You are on page 1of 179
La Estructura de Poder del Sistema Internacional PORE CCRC Men Mee Memes sel ir Mair] Kepa Sodupe FUNDAMENTOS KEPA SODUPE LA ESTRUCTURA DE PODER DEL SISTEMA INTERNACIONAL: DEL FINAL DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL ALA POSGUERRA FRIA EDITORIAL FUNDAMENTOS, COLECCION CIENCIA Editorial Fundamentos esté orgullosa de contribuir con més del 0,7% de sus ingresos a paliar el desequilibrio frente a los Pafses en Vias de Desarrollo y a fomentar el respeto a los Derechos Humanos a través de diversas ONGs. Este libro ha sido impreso en papel ecolégico en cuya elaboracién no se ha utilizado cloro gas. ©Kepa Sodupe Corcuera, 2002 En la lengua espafiola para todos los patses Editorial Fundamentos, 2000 Caracas, 15. 28010 Madrid. 91 319 96 19 e-mail: fundamentos@infornet. es Primera edicién, 2002 ISBN: 84-245-0938-2 Depésito Legal: M-39,376-2000 Impreso en Espanta. Printed in Spain Composicién: Leire Moure Impreso por: Omagraf, S. L. Portada: Leire Moure. ‘Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizaci6n escrita de los titulares del Copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproduccién total o parcial de esta obra por cualquier me- dio o procedimiento, conocido 0 por conocer, comprendidas la reprografia, el tratamiento infor- mético, y la distribucién de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo piblico. INDICE Agradecimientos.. PARTE INTRODUCTORIA CAPITULO 1: INTRODUCCION . ccccsccscsssssssssssesssessssunssensssissssssssse 17 1. Objetivos de la investigacién ... 18 2. Aspectos basicos de la investigacién... 20 3. La muestra de Estados utilizada 22 4. El plan de esta obra... 25 PARTE PRIMERA EL MARCO TEORICO CAPITULO 2: SISTEMAS, TEORIAS Y ACTORES..u.ucussssssnsnins 31 1, Sistema, estructura y cambio estructural. 31 2, Teorfas de la politica internacional... 37 2.1, La teorfa del equilibrio de poder 37 2.2. La teorfa de la hegemonia 42 3. Actores en el sistema internacional. ssssnannnssniusssninnssnranssnnne 46 CAPITULO 3: POLARIDAD, CONCENTRACION Y DESIGUALDAD: 1. La definicién de Ja polaridad... 53 1.1. Distinguiendo entre conceptos afines 54 1.2. Modelos de polaridad 56 2. La medicién de la polaridad 58 2.1. La seleccién de Jas variables i eesetettttttttttttttaanassnnnn SD 2.2. La medida de proximidad.... 60 2.3. El método de generacién de conglomerados. 62 3. Sobre la concentraci6n y la desigualdad . 64 3.1. El concepto de concentracién... 65 3.2. La idea de desigualdad.. 66 8 KEPA SODUPE 69 4. Medidas de concentracién y desigualdad. 4.2. Indices de desigualdad ... 75 PARTE SEGUNDA LA EXPRESION CUANTITATIVA DE LA ESTRUCTURA CAPITULO 4: CONCEPTO E {NDICES DE PODER RT 1. El concepto de poder.. 87 2. Haciendo operativo el concepto de poder 93 3. Indices de poder . 9% 3.1. Los indices simples 96 3.2. Los indices multiples.. 98 3.3. Algunos ccmentarios sobre los indices multiples. 103 3. La justificacién de un nuevo indice PARTE TERCERA EL ANALISIS DE LA EVOLUCION ESTRUCTURAL CAPITULO 6: UN ESTUDIO DE LA POLARIDAD DEL SISTEMA 125 1, Polaridad y recursos militares. 125 2. Polaridad y agregacién de variable: 130 3, Polaridad general y andlisis de conglomerados 131 4. Polaridad general y polaridad sectorial 137 5. Observaciones sobre la polaridad. 140 CAPITULO 7: CONCENTRACION Y DESIGUALDAD EN EL SISTEMA... 143 1. La concentracién de poder en el sistema... 143 1.1, La evolucién general de la concentracién.. 144 1.2. La concentracién sectorial de recursos. 148 1,3. Midiendo el poder estructural 150 2. La desigualdad entre los miembros del sistema. 153 2.1. La evoluci6n general de la desigualdad.. 154 2.2. La evolucién de la desigualdad por grupos de Estados .. 157 2.3. Estados favorecidos y desfavorecidos .... 161 3. Observaciones sobre la concentraci6n y la desigualdad. 164 fxpice 9 CAPITULO 8: INTERPRETACIONES TEORICAS DE LA EVOLUCION ESTRUCTURAL.. 1, El sistema internacional, 1950-1990... 1.1. E] mundo bipolar de la posguerra... 1.2. La hegemonja estadounidense en el sistema 169 170 176 2.1. El camino hacia la multipolaridad: 2.2. ¢Seré la unipolaridad duradera? 3. Reflexiones sobre las dos teorias realistas. 182 189 197 PARTE FINAL CAPITULO 9: CONCLUSIONES .. 203 IES sass anssaensannnscnnnsssnnssnnnsssnnnsscnnnscnnnsssnssssnssssnssssnssssssesssnssse— 200 Anexo I: Definicién de las variables que componen el nuevo indice de poder.. Anexo II: Célculo del nuevo indice de pode: Anexo III: Estructura de poder internacional, 1950-1995 ‘Anexo IV: Poder y rango de los Estados con arregio a los diferentes indices. 7c é Sl 215 218 jue componen el nuevo indice 228 Anexo VI: Matrices de correlacién de Sperman. 229 Anexo VII: Matrices de correlacién entre los distintos indices 230 Anexo VIII: Andlisis de componentes principales.. 231 ‘Anexo IX: Anilisis de conglomerados: Dendrogramas. 236 Anexo X: Descomposicin del indice de Gini.. 241 BIBLIOGRAFIA cc cccscssstssssssssssssssnsssssssssnsssssnssssussssssssssssisssassssesn 243 to KEPA SODUPE INDICE DE CUADROS Cuadro n.° 6: Tasas de concentracién de los Cuadro n. 7: Poder estructural y dimensién de la bipolaridad de los sistemas A y B.. Cuadro n° 8: Razones de ventaja de los Cuadro n° 9: Variables empleadas en los indices miiltiples .. 71 Cuadro n.° 11: Vectores propios, 1950-1995. 113 Cuadro n.° 12: Matriz de correlaciones medias de Spearman 115 Cuadro n.° 13: Matriz de correlaciones de Pearson... 117 Cuadro n° 14: La estructura de poder del sistema internacional, 1950-1995... 126 Cuadro n.° 15: Gastos militares y armas nucleares, 1950. 1995 ... 128 Cuadro n.° 16: Distancias fundamentales en el andlisis de conglomerados 136 Cuadro n.” 17: Polaridad por areas 138 Cuadro n.° 18: La tasa de concentracién de poder. 145 Cuadro n° 19: Variables que componen el indice de poder ( 149 Cuadro n° 20: Poder estructural y dimension de la bipolaridad.. 151 Cuadro n.° 21: Indices de Gin 154 Cuadro n.° 22: Indices de Gini: Nameros indice: 156 Cuadro n.° 23: Descomposicién del indice de 158 Cuadro n.° 24: Descomposicién del indice de Gini: Valores absolutos y ntimeros indices... 159 Cuadro n.° 25: Descomposicién del indice de Gini: Desglose de los componentes intra e intergrupos (%). 160 Cuadro n.° 26: Razones de ventaja... 163 Cuadro n.° 27: Emergencia de Estados desafiantes 180 Cuadro n° 28: Comparacién entre situaciones hege 195 inpIce INDICE DE GRAFICOS Grdfico n.° 1: Dendrogramas de los Sistemas A y B 64 Grifico n.° 2: Curvas de concentracién de los sistemas A y 2 Grafico n.° 4: Curvas de Lorenz de los sistemas A y B. 81 Grafico n.° 5: Razones de ventaja de los sistemas A y B 82 Grafico n.° 6: Andlisis de regresion entre indices. 118 Grafico n.° 7: Dendrogramas, 1950,1970,1990 y 1995... 133 Grafico n.° 8: Distancia entre los tres tiltimos conglomerados 136 Grafico n.° 9: Curvas de concentracién de poder. 147 Grafico n.° 10: Poder estructural y dimensién de la bipolaridad 151 Grdfico n° 11: Curvas de Lorenz: Indice de poder... 155 AGRADECIMIENTOS Este libro est ligado a la idea de abrir una Ifnea de investigaci6n cuantitativa en Relaciones Internacionales. Son muchas las personas que han colaborado en este empefio. Mencionar a todas ellas darfa lugar a una relacién demasiado extensa. No obstante, he de dejar constancia de determinados agradecimientos, tanto a personas como a instituciones, que me parecen imprescindibles. Debo resaltar la inestimable ayuda prestada por Leire Moure, Alberto Calderero e Izaskun Elizondo. Han trabajado conmigo, mostrando siempre un enorme acierto e interés, durante gran parte del periodo que ha durado la investiga- cién. Sin su ayuda, muy posiblemente, este libro no habria sido una realidad. He de citar también las valiosas aportaciones realizadas en distintos momentos del tiempo por Eduardo Estrade y Jose Antonio Caracena. As{ mismo, es necesario que me refiera a los apoyos financieros recibidos por parte de la Universidad del Pais Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV 111.323-HA 135/96) y de la empresa Iberdrola. He de subrayar, tanto por su entidad como por su duracién temporal, la importancia de los recursos eco- némicos facilitados por la empresa mencionada. De cualquier modo, en ambos casos, dichos apoyos han resultado decisivos para sacar adelante una investi- gacién compleja, laboriosa y de considerable extension en el tiempo. Por tiltimo, he de agradecer las sugerencias realizadas por colegas de mi universidad. Las conversaciones con los profesores Fernando Tusell, Inmacu- lada Gallastegui, Javier Galarraga, Elena Ifiarra y M* Isabel Orueta fueron su- mamente interesantes. No necesito decir que cualquier error de planteamiento es de mi entera responsabilidad. PARTE INTRODUCTORIA CAPITULO 1 Introduccién El libro que aqui se presenta tuvo sus origenes en la conmocién que provoca- ron las profundas dislocaciones polfticas de principios de los afios noventa. No resulta exagerado mantener que estas dislocaciones tuvieron una dimensién verdaderamente histérica. Fue frecuente en aquellos afios manifestar que el sistema internacional de la posguerra habia Ilegado a su término. En muchos casos, en realidad, no se querfa hacer referencia tanto a cambios en el sistema como a cambios en la estructura. Precisamente, una de las primeras ideas que animé este libro consistié en intentar medir las transformaciones estructurales que ocasioné la desaparicion de la Unién Soviética. Esto respondia a un interés por superar las valoraciones meramente cualitativas mediante la introduccién de métodos estadisticos con los que calibrar con mayor precisién la entidad de aquellas transformaciones. Como puede deducirse de estos comentarios, el proyecto deseaba seguir una orientacién netamente cuantitativa. Esta primera idea pretendia ser el comienzo de una linea de investigacién en el terreno de lo cuantitativo. Parecia evidente que un paso previo en esta direccién debia ser la recopilacién de informacién estad{stica. Eran necesarios datos sobre un conjunto de variables relacionado con las transformaciones estructurales aludidas. De hecho, como veremos un poco més adelante, esta recopilacién dio lugar a un ambicioso proyecto de construccién de una base de datos, Pero, a medida que transcurria el tiempo, los objetivos de la investiga- cin fueron redefiniéndose. {Por qué examinar las grandes dislocaciones de los afios noventa en solitario?, zpor qué no adoptar una perspectiva més amplia, contemplando los cambios en la distribucién de poder en un espacio de tiempo més dilatado?, :qué nos dicen las teorias dominantes en la disciplina, vincula- das fundamentalmente al realismo politico, sobre dichos cambios? 18 KEPA SODUPE 1, OBJETIVOS DE LA INVESTIGACION De una manera gradual, por tanto, la preocupacién por las transformaciones estructurales provocadas por la desaparicin de la Unién Soviética fue convir- tiéndose en una preocupacién por la evolucién de la estructura de poder en la segunda mitad del siglo xx. Las posibilidades de andlisis cuantitativo en este periodo de tiempo eran sumamente numerosas. Las preguntas formuladas en el parrafo anterior debian reconducirse hacia hipétesis 0 nuevas preguntas mucho mas concretas. De no proceder de esta forma, los objetivos de la inves- tigacién se situarfan en un nivel de generalidad excesivo. Es cierto que en este proceso de pulir las hipétesis o las preguntas centrales de la investigacién, mu- chos temas de interés tendrian forzosamente que quedar fuera de la misma. ‘Sin embargo, nada impedfa que pudieran ser retomados més adelante. Un primer ‘objetivo de la investigacién concernia al perfil general de la es- tructura del sistema internacional entre 1950 y 1990, La Segunda Guerra Mundial provocé grandes cambios en la distribucién de poder. Las dos princi- pales teorias dentro del realismo, la teorfa del equilibrio y la teorfa de la hege- monfa, parecfan sugerir distintas configuraciones estructurales. La teorfa del equilibrio apuntaba a una distribucién de capacidades o recursos que, en tér- minos amplios, podrfamos denominar mds homogénea. Los autores adscritos a esta teorfa no dudaron en calificar la estructura de bipolar. La teorfa de la he- gemon{a en cambio ponfa el énfasis en la preponderancia de poder. Los parti- darios de la misma eran proclives a destacar las manifestaciones de unipolari- dad. ¢Podia nuestro estudio Megara algin tipo de conclusién sobre esta cuesti6n? Estas preguntas tienen que ver con la estructura general. Pero ademas de esta estructura, cabfa la posibilidad de analizar las estructuras sectoriales. Por estas tiltimas me refiero a las distribuciones especificas en las principales areas de actividad internacional. Autores neoliberales habian criticado las tesis sobre la fungibilidad del poder implicitas en la teorfa realista. A su juicio, la estructu- ra general posefa escasa capacidad explicativa cuando su configuracién no coincidfa con la de las estructuras sectoriales. A las preguntas anteriores habia que afiadir: gcudl fue el grado de correspondencia entre la estructura general y las estructuras sectoriales?, gen qué medida estaban justificadas las criticas neoliberales sobre la fungibilidad del poder? Por otra parte, parecfa evidente que algun tipo de cambio en la estructura de poder internacional habfa acontecido, con anterioridad a las transforma- ciones estructurales de los noventa. Prueba de ello fue el intenso debate que se produjo en torno al declive de Estados Unidos. Para muchos autores, este de- bate posefa un gran interés. La pérdida de peso relativo de Estados Unidos podia tener serias repercusiones sobre el orden internacional surgido después INTRODUCCION 19 de la Segunda Guerra Mundial. En el fondo, el debate estaba asociado a altera- ciones en las posiciones de unos Estados con respecto a otros. Esto permitia plantear la pregunta siguiente: gen qué medida supuso este declive un cambio profundo, de caracterfsticas estructurales, en la distribucién de poder interna- cional? De una manera més general, cabia preguntarse: ¢qué momentos de cambio significativo y de qué intensidad se registraron en la estructura de po- der entre 1950 y 1995?, gcudl fue la naturaleza, conflictiva 0 pactfica, de los mismos? Las referencias al sistema, a la estructura, evocan inmediatamente la cues- tién de las unidades que lo componen. Es preciso sefalar que la teorfa interna- cional muestra un sesgo incuestionable hacia determinado tipo de unidades polfticas. Generalmente, las Relaciones Internaciones han sido entendidas co- mo las relaciones internacionales de las grandes potencias. La disciplina ha estado marcada por la concentracién del interés académico en las dindmicas que se establecen dentro de este grupo reducido de Estados. En el caso de los andlisis sobre la estructura, esto se traduce en que las unidades fundamentales a considerar son los polos, es decir, aquellas grandes potencias con capacidad para condicionar la distribucién de poder, Nuestro estudio ha adoptado un punto de vista critico con respecto a este enfoque tan restrictivo. ¢Es suficiente la consideracién de los polos del sistema para explicar satisfactoriamente la evolucién de la estructura de poder?, ges posible dejar fuera, sin que ello tenga consecuencias adversas, las grandes potencias que no constituyen polos? O lo que puede resultar mas inquietante: ¢cabe ignorar a los Estados, la gran mayo- ria de las unidades del sistema, que no pertenecen al sistema de grandes poten- cias? Una tiltima cuestién de interés planteaba un anilisis critico de las dos prin- cipales teorfas realistas. ¢Qué sugerian los hechos y transformaciones estructu- rales derivados de nuestra investigacién cuando se ponfan en contacto con la teoria del equilibrio y la teoria de la hegemonfa?, ¢qué tipo de deficiencias ex- plicativas cabfa destacar al considerar, especialmente, los acontecimientos de orden histérico de finales de los ochenta y principios de los noventa? Un pri- mer planteamiento consistié en ver si los resultados de nuestro trabajo refu- taban las teorfas a las que hemos aludido anteriormente. Pero este plantea- miento fue abandonado. Esta tarea resultaba extremadamente complicada. Utilizando las ideas de Lakatos, puede decirse que la teorfa del equilibrio y la teorfa de la hegemonia, ante la emergencia de acontecimientos nuevos, proce- den a generar sino la de «modificadores estructurales». No obstante, se refiere exactamente a Jos mismos elementos que Buzan destaca al hablar de «capacidad de interac- cién», * KN. Waltz, Teoria de la Politica Internacional, Buenos Aires, GEL, 1988 (1979), p. 123. SISTEMAS, TEORIAS Y ACTORES 33 est4n sometidas a relaciones de supra o subordinacién. Los preceptos consti- tucionales estipulan una prelaci6n entre instituciones mediante la fijacion de diferentes grados de autoridad. La especificacién de las funciones de partes formalmente diferenciadas representa el segundo elemento mencionado ante- riormente. Cada una de las principales instituciones politicas tiene asignadas misiones concretas: el parlamento aprueba leyes; el gobierno las hace cumplir; los departamentos gubernamentales administran; los jueces interpretan las leyes. El posicionamiento de las unidades también se ve afectado por los cam- bios en los recursos relativos de cada una de ellas. En el ejercicio de sus fun- ciones, las instituciones pueden ganar o perder recursos. Cabe destacar que, aun permaneciendo inalterables las funciones de las diversas unidades, pue- den producirse modificaciones en el posicionamiento de las mismas como consecuencia de variaciones en sus capacidades relativas’. Los elementos configuradores de la estructura se plasman de otra forma en el caso del sistema internacional. Aqui, el principio ordenador es la anarquia. Como acaba de subrayarse, los sistemas estatales se distinguen por ser centra- lizados y jerarquicos. En cambio, el sistema internacional se caracteriza por ser descentralizado y anérquico’. Formalmente, todas las unidades de dicho sistema son iguales. Cualquier forma de autoridad en el plano internacional estd estrechamente ligada a los recursos de poder de determinadas unidades. El segundo elemento, la diferenciacién funcional, no es necesario para la defi- nicién de estructura internacional. A diferencia de lo que ocurre en los siste- mas estatales, las unidades del sistema internacional no se encuentran dife- renciadas por las funciones que desempefian. La jerarqufa