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Por otra parte, en el Segundo Libro del De Procuranda Acosta rebate todos los argumentos que se habian dado para justificar la guerra de los espanoles contra los indios y que legitimaban su conquista, entre ellos eb de que lo permite el caracter tiranico de los gobernantes indigenas: ni el derecho natural ni el divino avalan estas seudorrazones. En su gran obra posterior Historia natural y moral de las Indias, Acosta amplio considerablemente sus argumentos en favor de la humanidad de los indios y en contra de la legitimidad de la conquista. Sus cuatro prime- ros libros se refieren a la historia natural de las Indias, y en ellos el autor corrigio los numerosisimos errores que sobre el origen, la situacién y las caracteristicas del Nuevo Mundo se habian difundido. Y los tres tltimos libros conciernen a la historia moral de las Indias occidentales: la religion, las costumbres, la organizacién politica y otras cosas notables de los pe- ruanos y mexicanos, sobre todo. Inicialmente, Acosta sostiene que en los indios hay sin duda algtin conocimiento de Dios, como lo prueban en el caso del Pert el culto a Wiracocha y al Sol, y en el de México los cultos correspondientes, siendo explicables las idolatrias como debidas a la so- berbia y la envidia del demonio. Es falsa la opinion de que los indios sean seres humanos carentes de entendimiento. Que lo tienen lo acreditan la organizacién social y politica de mexicanos y peruanos y los extraordi- narios caminos incaicos. Lo tinico de que carecian era de la creencia en el verdadero Dios y de una escritura genuina. Por lo tanto, la raz6n valida para llegar a sus tierras fue solo la ofrecida por Francisco de Vitoria: el derecho natural de todas las naciones a la comunicacion y al comercio; y en cuanto a los visitantes cristianos, tienen el derecho a predicar la verdad evangélica. La posicién de Diego de Avendaficen el siglo XVII Diego de Avendaiio nacié en Segovia en 1594. Estudié gramatica en su cit dad natal y luego filosofia en Sevilla, Vino al Peri muy joven, ingreso en la Compaiiia de Jesuis en 1612 y estudié en el Colegio de San Pablo. Tuvo una actividad apostélica considerable, y ademas enseno Filosofia y Teologia en el mismo Colegio de San Pablo y Prima de Teologia en la Universidad de San Marcos y en la de Chuquisaca. Fue nombrado provincial de la or den jesuita en 1663. Fallecio en Lima, en 1688, cuando ya era nonagenario. Escribié una inmensa obra en seis tomos, Thesauirus indicus, cuyos dos pr- meros voltimenes aparecieron en Amberes en 1668 y los tomos posteriores en la misma ciudad: en 1675 (el tercero), en 1676 (el cuarto}, en 1678 el quinto) y en 1686 (el sexto y ultimo). ha Ey aw /oolg hh Primera parte La filosofia del derecho en el Virreinato: siglos XVI, XVII y hasta mediados del XVIII 20 de Acosta a fines del siglo XVI 1 en Medina y estudié en tas . 1600) rac tamanca y ltegéal Pert en 1572. aj nes alealade Henares y © gprendié quechua, y luego pasé a cy, tBtien we viajo al CUZ, “1574, Al regresar a Lima asumio Iq cntlia, donde permaree rsidad de San Marcos, hasta mediados yl? te Toologia en I Ojo encargo la rectoria del Colegio de San Pap, 6? gurente, Cua vincial de la orden jesuita. El aio 1581 partic, En 159, fue nombrade Porn Tercer Concilio Provincial celebrado en tedlogo principal en © 2s por Méxic en Lima, fy 1586 retornd a Espaiia, pasando antes por México, donde permanecis uy aio, y por las Antillas, donde se quedo otro tanto. Acosta escribio en Lima el manual De Procuranda Iidorum Salute eq, recien lo publicd en Espaita en 1588, y proyecto asimismo en ol pens bra mas conocida y ambiciosa: Historia natural y moral de las Indias. Dp Jos libros de esta obra los escribié en Lima y el resto lo redacté en span, publicando la Historia integra en 1590. . En lo tocante a la justificacién de la conquista, es preciso tener en cue. ta que Acosta escribia en contra de la argumentacién de los cronistas to. ledanos, como Sarmiento de Gamboa, quienes sostenian que el imperio incaico habia sido barbaro y sanguinario y los incas unos