José Amic:
La batalla
de los géneros
Novel us novela de educacién
BEATRIZ VITERBO EDITORAel mundo surge ahora claro eémo los génerus litararios tembién
faparoven como enfrentamnientos por la negoeiscign de signifcantes
Sociales, Por yaneros literurios” entendemos aguf no sélo los tree
enero ( ‘pice y lirica) impuestos definitivamente por los
Foménticos alemanes Friedrich Sealegel, Schelling, Holder,
Goathe y Hegel- como los “naturales” y “sternos” (Genette 1978
43), sino todos Tos nacidos al calor de Tas circunstancias de época
como moldes discursivos percosderos y bésicamente inostablee.
Tlaciendo una digresidn metodoldgica relacionada coo el anti-
cesencialismo que busen instaurar le presente investigecion, es m=
Cesario hucor hincapié aquf en que los binomios que este trabajo
pone a consideracion, intentan hacer visible una presencia de
‘ertos conflictos, no para buscar su afianzamiento como entidades
ineonmoviblea, sino para que sean decmontados y relativizados
teh algunas oon todae sus implicaciones. Bn este sentido, La opoe'
‘ién constante de términos en el presente estudio tione como fla
‘una deconstruccisn, al modo de la que Derrida lamné differance,
‘con un neologismo que implicaba Iaidea de pastergar y dilerenciar
fla vez. La differance signisieaba para Derrida, sogtin su més I
ida comentadora, Gayatri Chakravorty Spivak, una invitacion a
eshacorse de la necesidad de expresarse en ecuaciones equil
bradas, para deseubrit en qué medida cada uno de los términos so
torna eémplice de su opuesta, encerréndolo o aluiendo a él de
tuna maneea sutil (Spivak 1976: LIV), Para Jonathan Culler, por
btra parte, el tormino derrideane venia a hacer resaltar la dite
rencia pasiva siempre en eu sitio como base de Is significacion,
pero tambien Ia postergaciin que en el acto de diferir produce las
{liferencias que esté presuponiendo (Culler 1981: 41).
La asf llamada “novela gitiea", figura icdniea de ese gético
reinventade en el siglo XVIM| Glamada “novela negra” en Espatia,
Foran noiren Praneis, Schaverroman en Alemania), se prosenta,
por su parte, eematizinda Io femenino, como la escritura de Io
texcesivo, ain dejar de poner en duidas los mismos principios sobre
Tos que se asfonta, al no permitir certezas racionales. Esto so
desarrolla en el medio de la lucha del Tuminismo por imponer 1s
pauta de la Razén por encima de las supersticiones 9 de la religion,
sy enose sentido, la novela gética surge come ana subversion contra
$Ndeas domimantes, En tanto corr cambio,
‘Btorota no por el esclarecimiento il 1 por el exces da
{ntetgnoe, al ‘les-conocimiento” le sigue el “re-conocimiento® ex
lina danza repetida hasta el cangancio de un decciframiento
mastante, Ahora bien, ca del excoso we representa en I
‘SBiosion de To emocional y del miedo, ambas cualidades que se
Bjudican ahora a Ja mujer. No os eatuat que las protagenistas
nis conspicass de este género literario ea eneuentren siempre al
borde de precipicios profundos o frente a paisajes inconmensu
‘ables. Los Alpes daban en el siglo XVIII inglés el escenario ideal
para lo que Edmund Burke habie earscterizado en 1757 come lo
Bublime, siguiando al tedrico latino Longino, por oposicion a
Bello Five 1987: 66). Ast mientras lo Sublime debia produetr un
sontimiento de inmensidad y miodo fronto a lo grandioso, ¥en
teste sentida, podria conectarse eon el “sentido contradictorio de
palabras del origen", que Freud buscaria relacionar con la légica
fel suesio (Agamipen 1995: 87) y que desembocaria en sus estilo
Sobre lo “siniestro” u “ominoso”, lo Bello, en cambio, apaciguaba
alma Noes de oxtranar que las eumbres horrascosus so hazen
\da vez més persistontos en el paisaje literario inglés dejando de
lado la mansedumbre de los parques domesticados de las
mansiones del siglo XVIII, ni que el narrador de Frankenstein
repare on las anfractuosidades especialmente inquietantas del pa
faje orogratico del Sur de Alemania (el Schwabisch Alb) en su
ecorrido fantasmal de la geografia por el rio Rin bordeado de
castillo en rainas,
Lo cierto es que “el gotico” (osu reciclaje en laliteratura) cunde,
4 partir del siglo XVIIL, por sobre diferentes genres literarios
narratives, jrfeos, y alin ensayisticss ~come veremos
mas adclante hablando de Marx, yes, ey siguiendo a
Alastair Fowler, hablaré de un “modo yético”, en tanto se trata de
tun gusto que supera los moldes do Ta novela, aunque, por el
prtigio de esta uitima yas partir dol mismo siglo XVI,
Vineulacion con ella resulta casi inexorable. Ahora bien, Fowl
be encanga de precisar en sa estudio que mientras que la novela
