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n Escuela y poesta. ¥ qué ha- E cain y Antonio Orlando Rodriguez se proponen desmitificar el temor Y de los docentes para acerear la poe- sia a los nifios. Como ellos mismos : privilegiado en la escuela, porque “nos hace crecer espivitualmente, nos feriiza, nos mensions eomo manos, humaniza nuestros sentidos”. “El libro aborda el tratamiento del género en la es- poesia en el aula, sin “recetas”, sino con sugerencias acerea de ese encuentro entre obra y lector. Comple- menta el drea te6rica una breve antologia de refe- rentes latinoamericanos y un “ment” de libros para omendaciones de titulos y autores de m en Argentina y Latinoamérica. Escuela y poesia éY qué hago con el poema? SERGIO ANDRICAIN ANTONIO ORLANDO RopRIGUEZ Coleccion Relecturas Lugar Editorial Andtieain, Sergio Escuela y poesia: gy qué hago con el poe! y Antonio Orlando Redeiguer.~ le ed. a el Lugar Beitoria, 2009, 144 p.; 20x14 em, ISBN'878-950-692. 1, Poesia y Educacién. I. Rodeiguer, Antonio Orlando HL. Titulo cpp s7a6 Directora de Coleccion, Susana Irzcovice Idea de tapa: Detalle de un pasaje de la Biblia de Urbino, miniseura italiana del Renacimniento. 1a. ediciém: 2005 1a reimpresidn: 2009 ‘Queda prohibida la reproduecién total o parcial de este libro, en for ma idéntica o modificada y por cualquier medio 0 procedimiento, sea mecénico, informatico, de grabacisn o fotocopla, sin autorizacién de los editores. ISBN: 978-950-892-242-7 © 2005 Lugar Editorial S. A, ISBN edicion comercial (original): 950-892-148-X ©2008 Lugar Editorial S.A, Castro Barios ‘Tel/Fax: 9921-5174 e-mail: lugared@elsitio.net ‘Queda hecho el depdsito que marea la ley 11.723, Impreso en la Argentina ~ Printed in Argentina Propuestas pr diferentes motivos la poesia es un espacio poco explorado en el Ambito escolar. En este volumen, Sergio Andricain y Antonio Orlando Rodriguez intentan revalorizar el acercamiento de este género al mundo in- fantil, desprovisto de elementos pragmiticos y utilitarios. Conoci a los autores en noviembre de 1988 en La Ha- bana, Cuba, en el “Coloquio Internacional de Litertura Infantil”. La relacién profesional continu en 1989 tam- bién en Cuba y en afios subsiguientes cuando ya Andri- cain y Rodriguez estaban trabajando en Costa Rica, co- mo asesores del Programa Nacional de Lectura Un [i- bro, un amigo, del Ministerio de Cultura de ese pais, que les proponia la investigacién y 1a praxis de la promocién de la lectura. Fueron asimismo coordinadores y profeso- res del Taller Modular Centroamericano de Promocién de la Lectura y autores del proyecto de la coleccién Bi- blioteca del Promotor de Lectura desarrollado por Ia UNESCO. La seriedad de sus trabajos y de sus investi- gaciones les permitieron ampliar el campo, experimen- tar y producir una serie de libros que muestran solidez en la formacién y en la creatividad individual. En Eseuela y poesta. 2¥ qué hago con el poema?, pro- ponen des: r el temor de los docentes para acer- car la poesia a los nifios. Como ellos mismos afirman: “Por jo general buenos poemas, la verdadera poesia no ensefian nada en el sentido tradicional y estrecho que otorgamos al término “ensenar’, ya que no tienen como fin transmitir normas morales ni conocimientos. .-La poesia sélo tondr sentido en la escuela cuando el aeercamiento a olla esté desprovisto de ese carcter préctico que por lo general tratamos de imponerle. La presencia de la poesia en ese espacio adquirira su ver- dadero sentido cuando leamos versos por gusto, sin es- perar nada como recompensa, sin esperar que, después de leer unos versos, nuestros alum: ean mas sabios © ms buenos, sino mas plenos como seres humanos”. Para Andricain y Rodriguez, la poesia en la escuela de- be tener un espacio privilegiado, porque “nos hace erecer es- piritualmente,nos fertilizs, nos dimensiona como seres hu- manos, humaniza nuestros sentidos. Porque a través de la poesfa nos llega, decantada, trasvasada a un recipiente construido con palabras, la experiencia de otros individuos, sus emociones, sensaciones, anhelos y frustraciones.” E] libro aborda el tratamiento del género en la escue- lay los caminos alternativos tanto en la tradicién oral como en los textos de autor, sus distintas formas de me- diatizarlo en el aula, sin recetas, sino con sugerencias acerca de ese encuentro entre obra y lector; una antolo- gia sucinta de referentes latinoamericanos y un meni de libros para nifios, con recomendaciones de titulos y autores de cireulacién en Argentina y Latinoamérica Publicado por primera vez. en Colombia en 1997 por la Cooperativa Editorial Magisterio, este ensayo ha sido ampliado y actualizado para la coleccién “Relecturas” de Lugar Hditorial. Representa un aporte esencial para comprender la naturaleza de la poesia como un ejercicio dela libertad, Como directora de esta Coleceién y de acuerdo con los autores, vaya este libro en homenaje a mi hija Ana Paula Roldsn, quien colaboré en su supervisién final, y que si bien ha dejado de estar fisicamente entre noso- tros, pervive en nuestra memoria Susana Irzcovicr Introduccién FE it le patnen relocones aeorea de Ia poesia y de la importancia de su insercién en el Ambito escolar: Incluye ademés, una tipologia de la poe- sia infantil y algunas sugerencias para estimular la re- lacién estudiante-poesfa. A manera de apéndices, apare- cen una breve antologia de versos de escritores de Amé- rica Latina y un “ment” de libros de poesia para nifios. Para la elaboracién del texto, se utilizaron como base las ponencias que presentamos los autores en el III Colo- quio Internacional de la Promocién de la Lectura y el Li- bro Infantil, efectuado en Caracas, Venezuela, en 1994, y en el IX Seminario de Literatura Infantil, realizado en ‘Medellin, Colombia, en 1996; también articulos nuestros aparecidos en revistas especializadas como Bookbird y Hojas de lectura. La experiencia acumulada durante se- minarios y talleres impartidos en Cuba, Costa Rica, E] Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Puerto Rigo, Ecuador, Venezuela y Colombia, y el enriquecedor didlo- go sostenido en esos espacios con educadores y creadores literarios de dichos paises, también resultaron de gran valor para la concepeién de esta obra. Aunque en el libro se citan, a manera de ejemplos, poemas éle autores de diversos pafses latinoamericanos, de que hay un marcado énfasis en la produccién literaria cubana. Esto se debe a nuestro seo de difundir creaciones excelentes y de escasa cir- Las sugerencias y observaciones que nos hicieron las especialistas colombianas Yolanda Reyes, de “Espantaps jaros Taller”, y Beatriz Helena Robledo, de “Taller de Tal res”, fueron de gran valor. Para ellas, primeras lectoras de la obra y excolentes amigas, nuestro agradecimiento, ‘SERGIO ANDRICAIN ANTONIO ORLANDO RopriauEz OA REDD Andrei, “Poesia: estar despiertas al mundo’. Ei Cuando hablo de poesia no estoy pe ido en un género, Le poesia es un estar despiertos al mundo, n ta realidad, Apret Tarkovsict! veneve-marz 1996, pp. 24-30 a He En torno a la poesia, los nifios y la escuela Se me ha pedido que hable a ustedes sobre ‘algo que anda por aki considerado como una especie de misterioso don que poseen algunos elegidos y que, por lo general, se considera tanto més valioso ‘euanto menos personas lo comprendan. Me temo mucho que lo que yo entiendo por poesia se aparte bastante de esa concepcisn de ella. ‘Murra Aguirre? inclo dominado por el conformismo, la prisa y lad, fiel al culto de la apariencia 1 de los signos exter fomentada y eultivada en formas adecuadas desde las primeras fases de la edad iniciacidn en Los valores, enérgico reclamo nto y la afectividad, ruptura de esquemas ’ 1, exaltacion de la espontaneidad y de la originalidad creativa, superacién de la uniformidad y los estereoti diocridad, la trivialidad y el uacio de ideales, invitacion al rechazo i quindad, exigencia para elevarse ‘més critica y menos prosaica de la realidad, AncEto Noss® 10 Serato Andricain, Antonio O. Rodriguez 1. Poesia y pragmatismo Si hubiera que mencionar los mas acusados rasgos del ser humano en este comienzo de milenio, habria que incluir entre ellos, sin duda alguna, el pragmatismo, Bi alguna medida, todos somos pragmaticos, en una u otra esfera de nuestra vida. Y somos pragméticos por natu- raleza, condicionados por un medio que cada vez tiende més a exigir una justificacién para todo, que nos exhor- ta a no entregar nada de nosotros sin la certeza de que recibiremos, en trueque, un pago por ese acto de entre- ga. Somos pragindticos incluso sin haber escuchado ha- blar nunca del fil6sofo estadounidense William James, padre del pragmatismo, quien afirmaba que el tinico cri- terio valido para juzgar la verdad de cualquier doctrina cientifica, moral, filos6fica o religiosa es la constatacién de sus efectos practicos. Doy, generalmente, con la certeza de que recibiré; es- pero algo porque algo he entregado a cambio. Nuestras relaciones se fundamentan en ese consuetudinario “to- ma y daca”, Siembro un Arbol en el parque porque el edificio donde vivo queda enfrente y espero, algtin dia, beneficiarme con su presencia. Perv es dificil, aunque no imposible, encontrar quien plante un 4rbol por gusto, por el simple hecho de hacerlo, incluso sabiendo que tal vez nunca disfrute de su sombra ni vea sus frutos, como podria hacerlo Gelsomina, la protagonista de aquella pelicula de Fellini titulada La strada. Incluso ahora, en este mismo instante, muchas de las, personas que lean este libro estaran diciéndose, para lentros, con gran sentido practico: “Pero, no es de poesia de lo que trata este libro? Qué esperan sus au- tores para dejar de lado esas especulaciones sobre el ca- racter pragmatico de nuestras relaciones humanas y so- ciales y acabar de entrar en materia’ BscueLa ¥ Possia_ u Pues bien, esa actitud pragmatica mediatiza, en al- guna medida, el vinculo entre la poesia y la escuela. Poesia, {para qué? ‘Un euento 0 una novela nos introducen en mundos imaginarios, sus tramas nos permiten conocer persona- jes y conflictos tangibles, logran hacernos creer que lo que cuentan es cierto, leemos para procurarnos diver- sidn, terror, emociones, para ser testigos de aconteci- mientos, para vivir vidas diferentes, para abstraernos de una realidad 0 transportarnos a otra. Un libro documental nos pone frente a datos curiosos sobre el origen de la Tierra, la desaparicién de los dino- saurios, la reproduccién de las flores o el funcionamien- to de los aviones. ‘Un periédico nos permite acceder al acontencer na- cional ¢ internacional, nos orienta, nos informa Pero, frente a todas esas lecturas de carécter en ma- yor 0 menor medida~ préctico, qué nos brinda la poe- ‘fa? gPor qué leerles versos a los niftos que se relacionan n nosotros? Dicho de un modo myy simplista: la na- rrativa de ficcién nos procura placer y entretenimiento, Jos libros documentales nos entregan conocimiento, los periddicos nos informan. Pero la poesia, {qué nos ofrece a cambio del esfuerzo de leerla? ;Vale la pena el empe- fo de actuar como mediadores entre los nitios y ella? {Para qué sirve ese género, tal vex el menos pragmatico de la literatura? Digamoslo claramente: la verdadera poesia no sirve pa- ra nada. No ensefia nada. No tiene morales. No se escribe con un fin moralizante, diddctico ni pedagégico. Por su- puesto que abundan versos coneebidos con tales fines, pe- 12 Serato Andrioain, Antonio O. Rod ro no es a es¢ tipo de produccién textual a la que nos refe- riremos cuando hablemos de poesia, sino a una auténtica ereaciéa literaria, no lastrada por fines utilitarios. A crea- ciones como ésta del autor cubano Francisco Oraé: La PuBRTA, La puerta se abre y se cierra. (Hay un mundo mas alla.) El cielo se abre y se cierra (Se va el sol; Ja noche esté.) El mundo se abre y se cierra. (@Quién viene? Ay, equién se va) Francisco pz Oras Si nos atenemos a los patrones de valor propios del pragmatismo nuestro de cada dia, esa poesia no enseiia nada, no nos hace ganar nada en el sentido més estric- to e inmediato de los verbos “ensediar” o “ganar”, o tal vez reporta mucho, pero ese mucho es eon frecuencia in- tangible, casi invisible para la gran mayoria: una sonri- sa, un leve sentimiento de nostalgia o de melancolia, el paladeo de los sonidos de una lengua, 4 Oras, Francisco de, Mundo monto, La Habana, Editorial Gente Nueva, 1989, ee Escurta ¥ Poesia _ 13 2Qué puerta es ésa a la que ée refiere ol poeta en sus versos, que se abre y se cierra para dar paso al dia y ala noche, a los que llegan y a los que se marchan? Esa puer- ta, ces el tiempo? {Es un abrir y cerrar puertas el ciclo de la existencia humana, el eterno ciclo de la vida y de la muerte? Imposible arribar a una interpretacién unica, y ‘hi radica su mayor calidad: en el mimero de sugestiones ‘que es capaz de prodigar, en su polisemia. “Un poema es como un ser dormido”, afirma el ensayista francés Geor- ges Jean, y atade: “Cada lectura lo despierta y, en cada caso, lo hace de una manera diferente”5 Fl ctimulo deimpresiones, de preguntas, de sensacio- nes y conceptos que suscita la lectura de esos versos, es todo lo que entrega el poema como pago por el esfuerzo de leerlo, Ese poema nos da, en trueque, en pago por ha- berlo leido, algo inasible, dificil de explicar, inapresable, algo muy poco practico en la medida que no ensefia na- itamente, pues sélo inquieta, sugiere, nos in- tranquiliza con relacion a nuestro estado en el instante anterior a la lectura. Ese alge es mucho o poco, segin se mire, segiin la sensibilidad y la razén de eada cual. Es poco para quien espero, como conclusién inmedia- ta de la lectura de un poema, un resultado que se pueda medir; la adquisicién de un conocimiento, Ia formacién de determinado valor, la modificacién de una actitud. Es mucho para quien sabe que el contacto frecuente y natural con la liriea humaniza los sentidos del nifio, enriquece sus posibilidades expresivas, propicia un go- ce fundamentado en la apreciacién de lo estético, invita a pensar. Cosas estas, todas, que no se visualizan de un dia para otro, sino que se van sedimentando en el nifio; cosas, evidentemente, poco préctieas, pero fundamenta- les para apoyar su maduracién intelectual y afectiva, el 5, Sean, Georges Las senderos de a imuainacidn infant, léxico, DF, Fon. do de Cultura Beanémica, Breviaries, 990, p. 1Di 4 Sergio Andricain, Antonio O. Rodriguez crecimiento de eso que Namamos “espsritu”. Por lo general, Jos buenos poemas, la verdadera poe- sia, no ensefian nada en el sentido tradicional y estre- cho que otorgamos al término “ensenar”, ya que no tie~ nen como fin transmitir normas morales ni conocimien- tos. Pero, como escribis con sabidurfa la argentina Fry- da Schultz de Mantovani: “Una majiana de sol, genseiia otra cosa que a estar contento?”