ESPOL-CONAH-MIM-08-00066
REVISION-CONAH
SILVIA G. ALVAREZI. ORIGEN Y DERIVACIONES
DE LA INVESTIGACION
En 1982 se firmé un convenio entre a Corpo-
racién Estatal Petrolera Ecuatoriana (CEPE) y el Cen-
two de Estudios Arqueolégicos y Antropolégicos
(CEAA), de la Escuela Politécnica del Litoral (ESPOL).
Este convenio tenia como objetivo primordial medir
el posible impacto que pudiera causar la futura insta-
lacién del “Complejo Industrial idrocarburifero Presi-
dente Jaime Roldés Aguilera”, sobre el patrimonio ar-
queolégico, y sobre la poblacién asentada en el drea,
El complejo, cuya instalaci6n ha sido postergada has-
ta la fecha, tiene planificado ocupar un espacio de
tierras propiedad de varias comunas (Peniche- El
Real- Rio Verde- Juan Montalvo), correspondientes al
cantén Santa Elena, en la provincia del Guayas, de la
Repiiblica del Ecuador (Mapa 1).
El programa de investigacién sefialaba la nece-
sidad de llevar a cabo un trabajo de campo interdis-
Ciplinario, que profundizara el estudio histérico del
rea que iba a ser directamente impactada, asi como
de la regién de la que forma parte, la denominada
geograficamente Peninsula de Santa Elena (desde
ahora PSE) (Mapa 2)
Los objetivos iniciales tenfan como prioridad
proporcionar una evaluacién de los posibles impac-
tos que podrian ser causados, para orientar la mejor
toma de decisiones en la programacién de las activi-
dades de la empresa petrolera. Sin embargo, en los si-
Buientes afos la investigacién hist6rica y sociocultu-
ral se fue ampliando.
El convenio fue sucesivamente renovado por la
empresa hasta el afio 1989, y posteriormente las i
vvestigaciones continuaron financiadas por distintos
‘organismos nacionales ¢ internacionales!
Como resultado de las mismas, fueron presen-
tados anualmente informes de avance y progreso de
10s trabajos, tanto a las entidades financieras como al
NTRODUCCION
Instituto Nacional del Patrimonio Cultural del Ecua-
dor, ast como los informes finales correspondientes.
Paralelamente al desarrollo de las investigacio-
nes, la empresa CEPE, actualmente denominada PE-
TROECUADOR, financié la propuesta de desarrollo e
instalacién, en terrenos cedidos por la Comuna Pe-
chiche, del denominado “Complejo Cultural Real Al:
to", que incluye el sitio arqueol6gico del mismo nom-
bre, el Museo de Sitio El Mogote, asi como otras
construcciones recreativas y de investigacién (Ugal-
de, 1989; Matapalo, 1990).
En el caso de la investigacién antropolégica,
varias publicaciones, asi como los correspondientes
informes de progreso a las instituciones financieras,
hhan dado cuenta de aspectos puntuales sobre el de-
senvolvimiento hist6rico de las poblaciones que ocu-
paron la regién, y las principales caracteristicas so-
cioculturales que las identifican. Quiza la sintesis,
ims acabada, no est publicada, sino expuesta en va-
rias de las salas del “Museo de Sitio El Mogote” (ane-
x0 N"1).
Al considerar que el punto de partida de una
investigaci6n esta estrechamente relacionado con la
cconcepcién misma que se tiene del conocimiento, se
asumié que éste, mas que ser un reflejo objetivo de la
realidad, tiene la capacidad de instrumentalizarse y
adoptar un papel activo, para promover o sostener
posiciones enfrentadas politicamente2.
