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La casa grande en la construccién de la historia de Colombia Miguel Zapata Ferreira’ University of Arkansas Primera versién recibida: 29 de octubre de 2004: Yersidn final aceptade’ ! de abril de 200¢ (Eds,) Resumen: El presente artculo propone el estudio de La casa grande de ‘Alvare Cepeda Samudio como novela del Boom més que como navela de la violencia. El autor se apoya en el hecho de que Ia obra habla de la época de In matanza de las Bananeras (1928), periodo anterior al Tamado de 1a violencia y en que varios elementos de escritura de la novela anuncian el arribo del Boom (personajes innominados, diversos nerradores, mezela de éneros, abundancia de documentos). Tales elementos son propios del modernism” norteamericana y anglo-curopeo que el Boom adoptay/adap- ‘tnalasitunci6n histriea colombiana y a una visién mis compleja del fend- ‘meno socio-histérico-sicolégico de varias violencas, as cunls actin como, eco de Ia labor de! historiador que trate de explicar el fenémeno de Ins Bananeras, : ‘Deseriptores: Cepedia Samutio, Alvaro; La casa grande; Violencia; Ma- tanza de las Bananeras; Modernism norteamericano; Boom literario. “Abstrnct: This acl proposes to study Alvaro Cepeda Samudio's novel “a cata grande, asa prosict ofthe teary Boom instead of « Cotombin novel of violence ar tha been considered, The nove!’ historia bock- ‘ground does not strictly comprehend the so called Period of Violence but a Previous one: theme fillings at the banana plantations in 1928. Another Characteristic of this novel i its éaplay of & narative technique that ‘announces the Boom ‘when this movement adopts and adapts North ‘American and Anglo Europetn Modernism to the Colombian bistrical situstion to offer a more complex view of the social, historical and ‘oyehological phenomena of several stncesaf violence. The fragmented technique of thenovel,the varius unnamed characters th collage of egal PhD. Comporatve Literature Assistant Profesor of Spanish, Department of Fore Languages Unversity of Evansville, indiana (mz7@evansiled)-Elateulo es parte dela tess que adelante utoren el marca de ss estudios doctorsles, ula: "Boom, madris x ln novela la violoea en Colombia: voces miltpies del hstria en La casa grande de ‘ivaro Cepeda Sarnia" 208 Estudios de Literatura Colombiana ‘No. 16, enera-junio, 2005 ‘La casa grande en ta construcei6n dea historia de Colombia ‘Miguel Zapata documents, mixture of genres, all of which are possibly an echo of the work of the historian trying to aecount for the massacre atthe Bananeras. Key words: Cepeda Sarmudio, Alvaro; La casa grande; Violencia; Banana Plantation Masacre; North American Modernism; Literary Boom. Demasiado a menudo, la critica histérica acepta que los movimientos lite- rarios y las generaciones que les corresponden reclaman su puesto en la historia literaria en virtud de su propia coherencia artistica. Mis atin, es ‘una falacia creer en la existencia monolitica de movimientos literarios en un periodo determinado a exclusién de otros “movimientos literarios” que Jes sean simulténeos y que pudieran tener un vigor propio que les permiti ria en otras condiciones socio-histéricas llegar a hegemonizarse.' Seria mis acertado proponer que los movimientos literarios, las generaciones, las antologias, las publicaciones y la critica son todos actos politicos. Son todos ellos, y especialmente las antologias y la “existencia” de movimien- tos literarios, mas actos de exclusién que de inclusién, mas actos de nega- cién que de afirmacién, mas de rechazo que de aceptacién, mis de sintesis parcial que de sintesis imparcial sobre toda la actividad literaria propia de un perfodo determinado del desarrollo de una sociedad. ‘Simulténeamente, en'una sociedad hay ideas con fuerzas centtifugas y centripetas, ideologias que la apoyan y que la subvierten, Pero usualmen- te, un sélo movimiento literario se hegemoniza, y quedan marginados asi, por supuesto, otras formas que podrian llegar a cobrar una importancia igual, superior o inferior. En Colombia, segin el critico Raymond L. Williams, en su trabajo Novela y poder en Colombia 1844-1987, especificamente en el capitulo, “La ideologia y 1a novela en los siglos XIX y XX en Colombia” (41, 42, 43, 68, 69), las oligarqutas tradicionales, la éritica literaria que ha estado ligada a esas oligarquias, las instituciones estatales incluyendo a la iglesia y el suplemento literatio de £! Tiempo han cumplido un papel “legiti- mizador,” un papel de reguladdres de Ia produccién literaria, especialmen- te de la novela, que ellas reciben bien en su actividad critica de acuerdo con sus intereses partidistas. Williams considera que la produccién de la 1 Acste respecto resutan muy itiles dos capituls del trabajo de Raymond Williams titulado ‘Marsismo y Literatura, “La hegeronia,” (129-136) y "Dominant, residual y emergente,” (143-149). 182 Estudios de Literatura Colombiana No. 16, enero-junio de 2005 ‘Novela de la Violencia es un ejemplo clave de cémo las instituciones so- ciales han frenado o:impedido su divulgaci6n ya que ella “no se trata'del ‘ipo de literatura que la oligarquia desearfa reconocer 0 difundir” (72):La conelusién que Williams propone es que esta situacién socio-politica ha hecho ‘creer que en Colombia la novela es un.género menor (72): En este contexto, ‘se explica por qué l éxito de Cien-aiios de soledad se inicia desde afuera y no en Colombia; mientras afuera se lo aclamaba, adentro se Jo desconocie o censuraba. : Es en este mismo contexto de hegemonizacién y exclusion en el que se puede leer La casa grande:de Alvaro Cepeda Samudio: Por um lado, las instituciones como Ia iglesia, la critica oligérquica, el suiplemento literario de El Tiempo, segin Williams, rechazaban la novela de la violencia de Ja primera fase por su denuncia directa y panfletaria de los hectios hist6ricos de Ja violencia; por otro lado el modernismo faulkneriano ofreceria' una técnica para tratar una problemética de una manera indirecta. Entonces, La casa grande se convierte en una alternativa que presentade todas maneras 2. Argumento, Unos saldedoslegan aun pueblo dela Zona Bananera dela Costa Attica de Colombiacon el objetode scabar una hulga organzada os obreros-campesinos delacompania ‘Bananera para recamarreivindicecionessalsiales, de vivienda y de salud, entre oras cosas. Un solado decide escapar del cuarta improvisado para visite als prostntas del pueblo. No tiene que busear el prosibulo pues al sitar Ia parila el cuertel lege al patio de, una ease vistoertica. Al, una mujer, quien cesulta sen hermana menor de la familia, y quien Ie ‘arracerallamard La Herman, le bind si cuerpo sin plactniesistenci, cosa que el sldado no dleanza ncomprender. De regreso al ciart!,encuenira que fos obreoshian sida masaerados por el ejércto a pesar de haber estado desarmados. En ls historia discontinue padre de 1a Truchacha ha descubierto su entrega corporal, yl castgarompiéndole In car con una espucln En fos das siguientes, jnto eon una hija un tanto mayor, eli” destnetari dela nacrcién, se'da & [a tarea de acusar's lot obreros sobrevivientes de los actos de 1a huelgs,'y, presumiblement, de tener algo que ver con la pérdida de Is viginided de su hija menor. La fnteriordado posteriaridad de Ins ecusaciones del Pace en contre de fos