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PHYLLIS DEANE EL ESTADO . Y EL SISTEMA ECONOMICO Introduccién a la historia de la economia politica CRITICA BARCELONA EL ESTADO Y EL SISTEMA ECONOMICO SERIE GENERAL Director: GONZALO PONTON (Quedan rigurosamienteprohibldas, sin a antoriacion escrita dels teuares de copy ‘ight, bajo las sanelonesesablecidas en ls Leyes, la reproduced total o parcial de eta. ‘obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos ls reprografa yal rtamlen. to informético, yin distibacion de eemplares de ella mediante alquilro préatamo pi Blicos. Titulo origina: THE STATE AND THE ECONOMIC SYSTEM. AN INTRODUCTION TO THE HISTORY OF POLITICAL ECONOMY COxtord Univesity Press, Oxford Traducida casellana de MIREIA CAROL CCubierta: Enric Satue © 1939: Phyllis Deane © 1999 de le taducei castellana para Bopatia y América CRETICA (Grijalbo Comercial, S.A.), Aragé, 385, (8013 Barcelona ISBN: 84-7423-578-2 Depésito legal: B. 56251993 Impreso en Espana 193, - NOVAGRAPIK, Puigcerd 127, 08019 Barcelona PREFACIO La buisqueda de regularidades sistemdticas en el comportamiento econdmico que motiva fa actividad cientifica denominada economia politica —a la que, hoy en dia, nos referimas como ciencia econémica— ‘se originé como respuesta a las necesidades de informacién de los po- Iicos del gobierno central. En la actualidad, a pesar de las complejas técnicas analiticas, y de las especialidades a veces altamente esotéricas ‘que caracterizan la ciencia econémica de finales del siglo xx, el pro- ésito fundamental de este ejerccio sigue siencto el mismo que en el siglo xvu: proporcionar a los administradores de la nacién y a sus agen- tes resporisables el conocimiento objetivo preciso para crear y-llevar a cabo politicas econdmlcas eficientes. He conservado el titulo anti- ‘cuado de esta disciplina para subrayar su continua dimensidn polit- 4, en lugar de evocar cualquiera de las notas ideotdgicas que alguinos de Ios usuarios modernos del término le han atribuido. Es decir, en este libro, economta politica es sindnimo de ciencia econdmica y me sitio en la frontera entre lo que los escritores del siglo xvi que trata- ban temas econémicos hubieran denominado comunidad politica (el orden civil de la sociedad) y la economta Los conocimientos que ubarea este tema son extensos, » los que, de aigin modo, estén cualificados para fomentar, ensefar 0 aplicar sus principios también estén distribuidos en un campo excesivamente amplio de analistas profesionales. En parte a causa de su amplitud y de la variedad de sus practicantes, y, en parte, debido a que sus pro- bblemas y sus hallazgos son, por lo general, altamente especfficas por Jo que respecta c tiempo y lugar, los preceptos y prescripciones que propugna la doctrina econdmica oriodoxa carecen.de Ia certeza 0 la cutoridad que se espera de la mayoria de las ciencies de madurez equi- valente, Una de as consecuencias de ello es que los politicas 0 votan- tes que precisan evaluar ta probable eficiencia de politicas econémi- 8 EL ESTADO ¥ EL SISTEMA ECONOMICO «as alternativas raramente hallan wn consenso entre los expertos, incluso en relacién con cuestiones econdmicas bastante limitadas, y menos atin ‘por lo que respecte a las problemas que dan lugar a significativas con- ssideraciones sociales 0 econdmicas. La aparente carencia de una con- viccidn absoluta con que, habitualmente, se afrece consejo econdmi- co puede ser debida a que aquellos profesionales importantes que, en opinidn de sus colegas, hacen retroceder activamente las fronteras del conocimiento econdmico objetivo dentro de sus especialidades tien- den a adoptar una actitud mds pragmatics que dogmética ante sus in- vestigaciones o andlisis. Hay que afadir, ademds, que siempre que ten- ‘gant un interés por los problemas prdcticas de la politica econdmica —como suele ocurrir hasta con el més puro de las tedricos puros— estartn, por lo menos, tan fuertemente influidos por los antecedentes contempordneas de las ideas y actitudes generales que constituyen el espiritu de fa época en que viven como por el saber acumulado de la ciencia econdmica ‘Mi intencidn al escribir este volumen-deliberadamente breve no es _presentar una historia format de la teoria econdmica 0 un andlisis desde a perspectiva del siglo xx. Por el contrario, he intentado esbozar a grandes rasgos el desarrollo del conocimiento econémico durante los liltimos trescientos aitos, con una particular referencia a e6tio el con- texto més amplio de ideas 0 acontecimientos morales, cientificas y po- Iihicos ha influido en ta visién del funcionamiento del sistema econé: rico cambiante de varios economistas sucesivos y en sus ideas sobre el aleance de una accién intencional del Bstado para dar forma al pro- ‘ees0 de cambio. Todo ello esté ampliamente documentado mediante citas de fuentes primarias y es muy selectivo por lo que respecta ala eleccién de temas e individuos con vistas a la discusién. Razones de espacio me han obligado a concentrarme en un mimero limitado de personajes y conocidos problemas politicos (en su mayorte, pero mo exclusivamente) briténicas, a pesar de que muchos de los puntos que deseaba seflalar también podrian haber sido itustrados mediante refe- rencias a oiros pensadores o contextos politicos. En resumen, este I bbro es presentado mas como punto de partida para posterior reflexion discusién que como un grupo de conclusiones finales. Como tal, es- ‘pero que sea de interés no sélo para tos estudiosos de la economia y de las ideas en general, sino también para ese plblico més ampliamsente instruido que necesita evalwar la naturaleza y la tilidad de ta ciencia de ta economia politica PRERACIO 9 ste agradecer alémtoonen cx iat gaciones publicadas me he inspirado sin reconocimiento expreso a e- «ribir este libro; al doctor G. C. Harcourt, amigo y colega, que encon- 116 tiempo para leer el texto mecanografiado y salvarme de algunos cerrores de hecho y de juicio; a Jenny Woodlrouse y su equipo de ta Facultad de Econémicas de la Universidad de Cambridge por darle al iiltimo de los textos mecanografiados la forma adecuada para su impresion; y a los redactores de Oxford University Press por su labor de correccién de mi estilo literario Pruys DEANE Enero de 1988 1. PRELUDIO DE LOS ORIGENES DE LA ECONOMIA POLITICA 1Los origenes de la economia politica moderna como un sistema istinto de conocimiento objetivo, una rama de la moral o ciencia po- litica, se remonta al siglo xv, Con mucha anterioridad, la elite edu- cada de Europa se habia intetesado por algunos problemas éticos y ricticos de a politica econdmica y ya existia una abundante literatu- a analitica o empirica centrada en un tipo de cuestiones econémicas al que, ain hoy, se enfrentan los economistas modernos. Arist6teles, por ejemplo, se interes6 por la ética del sistema de precios al analizat Ja prdctica del intercambio en el mercado y deserrollar una rudimen- taria teorfa del dinero. Santo Tomds de Aquino, que escribié en el si- glo xm, en una etapa posterior al desarrollo de la economia de inter- cambio, también se interesé por los problemas de la formulacién de criterios étcos para el mercado cuando disentié el concepto de precio justo y condend Ia usura. Mas tarde, en el siglo xv, la expansion del comercio internacional, el crecimiento de la autoridad de los .centralizados, la confusién social y cultural como resultado de eforma y el desarrollo de téenicas capitalistas de organizacién eco- “némica se combinaron para demostrar, tanto a gobernantes como a ‘gobernacos, la urgente necesidad de politicas econémicas nacionales bien informadas y las oportunidades inherentes a las mismas. Asi, surgié de las nuevas imprentas una gran avalancha de trata- dos y pantfletos destinados a aconsejar a los administradores sobre cues- mnes de hacienda piiblica y. desarrollo agricola,.comercial.o indi ,a8{comio sobre los eternos problemas de Ia fnflacién de los prec la ecesién econémica y la pobreza, los cuales poco debian a la doctri- na teoldgica tradicional o al derecho canénico, en que los escolisticos medievales habian procurado basar sus criterios. Precisamente bajo Ja influercia de la nueva visidn del universo y de la posicién del hom- R "HL ESTADO Y EL SISTEMA EONOMICO bre en él una nueva visién asociada a la revolucién cientifice del si glo xrx— el estudio de la economia politica empez6 a adquirir algw: nas de las caracteristicas de una disciplina cientifica. La necesidad de elaborar explicaciones sisteméticas para las pau- tas de comportamiento de los individuos que operaban en el mercado se fue haciendo, progresivamente, més urgente a medida que se desa- rrollaban el comercio y la industria y a medida que los gobiernos na- cionales aumentaban el alcance de sus responsabilidades en las eco- nomias europeas. Mientras la unidad tipica de produccién estuvo cocupada, principalmente, en satisfacer las necesidades familiares de subsistencia y empleé técnicas tradicionales, dentro de un sistema de derechos y deberes personales dominado por las costumbres, el mar- gen para la toma de decisiones individuales, ya fuera en relacién con los precios, ya en relacién con la produccién, estuvo enormemente li- mitado. En estas circunstancias, aquellos que escribian sobre temas ‘econémicos tenian especial interés en prescribir reglas éticas y politi- cas destinadas a garantizar un sistema justo de relaciones interperso- nales. En andlisis econémico, habla muy poca ocasién para todo lo que no fueran ejercicios rudimentarios. Los teélogos escolAsticos y los Juristas, por ejemplo, estaban a favor de la competencia y se oponfan alas pricticas comerciales monopolisticas 0 discriminatorias, aducien- do que el libre mercado (modificado alli donde la justicia lo requirie- 1a mediante la regulacidn puiblica de precios o salarios) era més sus- ceptible de conducir 2 una estructura de precios e ingresos socialmente aceptable. En un mundo en el que las continuas mejoras en produc- cién, productividad o nivel de vida eran, en el mejor de los casos, ape- nas perceptibles, y donde las ganancias obtenidas del comercio por ) un individuo o nacién parecfan sefialar las pérdidas sufridas por otros, ~ 1a implacable persecucién del beneficio individual en el mercado era Aiticil de justificar. ‘Asi, Martin Lutero expresaba el consenso social de una era preca- pitalista econdmicamente estética cuando condené la usura como pe- cado mortal y abogé para que los comerciantes cobrasen siempre un precio justo por sus meteancias. A los que buscaban una referencia para saber e6mo calcular untprecio justoles aconsejé, en primer lugar y por encima de todo, respetar las normas establecidas por las autori- dades gubernamentales: «... la mejor manera y més segura seria que las autoridades temporales encomendaran este problema a personas inteligentes y honradas que habrian de estimar el coste de todo tipo 108 ORIGENES DE LA ECONOMIA POLITICA B de mercancfas ¥, segiin éste, fijar el previo externo, de modo que el comerciante recibiera lo que se le debia y lleyase una vida honrada». Pero, puesto que esta regulacién de precios no siempre era practica- ble, «la mejor opeién que sigue es mantener nuestras mercancias al mismo precio que en él mercado comin o al precio que es habitual cn la vecindad. A este problema, podemos aplicar el refrain: “Donde fueres, haz lo que vieres’”». Por dltimo, en aquellos casos en que ni 1 ley nj la costumbre habian establecido un precio claro, su consejo era: «... debéis mantener en Vuestras actividades comerciales tan sélo una actitud honrada, calculad vuestros costes, dificultades, trabajo y riesgo, y, a continuacién partiendo de esa base, fijad, subid o bajad el precio de vuestras mercancias, de modo que recibais el pago a la dificultad y a wuestro trabajo». Sin embargo, durante el siglo siguiente a la muerte de Lutero, el contexto de ideas econémicas fue transformado por las consecuencias acumulativas de tres procesos revolucionarios, 1 primero fue la gum, de la cual el propio Luitero fue uno de'los promotores. El se ‘gundo fue la revolucién cientifica contra la que reaccioné Luteto re- chazando a Copémnico como al loco que habja pretendido volver del revés toda la ciencia de la astronomfa. El tercero fue la apertura del Nuevo Mundo, que habria de desplazar el centro de gravedad de Ja ‘economia europea hacia sus regiones noroccidentales y poner en mar- cha una expansién vigorosa y acumulativa del comercio internacio- des éticas, politicas y epistemolégicas de aquellos que escribieron con| _Autoridad sobre cuestiones econémicas, Ademés, el gltimo de ellos tuvo) “consecuencias econémicas absolutamente directas, puesto que la am- pliacién de recursos de los paises europeos que bordean el océano Allntico dio lugar a oportunidades sin precedente para que sus cO- merciantes obtuvieran beneficios y provocé un fuerte aumento en su provision de metales de acuflacién. Pero también tuvo implicaciones politicas. El poder y la riqueza crecientes de las clases comerciantes les garantizaban una situacién privilegiada en las economias naciona- les, convirtiéndose en aliados naturales de ambiciosos monarcas del siglo xv1 resueltos a establecer su supremacia sobre las autoridades tem- porales y espirituales, por una parte, y los poderes extranjeros, por otra. Las repercusiones politico-econdmicas de Ia Reforma fueron va~ ‘ Fias y desempetiaron un papel particularmente significativo en Ia for- ‘macién de las economias capitalistas nacionales. La victoria en la lar- {re nal. Estos tres procesos tuvieron implicaciones radicales en las actitu- mS 4 [BL ESTADO ¥ EL SISTEMA EOONGRICO ‘88 lucha por el poder enire Ia Iglesia romana y los dirigentes de estados-nacion inerement6 tanto la autoridad politica como las res- ponsabilidades econémicas del gobierno central y alter6 la distribu- ‘cin de la riqueza nacional, En Inglaterra, por ejemplo, el Estado ven- ‘did apresuradamente todas las propiedades confiscadas a la Iglesia, sgastando el producto de estas ventas como si se tratara de una parte adicional de sus ingresos, en vez de bienes de capital. En consecuen- cia, tras, aproximadamente, una década de fuerte especulacién en el ‘mercado de tierras, las propiedades de la Ialesia fucron adquiridas en su mayorfa por una nueva clase de propietarios, quienes empezaron a administrarlas conforme a las reglas capitalists del juego y no a las reglas feudales del mismo. De este modo, result6 que la disolucién de Jos monasterios constituia una aportacién a la provisién nacional de riqueza negociable mayor que el tesoto traido por los corsarios ingle- ses que abordaban navios espafioles, porque apartaba una parte sus- tancial de la riqueza nacional de manos de las instituciones religiosas, ccuyos objetivos estaban esencialmente orientados al consumo en vez de a la produccién, y la depositaba en manos de propietarios impa- Jentes por aumentar sus inaresos utilizando su capital de la manera és productiva posible. Sin embargo, igualmente importante, aunque ‘més dificil de localizar en el tiempo y en el espacio, fue el cambio ope- rado en las actitudes éticas que derivd de la Reforma, “Tras Latero (un campesino mistico imbuido de la ética econdmica, tradicional de una comunidad agricola) la doctrina protestante se vol vi6, paulatinamente, més mundana y racionalista, a la vez que més comprensiva con los valores egoistas de una sociedad adquisitiva indi vidualista. El