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02) Arias Castafieda, Eduardo; Bazdresch Parada, Miguel; et al. (2005). “gLibres o iguales?" en Politicas educativas en México. Tres momentos en la historia, tres visiones desde /a filosofia. México: Editorial ITESO, pp. 69-97. Lo laico, lo moral, lo modernizado La Cartilla moral de Alfonso Reyes en tres momentos de la educacién priblica Eduardo Arias Castaneda Material omplado con fines académicos, se prohibe su reproducciéa toll o parcial sin la autoizacién de cada autor. Elsecreto del ex ¢s el amor al momento presente, secreto que implica In de que no hay mis digna manera de vivirse que cumplir cabalmente con todes los instantes de la vida. Alfonso Reyes Ennta historia de ta etucacion en México se regictran cinco grandes inter- tos de ensefiar los valores morales, segsin Ernesto Meneses." Uno de ellos es la Cartilla moral, el nico documento que ha estado presente en tres momen- tos de esa historia: 1944, 1959 y 1999. Es, ademas, un documento que des- pierta interés por la calidad intelectual de su autor, quien tenfa una visi amplia del mundo cultural y del diplomatico a finales de la segunda guerra mundial, en un México que empezaba a orientarse hacia un modelo demo- critico. Meneses Morales, Ernesto. Las enseiansas dela historia dela educacién en México, Us sidad Iberoamericana, México, 1999. pp. 84-96. Material omplado con fines académicos, se prohibe su reproduccia toll o parcial sin la autoizactén de cada autor 2 Porineaspucenase Mixien Gontexto sociocultural de Alfonso Reyes? Alfonso Reyes Ochoa nacié en Monterrey, Nuevo Leén, cl 17 de mayo de 1889, en el seno de una familia acomodada, y fallecié en la ciutdad de Méxi- co el 97 de diciembre de 1959. Fue hijo de Aurelia Ochoa y del general Bernardo Reyes, quien fue gobernador de Nuevo Ledn y ocupé altos pucs- tos en el régimen de Porfirio Diaz. Alfonso conuajo matrimonio con Mantucla Mota, quien fue su tinica esposa y con la que tavo un hijo, el doctor Alfonso Reyes Mota. Fue cdncada en Monterrey, y en la ciudad de México asisti6 a la Escuela Nacional Preparatoria, Concluyé sus estudios profesionales de clerecho y ‘obtuvo el titulo a Jos 28 altos de edad. Fue secretario de la Escuela Nacional de Altos Estudios, pre‘tecesora de 1a Facultad de Filosofia y Letras de Ia Universidad Nacional Auténoma de México (UNAM). Alli funds la catedra de historia de la lengua y literatura espaiiola. Sus logros acaclémicos se vie- ron ensombrecidos por el asesinato de su padre durante la decena tragica, evocado en el soneto 9 e febrero de 1913. ‘Alfonso Reyes conocié a Pedro Henriquez Ureiia, Antonio Caso y José ‘Vasconcelos. Con ellos y otros formé el Ateneo de la Juventud, un grupo de intelectuates interesadas en esbozar el México moderno y que compartian su aficién por Grecia. Un tanto decepcionado de la situacién nacional, viajé a Paris en 1914 para desempefiar un cargo diplomatico. Al estallar la primera guerra mun- dial tuvo que emigrar a Espaiia, donde enfrenté graves problemas cconémi- cos, Trahajé en el Centro de Estudios Histéricos dle Madrid, dirigido por Ramén Menéndez Pidal; se acercé a los autores dle la Generacién del 98; departi6 con Juan Ramén Jiménez y José Ortega y Gasset; acudié a tas tertu- lias del Pombo, presididas por Ramén Gémez de la Serna. En 1915 terminé su Vision de Andhuac, que se publicé en 1917, Reyes adquitié la figura de ‘educador y civilizador clel puchlo mexicano, dominado por ka triacla platénica de verdad, bondad y belleza. 2 Plitica con Rail) Mora Lomeli, §, 16 de octubre de 2001 (material grabado); huip:// swew-colegionacional.organx/Reyes hu; hitp://rebue.csociales.uchile.el/rehwehiome/ facultad/publicaciones/awtores/reyes/reyes0Jutm:; lutp:/ /wwwwkirjasto sch.i/reyes:hten Material compilado con fines académicos, se prohibe su reproduccién total o parcial sin la aulorizacién de cada autor. i Enunwwo Anns Castaveon 23 En 1920 fue nombrado segundo secretario de la legacién de México en Madrid, Cuatro afios después volvi6 a dejar el pais para desempefiar un cargo diplomatico en Francia, Vivié en el mismo edificio del boulevard Hus- mean donde dos afios atrés habia muerto Marcel Proust; conoci6 a figuras dcisivas para las letras del siglo Xx: André Gide, Roger Martin du Gard, Rainer Maria Rilke y Saint Jobin Perse, quien se inspiré en Visién de Andhuac para escribir su poema Anabasis. Reyes llegé a Argentina en 1927 como embajadar de México, cargo que cocuparfa durante dos periodos. El primero se prolongé hasta 1980 y el se- gundo abareé dle 1936.a 1937, Entre 1930 y 1936 se desempeiié como emba- Jador de México en Brasil. Hacia 1989 se instal6 definitivamente en el pafs. ‘Con enormes esfuerzos, mediante un crédito hipotecario, hizo construir el edificio que siempre habfa deseado: una casa habitacién integrada a una biblioteca que llegé a tener en sus mejores tiempos més de 20,000 voliime- nes. El esctitor presidié la Casa de Espafia en México, que se convertiria ms tarde en Bl Colegio de México; fire miembro fundador de Ei Colegio Nacional en 1943 y, al lada de su amigo Jules Romains, quien se refugi6 en México para escapar del nazismo, fund6 el Instituto Francés de América Latina (WAL). Ayud6 a jévenes escritores, entre ellos Octavio Paz. Por cuatro aiios consecutivos fe candidato al Premio Nobel de Literatura, que jamds obtuvo por falta de apoyo de los intelectuales mexicanos. De 1957 a 1959 presidié la Academia Mexicana de la Lengua. ‘A pesar de su arduo uabajo intelectual, Reyes parecfa tener presente siempre la frase “acuérdate de vivir’, de Wilhelm Meister de Goethe, uno de sus escritores predilectos. Disfrutaba la vida, le gustaba la buena mesa y cl vino, haciendo honor a san Pascual Bail6n, patrono de la cocina. En su casa eran frecuentes las tertulias como los “martes” de Mallarmé, otro de sus autores favoritos, en Tas que se daban cita Xavier Villaurrutia, Salvador Novo, Rodolfo Usigli y Carlos Pellicer. En el trascurso de pocos aiios Alfonso Reyes sultié varios infartos; et quinto de ellos te arrebat6 la vida el 27 de diciembre de 1959, El presidente Adolfo Lépez Matcos decreté un dia de luto nacional con motivo de su fallecimiento. Sus restos reposan en la Rotonda de los Hombres Tlustres de la ciudad de México. La mayor parte de sus libros fueron trasladados aun fondo especial de la Universidad de Monterrey. Algunos otros, asi como sus archivos documentales y sus efectos personales, quedaron en su casa—baur tizada por Joaquin Diez Canedo como la Capilla Alfonsina—, convertida en centro de estuclios literarios y casa-museo. Material complado con in académicos, prohibe su reproduccién total o parcial sin la autorzacién de cada autor. 7” Pouinexsmucamasen Méxicn De él se puede contar algunas anéedotas curiosas. Por ejemplo, cuando era embajador en Argentina recibié la visita de un autor en ciernes que le pedia consejas sobre el arte de escribir; era Jorge Luis Borges, quien siem- pre agraclecié la generosa ayuda del diplomadtico mexicano. En otro mo- mento de su vida, uno de sts alumnos distinguidos fue Carlos Fuentes. Tam- bién Emesto Che Guevara lo recuerda en algin parrafo desu correspondencia, Y durante el conflicio reciente de los Balcanes aparecié una waduccién al bosnio de varios ensayos suyos que fundamentan el llamado “estoicismo activo”. ‘Toda su obra, a excepci6n de los Diarias y la Correspondencia, fue publica- da por el Fondo de Cultura Econémica en 28 voliimenes, con la coordina- cidn de José Luis Martinez y la supervisin de Alicia Reyes, nieta y heredera universal del escritor. Contexto sociopolitico La Cartilla moral de Alfonso Reyes est4 presente en tres momentos sociopoliticos dle la historia de la educacién en México. El primero es duran- tela presidencia de Manuel Avila Camacho, cuando Jaime Torres Bodet fue Guular de la Secretaria de Educacién Piiblica (seP); el segundo, durante el gobierno de Adolfo Lépez Mateos, en el que Torres Badet repitié como secretatio de Educacién Piiblica, y el tercero durante el régimen de Carlos Salinas de Gortari, con