You are on page 1of 68
Ser nifio“huacha” _ Se eee en la historia de Chile Soccer ING se vaacumulando el amar, el despreco, el aandono, fa pobreza la indterenci, ta sledad, el malate directo 0 inirecta del mundo de los adultos, de os que hacen la historia —historia que lo intervene, los madela, los arresgay ls desafiatempranamente—y se va apozando, transfomandose en una hue cas imperceptbe pero que tine la intensidad de las marcas de ogo. Y desde al se ‘va tjendo un didlogo subterténeo de ese pasado y este presente, clilogo invisible tants veces sory mudo para los adultos. i 2 5 E Gj ‘Yes aq donde radia el valor dl trabajo de Gabi! Salazar y todos los histriadres que nan venido desenterrando festa historia. Nombrando a los In-nombrados, a los anénimos de siempre, devolviendo con ello no solo un ‘hombre, una identided, sino también la cignidad. Este trabajo contrbuye a cultvar las potencialidades de todos ellos como posibles sujet de la historia, por lo tanto transformadores dela misma, y a lo que queemos que este libro promuera SA in = eam iil aie tian de ie fe ge Se We = Stag LOM TO! M17 e- (Cosy Basa) ISBN 9562429514 1. Tilo. H Serie, “ . Dee 98, 21 Fume: gs ain Chien GABRIEL SALAZAR V. Ser nifio “huacho” en la historia de Chile (siglo XIX) regi idol 15879 [Shine nears psn N19 El SUR, 80 GABRIEL SALAZAR V. Ser nifio “huacho” en la historia de Chile (siglo XIX) a “ . ny ‘A modo de presentaciOn. ‘A. J0s diez aos cela ‘que a era era de los adultos. Podlan hacer el amor, fumar, beber a su antoj, it adonde quisieran Sobre todo, aplatarns con su poder indomabl. Alora 8 por lam realidad no hay adultos, solo nos envejecidos. experiencia el lugar comin: Nis y adultos, Jost Boo Pacutco Presentamos esta nueva edicion de Ser nto “huacho” en la historia de Chile, en momentos en que su autor, Gabriel Salazar, logra un merecido reconocimiento por su trabajo historiografico al recibir el Premio Nacional ée Historia 2006. Nos alegra enormemente este hecho, porque en él se. ‘imos también el inicio de un reconocimiento a los Sujetos historieas que el trabajo de Gabriel, y otros tantos historia- ores, ba venido visibilizando, luego de adentrarse por hue- lias y recovecos, por ceminos reenditos e innombrados por Ia historiografia tradicional Haciendo gala de un perspicaz impetu escudtitador, inguisidor, develador, Gabriel Salazar va desempolvando, picando con pasinidenttaria,logrando penetrar hacia las c pas més profundas, hasta Hegar al subsuelo omitido, negado. 7 Producto de esta faena, diversos fragmentos han quedado regados en la superficie del sito histriografico. Al reunir ls pedazos de esta corteza social, ese historiador va ha- ciendo apatecer un coujunto de siluetas, de seres, de sujetos {que finalmentelogramos visibilizar con ntidez, hasta llegar 4 sentir eémo van rompiendo el silencio y anonimato Ser nifo “huacho” en la historia de Chile viene a ser un virtual pértico por donde podemos accederarecorrer esta historia (no "la otra”), guiados por el relato de uno de los huachos, hijo, nieto,tataranieto de una de Iss tantas Rosaria Araya, quien muere en el parto, desesperada por su pobreza yy eulpabilizada por haber parido cuatro hijos, En la medida en que nos adentramos en esta historia, nos damos cuenta que no es un rlato que nos resulte vago, desconocido, sin conexién con nuestra propia vida. Por el contrario, empezamos de alguna manera a reparar que te- ‘hemos un “cierto are”, que en algo nos parecemos a ellos. 0 es que acaso Rosaria Araya, mujer pobre, precaria de posesiones esenciales para vivir ~quien seré la fugaz anfitriona que nos adentra hacia la profundidad del rela- to-no vuelve a traemnos la desesperacién frente a su dra- ma en el llanto de Maria 0 Rosa, mujeres pobres de este siglo XI? ‘AL igual que las mujeres y los pobres, los niflos y niflas han sido seresinexistentes en la version de Ia historia en que fuimos formados. Esa historia era la de los adultes, de los hombres, de os hijos de alguien. Esa historia no nos contaba, 8 ‘qué sucedia con los nites y con las mujeres al declararse la Independencia, al desencadenarse Ia guerra civil o el golpe de Estado, {Dénde estaban ellos?, ,como les afectaba todo quello? jimportaba esto a alguien? la historia es un didlogo sin fin entre el presente y el ‘pasado, podriamos decir que son los nits la fibra sensible donde se va depositando la subjetividad del presente, don- dese va acumulando el amor, el desprecio, el abandono, la pobreza, la indiferencia, ta soledad, el maltrato directo o indiecto del mundo de los adultos, de los que hacen la historia historia que os interviene, los modela, los arviesga yy los desafia tempranamente~ y se va apozando,transfor- ‘mindose en una huella casi imperceptible pero que tiene la imtensidad de las marcas de fuego. Y desde alli se va {ejiendo un didlogo subterrénco de ese pasedo y este pre- sente, dilogo invisible, tantas veces sordo y mudo para los adults. Los textos que se reine en este libro dan cuenta de un continuo en escenario distintos: nifios pobres, huachos, los hijos de Rosaria hacia 1845, os hijos de Gregorio Ruiz ha- cia 1912, Juan Machuca, de 14 afis, hacia el 2000; todos ellos de alguna manera toman aqui la palabra para hablar de su cotidiano, de la suerte de sus padres, de su trabajo con ellos, de su soledad, de sus anhelas, Y al escucharlos sabe- mos que el futuro ~e que les perteneciay les pertenece— ha sido incierto para ellos, y la mayoria de las veces, implaca- ble en fa diseriminacién y marginacién. ‘Todos estos nitos han logrado “hacerse” y sobrevivie por ‘oda una capacidad inventiva, de solidaridades mutuas y de |s microcomunidad « la que pertenecen; muchos de ellos tal vez han logrado ser sujetos histérieos, entendiendo por ello a quienes, conscientes de su historia personal y colectiva, han resuelto rehacerse en Ja identidad y Ia acién, en pos de cam- biar fo que para Rosaria Araya era como una maldicin. ‘Yes aqui donde radica el valor del trabajo de Gabriel y todos los historiadores que han venido desenterrando esta historia, Nombrando a ls in-nombredos,a los andnimos de siempre, devolviendo con ello no solo un nombre, una iden- tidad, sino también la dignidad. Este trabajo contribuye @ cultivar las potencialidades de todos ellos como posibles sujetos de Ia historia, por lo tanto transformadores de la misma; y es lo que queremos que este libro promueva, Latarea noes ficil,y sobre todo este afin de devolver- les su historia alos nites, para prometerles de manera dis- ‘inta el futuro. Como bien sefala aqui Gabriel: “Para inten- ‘ar