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Los moches contemporaneos: representaciones y memoria étnica en el norte peruano! Jacobo Alva Mendo Proyecto Museo de la Memoria Colectiva Resumen Se propone una lectura de las representaciones de los pobladores contempordneos de ja costa norte del Peru. quienes crean y recrean nuevos simbolos cultirales que temiten a rominiscencia de la antigua cultura moche chim asentada en la misma zona hace dos mil allos. Se presenta cuatro aspectos que evidencian en la vida cotidiana regional, la persistencia ¥ reinvencion de representaciones culturales: una historia compartida; la cultural ancestral recwada; el fendmeno Sipan: ias memosias etnicas en conflicto, Palabras claves Mocuica cHisy ~ Moc: PERUANA CON fEMHOMANEDS ~ MENORt eesTonica — Repaesentacionss — Eanacipan — «... Por eso en nombre del pueblo mochica quiero agradecer a todos ustedes por haber venido a celebrar con nosotros la fiesta del Nifio Dios de Pascua. Festejar a nuestro modo la fiesta de Reyes. Muchas gracias en nombre de todos nosotros, el pueblo moche».? Los pelos no se me crisparon, pero la frase ameritaba que eso ocurriera. Pueblo Mochica, Moche, asi de natural y contundente se llamaban entre si los pobladores de! pueblo de Ticume, Lambayeque. Las palabras las dijo el presidente de la Hermandad encargada de la celebracin de la fiesta al «Nifio Dios de Pascua» de Taicume. Era el verano de 1993. E16 de enero, dia tradicional de esta celebracién, En el norte peruans, la fiesta es conocida también como «Bajada de Reyes». Ese dia, el grupo que represent6 en el coliseo local la adoracién de reyes habia venido del vecino pueblo de 1 Fste texto en su versién preliminar fue comentado por Gonzalo Espino, Arturo Paredes y Pitar Cuevas. Agradezco sus valiosos comentarios. 2 Palabras de don Lorenzo Zefia Vidaurre (Ménrope, 1927), presidente de la Hermandad «Nilo Dios de Pascua» de Tucume, al final de la representacién teatral en el patio del centro escolar local e! 6 de enero de 1993. iA guaca, afio 1, n°. 1, Lima, diciembre 2004, pp. 9-26 I 10 Mochumi.* Es costumbre que este grupo de pobladores sea invitado por las hermandades de los pueblos vecinos para realizar esta representaci6n. En esta oportunidad no me ocuparé de esta celebracién,* deseo velver a la frase pueblo mochica, moche que a lo largo de esta década me ha venido crujiendo, crepitando el pensamiento, 2Existe un pueblo mochica, moche en el norte peruano? Por cierto no se trata del pueblo que efectivamente existe al sur de Trujillo y que tiene ese nombre. La frase fue pronunciada unos trescientos kilémetros mas al norte, en un pueblo agricola en el contexto de una fiesta tradicional. Quiero poner en evidencia algunos aspectos puntuales para discutir por qué un grupo de pobladores contemporéneos se dirige a sus coterraneos y les dice todos nosotros, el pueblo mochica, mache y ellos \o aceptan de buen agrado, inclusive aplauden, como dando a entender que estén convencidos que lo son. Por fo menos ninguno de los asistentes se incomodé © pensé como yo, que tal vez el entusiasmo y la emocién lo desbord6, o por titimo, se equivocé al autoprodamarse como moche ante esa inmensa comunidad reunida, aproximadamente unos quinientos celebrantes que abarrotaban el coliseo popular. Los mochicas como cultura existieron de acuerdo al registro de los arquedlogos en el perfodo 100 al 700 d.n.e. Es decir hace unos 1300 afios dejaron de existir. és posible la continuidad de este pueblo tras esta larga «defunciéns? ¢Pudo persistir en los andes el relato de la historia y cultura de este pueblo sin el testimonio de la escritura? Es evidente que la representacion teatral de religiosidad popular puede ayudamos a develar algunas conexiones como fo ha reportado Schaedel? en el caso de la celebracién de esta fiesta en el bajo Piura, en el pueblo de Narigualé: la celebracién tiene que ver con el fendmeno «El Nifio», un evento climatolégico que altera la vida productiva en el mar (la pesca), en la tierra (actividades agricola ¥y pecuaria), en los pueblos (actividades artesanales, comerciales, escolares, etc.), es decir un fenémeno que impone una agenda familiar y publica alli donde se produce periédicamente. Sin embargo, nuevamente, este asunto es referencial en esta comunicacién, 3! grupo teatral esta conformado por pobladotes de Mochum, ninguno de ellos es actor profesional. Son pobladores quienes tradicionalmente con ocasion de esta fiesta se tetinen y ensayan bajo la direcci6n de un sefior que tiene el libteto y pos