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ee APENDICE: ENFOQUE ¢ RITICO p: y LACRIMINOLOGIA E: EL SISTE N EUROPA MA PENAL lL La etiqueta “criminologia critica” se refiere a un campo mu: vasto y no homogéneo de discursos que, en el campo del pene samiento criminol6gico Y Sociolégico-juridico contemporaneo, tienen en comun una caracteristica que los distingue de la criminologia ‘‘tradicional?: i las “revoluciones cientificas’’, 1 “cambio de Pparadigma” na. Sobre la base del se ha convertido en sin criminalidad, Este para: Positivista hacia el fin: toda la criminologia modernas las cuales, nalidad, otorgan respuestas diferentes a aquellas de orden antropolégico o patolégico del primer positivismo, y que han nacido en parte de la polémica con éste (teorfas funcionalis- tas, teorfas ecologicas, teor{as multifactoriales, etcétera). El paradigma etiolégico supone una nocién ontoldgica dela criminalidad entendida como una premisa preconstituida alas definiciones y por tanto también a la reaccién social, institu- cional o no institucional, que pone en marcha esas definici nes. De esta manera quedan fuera del objeto de la reflexion criminolégica las normas juridicas o sociales, la accién, de las instancias oficiales, la reaccién social respectiva y, mas en general, los mecanismos institucionales y sociales a través de ‘Os cuales se realiza la definicién de ciertos comportamientos calificados como “criminales”. ot La pretensién de la criminologia tradicional, de efectuar ‘na teoria de las condiciones (0 causas) de la criminalidad, *Véase Th, S. Kuhn (1962). [2231 puede ser definido como un producido en la criminologia moder- paradigma etiolégico la criminologia Onimo de la ciencia de las causas de la digma, con el cual nace la criminologia al del siglo pasado, constituye la base de “tradicional”, aun de sus corrientes mas a Ja pregunta sobre las causas de la crimi- 224 me : nes normati existentes independientenes La “criminal los criminales” son sin duds tt tos de este tipo: resultan impensables stitucionales y sociales de d le de la ley penal porparte delas instanci sin las definicion por 8 y las re oficiales y por time Se deinicionesy las reaciones no institucionsiees Samo A ecto debe subi ae Ate es subrayarse el carde ; a, dees Sina tan on waa clases, de fenémenos sociales homogencos reat iasimi misma negatividad social, et deck det spe a los mismos bienes o inteeses de | ee els l€ proxima publicacién, Chr. Debuy. me aa ae a, conta Te Premuposicién de Bastin, eed x ] sia tradici el i 2 oy i a ‘ional, el desigual tratamiento de neta ¢ social de defini. s ‘un objeto definido de forma tan fragment lidad ya fue indicada por a Senge segiin él, paralelamen- te a todos los comportamientos prohibidos, existen muchos otros (socialmente) idénticos que son ‘evaluados en forma neutra o incluso permitidos. La reificacion de la criminalidad producida por Ja crimi- nologia etiolégica comporta, como el reverso de una medalla, una grave inconsecuenciat los elementos para construir la teo- ria de la criminalidad son obtenidos ‘observando solamente Garticular al sector no institucional” (b Be Sack), vease la monografia de G,Smaus (198) ‘4 yéase A. Baratta (1983), 5 yease Chr, Debuyst (19851 6 yéase D. Chapman (196 225 de los fendmencs respective, ¥ <5 justamente esta oa parte CE © geleccionada pot los mmecanismos instituciona- pate ge ie definicion, los cuales, segin la hipétesis de la de rologta etiologica, deberian ser indiferentes « encia de su objeto de investigacion. . aa existe del labelling approach (teorfa del etique- dvetjo sobre todo a 1a influencia de comet : i origen fenomenclogico (como el interaccionis- lic joy ernometodologico), en le sociologfa de la ay eEntrel socal, y de otros desarollos de 1s cion Y Togica € historica sobre el fenémeno criminal y pew) derecho penal, han determinado, en el interior de 1a oe del paradigma me- jon y de reaccion diay han ido ocupando un INE cada vez més central en el il ha eS nvestigacion criminologica. Se ha consolidado Objet saradigma alternativo con relaciOn al paradigma etiold- Meo, y que es Hamado justamens paradigma de la “‘reaccion BY, I Saradigma de In definicion”. Sobre la base del soc paradigma la investigacion eximinolOgie™® tiene la ten- nuevo Pajesplazarse de las causas del comportamicnts €or eet hacia las condiciones a partir de las ‘cuales, en una soci na hacia Mas etiquetas de criminalidad y el estatus de crimi- fal son attibuidos a ciertos comporta jientos y a ciertos sujetos, as{ como hacia el funcionamiento in soci sulctos, He institucional (proceso de criminalizacién). mal inst estructura més elemental, el nuevo paradigna implica un andlisis del proceso de definicion y de reaccién, social que se extiende 4 la distibucion de poder de defini- én y de reaccién en una sociedad, ‘ala desigual distribucion de este poder y alos conflictos de intereses que estén en el igen & eae proceso. Guando, junto ala dimension de fe definicién”, la “dimension del poder” aparece suficiente- mente deszyrollada en la construccion de una teorfa, estamos en presencia del minimo denominador ‘comin de toda esta Berapectiva, que podemos ‘ordenar bajo la denominacién de ‘criminologia critica”. La simple jntroduccion del labelling approach en una teoria de la criminalidad no es suficiente ‘para calificar a esta 'Véaae W, Kecheizer [1976], PP: 295%. 