supone relaciones de supra o subordinacién entre las partes y, por tanto, su diferenciacién. La anarqu{a supone relaciones de coordinacién entre las unidades y, consecuen- temente, la igualdad de las mismas. En la medida en que la anarqu{a perdure, los Estados continuaran siendo unidades semejantes’. No puede decirse lo mismo del tercer elemento, la distribucién de capacidades. Este adquiere un peso determinante en la definicién de estructura. En un sistema jerarquico, la relacién entre las partes depende de la diferenciacién funcional y de la entidad de sus capacidades, Pero dado que, en un sistema andrquico no existe tal dife- * Ibidem, pp. 122-123. * Ibidem, p. 132. * Distintos autores han mostrado su disconformidad con este punto. Para ellos, la diferencia- cién funcional es posible, pudiendo constituir un factor de cambio estructural. J. G. Ruggie, «Con- tinuity and Transformation in the World Polity: Towards a Neorealist Synthesiss, en R. 0. Keo- hane (Ed.), Neorealism and Its Critics, New York, Columbia University Press, 1986, pp. 142-143; B. Buzan, C. Jones and R. Little, op. cit, pp. 38-39. Sad KEPA SODUPE renciaci6n, lo que distingue primariamente a las partes reside en sus mayores © menores capacidades para llevar a cabo tareas similares. Mientras que los estudiosos de la politica nacional establecen distinciones entre sistemas presi- denciales y parlamentarios, los estudiosos de la polftica internacional estable- cen distinciones entre sistemas internacionales Gnicamente con arreglo al nu- mero de grandes potencias’. En definitiva, el concepto de estructura tiende a concentrarse en la distri- bucién de capacidades o recursos de poder entre las unidades que componen el sistema internacional. Aunque la definicién del concepto de estructura de Waltz parte de un planteamiento ambicioso, al final dicha definicién es pricti- camente idéntica a la adoptada por numerosos autores. Es también esta defi- nici6n la que ha sido operacionalizada en la mayoria de los estudios cuantita- tivos en la disciplina’. Una de las principales implicaciones de esta definicion es que la estructura de un sistema internacional cambia con las variaciones en la distribucién de capacidades entre sus partes constituyentes. A su vez, las transformaciones estructurales alteran las expectativas acerca de cémo las unidades se comportardn y acerca de los resultados que sus interacciones pro- ducirdn. La popularidad de la teorfa neorrealista emana de su parsimonia. Esta teo- rfa sugiere que necesitamos basarnos en una sola variable —la distribucin de poder— para explicar pautas de comportamiento en las relaciones internacio- nales. Pero, para muchos criticos, la parsimonia aludida ha sido lograda a cos- ta de sacrificar potencial explicativo, de dejar variables significativas al mar- gen. En particular, Waltz ha sido criticado por no incluir variables sistémicas como la capacidad de interaccién. Ademas de por cambios en la distribucion de poder, los Estados experimentan limitaciones y oportunidades como conse- cuencia de cambios en los niveles de actividad econémica, en el estado de la tecnologia y en las normas e instituciones internacionales. Es decir, se esta haciendo referencia a la importancia de la capacidad de interaccién como va- riable sistémica, aunque no estructural. Esta obra presta una atencién fundamental a los cambios en la estructura de poder. No obstante, podria resultar clarificador ubicar estos cambios en el contexto mas general de las transformaciones que pueden producirse en el sistema internacional. Asf, en primer lugar, cabe hablar de «cambios de siste- ” K.N. Waltz, Teorfa de la Politica Internacional, op. cit, p. 145. * K. Goldmann, «The International Power Structure: Traditional Theory and New Reality», en K. Goldmann and G. Sjéstedt, Power, Capabilities, Interdependence, Berverly Hills, Sage, 1979, p. 14; P. R. Beckman, World Politics in the Twentieth Century, Engelwood Cliffs, Prentice-Hall, 1984, p-26; E. D. Mansfield, Power, Trade and War, Princeton, Princeton University Press, 1994, p. 10. ‘SISTEMAS, TEORIAS Y ACTORES 35 may. Estos ocurren cuando tienen lugar modificaciones esenciales en el carac- ter mismo del sistema, es decir, en la naturaleza de los principales actores que lo componen. La sucesién en el tiempo de unidades prominentes —imperios, ciudades-Estado o Estados-nacién— ha estado marcada por pasos de un tipo de sistema a otro’. Aunque no sea éste el foco primordial de interés de esta investigacién, ha de destacarse la relevancia que esta cuestién posee en un mundo como el actual en el que una pluralidad de nuevos actores —organiza- ciones internacionales, compafifas multinacionales, movimientos transnacio- nales, etc.— parece reducir sensiblemente la significacién del Estado-nacion tradicional. En el supuesto de que, a impulsos de la globalizacién, el Estado- naci6n fuera sustituido por agrupaciones regionales al estilo de la Unién Eu- ropea estariamos en presencia de un cambio de sistema. En segundo lugar, habria que referirse a los «cambios estructurales». Asf como los cambios de sistema acaecen por la aparicién de nuevas unidades, los cambios estructurales estan motivados, como se ha dicho anteriormente, por variaciones en la distribucién de poder entre dichas unidades. Son, pues, cambios dentro del sistema mas que cambios de sistema". Quizés sea conve- niente indicar que estas variaciones han de ser lo suficientemente profundas como para trastocar configuraciones bisicas de poder". Podria hacerse alu- sién a cambios estructurales complejos. Este seria, por ejemplo, el caso de los acontecimientos que llevaron a la desaparicién de la Uni6n Soviética. Este he- cho, como resultado del impacto que tuvo sobre la distribucién de poder, puso punto final a la estructura que habfa sido caracteristica en los decenios prece- dentes. Adicionalmente, es posible mencionar variaciones en la distribucién de poder, de alcance incomparablemente menor, que no poseen efectos sobre la estructura vigente. Podria utilizarse la expresién de cambios estructurales simples para esta segunda posibilidad. La division de Checoslovaquia e, inclu- so, la desaparicién de la Reptiblica Democratica Alemana no afectaron a la configuracién de poder internacional. De igual manera, el declive de una gran potencia como Gran Bretafia representa un acontecimiento internacional de gran interés, pero sin repercusiones significativas sobre la estructura, al menos en esta segunda mitad de siglo. “R. Gilpin, War and Change in World Politics, Cambridge, Cambridge University Press, 1981, p. 4a " K.N. Waltz, «Structural Realism after the Cold Wars, Intemational Security, Vol. 25, 2000, p. 5. " M. Medina, «La Aplicacién del Concepto de Estructura a la Sociedad Internacional», Revista de Estudios Internacionales, Vol. 3, n.° 4, 1982, p. 1000; K. N. Waltz, «Structural Realism...», op. cit. p. 5. 36 EPA SODUPE Por tiltimo, seria necesario mencionar los «cambios en las pautas de inter- accién o procesos» entre los actores del sistema internacional. Al igual que en el caso descrito en el parrafo anterior, cuando los especialistas abordan estos cambios est4n refiriéndose a modificaciones en la dindmica de las relaciones internacionales dentro del sistema de Estados”. Si clasificdramos los cambios sistémicos analizados hasta aqu{ conforme a su frecuencia, colocarfamos pri- meramente a los cambios en las pautas de interaccién. Los cambios estructu- rales y, mucho més atin, los cambios de sistema se producen en tiempos hist6- ricos considerablemente més dilatados. Las variaciones en los procesos han sido también las mas estudiadas. Existe una extensa literatura en cuestiones como formacién de alianzas, regimenes internacionales o relaciones transna- cionales. Es interesante indicar que la dindmica de las relaciones internacio- nales puede generar nuevas normas, con capacidad para afectar no sélo al comportamiento de los Estados, sino también a sus identidades e intereses”. Estas tres posibilidades de cambio en el sistema internacional estén inti- mamente relacionadas. Un cambio de sistema traeria consigo ineludiblemente nuevas estructuras y nuevas formas de interaccién. A su vez, las transforma- ciones estructurales no podrian sino afectar a los procesos entre Estados. Y las alteraciones en la dindmica internacional serfan susceptibles de generar nue- vos principios ordenadores de la estructura internacional. Al hablar de las posibilidades de cambio en los sistemas sociales, una cues- tién de gran trascendencia est4 constituida por los mecanismos concretos a través de los cuales pueden materializarse. Los cambios sistémicos, en especial los relativos a las transformaciones estructurales, ¢son fruto de revoluciones, acompafiadas de violencia, o de procesos evolutivos de cardcter pacifico? A este respecto, puede sefialarse la existencia de dos posturas. Por una parte, cabe agrupar las tradiciones realista y marxista, puesto que ambas entienden, por distintas razones, que el sistema internacional posee una propensi6n hacia el conflicto. Las contradicciones de orden politico 0 econémico, cuando alcan- zan un particular grado de agudeza, solamente pueden resolverse mediante el uso de la fuerza, dado que los Estados en posiciones dominantes no cederan de buen grado sus privilegios"’. Los resultados de los conflictos bélicos, al pro- vocar cambios stibitos en el poder relativo de los Estados, a menudo acele- rando tendencias subyacentes, pueden engendrar alteraciones profundas en la estructura del sistema. Por otra parte, frente a las tradiciones realista y mar- ” R. Gipin, War and Change..., op. cit., pp. 43-44. ® A este respecto puede verse: C. Kegley and G. A. Raymond, A Multipolar Peace?: Great Power Politics in the Twenty-First Century, New York, St. Martin's Press, 1994, p. 40. “R. Gilpin, War and Charge..., op. cit., p. 45. SISTEMAS, TEORIAS Y ACTORES a” xista, se encuentra la tradici6n liberal enormemente influenciada por la expe- riencia de los Estados Unidos y Gran Bretafia. Las sociedades de estos paises han presenciado cambios pacificos en sus instituciones politicas y sociales, en respuesta, entre otros, a desarrollos econémicos y tecnolégicos. Los defensores del punto de vista liberal mantienen que procesos similares de cambio conti- nuo y pacifico son posibles en el sistema internacional’*. 2. TEORIAS DE LA POL[TICA INTERNACIONAL El anilisis del sistema internacional no puede llevarse a cabo al margen de teorfas especificas de la politica internacional. Cabe referirse aqui a la teorfa del equilibrio de poder y a la teoria de la hegemonfa. Ambas teorfas ofrecen su propia visién de las relaciones internacionales y de las principales dinémicas que tienen lugar entre los actores del sistema. Es necesario sefialar que las dos teorfas no tienen el mismo peso en la litera- tura académica, No cabe duda de que los andlisis de la politica internacional en términos de la teorfa del equilibrio son mucho mas comunes. Los anilisis en términos de la teorfa de la hegemonfa son mas minoritarios. Esta descom- pensacién no deberfa llevar a colocar, de entrada, esta ltima teorfa en un lu- gar marginal. En realidad, su articulacién teérica es, al menos, tan consistente como la de la teorfa del equilibrio. 2.1, La teoria del equilibrio de poder El concepto de equilibrio de poder, al igual que el de poder, ha ocupado un lugar preeminente en el desarrollo académico de la disciplina. Parece ser que referencias al mismo, aunque sean implicitas, pueden encontrarse en textos de la India y Grecia antiguas. Pese a sus lejanos orfgenes, habria que esperar has- ta el siglo xvi para que se produjeran en torno a este concepto elaboraciones te6ricas de alguna entidad". En la teoria del equilibrio de poder, el sistema internacional est4 compuesto por dos o mas Estados significativos. Los recur- sos de poder estan distribuidos de una manera mas o menos uniforme entre ellos. Con arreglo a esta teorfa, el rasgo mas sobresaliente de la politica inter- nacional reside en la formacién recurrente de equilibrios de poder entre los Estados. Cuando una situacién de predominio emerge, la posibilidad de guerra " Ibidem, p. 44. "J, E, Dougherty and R. L. Pfaltzgraff, Contending Theories of International Relations: A Com- prehensive Survey, 3rd ed., New York, Harper Collins, 1990, p. 31. 38 KEPA SODUPE se acrecienta. Esta puede ser decisiva para establecer un nuevo equilibrio de poder. No puede pasarse por alto el caracter controvertido del concepto de equi brio de poder. Diferentes autores han puesto de relieve la variedad de signifi- cados que se han atribuido a dicho concepto. Asi, por ejemplo, M. Wight ha contabilizado nueve formas distintas de entender el equilibrio”. E. B. Haas ha registrado ocho", Ademés, al igual que sucede con el concepto de poder, como veremos en un capitulo posterior, el equilibrio de poder ha sido empleado de manera no coincidente no ya por diversos autores, sino por un mismo autor. Entre otros, como también mencionaremos al hablar sobre el poder, esta el caso de figuras tan destacadas como la de H. J. Morgenthau”. I. Claude ha escrito que el problema con la expresién equilibrio de poder no es que carezca de significado. Mas bien, el problema reside en que posee un elevado ntimero de significados”. Ante la confusién creada por esta falta de rigor conceptual, este autor ha sugerido utilizar dicha expresién simplemente para referirse a un sistema internacional basado en la soberania y la ausencia de un gobierno mundial". Sin embargo, pese a las dificultades innegables que la situacién descrita plantea, puede detectarse una idea central en el concepto de equilibrio de po- der: la ausencia de posiciones de fuerza preponderantes, En esta direccién apunta la definicién de equilibrio de Vattel, recogida en numerosas publica- ciones sobre esta cuestin: «tn estado de cosas tal que ninguna potencia sea capaz de predominar absolutamente y de imponer su ley a las demés»”. De manera consecuente con esta definicién, puede decirse que el equilibrio de poder ha desempefiado tres funciones en el sistema de Estados moderno”: 1. La existencia de un equilibrio global ha servido para que el sistema no fuera transformado, por medio de conquistas, en un imperio universal. ” M. Wight, «The Balance of Powers, en H. Butterfield and M. Wight (Eds.), Diplomatic Inves- tigations: Essays in the Theory of International Politics, London, George Allen & Unwin, 1966, p. 151. B. B. Haas, «The Balance of Power: Prescription, Concept or Propaganda», World Politics, Vol. V, July, 1953. " H. J. Morgenthau, Politics among Nations: The Struggle for Power and Peace, Sth ed., New York, Alfred A. Knopf, 1973, p. 173. *'L Claude, Power and International Relations, New York, Random House, 1962, p. 12. * Ibidem, pp. 41-42. » B, de Vattel, Le Droit de Gens ou Principes de la Loi Naturelle (Reproduccién de la edicién de 1758), Geneva, Henry Dunan Institute, 1983, Tome II, Livre III, p. 40 »'H. Bull, The Anarchical Society: A Study of Order in World Politics, London, Macmillan, 1977, pp. 106-107, ‘SISTEMAS, TEORIAS Y ACTORES 39 2. La existencia de equilibrios locales ha permitido librar a pequefios Esta- dos de ser absorbidos 0 dominados por potencias fuertes en determina- das areas. 3. Estos equilibrios, allf donde se han dado, han facilitado las condiciones en las que instituciones basicas para el orden internacional —como la diplomacia, el derecho internacional, la guerra, ete — han podido ope- rar. Como Ilamaremos la atencién més adelante, la principal funcién del equili- brio es la preservacién del propio sistema de Estados. Dada la importancia de esta funcién, resulta de gran interés plantearse cémo pueden formarse equili- brios de poder en el sistema internacional. Los equilibrios pueden llegar a ma- terializarse, bien de manera espontdnea, bien de manera deliberada. Los rea- listas tradicionales han contemplado ambas posibilidades, pero se han inclina- do més decididamente por la segunda. Los equilibrios son el resultado de poli- ticas especificas adoptadas por los gobiernos. La persecucién de politicas de equilibrio presupone que, al menos una de las partes, en lugar de perseguir la expansién absoluta de su poder busca limitarlo en relacién con el poder de los demas. Estas politicas implican una estimacién de la fuerza militar del rival que resulta fundamental en la determinacién de la entidad de su propio com- plejo militar. Esta es la postura normal de cualquier Estado que actiia «ra- cionalmente» dentro del sistema de la politica de poder”. En cambio, los auto- res neorrealistas ponen mas el acento en el caracter espontaneo del equilibrio. Estos autores recurren a la teorfa micro-econémica estableciendo un parale- lismo entre el mercado y el sistema internacional. Su teorfa aspira a dar cuenta de un resultado, la formacién recurrente de equilibrios, que puede tener poco que ver con las intenciones de los Estados cuyas acciones se entrelazaron para producir dicho resultado. De acuerdo con ella, la tendencia al equilibrio es automatica con independencia de si «algunos 0 todos los Estados tratan cons- cientemente de propiciarlo» o de si «algunos o todos los Estados pretenden lograr la dominacién universal». Dentro de la teoria del equilibrio de poder, es habitual establecer una dife- renciacién entre dos situaciones: el equilibrio simple y el equilibrio miltiple”. * Ibidem, p. 105 ” KN. Waltz, Teor‘a de la Politica Intemacional, op. cit, p. 166. * Las expresiones equilibrio miltiple y equilibrio simple fueron empleadas por M. Wight. Este autor entendié por equilibrio simple aquellas situaciones en las que dos grandes coaliciones domi- naron la politica internacional. Aqui es utilizada en un sentido diferente, mas préximo a la formu- lacién de H. Bull, para referirse a un sistema internacional en el que las tendencias al equilibrio estin protagonizadas por dos grandes Estados. Ver: M. Wight, Power Politics, Harmondsworth, Penguin Books, 1979, pp. 169-170. 