos hemos ocupado en primer gar dela arate: tura la intra y i excultra porgue la mayora de no- sours en fo primero que pensamos lof la palabra Re- ‘rcimieto ex en las arts vsuale, Sin embargo, duran- te et epoca las cats bea» —es dei, la teratura la ensonanaa~ gozaban de mayor presto (al menos atte os estudiantes), que ls wares mecnicao, cateso- rin en Is Que, «pear de las qujas de Leonardo y ots, se mecclaban tanto la ptr, la essultra y la argue. tura, como la agricultural tics textes y de na- vegacgn. Lo que en esa eva era debia renacet eran tas Bona itera, as «buena etsy; saber la lengu, Js ieratura y la ensefanza. Ea cualquier caso esa era la pinion dels intelectual y esrtores de quiencs pro- ede laimagen de gran sesurgimieno que ha legadohas- ta nostrs, ya que los artis (con la aoable eeepc dle Vasa, dejaon.ecasstetimonis de su parecer s0- ‘ye a tema. Asi puss, no debemos olvidar este sespo de ta iformacin que be Megado hasta nosotros El idioma basin que se benticis de ese erenacer» 0 «cevivi» no fue el italiano, sinaeLlatin césico. El latin) tmedcval se consideraba «birbaro» pot 88 vocsbulari, $0 ortopafia (esrb mich en lugar del clisico mi, su sntais, ete, como ecribié el erudito Locenzo Valla fn a déeada de 1440, aaurante varios sighs, adic ha hablado latin corccamente, y i squera ba exisido aien a Ieelo To entendiese correctamenter. En aqucl tmomento, en cambio, la ambicin de diversosintlectua- ies era eserbir en un latin digno de Cer, rae nlc espera tanta once ee ee amigun Ro ea 1 a ei pore eee (8). Yo a mel conan sn Pear aan posh eo dos del an pepra ei a,b 2 ee eral amano Ech oA se es mica one Sa ae i que ve raven tras Be En ee de conencons ela ota noe eo ger eid omaha cnn tat i sone: La eure Sargon ese? fone snarl pera cua ea asa roma mds prota. Sn re eer La waged ea (ne ate Soca aga oe . ‘cenarios de cadaveres, y las comedias —en las que apa- eas on, wan pene Se i ee oso al el dela “+ Geamaturgos romanos Plauto y Terencio. La poesia lati- ean ee lane eps os 2m eee 2 gman Mac 9 pe @Al" rales semejantes & las Eglogas de Virgilio, en las ei ae stores, enmarcados en un paisaje arcadiano, tocaban Fae aban con aoranza sus amore, Con fe- po" cuencia, las ideas se plasmaban en forma de diilogos, cu et or anor con Plan a sdk Fen, enecin 8 De eee alanos susan e modo def isosa de Sone veTio Le a Tho LI ech de gue al men bt ae y HALA: REsoREMNENT B meORACION n 1500— se concedié més imporancia a Ia ltersturaen Jatin que @ a escrit on lengua verndcula. Aunque hoy cf ia Perna es mis apreiado por sla amorosa cect en talano, surement @hubisepreferido que Ierecordaen por Africa, ¥ para aumentar la parado- jn eb dla’ de la tenovacin fue ef latin cleo. Se produjo un interval de mit deen afi entre ls pe ters comedae racemes, escritas en atin, ¥ sis cauivalenes en lain, come los Suppsi de Arioxto (0508) la Colandria del cadena Bitbienn (151). Leo nardo Brunt eerie en latin su isvoria def puedo fe rentno a principle del ilo xv, mientras que la prime- ta ob de ete exit en taliano, a Historia de ai de Franosco Guieclards nos cert stn paca ns ds ci ator 2, 23], Cua los contemporines he Blaban del renacimiento de Is letra, con esta exe sién nos tfeian tanto a Iterstra en sentido mo- derno como a fo que hoy e dia econoce como el age deihumanismo. “ (es decir, no cldsicos), tales como esustancia», «aceiden- tes, eesencian, ee. “También era posible estudiar griegoclisico en aleu- ‘nas ecuelas y universidades italianas, especialmente en Florencia (a partir de 1396) y en Padua (desde 1462). ‘Aunque a la sazbn la Atenas clisiea no despertaba la ‘misma admiracion que fa antigua Roma, la lengua grie- ig supo atraer a Jos estudiantes. Los primeros profeso- rata: sume Foes i res eran refugiados procedentes del Imperio bizantno, ‘que paso a paso fue cayendo en manos de los rurces, ya desde mucho antes de la caida de Constantinopla, ex 1453. Gracias a esos refugiados, dversos intlectales italianos tuvieron la oportunidad de leer en su lengua oviginat importantes textos griegos, algunos de ls cua~ Jes se arababan de descubrir, como algunos distogos de Platon y las abras del misterioso Hermes Trismegisto (a quien se consideraba un antiguo sabio egipcio). Esas obras fueron traducidas