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INTRODUCCION La ejecucion de Antonio de Arriaga 14 de noviembre de 1780, José Gabriel Condorcanqui Noguera, quien usaba cada vez mas el nombre de Tupac Amaru para resaltar su linaje real inca, habia almorzado con el corregidor Antonio de Arriaga en casa del padre Carlos Rodriguez, el cura de Yanaoca. Si un productor de Hollywood hubiera solicitado el reparto principal para una pelicula que describiera las relaciones politicas en los Andes coloniales, habria estado encantado con este trio. Tupac Amaru era el kuraka 0 cacique de Yanaoca, Pampamarca y Tunga- suca, pueblos situados a unos 80 kilémetros al sureste del Cuzco, la antigua ca- pital inca. Era la autoridad étnica encargada de recaudar el impuesto personal («tributo» fue el eufemismo colonial) y de mantener el orden en aquellos lugares. Los incas tenian todavia una gran influencia en esa area. Los indios quechuaha- blantes constituian la vasta mayoria de la poblacién y veneraban a sus ancestros, derrotados por los espafioles en el siglo XVI, y a aquellos como José Gabriel Tupac Amaru, que reivindicaban su linaje real inca. Con una buena educacién y bilingiie, a sus 42 afios José Gabriel se movia facilmente entre los mundos hispa- no e indigena. De hecho, ese era su rol como kuraka.' Por otro lado, Arriaga era el corregidor, el funcionario real que recaudaba los impuestos, organizaba el ominoso reclutamiento de mano de obra para las enor- mes minas de Potosi —aproximadamente a mil kilémetros al sur (hoy Bolivia)—, y supervisaba los asuntos de la region. Arriaga era un noble. Nacido en 1740 en el Pais Vasco, en el norte de Espajia, su familia tenia sdlidas conexiones con el Imperio americano: eran miembros del importantisimo Consejo de Indias en Madrid y comerciantes.? Por ultimo, el padre Rodriguez, originario de Panama, era el parroco de Yanaoca. Junto con Antonio Lopez de Sosa —otro sacerdote—, habian sido los primeros maestros de Tupac Amaru. Impresionados por su inteligencia, habian permanecido cerca de él. Las ensefianzas de estos clérigos se afianzaron: José Gabriel permanecié devoto e intelectualmente curioso a lo largo de toda su vida. De modo que, como generalmente era el caso, Tupac Amaru, el kuraka, era un indio 0 quizas un mestizo; Arriaga, el corregidor, era un espafiol; y Rodriguez 20 Charles Walker era un criollo, es decir, un descendiente de espafiol nacido en América. Estas tres autoridades —kuraka, corregidor y cura— formaban un triunvirato que mantenia el orden en Andes bajo el régimen colonial. Otros dos curas, un escribano, el asistente de Arriaga y numerosos sirvientes los acompafaban en el almuerzo. La esposa de José Gabriel, Micaela Bastidas, no estaba en esa ocasion. Arriaga y Tupac Amaru se conocian bien. Arriaga controlaba una red de actividades econdmicas, y como recaudador de impuestos y principal autoridad, disfrutaba de capital y poder, y habia incluso prestado dinero en algun momento al kuraka. Aunque los dos habian discutido anteriormente sobre el reclutamiento de mano de obra o mita para Potosi, compartian ese dia un amigable almuerzo celebrando el dia de san Carlos, en el que habia nacido tanto el padre Rodriguez como el rey de Espafia. Después de disfrutar Arriaga de una breve siesta, Tupac Amaru lo invité a pasar la tarde en su casa, en Tungasuca. Arriaga le contesto que debia volver a Tinta —su hogar y el pueblo mas grande del area, a unos 25 kilmetros de Yanaoca—, y emprendié el viaje de cuatro horas a pie y caballo por cerros escarpados. La inminente llegada del dinero del tributo —el impuesto personal pagado por los indigenas que llenaba las arcas coloniales— lo animaba a regresar. Tupac Amaru y unos cuantos jovenes acompafiaron al corregidor durante