24 ‘ am APENDICE itima. Las coartadas teéricas y précticas ligadas al ¢ del labelling approach en el interior de contextos fenbleo Subjetivistas ¢ idealistas (como el interaccionismo simboiy co y la etnometodologfa) han sido ampliamente denn See Sela eritica “de izquierda”* en parte de inspires aerarptan que ae ha desarrollado, entre otras, a partir dee midones tepricas caracterizadas por una consecucién rad Gel paradigma de la reaccién social. Los principales resultado Se ate ade izquierda” al labelling approach han sidenccs posterioridad acogides por la criminologta critica, que lon polisb pata hacerlos objeto de un ulterior desatrollo para oe uso correcto del enfoque mismo, Pareun, La critica “de izquierda” ha denunciado, en particul tres efectos mistificantes posibles, propios del empleo del labelling approach en un contexto idealista. ieee al evaluar la criminalidad y la desviacion como resultad de un proceso de definiciones puede provocar, en ese piecing elocultamiento de situaciones socialmente negativas y de sufti: svfentos reales, que en muchos casos pueden considerarse Tomo el punto de referencia objetivo de las definicioness iol hucer derivar del reconocimiento de efectos estigmati- zantes de la pena o de otras intervenciones institucionales la tesis de la “radical no intervenci6n”, significa crear una excu- se para las intervenciones socialmente adecuadas y justass ‘¢c1 concentrar las investigaciones sobre ciertos sectores de la desviacién y la eriminalidad, sobre los cuales en efecto se concentran con su funcionamiento socialmente selectivo los procesos de etiquetamiento y de criminalizacién (las caps PG debiles y marginales del proletariado urbano), puede con el término “de de approach contenidas en las posiciones orientadash Jo tradicional de criminologia y hacia la conservadi ‘Comprometidos a defenderse contra Ia crisis de legitimidad Soe Gur lor afecta. Se pueden lamar “criticas de izquierda” aqueliss Aicigm, por el contrario, de llevar esta crisis hasta sus €OnsecUCT 24 tuna petspectiva centifica y politica que adopta el punta, de La diferencia entre los dos tipos, de om "dene la tendencia de negar el label tiene la tendencis Poin de la desvin®0 3 aquel ‘ApeNDICE 227 contribuir a la consolidacion del estereotipo dominante dela cmninalidad y de la desviacién, como comportamiento nor. crit _de estos grupos sociales y desviar asf la atencién de los mnportamientos socialmente negativos de la delincuencia Se cuello blanco y de los poderosos. En el interior de la criminologfa critica se estén produ- Gjendo, desde hace algin tiempo, tentativas para desarrollar ce teoria materialista de las situaciones y de los comporta- ume atos socialmente negativos asi como de la criminalize. aay Una teoria matcrialista de este tipo se caracteriza por el (othe de relacionar los dos puntos de la cuestion criminal, las weaciones socialmente negativas y el proceso de criminaliza- sign, con las relaciones sociales de produccién y, en lo que Stspecta a nuestra sociedad, con la estructura del proceso de vespracion del capital. La discusién que recientemente ha teni- Yo lugar también en el interior del marxismo respecto a estos co aashamostrado, segin mi opinion, que aun una teoriamate- Nalista que se refiere de forma no dogmética alas ensefianzas dde Marx puede operar conunacorrecta y radical aplicacién del nuevo paradigma criminol6gico sin caer por ello en las mistifi caciones del empleo idealista del labelling approach ; ella pue~ de denunciar y superar este uso idealista sin tenerpor ello que utilizar una concepcién ontoldgica 0 naturalista de la crimi- nalidad o permanecer en el nivel del sentido comin. 2 La “‘racionalidad”, en tanto aproximacién para un fundamen= to te6rico de la politica criminal y de la reforma penal, puede significar dos cosas diferentes: puede significar un criterio tecnolégico y pragmatico expresado por Jos términos de ‘practicabilidad” y de “eficacia’’. En este caso me parece que seria mejor hablar de “racionalizacion”, es decir de ajuster al sistema que dejen intacta la estructura del conjunto, con el fin de un mejor funcionamiento, Aqui “racionalidad” indica el resultado a perseguir, El modelo de ciencia s mde a esta concepcién de la racionalidad es Vee 5 ase W, Keckeisen {1976}, pp. 12155. 