por efilésofo lorentino Mar- silo Fiino, cuya admiracién por Plat era tan incensa ‘que tanto a 6 como a sus dseiplos 2 1s conose come eneoplaténicos» {S, 39]. Algunos textos, como el Nuevo Testamento y las ‘obras de Ariststeles, de los que ala sazin slo se cono- ‘sia au traduccin latina, fueron esudiados en su version ‘aviega original. Y asi lds humanstas descubrieronserias disrepancias ene las traducciones latinas (en ocasiones realizadns a parte de las (eadueciones érabes del orignal ‘ticgo) y los textos originales. Pietro Pomponazzi, filé- sofa italiano del siglo xv, tra ler Ia versin griegaori- tinal de las obras de Arist6tles, queds firmemeate con- vencido de que santo Tomis de Aquino estaba en un ‘error al indicar que Arist6teles predicabs la inmortalidad del alma, poniendo asi en entredicho toda la sintesis to mista, De esta manera, la demanda de traducciones mis rigurosas Hlevé pavlatinamente a descubrir que ls Kees de los admirados antiguos resultaban mas remotas y ae has de lo que en un principio se habia creo. Para os humanists, ineluso los textos latinos els os habjan sido malinterpretados durante mucho tem 2 ru munncnueso| po, cuando no enteramente perdidos. El redescubrimien- fo de manuscrtos de los clésicos fue un acontecimiento tstimulante en las vidas de intelectuales como Petrarea, Coluosio Salutati (que recupers las cartas de Cicerén) y Poggio Braccolin (que encontré los iscursos, también Ge Cicerén), Al mismo tiempo, se descubris que los con- ceptos fundamentals de un mismo texto se prestaban & diferentes interpretaciones segin Ia copia manuscrita de {que se dispusiera. Esto provocs ef desarrollo de téenicas de weritica textual» que permitieran recobrar lo que en teolidad habia eserito el autor, antes de que una pléyade de copistas distorsionaran el mensaje (83, cap. 12; 86) ‘Algunos textos csicos ya eonocidos en la Edad Me- ‘dia fueron también objeto de nuevas interpretaciones. Desde el siglo las universidades italianas,especialmen- tela de Boloni, habian impartido derecho romano, pero fueron los humanistas Tos primeros en situa las leyes en cl contexto sociocultural de la antigua Roma, dada su familiaridad con el estudio de Ia iteratura y de las ins- cripciones elsieas. Por ejemplo, el humanista Lorenzo Vall pudo demostar, a mediados del siglo xv y gracias ‘a su conocimiento dela historia de Roma y mas particu- Tarmente de la historia de la Jengua latina, que la llama- dda «Donacién de Constantino», documento mediante el ‘cual el emperador cedia el centro de Talia al papa y a fus sucesores, no sélo-no tenia nada que ver con Cons- tanting, sino que en realidad habia sido escrito varios siglos mds tarde (4. Fin la actitud que con respecto a la Antigledad clési- cx mantenian los humanistasy los artistas vinculados a tllos,coexstian dos elementos aparentemente contradic- [rats Reson # BOOWACHOS a tori. Por una parte, eran bastante més conscientes que sus predecesores medievales de la distancia que exist centre ellos y a Antigiedad clisca,y estaban preocupa- ‘dos por la corrupcién de Ja lengua y el declive de las artes que se produjo en Italia como resultado de lainva- sia de los birbaros. ¥ por otra, se senian personalmen- te muy proximos alos grandes romanos. Petrarca eser- bid cartas a Cicerén, entre otros, y Maquiavelo se pre- sentaba a sf mismo coaversanda con los antiguos. Am- ‘bos estaban convencidos de que era posible revivit la ‘Antigiedad. Por ejemplo, Petrarca se solidarizS con la fentativa de restaurar la repiblica romana, que se pro- ddujo —de puertas adentro— entre 1347 y 1354, Y Max quiavelo, en sus Discursos sobre la primera década de Tito Livio, afrmaba apasionadamente que los estados rmodernos podian y debian imitar algunas de las ordena cones politicasy militares dela antigua Roma, como nilicia cludadana {62, 68, 72). Para comprender este renasimiento de las formas clé- sias en arquitectura o en las obras dramaticas, y el en- ‘usiasmo por descubrir y editar manuscrtescisicos, he- ‘mos de contemplarlos como partes de una empresa bas- tante mis ambiciosa, nada menos que la restauracion de Ta antigua Roma. g¥ qué debemos entender por ello? [No siempre es tarea fil discern si los humanist es- crlbian de maneca literal 0 