ginebrino Calvino, por ejemplo, vivia en una ciudad que ya habia aleanzado un avanzado nivel de organizacién comercial y con- sideraba los beneficios obtenidos del comercio y de la industria como ‘una justa recompensa por la diligencia empresarial y la atencién dedi- cadas a la persecucién dela vocacién otorgada por Dios. El puritanis- ‘mo era menos urbano en su orientacién, pero los teélogos puritanos seguian a los calvinistas en enfatizar las virtudes de la frugalidad y del compromiso tenaz.con una vocacién, y aprobaban, por lo general, las actividades Iucrativas, siempre y cuando sus frutos fueran emplea- dos para glorficar a Dios en vee de ser dilapidados en el consumo petsonal. ¥ todo ello, en un mundo donde, cada vez més, el mendigo tendia a ser condenado por holgazanerfa, soliainterpretarse como un argumento para volver a invertir los beneficios en el negocio. Segtin 4108 ORIGENES DE IA ECONOMIA POLITICA, 1s 1a pintoresea frase de Max Weber, el puritano «fue la cuna del hombre econdmico». E] otto proceso revolucionario, que surgié a finales del siglo xvr pero que a lo lergo del siglo xvm tuvo un notable impacto en las acti- tudes politico-econdmicas, constituyé un cambio fundamental en Ia percepeiin queel hombre tenia de su entorno fisico. Estaba vinculado ‘ala Reforma, al igual, que.al Renacimiento. La reaccién protestanie contra el ritualismo de la Iglesia catdlica se fusion6 con una tradicign racigualista tomada de los antiguos, para estimular nuevas visiones de la naturaleza 0 del universo, El punto de vista medieval partia de la presuncién de que el mundo natural existia tan s6lo para favorecer el conocimients, propdsito y destino del hombre, y que la Tierra era el centro del uriverso. Fl descubrimiento de Copérnico de que la teo- rf geocéntrica del universo de Ptolomeo no habia sido aceptada sin sentido eritico por los antiguas fue lo que le animé a desarrollar su teoria de un uriverso heliocéntrico, Sin embargo, Ia teoria de Copér- nico no fue establecida como docirina cientifica ortodoxa hasta tres ddécadas antes de que realmente publicara De revolutionibus orbium caelestium (1543) y hasta después de que Galileo, Kepler y, por dlti- ‘mo, Newion elaboraran su justificacién empirica decisiva. Mientras, resultaba significativo que, én 1616, el Vaticano afiadiera el De revolu- tionibus a su lista de libros prohibidos y que, en 1633, Galileo fuera Juzgado por la Inquisicién y obligado a negar el sistema de Copérnico que habfa ayudado a justificar. Sin embargo, para entonces, ya habla establecido los fundamentos de la nueva metodologia cientifica: 1) dis- tinguiendo claramente entre el mundo real, objetivo, mateméticamen- ‘ie observable y el mundo subjetivo y relativo de la opinién y dela ilu sin y 2) explicando edmo funcionaba el universo, en vez de por qué, Precisamente, dentro de esta combinacién cambiante de actitudes éxleas, potitieasy cientificas, formularon sus explicaciones y prescrip- _iones politias aquellos escritores interesados en las eausas y conse- cuencias de los acontecimientos y tendencias econémicos, Desde un velco, la robe mometadion somerset bporiencs pital porque, coferstamente-en esta esfera, las manipulaciones de la moneda efectuadas por el gobierno podian tener efectos perturbado- res muy desagradables para todas las clases sociales, y porque un fuerte iar de fondo de fuerzas econémicas mal comprendidas inyectaba con- tinvas presiones inflacionarias en las economfas agricolas, ya altamente vulnerables a fis Micitiaciones de precios debido a las malas cosechas & 16 EL ESTADO Y ML SISTEMA ECONOMAICO ¥ a las guerras. Los efectos de I m linero sabre £,tztidas por el valor de las mereancias de forma confusa y penosa, En Inglaterra, en 1526 y, posteriormente, en la décnda de 1540 a prin: {ipios de la de 1550, la moneda sufti6 varias devaluaciones, alas oon, kes siguié una revaluacién en 1566. Mientras, en todo el oeste etna, ‘eo, un notable aumenio de la poblacién se combinaba con la afluencia Af fesoro espaol, lo que provoes el aumento de los precios y de Ing slo xv. Entre las décadas de 1520 y 1550, se duplicé el precio de la cesta de la compra tipica del consumidor inglés, que volvié a dupli, carse alrededor de 1630, Fara los estindares propios de mediados del siglo xx, la tasa de inflacion a largo plazo era bastante modesta, pero en los mereados imperfectamente integrados dea Europa del siglo xv, dichatasa ejerca luna persistente presi6n hacia abajo sobre los salarios reales de los jor. naleros inflaba los beneficios de aquellos capitalistas (agratios, sner. cantiles o industriales) que eran capaces de aprovechar el comporta. Gueato cambiante de los precios. En Inglaterra, en 1563, el Estado ‘sabelino estaba lo suficientemente preocupado por las deterioradas condiciones de las clases asalariadas como para promulgar un estatu. {0 de los artesanos, confiriendo a los jueces de paz responsabilidades Gatensivas para regular los salarios y as condiciones de trabajo o apren. cizaie: Mientras tanto, el ceciente numero de agricultores sn tieras, por una patte, ¥los beneficios cada vez mayores de las clases empre, sarialesy terrtenientes, por otra, alteraban no s6lo la distibucion do {ngresos entre ricos y pobres, sino también las reglas del juego acepta, bles para los productores de la nacién, Para los monareas que tenian en sus manos las riendas del poder temporal y espiritual en los estados-nacién en lucha de Europe, los obetivos politices primordiales de mantencr la ley y el orden en el pais yelpoder nacional en el extranjero, suponian claros objetivos ccend. nice 3, Dichos objetivosimplicaban la necesidad de maximizas los ine Bres0s del gobierno, asi como la riqueza nacional, y minimizar el des. contento social debido a eambios vinculados a la distribucién de los ingresos y de la riqueza. Los esfuerzos tealizados por los gobiernos de las épocas Tudor y Estuardo, por ejemplo, para dominar las eam. Piantes condiciones econémicas —ya fuera en interés de los jorna. Heros (mediante la regulacién de los salarios), de los consumidones 108 ORIGENES DR LA ECONOMIA POL ICA a (a-tavés de contol dela calidad y del amino de alimentos), de los pequefios agricultores (gracias ala revision de les expropiaciones forzosts),ocon vistas a desvar parte dels ganancias de una explo sin inflacionaria hacia el tesoro puiblico (mediante la concesién de ‘onopolios, impuestos 0 intervenciones en los mercadas de dinero) encontraron una creciente resistencia por parte de aquellos cuyos ob- jetivos de maximizacién de benefcios requeian ena libres del cone tol el Estado, Més tard, prdsperosempresaros comerciales indus triales ingleses se identificaron progresivamente con el movimiento Puitano. A, foralecios por una fut mezcn de fervor reliiso Yeresente poder econdmice, ievaron la batalla por la bertadecond- mica hasta la guerra civil el repicido y la ep, : ~~ Asi pues, a finales de los siglos xvz y xvi, los gobiernos naciona- les de Europa se esforzaban por resolver problemas econdmicos ¥ 0. sis debidos a una economia rant en expansion, problemas res- ecto de los cuales, por fo general, jurstas y mercantistas, ademas de tener un mayor interés, estaban en mejor situacién de aconsejar y gil oplons qe os loge, Los polit manor nee dad de consejo sobre e6mo operaba, en realidad, la economia de mer- cado contemporanea que sobre c6mo deberfa operar con arreglo’a unos Principios morales absolutos en que los cristianos pudieran basar sus sriterios para la aceién social, Lo que se necesitaba urgentemente era 1 sistema explicativo desde un punio de vista macroeconémico y una. “Yocirina del modo en que las politicas econdmicas podrian ser mas ‘tiles al interés piblico. Los eseritores mereantilistas que trataban te- “thas de economia politica publicaron su polémica literatura, precisa- mente, en relacién con esta necesidad. Gran parte de dicta literatura ta material efimero, destinado a analizar un problema econéniico con- temporineo y a justificar una solucién especifica, Fl punto de partida om era que ei objeuvo fundamental dela poftica econémica na- cional consist en aumentar el poder adquisitivo de la nacién en su -Sonjumto, ¥, dado que la mayoria de aquellos que estaban fuertemen- te motivados para escribir sobre estas euestiones y, a la vez, bien in formados sobre el funcionamiento de la economia de mercado en el siglo xvm estaban activamienteimplicados en algiin aspecto del comercio © de las finanzas, no resultaba sorprendente que tendicran a conside- zat que la mejor manera de Favorecer el poder nacional era aumentar “7 partcipaciéa nacional en el mundo del comercio y de los recursos ‘monétatios. Hasta el momento en que los mercantilistas desarrolla- ® 18 BL ESTADO ¥ EL SISTEMA ECONGMNCO On una doctrina comtin distint, la doctrina existente consideraba que 4 méquina motriz del desarrollo econémico nacional estab cone {uida por las rams industriales, comerciales y maritimas dela econa, rier cuva ventaja residia en su habilidad para aumentar la participa: cién nacional en el comercio internacional. Por tanto, en sus origenes, la economia politica fue, como su nom. -Pie sualere, un area de debate poltco, Los prinepales exertores que ~lrataban temas econdmicos en los sighos xvry xvi eran activistas oli- 8086 funcionatios cuyo objetivo era informar, o criticar, o justieay Jas politicas econémicas especficas del gobierno. Los escritores de fh nales del siglo xvu (como sir William Petty) que intentaron introduc ‘éenicas cuantitativas en el andlisis econdmico se veian a sl migmoe Saino estudiosos de la catitmética politica». Un siglo mis tarde, Adem Smith definié la economia potitica como «una rama de la cence det Ssiadista 0 de legislador» y sus clases de politica econémica a los es. fudiantes de Glasgow cayeron exactamente dentro del campo de on curso formal de jurisprudencia. Generaciones posteriores de econo. ‘mistas han hecho euanto ha estado én su mano para separar la tienes de la economia de sus asociaciones politicas, pero, para el historiad del pensamicnto econdmico, el contexto politico en gue se han dean, rrollado las ideas econdmicas siempre ha sido crucial para determines Su forma y direccién, Es decir, es importante identficar no sélo lec arenmentos analitices con que influyentes escritoes del pasado ui, damente sacudida por los efectos combinados del Renacimients ka Reforma, la apertura del Nuevo Mundo, la nueva astronomia de Co. péinico y la invencién de la imprenta. Una visién del mundo que px, {00S ORIGENES DE LA ECONOMIA POLITICA 1 conosimiento de c6mo es e1 mundo 0 eémo deberia ser se convittié en objeto de uta bisqueda sin fin, un crecimiento acumulativo del entendimiento itumano al que el observador cientiico tenia, por lo ‘menos, tanio que aportar como el sacerdote 6 ol filésofo En la esfera del pensamiento politico —especialmente en sus as- _Pectos econéiiicos— Ta biisqueda de un conocimiento fidedigno ten- «ia a complicarse ant el hecho de que a estructura bisea de las tla. siones y actitudes sociales y econdmicas también estaba en proceso -de-cambio. FI desarrollo de estados-nacién unificados, apavado por costosas burocracias y grandes y bien armadas fuerzas navales o nil tares, estaba cambiando la ubicacién del poder politico y econdmico dlentro y entre las sociedades europens. La expansion de la economia mundial y el crecimiento de la poblacién favorecian la evoluetn de nuevas formas de organizacin empresaral y financiera asociadas Je extension del espiritu capitalists de empresa y provocaba eambios en el modelo iteracional de ventajay oportunidad econémicas, En el continente europeo, la Reforma desencadend guerras civiles y reli siosas socialmerte desiructivas y econémicamente perjudiciales, En Inglaterra, la enajenacion de las tierras de la Iglesia por el Estado dio Jugar a una mania de especulacién de tierras y transformé la psicolo- gia de la tenencia de tierras..El molde dc la tradicién social yeconé- mica se estaba rompiendo en todas partes y nuevas formas de orden -buscaban su legitimacisn, En los primeros tiempds de Ja Europa moderna se desartollaron dos corrientes opucstas de teria politica contra estos antecedentes de confusion social y cambio econémico. Por una parte, una i absolutista, vinculada a la perspectiva luterana de la auforidad teni- oral, acabs consolidéndose en la doctrina del «derecho divino» de los reyes, Por otra, ladoctrina del derecho natural quie nacia de 1a vi- sién de santo Tomas de Aquino del derecho natural de la humani lad, idealmente aplicada por comunidades naturales (es decir, comunida- des de individuos basicamente libres ¢ iguales) que respetaban tanto la voluntad divin como las fuerzas impersonates de la naturaleza. sta Ileg6.a identificarse con una ideologia de la, soberania. popular —la idea de que la autoridad politica definitiva reside en el conjunto de la gente, Aproximadamente a principios del siglo xvu, extas idoolo as opuestas dominaban el debate sobre lo que se estaba convirtien do ene tema central del pensemiento politico europeo: la naturaleza, Poderes y derechos del Estado moderno, un Estado cuya autoridad r i 20 BL ESTADO y SISTEMA ECONOMICO Iegislatva, sus exigencias de lealted y su responsahilidad social pri sree bps mela de cualquier otro organismo elaborador de lacs cn la sociedad, Ba Inglaterra, una especial concatenacién de circunstancias se com- bind para hacer de los cien aftos que van de 1840 a 1610 cas época Usa de la armada espafiola y las ventajas dela situacin de une ne, ign marinera independiente ubicada a horcajadas de las sce rdimiee as intercontinentales de lo que entonces era la regién mas di, tunica de la cconomfa mundial —Ia Europa noroccidental- Un oe Blo de exposicion a este contexto de eambio y desatio econdmice vat, Sonal internacional, la clase de los empresarios capitalists vio oy goyiund cada vez mas vulnerable al impacto dela politica econéesiae sobre ee Oidad legislativa, con lo cual sus promulgaciones primaron aoee atestigios del derecho feudal o candnico y sus poderesy ron Fiagghitit los problemas generados por una economia mundial care Biante ~-Por ejemplo, a la competencia internacional, @ las finca Fe ge de 8 actividad econdmica nacional, ala inestabilidad moneta, tea eos Principales cambios en la distibucién de lariquesa entee tis clases sociales. Al miamo tiempo, por supuesto, se earch que p.fobiermo central desempefara su tradicional papel de dvtoney ey Exudo-navin independiente contra los enemigos extrnjeroe yds hen, fultima de ley y orden internos. Asi, los gobiernos de Ios épocas Tudor y Estuardo estuvieron perpetuamente necesitados ce fondos 108 ORIGENES DE LA ECONOMIA POLITICA 21 ceptibles de financiar (ya fuera por medio de préstamos o de eae modo, dar pie ala Revolucién inglesa, La primera era la absolut a mee tai pte Sc Se individuo podia perseguir fines éticos y: ‘econémicos muna — ‘va —tales como la diligencia, la frugalidad y el cdlculo racional— a ~imaban parte del cédigo moral conyencional de criterios para el com- 2. LA ECONOMi, f (A POLITICA A LA So DE LA REVOLUCION CIENTIFICA eS Aausllos que han manejado las cienci . ciaclo las ciencias han sido bien hombes de experimentacién o bien homines ae imentacin son como la Tos razonadores se pa- econdmica, por las dudas religiosa: % ue estaban manipulando la estri 8 Y los prefui ictura contem- de la nacién y reducidas del Estado, los trastornos ida Ja literatura polémica