tiranos, plan- teamientos extraidos sin duda del arsenal argumentativo en contra de los indios producido por Septilveda. En el Libro Primero del De Procuranda Indorum Salute Acosta considers las dificultades para predicar el Evangelio a los indios. Sostiene que son cuatro; la ausencia de la gracia de Dios, la depravacién que se atribuye a la naturaleza y las costumbres indigenas, la extraneza de su lenguaje y la molestia que causa desplazarse a los lugares en que habitan para pe dicarles. Las discute y rechaza todas, Ilegando a la conclusion de que no debe desesperarse de la posibilidad de la prédica. A nosotros solo nos interesa aqui la segunda dificultad. Segtin el autor, los indios no so" a cortos de entendimiento que no se les pueda anunciar el Evangelio, sien? el problema no de su naturaleza sino de su educacién y sus ot que = han constituido en una segunda naturaleza que la ensenanza cambiar, Acosta (1540- 1 x 2 el Procuracién de la salvacién de lo indios. een parte Obras del P. josé de Acosta, en Biblioteca de Autores Espanoles. Me 954, tomo LXXIIL, Ambas obras del P. Acosta han aparecide (@™ ediciones, primera parte La filootla del derechoen ol Vireinate Determinante fue que la nobleza haya sido sustituida en el gobierno por come! dan valor a lo externo, como los titulos y privilegios que compran, y que descuidan totalmente los criterios de justicia, mérito y conocimiento. El desplazamiento de la nobleza ha repercutide negativamente en cl ejército {espacio por excelencia de la nobleza), en la administracién de justicia y en a mayoria de las érdenes religiosas que se han He poder constituyendo casi una «monarquia religiosan"! antes que todo lo estiman en términos econdmicos, que solo ado de riquezas y «De suerte que siendo tantos los dafios y tan envejecidos los abusos: parece que son insuperables los remedios»”, escribe Montero. Sin embar- go, hace un par de propuestas para solucionar la catastrofica situacion. La primera es que se cree tin ejército de ocho mil hombres bien reglamentado y pagado que no dependa del virrey sino directamente del rey y cuyos hombres deberan tener los privilegios de la antigua nobleza. Los puestos claves de la administracién (los del virrey y los oidores) deberan estar en manos de eclesiasticos (cardenales etcétera}, pero que deberan depender del rey. Montero sostiene —lo que es incoherente con su afirmacién de que tambien las ordenes religiosas estaban afectadas por la corrupcién!'— que’ los eclesiasticos no estaban afectados por la codicia del oro sino que toda su ambicidn era ascender, lo que debera depender del rey, con Jo que se eli- minaria una de las mayores causas de la corrupcion. Asi se podria alentar el crecimiento no corrupto del comercio, que segtin el autor es la fuente de la riqueza de las naciones. A la vez, la dependencia de los nombramientos de los eclesiasticos del rey permitiria solucionar la otra causa de la decadencia del régimen colo- nial: el paralelismo entre el poder politico y el religioso (esta es la segun- da propuesta de Montero). El poder religioso dejaria entonces de someter TI Laalusion debe de haber estado circulando contra los jesuitas. La emple6 en su informe sobre el «Motin de Esquilache», que tuvo lugar en 1766, el ministro de Carlos Ill, Pedro Rodriguez Campomanes (su informe sirvié después para justi- ficar la medida de la expulsion de los jesuitas, aunque el rey pretendiera que las razones para dictar esta medida las levaba ocultas en su pecho). La expresion alude a que el padre general de los jesuitas los gobierna de una manera absoluta, nombra directamente a todos los provinciales y rectores y exige una obediencia ilimitada. 