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TORRE ROJA, alpartirde 7 aios Para Claudio no fue nada facil convertir- se enel hermano mayor de un bebé. :Por ‘qué?, te preguntaris. Pues cuando te lle- gue un hermanito lo sabrés, aunque para entonees seri demasiado tarde, pues el bebé ya habrétlegado y sera imposible develverlo, Dimitir Inkiow naci6 en Bulgaria pero 1. Alemania. Trabaja para la radio y evisiGn y exeribe libros para ninos, entre ellos Yo y mi hermana Clara, Clora y el gato Casimino y jHurra! Tenemos nr bebe!, que también forman parte de la coleccién Torre de Papel. 1: organs con Ses seece Srnec 9 || a 1aes {HURRA! SUSANITA YA TIENE DIENTES DIMITER INKIOW: {HURRA! SUSANITA YATIENE DIENTES DIMITER INKIOW vata 3. suerte Yer Traduccién de Rafael Arteaga ustraciones de Michaela Reiner aaa cigalin Henk RBA SCSANEDAS TNE "pagan de ely Yi eth, "opine ec per br Tage Sega ‘appro apricot ede algae ered Nena A AAS Bou, Colon conalonrl ls roc manne so petnbe watts tor, recor seat =ooee aoe ae eo ee iene tie Sarees oa tna i a aoe Bison a Vv CONTENTAO No es faci] ser hermano’ snayor De. cémo me tapo.los ofdos con: «orapax» Imaginense, Susanita- durmié toda la noche, sin interrupcién Para los bebés no todo es color de rosa De por qué me regafiaron y me pusieron un une a-causa de Susanita 13 Hd 27 @ Be a inteligente 4 © vil -Auto-auto 55 iE corral.” BH | S€ De-cémo Susanita se my convirtié en una nifita Do x: La salchicha en la'baitera 77 “E08 dientes ‘de Susanita 85 yor de.un' bebé. A veces ‘Antes.de que naciera-4 oa nita no podia imaginar lo dificil que. * serial 7Pero por qué? Pues cuaridd:te dlegue un hernianitoto verés, aunque. Para entonces sera demasiads tarde oe . pues el bebé ya habré llegado-y sera wo imposible devolverlo. Te lo digo. {Te vas a sorprender! Aunque e] -bebé- sea.‘calvo y: no tenga dientes, como el abuelo, todos _ a —_ a urement de prontort se ‘habed feedad toda el nuindo ciego, pies todos vsti: cantados con ese bebé ‘fan’ fed) ese bebé que yo habia deseado tanto, mi me.” Grlan-pelitos. Ojalé sea asi. Yo Me preguntaba si tendria el pa- fal limpio le dije yo. 28 —é¥ es que ella no avisa cuando tiene ganas de iral bana? —No. Es demasiado pequeiia toda vie, “ Gn seguridad tu'cisa huele hoe ‘ible, Ses "SA veces, ‘cuande mama lecoimbia el paaal, : “<2 Bok qué rio le enserias a avisar cuando tenga ganas? es Porque todavia es muy pequefa, = Babe gaicar ya” Claro quié"st. Gatea par todo el spartamento como tn cucarrdn. —Enioncés ya no és tan pequefia jo Pedro—y sf le puedes eisefnar a dvisar ‘cuando tenga ganas. —No lo crea: Todavia ‘no puede hablar. Lo dnico que dice es «aaaaan, 00000» y «aadauuuen, —iEso es precisamenie’lo gue es- toy diciéndot Ella deberia decir' NO PUEDAN HABLAR! Sin embargo, Pedro y yo no estaba- mos demasiado ‘tristes por los rega: ios 0 por los unos. —Algo ‘asi le puede pasar a cual- quiera —dijo Pedro. Yovestuve de acuerdo: —Nosotros no hicdmos nada malo. No. Nosotros sélo hablames to- do el tiempo. Si, pero muy bafito. —¢Alguien de ta clase se quejé? —No, nadie. Entonces la maestra no tenia’ ra- zon para regaharnos. —Yo apino lo mismo.. —Se lo contaré a mama... Yotambién,... -—Ta me servirds de testigo: {Claro! Y ti serés mi testigo. —iSeguro! —Y ahora gqué hacemos? —Ta vienes conmigo a casa para que ambos le ensenemos a Susanita a avisar cuando tenga ganas de ir al bafo. Si fo logramos, mamé se ale- staré muchisimo. - Claro que lo vamos.a lograr — dijo Pedro. Entonces fzimos a casa. Susana dor- mfa como un angelito en su cunita. Qué bueno ‘qe hayas venido temprano —dijo: mamé—. Susanita acaba'de quedarse dormida. Segura- mente va a dormir un’ buen