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Indice * ‘© Las palabras sefialadas con asterisco(*) se explican al final del texto de cada Lunidad do informacion, que llamamos médul, '¢ Las flechas intercaladas en ol texto (4) Indican que el tema en cuestién se desarrolla ‘Con mayor detalle en otro médulo del libro, ‘que se sefiala mediante ef némero que aparece sobre la flecha (8) ’¢ En algunos médulos aparecen textos recuadrados, que exolican o co puntos de especial interés con ‘desarroliados en el texto, *¢ En a bibliografia se ha renunciado, ‘generaimente, a sefalar obras muy ‘especializadas 0 axtensas. Las que se feseflan poseen un nivel muy adecuado para ‘adentrarse en los diversos ternas abordados fen este libro y en otros de la Coleceién Salvat TC Temas Clave, relacion a los 1A qué lamamos historia 2 Historia dea historia 3 1Cémo la historia ha legado a ser una Giencia? 4 Asi se esribe a historias 5_;Cémo ha podi saberse lo qu se va escribir? = 6 FEstroctray enya: la duradero y lo conficivo 7 Modo de produce social hsterica E Las fuentes, materia prima del | y formacion historiador '9 En busca de las fuentes 10 La historia nos concierne a todos LL {Historia total o historias sectoriales? 12 Elreloj de la historia (3 Cantidad y cualidad: euantit historia serial 14 Elhombre y a muhtitud: demografia historica 15. Produccidn, reproduccién, excedente e ideologia 16 Grupos sociales historia 17_La aventura del pensami ideologiae historia 18 Las historias locales y su necesidad 19 «Nuevas historia y vida cotiia 20 Lenguaje y conocimiento histirico 21 Exhombre, protsgoniita dels historia 22 ;Hay una historia planetaria? 23. Los grandes temas del saber histrico 24 Un problema de siempre: la objetividad 25 26 2 29) 30 ¢ Aus Lahistoria como tentativa de reprodcciono como tentativa de analisi La enseianza dela historia La critea de a historia es también asunto de todo Profesion, vocacin y aficén. Caminos de renovecién = {iA donde va i historia? Por guéla historia, Bibliografia 1/A qué llamamos historia La palabra historia evoea en muchas mentes las horas agridulces de la infaneia en las que era imprescincible aprenderse de memoria Ja fista, tan larga como incomprensible, de los reyes godos o el relato escueto de las zuerras piinicas, cuyos personajes no nos decian nada y cuya significacion quedaba fuera de nuestro alcanee. ‘Andando el tiempo se va uno haciendo a la idea de que la famosa historia, enojoso ejercicio memoristi co, cs una acumulacion de datos que ho nos va a servir para nada y que, en el fondo, no nos importa, No es aro que en medios escolares y fami- liares se rinda pleitesia al mundo de las técnicas y del saber fisico-mate- matico en que vivimos, y se deje ver al adolescente que eso de la historia es una asignatura aburrida que es preciso aprobar; ni mas ni menos. ‘A veces el joven cree saber que la historia es algo mas que eso, que Conecer fos miembros y la pasaba de ser un ‘nid acopio de datos. FCodiee aluiblder se, faales se confundis Biblioteca de! durante mucho ‘Monasterio de Et tiempo con elesaber Escorial, historicox Y ello n0 incluso puede ser algo «distraido», para pasar el rato; tal vez ha leido en Tevistas 0 visto en la television rela tos de las intrigas cortesanas de hace tres siglos, 0 los amores secretos de algiin estadista, o bien Ia horrible miatanza a que se entregan cristianos y musulmanes en cualquier momento lugar, ya sea Calatanazor, Poitiers ‘0 Lepanto, Hay también un terreno, fronterizo, el de la historia «novela- da», en gue el relato fragmentario de hechos del pasado se engarza en creaciones de fantasia. Al fin y ala postre, e] joven, que va encontrando- se todo eso con el nombre de ehisto- ria», acabard preguntandosc} «Pero. Una gran mayoria —_talseadores defo de los fimes de realidad historic tema histbrico [Locura de Amor, realleados hasta ef deduan de presente se Ordura, 1947) ‘caracterizan por la introdtceién de ‘lementos SSS... _ aes posi pas tral La historia tiene por objeto verdadero, hacemos comprendar el estado social Gel hombre, es dct, Is chizeciin, ‘nseharnos ios fendmenos que se rola ia de tb. fos dveens éneros de superiorided que unos pue- Bios fenen sobre otros, la distincién de ‘clases as ocupaciones a que los hom bres dedican sus esfuerzos ¥y trabajos, ‘came ton las profasiones lucrativas, 10s ‘fcios que dan para vivir, las ciencias, fas artes; enfin, todos fos cambios que Ja naturalaza de le historia puede ope: ‘arn el caréctor de la sociedad.» (ibn JHALOUN, 1332-1406) si esto es Ia historia, gpara qué sir o vel» Nada mas legitimo que ese plan- feamiento, porque durante mucho tiempo se ha entendido