stim goneroliterario hésio, la “novela gotiea"saria un subgénero
.o un “tipo®, mientras “lo gti, a secas, deberia ser considorads
‘tan modo” que se puede encabalgar en multiples géneros literarioe
(Fowler 1982: 106-129). Aqui debemos toner en cuenta, ademés,
aque sel uso del término “modo” en rario foe
Utilizado por Northrop Frye en la década de los 80, a partir do la
Pocticede Aristoteles, come referide a un high mimetic mode, que
se encontraria en la épiea y la tragedia clasieas, y un ow mimetic
‘mode, que se hallaria en la comedia y en la stira (Frye 19
67), allo no rosul
dos géneros en prosa. Fowler, por su part
Frye, consigue darle un asidero mas convincente al térming
modo", al hacerlo entrar en un sistema actual de teorfaliteraris
como eontrapartida de Ia noeién de "eénero literario”
En la narracién on modo gético, entonces, lo sublime ee earge
ddo-un nuevo'valor,en tanto 46 establoce una conexién con el deseo
individual, que va a pasar ast a ser contral en la evocacisn de
‘error (Gelder 1994: 47) Lo sublime en el modo gétieo intensifica
los peligros de tna liberacién descontralada de cualquier freno,
‘en In medida en que ee produce una descarga on la ficcién de
finagenes y deseos reprimidos de larga data, muy ocultos y
oligados a permanecer en silencio (David B. Morris, on Gelder
1994; 47, ellos vienen a euestionar la hogemonia de la alta cultura
haciendo visible su entroneamiento con lo popular y con su fuerza
social, pucs como afirma Martin-Barbero:
ese nadie del iso XVIT a cltara popula vive una sventrasingslar
muna ds deegparisitaaser al mie eng sraieonalyebelae Mirae
Aree a recloliad haneads na cutoreeparecsconormadatalcaments pot
See peje jgnorancn yeuperstece ¥ eo ladudable que cotenta wocbe
sen Berle qut deal na recoil o0 pola entender ln stgnineslce
istrin de qos eta cyan slgdnon somponestes de ee lesa cular
(lente a obetisadaexgenia dear "xa
fslons bufesy alas canciones bassna le reat dearer
fl lementaid scsicade quo el do can reatn de rrorde logue co alimectag
Int lee populares en ple sgl de los acest Martin Basbere 1987 108).
Pero también, el terror det paisaje sublime aparece en lt
concepeiin que del gétien se hacen el “anticuarismo” (como lt
mania bibliografica por los textos del pasado que so desareolla en
elrodescubrimiento que el Renacimiento hace de
{tro que cande en el siglo XVIII camo gusto filologico por las épocas
EeSarac” de a historia) y el gochie revival (segn el usa cue de
‘ots concepta hee ol “Victoria and Albert Museum” de Londres,
Gare denominar Ia pasién por los objetos, 1a decoracién y le
Deveitectura inspirada en una visidn estiizada de lo medieval y
SoRSt populariaa on Inglaterra antze 1780.7 1900). Anticwarisma
ibtiopratice diociochesco y godhZe revived son manifestaciones am
piguas que, en principio, aparecen como una asociacién eon el pa
aki yous valores (la proteccin familiar, la vida doméstica feudal
Sila propia ereacién dela palabra foltdore, en inglés, en sentido
Ge Azervo de Toe pueblos”, 0 au inmediato antecedente aleman
Tolishuade provienen de un anticuarismo con raices en la idea
Iwotién de la Edad Media, segtin empezé a cundir en Europa on
tl prerromanticismo. Esa'manfa por lo excesiva de lo indémite
‘lege todavia alas reclaboraciones del gotieo mgléa hacia 1847 en
tan titolo como Cumbres Borrascosas(Wachering Heights) de Erally
Brunté (Frye 1957: 50), donde se acentia el esconarie més que la
busqueda del personaje individual, y que participa de lo que
‘Alastair Fowler propone eatslogar como tieo vietoriano” (Fowler
{[982: 95), un estilo artistico que, entretanto ha adquirido wna
pétina propia, como sino fuera ya la copia de una copia; y que de
Tamano de alguien tan prestigiose para lacreacicn del eanon como
Frank Kermode ha entrado ya en el pantesn de la alta literatura
(Fowler 1982: 238). Sin ombargo, algo todavia més interesante
frente a este cimulo de problemas con los que el gusto gético se
cnfrenta tiene que ver con una ambivaleneia genuina que llega &
Sercontradictoria, pero que hace el neleo de la estétiea gotica: se
tenfoean los excesos de la imaginacién agociados eon el Mal, pero
Ia representacidn no puede desembarazarse de aquello que
pretende condenar (Botting 1996, 8). En otro sentido, el gotic
puede tambien entenderse, ademés de como un “modo”, como una
‘atriz cultural en el que un grupo encuentra un’ molde de
organizacién de bienes simbélicos de esa sociedad. ¥, tal ver, no
ten oclono reflexionar sobre el hecho de que ese nuevo emcepto de
lo gétic (tan dieciocheseo) venga de la arquiteetura, como a su
verha sucedide con el contravertide terminode “postmodernism
31