Ernesto Zedillo Ponce de Le6n en la titularidad dela SEP. Primer momento La Cartilla mural fue elaborada por Alfonso Reyes a peticién expresa de Jaime Torres Bodet con motivo del inicio de ta “campaiia alfabética’, en 1944. Sia embargo, no fue utilizada por razones desconocidas. El mismo Alfonso Reyes la dio a conocer por su cuenta en 1952 en su Archivo, en la serie Residuos, con una edicién de 200 ejemptares. Jaime Torres Badet fue sccretario de Educucién Pablica dos veces: Ia primera del 23 ‘de dictembre de 1948 a1 30 de noviembre de 1946, durantela presidencia de Manuel Avila Camacho; a segunda del | de diciembre de 1958 al 30 de uoviewibre de 1964, siendo presidente Adolfo Lépez Matcos, Material compilado con fines académicos, se prohibe su reproduccén total o parcial sin la aulorizacién de cada auto. Ennanno Anns Castasienn 7 Eldocumento surge en un momento politico de wansicién educativa. Su antecedente era la educaci6n socialista, que el gobierno de Lazaro Carde- nas hered6 del régimen callista, y tenfa el propésito de establecer una dicta- dura ideolégica sin tener en cuenta la contradliceién que esto implicaba frente al espiritu constitucional. El filésofo Samuel! Ramos afirmaba que “Fue una reforma educativa que se fragué al calor de la demagogia, y en la que, por nde, intervino més la pasién sectaria que la inteligencia reflexiva’.* La educacién socialista, como instrumento de control politico, fuc parte de la herencia que recibié Avila Camacho. Para ello, en 1944 instruyé a ‘Torres Bodet para que revisara el artfculo tercero cle la Constiuicién y defi- nicra la educacién mexicana como democratica y no como socialista. En el articulo tercero constitucional, la enmienda socialista de 1934 esta- ba vigente todavia en 1944. Esto resultaba contradictorio en un régimen que se auttodefinéa como democritico. Al articulo tercero s¢ le cuestionaba basi- camente por dos aspectos: la parte del texto que sefialaba el propésito de afirmar en los educandos “un concepto racional y exacto del universo” y lo referente a la “educacién laica", que se manifestaba cn la prohibicién a la iglesia catélica de que interviniera en la educacién primaria, ‘Torres Bodet era consciente de que la gran mayorfa de los maestros carecfan de vocacién y eran muy mal pagados. Con este profesorado habia que difundir, en una nacién con aspiracién eemocrética, una educacién “socialista” establecida por Callesy en un contexto de conflictos magisteriales presente clesdle 1940, Ademés, la educacién democritica era defendida en 1945 en todas las reuniones para la fundacién de la Organizacién de las Naciones Unidas para la Educaci6n, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) por los representantes de diversos paises, entre ellos México, representado por Torres Bodet. Esto demandaba un ménimo de coherencia y hacfa nece- sario reformar el texto de la Constituclén para que coincidiera con to ex- presado en nombre clel pais en la UNESCO. Por owa parte, el plan sexenal de Avila Camacho pretendia impulsar elementos comunes de cultura para lograr la unidad nacional. Se buscaba rescatar la cultura y la técnica para la clase trabajadora y cuidar los movi- mientos de la burguesfa, que controlaba el sistema bancario. El gobierno tenfa la clara intencién dle apoyar a las clases trahajadoras, pero nto se men- 4, Meneses Morales, Emesto. Op. ct, p51. Material complado con in académicos, so prohibe su reproduccién total o parcial sin la autorzacién de cada autor. 16 Pouineasnucerns rx MESia cionaba en el discurso oficial la orientacién socialista sino que se hacfa alu- si6n, en general, al cumplimiento del articulo tercero. Se considera que uno de los grandes aportes de Torres Bodet a la educa- ccidn fue precisamente ia reforma del articulo tercero constitucional de 1946. Meneses sefiala que esta estuvo vigente durante 47 afios. En la reforma so- bresalen dos aspectos: por una parte, la ausencia de Ia palabra laicismo, aunque este se mantiene de hecho; por otra, el sentido democratico de la educacién no s6lo como estructura juridica y régimen politico sino como un sistema de vida fundado en el progreso en todos los érdenes. Segundo momento En 1959 se hizo una edicién de Ia Cartlla moral de mayor tiraje, dirigida ala poblacién indigena, a solicitud de Gastén Garcia Cantii, subdirector de pu- Dlicaciones del Instituto Nacional Indigenista (INI), quien conocié la obra en Ia librerfa Rafael Porriia y quedé maravillado con la limpieza del tex stt contenido. Esta edici6n se destiné a los promotores indigenas y se uti para una o dos generaciones del iN. Segiin narra Garcia Canta, el dia en que él levé a Alfonso Reyes lox primeros ejemplares estaba aguardando también Torres Bodet. Don Alfonso habfa arreglado la escena para que el secretario que recha- zara stt Cartila la viera impresa por una institucién dependiente de Edu- caci6n Piblica. Jaime Torres Bodet, asombrado, me dijo: ¢Pero, la en- tenderén los promotores del Instituto? Previamente a su publicacién consultamos a varios maestros quienes consideraron que era el libro mas adecuado para los jévenes instructores. Reyes comenté: “Es, Jaime, €1 texto més dtico que he escrito” En 1958 Torres Bodet fungia como secretario de Educaci6n Pablica por segunda ocasiGn, durante el régimen de Adolfo Lépez Mateos (1958-1964). En este tiempo se claboré un proyecto para comunicar valores a los nifios 5. biden, pp. 36-29. 6 Garcia Cant, Gastén, "La exclusién de Alfonso Reyes", en Bxeélion, México, viernes 431 de julio de 1992, pp. Ly 10. Se puede consultar la transcripcién completa de este anticulo on el anexo. Material compilado con fines académicos, se prohibe su reproduccén total o parcial sin la aulorizacién de cada autor. Eun Anus Castaseins mexicanos y, segiin Meneses,’ se utilizé para este propésito la Cartilla moral de Alfonso Reyes. No se sabe con certeza si se uraté de una acci6n distinta a la promovida por Garcia Canti; de ser asf, es muy probable que haya sido inmediatamente o poco después le la muerte de Reyes y con la aprobacién de Torres Bodet. Tercer momento El iltimo intento oficial de utilizar la Cartilla moralocurrié durante la presi- dencia de Carlos Salinas de Gortari, con Emesto Zedillo Ponce de Leon como secretario de Educacién Piblica. Entre 1992 y 1993 se lleva cabo una mieva reforma al articulo tercero constitucional. Uno de los puntos sobresa- ientes de esta es que el laicismo s6lo permanecerfa en vigor en las escuclas ptiblicas. Como sefiala Pablo Latapf, citadlo por Meneses: Hicicron falta 76 largos aitos y muchos conflictos para que el gobierno en su empefio de mantener el laicismo en toda la educa- ra el compromiso contraido al firmar la Declaracién U! versal de los Derechos Humanos del aiio 1948, cuyos articulos 26.3 y 8 eran claramente contratios a la legislacién educativa del pais.* ‘Ademés de ta reforma constitucional, se firmé el “Acuerdo Nacional para la Modernizaci6n de la Educacién Basica” (1992), que otorga especial impor- tancia a ta educacién moral. En este contexto, ta SEP decidié emplear ta Carilla moral de Alfonso Reyes como una de las obras de consulta para el proceso educativo, pero los diez profesores del Sindicato Nacional de Tr bajadores de la Educacién (SNTE) que estudiaban el asnnto decitticron re- chazarta por ser un documento “moralista, anacrénico y fuera de contexto”. Por otra parte, esta tiltima edicién, dirigida por José Luis Martinez, quien habia coordinado la publicacién de las obras completas de Reyes para el Fondo de Cultura Econémica, sefala en el “Pretiminar” de la nueva edicién de la Cartilla que “Al texto original de Don Alfonso se le han hecho algunos retoques en busca de mayor sencillez y se le han afiadico referencias a me- vos temas”, La pretensién de mejorar el texto original terminé en una edi- 7, Meneses Morales, Ernesto. Op. cit p.90. & Mhidem, p43. Material complado con fines académicos, se prohibe su reproduccin toll o parcial sin la autoizactén de cada autor 8 Pounexsenuexmasex Mesa cidn que, aclemis de su escasa calidad