que la histo- fia era el simple relato de los hechos del pasado. Pero, poco a poco, fue posible darse cuenta de que’ los hechos se referian a la vida del h bre en sociedad: que unos parecian mas importantes que otros; y se pen 86 que no eran producto del azar, que tenian una causa. Y asi empezo el hombre a interrogarse sobre su pasado. La historia empezaba a conside- rarse como una memoria colectiva. Pero esto no estaba exerito de peli- gros. Durante mucho tiempo unas minorias dominantes confundirian su propio pasado con el de toda una colectividad. Ese fue el largo periodo de una historia de reyes, batallas y tratados diplomaticus. $i, por ejent plo, en el siglo XIX, Michelet (1798- 1874) tiene ya la intuicion de que la verdadera historia consiste en recu perar el pasado-de todo-un pueblo, la jPero la memoria historica tardo historia oficial, académica y docente, ‘tiempo en ser la memoria colectiva seguird largo dempo instalada en sus sacontecimientos»./"Durante _muchoy tiempo, la historia fue relato literario y Tuego relato_erudito, y en ambos casos nunca pudo ser plenamente inocente: la recuperacion del pasado fue, durante bastante tiempo, una ajustificacidn» del mismo. La memoria individual de cada hombre es un resultado de su expe- riencia vivida dia tras dia; es, tam bién, una seleccién de ella, sin la cual nadie podria afrontar los trabajos ni establecer las relaciones o sefialar, en suma, los problemas de su existen Michelet: un precursor delahistorianueva =~ La fica personalidad de Jules Michelet (1798-1874) trasciende ol campo de lo historiografico pare instalarse en el san. ‘tuatio de los padres de la patria republi- fsana. Pore. en efecto. 0 0s solo un [precursor dela historia total contempora- hea, sing también ol creador de un eeplii- tu nacional que anim el periodo de la Jules Michelet supo 1 que el pueblo era ‘captar el sentido de el vardadoro lahistoria, ala que protagonista. dio una nueva slonificacion como ‘pasado colectivo en de todo un pueblo: solo cuando llega a serlo, cuando el pasado no es una simple acumulacion de recuerdos, sino un conocimiento de los hechos en sus conexiones, en su devenir, es cuando puede decirse, en puridad, que se ha recuperado ei pasado para mejor conquistar el porvenir. intonces la historia es mucho mas Gue un simple pasatiempo o una eva- sion: Ia historia significa nada menos que conocer los cimientos de nuestra vida actual, saber de donde veriimos, quignes somos y aumentar las proba- bilidades de saber a donde vamos. IN| Repdiblica, lo que, de paso, concitarla Contra si a los nacionaligtas conservado- res de la extrema derecha. Coma bisto- ‘lado, 6! mismo resumia asi su programa fen_el prblogo a la Historia de Francia (1869): resucitar el pasado de una ‘manera global frente a una historia poco ‘material, que olvidaba aspectos como el suelo o'el cima, y poco espiritual, en ‘cuanto que dejaba ‘de lado costumbres, ideas, ete. Dicho de otro modo, su reno- yarn Nctplogréiea estaba imprepnade de una ambicion totalzadora, al tem»po ue Incorporaba, 2 le_investigacion historica nuevos objetos de observacion (el mecio “geogrdico, las ‘masas-) y pponia el acento en los personajes colecti- Yyos, anénimos; el sentido de as evolu Cones de larga duracién, asf como un ssentimiento einoldgico del oasado, fue- ‘on otras. constantes en’ su obra. Con todo, no fue ajeno a ciettos excesos lte- 2/Historia de la historia Hace mis de dos mil afios, en la C a. cliisica, hubo quien vio que Ta his- toria_podia_ser-mas_que un relato. Tucidides dijo que, para ver claro en los acontecimientos pasados y en los venideros, se observaran sus similitu des y analogias, y entonces su cono- cimiento seria de utifidad. En su tiempo (siglo V a. de C.), Herddoto, que historio las guerras médicas, no. pas6 del relato, y etcia.que-los dioses > tenian en su mano el.cursode-la-his- toria.Pero,-tres siglos mas tarde” Polibio, que escribe después de que Grecia haya sido conquistada por los romanos, quiere «contar los hechos segun la verdad»; empefio tan loable como dificil, y que, sin medios de hningiin género (sin archivos ni reper torios, ni bibliotecas especializadas, ni técnicas de transmision), quedara durante siglos en el capitulo de los buenos deseos. Si Polibio tuvo ya la idea de los grandes ciclos histéricos, nada avanzo esta rama del saber durante la hegemonia romana, y la famosa Guerra de las Galias eserita por Julio César no pasa de ser unas memorias que, por afadidura, no siempre se ajustan a la verdad de los hechos acaecidos. La larga noche del lento desmoro- namiento de la Antigiedad, del uu- tear de los hombres para reorganizar el cultivo