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La novela de la distincién (fragmento de La novela de Lacan)! Jorge Baiios Orellana Existen pocos casos en los que la Sociologia se parezca tanto aun psicoanalisis, social como aquél en que se enfrenta a un objeto como el gusto, una de las apues ‘as mis vitales de las luchas que Uene lugar en el campo de la clase dominante yen el campo de la produccién cultural. ‘a distinciéne Criterio y bases sociales del gusto (1988) Pierre Bourdieu Gusto: es el peso y a la vez la balanza y el que pesa, iy ay de todo ser vivo que ‘quisiera vivir sin disputar por el peso y por la balanza y por los que pesan! Asi hablé Zaratustra Friedrich Nietzsche 2Austed le parece, Jorge? Estas palabras, entonadas con resignada gentileza, eran la formula proverbial con que mi maestro de psiquiatria cerraba su testimonio acerca del aspecto rocambolesco de Jacques Lacan. Debi escucharla una docena de veces, proferida a los grupos lacanianos del hospital en los que me encontraba vinculado. Se dirigia a todos, pero conclufa el alegato apuntindome: {a usted le parece, Jorge? Como si me tomara por el principal instigador o el ‘inico recuperable de los aprendices extraviados. Preferia para la ocasién mi nombre de pila, no el apellido como mandaban las diferencias de edad y jerarquia. Aunque esa distin- cidn apelativa pudo haberme halagado, yo tenia ademas buenas razones para no devaluar la palabra de ese hombre; como las del aprecio por la lealtad de su hablar sin ambages, como las del asombro que sentia por amigos a los que lo tinico que se les pegaba del lacanismo eran los tics. " ELsiguiente texto es un fragmento de un libro inédito. Retine, considerablemente corre: sidas y ampliadas, sus pre-entregas undécima a décima quinta publicadas en la revista, ‘Image-Agenda de la ciudad de Buenos Aires, 2009-2010, 13 La NOVELA DE LA pistiNciN —— Por timorata que resultara aquella prevencion suya contra la facha de Lacan, sefialaba algo innegable en lo que valdria la pena detenerse, la constelacién de rasgos que tentativamente, imprecisamente calificaré como el dandismo de Lacan. iValdra en serio la pena? Es tentador descalificar de entrada todo el asunto con orgullo latinoamericano, remitiéndonos a un muy mentado comentario de Lacan del 10 de junio de 1980 del seminario parisino Disolucién donde parece afirmar que Justamente es eso lo que mas vale ignorar de é para entenderlo mejor: ‘Me voy, només, a Venezuela. Esos latinoamericanos, como se dice, jams me han visto —a diferencia de los que estan aqui— ni escuchado de viva voz. Pues bien, {650 no les impide ser lacanos. Parece que mas bien los ayuda. Alli fui transmitido ppor lo escrito y parece que eché raices.(..] Me interesa ver lo que pasa cuando mi persona no hace de pantalla @ lo que ensefo. Bien puede ser que asi mi matema salga ganando. {Pero qué valor merecen estas lineas? No son una afirmacién, sino apenas una pregunta, una curiosidad de Lacan a propésito de si su presencia afectaba o no su ensefianza, Una curiosidad y una expresion de deseo: ojalé que la pura escritura favorezca la transmision, Lamentablemente el par de dias venezolanos no fueron suficientes para alcanzar un veredicto 0, si lo logré, guardé el secreto hasta la tumba. {Quién podria promunciarlo en lugar suyo? De lo unico que puedo dar fe es de que, en Buenos Aires, hacia junio de 1980, se lefa a Lacan con la informacién, uizas amplificada por las habladurias, de que st pantalla Iucfa mofios o cuellos Mao, se abrigaba con tapados de piel y conducia un Jaguar, entre otros precio- sismos. Para simplificar, mejor volver mas atrés a c6mo fue que, hacia 1950, mi Jefe descubrié el dandismo de Lacan y cémo