Aunque la investigacién no se piense en fun-
ci6n del cambio social, se sostiene que “la interven-
cién humana en la realidad social es accién y ciencia
a la vez, ya que permite al mismo tiempo modificar
el mundo, y al transformarlo, conocerlo” (Bastide,
1977)
Al estimar el conocimiento como un proceso
que se alcanza a través de aproximaciones sucesivas
progresivas a la realidad, y en interacci6n con los
sujetos sociales con que se trabaja, se incorporé tam-
bién la percepcién que tiene el grupo sobre su reali-
dad hist6rica. Esto, con el fin de alcanzar un anélisis
Y una reflexi6n no slo teérica, sino praxica?.Silvia Graciela Alvarez Litben
16
‘Mapa N® 1 Ecuador-Peninsula de Santa ElenaDe Huancavileas a Comuneros 7
Desde esta perspectiva, pusimos en valor los
testimonios orales que propontan, desde la concien-
cia del grupo, una percepci6n sobre si mismos dife-
rente a la que ofrecia la analitica académica e histo-
riografica oficial. Cada final de temporada de investi-
gaci6n se presentaron los resultados y materiales re-
gistrados a la poblacién, mediante asambleas convo-
ccadas por las comunas. De aqui que, ademés del
diagnéstico de caracter te6rico interpretativo, uno de
los resultados objetivos del proyecto fuese concretar
‘un programa de reflexién sobre los derechos territo-
riales y la identidad de esta poblacién indigena.
El propésito fundamental de este trabajo, fue
introducir la divulgacién popular como parte del pro-
yecto de investigacién, cubriendo algunas de las ex-
Pectativas generadas entre los pobladores de la re-
8i6n, y poniendo al alcance de las organizaciones so-
Mapa N? 2. Area original de investigacién
Ciales y piblico general la informacién recuperada.
La elaboracién museogréfica final, fue en parte, pro-
ducto de la participacién directa, en el montaje, de
hombres y mujeres de varias Comunas de la PSE.
Desde la perspectiva de la empresa financiado-
ra, ésta evalué que su inversiGn redundaria también
‘en su intencién de afianzar y estrechar las relaciones
cexistentes con las Comunas del érea.
Il. HisTORIA DE LA
CONSTRUCCION DE HIPOTESIS
En mi hipétesis de partida consideré que las or-
ganizaciones comunales, propietarias de las tierras,
tenfan una existencia relativamente corta, ya que
aparecian en los informes oficiales como fundadas a18 Silvia Graciela Alvarez Litben
partir de la aprobaci6n, en 1937, de la “Ley de Régi-
men y Onganizaci6n Comunal del Ecuador”. De igual
manera, la Federaci6n de Comunas del Guayas exis-
tia desde 1965, aunque fue oficializada por el gobier-
no en 1976.
‘A esta Organizacién de Segundo Grado (OSG)
se afiliaron, sin embargo, precipitadamente, tres de
las comunas que iban a ser expropiadas por la empre-
sa petrolera, para obtener mayor respaldo y mejorar
sus posibilidades de negociacién. Como consecuen-
cia de las entrevistas Hevadas a cabo con los dirigen-
tes y presidentes de las comunas afectadas, asi como
del andlisis de un importante acontecimiento politico
producido en 1981, tuve que reorientar mi hipétesis
de investigacién inicial.
Por la documentacién que me fue presentada y
las fuentes orales, supe que las actuales comunas le-
Balizadas por el Estado habfan tenido como prece-
denies en el ea otras formas de organizacién funda-
das en este siglo, para la administracién del territorio
Conjunto que ahora aparecia fraccionado en Comu-
nas. A estas formas de organizacién, incluso, las ha-
bfan precedido otras, en la primera etapa de vida re-
publicana del pats, y habfan sido reducciones indige-
nas durante el gobiemo colonial.
En 1981, antes de que inicidramos nuestras ac-
tividades, se haba producido la mayor concentracién
piiblica de comunas que se manifestaron en la cabe-
cera del cant6n, en rechazo a un proyecto presenta-
do en el Congreso de la nacién para “municipalizar”
las tierras comunales. Como resultado de ésta y otras
gestiones se consiguié el retiro de dicho proyecto, y
se puso de manifiesto la capacidad de movilizacion y
convocatoria que producia en la zona la posibilidad
de pérdida de la propiedad comunal de las tierras.
Estas y otras informaciones valoradas no apare-
fan en ningén tipo de publicacién de las escasas in-
vestigaciones sociales llevadas a cabo. Es més, la po-
blacién del area era tipificada con el nombre de
“Cholos”, y aunque organizada en comunas, caracte-
rizada como “mestiza”, “aculturada” y productiva-
mente dedicada a la pesca, por su cercania al mar
(Hurtado y Herudek, 1974).