hacer historia en esta profundidad y en ese oxigen esen- cial de ta humanided (..) se requiere posesionarse plena- mente, integralmente, de la piel human Hacer historia de nifos es, sobre todo, una cuestion de pel, de solidaridad, de convivencia, de ser uno mismo”, Agradecemos x Gabriel est libro y nos honra su pu blicacién, Ser mito “huacho” en la historia de Chile, que hasta hora habia circulado como un articulo de la revis- a Proposiciones, de SUR, desde hoy comienza a cireular 10 cen formato libro y To hace para quedarse, para mirar yfo reconocernos en esas nis y nities huachos en fa historia de Chile. A este texto le acompafan otros dos, que vienen, de alguna manera, a ponemos al dia en el evenirde los huachos hasta ahora~ de la historia de Chile del siglo XX. SILVIA AGUILERA M. u Ser nifio huacho en la historia de Chile (siglo XTX)' I Culpa y Hanto de Rosaria Araya Un mes antes de su muerte, Rosaria Araya invité a dos de sus hermanos a subir un monte que distaba més de una legua del rancho en que vivian, Les dijo que ella queria retirar de al un buey suyo, que haba muerto al caer en un barranco. Semejante caminata, que en si no era nada fuera de lo comiin para los descabalgados campesinos pobres de valle de Mlapel, constitu para ella ~segin estims Fosé Simeén, el gobemador del de- partamento- una “ajtacién extraordinaria”. Pues era ‘una joven soltera de 26 afios, estaba en el octavo mes de embarazo y ya desde el sexto su barriga “se habla manifestado demasiado crecida” (habia sido embara- zada,segin se supo, por Matias Vega, pebn de 26 aos, soltero, del mismo valle). "Ponenia resend nel Sensi "Sociedad agioly miner chilenayen fu Literstra y en In Historia”, orsnizado por et Departaneto de Hiss dea Usivesidad de Satago,e julio de 1989, Publican prineamente en In revit Propriioner N° 19 (Santiago, 1990. Bator SUR), po. S588 13 A pesar de su gran barriga, Rosaria Ataya no sen- tia “ninguna incomodidad ni dolenci alguna". Al con- tari, se mostraba “siempre jl para trajinar”, lo que tenia maravllado a todo el mundo, puesto que no co- ‘mia nada. O casi nada. Su tnica obsesién era engullir grandes cantidades de chagurres, “por el fresco de ellos". De modo que cuando subié al monte con sus hermanos para rescatar su buey desbarrancado, se de- tuvo continuamente en el camino para tomar chagurires ¥ estruarlos en su boca, As! pudo sentitseégil y ani- ‘mosa para a pleno sol, descuerar el buey, cortar una de sus pientas “y para trae la pierna iel euero a la rastra asta su casa” José Simeén, el gobemador, estaba de verdad asom- brado por la vitalidad de Rosaria Araya. Sobre todo cevando supo que ella, después de esa subida, “iso otra, también al cerro, casi a igual distancia, i en la que an- duvo sin fatigatse”. :No era asombroso? Sin embargo, poco tiempo después, ya "no pudo dormir de ninguna ‘manera sino sentada”, y al fisar los nueve meses se hizo necesario prestarle ayuda cuando queria pararse, debido al mucho peso de su barriga, Aunque “puesta de pie, pudo siempre andar i ocuparse en los quehace- res domésticos" El Gobernador de Illapel tenia razén: Rosaria Araya era una joven campesina fuerte, vital y animosa, “4 et “El dia catorce de setiembre del preseste aio de 1845, entre cuatro cinco de la tarde, le prin- cipiaron los dolores." Se dio aviso a la madre, Se hizo venir a Damiana Soto, para que colaborase en el parto. Yante elas, como a las siete y media de esa misma tarde, sin mayores complicaciones, vino el parto y nacié un varén. Unos instantes después “también vino la par”, con lo que la parturienta se sintié ms alivinds. Viendo eso, las eo- madronas “Ia echaron a la cama, quedando con algo- nos dolores, aunque pequetios” Durante dos dias, obedientemente, Rosaria Araya permanecié en la cama, Estaba bien, pero "con dolores muy lentos”, Su enorme barriga estaba, también, al Presente, Sin deshincharse, como si nada bubiera pa sado. Como si tuviera voluntad propia. O fuera ajenaa la vida del hijo que habia expulsado fuera de si. Algo extrafo estaba ocurriendo en esa barriga. Rosaria Araya sintié miedo. Y se puso tensa Sorpresivamente, entre ocho y nueve de la matiana del tercer ia, la gran bartiga comenzé a etorcerse con dolores répidos y agudos. Rosaria erey6 perder elcon- trol de si misma. Alguien corrié a buscar a Pascuala Barrera, “Ia que abiendo venido muy pronto, i pulsan- do a a paciente, dijo que era part. Previendo un par~ to dificil, la madre hizo traer a un hombre, “para que tas ayudase teniéndola”. Ya las diez de la mafiana na- ‘i6 una mujercita, seguida de I par. 6 ‘Tras su segundo parto, Rosaria Araya se vio bien No presentaba sintoma alguno de fatiga. Parecia recu- perada, Recibié un poco de caldo y, ya animosa, pidié Jugo de chagurres, Todo estaba normalizéndose. Pero otra vez, como a las once, “le apuraron nuevos dolo- Fes, y en término de tna ora nacié otra hembra, i luego salié también la par” {No era eso demasiado? {No era eso, ya, una mal- dicidn? gY por qué la gran barriga seguia hinchada? Fue entonces cuando Rosaria Araya, vencida al fin, estallé en una gran desesperacién. Y asi lo registré José Simeén, el gobemador: “Por esta tercera se afligié la paciente dema- siado, recordando su pobreza i la de sus pa- des, diciendo qué aria con tantas hijos i cémo se veria para criarlos pues era tan pobre, por lo que desed mas bien morir”. La madre y las otras mujeres que la auxiliaban se esforzaron por consolarla y tranquilizarla, Que no se afligiera. Que no iba a morir. Que entre todos la ayuda- rian a cuidar de sus hijos. Al rato, Rosaria pudo al fin relajarse y dormir algunos minutos. Viéndola descan- sar, algunas de las que la ayudaban ser retiraron, con sigilo. ¥ fueron las doce. ¥ luego la una. Y era la una y ‘media del dia 17 cuando, de nuevo, la gran barriga co- ‘menzé a retorcerse furiosamente, Y durante tres horas la parturienta se revolvié en su cama, transpirando, 16 lorando, gritando, ¥ eran las cuatro bien pasadas cuan- do de a gran barriga emergié otra hembra “Entonces lord, se lament i esclamé al cielo muevamente, grtando que la privase de la vida, pues se creia ser la critica de todos por aber tenido tanto nif, i to peor, no tener con qué alimentarlos” YY estaba lorando y gritando cuando la barriga se retorei6 y los dolores atacaron nuevamente, La parte- 'a, tranquila, dijo que era la par. Pero Rosaria estaba ya fuera de si, no eseuchaba a nadie y “se afijio tant, creyendo que era otra criatu- que laparteraretrocedi, ientonces ella, sin- tiendo un gran dolor, dijo que ibaa morir muy pronto, i hablé a su