tipogritica, presents *retoques” cesa fortunados que modifican el sentido original y bien armado del texto cle Reyes. Garcia Cantii analiza algunas cle estas modificaciones en un articulo periodistico. n sintesis, en sus tres momentos, fuera de algunos testimonios, no se tienen mayores datos acerca de! impacto social que puclo tener la Cantlla moral. Respecto i los obsticulos para su aceptacién, mucstra hipétesis es que en el primer momento (1944) tite principalmente la ideologia socialista del contexto, mientras que en el tercero (1992) enfrents la oposicién a la ten- dencia laicista. En 1994, en medio dle confflictos magisteriales, ka postura del gobierno fue Ia de negociar el ajuste y ¢l no enfrentamiento con el sindicato dle maestros. Descripcién de la Cartilla moral Descle el prefacio de la obra, Alfonso Reyes emuncia claramente sus propési- tos: acercar la cultura clisica griega a un amplio sector de la poblacién mexicana de manera sencilla, asequible y sugerente; comumicar valores a los niiios mexicanos mediante el maestro, quien en lo fundamental trasmite un contenido universalmente vélido y es generador de ejemplos. En cuanto al estilo, Reyes seiala la importancia de dejar de lado el tono de exhortacién que, desde su punto de vista, hace aburridas las lecturas morales, por lo que opta por lo explicativo. Da por hecho que se conocen Tos preceptos y evita dictarlos como catecismo, Sefiala también que trata los problemas de mayor tradicién en fa filosofia sin menospreciar la capacidad de entendimiento del lector, sea niiio 0 adulto, y orclena los fines de la moral, nociones cle sociologia, antropologia, politica, educacién civica, hi giene y nrbanidad. Presenta un claro sentido pedagégico: apunta no sélo a dar coherencia al texto sino también a mostrar cémo se desarrolla un verdadero ciscurso, de qué manera se van tejiendo los conceptos y cémo se aplica la estética (equilibrio, proporcién) en el texto mismo, La estructura de sus lecciones permite la memorizacién y reafirma el contenido, con sendos restimencs, en las dos tiltimas lecciones. Llama la atencién en el prefacio su parrafo més breve, que dice: “Se ha usado el criterio més liberal, que a la vez es Iaico y respetuoso para las creencias”, ya que contrasta con ef comtenicto ce la primera leccién, como se verd mas adelante. Material compilado con fines académicos, se prohibe su reproduccén total o parcial sin la aulrizacién de cada auto. Eocanno Anus CASAS 9 En ka lecei6n I, Reyes afirma que el hombre debe educarse para el bien, edueacién que se inspira en dloctrinas que constituyen la moral, que en cl caso de los pueblos civilizados esta contenida en el cristianismo. De esta manera, heredamos una moral obligatoria para todos los hombres, scan creyentes 0 no. Esta moral es tna constitucién no escrita, con validez univer- sal, para todos los pueblos y todos los hombres. La educacién moral basacka en los preceptos cristianos tiene por objeto asegurar su cumplimiento en- cauzando a este fin nuestra conducta, ¢jerciténdonos en Ja virtud para ha- cemnos virtuosos, como afirmaba Aristétcles. En [a lecei6n IT procura una armonia entre el cuerpo (naturaleza) y el in donde la obra de la moral consiste en Hevarnos desde lo animal hasta lo puramente humano. Con esto nose pretende negar lo mate- rial sino que es la bisqueda de Ia armonia, donde el cuerpo y cl alma se necesitan mutuamente (“alma sana en cuerpo sano”). Implica el buen sent- do en el manejo de nuestra conducta. Alma y cuerpo son dos gemelos que Ievamos con nosotros; somos como un cochero obligado a poncr al trote a los cahallos (Platén). En Ia leceién tt, sefiala que Ta voluntad moral trabaja por humanizar mis y més al hombre, y es lo que hace posible la civilizacién y la cultura, ya que inspira a la ciencia, que ex donde nacen fos conocimientos tedricos y pricticos. En cl momento en que s¢ pierde cle vista la moral, la civilizacién. yla cultura degeneran y se autodlestruyen, No perder de vista la moral signi fica, entonces, dar a cada cosa su verdaclero valor en el conjunto ¢le los fines huimanos, en el que cl fin cle los fines es el bien. En la leccién IV relaciona la apreciacién del bien, objeto dle la moral, con el acatamiento de una serie de respetas, los que equivalen a los mandar mientos de la religi6n y no se pueden desoir sin que nos lo reproche la vox de nuestra conciencia. De la obediencia a los respetos morales clepencle I supervivencia de la especie, reconociendo asi los bienes superiores a los bienes particulares, lo que denomina “conciencia de la especie”. Desde la leccién Vhasta la leccién xu, Reyes va enumerando los dist respetos, yendo de lo mas individual a lo mas general: * Leccién v. Respeto a uno mismo, en cuerpo y alma, donde hay que pro- curar a limpieza de nuestro cuerpo y de las intenciones: el logro de Ia propia dligniclad (ciés) y la justa indignaci6n (némesis), + Leccién vi. Respeto a la familia, donde aparecen las obligaciones rect procas (dlerechos y deberes) entre las personas. Se subraya el acatamien- Material complado con ins cadémicos, se prohibe su reproduccidn total o parcial sina autorizaclén de cada autor. Pouneas encase MENICD to del menor al mayor, de! hijo al padre, pero sin omitir el respeto del mayor al menor mediante ejemplos dignos. + Leccién vil. Respeto a Ia sociedad, donde nos obliga Ia urbanidad y la cortesia, sujetndonas y domindndonos a nosotros mnismos. + Leccién vill. Respeto a la ley, donde fa Constitucién, forma misma del estado, es la ley de todas las leyes, pues emana de la voluntad dle! pueblo cn la doctrina democratica. * Leceién ix. Respeto a la patria o patriotismo, Este sentimiemo debe impulsarnos a servir a nuestra nacién en todo lo que podamos, mas alka de lo que piden las leyes. El progreso de la humanidad tendra como base la armonfa de todos los pueblos y la paz serd el sumo ideal moral. + Leccién x. Respeto a la especie humana, que se resume en el princi “no hagas a los dems lo que no quieres que te hagan a ti". *Leceidn x1. Respeto a la naturaleza (a los reinos mineral, vegetal y ani- mal): es el amor a la morada humana, donde se confunden el bien y la belleza, la obediencia y el mandamiento moral, y el deleite en la con- templaci6n estética, + Leccién xi Respeto a lo que escapa a la voluntad humana, a lo que es ajeno y superior a nosotros, que puede ser de orden material, sentimen- tal o intelectual. Este respeto es lo que nos Heva a conquistar el valor moral (virtud) y la serenidad ante las desgracias y los contratiempos. Sefiala también que el respeto a la verdad es la més alta cualidad moral e intelectual. En la lecci6n xin hace un resumen de la primera parte de la Cartlla moral. Sefiala que el hombre tiene conciencia del bien y la capacidad para realizar- lo, Esto es 1o que hace posible a la persona humana, la familia, 1a patria, Ia sociedad. El incumplimiento de estos deberes constituye el mal, y aunque todos tenemos el instinto de la bondad, este debe completarse con la educa- ci6n moral, la cultura y la adquisicién de conocimientos. La buena intencién no basta, La leccién xtv y shima resume ta segunda parte de la Cantilla moral. Sefiata que esta nos obliga a una serie dle respetos, unos estan contcnidos en otros y van de lo mas proximo a lo mas lejano: Primero, respeto a nuestra persona en cuterpo y alma. Segundo, respeto a la familia. ‘Tercero, respeto a la sociedad humana en general. Material compilado con fines académicos, se prohibe su reproduccén total o parcial sin la aulorizacién de cada auto. Material complado con in ‘Eouanno Anns Castatenn 81 Cuarto, respeto a la patria. Quinto, respeto a la especie humana, Sexto, respeto a la naturaleza que nos rodea. En este segundo resumen llama la atencién que omite el respeto a la ley —Constitucién— (leccién vit) y el respeto a lo que escapa a la voluntad humana (lecci6n x11). En sintesis, el conjunto de la obra presenta muchos contenidos que se van agregando al tronco comin del bien, aterrizado en respetos y completa- do con nociones de distintas disciplinas. Se ponen de