ECONOMIA POLITICA ¥ REVOLLICION CIENTIFICA 23 Jo de cambio politico y econémico no es tal vez el mas fértil de Tos contertos para el pensamiento sistemiitico sobre las causas y conse. euencias de las poitcasalternativas. Lo que impuls6 a algunos pen- sadores del siglo xvu a basar sus prescripciones de politica econémica ‘en argumentos que no sélo eran imaginatives, sino también discipli- nados, fue el ejemplo de la revolucién intelectual que, en aquellos mo- ‘mentos, estaba tomando forma en las ciencias naturales. ‘La mayorla de los informes modernos sobre la Revolucin cient- ica del siglo xvi se centran, fundamentalmente, en el progreso de las ideas en las ciencias naturales y «duras», que los actuals currieulos académicos convencionales distinguen claramente de otros estudios como la filosofia 0 la historia. Sin embargo, es importante observer {que dichas distinciones no tuvieron el mismo significado en el contex- to intelectual del siglo x0, y que, para los fildsofos y cientificos de ¢sa ra, «ciencia» significaba conocimiento en el mas amplio de los Sentidos, Los cambios acontecidos en las ideas centficas tavieron pro- fundas implicaciones en la pereepcién, por parte dela gente, de todos Jos aspectos de sus creencias materiales ¢ inmatetiales. Los profundos cambios —politicos, sociales, culturales, econémi- cos y teenolégicos— que se consotidaron en el siglo xvm mninazon la estructura convencional de creencias sobre la relacin del hombre con Dios, por un lado, y con el mundo material, por el otro, obligando a la lite instida a considerar nvevamente los fundamentos del oo- ocimiento fiable. Durante mucho tiempo, el principal efecto del Re- nacimiento y de la Reforma fue el refuerzo del conservadurismo de Jos centros tradicionales de saber e investigacién, las universidades. Bajo la creencia de que la verdad sobre el mundo, en todos sus aspec- tos materiales e inmateriales, residia en los antiguos textos clasicos y ¢u le Biblia, la mayor parte de los estudiosas de Ins silos xv y vt se dedicaron a la correcein yreinterpetacion de las traducsiones me- dievales heredadas y a a busqueda de los originales perdidos en los archivos, La imprenta y el uso internacional del latin como lengua co- ‘turin del saber estimularon a los estudiosos y facilité 1a rdpida difu- sion de las nuevas traducciones y comentarios a través de las principales universidades europeas. Pero se trataba de un programa de investiga- Ci6n vineulado a resultados desalentadoramente decreientes, con pocos lementos de interés para Tas nuevas generaciones de estudiantes que Precisaban una visién del mundo coherente con los cambios que ya hhabfan transformado su entorno religioso, politico y socioecondmico. ue Galileo, el astrénomo, logré el mundo de la elite ernicana y heliow iniverso en la que ‘acular al transfoy XVII populaizand 0. Ciertamente, instruida del siglo, ic céntrica del Univers avon dae ci a vin dt viejo, un prisionero rma diferente a los de Galileo a la tras provedia mas de s sTesultados. Por el conocimiento € los progresos en Ja ciencia moderna rags uu mtodo, de su est femplo, a oponene €s In ccomprensién de el saber dependen de 26 de andlisi a obser a la Vision aristotal ECONOMIA POLITICA ¥ REVOLUCION CIENTIPICA 25 vaciones experimentales, se revel6 como uno de los més tempranos y ‘ims claros exponentes de la metodologia de investigacién que New- ton habria de desarrollar tan fructiferamente, Asimismo, al apartarse de le tradicional preocupacién escolistica por las causas primeras, y volver a formular preguntas clave en términos del cdmo en vez del por- qué del mavimiento, Galileo abrié las ventanas de par en par a una nueva visién del mundo natural como una maquina autosuficiente y ue podia ser definida matemiéticamente. Se trataba de una visi6n que, tras ser imaginativamente elaborada por Descartes y Newton, sirvié de inspiracién al fundador de la economia politica clésica inglesa, ‘Adam Smith, Sin embargo, cuando evaluamos el impacto de Ia investigacién de Galileo en su propia época, dos factores parccen crucial al justificar su cardcter heroico. La primera es su rechazo sistematico de la tradi- ci6n aristotélica de investigacién, especialmente de las cuestiones re- Jativas a las causas primeras del movimiento. La segunda es su éxito or aleanzar resultados inesperados pero convineentes_en cuestiones empiricas de importante significado practico. El primer factor estaba én sintonia con el espiritu de Ja época en la historia de las ideas: el ¢spiritu del antiautoritarismo. El segundo dio a su singular método de investigacién credibilidad entre los principales cientificos y fil6so- fos. Cierto, nada tiene tanta aceptacién como el éxito, pero precisa- mente la negativa de Galilco a dejarse obstaculizar por él antiguo dog- ‘ma le permitié tomar la delantera en la Revolucién cientifica del siglo xvity le garantiz6 inchuso la vencracién de los gigantes de la ciencia yla filosofia del sigho xx como Albert Einstein: «el lef-motiv que re- conozéo en la obra de Galileo es la lucha apasionada contra cualquier tipo de dogma basado en la autoridad. Unicamente la experiencia y tuna cuidadosa reflexién son aceptadas por él cama criterias de verdad,! Esencialmente la misma ideologia antiautoritaria coloreabs las vi- siones tanto de Bacon como de Descartes sobre la mejor manera de ‘Brogresar en el conocimiento humano. De hecho, resulta dificil expli- car la carismatica calidad de la influencia de Bacon en los cientificos ingleses del siglo xvu en otros términos cualesquiera. Sin sus sugeren- 1. Alber Einstein, prefacio de la traduclon de Galion’ Dialogue Concerning the ‘Teo Chief World Systems por Stillman Drak, 1953 (hay tad, cast: Didogo sobre los dos sistemas masimos, Agdilar Argentina, Boenes Aires, 1977) 26 BL ESTADO Y EL SISTEMA ECONG MICO Su concepto de un vasto laboracién, en el cual los scadores de la verdad —ios tipo at Ors tipo hormiga, tos teéricos tipo arate, vee Aanalistas tipo abeja— [ECONOMIA POLITICA Y REVOLUCION CIENTIFICA 27 seligidn sélida que le ensefiarin cémo ejercorlon. Su énfasis en Ia uni- dad del conocimiento, en Ia importancia prioritaria de reunir y rela- cionar un fundamento de evidencia empirica de cada drea y en la po- tencial contribucién de todo buscador serio —ya fuera un estudioso, un artesano, o un hombre de estado— tuvo el efecto de ampliar los objetivos de la comunidad intelectual dedicada a la biisqueda de un saber disciplinaco, Et baconianismo, que alcanz6 su méxima influencia en el perfodo dela Restauracién, ha sido generalmente idemtificado (tanto entonces ‘como mis tarde) con uta metodologfa obsesivamente inductiva y esen- cialmente experimental y como la principal fuente de inspiracién del ‘programa cooperativo y utiitario de investigacién considerado por los fundadores de 1a Royal Society. Tal vez no es de extrafiar que las pres- cripeiones metodoldgicas asociadas al nombre de Bacon hayan sido interpretadas de forma més ajustada de lo que corresponderia a las propias intencioaes del autor 0 a la actividad real de los principales cientificos bacorianos. Vale la pena recordar, por ejemplo, que Bacon no vefa al més productivo dé los cientificos ni como andlogo a la hor- imiga acumuladara de datos ni como la arafia productora de teorias desu pardbola, sino como la industriosa abeja que revolotea intencio- nadamente de flor en flor y extrae néctar para converttlo por entero en una sustancia muchisimo mds preciada. Por gitimo, parece que la contribucién més perdurable y significativa de Bacon a la Revolucién ientifica no fue una metodologia escasamente inductiva, sino una ac- titud atrevida, abierta y de amptias miras ante la investigacién. «El uuniverso —eseribié— no deberfa ser reducido a fos limites del enten- dimicnto, como el hombre ha tenido por costumbre hacer hasta ah ra, sino que, més bien, el entendimiento ha de ser extendido y amplia- do para comprender Ia imagen del universo tal como es descubierto». Y cuando —con su caracteristica confianza en s{mismo— evalud sus propias cualificaciones para hablar dogméticamente sobre el progre- 80 del saber, las enumer6 en los siguientes términos: «como poseedor de una mente lo suficientemente gil y versétil para captar las seme- janzas entre las cosas (que es lo principal) y, al mismo tiempo, lo su- ficientemente estable para fijar y distinguir sus diferencias mas suti- les; como dotado por la naturaleza de desco de buscar, paciencia para dudar, aficién ala meditacién, prudencia para afirmar, buena dispo- sicidn para considerar, cuidado para disponer y ordenar; y como un hombre que ni siente afecto por aquello que es nuevo ni admira aque- 2% i 8 BL ESTADO ¥ FL SISTEMA ECONOMICO 10, ate es viejo, y que odia todo tipo de engafion. Psa era la imag del buen eienttfico de Bacon: podria it Valida deta bose ceearOn: oda ser una desripcion ighalmente El otro miembro del trio de. siglo xvu que surgié de la Revol fh y Bacon, reaccioné abieri académica escoldstica Tidad institucional de amen comtael dogmatism y Inantriaea uae paedicament ao connate la Ielesia catbica romana, Ast cuando Gala Inquisicién en 1633 por haber ic : radamente de la imps taba basada en los p €o, incluso de manera més absoluta que Bacon, rincipios heliocéntricos. Descartes estaba decidi- 4 reemplazar la ipal causa primera, la creencia en si msn a cia en si mismo cor ssn cea en anon oe vino rciona, que podia ser reducdo aun erao de lees fies sles, subyacents al funcionamiento del mando materia has presunciones iniclales no 1 stables noes no eran del todo notables para t ‘ésofo del silo ava ni on su sustancian en sus inp ion Programa de investigacién de Descartes su calidad més dig, , Sin embargo, al mismo tiem. Po, se hacfa cada vez mas habitual, en aquellos comentaristas que bus- aban explicaciones para el envidiable éxito econdmico de los holande- 8es, el asociar su comercio exterior en expansin y sus niveles de rentas relativamente altos con sus tipos de interés relativamente bajos. Esta cuestién se alzé hasta Ia cima de los debates econémicos en la década de 1650 tras la publicacién de una nueva edicién del Discourse about Trade de sir Josiah Child, que afirmaba que un bajo tipo de interés era Ia causa fundamental de la prosperidad de los holandeses y abo- gaba por una reduccién del interés legal maximo inglés de un 6 por 100.a un 4 por 100, Ello estimul6 a John Locke para renovar una de sus obras anteriores y publicatla bajo el titulo de Some Consequences of the Lowering of Interest and Raising the Value of Money (1692 ‘Como sucede con tanta frecuencia en los debates econdmicos so- bre la relacién entre los mercados de dinero y los mercados de cosas, Ja divergencia de opinién dependfa enormemente de supuestos impl citos relativos a la direccién de la causalidad. La evidencia empiti¢a Sugeria claramente que habia una conexién entre una prosperidad eco- ‘némica ininterrumpida y unos tipos de interés bajos, Pero mientras que Child, por ejemplo, consideraba que la prosperidad era causada por tipos de interés bajos, Locke afirmaba que un tipo de interés rela- tivamente bajo era la consecuencia de un nivel de rentas relativamente alto. Justfic6 esto Ultimo en términos de una teoria del tipo de interés «natural» (que definié como «el precio del alquiler del dinero») y lo cexplicé en simples términos de oferta y demands. Por lo tanto, para un pais con una oferta relativamente amplia de fondos de empréstito, el tipo de interés serfa «naturalmente> relativamente bajo. ¥ lo que ¢ atin més importante, su andlisis le llev6 a la conclusiOn de que los. intentos de aumentar la riqueza necional, reduciendo por la fuerza los tipos de interés, disminuirian —siempre y cuando fueran efectivos— clincentivo de los prestamistas para prestar: «y, por lo tanto, Ja reduc- 6. Yoh Locke. Some Consequences of the Lowering af dnterst and Ratsing the Value of Mones, apéndice a a ed. de 1810 de Principles of Poiitiea! Baonomy de 3 RUMeCulloch, 44 [BL-ESIADO ¥ lL SISTEMA BOONOMICO ibn del dinero a un 4 por 100, que disuadisia a los hombres de prestar y seria una pérdida para el reino al detener una parte tan importante de la corriente de dinero que hace girar las ruedas del comercio». No cobstante, al igual que Petty, tenfa dudas sobre la posibilidad de impo- ner un maximo legal que no estuviera en la linea del tipo de interés «naturals: @a que, dado que ¢s imposible hacer una ley que impida a.un hombre entregar su dinero 0 sus propiedades a quien le plazca, es imposible impedir, mediante un mecanismo legal, que hombres hi- biles en la administracién de sus propios bienes y en encontrar mane- ras de traspasarlos a los demas obtengan dinero prestado al interés que sea necesarion, Asi, sobre estos y otros problemas, los que escribian con autori- dad sobre cuestiones econémicas a finales del siglo xvi oftecian, con ‘un espiritu deliberadamente imparcial, consejo a los gobiernos. Se con- sideraban a sf mismos buscadores de la verdad objetiva relativa al sec- tor social de un universo divinamente ordenado, defendfan sus solu- ciones a los problemas politicos del momento en términos del interés nacional, ampliamente concebido, y no vefan raz6n alguna para sepa- rar las consideraciones morales relevantes para el comportamiento hu- mano en el mercado de las consideraciones mas estrictamente econé- micas como el interés propio, la expansién del mercado, un alto nivel de empleo ola oferta de dinero. Asi, cuando John Locke enumeré las consecuencias de una disminucién del tipo de interés legal méximo in- Cluy6 no s6lo las consecuencias monetarias 0 los efectos de la redistri bucidn (desde Jas viudas y huérfanos enfocado hacia los banqueros y notarios), sino tambien las implicaciones morales —cque es proba- ble cause un gran perjuicio a la naciény. Los historiadores del pensamiento econémico que han intentado destilar el contenido econdmico de dichos argumentos y evaluar sus Contribuciones a posteriores teorias econémicas han hallado los and- lisis del siglo xvi insatisfactorios y fragmentarios, principalmente por tres razones: en primer lugar, por su enfoque limitado en las cuestio- nes politicas especificas que los inspiraron; en segundo, porque inclu- 80 alli donde utilizaron los conceptos o términos con que trabajan los, economistas modernos, no querian decir con ellos las mismas cosas; ¥en tercero, porque sus andlisis econdmicos no estaban destinados a ser leidos fuera de su contexto poli no empezé a cobrar forma una «ciencia» identificable de la economia politica, LA BUSQUEDA DE PRINCIPIOS CIENTIFICOS ‘La naturaleza y las leyes naturale estaban oculias en la noche. Dijo Dios: «Hlégase Newton», y todo fue luz. Avsxaxpan Pore Frecuentemente, en la historia de las ideas, el siglo xvmes presen- tado como el Siglo de las Laces. El legado mds significativo de la Re- volucién cientifica no fue el contenido tedrico 0 factual de la nueva visién del mundo, el nuevo paradigma que ésta establecié para la ciencia natural, sino los horizontes sin limite que abrié para el entendimiento umano en general. Ast, la comunidad intelectual europea heredé una confianza sin precedentes en la habilidad del hombre moderno para descubrir los secretos del proyecto de Dios para el universo, simple- ‘mente aplicando sus poderes de observacién y razonamiento a ua es- tudio objetivo del mundo que le rodeaba —tanto del mundo social como del mundo natural. Isaac Newton fue, de entre los