madre, pidiéndole perdén, como también a todas los que la auailiaban, ¢ dando un fuerte quejido, al momento, expiré Bl eco de su muerte fue largo y tembloroso, Un silencio terco, que los envolvid a todos, En ese mo- mento, En ese dia. Y por mucho tiempo, Las mujeres que la auxiliaban record José Sime6n- “dicen que murié con bastante barriga”. Que era muy probable que, todavia, pudiesen venir de ali otras cria- turas. Pues la barriga siguié ali, voluminosa, latente, implacable. Pero ya nadie quiso esperarlas “i conocien- do que estaba muerta, solo trataron de amortajarla”, " Las crituras que aleanzaron a nace fueron, pus, cuatro: un varén y tres hembras, Segin José Simeén, todas ellas fueron muy cesidas yrobusas, “tanto como el que nace solo”. El varén fue lamado José Mara,“ se cria en casa de Juan Godoy, recogido en ésta por carded La mayoreita de las hembra elas Mec codes del Rosario, “la cra escasamente Damiana Soto, pues es demasiado pobre”. La que seguia fue llamads Carmen de Fess: “eti en casa de la abuelaen la ma- Jere prsapbre" ¥e menor lat, sin lemente, esis, “ila cra Damiana Vega, ambi Plena “ara Dania Yoga ain Todos los campesinos pobres que auxiliaron a Rosaria Araya en el dia de su culpa y lento cumplie- ron, pues, Io que habian prometido: eriar a sus hijos con Ia ayuda de todos, Fueron, por eso, hijos huachos, ¥-a la vez, hijos del pueblo, También los cielos cum. Blieron con su pedido: le concedieron la muerte, para cevadir (0 pagar) la gran culpa de haber tenido tantos hijos en tan grande miseri, La “mucha pobreza” que Rosaria habia sentido cemitse como una maldicién sobre la vida desu rit ¥2 -como otra muerte mucho peor-no fue, sin embar- 80, exorvizada, Cuando menos, no su ataque definitiv, de largo plazo. Pues, para el tiempo efimero, José Simeén, el gobernador, consiguid un paliativo: informs de easo al Intendente de Coquimmbo, Juan Melgareo, El intendente, impresionado por lo que considers 18 “un suceso estraordinario”, remitié los folios al Minis- tro del Interior, Manuel Montt, BI ministro, igualmente impresionado, pasé un oficio al Presidente, Manuel Bulnes. Y el Gobierno, por acuerdo unsinime, decret6 «que los hijos de Rosaria Araya fueran alimentados y més tarde educados “a cuenta del Tesoro Piblico”. Al descubrir los folios de José Simeén y las demis autoridades entre los viejos legajos del Archivo del Mi- nisterio del Interior, decidimos averiguat cuanto dur6 el cexoreismo que lanzara ese gobemador contra la “mucha pobreza” que se cernia sobre las criaturas de Rosaria. Hallamos que, durante tres aos sucesivos, [a Intonden- cia de Coquimbo registré en sus libros la ayuda prome- tida para la erianza de esos nifios. Y que, desde fines de 1847, obstinadamente, los folios guardaron silencio. En realidad, el gobemador de Illapel solo habia obtenido una ‘caridad de Estado’. Un paliativo de mo- ‘mento, emanado de Ia emoci6n filantrdpica experimen- tada por las autoridades estatales frente ao que consi- deraron “un suceso estraordinario”. Como tal, no fue suficiente para salvar a las criaturas de Rosaria de su temido destino histrico: soledad y pobreza de por vida. ‘Mucho menos Jo fue para la muchedumbre de nifios chilenos pobres que, durante el largo siglo que fue des- de 1830 a 1930, fueron.tenazmente mordidos, desde su nacimiento, por ese mismo destino. Es por'eso que Ia culpa y llanto de Rosaria Araya constituy6, histéricamente, un hecho premonitorio. 19 La ‘amunciacién’ de la angustia y culpa de fas mu- jeres pobres que, durante un siglo, parieron sus mu- chos hijos en pobreza, Ese fue el pértico normal de entrada de los niflos huachos a ese tramo de la historia de Chile. ¥ es por eso mismo que el “estraordinario suceso” experimentado por Rosaria en 1845 constitu ‘ye también el pértco introductorio de este trabajo? 1 Papa y mamé: O estar “de mas” sobre el camino Esperaban ustedes otra cosa?: Mateo Vega, el peén que engendré las criaturas de Rosaria, no se hizo pre- sente el dia del parto. Tampoco habia aparecido duran- te el altimo tiempo del embarazo, porque, de haberio hhecho, jo habria subido con ella al monte a rescatar la piema del buey desbarrancado? No estuvo acompa- fiando Ia agonia final de Rosaria, No se hizo cargo de ninguno de los nifios. {Ni el mismo José Simedn to ‘mencioné para otra cosa que no fuera para decir que era él quien habia embarazado a Rosaria! El Gobierno, en consecuencia, dio al padre por inexistente (0 por Nac asada e “informe sobre un suesoextaninio, fiemaéo pref Gaberader de Map! Jose Sineta Vieutay ding Alintendente de Coquinbo, en Melgar. En Archivo de Ministerio entrar (AME en adele), vl 46, 47-51. Se revisaron tambien os vokimenes del Archive dels Intpdenia de Cogs (ICQ, en adelante) coespoodienes a es aos TBS 21847 20 incompetente), pues en todos los documentos oficiales solo se habl6 de “los hijos de Rosaria Araya”. No es cosa de maravillarse, sin embargo, por el ‘comportamientoirresponsable de Mateo Vega. Porque, ‘cuando se tenia un padre como ese Mateo, es deci un simple “peén", entonces habia que hacerse la idea de ‘que papii no era sino un accidente -0 una cadena de incidentes~ en las vidas de su prote. Pues los hombres ‘como Mateo no formaban familia. Se sentian compeli- dos, mas bien, a “andar la tierra”. En camino a otros valle, de vuelta de otros fundos, en busca de vetas ¢s- condidas. Escapando a los montes, Atravesando la cor- dillera. Apareciendo, desapareciendo”, Dormian a cie- Jo descubierto, iban, venian y “paraban” en cualquier rancho disperso que hallaban en su camino (un rancho, {al vez, como el de Rosaria) Sus hijos, por lo tanto, no dormian junto a ellos. Tan solo se “noticiaban”, de re- pente, de que su padre andaba en los cerros de tal par- te, arreando quign sabe qué tropillas de animales, 2 En arn ef pra aj en el mismo cabal lain. Cuno sali ele a Ceegils en asa de Bema Bains. A tro ‘say fe lj al Poeuelo de Dun donde oe. tro inf parar le Peres de Amal, donde Doing Mereno ya iin sl ols de Csuquees, donde wn hombre que no cones ‘eal flr Taped onde Domingo Albrn, stv coma dos Sonam fips il det Moule dnd a Mere. I stv guce dis dj el abl alzin yea una beta su ri fos pra Migs", Declascin de an Jot Ju, peda ex elu, ‘nie Euieno Mitr de Coneeea. Ea Archiv dea Inendeeia (Ge Caneepcin (AIC en alr, vo. 197, en jul 18 de 1840, al atareado en rodeos y marcajes. O que estaba en los va- lies de Coquimbo, donde lo habian visto oficiando de pallaquero. O en etemizadas “combinaciones” de nego- cios en la placilla de la quebradat. Y podian pasar aflos sin que se tuviese el