de los campos y el poder de 6 los caballeros, cuando la transmision ‘spisdaica y heaiogrten y casi ‘siempre estat ‘servicio de los poderes establecidos. (Miniatura, Biblioteca ‘Municipal, Oporto.) (Tratado do Westfalia, Ministerio deAsuntos Exteriores, Pars) Lmiento cultural se refugia en los monaste rios, no permite sino escuetas anola- cciones de lo que se creen hechos rele- vantes, los Anales, 0 vidas mas 0 menos ejemplares de quienes repre- sentan [os aparatos ideologicos y couctivos de aquel primitive tejido social: guerreros y prelados. Entre la anécdota y el aconteci: coficialy transcurriran las cronicas de la Edad Media, cuya fusion sera mayor cuando se escti ban en lenguas romances. Cierta- mente, habra algiin genio aislado de (la historia, como el arabe Tbn Jal- dun (muerto en El Cairo en 1406), verdadero antecesor_de la _historia. sociologica. Peroret mundo continua- ra sumido en el oscuro relato de glo rias y anéedotas. En otra ocasion hemos hablado de «la violacion de la toriay a manos de quienes la de- forman y ponen a su servicio. Pues en, cuando llega la Edad Moderna) y se van formando los nuevos Fsta- dos, «la historia se convierte —lo re" conoci6 asi un maestro como Geor- ges Lefebvre (1874-1959)— en un sencillo instrumento de propaganda». Y fue asi como espiritus tan innova- dores como Descartes (1596-1650), i era_asunto solo, bueno para politicos v guerreros. Tuyo que llegar Voltaire (169 1778) para que la historia rompiese| con el relato; con su obra El Siglo dey Luis XIV se da un primer paso para sustituir el relato por la explicacion , de los hechos. Una centuria-después~ el ya citado Michelet introduce, por _ primera, af pueblo cc gonista dé Ta historia. Pei igiipo Son los alemanes, especialmente Leopold von Ranke. —_=_=__- Bueno es que haya archivos de todo, para poder consultarlos en caso nece~ Sato: yo congulto ahora todos los gran des Hos, como los dicionarios. Pero espuss do haber leldo tres o cuatro ‘mil descrpciones de batallas, y el con tenido de varios centenaros de trata- dos, me parece que, en el fondo, no fesloy més instruido que antes. En todo {820 no aprendo sino acontecimiantos No conozco mejor a franceses y sarr ‘anos por la batalla de Carlos Martel Gra Espaha més rica antes de la con ‘Quista del Nuevo Mundo? /Estaba més poblada en tiempos do. Catlos Quinto {Que de Felipe IV? zPor qué Amsterdam feria epenas vointe mil almas hace Goscientos afios?» (VOLTAIRE) Reunion de ‘enciclopedistas, ‘con Voltaire al Irente. La ‘montalided critica y la preocupacion (por la ciencia ‘ban @ hacer posible fa explicacion ‘stéice; Bueno prueba de olloas El Siglo de Luis XIV. (Grabado de Huber. Biblioteca ‘Nacional, Paris) La reaccién de la historiografia alemana contra el historicismo erudito La fase de eruicin crtica wocaba 0 su ference orto del Xie La area de Ranke 0° Mommson “habia do importante, ero ya so ontjoba inst Cente, Por ota pore, ls cence fa fae y naires exermentaban un Gevbacey slaebana sho wos sus posbligedes de. conodt= miono tear igure serps eon {Sed ease otras ence El debate en fomo al tem fue muy important yer "habia que stor sl nombre sre fodo. de Wilhelm Dithoy. En su op Mion’ conocer hechos iiivdualos tra mero eolcconisme, y No ston per tampoco tena que recur of atone or’ métocoe de cena tiesto rvivin an su ment ae nto rar neon rah pscoldgeas is que grantizaban el card Siento ‘de Be ortecmontou hetncoe yc ie teoreabon. (1795-1886), quienes aportan cL rigor. erudito y el conocimiento.critico-de lag fuentes de la.historia. ‘Que la erudicion, aunque indispen sable, no lleva por si sola demasiado lejos y que el estudio de los hechos aislados y su comprobacion no pue den sustituir a la explicacién quedo comprobado con el estancamiento {que supuso para la historia la larga epoca del positivismo*. Eran tambien los tiempos en que se decia que la historia estudiaba los hechos indivi duales, que no se repetian, lo que implicitamente suponia negarle su condicion de ciencia. Fue en Francia\ don al_crear.en1929-la..cevister Ginales d'histoire économique et | sociale, los historiadores Marc Bloch | (1886-1944) y Lucien Febvre (1878 1956) dieron_un. giro copernicano a/ la metodologia ¢ investigacion his-| toricas y-asestaron un serio golpe a Ie-historia episodica. A_ partir. de entonces, s¢_trata-de-comprender-y... expliear el pasado. de cada pueblo en } todas_sus_dimensiones. Y ya antes, Frangois Simiand se habia adelanta- do a demostrar, en 1903, que en la historia se producen unas eonstantes, hechos que se repiten, por lo general de naturaleza social. Simiand (1873-\ 1935), que aporté a la experiencia sociologita, incorporaria mas tarde lerideade tos ticlos econs micos, que en realidad estaba ya implicita en la obra de Marx (1818. 