huelguises, como, todos los hechos de la obra, no estén narradas de una manera clara En algin momento dela ‘bra, algunos hombres del pueblo sindican al Pade (75) de ser responsable de I legnds del <éicito al pueblo mediante la donunoia de los huelgusias. Es decir, es probable que el Pare tengnalgo que vercon la promulgacin del decreto (ineluido tl cual ene reato) que sindiea ‘de malhechores a los huelguistas. El hermano de la forilia que habia estado unido {deoldgicamente al pueblo obrero, se une a éte también de acc, y el pueblo asesina con instrumentos de labrenan al Padre. Et" destinataio que descaba perpetuar la tradcibn del Podre, encarga de In erianza de los hijos de In hermana menor euando esta musre, Sin tembaigo el deseo de prpctua la raicién se ve fastrado una vez mis porque una de sus sobrins al gual que si madre, sha entregadoaaln desconocdo sin tradciGn arstocrética En realidad, ete itimo acto aparece al principio de la obra, asf que todo el resto, y-que se refiere al pasado y a los hechos de las banancrs, es contado como evecncién, 183 La casa grande en ta construcei6n de la historia de Colombia ‘Miguel Zapata cierta critica social sin ser maniqueista, incluyendo distintas voces del con- flicto histérico sin que la voz autorial tome partido explicitamente en Ia presentacién de los hechos histéticos, No se olvide que el asunto narrativo de la obra se nutre del recuerdo de los personajes, recuerdos contados a la manera de la tradicién oral, y que ésta diltima discrepa dela historia oficial. En términos bajtinianos, en esto radicaria la heteroglosia de esta novela. En un ambiente altamente represivo, esta obra encuentra una alternativa, para su divulgacién y para mediar en la critica social... Pero no: debe olvidarse que el triunfo de Cepeda ha sido parcial. Des- pués de aproximadamente cuatro décadas, sigue siendo reconocido sélo por unos cuantos. Es de resaltar aqui que la labor de los eriticos ha servido. para darle al autor parte de ese reconocimiento que bien merece al lado de los grandes. En concreto, la labor de Lucila Inés Mena desde los Estados Unidos ha sido un ejemplo importante, Su trabajo, “Bibliografia anotada sobre el ciclo de la violencia en Ia literatura colombiana”, publicado por la universidad de Indiana cn 1978, se propone estudiar una larga lista de obras de la violencia, en lacual se encuentra La casa grande, Esto se hace retros- pectivamente después del éxito de Cien arios de soledad, y por ello uno de los fines de su trabajo es demostrar que la obra de Garefa Marquez no es un feriémeno aislado sino la culminacién de un proceso. Al lado de la critica colombiana,? la labor de la Asociacién de Colombianistas ha recaido en Cepeda y'en el Grupo de Barranquilla. En’ 1989, el quinto congreso de colombianistas presidido por Raymond L. Williams rinde homenaje a Ce- peda Samudio con una serie de articulos. Lo anterior no quiere decir que no ha habido ninguna labor critica co- lombiana en reconocimiento de Cepeda Samudio. Tampoco quiere decir ‘que s6lo la labor de la critica extranjera ha propiciado el poco reconoci- miento que existe sobre Cepeda Samudio. Lo que si quiere decir es que puede haber una relacién entre la critica oligarquica a la que Williams se refiere y la falta de trascendencia de Cepeda, El reconocimiento de Garcia Mérquez se ha iniciado desde afuera y su fama ha sido tan arrasadora que en Colombia se lo imita y la critica ha tenido que ocuparse de él. La fama de Garcfa Marquez ha iniciado un interés retrospectivo hacia otros autores 3. ,Deésta el eitco Raymond L. Williams, en: Los antecedentes: dlvaro Cepeda Samudioy la ‘radisidn de la novela caste, resalta la labor de Genin Vargas, De la extranjera resaita a Lucila Inés Mena, Seymour Menton y Jacques Gilard (43). 184 Estudios de Literatura Colombiana No.16, enero-junio de 2005 costefios. En “‘Los antecedentes" (43) Raymond Williams afirma que ‘con el Nobel de Garcia Marquez y el auge del Grupo de Barranquilla en Co- Jombia, 1 reconocimiento de,novelistas.costetios contemporéneos y los trabajos criticos sobre ellos han sido abundantes”, También es de:resaltar que si bien’un episodio de.Cien avios trata la Matanza de las Bananeras (193, 254-67), este hecho no es sino uno més de los episodios de la obra. En contraste, La casa grande le presta al hecho una atencién casi central. Ello quiere decir que: una critica oligérquica, ‘como la lama Williams, podria aceptar més facilmente a Cien afias que a ‘La casa grande, haciendo otra vez la salvedad que a esa critica no le quedé ‘mas remedio que aceptar,a Garcia Marquez, después de su triunfo interna- cional, En resumen, la falta de recepcién para Cepeda Samudio obedece a factores complejos entre los que se puede contar su dificultad técnica y su tratamiento de hechos élgidos de la historia colombiana. Hay que aclarar, sin embargo, que.en’este trabajo no se cree en un concepto de historia como determinante de: todos Jos hechos sociales 0 culturales, No se cree en una historia impuesta desde arriba, aunque a decir verdad la fase hist6rica que sirye de:trasfondo a la novela —la de, las Bananeras— y el contexto en el que se escribe —el del Frente Nacional- no se caracterizaron por un didlogo abierto sino al contrario, por la impo: cidn de las ideas politicas mediante las balas. Se cree més bien en una historia en la que hay una autonomia relativa del arte y la cultura en gene- ral. Ms que dependencia de la cultura al contexto sociopolitico, se cree en ‘unarelacion entre los dos. Asi que no se puede negar que existe un espacio para la produccién de ciertas obras ain en contra de las instituciones domi- nantes. Como se dijo.arriba,-la.produccién cultural de una época es bien diversa aunque una de sus formas llegue a hegemonizarse. tro elemento a considerar en la recepeién de Cepeda Samudio es el de la audiencia. A pesar de que su aceptacién ha sido muy poca y. que ella.es cada vez, mayor a medida que cambian las condiciones histéricas y cultu- rales, no se puede negar que tuvo alguna en los.afios inmediatamente pos- teriores a la publicacién de La casa grande. Entonces, zeémo:se explica ‘que aunque poca, haya tenido alguna aceptacién? Una posible respuesta, y aunque parezca contradictorio, esta en su-complejidad técnica, El grupo social afectado directamente por la violencia ba sido el gran campesinado y-el proletariado. No es ficil concebir que ese gran grupo tuviera en la ‘dgcada de 1960, las hecramientas literarias para hacer una lecturacritica de 185 La‘casa grande en la construecién dela historia de Colombia ‘Miguel Zapata la obra. Es mis fucil postular que la audiencia de Cepeda es la clase media. Asi que aunque haya instituciones del poder central interesadas en que no se difunda cierto tipo de obras, de todas maneras La casa grande no brinda gran peligro para esa oligarquia, no porque no sea critica de la problemati- ca social, sino porque la dificultad técnica de Ia obra no la haria-popular entre la clase directamente afectada, El cuestionamiento es que si un artis- ta decidiera comunicarse directamente con el eampesinado y proletariado colombianos, grupos que sufien la violencia, la obra posiblemente deberia escribirse sin su complejidad narrativa. por el contrario, las sutilezas narrativas parecen no estar encaminadas a esa gran masa que no posee