sherencian tiene ef eprivilegio» yla eobligaciéne de hacer esta representacién, Mochumé esté distante de Técume a unos 20 kilémetros aproximadamente. Este grupo asiste invitado especialmente a esta fiesta. La representacién también la realzan en sit pueblo natal 4 Por ello los nombres de tos participantes en la festividad y et detalle de fa misma no son proljos en datos. Es referencial en esta comunicaci6n. '5 Me tefiero al pueblo de Moche, actualmente distrto, distante a 8 km aproximadamente al sur de {a ciudad de Frujilo. En sus linderos, se ubican las portentosas huacas El Sol y La Luna, Sede politica ¥ religiosa de la cultura Mochica en el perfodo 200 al 300 d.n.e. 6 Cf. Schaedel. (1987: 125-126); de! mismo autor sobre las fiestas religiosas muchik, 1988: 147- 189. nn Un pueblo moche en la zona de Lambayeque? Veamos algunas pistas que nos puedan aproximar tentativamente a entender mejor en el contexto actual este nosotros, el pueblo mochica, moche: la continuidad histérica; la evidencia de fa cultura y la tradicién; el fendmeno Sipan y el mito de las identidades en el contexto de la globalizaci6n; las memorias hist6rico-culturales y étnicas en tiempos de memorias en conflicto cultural y politico. La continuidad histérica Cuarenta afios de observacién y trabajo en diferentes lugares de la costa norte peruana llevé a Richard P. Schaedel a sostener que estamos ante el continuum cultural det pueblo muchik. Esta propuesta la hizo en 1987,’ el mismo afio que se dio a conocer el descubrimiento del Seftor de Sipan; pero el articulo que publicé no aleanz6 a dar cuenta, maxime lo tinico que se sabia pata entonces es que se trataba de una Tumba Real con ingente y valiosa informacién sobre esta sociedad. Claro sin considerar la fabulosa orfebrerfa en oro y plata que la tumba de este gran sefior contenia. El articulo llamaba la atencin sobre la necesidad de ver y asumir que los mochicas continian vigentes en algunos enclaves de la costa norte, en caletas y campifias principalmente a través de la tecnologia de pesca y agricola. Sostiene su propuesta en los estudios de cinco disciplinas que han venido reportande un mejor conocimiento de esta sociedad: la arqueologia (para observarla en el momento temprano y discursivo de su aparicién y accionar, en especial porque «nos da las bases de la etnicidad> al revelar los principios de adaptacién al medio ambiente}; la historia del arte, (para interpretar la iconografia, ritos y mitologia); a etnohistoria (para «ampliar el panorama de la sociedad chimi desde el siglo xv.al xvii); la lingiifstica antropolégica (para relacionar el vocabulario recogido con el mundo de las ideas y creencias); y la etnografia o antropologia cultural {para encontrar la articulacin de la sociedad antigua con la presente y la manera «cémo esta colectividad representa su identidad como pueblo»). Estos estudios ~anota- vienen develando el mundo, fenomenolégico e ideacional de los muchik. Como fueron y vivieron los antiguos mochicas, qué heredaron sus primeros sucesores, los Chimts, que florecieron durante el periodo de intermedio tardio, 1100 a 1476 d.n.e. Y qué de esa tecnologia e ideologia son depositarios los actuales descendientes a to largo de los casi quinientos afios de colonizacion; primero, de los incas (apenas tres cuartos de siglo, entre el diltimo cuarto de fines del xv y el primer tercio del xvi), luego de los espafioles y desde la Ultima centuria, del coloso pais del norte principalmente, rector de la polftica y economia mundial contempordnea. 7 Me tefiero a Richard P Schaedel, 1987. «2000 afios de la continuidad cultural de los muchil en la costa norte cel Penis, En: IberovAmerikanisches Archiv. N.F., 13: 1, pp. 117-127. Bern, 8 CE Schaedel (1987: 119-125}. 12 Los estudios de los uitimos quince afios sobre lo moche, han revelado que lo conocido como cultura mochica, ha sufrido grandes cambios respecto al conocimiento de su cultura e historia; en efecto, siendo tantos nos parece que se puede mencionar por lo menos dos que sintetizan el cambio: el primero, con Sipan se empieza a replantear el rol central que se asignaba a la cultura Huati en la creacién y eventual difusién de formas complejas de organizacién sociopolitica (Estado), Makowski sefiala que las evidencias de Sipan contribuyen lentamente en la modificacién de esa perspectiva> (1994:103); y el segundo, existirian dos sedes o dos momentos diferenciados de presencia mochica en el norte peruano. Los que se ubican respecto a la pampa de Paijén? hacia arriba y los que se ubican hacia abajo, en