You are on page 1of 35
residencia de la Nacion Sec! 4 ipl er Para mis amigos en Paz y Desarrollo, y para todos los nisios MH. Con todo mi amor, para Ana y René Garay LG. Hughes, Monica ‘Un puta de semis: Ec especial para el Ministerio de Educaci dela Naciin -Monice Hughes; stro por Luis Garay - 1a ed. - Buenos Ares Calibroscopio; Barcelona: Eka, 2013. 82 psi; 20123 em, “Traduesin: Carmen Diana Dearden ISBN 978-987. 01-381 1, Narava Infantil y Jvenil Canadiens. 1. Garay, Lis ius IE, Deanlen, Carmen Diana, wad. 1, Talo ‘cop €x25 928 2 ‘Traduccién; Carmen Diana Dearden © 1993, Texto, Monica Hughes © 1993, Thsiracin, Luis Garay © de la edicion origina: 1996, Ediciones Ekaré © de esa edici6n, 2013, Calibroscopio Eclciones Aguirre 458 (1414) - Buenos Aires Tels (54 11) 4838-8657 ‘won calibroscopio.com.ar jones Ekaré, Av. Luis Roche, Edif, Banco del Libro, Altamira Sue. Caracas 1060, Venezuela C/ Sant Agusti 6, bajos. 08012 Barcelona, Espana Swneckare.com ISBN 978.987-1801-38-1 Armado: Maria Inés Gonzélez sta inde 9.600 gjemplares se termind de imprimi en Grea Pinter, Didgenes Taborda 48, CGiodad Aurénoma de Buenos Aires en marzo de 2013. “Toslos los derechos reservados Imente en inglés por Lester Publishing Limited, Canad. Tiulo original: A Handfil of Seeds ida Ia reproxluccidn total © parcial de esta obra sn la autorizacién previa, y por escrito, de la edit ‘Queda echo el depdsito que establece la ley 11.723, Tuwerteno. 68 Un Punado de Semillas Monica Hughes Tlustraciones de Luis Garay Ediciones Ekaré Concepeién vivfa con su abuela en una casita en la cima de un cerro. Juntas limpiaron el terreno para hacer un huerto. Sembraron maiz, frijoles y aj —Recuerda guardar suficientes semillas para la proxima siembra ~dijo la abuela-. Ast nunca te faltard de comer. Todos los dias, Concepcién bajaba a la quebrada a buscar agua y regresaba con los pesados baldes colgando de sus hombros. Vaciaba con cuidado el agua alrededor de las matas de maiz. Pasaron las semanas. El sol brillaba. Luego, llegaron las lluvias y el maiz crecié muy alto. Los tallos de los fiijoles se enroscaron en busca del sol y las matas de ajf florecieron. Cuando el maiz, los firijoles y el ajf maduraron, la abuela entregé parte dela cosecha al duefio de la tierra y guard6 suficiente para tener con qué comer, Vendid el resto al yecino que lo llevd al mercado de la ciudad, alla lejos, en el valle. Un dia triste, la abuela murié. —No te puedes quedar aqui ~dijo el duetto de la tierra a Concepeién-. Ya alguilé esta parcela a otra familia. —Pero yo puedo trabajar para usted dijo Concepcién. —Esta familia puede trabajar més que ti. Puede cosechar mis frijoles y maiz -replicé el dueito. Entonces, Concepeién tuvo que dejar la casita de paredes pintadas y piso de tierra. —Ven a vivir con nosotros ~dijo la mujer del vecino. Pero Concepcién sabia que ellos tenfan siete hijos que alimentar. —Me iré para allé -dijo sefialando el valle nublado donde estaba la ciudad. —Es una caminata demasiado larga para piernas tan cortas ~dijo con tristeza la mujer del vecino. —Mis piernas se han hecho fuertes de tanto cargar agua. Concepcién se despidié y abrazé a la mujer del vecino y asus hijos. —Que Dios te acompaie -le dijeron. ‘ATRL OE lsTRIBUCIONGRATUTA Concepeién hizo un atado con el matz, los firijoles Ro rae recta atecer tot arse pequena carretila por el/serdero pedregoso que bajaba al valle, Fue una caminata muy, muy larga. Concepcién Ree oes oat eet earner Blea uee cesta et Vio cientos de ranchos de hojalata, plistico y cartén que estaban amontonados unos encima de otros. Dee ree le tre rere eelenetiee veyeienea crei que serfa hermosa. Caminé por los estrechos callejones llenos de barro, y ya agotada por el cansancio se topé con una pandilla de niftos, —2No ves por dénde vas, tonta? —Perdén -contesté Concepcién amablemente. Los nits tenian la ropa rota, las caras sucias y el pelo enmaranado. Pero cuando Concepcién les sonrid, ellos también sonricron. —Mc llamo Tomis. Y ti, gde donde vienes? Concepcién sefalé los cerros en la distancia y dijo: —Mi abuela murid. —Si quieres, puedes quedarte con nosotros. ‘Te ensefiaremos a recoger basura para venderla y a sacar comida de los puestos de venta sin que te vean. —Eso es robar —dijo Concepcidn sorprendida Tomas se encogid de hombros: —Es mejor que morirse de hambre. —Tengo maiz, frijoles y ajf —dijo Concepcion mostrando su carretilla. —Eso no es suficiente para una buena comida —contest6 Tomas con desprecio. —Cuando crezcan las plantas habré suficiente, ya veris. —Aqu{ no crecerdn jamés. {Estas loca! ~Tomés la mir6 un rato y luego agreg6: —Pero de todos modos, puedes quedarte con nosotros. YY asi, Concepcién se quedé a vivir con los nifios ala orilla del basural. Construyé un pequeio muro de piedras, Con el mango roto de una olla cavé la tierra y planté un puftado de semillas de maiz, de frijoles y de ajf. Todos los dias regaba la tierra y miraba atentamente hasta que