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260 Valentin Cortés Dominguez a la voluntad de las partes la eficacia de un documento por ellas suscrito» (STS 12 de junio de 1986), lo que, a sensu contravio, significa igualmente que por la impugnacién de la autenticidad de un documento no cabe deducir la fata de autenticidad del mismo, ni tampoco por el hecho de que el aportante no haya podido probar la autenticidad, si en el caso concreto, ademas, concurren otras circunstancias como pueden ser la inact Vidad probatoria de la contraparte o la aparente falta de consistencia de la impugnacién propuesta [STS de 12 de septiembre de 2006 (To! 993282) 5. Impugnacion de la autenticidad del documento a) Para que el documento, ptiblico o privado, pierda la eficacia que formalmen- te le concede la Ley y el Cédigo Civil, necesariamente, y en primer lugar, debe ser impugnado en cuanto a su autenticidad. Si no es impugnado, el documento puibli- co siempre ser eficaz de acuerdo con lo que se establece en el art. 3195 si se trata de un documento privado, de acuerdo con lo que se establece en el art. 326.1, se entender que es auténtico, si no es impugnado por la parte a quien perjudica. Por tanto, la Ley establece la carga de la impugnacién para conseguir que el documen- to pierda su eficacia probatoria. Sin embargo, conviene decir que determinados documentos pablicos en ningiin caso pueden ser objeto de impugnacidn, o, dicho en los términos de la Ley, en inguin caso se pueden someter al cotejo 0 comprobacion que es el mecanismo, tal como veremos a continuacién, que sirve para determinar la autenticidad del documento una vez que es impugnado. El art. 322 hace referencia a los casos de las escrituras puiblicas antiguas que carezcan de protocolo o que éste haya desapa- recido, y al de cualquier documento piblico que por su propia naturaleza carezca de original o de registro. En estos supuestos, esos documentos hacen prueba plena por si mismos, y su autenticidad no puede ser objeto de impugnacién. Sin embargo, nada impide en estos casos que se inicie un proceso penal auténomo tendente a la comprobacidn, en su caso, yen os supuestos que sea posible, de un delito de falsedad; pero no cabra la posibilidad de iniciar un incidente dentro del proceso pri cipal tendente a la impugnacin. La impugnacién de la autenticidad del documento es una carga del que se sien- ta perjudicado procesalmente por el documento presentado, pero, curiosamente, y tal como hemos visto anteriormente, la carga de la impugnacién no conlleva la carga de la prueba de la falta de autenticidad [STC 181/1987, de 13 de noviembre (Tol 148424)]. Dicho de otra manera, la impugnacién pone al aportante del docu- mento en la necesidad de llevar a cabo actos de comprobacién o actos de prueba cuyo resultado debe ser la certeza sobre la autenticidad. Asi, y en lo referente a los documentos piiblicos, el aportante del documento debe propiciar y solicitar que se hagan las comprobaciones establecidas en el art. 320, reforma 2015, que darn como resultado la certeza sobre la autenticidad o sobre la falta de autenticidad.

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