40 KEPA SODUPE Como es bien conocido, el equilibrio simple es aquel que se produce cuando el sistema internacional esta dominado por dos grandes Estados. El equilibrio multiple, por su parte, es aquel que emerge en un sistema internacional en el que participan tres o més Estados en la determinacién de dicho equilibrio. No todos los autores estan de acuerdo a la hora de clasificar las diferentes fases histéricas como de equilibrio simple o miltiple. El cuadro n° 1 muestra tan s6lo una visi6n particular del ntimero de polos o de grandes potencias o super- potencias entre 1700 y 1979. Con arreglo al mismo, el sistema internacional ha respondido, desde un punto de vista histérico, a un equilibrio multiple. Entre 1700 y 1945 el ntimero de polos pudo variar, pero la estructura multipolar permanecié inalterable. Slo recientemente, tras la Segunda Guerra Mundial, el sistema internacional experimenté una transformacién profunda pasando a estar regido por un equilibrio simple. Cuadro n.° 1 E] Sistema Internacional, 1700-1979 Estados 1700 180018751910 19351945 Turquia x Suecia Pafses Bajos Espafia Austria/Austria-Hungria Francia Inglaterra Prusia/Alemania Rusia/URSS Talia Japén Estados Unidos x x Fuente: K. N. Waltz, Teor‘a de la Politica Internacional, Buenos Aires, GEL, 1988, p. 239. KKK KKH KKK KK x KM KR x KKK RK HK xR KM KR KM x La importancia de esta distincién reside en que cada una de estas situacio- nes presenta mecanismos especificos para la consecucién del equilibrio. En la primera de las situaciones comentadas, la tinica posibilidad para frenar el as- censo del poder de un Estado se encuentra en la explotacién de los recursos internos del Estado que se ve amenazado por una posible situacién de inferio- ridad. La segunda de las situaciones es mds rica desde el punto de vista de los ‘SISTEMAS, TEORIAS Y ACTORES a mecanismos de equilibrio. En un sistema internacional con tres o mas Estados significativos, el equilibrio de poder puede ser una realidad gracias a los es- fuerzos individuales por compensar cambios en la distribucién de poder. Pero también puede ser una realidad gracias a la formacién de alianzas. El poder de un Estado ascendente puede ser compensado mediante la conclusién de acuerdos entre el resto de los Estados. Por esta raz6n, en la literatura realista ha sido frecuente afirmar que los equilibrios multiples son mas estables que los equilibrios simples”, De nuevo aquf, el neorrealismo no va a coincidir con este punto de vista. Los autores neorrealistas entienden que los equilibrios simples son mAs esta- bles. Un sistema internacional dominado por dos grandes potencias presenta las caracteristicas siguientes: niveles de interdependencia mas reducidos, me- nores incertidumbres con respecto a las consecuencias de conflictos armados y posibilidad de gestién conjunta de los asuntos mundiales por las dos grandes potencias. Este conjunto de circunstancias, pese a la naturaleza eminentemen- te competitiva del sistema, disminuye la posibilidad de conflicto™. Los equili- brios multiples por su parte estan sometidos a mayores tensiones. El incremen- to en el numero de polos ha de tener un efecto necesariamente negativo. La guerra es el resultado de calculos erréneos. Los puntos de atencién de los acto- res se incrementan de forma lineal en la medida en que el sistema de grandes potencias crece en ntimero. Esto aumenta la posibilidad de cometer errores tacticos lo que, a su vez, hace més probable la aparicién de conflictos bélicos. En muchas ocasiones, distintos autores han puesto de relieve que el equili- brio de poder constituye un medio esencial para preservar la paz en un medio internacional andrquico. Sin embargo, es necesario recordar que la funcién del equilibrio de poder no es preservar la paz, sino preservar el sistema de Estados. Las polfticas de equilibrio no siempre han tenido como resultado la paz. De hecho, el equilibrio de poder esta estrechamente asociado a la guerra. Su man- ” Posturas que defienden las ventajas de estructuras multipolares en relacién con la estabili- dad, pueden encontrarse en: K. W. Deutsche and J. D. Singer, «Multipolar Power Systems and International Stability», Daedalus, Vol. 93, n.°4, 1964; P. A. Reynolds, Introduccién a las Relaciones Intemacionales, Madrid, Tecnos, 1977, pp. 209-210; M. Sheehan, The Balance of Power: History and Theory, London, Routledge, 1996, pp. 84-85 y 99. * En sentido contrario, para una argumentacién sobre la mayor propensién a la paz de las es- tructuras bipolares, ver: K. N. Waltz, Teoria de la Politica Internacional, op. cit., p. 205. y passim.; J. L. Gaddis, «The Long Peace: Elements of Stability in the Postwar International System», [nterna- tional Security, Vol. 10, n.° 4, 1986, pp. 105-110; J. J. Mearsheimer, «Back to the Future: Instability in Europe after the Cold War», Intemational Security, Vol. 15, n.° 1, 1990, pp. 13-19. Desde la apa- Ficion dela obra de Waltz, Teoria dela Politica Interaacional, las tess sobre la mayor estabilided de los sistemas bipolares son las que gozan de més aceptacién. a KEPA SODUPE tenimiento puede requerir el uso de la fuerza cuando ésta representa el tinico medio por el cual el poder de un Estado que aspira a dominar puede ser frena- do. En consecuencia, la paz es tan s6lo un subproducto del equilibrio de poder. La esperanza de una paz duradera descansa en la existencia de equilibrios es- tables que hagan innecesario el recurso a guerras preventivas. 2.2. La teoria de la hegemonia El concepto de hegemonfa no ha jugado un papel tan destacado como el de equilibrio. En el intento de buscar antecedentes a la teoria de la hegemonia, R. Gilpin se ha remontado también hasta la Grecia antigua. Es curioso destacar que partidarios, tanto de la teorfa del equilibrio como de la teoria de la hege- monia, han visto en la obra de Tucidides, La Guerra del Peloponeso, una de las primeras referencias a sus respectivas teorfas”. En la teorfa de la hegemonfa, el sistema internacional esta dominado por un Estado que acumula gran parte de los recursos de poder. En este caso, la estructura se distingue por su caracter marcadamente asimétrico. La teorfa de la hegemonfa ofrece una visién muy distinta de la politica internacional. Frente a la formaci6n recurrente de equili- brios de poder, esta teorfa presenta como rasgo basico la sucesién de auges y cafdas de grandes potencias a lo largo de la historia. En aquellas ocasiones en las que un Estado hegeménico se debilita, una gran guerra marca el transito de una situacién de predominio a otra. La teoria de la hegemonfa plantea en realidad una situacién antag6nica a la de la teorfa del equilibrio. En opinién de A. F. K. Organski, la historia de la polftica internacional ha estado caracterizada mas por la preponderancia que por el equilibrio de poder”, Los periodos de paz han coincidido con fases de supremacia de un Estado, mientras que los perfodos de guerra han estado rela- cionados con momentos de equilibrio entre Estados. De esta manera, la exis- tencia de un Estado hegeménico, de manera contraria a los temores de H. Bull y K. N. Waltz no pone en peligro la supervivencia del sistema de Estados, no supone la creacién de un «imperio universal». » En lo que respecta a Ia importancia de la obra de Tucidides para la teoria de la hegemonia, puede verse: R. Gilpin, «The Theory of Hegemonic Wars, Journal of Interdisciplinary History, Vol. 18, n°4, 1988. * A. F. K. Organski, World Politics, New York, Alfred A. Knopf, 1965, p. 325; A. F. K. Organski and J. Kugler, The War Ledger, Chicago, The University of Chicago Press, 1980, pp. 19-22. ‘SISTEMAS, TEORIAS Y ACTORES 3 Cuadro n.*. 2 Ciclos Largos de la Politica Global Potencias _Guerras Innovaciones Hitos Mundiales __Mundiales Institucionales en el Declive Portugal Guerrasitalianas Exploraci6n y descubrimiento Anexién espafcla (1580) (1498.1517) Red global de bases Guerras de religion ‘Carrera de las India Soberania (1576) Depésito de Amberes Holanda Gucrras espato- Mare Librum Guerras con Inglaterra has Libre Comercio Guerra con Francia (1672-78) (0579-1609) Banco de Amsterdam, bola. Revolucion Inglesa ‘Compania de las Indias Orientales Gran Bretaha Guerrasfrancesas Control del Mar Independencia de los EEUU (1688-1713) Equilibrio de poder europeo Particin de Polonia Control indirecto del comercio mundial _—_Revolucién Francesa Banco de Inglaterra, deuda nacional Gran Bretafia —Guerras francesas Control naval: ant-esclavitud Carrera Naval Anglo-germana (1792-1815) Libre comercio: patrén oro Imperialismo Revolucién Industrial Revohucién Rusa Independencia de América Latina Gran Depresion Apertura de China y Japon EEUU Guerras alemanas Naciones Unidas (1914-1945) DisuasiGn nuclear estratégica Empresas multinacionales, Descolonizacion Exploracién espacial Fuente: G. Modelski, “The Long Cycle of Global Politics and the Nation-State’, Comparative Stud ies in Society and History, Vol. 20, n.° 2, 1978, p. 225. E! concepto de hegemonia es utilizado en su vertiente mas positiva: los Es- tados hegeménicos pueden ser benevolentes y adoptar un comportamiento defensivo que persiga la preservacién del statu quo, respetando la independen- cia del resto de los Estados”, Tratando de satisfacer sus intereses particulares, ™ Dentro de la teoria de la hegemonfa, J. Goldstein distingue tres escuelas: La del ciclo de lide- razgo, la de la transicién de poder y la dei sistema mundo. En gran medida, la exposicién que se realiza en este capitulo recoge elementos de las dos primeras escuclas. Solamente en la tereera de estas escuelas, la hegemonfa est asociada a una imagen negativa. Ver- J. S. Goldstein, Long Cycles: Prosperity and War in the Modem Age, New Haven, Yale University Press, 1988, p. 125. “ KEPA SODUPE dicho Estado sienta las bases del orden politico y econémico mundial. Estas bases gozan de legitimidad mientras no emerja, entre las principales potencias, un Estado insatisfecho que pretenda cambiarlas radicalmente. El orden mun- dial beneficia sin duda al Estado hegeménico, pero puede favorecer aun en mayor medida a otros Estados. Esta circunstancia es fundamental de cara a la legitimidad que quepa atribuir al sistema. En definitiva, la presencia de una gran potencia constituye una de las bases de la estabilidad del sistema interna- cional”, Entre los autores asociados a la teoria de la hegemonia no se produce una excesiva coincidencia en cuanto a los principales ciclos de auge y cafda de grandes potencias a lo largo de la Era Moderna”. Una de estas propuestas, como la realizada por G. Modelski, sirve para ilustrar la teria, Modelski apre- cia cinco grandes ciclos en la politica internacional desde el afio 1500. En cada uno de ellos hubo un Estado que ejercié un liderazgo mundial. Los Estados que desde la fecha mencionada ocuparon una posicién dominante fueron suce- sivamente: Portugal, Holanda, Gran Bretafia, por dos veces, y Estados Unidos”. En la segunda mitad del siglo xx, por tanto, el mundo se encontraba en una fase de liderazgo estadounidense. Un Estado hegeménico entra en una fase de auge como consecuencia de la explotacién de ventajas econémicas y tecnolégicas que le permiten disponer de un excedente. Estas ventajas se traducirdn en superioridad militar. Pero, con el transcurso del tiempo, dicho Estado tendra problemas para aumentar su exce- dente mas rapido que los costes que implica su dominio sobre el sistema inter- nacional. Gilpin sostiene que una vez que la gran potencia ha alcanzado un punto de equilibrio entre los beneficios y los costes de la expansién, la tenden- cia general apunta a que los costes de mantener la hegemonfa crecen mas rd- pido que la capacidad de financiarla’’. En este sentido, P. Kennedy habla de una sobre-extensién estratégica motivada por la asuncién de un exceso de compromisos internacionales. Llega un momento en el ciclo histérico en que estos compromisos, adquiridos en tiempos de auge, comienzan a verse como una pesada carga”. ™ En este sentido, W. C. Wohlforth afirma que cuanto mas amplia y evidente sea la concentra- cidn de poder en el Estado hegeménico mayor ser4 el grado de orden y estabilidad en el nivel global. W. C. Woblforth, «The Stability of the Unipolar World», Intemational Security, Vol. 24, n.°1, 1999, p. 23. ™ J. S, Goldstein, Long Cycles ..., op. cit., especialmente el capitulo 6. ™ G. Modelski, Long Cycles in World Politics, MacMillan, London, 1987, pp. 68-93. *R. Gilpin, War and Change..., op. cit., p. 157. ™ P. Kennedy, Auge y Caida de las Grandes Potencias, Barcelona, Plaza y Janés, 1994, p. 829. SISTEMAS, TEORIAS Y ACTORES 45 Pueden detectarse factores internos y externos en el declive de la potencia hegemonica. Entre los factores internos es posible mencionar la pérdida de vigor del crecimiento econémico, la prioridad dada en las decisiones de gasto a la politica exterior, incluyendo en ella la guerra, el incremento del consumo publico y privado en detrimento de la inversién y el deterioro moral de la so- ciedad”. Entre los factores externos cabe sefialar los costes crecientes de la dominacién politica y la pérdida del liderazgo econdémico y tecnolégico. El primero de estos factores est4 relacionado con desarrollos tales como los ma- yores desembolsos que exige un armamento cada vez més sofisticado, el au- mento del nimero y de los recursos de los Estados que desafian la hegemonfa y las dificultades para extraer de otros entes estatales la parte proporcional que les corresponde en el mantenimiento del sistema. El segundo de los factores externos resulta especialmente relevante. La difusién de los recursos econémi- cos, tecnolégicos y organizativos de la potencia hegeménica hacia otros Esta- dos provoca una reduccién en su ventaja comparativa™. La ley de crecimiento desigual no puede sino repercutir en la estructura del sistema. El mayor dina- mismo econémico, las mayores ventajas econémicas y tecnolégicas y, a mds largo plazo, militares pueden llevar a determinadas potencias a desafiar la he- gemonfa existente. Ante la redistribucién de poder que las tasas diferenciales de crecimiento provocan, el Estado dominante tiene ante s{ dos grandes opciones. La primera, y la mas deseable, es aumentar sus recursos, La segunda consiste en reducir los costes de su accién exterior”, Ambas opciones suponen serios inconvenientes. En el primer caso, el aumento de los recursos s6lo puede lograrse mediante la elevacién de los impuestos o la exigencia de mayores prestaciones a otros Es- tados. Una alternativa mis satisfactoria consiste en propulsar la eficiencia en el uso de los recursos existentes por medio de la innovaci6n técnica, organizativa, etc. Esto, no obstante, no resulta facil. Requiere cambios profundos en la so- ciedad. Seguin Gilpin, «una sociedad decadente experimenta un circulo vicioso de decadencia e inmovilidad»>*. En el segundo caso, la reduccién de costes puede concretarse en tres acciones principales: primero, lanzar una guerra preventiva, aprovechando la superioridad militar todavia en vigor contra la potencia desafiante; segundo, llevar a cabo una expansi6n estratégica que, aunque aumente los costes a corto plazo, los reduzca a largo plazo al conseguir un perimetro defensivo mAs adecuado y menos gravoso; tercero, reducir los *'R. Gilpin, War and Change... op. cit, pp. 159 ss. * Ibidem, pp. 168 y ss. ™ Ibidem, p. 188. * Ibidem, p. 189. 4 KEPA SODUPE, compromisos internacionales, recurriendo incluso al apaciguamiento de la potencia ascendente. En este tiltimo caso, la reduccién de costes suele ir acompafiada de una pérdida de posiciones estratégicas que muestran la debil dad del Estado hegeménico ante otros miembros del sistema. El Estado hegeménico en declive, si tiene éxito en su politica, puede frenar su cafda y mantener sus posiciones de privilegio. En cierto modo, el proceso de declive resulta algo inexorable. P. Kennedy, tratando de responder a la pre- gunta de si los Estados Unidos podrian conservar su hegemonfa, sefiala que la respuesta es simplemente «no». Ninguna sociedad ha podido estar permanen- temente en cabeza de las demas, porque ello exigirfa una congelacion de la ley de desarrollo desigual que ha venido operando desde tiempo inmemorial". En cualquier caso, si el Estado hegeménico fracasa en sus politicas y el ascenso de otra potencia se vuelve inevitable, una guerra hegeménica parece ser la tinica salida. La consecuencia mds importante de la guerra hegeménica es que cam- bia el sistema con arreglo a la nueva distribucién de poder internacional y pro- voca una reordenacién de los componentes basicos del sistema. El resultado de la guerra vuelve a establecer una jerarquia de prestigio exenta de ambigiiedad, en absoluta congruencia con la nueva correlacién de fuerzas. El nuevo orden responderd a los intereses de la nueva potencia hegeménica.” 