228 annie «1 togta etiolog te sentido di Fi jnologia etiologic, que cn 68! lo debe een at como una cen a ‘auxiliar tanto del derecho se conetiminal oficial. {tica criminal 0: . " So rapa ii ge deacon cohen atu 5 enoradcal de reforma (politica criminal alte, con una estate odelo de ciencia social correspondiente? shoal cena ge ese ao erictica, 1a razén critica es sobre todo w oe ra de Ta teorfa, Ella no es una norma para la nto dé Patina norma del pensamiento y, al mismo tiempo, Iey y logica de la realidad. Pero lo real, larealidad social esta ley ¥ Je into, Su Logica, es decir el modelo de racionalidad que nos permite comprenderla, no es la légica estatica que corresponde al principio de no contradiccion, sino la logica Sacrpen que es la logica de la contradiccion dialéctica, Una singe principales conguistas del pensamiento modemo es justamente haber formulado esta logica de la contrac We gialéctica, como ratio essendi al mismo tiempo que ratio cognoscendi de la realidad, La teoria social de Marx y muchas Stes orientaciones, entre ellas las més fecundas del pensa- miento historico y sociol fundamento en esta logica. Si llegamos a la conclusion de que los principios estructu- rales y funcionales necesarios para organizar cientificamente el conocimiento del sistema penal estén opuestos a aquellos que son declarados por el mismo, entonces, partiendo de un concepto dialéctico de racionalidad, excluiremos que esta cor tradiccién entre los principios declarados y el funcionamiento real del sistema seaun caso de azar, un contratiempoemergente de su realizacién, imperfecto como todo lo que ¢s humano. Nosotros no consideraremos la imagen ideal. que el sistema pro” pone de sf mismo tinicamente como un error de parte de los operadores y del piblico, sino que le atribuiremos el estatvs de una ideologia, Esta ideologia penal deviene una parte tegrante del objeto de un andlisis cientifico del sistema pews), El funcionamiento del sistema no se realiza no obstante, sin? a través de esta contradiccién, la cual es un elemento impor tante, como otros elementos del sistema, para asegurat Ja rea lizacién de las funciones que ella tiene en el interior del com junto de la estructura social,!° 0 contemporineo, tienen su WV ease A. Baratta{1982). ‘peNDICE | 229 El elemento ideologico no es contingente sino j _ Eden eli cng ae en penal, asi como éste, en general, es inherente a la ica } al funcionamiento del derecho abstracto moderne te Forma de la mediacién jurfdica de las relaciones de made ion y las relaciones sociales en la sociedad capitaisten tn, fa (4l derecho igual) es ideolégica: cl tingonaeiee derecho no sirve en efecto para producir la ipuldad, sno para reproducir y mantener la desigualdad, El : Buye a asegurar, reproduc y aun legiimar (oases tuna funcién esencial para el mecanismo de reproduccin de la realidad social) las relaciones de desigualdad que caracterizan ‘a nuestra sociedad, en particular la escala social vertical, es decir Ia distribucion diversa de recursos y de poder, la conse- ‘cuencia visible del modo de produccién capitalista* El funcionamiento desigual y fragmentario del sistema no-refleja solamente la desigual distribucién de los recursos y del poder en la sociedad y la correspondiente jerarquia de {os intereses en juego, sino que concurre también, y de forma no desechable, a la reproduccién material de las relaciones de subordinacion y de explotacién. Es también una parte integrante del mecanismo a través del cual se opera la legiti- macién de estas relaciones, es decir la produccién de un consenso real o artificial, y sobre todo la desarticulacién del disenso. Los diferentes conceptos de racionalidad explican la dife- rencia entre la perspectiva de reforma propia de un modelo reformista de la racionalizacion y aquella que es propia del modelo “‘abolicionista” de la transformacién radical. La razon tecnologica encuentra un Ifmite natural en cuanto a su form de poder concurrir a Ja resolucion de contradicciones del sistema; considerando como irracional la contradiccion entre Tos efectos deseados y no deseados del sistema, ella no s ‘encuentra en posicion: sino de estudiar los tiltimos desde et punto de vista de los primeros y permanece por ale od Prtatior de Ia ideologfa penal. Larazén tecnolbgica no echt intefieas sino sobre aquellas contradicciones del sisters Ot parecen susceptibles de ser resueltas en jor del si pce, por 220068 ‘1una consecuenca que por ota pare no dee de Pet tatempe: etre a Uifernten también en ctr oes Conny ‘ness. aréxpIce nal a los niveles més avanza. mejorar e integrar las hens i al. eacriminal actual. i cla pon descubre 1a racionalidad funcional de lag La razbn orf jstema, pero no las considera como x, contradiccioht es de ser resueltas en clinterior del sistema fueran suscep tes gnamientos ideoldgicos ¥ mejoramientos través de Perera ideologia juridica como objeto de een ‘produce tna perspectiva de po. : vininad que se ubica en el exterior de la misma, Poy i cil png Se in esta ra jen una prspectva racional de superacin del sg tema penal. 