menor “noticiamiento” de él. Como sihubiera muerto, o se hubiera desvanecido. Hasta que alguien avisaba que estaba preso, que lo habian herido ‘en un tifia de borrachos. Que lo habian visto convicto, enjaulado y engrllado, reparando el camino del puerto. © que lo habian agarrado en una leva, que lo habian hecho servir en el Ejreito, que se habia desertado. Que, en fin, en respuesta a todo eso, se habia hecho cuatrero® Asi, poco poco, de pura ausencia y “noticiamiento”, un papi del tipo de Mateo Vege se iba transformando, en la mente de sus hijos, en una especie de leyenda, En un padre mitico, legendario, pero lejano e intl “Estado pd: tase mucho ge na stvemos de Va et ge le suplea mi madre gel eset sin perder Hemp como leva poe alla pragetienpo ven, lanai gem made esta muicnerna i ues eas se quiemo, ate ge vvemas ajo enna casa ge ‘como como puei pus ead avai mnt coset ‘abla para accrodar una eas par vive poner noes emia in ma deseatos sumer salu elicdad iesia memoria de madre toda fai, uj ge deseo, Crit Vilar Puerto Mont, julio $ de 186. En AM, vo. $36 a, 5 Que habiéndse ido para la capil lo agnraron de welt y dent oad del N° 7, donde svi tn ao tes meses. Deal esr del porto de Valparaiso, ean a bord pra enarcare, se fue lacapital alo aguaron y dena nari aN desert suv a estonia y scorar deo pula in deities Declan de Pedro Ramirez, pen y elt, en Archivo dud de ‘San Fernando (AIS, nada) Lega 195, Pea, 1825, 2 se le admitaba, pero las mis de las yy techazaba Pues, después de todo y a final de cuentas -o sea, cuando los hijos, ya erecidos, podian’ comparar y juzgar-, ese padre no resultaba ser ‘otra cosa sino un desecho de la sociedad! {Cuin efectivamente culpable era, sin embargo, un papi como ése? Todos sabian que un “pe6n-gailén” no podta, ni él ‘mismo, mantenerse con el jornal que pagaban enton- ces por su trabajo. Que las mis de las veces se le forza~ baa trabajar“aracion y sin salario". Que, por hallarsele nel camino sin ocupacién -es decir: sin una papeleta {que atestiguase que tenia “amo”, se le consideraba un ““vagabundo mal entretenido”, y que, como todo vaga- bbundo, era visto por las autoridades como un sujeto de suyo pre-eriminoso, razén por la que se le acosaba y petseguia, Por tanto, el papé-peén era un sospechoso de nacimiento’. Pobre papa! Daba ldstima, A veces, como mero- deando, aparecfa por el rancho de mamé, Como un pros- crito culpable, corrido, irresponsable, Despojado de su «eres ra x ons stn te ‘lenente Matraos mua expbba Irn, slear,c8 nos eprendse ee hx ose send 8 ba Ei anno cn mre. ew poss enor Di IS Leg es Pie : sa oficio ha sido desde su nacimienta el robar cabatlos, moles, cay ctf ena Lil cnt on tages EWA ew 92 Pan? ao 1818 3 tonta aureolaleyendaria, Traia regalo, claro, algo para ‘mam: una yegua, un cabrito, una pierna de buey. Pero venia siempre acompattado: un ‘socio’ de mirada tor va, oscuto, tan proscrito como él Se “aposentaba” en casa por tres 0 cuatro dias, pero apenas si, de lejos, echaba una mirada a sus hijos. gPara qué més? El y nosotros permaneciamos mutuamente frios, observén- donos, distantes, como extrafios. Hasta que de pronto {a visita terminaba, generalmente, en una borrachera 0 en un violento altercado con mama. Cuando se iba casi siempre en direccién al monte~el aire se nos ha- cia respirable, Mas fino, mas célido, mas transparen- te... Que se vaya. Que se pierda en el polvo de sus ea- rminos.;Que siga “aposentindose” por alli embarazan- do mujeres y desparramando “huachos”! Ustedes dirdn: “no todos los hombres eran peones- gaiianes del tipo de Mateo Vega. No todos eran vaga- bundos mal-entretenidos como él, Pues estaba el caso de los famosos inguilinos, que eran diferentes. Porque éstos, bajo el amparo del seflorial sistema de hacienda * “uc tc sor nese ep Aga croc bs nemey que guns Seca nde ce vce tain eps or gn we ann Pn Sivan weet a Fee eon ahs nee ae igo sg ha sod nc Bae Prete Sito ea smb cna ue oes Sac we tana gun ry ns aman Oe (mi cat di gm i ae Dries ita rnd Santo Prey e Mice rp ek ANSE, Legajo 193, Pieza 9, ato 1820, ‘es a (autoridad, organizacién, respeto), fundaron con su mujer familias estables, numerosas, y ellos mismos, cada noche, al término de su faena, volvian @ casa, al lado de su mujer y sus hijos”. Es cierto, Somos muchos los chilenos que prove- nimos de las familias que esos “inquilinos”, bajo el amparo del famoso sistema de haciendas, lograron le- vantar y mantener por largo tiempo. Pero jcuidado! no por destacar las diferencias entre el “peén-gafiin” y el inquilino” vayamos a caer en el viejo y doble prejui- cio de condenar sin mas al “toto sin Dios ni Ley”, para ensalzar sin mas la ‘hacienda moralizadora y civiliza- dora’. Pues, para empezar, han tentado levantar ran- cho y familia en propiedad ajena? {Saben lo que es vivir arranchados bajo el signo de la transitoriedad ~al inquilino se le podia echar de la tierra con toda su fa- nilia en cualquier momento-, traspasados por la vo- Juntad arbitraria del gran propietario? Lo saben? Si es asi, se han percatado de la conducta que sigue el papa de came y hueso que uno ve y toca “todos? los dias? Desde luego: trabaja laboriosamente, de sol a sol, de aio a alo, para nosotros, Pero también para el patrén. Mirenlo all, cerca de las pircas, de perfil junto al pa- {én que cabalga a su lado como gran sefiot~: no va sonriente,servicial, presto, extravertido? Y véanlo ahora aqui, dentro del rancho, doblado sobre la mesa: no «std iracundo, rabioso, hurafo, autoritario? Alla no es ims que un “sirviente” sumiso a pesat de su categoria 25 de inquitino: aqut dentro, entre nosotros, actia como un capataz de segunda clase: autoritario, abusivo, pese 4 su fama de ‘padre de familia’. Pero hay més: ;no les ha hervido la sangre cuando él deja a los jOvenes pa- {tones entrar a nuestro rancho, sabiendo que no vienen 4 otra cosa sino a ‘divertirse’a costa de la mam, o las tias, o as hermanas de uno?, Claro, é1 sabe perfecta- ‘mente que no puede impedir que ellos ejerzan su dere cho de meterse a nuestro rancho y de “chacotearse con las nitfas”, pues, después de todo, junto con nuestro pedazo de tierra y nuestra casa, nuestra familia tam- bigm es tratada como propiedad de ellos" Por todo eso -y por otras cosas més~ papé “inguili- 10” haefa poca noticia. No formaba en tomo suyo nin- {guna aureola legendaria, ni siquiera como la de los peo- nes-cuatreros, Papé “inguilino” era un hombre osten- tosamente sometido, precisamente en presencia y ojos + g/Mishermanas web Ia pitara ye ana y sablan cantar my bien. Los patrones enraban siempre a laces arin, sartn + hacotar con els, chancedndoe gon nso, Un dla Chau, ‘qin ote gustuban ins roms dels pte, ei el wna eum cto encima de node ellos, qe exe ds anda vetigo con rj bln Bento Salza Oren “Vid de Carmelo Salsa (anuserio indo, Sata, 1962), p26. texto rei» on ‘ncideateoeurido hacia 1896, aprstnadament, en us undo Colchagu " “Habieno el rane abuso de qu alin pobre logs a ceata 4e su ajo. aindo de alguna porein de treno see splice valor del ques be pagar a medi del voluntad dew dt, sth exjuesto gue lo aroen de ella can motion my igen”, TE Henke: Deserieidn de Remo de Chile Santiago, 1982). 