3. ACTORES EN EL SISTEMA INTERNACIONAL Después de haber puesto de relieve los rasgos fundamentales de las dos princi- pales teorfas realistas, la del equilibrio y la de la hegemonia, el propésito de esta seccién es presentar las diferentes definiciones que, en estrecha conexion con ellas, se han dado de los actores internacionales por excelencia: los Esta- dos. La primera de estas definiciones es la de grandes potencias. Preliminar- mente, el concepto de grandes potencias o principales actores presupone la existencia de un cierto nivel de estratificacion entre los distintos Estados que conforman el sistema internacional”. Tal estratificacién esta ocasionada por el persistente fenémeno de la desigualdad entre entes estatales. “ Ibidem, pp. 191-192. © P. Kennedy, Auge y Caida..., op. cit. p.828 “R, Gilpin, War and Change... op. cit., p.198, “ Algunos autores subrayan que, como en cualquier sistema social, la idea de estratificacion es inherente al sistema internacional. A este respecto ver: R. Tucker, The Inequality of Nations, New York, Basic Books, 1977, p. 3; C. Jonsson, Superpower: Comparing American and Soviet Foreign Policy, London, Frances Pinter, 1984, p.13. ‘SISTEMAS, TEORIAS Y ACTORES 7 El concepto de gran potencia, como sefiala A. Truyol, es relativamente mo- demo. Se refiere a «un fendmeno que alcanza su manifestacién plena en el sistema de Estados moderno»". Las grandes potencias han ejercido una in- fluencia extraordinaria en el sistema internacional. De hecho, cabe decir, aun- que se pueda estar en desacuerdo con este sesgo tan pronunciado, que «la his- toria de la polftica internacional es fundamentalmente la historia de las grandes potencias»“, Durante el siglo XIX, la clasificacién de los Estados como potencias se convirtié en un tema de discusién diplomatica. Las negociaciones con motivo del Congreso de Viena, junto con la practica diplomatica del pe- riodo inicial de la restauracién, «introdujeron divisiones en la jerarquia entre Estados que eran mas marcadas que las existentes con anterioridad>”. C. Holbraad sostiene que «un Estado es una gran potencia no sélo porque cuenta con fuerza militar y recursos econémicos del mas alto nivel, sino por- que disfruta de cierta posicién y pertenece a una clase especial en la sociedad internacional. Su posicién se reconoce en el derecho internacional y es respe- tada por la practica diplomatica»*. En definitiva, «lo que constituye la esencia de la gran potencia es la capacidad para tomar parte activamente en la politica mundial».” El concepto de gran potencia est4 cargado de connotaciones histé- ricas. No cabe duda de que es posible utilizarlo desde el momento del naci- miento del sistema de Estados hasta nuestros dias. Pero, muy posiblemente, la expresién de gran potencia adquiere su sentido mas pleno en el periodo ante- rior a la segunda mitad del siglo xx. La segunda de las definiciones que interesa presentar es la de superpoten- cia. Como algunos autores han sefialado, «la crisis sufrida por el sistema de Estados moderno, al transformarse de sistema europeo en sistema mundial, “A. Truyol y Serra, La Sociedad Internacional, 5* ed., Madrid, Alianza Universidad, 1985, p. 11s. * Ibidem, p. 116. " C, Holbraad, Las Potencias Medias en la Politica Intemacional, México, Fondo de Cultura Econémica, 1989, p. 31. J. Levy stgiere una definicién de gran potencia que se corresponde con la idea predominante de este concepto en el siglo XIX y principios del siglo XX. Las grandes potencias son los Estados que juegan un papel determinant en la politica internacional. En lo referente a cuestiones de seguridad, pueden llevar a cabo operaciones militares, tanto de naturaleza ofensiva como defensiva, en virtud de su alta capacitacién militar. Ademds, tales Estados son identificados en congresos y conferencias internacionales como «grandes potencias» y son admitidos en organi- zaciones formales o informales que agrupan a Estados de tal naturaleza. Su status privilegiado les permite participar de las garantias, compensaciones 0 particiones territoriales de las que quedan excluidos el resto de los Estados y recibir un tratamiento de igualdad por parte de otras grandes potencias en la ratificacién de protocolos, alianzas y negociaciones internacionales. J. Levy, «The Polarity of the System and International Stability: An Empirical Analysis», en A. Sabrosky, Polarity and War, Boulder, Westview, 1985, pp. 44-45. “C. Holbraad, op. cit., 1989, p. 93. * Ibidem, p.120. “as KEPA SODUPE arrastrarfa consigo una crisis de las grandes potencias tradicionales, desborda- das y sustituidas por lo que se dio en lamar superpotencias»”. Si bien, como veremos, los resultados de nuestro estudio ponen en cuestién que pueda ha- blarse de superpotencia en el caso de la Unién Soviética hasta 1970, seguimos aquf la caracterizacién que sobre esta cuestién suele ser més habitual en la literatura académica a partir de 1945, Esta caracterizacién subraya que, tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, la emergencia de las dos superpotencias provocé un reajuste en la clasificacién de los actores internacionales. K. Nossal indica que el término de superpotencia aparecié por primera vez a principios de los afios veinte. Sin embargo, es a mediados de los cuarenta cuando se am- plfa su uso para describir la posicién dominante que ocupaban los Estados Unidos y la Unién Soviética, respecto al resto de los principales actores”. Asf, muchos de los pafses que en el antiguo sistema internacional hab{an recibido la consideracién de grandes potencias fueron catalogados, en el mejor de los casos, como potencias medias o de segundo orden. En gran medida, esta rede- finicién esta estrechamente relacionada con el hecho de que por primera vez en la historia sdlo dos Estados mantenfan una manifiesta supremacfa, situdn- dose a una distancia sustancial de las grandes potencias en decadencia, debili- tadas por el tiltimo enfrentamiento bélico mundial. El concepto de superpotencia est4 estrechamente ligado a la idea de proyec- cién global de poder. Merecen esta denominacién aquellos Estados que «estan en condiciones de desempefiar una funcién mundial, es decir, de intervenir en todas las partes del mundo»”. La capacidad de intervencién ha de ser plural. Desde luego, debe referirse al terreno militar, pero también al terreno politico, econémico o ideolégico. En opinién de M. Merle, es la habilidad para actuar globalmente en todos y cada uno de estos terrenos lo que confiere a un Estado la condicién de superpotencia. Algunas otras definiciones de superpotencia han puesto el énfasis en los re- cursos de los Estados, en especial en los recursos nucleares. Este es el caso, por ejemplo, de autores como J. J. Mearsheimer y K. Nossal. Este tiltimo autor escribe que el concepto mencionado ha sido empleado para referirse a una “A Truyol y Serra, op. cit., p. 115. “KR. Nossal, «Lonely Superpower or Unapologetic Hyperpower? Analyzing American Power in the Post-Cold War Eras, Paper presentado en The South African Political Studies Association Biennial Meeting, Saldanha, Western Cape 29 June-2 July 1999, http:/www.socsci.mcmaster.cal ~polisci/facultyinossal/hyperpower:htm, (Mayo, 2001). * M. Merle, Sociologia de las Relaciones Internacionales, 2* ed., Madrid, Alianza Editorial, 1991, p. 350. En un sentido similar aunque no enteramente coincidente, se manifiesta C. Jénsson. Este autor se inclina por interpretar el término de superpotencia mAs en términos del papel que desem- pefian que en términos de capacidades o recursos. C. Jonsson, op. cit., p. 15. ‘SISTEMAS, TEORIAS Y ACTORES “ comunidad politica que ocupa un dmbito territorial muy extenso, con una po- blacién muy superior al resto de grandes potencias, unos recursos econémicos extraordinarios, entre los que se incluyen las reservas de alimentos y de recur- sos naturales, Ademés, disfruta de un alto grado de independencia respecto a terceros y, lo mas importante, posee un alto nivel de desarrollo de recursos nucleares (incluyendo lo que se denomina second-strike capability)”. En tercer lugar, cabe mencionar el concepto de potencia hegeménica. Po- dria pensarse que la idea de superpotencia refleja suficientemente este con- cepto, no resultando necesaria ninguna aclaracién adicional. En un sistema hegeménico habria una tinica superpotencia. Pese a ello, es preciso indicar que la idea de superpotencia esta excesivamente ligada al sistema bipolar de la posguerra. Debido a esta circunstancia, parece aconsejable una definicién es- pecifica de potencia hegeménica. Por ésta habria que entender, en Ifnea con lo expuesto anteriormente, aquel Estado con un predominio indiscutible de poder sobre el resto. Este predominio le permite establecer las normas del orden poli- tico y econémico internacional”. Es habitual hablar de la hegemonfa britanica en el siglo xIx o de la hegemonfa estadounidense en la segunda mitad del siglo xx, La definicién dada de potencia hegeménica contiene dos aspectos funda- mentales. El primero, la existencia de un predominio de poder; el segundo, la creacién de las bases normativas del sistema. Algunos autores han querido recalcar el primeroyde estos aspectos. Para ellos, una potencia hegeménica es aquella cuyo poder no puede ser contrarrestado por una coalicién del resto de los Estados™, Este tipo de definicién es frecuente entre autores adscritos a la teoria del equilibrio de poder. Es posible que haga el concepto de potencia hegeménica mds operativo, pero pierde de vista un extremo de gran importan- cia: el papel regulador que desempefia dicha potencia. El concepto de grandes potencias o superpotencias tiende a situarnos en la teorfa del equilibrio de poder. Ambos conceptos encuentran un encaje mas satisfactorio en tal teorfa. En cambio, la idea de un Estado con un poder pre- ponderante es necesario ubicarla en la teorfa de la hegemonfa. Esta precision ¢s importante dada la distinta logica que encierran ambas teorias. “KR. Nossal, op. cit. A pate de la referencias a autores més clisicos como Giipin, Models o Thompson pueden encontrase ideas mds recientes sobre el concepto de hegemon{a en W. Wohlforth, «The Stability of «.®, op. cit.; T. J. Volgy, L. E. Inwalle and J. E. Schwarz, «Where Is The New World Order? He- gemony, State Strength and Architectural Construction of International Politics», Journal of Inter- national Relations and Development, Vol. 2, n.° 3, 1999. * M. Wight, op. cit., p. 34 50 KEPA SODUPE Un ultimo concepto que vale la pena definir de forma diferenciada es el de polo del sistema, Como veremos, est4 {ntimamente relacionado con las defini- ciones de actores internacionales expuestas previamente. El concepto de polo tiene que ver con la idea de estructura. Las diferentes configuraciones de la estructura del sistema internacional vienen determinadas por el niimero de Estados principales. El concepto de polo, por tanto, se refiere a aquellos Esta- dos que, por su peso relativo, poseen un papel esencial en la definicién de la estructura. Waltz define la polaridad como el ntimero total de grandes potencias“, En un sistema multipolar los conceptos de polo y de gran potencia, tal y como han sido definidos previamente, son en gran medida equivalentes. Hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, la identificacion de polo con gran potencia era inequ{voca. En un sistema bipolar, sin embargo, la relacién entre polo y gran potencia se hace mas compleja. Con arreglo a la definicién de Waltz, Gnica- mente merecerian la consideracién de grandes potencias aquellos Estados cu- yos recursos de poder contribuyen a materializar la situacién de bipolaridad. Sin duda, éstos serfan las superpotencias. Es necesario indicar que en la literatura sobre el periodo que se abre des- pués de la Segunda Guerra Mundial, considerado generalmente como un pe- riodo marcado por la bipolaridad, los conceptos de superpotencias y grandes potencias han sido utilizados para referirse a dos realidades distintas de la polt- tica internacional. Ademds de a las superpotencias, es decir, a los polos que dan caracter a la estructura, cabe detectar numerosas referencias al sistema de grandes potencias, sobre todo en estudios de naturaleza cuantitativa. Este sis- tema ha estado formado por las superpotencias, pero también por un nimero adicional de potencias, sobre las que no siempre existe coincidencia, represen- tado por Estados con una larga tradicién en las relaciones internacionales. Esta nocién de sistema de grandes potencias permite una mayor riqueza en los andlisis de la estructura de poder. De no ser esto asf, se habria relegado a una posicién insignificante a todos aquellos Estados que no son polos”. En el pe- riodo de la posguerra, el hecho de que los Estados Unidos y la Unién Soviética gozaran de la condicién de polos no significé que Gran Bretafia, Francia, Ale- mania Occidental, China y Japén no fueran consideradas como una clase espe- “ K. N. Waltz, Teoria de la Politica Intemacional, op. cit., p. 194. * M. M, Juergens and N. H. Samhat, «Middle Powers and American Foreign Policy: A Model for Managing World :s with Lessons from Irano-U.S. Relations, 1968-1978», Paper Presented to the 36th Annual Meeting of the Kentucky Political Science Association, Bowling Green, KY, Feb- ruary 28-March 1, 1997, http:/www-berea.edwPSC/KPSA/Hughes/samhatpaper.html#7, (Junio, 2001). ‘SISTEMAS, TEORIAS Y ACTORES 5 cial de grandes potencias. En efecto, si comparamos cualquiera de estos Esta- dos con el resto, todos ellos destacan considerablemente por sus recursos de poder, Incluso en un marco de hegemonia, no seria del todo incorrecto hablar de grandes potencias. Ciertamente, la existencia de un Estado preponderante pa- rece vaciar de contenido a este concepto. En tal marco, dicho Estado es res- ponsable de la estructura del sistema. Representa el tinico polo. Podria hablar- se, no obstante, de grandes potencias. Este término resultaria util aqui para hacer alusién a aquellos Estados que poseen el potencial suficiente para desa- fiar, en algtin momento del tiempo, la posicién privilegiada del Estado hege- ménico. Este podria ser el caso, en los momentos actuales de hegemonia esta- dounidense, de la Unién Europea, China o Japén. Hasta aqui nos hemos referido a un numero realmente reducido de actores en las relaciones internacionales. No debe ignorarse que el sistema internacio- nal est4 compuesto por una multitud de Estados de muy variada entidad que ocupan posiciones mas marginales en la jerarquia internacional. Algunos de estos actores tienen una historia dilatada, Otwos muchos nacieron en la se- gunda mitad del pasado siglo como resultado de la descolonizacién. Este sub- grupo rara vez ha recibido atencién por parte de los estudios estructurales que se han circunscrito, en el mejor de los casos, a un ntimero reducido de grandes potencias y potencias medias. Nuestro andlisis pretende adoptar una perspectiva amplia respecto al sis- tema internacional. Desde luego, toma en consideraci6n los polos, asi como las grandes potencias no polares. Estas tiltimas, han tenido a lo largo del periodo de estudio influencia en un Ambito regional o en un area especifica como la economia o las finanzas. En términos generales, estos Estados conforman lo que hemos denominado sistema de grandes potencias. De manera adicional, este estudio introduce una muestra sumamente relevante de Estados menores. Como dijimos en el capitulo precedente, nuestra muestra total es de setenta y seis Estados, lo cual quiere decir que, ademas de las grandes potencias, se han incluido en ella sesenta y nueve Estados mas. Quizd esta decision no tenga incidencia en el estudio de la polaridad, pero si lo tendra en el estudio de la concentracién y de la desigualdad en el sistema internacional. CAPITULO 3 Polaridad, concentracién y desigualdad: Conceptos y medidas estadisticas El propésito de este capitulo es establecer los conceptos que pueden utilizarse para el estudio de la estructura de poder. Entre estos conceptos destaca el de polaridad, Es sin duda, pese a su ambigiiedad, uno de los mas empleados en estudios de cardcter estructural. Ademds, también son considerados utiles los conceptos de concentracién y desigualdad. Todos ellos contribuyen, desde perspectivas distintas, a enriquecer nuestra investigacién. Pero, junto con la definicién de los conceptos mencionados, este capitulo procede a determinar los instrumentos estadisticos con los que medirlos. Estos seran aplicados pos- teriormente a la evolucién de la distribucién de poder a lo largo del periodo 1950-1995. 1, LA DEFINICION DE LA POLARIDAD El concepto de polaridad pretende poner de relieve las caracteristicas estructu- rales del sistema internacional’. Mas especificamente, este concepto trata de reflejar el nimero de polos dominantes en una estructura de poder determina- da. Por polos dominantes, como ya se ha mencionado, deben entenderse aque- llos Estados cuyas capacidades 0 recursos, muy superiores a los del resto, afec- tan decisivamente a la configuracién de poder. No es necesario insistir en que, en ciertos supuestos criticos, una variacién en la polaridad provoca el transito de un tipo de estructura a otro. * C. Kegley and G, Raymond, op. cit., p. 13. 34 KEPA SODUPE 1.1,Distinguiendo entre conceptos afines En la literatura especializada es frecuente distinguir la polaridad del concepto afin de polarizacién. Si la polaridad hace referencia a la deteccién de polos dominantes, la polarizacién alude a la tendencia de los distintos actores a agruparse en torno a alianzas o acuerdos ms o menos estables*. La polaridad es, por tanto, una caracteristica estructural y debe distinguirse analiticamente del concepto de polarizacién, una caracteristica relacional, que tiene que ver con el establecimiento de pactos dentro del sistema con independencia del nimero de polos. Asi, por ejemplo, una estructura de poder altamente polarizada es aquella en la que existen dos bloques de Estados bien definidos con fuertes vinculos dentro de cada bloque y en la que las relaciones de colaboracién entre ambos no tienen lugar. Esto puede ocurrir tanto en sistemas bipolares como en siste- mas multipolares. Segtin J. S. Levy, una definicién errénea del concepto de polaridad supondria, por ejemplo, la identificacién del sistema anterior a la Primera Guerra Mundial y posterior a la Segunda como bipolares, debido a que ambos se caracterizan por estructuras de alianzas polarizadas. Se ignora aqui una diferencia estructural fundamental entre los dos periodos. La etapa anterior a la Primera Guerra Mundial se distingue por una distribucién multi- polar y una estructura de alianzas polarizada mientras que el periodo de la Guerra Fria se caracteriza por una «bipolaridad polarizada»’. La utilizacién de los conceptos de polaridad y polarizacién no ha sido tan nitida como se desprende de los parrafos precedentes. En realidad, como bien sefiala J. S. Levy, en los trabajos sobre esta cuestién existe un elevado grado de confusi6n*, Distintos autores han optado por definiciones no coincidentes so- bre estos conceptos, lo cual se ha traducido en conclusiones a menudo impre- cisas e incluso contradictorias en la literatura cuantitativa. Rapkin, Thompson y Christopherson, tratando de centrar el debate, sefialan que la pregunta que debe ser contestada es si un actor principal puede ser tanto un Estado como un cluster de Estados que retinen las caracteristicas de ser independientes y pre- dominantes por su poder’, Wallace, Singer, Small y Deustch no hacen distincién alguna entre polari- dad y polarizaci6n. Estos autores basan su aportacién teérica en el concepto de *D. P. Rapkin, W. R. Thompson and J. A. Christopherson, «Bipolarity and Bipolarization in the Cold War Era», Journal of Conflict Resolution, Vol 23, n.