3. ‘A estas dos diferentes perspectivas de politica criminal y a las dos diferentes concepciones de raz6n que ellas implican corresponden dos modelos diferentes de ciencia social y de Cdminologia. La criminologfa tradicional —que adoptan. do el paradigma etioldgico se presenta como ciencia de las causas de Ia criminalidad— es la base clasica de toda politica Criminal de tipo reformista. Ella no existe sino en la medida de controlar el funcionamiento del sistema, es decir la efica- ccia de los medios de los cuales se sirve para perseguir sus propios fines declarados, para proponer mejores instrumen- tos. Estudiando la criminalidad como eso que el sistema penal declara combatir, y no la forma por la que éste define aqué- lla, la criminologia tradicional opera como una instancia del sistema, no como una teorfa cientifica sobre éste.?? Su con- tribucién a la racionalizacién del sistema es también y sobre todo una contribucién a su legitimacién, En efecto, ponien- do su propio saber causal (la teorfa de las causas de la ‘‘crimi- nalidad”) y su saber tecnologico (teorfa delas medidas penales y alternativas) al servicio de los fines declarados por el siste- ma, la criminologfa tradicional acredita desde el punto de *2Véase A. Baratia(1977b],[1982]5 oe), 1, Aniyar de Casto apENDICE ; 233 sista de la ciencia una imagen del si Yominada por dichos fines. Sistema que se encuentra La criminologia tradicional etiolog ; ca : nes més actualizadas (a través dela aprosinmeion aes torial”) tiene por su naturaleza una funcid aes directamente ausiliar con relaion a sistema pec nee y ala politica criminal oficial. Su universo Se weiss $3 horizonte de accion le son impuestos siempre serdar, ma penal existent Es por esto porlo que ett cbhonda va en préstamo al sistema penal la defnicidn de su provio objers definida por las de investigacién: la “‘criminalidad” en tanto respecto ala préctica, Para la criminologfa tradicional el ma penal existente y la préctica oficial son los destinatarios y beneficiatios de su saber, en otras palabras, el principe para el cual es Hamada a ser la consejera. Para la criminologia cri- tica el sistema positivo y la practica oficial son ante ‘objeto de su saber. La relacion con el sistema es cri tarea inmediata no es la de realizar las recetas de la pol criminal, sino de examinar de forma cientifica la génesis del sistema, su estructura, sus mecanismos de selecci6n, las fun- ciones que realmente ejerce, sus costos econdmicos y sociales y_evaluar sin prejuicios el tipo de respuesta que esti en condi- ciones de dar y que efectivamente da alos problemas sociales reales. Ella se pone al se jon alternativa ‘© antagénica de los problemas sociales ligados a los comporta- mientos socialmente negativos. Es natural que a partir de estas premisas una criminologia, critica no pueda tener siempre la funcién inmediata de proyec- .¢ la criminologia tradicional. Su influencia sobre una transformacién del sistema penal podria realizarse en tiempo telativamente breve tinicamente bajo dos condiciones: la pri- mera es que una transformacién de las relaciones de hegemo- nja permita llevar a cabouna reforma del sistema penal donde i interés de las clases subalteras pudiera devenir realmente *9 vease A, Barats (19825 M, Pavasini [1981]. eee ae, 232 arinpice inantes la segunda es que el setardo historic que ay hoy dene tes gare oficial de zquierda y el movimiento bre. 10, subaltemos en relacién con cultura y con la ideologia Rerguesa sobre la forma de constmut , Tesolver los proble. mas sociales ligados a la riminalidad”’, fuera recuperado masjante el despliegue de una conciencia y de una cultura Mitomativa de clases subalteras y de una politica auténoma ¥ antagénica del movimiento obrero. cn! & sector del contro} Yang etas condiciones no se dan, 1a influencia de la ex. woe pia erftica para los proyectos de altemativas no puede aancnc indirect realizable a mediano y largo plazos. Esto no constituye sin embargo una debilidad, sino a contiaio Ta fuerza de la criminologia critica con la perspec. tiva de una reforma. ‘Sino se quiere medir el valor practico de a teoria en