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LA EXPERIENCIA PASCUAL Congcemos bien el viscrucls, musstro viaerucis, Actual. mente ha cambiedo. Sus calles han cambindo de nombre Esto oourre actuslmente oon frecuencia en estos tempos de ‘cambios politicos. Actualmente al vacrucis st le Hama tia agella, cincer, dvoreio, guerra atémica, ser Telegade al com epto de chatarra y otras cosas semejantes, La calle so ha hecho més larga y en sus cruces se han puesto nuevos letreros. Pero sigue siendo el mismo caning que conduce fla muerte a través de mucha mises y sufrimiento. Ac- tualmente se muere en el hospital de ia misma manera que se morla antes: con unos ojos errantes a la busca de algo, 4que no encuentran ya un punto en que fijrse. Las frases 4e los mésicos —y eventualmente sus buenas palabras de- jan como antes une extrafa sensacién de vacio y lelania, ctoters. En definitiva, se le entlerra a uno. Pero exo sya 0 Te atecta, Por tanto, en defintva, a cuestiin se reduce a saber si 1 hombre es un ser al que le afecte algo la vida y la muerte Es sequro que a los que quodan vivos no les afecta, en cua to puede constatarse cempiricamente». Se ha podedo al rmucrio de la vida que hacemos. Ha dejado tras af algo que es ridiculo y extra a la ver, y alo que se hace desaparcee? répidamente —en Jo que se llama entierro— porque 10 s0 sabe que hacer con ello, mientras no haya nazis y sus suco. sores que To aprovechen para hacer jabén. Pero zqué pasa ‘con ese que ha desaparecido de era forma? «Yor quisiera permitirme poder evitar hacerme esta pregunta para los de- rs, Pero no la puede pasar por alto para mi mismo. Porque 6 que yo tengo que mori. Ys paso por alto lo que me afeeta 8 mf de manera tan ral, con ello he tomado yu una Aecisiin, Aun con la mejor voluntad en este caso noe posible el «ni siquiers ignorar™ Pero no puede ser tan claro que con I muerte «se ha scabedo todor. Porque los restos de la tragediaarviba men. cfonados, a os que lamamos vida humana, ni siquicra m4 logan a respetar de manera convincente ta sley de Ia con servacién de la energies. Porgue antes habia un melaboliso, ‘cuyas reacciones han debido de seguir ahora otros caminos, forientados con manos precisiin en otra direccln, Pero a. tes habia también otra cosa: habla un hombre con amor, fdelidad, dolor, responsabilidad, libertad y muches otras cosas. {Con qué derecho se afirma propiameate que todas estas cosas han pasado sencilamente de In reelidad a Ia ‘nada? ;Se han evaporado, se han disuetol NI siguiera cabria decir esto, ya que en In en la fctrala disporsdn y en la indeterminada —y continuamente pecesitada de determinacién, y por tanto vacia— apertura de ln existenca temporal. Ea este aspecto Ia muerte pone fin al hombre completo. Quien piensa que el tlempo «sigue urandos tras In muerte del hombre para su salma», de ‘manera que se transforma en muevo tlempo, choca con una Insuperable difcutad de pensamiento y con el perfeecions ‘lento existonclal de la verdadera defiitividad del hombre, 4que se produce con la muerte. Y qulen plensa que con la ‘muerte #se ha scabado todo, porque el tempo del hombre no continda realmente, porgue ese tlompo que tuvo un co- ‘micazo ha de tener tambien un fin, y fialmente porque un tiempo, que se sigulese prolongando hasta el infinite en un ‘acio avance hacia algo siempre distnto, que anulase cont fuamente lo pasado, proplameate seria irrelizable y resul- taria més horrible que tn inferno, ese esté tan sometido a Infljo del esquema con que imaginamos nuestra tempo- ralidad empirica, como el que piensa que el alma «conta ‘urando: En realidad on el tiempo te produce, como su fruto pro- pio y maduro, setemidads, que propiamente no es una Drolongacion subsigninte del tempo vivido, sino que prec Stmente hace desapareccr exe tiempo, wna vez que ha sido ‘da a hur de ese tempo, que tuvo su duracion para que en a Ubertad pudiese ser hecho sdefinitividad. La. eternidad ro es una forma de puro tiempo de duraclén indefinida- {mente larga, sino tna forma de la esplritualidad y Ubertad realizadas en el tempo, que por tanto sélo puede ser conce- ‘blda debidamente st se entinden esos dos conceptos. Un tiempo. que no se presente al mismo tiempo como avance de in espiriealidad y Ubertad —como ocurze en el snimal— to da luz la cteridad, Nuestra dificultad surge de que nos 118 ‘vemos obligndos a tomar de nuestro cancepto de tiempo el oncepio do a defiaiividad de la existeneis dat hombre, res- Ian en esprit y Iibertad, que supera al tiempo, y de esta forma Ia concebimos cas! Involuntariamente como un segue durando indefinidamente. De la misma forma que en la Fisica moderna al pensar tenemos que aprender & prescin- ir de la imaginacion, yen tal sentido a pensar «dermitole- zandos, y a decir: por la muerte —no tas la 58 produce —po comiozza a. producirs— la. defi Derfocta de la exisencia del hombre libremente relizada fn el tiempo. Lo que de ello vesulta es Ia valde liberada de To que en su tempo fue temporal, y que, para llegar a se, hhubo de ser espiita y libertad. Lo que nosotros lsmamot ruestra vida, 2no puede ser el corto rayo de tn devenir en libertad y responsabilidad de algo que es, y es del nitivamente porque merece la pena de ser ai, y no puede Ser hacerse eterno? {De forma que cese el devenir cuando comience el ser, sin que nosotros nos demos cuenta por hallarnos todavia en cl deven [No podemos on'verdad restrngir la realidad a aquelo ‘aya existeneia.ni quiere ni puede poner en duda la persona ids cortay supertilal. Es absolutamente clerlo que es mu cho mas amplla. Ast como existen aparatos clentiioos para ‘consatar una realidad ulterior en el campo de lo material, Sse dan también —sin necesdad de aparatos, pero no sin necesidad de una intligencia altamente desarvollads— expe ‘encias que captan una eteraldad, que no se extiende «tras» ‘aussi vide como una continuacion de su durecion text Doral, sino que se hunde en el tiempo de la Ubee response Bilidad, como en el lugar de su devenc, y se perfecciona en su plenitud al darse el tiempo fin totalmente a si mismo. (Quien ha fomedo alguna ver una decisign ica buena n vida © muerte (en amor, fideidad, sacriticio, ee.) de forma rad fal y sin mitgaciones, de suerte que de esa decision n0 re unde nada para a, sl no es In bondad aceptada de ca misma decision, ese ha experimentado ya la eteridad a In ‘que mos referimos agus. Caando posteriormente refleione dde nuevo sobre ello intente trasponer a la tora esa expe: Fleneia, tal vex Hogue a interpretaciones fale, inchiso ddudar 0 negar la evida eternas, Esto es lamentable porque 7

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