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meme | | Tirabpjo | fe co phe Peidurs ia TRADUCCION VIRGINIA GUZMAN EDICION JUAN LUIS DAMMERT COORDINACION GENERAL ELIANA VILLAR PROGRAMA DE INVESTIGACION, ASESORIA Y DIAGNOSTICO Centro du ly Mujer Peruana FLORA TRISTAN Paue. Herniin Velarde No 42 Telf, 248008 ~ 240839 Mayo 1988 PRESENTACION La relacién capital-trabajo ha sido analizada desde diferentes perspectivas y ha dado lugar a variadas formas de resistencia, de protesta y de enfrentamiento de los trabajado- res(as) con los duefios o representantes del capital. Una de las perspectivas analiza los efectos del trabajo industrial en la salud de los obreros, fisica, primero, y psiquica, des- pués, Como es sabido, en un primer momento, estos Ultimos se opusieron violentamente a la prolongacién de su jornada laboral, mecanismo utilizado por el capital para acrecen- tarse, como lo demostraron los estudios de esos afios. Posteriormente, el movimiento obrero y nuevas investigaciones develaron las conse- cuencias del desarrollo tecnoldgico en Ja calidad y condiciones del trabajo. Desarrollo que incrementa su intensidad y genera condiciones laborales artificiales y nefastas para la conservacién del bienestar fisico. Finalmente, en las Uitimas décadas se ha avanzado més adn, al prestarse atencién no s6lo a la duracién de la jornada 0 a las condiciones en que se desarrollan las distintas funciones en e! medio fabril, sino, igualmente, a los efectos de a organizacién del proceso productivo en la salud fisica y psiquica de las personas. Cristhophe Dejours se ubica en esta dltima corriente. Coincide con otros autores sobre el grado de fragmentacién, automatizacién y despersonalizacion que impone a las, personas la llamada organizacién cientfica del trabajo, basada en los principios tayloris- tas. Y enriqueciendo esta perspectiva, en forma muy creativa, se detiene a analizar dis- tintas situaciones de trabajo en la construccién, la petroquimica, el trabajo en linea y en la telecomunicacién, para mostrarnos los niveles de ansiedad y angustia personal que ocasiona la realizacin de estas distintas funciones: niveles de angustias tan altos, que de no ser manejados grupalmente, el obrero(a) no podria continuar laborando, Segiin el autor, para manejar la angustia que suscita el riesgo permanente en la cons- truccién y en la petroquimica, o el tedio y la depresién que provoca el trabajo en linea, el obrero(a) debe elaborar grupalmente ideologias y comportamientos defensivos para calmar estas vivencias. Asi, el obrero de la construccién enfrentard el riesgo, atribuyendo connotaciones de virilidad y omnipotencia a su quehacer. La operaria de linea intensifi card su trabajo para descargar la tension que le producen los ritmos que se le exige, y el obrero de la petroquimica jugaré con el peligro... En fin, comportamientos disimiles que, sin embargo, comparten funciones similares: impedir el libre y esponténeo desarro lo de la actividad humana, reprimir sentimientos y vivencias, empobreciendo el mundo interno, y, aunque parezca paradéjico, constituir mecanismos refinados de autoexplota- cidn y acrecentamiento del capital. De esta manera, Dejours pone al debate el viejo concepto de la alienacién, amplian dolo para que abarque no sélo las practicas grupales de lucha y resistencia, sino también la subjetividad de los trabajadores. No obstante, en los capitulos del libro que hoy tradu: cimos, el autor no reflexiona sobre la importancia de la divisién sexual del trabajo en la organizacién actual del proceso productivo. Organizacién que impide devolver al trabajo su cardcter humano y digno, como tan lticidamente lo sefiala, Las obreras son estudiadas sdlo como grupo especifico al referirse al trabajo en linea 0 a las telefénicas y no como parte de una relacién social que sustenta la divisién sexual del trabajo, Programa de Investigacion Centro Flora Tristan LOS MECANISMOS DE DEFENSA INDIVIDUAL CONTRA LA ORGANIZACION DEL TRABAJO Es una situacién totalmente diferente la que vamos a enfrentar ahora; el trabajo re petitivo, ya sea que se trate del trabajo en cadena o del