eso lo afecté desastrosamente en la relacion con su ensefianza. Hijo de una familia ilustrada argentina, apenas graduado le habian facilitado re- cursos para obtener la formacién profesional de un principe. Concluida la Segunda Guerra, zarpa a Alemania para entrar al servicio de Ernst Kretschmer en Tubinga ¥y del viaje de formacion regresara quince afios después, al término de su escala en eL hospital de Nueva York donde brillaba René Spitz. A mitad de la peregrinacién, el cauillaje de Henri Ey lo retiene por cuatro afios en el pueblo de Bonneval y en Paris. Ali conocerd a nuestro héroe. Asiste puntualmente a as conferencias de Lacan para Evolution Psychtatrique, atraido por el genio de sus argumentaciones y envidiando el manejo ce senorito de la lengua francesa, dos metas que fntimamente quisiera alcanzar. Sin embargo, algo le hace poner distancia, desmerecerlo rapida e irreme: diablemente. No lo aleja ningin reparo intelectual sino un erizamiento epidérmico. Es la presencia de Lacan lo que le da urticaria. Sus maneras de dirigitse a los otros le parecen impertinentes, vanidosas, excesivas. Es clertamente tna repugnancia de clase, la segregacion de un estamento social criollo que repelia el énfasis por 4 JORGE BAROS ORELLANA tenerlo como signo de los nuevos ricos 0 los idélatras.? De ahi viene la anéedota con que buscaba prevenimos. Transcurre en una mafiana lluviosa bajo las galerias de Sainte-Anne, el joven psiquiatra argentino camina distraido en no embarrarse el traje de polin inglés, cuando inesperadamente se cruza frente a frente con Lacan quien, para su escandalo, luce un estridente chaleco de pana. Debié notarsele el fruncimiento reflejo del rostro como para merecer la siguiente réplica: “Lacan se detuvo y, mirandome fijo, comenzé a bailar como bataclana y a cantar: Cancan, cancan / je suis le grand Lacan. :A usted le parece, Jorge?”. Ami me parece que le grand Lacanno estaria menos capturado que mi jefe, ni el resto de nosotros, por el juego social de las pequefias diferencias de la distincién; sélo que él gozaba de un rango que le permitia, mejor dicho, le obligaba a desviarse irénicamente de la etiqueta del profesional bien temperado, Su ideal no era el de encajar en el molde genérico del psiquiatra o el psicoanalista europeo; eso le basta- ba a mi futuro jefe, no a Lacan. Lo que uno se esmeraba en aleanzar, en primer lugar a través de las apariencias, el otro se esmeraba en despreciarlo, en primer lugar a través de las apariencias, Lacan aspiraba a la cumbre de los tinicos. Nietzsche habia escrito: “Es de mal gusto estar de acuerdo con muchos. Las grandes cosas escogen alos grandes, les estan reservadas, los abismos escogen a los profundos, las delicade- zas y los estremecimientos a los refinados y, en una palabra, lo raro para los raros”. Desde el polo de la recepcion, lo distintivo comienza por la facha, pero natural- mente excede el gusto indumentario. Ese mandato de ser-de-elite y el descaro de no disimularlo coexistieron, en Lacan, con una perseverancia que lo Llev6 a incluirse efectivamente entre los grandes y con una ambicién nunca vista de situar el psi- coanalisis en la cima de la cultura. Pero esta generalidad disimula las sombras de Ja comedia de la infatuaci6n, del alegre can-can de los corredores. Pues no se trata del contraste de los rasgos distintivos de dos grupos, de dos parroquias, por el ‘que medio mundo se rie del otro medio, sino de la tensién entre la mayoria y los que pretenden colocarse por delante, sobresalir, conducir esa mayorfa. Al respecto, si de algo da fe el comentario de Lacan antes de partir a Venezuela, es de haber sido alguien irritante para muchos y de haber sufrido por la intolerancia