metaférica, o hasta qué pun to deseaban realmente restaurar el pasedo. En cualquier aso, la idea del renacer era bastante més que una figu- 1a ret6rica, AL igual que los antiguos, muches bumanis- ts crelan en una interpretacion ciclica de la historia, segin la eual una época podis ser una especie de reen ie ae a carnacién o reaparicin de otra época anterior. Algunos de estos humanistas pensaban que ellos y sus conciuda~ flanos podian ser los «nuevos romanos», a base de he- bla, escribir y pensar como ellos y de emular sus togeos, Gende€l Colisto y la Eneida basta el propio imperio ro mano. Como hemos sugerido anteriormente, la idea de tim relorno al pasado puede haber sido un mito, pero tera an mito en el cual mucha gente no solo pensabe, sino que vvia ‘Uno de los conceptos clave de los humanistas eral. ie «imitaciénn; no tanto la imitacion de Ja naturaleza ‘como la de los grandes escritores y artistas. Hoy en dia ‘sta idea empieza resultar extra, Nosotros estamos habituados ala idea de que tanto los poemas como las pinturas son la expresin de pensamientos y sntimien- tos de individuos ereavos, y aunque en el fondo estemos feanvencidos de que, de hecho, algunos artists iitan a ftros, nos incinamos a considear tal imitacién como prueba desu falta de talento 0 como un error que come- fen Jos que ain ao se han encontrado a sf mismos y por tanto no pueden desarrollar un esto personal. «lm faciény es ul termine peyorativo, Tanto los eseritoes ‘come fs artistas ansian demostrar su oriinaidad, spon taneidad © independencia, y megan las «influencias» de sus predecesores (por no Mencionar el plago, que actual- ‘mente sb consdera como una especie de robo de la pro- pieded intelectual. Por. contraio, Ia ansiedad. de. os Ceertores y artistas del Rehacimiento se debia a razones fotaimente opuestas. Aunque nosotros solemos pensar en fee periodo como en una épaca de innovacion y orginal ‘dad Tos hombres que vivieron en él resaltaron suimitacion Frnt: RESORT # RNOWAEION 8 {de los mejores modelos antiguos: el Pantebn, ef Laocon: te, Cicerdn, Virslio, Tito Livio, etcetera (49) Pero esta imitacion no significaba esclavitud. Para usilizar tna de fas metaforas mas corviences en la epoca, imitar no era «cemedar» alos antiguos, sino que consis-) a‘en similar el modelo, convirtiéndoto en propio ¥, a ser posible, superario. Generalmente se sostiene que los semodemos» no esperaban iguaar Ios logos de los ani gu0s, ¥ que s6lo pretendian seguir sus pasos, lo que ya fen sf consituia un ret. Como ya hemos visto, Miguel ‘Angel fue capaz de hacer pasar una de sus obras como ‘ise cratase de una antigiedad genuina, Albert escrbis: una comedia que fue confundida con una obra clisica, ¥y Carlo Sigonio, humanista del siglo xv, «descubri6» ‘una obra perdida de Cicerén, que en realidad habia es- crite él mismo. Hasta qué punto las imitaciones debian parecerse al original era una cuestign que suscitaba controversas. EL porta y erudito Angelo Poliziano fue uno de los que Seflalé la necesidad de guardarciertas distancias con res pecto a lor modelos clisicos, por prestisiosos que ésos fueran. «Quienes s6lo saben componer sobre In base de Ja imitacién me producen la misma impresién que los Toros y las urracas que expresen ¢osas que no compren- den, Tales escrtores carecen de fueran y de vida» [69, fap. 8] Pietro Bembo, eitco veneciano del siglo X¥, crea imitar a CleerGn cuando escribia en iain, pero al | ‘mismo tlempo tataba de digificar el italiano como en-/ ga literaria, considerando a Petrarea ¥ a Boccactio, es tritorestorcanos del siglo xv, como los mejores mode tos, ls aclsicos» moderna. La creciente sensacion de 1 36 EL RBMACOMENTO distaneiamiento histrico dificltaba la imitacibn, «ZA uiénes imitaban los antiguos?» se preguntaban algu- nos. {Sera la imitaci6n adecuada a les nuevos tiempos? ‘Tanto si les gustaba como sino, los artista y escrtores del Renacimiento no podian imitar a les antiguos mas que de una manera parcial, dado que los productos de Ja Antigdedad s6lo habian sobrevivido de una manera fragmentaria. Ya hemos visto que ni en pintura ni en misiea habia producto alguno a imitar, de manera que los misicosy lo pintores estaban obligados a ser libres. Y a pesar de ello, la ausencia