manifiesto también los puntos clave que permiten estructurar y entender el conjunto de la obra. Uno tiene que ver con el estilo, no tanto en su enfoque literario, el cual es evidentemente pulcro y bien cuidado en el aspecto estético, sino més bien en ka intencién y el sentido de! estilo. Los otros cuatro estén relacionados con los contenidos, y son: El problema del laicismo. La visién antropolégica. La educacién moral. Los respetos. Este conjunto de puntos clave, junto con el contexto sociocultural y sociopolitico, nos permite hacer el andlisis de la obra. Anilisis de la Cartilla moral ‘Los puntos por analizar tienen como finalidad entender los apartados clave de la Cartilla moral, desde su fuente griega hasta el contexto histérico en el que se escribe, para desde ahi abrir nuevas perspectivas de trabajo ético y moral. * El sentido del estilo Alfonso Reyes escribe su Cartlla moralen un estilo sencillo, claro y accesible a los adultos y los nifios, sin pretender menospreciar la capacidad de com- prensién del educando. El viejo Platén, en su Libro de las leyes, consideraba que los hombres no pueden alcanzar la virtud mediante su esfuerzo perso- nal, por lo que las leyes resultaban indispensables, junto con el estableci- académicos, se prohibe su reproduccién total o parcial sin la autorzacién de cada autor. Ho RAMNASEN Me stCns iniento de ama sociedad ordenada, para fa realizacidn de los tines morales, Silo unos pocos hombres (los yobernsantes) eran eapaces de practicar ta HH que ser conducides 3 ella no por ica sino por kr perstisién, es decir, por ka retriea, teriza al texto de ta Cartitla moral, por a conseguir que el hombre ordinario, ineapaz de participar en la se comporte bien, hay «je ineulesrte ta virtud por pe sabres sus estadas ele anim y suscita sno cle: fa virtue Este estilo es Cantitla y 1 dle Tos n Cabe pregunetr, emonees, si kt post estima al lector realmente xe cumple a atarse tle hombres ardinarios que recié dicndlo 3 leer; Esto se agudliza porque el texto de uanerat explicita el problema de la verdad, ef cual teberia ira la par det avy la elleza, como oeurre en ka cosmoyisién griega, de a que Alfonso, Reyes se matre, Lat del tema de fa verdad se mvanifiesta con la ausen- sf inismos, los dem ado por las ejemplos. 1 inicial de: Alfonso Reyes de ne » vingtin momenta Aqui se apli liberamus nto sobre fines sino sobre medios®, ya que los objetivas de fa mes HF estabun cliros y fuera de discusidn desde ka perspectiva de Alon: so Reyes, Constnuye so props tienen par qué ser enestionades: son valores ddas por Tos dieses y. 10 tiempo, han de ser universiles, pars todos lox hombres, No | Alfonso Reyes considere al lector incapirz de dial qque postuls que fi posibitidad del bien implien que enalquier ser by se tleje pers te kx helleza del texto y de los ejemplos, «jello que sefialaba Aristdieles en st Gtica 1 eee: qe ica sine El problema del laicismo nicriormente que el tena dll kxicisnio aparece, de meme contradictaria, desde el inicio de la Cavtilla moral. Ei) aici njunto de delimitaciones ka iglesia caustic para Jamaria, Estas limitaciones se nvanifestaran hist iglesias: 2) camente en presién de kat Material complado con fines académicos, se prohibe su reproduccién toll o parcial sin la autorizacén de cada autor Enuanno Anus Casrans 83 scitanza de la religiSn; 3) prohibicién a ministros de culto de ensefar en escuclas oficiales, y 4) prohibicién de relacionarse con corporaciones rel sgiosas 0 ministros cle culto" Al laicismo se le presenta en general en sent negativo, como tm modo dle apropiacién de territorio, ambito de a de poder del estado frente a la religin, La expresin que Alfonso Reyes tiliza en cl prefacio: “Se ha usado el ctiterio mas liberal, que a la vez es laico y respetuoso para las creencias”, entia en conflicto, partir de la leccién I, con las dliversis concepeiones acuiiadas por cl laicismo. Una respuesta es que Alfonso Reyes pecé de inge- nu. Pero siendo él un hombre culto, diplomitico y conacedor de la proble- mética religiosa entre el estado y el clero, dicha afirmacién no deja de ser simplista, Una respuesta posible a la pregunta de por qué Alfonso Reyes cleciclié usar dicha expresion se puede encontrar en el contexto sociopolitico en que la Cartitla morat le fue solicitada y en las indicaciones que recibié para real zarla, Hay que recordar que en aquel momento se dio el distanciamiento entre el gobierno y la educacién socialista, con el consecuente acercamicn- toa la orientaci6n democritica. La utilizacién del criteria liberal, que esa vex laico y respettioso de las creencias, no implicé, por parte de Alfonso Reyes, al menos en su redacciGn, ninguna conuadiccién, Parece que el texto abre, con o sin pretenderlo, un sentido mas pasitivo que negative del térmi- no, con el cial s¢ tiendle a dejar el lastre cle las condicionamientos partidistas del pasado. Muy posiblemente su frase tiene que ver con el movimiento libe- ral francés, segxin el cual lo laico significa libertad respecto de lo religioso y no necesariamente supresién de ello. Sin embargo, esta visién no parece ficil de reconocer, mucho menos de asumir, en aquellos momentos histéri- os, por los movimientos magisteriales dle 1944 y 1992. El conteniclo moral proptesto por Allfonso Reyes no dlejé cle verse como una ideologia religiosa amenavante. Por tilimo, parece dificil, si no imposible, que Alfonso Reyes quitara a la religién como principio de la moral cuando aiin no se habia comenzado a trabajar en Ia Declaracién Universal de tos Derechos Huma- rnos.!* 3. Mid p33. 10. La ONU fue fuandada en 1945, y no fixe hasta cl 10 de diciembre de 1948 que Ia Asunblea General de las Naciones Uni sal de los Derechos Humans, Material omplado con fines académicos, se prohibe su reproducciéa toll o parcial sin la autoizactén de cada autor 84 Po vase MEIC Visién antropolégica"’ Alfonso Reyes sefiata en Ia Cartitla moral el cuidado y la atencién del cucrpo como aspectos indispensables para lograr la felicidad y el bien, Segtin la fuente griega, et pensamiento platénico sostiene que el cuerpo esa sepultu- ra del alma, o una prisién donde se encuentra el alma. Es uma coneepeién dlualista clonde el cuerpo es infravaloradlo, es ima materia orgiinica ala que el hombre debe poner al servicio clel alma. En el famoso mito que Sécrates cuenta a Fedlro, y que menciona Alfonso Reyes, el alma se puede comparar con im carro tirade por «los caballos alados, uno décil y el otro rebelde, conducido por im auriga (Ia razin). Este carro se clesplaza por cl mudo de las icleas, que el alma contempla, pero los problemas en la conduecién de tos caballos hacen que el alma caiga y quede encamacta en el cnerpo. A diferencia de to que Alfonso Reyes plantea en la Cartilla moral (como dos hermanos gemelos que constituyen ail hombre, quienes han «le armanizar y convivir), la concepcidn platénica de cuerpo y alma presenta, mas «te dos realidades que armonizar, dos realida- des dlistintas y opucstas: cl alma, lo que no muere, y wm cuerpo que muere. Finalmente, to que hace al hombre ser hombre es su alma. La vision negativa del cuerpo y sus placeres es suavizacla por Platén cuan- do cuestiona cl contenido de la felicidad. La felicidad, el “sumo bien” al que aspiran todos los hombres, es una mezcla equilibrada que se alimenta de dos fuentes, como aparece en el Filcho: “la del placer, que puede compara se ama fuente de miel, y fa sabiduria, de la cual brota el agua pura y saludable”. Kn esta mezcla debe entrar toda el agua (sabiduria), pero no toda la mic! (pltcer). Esta mezcla dosificacia de placer y sabiduria da como resultado ka pequefa felicidad de la que es posible gozar en este mundo. Aristételes presenta, en cambio, una valoracién mis positiva de ka rel ci6n entre cuerpo y alma, aunque el primero sigue subordinado a la segun- da, Es esta concepcién la que mejor representa la posttira de Alfonso Reyes. La valoracién aristotélica consiste en sefialar Ia unidad substancial cuerpo- ahna, y par esto mismo el cuerpo participa de la hondad del alma, El cuer- po ya no es ka tumba ni la eércel del alma, El ser humano est formado por hae 11, Para el andlisis de este apartado tomo como base el capitulo I del libro de Geavilla, ue, Valores del euerpo educeudo, Herder, Barcelona, 2000, pp. 21 Material compilado con fines académicos, se prohibe su reproduccién total o parcial sin la aulorizacién de cada autor. Enngune Anns Casrasenn 85 dos principios distintos, de cuya ral (teoria hilemdrfica).” Al definir cl “sumo bien”, Aristétcles tiene presente ef cuerpo, dada sn estrecha vinculaci6n con el alma. No pretende definir el bien en abstract, como Plat6n, sino en conereto. porque para él no existe ef "sumo bien” absoluto, a ta manera de inva idea subsistente, A ética aristotélica, finalista y eudemonista.!