el ‘entrenamiento literario para leer criticamente la obra. Es decir que el viejo concepto de “decorum” segiin el cital el Lenguaje y su forma deben apro- piarse al tema y ala audiencia esperada, funcionaria de dos maneras distin- tas: para la novela testimonial de 1a violencia, es decir, la de la primera fase, se podria sugerir un tipo de audiencia de clase social més baja, mien- tras que para la novela modemista de la violencia, la de 1a segunda fase, habria que proporier una aiidiencia de la clase media. O en otras palabras, siLa‘casa grande utilizara una técnica directa y testimonial como lade la novela de la primera fase, es posible que estuviera perdida entre ese gran grupo y que su recepcidn fuera mucho menor y decreciente. El caso de la novela de la violencia colombiana, en el que una de sus formas no trasciende mientras que la otra se acepta cada vez mas, a lo mejor no es sui generis, sino que quiz se podria teorizar el mismo princi- pio de mediacién institucional para la produccién artistica de cualquier sociedad en un periodo de su desarrollo histérico. Seguin este principio el surgimiento de movimientos literarios responde no sélo a las caracteristi- cas ideolégicas de una sociedad, sino también a la complicidad de las ins- tituciones de’esa sociedad con la produccién artistica (Williams, 1991). Asi, la sociedad tiene instituciones que favorecen un cierto tipo de ideolo- gia presente en ciertas obras, y rechaza otras ideologias presentes en otras obras porque le resultan quiz peligrosas. Las condiciones de produccién, la obra literaria, su publicacién y su estudio interesado tienen un efecto en la hegemonizacién de los movimientos literarios y en el rechazo de otros. Si hoy se mira al Boom/Modemism como un telos, quizé ello no indica. que éste sca cl tinico movimiento que haya tenido la fuerza para inscribirse en la historia literaria retrospectivamente, haciendo pre-boom y pre- modemismo anglo-europeo (Martin, 1989) lo que le antecediera, sino mas 186 Estudios de Literatura Colombiana ‘No.16, enero-junio de 2005 bien que hoy se poseen las herramientas criticas para mirar como telos los moyimientos artisticos, y que quiz se hayan aplicado dichas herramientas con-contundencia a una elucidacién del Boom/Modernism, En otras palabras, la produccién artistica de una sociedad en un perio- do de su desarrollo es bien diversa. También por diversas razones histéri- cas, econémicas y sociales, algiin movimiento artistico gana preponderan- cia, Luego de ello, se empieza a estudiar retrospectivamente, como telos, las caracteristicas de obras previas que posibilitan la existencia del nuevo movimiento, que trazan su génesis, su historia, sus antecedentes. Es hoy bien divulgada la opinién que no hay un Fuentes sin Rulfo, que no hay un Cortazar sin Borges, que no hay un Garcia Marquez sin Borges ni Rulfo. Las caracteristicas de autores anteriores se consideran antecedentes del boom mediante este proceso teleolégico; la obra de estos autores previos ahora es contenida, encaminada hacia el. proceso teleologico. No, es un secreto que después del auge del boom, Borges es el autor que mas se beneficia de supopularidad en cuanto a ventas. Es posible que sin cl boom, Borges continuara siendo una lectura para unos cuantos iniciados, una fi- gura pricticamente desconocida en los medios intemacionales. Pero cuan- do el boom se convierte en una marca que vende, la obra de Borges que ya se habia publicado, recibe reimpresiones y tirajes mayores. No es un secre- to que El coronel no tiene quien'le escriba trasciende s6lo después del éxito de Cien aifos, No es un secreto que ante-las demandas de una empre- sa editorial creciente, la produccién anterior y desconocida de muchos au- tores del boom es finalmente rescatada y publicada, contenida en los es- quemas conceptuales nuevos. Enel caso de La casa grande, su clasificacién dentro del proceso de la culminacién de la novela de la violencia hace que teleolégicamente se miren Jas obras anteriores como pertenecientes a una primera fase, embrionaria, de poco desarrollo téenico que van a desembocar en la novela modernista dela violencia: Sin Cien aiios, primero, y La casa grande, después, (nome refiero aqu{ a las fechas de publicacién, porque ello es al revés) es posible que la novela anterior de la violencia siguiera perdida, desaprobada por la. critica colombiana de El Tiempo, y sin criticos que se ocuparan de:ella aunqu¢ sea s6lo como género embrionario, Es posible tambien qué'sin Garcia Marquez no se conociera a Cepeda, aunque ello en el contexto de la critica colombiana informada’suene irénico dado el trabajo conjunto, al préstamo e intercambio de los dos escritores tanto en lo literario como en 187 La'easa grande on ta construccién de la historia de Colombia Miguel Zapata 10 vivencial. En pocas palabras, en retrospectiva, la existencia de una Lite- ratura de la Violencia en la violenta historia colombiana con un corte testi- ‘monial (Ia de la primera fase), ha sido absorbida —contenida— por la otra literatura de la violencia de corte real-maravilloso en el afin estético y critico de las distintas instituciones mediante un proceso teleolégico. En cuanto a la clasificacién de La casa grande como novela de Ia vio- lencia colombiana, se tiene que tal rétulo no deja de tener complejidades. En primera instancia, se ha denominado, de una manera general, novela de la violencia (Mena, 1978,95) aaquélla que “refleja la situacién sociopolitica de Colombia durante las décadas del cuarenta y cincuenta.” Durante estas dos décadas, se recrudecié la violencia politica iniciada, segiin Mena, unos afios antes del asesinato del lider Jorge Eliécer Gaitén el 9 de abril de 1948 en Bogoté, y que continué en las dos décadas siguientes afectando des- igualmente distintas regiones del pais. La violencia del contexto de las guerrillas “izquierdistas” en los sesentas, del narcotréfico y de los para- militares desde los sesentas hasta nuestros dias, no es denominada “época de la violencia.” Tampoco lo son la violencia anterior como la Guerra de los Mil Dias 0 de Uribe Uribe (1900-1903) ni los conflictos entre liberales y conservadores desde 1848. A este respecto, contristense mis adelante las opiniones de! historiador colombiano Melo, en sus “Conisideraciones Generales” con las del critico Raymond L. Williams en “Manuela”. Pareceria entonces un error histérico el clasificar La casa grande como novela de la violencia ya que el hecho que trata es la Matanza de las, 4 Jorge Orlando Melo en suartculo"Consieraciones generale sabre el impacto dea violencia nla historia reciente del pat rata de establecer diferencias enrelsdctnas lade volecia sufdas por Colombia através de su historia, enfocdeose onl segunda mitad del siglo XX. Reconoce, sin embargo, que lo que se denomina "época dela violencia en Colombia” “por antonorasia se doa patir de 1947, cuand los mecsnismos qe regula los effentemientos eos seromplaron y fur remplazads porel conto anmado” (1950, Biblioteca Viral {ais Angel Arango) De lamisma manera, Gero Molina ene cpt “La lenis caus y modeldedes,” firma que aunque la violencia no es un hecho nuevo, pues “los Sentandees y Boyaed ya la habianpadecio (..)haci 1933 [la vilenia politica sacudié al pais desde 1947 (Mati, 1989, 240-241), 5 Molo dice texualmente “Lo que se conoce come la violencia’ es un conjunt de process de muy diverso orden Los confit polos s= manifetaron en forma may dsinta en cada regién det pais. Las genralizaciones sobre la violencia resltan por lo comin bastante inadecuedas para captar sis caracertstcas reales, dada la gran dived de in estructura productiva regional, a exisencia de aiccedentes isricos diferentes, lavarible uneisn del Estado, Del mismo modo, las consecuncias de la violencia fueron muy diferentes en cada reqién del pals” “Consdericionesgenerales sobre el impacto." (3). 