de modelos espeificos en ciertos géneros era un problema secundario silo compa- ramos con el hecho fundamental de que los talianos del [enacimiento vivian en un mundo sustancialmente dite rente al de los antiguos, Su sistema econémico, socal y Polico tenia poco en comin con el de la antigua Roma, ‘con sus senadores y esclavos, sus legionariosy sus lati fundies. En esta situacién, el ideal de restaurar la aati- ‘gua Roma no podte ser més que una quimera, Y henos aqui de nuevo inmersos en et mito renacentsta del Re- nacimiento. En realidad, Petrarea, Brunelleschi, Alber 5, Valla, Mantegna, Ficino y otros eruditos de los si- alos xiv y xv estaban en muchos sentidos ej de lo que consideraban proximo, la antigua Roma, y cerca de lo ‘que ctean cistante, la Edad Media. Pese a su rechazo el pasado reciente, del arte «gético», de la ilosofiawes- coldstica» y de la latnidad ebrbara», se babian forma- do en esa cultura bajomedieval y en muchos aspectos ain pertenecian-a ella Acostumbrados como estaban a 1a esritura g6tica, no les resulté nada facil leer las aati- «guns inscripeiones romanas. "HAL: nEsuRanMTO ENON a ‘Al rechazar Jo que conocfan, lq Baja Edad Media, Jos humanistas confundieron algunas veces los albores de la época medieval con la Antigdedad que tanto adimi- raban. Cuando, por ejemplo, el humanista Poggi ides al tipo de Tetra que conosemos coma «renacimienta» o | sitalcay, cela que estaba siguiendo unos ejemplos clé- scos, cuando de hecho sus paradigmas procedian de ia | Edad Media temprana y pregética. A Brunelleschi le ‘curio algo parecido, pues tomé como madelo para sus reformas arquiteténicas el Bapisterio de Florencia, cre- yendo que era un templo elisico to que en realidad re- sulté ser un ejemplo del roménieo toscana, construigo probablemente en el siglo var [2: 83, e4p. 27]. ‘La continuidad con la Edad Media se puede apreciar | Dasta el siglo xv, incluso en la obra de-uhombres del Renacimiento» modélicos, como Ludovico Ariosio y | Baldassare Castiglione. La obra més famosa de Ariosto fs su narracién poltica Orlando Furioso (1516), en Ia ‘que se perciben las hullas del conocimiento que el ate tor tenis de ta épiee clisica, pero aun esté mas clara si ‘deuda con los romances medievales, especialmente los pertenecientes al ciclo de Carlomagno (Orlando no es ‘otto que el héroe Rolando). El poema no es un romance de caballeria al uso; ya que ef material medieval esta tratado con demesiads ironia para eso, pero tampoco es | tuna simple imitacién de la épica clisica. Una obra tal! Sélo puede haber sido escrita por alguien que en cierto sentido penensia a ambes traicones,y a ninguna de. las dos. El distanciamiento igSnico es la snica alternatl- vv para un hombre con un pie en cada orila (46, segun- da parce}. ¥ también la conocida obra de Castiglione, s & 8 wenn Fl cortesano (1528), a pesar de sus referencias asus pre- cedentes entiguos, ¥ especialmente al tratado del perfec- to orador de Cicerén, se ocupa de sentar una normas para la relaciGn social desconocidas en la Atenas cision } en la Roma republican, pero plenamente en boga en ta Edad Media. Ef cortesano bien puede desribirse como un libro de cortesia medieval rescrito bajo la influencia ie los idcales clisioas de comportamiento, o como una fadaptacion de esos ideales adecudndoles a una stuacién to clisca. Como en el poema de Ariosto, su autor soto podlia ser alguien que poseyera un profundo conocimien- {o de las dos tradiciones, la antigua y la medieval ‘Uno de los émbitos en el que se ponen de manifiesto las ambigiedades y los conflicts tnherentes a Ia posi- cm de fos humanistas esl esertura dela historia, Leo rnardo Bruni y Lorenzo Vella se contaban entre fos his- toriadores que deseaban escribir acerca det pasado inme- dato de tala, siguiendo el modelo de Ia historia de Roma de Tito Livio, asi como su estilo Iterario. Pero pronto el abjeto de st estudio hizo irralizable sa tarea; ho exista ningun termino latino para Lombardla, ni para Tas facciones polticas de guelfos y gibetinos, ni para fos rusulmanes, la arillri, ec» y8 que esos objets eins tituciones no exstan en la época romana, y n0 fue po sible verter todo el material existente en in épaca en el Imolde clisico, Giorgio Vasari escrbié