* concibe toda accién caminada a algiin bien como a unién del placer y la felicicad. “Los prine pios de tas acciones son los fines por los cuales se Todo lo que hacemos apetece algtin bien, por lo que este se Hegé a definir como aquello que apetecen todas las coms. Pero al predicarse el Ser de muchas maneras se predica, también de muchas maneras, el Bien, y por eso existen bienes (0 menos cleseables. Al considerar la multiplicidad de los actos del hombre de acuerdo con el dualismo alma-cuerpo y los placeres que uno y otra proporcionan, a Aristételes le resulta indispensable ordenarlos jerarquicamente, Los place- ves proceclentes de la actividad espiriuual son los primers en los que no cabe exceso alguno. Los segunclos son los del cuerpo, necesitados de con- trol, que deben ser regulados por Ia viruudl de fa templanza., El placer en st no ¢s un mal sino un bien, aunque no un bien supremo, por lo que el hombre debe preferir los placeres mas elevados, los espirituales frente a los corporales. En consecuencia, el cuerpo y sus placeres son hucnos, pero st hondad es limitada y est siempre subordinada a los placeres cel alma. Resulta claro que la posicién de Alfonso Reyes con respecto a la duali- dad alma-cnerpo es aristotélica mas que platénica, Esto lo subraya en su obra, pues evita caer en cl maniqueismo, Hace explicito el cuidacto de! cuer- po. y busca el equilibrio y la proporcién en los conceptos trabajados. Su porte consiste en sealar, con todo y dualismo, la importancia del cuerpo en relacién con el logro de la felicidad y el bi in resulta wn solo ser sustancial y nate pio indete ante que hace que aclo con el que estén» hechas las cosas, y Ia forma, principio determ cosa sea To que es y no otra Cos Es la teorfa seggin ba eusl el fin de tod: Material omplado con fines académicos, se prohibe su reproduccia toll o parcial sin la autorizactén de cada autor 86, Pouineasronentasen Mision La educaciéu moral De acuerdo con José Luis Aranguren." esta disciplina filoséfica tiene dos nombres: ética y moral, La palabra ética procede del vocablo griego not, el ‘cual posee dos senticlos fimdamentales. El primero y ms antiguo es el de “residencia” o “morata”, “lugar donde se habita". Al paso le los aitos, con cretamente con los escolisticos, y después con Heidegger, el “lugar donde se Ihabita” ya no implica tan sélo el lugar exterior o lugar donde se vive, sino el “lugar” que cl hombre porta en si mismo, de stt actitud interior, de su refe- rencia a si mismo y al mundo (héxis, habitudl de tos escolisticos). “FI éthas es el suelo firme, el fundamento de Ta prixis, la raiz de la que brotan todos los actos huumanos’,* Este mnismo sentido aparece ya en Aristételes, pero no de manera tan acusa¢ ‘También, segin Aranguren, la én mis usual del vocablo é#hos ¢s la que tiene su origen en la (wadicién aristotélica y se relaciona directa- mente con la ética. El significado que se le da es el de “modo de ser” 0 “caracter”. Para Zubiri la palabra étios tiene un sentido mucho més amplio que el que damos hoy «la palabra “ética”. Lo ético implica la disposicién del hombre en a vida, su cardeter, sus costumbres, y también lo moral. Ahora hien, éhos deriva de éthos, lo que significa que el carécter deriva del habito, algo que no es dado por la natnraleza sino que es atlquiride por habito (virtud 0 vicio) como “segunda naturaleza”, A st vez, el habito nace por repeticién dle actos iguales haciendo patente un efrculo: éthos-habitos— actos. De esta manera, se comprenden las dos concepciones nsitales de éilios: “la que ve en este el «principio» de los actos, y 1a que To concibe como stt aresultado». Eilis es caricter, xapaxmp acuiiado, impreso en el alma por habito. Pero, de otra parte, el éthos es también, a wavés del habito, fuentes ym cle los actos”."" Aranguren sefiaka que en latin no hay una palabra para waducir éhos y ‘otra para uaducir dlos. Ambas se expresan con mos, Por ello la obra de la moral del hombre parece consistir, de acuerdo con la etimologia griega, en In adquisicion de 1m modo de ser, el cttal tiene diferentes niveles de apropia- cidn. El mis bajo es cl «lel pathos, el de los sentimientos que, aunque son 1. Uhidem, p21, 16, thd. p22. Material complado con fines académicos, se prohibe su reproduccién total o parcial sin la aulorizacién de cada auto. Enuao Anns Casratens 87 anos, tal vez sean pasajeros ¢ independientes dle mi voluntad. Le seguir las costumbres, que son un grado mis ako de posesién, y, por iiltimo, el cardcter, que constituye una impresién de rasgos de la persona misma, la personalidad conquistada, Alfonso Reyes manifiesta en su Cartilla moral una clura adhesin a 1 postura que opta por Ia adquisicién de “un modo de ser” que se propone lograr a uavés de ejemplos, que invita a multiplicar, No toma en cuenta el culo éthos-habitos-actos y presenta mas ima accién puntual de lo moral que del conjunto de actos en repeticién para la formacién del caricter. La formacién moral que Alfonso Reyes propone es mas una invitacién a reali- zar el acto bueno que am método que implique la apropiaci6n de la perso- 1. No hay una propuesta pedagégica moral sino una pedagog' mn al acercamiento y descubrimiento de Ia moral. En la lecci6u 1, Alfonso Reyes propone que la moral debe estucliarse y aprenderse como ma disciplina aparte, pues sefiala quc en esta exlneacién {a “buena volumtad” no es suficiente. Su propnesta, comprensible en su con- texto histérico, no parece retomar en conjunto la riqueza de la fuente grie- Jos griegos, en el proceso de ayudar at li persona a convertirse en {oso se recurvia a las figuras de la Fiteratura, fa historia y la vida de sus contemporsineos que encarnban kas cnalidacles deseadas, y también alos ejemplos negativas con personajes notorios por su debilidad, cobardia © cgofsmo, Asi, lat persona podia juzgar y compararse a sf misma. Por otra parte, Alfonso Reyes no logra mantener la riquezat de ki qe existia en Ia antigtedad entre to bueno, fo bello y lo verdadero. En el contesto histérico de la sociedad litica mexicana en que le tocé vivir, la ver lac, Ia helleza y ka bondad eram bastante polémicas, pues se tendia a eon: derar quc estos tres aspectos trascendentales dlel ser estan separados como arte y moral. La raiz se encuentra en cl pensimiento de la [ustra- cién, que dio prioridad a un ambito anténomo, el de la razén, que implica ia, el conocimiento y la verdad. Asi, lt estética y la moral son clescar- tadas © minimizadas porque se les considera emacionalles y subjetivas, moral queda reducida a tn asunto de familia y de iglesia, a un conjunto de costumbres heredadas que no pueden estar asociadas a lat escuela. La propuesta de Alfonso Reyes, aunque comprensible en sti contexto histérico, no deja de ser parcial, Escasamente abre al lector la posibilidad de reflexionar y juzgar. y seitala con sus ejemplos lo que debe ser un com- portamiento correcto. Visto asi, el pensamiento critico del mundo griego tiene poco margen de desarrollo en la Cartilla moral. Por otra part Material omplado con fines académicos, se prohibe su reproduccin toll o parcial sin la autoizactén de cada autor pucsta de Alfonso Reyes de hacer de la moral una disciplina aparte en el imbito cle fa eclucacién basica es eiertamente unvavance en cl contexto del Inicismo, pero al mismo tiempo es uma mutilacién de ta