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ME LLAMO Cleopatra ful la dltima reina del Fabuloso antiguo Eqipto Carmen Gil Teresa Herrero @ Parramon —— Proyecto y realizacién Parramén Ediciones, S.A. Direccién editorial Lluis Borras Ayudante de edicion Cristina Vilella Texto Carmen Gil lustraciones Teresa Herrero Disefio grafico y maquetacién Zink Comunicacié S.L. Direccién de produccién Rafael Marfil Produccién Manel Sanchez Cuarta edicién: octubre 2007 Cleopatra ISBN: 978-84-342-2759-0 Depésito legal: B-45.917-2007 Impreso en Espafia © Parramén Ediciones, S.A. — 2005 Ronda de Sant Pere, 5, 4* planta 08010 Barcelona (Espafia) Empresa del Grupo Editorial Norma de América Latina www. parramon.com. Prohibida la reproduccién total o parcial de esta obra mediante cualquier recurso o procedimiento, comprendidos la impresién, la reprografia, el microfilm, el tratamiento informético, 0 cualquier otro sistema, sin permiso escrito de la editorial. Hola... Seguro que os suena mi nombre. Si alguien menciona a Cleopatra, por muchas otras que haya habido en la Historia, todos piensan en mi. De hecho, fui la VII de mi dinastia; pero... galguien se acuerda de las otras seis? jHe dado tanto que hablar...! Y no siempre bien, ésa es la verdad. Mis enemigos me han criticado duramente. Hasta de mi nariz han hecho burla. Menos mal que también he tenido encendidos defensores. Odiada o amada, el caso es que a nadie dejaba indiferente. Claro que, modestia aparte, fui una mujer fascinante: hermosa, inteligente y culta. Dominaba ocho idiomas y tenia conocimientos de astronomia, matematicas, filosofia... Ademas, posefa un caracter hechicero que cautivaba a cuantos se me acercaban. jCémo no iba a despertar envidias! Mi vida fue muy intensa en todos los sentidos. Me converti en reina de Egipto a los dieciocho afios. Y luché sin descanso por mi pais. Creo que casi todo lo que hice fue por el bien de Egipto. Pero hay muchas cosas que la gente no supo entender. jHe tenido que oir barbaridades sobre mi persona! Os aseguro que no fui la mujer desleal y manipuladora que algunos se empefiaron en pintar. Y para defenderme de tantas y tantas mentiras, creo que ha llegado el momento de que yo misma os cuente mi historia. 8 / Me llamo... En época de Alejandro, la ciudad estaba enfrente de la isla de Faros. Fue Democrates de Rodas el que conecté a ambas a través de un dique. Por eso Alejandria tenia dos puertos: el Gran Puerto y el Puerto del Buen Regreso. jQué divertido resultaba caminar por cualquiera de ellos! Siempre tan animados, tan bulliciosos, tan Ilenos de colores, sonidos y olores diferentes. Marinos y caravaneros procedentes de Africa, de China, de Medio Oriente, de la India... charlaban animadamente en las tabernas, a todas horas Ilenas de gente. En los muelles, mientras unos cargaban, otros descargaban sus mercancias: alfombras, aceite de oliva, tejidos, especias... Montones de barcos permanecian atracados formando una gran arboleda de mastiles. Todo era agitacién y trajin. También en el resto de Alejandria ocurria otro tanto de lo mismo. Carros, jinetes, tiros y literas pasaban y cruzaban por sus amplias avenidas. Griegos, egipcios, arabes, sirios, hebreos, persas, nubios, fenicios, romanos, galos e iberos paseaban por sus calles. Gentes de todas las naciones |legaban para vivir, comerciar y aprender. Y todos se respetaban y convivian en paz. Creo que la palabra "cosmopolita", que significa “ciudadano del Cosmos", adquirié aqui su sentido. Alejandria si que era una ciudad verdaderamente cosmopolita. Los alejandrinos nos sentiamos muy orgullosos de ella. Cleopatra / 14 Una de las siete maravillas del mundo Sin duda, lo que mas me impresionaba de mi ciudad de marmol era el Faro, que se llamaba asi porque estaba en la isla de Faros. Desde alli, ese gigante blanco miraba al mar con su enorme ojo brillante. Media 117 metros, y decian que era el edificio mas alto de la Tierra, junto con las piramides de Keops y Kefrén. En la parte de arriba ardia lefia y resina, para orientar a los barcos e indicarles donde estaba el puerto. Tenia, ademas, una especie de espejo que, durante el dia, reflejaba la luz del sol a mas de 50 kil6metros de distancia. Tan importante fue, que de él tomaron el nombre todos los faros del mundo. Los visitantes que venian a la ciudad iban a ver la tumba de Alejandro, el Gran Alejandro Magno. Tampoco se dejaban atras el Serapeién, que era