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DESDIBUJANDO LAS FRONTERAS: ESPACIO PUBLICO Y VIDA PRIVADA Este trabajo surgié de mi insatisfaccién ante una postura critica que aparecié en el discurso arquitecténico hace unos 4afios. Criticos e historiadores empezaron a ver como miiltiples versiones de un parque tematico las cada vez mas espec- taculares y centralizadas zonas de ocio y consumo —bulevares comerciales elegantes, enormes centros comerciales, mercadillos festivos. Segiin Michael Sorkin, uno de los primeros tedricos en este terreno, estos fragmentos de ciudad sucedéneos y privatizados lugares pseudopiiblicos~ se caracterizaban por el consumo, la vigilancia, el control, y una simulacién ilimitada, Incluyo mi propio trabajo en este cuerpo eritico; contribut con un capitulo al libro de Sorkin Variations on a Theme Park: The New American City and the End of Publie Space,’ concluyendo que el mundo entero se habia convertido en un gigantesco centro comercial. Lo que me preocupa realmente, mas que la emergente sensibilidad hacia el parque tematico reflejada en estos estu- dios, es una parte del subtitulo del libro, «Elfin del espacio piblico», que resume un temor reiterado por muchos otros crt ticos, urbanistas y arquitectos. En su ensayo en el libro de Sorkin, Mike Davis expresa su alarma ante la sdestruccién de cualquier espacio urbano verdaderamente democritico».’ Es facil encontrar pruebas que sustenten este argumento. La ciudad de Los Angeles, por ejemplo, ¢s a menudo eitada como demostracién extrema det declive del espacio piiblico. Los ‘pocos fragmentos del espacio piblico tradicional que atin existen (como Pershing Square, considerada historicamente el foco de la zona comercial del centro de la ciudad, y reformada recientemente por Ricardo Legorreta) estan siempre desier~ tos, mientras que Citywalk, el centro comercial y de entretenimiento con su paisaje urbano simulado, creado por MCA y Universal Studios a partir de un collage de diferentes elementos urbanos, esta siempre atestado de gente. La existencia y popularidad de estos espacios publicos comerciales se usa para articular un discurso generalizado sobre la pérdida, que contrapone la actual degradacién del espacio piblico con épocas y lugares dorados ~el agora gr «ga, las cafeterias del primer modernismo en Londres y en Parfs, la piazza italiana o sencillamente la plaza urbana. Este discurso habla nostélgicamente de estos espacios como lugares anteriormente vitales de la democracia en los que, supuestamente, se desarroll6 el discurso publico cohesivo, y culmina inevitablemente en la crisis contempordinea de la vida y el espacio piiblicos, una crisis que pone en peligro las mismias ideas e instituciones democraticas. Se hace dificil discutir los sintomas descritos por estos eriticos, pero no estoy de acuerido con las conclusiones a las ‘que llegan, Esta percepcién de la pérdida se origina en unas definiciones extremadamente limitadas de los eonceptos de espacio y ptiblico que se derivan de la insistencla en la unidad, el deseo de categorias fijas de espacio y tiempo, y unas nociones de lo privado y Io piiblico rigidamente concebidas. Estos criticos, al buscar un espacio ptiblico tinico y omnia~ barcante, acaban confundiendo los espacios piiblicos monumentales con la totalidad de los espacios puiblicos. En este sentido, los eriticos del espacio piiblico siguen muy de cerca las conclusiones de sociélogos como Jirgen Habermas y Richard Sennett, cuyas descripciones de la esfera puibliea comparten muchos supuestos. Habermas describe una esfera publica arraliada por el consumismo, los media y el estado, mientras que Sennett lamenta, en el mismo titulo de su libro, el declive del hombre piiblicos. La palabra hombre muestra otro presupuesto clave de esta posicidn: una ineapacidad de concebir la identidad en términos que no sean universalizadores, Sea con el universal hombre, eiudadano, consumidor 0 turista, esta identificacién del sujeto pone como principio una condicién normativa de la experiencia, No es sorprendente, asf, que las implicaciones politicas que se siguen de las valoraciones abrumadoramente negati- ‘vas del discurso de la pérdida sean igualmente negativas. Estas valoraciones llevan implicita una forma de determinis- mo histérieo que sugiere la imposibilidad de la lucha politica contra las que Mike Davis llama «fuerzas inexorables».