188 ‘No. 16, enero-junio de 2005, Bananeras, ocurrido en la noche entre el 5 y 6 de diciembre de 1928.¢Para subsanar este aparente error hist6rico, Mena propone ampliar el marco his- t6rico;que.cubre la novela de 1a violencia para incluir no:s6lo aquellas obras que se ocupan del periodo de la violencia, sino también aquéllas que estudian sus rafces: La definicién de Ia noyelistica de la violencia no debe limitarse sol ‘mente a aquelles obras, que recrean especificamente “la época de la violencia”, sino que debe extenderse también a aquellas novelas que, remontindose a épocas anteriores, buscan a través de Ia historia las taices de la violencia (99). zi La critica posterior (Vidal; Williams, Manuela, 19) ha encontrado ttl esta sliper generalizacién que no deja de mezclar distintos procesos hist ricos, sociales y estéticos. Lene Vidal, por ejemplo, escribe una tesis en Ja que estudia tres novelas (La casa grande, La hojarasca y Cien aitos de soledad) desde la perspectiva de cémo los dos autores de estas tres obras, proponen estudios mas amplios sobre los origenes del fenémeno de la vio- lencia, y cémo “la literatura colombiana revela una verdad piblica que la historia colombiana no ha divulgado; que Colombia es una pseudo-demo- cracia controlada por una oligarquia toda [sic] poderosa con las raices de la violencia soterradas en esta realidad” (iv). Es decir que para Lene Vidal dos cosas son claras: primero que se debe poner ei practica la extensidn del concepto de novela de la violencia pro- puesta por Mena, y segundo que la voz de los autores escogidos en su estudio se ha convertido en un substituto para la carencia de los capitulos relevantes de la historia de Colombia, Se podria deducir de las palabras de Vidal que los autores estudiados ofrecen una vision critica de la historia de Colombia y.que'en la historia, escrita por idedlogos aristécratas del go- bierno, se han omitido interesadamente aquellos hechos que a la-clase en el poder no le conviene diyulgar” 6 Gerardo Molina, en el capitulo “Luchas sociales en ta década del 20” del 2° volumen de su libro Las ideas liberalesen Colombia, incluye un estudio de Ia matanza de las bananeras entre las piginas 124-128, : 17> Paraun estudio de Ia ideologia presente en el sujeto historiador dentro del debate de ln Historia. xy laNeo historia, puede mirarse a Jorge Orlando Melo “Medio sigo de historia colombians: ‘potas para un relatoinicial,”espectfiamente, laseecin subtitulada. “Lahistoria entre faciencia y la politica” (Banco de la Repiblics. Biblioteca Virtual Luis Angel Arango, 1999): 189 ‘La casa grande en la construccién de la historia de Colombia Miguel Zapata ‘Una pequetia diferencia entre el trabajo de Vidal y el presente es que aqui se propone que la critica en La casa grande no es nada dogmatic, ya que incluye tanto las voces subversivas de los obreros y de la hermana como las voces del poder representado en el ejército, el Padre, y el “ti” destinatario. La labor eritica del autor, mAs que explicita esta sugerida me- diante tas mittipies perspectivas de los personajes, y esa multiplicidad es una preocupacién fundamental aqui. Ademis, se propone que un tipo de critica dogmatica, que caracteriza a gran parte de la novela de la violencia, a favor o en contra de los partidos en el poder en Colombia, quizd no conviene en el contexto del Frente Nacional, contexto en el que se escribe la obra, En segunda instancia, otra de las complejidades de clasificar La casa grande como novela de la violencia tiene que ver con sus caracteristicas estéticas. La recepoién de la novela de la violencia de la primera fase, quizé en un proceso institucional interesado, no ha sido buena. Se la ha catalogado de panfletaria, testimonial, demasiado directa, de inventario de muertos, y en fin, de paupérrima estéticamente. Se puede tomar como ejem- plo las palabras de Raymond L. Williams (19) al respecto en “Manuela: La primera novela de ‘La Violencia’, en su libro Violencia y literatura en Colombi Si hay un género mis mediocre y tedioso que la novela de La Violen- cia, probablemente es la critica sobre ‘La novela de La Violencia.” Entre las pocas excepciones novelisticas figuran Ei dia seftalado de Mejia Vallejo, Bl jardin de las Hartmann de Jorge Bliécer Pardo, Céndores no entierran todos Ios dias de Alvarez Gardeszébal y algunas novelas de Caballero Caldersn. El discurso critico se ha limitado bésicamente a descripciones teméticas de las cincuenta y tantas novelas de Ia Violen- cia que Gerardo Sudrez Rendén y otros espiritus afines han catalogado cen sus estudios sobre el tema (19) Es decir, Williams, y antes Mena (99), incluyen dentro del rétulo de novela de la violencia obras de una calidad estética muy diversa, asi como 8 Continia 5 con Ia idea que es un error histérico Suponer que la violencia se inicia en 1948; que algunos historiadores han planteado no sélo que se inicia en los ahos treinta en Caldas, sino que el problema actual de los partidos conservador y liberal en el poder tiene races decimonénicas; y que por 1o tanto es un peor error el plantear que la novela de la violencia data también del 1948 con el asesinato de Gaitén. 190 Estudios de Literutura Colombiana ‘No: 16, enero-junio de 2005 también obras cuyas temiticas no se acogen’a la generacién histérica de la violencia. 4 ‘Una vez més; Mena muchos afios antes ofrecié su opinién para mediar en la discusic z ‘La novela de Ja violencia no debe seguir considerindose un mero in- ventario de muertos; pnes, si bien es verdad que ella contiene una can- tidad de novelas que con justicia le han merecido este subtitulo [sic), ‘por otra parte, existen, dentro de la novela dele violencia, unas cuantas ‘obras que van maicando tin proceso de maduracién en la literatura co- lombiana y quie necesitan ser tevaloradas por lacritiea (99). i De igual modo, propone Mena que hay una fase inicial dentro de la produccién de la violencia que se caracteriza por su pobreza técnica y su poca elaboracién del material histérico (96), y una fase de culminacién en Iaque la técnica es basicamente modemista —faulkneriana—y que mitifica e interpreta la historia de Colombia (99). A esta fase final corresponde Cien aiios. Por ello, un elemento clave en Ja discusién de Mena (98) es que a obra dé Garcia Marquez no esiun elemento aislado en las letras colombia nnas sino que és la culminacién de in proceso de maduracién y que cuenta con muchos antecedentés, antecedentes de los que ella hace una bibliogra- fia anotada, 3 : El trabajo de Augusto Escobar Mesa, de la Universidad de Antioquia, parece ser heredero de este tiltimo recurso de maduracién. Su artfculo “Li- teratura y violencia en 1a Iinea de fuego" (321-38) se ocupa primordial- mente de una descripcién de las ‘dos fases de la literatura de la violencia. En primer