cientificos, el mayor responsable de a confianza intelectual de los pensadores del siglo xvm. Sus rigurosas inducciones, formuladas matemdticamente a parti de la evideuvia emt. Pirica, dieron el sello de la certeza a las leyes del movimiento descu- biertas por Galileo y por Descartes, revelaron la elegante simplicidad inherente en «el mas bello sistema de sol, planetas y cometasp y pro- Porcioné una justificacién teoldgica a la creencia ea la existencia de ‘un Dios todopoderoso intervencionista, Al dar una explicacién unifi- ada de los acontecimientos de los cielos y de la Tierra —demostrando, Por ejemplo, que los movimientos de los cuerpos celestes y mareas te- "restres podfan predecirse en términos del principio tinico de la grave- dad universal— cautivé no sélo la imaginacién de los filésofos natu- tales y tecnSlogos, sino también la de los fildsofos y politicos morales 46 [BL ESTADO Y EL SISTEMA BCONOMICO y tedlogos. No era dificil creer quo un orden similar divinamente re- sulado debfa (0 deberia) prevalecer en las relaciones humanas como en los cielos y que adoptando el método de investigacién newtontano, experimental ¢ inductivo —llegando incluso a identificar analogias me- tafisicas con el poderoso concepto fisico de la gravedad—, proparcio- naria a los filésofos sociales la Mave del plan de Dios para el mundo moral y politico. . ‘La mayoria de los pensadores de finales del siglo xv —o princi- ppios del xvi— que intentaron analizar las cuestiones sociales y poli- ticas con un espititu deliberadamente cientifico destacaron su impar- cialidad u objetividad, su buena disposicién a someter sus hallazgos a una critica informada y su profundo respeto por a evidencia factual positiva, Estos eran Jos elementos distintivos reconocidos de los cien- tificos de la Royal Society. Contrastaban con la actitud car 1 ‘inental, que suponia que el Arquitecto Divino ya habia programado en la mente humana las ideas innatas y los poderes infalibles de razo- namiento que guiarfan al pensador racional hasta la auténtica verdad. Latesis newtoniana de investigacidn cientfica tenfa implicaciones ideo- 6gicas que encajaban bien con la tradicién pragmetica epistemoldg ca inglesa. Reflejaba una visién del mundo basada en preconcepcio- nes més bien cristianas que deistas, y los primeros debates —por ejemplo, con Leibniz, un producto dela tradicién cartesiana— fueron cexacerbados por sus notas religiosas. Leibniz, en una carta abierta a la princesa de Gales, acusaba tanto a Locke como a Newton de ser irreligiosos, acusacién que estaba deliberadamente destinada a desa- creditar Ia actitud inglesa: «sir Isaae Newton y sus seguidores —escribié con desprecio— también tienen una opinién muy rara por Jo que res- pecta alas Obras de Dios. Segtin su doctrina, Dios Todopoderoso quiere darle cuerda a su reloj de cuando en cuando, de lo contrario, dejaria de moverse, Parece ser que no tuvo la prevision suficiente para otor- garle un movimiento perpetuo», ; Resulté que la visién cartesiana de Dios como el Creador infinita- ‘mente clarividente de un universo que era como un mecanismo de re- lojeria era mas contraria a la rligiéa tradicional que la fiel visién de Newton de un universo gobernado por leyes y mantenido en orden por el vigilante legislador. El no veia la necesidad, por ejemplo, de definir ‘una causa tiltima para su principio universal de la gravedad, conten- tndose con inferir su existencia de los hechos eésmicos para cuya ex- plicacién podfa utilizarse: «... para nosotros basta con que esa grave- 1s Btlsquena De PRINCIPIOS cIENTSFIOOS a dad realmente exista y actic seg las leyes que hemos explicado y sea de gran uilidad para justficar todes los movimientos de los cuer- pos celestes y de nuestro mar». Por el contrario, para los cartesianos, ‘una vez Dios habia cumplido con sus funciones originales como «autor de la naturaleza», su trabajo habia terminado, y euando los astréno- os del siglo xvmz descubrieron que el sistema solar se autorregulaba y era clelico se hizo muy facil eliminar por completo a la divinidad de la ciencia natural La identificacién de una analogia entre un sistema solar autorre- gulado¥-ana economia autorregulada hubo de esperar a que los filé- sofos concibieran teor(as para explicar 0 predecir un comportamiento hhumano en el mercado aprendido para separar el concepio de un sis- fema econdmico —una economia en el sentido modemno de la pala~ ‘bra— de Ja comunidad politica en que surgieron los problemas cco- ‘omicos contempordneos. Mientras tanto, el inoremento de la escala y la Complejidad del comercio y dela industria y el aumento asociado de sus dimensiones nacionales internacionales estimularon una co- rriente cada ver mayor de escritos sobre cuestiones de politica cond ‘mica. La mayoria de ellos fueron eseritos con la intencién de prese bir a favor o en contra de formas espectficas deintervencidn legislativa enlos meteados de dinero, de bienes 0 de trabajo. Buscaban ada vez inds la justificacin de sus preceptos sobre bases cientificas en térmi- nos de cleyes naturales», evidentes en s{ mismias, que presuntamente ¢l Divino Legislador habia impuesto para mantener el onden civil en lasociedad y que eran andlogas 2 las leves fisicas, que en aquel enton- ces eran objeto de‘consenso entre aquellos cientificos que investiga ‘ban el mundo material. Bfectivamente, lo que buscaban eran las leyes Y regularidades econémicas que, evidentemente, coordinaban las acti- Vidades de una multitud de individuos que operaban en los mercados parte coincidentes de dinero, bienes y trabajo, Muchos eseriiores ue trataban cuestiones econdmicas hablan empezado ya a razonar sobre el ema en términos de fuerzas impersonales que tendin a est ‘mular y posteriormente estabilizar el cambio econémico, y que ellos asociaban con los problemas politicos de reconciliar los eonflictos eco- ‘némicos entre el interés propio personaly el interés piblico, Fl supuesto dle un mecanismo naturalmente autoequilibrador, inherente en todos 4os mereados libres, concordaba con las acttudes politicas antiautori- ‘arias communes en la Inglaterra posterior a la Revolucién, y los con- S*ptos de contrapeso y equilibrio y de flujos autorreversibles en los 48 [EL ESTADO ¥ EL SISTEMA RCONGMICO Canales de circulacién se hicieron cada vez més familiares en las disen- siones sobre comercio internacional y pagos o sobre la formacién de Jos precios y In cireulacién de! dinero. La problematica situacién ala ue se enfrentaban la mayoria de los comentaristas sobre cuestiones de politica cconémica a principios del siglo xviu presenta una sorpren- dente semejanza con las preocupaciones de'los economistas de finales del siglo xx. El desempleo era considerado como el primer problema Politico, puesto qué era relevante fanio para el mantenimiento de la actividad econémica nacional como para un arden social estable, que, evidentemente, corria peligro cuando la distribucién de las rentas en- te ricos y pobres se movia en direcciones inaceptables. Los observa- dores del siglo xvu (Locke, por ejemplo) ya habjan articulado una re- lacién entre la cantidad de dinero en circulacién, por una parte, y los niveles de los precios dé las mercancias y de Ios tipos de interés 0 el Volumen de negocio y de empleo, por otra. Lo que Locke no habia conseguido explicar era el mecanismo de interaccién entre dichas va- riables. Segiin Richard Cantillon, por ejemplo, que eseribié a princi pios de la década de 1730: «Bl sefior Locke ha visto con claridad que Ja abundancia de dinero hace que todo sea preciado, pero no ha con- siderado cémo lo hace». Como observé Cantillon, era preciso indicar las probables rutas a través de las cuales los cambios en la oferta (0 en la demanda) de dinero operaban en los procesos reales y financie- ros de los mercados para afectar a los niveles globales de los precios, ala produccidn y al empleo. Conforme a ello, al igual que J. M. Key. ines dos siglos después, Cantillon intent6 desarrollar una teoria gene- ral del empleo, el interés y el dinero —una teoria macroeconémica que habfa de explicar la interdependencia de las transacciones reales y fic nancieras en una economia capitalista libre. La necesidad de una teo- ria sistematica del dinero y de la actividad econdmica habia sido ampliamente demostrada con antetivsidad en ese siglo cuando John Law, un especulador y financiero, ascsoré al gobierno francés sobre politica monetaria, con unos resultados que, al principio, constitaye- ron un éxito brillante, pero que terminaron siendo un desastre fi- nanciero. Una de tas caracteristicas mis interesantes de Ia comunidad inte- lectual que puso los cimientos de una diseiplina distinta de economia Politica era su calidad cosmopolita. Con frecuencia, los primeros eco- nomistas ingleses estaban por un igual en su casa, en las Islas Brita cas, que en Europa occidental, algunos de ellos escribieron en francés {LA BUSQUEDA DE PRINCIPIOS CrENTTEICOS 49 con tanta facilided como en inglés, y sus teorfas fueron inspiradas por inteligentes observaciones directas sobre los acontecimientos econé- micos y las instituciones en las economias en desarrollo de Inglaterra, Escocia, Holanda y Francia. Mas importante todavia en la elabora- cién de los preceptos econémicos dle algunos de ellos fue el hecho de que asesoraban a politicos econémicos que operaban en sistemas ‘mucho més dirigistas y autoritarios en ideologia y estructura politica que el sistema surgido de la Revolucién inglesa de 1688. John Law, Richard Cantillon y sir James Steuart son tres casos opuestos a con trastar. John Law, por ejemplo, hijo de un orfebre de Edimburgo empezé ‘interesarse por cuestiones de dinero y banca en los debates postrevo- ucionarios de la década de 1690, que condujeron a la fundacién de los Bancos de Inglaterra y Hscocia, as{ como a la reacutiacién inglesa de Jos afios 1696 a 1699. Desafortunadamente, en 1694, la desventura de un duelo —maté a su oponente y se evadi6 de la prisién inglesa donde estaba esperando a ser juzgado en 1695— obligd a Law a refu- siarse en el continente. Durante un breve regreso a sus propiedades en Escocia, a principios del siglo xvm, escribié su principal tratado sobre economia, Moniey and Trade considered with a Proposal for Sup- plying the Nation with Money, que publicé anénimamente en 1705. La unién entre Escocia e Inglaterra llev6 al evadido nuevamente al ex- tranjero y hasta que no hubo conseguido fama y fortuna internacio- nales como interventor general del gobierno francés, Law no obtuvo el perdén real de Jorge I y la libertad de la ciudad de Edimburgo. La principal contribucién de Law al desarrollo del pensamiento ‘econémico procedia no tanto de su anzlisis publieado como de Tas con- seouencias de su extraordinario éxito en persuadir al regente francés ara que adoptara lo que los contemporineos denominaron su siste- ‘ia, La esencia del sistema de Law —los principales argumentos desa- rrollados en Money Considered, escritos cuando asesoraba al gobier- no escovés— consistfa en reemplazar el dinero metdlico convencional or un papel moneda controlado (emitido por un banco central y ga- Fantizado por el gobierno central). La finalidad del sistema que expu- 80 al gobierno francés era la de ampliar la oferta de dinero en la medi- da suficiente para estimular una explosién econémica en Francia, impulsada por los recursos naturales disponibles en su enorme colo- nia norteamericana de Luisiana, Habia dos cosas que Law comprendia con mayor claridad que la 50 EL ESTADO ¥ BL SISTEMA ECONOMICD mayoria de sus contempordneos: en primer hear, que en una econo- mia con recursos de trabajo desempleados, una expansién en la oferta de dinero podta dar Tugar a un virtuoso citeulo de prosperidad al aumentar la demanda del consumidor y adclantar a los productotes los fondos de inversion que nevesitaban para incrementar la produc. cidn con mayor rapidez que el consumo doméstico o los precios, ge- nerando, asf, exportaciones adicionales y garantizando una balanza comercial favorable (0 evitando, en cualquier caso, una balanza co- ‘mercial desfavorable). Locke y Petty, entre otros, habjan observado que un nivel mds elevado de actividad econémica estaba asociado a una mayor oferta de dinero. Law inyect6 una dindmica dentro de esta ecua cién afirmando que, dado que «el aumento de la mayoria de los bie. nes depende de Ia demanda», un incremento en la oferta monetaria estimularia un aumento en el nivel de empleo. ¥ en segundo lugar, gue el valor del dinero depende enormemente de la confianza de aque. Hos que lo utilizan para cambiarlo por mercancéas y que ua papel mo. neda que pudiera, en principio, ser expandido o contraido en estricta Telacién con la demanda del mismo era menos susceptible de provo- car flnetuaciones perturbadoras de los precios y del empleo que una moneda puramente metélica, cuya oferta dependia de la balanza co. mercial o de la produccién minera. ‘Sin embargo, la confianza es una variable mds voldtil de lo que la simple Idgica econémica puede justificar y flaquea ficilmente —tan- to por la ineptitad (real o imaginada) de aquellos que ejecutan la poli. tica econémica como por los acontecimientos econémicos inespera. dos. El error fundamental del sistema de Law fue que estaba bavedo en una teorfa que simplificaba en exceso el papel del dinero, tratando. Jo como nada mas que una ficha de intercambio, «El dinero ——afirmé— no es el valor por el cual son intercambiadas las mercancias, sino el valor mediante el cual son intcreambiadas», y en su determinacion de proporcionar a compradores y vendedores una moneda que nunca tu. vieran la tentacién de atesorar, ignoré la funcién de depésito de valor ue tan efectivamente cumplia la moneda de oro o plata, De hecho, la espectacular crisis financiera que destruyé el sistema de Law en 1720 fue debida tanto a exrores de juicio politico como al hecho de no haber conseguido apreciar en su totalidad la complejidad de las interrelaciones entre el dinero y el crédito en una economia de mercado en desarrollo, Law haba estado promoviendo enormemente ‘su esquema de un banco central emisor de billetes ante los gobiernos 1A BUSQUEDA DE PRINCIPIOS CrENTIFICOS SI eutopeos (empezando por Escocia en 1704) durante més de una déca- da cuando, finalmente, la muerte de Luis XIV le preparé el terreno para obtener una oportunidad favorable para ser escuchado en una Francia casien bancarrota. En 1716, persuadié al rezenfe para que apro- bara la fundaeién de una Banque Générale, el primer banco pot ac. Glones francés emisor de billetes, y posteriormente, a finales de 1717, de la Compagnie d’Occident, una empresa concesionaria de un mo. nopolio sobre el comercio y con control administrativo total de la co. lonla francesa de Luisiana, un teritorio que se extendia desde el goifo de México hasta Canada, Como director jefe de estas dos, inicialmente muy présperas, em- presas, Law gozaba de un gran poder econdmico en Francia y de una brillante reputacién internacional como genio de las finanzas, Por edie. {real (por consejo de Law) todos los impuestos habian de ser remiti. dos al erario en billetes de Ia Banque Générale, mientras que la Com. Pasnie d’Occident continuaba absorbiendo a las demas empresas comerciales francesas en Africa y las Indias (recibiendo entonces el nuevo nombre de Compagnie des Indes), asumfa la responsabilidad de una parte sustancial de la deuda flotante del gobierno y ditigia Ia [Teaudacion de los ingresos reales. El hecho de que esta fuera una época dle gran optimismo en relacién con el potencial desarrollo del Neovo Mando (en Gran Bretata, 1a entonces gran prosperidad del mereado Dursdtil culmin6 al estallar Ia burbuja de los mares del Sur en 1720) ayudé a garantizar que los imaginativos esquemas de Law para res- {aurar las finanzas de la monarquta francesa, al aumentar el nivel de actividad en la deprimida economia de Francia, atraerfa un masive ELE Financiero por parte de inversores privades. ¥ el sistema dej6 de ser un suefio financiero. Hubo una gran explosign de la eonstrax. gion francesa, el desempteo fuc reducidy dristleamente y la poblacién & Luisiana se multiplicé por diez. En enero de 1120 (poco después te convertirse en un ciudadano naturalizado francés y en un catolice 1man0), John Law fue nombrado interventor general de finanzas de la monatqufa francesa, FPot supuesto, hubo que pagar un precio en forma de una inflacién acelerada, y la histeria del mercado bursétil, asociada 2 la bonanza ela construccién especulativa (durante la cual las acciones dela Com Pagnie des Indes de Law multiplicaron su valor por cincuenta en dos hos), hubo de acabar en una caida radical —en 1720, al igual que Sn el derrumbamiento de la bolsa de Nueva York en 1929, por ejea. 2 FL ESTADO ¥ BL SISTEMA BOONOMICD plo, Sin embargo, lo que el cxpcrimento de Law demostré no fue me- ramente el cambio inevitable implicito en una prosperidad excesiva del mercado bursdtil, sino que la confianza del mercado en el valor de ‘un papel moneda garantizado por el gobierno era s6lo tan fuerte como su confianza en la buena disposicién de este tltimo para respetar aque- las reglas del juego que hubiera decidido establecer. Law hubiera de- bido escuchar a los comerciantes de Lyon, que, al oponerse a la trans- formacién de la Banque Générale en la Banque Royale (que Law llevé a cabo en 1719), escribieron: «El simple nombre del rey suscita des- confianza. Es certo que Su majestad ... es por fuerza el duefio en stu reino, pero por lo que respecta a la confianza y al crédito, no puede crearlos por grande que sea su autoridad, excepto en la forma en que Io hacen los individuos con el fin de mantener su erédito, es decir, pa- gando. En cambio, Law ayudé a aumentar el precio de sus acciones del Mississippi imprimiendo billetes de banco y prestandolos a conti- rnuacién a nuevos suscriptores, Posteriormente, cuando el aumento des- ‘ontrolado de los billetes en circulacién provocé el inevitable paso del papel a la moneda, uno de sus primeros actos como interventor gene- ral fue conseguir la promulgacién de un edicto real prohibiendo que los individuos privados retuvieran oro o plata por un valor total supe- rior a las 500 libras. Pronto resulté dolorosamente evidente que la con- fianza en el mercado monetario no podia ser forzada por real decreto, yy, al cabo de pocos meses, los propietarios tanto de los billetes como. de las acciones que habfan constituido las unidades insustanciales del sistema de Law emprendieron una precipitada carrera para convertir- los en mercancias, tierras, oro 0 plata —en algo, claro est, de lo cual pudiera esperarse que su valor fuera duradero. El espectacular fracaso del sistema, que arrastré consigo tanto a Ia Banque Royale como a la empresa concesionaria con la que se ha- ba fusionado, demostré ser una leccién paradigmitica para los poli- ticos y escritores del siglo xvm que trataban asuntos econémicos, tan- to en Gran Bretafia como en Francia. La leccién que la mayoria de los observadores del momento dedujeron del mismo fue que tnica- ‘mente una moneda metélica podfa suscitar la suficiente confianza como ppara ser viable. Por lo tanto, a pesar de que algunos escritores (como George Berkeley 0 David Hume) reconocieron que el nivel de activi- dad econdmica en una economia subempleada podia ser aumentado ilatando la oferta monetaria, cl experimento de Law habia desacre- Gitado efectivamente todos los planes para un papel moneda contro- LA BUSQUEDA DE PRINCIPLOS CIENTIFICOS 3 Indo. En lo sucesivo, a mayoria de los tedricos monetarios prefirieron definir el dinero exclusivamente en térininos de metales preciosos e ig- nora el papel de los sustitutos del dincro en el incremento de una de- manda efectiva. Richard Cantillon, que vivié en Francia y especulé activamente d= rante la 6poca del sistema de Law (desprendiéndose con astucia de sus activos del Mississippi a tiempo de obtener beneficios) fue particular ‘mente perceptivo en su descripciGn de la experiencia del Banco de In- slaterra, que habia conseguido librarse de la burbuja de los mares del Sur: «El Banco abrié una suscripcién para atraer a gente solvente y de confianza que intervendria como garante de grandes cantidades para ‘mantener Ia credibilidad y la circulacién de los billetes de banco. Asi, mediante este tiltimo refinamicnto, la credibilidad del Banco fue man- tenida en 1720 cuando fracasé la burbuja de los mares del Sur. Tan pronto como fue piiblicamente conocido que Ia lista de suscripeién estaba lena de gente rica y poderosa, el asedio del Banco cesé y se efectuaron depésitos como de costumbre».! En definitiva, la diferen- cia fundamental que Cantillon identifies entre el Banco de Inglaterra y Ia Banque Royale fue que el primero era una empresa privada que trabajaba dentro de un marco financiero familiar y que administraba Sus asuntos con arréglo a principios comerciales aceptados. Cierto, era el banco del gobierno y desempeftaba un importante papel en la ges- tién de la deuda nacional, pero era relativamente libre respecto de la intervencién del gobierno en sus politicas de erédito. De hecho, fue- ron sus promotores privados quienes calmaron los nervios de la masa de sus impositores en tiempos de crisis _ John Law tenia una idea fija, una panacea en el bolsillo, y sus es- critos o su consejo al gobierno estaban dominados por una pasién de ersuadir a las autoridades de que adoptaran su prescripcién para ‘aumentar el nivel de actividad econémica manipulando la oferta mo- netaria, Richard Cantillon y sir James Steuart compartian su preocu- acién por hacer el uso mas completo posible de los recursos nacio- rales como primer objetivo dela politica econémica, También vivieron ¥ escribieron en un contexto continental europeo donde las monar- Quias absolutas constitufai la norma y donde la intervencidn del go- bierno en los asuntos econémicos era mds tipicamente aceptable de 4. Richard Cantillon, Essay on the Nature of Trade in General traducido para la Royal Economie Sociay por Henry Higgs, 1931, p. 321 54 BL ESTADO ¥ BL SISTEMA BCONOMICO lo que era habitual en Ta Gran Bretata dol siglo xv, Sin embargo, diferian de Law en que sus escritos estaban basados mas en un interés esencialmente cientifico por comprender eémo funcionaba la econo- mia de mercado que en un deseo de promover propuestas de politica econdmica altamente especificas. Leyeron amplia y criicamente la I teratura sobre asuntos econémicos, analizaron sus propias observacio nes direcias e intentaron deliberadiamente identificar el tipo de irregt Jatidades einterrelaciones que podiaa justficarlas al desarrolas teorias genetales sobre los acontecimientos y el comportamiento econdmicos, De este modo, contribuyeron ms directamente al nacimiento de una particular tradicién enalitica, una nueva disciplina, que la multitud de polemistas y persuasores que hacfan aportaciones a la cortiente de folletos evondmicos en la primera mitad del siglo xvm. Elconcepto de la economia como un sistema separado del sistema Politico x, por consiguiente, el desatrollo de una disciplina de la eco- noma politica, tomé forma bastante gradualmente en el discurso ar- sgumental del siglo xvm. Habia tres aspectos de la teorizacion econ6. ica a considerar antes de que ésta pudiera generar un nuevo programa de investigacién cientifica. Fl primero era el aspecto dindmico, la idea de que una cosa conduce a otra y de que Tas vinculaciones regular ‘mente observadas entre las variables o los acontecimientos compor- tan implicaciones causales capaces de justifiear predicciones, El se- gundo era el aspecto de la interdependencia, Ia idea de que, en un Sistema evonémico, todo depende de todo lo demas y de que hacer lun seguimiento de los efectos de acontecimientos o politicas econémi- 2s concretos requerla asesoramiento sobre la naturaleza y grados de dependencia entre variables relacionadas. Y el tervero era la idea del cambio estructural, de que los efectos del cambio social y politico 0 coiiémico sobre‘el comportamiento del mercado dependen no sélo de las direcciones de causalidad y de las estructuras de denendenc sino también de c6mo se redistribuyen las rentas y los gastos entre los agentes econdmicos, grupos sociales, sectores industriales o naciones, El aspecto dindmico se introdujo progresivamente en el anlisis co. n6mico a principios del siglo xvm: aparecié como ejemplo en los ar. sumentos de Law. Los aspecios de la interdependencia y del cambio estructural eran més complejos y mas dificiles de mancjar con las sim. bles téenicas de explicacién o justificacién de la demanda y de la ofer- ta que, para entonces, eran herramientas familiares utilizadas en las discusiones sistemiticas de politica econémica. Dichos aspectos pre- LA msqUEDA DE PRINCIPIOS CHENTIFIOOS 55 cisaban téenicas analiticas mis poderosas y desafiaban a los tebricos 4 desarrolia:niveles mas altos de abstraccién. Este fue el desafio al que respondié Cantillon en su Essai sur fa nature du commerce en eé- néral, en el cual intentaba un andlisis general tanto de la. interdepen- dencia compleja de los mereados de bienes como de los inercados de dinero, asi como de los efectos de los ingresos y de los precios as dose distintes modelos de cambio estructura. Al analizar las conse. cuencias de un aumento en la oferta de dinero, partis (como lo hicie ron la mayoria de sus predecesores inmediatos y contemporaneos) de una definicién del dinero como dinero metdlico y de la observacién de que una mayor oferta de oro o plata comportaba, por lo general, un nivel mas elevado de comercio y empleo. Traz6 una conexién cat, sal entre una mayor oferta monetaria yun mayor empleo, a través de sus efectos sobre a demanda y los beneficios, y continué afirmando aque, al aumentar los precios domésticos en relacién @ los precios de Ja importacién, un aumento en Ia oferta monetatia generarfa un exce. So de las importaciones sobre las exportaciones, enviaria el oro y 1a plata fuera del pais para financiar la desfavorable balanza comercial, 5, en consecuencia, estimularia fuerzas que invertrfan la inicial ten. dencia ascendente de la actividad econémica nacional. En resumen, teorizando que una éxpansign de la demanda y de la produccién in- ducida por el dinero era un proceso autorreversible y sugiriendo una explicacinsistematica de las fluctuacionescclcas de la actividad cco- ndmiea y de los precios, sembré las semias de una visin de Ia eco nomia como un sistema ciclico autorregulado. La comprensién por parte de Caniition de las dimensiones estrac- turales del cambio econémico le capacité para desarrollar un andlisis inusualmente soisticado de los efectos de wn aumento en le oferta mo- netaria sobre el tipo de interés, Ast, demostré que dichos efectos va- sfirian eon la fuente del inoremento. Por ejemplo. i la abuudaaiia de dinero en ei Estado provede de manos de fos pestamistas provoca 1 indudablemente una disminucién de los tipos de interés al aumnen tar el niimero de prestamistas; pero si procede de la intervencién de los consumidores, tendra precisamente cl efecto contrario y aumenta- ‘el tipo de interés al incrementar el aiimero de empresarios que ob- tendrén empleo de este aumento del negocio y que necesitaran tomar brestado para equipar sus empresas sea cual sea el interés». Y nueva- mente: «Cuando el principe del Estado incurre en grandes gastos, ta- les como hacer la guerra, el tipo de interés aurmenta por dos razones 56 EL ESTADO ¥ BL SISTEMA ECONOMICO Ja primera es que ello multiplica el nfimero de empresarios por varias ‘nuevas grandes empresas de material bélico y, por lo tanto, incremen. ‘alos préstamos, La segunda viene dada por el mayor riesgo que siem- pre implica la guerra». Y Finalmente: «Cuando la abundancia de di hero en el mercado se debe a un continuo superavit comercial, este dinero pasa, en primer Ingar, por las manos de los empresarios, y, 2 esar de que ello aumemta el consumo, no deja de provocar la dism- nucién del tipo de interés porque la mayoria de ellos adquieren enton- ces capital suficiente para levar adelante sus empresas sin dinero, € incluso se convierten en prestamistas de las sumas que han ganado por encima de lo que precisan para continuar sus actividades comer- cialesy.2 Lo que diferenciaba efectivamente el Essai de Cantillon de ante- riores intentos de responder a preguntas similares era su postura me- todolégica, Su discusién de lo que determinaba el tipo de interés, por ejemplo, y su conctusién de que era fitil para el gobierno intentar re- gular dicho tipo mediante una interyencién legislativa, se basaba en una explicacién sistemética de la «naturaleza del interés», Al centrar su Essai en la «naturaleza del comercio en general», estaba intentan- do echar los cimientos de una teoria general del proceso de mercado y derivar de ella las leyes naturales que rigen el comportamiento y los, valores econdmicos. Empezé con un informe histérico generalizado de la evolucién de Ia estructura de la clase socioeconémica, identified Jas clases econdmicas cuyos singulares patrones de comportamiento les atribufan un papel especial en el flujo circular de productos y gas- tos (por ejemplo, terratenientes, granjeros, comerciantes y artesanos hombres de negocios —es decit, empresarios— y asalariados), y pro- cedié a desarrollar una teoria de lo que economistas posteriores deno- ‘minarian el valor «natural» (distinto del valor de metcado), una teo- ria que dependia de la proposicién de que «El previo y el valor intrinseco de una cosa en general es la medida de la tierra y del traba- jo que intervienen en su producci Dicha proposicién era ya una caracteristica habitual de los esc tos econémicos (publicados o que circulaban en privado) disponibles para los estudiosos de In economia de mercado en la primera mitad del siglo xvut. Una serie de eseritores plagiaron desvergonzadamente sta literatura —extractos del Essai manuserito de Cantillon, por ejem- 2 id,'p9. 