un corto trayecto, y luego fingieron dirigirse a Tungasuca. Pero en vez de hacerlo, se adelantaron a un lugar escondido en un cerro y sorprendieron a Arriaga y su gente saltando al camino. Arriaga huy6 a un cafidn cercano y se ocult6 detras de una apacheta, un santuario de piedra considerado sagrado por los indigenas. Un indio, sin embargo, lo vio, y Tupac Amaru termind capturandolo. Esperaron varias horas, hasta bien entrada la noche, para llevarse a los prisioneros encadenados a Tungasuca. Encerraron a Arriaga, a su escribano Felipe Bermtidez y a dos escla- vos negros en el sdtano de la casa del kuraka.° En ese lugar, Tupac Amaru obligé al aturdido Arriaga a escribir cartas a su tesorero en Tinta, en las que debia requerirle dinero y armas con el peculiar pretexto de estar planeando una expedicin contra los piratas que asolaban la costa. El propio kuraka viajé a Tinta y uso la llave de Arriaga para apoderarse de 75 fusiles, dos esmeriles, algunas escopetas, un cajon de pdlvora, balas y cartu- chos, los uniformes de una compaiiia de milicias, mulas, 22.000 pesos proceden- tes del ramo de tributos, cuatro o cinco pifias grandes de plata y muchas libras de oro.! Asimismo, escribié mensajes en nombre del corregidor a los alcaldes y vecinos mas poderosos de los alrededores, solicitandoles acudir a Tungasuca. ‘esos militares y comerciantes, como los espafioles Juan Antonio Figueroa 2 La Madrid, cayeron en la trampa. Por su lado, los kurakas también s de enviar a sus indios; durante varios dias llegaron a bian apostado centinelas en el camino al Cuzco para Introduccién: la ejecucién de Antonio de Arriaga 21 mantener las noticias sobre las autoridades locales fuera del alcance de la gente. Conservaron el paradero de Arriaga en secreto. Las masas congregadas en Tun- gasuca no sabian que el corregidor estaba encerrado en casa de Tupac Amaru y Micaela Bastidas.° Cuando Tupac Amaru colgo una pintura de la coronacion de espinas en la celda de Arriaga y envid al padre Lopez de Sosa a confesarlo, el prisionero supo que estaba en serios problemas. Asombrado por los eventos y consciente de que su vida corria peligro, ofrecié toda su fortuna a la parroquia de Pampamarca a cambio de su libertad, pero fue en vano. Lopez de Sosa y tres otros clérigos lo acompafiaban en su celda el 9 de noviembre.® En una cercana explanada, Tupac Amaru explicé a los reunidos que cumplia ordenes del poderoso visitador general, José Antonio de Areche, aprobadas por la Audiencia de Lima. En los siguientes meses, frecuentemente se refirid a los mandatos o autorizacién que recibia de las autoridades en Madrid, entre ellas, el propio rey. Por supuesto, no era cierto, pero muchos le creian o, al menos, sentian que estaba cumpliendo los deseos del monarca: que si «Su Majestad» supiera la situacién de los Andes, comprenderia. Se propagaron rumores de que Arriaga seria castigado; la asombrada multitud preguntd la razon. Muchos juzgaban que era la voluntad de Dios.” El 9 de noviembre, moviéndose a caballo, Tupac Amaru ordend que espa- foles, mestizos e indios se organizaran en columnas militares. Estaba elegante- mente vestido: [...] casaca, pantalones cortos de terciopelo negro, que estaban entonces de moda, medias de seda, hebillas de oro en las rodillas y en los zapatos, sombrero espajiol de castor, que entonces valian veinticinco pesos, camisa bordada y chaleco de tis de oro [sic], de un valor de setenta a ochenta pesos. Usaba el pelo largo y enrizado hasta la cintura.® El kuraka repitié esta maniobra el dia siguiente, instruyendo a los miles de presentes para que lo siguieran a una cercana loma donde se habia instalado una horca. Algunos de ellos ondeaban una bandera blanca con una cruz roja.? Un mestizo ley una proclamacién en espafiol y quechua: «Por el Rey se mandaba que no hubiera alcabala [el impuesto sobre las ventas], aduana, ni mina de Potosi, y que por dajfino se le quitase la vida al corregidor Don Antonio de Arriaga».'