° 2, 1979, p. 263. ° J, S, Levy, «The Polarity of the System ...», op. cit., p. 48. * Ibidem, p. 47. * D.P. Rapkin, W. R. Thompson and J. A. Christopherson, op. cit., p. 263. POLARIDAD, CONCENTRACION Y DESIGUALDAD 35 independencia de los actores. Definen como actor independiente a aquel que tiene una libertad considerable para tomar sus propias decisiones. Por lo tanto, cuando los Estados forman alianzas para, presumiblemente, coordinar la toma de decisiones, el cluster resultante debe ser contabilizado como un tinico ac- tor’. Desde esta 6ptica, se interpreta que una alianza implica una estricta uni- dad de accién entre las partes, cuando se trata de decidir sobre la participacién en un eventual conflicto bélico o en otras cuestiones de primera magnitud’. Asf, el ntimero de polos del sistema esta determinado, en este caso, por la cuan- tia de Estados que acttian auténomamente, mas los clusters independientes. Entre los autores que asocian la polaridad con la existencia de polos domi- nantes formados exclusivamente por Estados, se encuentran Waltz y Modelski entre otros. Como ya hemos mencionado con anterioridad, en opinién de Waltz, la configuracién estructural de un sistema depende exclusivamente del numero de principales potencias preponderantes por su poder y no del ntimero de principales clusters o bloques*. En idéntica sintonfa, Modelski entiende que el grado de polaridad depende del ntimero de polos potenciales que poseen unas proporciones especificas de los recursos militares del sistema. Considera una cuestién diferente el andlisis de los mecanismos que Ilevan a estos polos potenciales a constituirse en el centro de grupos mutuamente excluyentes, ini- ciando con ello un proceso de polarizacién sistémica alrededor de las distintas alternativas lideradas por cada uno de ellos’. A efectos de la presente investigacién, se entiende que una nitida separacion entre los conceptos de polaridad y polarizacién es una cuestidn basica. El tra- tamiento de la polaridad y la polarizacién como dos variables independientes permite, por una parte, la identificacién de los distintos actores principales o “K. Deutsch and J. D. Singer, op. cit., pp. 392-393. Estudios que consideran polos tanto a Esta- dos como grupos de Estados pueden encontrarse en M. Wallace, «Alliance Polarization, Cross- cutting, and International War, 1815-1964: A measurement Procedure and some Preliminary Evi- dence», Journal of Conflict Resolution, Vol.17, December, 1973; J. D. Singer and M. Small, «Alli- ance Aggregation and the Onset of War, 1815-1945» en J. D. Singer (Ed.), Quantitative Interna tional Politics, New York. Free Press, 1968; K. Goldmann, Tension and Detente in Bipolar Europe, Stockholm, Swedish Institute of International Affairs, 1974; B. Bueno de Mesquita, «Measuring ‘Systemic Polarity», Jounal of Conflict Resolution, Vol. 19, n.* 2, 1975; D. P. Rapkin, W. R. Thomp- son and J. A. Christopherson, op. cit. C. W. Ostrom and J. H. Aldrich, «The Relationship between Size and Stability in the Major Power International System, American Journal of Political Science, Vol. 22, n.° 4, 1978, p. 744, "KN, Waltz, Teorfa de la Politica Internacional, op. cit., p. 194. Waltz restringe su interés a los Estados que son’ polos y, por ello ademas, grandes potencias. No existe un criterio absoluto que determine que un Estado sea o no una gran potencia, En su lugar, tal caracterizacién se construye en términos comparados o relativos de poder. * Véase G. Modelski, World Power Concentrations: Typology, Data, Explanatory Framework, Morristown, General Learning Press, 1974 56 KEPA SODUPE preponderantes por su poder y, por otra, el andlisis de los efectos de la interac- cién entre ellos. Esta diferenciacién incrementa de forma muy importante el poder explicativo de ambos conceptos. Dados los objetivos de este trabajo, el concepto de polaridad, y no el de polarizacién, ocupard fundamentalmente nuestro andlisis. No obstante, entendemos que el concepto de polarizacién contribuye a aclarar y delimitar de una manera significativa el propio concepto de polaridad. 1.2. Modelos de polaridad Como hemos visto, la polaridad pretende sobre todo determinar el niimero de polos. Las configuraciones estructurales basicas derivadas de tal medida son la unipolaridad, la bipolaridad y la multipolaridad. Cada una de estas configura- ciones genera presiones especfficas sobre las dindmicas basicas del sistema. No parece necesario, después de lo expuesto en un capitulo precedente, de- tenerse con detalle en la descripcién de los modelos mencionados. Tratando de fijar conceptos cabe sefialar que la bipolaridad y la multipolaridad guardan relacién con los conceptos de superpotencias y grandes potencias. Al mismo tiempo, la bipolaridad y la multipolaridad encuentran un encaje més satisfac- torio en la teorfa del equilibrio de poder. En cambio, el modelo unipolar se corresponde con el concepto de Estado hegeménico. Estableciendo un parale- lismo con lo que se acaba de expresar sobre la bipolaridad y la multipolaridad, es posible sostener que el modelo unipolar tiende a asociarse preferentemente con la teorfa de la hegemonfa. No obstante, esta primera aproximacién es susceptible de importantes ma- tizaciones. En efecto, la teorfa del equilibrio no ha de asociarse Gnicamente con configuraciones bipolares o multipolares. La teoria del equilibrio asume la posibilidad de una estructura unipolar. Pero, conforme a sus presupuestos, esta estructura es de cardcter efimero. La presencia de un Estado con un poder preponderante pondrd en marcha mecanismos que conjuren, en el plazo de tiempo mas breve posible, esta amenaza al sistema”. Bien mediante el incre- mento de poder por medios internos, bien mediante la constitucién de alian- zas, la estructura volvera a adquirir una configuracién bipolar o multipolar. De igual manera, la teorfa de la hegemonfa no debe identificarse exclusiva- mente con configuraciones unipolares. Esta teorfa puede ser compatible con ” KN. Waltz, «Structural Realism ...», op. cit., pp. 27-28. POLARIDAD, CONCENTRACION Y DESIGUALDAD 37 estructuras bipolares o multipolares. En estos tltimos casos, el sistema inter- nacional se encontrarfa en fases muy especificas del ciclo hist6rico. En diferen- tes momentos de la historia, los Estados hegeménicos han tenido que enfren- tarse al desaffo de una potencia emergente. Cuando este desaffo se traduce en un avance del poder de esta ultima, la estructura puede transformarse en bi- polar. Es posible contemplar, asimismo, que el declive del Estado hegeménico coincida con el ascenso no de una, sino de varias potencias. En este caso, la teoria de la hegemonia estaria dando cuenta de la aparicién de una estructura multipolar". Hasta aquf, tanto el concepto como los modelos de polaridad han estado re- feridos a la estructura de poder general. La teorfa neorrealista considera que el sistema internacional tiene una unica estructura. Tal consideracién emana de la aceptacién de la premisa previa sobre la fungibilidad del poder. Para el neo- rrealismo, los recursos de poder son homogéneos y altamente fungibles. Por esta raz6n, las capacidades politicas, econémicas y militares de los Estados pueden ser agregadas en una tnica estructura distributiva. Asf, el poder tiene un potencial de cardcter general y un Estado puede emplearlo para perseguir sus propias metas, pudiendo abarcar éstas aspectos muy dispares de la politica internacional. ‘Sin embargo, autores como Baldwin, Keohane y Buzan se han mostrado contrarios a esta idea, manteniendo que no todos los recursos son fungibles. Estos autores coinciden en sefialar que el examen de las distintas distribucio- nes por reas sectores enriquece ampliamente las posibilidades explicativas de la teorfa estructural. Pueden producirse discrepancias importantes entre la estructura general de poder y la estructura por dreas o sectores concretos. La capacidad explicativa de la estructura general pierde peso cuando, por ejemplo, los recursos militares de un Estado no estan en consonancia con sus recursos econémicos o financieros. Para los autores que se oponen a la premisa de fun- gibilidad, los recursos militares tienen poco que ver cuando nos desplazamos al terreno econémico-financiero. De ahf que la consideracién de diferentes estructuras, segiin las éreas dominantes de actividad internacional, sea una cuestién de gran trascendencia”. En este libro se va a proceder, en primer lugar, a un andlisis general de la polaridad. Como podra apreciarse con més detalle en el capitulo siguiente, el T. J. Volgy, L. E. Imwalle and J, E. Schwarz, op. cit. D, Baldwin, «Power Andlisis and World Politics: New Trends versus Old Tendencies», World Politics, Vol. 31, n2 2, 1979, p. 170; R. O. Keohane, «Theory of World Politics: Structural Realism and Beyond», en R. O. Keohane (Ed.), Neorealism and Its Critics, New York, Columbia University Press, 1986, p. 166-167; B. Buzan and R. Little, op. cit, p. 73-77, 58 KEPA SODUPE poder de los Estados depende de un conjunto de variables que comprende ele- mentos territoriales, demograficos, econémicos, militares y estratégicos. No descansa exclusivamente, como suele ser frecuente, en elementos estrictamente militares. De esta forma, se obtiene una expresién més sintética del poder de los Estados. Este planteamiento responde a los presupuestos de la teorfa rea- lista. Asimismo, este criterio de agregacién ha sido caracteristico de los estu- dios cuantitativos que han pretendido ver la relacién existente entre la estruc- tura y los acontecimientos internacionales. Pero, en segundo lugar, este libro también se adentrard en un anilisis secto- rial de la polaridad. Para ello, el foco de atencién no sera la estructura general de poder, sino la distribucién de poder en distintas areas 0 esferas de actividad internacional. En nuestro caso, estas dreas o esferas de actividad estaran cons- tituidas por las variables que entran a formar parte del indice. Procediendo asi, podré legarse a alguna conclusién sobre si se da o no una correspondencia entre la polaridad general y la polaridad sectorial. De no producirse esta co- rrespondencia, la polaridad general se convertiré en una variable con escasa capacidad explicativa de los resultados observables en el sistema internacional. 2. LA MEDICION DE LA POLARIDAD ¢Cémo medir el ntimero de polos en el sistema internacional? Como es sabido, la cuestién de la determinaci6n o del «cuenteo» de polos adquiere una entidad especial tras la publicacién de la obra de Waltz, Teoria de la Politica Internacio- nal. Este autor entiende que aislar los polos dominantes del resto de Estados en distintos momentos hist6ricos es una cuestién de «sentido comin». La realidad ha demostrado que el ejercicio del sentido comiin no es una ta- rea facil. A pesar de que la literatura refleja diversos intentos por hacer mensu- rable la discriminacién entre Estados que son polos y aquellos que no lo son, todos ellos adolecen de un alto grado de arbitrariedad y, por ello, han sopor- tado miltiples criticas. La inexistencia de un criterio universal no sélo ha con- dicionado la definicién del ntimero de polos, sino que también ha comprome- tido los intentos dirigidos a establecer en qué momento se produce un cambio en Ia polaridad. Sin embargo, sin tener la pretensién de resolver el problema, cabe apuntar una técnica estad{fstica que podria contribuir a la determinacién de polos, sin necesidad de introducir criterios aprioristicos que desvirtuen la validez de los resultados. En realidad, la idea que subyace en la diferenciacién entre Estados " K.N, Waltz, Teoria de la Politica Internacional, op. p. 194, POLARIDAD, CONCENTRACION Y DESIGUALDAD 39 polo y Estados que no lo son es el agrupamiento de los actores en dos estratos diferenciados. El andlisis de conglomerados o cluster analysis representa, de forma genérica, un grupo de técnicas de andlisis multivariante, cuyo propésito primario es, precisamente, agrupar objetos en grupos, basdndose en su seme- janza en relacién con una serie de caracteristicas o atributos", Comienza con un conjunto de datos sobre una serie de objetos o unidades e intenta reorgani- zar estos objetos o unidades en un ntimero reducido de grupos, lo mas homo- géneos posible. Los conglomerados resultantes del proceso de anilisis mostra- ran alta homogeneidad interna (intra-conglomerado) y alta heterogeneidad externa (inter-conglomerados) ", La traslacién del andlisis de conglomerados al sistema internacional abre amplias posibilidades de clasificacién de los Estados, con arreglo a la similitud que presentan en sus recursos de poder. Asi, aquellos actores que han de ser considerados polos en un momento histérico determinado quedardn incluidos en un conglomerado o cluster perfectamente diferenciado del resto de los acto- res. La literatura estadistica sobre el andlisis de conglomerados advierte reitera- damente sobre la necesidad de adoptar ciertas decisiones previas: la seleccién de las variables relevantes para identificar los grupos, la determinacién de la medida de distancia y la eleccién del método para agrupar a los individuos en conglomerados™. 2.1. La selecci6n de las variables En primer lugar, es necesario seleccionar las variables que se empleardn para identificar los grupos, teniendo en cuenta las consideraciones derivadas del marco teérico en el que pretendemos insertar el andlisis estadistico. Una vez que se ha determinado qué variables son las relevantes, si éstas presentan dis- tintas escalas de medida, ha de decidirse si se recurre a la estandarizacion. De “ Para profundizar en las técnicas multivariantes pueden consultarse las siguientes obras de re- ferencia: K. V. Mardia, J. T. Kent and J. M. Bibby, Multivariate Analysis, London, Academic Press, 1979; B. F. J. Manly, Multivariate Statistical Methods: A Primer, New York, Chapman and Hall, 1986; I. H. Bernstein, Applied Multivariate Analysis, New York, Springer-Verlag, 1988. "'R, Martinez Arias, El Andlisis Multivariante en la Investigacién Cientifica, Madrid, La Mura- Na/Hespérides, 1999, pp. 116-117. R. Bisquerra, Introduccion Conceptual al Andlisis Multivariante, Vol Il, Barcelona, PPU, 1989, p. 400; S. K. Kachingan, Statistical Analysis: An Interdisciplinary Introduction to Univariate and Multivariate Methods, New York, Radius Press, 1986, p. 404; R. Martinez Arias, op. cit., p. 117; P. J. Ferrando y U. Lorenzo, «Andlisis Factorial» en J. Renom (Ed.), Tratamiento Informatizado de los Datos, Barcelona, Masson, 1997, pp. 101 y ss. 6 KEPA SODUPE ser asf, este recurso evitard la sobreponderacién de ciertas variables en detri- mento de otras que pueden resultar infravaloradas como consecuencia de la falta de homogeneidad en la escala. Hay que sefialar que la mayor parte de las medidas de distancia son sensibles a este hecho”. 2.2. La medida de proximidad En segundo lugar, es necesario determinar qué medida de proximidad sera la empleada para medir la distancia o similitud entre los individuos que con- forman la muestra. La proximidad expresa la semejanza que existe entre indi- viduos o variables. Esta semejanza entre los distintos individuos es el punto de partida de cualquier clasificaci6n en el andlisis de conglomerados. Proporciona la matriz de (di)similitud (matriz n x n, cuyos elementos d, representan la dis- tancia entre todos los pares de individuos)"". Es decir, los Estados son evalua- dos respecto a una serie de variables y éstas deben ser combinadas en una me- dida de similitud calculada para cada par de tales unidades. La similitud entre los individuos que componen la muestra puede evaluarse empleando distintos procedimientos. Entre éstos estén las medidas de distan- cia, de las cuales pueden mencionarse las siguientes: Distancia Euclidea La distancia euclidea entre dos individuos, en nuestro caso entre dos Esta- dos, es la raiz cuadrada de la suma de los cuadrados de las diferencias existen- tes entre las variables seleccionadas (p variables). Distancia Euclidea al Cuadrado 4e=S65-»} Es la misma distancia que la anterior, pero elevada al cuadrado. "En referencia a la estandarizacién de las variables en el andlisis de conglomerados ver: B. S. Everitt, Cluster Analysis, 3rd ed., London, Edward Amold, 1993, pp. 38-39. “'W. J. Kreanowski, Principles of Multivariate Analysis, New York, Oxford University Press, 1988, p. 3B "Sobre las medidas de distancia a las que se hace referencia en este capitulo ver: K. V. Mardia, J.T. Kent and J. M. Bibby, op. cit., pp. 375-384; R. Bisquerra, op. cit., pp. 48-49. POLARIDAD, CONCENTRACION Y DESIGUALDAD 61 Distancia Métrica de Chebychev 4, = Maxx, - | La distancia métrica de Chebychev es la mayor de las diferencias, en valor absoluto, existente entre las variables consideradas. Distancia de Manhattan o City-Block 45 = Ds-v1 Esta distancia es la suma de las diferencias, en valor absoluto, existente en- tre todas las variables seleccionadas. Estas cuatro distancias estan entre las mas utilizadas en el andlisis de con- glomerados. La eleccién de la medida a utilizar depende del tipo de estudio, es decir, de la informacién que deseemos obtener, teniendo en cuenta la natura- leza de los sujetos y las variables. De las distancias citadas, me ha parecido oportuno recurrir a aquella que muestra la estructura ms sencilla. Esta es la que se conoce como Manhattan o City-Block. Entiendo que constituye una medida correcta de las diferencias que pueden separar a los Estados. AdemAs, en el caso de seleccionar una sola variable, coincide con la distancia eucl{dea. Puede ponerse un ejemplo que serviré para ilustrar la aplicacién de las dis- tintas técnicas estadisticas que se proponen en este capitulo. Asf{, cabe consi- derar dos sistemas internacionales distintos compuestos por cinco Estados cada uno de ellos. La variable que sirve de base para el andlisis de conglome- rados es solamente una: el poder. La estructura o distribucién de poder de es- tos sistemas es la siguiente: Cuadro n.