1883), a quien el mundo académico cerrd durante largo tiempo las puer- tas del recinto universitario. Pero con todo eso y con muchas mas aporta: ciones se Tue legando a la preciencia dela historia * Positvismo: corronte historiogrética, partcularmente importante a fines det Siglo Xixy comienzos del x que considera fos hechos historicos on sf mismos, con fausencla de toda bawe de partida tecrica y de todo intento de explication de orden ‘p6rico y de conjunto. 3/, Como la historia ha llegado a ser una ciencia? Llego un momento, ya en nuestro siglo, en que el providencialismo (la Providencia guiando la marcha del mundo como a Moisés por el desier- to) u otras formas de relato causal y lineal —el optimismo ingenuo de que la historia es una marcha ininterrum pida hacia cl progreso, etc.— no pudieron resistir al espiritu critico y a la racionalizacion de la disciplina. Y la erudicién por si sola tampoco bas- taba; «de los archivos se saca_un nombre, un lugar y una fecha», decia Lucien Febyre, afiadiendo que eso era insuficiente. «Los archivos decia— son como graneros de hechos; hay que saber trabajar con ellos para lograr un conocimicnto cientifico». ;Qué significa esto? Que x historia, como toda ciencia en for macién, s¢ encontrd con un montén de materia prima con la que tenia que trabajar: documentos —de archi Vos 0 no—. testimonios, prensa, obj tos de arte o iitiles de Iabranza. Siste- matizindolos, clasificdndolos, com parandolos fue tomando cuerpo la Fecomposicion del pasadv. Pero se trataba de saber no solo cémo ocu- rid aquello, sino por qué ocurrid. De 8 la materia ‘prima sali la historia Elordenamiento juridieo obliga hnecesariamente. Hay, sin embargo, otras eleyes de tendencia» que podemos viizar an Gf anditsis historic. (Miniatura medieval el Codigo de Justiniano, Biblioteca Nacionsl, Turin) como objeto conereto, Partiendo de esa realidad, el historiador ha ido ereando el objeto tedrico de la histo ria el que comprende el aparato con- coptual y las categorias del pensar historico, las relaciones entre cllas. De ese entramado tesrico surge una metodologia, unos principios riguro- sos que hay que aplicar para’ com-| probar la veracidad o fa inexactitud de las hipdtesis que se hacen; y de la metodologia surgen las reglas con- cretas de las técnicas de trabajo del historiador que se aplican al manejo de aquella materia prima. Cuando todos esos supuestos sé) producen, estamos ya en presenci de una actividad cientifica. Contra: / riamente a una creencia muy exten dida, la ciencia no descubre necesa- riamente las llamadas eleyess (la ley de gravitacién universal, las eleyes de la herencia bioldgicay, etc.); cuando, se trata de ciencias humanas y socia-! Jes, puede descubrir regularidades, conexiones y reciprocidades entre) hechos sociales que se dan con regu’ laridad o responden a cierto tipo de entornos. En verdad, lo imperativo ‘lencies implican ‘unas constentes en ‘ef acontecer de los fendmenos naturales, una regularidad causal. (lustracion de los, Elementos ‘matematicos de la Filosofia Natural de Newton.) y ieee Pal in Febvre y Bloch: dos arias son las coincidencias que permi- ten establecer entre ambos historiadores un paralaligmo que parecta destinarles a luna estrecha colaboracion. En. efecto, tno otto hijos de profesores universita fics de renombre, se educeron en, un ambiente altamente cativado y propicio: las dos fueton normatiens (alunnos do la iu rosie Escuela Normal Superior Ge Paris) bien en cursos distintos, pues Febyre era ocho afos mayor que Bloch; los dos obtuvieron sendas becas en la Fundacion Thiers; los dos mantuvieron fan Su época de estudiantes una estrecha felacién con Henri Berr y frocuontaron los locales de la Rewe de synthése ‘combatientes de la historia Iistorigue: y, ya profesores universtarios, los dos colncidleron en la Facultad de Letras de Estrasburgo (1919), donde trabaron una profunda amistad y establecieron una esti- ‘muladora colaboracion cientfica que habia dda acompaniarles a 10 largo de sus vides: los dos fundaron on 1929 la revista Annales histoire économique et sociale, gracias. 