ambas comarcas existian grandes sefores que tenfan a su cargo una jurisdiccién territorial en un mismo tiempo o en tiempos diferenciados sin alterar et sistema politico religioso; por lo tanto se puede hablar que florecieron dentro de una misma unidad territorial y temporal: los mochicas del norte y los mochicas de! sur (Castillo y Donnan: 1994}, Dos estilos, dos maneras de convivir bajo un mismo patrén cultural, con sus obvias diferenciaciones locales pero en general interrelacionados por un mismo sistema ideoidgico y politico, conformande, como he anotado, una unidad territorial. EI develamiento de las estructuras arquitecténicas; los patrones funerarios; los ritos religiosos y politicos, de preeminencia y representacién del poder; la produccién alfarera, en especial ia cerdmica ritual; las representaciones iconograficas, en particular aquellas donde es posible advertir el caracter mitolégico; los sistemas de produccién agricola, hidrolégico y pesquera; en fin, todas estas manifestaciones de la cultura mochica responderian a un mismo patrén," por lo tanto estamos ante un grupo humano en un extenso territorio cuyo desarrollo desde formas primarias de vida ha ido constituyendo sucesivamente, en casi 15 siglos, una civilizacién"! que ha levantado un corpus 9 La pampa de Paijén se ubica en el departamenta de La Libertad, a unos 50 km al norte de ta ciudad de Truillo, capital departamental {a unos 650 km al norte de fa ciudad de Lima, capital nacional) es frontera del valie de Chicana donde se asienta este pampa y colinda con el valle de Jequetepeque, que a su vez colinda con el valle de Zafia perteneciente al vecino departamento de Lambayeque, 10 Puede consultarse en especial las publicaciones de las dos teuniones de especialistas Mache que se han realizado en la ciudad de Trujillo tos afios 1998 y 1999: Uceda y Mujica (1994) y Uceda y Mujica (2003). Este ditime libro da a conocer en detalle los avances en lo perspectiva de esta unidad teutitorial de los mochicas del norte y los mochicas dal sur. Aunque como anotan los editores en el ‘balance, si bien sa ha avanzada en el conocimiento de los moches, queda mucho todavia por investiga en espécial hacer estudios comparativo de sitios arqueatégicos o avanzar en conocer mas ‘exhaustivamente los sistemas de intercambio al interior de una misma zona, asi come salir del estudio de la arquitectura y ritos funeratios pera explorar més en conjunte la vida social, sin centrarse exclusivamente en los sistemas religiosos. (2003: 345 ss) 11 En verdad 15 siglos de presencia en ia zona es casi exclusivamente pata lo que conocemes coma el periodo de florecimiento de la cultura machlca y chim. Pero en la zona les prehistoriadores khan reportado presencia humana (el paijanense) desde hace unos 1} mil aes, @ partir de formas elaboredas de produccién industial (puntas de proyectl «paijanense>, «cola de pescado-) en la z0na do La Libertad y Ancash, producida por cazadores, pescadores y recolectores del palealitica superior, 13 cultural propio, pero en especial un sistema interconectado, intra e interrelacionado cultural y politicamente. El corpus cultural se evidencia en ef compartir modos de vida sustentada en una invenci6n y reinvencién o recreacién de su tecnologfa e ideologia que principalmente, como hemos senalado se observa mejor en campifias y caletas de la costa norte. Un aspecto que se vincula con Io anterior es el referido a la sobrevivencia, inclusive hasta inicios del siglo xx, de la lengua mochica” en algunos lugares del norte, en particular la zona costera de Lambayeque. En Eten tanto en el puerto como en la ciudad, y en el pueblo agricola de Monsefi especialmente. Por fortuna, la lengua mochica viene siendo investigada y ya tenemos una amplia bibliografia al respecto.!3 Algunos puntos son de consenso: es una lengua extinta. No hay un vocabulario «completo» como el castellano o lenguas de habla contempordnea o antigua que cuentan con su respectiva «academia». Esta lengua se ha recogido desde e! momento temprano de la invasion hispana, pero todavia no tenemos una compilacién y estudio exhaustivo que de cuenta en términos lingiiisticos y filolégicos que nos revele el habla y por tanto la cultura, porque a partir de la lengua es posible inferir o mostrarse el aparato conceptual de una cultura: el nombrar adquiere un significado que denota Ja abstraccién del pensamiento de los sujetos. trashumentes en esta zona de los andes; més tarde en et valle Chicama, ei reporte en Huaca Prieta (Bird: 1948} de produccién agricola y textil, hacia et 3.500 ane. Es decir hace unos §,500 afios que s@ inicia la revolucién neolica en los andes en esta regién. Como podemos colegit, fa zona tiene una larga experiencia humona y ha ido creendo progresivamente el cimiento de una eiviizacien, que para los dikimos dos mil arios hoy denominamos moches. Mochicas, muchik, para otros. 