lugar, éstablece mediante varias citas una definicién de 1a pri- mera fase o literatura testimonial: Literatura de la violencia. La Ilamamos as{ cuando hay un predominio {del testimionio, de la anécdota sobre el hecho estético. Enesta novelistica ‘no importan los problemas de:lenguaje, el manéjo de los personajes 0 Iaestructura narrativa, sino los hechos, el contar sin importar‘el e6mo. Lo iinico que motiva es'la.defensa de una tesis..No hay concien artistica previa a la escritura; hay més bien una irresponsabilidad esté- tica frente a Ia intencién clara de la denuncia (Pifero y Pérez, ci. en: Escobar, 325). Cuando se dice “novela de la Violencia” se pone de manifiesto de dén- de viene esa literatura, su-pertenencia; es decir, que se desprende directa 191 ‘La casa grande en ia construcci6n deta historia de Colombia Miguel Zapata mente del hecho histérico, Entre la historia y la literatura se produce una relacién de causa-efecto. Por eso la trama se estructura en sentido lineal, en secuencias encadenadas por continuidad, que conducen ordenadamente de la situacién inicial a las peripecias y de éstas al desenlace sin alteracio- nes. En consecuencia coinciden artificialmente la extensién del relato con la extensién temporal de los hechos, es decir, el tiempo de Ia historia es igual al tiempo de Ia enunciacién (Genette, cit. en: Escobar, 2000, 326). Por supuesto que La casa grande (que trata indirectamente la violencia de 1928; que ofrece distintas causas para un mismo efecto; que no es nada lineal; que plantea “collages” de situaciones en vez de secuencias encade~ nadas; que desotdena los hechos saltando en el mismo parrafo hasta veinte afios, etc.) es exactamente lo contrario de la definicién de esta estética. Asi que la segunda fase, como 1o propone ahora Escobar, corresponde a la novela de més alta calidad estética y de mayor reflexion sobre su conteni- do. Escobar contimia con una lista de novelas entre las que incluye La casa grande: Enesta novelistica, [Ia dela segunda fase] tanto la experiencia vivida 0 contada por otros como el drama histérico depende de la reflexién y ‘mirada critica sobre fa violencia que aetiia como reguladora, y ala vez ‘como factor dinémico, Aqui no importa lo narrado tanto como la ma- nera de narrar[...] Lo espacio-temporal,instancia en que se desarrolla ¢l texto narrative, estd regulado por las leyes especificas, algunas ve- ces por el proceso mental'de quien proyecta uno 0 varios puntos de vista sobre el acontecer. Es el ritmo intemo del texto lo que interesa, ue se virtualiza gracias al lenguaje; son las estructuras sintéctico-gra- maticales y narativas las que determinan el carécter plurisémico y dialégico de esos discursos de ficcién (326-327), Se puede afirmar a partir de la opinién de Escobar que la seleccién del material narrativo, que ticne un trasfondo histérico, esta filtrado a través de la visién que se maneje de la historia, y que las téenicas narrativas ocu- pan en esta novela lugares de mayor importancia si se las compara con la de las primera fase. Quizé hay un predominio de lo estético ante lo histéri- co, a juzgar por su declaracién en la que los elementos técnicos, “el ritmo intemo,” “las estructuras sintctico-semanticas,” importan tanto o mas que a denuncia directa de la problematica social. Sintetizando, lo que podria verse como dos errores, uno histérico (es decir el clasificar La casa grande como novela de la violencia aunque trata 192 Estudios de Literatura Colombiana ‘No. 16, enero-junio de 2005 de los hechos de las Bananeras de 1928) y otro estético (es decir, agruparla conjese gran conjunto de novelas de pobreza estética), se ha corregido de dos maneras: primero extendiendo el concepto de “época de la violencia” ‘mediante el recurso deo bien estudiar sus raices o de proponer que la violencia que se vive es en esencia la misma que’se origina en el siglo XIX —teoria rechazada abiertamente por los historiadores colombianos, como ‘Melo, por ejemplo—y segundo mediante el recurso de proponer distintas fases en Ia evolucién estética de la literatura de Ja violencia: una fase cembrionaria, que corresponde a la literatura de denuncia directa; sin elabo: raci6n estética ni mitica de los hechos histéricos —Ciudad enloquecida (1951); Sangre (1953); Las memorias del odio (1953); Los cuervos tienen hambre (1954); Tierra sin Dios (1954); Raza de Cain (1954); Los dias de terror (1955); La sombra del sayén (1964); Sangre campesina (1965)— (Escobar, 2000, 325-326) y una fase culminante que mitifica la historia y que se asocia alas técnicas del modernismo, prinoipalmente de tipo faulkneriano. Como ya se dijo, a esta fase ulterior corresponden novelas como Cien aifos, La.casa grande y otvas. © tra gran parte de la critica se ocupa ante todo del andlisis de las carac- teristicas estilisticas de la obra que la asocian con la experimentacién pro- pia del modernismo anglo-europeo y mas especificamente con el norteame- ricano, con William Faulkner, para ser exactos. Joan Hemandez, por ejem- plo, (126-45) propone a Cepeda Samudio quizé como uno de los padres del oom colombiano,? estudiindolo en relacién con uno de los. grandes del modemismo en inglés..Como lo sefiala su titulo, este trabajo.de tesis de ‘Herndndez pretende estudiar el influjo de Faulkner en cuatro autores. La tesis es continuacién del estudio de James East Irby, “La influencia de ‘William Faulkner en cuatro narradores hispanoamericanos,” publicado en 1956. La autora trata de resolver tres problemas basicos del estudio ante- tior: el clima filoséfico en el que los autores produjeron sus obras, cémo los autores latinoamericanos conocieron el trabajo de Faulkner y cudl fue la motivacién de los autores latinoamericanos para adaptar algunas de las técni- cas narrativas a su situacién particular (Heméndez, 1978,3). 9 Laautorn explica (112) basindose en la obra de Samper, Alvaro Cepeda Samudio, dnvologla, ‘que Cepeda antecedié a Garcia Marquez. Todas extébamas a la espera (1954); e,capitulo titulado “Ie Ferman” fue publicado en febrero de 1957 en el Diario del Caribe; c dislogo ‘entre los soldados fue esrito en 1958, y los capitulos restates fueron completados en 1960, La casa grande se publieé finalmente en 1962. 193 La cast grande en la construccién de ta historia de Colombia, ‘Miguel Zapata Dice Heméndez que Irby anota el mayor influjo de Faulkner en el as- pecto de la técnica narrativa, como por ejemplo el uso de testigos para contar Ia historia, la objetividad al contar la historia, el desarrollo de pun- tos de vista interiores y exteriores y el desarrollo del espiritu colectivo de un pueblo o una regién (5). ‘Heméndez aporta un elemento importante para ubicar la técnica narra- tiva de La casa grande dentro del modernismo faulkneriano ya que en este trabajo se postula la adecuacién de la estética a la representacién de una problematica social, Por ejemplo, el uso de testigos en la obra de Cepeda produce versiones distintas y hasta opuestas de un mismo hecho. En el capitulo de “El Padre,” los fragmentos numerados del 1 al 10 (70-82) mues- tran la indecisién y la falta de consenso entre distintos habitantes del pue- blo para asesinar al Padre. La objetividad de la historia, utilizando las pa- labras de Hemindez, parece desvirtuarse, irénicamente, al observar que los didlogos objetivos se contradicen