8 ‘cuyo impulso £0 produjo la mas importante enovacion do la historiografia francasa; los ddos fueron presa de una misma pasion la historia—, y'ambos se sintieron hombres de ‘tiempo, para fos cuales fa inserciGn en el presonte no era ajena a la tarea del histoia- ‘or, fo que les condujo a librar, con singular ‘vigor intelactual, maltiples combates, que en of caso de Bloch le evarian a interarse fn ia Resistencia y, fname soci Gio desu vide 8 manos do os naz. ¥ Blan no fueron fs mayores historiodores francases de au lempo, ao fueron une tos (Braudel) y en cule caso dos insgnos cultvasoes dol saber histo, Cue inlncla ha Ko mushe ma a8 do Ig escuela por ellos reads. Febwre y Bloch exincdoron también an Su contepciin ‘dantiioa. ~interdepane densie elo historia ‘con las cienas cies (Sociol soot alga ntopalegi, pacoioge ingots.) Sion fotalaadrs dla historia (histor Gomparacsyy enfoque station que tiene la ley e& propio del concep- to juridico que esta en el origen de ‘esa palabra; pero las Hamadas leyes naturales» no son sino constant ‘con mayor razon, si se trata de cono- cer hechos sociales. Si en el devenir de la sociedad humana a través de Jos tiempos se dan hechos constantes © analogias, su conocimiento enton- ces es una ciencia, con sus conceptos y sus métodos. Tal vez no sea una Ciencia de certezas absolutas, pero si de grandes probabilidades; como tantas otras ciencias que se han ido construyendo poco a poco, reco- rriendo un camino de transicién que/ va de lo «ideolbgico» a lo cientifico {con elementos residuales o represen- taciones ideologicas '3 de base pre- Cientifica). No siempre es facil sepa- rar la ganga de la mena, el grano de Ja paja, pero el objetivo de la historia como ciencia es hoy una de las gran- des esperanzas del genero humano. La ciencia de la historia, que tiene indudable alcance de sintesis, necesi- ta de otras ciencias; la pluralidad dis- La pobreza agraria, _conacimientos un tema que abunda exigido hoy en la fen os tastimonios _investigacton del pasado. Su historica es muy ‘anésisriguroso.——amplio. implicaria aspectos (Campesinos, da ‘econdmicos, Zabaleta, Col. Sutiares, particular) demogréticos, pins, sooncode ciplinar_y lox intercambios cient cos, de que tanto se habla en nuestro tiempo, son imprescindibles para el historiador. Hoy es casi un lugar comiin Ia atirmacion de que el histo riador —el, hombre que reconstruye cémo ha sido el pasado y por qué ha sido, cémo hemos llegado a ser quié nes somos y a estar donde estamos— necesita conocer, en contenido y en métodos, desde luego, la demogratia, a economia, la sociologia, la ciencia politica, pero también un amplio horizonte que va desde la geogralia hasta la lingiiistica y la literatura, y que no puede desdenar las bases de la psicologia. Y las técnicas de Ia investigacion hist6rica precisan hoy, asi mismo, de un nivel minimo de matematicas y estadistica, sin olvidar las ya clasicas de paleografia (lectura de textos antiguos), arqueologia, etc. Trabajar en la historia es, en primer luga!, abrazar esta yasta gama de conocimientas, y, en segundo térmi no, saber utilizarlos para poder com- prender el pasado. 4/«Asi se escribe la historia» La tarea de Ia ciencia historica, para la que tan dilatado arco de conoci- mientos y métodos se requiere, ;serd acaso algo distinto de aquella «histo ria» cuya evoeacién dejaba escépti- cos a nuestros abuelos? Porque, para condensar en una frase la larga dis- tancia que media entre la realidad y cl relato, lo vivo y lo pintado, la fra gilidad de la verdad a merced de Cualquier subjetivismo, siempre se ) dijo aquello de «ast se escribe Ia his toria», expresion que condenaba implicitamente a cronistas y relatores de hechos del pasado, sospechosos de incurrir en lo que el habla popular califica de earrimar el ascua a su sar- dina». Asi, por ejemplo, la invasién napolednica pudo ser vista con dos prismas diferentes segiin el pais don- | la derrota de) de se describia; y Dupont en Bailén (1808) estaba ins” crita en la lista de victorias en el pari- nse Arco del Triunfo. En el siglo XIX la falsificacién de hechos historieos ha podido, a veces, ser demostrada. Por ejemplo, tuvieron que pasar veinte afios para conocer los horrores del proceso de «la Mano Negra» en Andalucia, presentada en 1883 por los aparatos de Estado y por los cronistas (muchos de buena fe, como el progresista Leupuldo Alas Clarin) como una gigantesca sociedad de malhechores que hacian 10 peligrar a la totalidad del pais. Un caso de propagande falsificacion historica catoca. ‘inencionada: fos (Biblioteca Nacional, hhugonotes y sus Paris) crimeness segiin la Escribir la historia era tomar la pluma y ponerse a contar, con mas 0 menos estilo y fuerza persuasoria. Hoy en dia, decir «asi se escribe la historia» se refiere a la empresa, tan compleja como apasionante, a que se entrega el historiador. En primer lugar, «escribir» la his. toria es el ultimo acto de un largo proceso de elaboracién. Lo primero es escoger el objeto de la investiga cién historica, un conjunto social mas 0 menos grande situado en el espacio y en el tiempo: la