215.218, LA BUSQUEDA DE PRINCIPIOS CTENTIFICOS 7 pio, fucron integrados (Heecuentemente de modo inadecuado) en va- tos tratados publicados mucho antes de que la versién del autor fue- ra publicada en 1755. Bstos teéricos que se comprometian en la biis queda de unos principios gencrales de andlisis econémico trabajaron deliberadamente sobre las investigaciones de sus predecesores y pro- aresaron en su materia utilizandolas critica y selectivamente, Canti- lon, por ejemplo, segula los pasos de los aritméticos politicos, en e3- pecial de Petty. La versin original de su Essa! contenia un suplemento estadistco (Perdido en la aetualidad) que ilustraba 0 apayaba su texto con argu mentos cuantitativos. Sin embargo, significativamente, Cantillon uti- lind la afirmacién de Petty de que era posible identificar una propor- cin (0 parte) regular entre los valores relativos dela terra y del trabajo como plataforma de lanzamiento de una nueva teoria del valor, una teoria que devia «que el valor del trabajo diario guarda relacién con 1 producto del suelo y que el valor intrinseco de cualquier cosa puede ser medido por Ia cantidad de tierra utlizada en su produccidn y la cantidad de trabajo que interviene en ella; en otras palabras, por la cantidad de tierra euyo producto es concedido a aquellos que la tra- bajaron, y puesto que toda la tierra pertenece al principe y alos tera- tenientes, todas las cosas que tienen este valor intrinseco lo tienen s6- Jamente a sus expensas». Como atestigua el siguiente pasaje, Cantillon reconocié Ia novedad metodoléica de su propia contribucién al pro- grame de investigacién puesto en marcha por los aritmétieos politiens: Sir William Petty ... considera este par o ecuacién entre Ia tierra 4 el trabajo como 1a mids importante consideracién en avitmética poli tica, pero la investizacién que ha realizado superficialmente sobre ella ces caprichosa y remota respecto de las lees naturales porque se ha afe- nado nu tas causa 9 a ls priacipias, smo solo a fos efectos al igual que elsr. Locke, els: Davenant y otras autores ingleses que han escrito sobre este toma han hecho después de él (en cussiva en el original) Caben pocas dudas de que el Essai de Cantillon fuera ampliamen- te leido, tanto en su traduccién francesa como en el original inglés, Era uno de los pocos escritores econémicos a quien Adam Smith co- ocia por su nombre y hay demasiados paralelismos entre el Essai y 3. Tidy. 48, = 58 [EL ESTADO Y BI. SISTEMA BCONGMICO los Principles of Political Oeconomy de sir James Steuart (publicado por vez primera en 1761) para no suponer que este iltimo estaba en deuda con aquél, incluso aunque no fuera més que indirectamente. ero el legado intelectual més obvio y directo de Cantillon lo recibie- ron los fisidcratas franceses, cuyo andliss sistematico del proceso eco- némico constituyé la base ldgica de la primera escuela de pensamien- to econdmico. Las frecuentes referencias de Cantitlon a la eirculacién del dinero y de las mereancias, por ejemplo, se convirtié en manos de Frangois Quesnay, el médico, en una analogia directa con la circula- cidn de Ia sangre en el cuerpo humano, y el andlisis de la interdepen- dencia de las rentas, gastos y producciones de las clases econémicas fundamentales del primero precisaba meramente un salto imaginativo para sugerir el famoso Tableau Economique del segundo, También ha- bfa un vinculo obvio entre la doctrina fisiocratica y el énfasis de Can- tillon en 1a importancia del excedente agrario neto en la determina- cidn del nivel global de actividad econdmica o en la importancia de Ja tierra como la clave de los valores intrinsecos de las mercancias, pues- to que estos eran los supuestos que constituian el centro del modelo descrito por el Tableau Economique y que dieron una base légica a las prescripeiones politicas caracteristicas de los fisideratas. Sin em- bbargo, como tantas veces ha ocurrido en el desarrollo del pensamien- 0 econdmico, las simplificaciones implicadas en la construccién del nuevo modelo suponian una cierta distorsién de algunas de las nuevas ideas que originalmente lo inspiraron. As{, por ejemplo, los fisiécra- tas consideraron las rentas de los terratenientes como la nea central del progreso econémico, mientras que Cantillon habja asignado un papel sustantivo a los beneficios de los granjeros a quienes identifica- ‘ba como Jos arriesgados empresarios del sector agricola. Asi, a mediados del siglo xvi, el estudio de la economia politica habfa empezado a desarrollar una Hveratura deliberadamente objet va, cuyos autores se consideraban a si mismos comprometidos con Ja biisqueda de una verdad consensual —en efecto, comprometidos con un programa de investigacién cientifica, Fl informe de sir James Steuart sobre los Principles of Political Ozconomy, por ejemplo, se subtitula- ba Essay on the science of Domestic Policy in Free Nations y se abs- trafa deliberadamente de las cuestiones de moral individual al anun- ciar que el interés propio era el principio regente de su materia: «Esta es la linea principal y el tinico motivo de que deberia hacer uso un estadista para atraer 2 gente libre con el fin de que participe en los LA ntisqueDa BE PRINCIPIOS CIENTHFICOS 59 planes que €l establece pata su gobiernop.* La idea de que los pro- blemas morales estaban fuera del alcance del tedrico econémico esta- ba siendo generalmente aceptada. «fil vez pueda insistirse —dijo Cantillon— en que fos empresarios pretenden quedarse con todo lo ‘que pueden en su labor y obtener lo mejor de sus clientes, pero esto es ajeno a mi competencia». Sin embargo, Steuart fue més allé al afir- ‘mar que el principio del interés propio, definide como una regulari dad subyacente al comportamiento econdmico individual, era lo que hacia factible la gestién econémica en interés piiblico: «A mi enten- der, siel interés pilblico se convirtiera, en lugar de la utilidad privada, cen la fuente de accién de los individuos de un Estado bien gobernado, ello lo estropearfa todo ... las leyes de Ia naturaleza dejarian de ser leyes, y si todos actuaran para el puiblico y se descuidaran a si mismos, cl estadista estaria desconcertado».* La actitud ante la economia po- litica que refleja este pasaje (y que, por supuesto, refleja el subtitulo de Steuart) tenia antecedentes que podian ser reconocidas en eserito- res anteriores tales como Petty y Locke, pero en las décadas de media- dos del siglo xvmr indicaban una divergencia respecto de la tendencia del momento en teoria econémica ¢ ideologia politica. Lo esencial de la singular actitud de Steuart reside en su vision del Papel indispensable del Fstado en una economfa de mercado cambiante, Para él, la comunidad politica y 1a economia eran un todo indivisible, el buen estadista era el guardin del interés pablico en una sociedad evondmica, y la idea de que los mercados interiores 0 exteriores desa- rfollabam tind tendencia natural al equilibrio era pura fantasia. «Al tratar toda cuestién de economia politica —escribié— supongo cons- tantemente un estadista o el cabeza de gobierno que dirige sistemsti- camente cada una de sus partes con el fin de evitar que las vicisitudes de las costumbres y lus innovaciones, por sus efectos o consecuencias naturales ¢ inmediatos, perjudiquen cualquier interés dentro de Ia co ‘munidad.» Dado que «en una nacién mercantil e industrial el tiempo destruye necesariamente el equilibrio perfecto entre el trabajo y 1a de- manda», era obligacién del estadista 4. Sir James Steuart, An Inquiry into the Principles of Polteal Economy, 1761, ‘4, Andiew Skinner para la Seotish Esonomie Society, 196, vol. 1, p. 182 5. Did. 43. ~ es 60 [EL ESIADO Y EI SISTEMA ECONOMICO ‘mantener en todo momento una proporelén adeowada entre el produe- 10 de ta industria y a eantidad de equivalente circulante en manos de | | sus stbditos para la adquisicién del misma: que por una adminis cidn estable y juiviosa pueda tenerlo en su poder en todo moment, .ya8ea para controlar la prodigalidad ye jo perjudicial, ya para aumen ‘tar el consumo industrial y doméstico de acuerdo a eémo las cireuns- ‘tancias de ia gente requieran que se aplique uno w otro correctiva a la tendencia natural y al espiritw de los tiempas.® En resumen, Steuart concebia una autoridad central provectora comprometida con la intervencién continua y planificada en la eco- noma de libre mereado con arreglo a normas generalmente aceptadas y objetivos que reflejaran el interés pablico, Dichas normas implica- ban el reconocimiento del derecho natural por parte de los agentes eco- in6micos individuales para conseguir su propio interés personal en todo momento, sujeto Gnicamente a las necesidades del interés piiblico. Los objetivos de la economia publica incluian empleo para todos, un cre- cimiento cconémico estable y una distribucién socialmente aceptable de las rentas. «Un gobierno —cscribié— debe estar continuamente en Sin embargo, Steuart habia pagado por su activa participacién en la rebeli6n jacobita de 1745 con un largo exilio en el continente, A pe- sar de que pudo volver a Escocia en 1764, estuvo obligado a mantener un bajo perfil en la comunidad intelectual hasta que fue formalmente perdonado en 1771. En consecuencia, sus Principles, escritos en dos voliimenes, el primer intento explicito de realizar una exposicién com- pleta y objetiva de la ciencia en ciernes de la economia politica, fue- ron escrites cuando no estaba en contacto con las tendencias del mo- mento en Ja opinién poli iglesa sobre cuestiones de politica econdmica, ni con las corrientes ideol6gicas que estaban influyenclo €n los tedricos ingleses 0 escoceses. Las primeras eriticas mostraron cémo se estaba moviendo la marea de opinién. El comentarista de la Critical Review de 1767, pot ejemplo, escribi6: «No sabemos de nine sin estadista que tenga conexién alguna con el asunto y ereemos que Ja superioridad que tiene Inglaterra en la actualidad en todo el mun- do, por lo que respecta al comercio, se debe al hecho de que excluye a los estadistas de la parte ejecutiva de todas las empresas. El es- 6, Ibid, pp. 323-324. Ea eursiva en el original {LA BOSQUEDA De PRINCIPIOS CrENTIFICOS a plritu de 12 época estaba preparado para abrazar la visién de Adam Smith dela economia como un sistema naturalmente armonioso y auto- rreguladlo en el cual la intervencién directa del gobierno era mas sus- ceptible de reducir el nivel nacional de actividad econémica que de aumentarlo. LOS CREADORES DEL SISTEMA Un sistema es una méquina imaginaria inventada ‘para conectar en la fantasia aquellos moviznientos y efectos difereates que se dan en la realidad Apaw Svan Los fil6sofos morales que intentaron descubrir las leyes subyacen- tes al orden social a principios del siglo xvur se inspiraron en los éxi- tos de la Revolucién cientifica para adoptar métodos de investigacién similares a aquellos defendidos por los principales filésofos natura- Jes. Francis Hutcheson, por ejemplo, predecesor de Adam Smith en la cétedra de filosofia moral de Glasgow, intent6 basar una nueva cien- cia de la ética en regularidades observadas en la naturaleza humana y su Inquiry into the Origins of our Ideas of Beauty and Virtue (1725) expresaba la hipatesis de que los seres humanos tienden a dar un ma- yor valor a los actos que proporcionan la méxima felicidad al maximo niimero de personas. David Hume, otro importante miembro de Ja Lus- tacién escocesa, subtitulé su Tratado de la naturaleza humana (1739) ‘«un intento de introducir el método experimental de razonamiento en Jos temas morales» y acepté la introspeccién y la experiencia general humana como fuente suficiente de experimentos mentales de los cua- les deducir las leyes del comportamiento humano, comparables en su simplicidad y estabilidad a las leyes del movimiento de Newton. En Francia, los filésofos también siguieron conscientemente los pa sos de los fildsofos naturales del siglo xvu, a pesar de que alli, a dife- reneia que en Gran Bretafia, la tradicién cartesiana dominaba sobre Ja newtoniana —al menos hasta que Voltaire popularizé la filosofia cempirica de Newton y de Locke. De hecho, los fisiécratas franceses fueron, precisamente, los primeros auténticos economistas. No s6lo {10S CREADORES DEL SISTEMA 8 s¢ llamaban a si mismos économistes, sino que fueron Jos primeros estudiosos del comportamiento econdmico que visualizaron Ia econo- fa como un proceso integrado de transacciones de mercado causal- mente relacionadas y medibles que podia ser explicado en términos de una teoria general logica y coherente. Al igual que Petty y Locke, por ejemplo, Francois Quesnay (1694-1774) era un médico en ejerci- cio —el doctor personal de madame de Pompadour y su real amante Lis XV. Se consideraba a si mismo discfpulo de Descartes y aplicd Jos principios cientificos racionales al elaborar na ciencia social «tan constante en sus principios y tan susceptible de demostracién como Ja mds cierta de las ciencias fisicas», Por consiguiente, Quesnay inten- {6 representar gréficamente el sistema de leyes naturales que presumia debian gobemar el orden econémico natural. Los economistas de hoy en dia establecen una clara distineién en- tre dos tipos de ley econdmica: las normativas «reglas del juego», que definen eémo los individuos y los gobiernos deberian comportarse, y las regularidades positivas del comportamiento econdmico y de las interrelaciones que eapacitan a observadores atentos para predecit el modo en que podria esperarse que producciones y precios o ingresos ¥y gastos respondicran a las pautas cambiantes de los acontecimientos, instituciones y decisiones politicas. El uso que los fisiécratas daban al término droit naturel comprendia ambos significados y, de hecho, reflejaba, en ocasiones, un tercer concepto: las reglas que los fieles se- guidores de Descartes crejan firmemente establecidas de modo natu- ral por la divina providencia, El ensayo de Quesnay sobre Le droit na- turel, por ejemplo, distinguia dos tipos de ley natural —Ia fisica y la moral—, pero, al igual que Locke, parecia considerarlas como regula- ridades complementarias de la naturaleza, implementando el mismo plan divino: Todos los hombres, todas las autoridades humanas de- berian guardar obediencia a estas leyes soberanas establecidas por el Ser supremo: son inmutables ¢ indiscutibles y las mejores leyes posi- bles ...».! Por Io general, los fisidcratas parecen haber considerado el «orden natural» de los asuntos econdmicos no tanto como una situa cidn real predeterminada, sino como una situacién éptima, de modo quella articulacién de sus reglas deberia suministrar criterios itiles para ‘guiar las eleceiones politicas de los individuos y de los gobiernos en 1. Citudo por Robert Brown en The Nature of Social Laws from Machiavelli fo a, 1984, 64 BL ESTADO Y EL SISTEMA ECONOMICO direcciones que pudieran maximizar Ia prosperidad individual y nae clonal y los ingresos piiblicos, {a mayoria de las escuclas de pensamiento econémico parten, al menos, de un supuesto inicial que les parece tan evidente en si mismo ue no requiere justificacién, Los fisiéeratas no fueron ninguna ex. cepcién. Su hip6tess inicial —que no es dificil interpretar como una conveniente simplificacién de la teorfa del valor de Cantillon (etada anteriormente, pag. 56)— era que la riqueza de la nacién procedia en lsis estructural de Cantillon identificando tres clases principales on una sociedad econdmica: 1) los granjeros que extraian el producto del suelo; 2) los duefios de las tierras que disponfan del regalo de la nat. faleza, el excedente econémico, alimentando, as, el flujo circular de 25 rentas que mantenian al sistema econémico en funcionamientoy + 2) cltesto de los agentes del mercado (incluyendo los fabricantes y oo, rgclantes juntamente con otros reeeptores de rentas) que deseape. {aban —en virtud del supuesto iniial— un papel «estérib», no pro. duetivo, en el proceso econdmico, Situando el sistema de produccién (no meramente el sistema de ine fenambio de mercado) al frente de sus andlisis, los fisicratas abrie. rou mlevas Perspectivas sobre los procesos del crecimiento econdmico ¥ de la distrbucién de las rentas. Quesuay, por ejemplo, vio con ma, yor claridad que la mayoria de sus predecesores la trascendencia de {kinversign de capital en el aumento de la productividad de la agricul, ire. Atribuyé el notable incremento de las