195, 26 de todos nosotos, sus muchos hijos. No nos produc admiracin ala distancia nirechazo por su cercania, sino, simplemente, desain, Desi, ¥ ros, wean za, Algo asi como una rab ord, que rei dente de uno a medida que elnino se hacia muchacho y uchacho ~igase bien se hacia “peén’ Solo euando éramos muy niflos, Cuando habia que scompatato porers dstantes por ejemplo, para hacer carbén-, solo entonces, ali, en soledad, hundi- dos en el silencio de los cerros y el ruido de Ia brsa, logribamos exablecer con nt relist ida, fi ‘ma, Alli se nos apareeia el papa que todos esperiba- ‘mos: sabio, poderoso, capaz de hacer cualquier cosa y de ensefiamos todo", Pero el papa inguilino no siempre eta, te 0 Mpa anon icra come qv av sg ar su popos nos Su stood $7 Isms sap a tno # ve pus, Cah v2 Iclgn quercetin eons is ‘Mig ta eo enter i opr eirmod pe. yin Selec aaron, Yo mean ei vesoy te estab lr yu as del abl, Chen apn, aati» a rit Salazar Orlin Vida de Bento Saber Orne, Pee! nn, Seg, yp 5 ence me con mae pe eos a asta dene) fm or leon don mca on respects. gusanos y nos instalamos at lado de unas grandes = {Eicon ens ering ngs ch tren cery riven eee pa nape sina fara tio El yg aus bia pescado ean rnd y ecb un ao oi 9016 pa ana, mone, 27 se escapaba de la hacienda en compaitia de su hijo ‘menor. Tambien lo hacia junto a otros inquilinos, 0 con el mayordomo 0 con el mismo patrén, pero no a la in- timidad de los cerros, sino al mundillo ardiente de Ia pulperia o chingana del pueblo cercano. Entonees no cera ni calido ni sabio, sino un estipido borracho a ca- ballo, que las emprendia a rebencazos contra otros pa rroquianos, 0 contra sus perros ~que lo seguian en manadas a todas partes~, 0 contra sus hijos que, tam- bién en manadas, lo esperaban en su rancho". Asi, de esta manera, los buenos recuerdos de papi comenza- ban a diluirse, ahogados en hechos de violencia. O en los terribles alegatos que estallaban cuando él trataba, de amarrar asus hijos mayores, de por vida, como “peo- nes obligados” al servicio de la hacienda. Asi, con el paso de los afios, la imagen de nuestro papé “inquili- no se nos iba tomando, de verdad, més y més inso- portable. Como un estorbo: mis y més prescindible cid mi pay me alld. Qué gato alga avi os dos Suan Agustin Vergara, este timo prineipié x lore, en estas ‘rests peg mi espresdo aio aiuns pias, oma ‘otinuase loande etm de lon pee y dnote ut fut golpe hacia ef suelo lo aroj6 despues mi cary spareciendo por consiguiente enteramente mero” Declaracién de Proserping ‘Constr, en Archivo Judicial de Tea (AIT, en selmi), Lega 917 jo Se 187 28 Es que el viejo, para ascender en ta jerarquia patro- nal, terminaba por convertirse en un rabioso capataz del orden latifundista que lo destruia a él y a todos nosotros como personas. Se fue convittiendo en un patroncillo de tercera clase, que peonizaba “a racién y sin salario” a sus propios hijos, 0 por un misero salarioa ls hijos de otros inquilinos. {En qué se con- verti, al final de todo, nuestro papa “inguilino”? En un hombre apocado, servilizado, apatronado, sin aga- lias propias, y en el jefe de un proyecto familiar sin destino ni dignidad, Si uno queria ser un ‘hombre? de verdad; o sea, un hombre digno, duefio de su propia vida y eficiente conductor de su propia familia, en- tonces no podia uno escogerlo a él como modelo. Asi que no tenia sentido quedarse al lado de él, Habia que abandonarlo, apenas fuera posible. Habia que echar- se al camino, buscar por otros lados. Y si él quiere quedarse alli, atado a la tierra de otro, dando érdenes bajo el despotismo de otto, allé él. Que se pudra en su servilismo! Y si eso significa rodar por alli solo, sin padres y sin familia, sin otra tierra bajo los pies que el polvo de los caminos, transformado en un huacho vagabundo por opcién de dignidad, pues, jvayal, que asi sea, Es lo mejor. Claro que fue lo mejor. Pues gno han visto cudntos papas inguilinos concluyeron, después de todo, por escaparse ellos mismos y seguirnos en nuestra aventura? {No ter- minaron casi todos ellos por akuacharse también, a ¥ establecerse como inermes “allegados” en la casa de su hijo peén mas exitoso? ;No teniamos razén?"* No crean que ya hemos terminado esta historia De los papés de uno apenas se ha escrito nada, Toda- queda por hablar acerca de lo que pasaba cuando uno era hijo de parcelero, o de chacarero, pirguinero 6, en general, de alain pequefio empresario pobre, de tipo popular. Es decir, hijo de un papé con medios ropios de produccién, ‘Medios propios de produc- cidn’... Suena bien, ¢no? Un papé-empresario, duetio de su proyecto de trabajo, gestor de un incipiente pro- eso de acumulacién, conductor indiscutido de una familia ‘decente’. En este caso, era distinto que tra- bbajéramos sin salario para él -aungue fuéramos ver- ddaderos peones obligados-, porque trabajibamos para nosotros mismos. Asi que los problemas que encon- trabamos en la faena productiva los resolviamos co- lectivamente, entre todos. Mas ain: festivamente. {Como no estar alegres, c6mo no celebrar, cuando, or ejemplo, levantébamos por mano propia, no un rancho transitorio de hacienda, sino una definitiva casa tntonees me desi a fo que tenis penado, de deities mis ese 08 vnkramos Saigo, porque yon desea sembrar ‘aks. Mis dos henanos mayoes ya baba io Senta ya me habia ded sola con to el bajo de case Ame ent 4e indignaié eo. Yo, empanana ene fngo yes gor los ures, en patos y bien emiados-Encotaron but ee. Mi ‘ermine Cemelo nos lev ada enorme pieza que nes eit ssreadn en I ele Son Diego N° 710", Bena Salazar “Vide de Bento", leet, pp. #992, 30 familiar de adobe y teja"* {Cun ‘nuestro propio tigo, fndiamos metales en nuestra pro- pia fragua o lavébamos arenas auriferas en nuestras propias instalaciones? Papa sofiaba con comprar mas ‘animales, adquiri ‘otros’ retazos de tierra, levantar un trapiche o una chimenea de ladrillo a fuego para la fra- gua, Mamé aburria a todo el mundo exigiendo una co- cina techada con tejas y no una miserable ramada, (Si hasta se preocupaban de enviamos la escuela! "® Cuan- do ellos estuvieron bien, fue el tiempo de nuestra in- fancia feliz. Fue la época en que papa brillaba sobre ‘nuestras vidas célido y soberano, como el sol. En algiin momento, sin embargo -gbajo qué ne- bulosidad de infancia comenzé a desencadenarse *eso"?