Ya que la fuente oral ofrecfa una visién contra-
dictoria con la documentacién académica, se ponde-
16 su valor alternativo a la historia de conquista y ad-
ministracién colonial (Thompson, 1992:15) y se con-
sider6 punto de partida para la construcci6n de nue-
vas hipétesis.
Sobre esta base, se planificé la segunda fase de
trabajo de campo, que did inicio en 1983 a la inves-
tigaciOn directa y de convivencia en las comunas, pe-
ro con nuevos elementos de valoracién. {Desde
‘cuando existia esta forma de tenencia comunal de tie-
rras en la regién? Trabajé asi con la hipétesis, ya re-
formulada, de que la propiedad colectiva de la tierra
se habia mantenido ininterrumpidamente desde la
época colonial hasta la actualidad por parte de una
sociedad que se habia tenido que reorganizar y trans-
formar para sobrevivir. Aunque la poblacién manifes-
taba rasgos culturales atribuidos a la influencia de la
sociedad blanco-mestiza, presentaba al mismo tiem-
po otras que le eran propias, asi como formas de or-
ganizacién social y practicas productivas que le eran
especificas*,
Si los testimonios daban otra dimensién a la
historia regional, que aparecia vedada de contenidos
fenas, consideré la necesidad de completar esta
recuperacién oral con un trabajo especifico en los ar-
chivos. Otros investigadores, frente a situaciones si-
mmilares, optaron por recuperar la historia a través de
la narracién de la gente y del significado de sus reac-
ones frente a los cambios histéricos que se estaban
produciendo, aunque sin llegar a confrontar esta ver-
si6n con la historia documental de la regién (Gow,
1991: 283).
‘Aunque la historia se reconoce como et proble-
ma central de andlisis en el cambio de las culturas im-
pactadas por la dominacién colonial, no existia en
este caso una etnografia regional histérica que reve-
lara a la poblacién indigena como agente histérico
activo y con clara conciencia de su pasado. Este tipo
de situaciones ha sido atribuido al poco interés mos-
trado por los antropélogos por aquellas poblaciones
‘que no encajan con la caracterizacién tradicional de
indigenas, y son asimilados a categorias sociales abs-
tractas 0 ignorados en su especificidad cultural (Gow,
1991:293),
En mi caso, al tratarse de una investigacién que
incidirfa directamente sobre programas estatales de
desarrollo que tendrian repercusi6n en la propiedad
de tierras comunales, opté por la doble basqueda. Por
un lado, confrontar entre si las fuentes orales y las es-
ccritas para confirmar o verificar los datos (Griaule,11969), asf como poner en contexto regional los testi
monios de diferentes informantes de distintas comu-
nas, que variaban en cuanto a los acontecimientos re-
latados, Por otro lado, tomé en cuenta que los recla-
‘mos por tierra comiin que aleganban “derechos
memoriales”, aunque pueden no expresar un hecho
hist6rico, lo que si expresan es el balance de fuerzas
producido en el Ambito de las relaciones interétnicas
(Howsbawm, 1992:93)..
‘Amplié asi la busqueda de documentacién so-
bre tenencia de tierras en el Registro de la Propiedad
del Cant6n Santa Elena y en el Registro Provincial de
la Propiedad en la ciudad de Guayaquil. El resultado
fue la localizacién de numerosos documentos que
certificaban la existencia de titulos de propiedad otor-
gados a los grupos indigenas, reducidos en la PSE me-
diante pleitos 0 negociaciones ante la Corona espa-
fiola o el gobiemo republicano (Alvarez, 1988).
‘Aunque parti de la fuente oral, ésta pronto ad-
quirié una dimensi6n documental que permitié ela-
borar una historia altemativa que otorg6 presencia a
un sector de la poblacién marginado del poder de la
escritura (Ramén, 1992:351), al mismo tiempo que la
palabra recuperd su fuerza y su prestigio (Vilanova,
1992:21-22).
Desde ese momento, con hipétesis reconstrui-
das por la misma practica de campo, concentré la
atenci6n en descifrar el desenvolvimiento de las anti-
guas “parcialidades” indigenas de la regién, tema es-
te que se convierte en el centro de andlisis de esta te-
sis.