Espaiia del Cid © las ciudades hanseaticas*, la Mlustracion en Francia o la revolu ion mexicana. La historia, en nues. tro tiempo, es materia pensable, que se puede ‘racionalizar. Se piensa, pues, el objeto partiendo del aparato conceptual y de las categorias que ya poseemos (de los cuales todo histo- Fiador parte, incluso involuntaria mente, cuando cree partir de cero) El historiador se plantea las grandes preguntas que le interesan: ;cdmo y de qué vivian aquellos hombres? iqué les ‘ania y qué les separaba {qué sentign o pensaban de si mis, mos?, y otras muchas mas. En resu- ‘men, se formula una hipdtesis de tra- bajo, 0 una cadena de_hipotesis. En nuestros dias hay historiadores que construyen verdaderos "«modelossl_ =reduecion formal de la realidad) objeto de estudio—, en los que se] incluyen las estructuras del conjunto) que se proponen investigar, sus inter] relaciones, sus variables, etcétera. i Pertrechado con tales instrumen- dor “tos, el historiador se lanza a la busca.) ma) y captura de la materia prima, de las) de} Juentes: documentos, testimonios, | alt ‘objetos diversos (desde piedras hasta | ver monedas), reproducciones plisticas, | des fotografias y un largo etcétera. La to. y prolija; Iuego vendra la eritica, que recoleccion de esas fuentes sera larga, gra debera ejercerse con rigor, para rs) caer en trampa alguna. Y. una vez his) colectadas las fuentes y hecho su ma repertorio, seran clasificadas confor- | ¢ot me a un plan establecido y se pasara. tad a su «explotacion»; el historiador) po} interroga a las fuentes utilizando’ ma ciertas téenicas (por ejemplo, de un | do} censo de poblacion obtiene una clasi- cie ficacién socio-profesional, que tal iny vez, tenga que completar con docu- sid mentos fiscales de Hacienda; 0 com: a para un resultado electoral con la Ht plantacién y el niimero de afilia- el dos de los diversos partidos o de sin- En dicatos afines en la circunscripcién). ge ——_______________ que ya y histo- intaria- cero). andes :6mo y mbres? araba? si ares de tra- sis, En & que idelos» f calidad | que se| into) acol ra. umen: busca delas) onios, hasta En cada investigacién el historia- dor utiliza una serie de lo que se lla- man unidades de andlisis; a través de ellas las fuentes van respondiendo a las cuestiones de la hipétesis, para Yer si se confirman o no las variables desconocidas que se habian supues to. Obtenidas las respuestas, se inte ) gran todas ellas en un esquema cohe~ Fente: a partir de ahi se escribe la historia, se llega a crear el libro. de historia, Este, desde luego, tiene for- mas diferentes, segiin se trate de ‘comunicar por vez primera los resul- tados de una investigacion 0 de poner en conocimients de un publico mis extenso de lectores los resulta- dgs ya comprobados. Como en toda ciencia, se da primero el nivel de Investigacion; luego llega el de exten- sién o divulgacién. Por decirlo con palabras de Antonio Machado (1875-1939): «No pretendamos que el vaso desborde antes de llenarse». En resumen, en nuestro tiempo ya no se escribe, se construye la historia. ASI SE ESCRIBE LA HISTORIA Reales histvica oon iota asta dela vee gosiin metres Cuando tos Intoroses de las ‘clases sociales de 0, la do, en cada caso, las técnicas apropiadas. Pero no se trata tan solo de asegu- quetasfuentes-seancciertas y no, se realizan comparac ees y se procede a lat jacion de regularidades, nos Jatiamos con un saber pobre y ilvanado. Necesitamos_tener La simplicidad de los modelos empleados facilta, en buena medida, ef trabajo cientifico, Vision caricaturesca de una estructura social de principios ‘del Xx. Los censos y fos padrones recagen senor ayoras c 5 socioprofesionales que no siempre se ajustan a la realidad. ‘Su interpretacién exige agudeza crtica, nuestro plan; o, dicho de otro modo, ierprcson de nuestra hipotesis en, it de plan. Cada vez mas se usan vhistoricos para trabajar, Biique el origen del termino ven ‘de as matematicas; el modelo es una feduccion de la compleja. estructura de la realidad empirico-historica a tina estructura intelectual mas senci lay manejable, pero que contiene los ‘componentes y las relaciones mas ativas para el objeto de inve ligacion. Es decir, que contiene cémo debe funcionar algo en realidad. El objetw tedrico de Iu historia ex elumodo de produccién y reproduc- im», pero hemos visto que solo sir- ye como punto de referencia y que en ores ogres la practica hay que estudiar las for- maciones social-histéricas coneretas. Se plantea, pues, la necesidad de_los «modelos de transicion» y de los «modelos parciales». En puridad, por imperfecto que sea, el historiador tie ne que construir un «modelo» para