trabajo por piezas, o ciertos tra- bajos de oficina: informatica, sequros 0 la banca. Trabajo valorizado cuya organizaci6n es rigida y domina no solamente la vida durante las horas de trabajo, sino invade igual mente, como veremos, el tiempo fuera del trabajo. Para introducir el punto de vista de la psicopatologia en este dominio, nosotros no podemos evitar detenernos en algunos aspectos de la organizacion cientifica del trabajo ‘concebida por Taylor. E! objetivo de este sistema, se lo adivina, 0 ya se lo sabe, es el au: mento de la productividad. Taylor, que en el curso de sus estudios habia hecho un a prendizaje obrero, formula contra los obreros una critica de pereza, La pereza en el ta- Hler no son tanto los momentos de reposo que se intercalan en el trabajo, sino las fases durante las cuales los obreros —pensaba é!— trabajan con una intensidad menor a la que ellos podrian hacer 0 adopter. La flojera es asi denunciada como pérdida de tiempo, de produccién y de dinero. Esto que Taylor condena como un vicio de la clase obrera es de alguna suerte una cosa bien diferente, Nosotros intentaremos demostrar que mas allé de un simple freno a la produccién este tiempo aparentemente muerto es de hecho una e- ‘tapa del trabajo, en el curso del cual se juegan operaciones de regulacion de la pareja hombre-trabajo destinada a asegurar la confirmacion de la tarea y la proteccion de la da mental del trabajador. También el disefio de Taylor se identifica con la reduccién en el sentido radical, ortopédico de la pereza obrera. E! obstaculo principal que encontraba para su proyecto es la ventaja indiscutible del obrero artesano sobre el empleador en la discusi6n de los tiempos y de los ritmos de trabajo. El conocimiento de la tarea y del modo operatorio esta en el campo del obrero y demuestra cruelmente los defectos de la argumentacion del ingeniero; experiencia profesional y saber-hacer técnico eran aun tan complejos en una época donde el obrero permanece en muchos de los casos como un artesano calificado. El saber obrero emerge entonces en la lucha como un secreto colec- tivo detentado por la cooperacién obrera, saber secreto y clave de las relaciones de fuer- za, que Taylor quiere dominar. El emprende el andlisis sistematico de los modos opera: torios en uso y no se detiene sobre la diversidad insdlita de estos modos operatorios, sino para condensar a los més lentos, sin preguntarse sobre las razones de esta variabilidad atribuida implicitamente a la estupidez 0a la mala voluntad de los menos répidos, ZError 6 equivoco intencional? Una vez registrados los diferentes modos operativos, Taylor escoge los mas répidos y es sobre este criterio que é1 trata de imponer de ahora en adelante a todos los obreros sin distincién de talla, edad, de sexo o de estructura mental. Se ha insistido a justo titulo sobre la desposesion del saber colectivo por la organizacion cientifica del trabajo. Las 3 variedades de los modos operatorios en revancha han atraido poco la atencién, Despose- sién de un saber cierto, pero también desposesién de la libertad de invencion, pues esta diversidad testimonia de la originalidad de cada obrero en relacién a su tarea, originali dad que no es necesario solamente limitarse a reconocer como una cualidad estética 0 valor moral, se trata més bien de una inventividad fundamental que autoriza a cada obre- ro a adaptar intuitivamente la organizacién de su trabajo a las necesidades de su organis- mo y a sus aptitudes fisiolégicas, Le Organizacion Cientifica del Trabajo no se limita a una desapropiacién del saber, ella desiroza la libertad de organizacién, de reorganizacin © adaptacion del trabajo, adaptacion esponténea del trabajo al hombre —que no esperé a los especialistas para inscribirse en la tradicién obrera—, adaptacion que exige, como puede percibirse facilmente, una actividad intelectual y cognitiva que sera prohibida por el trabajo taylorizado. Pero més grave atin es la dimensién psicolégica y psico-economica de esta libertad de organizacién, reorganizacién, modulacién del modo operatorio. No- sotros volveremos en detalle sobre esta pregunta