sus Vidas de pin- tores, scutoresy arquitectos en italiano, soslayando de ceta manera ciertos problemas lingbisticos, pero aun asi fut obra fevela una fensién entre su admiracion por los Artistas y su admiracion por la Antigiedad, y sus alusio- es a textos cisions, como el reato de CicerOn acerca HALA: AESURGNUEWT E NENACION 2» del auge y el declive de la retrica, no podtan ocultar que su obra no tenia parangén en ia época eldsiea, algo debido a que ni los sobernaatesgriegos ni los romanos se tomaban en serio a os artistas, Sin embargo, as eontradicciones en la acitud de fos shumanistaé an ain més evidentes en materia de rel sidn, Antes que nada, ellos eran erstianos, no adorado. res de deidades paganas. Petrarea, Alberti, Vallay Fick no eran clérigos: Alber y Valla estaban al servicio de papa y el humanista Enea Silvio Piccolomini se convr 1i6 en el papa Plo Il, Petrarca, Valla Ficino exribie ron sobre teologia, mientras que Alberti disen-iglesias 1 eseribié fa biogratia de un sane, Algunas creaciones individuales del priodo imitaban fielmente los modelos entigues, pero su context soci y cultural era muy diferente, por lo que varias obras del Renacimiento son fo que se ba dado en llamar «hibri- oso cultures, cisicas en algunos aspectos y cristianas ‘en ott0s [13]. Se pada escribir un poema épico en latin clisico, a semejanza de la Eneida de Viriilio, que ve: sase sobre la vida de Crist. Un tedlogo humanista po dia lamar «temnplos» a as iglesias, o veferizse ala Biblia ‘como a un «aréculo», al inferno como al «infreman- op, 0 titular su tatado (como hizo Ficino) Theologia platonica. Una tumba renacentista podia imitar un sa. 6fago clisico (completado con representaciones aladas de la Victoria), combinar todo esto. con imagenes de Cristo y de la Virgen Maria [19, 20]. Bsta mezcolanza de clascismo y crstianismo-es difell de interpreta, ‘ome suele ocutir con os sncretismos, ya que es preci- 50 considerar diferentes aspectos. Transcureidos euatro- ” aL nenacnasro cientos afos, no resulta fil determinar si Fino revis- {i6 el platonismo como si fuese una teologia 0 s revistid fla teologia con el platonismo. Los historiadores del Sialo xr, inclayendo a Burckhardt, solian presentar & los humanistas como esencialmente wpaganos», crista- ‘nos s6lo en apatiencia, pero en Is actualidad los estudio- 108 del periodo se incinan a ereet que, por et contrario, lo aparente era su paganismo. Su utlizacién de frases clisicas en un contexto cristiano bien pudiera no haber sido mas que un intento de escebir un latin «puro, 0 incluso un juego aprendigo, come cuando el pintor Man- tegna y sus amigos se daban as! misinos titulos roma- ros, como el de cénsl, durante una excursion que rea- Tiearon al Jago de Garda un dis de 1464 en busca de antigedadesclisicas. ‘Con esto no tratamos de ocultar que exsta una cier- ta tensin entre los valores clésicos y los cristianos, ten- sidn de la que los contemporineos eran conscentes y ‘por la que estaban preocupados, En los albores del crs- Uianismo ya se habia producido un problema similar. Los padres de la Iglesia pertenecian a dos culturas: la cultu- 4 clsica tradicional-y la-nueva cristiana, y trtaton, ‘con mayor © menor dficultad, de armonizar Atenas y Jerusalén, En el caso de Jerdnimo, el confito interior ge aun grado de agudeza tal que se expresé en forma ‘dramtca, al sonar que arrastrado ante el tribunal divi- ‘no era condenado por «no ser un cristiano, sino un ‘Los padres de la Iglesia resolvieron el conficto me- ante un compromiso, curiosamente expresado por san ‘Agustin ene epjsodio del «expolio de ls egipios»: «El [TaLt; RESURGENT HNEWACICN a [Nuevo Testamento nos dice que cuando el pueblo de Is- racl abandoné Egipto, se levaron consigo el tesoro de los egipcios, y de igual manera, Jos erstianos pueden » hacer suyo y adaptar segin sus costumbres todo cuanto de valor hubiese en os cléscos paganos». En todo caso, alguns cristianos primitivos creyeron que les giegos aa tiguos conosian la verdadera doctrina (le llamada prisca theologia)sracas alos judos. «Que es Platén sino un Mois que habla en griegoatico?», escribi6 Busebio en ol sigh 3 (39). Este compromiso result6 sugerente a los humenis tas, cuyo problema, desde luego, era el