funcidn del aporte tecnocratico de la racionaliza. te seofe fos instruments institucionales y si sele asignapor el coon gario la tarea de preparar una transformacion radical del Setema penal, es decir una politica criminal altemativa que ‘no se reduzca a la p' -a penal, se debera convenir que la Contribucion que la criminologia critica puede efectuar a esta feforma por medio del andlisis critico del sistema y de la reconstruccién de los problemas sociales, no es menos impor- tante, a mediano largo plazos, que las recetas de aplicacion inmediata. Creo también que, en Ia medida en que la criminologia critica persiga sin compromisos su propia funcién cientifica y politica, su contribucién esta destinada aejercer un papel im- portante, el cual el legislador y las instancias institucionales no podran dejar de tener en cuenta, Para ello se deberé igual- mente evitar, de parte del movimiento cientffico y politico para una reforma radical, toda actitud sectaria de oposicion global al Estado y al “poder” como si el Estado y el poder tu- vieran por una ley natural el monopolio de los movimientos tradicionales 0 conservadores. La criminologia critica y elmo- vimiento parala reforma radical deberdn por el contrario defen derse sin compromisos de las tentativas de delimitacion de las. cuales a veces son objeto, y afirmarlalegitimidad de su propi papel en todos los niveles institucionales, cientificos, adminis- tativos y politicos donde ellas concurren con el mismo dere- cho que otras formas del pensamiento,!* my 'Véase A, Baratta y G,Smaus [1981], _avéNDICe inal oficial, es tamientos y de os distingue de te cualidad natural seria la crim eels Los otros suietos: dad una entidad ontoldgica, ser coe lactiminali- y poner la ciencia de las causas al servicio de Ie prictean debe combatirla, Esta forma de considerar la trininaliet esta de tal modo enraizada en el sentido comin, qa we cepei6n que se proponga ponerlaen tela de juicion ariesga sey considerada como una renuncia a combatir Shenton acciones socialmente negativas, Utiizando el paradigma ee reaccién social y considerando por lo tanto ala eriminalidad no como una cualidad natural de comportamientos o de suje- tos sino como una cualidad que es atribuida a traves de pro- icién por parte de las i gque existe una cualidad natural de ei ance ca cura compo todos los otf0s comportamientos y de toes todo al sentido comin, Per tantos otros, la contradiccién entre la teorfa y el sentido comin no es sino aparente, Quien confunde estos dos dife- rentes niveles del discurso, finaliza frecuentemente atribuyén- dole erréneamente a la teoria consecuencias que parccerian volverla absurda en el plano del sentido comin, No es raro encontrar este tipo de criticas en teorfas que adoptan el para- digma de la reaccién social. Ellas se asemejan entre si por sos- tener ciertas argumentaciones extravagantes que pueden resu- mirse como sigue: a] Quien sostiene que 1a cualidad criminal de ciertas acciones y de ciertos individuos es el resultado de procesos de definicién, sostiene que la criminalidad no existe. b] Quien sostiene que, dado el caricter atributivo y por tanto relativo de las definiciones de criminalidad, no es p ble efectuar un discurso cientifico sobre las causas de la ct inalidad como si ella fuera una realidad natural, sostiene Gque la criminalidad carece de causas. €] Quien sostiene las dos tesis ariba enumeradas exciye aque se pueda combatir la criminalidad y sus causas y exclu- seen particular una politica criminal preventiva. Es facil darse cuenta que estas criticas basadas en el seh. tido comin y en un discurso cientifico que no alcanza a tras. cenderla se pierden en la nada, Un discurso cientifico sobre 1a Cuestién criminal nace cuando las definiciones de criminali. Gad del sentido comin asi como las definiciones legales de Gximinalidad no son mas el postulado del que se parte, sino que devienen el objeto mismo del discurso, Es justamente ae salto cualitativo el que permite al discurso trascender las definiciones positivas del sentido comin acerca de la crimina. lidad y de la desviacion, y como consecuencia, también. ¢] campo de referencia conceptual al que se encuentra ligado e] sistema existente de control s in otras palabras esto es a la criminologi yj lun discurso cientifico diferente y mas amplio que el de la criminologia tradicional depende —aunque no solamente— del pasaje del paradigma etioldgico al paradigma de la reac- Ubicarse en el punto de vista de una criminologia que acepta ese cambio de paradigma no significa negar la exis- tencia “objetiva” de situaciones y de acciones socialmente negativas. Serias dificultades teéricas, que no encuentran una solu- ci6n univoca en una discusion