No existia ninguna informacién que precisara
silas tierras otorgadas 0 compradas a la Corona espa-
fiola se habfan mantenido en poder de los indigenas
desde el s. XVI, hasta adoptar en 1937 la forma juri-
dica de organizaci6n comunal o si, por el contrario,
estébamos frente a un fenémeno nuevo de poblacién
mestiza con inmensos terrtorios comunales, adminis-
trados por Cabildos.
Lo que aparecia claro hasta ese momento es
que la actual propiedad de tierras, adjudicada a algu-
rnas de las comunas que iban a ser expropiadas por el
Bobiemo, se sustentaba en la existencia de titulos de
corigen colonial y republican. Pero quedaban otras
interrogantes por resolver. ;Formaban estas comunas
actuales, y alguna otra, parte de un antiguo territorio,
también comunal, adscripto a alguna entidad étnica
De Huancavileas a Comuneros 19
cen particular? ;Por qué éste no habia pasado a poder
de los sectores dominantes blanco-mestizos durante
la colonia, como ocurrié en la mayoria de los casos
en a Sierra ecuatoriana? ;Cual fue la modalidad de
tulaci6n de estos grupos al sistema colonial? ¥ fi-
nalmente, averiguar de qué manera particular estaba
ahora operando esta forma de organizacién, tanto en
los niveles politicos como econdmico-sociales.
La historia precolonial de la Costa se simplifi-
caba, al dividiir el terrtorio costefio en dos espacios
adjudicarles categorias politicas de transici6n hacia
cl Estado: tribus o jefaturas. La secci6n norte con so-
ciedades escasamente estructuradas, y el sur con una
tradicién navegante y comercial, pero descentraliza-
do en lo administrativo y lo politico®. Si se trataba de
sociedades que ni siquiera habian interesado al impe-
rio Inca por su pobre nivel de desarrollo (Larrain Ba-
110s, 1980), 0 éste no los habia logrado incorporar
Galom6n, 1986; s/f), la hipétesis de su temprana de-
saparici6n fisica y cultural (Salomén, 1988; Alcina,
1986), que aparecia como factible, contradecta los
datos coloniales. Se hacia necesario releer la informa-
in que aportaba hasta ese momento la arqueologia
regional y la etnohistoria, para considerar como pun-
to de partida no exclusivamente el régimen politico,
sino el Analisis de los procesos estructurales de larga
duracién de esta formacién social (Lumbreras,
1981a).
Fue posible, asf, distinguir que las actuales co-
munas de Pechiche y él Real mantenfan en propiedad
tierras que originalmente se encontraban bajo domi-
nio de la Reduccién de Indigenas de Chanduy, a la
que se hacia referencia, hasta el principio del perio-
do republicano, como “Antigua Comunidad Indigena
de Chanduy” mientras que las otras dos Comunas,
Rio Verde y Juan Montalvo, se habian formado en te-
rritorio de la que habia sido la Reduccién de La Pun-
tade Santa Elena, hoy cabecera cantonal. Por lo tan-
to, decid ampliar la que fue la unidad de anilisis ori-
ginal hacia otras Comunas, y considerar para esto su
adscripcién hist6rica indigena, con el afén de distin-
uir las unidades latentes que las inclufan y las estruc-
turaban (Cresswell, 1981:301-304).
De manera tal que, a partir de 1986, la investi-
gacién se extendié a las siguientes Comunas: Chan-
duy, Bajadas de Chanduy y sus recintos comunales,
Manantial, Tugaduaja, y Gagielzén, ubicadas en el
of =20 Silvia Graciela Alvarez Litben
antiguo territorio indigena de Chanduy; Atahualpa y
Juntas del Pacifico, del territorio de La Punta; Playas
(Yagual), Progreso (San José de Amén) y San Lorenzo
de! Mate, del terrtorio de El Morro, y Chongén, del
territorio del mismo nombre. Excepto El Morro, todas
las poblaciones que actualmente tienen categoria ad-
ministrativa de parroquias habian sido durante el pe-
‘iodo colonial, reducciones o resguardos indigenas
de la antigua provincia de los “Goancavelicos”, 0
Huancavilcas.