diametralmente puesto: reconclar Ia cultura cristina tradicional con Jos redescubiertos clisicos. Posiblemente algunos erudi- tos, como Gemisthos Plethon, refugiado griego del si- slo xv, sbendonaron al crisianismo por et culto a los antiguos doses, pero a mayoria de ellos lo que desea- ban eran convertise en romanos antiguos sin dejar de ser cristianos modernos. Su deseo de armonia les condu- jo a algunas interpretaciones de a Antigtedad que hoy nos parecen poco verosimiles, como la de eonsiderar Ia Eneida como una alegoria del viaje del alme por a vida, ‘No obstante, cada épocatiende a mirar el pasado sezin su propia imagen, y no debemos suponer que la nuestra es una excepcién, Por lo que se refiere alas art: visuales, el sinifica- do del resurpimienta de las formas antiguas no es fécl de inerpretar, dado que en general carecemos de eviden- clas acerca de las ineenciones de los artistas, pero exs- ‘en indicios de tentativas de reconiiar Ia Antigiedad con el eristianismo, asi como del uso de modelos del cristia- ismo primitivo. La planta circular del Tempietto de Bra- mnante (lina 2), por ejemplo, no sélo recuerda a los femplos paganos, sino también @ un tipo determinado ide ilesia evatana primitiva que se ergia en conmemo- fasion de un martifio, y San Pieto in Montorio, ast tex, se construy6 para rememorar el lugar en el que & ‘rea hablan evucificado a san Pedro (22, cap. 6) En el ‘aso de Miguel Angel, sus poemas evidencian su volun= fad de combiner las formas eldscas con Tes contenidos cristianos (69) ‘Sin embargo, y por muy profundo que fuese el rer: air de in Antigiedad, éte 00 se lewd a cabo para sust- fuir al edstanismo. ¥ esta afirmacién implica, por otra parte, desdibujar in distincign entre Renacimiento y [Bed Media, ya que las formas clisicas babian sido im tadas (gomo st aombre indica) por «arte roménico en Tossigios xy xt, 9 también porque en Tos monastens ¥ tunversidades medievales se estudiaban los poetascldsi- cos, como Virgilio y Horacio, No debiéramos contem lar ef Renacimiento como una «tevolucion» cultural, Come si hubiera sido una ruptura sibita con el pasado, Sing como un desarollo gradual en ef cual un niet Gada vee mayor de individbos se sentian cada vee més {nsatisfechos con algunos elementos de su cultura bajo smedicval, peogresivamente mas atraidos por et pasado lisic. ZA qué se debi? He agut la cuestion mds dificil de fesponder, no. porque sea trabajoso imaginar pos bles respuestas, sino porque resulta imposible apunta~ lar esas respuesas con evidencias precsas, (Fue el culto fia Antigiedad wn medio para lograt un fin, un modo rau: Hence B NsorACiON ey e justficar la uptura con el pasado reciente? O bien {esas gente estabaninteresadas en el mundo antiguo por su propio interés? Cualqoierinterpretacion de ese inten- 1 colectvo de revivr la Roma y la Grecia antiguas debe tener en cuenta, para tener visos de realidad, tres facto- . res: el enelave geogritico en el que se produjo el movi- ) riento, el momento cronolégico y ia situacion sociolé- ica. :Por qué raz6n un movimiento de estas caractris- | ticas furgié en el norte y centro de Italia? 4A qué se Aebi6 que su apogeo se produjese en los sighs xiv, xv xut? ¢Por qué raz6n interes6 particularmente a los pa tricos urbanos? Permitasenos responder de manera or ddenada & enas res cuestones No fue nada fortuito que el resurpimiento de fa Ane ~ tipfiedad empezase en tala, donde se produjeron ls lo- 70s originales. No olvidemos que era Roma, y no Gre- | tia, el objeto de mayor venerscin; Virgilio mas que Ho- mero, ol Pantedn mas que el Partendn. Metafricamen. te hablando, los humanistas estaban deseubriendo a sus antepasados, y algunas familias nobles afiemaban des ‘ender en linea decade los antiguos romanos. Los ves: Uisios de la Antigiedad —monedas, tumbas, templos, anfiteatrs, ee.— resultaban hasta cierto punto familia: res.a los italianos, y por supuesto Ios artistas, Asi, no resulta facil discernr sia inpiracin chisia en ef arte italiano de ls siglos vin, xa 0 incluso en el xv respon dea una pervivencia 0 un resurgimiento. Hablamos de ‘«Renacimiento» cuando la imitacion de la Antigiledad se converte en algo cotidiano, meticuloso y conscieate, pera en Heal, al contrario que en otros lugares de Europa la tradicin clésiea nunca fue algo remote. “a su neeacinENTo El momento cronotdeico plantea mayores problemas. 