vio brotar los primeros retofios, verdes y brillantes. Los frijoles y el ajf florecieron y en todo el barrio, no habia nada mas bonito que el pequefio huerto de Concepcién. . Y clla estaba segura de que, desde el cielo, su abuela cuidaba del huerto. NATED LsTRIUCION GRATTA ‘Pero un dfa, Tomis y los otros nifios llegaron corriendo hasta el basural, perseguidos por la policfa. Los ninos corrian y lloraban, Los policias gritaban y los golpeaban. Concepcidn se escondié en medio de la basura. — Para qué me vine a la ciudad? -se preguntaba. Cuando todo pasd, se asomé poquito a poco, como un raton asustado. Los niftos estaban lenos de moretones y el huerto estaba todo pisoteado. —Por qué lloras? ~pregunté Tomas enfadado-. No fue a ti a quien le pegé la policia. —Mi huerto est destrozado. Si el maiz, los firijoles y el ajf hubieran madurado, habrfamos tenido comida para vender y ustedes no tendrian que robar. —De nada te sirve llorar. Tu huerto se acabé. Concepcién se secé los ojos. —No, no se acabé -dijo-. Todavfa me quedan algunas semillas. —Esté bien -dijo Tomis, pasindose la lengua por el labio roto, Esta vez te ayudaremos nosotros. Conthegnchdbiiaites ceramomiarmpemiladh terreno y sembraron el resto de las semillas de la abuela, Hicieron turnos para regar las matas y cuidarlas. Pronto, cl maiz.crecié muy alto, Las vainas de los frijoles estaban gordas y firmes y brillaban los pequenos ajies verdes y amarillos. —Haremos una gran fiesta -dijo Tomis-. ¥ el resto, lo Ilevaremos a vender al mercado. —Pero siempre debemos guardar semillas para la préxima siembra -recordé Concepcion. Cocinaron el maiz y los frijoles con el ajf. El delicioso aroma de la comida se esparcié por el barrio. Cuando comenzaban a comer, otra pandilla de ninos hambrientos aparecié. Concepcién y Tomés los invitaron a compartir la comida. —Nuestro huerto no alcanzard para alimentar a todos los ninos del barrio ~se lament6 Concepeién. Pero entonces tuvo una idea. Tomé un pufiado de las semillas que habia guardado y se las dio al jefe de la otra pandilla. Le explicé cémo preparar la tierra, como sembrar y regar las plantas. —Y siempre debes guardar suficientes semillas para Ja pr6xima siembra y para compartir con los otros nifios del barrio le dijo Concepeién, tal como la abuela le habia dicho a ella. EI muchacho prometié hacerlo. TER DISTRIBUCION GRTUTA (@onerpetonestabatcemira de cue a racial sorreia desde el cielo y que sus ojos ya no estaban nublados por la edad, sino brillantes como las estrellas sobre el barrio. Unssinslebreientes En el mundo existen muchos millones de nifos abandonados. Al igual que Concepcién, la nina de esta historia, logran sobrevivir gracias a su coraje, ingenio y perseverancia para encontrar dfa tras dia comida, abrigo y un lugar donde dormir. Pero en medio de este duro trabajo diario, la comunicacidn y el entendimiento pucden convertirse en valiosas armas para la sobrevivencia. Surge entonces la soli- daridad y la esperanza qne, al ser compartidas, se propagan como las semillas que sabiamente la abuela dejé a Concepeién A todos ellos, a todos las ninas y ninos abandonados, esti dedicado este libro. ‘También a los que tienen familia, comida y un lugar donde vivir, porque los libros nos ayudan a comprender las vidas y los sentimientos de los demés. Nos ensefian a ser tolerantes y solidarios con las personas que nos rodean: con los que tienen mucho, los que tienen poco y también con los que tienen s6lo esperanza. Los libros son como un puftado'de semillas: retofian en mentes despiertas y cultivan en nosotros el deseo de construir un mundo mejor. Carmen Diana Dearden Presidente, IBBY Asociacién Internacional de Libros para Ninos y Jévenes MONICA HUGHES nacié en Inglaterra y pasé los primeros aftos de su vida en Egipto, Durante la Segunda Guerra Mundial, se enlist6 en el Servicio Naval de Mujeres y lucgo, en 1952, se trasladé a Canada, donde actualmente reside. Su escritura incluye obras de ciencia-ficcién, novelas de aventuras y de mistcrio, asi como cuentos de corte realista e hist6rico. Ha merecido por su trabajo el premio de la Asociacién Americana de Bibliotecas, cl premio Canadiense del Libro, menciones en la Lista de Honor de IBBY y una nominacién a Ja Medalla Hans Christian Andersen en 1984 LUIS GARAY es un joven artista nicaragtiense residenciado en Canad. Sus pinturas han sido expuestas en Centro América y en Canad Con Un puitado de semillas, se inicié en ta ilustracién de libros para ninos. Ha ilus- trado también una excelente antologia de cuentos de la tradicién oral de América Latina Después de limpiar el terreno para hacer un huerto, la abuela cle Concepeidn le di “Recuerda guardar suficientes semillas para la préxima siembra. Assi, nunca te faltaré COLECCION ASI VIVIMOS Ta calle ¢s libre - La composicién - Ni era vaca ni cra caballo La peineta colorada » Miguel Vicente pata caliente Un puriado de semillas -;Vamos a ver a papal

You might also like