* EL consumidor universal se convierte en la victima universal, indefensa y pasiva ante las fuerzas del eapitalismo, el con- sumismo y la simulacién, Esta tirania se agrava por la falta de una conexién clara entre el espacio piblico y la demo- cracia, La conexién intima entre ambos es plenamente asumida y, sin embargo, nunca se especifica exactamente en qué consisten sus afinidades, lo que hace todavia mas dificil imaginar la oposicidn politica al centro comercial 0 al parque tematico, 1. Mehl erin Frio heme Park: The New Amarin Cian ie En of Publ Span New or, an Wang 180 2 the Devi fess Un Anges The ttaanton of Urb ps Sern, ration on a The Pu, 155, 5. Vanesa tubers, Te Sera Tranormaton the ube Spee ng nt Ctr of Horo cy, Cartridge, Mas MIT Pes 189 ica Sent, ‘he Pt Pues ew Yor, Yn Beds 178 MARGARET CRAWFORD pesimismo y ambigtiedad me levaron a buscar un marco alternative ~una nueva manera de conceptualizar el espacio pablico y un nuevo modo de interpretar Los Angeles, Este ensayo representa una sfntesis de mis intentos de volver a pensar lo piiblico, el espacio y la identidad. La investigacién revel6 que una gran cantidad de activi- dades pliblicas estaban teniendo lugar de manera simultdnea en Los Angeles, actividades que redefinian continuamente lo piiblico y el espacio a través de la experiencia vivid. En solares vacfos, aceras, parques, y solares de aparcamiento, ‘estas actividades estén reestructurando el espacio urbano, abriendo nuevos terrenos poltticos, y produciendo nuevas for~ ‘mas de ciudadanfa insurgente, Pensar de nuevo «lo ptiblico» EL articulo de Nancy Fraser «Rethinking the Public Sphere> supuso un importante punto de arranque para mi investiga cién’ Sus argumentos fundamentales aclaran las limitaciones politicas y tebricas de las formulaciones imperantes de «lo piiblicos, Fraser reconace la importanela de la caracterizacién de Habermas de la esfera piiblica como umn ambito de rela- ciones di eptualmente independiente, tanto del estado como de la economia, pero cuestiona muchos de sus presupuestos sobre una esfera publica universal, racional y no confi Habermas enlaza la emergencia del «modelo liberal de la esfera piiblica burguesas en la Europa moderna con el desa- rrollo de los estados-nacién, en Ios que la democracia era representada por unos derechos universales aceplados colect vamente y aleanzados mediante una politica electoral. Esta versiGn de la esfera pdblica enfatiza la unidad y la igualdad ‘como condiciones ideales. La esfera publica se presenta como un «espacio democritico» en el que todas los ciudadanos tenen derecho a vivir. En este espacio, las desigualdades sociales y econdmicas se dejan de lado temporalmente con el fin de determinar un bien comin, Los asuntos de interés comin se tratan en un debate piblico racional, desinteresado y vir- tuoso, Sin embargo, este modelo, al igual que el frecuentemente citado ideal de democracia griega, se estructura a partir de significativas exclusiones. En Atenas, la participacién estaba tedricamente abierta a todos los ciudadanos, pero en la prdctica, la mayoria de la poblacién ~mujeres y esclavos~ era excluida; no se los consideraba , Para la mayorfa de los habitantes de Los Angeles, estos espacios constituyen el entorno cotidiano de abundantes y regulares desplazamientos al trabajo, al supermercado, a la layanderfa o al videoclub. Contexto de miiltiples transacciones sociales y econémicas, estos lugares triviales sirven como Intersecciones primarias entre el individuo y la ciudad, Creado para verse y desplazarse por él desde vehiculos en movimiento, este paisaje cotidiano existe para alojar et automdvil, que ha producido la forma desparramada de la ciudad. Conectada por una creciente red de calles y autoy las, la ciudad de Los Angeles se extiende en todas direceiones con pequefias variaciones de densidad 0 de forma, Experimentado mediante el automovil, ¢1 autobas o incluso el carrito de la compra, este entorno tiene la movilidad como elemento definitorio. En é1 Ia vida cotidiana se organiza a partir del tiempo mas que del espacio, se estructura alrededor de itinerarios diarios, con ritmos impuestos por pautas de trabajo y ocio, dias laborables y fines de semana, y los gestos repetitivos de los desplazamientos y el consumo. ileal, Cte Borda Lit Landon, Yrs 10 and steam pio ia as Contrastando con la fluidez de esta estructura urbana, la estructura social de Los Angeles estd fragmentada; se trata, més que de una tinica ciudad, de un conjunto de microciudades definidas por fronteras visibles ¢ invisibles de clase, raza, etnia y religién, Esta gran variedad de identidades produce un intrincado paisaje social en el que las culturas se consoli- dan y se separan, reaccionan e interaccionan de modos complejos e imprevisibles, Las diferencias espaciales y culturales ‘se