° Segun un testigo, Tupac Amaru refirié que [...] en nombre del Rey nuestro sefior, se promulgé la sentencia de muerte [contra el corregidor Arriaga], relatando que esta se hacia por dafiino y tirano, que [ademas] se asolase los obrajes, se quitasen mitas de Potosi, alcabalas, aduana, repartimiento y que los indios quedasen en libertad y en union y armonia con los criollos [...]."" 2 Chatles Walker Otro testigo lo cita como diciendo que él tenia «drdenes superiores» de abolir impuestos y aduanas y de expulsar a los corregidores y propietarios de obrajes, y que sus acciones no iban en contra de Dios 0 del rey: «era mandato del superior» que «viviesen los Indios y Espafioles hermanablemente».'? La multitud comprendié que estaba presenciando un evento trascendental. Los indios escu- chaban, en su propio idioma, acerca de la abolicién del repartimiento, la mita y la alcabala, y asistian a la condena de la maxima autoridad espafiola en la region. Mestizos y criollos se preguntaban, preocupados, si estos cambios —al parecer bienvenidos— podrian conducir a la agitacién y a tener indios peligrosamente independientes. Los espafioles no comprendian del todo qué estaban viendo, pero tem/an por sus vidas. Un pregonero encabezé la procesién a la horca, anunciando que se estaban cumpliendo los deseos del rey y repitiendo la promesa de que las aduanas, la alcabala y la mita serian de ahi en adelante abolidas. Tupac Amaru le ordend hablar en quechua, una lengua que nunca se usaba en eventos o documentos ofi- ciales.'° Los tres curas acompafiaron a Arriaga, rodeados por soldados. Una vez en la horca, estos Ultimos Ilevaron al personal de Arriaga a su lado y forzaron al corregidor a reemplazar su uniforme militar por el habito de penitencia de la orden franciscana. El esclavo negro de Arriaga, Antonio Oblitas, fue forzado a servir de verdugo. En el primer intento, cuando tiré para elevar al corregidor, la cuerda se rompid, y esclavo y amo se desplomaron. Oblitas recibié varias cuerdas mas para llevar a cabo su tarea, y ciertas personas que se hallaban cerca de la horca, algu- nas de ellas partidarias de Arriaga, llegaron a tirar de ellas. Todos los que comen- taron el evento sefalan el silencio sepulcral. Un testigo afirma que algunos indios pasaban por el cadaver de Arriaga y se burlaban en quechua: «Judio, gno solias hacer esto?» [gJudio manachu caita rurahux canqui?}».'* Como sucederia a lo largo de todo el levantamiento, Micaela tuvo un rol activo en este ajusticiamiento, En un informe del hecho se mencionaba que «excede en espiritu y malicia a su Marido: ella tuvo la maior inteligencia en el suplicio del correg. Arriaga y en medio de la flaquesa de su sexso, esforsaba las diligencias injustas de aquel omicidio cargando en su misma mantilla las Balas nesesarias para la guardia»."° Las especulaciones sobre por qué Tupac Amaru y Micaela Bastidas habian ejecutado al corregidor Arriaga circularon como una tormenta por la multitud ese fatidico 10 de noviembre. Desde ese dia, la gente no ha cesado de preguntarse el motivo. Entonces y hoy, se han esgrimido razones que van desde lo personal (una cuestién de resentimiento) hasta lo macropolitico (el debilitamiento del do- minio hispano). Por supuesto, la biografia de Tupac Amaru es fundamental para la explicacion. El kuraka habia presenciado las peores formas de la explotacion espafiola del pueblo indigena y se encontraba cada vez mas presionado para cumplir sus deberes como intermediario entre el mundo quechua y el espafiol. Su

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