en el interior del “realismo” marxista, aparecen cuando se quiere dar una significacion precisa al concepto de objetividad aqui mencionado. Afir. mar la existencia “objetiva” de situaciones 0 de acciones socialmente negativas es una operacién que admite ser incluida en el proceso més general por el cual son definidos © construidos los problemas sociales ante una respuesta posi ble, institucional 0 no, Aceptando, lo que excluyo ala luz de los desarrollos de la epistemologia moderna, un regreso a una concepcién naturalista de la objetividad, quisiera hacer alu- sion a una hipétesis diferente que aproveche la utilizacion combinada de construcci i de la construc- ‘a de las necesi- arénvice 235 dades#® c] una teorfa dela “comunicacis Si se utiliza el término “negatividad ee pre Por ciones 0 comportamientos ‘Ocial”” para las situa- en una sociedad dada, se podri entonces rene ny cultural cién como “objetiva’ unaconstrucci¢n delenit les en cuanto resultado deuna “comunicacion thee oo, entre los portadores de estas necesidades, Ta ogee roe los problemas sociales es altemativa o antagonnn eee do de conflictividad caracteristi sonics (sein el gra- lit ico deuna sociedad e conlas definiciones oficiales o aquellas dlsensia cn Las definiciones oficiales y aquellas del sentido com se jeden considerar como el resultado de un Tueoldgica, entendida como ode una comunic Ja reproduccién de las sentido, libre del poder” no indica una reali- dad de hecho, sino més bin un principio dc enwmeperty y de autonomia que guia en el interior de as clases subalter- nas esos procesos de comunicacién entre portadores de nece- sidades a través de los cuales se desarolla la conciencia y la accion politica de estas clases con vista a una transforma. cién de las relaciones de hegemonfa en la sociedad, Las cons trucciones altemativas son aguells que adoptan este punto de vista para la definicion de problemas a resolver y para la claboracién de respuestas atemativas. Estas construcciones competirfan con las construcciones ideolégicas donde ls pro- bblemas sociales estén, por el contraio, construidos en funcién de la reproduccién de las relaciones sociales y de poder exis- tentes, Lego “criminalidad y “desviacin” no denotan Cualidades, natures sino cultures, en el senddo de que cuatltan de procesos de definicion que se desarrollan en el Fnerior del mecarismo o por el cual tiene lugar Ia reproduccién dela realidad socal cota de as necesiades en el inte 16 para una ovietacin historic ior de an dean de vind 9 Fomo” de a conodda fgsmo" de aco para este on 236 ible, desde el APENDICR in embargo posible, desde el punto de yi, No resulta sin emPore investgacién “de lag “cg '8 apis cn pra coat) dar ie iefinidos como “criminalidad” y “desyj, Portaiento ee dempo sus defniciones y acredi,” sin aceptar os mecanixmos de comunicacion y de poge? en cones ve Pera coresponden. Quien neg sobre la base ge ciolgico del sistema penal existen 1 yistorico y sociale na un andlisis hist con real coincide conta funcién declarage, Fee rik eximinalidad, e identifica al contrariola funcign de commy sistema en la eproducci6n de las relaciones sociales rea aefualdad y de subordinacion, no puede al mismo tiem, os sceptar partcipar en una construccion ideolSgica de log problemas sociales desde 1a éptica del sistema penal y de} Pintido comiin que Le es complementari mma pena, utilizando las nociones de criminalidad y de pena como puntos naturales de referencia, tiende a redu, ance Forma fragmentaria y artificial la identificacién de las Sones dé negatividad social y de necesidades individuales y comunitarias que pueden justificar o postular una interven. EI sister cién institucion : "El mero hecho de que estas nociones tengan sus raices facionales en la psique social no justifica que su utlizacién sea aceptada como natural para una cons- thiccién “racional” de los problemas sociales y del sistema de control social. Bien por el contrario, la deformacion que estos dos ténminos tradicionales de Ia cuestién criminal han suftido al servicio secular del poder, deberfa al menos sugerir una gran prudencia en lo que concierne a la posibilidad de ponerlos al servicio de una construccién alternativa de los problemas sociales 0 de una articulacién auténoma tanto de las necesidades como de los intereses de las clases subal- temas, El criterio gu/a del movimiento de las clases subalternas en una sociedad en transicién no puede consistir simple- mente en desplazar Ja fuerza y el impacto del proceso de criminalizacién de ciertos tipos de situacién a otros. La historia del socialismo real muestra que el uso exagerado de 18, ‘Véase, en este sentido, H. Steinert [1980], p. 823 A, Dal Lago [1981]; 4+ Baratta(1982}; (198: prince 237 tas definiciones de desviacién y de criminal Haxible con la realizacin del ideal de oe ea deindh Piquos libres ¢ iguales bajo el estandarte que et prolanne, uvo al asaltar el Palacio de Inviemo, El prinapie cariaeg del modelo de una politica criminal altemativa no es le ai minalizacién alternativa, sino la desctiminalizacion, la mas rigurosa reduecion pose del sistema penal, Esto no significa, resulta dtil repetirlo, u és va eer Simin eS eet dines por cién del momento “penal” o “correccional” unaconstmeeion slternativa con vista a intervenciones institucionales y comu. nitarias més adecuadas a las necesidades y a los intereses im. portantes en una sociedad en transicién. Entre la idea de una fuerte reduccién del sistema penal y de todo el sistema de social y el “catecismo de la no interferenci principio de la “no intervencién radical”#® hay, como se ha visto, una gran distancia, Se debe seftalar quella perspectiva de una construccién alternativa de los problemas sociales que jon en la “nueva criminologia” inglesa en sus comienzos.*? Tampoco tiene que ver con una actitud de “simpatia’” por los desviados, desmistificada de una vez para siempre por Gouldner?? que acompafa frecuentemente aque- Uo que es amado “criminology of the underdogs”, enfoque que se ha preocupado exclusivamente de las subculturas des- viadas y de los movimientos socialmente subaltemnos y mar ginados.?* 4, La perspectiva de reforma radical que surge de una criminolo- gia critica parte del conocimiento de los mecanismos selecti- 19 yéase J. Young [1975 20yéase E-Schur [1978], 21yéase 1. Taylor, P, Walton, J. 22 yéage AW. Gouldner [1968], pp. $7 63). J. Young (19701. « nifica solamente una desigual distri no sg ginal ent Ls indviduos, me ide los “dienes juridicos” clla i onan ay tape Gace en un aislamiento ents parcial y fragmenta alslarierpubles de ser ofendidos y de situaciones, cept) valores importantes, Se trata de un ep sutil de concretizacion del “bien juridico”, al cual Js instancias operantes en los diversos nive. Jes o segmentos del sistema penal, desde el legislador hasta log organismos de aplicacién. Y concurte igualmente el hombre Geis ealle y de la clase medi. Desigualdad quiere decir, en ste caso, respuesta desi al alas situaciones negativas y a los problemas sociales hom logos. Este cardcter desigual (frag. mentario) de la proteccion penal es justificado habitualmente por la mayor o menor disposicion de las situaciones de ofensa Meetinadas a ser objeto de intervencion penal. Esta justifica. cién es un circulo ‘yicioso. En efecto, argumentando de esta forma, la intervencion penal y sus caracter‘sticas técnico- juridicas que serdn consolidadas en la tradicién y en la pric- iii(son consideradas como elementos naturales que corres, ponden a los émbitos naturales de la medida penal de los problemas. Se debe reconocer, por otra parte, que la forma fragmen- taria de operar del derecho penal en Ja definicion de los domi- nios limitados en el interior de zonas més vastas de problemas sociales homogér es un limite estructural del instrumento penal; pero este limite no depende de la estructura natural de los problemas. Estos son susceptibles de construcciones dife- rentes altemativas, de as cuales puede derivar una ester interpretativa y una respuesta institucional o social indepen- diente de la éptica penal.®* Aun una politica criminal alter- nativa encuentra estos I{mites infranqueables del instrument) penal en cuanto a su capacidad de proteger los intereses rea! mente importantes, concurren todas spENDICE ‘g00 Los desplazamientos significativos, pero siempre limita- dos, en el campo efectivo de proteccién, son posibles y desea- bles en el marco de tal politica. Sobre todo en épocas de ten- Ban y_ de transiciones que toman inestables los equilibrios Sales. del poder, existen continuamente ejemplos de esos ajustes parciales delos campos electivos deproteccién, ajustes Gque frecuentemente escapan aa intervencién del legislador y e fealizan en otros niveles del sistema como ha sucedido re- Sjentemente en Italia en ciertoscasos. Enunapoliticacriminal SItemnativa, al momento penal no puede tener sino un papel yelativo y en ciertos casos “provisorio”, ‘La relativizacion del momento penal como técnica de construccién y de resolucién de problemas sociales significa gnte todo su integracion en una perspectiva extrapenal més Compleja de reconstruccién de los problemas en vista a una respuesta adecuada y orginica a éstos. Dicha reconstruccion supone considerar los efectos no- civos y los costos sociales de la pena evaluados a la luz de un serio control empirico de su efectividad. Para la exigen- ‘cia de una politica de descriminalizacion en una