dan incluso en el interior de cada uno de estos grupos. Bl adjetivo latino, por ejemplo, describe el grupo étnico domi nante en la actualidad, pero oculta las importantes diferencias entre mexicanos ¥ cubanos, por citar un caso, 0 incluso centre los inmigrantes recientes y los chicanos de segunda o tercera generacién, La movilidad también prevalece aqui. Los inmigrantes recién llegados de Centroamérica tienden a instalarse en barrios afroamericanos. Afroamericanos y latinos ‘compran en tiendas coreanas y vietnamitas. Otras dreas de la ciudad, antes completamente blancas, luego fundamental- ‘mente latinas, son ahora bésicamente asiaticas. Estos grupos por lo general claramente delimitados se unieron ~intensificados y politizados~ en los disturbios urba- nos de 1992, Seguin la nueva deflnicisn de la esfera publica propuesta por Nancy Fraser, esos acontecimientos pueden con- siderarse como una forma de expresién piblica que produjo un discurso allernativo sobre lo ptiblico y sobre el esp ‘Tanto las causas directas de las revueltas como su expresin estaban intimamente entrelazadas con la vida eotidiana, Para Rodney King, un viaje por la autopista acabé en una violenta paliza que conmocioné al mundo. El acto cotidiano de com- prar una botella de zumo en la tienda de la esquina acab6 con la vida de Latasha Harlin, Los yeredictos en los juicios de Harlin y King provocaron un interés piiblico desbordado, Reivindicaciones miltiples y rivales (algunas altamente especi- flcas y otras apenas articuladas), un instante esponténeo e indefinido de expresion piiblica, estall6 en las calles y aceras de Los Angeles. Las afroamericanos, la mayorfa de los cuales Hamaron a la sublevacién «los disturbios de la justicla», se lanzaron contra el sistema de justicia penal. Los derechos civiles universalmente definidos se mostraron inoperantes para condenar el racismo manifiesto del Departamento de Policia de Los Angeles y del sistema judicial, racismo que para muchos constituia una violacién de los derechos fundamentales de los ciudadanos. Los disturbios sacaron a la luz problemas econdmicos com la pobreza, el desempleo o la dificultad para conseguir autonomfa econ6mica, todo ello exacerbado por la recesién econdmica y los efectos a largo plazo de la desindustrializa- ‘in, La revuelta revelé también la complicada dindmica racial de la ciudad: el 51 %9 de los detenidos eran hispanos (y de este grupo, la mayorfa eran innigrantes recientes) mnfentras que s6lo un 54% eran affoamericanos. De este modo se en- frenté a los inmigrantes entre si. Que las tiendas coreanas fueran el foco de muchos de los incendios y saqueos que se dieron durante las revueltas es una buena muestra de ello. El automévil desempené un papel fundamental en los disturbias, desde el acto inicial de sacar a Reginald Denny de ‘su camién hasta la rpida expansion de los saqueadores que se movian en coche por toda la ciudad. Los espacios dedi- cados anteriormente a los coches ~calles, aparcamientos, espacios dedicados a mereadillos populares y reas comer: ciales a pie de carretera se transformaron temporalmente en lugares de protesta ¥ rabia, en nuevas zonas de expresién piiblica. Espacios publicos cotidianos Los disturbios subrayaron la intensa capacidad de los espactos cotidianos para convertirse, aunque sea brevemente, en espacios en los se conjuga Ia experiencia vivida y Ia expresién politica. Este ambito de vida piiblica se encuentra fuera del dominio de la politica electoral y del urbanismo, y representa una reestructuracién del espacio urbano llevada a cabo de abajo hacia arriba ms que de arriba hacia abajo. En contraste con los espacios piiblicos normativos, que producen la ideo- logia dominante, estos espacios contribuyen a desestabilizar el staiu quo. En diferentes dreas de Ia ciudad, los espacios corvientes se transforman en espacios especificos para el debate publico y la lucha sobre temas como la partieipacisn eco- rnémica, la democracia y la afirmacién publica de la identidad. Sin pretender representar el tinico espacio piblico posible, ‘estas actividades miiltiples y simultaneas construyen y revelan una ldgica alternativa del espacio pblico. Entretejidas en las tramas de la vida cotidiana, es dificil incluso reconocer estos lugares como espacios puiblicos. Lugares triviales y comunes, solares vacios, aceras, jardines delanteros de las casas, parques y aparcamientos son reivindicados ‘como espacios con nuevos usos y signifieados por los pobres, los recién inmigrados, ls vagabundos e incluso la clase media, Estos espacios existen fisicamente en los intersticios de lo privado, lo comercial y lo doméstico’ Ambiguos e inestables, des- dibujan nuestras comprensiones establecidas de estas categarias de modos a menudo paradéjicos y adoptan significados iiltiples y constantemente movedizos més que claridad de funcién. En ausencia de una identidad distintiva propia, estos espacios pueden configurarse y redefinirse a partir de las actividades transitorias que acogen. Libres de los dictados de la forma construida, se convierten en lugares de reunién para la expresién de nuevos significados a través de los individuos y {grupos que se apropian de ellos para sus fines.