un templo resplandeciente. Me encantaban sus colores y el reflejo de los rayos de! sol en sus techos dorados. Ese templo estaba dedicado a Serapis, que fue un dios inventado por Ptolomeo |, para reunir al dios Osiris de los egipcios y al Zeus de los griegos. Para que vedis lo pacifica que era la convivencia de culturas en Alejandria que hasta se mezclaban sus dioses. Cleopatra / 35 Para aquella ocasi6n iba ataviada con mis mas hermosos vestidos, perfumada con los ungilentos mas exquisitos, adornada con las joyas mas brillantes, tocada con mi mejor peluca. Y asi, desplegando todos los encantos femeninos que sabia que poseia, caminé hasta César y pude observarlo de cerca. Era un hombre maduro, pero guapo y distinguido. Alto, delgado y fibroso, tenia una evidente calvicie que queria ocultar y por eso se peinaba todo el pelo hacia delante. Desde el primer momento hubo algo en él que me encandilé. Aquel mismo dia comenzo una relacion entre el gran Julio César y Cleopatra VII, reina de Egipto, que duraria afios. Sabja que mis enemigos me criticarian mucho por ella, que me acusarian de fria y calculadora, de seducir premeditadamente a César para ganarme las simpatias de los romanos y as/ no tener que temer una invasién de sus ejércitos. Es posible que ésa fuera mi intencién al principio. Queria conquistar a César, obtener su apoyo y su afecto, pero pronto fui yo la conquistada. Me enamoré de él. Si, me enamoré perdidamente de su nariz y su barbilla romana, de su talante sereno y compasivo, de su valentia sin limites, de la clemencia que mostraba con sus enemigos, de sus ganas de vivi Tengamos la Fiesta en paz Al dia siguiente de mi apotedsica aparicién dentro de la alfombra, César mand6 llamar a mi hermano Ptolomeo, el Decimotercero. Queria convencerlo de que volviera a reinar, en paz, a mi lado. Asi lo habia querido nuestro padre, Aulettes. Y César era el encargado de hacer cumplir su testamento. 50 / Me llamo... El 15 de marzo del afio 44 a.C. un acontecimiento terrible tifié Roma de sangre y me partid el corazon. César fue asesinado a la salida del edificio del Senado de Roma. Y lo mas espantoso es que la mayor parte de los senadores estaba de acuerdo con aquel crimen. Cuando recibi la noticia de su muerte, el dolor se alojé en mi pecho y tardé mucho tiempo en poder deshacerme de él. Es posible que las diosas también lloren porque yo, Cleopatra VII, la nueva Isis, lloré durante mucho tiempo la muerte de mi amado César. Aunque Calpurnia fuera su esposa ante la ley, yo era su verdadera viuda. Octavio, hijo adoptivo de César, y Marco Antonio, su sobrino, fueron nombrados sus sucesores. César habia muerto antes de reconocer a Cesarién como hijo legitimo. Eso lo sabian muy bien los senadores que lo habian asesinado. Tiempos dificiles Al volver a Alejandria me sentia muy sola y desconfiaba de todo el mundo. Veia enemigos por todas partes. Tanto miedo tenia que disponia de catadores de alimentos que probaban la comida antes que mi hijo y yo, para asegurarme de que no estaba envenenada. Temia que los partidarios de la Republica, los asesinos de César, quisieran atentar contra la vida de Cesari6n. Cleopatra / 51 Ademas, me preocupaba que mi hermano y marido, Ptolomeo XIV, intentara quedarse con el poder. No tuve mas remedio que deshacerme de él. De mi familia sdlo quedabamos mi hermana Arsinoe, que habia sido enviada a la isla de Efeso por César, y yo. gEn quién podia confiar? Menos mal que siempre me acompafiaban mis fieles sirvientas Iras y Carmiana. Dicen que las desgracias nunca vienen solas. Desde el afio 43 hasta el 41 a.C. Egipto paso por una época terrible. Durante mi estancia en Roma los canales de! Nilo habian sido descuidados, el agua no fue aprovechada y las cosechas fueron malas. Las plagas y el hambre se apoderaron de mi pueblo. Fue una época dificil. En Roma la situacién no mejoraba. Marco Antonio y Octavio se enfrentaban con sus tropas a los republicanos. Ambos pedian mi ayuda; pero yo intenté no mezclarme en sus asuntos. jYa tenia bastante Egipto con sus propios problemas! Al final, no tuve mas remedio que intervenir y apoyarlos. Los asesinos de César fueron derrotados y en Roma se formé un triunvirato entre Marco Antonio, Octavio y Lepidus. A Marco Antonio le correspondié el Este; a Octavio, Roma y la Galia; y a Lepidus, Africa del Norte. LINC ene RX) a) Wwww.parramon.com

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