12 Respecto a la lengua mochica, idenominada Yunga, por los primeros conquistadares de estos reins, los incas, y los espafioles tambien la siguieron llaméndolo esf) el estudio de Zevallos Quifiones (1946: 163-188} senala las dificultades para caracterizar la tengua de la casta norte al momento de la conquista. En sus conclusiones anota -sustentade en informaciones de cronistas det xvi y xvI- que ‘existicron una diversidad de idiomes y dialectos resionales darivados de «una lengua areaica y exéticar ‘que los conquistadores y doctrineros escucharon sin entender; afrma que uno de estos idiomas © dialectos fue ef mochica y que a fines del xvi eno queda dcumento ni rastro que pruebe su supervivenciay; aunque precisa que «la extinciGn paulatina se hizo total al empezar la segunda mitad del xat>, Pero los investigadores han tecogido palabras inclusive hasta inicios det xx, tal como se puede deduck de los estudivs que reporta Schumacher (1992}. Recientemente Solas (2004) ha editado los manuscritos de Briining que se fue a residir a Eten entre 1906 y 1910 para recoger la lengua mochica con el propésite de elaborar un diccionario mochica castellano que denomind Mochica Wérterbuch el que quads inconchiso. Salas anota que hasta un erio antes de su partida del Pera, en 1925, «Muy probablemente Bruning continuaba ordenando sus notes...» (2004: xvi}. Conviene anotar que Zevalios afirma que «La lengua predominante y oficial en la costa a la legada espaviola era la de los Chimis, implantada por conquista y politica; Ja Qucauw, citada por los padres Lizérraga y Calancha (1946: 172). Aunque Schumacher (1992: 115) ha observadia que «La Calancha es el tinico que menciona este nombres. En sintesis, esta lengua carcaica y exdticar ha pasado a conocerse como mochica aunque no hay consenso de que asi se llamé, (Cf. Schumacher 1992: 113) 13 Véase Gertrud Schumacher de Petia. 1992, «Los estudios del mochica a través del Tiempor. Alina Mater 2: 113-122. Conviene recordar los estudios significativos de Cerron Palomino (1995); Torero (1986), En los dltimes afios, José Antonio Salas ha publicado Diccionario Mochica Castellana! Castellano Mochica (2002) y en octubre de este ario el mismo autor ha tenido a su cargo la edicién de los manuseritos de Brining que se ha publicado con el titulo: Mochica Warterbuch Diccionario Mochica. (2004, Mu Ultimamente Schumacher (2004) a propésito de ta publicacion del estudio de Salas" nos advierte de los esfuerzos de ‘os investigadores por conocer mas esta lengua, pero también, del cuidado que se requiere para no incurrir en errores ~ como en el caso del referico estudio- que «parece haberse hecho demasiado apresurado y aparentemente sin revisiones: no es confiable» (p. 81). Sin embargo Jo que interesa destacar més alld del apunte oportuno de la lingitista, es que nos daa conocer la complejidad del estudio de esta lengua que ayudaria a comprender mejor los sistemas de abstraccién y nombrar de esi¢ territorio cultural. El estudio puede conducirnos a comprender el habla local de !a zona, porque no obstante ser una lengua extinta y en desuso, parece que es del habla, pero no de la comunicacién cotidiana, en el sentido que las modulaciones de esa voz antigua estén incorporadas en el castellano regional, que recoge el habla popular det notte. Es posible entoinces que las modulaciones de este habla antiguo se hayan convertido en bolsones de habla en estos territorios aludidos. Desde luego es una afirmacién que se requiere profundizar. Lo que si conviene enfatizar es la opinién de Alfredo Torero (1986) quien al estudiar Ja lengua mochica observé la presencia de dos tertitorios culturales- linguisticos al norte y sur de los actuales valles de Lambayeque y de Trujillo; la linea divisoria de «frontera» estaria entre los valles de Jequetepeque, (Pacasmayo) y Chicama. En esos valles coexistieron dos lenguas, la mochica que se hablaba en el norte; y el idioma de los chimtis, el quingnan con su vatiante epescadora> en el sur.”