°3 Distribucion de Poder de los Sistemas A y B Sistema A Sistema B Estado 1 45 30 Estado 2 25 25 Estado 3 15 20 Estado 4 10 15 Estado 5 5 10 Total 100 100. Las matrices de distancia para ambos sistemas, siguiente paso en el andlisis de conglomerados, estan recogidas en el cuadro que se expone a continuacién. Las cifras estén calculadas conforme a la distancia Manhattan. a KEPA SODUPE Cuadro n° 4 Matrices de Distancia de los Sistemas A y B Sistema A Estado 1 Estado2 Estado3 Estado4 Estado 5 Estado 1 0 vo Estado 2 20 0 we Estado 3 30 10 0 os Estado 4 35 15 5 oO Estado 5 40 20 10 5 2.3. El método de generacién de conglomerados En tercer lugar, tras haber calculado las matrices de similitud, debemos de- terminar cusl seré el método de particién o agrupamiento de Estados en con- glomerados. De nuevo hemos de elegir entre una gran variedad de procedi- mientos que representan perspectivas diferentes sobre el proceso de creacién de grupos. En términos generales, tales procedimientos han sido reducidos a dos grandes grupos: los métodos jerarquicos y los métodos iterativos de parti- cién 0 no jerarquicos”. En nuestro caso optaremos por los métodos jerarquicos. Estos son los mas comunmente empleados y se subdividen, a su vez, en aglomerativos y disocia- tivos". Los métodos jerarquicos permiten la construccién de una clasificacién ® Diversas descripciones de los diferentes métodos pueden encontrarse en: M. S. Aldenderfer and R. K. Blashfield, Cluster Analysis, Beverly Hills, Ca, Sage, 1984; K. D. Bailey, Typologies and taxonomies: An Introduction to Classification Techniques, Thousand Oaks, Ca, Sage, 1994; B. S. Everitt, op. cit. "' Los métodos aglomerativos, también conocidos como ascendentes, comienzan el andlisis considerando tantos grupos como individuos compongan la muestra. A partir de estas unidades, se van formando nuevos grupos de forma ascendente. Al final del proceso todos los individuos que- dan agrupados en un mismo conglomerado. Contrariamente, los métodos disociativos o descen- dentes, comienzan el andlisis considerando un tinico conglomerado que agrupa a todos los indivi- POLARIDAD, CONCENTRACION Y DESIGUALDAD 3 © jerarquia de Estados que tiene su representacién grafica en una estructura arborescente, llamada dendrograma”. Esta estructura arborescente presenta como caracteristica el que los resultados obtenidos en un primer estadio apa- recen siempre anidados dentro de otro posterior. En la divisién de los métodos jerérquicos en aglomerativos y disociativos nos inclinamos por los primeros. El procedimiento aglomerativo se basa en la consideracién inicial de cada Estado como un conglomerado independiente. En las sucesivas etapas, los conglomerados mds proximos se adheriran for- mando nuevos conglomerados que contendran cada vez un mayor nimero de individuos. De esta manera, la cifra de conglomerados se reduciré en cada una de las fases del proceso, hasta llegar a un tinico conglomerado. En este punto, es necesario sefialar que existen varios criterios para agrupar individuos 0 Es- tados en grupos homogéneos”, Entre estos criterios, cabe mencionar: 1, El método de las «distancias minimas» (single linkage), también cono- cido como el método del «vecino més préximo». Considera que la dis- tancia entre dos conglomerados es la menor de las distancias existentes entre los individuos de ambos conglomerados, El proceso de aglutina- miento consistird, por tanto, en fusionar aquellos conglomerados sepa- rados por la distancia mds reducida, entre todas las distancias minimas posibles. 2. El método de las «distancias maximas» (complete linkage), denominado también método del «vecino mds lejano». Estima que la distancia entre dos conglomerados es la mayor de las distancias existentes entre los individuos de ambos conglomerados. Este método fusionara, en primer lugar, aquellos conglomerados separados por la distancia mas reduci- da, entre todas las distancias maximas posibles. 3. El método del «promedio entre grupos» (average linkage between groups). Define la distancia entre dos conglomerados como el promedio de las distancias entre todos los pares de individuos, perteneciendo ca- da uno de los individuos de dichos pares a un cluster diferente. Por ejemplo, si los individuos 1, 2 y 3 forman el cluster A, y los individuos 4 y 5 forman el cluster B, la distancia entre los cluster A y B sera el duos. A partir del conglomerado o grupo inicial, de forma descendente y a través de sucesivas divisiones, se formardn agrupaciones cada vez mas pequefias hasta llegar a la unidad minima, ® Sobre el dendrograma y otros métodos grificos por asociacién o matrices de proximidad de- rivados del andlisis de conglomerados, puede consultarse: W. J. Krzanowski, op. cit. pp. 86-123. ® Como ya hemos sefialado, existe un amplio volumen de literatura cuantitativa sobre los dife- rentes criterios de agrupacién. Una descripcién sencilla de los métodos mas relevantes puede encontrase en: R. Martinez Arias, op. cit, pp. 122-123. o KEPA SODUPE promedio de las distancias entre los siguientes pares de casos: (1,4) (1,5) (2,4) (2,5) (3,4) (3,5). De estos métodos aglomerativos, el que emplearemos seré el del promedio entre grupos. Este método genera clusters bien equilibrados espacialmente. Utiliza informacién de todas las distancias entre pares de individuos, y no so- lamente de los més alejados o de los més proximos, y da buenos resultados para aplicaciones de tipo genérico™. Grafico n.° 1 Dendrogramas de los Sistemas A y B Sistema A ‘Sistema B Soe ube Stee? SLLIS eos aBuss Como puede apreciarse en el grafico n.° 1, el anélisis de conglomerados arroja resultados distintos en cada uno de los dos sistemas de nuestro ejemplo. En el sistema A hay un Estado que forma un tinico grupo. El resto esté inte- grado en un segundo grupo, Puede hablarse, en consecuencia, de un sistema unipolar. En el sistema B observamos dos Estados separados del resto forman- do un solo grupo. Cabe calificar este sistema de bipolar. 3. SOBRE LA CONCENTRACION Y LA DESIGUALDAD La polaridad, a juicio de algunos autores, resulta insuficiente para el andlisis de la estructura internacional”. Este concepto refleja Gnicamente una dimen- sién de la distribucién de poder: establece una distincién entre los Estados que ™ M, Salvador, «Andlisis de Conglomerados o Clusters, Scampus.org, Estadéstica, http:// ‘ww-Scampus.org/eccion/cluster, 2001, Junio, 2001) * B. D, Mansfield, «Concentration, Polarity and the Distribution of Power», International Stud- ies Quarterly, Vol. 37, n.° 1, 1993, pp. 108-109. POLARIDAD, CONCENTRACION Y DESIGUALDAD. 65 son polos del sistema y aquellos que no lo son. En consecuencia, recurrir ex clusivamente a la polaridad como instrumento de andlisis estructural supone la adopcién de das premisas. Por un lado, se estarfa asumiendo que los polos dominantes son estructuralmente equivalentes 0 que las diferencias de poder entre ellos son intranscendentes. Por otro, se estaria dando por sentado que las grandes potencias no polares tendrfan una influencia nula sobre la distribucién de poder y, por tanto, sobre las pautas de los fenémenos internacionales glo- bales. 3.1. El concepto de concentracién La aceptacién de las premisas anteriores no parece razonable. Eludir los ries- gos que comporta requiere introducir el concepto de concentracién. No todos los autores, desde luego, estin de acuerdo con emplear exclusivamente la pola- ridad para definir una determinada configuracién de poder. Hay autores que han tratado de hacer esto fijndose en el mtimero de polos y en el de grandes potencias no polares, as{ como en las diferencias de poder entre ellos”. Aunque autores neorrealistas como Waltz no hacen mencién de la idea de concentra- cin, la base microeconémica sobre la que se asienta su teorfa es perfectamen- te compatible con dicha idea. Como ha sefialado Mansfield, la estructura del mercado no se define contando el numero de empresas dominantes. Cuando la desproporcién entre ellas es patente, esta circunstancia se constituye en un rasgo inseparable de tal estructura. De igual modo, en el sistema internacional, las caracteristicas estructurales no vienen dadas en exclusiva por la polaridad, es decir, por el ntimero de polos dominantes. El grado de concentracién puede darnos informacién adicional sobre las diferencias de poder entre los polos, entre el sistema de grandes potencias o entre la totalidad de los Estados del sistema”. , senci aicar & De lo expuesto se desprende la conveniencia de utilizar ambos conceptos, polaridad y concentracién, para lograr un andlisis mas preciso de la estructura de poder. Puede decirse que la polaridad representa una variable discreta que toma un reducido ntimero de valores. En cambio, la concentracién constituye una variable continua que toma un conjunto de valores comprendido general- mente entre 0 y 1". Ambas variables estan interrelacionadas, pero no siempre pueden discurrir en la misma direccién. Mansfield ha puesto ejemplos de sis » ED. Mansfield, Power, Trade and War, op. cit, p. 76. * ED, Mansfield, «Concentration, Polarity...», op. cit., p. 109, * M. Hall and N. Tideman, «Measures of Concentration», Journal of American Statistical As- sociation, Vol. 62, March, 1967, p.164; J. L. Ray and J. D. Singer, «Measuring the Concentration of Power in the International System», Sociological Methods and Research, Vol. 1, n.° 4, 1973, p. 405. bad KEPA SODUPE temas bipolares y multipolares para ilustrar las diferencias mas notables que pueden apreciarse a este respecto”. En unos casos los cambios en los indices de concentracién no estén relacionados con los cambios en la polaridad. Con arreglo al criterio de polaridad, el cuadro n.° 5 presenta tres sistemas multipo- lares y otros tres sistema bipolares. Tanto en los sistemas multipolares como bipolares, se produce una variacién significativa del indice de concentracién. Cabe sefialar, ademés, que pueden encontrarse niveles de concentracién simi- lares en distintas situaciones de polaridad. As{, mientras que los indices de concentracién de algunos de los sistemas son muy parecidos, no cabe duda de las diferencias que les separan en cuanto a polaridad. Ahora bien, polaridad y concentracién también pueden variar al unfsono. Esto es evidente si conside- ramos cualquiera de los sistemas bipolares y suponemos que el Estado mas poderoso acrecienta atin mds su poder, provocando una transformacién es- tructural hacia la unipolaridad. Este cambio en la polaridad estarfa acompa- fiado por un incremento indudable en la concentracién de poder. Cuadro ne 5 Polaridad y Concentracién en Sistemas Multipolares y Bipolares Sistemas Multipolares Estados aA B c D ECON Sistema l 0,267 0,267 0,266 0,100 0,100 0,206 Sistema2 0,350 0,270 0,180 0,000,100 0,244 Sistema 3 __0,400___0,200__0,200_0,100__0,100 0,274 Sistemas Bipolares Estados A B c CON Sistema 1 0,370 0,500,180 0,100 0,000,254 Sistema2 0,400 0,240 0,160,100 0,100 0,281 Sistema 3___0,350_0,350__0,100_0,100_0,100_0,306 Fuente: E. D. Mansfield, «Concentration, Polarity and the Distribution of Powers, International Studies Quartely, Vol. 37,n." 1, 1993, p. 113 3.2. La idea de desigualdad A los conceptos de polaridad y concentracién, es necesario afiadir, a la hora de analizar la estructura internacional, el concepto de desigualdad. Llegados a ” E. D. Mansfield, «Concentration, Polarity...», op. cit., p.113. POLARIDAD, CONCENTRACION Y DESIGUALDAD 67 este punto, quiz4 convenga efectuar una distincién entre concentracién y de- sigualdad. Esta es una distincién que raramente suele encontrarse en los estu- dios cuantitativos en Relaciones Internacionales. Es evidente que existe una innegable afinidad entre ambos conceptos™. As{ los niveles de concentracién se hallan directamente relacionados con los niveles de desigualdad. Sin embargo, aunque en menor medida que en el caso de polaridad y concentracién, pueden registrarse diferencias conceptuales entre ambos. Los anilisis sobre las diferencias de poder estan dominados por la idea de concentraci6n. En realidad, las referencias al concepto de desigualdad en sen- tido estricto no son habituales. Pero es necesario llamar la atencién sobre el hecho de que buen numero de las manifestaciones que se realizan entorno a la distribucién de poder se refieren, no tanto al concepto de concentracién como al de desigualdad. En el marco del proyecto COW, Ray y Singer llevaron a cabo un estudio preliminar con el objeto de seleccionar un indice que les permitiera determinar la concentracién de poder en el sistema internacional entre 1820 y 1965". Las variaciones en la concentracién representaban una variable de pri- mer orden en su anilisis sobre cual de las configuraciones de poder, la multi- polar o la bipolar, posefa una mayor propensién a la guerra. En este estudio, los autores citados hablan indistintamente de concentracién y desigualdad. Cuando presentan una relacién de indices entre los cuales elegir, medidas de concentracién y de desigualdad aparecen entremezcladas, sin que muestren ninguna preocupacién por distinguir conceptualmente entre ellas. Pueden aportarse dos razones para justificar el predominio del concepto de concentracién sobre el de desigualdad en las Relaciones Internacionales. En primer lugar, es posible subrayar la tendencia histérica a considerar el estudio de la politica internacional como el estudio de las relaciones entre las grandes potencias. En el cuadro n.° 1, que recoge la cifra de grandes potencias en dis- tintos momentos de la historia desde practicamente la Paz de Westfalia, cabe observar que es en 1910 cuando esta cifra es mas alta, con un total de ocho Estados. Por tanto, la vision de un sistema internacional formado por un nd- mero reducido de Estados ha podido primar mis el interés por la concentra- * H.R. Alker and B. M. Russett, «Indices for Comparing Inequality», en R. L. Merrit and S. Rokkan, Comparing Nations: The Use of Quantitative Data in Cross-National Research, New Haven, Yale University Press, 1966, p. 349; H. Theil, Economics and Information Theory, Amsterdam, North-Holland Publishing Company, 1967, p. 290; W. Piesch et I. Schmidt, L’ applicabilité de Me- sures de Concentration dans le Cadre de la Politique Européenne de Concurrence, Luxembourg, Of- fice des Publications Officielles des Communautés Européenes, 1983, p. 19. » Ray y Singer, més que inclinarse por alguna de las medidas existentes, elaboraron un nuevo indice de concentracién (CON). Este ha sido empleado por numerosos autores en estudios sobre la estructura del sistema internacional. Ver: J. L. Ray and J. D. Singer, op. cit, 68 KEPA SODUPE cién que por la desigualdad. En segundo lugar, habria que sefialar la influencia de la teorfa microeconémica en el neorrealismo. En los estudios sobre la es- tructura del mercado ha existido una preocupacién preponderante por ver en qué medida un ntimero pequefio de empresas era capaz de controlar un sector industrial, afectando con ello a cuestiones como precios, beneficios, produc- ciones, etc. Aquf, el término clave era el de concentraci6n. Junto con el resto de los principios microeconémicos, esta preocupacién por la concentracion se ha trasladado también a las Relaciones Internacionales, en detrimento posible- mente de los enfoques de desigualdad. El concepto de concentracién hace referencia a cémo el poder se acumula en los Estados del sistema internacional”. En este concepto se halla implicita la idea de la importancia de la concentracién de poder en un ntimero relativa- mente reducido de unidades polfticas. Por ello no prima a todas ellas por igual. Debido a esta circunstancia, el peso de las mas poderosas se deja sentir en las expresiones cuantitativas de la concentracién. El concepto de desigualdad alude a la dispersién en la distribucién de poder entre los Estados del sistema internacional. As{ como la concentracién sugiere acumulacién, la desigualdad sugiere disparidad. Ademds, la desigualdad no presenta la misma fijacién que la concentracién en los Estados mas poderosos. El concepto de desigualdad otorga la misma consideracién a todas las unida- des politicas, con independencia de los recursos de poder que acumulen. A esto cabe afiadir que mientras el estudio de la concentracién se centra en Estados tomados individualmente, el estudio de la desigualdad muestra una tendencia a agruparios en categorias dependiendo de la proximidad entre ellos. Si bien es necesario poner de manifiesto las diferencias conceptuales entre concentracién y desigualdad, debe apuntarse al mismo tiempo, como hacfamos unos parrafos mas arriba, la positiva relacion existente entre ellos. Concentra- cién y desigualdad se hallan estrechamente correlacionados. El primero de estos conceptos, por ejemplo, es funcién del ntimero de Estados en el sistema y de la desigualdad que pueda haber en el mismo. En principio, si dejamos fijo el numero de Estados, los aumentos o descensos en la concentracién estaran ligados a aumentos o descensos en la desigualdad. En definitiva, nuestro estudio cuantitativo del sistema internacional se cen- tra, ademas de en la polaridad, en la concentracién y la desigualdad. Cada uno de estos conceptos arrojard una luz distinta sobre la distribucién de poder en * C, Marfels, «Absolute and Relative Measures of Concentration Reconsidered», Kyklos, n.* 24, p. 753. POLARIDAD, CONCENTRACION Y DESIGUALDAD @ la historia internacional reciente. El andlisis de la concentracién pondra el acento en la evolucién de la acumulacién de poder en un grupo reducido de Estados. M4s concretamente, este andlisis recaera en las unidades que conside- ramos polos y, mas generalmente, en el sistema de grandes potencias. En cam- bio, el andlisis de la desigualdad tenderé a subrayar las asimetrias en la distri- bucién entre todos los Estados. Esto ultimo, en contraste con los estudios mas comunes sobre polaridad y concentracién, confiere a nuestro estudio una cier- ta originalidad. 4, MEDIDAS DE CONCENTRACION Y DESIGUALDAD Quiz4 no sea necesario insistir en que, tanto las medidas de concentracién como las de desigualdad a las que nos referiremos, no han sido desarrolladas en las Relaciones Internacionales. Como ha sido frecuente en tantas ocasiones, los estudiosos de esta disciplina han recurrido a instrumentos forjados en otros campos del saber. Las formulaciones tedricas y practicas de estos con- ceptos estan estrechamente relacionadas con la Economia y la Sociologia. A la hora de elegir un {ndice es conveniente plantearse primeramente qué es lo que se quiere medir; concentracién o desigualdad. Tras esta primera refle- xién habra de optarse por aquel indice que mejor responda a las expectativas de nuestro estudio, teniendo presente que la eleccién del indice a menudo afec- taa las conclusiones que de él se derivan. En general, existen algunas consideraciones genéricas a tener en cuenta que permiten discriminar entre indices y facilitar en una primera aproximacién la eleccién”. Primeramente, la medida debe recoger de manera exhaustiva el ma- yor ntimero de valores relativos a todos los individuos que componen la distri- bucién que se pretende estudiar. Cuantos mas aspectos de la distribucién re- coja el indice, tanto mas representativo y fiable sera. En segundo lugar, debe utilizarse preferentemente una medida unidimensional que sea ademas lo mas especifica posible. En tercer lugar, es recomendable técnicamente que dicha medida unidimensional tenga un rango definido entre 0 y 1 y reaccione en sentido positivo cuando se produce una transferencia de variable desde un individuo desfavorecido hacia uno mejor situado. Finalmente, insistir en que la eleccién de un indice tiene normas implicitas que dependen del punto de vista particular del investigador. Cada indice tiene unas caracterfsticas o peculiari- ™ Sobre los requisitos que deben cumplir los diferentes indices ver: J. L. Ray and J. D. Singer, op. cit, p. 405; M. Hall and N. Tideman, op. cit, p. 163, 70 KEPA SODUPE dades determinadas y, por tanto, unos son més apropiados que otros depen- diendo del estudio que se quiere realizar”, A continuacién, haremos una breve presentacién de algunos de los princi- pales indices con los que se ha pretendido medir la concentracién y la desi- gualdad. Mas tarde, justificaremos los indices que se han seleccionado para ser aplicados al estudio de la evolucién de ciertas caracteristicas de la distribucién de poder en el sistema internacional. 