de ellos. Abre 1 oscuro tépico del Lacan mal leido por ser mal querido. ;Puede la maledicencia de las mayorias faltar en el camino de los dandis? Los dos mejores cuentos argentinos de mediados del siglo xx, El Aleph de Borges y Casa tomada de Cortazar, testimonian igual espanto frente al espectaculo del ascenso social de inmigrantes y descendientes de indigenas que se convirtieron (gracias al radicalismo y al peronismo respectivamente) en propletarios de las casas de familias patricias venidas a ‘menos. En El Aleph (1945), la historia sucede dias antes de que la propiedad de los Daneri sea adquirida y derrumbeda por un par de italianos recién Megados: "Zunino y Zungri, so pretexto de ampliar su desaforada confiteria, ban a demoler su casa. —jLa casa de tis padres, mi casa, la vieja casa inveterada de la calle Garay". Y Casa tomada (1946) ‘es una premonicion onirica de cOmo los viejos rentistas tuvieron que malvender sus propiedades, forzados por la Ley de congelamiento de alquileres peronista. La Noveta DE LA DISTINGION 1. Para entrar en la foto de los elegidos No hay gran arte sin humor. Picasso tenia un grandioso sentido det humor y admiraba mucho a Alfred Jarry. Eso se ve en las pequefas farsas, las pequeilas piezas draméticas que montaba en escena para fastidiar a sus amigos: El deseo 4atrapado por la cola y alguna otra mis. En plena guerra, les hace decir las bo- ludeces mas grandes a Lacan, Sartre, Camus, Lelris: eso es Jarry. Declarar: "Las -ujeres son méquinas de sufrir’ es tr bastante lejos. *Sollers nous parle de Bacon", Philippe Sollers @Pero Lacan no llamaba al rencor? Por ejemplo, cuando se mofé del sudamericano endilgado que seria mi jefe, arrojandole en la cara su dasein, gno fue demasiado lejos?, no esperé demasiado del sentido del humor del otro? Y digo esper6, en el sentido de espera anhelante, porque en esa farsa del can-can habia proselitismo, no una burla cruel hacia un ser inferior. Si Lacan no cerré el espectaculo con la formula: “zQué le parece Eugenio?”, fue porque habia olvidado el nombre largo de ese extranjero, pero tenfa bien presente que era uno de los preguntones interesantes de las tltimas charlas en L’Evolution Psychiatrique. Los dandis no suclen conformarse con la extravagancia, quieren clevarla a norma de excelencia, ser reconocidos como taste-makers. Reclaman gestos de obediencia y sumisi6n, como sumisos son ellos a su propia disciplina, de ahi el dictum de Baudelaire: “Hay que ser sublime sin interrupci6n. El dandi debe vivir y morir ante elespejo”. Naturalmente, se trata de un sistema piramidal. Lacan no solo provocaba, ssino que, a su turno, soportaba quemaduras por las chispas de los que brillaban encima de él. Era el precio de no resignar ciertos acercamientos. Por ejemplo, en 1933, su jefe G. de Clérambault lo acusa de plagiario delante de todo el mundo, arrojandole escandalosamente por la cabeza viejas publicaciones como prueba de Ja imputacion. Es sabido que el cargo era injusto, aiin asi hay constancia de que Lacan no se retir6 ofendido, sino que continud asistiendo a las presentaciones de enfermos de G. de Clérambault cuando nada lo obligaba.’ A mediados de los cuarenta, algo semejante le ocurria por permanecer cercano a Picasso. Nada indica que Lacan mereciera mayor consideracién por parte de Picasso en la fecha en la que el pintor, que vimos en los capitulos anteriores, lo manda Hla mar desde su Olimpo para resolver el desbarajuste de Dora Maar. Terminada la Ocupacién nazi, el 25 de agosto de 1944, Picasso habia recuperado la notoriedad artistica (el Salon de Otofo se reinaugura, en octubre de 1944, con una retrospectiva * Cfr. Danielle Arnoux, La ruptura entre Jacques Lacan y Gaétan Gatian de Clérambault (1993), Litoral N’ 16: Antecedentes lacanianos, Edelp, Cordoba, abril de 1994, pp.45-80. «Aviso al lector: estas paginas continiian, sin cortes, el fragmento titulado: “La novela de Ta esquizofrenia, (fragmento de La novela de Lacan), segin lo anticipado en: me cays eLveinten’ 19: Condanzacién, Editorial me cay6 el veinte, México, primavera de 2009, pp. 59-92, 116 JORGE BaRos OneLLANA de ochenta pinturas y esculturas suyas), la fortuna (ya por 1925 habia competido contra el municipio de Antibes en la subasta del Palacio Grimaldi), y habia suma- do el estrellato ideologico (la ovacion que recibid Picasso en el X Congreso del Partido comunista francés ocurrio durante una de las semanas de zozobra intima por la internacién judicial de su amante, Dora Maar, en una cama de Sainte-Anne). En ese contexto consagratorio, Lacan era un figurante, era el médico inclinado a las artes y amigo de algunos de sus amigos, y 61 lo habia escogido, por comodidad, como clinico de cabecera. Lacan jamas habia ejercido la clinica médica, pero no pudo, no supo, no quiso negarse la oportunidad de atenderlo, Afortunadamente el artista era un sesentén fuerte como un toro y el psiquiatra todavia recordaba c6mo prescribir un jarabe para el catarro o una pécima para la indigestién. Mutatis ‘mutandi, la escena de esas consultas periédicas debi6 estar siempre al borde de Ja visita que narra John Richardson de cuando Picasso se lo recomienda en 1949: Lacan, mirando mi torso sudoroso con desagrado sac6 un gran pafuelo Lanvin del bolsillo superior de la chaqueta, lo extendi6 sobre mi pecho —como solian hacer los médicos antes de la inveneién del estetoscopio— y escuch6 desde una distancia prudente, asintiendo sagazmente con la cabeza. Al terminar esta farsa de diagndstico, arranco una pagina de su agenda Hermes y, tras un momento de reflexion, anot6 la direccion de otro médico.® El tema del Lacan figurante es vecino del tema del Lacan sufriente, Por una parte el Lacan sufriente debido a que se autoflagela por no haber producido suficiente. los cincuenta y seis aftos, concluye el extraordinario escrito La instancia de la letra en el inconsctente 0 la razon desde Freud (1957) de una manera ins6lita, con ocho iniciales: “T.t-y.em.u.p.t" que no cifraban un usual mensaje amoroso sino luna autocritica, como se lo confiara al traductor Tomas Segovia: {...]austed, que pone un cuidado tan maravilloso a mi servicio, e confesaré lo que no hhe confiado munca a nade. Se trata de las iniciales de la frase que podria decirme a mi ‘mismo en esa fecha desde hacia mucho tiempo y con lo que asi oculto mi amargura: “Tu Cy es mis un pew tard” [Te has puesto a la obra un poco tarde}, E incluso mas intensamente, esté el Lacan sufriente debido a que los demas no Io reconocen como cree merecerlo. :Llego a sentirse suficientemente amado alguna vez? Se conocen dos soluciones rivales a esta pregunta, la de Philippe Sollers y la de Jean Allouch’ 5 John Richardson, Aprendiz de brujo: Picasso, Provenza y Douglas Cooer (1999), Alianza, Madrid, 2001, p. 80. © Philippe Sollers, “Lacan mismo" (2002), y Jean Allouch, “El amor que uno no obtiene. Philippe Sollers: testigo de Lacan’ (2003), reunidas en: Opacidades N’ 3: Probelaticidad de la clinica, Ediciones cernedor, Buenos Aires, agosto de 2004, pp, 229-240 y 241-251. 