* Es decir la misma diferenciacién que los arquedlogos han encontrado en la tiltima década: mochicas del norte y mochicas del sur. ‘También es posible advertir que el lugar donde persistieron emochehablantes> — conocedores de palabras y giros~ hasta fines del xx e inicios del xx es la zona costera de Lambayeque. Y no es casual que la recopilacién se haya realizado en esa zona por parte de los primeros buscadores de «antiquailas»; tampoco es fortuito que precisamente a esta zona los pobladores locales denominen la mancha mache" a esa porcién del territorio nortefio. Es decir hay un reconocimiento por parte de los coterréneos lambayecanos que existen lugares 14 Gertrud Schumacher de Peiia. 2004. «21 diccionario Mochica Castellano Castellana Mochica de José Antonie Solase. En: Patio de Letras, Afo 1, voll, N° 1, pp: 77-63. Lima: uNvsM. 15 Schumacher (1992: 121-122) al evaluar los aportes de investigadotes del mochica actava @ ‘raués de una cita de Torero (1986: 540 passim) que en la zona entre el valle del Santa y el de Motupe se han hublade dos lenguas, que coexist en la.zona limite (bajo valle Chicama -vaile de Jequetepequel pacasmayo}, eran ef mochica en el norte, y el idioma de los chimds el quingnan con su variedad geogréfica social ‘pescadora’ en el sure. Del mismo modo Makowski (1994: 104) ha abservado a propésito de Ia diferenciacién de estos «territories culturaless que «posiblemente se diferenciaban también desde el punto de vista fingdtico: mochis vis Quinghan» cltando a Torero (1987). 16 Esta expresién también la esctichamos de fos pobladores de Técume en la visite de campo hace sana década, Diez afios después, en octubre de este afio, la denominacién come tal ain es reconocida por pobladores vinculados a las actividades de promocién de la cultura local como la sefiora Angela Liontop, © el sefior Doroteo Carrasco, dueciivo de la hermandad »Purisima Concepcién, fiesta tradicional local. (Entrevistas dei 10 de octubre det 2004). 15 de «refugio» de esta cultura y la sobrevivencia tardia de la lengua mochica es uno de ellos, es decir pueblos donde alguna vez existieron los mochicas y que actualmente allf todavia viven sus descendientes. No es muy dificil encontrar en el territorio lambayecano: Eten puerto y ciudad Eten, Monsefi, Callanca, Santa Rosa, San José, Mochumi, Técume, illimo, Pacora, principalmente, la presencia de apellidos con fuerte reminiscencia de la lengua «mochica», 0 si no Io son por lo menos se ha instalado la creencia que esos apellidos como Chumbi, Chambi, Farrochumbi, Llontop, Quesquen, Llempen (Chinpen), Lluen (Luem), Mochomi, Puemape, Poyconsol, etc. provienen de lenguas aborigenes del norte. Lo mismo ocurre con el tipo fisico de estos pobladores norcostefios, el parecido del rostro y la contextura fisica de varones y en especial de las mujeres, con las representaciones en la iconografia mochica 0 los famosos «huacos retratos». El tipo de vestimenta parecida en el caso de pobladores de estos lugares es casi similar. En especial, nuevamente, las mujeres. Numerosos estudios etnograficos y ahora los de género han puesto en evidencia que las mujeres son més resistentes a los cambios tecnolégicos culturales -por su condicién de marginacién, discriminacién y exclusién social-.” Existen estas evidencias de una forma particular, distinta de los pobladores citadinos mas cercana su vida a las modas y demandas de la sociedad moderna; sin decir que estas poblaciones de la mancha moche no lo estén, sdlo que sus estrategias para preservar el legado cultural todavia cuenta con fuertes vinculos familiares, redes de parentesco y obligaciones de cardcter intra e interfamiliar, de amistad y vecinal que hacen posible «mantener», sobrevivir formas de vida antiguas o de larga data histérico cultural. La evidencia de la cultura y Ja tradicién Un aspecto que ha puesto de relieve la cultura y tradicion en el norte constituye sin duda los estudios arqueolégicos, aunque los de etnohistoria que inicié Maria Rostworowski hace mas de 40 afios en la zona abrieron un nuevo capitulo en la revaloracién de esta cultura. Su aporte ha sido significativo en la visibilidad de las etnias de la costa al proceso civilizatorio en los andes". Estos estudios y en particular en la tillima década las sucesivas reuniones de especialistas moche en 17 Al respecto la bibliografia es amplia, Puede consultar en particular: «las mujeres son més indias» de Marisol de la Cadena. (1992): 0 los apuntes de Larco (2001, I: 117 ss,} sobre las mocheras en el-vaile de moche. 