interrogara Sus fuentes: Con éstas'va a establecer los correlatos y estima- ciones necesarios para comprobar su hipotesis; es decir, con unas vattables~ conocidas, que son esas fuentes, dra que despejar una variable incog- nita. Esa es la diferencia de la histo- ria como problema (,por qué han ocurrido los hechos?) con la historia como relato (como ocurrieron?). El historiador de nuestro tiempo debe responder a ambas preguntas. * Correlato: técnica estadistica por medio de la cual se establece la relacion entre variables, sea de dependencia directa o indirect, interdependencia, concordancia 0 dapendencla casual o accidental Instituto de Reformas Sociales: on 1883 se ‘reaba la Comision de Reformas Sociales @ instancias del politico liberal Moret y con et apoyo de los medios intelectuales. Un paso adelante fue la constitucion del Instituto de Reformas Sociales (1903), bajo el ministerio de Canalejas. Los informes, la legislacion. obrera y la prevision fueron las principales tareas de este organismo, a través del cual ol Estado canaliz6 su intervencion en la uestion obrera, 10/La historia nos concierne a todo El resultado del proceso hasta ahora explicado es la redaccién de un texto al que llamamos historia. Ciertamen- te, tambien se presenta como historia el'relato de los amores de la princesa de Eboli o las reflexiones de cual- quier espiritu ingenioso, pero no lo ¢s. La historia sigue el camino que hemos descrito. No es necesariamen- te un texto arido ni tampoco farrago- so; la historia gana siempre cuando esta bien escrita. Sin embargo, posee dos niveles en su proceso creador. El primero, cuando él historiador da cuenta de los resultados de una investigacion: suele ser un texto mas profesional, casi ausente de relato, con profusa indicacién de fuentes, notas marginales, etc. Pero no se escribe la historia para una élite, para un circulo de iniciados. La historia es un asunto que nos ‘concierne a todos, que_interesa-a-todos. FI historiador no investiga para solazarse comuni- Que fos teas Terias de! libro. hist6ricos interesan _(Imagen superior, 2 un pablico lector Biblioteca cada vez més Marucelliana, emplio la demuestra Florencia.) fe! hecho del auge ‘editorial de los libros ‘de historia y su demanda creciente Tee ace La acumulacién de las, experiencias ‘conocimiento de esas experiencias —la ‘de la humanidad —la historia— y el strice no facta ninguna @ nadie eximen do la responsal de su libre oleccion y dde su libre opci6n; a nadie le liberan de fa comisién de nuevos errores y, lo. que es peor, de reincidir en los viejos, En la mayorla de los casos advierten lo que fo hay que hacer y no lo que debe hacerse. Casi siempre permiten prever las diffcultades, en lugar de ofrecer los medios preventivos. {Esto es poco? Siempre es mejor que nada. ¥ sin la historia, la sociedad humans sabrfa de sf misma.» (WiroLp KuLa:Problemas y métodos de le Historia econémica, 163) “tando sus hallazgos a un gee de inigiados; «construye la 2 Recipe el pasado. como.conciencia oletiva, para_devolvérseloa_la Ja historia se escribe, ‘igual que Blas de Otero escribia su ee para_la_inmensa_mayoria, ¢s0'eaiste el segundo nivel de la treaciin histdrica, que es su exten- sion 0 divulgacion. No en el sentido jorativo de esos términos: no es la storia deformada ni envilecida, sino mas sencilla, sin el aparato instru- mental que exige la presentacion de ‘ios resultados, concediendo mas al relalo, pero sin caer en la devalua- {in cientifica. Historia como proble como intento de explicacion tientifica del pasado; hay, pues, un ticlo que empieza en la pregunta que historiador se hace sobre un tema, Elhombre actual sth sometide a un ‘dud informative que ‘no siempre le emite tener una erspectiva de su propio presente. E/ ‘conocimiento de ia historia le ayudard a conseguiria. en su hipdtesis; que sigue con la ela- boracion de un modelo, y continia con la busqueda, clasificacion y explotacion de fuentes, con el esque- ma de correlatos, complejos causa les, etc., que se han encontrado; y, a partir de ahi, con la redaccion defini- tiva. Mas adelante, esa redaccién de «especialista» se transforma en la his- toria como transmisién de la memo- ria colectiva recuperada, dirigida a todos. La Sed asi_elaborada es_un mensaje imposil . ‘ajeno a ese “mensaje. Nos sirvé para reflexionar sobre nuestros—destinos-colectivos~y-para tomar—decisiones_al_participar er ellos:-Pero también es util para no desorbitar el presente de cada dia y dejarnos devorar por él, porque nos Las revistas de divulgaci6n hist6rica no tienen por qué carecer de. clentifico y muchas Lhistoire da una idea del equilibrio en el tiem- po, de la justa medida de las cosas; nos hace valorar ta larga marcha de la humanidad desde-las sombras de la prehistoria hasta la conflictiva Era nuiclear.