4.1. indices de concentracién Las medidas de concentracién se relacionan en la literatura cientifica con la Economia Industrial y con estudios que pretenden hacer mensurable la con- centracién en la industria o en un sector del mercado determinado. Para medir la concentraci6n, los indices mas utilizados son la tasa de concentracién, el indice Herfindahl-Hirschman (HH) y el indice CON. Cabe recordar aqué que los indices de concentraci6n tratan de manera especial a determinados indivi- duos o Estados que destacan sobre el resto. 4.1.1. Tasa o ratio de concentracién La tasa de concentracién es la mas sencilla de las medidas que presentamos. Se define como, asd», HEM ZYy En donde, ¥,= porcentaje del individuo i n = nimero total de individuos k = ntimero de individuos para el que se calcula la tasa Esta medida ordena la muestra en orden decreciente, dependiendo de la proporcién de variable que posea cada uno de los individuos. La tasa de con- * Presentaciones mas exhaustivas sobre In cuestién de los requisitos que deben cumplir los dis- tintos indices, pueden consultarse en: F. Bourguignon, «Descomposable Income Inequality Measu- ress, Econometrica, Vol. 47, n.° 4, 1979; P. Figini, «Measuring Inequality: On the Correlation Between Indices», Trinity Economic Paper Series, n.* 98/7, JEL: D31&D63, 1998. POLARIDAD, CONCENTRACION Y DESIGUALDAD 1 centracién de orden 2, C,, representa el porcentaje de la variable que acumulan los dos individuos mejor situados en la distribucién. El valor de la tasa de concentracién varia entre K/n, 0 concentracién mini- ma, y 1, 0 concentracién maxima. Légicamente, cuando todos los individuos tienen la misma proporcién de la variable considerada, el indice refleja una situacion de concentracién minima, mientras que si uno solo de los individuos posee el 100% de la variable la concentracién seré extrema. Cuadro n° 6 Tasas de Concentracién de los Sistema A y B Sistema A Sistema B Poder Poder G Estado 1 45 30 30 Estado 2 25 | 2s ss Estado 3 15, 20 75 Estado 4 10 1s 90 Estado 5 5 10 100 (C,: Tasa de Concentracién La tasa de concentraci6n se plasma en una representacién grafica que or- dena en la escala horizontal, de izquierda a derecha, a los individuos de la muestra comenzando por los mas poderosos, y que presenta en la escala verti- cal el porcentaje acumulado de poder que alcanza el nimero de individuos indicado en la escala horizontal. Tal representacién recibe el nombre de curva de concentracion”. Asf, una curva con una ascensién muy pronunciada, que alcance rapida- mente el tope superior de la escala vertical, describe un sistema con un nivel muy elevado de concentracién, mientras que un sistema caracterizado por bajos niveles de concentracién apareceré representado graficamente por una curva cuya pendiente sube discretamente de izquierda a derecha. La tasa de concentracién no es una medida sumaria 0 sintética, puesto que no ofrece un tinico valor de esta dimensién, Depende del orden k que conside- remos, lo cual supondra incorporar un mayor o menor ntimero de individuos © de Estados en la medida de concentracién. "M.A. Utton, La Concentracién Industrial, Madrid, Alianza Editorial, 1975, pp. 48-49, n KEPA SODUPE Grafico n.°2 Curvas de Concentracin de los Sistemas A y B En estrecha asociacién con la tasa de concentraci6n es posible hablar de lo que se ha denominado ratio-tamajio de unidades (RTU). Este ratio permite medir el poder medio de los paises mas poderos en relacién con el poder me- dio del resto de los paises del sistema. i RTU, =a N22, nk at En donde, Isken En este trabajo, el ratio-tamafio de unidades puede ser util para medir, bien el poder estructural en sistemas unipolares, bien la dimensién de la bipolari- dad en el supuesto de sistemas bipolares. En el primer caso, el ratio mide cuantas veces el poder del Estado hegeménico es superior al de la media del resto de los Estados. En el segundo, nos dice el ntimero de veces en que la me- dia de poder de los dos Estados preponderantes supera la media de poder del resto de los Estados. Refiriéndonos a nuestros ejemplos el ratio-tamafio uni- dades arroja los siguientes resultados. POLARIDAD, CONCENTRACION Y DESIGUALDAD 73 Cuadro n.°7 Poder Estructural y Dimensién de la Bipolaridad de los Sistemas A y B Dimension de la Bipolaridad RTU, = ma =18 4.1.2. Indice HH El indice de Herfindahl-Hirschman es el més utilizado en el ambito de la eco- nomfa industrial. Su formulacién basica recoge la suma de los valores al cua- drado que corresponden a los individuos de una distribucién determinada™. Es por ello una medida muy influenciada por las unidades més favorecidas, espe- cialmente en los supuestos en que la muestra es pequefia. Se trata, por tanto, de una medida que refleja una menor concentracién cuando el tamafio de la muestra aumenta. Su expresi6n aritmética es la siguiente: Donde yy, = Proporcién de variable del individuo i expresada en tanto por uno En la aplicacién de este indice se debe tener en cuenta que la talla de los in- dividuos 0 de los Estados es ms importante que el ntimero absoluto de éstos en la determinacién de la concentracién. Puede ocurrir, ademds, que el rango del indice cambie, haciendo imposible la comparaci6n entre muestras de ta- majo diferente, ya que éste tiene un recorrido entre 1/n y 1. Este hecho puede ser especialmente significativo cuando el nimero de individuos o de Estados que componen la distribucién es pequefio. Aplicado a nuestro ejemplo, el grado de concentracién que nos proporciona este indice es el siguiente: *L. Cabral, Economia Industrial, Madrid, McGraw-Hill, 1997, p. 16. 4 KEPA SODUPE indice HH Sistema A 0,30 Sistema B 0.23 4.1.3. Indice CON El indice CON fue desarrollado por J. L. Ray y J. D. Singer en el marco del proyecto COW (Correlates of War)”. Es uno de los mas populares en el ambito de las Relaciones Internacionales. La pretensién de estos autores era crear una medida especifica que pusiera en relacién los distintos niveles de concentra- cién en la distribucién de poder con la aparicién de conflictos en el sistema internacional. En realidad, el indice CON constituye una transformacién del indice HH antes descrito”. Los resultados obtenidos mediante la aplicacién de CON estan determina- dos por la proporcién de recursos elevados al cuadrado y por el ntimero de individuos o Estados que componen la muestra. Permaneciendo constante el ntimero de Estados, el indice resultante es proporcional a 7, es decir, al indice HH. Como ocurria con HH, el indice CON depende de las proporciones de poder que detenten los diferentes Estados. Al utilizar la suma de dichas proporciones al cuadrado para su célculo, las categorias més favorecidas condicionan espe- cialmente el resultado del indice. Sin embargo, CON es mas sensible que HH a las variaciones en el ntimero de Estados, porque incluye especificamente esta variable en su formulacién matematica. El indice CON es también unidimensional, pero, a diferencia de HH, se mueve técnicamente en el intervalo 0-1, lo cual representa una ventaja cuando se trabaja con una muestra de individuos 0 Estados reducida. Por contra, el "J. L. Ray and J. D. Singer, op. cit., p. 422. ™ La relacion entre ambas medidas puede encontrarse en, J. L. Ray and J. D. Singer, op. cit., pp. 429-430; E. D. Mansfield, «Concentration, Polarity, ....», op. cit. pp. 111. POLARIDAD, CONCENTRACION Y DESIGUALDAD 75 principal inconveniente que presenta el indice CON es que los cambios en el tamajio de la muestra que supongan pequefias aportaciones por parte de los individuos, no provocan un cambio en la distribucién de las proporciones y hacen, sin embargo, aumentar el indice cuando cabria esperar que éste se mantuviera estable. Empleando nuestro ejemplo, el grado de concentracién obtenido mediante la aplicaci6n de esta medida es: indice CON SistemaA 0,35 SistemaB 0,18 —SistemaB__0.18 4.2. Indices de desigualdad El desarrollo fundamental de las medidas de desigualdad se ha producido en el contexto de estudios sobre la distribucién de rentas 0 ingresos. Muchos de estos estudios han tenido por objeto el andlisis del bienestar econémico y la pobreza en grupos determinados de individuos. Para medir la desigualdad que presenta una distribucién, las medidas mas comunes son el coeficiente de Schutz, el indice de Theil y el indice de Gini. Estos indices estan basados en la desviacién relativa de la equidad. Son medidas que pretenden analizar el mo- do en que se distribuye entre categorias o grupos de individuos la variable de interés”. 4.2.1. Coeficiente de Schutz Un indice que ha recibido cierta atencién en estudios sobre desigualdad es el coeficiente de R. R. Schutz. Es una medida que, al igual que el {ndice de tiene una expresi6n grafica basada en la curva de Lorenz y, mas concretamen- te, en su pendiente. Refleja la proximidad de la pendiente de dicha curva con respecto a la de la Ifnea de igualdad absoluta (recta de 45°). Es calculado me- diante la suma acumulada de las razones de ventaja, +, por encima o por de- ™ Sobre medidas de desigualdad puede verse: A. Sen, On Economic Inequaliy, Oxford, Claren- don Press, 1997, pp. 24-46. 76 KEPA SODUPE bajo del punto en que las partes de todos los individuos son iguales, en donde se cumple que ¥=)- Es una medida muy préxima al indice de Gini, pero muestra un aspecto di- ferente de la desigualdad. El coeficiente de Schutz establece una comparacién entre los porcentajes de una variable en posesién de los individuos mas aven- tajados (0 de los mas desaventajados) con respecto a la media de los porcen- tajes de todos los individuos del sistema. El valor resultante es, esencialmente, igual al desvio medio normalizado. El coeficiente de Schutz se enuncia como sigue: Bena, Za Byax 3 wy En donde, 5 = media de y, y, = % de la unidad i-ésima Ax, = n.-%, i xed n El rango de este indice no varia entre 0 y 1. El limite superior esté acotado por 1-1/n, por lo que puede dificultar la comparacién de resultados en mues- tras que posean tamaiios diferentes. Ademas, debido a que se centra bien en la suma de las razones de ventaja o bien en la suma de las de «desventaja», no utiliza toda la informacién de la muestra. Esto significa que el coeficiente pue- de no ser sensible a las variaciones dentro de aquella parte de la distribucién que no est incluida en los célculos. Ademés, dado que diferentes combinacio- nes de razones de ventaja pueden arrojar la misma suma, el coeficiente tam- bién resulta insensible a cambios en la distribucion dentro del grupo que sf es incluido en los célculos®. indice Schutz ‘Sistema A 0,30 Sistema 015 “J. L. Ray and J. D. Singer, op. cit., p. 420. POLARIDAD, CONCENTRACION Y DESIGUALDAD 7 4.2.2. Indice de Theil Es una medida, desarrollada por H. Theil, que se presenté inicialmente como una magnitud de igualdad. Posteriormente se observé la ventaja de transfor- maria en un indicador de desigualdad. Su formulacién inicial fue la siguiente: Hy -d» lees Asf definido, el {ndice toma valores mayores 0 iguales que 0 y, al contrario que el resto de medidas observadas hasta el momento, ordena la desigualdad de manera decreciente: la extrema desigualdad toma valor 0 y la perfecta dis- tribucién de los recursos entre los individuos toma el valor log n. Es posible transformar esta formula matematica, obteniendo el indice de Theil o lo que también se ha denominado «redundancia relativa». Esta trans- formacién consiste en lo siguiente: Indice de Theil =e) logn Esto permite, por una parte, la conversién del indice en una medida de des- igualdad y, por otra, la fijacién de su rango o recorrido entre 0 y 1. Debe sefialarse que el indice de Theil presenta la particularidad de permitir la realizacion de andlisis desagregados. Hace factible medir la repercusién en la desigualdad de la composicién interna de los grupos y de los grupos entre sf. Es decir, la desigualdad total puede ser descompuesta en la desigualdad intra- grupos y la desigualdad intergrupos*. 1g)= St? + £7,140) En donde, ya en G = Niimero de categorfas “H. Theil, op. cit. “Baisten mumeroeas conribuciones que destacan esta propiedad del indice de Theil. Entre e- las sugerimos las siguientes: S. M. Ravi Kanbu, «The Measurement and Descomposition of Ine- quality and Poverty», en F. Van der Ploeg (Ed.), Mathematical Methods in Economics, John Wiley & Son Ltd., 1984, pp. 422-423; J. Drescher, «Income Inequality Decomposition by Income Source and by Population Subgroups», LIS Working Paper, n.” 209, 1999, pp. 7-9. 78 KEPA SODUPE 4,0)= D4 we donde, s,= Categorfa g Sy, top = Desigualdad entre grupos ¥y,7,() = Desigualdad intragrupos Las descomponibilidad del indice constituye una caracteristica que puede hacer atractiva su utilizacién". De hecho, ésta ha sido frecuente en los anilisis sobre distribucién regional de la renta. Como hemos sefialado, el indice de Theil ha permitido ver en qué medida la desigualdad total esta determinada por la desigualdad intergrupos o por la desigualdad intragrupos". Aplicado a nuestro ejemplo, la informacién sobre el grado de desigualdad es: indice Theil SistemaA 0,15 Sistema B__ 0,04 4.2.3. Indice de GINI Este indice ha sido uno de los mas aplicados en investigaciones sobre la desi- gualdad en las Ciencias Sociales. Nacié inicialmente para ser utilizado en dis- tribuciones de variables continuas. Sin embargo, en las Ciencias Sociales es caracteristico trabajar no con variables continuas, sino discretas. En conse- cuencia, la aplicacién del indice de Gini requiere una transformacién de la formulacién inicial no exenta de dificultades*. En principio, puede decirse que el indice de Gini est comprendido entre 0 y 1. Adoptard el valor 0 cuando la * Esta propiedad, comuin a algunos indices, es analizada exhaustivamente en, F, A. Cowell, Measuring Inequality, 2nd ed., Oxford, Philip Allan, 1995. “H. Theil, op. cit., 1967. “ Sobre las distintas aproximaciones al indice de Gini, ver: G. A. Koshevoy and K. Mosler, «Multivariate Gini Indexes», Discussion Papers in Statistics and Eonometrics, n.° 7/95, 1995, http//Awww.uni-koeln.de/wiso-fak/wisostatsem/papers/koelse9507.html (Agosto 2001); E. Ferreira y A. Garin, «Una Nota sobre el Calculo del Indice de Gini», Estadistica Espaftola, Vol. 39, n.° 142, 1997, p. 208. POLARIDAD, CONCENTRACION Y DESIGUALDAD, 9 curva de Lorenz coincida con la diagonal de equidistribucin, representando asi una situacién de igualdad total en el reparto de una variable. En el otro extremo, tomaré el valor 1 cuando la curva de Lorenz coincida con los lados del cuadrado (lados inferior y derecho), expresando en este caso una situacién .~de maxima desigualdad distributiva. La formulacién matematica del indice de Gini es la siguiente: G=23(R-Q)ae En donde, ?, = Porcentaje acumulado hasta el individuo i @, = Porcentaje de la variable acumulado hasta el individuo i. AR = Pea Re La definicién del indice de Gini, tanto en distribuciones continuas como discretas, tiene una representacién geométrica en la curva de Lorenz*. Grafico n° 3 Curva de Lorenz El indice de Gini mide la desigualdad a través de un cociente entre el Area delimitada por la Curva de Lorenz y el Area que refleja la situaci6n de dispari- dad total. El denominador del cociente que se acaba de mencionar posee una * Sobre la relacién que se establece entre el indice de Gini y la Curva de Lorenz puede consul- tarse: J. L. Gastwirth and M, Glauberman, «The Interpolation of the Lorenz Curve and Gini Index from Grouped Data», Econometrica, Vol. 44, n.° 3, 1976, pp. 479-483; A. Sen, op. cit, pp. 29-30. 80 KEPA SODUPE superficie constante, equivalente a la mitad de un cuadrado de lado uno. De esta forma, cabe identificar el indice de Gini como el doble de la superficie de desigualdad, es decir, como el doble del area delimitada por la curva de Lo- renz y la diagonal representativa de la equidad total. Una de las dificultades de la transformacién del indice de Gini para su apli- caci6n a variables discretas es que el rango de variabilidad no esta comprendi- do entre 0 y 1. El limite superior no toma el valor 1 sino 1-1/n. En caso de dis- tribuciones con un niimero pequetio de individuos, el limite superior asumiré un valor sensiblemente alejado de 1. Esta limitacién constituye un serio in- conveniente, cuando el propésito es comparar la desigualdad en muestras pe- quefias con distintos tamafios. Sus limitaciones tienden a desvanecerse si las distribuciones contienen un ntimero elevado de individuos, pues el I{mite su- perior del indice de Gini converge con rapidez hacia el valor 1. Al igual que el indice de Theil, el indice de Gini es susceptible de descom- posicién”. En este caso, la desigualdad total puede dividirse en tres compo- nentes. Los dos primeros son similares a los que se obtienen de la descompo- sicién del indice de Theil. El componente inter-grupos mide las diferencias entre los niveles medios de los distintos grupos, mientras que el componente intra-grupos refleja las disparidades dentro de los grupos. De la descomposi- cion del indice de Gini surge un tercer componente que recibe el nombre de superposicién. Este componente recoge el hecho de que, en los grupos mas desfavorecidos, existan individuos cuyos niveles de la variable objeto de estu- dio sean superiores a los de algunos de los integrantes de grupos con niveles medios més altos. Estos tres componentes pueden contribuir de manera diver- saa la desigualdad total. Los resultados del indice de Gini en nuestro ejemplo son: indice Gini SistemaA 0,38 SistemaB 0,28 —SistemaB__0,28 * La descomposicion del indice de Gini a la que nos referimos sigue las pautas establecidas por Pyatt. G, Pyatt, «On the Interpretation and Disagregations of Gini Coefficients», The Economic Joural, Vol. 86, 1979. Elaboraciones mas recientes, pueden encontrarse en: G. Pyatt,«An Axio matic Approach to the Gini Coefficient and the Measurement of Welfare», Advances in Economet- rics, Vol. 4, 1985; «Measuring Welfare, Poverty and Inequality», The Economic Joumal, Vol. 97, June, 1987. POLARIDAD, CONCENTRACION Y DESIGUALDAD 81 Grafico n.