18 La bibliogratia de Rostworowski es amplia, cito las més importantes para la zona: Curacas y sucesiones: costa norte (Lima: Minerva, 1961); Recursos naturales renovables y pesca: sigios xv y xv (Lima: IEP. 1981); Costa peruana prehispAnica (Lima: IEP, 1989 y 2004). También hay que consicerar los aportes de Sabogal Wiesse y Rodriquez Suy Suy, ambos han estudiado la regién y atin se espera un ‘estudio exhaustive de sus indagaciones y reflexiones. Continuar el trabajo iniciado por Antonio Rengifo que publicé: La artesania en la obra de Sabogal Wiesse (Lima: Cepia, 1989) y orientar sus ‘aportes a la costa norte. 16 ‘Trujillo (UNT) y Lima (PUCR Museo Arqueolégico Larco Herrera) en torno ala cultura mochica, ahora denominada Moche sin mayores ambages, han contribuido a «canonizar; la presencia de una cultura ancestral en la zona. Ha sucedido un fenémeno que bien podriamos denominar las voces de fas huacas. Es decir las huacas -monumentos, patrimonio cultural han empezado a «descubrirse», a decir su palabra, su voz. Qué son, quiénes fueron, cudl fue su funcién pero también qué sentido tenian en la sociedad. Las huacas, los entierros, informan de la vida econémica, social, politica y religiosa, revelando el mundo de esta antigua sociedad norcostefia. La abundante informacion que se brinda viene facilitando el conocimiento y comprensién de los moches y en particular, ingresa al imaginario académico y regional, cuando no nacional, la presencia de una cultura regional en el norte a partir o sustentada en Ia historia y cultura mochica. El dia que esta informacion sea dosificada y editada en un gran mural o mirada diacrénica o de larga duracién, quedaré més clara la trascendencia de esta civilizaci6n norandina en la cultura nacional. Un aspecto a tomar en cuenta en este sentido, y que han advertido recientemente Luis Millones y Laura Leén (2004) es la relevancia en el contexto nacional del prestigio de la practica del curanderismo nortefio. En el norte peruano ~es més visible-se asocia a practicas medicinales ancestrales, reminiscencia de las culturas aborigenes prehispanicas. Curanderos y brujos que se promocionan en la capital nacional hacen referencia a especialidad en norcostefia, de fuerte reminiscencia mochica, que organizabe su vida social en un «complicado» sistema de relaciones de compadrazgo: «encontramos que casi todos en la comunidad estan relacionados por medio de estas complicadas redes ceremoniales» agua de socorro, corte de pelo, abertura de huequito en la oreja para los aretes a las nifias, madrina de sangre a la partera que ayuda en el parto del nifio, bautismo, confirmacidn, matrimonio, padrino y madrina de cambio de ropa del nifo fallecido, etc. También Gillin (p. 105) presenta una lista de padrinazgos que se esiablecen en Moche. Es decir un sinntimero de lazos de parentesco que se tejen y que fortalecen un vinculo de cercania y pertenencia entre ellos, el grupo base de la comunidad. He aqui también expresiones de vinculos de identidad que se generan a partir de las telaciones de parentesco, que por cierto no es exclusividad de la zona pero sida cuenta de eémo se han ido fortaleciendo las identidades en un contexto como el norte que desde muy temprano, el siglo xvi, ha sufrido la irrupcion de fa cultura occidental y en estas estancias o «aldeas» han pervivido las formas de cultura que remiten a su heredad. EI fenémeno Sipdn™ y el mito de las identidades en el contexto de la globalizacién Con el descubrimiento del Seficr de Sipén se ha iniciado un nuevo ciclo de revaloracion de la cultura ancestral. La manera como Ja prensa ha informmado a lo largo de década y media ha ido progresivamente instalando en la mernoria e 22 Aunque Schaede! (1988: 143) ha precisado que Gillin especulé que esta seguridad social est relocionada @ canaitzar los desequilibrios sociales (agresiones y divisiones) producto de la ebrujeriaa ‘que irecuentemente los mocheras practicaban, 23 Bi pueblo de Vir hoy provincia, queda en el velle del mismo nombre al sue del valle de moche. Distante a una hora en autobus de la ciudad de Teyjto. 24 La idea del surgimients del fenémeno Sipin se abordé en las clases de meestrin en Histotia en Porque como ha recordado Schaedel (1988: 147-154) ta ideologia en los andes esta latente en los simbolos de los dramas eclesidsticas como en «Los Tres Reyes Magos» que en el norte peruano, en el pueblo emuchik» fue muy importante Porque pone de manifiesto «una trinidad de divinidades aborigenes»*, ademas 25 Cf. Schaedel (1988: 20-31) anota que la iarga permanencia de dos mil afios del pueblo muchik en una region desértica ha permitido adquirir una experiencia ekistica, es decir una percepcién del medio ambiente, que ha sabido utilizar en su beneficio 26 Esta «trinidad de divinidades