-A veces, la historia puede servir —zpor qué no?— para escapar nos momentaneamente hacia la belleza de la Grecia clasica, hacia la sugestiva y con frecuencia poco conocida sociedad de sefiores, cam- pesinos y catedrales de la Edad Media, o hacia el tiempo de las revo- luciones romanticas. No para evadir- nos de nuestras responsabilidades de hombres que casi tocan con la mano el aio 2000, sino para enfrentarnos con él libres de prejuicing, con la lucidez que da saber de donde veni- mos, quiénes somos y a dénde quere- mosir. veces cumplen una funcion importante: hacer accesible la historia a todos. HISTORIA DE ESPSNA 1 elip 11/, Historia totalo historias sectoriales? Aproximarse a la historia, tanto para construirla como para conocerla, no es ninguna bagatela; el modo de en- focarla es decisivo, ;Seremos capa. ces de abarcar la totalidad del queha- cer humano, 0 nos contentarcmos con seguir los senderos estrechos de esta o aquella actividad —la politica, el arte, la técnica, el derecho, ...? Hubo un tiempo en_que se puste ron de moda Tas historias especiales o-sectoriales; esa tendencia se ha renovado recientemente con la pre- tension de crear unas bases teoricas (por ejemplo, por aquellos que postu- lan la historia cuantitativa serial, porque no podrian entrar en una totalidad las distintas series heterogé neas; 0 por quienes, resignados a lo que llaman «dispersion de la histo- ria», se entregan a trabajos tan aisla dos de la totalidad como la evolucién del clima, la idea de la muerte en una comarca hace tres o cuatro siglos, la historia de unas técnicas cualesquie- ra, etc,). Desgraciadamente, estudiar, pongamos por caso, la aplicacion de la fuerza del vapor a los telares mecanicos 0 a los trapiches azuca- reros en una estricta historia de la 24 técnica no tiene sentido si no se estu- Ethistoriador ‘ochocentista francés medida. lo que con cine Demenee Fustel de Coc sorta ia I. ‘intuyé, en buena dia, al mismo tiempo, el desarrollo de la burguesia y de la clase obrera, la evolucign del mercado y de las comunicaciones, las politicas libre- cambistas 0 intervencionistas ¢, incluso, las relaciones internaciona- les. La pintura de Rafael cobra todo su significado al conocer la sociedad romana e italiana del Renacimiento. Las obras de Almirall o de Maragall no pueden comprenderse sin conocer el desarrollo en todas las dimensio: nes de la Catalufia del siglo XIX. Ese tipo de historias sectoriales no hacen sino confirmar la escision del hombre como realidad total en hombre «especializadon (en vida publica 0 privada; en profesional o padre de familia, etc.), que mutila la personali- dad humana. Por eso, al rescatar la memoria del hombre hay que evitar esa escision. Una_historia especial, escindid no es que sea in Porque si la historia €s, como Fustel de Coulanges, ela ciencia las sociedades humanas en el pa do» y su objeto de conocimiento & mia como Jean Bouvier ha dicho q su disciplina tiene que estudiarse «d acuerdo con la historia total aftadiendo: «la historia es_siempr humana y se puede concebir un es quema general en el que se ent zan la historia economica, la soci la_ poli y, por consiguient ‘ideoldgica’—, ios sistemas de ide las concepciones del mundo _y devenir de las sociedades»... «Exist una historia de las sociedades humas nas que es total, y de la que se dest can Ciertos aspectos por simple rito pedagégico; pero la historia se expende en rebanadas mas que én Jos libros.» En verdad, que la histori como ese todo fue el gran paso a lante dado por Lucien Febvre y lo Annales. Pero no se trata de acumu lar todos los héehos pasados en ui pie de igualdad, sino aquellos de que depende la totalidad y los q dependen de ella. La historia no es como una fotografia en la que todo los objetos tienen el mismo realoey viene a set como la obra de un pint en la que hay objetos-clave, articula: dos con otros y con un fondo. antorcha y el brazo que la sostiene, el caballo’ moribundo, son basicos ef el Guernica de Picasso —como ¢ toro y el hombre de cada extrema realce; apintor, ‘ticula- ido. La) itiene, y sicus et omo eb tremo— “como ef cuadr para explicar una totalidad que bien podria descomponerse fotografica- Mente. La historia_total necesita, su boceto, su cor posicion, sus lineas axiales, sus pri- meros y segundos planos. No es una Sintesis fabricada, sino una explica- La genial obra de Picasso presenta un ‘gran ndmero de elementos cuya significacién en el Conjunto es muy

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