° 4 Curvas de Lorenz de los Sistema A y B Percertae oe Poder Acumutago%) Asociado a la curva de Lorenz suele presentarse el concepto de razones de ventaja“. Estas razones representan la pendiente de dicha curva. Son definidas a través del cociente siguiente: is En donde y, es el porcentaje de que dispone el individuo i de una determinada variable e } representa el valor medio. Cuadro n.°8 Razones de Ventaja de los Sistemas A y B Sistema A | Sistema B Tr THY y y Estado 1 45 225 | 30 1,50 Estado 2 251425 | 25 1,25 Estado 3 150,75 | 20 1,00 Estado 4 10 050 | 15 0,75 Estado 5 5 025 | 10 050 > 20 20 “H.R. Alker, El Uso de la Matemdtica en el Andlisis Politico, Buenos Aires, Amorrortu, 1969, p. n 8 KEPa SoDUPE El concepto de raz6n de ventaja puede ser til para observar qué Estados disfrutan de un poder superior a la media. También en sentido inverso muestra qué Estados se hallan por debajo de dicho valor medio. Grafico n.° 5 Razones de Ventaja de los Sistemas A y B Sistema A Sistema 8 5. LA SELECCION DE LAS MEDIDAS. En este trabajo trataremos de estudiar tanto la concentracién como la desi- gualdad en el sistema internacional. Veremos en qué medida ambos conceptos pueden proporcionar puntos de vista complementarios. En lo que respecta al primero, utilizaremos la tasa de concentracién. Entendemos que este ratio proporciona una informaci6n interesante sobre cémo el poder se acumula en los principales Estados. Hemos considerado que el uso de un indice sintético podia resultar ms apropiado en el marco del andlisis de la desigualdad. Deja- remos, pues, al margen {ndices de concentracién como HH y CON. Ademas, emplearemos también el ratio-tamafio de unidades. Este ratio nos dara infor- maci6n sobre cual es la relacién entre el poder de los Estados preponderantes y el del resto de los Estados. En lo que concierne a la desigualdad, el {ndice seleccionado ha sido el de Gini. Este indice cumple con gran parte de los requisitos que han sido mencio- nados anteriormente. Debe sefialarse que puede presentar problemas cuando es utilizado en poblaciones de tamafio reducido. Como se ha indicado, la raz6n es que el intervalo de variacién del indice de Gini no se mueve entre 0 y 1 sino entre 0 y 1-1/n. Por las razones que expondremos més adelante, esta circuns- tancia tiene escasa incidencia en nuestro estudio. El indice de Theil resultaba POLARIDAD, CONCENTRACION Y DESIGUALDAD, 33 igualmente atrac . De hecho, es frecuente encontrarlo en estudios sobre la distribucién regional de la renta. Este indice posee ventajas innegables en la medida en que posibilita la descomposicién de la desigualdad total en dos componentes, uno intra-grupos y otro inter-grupos. No obstante, el indice de Gini posee estas mismas cualidades. Ademés, la descomposicién de la que puede ser objeto hace posible extraer no dos, sino tres componentes. Es cierto que en el estudio que realizamos, uno de estos componentes, el de la superpo- sicién, es, por los motivos que también se expondran mas adelante, escasamen- te util. Pese a ello, hay que subrayar que la descomposicién del indice de Gini ofrece superiores posibilidades de andlisis, permitiendo una mayor profundi- zaci6n en la dinamica de las disparidades inter e intra-grupos. Por esta raz6n, fundamentalmente, ha sido el indice preferido. EI indice de Schutz ha sido descartado. Este indice recoge informacién so- bre sélo una parte de los individuos de una poblacién. Aquellos que estan por encima o por debajo de la media de la variable objeto de estudio. Sin embargo, sf seré tomado en consideracién un componente esencial de la formulacién de Schutz. Me refiero a las razones de ventaja. Estas posibilitaran ver cémo se sittan los Estados respecto al poder medio del sistema. PARTE SEGUNDA LA EXPRESION CUANTITATIVA DE LA ESTRUCTURA CAPITULO 4 Concepto e indices de poder Una de las finalidades de este libro es analizar, mediante el empleo de técnicas estadisticas, la evolucién del sistema internacional, mas concretamente de su estructura, a lo largo del periodo 1950-1995. Esto requiere una expresién cuan- titativa de la estructura. Su logro pasa por la operacionalizacién del concepto de poder, por la utilizacién de un indice que muestre la posicién relativa de los Estados, en momentos diferentes del periodo mencionado. Este capitulo aborda el concepto de poder, poniendo de relieve las diferen- tes definiciones que se han dado del mismo. Ademds, trata de exponer las mil- tiples dificultades asociadas a su operacionalizacién. En ultimo término, lleva a cabo una descripcién de los principales intentos que, en tal direccién, se han producido en la disciplina. 1. EL CONCEPTO DE PODER El concepto de poder, al igual que el de equilibrio de poder, ocupa un lugar preponderante en el estudio de las Relaciones Internacionales. Pese a su papel destacado, este concepto ha sido objeto de fuertes criticas. Buen nimero de autores ha puesto de manifiesto su falta de precision. Como en el caso del equilibrio de poder, la confusién emana de las diferentes y, con frecuencia, opuestas definiciones del mismo’. Asi, los estudiosos de las Relaciones Interna- cionales han utilizado tradicionalmente el concepto de poder en tres sentidos *C. del Arenal, «Poder y Relaciones Internacionales: Un Anilisis Conceptual», Revista de Estu- dios Internacionales, Vol. 4, n.° 3, 1983, p. 506. 88 KEPA SODUPE diferentes: como control, como capacidades o recursos y como objetivo’. En el primero de los sentidos mencionados, el concepto de poder implica esencial- mente una relacidn entre dos actores, Asumiendo esta circunstancia, A. F. K. Organski ha definido dicho concepto como «la habilidad de influenciar el comportamiento de otros de manera congruente con nuestros propios intere- ses»’, De un modo distinto, otros autores entienden el término de poder como un atributo, como el conjunto de capacidades o recursos a disposicién de los miembros del sistema. R. Gilpin, por ejemplo, lo describe simplemente como «las capacidades militares, econdmicas y tecnoldgicas de los Estados»*. Final- mente, dada la precariedad del sistema internacional, el poder ha sido contem- plado como un objetivo en si mismo. La célebre frase de H. J. Morgenthau, «la politica internacional, como toda politica, es una lucha por el poder», ilustra perfectamente esta tercera definicién del término. Esta confusién se acrecienta también aqui por el hecho de que un mismo autor puede referirse al concepto de poder en més de un sentido. El caso de H. J. Morgenthau puede traerse de nuevo a colacién. Este autor, como se acaba de sefialar, habla del poder como objetivo para, més tarde, aludir al mismo como Ja habilidad de controlar a los demas: «cuando nos referimos al poder, quere- mos dar a entender el control del hombre sobre la mente y las acciones de otros hombres»*, No obstante, el clima de confusién descrito se ve en cierto modo atenuado en la medida en que las tres definiciones pueden reducirse en realidad a dos. La concepcién del poder como objetivo, sin una especificacién de las metas que un Estado desea alcanzar con él, no resulta excesivamente util. Ademés, esta concepcién es posible subsumirla en la de poder como recursos, puesto que existe una predisposicién a equiparar el poder como un fin en s{ mismo con la adquisicién de medios de distinto orden, principalmente militares’. Pese a todo, dos grandes maneras de entender el poder prevalecen. Algunos autores, como J. N. Rosenau, han sugerido prescindir enteramente del empleo del tér- mino poder, recurriendo en su lugar a las expresiones de «control» para refe- * M. P. Sullivan, International Relations: Theories and Evidence, Englewood Cliffs, NY, Prentice- Hall, 1976, p. 158; G. A. Lopez and M. S. Sthol, International Relations: Contemporary Theory and Practice, Washington, CQ Press, 1989, p. 267; J. M. Rothge, Defining Power: Influence and Force in the Contemporary International System, New York, Saint Martin's Press, 1993, p. 19. ” A. F. K. Organski, op. cit., p. 96. Entre otros autores que definen el poder como control pueden mencionarse, C. W. Freeman, Arts of Power: Statecraft and Diplomacy, 2nd ed., Washing- ton, United States Institute of Peace Press, 2000, p. 15; R. W. Jackman, Power without Force: The Polical Capacity of Nation-States, Ann Arbor, University of Michigan Press, 1993, p. 28. “R. Gilpin, War and Change..., op. cit, . * HL J. Morgenthau, op. cit., p. 29. * Ibidem, p. 30. "J.M. Rothge, op. cit, p. 21. CONCEPTO E INDICES DE PODER 89 rirse al poder como relacién, y «capacidad», para referirse al poder como atri- buto’. No esta claro cual de estos dos conceptos predomina entre la comunidad cientifica. En el campo de la ciencia politica en general parece imperar el con- cepto de poder como control. Pero en el campo de las Relaciones Internacio- nales no es tan evidente que esto sea asi, Aun cuando en opinion de autores como C. del Arenal y J. M. Rothge’ un ntimero creciente de especialistas se decanta también por entender el poder como control, subrayando con ello sus aspectos relacionales, no cabe duda de que la idea de poder como capacidades © recursos goza de un gran predicamento”. Sobre el poder como control pueden efectuarse algunas consideraciones de interés. Por una parte, en la abundante literatura sobre esta cuestién, suele destacarse que, en ocasiones, poder y fuerza se emplean como sinénimos. Pero una identificacién tan estrecha entre ambos términos es inadecuada, en tanto en cuanto restringe innecesariamente los cauces a disposicién de los Estados para el ejercicio del poder. El concepto de poder posee tres notables ingredien- tes: autoridad, influencia y fuerza". En determinadas situaciones, un Estado puede acceder a emprender ciertas acciones por la autoridad que reconoce a otro Estado. Entre pafses que comparten valores comunes en el terreno politi- co 0 econémico, procesos de persuasién, como formas basicas de interrelacién, suelen ser habituales. En otras situaciones, los Estados pueden buscar ejercer influencia, recurriendo a la adopcién de sanciones positivas o negativas. Lejos de medidas coercitivas, puede procederse, por ejemplo, a manipular las rela- ciones comerciales con la intencién de alterar determinados cursos de accién de otro Estado. En realidad, la aplicacién de la fuerza se produce en un ntime- ro reducido de ocasiones. Constituye una excepcién en el desarrollo de las re- laciones de poder normales entre Estados. Es, sin duda, un procedimiento ex- tremo para condicionar determinados resultados. *J..N. Rosenau, «Capabilities and Control in an Interdependdent Worlds, en R. O. Matthews, A. G. Rubinoff and J. Gross Stein, Intemational Conflict and Conflict Management, 2nd ed., Scarbor- ough, Prentice-Hall, 1989, p. 145, *J.M. Rothge, op. cit, p. 21; C. del Arenal, op. cit., p. 515. "W. Wohlforth ha sostenido, contrariamente a lo que suele ser general, que el concepto de po- der como capacidades 0 recursos es dominante. Dice este autor que, al menos en el marco del equilibrio de poder, el concepto que analizamos ha estado referido, mas que a la distribucién de influencia, a la distribucién de recursos. W. C. Wohlforth, The Elusive Balance: Power and Percep- tions During the Cold War, Ithaca, Cornell University Press, 1993, p. 5. ” Muy posiblemente, una de las exposiciones mas claras sobre estos diferentes ingredientes del concepto de poder puede encontrarse en: P. Bachrach and M. S. Baratz, Power and Poverty: Theory ‘and Practice, Chicago, University of Chicago Press, 1970, cp. 2. Sobre esta misma cuestién puede también verse: C. del Arenal, op. cit., p. 517; R. W. Jackman, op. cit., pp. 28-31 90 KEPA SODUPE, Por otra parte, el poder es algo eminentemente relativo que depende de so- bre quién o sobre qué se aspira a ejercer”. Desde luego, la habilidad para con- dicionar comportamientos varia sustancialmente atendiendo a los actores im- plicados en una relacién de poder. Dicha habilidad en el caso de Francia puede ser escasa si el Estado objetivo son los Estados Unidos; en cambio puede ser considerablemente mayor si el Estado objetivo es Senegal. Asimismo, las posi- bilidades de ejercer influencia pueden diferir notablemente en los distintos Ambitos de la actividad internacional. Estas posibilidades no tienen por qué ser necesariamente las mismas en los ambitos militar, comercial o financiero. Un Estado con reducida capacidad para influir en asuntos militares, es posible que posea un peso muy superior cuando se trate de asuntos financieros internacio- nales. Por ultimo, es frecuente indicar que el poder no puede ser visto como una relaci6n estatica, unitemporal y unidireccional. Al contrario ha de entenderse como una relacién dindmica, continua y recfproca. El poder como habilidad de un Estado para condicionar comportamientos tenderé a mostrarse estable a corto plazo, siendo susceptible, sin embargo, de experimentar alteraciones significativas a medio y largo plazo. A modo de ilustracién, si el Estado A con- trola hoy el comportamiento del Estado B respecto a una cuestién, no debe descartarse que con el transcurso del tiempo las relaciones de poder acaben cambiando y sea el Estado B quien controle el comportamiento del Estado A, respecto a esa misma cuesti6n. Las consideraciones efectuadas en los parrafos precedentes permiten dar una idea de algunos aspectos centrales del poder como control. La concepcién rival destaca el poder como un atributo de los Estados. El peso de la definicién descansa en los elementos que conforman la base de poder. Para muchos auto- res realistas, las capacidades o recursos constituyen un factor esencial que im- pele a los Estados a expansionarse y aumentar su dominio. No obstante, hay que sefialar que los elementos que han dado forma al poder de los Estados han variado considerablemente a lo largo del tiempo. Incluso entre los estudiosos que conciben el poder como un atributo hay poca coincidencia, como podré apreciarse mas adelante, acerca del tipo de elementos que son importantes en momentos diferentes, para propésitos diferentes. Pero los conceptos de poder como control y poder como capacidades o re- cursos no siempre aparecen enfrentados. Es posible detectar en un ntimero nada despreciable de autores una propensién a establecer una complementa- riedad entre ambos. Es posible que la manera més correcta de entender el po- der sea la de concebirlo como una relacién entre actores independientes. Sin * C.del Arenal, op. cit, p. 523. CONCEPTO E INDICES DE PODER a que resulte contradictorio con ello, cabe apuntar que el modo mejor de opera- cionalizar o medir «la habilidad de influenciar» puede ser el de recurrir a ca- pacidades o recursos especificos, susceptibles de medicién”, Pese a lo atractivo de este planteamiento, es imprescindible sefialar que el intento de inferir el grado de influencia que pueden desplegar los Estados de sus capacidades o recursos tiene que hacer frente a serios problemas. El poder es un fenémeno eminentemente perceptual”. Los errores de percepcién en los que pueden incurrir los dirigentes de un Estado a la hora de valorar su propio poder y/o el de los demas constituyen sin duda un primer factor de distorsién entre poder como control y poder como capacidades. Ademés, es necesario tomar en cuenta los denominados «problemas de conversién». Estos se refie- ren a los fracasos que se producen en los procesos de transformacién del poder potencial en poder real, como consecuencia de la falta de habilidad o determi- nacién de los responsables politicos. En particular, lo relativo a la determina- cidn, es decir, a la voluntad para movilizar recursos con los que satisfacer obje- tivos politicos, ha recibido una gran atencién"*. Es tipico presentar el caso de Vietnam del Norte, un Estado con una base de poder modesta pero con una gran determinaci6n, con una gran voluntad de absorber costos, lo cual le per- mitié no doblegarse ante un Estado con una base de poder incomparablemente mayor. A esto hay que afiadir la cuestién de la fungibilidad del poder. Como hemos indicado en el capitulo 3, diversos autores han denunciado la falsa cre- encia de que recursos utiles en un determinado contexto, puedan resultar igualmente valiosos en otro totalmente distinto. Asf como el dinero facilita las transacciones entre recursos econémicos, el poder encuentra muchas ms difi- cultades para hacer posibles los intercambios entre recursos politicos’. Algu- nos elementos, como una gran superficie o una superioridad nuclear, son irre- levantes en situaciones determinadas. El resultado de estas consideraciones, en especial en lo que concierne a los problemas de conversién y la fungibilidad, es la «paradoja del poder», con arreglo a la cual los Estados poderosos no estén en condiciones de sacar partido a sus extraordinarias capacidades. °K. Goldmann, op. cit, p. 15: T. A. Couloumbis and J. H. Wolfe, Introduction to International Relations, 3rd ed., Englewoods Cliffs, Prentice-Hall, 1986, p. 86; J. S. Nye, Bound 10 Lead: The Changing Nature of American Power, New York, Basic Books, 1990, p. 26. “ R, Jervis, Perception and Misperception in International Politics, Princeton, Princeton Univer- sity Press, 1976, p. 78-79; J. M. Rothge, op. ci, pp. 29-31 "RS, Cline, World Power Assessment: A Calculus of Strategic Drift, Washington, Georgetown University, 1975, p. 97-99; Z. Isakovic, Introduction to a Theory of Political Power in'Intemational Relations, London, Ashgate, 2000, pp. 77-78. “D. A. Baldwin, op. cit., p. 169; C. del Arenal, op. cit.. p. 513: J. Kugler and M. Arberman, Choosing among Measures of Power: A Review of the Empirical Record, en R. J, Stoll and M. D. Ward, Power in World Politics, Boulder, Lynne Rienner Publishers, 1989, p. 52.

You might also like