riqueza gricga. No debemos olvidar «ue en Ia antigua Grecia el papel de quienes enseiiahan consistia en ayudar a sus alunos @ aproximarse a los ideales; para ello integraban aspectos intelectuales, fisicos, éticos y estéticos de una manera que hoy podemos lamar holistica. La adquisicién de conocimientos y apti- tudes se veia como algo necesario para alcanvar la virtudl moral y poneria al servicio de la sociedad. E| gran acierto de Alfonso Reyes en su Cartilla moral es la visién sociopolitica. Para Aristételes el hombre es wn 200n politikon, 1m animal so- cial, en el sentido de que las formas de vida comnin de la familia y la aldea resultan insuficientes. La sociabilidad es una esencial habitud humana. Alfonso Reyes integra esta visidn desde 1a leccién vit hasta la X, al postular que to individual no es ajeno a lo social, que el mayor bien es social antes que indli- vidual y que la préctica clel mayor bien nos hace plenos y felices. Podemos decir quc Alfonso Reyes no hace un aporte a la eclucacién moral sino una propnesta de acercamiento a la moral por la via de la reto- rica, lo que sin duda tiene su riqueza. Desarrolla conceptos que le permiten al lector adentrarse en ef tema de la moral de una manera sugerente mi que contundente. Con (odo y sus fimitaciones, su gran acierto fue reintroducit, en una forma novedosa, la moral en a escuela, Los respetos Alfonso Reyes relaciona la apreciacién del bien con el acatamiento de una serie de respetos, Estos equivaten a los mandamientos de la religién, que no se pueden desofr sin que nos los reproche la voz de miestra conciencia. La ‘obediencia a los respetos morales implica la supervivencia cle la especie, da paso al establecimiento de las leyes y hace posibles las instituciones sociales De esta manera, se complementa una constitucién intema, regulada por nwestra conciencia, con ima constitucién externa, regulada por las leyes y sus instituciones. Para Arist6teles, segin Aranguren,” Ia ética cra algo subordinado a la politica. Los griegos de la época clasica sentian que la pélisestaba incardinada en la naturaleza, en la physis. La justeza (dite), categoria césmica antes que 17, Ibid, pp. 31-88, Material compilado con fines académicos, se prohibe su reproducién total o parcial sin la aulorizacién de cada autor. Material complado con ins ética, consistia en el ajustamiento natural, en el reajuste ético-césmico cle lo que se ha desajustado (némesis) y en el reajuste ético-juridico de dar a cada uno su parte (justicia). Esta justeza (dike) se reparte, es clecir, se hace némas. La ley representa, mas que el equilibrio comunitario espontinco, la plena eticizacin del estado, una reaccién ante la amenaza del fracaso del némos de la pétis, También para Platén, la ética es ética social 0 ética politica, Es la palis,y no el individuo, el sujeto de la moral, Eien del individuo, en ka me- dida en que importa, esta inchuidlo en el cle ta polis, yambos en cl de la poiysis © cosmos. Ahora bien, la virtud suprema es la de la justeza (dike) 0 articu- laci6n (dikaiosyne). La articulacién (dikaiosyne) y lo que se reparte (nézas), simplemente no tienen 1m origen “natural” sino que, por ser natural, es también divino. Alfonso Reyes mantiene el origen césmnico de las leyes en su Cartilla mo- ral, pero en su modo de abordario, de lo individual a lo social, presenta una, direcci6n inversa a la propuesta en la época griega clisica. De hecho la propuesia griega es mas radical, pues presenta lo individual como algo sus- tenlado en lo social, no subordinado a ello. Muy probablemente la postura de Alfonso Reyes tiene que ver con su propnesta pedlagégica de ir de lo individual a lo mas amplio, a modo de efrculos concéntricos, para recordar los contenidos. Por otra parte, Ia riqueza de lo social por encima de lo individual expresa en Ia Cartilla moral wna concepcién mis de deber que de armonia con el cosmos. Para Arist6teles, como seiiala Aranguren, la moral forma parte de la ciencia y la politica, porque la vida individual slo puede cumplirse en la Pilis, el bien politico es el mas alto cle los bienes humanos y, aunque en realidad son uno mismo, es mejor y max perfecto —més divino— el bien de laciudad que el del individuo. Asf, la justicia depende de la ley; cuando esta hha sido rectamente dictada, la justicia legal no es una parte de la virtue sino Tavirtucl entera, Por ello cl varén bueno, sabio y ciudadano, que no ignora el deber civil, cnida mas bien de la salvacién de todos que de la de alguno determinado o que de la suya. Alfonso Reyes mantiene la postura del bien social por encima del indivi- dual, como el bien mas perfecto, ¢ insinia la importancia de las leyes rectas ‘en una sociedad democrética. Llama la atencién este aspecto pues, hahien- do suftido la muerte de stt padre cn un momento de inestabilidad politica del pais, opta por la némesis, la justa indignacién, en vez de la venganza, y ve como camino futuro y estable para la nacién la aplicacién de la justi legal. Por otra parte, también lama la atencidn el pasaje de la constitucién, cadémicos, se prohibe su reproduccién total o parcial sina autorizacién de cada autor. 90 Porinexsenvexmases Mision n legal, que deja entrever una visién ‘Segiin Aranguren,” es Kant quien Hevaa cabo la revolucién copernicana de fa moral cuando depura el término “bueno” gracias a las posibilidades daba su lengua. Distingue, asf. entre Guty Wold, acotando la significa cidn de la primera para el bien (y el mal) moral y la seguncta para el bien (y el mal) de caricter uo moral, eliminando de esta manera los equivocos heredlados de la tradicién grecolatina. Asi, lo tinico que merece ser llamado Iueno no esti lirera de nosotros sino cn nosotros mismos. Este es también ef sentido con el que Alfonso Reyes aborda el bien, que si no es realizado produce en Ia persona, segtin la visidn griega, vergitenza ante sf misma y. mas hondamente, um sentimiento de culpa acorde al cristianismno. La ética kantiana es ce un indlividualismo radical. Se orienta al deber de la propia perfeccién y nunca puede ser un deber pava cl individno cuidar dela perfeccién de los otros, De esta manera, Kant practica tn reduccionismo, ef de lo moralmente bueno para cl eumplimiento del deber. Esta visién resulta cercana a la propnesta moral de la Cariilla de Alfonso Reyes, en donde se apela a fa conciencia de cada individuo para que compl con sit deber: El sistema moral de Kant inspira el nriximo respeto, coma lo hace ti Cartilla morat, en este sentido, Ia moral de Alfonso Reyes es bésicamente kantiana Antes de corm este apartado, es necesario hacer una breve reflexién con respecto a la “regia «le oro” que sefiala Alfonso Reyes en su lecei6n x: “No hagas los demiis lo que no quieras que te hagan”.” La regla de oro se presenta, en dlistintos momentos de la historia, como amo de los principios menos cnestionables. La formulacién mas frecuemte tiene sentido negativo, como lat utiliza Alfonso Reyes. Este principio es puramente formal, y tiene la enorme desventaja ada preciso sobre lo que se debe hacer o dejar de hacer, Esto se agrava si se «lejan las clecisiones a tit mera subjetivi- dad, susceptible de errar, sometida a nuestros impulsos y procesos de de no decir 18, Aranguren, José Luis L. Propuestas morales, iecuos, Madrid, 1986, pp. 55-60. 