> | Para acereamos a ta auléntica poesfa hay que aban- } donar un poco el pragmatismo con que, casi siempre, {| nos aproximamos a otros géneros literarios, Uno nunca sabe con certeza qué va a obtener a cambio cuando lee unos verses, ni siquiera tione Ia seguridad de que se produciré el consabido trueque. La poesia sélo tendra Eontido en la escuela cuando el acereamiento a ella esté [desprovisto de ese caracter practico que por lo general /ratamos de imponerle. La presencia de la poesia en ese | espacio adquiriré su verdadero sentido cuando leamos versos por gusto, sin esperar nada como recompensa, sin esperar que, después de leer unos versos, nuestros alumnos sean mas sabios 0 mas buenos, sino mas plenos como seres humanos. : I Leer un poema en la clase debe ser, entonces, un acto || equivalente a sembrar un drbol no precisamente en el parque que queda frente a nuestro edificio, sino un sitio '\ al que quizas nunea volvamos a ir. La poesia se debe leer sin esperar a cambio una ganancia practica inmediata. ‘Desconfiemos de los poemas que se eseriben para ense- far a los nifios que bafiarse todos los dias es muy impor- tante o que hay que cederle el asiento a las personas an- cianas cuando viajamos en el metro. Para transmitir Escuria yFORSIA e 15 esas normas de aseo 0 de convivencia social hay otros medios mas eficaces; la poesia es un discurso de indole més noble y elevada, ella existe para algo més importan- te; existe para amar nuestra atencién sobre miles de pequefos detalles del mundo objetivo que nos rodea y de nuestro mundo subjetivo e interior, El autor cubano Félix Pita Rodriguez ratificaba esa naturaleza del discurso Iirieo al afirmar que Le poesia es un silencio 2. Utilidad de la poesia En el prologo de su libro Por los extranos pueblos, pu- blicado en 1958, eI poeta cubano Eliseo Diego escribié unas palabras a las que habra que regresar, una y otra vez, ‘cuando intentemos explicar la necesidad de la poesfa: AY para qué sirve un libro de poemas?, preguntaran ahora, obedientes, mis hijos. Servird para atender, les responderta, Maestros mayores les dirdn, en pa | | Tabras més nobles 0 més bellas, qué es la poesta bsteles entretanto si les ensefto que, para mit, es el acto de atender en toda su pureza. Sirvan entonces ayudarnos @ atender como nos ocd carifio® “B] acto de atender en toda su pureza”, eso es, para el gran escritor, la poesia. He ahf su razén de existir: ayudarnos a atonder, a entender, a observar, a ver lo que, en ocasiones, la prisa o la indiferencia no nos per- 16 Sergio Andricain. Antonio 0. Rodriquez miten vislumbrar, Para eso existe la poes darn para ayu- a descubrir el mundo, a aprehenderlo y explicér- noslo. Pocas cosas hay en la vida, entonces, tan impor- tantes ¢ insoslayables como la poesia. Eliseo Diego publicé en 1987 un libro de versos para nifios titulado Sonar despierto, en el que, casi treinta afios después de la definicién antes citada, reafirma lo esencial de su concepto sobre la funcién de la poesia en la vida del ser humano. En el poema Si miras bien, in- cluido en esa obra, leemos En el patio de tierra que hay al fondo de tu casa, el que tiene roto el muro, con su estangue redondo de quiotas aguas, no muy honda, y aguel danco de hierro antiguo y duro, Entre las hojas de las matas de guayabas y mangos, tan oscuras, mo esti ocultas todas las criaturas salvajes y bandidos y piratas 1y las mds ineretbles aventuras? No es preciso ir muy lejos ‘para tener con uno el vasto mundo, ‘Si miras bien, en un segundo acudiré al estanque, a sus reflejos, el abismo esirellado, el muy profundo? El universo, “el vasto mundo”, suma de realidades y fantasfas, est siempre a un paso de nosotros, cerea de auestras manos, pero es necesaria la presencia mediadora de la poesia para que su existencia se revele ante nuestros 9j08, para que su apropiacién enriquecedora sea posible. La poesia es una forma de ver més alld de lo que se encuen- tra al alcance de nuestra vista: es un medio de desentra- 8, Diego, Letras Cubanas, 1988, ». 81 Escuria ¥ poEsta be ar la esencia de Tos fenémenos, su traseendencia, ‘Si nos preguntaran, entonces, qué lugar corresponde j) ala poesia en la escuela, contestariamos: un espacio pri- vilegiado. Si estamos de acuerdo en que la funcién d i las instituciones pedagogicas trasciende la mera ense Banza de los seoretos de las letras y de los ntimeros, ¥ que debe incidir de manera efectiva en la formacion del individu, en su educacién, la importancia de la poesia en esa misién no es desdefable. Educar “es preparar al hombre para la vida’, afirmaba el cubano José Marti.1° isa deberfa ser la raz6n de ser de toda escuela: entre gar a quienes recién se asoman a Ia existencia, cono mientos, conceptos y sentimientos que les permitieran insertarse, de forma arménica y util, en la vida. La poe- sia, entre todas las artes, es una de las que de manera mas ofectiva puede contribuir a aleanzar ese objetivo. La poesia nos hace crecer espiritualmente, nos fertiliza, nos dimensiona como seres humanos, bumaniza nues- tros sentic Porque a través de la poesia nos llega, de- cantada, trasvasada a un recipiente construido con pa- labras, la experiencia de otros individuos, sus emocio- nes, sensaciones, anhelos y frustraciones. Porque no basta con que el niiio disponga de sus sen- tidos; si nadie se ha ocupado de aguzarlos, de entrenar los para percibir Ia riqueza del entorno en el que se ha- la inmerso, zpod¥ su dueiio Sacarles ol maximo prove- cho? Bl nifio a quien nadie ha ensenado a escuchar el canto de un pajaro, {llegara por si solo a descubrir toda la belleza que encierra ese prodigio de la naturaleza? La poesfa puede conducirnos al encuentro de lo maravillo- so cotidiano y despertarnos a la admiracidn y al disfru- te. Un poema puede revelar lo inadvertido, puede invi- 8, Diego, Elis, Sonar despiaro; a Hi A. 88 (oo. Siari, Joss, teria poagegio, Ud Hlabane, Ministerio de Bivcecin, N98. p18 d 1 Baitorial Gente Nucws, 1988, Sergio Andricain, Antonio Q. Rodriguez tar a los sentides a apropiarse de ese fragmento de la realidad. Veamos, a manera de ejemplo, otra invitacion a atender lanzada por Eliseo Diego, proveniente de su li- bro para adultos Los dfas de tu vida (1977). EN Lo ato Un pajaro en lo alto, en. lo mas fino del érbot més alto, un tomeguin nervioso, breve, tan liviano como wn soplo de luz, estdé cantando su propia levedad, Ia maravilia de su ineretble ser su pura vida miniiseula, perfecta, iluminadait Después de conocer esos versos y de que hayan pasa- do a ser parte de cada uno de nosotros, ya no podremos ver y escuchar del mismo modo los tomeguines que, por abundantes y familiares, hemos dejado de atender. Por- que el poeta nos ha alertado sobre su condicién excepeio- nal, sobre su naturaleza “tan liviana como un soplo de luz’, sobre “la maravilla incretble de su sex” y sobre la suerte que tenemos de ser testigos de tamaiio milagro. 3. Tergiversaciones acerca de la poesia Gpeciaopaes adem ban nee chos nitios, adolescentes y jéveneS cuando se les habla de 11. Diego, Eliseo, Poesia, La Habana, Bditorial Letras Cabanas, 19 386, Ns \ | EScusia ¥ POESiA : 19 Ja poesia? {Cuél es el origen de esas expresiones de burla 0 de superioridad que transmiten sus rostros cuando se les pregunta si les agrada la lectura de poemas? Posiblemen- te, esas actitudes sean resultado de una tergiversacién s0- cial del sentido de ta poesia. De apreciaciones equivocas que han conocido en el hogar y en los espacios sociales en que interacttian con otros nifios, jévenes y adultos. Deten- ‘gimonos en. algunas de ellas: a) Con mucha frecuencia, se asocia la poesia, y en particular la figura del poeta, del autor lirico, con un in- Gividuo de exaltado romanticismo, desasido de la reali- Gad, con los pies en las nubes, hiperestésico, un poco lo- co, B] vinculo_poesia-locura est profandamente arrai- gado en el imaginario social; una constatacién de esa asociacién de conceptos la tenemos en el rofran “De poe- tas y de locos, todos tenemos un poco”. A ese poeta este- reotipado, on el mejor de los casos, se Je mira eon bene= ‘Volencia; en el peor, con un velado 0 explicito desprecio. No creemos necesario comentar que la.poesfa y el poeta son algo mucho mas complejo que es¢ clisé acuiiade de generaci6n en generacién. El verdaderé poeta posee una sensibilidad ¢ inteligencia especiales que le permiten ver més alla de la realidad aparente, captando la esen- cia del acontecer y su ritmo interno. De las palabras se sirve para compartir esta singular visién de las cosas y Jos fenémenos que observa (incluyendo su propia Subje- tividad), con ellas crea esas imagenes y cadencias musi- cales que aprecia en si mismo y en lo que le redea. b) El extrafiamiento con relacién a la poesia también esta vineulado con un rasgo muy acentuado en las socie- dades actuales, y en especial en las de los paises tercer- mundistas; el machismo. Para nadie es un secreto que los representantes de sectores sociales de muy diversos ingresos econémicos coinciden en sefialar que Ja lirica es cosa de mujeres. Asociar la ereacién y el gusto por la 20 7 Sergio Andricatn, Antonio O. Rodriguez lectura de la poesia al género femenino, burlarse asegu- rando que es “cosa de mujeres y de afeminados” es otro elemento que incide sobre la relacién niitos-poesfa, lo cual tampoco podemos desconocer. No vale la pena gas tar palabras para refutar estas ideas. La poesia carece de género; pero, sin duda, es el género més exigente, pues con mucha frecuencia exige de sus lectores una in- teligencia y una sensibilidad que ~al margen de la iden- tidad sexual no todos poseen. c) Por otra parte, el modo en que se inserta la litera- tura en la escuela poco contribuye a ampliar la visién de nifios y j6venes acerca del fenémeno poético, Blestudio | y la lectura obligatorias de poetas de indiscutible valor bistérico, pero ajenos a las inquietudes y la sensibilidad de las generaciones actuales; acti Como elemento dis- tanciador entre la poesia y los mas jévenes. Falta espa- cio, en los programas educativos, para sensibilizar-a los alumnos con tendencias poéticas contempordneas més cercanas a su modo de ver y sentif el mundo. Y aqui ca- be formularse, una vez mas, una pregunta clave relacio- nada con la presencia de la literatura en la escuela: {gual debe ser el objetivo de una clase de literatura: pre- sentar a los estudiantes los mas altos ejemplos de los distintos movisientos en la historia de la literatura 0 contribuir a que se familiaricen con la literatura y le- guen a amarla? Porque a través de la enseflanza de la historia de las letras nacionales y universales —llenas de ejemplos de gran mérito artistico, pero muchas veces distantes del gusto de los intereses de los estudiantes, ser muy dificil que se establezca un lazo afectivo, e trecho y perdurable, entre los mas jévenes y Ia literat ra. Con esto queremos decir que la imagen de la poesia que reciben los estudiantes en la eseuela no es muy se- ductora para ellos y, por ende, acentiia el distanciamien- to fomentado por el entorno social y cultural al que ha- | ciamos alusién anteriormente. La practica pedagégica y \ la actitud de los profesores, formados en su mayor par- teen ese mismo contexto, no contribuye a la ruptura de ese preocupante circulo vicioso. 