-, papa se fue poniendo opaco y mamé triste Todo comenzé a marchar con dificultad. De repente, sin saber e6mo, todo dejé de marchar. ¥, de golpe, sen- timos hambre. Y fueron desapareciendo las cosas que nos enorgullecian, incluso, las herramientas de trabajo, Que durante nuestro marion on el ico mi Manel emp any mua hy i yds mi aguas nua on eho de an ea de ‘Kane due En hve Nol de Chin (ANC, e0 un), vl 2, eo 19 de 1820 " wefan Pine cana oon sitios oe VS. pone queso atosevl ald Paomsrerarendano eel etree fetaper soc mr moses co mrad farscheafesavnueen sh omasesil que ee ambre, [Dave sol pt conseguir exindindome ene Peon ei, Bo aeivo el Cad de Conceib (ACC, en alt) fol 8620, Ao 186. a {Cuiindo comenzé a suceder eso? {Fue cuando empe- zaron a visitar nuestra casa e508 fures dela ciudad? (Esos agentes de comercio, es0s diezmeros, las estanguille- 105, los hacendados vecinos, el cura, el juez, el subde- ‘egado, los alguaciles? {Cuando, como un latigazo, cafan desde Santiago sobre nuestras casas las levas militares? ‘Fue cuando los “habilitadores” se apoderaron por deu- dda de las minas de los “pirquineros”? {Cuando los ha- cendados, los bodegueros, los diezmeros, los molineros, {y sus aliados despojaron de sus tirras, bueyes y enseres, los labradores que, por deudas, vendian sus cosechas verde”? ;Cuando en la gran ciudad los mercaderes del “barrio del comercio” hicieron demoler los “rancherios industriales’ eradicar ls “fraguas”,elimi- nar os “tendales” y alzar las patentes municipales 2 los talleres del artesanado “plebeyo”?" “No sabemos exactamente cémo ocurrié todo eso, pero desde entonces nada fue lo mismo. Papa comen- 26 a esconderse en los montes cercanos. Tenia miedo de que los futres (los mercaderes, los jueces, los curas, los militares) le quitaran todo o Io encarcelaran. Fue entonces cuando mamé, sola, tuvo que enfrentarlos. Sobre expotitei steel empretarindo popular et siglo XIX en Chile, vane de G. Salon: Lobradre,peonerp proftaios (Eaicons Lom, 200) yl moviiento popular denials Chileno XIX" Ronee resentad els oad de Hi {ela Universidd Metropolitana de Cus de a Essen, Sa fscuue de 1989. Plena en Proprciones N° 20, Saag pp. 180-231, 32 ‘Todavia la veo, plantada en la puerta de la casa, tranca cen mano, dispuesta a corretear a palos esas aves de ra- pitta’ Pero los buitres volvian una y otra vez, sin per- turbarse. Papa tuvo que, definitivamente, dedicarse a quello de “andar al monte”, No estando él y viendo su camino despejado, los “diezmeros”, “jueces” y todos, sus secuaces avanzaron por todos lados, como langos- tas. Hasta que se llevaron casi todo. Y mama ya no pudo hacer nada, No teniamos nada, Fue el fin: habia, que itse. Tenfamos que imos, aunque quedara algo, porque lo que quedaba habia que dividirlo entre los seis, sete, ocho o més hermanos que crecimos junto a papi y mamé. Y lo que podia tocarle a cada uno no servia para nada que fuera digno, De modo que uno, en ese momento, pudo preguntarse: “todo el esfuerzo de los vigjos, todo el esfuerzo nuestro qué sentido tuvo? {Qué pudo papé, aun con el apoyo de todos nosotros, contra la alianza de los mercaderes, los jueces y los militares? Qué recibimos nosotros de todo eso, al fi- nal... Nada”. Yahi qued6 papa, proserito, convertido Me recibir dos mujeres aemades de pals, hasta esa adie a deseaganne un gamotara en Is eabera, dcendo que no ‘hedclan dees ninguna. Delrtcin de Juez be San Fernand, EnAIS, Lege 190, iern U1, Ao TRO. vor a gad a entender que el pobre labrador no cogs tad frtode gue eign su abso prs ventas sures eles engen Toe aviares con quienes su poeez les obliga» erp. $00 tNommentado con sections jes. aerme de Procrador de Cuda, Areivo dela Manicipaidad de San Felipe (AMS, en dln), vol 16352 33 an fer en bandolero, en lad de ganas, o en un anarquista; 0 sea: en un perseguido. Vagabundea Dor ai etd aco con es despots Poon, gaianes. {Qué podiamos hacer entonces nosotros? ‘Rondar como fantasmas en torn 2 los restos dela pareels, o de la vita,o de la mina broceada, en tomo a Ia fragua eradicada o cerrada por isalubre?;Lorar la derota de pap empresario ene al poder dela ela: ss mera? {Noe ej, es, eis como ido huacho, insular los juces y echars to ce los juecesy echarse también al Hemos legado al punto en que, tl vez, es mejor 10 seguir. Porque, si seguimos hablando de nuestos” vigjos,tndremos que hablar de leyendas de bandidos de presencis pusilénimes, de hombres derrotaos. O Sea: de ausencias que fueron incapaces de retene as lado los muchos hijos que echaron al mundo, Porque no nos abrieroncarmino. Porque, por el contri, os bloquearon. Asi que ellos terminaron repeligndonos, y nosotos, echazindolos.O por caus d ellos mismo, 6 por abusos de terceros; que para el balance final, da lo mismo, Porque lo que realmente cuenta ahora ex que, “Que vo eunde Gabino Rami ist al Ser Inspect Domingo Rey diene pp hr use nc ey org daa Pom dl Sl eee ett ape ge made ot uy gu oss js vil ran os exrenen, ue Ss a nada singe de on, ee ic jc acai Ac ac nev (A en ade), Lega Ve Pie 36 Ao USE 4 por un eamino u otto, nos convertimos exsi todos en Juachos. En una enorme masa de niftos y muchachos que estaban “demas” sobre el camino. Es nuestra iden- tidad, lo sentimos, pero aqut es fo fino que cuenta [Ahora dirin ustedes: gy qué pasaba con mama? Nada fuera de lo corriente, ya que ~como lo presintié Rosaria Araya Ios hijos se quedan siempre aferrados 1 la madre. Sobre todo, cuando el padre huy6, 0 hay rnaufragio conyugal. Entonces digdmoslo de entrada: rmamé se quedaba a disgusto con nosotros. Es que para ella éramos un cepo que la impedia moverse con la agilidad requerida para subsistir en un medio tan dif cil como era el que acosaba a las chilenas pobres del siglo XIX. Un medio donde la mayoria de los hombres se supone los més fuertes~ fracasaban sin remedio. ‘Mamé to podia escapar de nosotros. No. No podia. ¥ por eso, digimoslo francamente: Ia estorbébamos. iY vaya si la estorbébamos! Si su impulso més primario tras echamos al mundo y comprender que estaba sola, como Rosaria era repartirnos. Eso, exactamente eso: obsequiamos a cualquier sujeto con medios suficien- tes para ‘tenemos’, Ella no escapaba como paps, cier tamente, pero en cambio se deshacia de