7 LA NOvELA DE LA DISTINION En un reportaje de 2002, Sollers cuenta haber mantenido trato personal con Lacan por una década y que esa frecuentacion le hizo descubrir un Lacan rabiosa- mente decepcionado: “Habia en Lacan una extrema violencia y un costado furioso, en el sentido del loco furioso, furibundo. [Por el amor que no obtuvo jams”. Y la Jocura no s6lo estaba en la intensidad sino en la aspiracién de compensaciones des- medidas: “Creo que él habria querido un reconocimiento més amplio, la sumision de la universidad, la realizacion de un suetio megalomano, una voluntad de poder generalizada, ser consagrado”. Dicho lo cual, agrega una especulacidn etiolégica: “Siempre tuve la impresi6n de que no habia sido curado de una herida de amor", para lo que eleva un débil indicio probatorio (un chiste de Sylvia, la esposa de Lacan, que Sollers interpreta como un gesto de desamor). No era una primicia, pues Sollers asi habia retratado a Lacan en la novela Mujeres, tras el pseudonimo de Fals. Pero esta vez era sin ambigtedades: un reportaje no es un género ficcional. La idea central volvia a insistir, por més que Sollers no podia servirse, en un reportaje, del narrador omnisciente y escudrifiar dentro de la cabeza insomne de Lacan como lo habia conseguido en la novela: “Sabe que no le queda mucho tiempo... También él observa con un ojo interior extenuado, desilusionado, su largo y dificil camino. Por todas partes, han vencido los hombres mintisculos... Fals no duerme, sufre. El sufrimiento mas grande ha sido haber estado obligado a pasar su tiempo sobre la tierra junto a imbéciles que llevan siempre retraso”.’ Tampoco se atrevi6, para no caer en ridiculo, a practicar un psicoandlisis salvaje como en esa ocasién: ‘Entre hombre y mujer la cosa no funciona", repetia todo el tiempo Fals... Era la piiedra angular de su doctrina, que proclamaba sin cesar... Parecia que deseaba que después de é1 nadie tuviera el temblor fundamental; confiscacién del placer, demostracién de que a nada conduce... ,Pero, quién ha pretendido alguna vez que fuera hecho para “funclonar"? Lo interesante es que pueda volar de tanto en tanto, Antes de saltar... Por otra parte, st ha podido volar una vez, siempre funciona un poco a pesar de todo... Salvo que se llegue a la Mjacién odiosa... Pero a ésta tam bien es posible evitarla... Mi opiniGn es que Fals no planeé lo suficlente... Esto lo cenfermaba, creo... :Ninguna mujer se extasi sobre su anatomia? Es probable... No realmente... No locamente. No lo bastante como para que le haya sido indiferente que la cosa “funcione” 0 no, después... De ahi procede su vocacién de parasito de las vidas ajenas...* Cuando lo lef, me parecié simplemente una venganza inducida por el par de estupideces que Lacan habia destizado en su seminario a propésito de Joyce, autor dilecto de Sollers, en particular: "Como él [Joyce] tenta el pito algo flojo, si puede Philippe Sollers, Mujeres (1983), Lumen, Barcelona, 1985, pp. 107-108, © id, p. 189. 18 JORGE BAROS ORELLANA decirse asi, su arte suplié su firmeza félica. Siempre ocurre asi"? Jean Allouch, en cambio, sacé otro provecho asumiendo la impresion basica de Sollers. Mejor dicho, haciéndola suya, pero invirtiéndola de signo, Siel sentimiento de Lacan de no haber recibido el amor esperado era, segtin Sollers, la secuela de malos encuentros (con mujeres que no lo halagan lo suficiente en la ‘cama, con pares que no lo reconocen, con discipulos que no lo siguen inteligente: ‘mente, etc); para Allouch, en cambio, eso era fruto de una biisqueda: “esa busqueda ‘misma de un amor-que-uno-no-obtiene es lo que hacia de Lacan un psicoanalista’. ‘Tal seria en su vida profesional. Para fuera del consultorio, Allouch subraya que por haber asumido esa expectativa negativa, la de no obtener amor, Lacan se habria con- vertido en un hombre capaz de tomarse “demasiada libertad”, alguien equiparable a Georges Bataille. Si Sollers sostenia como prueba un chiste de mal gusto de Sylvia, Ja segunda esposa de Lacan; Allouch le da valor probatorio al disgusto testimoniado ‘en las memorias