rato. Yo iré a hacer mercado y'té te quedarés aqui. 40 —Si, mama. —Y, por'favor,:no:hagas ruido para que:no.sedespierte. Si, mama. Mamé no:habla.acabado.de.cerrar Ja pueita,: cuando Pedro prégntd: —{Qué hacemios.ahora? —Tenemos pie “hacer niido para qtie:Susanita see. despierte. Luego le ensefiaremos qué Uebeidecir-ciando :tenga ganas. De'inmediato-empezamos a hablar en voz alta. Prendimos.el radio, pero mi hermanita Susana inada.que se despertaba. _ —iHolaaae! —exélamé al pie de su cama—.,jHolaaaa, Susanitaaaa! ¥ con-todo:y eso Susanita siguis durniiendo. -iQuépodiamos hacer? —jSabes qué? —dijo:Pedro—,:Ha- gimosle cosquillas en la punta de‘la nariz. Eso' hace-gue tos bebés.se.des- pierten inmediatamente. Empezamos, pues, a ‘hacerle :cos- 4 quillas a Susanita en la punta de la nariz. ~.(Holaaaa, Susanaaaaa! En vano, Susanita lo tinico que hizo fue voltearse para el otro lado. —jHolaaaa, Susanitaaaaa! Despiér- tate, pequefia. Te vamos a ensefar algo maravilloso. {No quieres? Yo hablaba y hablaba, pero ella no se despertaba. —{Sabes una cosa? —propuso Pe- dro—. Saquémosla de su cunita. Asi tendra que despertarse. —Bueno —aprobé yo. Saquémos- fa de su cuna. Eso hicimos. Pero entonces Susanita empezé, de pronto, a llorar terriblemente. Tan te- rriblemente que no podiamos hacerla callar. —jCalmate, por favor! "—lé decia yo. Susanita, deja de llorar, por fa- vot, 0 Pedro no te podré ensefiar lo que vas a decir cuando tengas ga- nas... —Uuuuunuaaaaaaal iUutuuurcutniaaaaaaaaaaal i{Uueveuuuuenuunuaazaacaaal Nada ni nadie podian hacerla ca- Har, Por el contratio, cada vez lloraha nds fuerte: —Uauuuuuuuuuaaaaaaaaaaal i{Uauuuuuuaaaaaaaaaaaaal Pedro y yo.estébamos désespera- dos. ~iSusanita linda, no lores més,, por favor! —jUuauuuuasaaaagaaaal Ella no nos ofa. Fstaba colorada y chillaba tan duro, tan duro, que pen- 286 que se.iba a quebrar algiin vidrio de la ventana, De'pronto Pedro me dijo: —Sabes?- Tengo que irme a casa. No me puedo quedar tanto tiempo aqui. Y se fue. _—lEsperal —Je grité yo—. jEspe- raaaa! AyGdame a levarla otra vez a sui cama. —iUuuuuuuaaaaauuuuuu! —llora- ba Susanita—-. {Uumuuuaaaaaaa! Cada vez Sloraba més fuerte. Era insoportable. —Susanita querida, tienes qué dar- mirte otra vez —le decia yo tratando de convencerla. Sin embargo, ella seguia lorando sin-parai. 2Qué podfa hacer en esas ciréuns- tancias? Yo ya tenia dolor de cabe- za. Entonces the acordé del «oropax». Con él me atarugué los ofdos y ésa fue mi salvacion, Naturalmente tampoco of cuando mama tocé a Ia puerta. Ella misma tuvo que abrizla, a pesar de que trafa dos bolsas llenas de alimentos. —Dime una cosa—me pregunté—: {Es que te volviste sérdo 0 te pusiste algodén en los dos ofdos? —No. «{Oropax! le respondi, Naturalmente no-le conté a mama por qué Susanita lioraba tan horrible- 45 i CAPITULO VI mente. Yo le dije que se habia desper- Cae moe Sy. S iA veces es bueno'que los bebés no ~_sepan hablar! i SUSANITA ES UN : BEBE INTELIGENTE Yo Je conté a mama que hay un bebé que todavia no camina, pero’ que avisa siempre que tiene ganas de ir al baiio. —No digas tonterias —dijo ella. -—Si, mamé, jde verdad que sit —Quién te metid esos cuentos en Ta cabeza? ~-Pedro. El conoce al bebé. Mamé no me queria creer. Por eso decidf ensefiarle a Susanita’a portarse como el bebé que Pedro conoce. Se- guramente ella no era menos inteli- egente que é1. A lo mejor era mas inte- ligente. Yo lo intenté cada vez que mama no estaba en casa. Mira, Susanita, cuando tengas . ganas, debes decir «a-a, y luego ha- cet fuerza como se debe. jAsi! Yo me acurrucaba frente a ella y hacfa fuerza con todas las dela ley, de manera que hasta la cara se me ponia, colorada. Susanita chupaba su bibe- r6n y refa. Ella ya podia sentarse y sostener su biberén-cuando no estaba demasiado leno. Su calvita se po- Blaba cada vez mas de cabelio rubio y ~ suave, y yo se [a acariciaba todos los dias; su rostro se iluminaba de alegria y ella comenzaba a agitar sus pierni- tas. jEra muy divertido! Estiraba sus manitas hacia mi, y-cuando tocaba mi nariz o mi cabello, me agarraba con todas.sus fuerzas. Queria que fa sa- cara de su cunita y me pusiera a jugar con ella, o que.gatedramos juntos por el apattamento. 