‘Algunos proyectos paralelos y complementa-
Fios Hevados a cabo durante esos afios me permitie-
ron ampliar las percepciones y comparaciones, tanto
€en el ambito de la misma peninsula (Marcos y Alva-
rez, 1988) cuanto con comunidades de la Sierra
(Soons, Pancini, etal., 1984). En 1991, gracias a un
contrato puntual de evaluacién de impacto del que
participé, tuve oportunidad de recorrer las comunas
del sur de la provincia de Manabi. Desde la ciudad
de Manta, donde se ubica la actual refineria de Pe-
troecuador, hasta el limite con la provincia del Gua-
yas, se completé una evaluacién preliminar llevada a
‘cabo anteriormente (Alvarez, et. al.1991(MS)).
‘Aunque en esta tesis me limitaré a tratar la re-
Bi6n de la PSE, de la provincia de! Guayas, y las co-
‘munas que la ocupan, las posibilidades de compara-
ci6n cultural han favorecido implicitamente el anéli-
sis de los resultados, especialmente en cuanto a los
procesos de cambio historico (Foster, 1974:102). Tra-
bajos puntuales en la regién de la Baja Cuenca de!
Guayas sobre tecnologia prehispanica y organizacién
cooperativa resaltaron las diferencias en las estrate-
{gias que debieron seguir los grupos indigenas para su
supervivencia (Alvarez, 1989).
Comunas y cooperativas aparecian como ins-
trumentos juridicos, propiciados por el Estado en la
‘misma fecha (1937); sin embargo, el contraste me fa-
cilité reconocer que su implantacién respondia a dos
realidades hist6rico-regionales diferentes.
A través de estos trabajos puede comprobarse
que, mientras en la Baja Cuenca del rio Guayas, ocu-
pada por plantaciones y haciendas hasta hacer desa-
parecer casi todo vestigio de reducciones y poblacién
indigena, la cooperativa se volvia muy recurrente, no
ocurria ' _ésmo en la PSE. En los casos investigados
en lac: del rfo Guayas, la poblacién se organi-
26 jurfdicamente en cooperativas a partir de 1970,
cuando se promulg6 el Decreto 1001 de expropia-
cién de haciendas, mientras que en la PSE la pobla-
ci6n adopts la organizacién comunal inmediatamen-
te que se expidi6 la Ley correspondiente, como tran-
sito de su situacién auténoma anterior.
III. FUNDAMENTO DEL TEMA
Y RELEVANCIA DEL PROBLEMA
Este proceso personal me fue aproximando ca-
da vez més a la necesidad de analizar los términos es-
pecificos que asumieron las relaciones interétnicas en
la Costa ecuatoriana, diferenciando opciones y reali-
dades locales, territoriales y regionales, y prestando
atencién a las consecuencias que su eleccién trajo a
las partes en contacto (la sociedad dominante y los
indigenas).
Esto me parece clave para completar el vacio
de informacién que presentan las investigaciones an-
tropolégicas sobre el desenvolvimiento colonial, y el
camino que siguieron las poblaciones indigenas de la
Costa hasta su realidad actual (Alvarez, 1993a). Un
analisis sobre del desarrollo hist6rico de la antropolo-
gfa en el Ecuador demuestra la concentracién ma
fiesta de intereses de investigacién en la regi6n inte-
randina y en su poblacién indigena. La relacién de
proyectos llevados a cabo pone en evidencia una in-
vestigacién mas restringida para el rea de las tierras
bajas (Costa y Amazonfa) que, ademas, quedé por
mucho tiempo en manos de investigadores extranje-
ros (Moreno Yanez, 1992). Un breve esbozo de los
esfuerzos realizados en el campo sociocultural para
la regién de la PSE lo hemos adelantado en trabajos
anteriores (Alvarez,1991). Hasta la fecha no existe
una sintesis de cardcter regional que trate especifica-
mente el proceso historico desde la perspectiva étni-
a.
La relevancia teria del problema consiste en
poner a prueba las premisas que han guiado el anali-
sis étnico para la region del litoral ecuatoriano. De
aquf que no baste con revisar las interpretaciones for-
muladas, sino que se hace necesario llevar a cabo
una revisién critica, tanto de las fuentes primarias
mas relevantes con que se cuenta como de las inves-
tigaciones historicas parciales que se han realizado.
Po