4d) Otra tergiversacién relacionada con la poesia es la afirmacién de que es cosa de artistas, de intelectuales, patrimonio exclusivo de un sector social muy delimita- Co. Quienes manifiestan esta idea olvidan los origenes populares de la poesfa., Desconocen que poesia son las adivinanzas y los trabalenguas con que ellos mismos ju: gaban cuando nitios, las coplas pieareseas con las que muchas veces se han divertido; todo ese patrimonio fol- clérico, al que hay que afiadir los villancicos, las cancio- nes de cuna, las rondas y otras manifestaciones de la tradicién lirica oral, son poesia, Del mismo modo que lo son, en nuestra contemporaneidad, muchos de los inge~ niosos grafitis que nos gritan sus mensajes desde los muros y paredes de las ciudades (“La luna es tranquila y clara, y ni siquiera sabe que es Ja luna”?2) o las letras de las canciones de Los Aterciopelados que escuchamos en la radio y la televisién: “Florecita rockera, ti te lo buscaste...” B] mito de que la poesia es oscura, ininteligible, tinica- mente al alcance de ciertas elites culturales es una tergi- versavién mas de su naturaleza y de su funcidn, ‘Todos los eres humanos podemos acceder a los territorios poéticos, ‘s6lo se necesita tun entrenamiento de la sensibilidad y la inteligencia en los lenguajes de la poesia, El acereamiento inicial debe realizarse desde las primeras etapas de la vi- da, en la infaneia, etapa postica por excelencia. e) Podriamos comentar otros muchos conceptos erra- dos que se manejan con relacién a la poesia. Limitémo- nos a uno més, de especial relevancia. Hs el hecho de ver la poesia como un gran bloque macizo, sin matices ni es- 12, Citado ea Bsa maldite pored, entologia de grafitis de Patricio Fa Quito, FundaPaturo Bata 195, 9.42, 22 Sergio Andricain, Antonio O. Rodriguez pecificidades. Expliquemos mejor esta idea. A nadie se le ocurriria decir: “No me gusta el cuento, no me gusta Ja novela”. Porque hay euentos y cuentos y novelas y no- velas; cuentistas y cuentistas y novelistas y novelistas. Puede que nos guste Horacio Quiroga pero nos ecanten Julio Cortézar 0 Augusto Monterroso; que no nos entu- siasmen Nélida Pifién 0 Augusto Roa Bastos, pero que nos fascine Gabriel Garcia Marquez. O vicoversa... Pero con la poesia, si sucle ocurrir que se diga: “Me gusta 0 no me gusta”. Como si lo que escribieron José Asuncién. Silva, Pablo Neruda, Nicolas Guillén, Jorge Luis Borges y Nicanor Parra careciera de rasgos ¢ intenciones muy diversas, como si todo pudiera unificarse. O, por poner ejemplos de Ia literatura infantil, como si pudieran me- terse “en un mismo saco” un poema tocado por la ternu- ra paternal de José Marti y uno humoristico.y desenfa- dado de la argentina Maria Elena Walsh. Mi cal 0 Por las mananas ‘mi pequenuelo me despertaba con un gran beso. Puesto a horcajadas sobre mi pecho, bridas forjaba con mis cabellos Ebrio él de goz0, de goo yo ebrio, me espoleaba ‘mi caballero: 1Qué suave espuela sus dos pies frescos! iComo rete mi jinetuelo! ¥ yo besaba sus pies pequetios, Escusta ¥ PoEsia 23 idos pies que caben en solo un beso! José Marri? UNA NENA Hoabia una nenita en Tacuart que solamente hablaba con la i. iQué papel6n, un dia, delante de su en lugar de ‘papa, dijo “pips”! ‘Maria Buena Warsi Ambos poemas nos hablan de nifios, pero, ;eémo lo hacen?, ,qué propésitos persiguen?, {qué recursos com- posicionales emplean sus autores?, y lo mas importan- te: gqué reacciones despierta su lectura en nosotros? Reacciones encontradas que, de algtin modo, se interre- lacionan y complementan por suscitar emociones y sen- saciones diferentes. El punto de convergencia en estos ejemplos es la calidad. ;Tiene sentido, entonces, hablar de gusto o disgusto por la poosia, oes més exacto hablar | de afinidad o rechazo hacia ol estilo, la sensibilidud y los) temas de determinados poetas? Estos equivoeos y preconceptos, estas distorsiones de las que todos somos partfeipes, hacen compleja nuestra labor como mediadores entre los nifos y jévenes y la poesia, Se impone, pues, una reflexién personal muy: sincera acerca de nuestra relacién individual con la poe- sia como género literario, {Gustamos de ella? {Hemos intentado aproximarnos 18, Marti, Jase, Poesia completo. Tomo 1, La Habana, Bditorial Letras Cuba sna, El rina del revér, Baenos Aires, Aiton ina, 1986, p. 24. Reeditade por Bmecé, Plansia 7 actuslment 2000. STEN ATE CIMT 24 Sergio Andricain, Antonio O. Rodriquez a este género, explorarlo en sus muy diversas tenden- cias, 0 sentimos por él un rechazo visceral y sin funda- mento? {Hacemos extensivo el disgusto por el estilo y la obra de determinado poeta, quizés de siglos pasados, a toda la poesia como género? {Estamos preparados para actuar como puentes entre los nifios y la poesia? Y mas que preparados, Zestamos convencidos de la convenien- cia de ese acereamiento? {Es posible entusiasmar a los nifios por un tipo de lectura que no nos entusiasma a nosotros o que no hemos frecuentado lo suficiente para poder saber si nas complace realmente 0 no? Como se puede apreciar, el asunto es mas complejo de lo que a primera vista parece... Caminos de la poesia Asi como cada hombre trae su fisonoméa, cada inspiracién trae su lengwaje. José Marri> a expresion postica puede transitar por milti- ples caminos: desde las composiciones donde lo fundamental es el juego sildbieo hasta las de intencién anecdétiea o narrativa; desde las expresiones que pro- 1en del folclore hasta los poemas de autor de gran que exigen del lector un grado mayor de abstraccién y un entrenamiento para apropiarse de las, asociaciones que proponen sus imdgenes. Hay distintos temas, distintas formas, capaces de sa- tisfacer las expectativas y las necesidades de distintos nifios, de distintas edades, de distintos temperamentos y distintos contextos socioculturales. E] éxito de la labor del mediador adulto radica justamente en ese rastreo, dentro de las multiples posibilidades que ofrece la poe- sia, para hallar el poema que puede deslumbrar a cada nifio en particular, . Hagamos un breve recuento de algunos de estos sen- deros a través de los cuales nos llega la poesia, Para comenzar, escindamos la poesia para nifios en dos grandes parcelas: 1. La poesia de tradicién oral 0 folelorica. 2. La poesia de autor. ysos lives, on Poesia completa, Tomo I, La Hae Tatras Cobanas, 1956, 9.57. 26 Sergio Andricain, Antonio O. Rodriguez 1. La poesia de tradicién oral Mistral afirmaba que el “Folclore, Jore, todo el que se pueda, que serd el que se quiera”.!5 La primera poesia con la que entra en contac- to el nifo es la que proviene del legado folelérico de su pais, de la tradicién oral, Con Ia poesia nos relacionamos, incluso, antes de aso- marnos a la vida: cuando, todavia en el interior del vien- tre materno, sentimos las vibraciones de la voz de mues- tra madre entonando una cancién de cuna 0 un arrullo. El encuentro primigenio con la poesia se produce a través de la relacién madre-hijo. Son las nanas con que la madre duerme a su criatura o que le susurra para ha- cerle sentir su carifo: Este nifo lindo ‘que nacié de déa quiere que lo Leven ala duleerta. Este nifio feo que nacié de noche quiere que lo leven a pasear en coche. {Entiende el bebé el significado de estas palabras? Por supuesto que no; sin embargo, siente la musica que encierran, el ritmo y la ternura inmensa de que son por- tadoras. Pocas veces la poesfa tendré tanta capacidad de comunicacién como en esta experiencia profunda- mente afectiva. on: Post fantil, Santiago de Chie, heer EScugiay poesia 27 Al respecto, ha escrito la autora argentina Elsa Bor- nemann: Las ondas sonoras de la voz materna, a través de las cuales se transmiten las nanas, legan a tos ofdos infantiles con fos primeros versos ya sea para inducirlos al suefo, para aliviarles al- gtin dolor, como acompaiiainiento de algdn sim- ple juego de balanceo 0 simplemente para ale- grarlos con sus breves rimas a menudo despro- vistas de sentido, en alas de una melodia gracio- samente monétona. Los ofdos infantes las reci- ben con placer; fascinados por ios sonidos, indu- dablemente mucho mais halagados que su enten- dimiento27 Luego vendrén los primeros juegos y con ellos el re- conocimiento del cuerpo como fuente de sentidos, como puerta de acceso a la plenitud del universo: Este perdié las Uaves, éste las encontré, ste abris yel picaro gordo se lo comié, En su primera infancia, la poesia es todavia algo fa- miliar, inherente al mundo del nifio. Vive la poesia cuando juega: La naranja se pasea dela sala al comedor. No me pinches con cuchillo Pin-cha-me con te-ne-dor. 17. Borneman, Elsa, Pesta infantil. Bstutio y anolagie, Buenos Aires, Bd torial Latina, 1980, p. 16. 28, Sergio Andricain, Antonio O. Rodriquez Vive la poesfa cuando canta una ronda: |) Estaba la pajara pinta sentada en el verde limén. Gon el pico recoge la rama, con la rama recoge la flor Con las rondas, Ja poesia se transformaré en expre- sién de los primeros sentimientos de solidaridad, de in- terrelacién arménica con los demas nitios. En las ron- das, las palabras se vinculan con la miisica y el movi- miento para acompaiiar los juegos donde el nifio se pre~ para para insertarse en el complicado ~y a veces cues- tionable~ mundo de los roles adultos. Arroz con leche me quiero casar con una viudita de la capital. Que sepa coser, que sepa borda, que ponga la mesa en su santo lugar. Contigo si, contigo no, con esta nittita me caso 90. Vive la poesia cuando se divierte con una adivinanza gue le fomulan los padres: Alto alto como un pino, [pesa menos que un camino, (EL humo”, contesta gozoso. Y, sin percatarnos, es- tamos introduciéndolo no e6lo en el conocimiento de dis- tintas esferas de los fenémenos de la naturaleza, sino también en el universo del lenguaje tropolégico Las adivinanzas se relacionan con un aspecto esen- cial de la naturaleza humana: Ta curiosidad. Son un re- to al desciframiento, un desafio'a la intéligencia. Y son, con frecuencia, metaforas, puras, perfectas por su senci: lez eingenio: Dos nifias asomaditas cada una a su ventana, lo ven y lo cuentan todo sin decir una palabra. (Los gjos) Flores de plata, Frutas de oro, (El naranjo) Una cajita chiquita blanca camo la cal todos la saben abr nadie la sabe eerrar. (Et huevo) Soy un viejecita muy mal oliente, tengo la cabeza, Mena de dientes. (El ajo) Vive la poesia cuando intenta repetir un sonoro traba- Jenguas: Enel monte hay una cobra ética, pelética, pelimpimpética, peluda, pelimpimpuda. Ticne siete hijos éticos, peléticos, pelimpimpéticos, “enema ram 30. Sergio Andricain, Antonio O. Rodriguez peludos, pelimpimpudes. Si la cabra no fuera ética, pelétiea, pelimpimpética, peluda, pelimpimpuda, siete hijos éticos, peléticos, peludos, pelimpimpudos. Los trabalenguas le revelan al nifio las posibi ‘ida- des hidicas insospechadas que tienen los vocablos, son composiciones poétieas sonoras, a veces incohe- rentes, siempre enrevesadas, donde el juego silabico y el desafio a las dificultades de pronunciacién son lo fundamental. Doha Diriga, Dériga, Dériga, trompa pitériga, sne unos guantes de pellejo de 2driga, ztriga, 26riga, trompa pitdriga. No desdefiemos estas formas poéticas. Apreciémos- Jas en todo su valor, que es inmenso, Para los nifios, el trabalenguas es un juego, sf, pero un juego muy serio, como todo juego que pone en tensién sus capacidades. Como afirma la eseritora chilena Marfa de la Luz Uri- be: ‘Dominar la palabra es para el nifio dominar el mundo y dominarse a si mismo. (...) Cuando un niio comienza a jugar con las palabras por cuenta propia gozando con los sonidos, las silabas, las onomatopeyas disparatadas, ha encontrado el camino de su propia i- bertac Si tu gusto gustara el gusto que gusta mi gusto 18. Une, Marin de la Luz, "La magia de las palabras”, en: Revista CLI, Bar clon, febrero de ESCUELA ¥ possia 31 ‘mi gusto gustaria del gusto que gusta tu gusto, Pero como tu gusto no gusta del gusto que gusta mi gusto, mi gusto no gusta del gusto que gusta tu gusto. Un inventario de las expresiones liricas de la tradi- cién oral no puede excluir las retahilas: sintesis por ex- celencia de la concatenacién propia de los fenémenos de Ja naturaleza y de la vida, Ala una naci yo Alas dos me bautizaron, Alas tres me confirmaron. A las cuatro me casé. A las cinco tuve un hijo. A las seis se me ordend. A las siete cant misa. A las ocho se murié, A las nueve fue el entierro. A las diez lo supe yo, A las once subis al cielo alas doce se acabé. ‘Todo esto es parte del cuerpo de la poesia, aunque a ve- ces no lo recordemos: parte esencial, estrechamente imbri- cada con los origenes de nuestra identidad cultural. “Para jugar con los trabalenguas, como can las adivi- nanzas y otras rimas infantiles, no se necesitan objetos ni instrumentos, Sclo se necesita gracia e intelige: lidad y destreza (..) Qué riqueza la del lenguaji Juego hay en la enorme variedad de los vocablos, pareci- dos y diferentes a la vez, encadenados y desencadenados, segtin los vayamos diciendo versificados””, eseribié la in- vestigadora espaiola Carmen Bravo Villasante.}° 32, La poesfa, en los primeros aftos de vida, es atin un ejorcicio de libertad, parte del intereambio hidico con los demas nifios y con los adultos. Es importante defender, ‘como un elemento fundamental, la presencia de estos juegos poéticos en el hogar y en el Jardin de infancia. ‘Que ep las edades mas tempranas la poesia se respire como parte de la atmésfera, como algo natural, consus- tancial a la naturaleza del nino. ¥ también como una al- ternativa cultural: como una respuesta inteligente al aluvin de jingles publicitarios, de textos ramplones, que recibe él nino a través de la radio y de la television ¥y que, si no se le brindan otras opciones, pueden conver- tirse en la tanica “poesia” con }a que se relacione. 