nosotros tan pronto como podia. Y podia pronto, muy pronto, deci- dise a eso, {No lo creen? Usaba distintos procedimientos. Uno de ellos con- sistia en llevar ‘su’ nfo recién nacido, en la oscuridad de la noche, a una casona patricia, en cuyo zaguén, 35 ‘envuelto en toscas mantillas, lo dejaba “expuesto”, Ella golpeaba la puerta y luego, ripida y furtivamente, des- aparecfa. Eso si, golpeaba fuerte, para que oyeran las sirvientes de la casa, para impedir que el nino Morara largo rato a la intemperie”. Una variante de ese proce- dimiento consistia en llevar al nino, también de noche, hasta la llamada Casa de Expésitos. Una vez alt, de= Positaba el bulto sobre una bandeja adosada a un tor- no, giraba el toro ~que introducia el nifo al interior del ventanuco- tiraba la cuerda de una campana que colgaba junto al tomo, y desaparecia. Literalmente: desaparecia", ¢Qué sentia mama cuando escapaba co- rriendo de vuelta hacia su rancho? gba con pena? Iba Iorando? Tal vez si. Pero es probable también que no, porque, segin revela otro de sus ‘procedimientos’, so- lia regalarnos, a plena luz dl dia y con una gran sonri- sa en sus labios -como si fuéramos una flor de su jar din-ya alain patrén o patrona muy querido para ella A as neve y medi de a noche seh encontad a tists ‘comode un messrjadna ncalleen el cunt N 3 junto ata es de dona Nieves Cuesta, quien se eneargs de ella espntieamente por ‘noe, junto concinc pata ico manilasijsinas que ai. abiendo sido nls todas ns gels pracicaas cone inde sev sus pres, lo pongo ea coaocmicato de VS pa qu se igue acordar lo que crea conveniete™ ACC, v0 8 £264 Ao 1889, 22 Informe de Joe teu a Miniter del nein rail Casa de Expos, En AMI, ol 320 Santag, feo $ de 185, 2 Much de lt mujeres de is haciendn taro de dale Marie uno os de su ios a modo de presente regal, jdt fa sempre ‘samuy dla ast, porque eas meres se sentn amargemete fends sels demostabs no queer serene regalo. Tenia que 36 Y no era todo: otras veces preferian vendemos a la uusanza ~como se denominaba este ‘procedimiento’~ a los mercachifles que suministraban nifios huachos y chinas a ls casonas y palacios de Santiago, que devo- aban y consumian sirvientes como si fueran “frutos, del pais”. En la capital, los huachos serviamos para rellenar cualquier oficio servil: desde esclavos puertas, dentro de las casas sefloriales, hasta las plazas vacias del llamado Ejétcito de la Patria; todo, por supuesto, “a racién y sin salario"™. Pero eran muchas las muje- res —mas de lo que cualquiera pudiera imaginar— que, en su desesperacién, tomaban la decision suprema de deshacerse de nosotros de un modo més directo: arro- Jéndonos al fondo de una quebrada. Alli, entre el ba- 110 y el estigrco, terminébamos convertidos en carne ar complicnastaanes antes que las madessoriran de auev, ome sienpe ohn, ae etaran rtcentrent, on ai todavia completa, En Chases J Lambert Set Deter, @ Olean Form (Londo, 1952). 124128. Tadoceén de ator. rp pest de ln erliad del ela pobreza ean grande ue muchas uees esti siempre deseoss de wener sus ios yan se raison guxoss de dros. Sus compradores los aistan a Inenoa seri” En RL Vowel: Componaspervorosen Fenzl, ‘Nuevo Gromade yen of Océano Pacifico, dl 817 1830 (Santas, 1962), pp. 7071 2 ~Vencamioalachin chino Arauco sllaneglase eon regula oy ln eatlitor de Chil, Empl for chine en os under a Boden ys erbc co ia dala yoo ‘espace por fhe Er de gr que sndvian desale ders pelaes. Se fs deat en la fete un mechonio par el "ne Texto de Benjamin iw Macken, edo poe GPs, ideo excl en Chile Saige, 142), p48. | , para perros, atas y chanchos™. Una exageracién de ‘esta parte? ;Ustedes ereen que nos estamos sobre- pasando en nuestro resquemor? No, no es puro resque- ‘mor: es, sobre todo, crud realidad. Porque ellas, de verdad, muchas veces nos preférian muertos, Creian, incluso, que la muerte nos librabe de este mundo. $i no, zedmo expliar ese hecho tan de sobra conocido, esa fiesta adulta que consistia en celebrar y alegrarse Porque, euando moriamos, nos convertiamos en ver ‘daderos nitios; es decir: en auténticos angelitas?",;De ‘més valia era un nfo muerto y en el reino de los cie- los, que vivo, hambriento y estorbando a sus madres en este valle de ligrimas! Es cierto que habia otras mamés que decidian Conservarnos a su lado. Cuando esto ocurria, nos agarrébamos a ella como desesperados, de media docena para arriba y, en tropel, tenfa que “cargar- nos” ~era la expresién usada— donde quiera que ella fuese. Si era lavandera, la seguiamos hasta los pilo- nes y acequias de la plaza, donde, junto a otros ‘uachos, estorbabamos dias enteros, lo que obligaba 2% *Repeitas veces oye decir gueaparasen ene fondo e as ‘quire meres desperados de if ut han sido aneudon 8 lls por el erimeno Is miei de aus padres, qo no tino si limenlos sts rts desgicinds auc pr hace aliment 6 los pos o cdo, Informe del Proordor de Cin. En Archivo el Cabildo de Vupariso (ACV, easel), vo. 6, mo £228 ‘Ato 1883, 2 Un descisin de este rit poplar en Memoria del Itendente eSanagoen AMI, ol 172, apo 4. 1846, 38 a la policia a intervenir™, Si era fritanguera 0 vivandera, la seguiamos hasta las cafadas, plazue- las y descampados donde instalaba su cocina, sus ramadas, tendales, mesones y ventas, Pero si era co- cinera o sirvienta de puertas adentro, no podiamos seguirla,y teniamos que quedarnos en el rancho don- de viviamos, a veces solos, a veces en custodia de la abuela®. En cualquier caso, estaba siempre ocu- pada, Nuestra slgazara, por més terrible que fuera, no lograba distraerla de sus quehaceres, ni retener- Ja para nosotros, No Ia poseiamos. Era, para noso- ‘ros, una madre ajena Hay algo, sin embargo, que no puede negarse:te- nia agallas, Cuando ya se encontraba cargando mis de un nifio, tomaba una decision crucial: abandonar la casa de la abuela para arrancharse por cuenta pro- pia, Como majadereaba entonces al tntrillo del pue- bio para que redactara para ella, “a ruego”, una “peti cidn de sitio” dirigide a “vuestra seftoria” al Alcalde, 1 En siamese de planes qu aye a cin tj rnc er oot ep ma 8 0 faoseeaprimentan encase in ce mines tence ds ones exes sinoumbien undando ours ian, se Fen erly pete qu hacen nuns iy {om sql echt afrme Get Moctrado d Cina Eb Arn Caden ACS al E31 SR men i ganic at on Sian oder tm Stern pee se iy mip eng ye ‘ecin Coder Vers EAC vo 38 mae 3 de, 39 al Intendente!