més adelante, pues ella compromete, se lo verd, la integridad del aparato psiquico y més alla de ello, la salud del cuerpo por el juego del proceso de somatizacion. La estrategia de Taylor no podia detenerse en la asignacién del modo operatorio cientificamente establecido, le era necesario hacerlo, po- nerlo en ejecucién. Esto evidentemente no fue facil, a cuestién era como modificar y asegurar el respeto del modo operativo y su ejecucién en el tiempo fijado. En otros tér- minos équé jerarquia, qué control, qué cuadros de mando posee la nueva organizacién del trabajo para asegurar los modos operatorios cientificos? Taylor imagina entonces un medio de controlar cada gesto, cada secuencia, cada movimiento en su forma y su ritmo, dividiendo el modo operatorio complejo en gestos elementales, més féciles de controlar por unidad el proceso en su conjunto, El sistematiza este método y lo hizo en Un principio; numerosos gestos no deben ser ejecutados por un solo obrero, sin que entre cada uno de ellos se interponga una intervencién de la direccion, aqui tiene lugar e! per- sonal de control, fragmentacién maxima y rigidez intangible de la organizacién del traba jo, que aparecen entonces como las caracteristicas fundamentales del nuevo sistema, Des de el punto de vista psicopatoldgico, la Organizacién Cientifica del Trabajo se traduce por una triple division: a) division del modo operatorio, b) division del organismo entre los organos efectuadores y los drganos de concepcién intelectual, c) division de los hom- bres en si, incluidos o encapsulados en la nueva jerarquia considerablemente ampliada en la parte de maestros, de jefe de equipo, de reguladores, de gente que controla el tiem: po, etc. El hombre en el trabajo, el artesano ha desaparecido para dar nacimiento a un a- borto, un cuerpo instrumentalizado obrero-masa, desposeido de su equipo intelectual y de su aparato mental, Cada obrero ademés, estd aislado de los otros. Pero alin, pues el sistema puede ponerlos en oposici6n con los otros, desbordado por la cadencia, el obre- ro que fracasa, molesta a éstos que estén delante de é! en la cadena de los gestos produc- tivos. El trabajo taylorizado engendra en definitiva més divisiones entre los individuos ‘que puntos de unién. Si ellos comparten colectivamente la vivencia del taller, el ruido, las cadencias, la disciplina, no es menos cierto que en razén de la estructura misma de es ta organizacién del trabajo, confronta a los obreros uno por uno individualmente y en la soledad de las presiones de la productividad. Tal es la paradoja del sistema que elimina las diferencias, crea el anonimato y la intercambiabilidad y que sin embargo individualiza a los hombres delante del sufrimiento. Frente al trabajo en piezas, el chantaje de las gra tificaciones, a la aceleracién de cadencias, el obrero esté desesperadamente solo. A él le toca encontrar el golpe de mano, el truco que le permitira ganar algunas decenas de se- gundos en el ciclo operatorio. La ansiedad, el fastidio detante de la tarea deberd asumir- lo individualmente, aun si esté en medio de un panal, porque las comunicaciones son ex- cluidas y prohibidas. Ya no queda en el trabajo taylorizado nada de tarea comin, ni de obra colectiva como ocurre por ejemplo en el caso de la construccién 0 en la pesca de mar. La rigidez de la organizacién del trabajo, las presiones del tiempo, las cadencias, los ambientes de trabajo, el estilo de orden, el control, el anonimato en las relaciones de tra- bajo, la intercambiabilidad de los obreros, todo parece rigurosamente compartido por los numerosos trabajadores ligados a la misma cadena en el mismo taller. La repetitivi dad de los gestos, ta monotonia de la tarea, la robotizacién no ahorra a ningun obrero, no excluye 2 ningiin obrero de base. La uniformacién aparente de las exigencias del tra bajo parece indicar le direccion que deberia tener la observacion psicopatologica, privi legiar lo que hay de comin y de colectivo en la vivencia, més bien que detener sobre es to que separa a los individuos. Tal opcién parece més coherente con los andlisis sociol6: gicos-politicos, pero si permanece en una aproximacion de este tipo, la psicopatologia del trabajo tiene el riesgo de reducirse @ lz interpretacion sociopolitica de la vivencia si- quica que atribuye solo a las condiciones materiales y econdmicas las causas del sufri miento y reduce e! dolor a un reflejo simple de la lucha de clases. Trampa tedrica consi- derable que ha —probablemente~ bloqueado toda elaboracion sobre la vivencia del o- brero taylorizado, ‘Tenemos un parecer contrario sobre la individualizacion, aun si ella es ante todo uniformizante, porque borta las iniciativas espontaneas, 0 rompe las responsabilidades y el saber, porque debilita las defensas colectivas y conduce paraddjicamente a una dife- renciacion del sufrimiento de un trabajador a otro. De hecho, la fragmentacion de la co- lectividad obrera, el sufrimiento que engendra la organizacion del trabajo llama a res puestas defensivas fuertemente personalizadas. No hay casi lugar para defensas colecti- vas. Los residuos de las defensas colectivas En el caso de trabajos de carécter colectivo (construccién, por ejemplo) que implica la realizacién de tareas de gran envergadura, que exigen numerosos dias, algunas semanas © algunos meses para su realizaci6n, el trabajo en equipo, la participacién en un grupo de Nes cuyo sentido esta comprendido por el conjunto de obreros hace posible el surgimiento de defensas colectivas. En el caso del trabajo taylorizado no hay nada pare cido. La division de! trabajo marcha -los obreros no cesan de reclamarlo— alin sin senti- do. Los trabajadores por la mayor parte ignoran el sentido del trabajo y el destino de su tarea. El sin sentido de la tarea individual, el desconocimiento de la tarea colectiva to- man su verdadera dimensién sicolégica en ia division y en la separacién de los nombres. En ciertos momentos privilegiados, sin embargo, se puede ver resurgir las huellas de una defensa colectiva. Tal es el caso de un grupo de tres obreros yugoeslavos que trabajan en inea en la fébrica Citroen. Unidos por una nacionalidad comuin establecen entre ellos un sistema de convivencia y de solidaridad. Gracias a la puesta en obra de tacticas operato- rigs esponténeas ellos llegan a ganar sobre el régimen impuesto por la organizacién del trabajo algunos minutos. Sobre el grupo, uno de tres puede entonces dejar la cadena y fumar ostensiblemente un cigarro mientras el conjunto de los otros trabajadores conti: niva indefinidamente repitiendo los mismos gestos. Algunos minutos son arrancados al tiempo y al ritmo de la cadena y son disfrutados colectivamente. Este momento, como lo describe es vivido con una alegria intensa, como una suerte de victoria colectiva sobre la rigidez y la violencia de las presiones de la Organizacion Cientifica del Trabajo. En otros casos se asiste a una protesta colectiva de los obreros en cadena de tal suerte que dos o tres obreros al final de la cadena pueden dejar su puesto durante algunos minutos, tiempo que utilizan para golpear un carton. En este caso, donde el conjunto de los tra- bajadores participa en el asunto, ése puede hablar realmente de una defensa colectiva? Si, si lo que es colectivamente desafiado en este comportamiento es el tiempo, el ritmo, la cadencia, la organizaci6n del trabajo. No, en la medida donde la asuncién colectiva del sufrimiento no dura sino un minuto, un momento. Su eficacia es muy limitada, limitada en relacién a lo que nosotros hemos caracterizado més arriba a propésito del subproleta- riado como peligro real. Qué eficacia real contiene el ganarle a la cadena? Sin embargo este juego, si se aprecia, tiene seguramente sus virtudes de cardcter simbolico: desafiar las cadencias, dominar el tiempo, ser mas fuerte que la organizacion de! trabajo. Nosotros veremos que 10s riesgos del trabajo taylorizado no se deben a las cadencias en si mismas, sino a las presiones que esta organizacién del trabajo impone a la organizacion mental. Seria absurdo subestimar el beneficio mental de una operacion de cardcter simbdlico, pe- ro no se puede tampoco dejar en silencio su modesta labor funcional y su dimension ex- 5 presa