19, Expresiéu sad por el apéstol Mateo (capitulo 7, versiculo 12), pero en sent positive: “Por Io tanto, todo cuanto querais que os Inga lex hombres, hacédseto también vosotrosa ellos; porque éta es lt Ley y los Proferas”. Material complado con fines académicos, se prohibe su reproducién total o parcial sin la aulorizacién de cada auto. Ennuneno Anus Castageins a racionalizaci6n. Nos desvineukamos asf de la claridael que nos proporcionan los otros, mis alld de las normas y leyes establecidlas, Para terminar, se puede decir que el pensamiento de Alfonso Reyes tie ne umn sello conservador, porque entiende Ia eclucacién como apropiacién de saberes y la moral como obligaciones. como leyes en forma de respelos. Esta visién implica la permanencia de in tipo de sociedad monolitica, inmu- table, indiscutible, que no deja margen a la claboraci6n dle nuevas alternat- vas, Con esto no se pretende rechazar la necesiclad de los respelas sino seita- lar la ausencia, en la Cantilla, del valor intelectual y moral para criticar de manera creativa nuestros propios cédigos morales. Vision a futuro Para conchnir este trahajo, abramos algunas visiones a futuro. Conviene par lir de dos grandes supuestos presentes en la Cantitla moral. El primero es que Ia religién es 1 principio de fa moral, EI segundo, que el hecho de perder de vista ta moral Hleva a ta civilizaci6n y fa cultura a degenerar y autodestruirse, Respecto al primer supnesto, el hecho de que el hombre sea constituti vamente social implica que vive inmerso en una sociedad y reeibe de ella un. sistema de valoraciones morales vigentes que, con frecuencia, aceptt sin mas, Muchas de estas valoraciones sociales tienen una fuente religiosa. Sin embargo, esto no significa que ta fuerza moral de ellas sea resultado s6lo de la prexién social y religiosa. Aqui se abren varias posibilidadles de reflexi6n. Lonergan da pistas sobre este problema en sn estudio sobre EI sujeto, al sefalar que uma persona que ha asimido de manera ¢1 postura étiea heredada de su grupo social puede vivir también una vil auténtica” EI problema estaréa en asumir un conjunte de valores habiendo EI momento histérico que estamos viviendo presenta, entre muchas otras cosas, una vuelta a ndlencis religiosas 0 espiri- tuales como respuesta a las nuevas situaciones socioculturales, cada ver mas glohatizadas. En esta brisqueda se hace patente para la sociedad la necesi- dad de tener seguridad, estabilidad, felicidad interior, ademas de satisfacer 20, Lonergan, Bern “Thaquepaque, 1996. EL sujeto (Cuadernos de Divulgacién Acad Material omplado con fines académicos, se prohibe su reproduccia toll o parcial sin la autoizactén de cada autor 92 las llamadas necesidacles materiales. Frente a esta situacién es clave afirma la certidumbre propia, tomando distancia de la experiencia moral dada, para findar fa postura metafisica personal, De lo contrario estamos renun- ciando de antemano al esfuerzo ético por el que todo ser humano ha de atravesar, que es Io que nos puede otorgar la seguridad interior y la convic- ci6n de bien que nos permita mantenemnos y orientarnos ante los miitiples, cambios. Esta postura implica partir de los principios prefiloséficos que cada ser humano pone en juego en la cotidianidad desu vida, partir de lo que los antiguos llamaban ethica wens, o moral vivida, la cual puede dar lugar, por aproximaciones sucesivas, a una elkica docen, filosofia moral claborada, En este sentido, lo primero siempre se funda en la conviccién individual del bien para, en un segundo momento, confrontar Ia conviccién personal con Jo que ef mundo entrega de manera teérica 0 como forma de vida. Ast, poclemos iniciar un nuevo movimiento dialéctico que permita la reformu- lacién de lo ético sin hacer a ttn lado las ottas dimensiones de Jo humano (histérica, sociolégica, psicolégica, antropolégica, etc.). Un primer cuestio- namiento a nuestra moral vivida podria ser Ia afirmacién de nuestras pro- pias verdades frente al reduccionismo del “debe” kantiano, ya que el deber es, por decitlo asf, la cara negativa, coercitiva, obligatoria del bien moral, mas qute su movimiento creativo. Si para el ser humano sigue vigente Ia tarea ética centrada en la defensa de sit libertad, que haga posible su felicidad y lograr cl bien, en el juego de la dialéctica histérica es cada vez més imperativa la tarea de afinar mievos caminos para la prictica de la ética en términos de anticipar, corregir y ajustar, liberdndonos de mantener (eyes, tesis 0 posttiras ajenas a la realidad qne cada situaci6n va presentando. Implica tener presente el kairdsaristotélico, Ja oportunidad del tiempo histérico. En palabras de Aranguren, “la progre- siva moralizacién de nuestro cédigo moral”, que consiste no s6lo en alcan- zar la virtud sino también en poseer caracter y suficiente inteligencia pricui- ca para lograr mievos modos de comportamiento y patrones de vida que contribuyan a crear una existencia mejor. En cuanto al segundo supuesto, que dejar de lado la moral contleva fa destrnecién de la cultura y la civilizaci6n, esta afirmacién parece ser una verdad en el mundo de hoy. La sociedad actual, cada vez mas globalizada en ta légica prioritaria de Ja economia, ha ido dejando de lado no sélo la ética, entendida como una critica dialéctica, sino también la moral, entendida como lasverdacles que nos han sido heredadas. Esto a ocasionado un desajus- teacentuado de lo qui uno le correspond en clerechos y responsabi- Material compilado con fines académicos, se prohibe su reproduccén total o parcial sin la aulorizacién de cada autor. Enueno Anis Castasens 93 lidacles. Es el fracaso dle! némos de la pétis, ha fallado lo que ajusta y reajusta lo comtin, pero en una pétisimpensable para los griegos; una sociedad glo- bal cadla vez mais interrelacionada que clemanda la creacién cle nuevas nor- mas y leyes cle convivencia mumana que aseguren la reparticién de la rique- za material, cientifica y cultural y, al mismo tiempo, nos leven a asumir nuestras nuevas responsabilidaces mas alla de un mero deber, Seabren, asi, preguntas que responder. Una de ellas es gc6mo deseduear con respecto a una ética centrada en el deber? Y si deseducamos en el deber como aspecto prioritario, za qué tipo de ética estamos apostando? Por iilti- mo, una pregunta que tiene que ver con aquelto 2 to que como humanidad estamos aspiranclo: ges realmente posible ana ética universal? Y esa ética universal, es meramente una ética de minimos? Anexo Contrarreforma educativa La exclusién de Alfonso Reyes" + Demostrada barbarie de gran parte del profesorado. * Su urabajo hace ignorantes a mievas generaciones. © La Cantlta moral, leccién para una sociedad en ctis Gastén Garefa Cant Uno de tos mayores agravios a fa cultura nacional ha sido cometido por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educacién (NTE), al excluir de tos “materiales de apoyo para el magisterio” In Cartilla moral, por Alfonso Reyes Die profesores, en la reunién para discutir la Cartila.. hablaron con- tra stt contenido por “moralista, anacrénico y fuera de contexto”, lo que demuestra el estado dle barbarie de gran parte del profesorado y el inequi- voco salvajismo d i6n sindical. Si alguna evidencia dle las atrocida- des del SNTE se requiriera para su obvia clescalificacién, ésta seria la exclu- sin de la Carta moral, 21. Garefa Cautii,Gastén. Op. et. pp. 1 y 10 Material omplado con fines académicos, se prohibe su reproduccin toll o parcial sin la autoizactén de cada autor 4 Ponincasenucsmns ty Méstan Los participantes, segiin Ia nota cle Rosa Elvira Vargas en La Jornada det 17 de este mes, dijeron que el tinico libro objetado entre fos presentacos por Ia seP fue éste cle Alfonso Reyes. No conacemos otros, pero siel rechaza- do, lo que confirma la reiterada critica a los procedimientos de la direccidn sindical {hasta aqui to de la primera plana, contintia en la pagina 10] su inmoralidad, porque este libro presenta una leccidn de ética para una socie- dad como la nuestra, en crisis a causa de su conducta privada y ptiblica, Si excluyen por anacrénica la leeci6n de Reyes —Ia mitad dle nuestra litera ra, como dijera Octavio Paz— todo estar perdido en México respecto a la ceducacién fundamental de éstas; es decir, el sentido moral de fa vida. Qué es la Cartilla moral? Estas lecciones —escribié Reyes— fueron preparadas al iniciarse la “campa iia alfabética” y no pudieron aprovecharse entonces. (Era 1944, cnando se dlecfa con propiedad alfabética, no alfabetizaclora.) A peticién de Jaime To- rres Bodet, sccretario que fucra de Educacién Piiblica, Reyes escribié uno de sus més hermosos textos. Por primera vex un escritor le pedia al mayor escritor mexicano de ese tiempo un libro formativo para «quienes recién haban aprendico a leer. ‘A pesar de lo cual, meses después Torres Boclet