en cuanto a sus propésitos. Herndndez considera asi mismo que (129) en lo que mas se parece La casa grande a Go Down, Moses (1942) de Faulkner es en el recurso técni- co de contar una historia desde diferentes perspectivas y con miiltiples téonicas narrativas: ‘The publication of La casa grande in its final form in 1962 shows that, by then the concept had fully matured and that he was attempting to realize a complete novel from multiple points of view through the use of multiple styles and techniques. Tt is in this respect, in a series of short stories published individually and later collectively as a novel, that there is a structural similarity between La casa grande and Faulkner’s Go Down, Moses (129). De un modo andlogo, el critico francés Jacques Gilard, sc ocupa de las innovaciones estéticas de Cepeda Samudio a Ja vez que lo coloca como uno de los precursores no s6lo del boom colombiano sino del latinoamericano: (Cuando salié La casa grande, ain eran pocos, en la novela latinoame- ricana, los intentos de esa indole {con la expetimentacién formal de la que habla] (a la vista de Cepeda habia estado ya La hajarasea) y en ‘todo caso el libro es anterior a esos titulos ineludibles que son La citt- dad y los perros, Rayuela, La muerte de Artemio Cruz, Tres tristes ‘igres 0 Boguitas pintadas. (En 1956 habian empezado a salir en la prensa fragmentos de La casa grande) (65). 194 Estudios de Literatura Colombiana. 5 No. 16, enero-junio de 2005 En cuanto a las técnicas narrativas, Gilard mantiene que: AL mismo tiempo que un internarse en Ia mitologia regional, la novela [La casa grande] era un regreso a los experimentos formales de los ‘primeros cuentas, un calidoscopio de voces, monélogos interiores tren- ‘zados, didlogos, dé donde trataba de eliminatse al m&ximo la parte del relato, sin mucha preocupecién por la cronologia ni por la inmediatez: del sentido (64-65). La preocupacién fundamental de Gilard en este trabajo es que la figura de Alvaro Cepeda Samudio, atin en los ochentas.cuando escribe su articu- lo, sigue siendo desconocida, fuera de un grupisculo en Colombia; para utilizar sus palabras, sigue siendo “una leyenda colombiana.” Para Gilard este desconocimiento no se,debe a la carencia de ediciones de sus obras (63). No oftece este critico una solucién clara ala falta de trascendencia de Cepeda. Mas arriba se han sugerido unas posibles explicaciones, Sin em- bargo, si Cepeda sigue siendo lectura de especialistas 0 iniciados (Gilard, 63), y, si, ello: se explica por Ja sofisticacién experimental, se estaria un ‘poco en contradiccidn con Ja tesis de Rama en “El boom en perspectiva” (10) (tesis que proviene de Cortizar), y de Monegal “Notas sobre [hacia] el boom” (29), quienes buscan entre las causas del auge editorial del boom Iaaparicién de una gran audiencia: “A partir de la segunda guerra mundial, una nueva generacién de lectores aparece en América Latina y determina (Por su mimero, por su orientacién, por su dinamismo) el primer boom de la novela latinoamericana’’ (29). El problema con esta explicacién es hasta dénde esta nueva clase de lectores, sobre todo en Latinoamérica, posee suficientes herramientas para una Jectura critica del fenémeno literario, Hasta dénde esta nueya clase de lectores posec la “orientacién”y el “dinamismo” para incidir en el proceso attistico. O en.otras palabras, si la lecture de La casa grande es dificil y para unos pocos iniciados, y si se acepta que esta novela pertenece al boom, y.que esta dificultad es caracteristica compartida desigualmente por todo el boom, entonces no se puede plantear convincentemente que una de las causas del auge de ventas del boom esté en la aparicién de una gran masa de lectores dotados de herramientas criticas, Un poco también en la linea de la preocupacién por las caracteristicas técnicas de La casa grande se encuentra Hugo Palacios Moreno, Su tesis, “Técnicas narrativas: polifonia, cinematografia y visién de la antihistoria 195 Lis casa grande en ia construccién de la historia de Colombia Miguel Zapata en La casa grande de Alvaro Cepeda Samudio,” utiliza tanto la sociologia poética de Bajtin, especificamente en sus conceptos de polifonia y dialo- gismo como la teoria de la recepcién a lo Iser, no a lo Fish ni a lo Holland. El planteamiento central es que la obra de Cepeda es eminentemente dialé- gica. A través de la utilizacién de innumerables recursos técnicos como la cinematografia en el capitulo de los soldados; los didlogos objetivos y el fluir de la conciencia en el capitulo de “La Hermana" y la ruptura del orden cronolégico y otros, cl autor representa la polifonia de voces que interactiian en el medio socio-histérico de la novela (81-99). Rafael Saavedra Heméndez se ocupa no slo de La casa grande, sino de toda su produccién literaria, en “Alvaro Cepeda Samudio: una apertura a lamodernidad,” y estudia las distintas fases de 1a evolucién del novelis- ta, fases que incluyen la modernidad y la postmodemnidad, esta tiltima es- pecialmente en relacién con Los cuentos de Juana (1972). Las dos fases son descritas en relacién con las caracteristicas formales y teméticas que acercan al autor a Faulkner y al modernismo anglo-europeo (415-446). Lo que no es clafo en estos autores es si existe alguna relacién entre el estilo de la obra y el contexto socio-politico que sirve de trasfondo a la historia narrativa, Es decir, hasta aqui no se puede negar que la critica exis- tente sobre Ia novela de Cepeda Samudio ha acertado en ubicarla dentro de Iatematica de la violencia y dentro de la experimentacién formal propia del modemismo literario. Lo que hay que ver con més atencién, sin embargo, es la relacién existente entre ese despliegue magistral de las técnicas narra- tivas del modemismo y la situacién social que informa a la obra. La novela dela violencia de la primera fase, la de denuncia directa y testimonial de las distintas matanzas de 1a historia colombiana corre los riesgos de ser maniquefsta, de tomar partido a favor o en contra de los liberales y conser vadores, responsables de la violencia, y de ser poco estética. Ademis, en un pais en el que la represidn no se hace esperar, los intelectuales pueden no sentitse libres de denunciar abierta y claramente una serie de atropellos contra el pueblo. Si la literatura de la violencia de la primera fase ha sido ‘mal recibida tematica y estéticamente por las instituciones colombianas (la iglesia, la critica oligarquica, £! Tiempo, segin Raymond L. Williams), entonces 1a literatura del boom le brinda al autor una altemnativa que le permite, por un lado, incluir cierta visién critica de hechos histéricos, y por otro, incluir distintas voces de la discusién para representar los distintos ‘grupos en pugna, para crear un espacio para la reflexién cuidadosa sin los 196 Estudios de Literatura Colombiana No. 16, enere-junio de 2005 dios partidistas. Toda esa representacién se hace en un lenguaje indirecto paral cual es dudoso que las clases campesina y obrera colombianas de los sesentas estuvieran preparadas. No se debe olvidar que es esta clase 1a que suffe primordialmente los atropellos, Es decir que la audiencia del. boom parece ser, no la clase baja, directamente afectada, sino la clase media que incluye otros intelectuales, estudiantes universitarios, profesores de litera- tura, etc. (Vidal, 