410s restos de la Antigtiedad siempre habian formado wri parte del panorama italiano (0 en el caso de los textos Clasicos, se podian consular en as biliotecas de Vero nha o de cualquier otra ciudad), zpor qué razén se empe- taron a tomar mas en serio s6lo a partir de [a époce ‘de Petrarca? La respuesta obvit a esta pregunta es que fie entonces euando se empe26 2 consierar que el ejem- plo de la Antigiedad podia ser aplicable a las neces fades del momento. :Qué era lo que habia cambiado? {La diferencia mas notable fue el desarrollo de las cuds- desestado del norte de Teaia en fos silos x1 y x, 65 decir, la consesucién del autogobierno por parte de esas ‘dade, euyo apogeo puede explicarse en términos eco- fnémicos, dado el erecienteintercambio comercial entre Europa y Oriente Medio. No resuka dificil pecibir por {gue razones las oligarquias mercantiles desearon su in- dependencia, y ebmo st siuacidn limitrofe entre los do- mminios de papas y emperadores hizo que conseguir a independencia resultase menos traumitico de lo que hu- biera sido en cualquier otro ugar. Los estamentos diri- sgentes de esas ciudades empezaron a considerarse a si ‘mismos como «cénsules» 0 epatrcios», a los ayunta- tmientos como equivalentes al «Senado> y a la propia ciudad como «la nueva Roma». Este proceso resulta pr ticalarments evidente en el caso dela Florencia de prin- tipios del silo xiv, cuando la amenaza procedente de Min ayude a tos florentinos, y a su portavor, al can- ciller humanista Leonardo Bruni, a adquiri conciencia td si mismos y de sus valores, como la libertad que Gefendien (25]. Pero este conmovedor episodio forma ALU: RESURGDUEITO E HNOVACION 4s parte de un proceso anterior de aumento cresiente de la sensacién de afinidad con los romanos, que podemos ‘encontrar en las cludades del norte de Italia desde el sc lo xu, si no antes. Al trata de expliar la eronotogta del Renacimiento wp ier cot hia tec arse £0 Prncakper erento ete any ‘eurbano, no rural. Las alabanaas ala campina fieron Gas plnas de indviduos cua residence principal era su cara en ls ciudad, no au villa en el campo. El mov mento reunié a més hombres que a mujeres, a pesar de ‘que algunas mujeres nobles se ddicaban acivamente recenazgo. Por ejemplo, Isabel de Este, mazquess de | Mantua, fue, a prncipis del silo xv, una entusiasta colecioista de art, que adguiié obras de maestos a Jes como Belini, Perino, Leonardo y Tivano. Algu- sas mujeres estadiaron a fos elscos exeibieron en! Inn carts y tratados, slo para ver, como Ista Noga- rola, de Verona, que los humanists de sexo mascatino, como Guarino, se negaban a tratarias en pie de igual dag. Dento-de.prupo de varones que vivian en as cia | dades, gl resurae de la Antigua interes 3610 cunt Ginoria, 0, para ser més exactos, a tres minoras: ta ‘an Tos Rumania, ve en general ea prnfisionales, maestes © notaios lot miembros de Ia clase diigente, patrcos,prladosopritties que exendian sumeceta 20.8 las nuevas formas del arte y del saber, y también fos artistas, en su mayoria reclutados entre los hijos de Tos artesanos y_tenderos deta ciudad (6, cap. 3]. * Hasta qué punto humanists ¥ anistas compara los miss inereses es una cuestin que no esd nada 2% “sh 4 i nencines70 clara, Algunos cuadros, como la Calumnia de Bottce (Qémina 3) 0 su Primavera, presuponen un conocimiento de la Tteratura clisica que el artista, que abandons la cscucla a Jos 1rece afos, difcilmemte podia poseer, de fant que se haya sugerido que el «programa» bajo el que Se realizd ese sltimo cuadra debe proceder dealin ase- sor humarista, como Ficino o Poliziano, que presumi- blemente eran conocidos, sino amigos, de Botticell. Por otra parte, tampoco estd claro que algunas humanistas ‘entendiesen el apasionado interés que mostraban Brune- lleschi, Donatella y otros artistas por los aspectos forma. Jes de la arquitectura y de Ja esculura. Alber’ —que fue amigo de Brunelleschi, de Donatello y del pintor Ma- saccio, autor de obras teatralesy didlogos, y de disehos de edificior— fue un de Tos pocos hombres que tendie- ron un puente entre esas dos culturas.Ineluso Leonardo a