™. Al final, lo consegufa: ledaban oarren- daban una cuadra, un cuarto de cuadra, unas pocas varas de tiera. Yen ese sitio, como podia,levantaba su rancho, sus “planteles” de érboles frutales, sus hortalizas". Yall cabo de un tiempo, su “quinta” era un vergel lleno de vida, abierto, hospitalatio, generoso, Pero qué ingreso le generaban los productos que cultivaba en su “quinta”? Rara vez mas de $ 30 anuales (segin documentos oficia les), jeuando lo que se necestaba al ao para alimentar a su “mucha familia” no podia ser menos de $ 120!*. Asi ue, de todos modes, tenia que salira lavar ropa, a insta- lar fritanguerias en la alameda, o convertr su rancho en luna chingana o fonda, para incrementar sus ingresos. Por entonces, a pesar de contar con sitio y rancho, mama era ‘una mujer de ‘esas’ que las autoridadesllamaban con sos- pecha y no poco desprecio: “abandonadas”. ;Abandona- da? si, claro, pero jovan. Mamé era joven, vivia sola % hana Avis. ompaezeo y digo: que ballindome con alguna esonfaza on un ito qe paso, doe qu nei feron dado 8 los pobres como yo de solemnidad...cnociendo que Hay nuevas dics, no Se qe ello renga oo poder. A oego de Joma ‘vies, porn saber Firma” Pein de sito En ACC, val. 6 106. ‘to ies 7 -Rows Vergo fio: send vids pobre y con hijs.implorar ! favor de dame un stapes en Wein de seis meses cr aoa hues que me proporson el manent paa is Injos™ Petco de suo. En ACC, vl 6 (14. ARo 145. >» “propiedad N* 2, de Camnen Cruz Extesia: dos cura. Reot:8 3 anaes” nfrme dela Comin de Calas. En Archivo del Minisode Hacienda (MH, en alan) ol 309. rei ticemte 2 de 1858 40 yy atrafa hombres como moscas. En el rancho (0 chingana) ‘de mamé pemnoctaban labradores, peones, afuerinos, te= rratenientes, bandidos, comerciantes, hombres de paso, de todo tipo. Alli comian, bebian, cantaban, jugaban y se divertian, formando a menudo “enciertos” que escandali- zaban alos curs, jueces y hacendados de Ia vecindad”. [No era raro que nosotros, en las noches, anduvigramos & ‘ropezones con los borrachos que se dormian en cualquier parte (cuyas bolsas y morrales eran, para nosotros, files de ‘aligerar’). Las trompades y los cuchillazos no esca- seaban,y la sangre derramada obligaba a los Vigilantes a irumpit violeatamente en nuestro rancho, terminando con. ‘mami en un calabozo, Para espanto de sus parroquianos, que, al saberlo, no dudaban en asaltar la cércel para liberarla* {Era mama una puta, 0 n0? Para los jueces, para los curas y los grandes ha- cendados de a provincia, sf lo era. ;Y en que grado! EL juego ta lio que cotsanamente maine enc ‘sind od lade pent en dode Se ocapun eos ini {tdocliay mucha patedelarochecn sander desis Enis. ‘Sele acco acca Pevone muchas epesions a coma ue 81 ‘sn no cone sears jut ese Detun al uz En Archiv Judea de Pere (AlPe, nal) Lezajo UT, -4 ee faber vido sca unas jess la Cas de Cone, juno ote. elas meres qi iban a sacar rn Manvea Lo y Tenia ‘Cs, aungoeignren sl pnssen sacar oa mis. lo habia ‘vido oe Vrs pra veri asacnmueesy ue eala convo {ots pia uel ayuasen Declrcioner de Sin Esco ¥ Soaguin sobre alo af izcel de Mujeres Ge San Felipe. En AUSR, Legao 73, Pes Ato 183. 41 De modo que la avosabau, la denunciaban por adult rio, por amancebamiento, prostitucién, robo, por in- ‘moralidad, por lo que fuera. Uno vivia todos los dias sobre ascuas, Habja violencia atmosférica dentro y fue- 18 de nuestro rancho. Uno podta ver y vivir escenas de todo tipo. Por e30, el carifio que sentiamos por mama estaba atravesado en todas partes por estalldos de vio- lencia fisica y emocional, que nos reventaban en el alma, periddicamente, Todos los dias, 0 todas las no- ches. Una y otra vez. Qué més vueltas darle: le vieja era escandalosa, Desprejuiciada. Y, por eso, acusada de “inmoral". Y no era extrafio que, més tarde o mas temprano, los jueces determinaran deportariaa La Fron- tera, donde la “depositaban” en casa de algin propie- tario “de honor”, para que sirviese de por vida, “a mé- tito y sin salario”*. Cuando ordenaban eso, confisea- ban también su sitio, incendiaban su rancho, y @ noso- {ros nos repartian en diferentes “casas de honor”, para aprender a serviry “tener amo”, tnico modo de ganarse el derecho a circular por el teritorio sin ser persegui dos por “vagabundos™. ;Pobre mama! Su callején, 2 Pues hace tes para cam as de eclavit: apsiron eo septic Hl tn evan Sn a nce son Fermin Soca sven hs my a ts siepopara hers. Actann aye deeb ua nes ts nda aes Pttn de Cnr ln Ps ght i En lo, ma se Sereptn cono ps a pas sn ee ‘engin leet fe le Ios ase endo eins ao wseapacion, nos eupeca 2 sin salida, era de ida y vuelta: de sirviente a puts, y de puta a sirviente, Y en ese callején ereciamos nosotros, Bra nuestro modo de ser huachos. ‘Algo cambié la situacién después de 1860. La in- ustria manufacturera comenz6 a desarrollarse en va- rias ciudades y muchas mujeres “abandonadas” halla~ ron en el trabajo asalariado una via de escape a la ser~ ‘vidumbre perpetua en que sehallaban sumidas. Por €50, grandes masas de mujeres pobres se transformaron et costureras”, en trabajadoras “a domicilio™ para algGn ccomereiante de ropa hecha, o en “operarias” saturando las barracas de alguna fibrica de vestuario. Ganar un “salario”, aungue fuera de explotacién, signifieaba para cllas independencia, la posibilidad de trabajar en casa junto a sus hijs, de comprar su propia miquina de coser ¥ de acabar con la su larga historia de servidumbres “a racién y sin salario”, Siendo “costureras” asalariadas podian —pese a la sospecha de prostitueién que las r0- ddo6 siempre— huchar por dignificar su vida, y por eso, al sentir que se abria para ellas el futuro, no solo perse~ Yeraron en su condiciOn de “operarias”, sino que in- gresaron masivamente a las escuelas vocacionales gue comenzaron a abitse por entonces (superando en esto, @ fines de siglo, alos hombres). Es que ya no querian seguir sirviendo: querian emanciparse. Pero ya no pidiendo abinatnen eels Los bag sein prsequidos severe por Tepotin puss ah digposiion dei astride”, Ordena de Policia En AMI, ol 9, Los Angels, septembre 28 de 1874 43 alos alcaldes un sitio por limosna, sino ganando digni- dad por independencia social. Con todo, su afin de li beracién fue mal visto por los “amos”, que, en ef Con- ‘reso Nacional, calificaron con sora esa lucha como el nuevo camino de su endémica prostitucién"”. Y no hhubo reconoeimiento oficial ni apoyo estatal, El movi mento de dignificacién se estrell6 pronto con una gran ‘muralla, La misma de antes. La misma de siempre. Pues que sucedié al final? Que mama no hizo mas que cambiar su florida “guinta” por un “cuarto de conventilo”. El aireado ran- ‘cho de suburbio por un tuguriorepleto de emanaciones inrespirables. Su independencia escandalosa por una

You might also like