frente a la inmensidad del sufrimiento. No es autorizado admitir que estos meca: ismos basten en la lucha contra la angustia y el dolor moral. Es neceserio admitir enton- ces que, y sobre todo individualmente, cada obrero debe defenderse de los efectos dolo- rosos de la organizacin del trabajo, El obrero mono de Taylor Una vez que se ha tenido éxito en desapropiar al obrero del saber-hacer, una vez desmantelada la colectividad obrera, una vez rota la libre adaptacin de la organiza cién del trabajo a las necesidades de! organismo; una vez impuesto el poder del control, no quedan mas que cuerpos aislados, dociles, desprovistos de toda iniciativa. La Ultima pieza del sistema puede ser entonces implementada sin obstéculos. Es necesario levantar, entrenar, condicionar esta fuerza potencial que no tiene més forma humana. Esto —por lo demds— que anuncia Taylor, la multiplicacién de la relaciones obrero-empleador, se dobla de una simplicidad para concebir al hombre en el trabajo. E! hombre mono de Taylor ha nacido. Se conoce por otra parte la famosa respuesta de Taylor a la Corte Suprema de los Estados Unidos cuando é! tuvo que justificar sus innovaciones. Taylor compara al nuevo obrero con el chimpancé, como un argumento mas para ganar la adhe- si6n del jurado. “La idea de entrenar 2 los obreros uno después del otro, bajo la conducta de un profesor competente para ejecutar su trabajo siguiendo nuevos métodos hasta que ellos apliquen de una manera continua y habitual una forma cientifica de trabajar (método que ha sido disefiado por otros), esta idea, yo digo, es directamente con: traria a la vieja idea segiin Ia cual cada obrero es la persona més calificada para de: terminar su modo personal de ejecucin del trabajo" Taylor estaba errado, Esto que parece justo desde el punto de vista de la producti- vidad es falso desde el punto de vista de la economia del cuerpo, porque el obrero es € fectivamente el mejor colocado para saber esto que es compatible con su salud, aun si su mode operatorio no es siempre el mas eficaz desde el punto de vista del rendimiento en general. El estudio del trabajo artesanal muestra que, en regla general, el abrero llega a encontrar el mejor rendimiento del cual es capaz, respetando su equilibrio fisiologico y de esta manera él tiene en cuenta no solamente su presente, sino el futuro. Si nosotros nos inclinamos sobre las consecuencias de la organizacion cientifica del trabajo para el aparato mental, se constata que aparecen en el funcionamiento fisico, psiquico, desordenes ignorados por el autor del sistema, Los efectos de! trabajo repetitivo sobre I actividad psiquica Entre la organizacion del trabajo y el aparato mental ha aparecido el amortizador que tiene hasta ahora la responsabilidad de concebir y realizar la tarea en funcidn de sa- ber hacer; es decir, la actividad intelectual comprometida por el obrero artesano en su trabajo. Todo pasa en efecto en el obrero artesano pre-Tayloriano como si el trabajo fi- sico, es decir, la actividad motriz, fuese regulada, modulada, repartida y equilibrada en funcién de las aptitudes y de la fatiga del trabajador, por intermedio de la programacion intelectual esponténea del trabajo. En este edificio jerarquizado, el cuerpo obedece al pensamiento, ain més, est dirigido por el aparato psiquico, lugar del deseo y del placer, de la imaginacion y de los afectos. El sistema Taylor trata de alguna manera de sustraer esta etapa intermedia, lugar de actividad cognitiva e intelectual Se podria dar de esta imagen una representacion espacial: e! primer piso y la base de Ia torre de Eiffel serian el cuerpo; el segundo piso seria el sitio de la actividad inte- lectual; el dltimo piso, con su monitor de television, seria el aparato psiquico que da al edificio coherencia y finalidad. Imaginense lo que pasaria si bruscamente se retira el se gundo piso. E| desastre arquitectonico se acompafiaria de una alteracién significativa de 6 la calidad de emisiones de la television. Es precisa mente esto que debe ser estudiado por la psicopatologia del trabajo.

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