2. La poesia de autor Esta segunda gran parcela incluye todas las composi- ciones resuitantes de la ereacién de un autor literario, tan- to aquéllas concebidas de manera expresa para los lectores infantiles como otras que, sin haber sido escritas pensan- Go en los nitios eomo receptores, con el devenir del tiempo se han convertido en patrimonio de ellos, bien por su libre eleccién 0 por la mediacién de adultos (padres, maestros, Dibliotecarios, antélogos, editores, eteétera). ‘Los poetas han transitado diversos senderos tematicos y formales en su aproximacisn al nifo lector. A continua- cion nos refariremos a algunos de esos aniltiples caminos. Poesia inspirada en estructuras y motivos de Ia tradicién oral Que la poesia infantil tradicional o folclérica es una vertiente viva, de renovada vigencia y de gran eficacia ante, Carmen, Bt libve de tos trabalenguas, Madsid, Mond © Canciones de cund EScuRLA ¥ FoRSIA 33 ‘comunicativa, lo pone de relieve el hecho de que muchos autores contempordneos se hayan nutrido de estas for- mas poéticas populares, recredindolas o inspirandose en cllas al componer sus textos para nifios. Veamos varios ejemplos. ‘Desde tiempos inmemoriales, las madres arrullan a sus hijos para dormirlos, para tranquilizarlos 0 para transmitirles afecto. A veces se trata de un elemental sonido no lingilistico que se prolonga ad libitum; en otras ocasiones, son frases que improvisan en el mo- mento 0 versos escuchados en boca de madres de gene-~ raciones anteriores y atesoradas en algiin rincén de la memoria. La nana siempre conlleva un componente me- J6dico acentuado por el ritmo interno y las rimas de las estrofas. E] sentimionto maternal de las canciones de cuna 0 nanas esta reflejado en muchas de las mejores paginas de la poesia de autor para nifios. Una muestra es Ape- gado a mi, texto de Gabriela Mistral: APEGADO A211 rafia yo tejl, velloneito friolento, ~jduérmete apegado a mil La perdiz duerme en el trébol ‘escuchéndole latir: no te turbes por mi aliento, mete apegado a mi! 34 ___Sergio Andricain, Antonio 0. Rodriguez Hierbecita temblorosa asombrada de vi no te sueltes de mi pecho, iduérmete apegado a mi! Yo que todo lo he perdido ahora tiemblo hasta el dormir. No resbales de mi brazo: jduérmete apegado « mi!?? Otro ejemplo de nanas de autor contempordneo lo en- contramos en las piezas que integran la suite Las can- ciones de Natacha, de la escritora uruguaya Juana de Tharbourou, de la cual escogemos una: vil iPajarito chino de color ail! Canta, que mi nizo ‘se quiere dormir, iPajarito chino de color punz6! Calla, que mi nino ya se durmid.2 Pero las nanas no son patrimonio exclusivo de la mujer; también el padre arrulla y canta para dormir su criatura. Aunque con menor frecuencia, esta re- lacién padre-hijo ha tenido su reflejo en la literatu- ra para nifios. El argentino Javier Villafafe, en su libro Bl gallo pinto (1944), entrega una hermosa na- na paternal: ESCUBLA Y PO8SIA 7 35 DugrMere Mi NINO Duérmete mi nitio. Pujtadito de oro quédate dormido. Enlaza las manos, cierra los ojitos, que et Angel del sueito ya viene en camino. No vers al Angel si.no estas dormido. Varita de nardo, duérmete m: El Angel del suetio a orillas del rio junta arenas, piedras, Iuciérnagas, grillos, luna, caracoles, pdjaros y nidos, para hacer un pueblo con cuatro caminos, con drboles altos, torres y molinos, plazas y faroles, puentes y navtos. El vendra a levarte cuando estés dormido. Enlaza las manos, cierra los ojitos. Silencio, silencio. Bl Angel y el nifio. Varita de nardo sobre el pecho méo.2? 22, Vllafabe, Javier, EI gallo pinto, Buenos Aires, Hachette, 1978, pp. 61-63, et 36 Rondas 1] motivo de la ronda también es muy frecuente dentro de la poesia de autor para nitios. Un ejemplo clisico son las vondas de Gabriela Mistral incluidas en el libro Ternura (1945), como En donde tejemos la ronda?, Los que no dan- zan, Todo es ronda, Invitacién, Ronda del fuego y Dame la mano. Reproducimos esta titima a modo de ilustracién: Dame La Mano Dame la mano y danzaremos; dame la mano y me amarés. Como una sola flor seremos, como una flor, y nada mas. El mismo verso cantaremos, al mismo paso bailards. Como una espiga ondularemos, como una espiga, y nada mas Te amas Rosa y yo Esperanza; perotu nombre oividards, porque seremos una danza en ia colina, y nada mds? Otro escritor latinoamericano que ha dado a conocer numerosas rondas en sus libros es el cubano David Che- ricién. De su poemario Dindorindorolindo (1980) es Ronda la rueda, excelente aproximacién al caracter cir- cular y cinético de la ronda como juego de la infancia: RONDA LA RUEDA Rueda la ronda como la rueda porque es redonda, ral, Gabrivla, Poesia Infantil, Santiago de Chile, Hditorial Andes Be 1986, p. 80 ESCUELA ¥ POESIA Como la rueda rueda la ronda. Como la ronda ronda la rueda, Ronde la rueda, ruede la ronda. Ronda redonda como la rueda rueda ta ronda.%4 Trabalenguas Son muchos los trabalenguas creados por autores de América Latina. Liberada de la tutela pedagogica y de a antigua seriedad académica, esta vertiente de la poe- sia infantil halla en la eufonia y en las combinaciones silébieas su razén de ser, En el libro El reino del revés (1963), Maria Blena Walsh incluye un sen guas, concebido para nifios pequefios: Cocopri.o Cocodrito come coco, muy tranquilo ‘poco @ poco. Y¥ ya separé un coquito para su cocodritito.25 3 38 Sergio Andricain, Antonio ©. Rodriguez EScuria ¥ POrsia aoe 38 La jerigonza es un caso particular de los trabalen- Ratoncito guas. Consiste en adicionar a cada silaba un prefijo 0 queso roe. sufijo doterminado para ocultar el sentido del texto y di- ficultar su pronunciacién. Estos cédigos son muy ut oro tanto zados por los nifios en sus juegos para construir Iengua- queso roe Jes cifrados con la esperanza de que sus compaiieros 0 aque se duerme Jos adultos no los alcancen a comprender. Del libro Las Rotoncita torres de Nuremberg (1972), del argentino José Sebas- : tidn Tallon, es el pocma en jerigonza Rapa tonpo cipi to- Ojalé que ‘po, construido a partir de ese tipo de juego oral Gato loco duerma mas que RAPA TONPO CIPI TOPO. Ratoncito! Sipi sepe duerpe mepe Adivinanzas fie eae at \farestructura de la adivinanza ha sido retomada por ‘quepe sopo ropo epe. Pope ropo tanpa topo quepe sopo ropo epe quepe sepe duerpe mepe Rupa tonpo cipi topo. 1Opo japa Lapa quepe Gapa topo Lopo copo numerosos autores. Bn su libro Bl grillo caminante (1981), la escritora cubana Dora Alonso reunié un conjunto de acertijos posticos, Cabe sefialar que, por su sencillez y efi- cacia comunicativa, muchos de ellos se han insertado ya dentro dol caudal dol folelore infantil de la isla de Cuba: los nitios los han hecho suyos y los han mezelado con el mate- rial proveniente dela tradicién oral, sin reparar en que son creaciones de una vor lirica contempordnea. {Puede aspi- rar a un premio mayor quien compone adivinanzas? duerpe mapa maspa quepe Rapa tonpo cipi topo!®6 De viejo, negro, glraducimos ¢] poema a nuestro lenguaje comin y (El café) corriente? Hagémoslo, pero sélo para verificar que per- deria su elemento fundamental, el que le da razén de Una nivia muy lorosa ser: la jerigonza, el caracter de trabalenguas. moja la tierra y abre la rosa. ‘Si se duerme (a via) Gato loco, & Un arbolito de hierro 26. Tallon, Joaé Sebastin, Lae tomes de Nuremberg, Buenos Aires, Colihue, que sembraron en el mar, 3681, p25, “tn cere Tt isceanyscconasisen o Hnisataaataas Sergio Andricain. Antonio O. Rodriguez los marineros lo arranean para volverlo a plantar. (I ancla) Masico ambulante muy aventurero que suena su flauta en cualquier momento, (El viento}?? Pero la adivinanza también funciona, dentro de la li- teratura infantil del autor, como tema o motivo de Ia ex- presién postica. Tal es el caso del texto El adivinador, incluido en BI reino del revés, de Maria Elena Walsh: EL apivivanor ssaben qué le contest6? Adivinador, adivina. Adivina, adivinador. La seftora Dofia Luna “6 con un senor ~Andéte viejito porque ya es tarde para vos Don Sol, muy avergonzado, gsaben qué le contests? ESCUELA Y POESIA 41 La sefiora Dona Liuvia ‘se enconiré con un sefion Le dijo: -No me despeines 1a peluquita, por favor Don viento, muy prepotente, gsaben que le contest? Adivinador, adivina, Adivina, adivinador. La seniora Dofia Estrella se encontré con un sefior. Le dijo: ~Por pura envidia ‘me querés arruinar el show. Don nubarrén, divertido, saben que Le contest? Adivinador, adivina, Adivina, adivinador2 Retahilas Los autores contempordneos no han podido sustraerse al encanto de las retahilas, Citemos, como muestra, el poe~ ma Plenilunio del nicaragiiense José Coronel Uriecho: PLENILUNIO Una gallina en un arado puso un huevo colorado puso 1 aoe Sergio Andricain, Antonio O. Rodriguez puso 7 puso 8 puso 9 puso 10 puso jPuaff La Luna.2? Si el ejemplo anterior nos presenta una reti numeral creciente, en cambio la composicién de la eseritora cubana Mirta Aguirre, incluida en su obra -Juegos y otros poemas (1974), es una retahila de encadenamiento de elementos que reproducen el ciclo de la vida: Surin De la semilla al naranjo del naranjo el azahar, del azahar ta naranja. Y otra vez a comenzar En semilla esté naranjo, en naranjo esté azahar, en ozahar la naranja yen naranjo ~jmaravillal- la semilla de sembrar. {Quieres que vueloa @ empezar?” Por ultimo, una muestra de retahila acumulativa, es- rita por la mexicana Tere Remolina: Oficina Subregional de Educacién de la Unesco para Centroamérica ¥ 14, ESCUELA ¥ POESIA 43 EL CIRCO QUE VINO DE LA LUNA Este que el circo no de ta luna. Este es el pueblo donde vi el circa, que vino de ta luna. Esta es Ia estrell que se perdis en el pueblo, donde vi el circo, que vino de la luna, Bote es Juanito, quien encontré la estrella, que se perdié en el pueblo, donde vi el circo, que vino de La luna. Esta es la casa, donde vive Juanito, quien encontr’ la estrella, que se perdié en el pueblo, donde vi el circo, ‘que vino de la Luna, Esta es la ventana, que esté donde vive Tuanito, quien encontré la estrella, que se perdié en el pueblo, donde vi el circo, que vino de la luna, Beta es ta tuna, que se asomé Ia ventana, que esté en la casa, donde vive du 44 Sergio Andricain, Antonlo.O. Rodriguez quien encontré la estrella, que se perdié en el pueblo, donde vi el circo, que vino de ta tuna.3t Pregones El pregén es una forma de la tradicién oral que sirve para promulgar en voz alta y en sitios piblicos algo que conviene que todos conozcan. Cantado o dicho ritmica- menie, el pregén ha sido e! medio ideal utilizado por los vendedores callejeros para anunciar, de manera humo- ristica y original, las virtudes de sus productos o sorvi- cios y para invitar a su adquisicién (“Mant tostado y ca liente/pa’ las viejas que no tienen dientes”, gritaba un pregonero ambulante cubano del siglo XIX). Por lo ge- neral, no posee una estructura estréfica fija y su musi- ca es resultado de la creatividad del voceador. Dora Alonso ineluyé en La flauta de chocolate (1980) un singular pregén: se trata de una enumera- cién de lograda musicalidad en la que, con la magia de los nombres de distintas variedades de limones, se recrean de manera magistral los cantos de los vende~ dores ambulantes. Finsra DEL LIMONERO iLimén, limon! Escusia ¥ Poesia See eee 45 Limoncito colorado ilimént y el limonero silvestre. iLimén limén!52 ‘Un pregén de acentuado lirismo es el que aparece en Cantos para un mayito y una paloma (1964), bro de la au- tora cubana Excilia Saldana: PREGON \__ Flores, florero, ‘Pregén y juego. Para ta nina juiciosa traigo una minima rosa. Para la niita Lucero, un girasol altanero, Para ta nina coqueta, una pequena violeta, Para la det pecho abierto le traigo un clavel despierto. Para la que no reposa le traigo una mariposa. Y para la que me espera consegut la primavera, Flores, florero. Pregon y juego.2% 182. Alonso, Dora, La flauta ce chocolate, La Habana, Editorial Gente Nueva, 1960, 9. 94 38, Saldana, Excilia, Cantos pars un mayito y una paloma, La Habana, Union, 1984, p. 29. 46 Sergio Andrieain, Antonio 0. Rodriquez Villaneicos Bl villancico es una variante de la cancién tradicional, de motivo navidefio, que se caracteriza por la presencia de ‘un estribillo entre sus estrofas, Por lo general, son poomas que refieren aspectos de la hagiografia cristiana relaciona- dos con el nacimiento del Nino Jesds: la Virgen Maria y San José, la visita de los Reyes Magos, la presencia de los pastores y de los animales en el pesebre, la estrella de Be- 1én, etestera. La rica tradicién de villancicos llega a Amé- rica Latina como parte del legado cultural hispanico, Mu- chos antares latinoamericanos contemporaneos han escri- to villancicos contextualizandolos en un entorno nacional cespecifico. Muestra de ello son algunas de las eomposicio- nes reunidas en el libro Nanas (1945), de la escritora puer- torriquefia Ester Feliciano Mendoza como Nana de los Re- yes Magos: NANA DE Los Reves Macos Esta noche los Reyes vienen bajando por caminos de leche coco rallado. jColorin! ;Colorado! Gaspar es caballero de potro blanco, Baltasar es jinete de potro zaino. jColorin! ;Colorado! ESCUBLAY FopsiA 47 iColorin! ;Colorado! Que dejen a mi nino Jos Reyes Magos, una eterna sonrisa del Nitio Santo, sColorin! ;Colorado!