rentas inglesas durante el siglo anterior a Ia ereciente productividad de una industria agricola intensiva en capital gestionada por giaujeros racionales e individus, Ustas. Aplicando la teoria de los precios de Cantillon, argumenté, que indo Jos productos agricolasfueran vendidos en un libre merealo, {os precios de la comida y de las materias primas disminuitfan, a car £2.4¢18 competencia, aproximéndose a sus costes de produccién y que Jos beneficios de estos bajos precios corresponderian al conjunt de 1p comunidad, tanto a los agentes productivos como a los no pie, ductivos, 14 principal conclusién politica que dedujeron los fisideratas de su singular modelo de sistema econdmico fue que, dado que la pros. 10S CREADORES DEL SISTEMA 6 Petidad nacional (y con ella los ingresos del gobierno) dependia de las dimensiones del excedente econémico, era importante liberar al sec- tor productivo de la economfa (por asuncién una vez mds, los produc. tores de productos primarios) de toda presidn sobre sus operaciones de comercializacién y de toda disuasién de las inversiones destinadas a incrementar la productividad agricola. Defendieton, por ejemplo, bajar las barreras al comercio internacional con el fin de ampliar el mereado de Jos productos primarios franceses y justificaron medidas para redistribuir las rentas hacia los pobres y ias personas sin hogar basdindose en que sus gastos aumentarian el nivel de la demanda efec- tiva de los productos de los granjeros franceses, Los fisiécratas no elaboraron ningin tratado global en defensa de st doctrina econémica, Su principal exponente, Quesnay, publicé su {anélisis econdmico principalmente a través de breves articulos escritos © bien para la Enciclopédie o bien para la contribucién de los periddi- 605 a los debates de la época sobre politica econémica. Sin embargo, os fisidcratas impresionaron a sus contempordneos y a las generacio. nes posteriores de economistas politicos con una sorprendente repre- sentacidn de su modelo de sistema econémico en forma de un Tableas Eeonomique. Quesnay y su colaborador Mirabeau escribieron varias versiones del Tableau Economique, pero cada uno de ellos era, esen- cialmente, un modo matemético preciso de ilustrat y explicar el flujo cireular de rentas y gastos que vinculaba las tres clases basicas de la sociedad econémica —terratenientes, agricultores y agentes «impro- Guctivos» 0 «estériles» (incluyendo fabricantes y comerciantes). Se- sin dice Quesnay, al escribir a Mirabeau sobre la primera versién del Tableau (publicada en 1758), éste fue creado como un modo de «pre- Sentar el gasto y los productos de una manera fécil de comprender ¥ .», dando Tugar a una opinién clara sabre la organizacién y la desor- ‘sanizacién que el gobierno puede ocasionar», En definitiva, el Tableau Economique fue diseiiado como un instramento analitico que, al ari buir valores numéricos precisos (no necesariamente reales) a las ren- tas y a los gastos que fluyen entre las principales clases econémicas, hacfa posible visualizar «toda la maquinaria de la circilacién» y ave ‘iguar las consecuencias de cambios adversos en la distribucién de las rentas entre las clases productivas y no productivas de la sociedad. Ci- taremos ahora a Mirabeau: «Resulta facil calcular los cambios que ten rdn lugar en la reproduccién anual, segin predomine el gasto repro- Guctivo o el gasto estéril. Es fécil calcularlos, digo, a partic de los 66 [BL ESTADO Y EL SISTEMA BOONOMICO cambios que se producirian en el Tableaws. ¥ continuaba deseribien- do una situacién en la cual la politica piblica tenfa el efecto de des- viar los recursos fuera del sector agricola productivo como equivalen- tea una situacién en la que «el Tableau ha perdido su equilibrion, reduciendo por esta causa la productividad agricole y con ella el exce dente econémico esperado, Es posible exagerar la cohcrencia Igica y la complejidad analitica de Ia técnica de construccién del modelo desarrollada en el Tableau Economique fisiocrético. Por ejemplo, algunos escritores del siglo xx, impresionados por el formato de la matriz de rentas y pagos del Ta- bleu, lo han comparado con wna moderns tabla de input-output, que es, en realidad, un instrumento econométrico de muy distinto tipo. ‘Sin embargo, en el contexto de mediados del siglo xvi, la imaginati- va descripcién de Quesnay de un proceso econdmico que funcionaba dentro de un marco claro y cuantificable ayuds a dar prestigio cientf- fico y atractivo intelectual a la doctrina fisiocrética. En efecto, lo que hizo el Tableau fue describir graficamente un concepto abstracto que ya estaba haciendo su aparicién en el discurso argumental econémico ‘contemporéneo —Ia idea de visualizar la economia de mercado como tun sistema coordinado de transacciones medibles interconectadas. Thus- traba el modo en que los valores de intercambio alcanzedos en un de- terminado perfodo de produccién eran gastados y recibidos por cada una de las principales clases de la sociedad. Para los cientificos y fil6- sofos educados en la tradicién cartesiana, la metodologia matemética implicita en el Tableau Economique dio credibilidad a la afirmacion de los fisidcratas de que habian descubierto el camino hacia un cono- cimiento econdmico eternamente vilido. No obstante, resulté que la escuela fisioeritica dominé durante me- nos de una generacién, incluso en Francia, Se produjo un alejamiento del racionalismo cartesiauo Laju Ia iufluencia de algunos filésofos de {a Tustracién como Voltaire, y 1a Revolucién francesa llevé a la cum- brea una comunidad intelectual probablemente menos susceptible de recurrir a la autoridad de los eruditos fallecidos que sus aristocraticos predecesores, En Inglaterra, una doctrina que afirmaba ser una fuen- te de conocimiento absolutamente cierta, pero que dependia del su- puesto altamente resttictivo de que la agricultura era el tinico sector realmente productivo del sistema econémico, tenia pocas posibilida- des de atraer discipulos. Sin embargo, los fisidcratas habfan demos- ‘trado que era posible conceptualizar un sisiema econdmico y descti- 108 CREADORES DEL SISTEMA or birlo en vérminos de un marco analitico preciso dentro del cual las prescripciones de politica econémica podian ser explicadas y justifi- cadas. Sus logros inspiraron a Adam Smith para elaborar un modelo distinto de sistema econémico basado en supuestos que habrian de pa- recer mas realistas en las economias comercializadas y en vias de in- dustrializacién de finales del siglo xvi o principios del xix y que ge- neraron prescripciones politicas mas aceptables para los politicos Iiberales de aquellos tiempos. ‘Adam Smith (1723-1790) era fundamentalmente un académico y estudioso mas que un hombre de negocios o un activista politico. Tras entrar en la Universidad de Glasgow a los 14 afios de edad y licenciar- sea los 17, le fue concedida una beca que le hubiera permitido perma- necer al menos durante diez afios en el Balliol College, en Oxford. De hecho, seis afios fueron suficientes para darle todo lo que deseaba de Oxford y volvi6 a Escocia en 1746. Una vezalli, setrasladé a usta acti- vay seria comunidad intelectual que resultaba més agradable para un estudioso joven y ambicioso que cualquiera de las dos antiguas uni- versidades inglesas, cuyos profesores habria de rechazar como corruptos y perezosos porque sus salarios procedian de las dotaciones del Colle- ge y eran independientes de sus esfuerzos tanto en enseflanza como cn investigacién. En las universidades escocesas, por el contrario, era costumbre que los estudiantes pagaran sus cuotas directamente al pro- fesor a cuyo curso habian elegido asistir —lo cual permitia que el profesor mas eficaz o el estudioso mds reputado obtuvieran una pri ma por encima de los académicos menores y oftecfa un incentivo fi nanciero al esfuerzo intelectual. ‘Smith fue invitado a dar clases de retérica y literatura en la Uni- versidad de Edimburgo durante el aflo académico 1748-1749 en un curso abierto a todos aquellos que estuvieran dispuestos a pagar la cuota requerida, asi como a la masa de alumnos matriculados. Sus clases fueron bien recibidas y tuvieron el éxito suficiente como para mere- Cerle una reputacién académica. Sin duda, esto tiltimo fue ampliamente Tesponsable de su nombramiento como profesor de légica en la Uni- versidad de Glasgow en 1751 y de filosofia moral en 1752. All, dio clases de teologia, ética y jurisprudencia (un curso en el cual tanto él como su «inolvidable» profesor Francis Hutcheson abordaron cues- tiones de economia politica) hasta finales de 1763, aflo en que acepté 1 puesto més lucrativo de tutor del joven duque de Buccleuch. Este nuevo nombramiento Je Hews a Francia, haciéndole entrar, de este 68 EL ESTADO Y EL SISTEMA ECONSMICO modo, en contacto con los principales miembros de la escuela fisto «iti y Ie proporcion6 el estimula, el tempo libre y la seguridad eos. nomic para continuar sus propias investigaciones econémicas, que cuiminaron con la publicacién de su InvestigaciGn sobre la naturalvga 7} causas de la riqueca de las naciones (1776). Habia publicado ya on importante tratado de ica, The Theory of Moral Sentiments (1155) Pero fue La riqueza de las naciones lo que establecié su reputacion para la mayorfa de sus contemporsineos y para la posteridad. Cuando ‘Adam Smith entregé a la imprenta la primera edicién de La rigueca de las naciones, era un académico maduro de algo més de cincwenta Afios de edad que habia estado leyendo, escribiendo v discutiendo con los principales fil6s0fos de su época durante més de un cuarto dee lo, centréndose en varios aspectos de lo que los pensadores contern, Pordineos denominaban «da ciencia del hombre. Sus clases sobre cncs. Sones econémicas y su amplio informe sobre la naturaleza y las causa de la riqueza nacional eran tan slo parte de un programa de investi. gacién mucho més extenso que no tuvo tiempo de completar, Podria Ser significativo que, a pesar de que con anteriotidad a su muerte s¢ publicaton varias ediciones tanto de su Theory of Moral Sentiments como de La riqueza de las naciones, emples menos tiempo y esfuerzo cp volver a pensar y revisar éste ttimo que en hacer lo propio con el primero. La titima revisién importante de La riqueza de las nacho, 7res fue la de su tercera edicién, que se publicé en 1784, pero Smith todavia estaba revisando seriamente su Theory of Moral Sentiments en 1790, el afto en que muri6. Pero si Adam Smith no consideraba su tratado global sobre las con- dlciones del progreso econémica como la més importante de sus con, Rbuciones a la ciencia del hombre, sus mas influyentes disefpulos y {ss posteriores generaciones de economistas eiertamente lo hicieron, La mayoria de los historiadores del pensamicnto cvunbinlcd estas ds acuerdo en atribuirle una enorme importancia por haber establecide Jos cimientos de le disciplina de la economia politica. De hecho, aleu. os escritores del siglo xx han afirmado que la particular vision de Smith del sistema econémico establecié un paradigma para el andlis econémico moderno que ha sobrevivido en todos sus elementos ese, siales hasta el momento actual. No cabe duda alguna de que La ri queza de las naciones, cuya primera edicién fue vendida en seis me. ss, produjo una poderosa impresién inmediata en la elite instruida de Europa y Norteamérica a finales del siglo xvar y principios del xx LOS CREADORES DEL SISTEMA Co Ashuisi laz0 un programa de investigacton econdinica que con’ nia desarrolléncose y justified un paquete de prescripciones polticas {ue estén siendo justificadas en lineas esencialmente similares més de os siglos después 2 propio Smith dejé claro que estaba comprometido en un pro- arama de investigacién en curso, dentro de una tama establecida del conocimiento, cuya validez dependia de su efectividad para propor- cionar consejo itil @ los politicos, y que tenfa la intencién de recons- truir radicalmente el marco analitico sobre el cual los principales es- ctitores sobre asuntos econdmicos habfan erigido tradicionalmente sus argumentos. Por ejemplo, el cuarto libro de La riqueza de las nacio- znes se titula «De sistemas de economia politica» y comienza con una sucinta introduccién en dos parrafos que define los objetivos de la di ciptina e identifica los dos sistemas de ideas contempordneos que pro- uso actualizar: 1a economia poe, considera como una rma de un estadita Oegisadr, prone dos objets eins, en prime ga, oper sa nos gis ote uns tem cho, permis que ells mismos se rocuren dshosngresos o ubssen- Gia Yen sgn ligne ropordona Estado ta comued Ingress sufleetas para ob serves ples, La mista proponeen- "ueee ato ala get como al seberano, ° EL dstno progreso de In opaencia en pocasy nacionesdistinas a dao ig des cas elerentes de economia polos prio aoe ‘spect al eriguerimiento dela gente. El uno puede ser denominado el sstema del comer, loo, de nagar, Latent explct tmbos tan «fondo y tan dstintanente como mesa pos y pe Za pore stad comer sctstena moda yee co Drendido en nuestro propio pals yen nuestros propos tempos: El «sistema del comercio», al que posteriormente se harfa referen- cia con mayor frecuencia como «sistema mercantil», es lo que més tarde fue denominado mercantilismo y Smith dedicé mds de una cuarta parte & los dos sustanciales volimenes de La riqueza de las naciones a una 2, Alam it eno he Nate and aes of he Wath of aon, 88, RH, Campbell A, S, Skinner, vol 1, 1976, p. 428 (hay ea. east: Investigacion sobre ta naturatezayexusas de a rlqueza de las naciones, Alianza Etoral, Mac, 1586), 70 EL ESTADO ¥ EL SISTEMA ECONOMICO critica de los areumentos que él subsumfa bajo dicho encabezamien- to, Elesistema de la agriculturan, que él atribuia alos fisigcratas, fue abordado en un tinico y relativamente breve eapftulo, partiendo de la bbase de que habia tenido poca influencia en el pensamiento econémi- co contemporéneo fuera de Francia: «Ese sistema, que concibe el pro ducto de ta tierra como la tnica fuente de ingresos y riqueza de cada pais, jamds ha sido adopiado, que yo sepa, por nacién alguna y, en la actualidad, s6lo existe en las especulaciones de unos pocos hom- bres de gran saber e ingenio en Francia»? ‘Sin embargo, en ambos casos, el tema principal de esta critica era el mismo. Consistfa en que todos los intenios de promover el progreso econémico nacional mediante la restricein de Tes actividades de aque- los individuos que trabajaban en mereados absolutamente competiti- vos cstaban destinados a vencerse a si mismos, de modo que todo sistema que intente © bien dirigir hacia un tipo particular de in- dlustria una parte del capital dela sociedad mayor que la que natural- ‘mente le corresponderia mediante estimulos extraocdinarios o bien sacar de un tipo particular de industria, mediante restrcciones extraordina- ras, ceria parte del eapital que, de otro modo, hubiera sido empleado en la misma, es en realidad subversivo del gran objetivo que pretende ppromover. Retrasa el progreso de la sociedad hacia la riqueza y la gran ddeza verdaderas en lugar de acelerarlo, y disminuye el creciente valor real del producto anual de su tietra y de su trabajo en lugar de aumentarlo."