“Aparentemente vaclos de significado, adquieren significados constantem te cambiantes ~social,estético, politica, econémico— a medida que los que los usan los reorganizan y reinterpretan, ‘Temporalmente, los espacios catidianos existen entre los usos del pasado y los usos futuros, a menudo con un estatus ye-no-y-todavia-no propio, con una cardcter latente como valores inmobiliarios que algin dia puede desarrollarse. Las ‘actividades temporales que tienen lugar en ellos siguen también distintas pautas temporales. Sin horarios fjos, producen sus propios ciclos, aparecen, reaparecen o desaparecen dentro de los ritmos de la vida cotidiana. Fl uso y la actividad que cn ellos se dan varia segiin las estaciones, ¢1 dia de la semana e incluso la hora del dia. Debido a que se pereiben siempre en estados de distraccién, sus significados no se hacen evidentes inmediatamente sino que se encuentran desplegados entre los actos repetitivos de la vida cotidiana. Conceptualmente, estos espacios se podrian identificar con lo que Edward Soja, siguiendo a Henri Lefebvre, llamé vel tercer espa coategorla que no designa ni el espacio material que experimentamos, ni una representacién del espa- cio,’ El tercer espacio es en cambio un espacio de representacidn, un espacio abierto a la posibilidad de nuevos significa- dos, activado a través de la accion y la imaginacion social. Una gran cantidad de actividades piblicas estan transforman- do actualmente los espacios cotidianos en Los Angeles, entre ellas, los mercadillos domésticos y las ventas ambulantes. Mercadillos domésticos Una consectencia inesperada de la recesién de los afios ochenta y del colapso del mercado inmobiliario en el sur de California fue la proliferacién de las ventas de objetos usados en las casas particulares, incluso en las zonas més aco- ‘modadas de la ciudad. A medida que un niimero creciente de gente se iba encontrando sin trabajo o subempleada, la lucha por conseguir ingresos suplementarios convirtié estos mercadillos en acontecimientos précticamente permanen= ts, especialmente en la zona oeste de Las Angeles. Cludades como Beverly Hills han dictado ordenanzas que limitan el rimero de ventas en casa a dos por afo. El jardin delantero, un territorio ambiguo ya de por media entre la privacidad de la vivienda y el cardcter publico de la calle, Originariamente un espacio ornamental, este jardin se activa en la medida en que las ventas vuelven la casa del revés y exponen el interior en el exterior. Mostrar las posesiones anticuadas, que habian sido hasta ahora el contenido de armarios y cajones, ala vista de todos y para la venta, transforma el jardin vacio en un espacio de representacién, Muebles viejos, baratijas y ropa se vuelven accesibles de pronto a cualquiera que pase, mezclande lo pablico con lo extremadamente privado. Los mismos factores econémicos {que produjeron estos mereadillos en los patios, crearon también su clientela ambulante, compradores que viajan por toda la ciudad busedindolos o que los deseubren casuialmente en ¢l trayecto hacia cualquier otra parte. En el barrio mexicano de East Los Angeles, con una poblacién menos acomodada y propiedades inmobiliarias de poco valor, el comercio y la domesticidad han coexistido durante mucho tiempo. Una reestructuracion fisica mds permanente bart Tipe our Lng and ter ea and aged ce, NewYork, Bs ache, 106. ha tenido lugar en este barrio, generada por una serie de necesidades sociales y econémicas evidentes: el jardin delan- {ero se ha cereado con una valla que delimita un recinto cerrado. La valla configura una relacién mas compleja entre el hogar y la calle. Diferentes configuraciones de la casa, el jardin y la valla ofrecen espacios fexibles que se pueden adap tar fécilmente a fines comerciales. La misma valla se convierte en un expositor para anunelos o articulos en venta, La Pavimentacién del jardin, una préetica muy extendida, crea una tienda al aire libre. Para las mujeres latinas que no tra bajan fuera de casa, tos mercadillos