*4 La salyadorena Claudia Lars también incluye va- rios villancicos en su libro Escuela de péjaros (1935). En el titulado Rondela, recrea el espiritu de la fiesta familiar navidena, la alegria que rodea sus preparativos, la atmésfera de paz y de afectividad tipi- ca de esos dias. RoNDELA Lucila con su falda de rosas de percal, y entre brillos nocturnos ‘su pelo de azafrén. iAy, ay, Wego lé Navidad! Ainelia con guirnaldas de sonante coral; morena y nada més. 1Ay, ay, corales a bailar! El tiempo en los tacones la estrella en el dedal, yen finas tarlatanas emborrackando el mar 54, Feliciano Mendoza, Ester, Nanas de fa Navidad, Puerto Rico, S.N., 1959, p. 13-24 48 a Sergio Andricatn. Antonio O. Rodriquez TAY, ay, las horas que se van! Por cielos pequeriitos, or cielos de huiildad, pasmados querubines fa luna detrés. iAy, ay, es noche de rezar! Violines de la ausencia, violines de verdad; campanas iniciales, campanas sin edad. iy, qué musica de paz! Otras estructuras provenientes de la tradicién oral han sido exploradas por los autores de poesia infantil: coplas, romances, fabulas, refranes, conjures... Es posi- ble que algunas creaciones que retoman y actualizan formas y conteaidos populares sean, con el transcurso del tiempo, asimiladas por Ja corriente folel6rica. Pero 80 esta por ver... La poesia como juguete Toda la poesia es juego, asi se enearga de explicar- Io el filésofo ¢ historiador holandés Johan Huizinga en su ensayo Homo ludens cuando insiste en la nece- sidad de liberarnos de la idea de que la poesia cumple sélo una funcién estética. “La poesia —~afirma— nace en el juego y como juego”. F incluso en sus orfgenes sacros “este juego se mantiene constantemente en la frontera de la alegria desatada, de la broma y de la di- 5. Lars, Claudia, Escuela de pero, San Salvador, RED Baitoril, 1987, Lars ¢ "RED Baitorial, 1987, pp. | ESCUELA ¥ PORSIA 49 version”. Y anade: “Todo lo que es poesia surge en el juego: en el juego sagrado de la adoracién, en el juego festive del coriejar, en el juego agonal de la fanfarro- neria, el insulto y la burla, en el juego de la agudeza y la destreza”, para preguntarse de inmediato: “En qué medida se conserva la cualidad lidica de la poo- sia al paso que la cultura se va desarr plicando?” Su respuesta es la si da en que la cultura se desenvuelve espiritualmente van ensanchéndose Jos campos en los que apenas si se pereibe e] rasgo lidieo, y ello a costa del campo en que el juego tiene espacio libre. La cultura, en total, se ha- ce mas seria, la ley y la guerra, la economia, la téeni- cay los conocimientos, parecen perder su contacto con el juego. Hasta el culto, que antes encontraba en la ac- cién sagrada un ancho campo para su expresién hidi- ca, parece tomar parte de este proceso. Y, entonces, s6- Jo queda como baluarte del juego espléndido y noble la poesia”. Si la poesia es el reflejo del juego, como nos sugiere Hui- zinga, puede parecer redundante que hablemos de mas juguetes. Sin embargo, al emplear esa denomin: nos referimos especificamente a aquellos versos para nifios que proponen una clara invitacion al juego y a la diversion, tun regocijo Iidico manifiesto, por encima de cualquier otra funcién. a La poesia puede ser puro divertimento cuando, como expresaba el escritor mexicano Alfonso Reyes, “no se diri- ge a la raz6n, sino més bien a la sensacidn y a la fanta- ‘sia’S7, Este juego sonoro aleanza su expresién més totali- zadora en las composiciones para las que Reyes acutié la 96, Huizinga, Home laden Bl juago y la eultura, Méxieo, Fondo do Cultu- za Etondmica, pp. 185-208, 27, Reyes, Alfons, "Las tania F, Fondo de Caltura Beon Coleen Poptlas, 1983, p. 1 79, Sinem sO HEH Sergio Andrricain, Anionio O. Rodriguez denominacién jitanjafora, utilizando una de las palabras contenidas en un poema del cubano Mariano Brull: Filiflama alabe cundre ala alalinea alifera alveolea jitanjéfora liris salumbra salifera, Olivia oleo olorife alalai cénfora sandra itara girofara indre calandra.%8 En las jitanjéforas no hay sentido, sino sélo misica, re- gocijo fonico; son versos que, retomando a Reyes, devuel- ven a la palabra “sus captaciones aldgicas y hasta su valor puramente actstico, todo lo cual estamos perdiendo, como quien pierde la sensacién fluida del agua tras mucho pisar en bloques de hielo”. 39 Hay muchas maneras de jugar con Jas palabras. Poe- mas-juguetes ay muchos y los mejores son portadores de un ingenio y de una agudeza para interrelacionar concop- tos y palabras verdaderamente admirables. Asi lo confir- ma este texto del cubano David Cherician proveniente de su libro Rueda la ronda, Ronpa pis, ENREDO no sé qué sera, 88, Cltado on Lo experiencia fiteraria, de Alfonso Reyes, México, DB, Fondo de Cultura Beonémica, Colecidn Popular, 1095, p 185. 39. dom, p. 186, ESCUELA Y FOESIA 51 Bl ave en el agua, el pez a volar. Esto no funciona. Agut algo anda mal Yereo que falta... aqueé me faltardé? No hay otro camino: volver a empezar, Fave en el aire, el pez en el mar- jahora sé lo dije como es de verdad! Y lo que faltaba no puede faltar: Ia tierra la tierra, que es otro lugar. Ahora estd todo todo y algo més: itt y yo por aire, a tierra y el mar! Dentro de esta categoria, consideramos ademas los poe- mas de cariz, absundo o disparatado, humoristicos 6 buries- cos, que tienen como propésito divertir a través de perso- najes o situaciones fantasticas o sin sentido. Tal es el caso de muchas creaciones de Maria Elena Walsh, entre ellas Jos Limericks reunidos en Zoo loco (1964): aSaben qué sucede a esa Lombriz ‘que se siente infeliz, muy infeliz? Pues no le pasa nada, 40. Cherictén, David, Rueda ta ronda, La Habana, Raltorial Gente Nueva, 1985, p. 62. BL —_Seigio Andrieain, Antonio 0, Rodriguez sélo que esté resfriada No puede sonarse la nariz. Una senora de Samborombon le enseiaba a ladrar a su Lechin. Mas como en vez de guau decta creo que no estudiaba la leccién st La poesia narrativa Existe la poesia que tiene el propésito de roferir una anécdota, de contar una historia, cuya naturaleza es esencialmente narrativa, Distinguimos dos subgrupos de poesia narrativa: la Poesia aneedética y el cuento versificado, Poesia anecdética Anéedota —nos dice el diccionario~ es el relato breve de tun hecho curioso que se hace como ilustracidn, ejemplo 0 entretenimiento, Muchos versos para nifios exponen anée- dotas muy simples, casi elementales, en Jas que existen ‘uno o mas personajes que participan de sucesos, sin que aparezea, sin embargo, un conflicto que desate una accion en términos narratives. Un ejemplo es esta composicion de Ja autora argentina Marfa Hortensia Lacau: Cancion DE LA FLOR DB LA HaRRCA Le gatiea negra se metid en la bolsa de harina ¥ sali convertida en una blanca calombina, EL gotico negro 41, Walsh, Marin Elena, Zoo /oco, Buenos Aires, Bdivoriel Sudamericana, 1970. Reeditady por Emeos, Planeta y actualmente por Alfagaars 200, Escusta y rossia at 58 libro Palom. también, se metié, ‘y sali6 convertido ‘en un blanco pierrot. Vino una chicharra 1 tocd su guitarra, vino un pajarin 1 toed ou violin, vinieron las flores y repiquetearon todos sus tambores de colores. Y ahora bailan lo luz de la luna Pierrot y Colombina una danza muy fina y gatune. Viva la flor de ta harinat*® de la escritora Dora Alonso, tomada de su (1979): O esta ot) ‘Tremrrera. Un titere campesino junto a su casa sembré semillas de pino blanco, de framboytin y limén. Al llegar la primavera juguetes el pino dio, No puede decirse que los textos citados de Maria Hortensia Lacau y de Dora Alonso sean cuentos en ver- 80; no retinen los requisitos para ser catalogados como tales; pero en ellos estan presontes elementos prop de la anéedota (personajes, escenarios, un acontecer nimo en el tiempo y en el espacio) que permiten incluir- los dentro de esta vertiente de caracter narrativo, Igualmente, constituyen ejemplos de poemas anecdé- icos EZ mundo al revés, de la chilena Marta Brunet, y Las 8s de Manuela, de Eliseo Diego, incluidos en Ja breve antologia que pone fin a este libro. Cuento versificado En los poemas que forman parte de este segundo gru- Po, la estructura propia del cuento (introducei 8 tropos. De esta manera, el mto que describe personajes y ambiontes, que en ocasiones da cabida al didlogo, expone voluntades eneontradas que generan un eonflicto y, como lo resuelve. La variante del cuento versificado ido muy transitada, con resultados bien disimiles, en Ja poesia infantil. Se trata de un camino que conduco, « frecuencia, a versos ramplones, mal hilvanados, que refie~ ren una historia, los que la poesia es ia gran au- sente, Sin embargo, no faltan joyas que enaltecen esta mo- dalidad, Ejempplos clasicos de cuentos en verso, dentro de la li. rica hispanoamericana para nifos-del siglo XIX y pr meros afios del XX, son Rinrin Renacuajo, del colornl no Rafael Pombo; Los zapaticos de rosa, de José Marti, y A Margarita Debayle, del nicaragitense Rubén Dario: tres textos paradigmati ESCUBLA Y PORSIA 7 Perec 55 Otros buenos ejemplos, ya mas cercanos en el tiempo, son El pollo Chiras, del colombiano Victor Eduardo Ca- Recordemos, a manera de ilustracién, dos de las com- posiciones mencionadas. La primera de ellas os un rela- to con final abierto sobre el ingenio con que un picaro se libra de la muerte; mientras que la segunda narra, de forma sintética, la “saga” de una familia de lombrices. EL POLLO Crna to dijo el pollo Chiras cuando to iban @ matar: "Dése breve, mi seiiora, ponga el agua a calentar; ‘que nos va cogiendo el dic que le quiero suplicar: El pescuezo no me tuerza como lo hace Trinidad.” y de hacer que el por toda la eternidad. “Cumpla, pues, buena sefiora sin dolor y 56 __Sergio Andricain, Antonio 0. Rodriguez ESCUELA Y POESIA 7 E eo, La seiiora que era dama completamente de extremada caridad matrimonial se quedé muy confundida dos lombricitas de edad temprana, al otr lo dicho atras, Estudis el asunto a fondo, consulté una autoridad se ley6 varios voliimenes en inglés y en alemdin; compré frascos, ingredientes, un termémetro, un compés, dos jeringas hipodérmicas NO sé qué cosa més, Yen ensayos y experiencias con tubitos de cristal, en lecturas y consuitas todo el tiempo se le va. Mientras tanto el pollo Chiras canta aiegre en el corral: “Dese breve, mi sefiora, ponga el agua a calentar..” ‘Victor EDuaRpo Carott ‘LAS Lompaicitas Mientras se ofa desde una rosa Ia deliciosa marcha nupeiat que con sus notas creaba un ambiente Marta Mercedes, Poot eolomibiana, Coleccién ICBF de itera 1, Boao, ICBE, 1986, cierta maiiana del mes de abril solicitaron en la pradera al grillo, que era Jefe civil Al punto, el grillo con dos plumazos até los lazos de aquel amor. Las lombricitas se apechugaron y se mudaron para una flor. Tras una vida dulce y risueria, con la cigiiona las premio Dios. Y cuando abrieron las margaritas, las lombricitas ya no eran dos. La primorosa recién nacida pasé la vida sin novedad. Y al cuarto dia de primavera ya casi era ‘mayor de edad. S8___ Sergio Andricain, Antonio 0. Rodriguez Quiso ir entonces una visita, st mamita le dijo: ~;No! Mas de porfiada, salio a la esquina yuna gallina se la comié, Aquiles Nazoai® Por estar tan préxima al universo de los cuentos, la poesia narrativa (tanto la de cardcter aneedético como el relato versificado) resulta familiar y de ficil ganancia para los nifios. Debe ser presentada a ellos, entonces no sélo para disfrutarla “per se”, sino como un puente de trinsito hacia el conocimiento y disfrute de otras mani- festaciones liricas de mayor exigencia, complejidad y grado de abstiaccién por los recursos composicionales y tropolégicos utilizados. La poesia lirica Para hablar acerca de esta categoria, utilicemos a modo de introduecién un poema incluido por el autor ve- nezolano Manuel Felipe Rugeles en su obra jCanta, Pi- rulero! (1950): PRIMAVERA, Olor de la primavera en el huerto de mi casa. Olor de frutas maduras y olor de ruiet de ta cana, 4, Nazos, Aquiles, Obras Completas Universidad Central de Venezuela, eoeeee i ji 3. ESCUBLA ¥ POESIA EEE eee Olor de la rosa nueva y olor del jazmin de plata. Olor de tierra con uvia olor de brisa que pasa. ‘Todos tos voy pereibiendo en la luz de la maitana.46 A diferencia de las vertientes anteriores, en el texto de Rugeles no encontramos ni la voluntad hidica del rejuego sonoro ni un contenido narrative. Se trata de una muestra de poesia subjotiva, alusiva, hecha de sensaciones y emocio- nes, de puras sugerencias. El poeta percibe el mundo me- iante el sentido del olfato, pero, por una deliciosa sineste- sia, se apropia de los olores a través de la Tuz, de lo visual. Es en estos textos ~que por lo general no cuentan ni explican, sino que insintian, testimonian, inquietan— donde, a juicio de Georges Jean, “lo postico resulta de una especie de fulguracién instantsinea”. En su criterio, “ese tipo de poema condensa, en el tiempo de un relim- pago, un universo lentamente recorrido” 47 A medida que el nitio madura emocional y psicolégi- camente, a medida que desarrolla su capacidad’intelec- tual, es recomendable propiciar su relacién con expre- siones liricas que amplien la nocién de poesia, con tex- tos no asociados al juego o a la narracién. Hay que en- frentar al nifio, de manera progresiva, con otras posit idades: con creaciones que pueden, incluso, desechar la rima y explorar las posibilidades del verso libre. Compo- siciones subjetivas, que no narran, sino que revelan 0 446, Rugeles, Manvel Felipe, Canta, Piner!, Caracas, 1950, Reeditade por {,Méxieo,D.F, Fon 60___ Sergio Andricain, Antonio 0. Rodriguez aluden; que testimonian impresiones, estados de énimo, emociones 0 sentimientos. Piezas, por ejemplo, como Ei ino, del libro Dias de aire (1982), del pocta cubano Ara- mis Quintero, un texto de gran sencillez formal, pero ri. co en sugerencias afectivas y plisticas EL Pino Crecié un pino allé en ta playa, fino y verde y alto y solo. Mas alld, pasan y pasan barcos, aves, nubes de orn. Todo lo que swefta un pino, 1 lo que softamos todos.48 Lo anecdético en las composiciones citadas en este acaipite es desplazado por la pintura de un instante, do una experiencia cotidiana (el disfrute de los olores de] campo) o de un paisaje de gran sensorialidad (la imagen de un pino solitario en una playa), que se comparten ge- nherosamente con el lector. 