1976, 69). Quiz por ello Heman Vidal se muestra esoép- tico ante las posibilidades subersivas del boom. Este movimiento se aco- ge, segiin éi, al gran proyecto ideoldgico del liberalismo: ‘Comprender este ciimulo de dontradicciones requiere considerar el he- cho de que esta narrativa es producto de escritores dé clase media que se dirigen a tin pubblico de clase media. Por su origen esta clase esti ligada al proyecto liberal decimondnico de aleanzar el progreso econé- ‘ico, social y politico de Hispanoamérica con la incorporacidn de nues- tras paises al mercado capitalista internacional. como productores de alimentos y materias primas e importadores de productos manufactu- rados (69). Parece injusto hacer responder a un autor por la capacidad subversiva ‘desu obra, Atin si una obra cualquiera fuese subversiva en su propésito, la capacidad de cambiar sociedades no reside en ella sino.en algo extrinseco aella,en la sociedad que la use de una manera determinada. No se puede snegar que en-La casa grande hay una mirada ciitica a la sociedad. Si esa critica es suficientemente efectiva o contundente.como para cambiar una sociedad, para servir de herramienta politica para mover a la clase obreray ‘campesina en biisqueda de cambios sociales radicales es otra cuestién muy diferente. Lo que si se plantea aqui es que puede existir una relacién entre a técnica de la obra y el tipo de sociedad en la que se publica, entre la sociedad en la que se produce la obra y su parcial aceptacién, entre la obra ‘como género.y el.asunto que trata. Estas relaciones no'se proponen como de causa-cfecto sino eso, como relacién, como alternativa. En este sentido, las instituciones del poder del Frente Nacional colombiano, periodo acritico de la discusién libero-conservadora pero fuertemente represivo mediante Ja implantacién del Estado de Sitio," es el contexto historico en el que se 10" Pera un estudio del Frente Nacional, mirense por ejemplo, 1s trabajos de Melo, “El frente nnecional, Reformismo y participacién” (Biblioteca Virtual Luis Angel Arango, 1978) y de Gerardo Molina. “El frente nacional." Las ideas lierales en Colombia de 1935 aa iniiacién del frente nacional (1989, 297-313). 197 La casa grande en la construccion de Ia historia de Colombia Miguel Zapata recibe la produccién modemista de la literatura de la violencia. Dicho de otra manera, el género literario de la novela moderista de la violencia se debe leer en el contexto de unas instituciones de poder que aparentemente abrazan la oposicién entre lo liberal y lo conservador mediante la estrate- gia del silencio y el olvido, pero que s¢ une fuertemente a todo lo que se le oponga a Ia clase en el poder; es decir a las ideas de izquierda."* Asi se puede explicar la idea que la experimentacién formal de la obra —y se podria proponer como hipétesis de trabajo para el boom— es co- yuntural en 1a historia colombiana, Dicho de otra manera, el trasfondo de la obra es un hecho histérico que esta en proceso de construccién. La par- ticipacién del gobiemo en este hecho se ha sindicado duramente. Asi que una demincia directa, sin las técnicas modemistas de fragmentacién, de discontinuidad, de poner en tela de juicio la veracidad de los distintos na- radores, y en una frase, sin todo lo que representa el boom, quiz no con- viene en el periodo del Frente Nacional. La altemativa o coyuntura del autor radica ehtonces en la utilizacién de la estética del boom para mediar en la discusién sin entrar en el peligro del partidismo sectario, En otras palabras, es evidente que la literatura del boom es critica de algunos hechos socio-histéricos: Es evidente en La casa grande el deseo derepresentar una visién filoséfica més compleja que el simple dogmatismo bipartidista, Pero asi misnio es evidente la representacién de miiltiples pers- pectivas acerca de un problema, perspectivas que se complementan o se contradicen, que se refieren al poder —capitulo de “‘Los soldados,” “BI decreto," la figura del Padre y del “ta” y a la subversién— el hermano, la hermana menor, los fuelguistas. La estrategia de la obra radica en eso, en presentar un texto de multiplicad de voces e invitar al lector a asumir una posicién especifica dentro del dogmatismo, la multiplicidad o el relativismo. Si, como lo propone Hernén Vidal (12), las criticas de las obras del ‘boom se hacen dentro del contexto de! liberalismo, un.cierto liberalismo de izquierda, pero liberalismo al fin y al cabo (12), no se debe olvidar tampoco que dentro de los autores del boom los hay de distintos linea- mientos politicos. Pero ése es precisamente el contexto en el que se produ- 1 Melo plantea que la violencia desde fos sesentas en Colombia yana leva el sella de lo liberal contra lo conservador sino que ahora es de inspiracién socialsta, Ya no se trata de sectores liberates contra conservadores, sino sectores izquierdistas en contra de los liberales y conservadores unidos en el poder concertado y distibuido equitativamente (2002). 198 Estudios de Literatura Colombiana No.16, enero-junio de 2005 ce el boom. No se puede pedir a los autores, quienesquiera que sean, que hagan und representacién monolitica sobre los destinos de la historia so- cial cuaiido’no es claro hacia dénde marcha la sociedad. La historia social de Latinoamérica en los sesentas, y en las fases anteriores en las que se in los’conflictos, es un complejo de situaciones que no se puede explicar de una manera dogmatica. Algunas de estas situaciones incluyen ‘contradicciones como por ejemplo el apoyo a Fidel Castro, por lo menos en sus inicios, pero también el asesinato de Gaitin y de Allende después; tuna historia que simpatiza con los experimentos sociales de izquierda y que a la vez lleva regimenes militares al poder; alianzas entre los intereses de las Gites los del pueblo sintetizadas en el populismo; historia enmarcada por las consecuencias del Miedo Rojo en Latinoamérica y las luchas gue- rrilleras de inspiracién marxista. El Frente Nacional colombiano se alia a Ja rojofobia norteamericana y parece ser su equivalente en Colombia, Ast que Za casa grande es en la téchica un reflejo de lo que es la multiplicidad de perspectivas sociales. La critica a las instituciones es bastante inclusiva, y el autor deliberadamente suprime la voz, autorial. El papel de la identifi- cacidn politica le corresponde al lector. Esta caracteristica de la obra, de ineluir discusiones sin parcializarse, caracterfstica del Frente Nacional, es también una caracteristica de la sociedad latinoamericana que se debate sin claridad entre Fidel Castro y Augusto Pinochet, entre ol Ché y Pern, y en Colombia entre Gaitin y el General Rojas Pinilla. El gran logro de la obra consiste en representar sin tomar partido; en dejar a los personajes hablar y que 1a audienéia decida; en evitar conscientemente el maniquefsmo facilista y simplista. ‘Ahora bien, por supuesto que la literatura de la violencia, cualquiera que sea su fase estética, se ocupa de alguna de las distintas —o iguales— formas de Ja violencia colombiana. Pero ello no significa que el periodo histOrico de la violencia esté completamente dilucidado, y ello es especial- ‘mente aplicable a la época en que se escribe la novela. Por ello se puede sugerir una similitud entre el, método del historiador para dar sentido ala historia y