aborigenes: estrella, luna y sol, como si fueran éstas figuras andlogas a fos Tres Reyes Magos, que fueron a rendir homenaje de los cultos gentilicios al recién nacido, Hijo de Dios. En fa religién Muchik, al advenimiento del Cristianismo, es muy probable que estos tres poderes sobrenaturales figuraran como predominantes v, aunque el sol hublera sido una adici6n impuesta por la ocupacién incaica, los otros dos estan bien identificades en la poca documentacién que tenemos sobre la religion Chimiis (Schaedel 1988: 155-156) 22 de ser una de las tres fiestas tradicionales més importantes junto a Semana Santa y el Corpus Christi. La afirmacién de una identidad propia en el contexto del norte peruano, a través de estas representaciones de su cultura va configurando una memoria étnica, la cual requiere ubicarla también en otro plano, como la accién de bitsqueda de reconocimiento de una cultura regional propia y diversa en su representacion cultural, que es una forma de ejercicio de ciudadania en el pais, cuya clase dirigente largamente ha invisibilizado 2 estas poblaciones. Pero hay que entender esta nocién de ciudadania que es contraria al cardcter monocultural, a ese esencialismo de una cultura para asumirla desde (0 que busca) una cidadania intercultural. Porque como ha serialado Carneiro (1999) «La ciudadanfa tinica acaba por tener que enfrentarse con multiples sistemas de pensamiento, a veces en abierto conflicto, [Porque] todos los pueblos, culturas y sistemas de valores han pasado a ser, en esta era global, absolutamente sincr6nicos. El reloj de la humanidad funciona de la misma manera para todos Jos continentes», De modo que hay la necesidad de ubicar la emergencia de estas ciudadanias, porque estas identidades éinicas abren un espacio en el mundo de la cultura y plantean un reconocimiento en el Ambito politico. Y es posible advertiria en el pais a partir de la wltima década en las elecciones para el gobierno local y regional principalmente; postulaciones que bajo la expresion de organizaciones politicas independientes ilevan en su ideario y oferta la demanda explicita del tema de la identidad como en Huanchaco Identicdad Huanchaquera por ejemplo, que quiere revalorar ia identidad o presencia de los originarios del pueblo. O el gobierno de fos y para los propios, para los eternamente olvidados e invisibilizados. Este fendmeno no es ajeno ni exclusivo de esta regién; si observamos los recientes procesos electorales en ef pais, en especial, la contienda electoral municipal y regional el tema y reclamo de «trabajar por afirmar (o recuperar) la identidad» es més que evidente. Y en norte las listas como Movimiento Independiente Huerequeque er: Lambayeque {elecciones 2002) 9 identidad huanchaquera {elecciones 1993} como sefalamos, es un notable ejemplo. Me remito a las elecciones municipales del afic 1998 y 1993, porque fueron las que mejor observé en la zona norte. En ese espacio de territorio moche que es Huanchaco, Tas propuestas de ios candidatos incluyeron el tema de la identidad local. Hay alli filtada la dernanda de reconocimiento de esta identidad invisibilizada por Jas elites locales y regionales y por los propios partides politicos. Recordemos que este es un territorio politico de fuerte predominancia aprista”” que se nutve de oto tipo de tradicién y memoria histérica en torno a demandas 21 Partido Aprista Peruano (PAP), movimiento politico de fuerte presencia en el norte peruano, 23 de tipo econémico social para una clase social: la media y popular, El tema de la identidad chuanchaqueran remite a recuperar y valorar a los sujetos desde su condici6n de ciudadanos adscritos a una categoria particular ajena a las demandas convencionales. Es en términos gruesos el transito de la demanda dle lo econémico aio cultural, ala visibilidad de una cultura local, regional que puede ser asociada a las demandas de identidad de ios moches contemporéneos. Es evidente que se requiere profundizar mas sobre el sentido de identidad que plantean los pobladores norterios. Porque es mas facil decir, por ejemplo, cuando ios pobladores del sur del pais (Ayacucho, Cuzco o Puno) se plantean el tema de la identidad rapidamente se vincula con to indigena, quechua, runa, aymara, el «mundo andino» en oposicién a lo occidental, lo modemo, Y en el norte peruano, el costefio de las «caletas y campitias», heredera de las reminiscencias de fa cultura originaria, la adscripcién a lo indigena o mundo andine no se sienten representados; pero si a la cultura de sus ancestros. Es facil