3. {Poemas claros y poemas oscuros? Un intento de agrupacién de los textos presentados al hablar de los caminos expresivos de la poesia infantil po- Gria evar a algunas personas a clasificarlos eomo poomas claros y como poemas oscuros, o, para decirlo utilizanda otros términos equivalentes: como poemas féciles y como Poemas dificiles. Si acoptaramos esa divisién, en la catego. ria de los poemas “claros o faciles” pudieran quedar inelui. dos los provenientes de la ‘tradicién ore 18 de cardcter ex- plicitamente hidico y Ios narrativos. En el segundo conjun- $8. Quintero, Aramis, Dios de air, La Habana, aivoril Gente Nueva, 1982, ESCUELA Y PORSIA_ aaassaananaaaais et to, el de los “oscuros dificles”, hallariamos una buena par- te de la produccién de caracter lirico. Pero, jcuidado!, una escision de osa clase resulta muy peligrosa pues al agrupar los poemas en uno u otro bando, se corre el riesgo de ser esquematico o de incurrir en este- reotipos y preconceptos. Una tipologia de esa naturaleza ~fundamentada en algo tan subjetivo como la “facilidad” 0 “dificultad” de la posible recepcién del texto por los nifios-, ademas de ser riesgosa y facilista, carece de sentido, La poesia no debe dividirse en clara u oscura, en facil dificil. En caso de hacerlo, se estara conspirando contra el encuentro de los jévenes lectores con las zonas mas I- ricas (y exigentes) de la poesia. E] hecho de que un texto literario sea retador, complejo, de que su desentrafia- miento y apropiacién exija una cuota mayor de creativi- dad, de sensibilidad y de esfuerzo intelectual por parte del receptor, no debe ser motivo para cuestionarlo y con- surarlo. Para los nifios, todas las vertientes posticas enu- meradas deben ser validas siempre que, en tiltima ins- tancia, mas alld de sus peculiaridades tematicas 0 forma- les, se trate de verdadera y auténtica poesia, Con frecuencia se objeta que la poesia con mayor acen- to lirico, 1a de versos impresionistas y evocativos, no es “comprendida claramento” por los nitlos. El término com: prender puede ser muy relative y el de claricad, mucho ‘més atin. Pero, bueno, en el supuesto caso de que estimara- mos que determinado poema no es de “clara comprension” para determinado grupo de nifios, ges ese un impedimento para someterlo a su consideracién? ZAcaso la nica forma valida de aproximarse a la poesia es la comprensién, la apropiacién racional de sus contenidos, la via intelectual? El ensayista espafol Juan Cervera comenta al respecto: ina mirada en suficientes indi- Una leve sonrise de los ni ternecida o entusiasmada si 62._____ Sergio Andiricain, Antonio Q. Rodriguez cios de una comprension cuyos limites no pode- ‘mos establecer; pretenderlo podria ser imperdo- nable intromiston ya que rozaria la intimidad del nino. Ante la palabra ereada, la situacion insospechada, la expresién gratamente sor- prendente, la Hamada a la sugestién, el nifto experimenta sensaciones no por inefables me- nos reales y valiosas. Descubre ast el verdadero sentido ereativo de la poesta.4% A la poesia podemos acercarnos, también, por los ea- minos de los sentimientos, de las sensaciones, de lo que nos sugiere su atmésfera, de lo inquietante por oscuro o desconocido, y no exclusivamente por lo que entende. mos desde el punto de vista racional. Acerca de este t6. pico escribe George Jean: Es bueno conservar palabras, imdgenes, poemas reves, cerrados en st mismos como piedras, tesoro oscuro que puede, de pronto, un dia, abrirse, rajar- sey revelar sus estratificaciones semdnticas®0 ‘Yes que un poema habla no sélo al intelecto, sino también, a los sentidos y a la emotividad del nino al apresar en el pa- pel un destello, un sentimiento, la visién de una figura, de un instante, de un paisaje o de una accién, tal como ocurre en es- te texto, prédigo en imagenes casi cinematogrificas, prove- niente del libro B1 drbol que arrulla.y otros poemas para Fos (1996), de la escritora colombiana Gloria Cecilia Diaz: Agosto Agosto vuela con su camisa Escue.a ¥ porsia, 7 _ es de papel y su corazén de brisa. Agosto, cometa yeanto, molinete, caracol de viento, Agosto, remolino de hojarasca, pluma, libro abierto, Agosto, Groot despeinado, silbo alado, quédate!9 iEs posible explicar el poema anterior? Pero, més aitn, gtiene sentido bacerlo? Si intentaramos una di- seccién racional, sus versos se nos escurririan entre los dedos; en cambio, si nos proponemos aprehenderlo con los sentidos, vivenciarlo, se convierte en una expe- riencia estética singular, tnica. Abi esta agosto, corpo- quier edad; el nino podra sentirlo, intuirlo y, de cierto modo, comprenderlo, aunque tal vez, por ahora, no con- siga explicarto. i En [a introducci6n de su obra Escuela de pdjaros, la poetisa Claudia Lars narré eémo, siendo nifta, tavo su primer encuentro con el cuento La Sirenita, del danés Hans Christian Andersen: 51, Diaz, Gloria, Cecilia, Bt drbol que arrula y otros poems para nifos, At menia, Colombia, Conceptos Gratons, 1998, p 3 aK S4_____ Sergio Andricain, Antonio 0. Rodriguez (.) no podta apreciarlo en su valor literario nien su oeulta y alentadora ensefianza; pero un climna dde mares y riberas, de algo que era cmor'y nostal. ia, triunfo de ta luz y vuelo hacia la bellece, me uedd en el recuerdo como una imborrable emo ion. Para mi inteligencia de siete aitos el argu. mento resulta bastante confuso, pero la magi que corria por todo el relato fue como el Sésamo brete de una deslumbrante mina interion®? amon embargo, esa experiencia personal determind su npronta como autora de versos para la infancia. Afos mas tarde, al escribir para los nitios, no traicionaria su ‘you poética ni su credo artistico: Nadie me halls buscando palabras que el nifo en- tiende a la perfeccién, ni inventando imagenes achi cadas al tamano de su frente. Me hundi en la trans. barencia del aire y en la calida humedad de los co- lores terrestres; fui alegre y agradecida con mis ojos 9 con mi alma; dije lo que senti en cada arrobarnien. 10 y los pcemas fueron brotando uno tras atre.88 En relacién eon “Io claro” y ” : y “lo oseuro” en matori poesia infantil, la autora Maria Blena Walsh comeate baen una charla brindada aeducadores: : Otro problema que enfrentamos al referirnos ala Poesia apta para nifas eset de la claridad y la os- curidad. Estos valores son relatives y quizés no debemos juzgartos como adultos. Creo que el nifio aina especialmente lo que no entiende. Hace ‘poco que aprendio a hablar, y se supone que no sé6lo eprendid para expresar sentimientos y sobre toclo 52 Lars, Claudis, “Con tos aaestros” Cou ls aaestros”. En: Bacolod paras, San Galva: oe EScUugLA ¥ POBSIA necesidades, sino que también aprendié a hablar por hablar, a enamorarse muy temprano del sim- pple sonido de las palabras y de sus posibilidades de juego. (...) Seleccionar los versos en la medida en que sean absolutamente comprensibles es un acto insensate.®4 Fl poeta Eliseo Diego se pronunciaba sobre este as- pecto al insistir en que si los pequenos lectores eneuen- tran en los libros alguna cosa que esté por encima de su experiencia, “o bien se desentienden de ella, o bien se Jas arreglan para averiguar qué cosa es ¢ incorporarla a su mundo. Por otra, parte, un poema tiene tantas posi- bilidades de lecturas como lectores existen. Cada uno de Jos que lee un poema, lo reerea, lo convierte en su poe ma, si no, la poesia carecerfa de sentido. Ella sirve por- ‘que hace de cada uno de nosotros un ereador”.5> ‘Acerea de la apropiacién de la literatura por parte de Jos nifos, existe un estudio muy esclarecedor publicado por Armis Quintero: La comunicacién de la experiencia estética en Ta literatura para nitos. En ese trabajo, Quintero habla de tres planos desde los cuales el nino puede establecer comunicacién con un texto. artistico: ‘un plano sensorial, uno emocional 0 afectivo y uno con- ceptual o inteligente. Estos planos, lejos de ser exclu- yentés, coexisten y se complementan. ¥ observa: No hay razén para referir el concepto de compren- sién, de manera exclusiva, al plano conceptual o intelectual. Esto seria ineurrir en un reduccionis- mo de la experiencia estética. (..) En otras pala- reducir el concepto de compren- ‘Maria Elena, La poesia en la primera infancia’, en Destertres en ‘Buenos Aites, Espasa Calpe, Seix Baral, 1996, 656, Andricain, Ser ro, Bntrevista con Biiseo Diego” {En Mogasin Dominic de Bl Especiador, Bogota, N°-19,7 de absil de 66 Sergio Andricain, Antonio O. Rodriquez sion 0 asequibilidad de una obra, al plano de la captacién consciente de las ideas y conceptos im. plicitos o explicitos en ella. (... Porque la resisten: ue puede hacer el plano intelectual o concep- tual a la comunieacién con el lector, estd en m chos casos compensada por la fuerza comunican- te de los otros planos, capaz de haver posible una comunicacion suficiente de la experiencia estética. En realidad, ef arte -el gran arte- no conoce y no busca sino una eomprensién suficiente, suscepti- ble de ampliarse, profundizarse, afinarse, enri quecerse; es decir, una. comprensin stempre pro- visional y perfectible, nunca definitiva.98 A los nifios hay que facilitarles el acceso a toda bue- na poesia que para ellos ha sido concebida o selecciona- da, Ya cada quien se oncargara después ~de acuerdo con su sensibilidad personal, con su grado de madurez y sus necesidades e inclinaciones naturales de gusto de esco- ger esto 0 lo otro dentro de ese enorme surtido literario en el cual deben estar presentes lo pristino y lo v lo sencillo y lo complejo: el texto transparente, de inme- diata recepcién, y aquél que pone en tensién las capaci- dades de aprehensién, el que es portador de una belleza exigente y retadora. “La cormanicacin de la experi a estética en la io como en enero, La Habana, N"T, agosto 1996, pp. 410. ura, Bogota, N° CRESCENDO La poesia en el aula La dificultad para el maestro amante de la poesia es ef mantener esta actividad mas allé de la simple ‘curiosidad, del interés, del compromiso de un instante. ¥ ello porque la actividad poética es una actividad duradera y la impregnacién poética exige cierta lentitud y mucho tiempo, Gporcrs Jean’? ablabamos de la primera infancia como de una Hines postiea por excelencia. Sin embargo, cuan- do el nifio crece se produce un fendmeno preocupante. Al transitar del jardin ~que es una prolongacién, con fre- cuencia idiiea, del hogar— hacia el aula, tiene lugar una ruptura con la poesia, un desapego que, en el peor de los casos, puede llegar a convertirse en un divoreio con to- das las de la ley. {Por qué? Tal voz la causa haya que buscarla en la carencia de estimulos poéticos en el seno del hogar y, también, en lo que se podria denominar es- colarizacién de la poesia. Hay maestros que piensan que la poesia tiene cabida en el aula siempre que se ponga en funcién de algén contenido curricular. Es decir, si se subordina al tema de alguna materia, si se escolariza. {Estamos estudiando los rfos? Pues entonces, “ador- nemos” Ja clase con un poema que trate sobre los rics. {Vamos a iniciar una unidad sobre la familia? Entonces, echemos mano a unos versos que se refieran a los pa- 57. Jean, Georges, La poesia de la poesia, ESTAR Bo ____ Sergio Andricain, Antonto O. Rodriguez dres o a Ios abuelos. ;Tenemos que hablar de lo impor- tante que es respetar las seales del trénsito? Entonces, busquemos alguna poesia que aborde ese tema. Sin embargo, la poesia no es un adorno ni una herra- mienta. No negamos que, en determinadas circunstan- cias, puede convertirse en una excelente motivacion di- dactica: pero cuidado con el peligro de convertitla en un simple instrumento. La poesia tiene razén de ser, dere- cho a ocupar un espacio en el saldn de clases, por si mis- ‘ma; sin necesidad de subrayar un contenido 0 de conver- tirse en un elemento decorativo o accesorio. Al respecto sefiala Marfa Elena Walsh: Seria importante que el maestro desterrara de su mente el prejuicio de que la poesta es itil, aplica- ble o alusiva a temas escolares. La poesia no altu- de més qi 4 sf misma, sopla donde quiere y es preferible que no forme parte del temario sino del recreo, que se integre mis en el juego que en la instruceién.5® Otro medio “infalible” para separar al niiio de los tex- tos posticos es utilizarlos para que el alumno localice en ellos, como si se tratara de mapas geogréficos, sustanti- ‘vos, adjetivos y verbos. El poema, en esos casos, ve trai- cionada su esencia y muere sin remedio: se convierte en una estructura gramatical carente de emociones y sig- nificados, en un arrume de palabras agrupadas en ren- glones cortos, Con la mejor de las intenciones, algunos maestros comparten versos con sus alumnos. {Magnifico!, formida- ble eso de escuchar un poema en el aula asi, por puro pla- cer, sin afanes didacticos, por el simple deseo de divertir 158. Walsh, Maria Blana, “La poosia en Ia primera infanla” en Des el pots Jan abuses ESCUELA ¥ PORSIA ode conmover. Pero, jalertas!, si una vez leido el texto nos ereemos en la obligaciGn de lograr que los niios “procuz- can’ algo -dibujar lo que les “inspiré” la poesia, escenifi- carla o escribir la suya propia~ corremos el riesgo de in- currir en un estereotipo: el de pensar que la reaccién an- te la lectura de un poema debe materializarse haciendo algo que resulte visible o palpable. Y no es asi. Esa mania 0 creencia de que la experiencia de com- partir en el aula un texto literario debe estar seguida, obligatoriamente, por una actividad en la gue el nifio evidencie su “creatividad”, se ha convertido en una for- mula peligrosa. Y, ademas, en un ojereicio de poder, de violencia de los adultos hacia los nisios. Supongamos que nos encontramos en una clase, en el Ambito universitario, y que un profesor diserta sobre de- terminade poeta. Nos lee, a modo de ilustracién, unos ver- 505 de ese autor, versos que tienen el don de conmovernos, de aguijonear nuestra sensibilidad. Pero, acto seguido, el maestro rompe esa magia exigiéndonos que expresemos nuestra reaccién ante el texto haciendo un dibujo o repre- sentdndolo teatralmente. {Cudl seria nuestra actitud co- mo adultos ante esa “propuesta’ posible que nos rebeléramos ante ese atropello a la poesfa, ante ese afin pedestre de querer “evaluar” y “medix” nuestra reaccién ante el texto. O quizés, con resignada sumision, tal como suele ocurrir con los nios, cumpliriamos la eneomienda para no ganarnos la mala voluntad del docente. La respuesta a un poema compartido en el aula no tie- ne que ser ni un dibujo ni una escenificacién, y muchisimo menos una redaccisn en la que dejemos plasmada nuestra “interpretacién” del texto. La mejor respuesta puede ser una carcajada, 0 un suspiro, 0 una lagrima, o una mirada de intriga y desconcierto, o simplemente un silencio. Esa