domésticos se han convertido en un negocio estable. Muchas de ellas han pasado de reciclar articulos usados a comprar y revender ropa de fibricas cercanas, Los garajes son a la vez tiendas y armarios, ¥ ‘ademas conectan lo comercial y 1o doméstico y producen un espacio puiblico para las mujeres del barrio. Los hombres uusan estos garajes como talleres mecdnicos. Estas actividades atraen a otros hombres del barrio y se crea un Ingar de reunién que es asimismo doméstico y comercial Vendedores ambulantes A lo largo de la ciudad, vendedores ocasionales se apropian de espacios marginales y bien situados, escogidos por su acce- sibilidad: esquinas, aceras y aparcamientos o solares vacios que estén a menudo rodeados por vallas de tela metélica, A través de los articutos que exponen, los vendedores dan a estos espacios urbanos las cualidades de un espacio doméstico, Vestidos de segunda mano que provienen de innumerables armarios forman tn mural de identidad femenina, Aifombras baratas ocultan la aspereza de la tela metdlica, cubriendo la valla con las suaves texturas y los brillantes estampados del imerior, definiendo una sala de estar colectiva y urbana y evocando miiliples espacios de residencia, en una analogia con Ja diversidad de la ciudad, KI delicado diseilo de los encajes, las flores y los cojines, la suavidad de las camisetas y los animales de peluche ~toddo evoca la intimidad del interior mas que I tierra de nadie de la calle. En los lugares ptiblicos, objetos familiares tales como mesas, sillas, y ropa de mesa, normalmente vistos en el interior de las casas, transforman espacios abandonados 0 en desuso en islas de ocupaciéin humana, Un intercambio comercial y social, incluyendo el de Jos mensajes transmitides por camisetas y pésters, tiene lugar en estos espacios. Fl uso transitorio que los vendedores hacen de ellos los secuestra y les cambia el significado. Los espacios poseidos piblicamente son brevemente habitados or los eiudadanos; los espacios privados experimentan una desmercantilizacién efimera, Alejados temporalmente del ‘mercado, estos espacios representan ahora mucho mis que valores inmobiliarios potenciales, Estas ventas ambulantes definen una economia compleja y diversificada, basada en el microcomercio, el produccién doméstica. Como Ios mercadillos domésticos, mds que constituir un verdadero trabi mentar los ingresos -o, lo que es més probable, sostienen solo la mas marginal de las existencias, Las distintas formas que toman estas ventas a lo largo de la ciudad expresan piblicamente sus miiltiples narraciones sociales y econdmicas. En los barrios habitados por inmigrantes de Centroamérica, las mujeres preparan envasan comida y productos artesanos en casa para venderlos en la acera y extienden asi la economia doméstica al espacio urbano. Las tragedias sociales de la inmi- sracién @ Los Angeles se expresan a diario en las calles. Los omnipresentes vendedores de naranjas, que se pueden encon. trar por toda Ia ciudad en las medianas de las carreteras, son recién Ilegados indocumentados que trabajan para poder Pagar al enyote que les ayudé a eruzar la frontera. Otros inmigrantes se dedican a las ventas en la calle para disponer de movilidad econdmica, alternativa al trabajo explotador en las fébricas, que pueda conducir a conseguir una parada en un mereadillo o una pequeia tienda. Tanto los vendedores como sus mereancias se pueden interpretar como mensa- jes locales que reflejan las necesidades econémicas y los Valores culturales de un barrio. ender en propiedades puiblicas, calles y aceras es ilegal en la ciudad y el condado de Los Angeles. Sin embargo, cuando Dastantes de estos vendedores se congregan en un lugar con suficiente regularidad, cobran poder politica para cambiar la naturaleza del espacio urbano. Coreando ritmicamente «Somos vendedores, no eriminaless, los vendedores centroameri- ‘canos se manifestaron ante la comisaria de Rampart, exigiendo que se les reconociera el derecho a seguir con su acti- vvidad sin ser acosados por la policia, El hecho de que la mayoria de los vendedores estén indocumentados, les hace doblemente ilegales. Los vendedores de Centroamérica se han organizado, han conseguido representacién legal y han presionado a la ciudad para que cambie sus leyes para permitir las ventas, aunque sea de forma controlada. A través de la defensa de su forma de vida, los vendedores estan convirtiéndose en una fuerza econdmica y politica de la ciudad. Democracia y espacio publico ‘Todo esto nos Heva a la cuestion que inicié este estudio:

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