la estructura de la obra. Existen estudios conservadores que les echan la culpa de las matanzas a los liberales; estudios liberales que les echan la culpa a los conservadores; estudios més objetivos que les echan la culpa a los conservadores y liberales; y hasta estudios que desde un punto de vista psicolégico, les echan la culpa al pueblo. A este respecto, Escobar Mesa arroja estadisticas supremamente importantes: 199 ‘La casa grande en a construccién de la historia de Colombia’ ‘Miguel Zapata ‘De las setenta novelas conocidas que tratan de Ia violencia: 54 (77%) implican a la Iglesia catélica colombiana como una de las instituciones responsables del auge de la violencia; 62 (90%) comprometen a la po- licia y a los grupos parapoliciales (chulavitas, pajaros, guerrillas de la paz, policia rural) del caos, destraccién y muertes; 49 (70%) defiendes el punto de vista liberal y se tribuye la Violencia a los conservadores; 7 (10%) novelas reflejan Ie opinién conservadora y endilgan la Violen cia a los liberales; 14 (20%) hacen una reflexién critica sobre la Vio- lencia superando de esta manera el enfoque partidista (330). Se entiende que La casa grande pertenece a ese 20% de novelas que ofiecen una reflexién critica y que superan asf el enfoque partidista. El historiador colombiano, Gerardo Molina, quien goza de renombre y credibilidad, asegura que los responsables de la violencia son los dos gru- pos én el poder, tanto los conservadores como los liberales: “{La violencia de 1948] se extendié a lo largo de 16 aiios, conté con el ‘asentimiento y el apoyo oficiales” [énfasis afiadido] y, como veremos, fue abundante en con- secuencias” (240). Molina continiia con una breve descripcién del periodo de La Violen- cia (240-241) aseverando que fue de una brutalidad sorprendente no s6lo en la clase de delitos que se cometieron sino también en su nimero, situa- in que la coloca a un nivel un poco inferior o quiza igual a la Guerra Civil espafiola. Varios de los tipos de delitos que describe Molina también se tratan en La casa grande, como por ejemplo, el asesinato individual y masivo, la violacién, etc. Sin embargo, la diferencia entre la novela de la violencia de la primera fase y la de la segunda es que en esta iltima nada esté dicho directamente, y los mismos hechos son cuestionados si se esti- dia la perspectiva de cada narrador. En cuanto al niimero de muertos, por supuesto que las cifras exactas no se conocen, contimia Molina, porque !as autoridades se encargaron de es- cconder los hechos, porque muchas personas desaparecieron y sus cadave- res jamés fueron encontrados, porque se enterraban los cadaveres en las montafias, porque los cadaveres eran arrojados al mar desde aviones, eran lanzados a los rfos, porque a loS grupos en puigna no les interesaba llevar registros de sus actividades, etc. Sin embargo, un estudio de Paul Oquist que Molina cita, mantiene 1a cifra de 168.451. A esto se suma otro problema que ya muestran algunos criticos como Raymond L. Williams (1989), Mena y Vidal, y del cual discrepan algunos historiadores como Melo. Como se dijo arriba, la historia colombiaria esta- 200 studios de Literatura Colombiana: No. 16, enero-junto de 2005 blece que'la Epoca’de la Violencia se refiere a aquélla que ocurre entre los afios 1947 y 1953 (Melo, 2002, 3), sin embargo, si se acepta la tesis de auto es como Mena y Lene Vidal que estudian “las rafces de la violencia” desde unssiglo antes y que por ello se ocupan de Za casa grande, cuya violencia es de'1928, y que proponen como Williams, que:la violencia es en esencia la misma y tiene origenes decimonénicos, entonces las ciftas de muertos son ‘mucho mayores, y por supuesto mucho més dificiles de establecer. Es citrioso qué Melo, en su trabajo, ““Consideraciones Generales” sos- tenga que “no es pertinente discutir aqui los factores de orden econémico y social que pueden constituir elementos causales en la génesis y la agrava- cién del proceso de violencia” (2). Precisamente, son razones econémicas y sotiales las que permiten al critico literario Williams afirmar que la vio iencia que vive Colombia proviene de la misma esencia: el enfrentamiento entre los liberales y conservadores con sus rasgos'decimonénicos.: | Elnimero de muertos en especifico del periodo denominado dé la vio- Iencia, 0 el niimero general que resulte de la unién de todo el conflicto por un siglo y medio, irénidamente, no es el principal punto ‘de discusién. El elemento interesante de Ia discuisién es c6mo se ha legado a una coricep- cién sobre el hecho histérico. Por un lado, seria I6gico suponer que si las clases en el poder son responsables de 1a violencia, ellas se propisieran borrar el hecho o minimizarlo mediante'recursos oficiales. Por otro lado, Gentro de la complejidad de las clases en el poder puede haber-un grupo interesado en mostrar a otro grupo'como responsable para salvar su res- ponsabilidad o minimizarla. Ello explicaria por qué algunas novelas, como se vio en Escobar, defienden el punto de vista conservador y otras el libe- ral. ¥ otro ngulo adicional recoge la tradicién oral que con base en la experiencia personal directa o indirecta cuenta su versién de los hechos. ‘Asi que el historiador se encuentra ante un gran ciimulo de-versiones igua- les, coniplementarias, distintas, opuestas, contradictorias, cuestionables ¢ inverosimiles: Su labor-es la de recoger pedazos, y esta labor se puede parecer a la del lector que quiere encontrar un sentido a.La-casa grande: Cabe proguntarse también si después de hacer un estudio riguroso, lo cual es practicamente imposible dadas Jas magnitudes del problema, y si se demostrard con certeza la cuulpabilidad de los grupos en el poder—como parece ser la opinién generalizada segiin se desprende de las estadisticas presentadas por Escobar si ello tuviera alguna incidencia en Ja continua- cién en el poder de estos dos grupos en Colombia. 201 La casa grande en In construccién de la historia de Colombia Miguel Zapata El tratar de dar una respuesta a este interrogante se relaciona con Ia produccién de la literatura de la violencia, de la aceptacién parcial de una cierta clase de ella, y con Io: que se llama en la historia colombiana el Frente Nacional, contexto sociolégico en que se produce La casa grande. En primer témino, se puede aventurar la teoria que los grupos libero- conservadores se han mantenido en el poder en contra de la opinién piiblica que los culpa de Ja violencia, en virtud de la represidn. Los campesinos y- obreros muertos en el conflicto son una gran evidencia, pero es dificil con- seguir una voz. que presente los alegatos. El asesinato del candidato presi- . ; “EL frente nacional. Reformismo y participacién.” Bogoté: Ban- ‘co de la Repablica, Biblioteca Virtual Luis Angel Arango, mayo, 2002. Mena, Lucila Inés. “Bibliografia anotada sobre ¢l ciclo de la violencia en Ja lite- ratura colombiana”, en: Latin American Research Review. 13.3, 1978, 95- 107. . “La casa grande: el fracaso de un orden social”, en: Takoma Park-Hispamérica, 2, 1972, 3-17. 205 ‘La casa grande en la construccién dela historia de Colombia ‘Miguel Zapata Mendoza, Plinio Apuleyo. “Alvaro Cepeda Samudio: Réquiem por un escritor”, en: La llama y el hielo. Cércega, Barcelona: Planeta, 1984, 195-212. 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