48 Cuando gateaba refa siempre a todo pulmén. ~—jAhora te voy a agarrar, te voy a agarrar! —gritaba yo,’y me ponia a gatear detras de ella. Susana gateaba y Jevantaba su co- lita envuelta en pafales. No me parecia bien que Susanita Niecesitara paftaies todos-los dias, jSon tan ‘caros! Mama siempre sus- pita profundamente cuando tiene que comprar panales nuévos. --Un paquete de pahales cuesta tanto come treinta-botellas de leche —dice. éCéme les parece? Y Susanita consurnia pariales como “panes Calientés. No tenia idea de lo ‘aro$ que son. Yo pensaba, horroti- ‘zado, que lo que salfa dé su rabito nos costaba mucho mds que lo que ella se comia, Las cosas no podian seguir asi. Te- "hia-que practicar- mucha con ella para que aprendieya a decir «a-a» cuando tuviera ganas. —Mira,. preciosa | Susanita: iObsér- vanie bien! Tienes que decir «a-a, a-a» -Cuarido tengas ganas. «Aa-aaa-aaa- aaa». ¥ luego te quitaré el patal, zme entiendes? Y luego harés pipf o-una . montaiiita-en tu pequefia bacinilla “Me entenidiste? Ella decia; —Ga-ga ; —Por favor, no digas «ga-gan, sino caran. Y haz fuerza muy juiciosita, asi como yo: «Aaa-aaa-aaa». —Ga-ga-ga... —No «ga-ga-gan, -sino «aaa-aaa- aaan,y haz fuerza, {8° —iGa-ga! —Yo no-digo «ga-ga» sino «aaa - aaa -aaa». —jGa-gal —Nitia, zacaso eres boba? {Quieres que me enoje? —Ga-ga-ga... 51 ~iPor qué no entiendes? «Aaaa- aaaa-aaaal» —exclamé. ¥. de pronto vi que ‘su carita se Ponfa roja. Muy roje. Seguramente tan roja como la mia cuando hacia fuerza frente a elia. De pronto dijo: —iAaaa-aaaa-aaaa! iCaramba, al fin habia ‘entendido! —jAaaa-aaaa-aaaal Y lo volvié a decir y su carita se puso todavia més coldrada, —iFspera, Susanital —exclamé—. iEsperaaaa pues tengo que traerte una bacinillital Salf disparado a traer una bacinilla, pero me di cuenta de que no tenfa- mos ninguna. Y no teniamos una Porque mamé opinaba que Susanita era aan muy pequeria: para necesi- tarla. 2Qué debia hacer en aquel trance? Mama habia salido de compras y yo me encontraba en casa solo con Su- sana. No habfa duda de que me habia entendido pues en Ia habitacién ya empezaba a sentirse un olorcillo bas- tante peculiar. Susanita habfa esperaco que yo le Nevara una bacinilla, pero, como yo no regresé, lo habia hecho en su pan- taloneito. De eso no habla duda. La pobre empez6a gemir y luego a Morar desconsolada- Con seguridad estaba muy desilu- sionada de mi. Mas tarde mamé encontré una montafita en el panal de Susana, tal como yo espefaba. Sin embargo, no quiso creer que Susanita hubiera anunciado su gran operacién con un «aaaa-aaaa-2aaan. CAPITULO Vi hee, iy» AUTO-AUTO Desde que mi hermanita se'sienta y gatea, ya no quiere quedarse en su camita. Quiere que mamé la cargue.” Quiere salirse de su cuna, A veces yo ia paseo en brazos por él apartamento y le muestro las habita- ciones. «Esta es la sala, ésta es la cocina y éste es mi cuarto», Pero Su- sanita ha crecido tanto que yo yanola puedo llevar en brazos, por mucho tiempo. Por Jo’ menos’ no’ tanto tiempo como ella quisiera. Si la: car- gara tanto como ella quiere, no po-

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