12. «Estado politico del Perti» (selecci6n), en: J. C.Ballén (ed). La complicada historia de pensamiento flosifica peruano (siglos XVI XVID). Lima: Universidad Cientifica det Sur/Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 2011, Il, p. 591. ; De esta acusacidn se libraban en gran parte los jesuitas que mo acudlian a este Fecurso como las otras érdenes. Bb 27 La erosién de la version oficial del estatuto Juridico dela Américg hispanica: el Estado politico del Reino del Peru (1742) de Victorino Montero ". Augusto Castro ha visto en el Voto Consultivo un testimonio de un pensamiento moderno y a la vez de un planteamiento fisiocratico que vincula la idea de ‘tierra’ a la de ‘patria’. Por su parte, Roberto Katayama ha tratado de situar el pensamiento de p27. ate 15 A. Castro, £1 Peri. Un proyecto medero, Lima: Pontificia Universidad Catatica det Perui/Cedep, 1994, pp. 53-54. . ; Tvv rvs ss snuaweante SUT, EN efecto, Clastj que apuntan al Peru poscolonial, como afirman Macera y Castro, Pon . Por sy, parte, Katayama lo concede, pero afirma que en la Tespuesta que oftece ¢| autor, presenta una solucién en cuya base se encuentra una Concepcion ti- Sm ele en este caso la del iusnaturalismo de la Segunda Por nuestra parte, estamos de acuerdo con Macera y Castro en que las cuestiones planteadas, que se refieren fundamentalmente a la importancia de la politica del librecambio, son tipicamente modernas; Pero conveni> mos con Katayama en que la respuesta de Bravo de Lagunas esta mas bien vuelta hacia el pasado: Bravo de Lagunas tiene sin duda una concepcidn lusnaturalista del derecho (los escolasticos hablaban de la ley). Tomas de Aquino brindaba su célebre definicion de la ley en la cuestion 90 de h Prima Secundae de la Suma Teolégica manifestando que la ley es «wna cere ordenaci6n de la raz6n al bien comin, promulgada por aquel quetiee? cuidado de la comunidad». Aqui no podemos explicar en todo su ae esta notable definicién, pero de ella resulta claro que para el ae la ley tiene siempre un fin que es el bien comiin; y que sit él la ley de} serlo”. de ee _ . ae to Consult? 16 Véase su amplio estudio «libre comercio vs. Pablica utilid: fad Vote toe 28 Dav 4 Sot, 4 1 politico, lo que terminaria por cancelar la casi existente “mon, al politico, religiosa». aqui concepcién medieval del derecho: el Voto istencia dela La persisten! deLagunas (1755) Consultivo de Bravo Pedro Joseph Bravo de Lagunas y Castilla (1704-1775) estudis en os ¢, legios reales de San Martin y Mayor de San Felipe, y se recibis com, abogado para luego graduarse de doctor en Derecho en la Universidag de San Marcos. En 1729 fue designado fiscal protector de indios de |, Real Audiencia de Lima, y posteriormente fue nombrado asesor Bene. ral del virreinato del Perti por el virrey José de Armendariz, marqués de Castelfuerte, cargo en que lo mantuvo el virrey siguiente, José Antonio de Mendoza, marqués de Villagareia (1763-1745). El Voto Consultivo contiene una opinion que le fue solicitada a Bravo de Lagunas por el virrey José Antonio Manso de Velasco, conde de Superunda, en un asunto que contraponia el proteccionismo y la libertad de comercio. El autor lo publicé en una primera edicidn de 249 paginas en 1755, dedicandoselo al virrey solicitante de la opinion. Un signo de la im- portancia que Bravo de Lagunas atribuia a su informe, y de la aceptacion que tuvo, es que lo reedité en una segunda edicién de 310 paginas en 1761. El problema que origin6 la consulta se remonta al terremoto de 1861 que arruiné los campos donde se cultivaba trigo en la costa peruana, vol viendolos estériles. Por lo tanto, hubo que importar trigo chileno, que st” bio de precio en forma exorbitante. Pero como con el tiempo los campos trigueros peruanos recobraron su capacidad productiva, los agricultores nacionales solicitaron que se dispusiera que era justo adquirir de prele- rencia el trigo pe Tuano, sin aplicar una ley que establecia la libertad 4° dametio: y que, ademas, se declarase que la compra de trigo peruano et de sii! poi Por supuesto que los importadores de trigo chilen?) p estuvieron en contra de lo solicitado por los agricultores dime de Lagunas dedicé los tres primeros capitulos de su ino nin del nutty arnt CUeStION,¥ Tos cinco restantes a la segunda. EF cee ca correcto, adecuado y conveniente impedir lest bien comin. Pare fn 82 60" Chile siesta operacién estaba en fav0t eee los intereses de| ae Su punto de vista el informante nO ee civil tado de los intereses individuales de la sociedad ©

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