| En pocas palabras, el mensaje era que habia un orden subyacente ala economia capitalista de mercado que tenfa una tendencia natural a enriquecer a la gente. Los gobiernos preocupados por favorecer la riqueza nacional deberian trabajar dentro de ese orcden en lugar de fuera de él, de modo que le permitleran ejercer toda su beneficiosa fuerza. ELhecho de que la dramitica visin de Adam Smith de un sistema cconémico autorregulado ejerciera una atraccién superficial sobre mu- chos de los productores y comerciantes del siglo xvi que se irritaban contra una multitud de restricciones gubernamentales sobre sus acti- Vidades econémicas no explica su victoria sobre la mas amplia comu- nidad intelectual. No se distingufa por presentar sorprendentes nove- 3. Ibid, vol. p. 633. AL Thi, p. 637 LOS CREADORES DEL SISTEMA 1 daudes en sus téenicas de anilisistedricas 0 conceptuales, ni por conte- ner novedosas ideas filoséticas, ni observaciones empiticas inespera- das, Por el contrario, se podrfa afirmar que La riqueca de fas nacio- nes se convirtié al instante en un libro muy vendido por estar tan en consonancia con el espirtu de la €poca, Cuando David Hume, al leer la primera edicién, puso en duda si podria disirutar del popular éxito recientemente obtenido, por ejemplo, por Historia de la decadencia ¥ ruina del Imperio romano de Gibbon, s¢ equivocé al juzzas hesta ‘qué punto el profesor escooés reflejaba las tendencias de Ia 6poca dentro 4c la opinin instruida. Un texto que se cimentaba tan patentemente sobre los hombros de los aigantes intelectuales de quienes, por lo ge- neral, se ceia que dependia el conjunto del saber econémico existen- te, habria sido realizado en una ciertaplausibilidad generalizada. Ade- ‘és, algunos scadémicos serios quedaron impresionados por a GeterminaciOn de Smith de aplicar a la ciencia del hombre una reto- dotogta tan aparentemente cientifica y por su habilidad para justifi- car el comportamiento de los individuos en el mercado o la experien- cia del crecimiento comparativo de las naciones basandose en unas ppocas leyes generales 6 axiomas, al igual que Newton habfa hecho al explicar Ios movimientos de los planetas, Segtin el pupilo y principal discipulo académico de Smith, Dugald Steward, por ejemplo: «... el mérito de un trabajo como el del seftor Smith ha de ser estimado no tanto por Ia novedad de los principios que contiene como por la ma- nera en que éstos son desarrollados en su orden y conexién correctos». Para la mayoria de los observadores bien informados, los argu- mentos de Adam Smith ganaron credibilidad como resultado de su tendencia a preterir las teorias simples a las complejas, a anelizar el comportamiento humano en téminos que parecerian absolutamente familiares a los propios agentes devisores y a ilustrar sus teorias ha~ clendo referencia a datos comparativos 0 histéricos bien documenta dos y a circunstancias o acontecimientos contemporineos fécilmente observados. Para los potiticos en particular y, de hecho, para todos aquellos con un activo interés por las cuestiones de politica econdmi- ca nacional, lo que dio a La riqueza de las naciones su especial atrac- tivo fue el hecho de que era un iratado para la época, Estaba centrado en Tos problemas de politica econdmica entonces aceptados como de primordial importancia. Bra sensible a los conflictos de interés en la sociedad econémica, esi como optimista respecto del potencial de una economia comercial para conseguir mejoras en a calidad y cl conteni- \ ye 4 jtbdosatiulos def sobre el mundo < n FL ESTADO Y BL SISTEMA ECON6MICO do material de tos niveles de vida humanos. Y, aunque presum{a unas ciertas constancias y regularidades identificabics en los motivos y mo- delos de comportamiento humanos, reconocia que la marcha de tos acontecimientos y el cardctet de las instituciones econémicas product ‘fan variaciones intertemporales e internacionales en el modo en que {os individuos respondian tipicamente a las oportunidades econdm!. cas que se les presentaban y en el grado en que los gobiernos podrian promover eficazmente el desarrollo econémico nacional, Pero, para los politicos, la mis atractiva caracteristica de La rique- liberalismo econémico. Frecuentemente, se ha narrado la historia de luna recepcién cclebrada en 1787 en la casa de Londres de Henry Dun das, ala cual Ilegé tarde Adam Smith, que entonces realizaba su tit ‘ma visita @ la capital. La distinguida compafifa, que inclufa a no- tables como el ms joven de los Pit (entonces primer ministro), Henry Addington (presidente de la Cémara de los Comunes), Wiliam Wik. berforee y George Greenville, se puso esponténeamente en pie para sa- ludar al profesor escocés y as{ permaneci6. «Siéntense, cabulleros», dijo Smith. «No —replicé Pitt permaneceremos en pie hasta que usted se haya sentado, puesto que todos nosotros somos alumnos suyos.» ‘Hasta qué punto Smith realmente aplicé un método cientifico new ‘oniano a su investigacién sobre la naturaleza y las causas de la rique- 2a de las naciones puede ser debatido. Smith no discutié su propia me~ todologia, tal vez porque ya habia dejado claras sus ideas en otras ocasiones, en particular en el extenso ensayo sobre The History of As- rronomy (publicado péstumamente), asi como en su conocida Theory of Moral Sentiments. De dichos escritos podemos deducir que acepi3 una visidu newtonfana del mundo y que intenté aplicar un método ientifico newtoniano al estudiar el sistema econdmico, Lo esencial de {a visi6n newtoniana del mundo era que empezaba con dos axiomas, ; real tanto en sus aspectos sociales ‘como fisicos: 1) que se caracterizaba por uniformidades y constancias ue eran lo suficientemente regulares como para tener la fuerza de las {eyes de la naturaleza; y 2) que habfa sido diseftado y guiado por un ‘reador inteligente. Juntas, estas dos premisas iniciales implicaban que habia una armonia sistematica otorgada por un Dios en el funciona. 108 GREADORES DEL. SISTEMA, B iento del universo y que la labor del cientifico social que investigaba luna seceion discreta de un subsistema del mismo habia de idemtificar los axiomas y leyes fundamentalmente simples de los cuales depend{a, clasificar las variables estratégicas que lo ponian en movimiento y ana- lizar les relacioncs estructurales de causa y efecto que daban a ese par- ticular sistema su coherencia y predecibilidad. Para el cientifico so- cial, ello significaba cstablecer aquellos principios constantes de la natnraleza humana que eran lo suficientemente poderosos en sus efectos sobre el comportamiento individual como para constituir un punto de partida efectivo para un razonamiento deductivo en cadena, Que los métodos de investigacién de los cientificos sociales dife- rian en aspectes significativos de los que empleaban los cientificas na- turales era bastante obvio para aquellos pensadores del siglo xv que se interesaban por la ciencia del hombre. En primer lugar, sus investi- gaciones empfricas tomaban una forma distinta. Era evidente, por ejem- plo, que las observaciones que permitirfan el establecimiento de los prineipios fundamentales de la naturaleza humans tenfan que basarse principalmente en la introspeccién, pero, para unos fildsofos conven cidos de la existencia de un plan divino y de un universo gobernado por la ley, ello no invalidaba en modo alguno la objetividad de las cien- clas morales 0 sociales. Por el contrario, comiinmente se crefa que los seres humanos tenian mayores probabilidades de alcanzar un consen- so sobre estos datos subjetivos procedentes de la experiencia personal ‘que sobre observaciones de la naturaleza inanimada o de animales no humanos. Dotado de este privilegiado acceso a los secretos de la na- turalcza humana, el estudioso de la sociedad podia, sin embargo, to- ‘mar prestadas las analogias mecénicas desarrolladas por los cientifi- 0s fisicos para hallar una intencional coherencia en el rompecabezas, de pautas del comportamiento y de los acontecimientos. Como dijo Adam Smith en su Theory af Moral Sentiments: «La sociedad huma. na, bajo una cierta luz abstracta y filosdfica, se nos aparece como una maquina grande e inmensa cuyos movimientos regulares y armonio- sos producen mil efectos agradablesn, Por otra parte, el cientifico so- cial tenfa una ventaja sobre sus colegas de las ciencias naturales en el hecho de que no precisaba ni un telescopio ni un laboratorio para fa- cilitar los datos empiricos necesarios para la derivacién 0 confirma- cién de sus teorias de causa y efecto. Los hechos de la experiencia per- sonal y del registro histérico estaban a disposicién de cualquier estudioso, "4 EL ESTADO ¥ Mi. SISTEMA ECONOMICO El principio fundamental de 1a naturaleza humana en que Smith bbasé su modelo de sistema econdmico era el principio del interés pio. Tanto politicos como académicos podian presumir la proposi de que el objetivo fundamental que motiva al individuo tipieo en una. economia comercializada moderna es el de maximizar sus propias ga- nancias del comercio. Sin embargo, combinada con la creeneia en un plan divino para la sociedad en su conjunto y con la teorfa de que Ia biisqueda racional de la ganancia personal, en un mercado libre- ‘mente competitivo, tiende a maximizar la riqueza nacional, generd un nuevo pero seductor sistema de ideas a favor del liberalismo econémi co, Segiin Smith, por ejemplo: «1 esfuerzo natural de todo individuo para mejorar su propia condicién, cuando se sufre al ejercitarse con libertad y seguridad, es un principio tan poderoso que, por si solo y sin ayuda alguna, no es inicamente capaz de conducir a la sociedad ala riqueza y ala prosperidad, sino de superar el centenar de obstrue- jones impertinentes con que la locura de las leyes humanas obstaculi- za, con demasiada frecuencia, sw funcionamienton,? En un mundo en que los gobiernos intervenian constantemente y, con frecuencia, tanto arbitraria como corruptamente en los procesos de produccién, consumo y comercio, la doetrina de que dicha interfe- rencia no era meramente innecesaria para favorecer el crecimiento, sino que con frecuencia era, en sealidad, perjudicial para ello, tenia obvia- mente atractivos para una comunidad culta que daba un gran valor alla libertad econémica. Smith insistid, por ejemplo, en que el empre- sario capitalista que estaba «naturalmenicn motivado para maximi- zar sus beneficios tenia un incentivo permanente para aumentar la produccién, reducir sus riesgos operativos, invertir en las éreas de pro- duecién 0 comercio mds lucrativas (generalmente mas bien en Ia in- ddustria nacional que en la extranjera), y concentrar sus esfuerzos pro- dductivos en sumninistrar aquellos articulos de los cuales habia una mayor demands, En electo: «Todo individuo se esta esforzando continuamente por averiguar cual es cl empleo ms ventajoso para cualquier capital sobre el que pueda tener control. De hecho, es su propio beneficio, y no el de la sociedad, aquel en el que ha puesto sus miras. Pero el estudio de su propio beneficio Ic leva naturalmente, o més bien nece- sariamente, a preferir aquel empleo que ¢s mds ventajoso para la so- ciedad».* ¥ tras proporcionar muestras realistas de dicho comporta- {10S CREADORHS DEL SISTEMA 15 ‘miento, Smith concluia con el siguiente pasaje, cl cual se convirtié en el manifiesto ideolégico para Ia economia politica clisica: Dado que, en consecuencia, todo individuo se esfuerza tanto como puede por emplear su capital en apoyo de la industria nacional y, por Jotanto, por drigir aquella industria cuyo producto pueda tener el ma- yor valor, todo individuo trabaja necesariamente para dar a la socie- ad un ingreso anual tan grande como pueda. De hecho, por lo gene- ral, no se propone favorecer el interés piiblica ni sabe cunto lo esta favoreciendo, Al prefer apoyar a la industria nacional en vez de apo- yar a Ia industria extranjera, s6lo pretende su propia seguridad, y al lrgirdicha industria de tal modo que su producto pueda set el de ma- Yor valor, inicamente pretends su propia gananec, y en este, como en fttos muchos casos, ¢3 guiado por una mano invisible pare favorecer tun final que no formaba parte de su intencién. La visi6n dena comunidad de individuos adquisitivos que se com- Dinan en una sociedad justa y estable habia aparecido con bastante frecuencia en los debates filoséficos de finales del siglo xvi y princi- pios del xvm. Tomé su forma mas cinica en la Fable of the Bees de Mandeville, que afirmaba que «los vicios privados pueden ser conver- tidos en beneficios piblicos mediante la diestra gestién de un politico abil». Sin embargo, al ser racionalizada por Adam Smith, se convi 16 en algo més que una metéfora satirica, Dramatizaba el paradigma de una nueva disciplina. Empezando por un problema ficilmente in- teligible, centrado en cémo promover el desarrollo econémico nacio- nal, definja la meta fundamental de las politicas objeto de las mejoras en el conocimiento econsémico como el de «enriquecer al pueblo», més cespeetficamente, aumentar cl nivel de la renta nacional per cépita de la poblacién. Definia el foco central del andlisis eoonémico. Para Smith ¥y Sus sucesores inmediatos, 10s economuistas politicos clisicos, anali- zar el proceso de produccién adquirié prioridad sobre el proceso de intercambio. Clasificabg las vaciables econémicas estratSgicas por fac- tores de produccién —tierra, trabajo y capital— cuyos componentes individwales eran actores reconocibles en la economia de mercado ca- pitalista (os que vivian de su renta, los que vivian de sus salarios, y Jos que vivian de sus bencficios) y cuyos productos o rentas se suma~ ban exhaustivamente al valor del producto nacional total a nivel macro- 7. bid, p. 456 76 TL ESTADO Y BL SISTEMA FOONOMICO un elemento te6rico sustancial, aunque algo ecléctico, que oftecta una cxplicacién integrada al més fundamental de los problemas econouy, | || ssontmico, Atadia al cuerpo de onocinieno econdmiso exten sino también ta justicia teleolégica de los resultados. Se enfrentd di, Praamente este problema en el libro I de La riqueza de las naciones, Planteando tres preguntas: {Con el fin de investigar los prinepics que regulan el valor inteream- table de las mereancias, intentaré mostrar, en primer Migar, eudl ce In ‘medida teal de este valor intereambiable oen qué consiste el precio eal Ae las mereancias, En segundo lugar, cudles son las distintas partes de {ites compone oesté hecho este precio real. Y, por tltimo, cedlor orn 2ss diferentes circunstancias que, en ocasiones, elevan algunas o cosh ‘as dstintas partes del precio hacia lo alto y, en ocasianes, los ba den por debajo de su valor natural u ordinatio o cules som tas eavona gus a veees, impiden que el precio de mereado, es deci, el prcie wa Ge las mercancias, coincida exactamente con lo que podria denomina, se su precio natural? Su respuesta Ja primera de dichas preguntas era que el precio Gfeah, era el precio que una mereanctn buscaria de manera natural, Suando el mercado estuviera en un equilibrio competitivo a largo pla, 70, de manera que los productores estuvieran suministrando exerts, Gente la cantidad de la mercancia en cuestién que los consumidores 8 Mid, 9.46 10S CREADORES DEL, SISTEMA 1 den mantenerlos suspendidos bastante por encima del mismo y, en oca- siones, pueden forzarlos a bajar incluso pot debajo de él. Pero sean cuales scan los obstéculos que les impidan situarse en este centro de Feposo y continuidad, tienden constantemente hacia él». Abordé la segunda pregunta postulai teoria del valor del Coste de produccién, que definia'@f precio natural de uiia meroanctar Como “Whi mAs Ni menos de lo que es suficiente para pagar la renta

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