advertir que se refieren a los moches o chimtis, como en el caso del presidente de la Hermandad de Ta&cume. O cuando le pregunte a don Manuel Zeria** me dijo que se sentia descendiente mas cercano a Naylamp que a los mochicas, porque ellos son de la zona de Trujillo. En el fondo queria remarcarme que su identidad viene de muy lejos, de los antiguos fundadores de la einia norcostefia en Lambayeque. Son descendientes de fos mochicas si, pero de los mochicas de Lambayeque. Conviene aclarar que no estoy planteando un resurgimiento indigena o una versién del retorno del inca, inkarrf, un taki onqoy, o para contextualizar, la vuelta de los «eyezuelos y mandones» moches, o del Sefior de Tulape o mejor atin, del Sefior de Sipan, su corte real, sus sacerdotes y querreros, o el retorno del héroe cultural eivilidador Taycanamo o Naymlap y su coneubina principal Ceterni, acompariado de sus cuarenta oficiales para salvar y civilizar nuevamente al norte. No. Sélo estoy poniendo en evidencia el reconocimiento que en el norte conviven con la cultura modema un grueso de pobladores en estas campifias y caletas, pero también en pueblos aledafios de agricultores principalmente, de tamato mediano y no tan pequefios como las anteriormente mencionadas en relacién a las ciudades mas grandes —que hace mucho por lo menos desde la segunda mitad de la centuria pasada, como ha ocurrido en el Perd y Latinoamérica luego dela posguerra, han ido a poblar las grandes ciudades nortefias (Chiclayo, Trujillo, Piura),2* claro la mayoria a Lima, capital nacional- quienes se plantean vivir su identidad a su modo y que ésta tiene sustento sila observamos desde las diversas «ventanas» de su vida social y cultural, pero en especial si nos detenemos a analizar el sentido de su accionar, de cémo viven, 28 Don Manuel Zeria Sandoval nacié en Tuicume 1949. Es sobador o huesero, Entrevista 10-10- 2004. 29 Estas tres ciudades ~sélo las cisdavies y alrededores— juntas concentian aproximadammente més de un millon de pobladotes. Trujillo: 670 mil, Chiclayo: 350 mil, Fiure: 300 mil. 24 sienten y piensan la vida moderna desde su conceptualizacién, que a nuestro modo de ver tiene atin fuerte reminiscencia de la cultura ancestral que poblaron la zona hace mas de dos mil afios. No es cuestién de gustos. Eso estd latente y actuante. Los moches contemporaneos, iran progresivamente buscando su propio destino como lo han venido haciendo luego de las sucesivas modernizaciones de su cultura. No tendria porque ser de otro modo. Ejemplos de culturas avasalladas © arrinconadas por los proceso de modemizacién hay numerosos en el mundo, las respuestas de los herederos de este pueblo no tendrian necesariamente porque ser distinto o si lo es, se legitimara a su modo. Mejor atin que as{ ocurra, de modo que pueda tener mejores posibilidades de opinar y decidir la manera de consiituirse como sujeto histérico en el pais. Una actitud permanente y concienzuda de observacién y escucha por conocer y reconocer no sdlo las necesidades e intereses, sino también las expectativas y aspiraciones del otro pueden ser sugerentes en un escenario como el presente, que no termina de procesar la dos décadas de violencia politica que vivié el pais (1980-2000), donde como sefialé ta Comision de la Verdad y Reconeiliacién (2004) la negacién a las identidades locales, en el caso de Jas culturas quechuas, aymara y amaz6nicas no tuvieron la oportunidad de negociar su inclusién como Giudadanos del pats, sino simplemente fueron arrasadas 0 ignoradas. La emergencia de identidades locales, regionales requieren de espacios de negociaci6n cultural y politica; las representaciones de estos artefactos culturales que acusan rasgos de voces e imagenes antiguas pueden ser reveladoras, una nueva oportunidad de inclusion y reconciliacion con nuestra cultura ¢ historia diversa. Bibliografia Auva Menno, dacabo V. 1995. El relato popular: memoria colectiva e imagineria en fa tradicién oral del pueblo de Huanchaco. Trujillo: Universidad Nacional de Trujillo [Informe Final para obtar el grado de Bachiller en Ciencias Sociales. Escuela Académico Profesional de Antropologia Social]. ———. 2008. «Huanchaco y el mar en la memoria de un pueblo de pescadores». En: Derroteros de la Mar del Sur. Afto 11, N° 11, Lima, pp. 5-14, y en: hittp://derroteres.perucultural. org pe/textos/derroteros] I/huanchaco.doc Bro, Junius. 1948, ePreceramic cultures in Chicama and Virus. En: W, C. Bennett (ed.), A Reappraisal of Peruvian Archaeology. 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