remitis a Reyes el ma- nuscrito de la Cartilla. En 1952, Reyes ta edité por su cuenta en sut Archivo, cn la serie Residuos: doscientos ejemplares, uno de los cuales adquir’ en librerfa de Rafael Porria. Al Lecrla adlverti fa novedad del texto, fa limpieza estricta de su redaccién; entonces trabajaba yo en el I Indigenista como subdirector cle publicaciones, Hablé con dan Alfonso Caso para proponerle que a su ver la editara el Instituto. “Hable usted con Alfon so, seguramente accedera”. Una tarde, en su biblioteca, asf se lo propuse a Reyes con Ia intencién de destinarla a los promotores indigenas. Adolfo Mexiac grabé la portada donde el profesor Montes, un admirable maestro, aparece rodeadlo de nitios weltales. Andrés Henestrosa, de El Nacional, escribi6: *...de ‘manera sumamente sencilla se van escalonando diversos conceptos que poco a poco llevan af lector a tener un trasuinto breve, pero que abarca las ideas Fundamentales de la ética”. ia que Hevé a Reyes sus primers ejemplares estaba con él Torres Bodet aguardanclo. Don Alfonso habia arreglado Ia escena para que el sc- cretario que rechazara su Cantlla la viera impresa por una institucién de- Material compilado con fines académicos, se prohibe su reproduccén total o parcial sin la aulorizacién de cada auto. Finaune Anns Casrasenna 95, pendiente de Educacién Piiblica. Jaime Torres Bodet, asombraclo, me dijo: Pero, la entenderan los promotores det Instinuto? Previamente a su publi cacién consultamos a varios maestros quienes consideraron que era el libro mis adecuado para los jévenes instructores. Reyes coments: “Es, Jaime, et lexto mas dtico que he escrito”, Don Alfonso me telefoned al dia siguiente, entusiasmado: “jNo tiene tuna sola crrata!” ¥ es que en el INt habjamos atado al duende de la impren- ta, Ailos después, Manuclita Reyes hizo por su cuenta otra edicién, La Cart Ua fue, indudablemente, una ensefianza esencial para wna 0 dos generacio- nes del Instiutto Indigenista. A veces un editor logra recompensas por el miévil de st trahajo; en los Altos de Chiapas, una noche con el maestro de “La Libertad”, Agapito Nuiiex Tom, me hablé de la influencia que obrara m habia firndaclo ese pueblo con los diltimos sie vos —los baildfos— de Chiapas, apartindlolos de la scrvidumbre de la tierra y de un cura que los mantenfa sujetos de por vida. Con unos cuantos bart {os, el dfa de st liberacién, ascendicron Ja montaiia rambo a Oxchuk. Cuan- do terminaron cle construir la escuela, suis pequeiias casas redondas, fa pla- za, sus callecitas, e} astabandera, pasé el sefior curt montado a caballo: “Bueno, hijitos, ya tienen su pucblo y ahora, gcudindo levantarin la iglesia?” Niiiiex ‘Tom, rodeaclo de varias familias te contest6: “Primero haremos un lugar para que las mujeres y los hombres hablen: después, el ugar para la autoridad; también un baiio y después... ya veremos”, “La Libertad”, como Ia lamaron, Hevamos wna planta, casi diminuta, para iluminarla, lo que causaria estupor entre tos dems indios de la re- gin. Asf esa noche, desde los parajes montaiiosos, segvin nos relatan, en otras comunidades preguntaron: “Ya tienen luz! equé son Tadinos?” Y es que la imagen era indudablemente reveladora; wna choza dleslum- brante entre montatias. Nunca se habfa visto que un foco iluminado pendic- radel techo de palma. ¥ toclo esto como consecuencia del impulso educative. Alfonso Caso sabfa que ningdin progreso material puede sostenerse sin la obra propia dle la cultura; sobre todo en tm pueblo tan desamparado como ef nuestro. La Cartitla moral fue mo de los medios para lograrlo; de abi su impresién para los jovenes profesores que ahora, después de treinta fos, parecen de otro siglo, dle un siglo de tentativas utdpicas para redimir a un pueblo que, a pesar de sus adversidadles, ve en Ja escuela el sitio de Ia educacién para el bien. Eso es lo que la direccidn del SNTe. no comprende ni esté en condiciones éticas de aceptar porque el hecho si mismo. el principio de su Material omplado con fines académicos, se prohibe su reproduccin toll o parcial sin la autoizactén de cada autor. 96, ___Pantnexsmnvemase Mésioo La Cartilla moral, editada recientemente por la SEP, tiene un tiraje de 700,000 cjemptares ya retirados. Es nna edicién mal hecha tipogrificamente, por una eausa: se juzga que los libros para el pneblo deben ser burdos, con tipos desproporcionados. Nadie podra amar una publicacién asi como cosa propia, La edicién de José Luis Martinez, dice en su Preliminar: “Al texto original de Don Alfonso se le han hecho algunos retocues en busca dle max yor sencillez y se le han aiadido referencias a nuevos temas...” ¢Cémo pudo atreverse José Luis a “retocar” la Cartilla: es decir, a dar en lo mejor de tas acepciones del vocablo, la ultima mano? Veamos dos “retoques”, En el primer parrafo de ta Leccién f, ahora tiutlada “La moral y el bien”, Reyes escribid: “Todas las religiones contienen un cnerpo cle precep- tos morales que coinciden en to esencial. La moral de los pueblos civiliza dos esté toda contenida en el Cristianismo. El creyente heretka, pues, con su. religi6n, una moral ya hecha”, En Ia edicién que comentamos se suprimid, desde “La moral... hasta... ya hecha.” gPor qué? “El bien, lice Reyes, no sdlo se funcla en una recompensa que el religio- so espera recibir desde el cielo. Se funda también en razones que pertene- 1e mundo. Por eso lt moral «lebe estndiarse y aprenderse como una ct a En el retoqne, lo siguiente: “El bien no sélo se funda en wna recompensa esperada, Se funda también en razones que pertenecen a este mundo (sic). La conduecta moral, esto es, movida por el bien nos permite vivir en paz con nosotros mismos y en armonia con los demas, Por eso es importante”. No sdlo el atreviniento de pretender corregir a Reyes sino la supresion dean argumento perfectamente articulado para que el lector entienda emo se desprende la moral de las religiones, el cristianismo en nuestro caso mexi cano. No se trata de un retoque, sino una censura inadmisible, por confusa ¢ inadecuada. Se deforma Ia idea dle Reyes y, en fa imposibilidad de lograr tna discutible sencillez, se suprime lo que an mexicano comiin entenderia mediante su experiencia religiosa. En la segunda Leccién, retitulada “Cuerpo y alma” (Dios, ;qué réuulo!), scribe Don Alfonso en su Ser. parrafo: “Si toclos ayunaramos hasta Ta tortu- a como los ascetas y los fakires, acabariamos por snicidarnos”. ¥ en el reto- qe: “Si todos ayunaramos hasta la tortura, como los ascetas y los Fkires, morirfamos". No es lo mismo, moralmente, morir a suicidarse: esto es lo que el bnen sentido de Don Alfonso consicleré al ejemplificar el sacrificio imitil de la condicién humana, por enredar lo espiritual con lo material. Material compilado con fines académicos, se prohibe su repreduccén total o parcial sin la aulorizacién de cada auto. Burne Anas Gastasen 97 nadie podria dlesconocer que Reyes sabia cabalmente de lo que hablaba ya quignes debia referirse. Esta es la sencilla virtud de sus escritos. No cabria suponer lo que hard la Secretaria de Edtucaci6n ante la exchi- sién de tn texto, como el de Alfonso Reyes, indispensable para formar a las mucvas generaciones en la moral de sus actos. Parecerfa que la direccién de? syTEadvierte que la educacién ética seria socialmente sti perdicién sindical. Si la moral se califica de anaerénica, la barbaric dominard en las aulas mexicanas. Es ciertamente un problema nacional, sin dda ef mayor de todos los que nos agobian, que la educacién esté en manos de un profesorado incom- petente y cervil. Son conocidos los resultadlos cle su trabajo en fa ignorancia de Tas nuievas yeneraciones. Es la verdladera crisis mexicana, y si a esos resul- laclos se agrega la inmoralidad, el porvenir hard realidad la premonicién de Ignacio Ramirez: volver al desierto y a fas armas de Ia desesperacion y cl sactificio, a los orgenes tribales cle la nacién. Material omplado con fines académicos, se prohibe su reproduccién toll o parcial sin la autoizactén de cada autor

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