de Sibylle, la tercera hija de Lacan, por tener un padre mujeriego. @Por cual version decidirse? Ambas parecen atravesar la dificultad de Ralph Pendrel, e! historiador de The Sense of the Past de Henry James que “Queria un tipo de prueba para la que stempre faltan documentos, o para el que la mayorfa de los documentos, por multiples que sean, nunca seran suficiente”. Pero la imposibilidad. probatoria de una cuestién no impide que esa cuestion sea decisiva. En estas situa: Clones es donde vuelve a imponerse la urgencia de la ficcién porque, como diria Herman Broch, la escritura es siempre una impaciencia del conocimiento. Por eso se nos ocurre reescribir las clos versiones rivales en torno alla célebre fotografia tomada or Brassai de la tribu de Picasso el dia de la lectura de £1 deseo atrapado por la cola, * Jacques Lacan, £1 sintoma, seston del 18 de noviembre de 1985, Paldés, Buenos Aires, 2006, p. 16. 19 LA NOVELA DE LA DISTINCION Haclendo caso a Sollers, escuchamos la voz de Sylvie regafiando a su esposo. {Qué notas en la pose de los tipos?, pregunta. Nada, responde Jacques, ‘que Sartre muestra el perfil derecho para disimular el desvio del ojo, que Camus se acuclilla como si formaramos el equipo de fitbol de Argelia donde era titular y que yo soy el tinico bien plantado, mostrado de cuerpo entero. —No es es0, replica Sylvie impaciente. {Tenfas que posar mirando a Picasso que ni te regis- tra? Solo a tt y al otro nifio embobado de Jean Aubier se les ocurre. Los demas homibrecitos, en cambio, aprendieron la leccion de las mujeres. ;Cudndo sabris fijarte en nosotras? Hay que clavar la mirada en el objetivo de la cémara 0, mejor, arrojarta al infinito, Si ahora hacemos caso a Allouch, decidimos que Lacan no mira la camara ni 1 fuera de campo porque él no posaba como objeto para nadie. zAdonde mira? Siendo aficionado a la fotografia, es probable que lo haya distrafdo la llegada de Brassat; aunque lo vemos alli quieto, situado de pie en el margen derecho, Brassai acaba de ingresar a las apuradas al cuadro, luego de accionar el obturador diferido. 0 mira a Picasso pero, segtin la restricctén de Allouch, no lo hace para contemplarlo como a un semejante o un hermano mayor, sino para adivinar los hilos de los cuales el pintor seria marioneta, O es a Simone de Beauvoir a quien mira, y lo hace con calentura y serenidad, pues el avanzar hacia un amor-que- ‘uno-no-obtiene es el basamento subjetivo de “la demasiada libertad que Lacan se habria tomado con respecto al amor”. El dandismo es una ascesis que anda bien vestida. 2. Marcas, signos, glosas Desde luego hay otra manera muy exitosa de distinguirse, la del ejercicio del sen- cillismo, Como lo practicaba Albert Camus, que se atrevia a decir: “Todo cuanto sé con mayor certeza sobre la moral y las obligaciones de los hombres, se lo debo al fiitbol". Su hija Catherine no ve en eso una pose sino una marca social, y cree encontrar la prueba en la foto de El deseo atrapado por la cola. Pero no en la copia que acabamos de ver sino en la de la pagina siguiente. Tras la Liberacion, mi padre se ve mucho con Sartre y con Beauvoir. En Saint-Germain: des-Prés era tna fiesta continua, bailaban y también se emborrachaban. Sin embargo, ‘mi padre slempre tuvo la impresidn de desentonar entre ellos. Es mediterraneo, nun- ca estudio en la Ecole Normale y su origen no es burgués. No es del todo falso el hhecho de que Sartre lo tratara de *golfillo de las calles": tenia la impresion de que se encanallaba al estar junto a su compaftero Camus. Mire esa foto de Brassal: mi padre habia puesto en escena una obra de Picasso, £I deseo atrapado por la cola. 120

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