Vine, a pesar de la diversdad de sus interes, per- smanecié en una de las dos ori (67. El «hombre uni- vetsaln, maestro en todas las cosa, era un ideal det mo ‘mento, pero result dificil encontrar personas que encar- nasen ee ideal, incluso en una época en la que la pre- sn por la espeialzacién era mucho menor que en Ia actual 7” En resumen, el resargr de la Antigledad representa- _ba una cosa diferente para eada grupo social, Y tampo- ‘Yeo eta lo mismo en Florencia que en Roma o en Vene- cia, Esto se ve claramente si consideramos la historia | del movimiento alo largo: dé tiempo. En el siglo xiv, ‘vemos un cresiente interés por e pasado elsico por par- te-de un punado de entusiasias, especialmente Petrarca, ‘quien, lejos de ser «uno de fos primeros hombres real Hatin: REsoRGNMETO F QNOWNCHES " ‘mente modernosy, perteneea ala cultura bajomediev ese a su rechazo de algunos de sus aspects. Enel sic alo xv, en cambio, gracias en parte a Ia mds rapa d- fusidn de las ideas y a otros cambios inteectuales que Facilitaba el nuevo invento, la imprenta, se habia asi lado bastante més la cultura clésca,y el peu grupo 4e entusiasias se habta convertido en uno mayor, en el {que se contaban un nimero considerable de maestros Asi pues, fue posible introduce en las escuclas muchas de esas ideas ideales, y se puso de moda entre ta no- bieza —hombres y mujeres— discui as ideas de Platon (de acuerdo con el retrato de Castiglione en su Cortese no), colecionar estatuas clisicas, encargar sus propios ~ retratos,construir sus residencias en la ciudad o sus vi- las en el campo segin el «antiguo» estilo, Exte aumento de los adepros al Renacimiento no fue €l nico avance significativo ocurtida en ls silos xv Y Xv; hubo ot10s cambios. El relato més conocido de ls ‘iferentes fases del movimiento es el que nos ha legado el historiador y arsta Giorglo Vasari, que dstinguia tres periodos en as artes el temprano, el medio y el conoc do como «alto» Renacimiento. Vasari excibié como #1 los logros de cada época superasen los de ta anterior, mientras que el objetivo seguiasiendo el mismo. Pero & ‘30 se podria argii que los objeivos de los escritoes y artistas fueron cambiando gradualmeate durante el pe- riodo. Tanto en arquitectura coma en literatura, la preo- ‘upacién por creat segin Jos antiguos priacipios dio ‘paso, en muchas ocasiones, al deal de continua ls ere las» acuiadas en los antiguos ejemplos. Podrlamis de cir (exagerando un poco en aras dela claridad), que un 8 1 RewcmaEsTO movimiento que en un principio pareca subverivo (por To menos 4 algunos fl6sofos erudits) se convirtié, mis ‘9 menos hacia el sf 1500, en parte del establishment. Fue insitcionalizado, rutinizado, incorporado a la tra- icidn, de manera que los historiadores tienen buenos rmotivos para describe todo un periodo de la historia italiana como Renacimiento. ‘Sin embargo, fuera de Italia, ef resurgimiento de 1a ‘Antgledad continuaba siendo una novedad; el movi Imiento no habia perdido su capacidad de impactar. Asi pues, a partic de ahora dedicaremos nuestra atencién & To que sucedié fuera de Italia. 3. EL RENACIMIENTO EN EL EXTRANJERO ‘0 LOS USOS DE ITALIA ‘A estas alturas deberia estar claro que la imitacién e la Antigiedad, rasgo distintvo del Renacimiento, n0 fue un proceso simple sino complicado, y como tal se consideraba en la époce. Lo mismo sucede con la imita-> cidn de la cultura italiana en otros paises, como tratare; mos de demostrar en este capitulo ‘Ala hora de tratar este ema, se acostumbra @ empe- ‘ar enumerando las actividades que realizaron en el ex- ‘ranjro tanto los itaianos como los extranjeros que vi- sitaron Ttalia; no hay nada que objetar a este proved ‘miento, Sin embargo, hace tempo que a los esudiosos ‘no les resulta satisfactorio este enfoque tradicional de la ‘difusiénn 0 wrecepciéa» del Renacimiento allende las fronteras de Telia, pues subyace en él la ect6nea con deracién de que mientras los italianos eran activos, crea- tivos e innovadore, el resto de Europa esa pasivo, un ‘mero receptor de winfluenci 0, para usar una metafo= ra cara los historiadores, un eterno xdeudor» de Italia Por un lado, la posicin del resto de Talia con rela-

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