fertilizacién interior, ese estado de recogimiento en que nos 70 Sergio Andricain, Antonio O. Rodriguez sume, a veces por unos instantes muy breves, el contacto con la belleza, tiene que aprender a ser estimado como una, respuesta pedagégica de gran valor. Si de forma espontanea y armoniosa surge en el grupo de estudiantes el deseo de extender la experiencia estéti- ca, de prolongar la vivencia del poema recredndolo en una accién plastica, en una ronda o en un juego teatral, de acuerdo, puede ser una actividad valida y enriquecedora; pero, por favor, que no se convierta en un clisé, en la razén de ser de la lectura de unos versos en la clase, pues eon ello corremos el riesgo de fomentar el rechazo al texto lirico. Por otra parte, todavia es comin que se asocien en el ambito escolar poesia y memorizacién. jAh, pobres alumnos, obligados a recitar de un tirén poesias, casi siempre moralizantes, patristicas 0 civicas, alusivas a determinadas fechas que se celebran en la escuela! Si alguna vez los autores de este libro hubieran sido obli. gados a pararse en un escenario y a declamar unos ver- s0s, como loros amaestrados, ante decenas de sus con- discipulos, posiblemente no hubieran escrito nunca so- bre la importancia de la poesia. No confundir poesia con retentiva y exhibicionismo podria ser, entonees, otra se- al de atencién para los educadores. ‘También es frecuente hallar una situacién mucho més grave que las antes comentadas: la de los maestros que consideran que la poesia es superflua, que estd de més en la escuela, {Para qué preocuparse por versitos, con tantas cosas importantes a las que debe hacer fren- te el profesor? {Con cientos de conocimientos cientificos y técnicos, de gran utilidad para la vida prdctica, que es necesario transmitir! La matemética y la ortografia si merecen que se haga un gran esfuerzd para “meterlas” en las cabezas de los nifios, eso nadie lo discute, porque se trata de saberes coneretos que son muy necesarios ESCUELA Y POESIA 7 para la vida cotidiana. Pero, {para qué perder tiempo intentando familiarizar a los alumnos con la poesia? Ante un caso semejante al descrito en el pérrafo ante- rior, poco se puede hacer, Porque es imposible que un adul- to que no aprecie la poesia y no sepa valorarla, que no vi- bre con ella, sea capaz de comunicar a Jos nifios un amor que él es incapaz de experimentar. Tendrfa que propaner- se crear y descubrir, en s{ mismo, esa necesidad, Acerca de esa supuesta “competencia” entre ciencia y arte ~sintetizando este ultimo en su expresién maxima: Ja poesia— comenté el cineasta ruso Andrei Tarkovski Por medio del arte, el hombre se posesiona de la realidad a través de una experiencia subjetiva. En 1c ciencia, el eonocirmiento haumano del mundo as- ciende por una interminable escalera y es sucesiva mente reemplazado por wn conocimiento siendo, con bastante frecuencia, desaprobado wn descubrimiento por el que le sigue en obediencia a una particular verdad objetiva. Un descubrimien: 10 artistico ccurre cada vez como imagen nueva. y tinica del mundo, un jeroglifico de verdad absolu ta, Aparece como una revelacién, como el deseo mo- menténeo y apasionado de aprehender intuitipa- mente y de golpe todas tas leyes de este mundo. St belleza y su fealdad, su compasién y su crueldad, su infinitud y sus limites.®® E] maestro leer a los nifios textos significativos, de calidad —textos que lo hayan conmovido a é1 como lector; que lo hayan hecho reir o sonrefr, que lo hayan sorpren- dido 0 entristecido, emocionado o intrigado. Si ha sido “tocado” por un poema, es probable que consiga entu- 58, Tarkovski, Andrei, “Poesia costar despiertos al mundo”, en: Habana N22, enero-marza, 1005, p25. La A ERT RTT EES siasmar a otros con su lectura, contagiarlos del entu- jasmo que él ha experimentado. El maestro es un agente fundamental en el proce- 80 de iniciacién del nifio en el conocimiento y la vi vencia del lenguaje poético. Nadie como é1 para fami- lializarlo con la belleza de la palabra, con su riqueza de asociaciones y su musicalidad, para incitar a cada alumno a que disfrute por s{ mismo, como lector vo- luntario, de esa zona de la literatura. Esa aproxima- cién primero oral, mediante la presentacion de jue- gos del foiclore y Ia audicién de textos de creciente complejidad; mas tarde, a través de la lectura indivi- dual y el fomento del intercambio de puntos de vista disimiles acerca de un mismo poema- sera resultado de un proceso sistematico, estructurado por etapas, que respete tanto las demandas del colectivo especi_ fico como la sensibilidad personal de cada estudiante. Su labor tendré como fin tiltimo que el estudiante ac- ceda de forma auténoma a los territorios de la poesia y se sienta a gusto en ellos. Algunas sugerencias Existen libros que brindan recomendaciones a los maestros acerca de cémo “usar” o “trabajar” la poesia en el salén de clases. Fn nuestro caso, preferimos sustituir dichos verbos, de mareada connotacién pragmatica y es- coldstica, por otros que nos parecen més apropiados, co- mo son presentar e introducir. {Qué tacticas emplear para conseguir que la poesia resulte una presencia coti- diana y amable en el salén de clases? Posibilidades de hacer presente la poosia en la es- cuela hay muchas, son infinitas, y aunque lo ideal se- ria que cada quien las descubriera y experimentara por si mismo, incluimos a continuacién algunas suge- rencias que deben verse como tales, nunca como fér- mulas ni recetas para ser reproducidas mecanica- mente, al pie de la letra. Se trata de ideas de carac- ter muy general que tienen como propésito familiari- zar a los nifos con el lenguaje poético, acercarlos a los resortes de la creacion y del disfrute de las expre- siones liricas Lectura compartida ¢Por qué no dedicar unos breves minutos, algunos dias de la semana, a compartir con los niiios la lectura de un poema que nos parece atractivo? No se trata de una actividad que sea necesario incluir en un eronogra- ma. Es apenas un pequeio espacio recreativo, en el que se leen, por puro placer, textos hermosos, bien sean di- vertidos o melancélicos, transparentes 0 mistoriosos Al inicio pueden ser composiciones que el maestro ya conozea o localice expresamente para esta actividad; pe- ro, poco a poco, debe involucrarse a los nifios en la buis- queda y seleccién, inviténdolos a traer sus aportes para esos minutos dedicados a la poesia, Las prolongaciones de esta motivacién pueden se sospechadas. Tal vez la elaboracién de un periédico mu- ral donde se exhiban los poemas preferidos por el grupo o la grabacién de un casete en el que los nifios digan, de propia voz, los textos que més les bayan gustado... {Por qué no pensar en un album o un cuaderno en el que se vayan recogiendo los poemas descubiertos y que al co- lectivo le parecen dignos de figurar alli? Ese album pu- diera dejarse como “herencia poética” a los nuevos alumnos cuando finalice el curso y el grupo transite a un grado escolar superior. Patt __Sengio Andricatn, Antonio 0. Rodriguez Otra variante seria disponer de una caja en la que los poemas se vayan guardando dentro de sobres de diferentes colores, atendiendo a un sistema de eédi- gos previamente determinado por los estudiantes (por ejemplo: el sobre de color rojo, para los poemas divertidos; el blanco para los poemas que nos parecen lindos, pero tristes; el azul para los textos que hablan sobre el mar y el verde, para los que tratan sobre ar- boles...). ‘Un mismo motivo, distintos tratamientos, Es importante hacer conscientes a los nifios de que los caminos de la expresién poética son multiples y que un mismo motivo (La flor, el rio, el gato, la una, el hogar, el amor, la amistad, etcétera) puede ser objeto de trata- mientos liricos muy diferentes segun la sensibilidad del poeta que los aborde. Conviene, entonces, leerles 0 dar- les a leer textos que asuman, de modos distintos, un mismo tema 0 motivo. Veamos algunos posibles ejem- plos para desarrollar esta estrategia. La pdjara pinta es una de las rondas del folclore mas conocidas en la geografia latinoamericana. No resulta extrafio, pues, que diversos autores la hayan recreado en sus composiciones, desde perspectivas diferentes. Mirta Aguirre, en Juegos y otros poemas (1974), lo hace con el afan de divertir al nifio e invitarlo a transformar creativamente los vocablos. Su poema es un prodigio de eufonia y economia de recursos expresivos La PAZARA Punta, Péjara pinta, Jarapintada, limoniverde, alimonada. ESCUELA ¥ POESIA 7 Ramiflorida, picoriflama, rama en el pico, flor en la rama. Péjara pinta, pintarapaja, baja del verde, del limon baja.6° Por su parte, la escritora panamefia Esther Marta Ossés presenta una pajara pinta muy diferente, lirica, tocada por una leve melancolia: Ls PArara Prva, ¢Dénde estaba la péjara pinta que no vino esta tarde a jugar? Buscaremos su casa en el monte, en el monte, muy lejos del mar Agut estén sus senales eseritas; cada nifio las debe saber: Tiene el pico dorado y pequeno, yuna mancha de luz en la sien. Tienen pintas de verde tas alas, las patitas de rojo clavel Es su oficio mecerse en el aire y jugar a ta ronda después, Sin nosotros se muere, se muere, sentadita en su verde limén. Se hia escondido jugando en to verde, disfrazada de rama o de flor (60. Aguirre, Mita, Juegos y otros poomas, La Hubana, Editerial Gente Nue- va 1974, p28, 76 Sergio Andricain, Antonio O. Rodriquez Alla: esté. sobre el érbol, intacta. No toquéis su plumaje de sol Con el pico recoge la rama, con la rama recoge la flor Conducir al nifio para que aprecie los variados enfoques de un mismo tema y sea eapaz de disfrutar todos esos tra- tamientos es hacerlo transitar hacia un plano superior en el conocimiento de Ia poesia, es enriquecer sus sentidos y ilidades de aprehension de la realidad, Cada una ‘ersiones de la p§jara pinta tiene un encanto propio, que el contraste valida y hace resaltar, Otro tanto oeurre con los textos que se reproducen de inmediato y que refle- jan lo que acontece después de Ia Nuvia Desputs DR LA LLUVIA Por las floridas barrancas pasé anoche el aguacero y ananecis ef limonero Horando estrellitas blancas Andan perdidos cencerros entre frescos yerbazales, y pasan las invernales neblinas, borrando cerros. ALFREDO BspINo8? Si el salvadoreito Alfredo Espino presenta en sv libro Jiearas tristes (1936) el paisaje campesino tras la lu- via, mediante redondillas oetosilabas de rima consonan- te, por su parte el cubano Aramis Quintero refleja en Maiz regado (1983) el mismo motivo con una visién ur- hana, fragmentaria, con atractivos versos libres. 61. Ieeluido en Versoe para colorear, antologia de Sergio Andcicatn, Fl Marin de Sasi y Antonie Orlando Redriguer, San José, Costa Rica, O ‘na Subregional de Educasin dela Unesco para Gentroamérica y Pana: md, 1994, p. 10. 62, Baping, Aledo, Jiearas 15 Sen Salvador Bdtoral Cltsicns Rows 14 ESCUELA ¥ POESIA 7 FINAL Pasé la Tuvia. Todo queds fresco y lavado. Todo nuevo: otras calles, otros arboles, Patios que saborean el agua con un rumor de pdjaros. Gente nueva: paseantes contentos, descansados. ¥ un cielo tan distinto, tan extrano®3 Explorar el ritmo y la musica de cada poema Cada poema tiene su ritmo, su cadencia, su “tempo”, igual que una melodia. Esto resulté evidente eon los ejemplos citados para ilustrar la sugerencia anterior, Pero, ademés, cada lector 0 grupo de lectores impregna a los poomas que lee con su ritmo propio. Al respecto se- Aala el tedrico francés Abraham Moles: “aquél o aquélla gue Jee en su euarto un libro de verses, evoca en sus me- canismos cerebrales los movimientos motores ritmados © precisos, que deben corresponder a un mensaje sonoro potencial”. Puede resultar muy enriquecedora una ex- ploracién, a titulo individual o grupal, del ritmo y la musicalidad de un mismo poema. Cantarlo, decirlo en 63, Quintero, Aramis, Mate egado, La Habene, Buiteral Gente Nueva, 1983, pad on: Texto y contextos, Toto I, 1s Habana, Arte y Literatura, 1986, p. 116. 