perspectiva més amplia y adecuada sobre los problemas sociales y los deberes institucionales, D, Pulitano ha encontrado una for- mula feliz: “de codificacién por zonas de materia y orienta- ién hacia nuevos modelos integrados, extrapenales, de solu- cién, las tareas sociales parecen las vias a través de las cuales a. “derecho penal también puede encontrar un ‘nuevo per La funcién natural del sistema penal es conservar y repto- ducir la realidad social existente. Una politica de transforma- cién de esta realidad, una estrategia alternativa basada en la ide valores y de garantias constitucionales, un pro- yecto politico altemativo y auténomo de los sectores popula. res, no puede sin embargo considerar el derecho penal como ‘un frenve avanzado, como un instrumento propulsor. Por el coatrario, el derecho penal queda en un triple sentido redu- cido auna actitud de defensa. ‘Defensa, ente todo, del derecho penal frente alos ataques llevan on nuestros dias contra ls garantiasLberales que le asignan las constituciones de Ios estados de derecho, Defensa, 27 yéage D,Puitano (1981) PP a, 240 en segundo lugar, frente al propio derecho penal, en jg Signifique contencién y reduccidn de su campo de inte, We ion tradicional y sobre todo de sus efectos negatives y qe Costos sociales que pesan particularmente sobre las ea los débiles y marginales del proletariado y que contribuye "= esta forma a dividirlo y a debilitarlo material y pol yen de Defensa, finalmente, a través del derecho penal en Ja mente en que, por el momento, puede ser atin consideradg ee tuna respuesta legitima ante la falta de alternativas ara reset ol. ver Ios problemas sociales en el marco de un modelo inet do. seve todas formas la idea reguladora de una politica ox nal alternativa implica la superacion del sistema penal. Ow tar la reforma sobre esta idea reguladora no significa renunany a las posibles reformas, sino que significa, debe remareect éllo una vez més, elegir y evaluar las reformas sobre la base a sus posibilidades para transformar radicalmente el sistema en ¢l interés de las clases subalternas. fn En otras ocasiones*® traté de definir, en sus lineamiento, generales, el modelo de una politica criminal altemativa que tiliza como idea reguladora o “utopia concreta” la supers, Gin del derecho penal, Proponer tal perspectiva no significa el reenvio de toda reforma posible en el presente para esperar el futuro deuna sociedad que haya superado el uso dela pena, sino afirmar un criterio segin el cual orientarla y mediante el cual puedan medirse las elecciones de politica criminal. En las teorias radicales de la politica criminal, como son las teorias abolicionistas,?® el criterio funciona en el sentido de evaluar las reformas como si éstas tuvieran la capacidad de superar sistema penal tradicional y que dicha superacion fuera efecti vamente posible. En este sentido, un representante de esta perspectiva radical propone una tctica basada sobre 1a distin cién estratégica entre reformas positivas (que sirven para con- servar el sistema en sus funciones reales) y reformas negativas 28 Véase A, Baratta [1977] 2Em el interior de la actual dscusién internacional sobre la descriminalre 38 costos sociales del sistema penal, los mites de la institucin de 1 tc, surgen los nombres de Louk Hulsmann y Hermann Bianchi en los Pas ‘de Niels Christe en Noruega, Para una clasficacién de las teorias 8% i onservadoras™, “redue y" ‘Véase también, en om ‘arco mis amplio de los modelos de politica eximinal, M.Delmas-Mary [1985 gnvic 241 . nei” qoducen Teales| transformacioned Cudlitaivas dal sste- (ave P He pancaienees 2° ne rven para superario parcidlmente), 1 : may tpe remarcar también que las perspectivas radicales ge reformas de ese tipo pueden ser propuestas y son propues- de rerofelacin con las teorias de la sociedad y los modelos tas Ciedad futura bastante diferentes uno del otro, y que no de 20% posible reunir a todos bajo Las mismas caracteristicas resulMjgede un punto de vista estrictamente formal. La pers a1 Ja abolicionista de 1a reforma penal, ha encontrado en Pocrdbruch una expresion que merece ser citada: “la mejor G Jana del derecho penal no consiste en su sustitucion por erenejor derecho penal, sino su sustitucién por una cosa un jor que el derecho penal”! Desde el punto de vista formal meletapresion puede servir para calificar todas as teorfas que ertenccen a la perspectiva “abolcionsta”, todos los proyee- per de politicas y de pricticas que no vacilan en saltar la linea Geiser que separa los sistemas penales altemativos de las Sltemativas al derecho penal. ‘30 yéaie-Th, Mathicéen [1974]. 4 yéase G. Dadbruch [1963], P. 269.

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