78 Sergio Andricain, Antonio 0. Rodriquez alta voz al comps de palmadas 0 de otras movimientos corporales, convertirlo en juegos sonoros, también son formas valiosas de “paladear” la poesta y explorar sus estructuras composicionales. Juegos de eseritura Bl juego de escribir versos o reescribir los ya existen- tes es otra posibilidad de aproximacién gozosa ala poe- sia. Hay muchos modos de hacerlo. Desde tomar un poe- ma breve, recortar las lineas de sus versos de modo tal que éstas queden en fragmentos diferentes y luego soli- citar a los nifios que reorganicen el texto a su libre en- tender, propiciando asi el surgimiento de un texto-otro, de una nueva propuesta lirica, eomo resultado de armar una suerte de rompecabezas; hasta entregarles un. poe- ma incompleto pidiéndoles que describan un inicio, una parte central o un final. Otra propuesta puede ser la de sugerir el titulo de un poema como estimulo para la creacién de un nuevo texto; también la biisqueda de un nombre para un pooma ya escrito es una alternativa. Mezclar Iineas de verso y titulos de poema de dife- renies autores para crear una nueva produccién; eseri- bir versos a partir de distintos estimulos: un sabor, un color, un sonido, una imagen gréfica, un olor, una textu- ra, un sentimiento... Inventar metéforas (“la luna es una arepa’, afirmé una nifia en un taller, entregando de forma espontnea y desenfadada un tropo de rara per- feccién), jugar con las rimas, son senderos poéticos para transitar junto a los nifios con imaginacién y espiritu liidico. No para convertirlos en poetas, sino para permi- tirles acceder al goce pleno de la poesia Las anteriores son sugerencias de cardcter muy gene- ral para introducir o presentar a los nifios la poesia en el aula. No son estrategias para “trabajar” la poesia en el aula, porque a nuestro juicio, la poesia no debe ser tra- Escuria y rossia 79 bajada (en tanto dicho término, en el ambito escolar, ha- ce pensar en un esfuerzo encaminado a lograr determi- nado propésito inmediato): la poesfa debe legar al salon de clases para ser compartida, apreciada y disfrutada, Fanny Abramovich, pedagoga y autora brasilefia de literatura infantil, hace algunas recomendaciones a los maestros preocupados por abrir las puertas de la escue- Ta a la poesfa: ‘Sila profesora va a leer un poemaa sus alumnos, que lo conozea bien, que 10 haya leido antes va- rigs veces, que lo haya sentido, percibido, saborea- do, Para que transmita la emocién verdadera, el ritmo y la cadencia pedidos, que subraye lo im Portante, que haga pausas para que cada oyente pueda descubrir por st mismo- cada pasaje, ca a estrofa, cada cambio, Que el niflo guste de leer, de sorber muy despacio, sin opuro, la poesia que encuentre... Que, al ho- ear un libro, sepa reparar en un pasaje bie erito y que saboree ese momento de belleza qu: ‘autor elabord. O que, al encontrase con lo mal es- erito, con lo tonto, con lo desprovisto de emocién y sensaciones, con el texto apresurado, mal resuelto, que percibay registre que aquello no quiere decir ‘absolutamente nada... ¥ que comente, hable y lea en alta voz, para demostrar su espanto ~no con Io bueno y To nuevo, sino con lo mal hecho y lo vial. Y, si fuera a seleccionar alguna poesta para ser leida por los ninos, que no sea una obra escrita por principiantes que todavia estan en busca de la forma. Es mejor recorrer aquellos autores que ya dominan el verbo, construyen el verso, controlan el ritmo, saben eliminar lo superflu: Sergio Andricain, Antonio O. Rodriquez para condensar -de modo exacto y bello~ las imdgenes, y provocar hechizo, suspiros, armo- nla, gusto, sonrisas, deseo de querer més, de re petir, de decir: “jAh, es esto!” 0 “jOh, es aque- Ulo!", de necesitar leer de nuevo para enterarse mejor, para comprender alld en el fondo o des- cubrir algo que -en la primera o en la segunda lectura~ no fue percibido... e incluso querer guardar -de un modo especial- palabras que abrieron las puertas de la comprension de wn mundo magico y sabio (que no se intuia, imagi- naba 0 percibia que era ast...) Necesidad de la formacién Es importante que los maestros se preparen para de- sarrollar una labor efieaz como promotores do la poesia entre sus estudiantes. Si su formacién académica no tu- vo en cuenta esa necesidad de conocer a fondo la litera- tura para nifios, de tener una informacién amplia sobre sus géneros, tendencias y autores mas representativos, se impone que tome medidas al respecto, El docente debe armarse con las herramientas nece- sarias para seleccionar, entre todo lo que se escribe y publica para el pablico infantil, aquellos textos poéticos de verdadera calidad artistica, que merecen ser difundi- dos entre los niiios y conocidos por ellos. Porque como dice un viejo adagio, “de buenas intenciones esta empe- drado el camino hacia el infierno”: de nada valen los propésitos loables, e] deseo del profesor de fomentar en. sus discfpulos el gusto por la poesia y st lectura, si no puede distinguir entre un texto meri io y un bodrio, Para reconocer qué es lo mejor; lo realmente valioso, ccidn Libre de los autores. ane dentro de las letras destinadas a la infancia, hay que es- tar “entrenados”. El gusto estético y el conocimiento li- terario no son innatos, se cultivan, se forman ~y el gus- to y las referencias literarias de los profesores de hoy son, en buena medida, resultado de lo que:sus maestros Jes dieron a conocer cuando ellos estudiaban en la es- cuela primaria. Sobre este punto escribié Maria Elena Walsh: El maestro, como todos, tiene que encontrar su cami- nna, un poco a tientas, buscando materiales que Te produzcan placer, comparindolos con las grandes ‘obras, formando su pequeia porein de cultura des vineulada de utilitarismo diddetico. EI maestro puede haber descuidado la formacién de su propio (gusto estético, no tener nocién clara de los valores, cosa que no es pecado irreparable mientras se sizn- tan realmente deseos de superarlo.® El maestro debe proponerse conocer mejor Ia literatu- ra para poder actuar como mediador entre ella y sus alumnos. Si se siente preocupado por estas cuestiones es conveniente que asista a cursos y talleres, consulte re- vistas y libros especializados que le brinden orientacién, busque asesoria, acuda a las bibliotecas para leer aque- las obras fundamentales que no se encuentren al alean- ce de su bolsillo. ¥ que cultive su pro sibilidad No es preciso que se transforme en un especialista en métrica y en tropologia. Bastaré con que lea, pida orien- tacién en entidades competentes y se mantenga infor- mado acerca de los mejores titulos y autores de la lite- ratura infantil, Con el propésito de contribuir a ese pro- 158, Walsh, Maria Blona, “La poesia en la primera infaneia", en Desventura ride Infants, Buenas Aires, Espasa Calpe, Selx Ba ¢ ~ SSSSSSSes! Sergio Andricain, Antonio O. Rodriquez coso personal de formacién, hemos incluido en este vo- De poemas y raices nm los anexos: una pequefia antologia con textos de (A manera de conclusién) més de cuarenta autores representativos de América Latina y un “mend’ de titulos de poesia infantil que so- bresalen por sus valores estéticos. 4Quién es el ignorante que mantiene que ta poesia Cit Maat . noes indispensable @ los pueblos? Hay gentes qusstccoretetaaaaee 9 Maria Elena Walsh, es importan- die tan corta vista mental, que creen que toda la fruta ig etlesionar acerca dela funcién que le corresponde se acaba en la eéscara. La poesia, que congrega era: *enel See integral de las nuevas genera-, o disgrega, que fortifica o angustia, que apuntala ra eee de aaesice aia a Te oderriba las almas, que da 0 quita a lox hombres eae loon 18 ninos ni robots ni munecos confor- la fe 0 el aliento, es més necesaria a los pueblos ie esas gee oaeoeeeeet OLDER tee ee que la industria misma, pues ésta les proporciona a el modo de subsistir, mientras que aquélla les da el deseo y la fuerza de la vida. José Marvis® ‘Nuestra religién se Nama poesia. Creemos que ta poesia es para los hombres una necesidad vital elemental, a veces mas vital que el beber y el comer (..) La poesta es la capacidad creativa que tiene el hombre de vivirse y de reconocerse a si mismo una y otra vez en el mundo y al mundo en st mismo. ‘Micwaet. Exon® “g¥ qué hago con el poema?” preguntan con frecuen- cia los docentes. Pues no haga nada con él: preséntelo, introdizealo, 1 déle cabida en la vida de los ninos. Cree una atmésfera propicia para acoger el poema en el aula y darle la bien- {68 Marts, Jone, Bnaayoo sobre arte mera infancia” on De +, 1945, p87 “Ares, Bapars Calpe See 69, Ene, Michaeh,*Ponsemicotos de un indigona eentevearopeo” viet Nera inte, Madrid, Afagoare, 1886, satura, La Habana, Arte y Literate Carpe ERT RTE TESTE ETS S4_______ Sergio Ancirioain, Antonio O. Rodriquez Iéalo en alta voz, disfrritelo con ellos paladéelo, rianse si se trata de versos humoristicos 0 compartan ef silencio si se trata de un texto que invite a la introspec- cién y al recogimiento. No es indispensable que, después de escuchar o leer el oema, los nifios tengan que hacer algo manual o corporal para “Jjustificar” la presencia de la poesia en la escuela. No hay que obligarlos a dibujar lo que més les llamé La aten- cin del poema, ni hay que ordenarles que lo canten o lo es. cenifiquen, iy mucho menos que lo memoricen! Si, de ma- nera esponténea, él poema invita a los nifios a crear, si des- ierta sus deseos de fabular jpues bienvenidas sean sus ac- Giones! Pero que no se conviertan en un requisito a cumplic luego de enfrentarse al texto lirico. A veces, es preferible que la reaccién ante Ia lectura de unos versos sea tinica- mente ese “silencio activo y creative” al que alude el ensa~ yista italiano Angelo Nobile.7° Los juegos vinculados a la escritura, a la exploracién en las posibilidades expresivas del lenguaje, favorecon el acereamiento pesterior a la poesia, contribuyen a crear ese clima favorable al que hacfamos referencia. Es importante propiciar que los ninos creen retahflas, ono- matopeyas, versos sin sentido, que inventen palabras y asocien con libertad imagenes, vocablos Y conceptos, no con la intencién de convertirlos en escritores, sino de cer mas amable y gozoso su encuentro con la poesia como género literario, El ensayista francés Georges Jean habla de escribir para encaminarse hacia una lec- tura creativa y sugiere que “los juegos posticos deberian ser utilizados para liberar al nino y al adolescente de un acercamiento tradicional a la lengua en general y a la lengua poética en particular”.7 70. Nobile, Angola, Literatura infantil y juvenid, Madrid, Bticiones Morata, Ministerio de Kdueacion y Chenciae, 1992, 68. 72 Jean, Georges, La poesta en la escuela. Hae Maina, Baieionce de la Torre, 1996. p14 i una escuela de Da poesia, ciarse a algdin contenido curricular para ee espacio escolar. La poesia no tiene que ser un ap na ce ni una ilustracién de nada. Vale por si misma, No ae Tleva un pooma a la clase para pedirle a los estu- diantes que localicen en él los adverbios o las oracio- nes coordinadas. Como bien alerta Georges cr ‘ne debemos utilizar el poema para fines que no le son propios".72 Hay que busearle su lugar y momento particulares, sin enajenarla asocidndela a un tema 0 tuna fecha determinados. Leer un poema en clase, por gusto, sin exigit ni osperar nada a cambio es defen- der la existencia en Ia escuela de oportunidades para apreeiar Ja bolleza, para estimular la imaginacion, para humanizar los sentidos en un ambiente placer tero y distendido. «;¥ qué hago con el poema?” Pues... eso: propiciar que Be eee Parte de nuestra vida, permitir que st magia nos toque. jEso es suficiente! A aan lan _ Je ocurriria preguntar, ante una amenaza de vase quchage con el agus? Simplemente dear qu el ina do la acaricie, la alegre, la contagie con su vitali i fi freseura; de lo demas se ocupardn, alli abajo de la tie- ra, las raices Bogoté, 1996/1997 Antologia Pests peau antologia tiene dos propésitos prin- ipales. Por una parte, proporcionar a los educa- dores un conjunto de poemas para nifios que puedan le var a sus aulas. Pero, ademas, se trata de una mues del quehacer de algunos de los autores mds representa- tivos de América Latina. ARGENTINA Laura Devetach Laura Devetach nacié en Reconquista, provincia de San- ta Fe en 1936, Eygros6 de la carrera de Letras en la Univer- sidad de Cordoba, donde desarrullé tareas docentes en es- enelas primarias, secundarias y en la Universidad. Actual- mente vive en Buenos Aires. Ha dirigido colecciones de li- bros en Ediciones Colihue y ha publicado cuentos y poestas: La torre de cubos (1966 y reediciones: 1973/1985), El abuelo del Tate (1978), Los picaflores de cola roja (1980), Monigote en la arena (1983), El hombrecito verde y su pdjaro (1987), Ell brujo de los tubitos (1990), La casa de Javier 1990), Co- plas de la. humedad (1990), Una caja Hena de (Cuentos, poe as y caprichos) (1996), El paseo de los viejtos (1998), Can- 18), Las 1001 del garbanzo peligroso (199% por la déeada del sesent ra un nuevo lenguaje en la literatura para nif fen tematica como en estilo. El compromiso, la denuncia, ‘apareeen impresas, convertidas en un lenguaje polisémico, en el que entremezela lo pottico rico en sensaciones, el hu- ‘mor, lo cotidiano y Io fa no tradicional’- dice Susa- na Itzeovich en Papeles S8________ Sergio Andricain, Antonio 0, Rodriguez Por Monigote en la arena recibié el Premio Casa de Las Américas en Cuba en 1976 y ha recibido también numerosos premios y menciones en Argentina. iARBoL, Hojas color verano, ramas para trepar ¥debajo ala sombrita un lugar para jugar Beatriz Ferro en Buenos Aires y ejercié desde temprano su Vocaci6n literaria a los nifos. Sus primeros relatos apa- recioron en la Coleccién “Bolsillitos”, de editorial Abril, leccién “Cuentos de Polidoro” (1967/68) del Centro Editor de América Lati. na, planifieé y escribi6 El Quillet de los ninos, que rove. lucion6 el esquema convencional de las enciclopedias, a través de la seleccién del material, la inclusion de tradores de estilos diferentes para las diversas temiti. cas y un nivel escriturario al aleance de cualquier lector. Entre sus libros de cuentos se destacan: Las locas ganns de imaginar (1984), Cuatro euentos cdndidos (1994), Dos semanas de pelicula (1995), Bl drametico caso de Jas sefioras iguales (1998) Entre sus libros de poesia Versos que no muerden (30 si?) (1994) y Versos de babe, {ita (1996). Colaboré en adaptaciones de cuentos y le- yendas para el diario Pagina 12 en pequefios volémenes distribuidos junto con el periddico. Recibié en el 2001 el Premio de Honor por toda su produecién en los “Prego- pero", instituides por la Fundacién el Libro y ediciones Col ea EScuriA Y Porsia MI JARDIN HIZ0 LO QUE QUISO Mi jardin hizo lo que quiso. Planté un geranio, broté un nareiso. Planté un rosal, nacié un peral. Mi jardin hizo Sin previo aviso cubrié de hiedra Ia oseura reja, Ia blanca piedra. Podé el ciruelo, salieron solas. En vez de flores de campanilias al decidlis: darme frutillas. No es caprichoso ni prepotente. Es un jardin independiente Marta Giménez Pastor Nacié en General Pico, provincia de La Pampa, Profesora de Nivel ‘Murié en 2002. Maestra y vel In tal eee poesia pare adults para mito, eres y C___ Sergio Andricain, Antonio O. Rodriquez ESO Hisnwanbe2, MIGUEL, Miguel Hernéndee para niios, Madi cones de la Torre, 1969 ssa io, Maa, InamouRo. 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