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NUEVA INTRODUCCION ALA TEORIA DE LA LITERATURA Miguel Angel Garrido Con la colaboracién de ‘Antonio Gattido y Angel Garcia Galiano Ff EDITORIAL SINTESIS TeORIA DE LA LITERATURA YY LITERATURA COMPARADA Director: Miguel Angel Garido © EDITORIAL SINTESIS, S.A. ‘Vallehermoso, 34. 28015 Madvid Telefon 91.593 2098 hep:f/vwwsintesiscom © Miguel Angel Garsido ISBN: 84-7738-776-1 Depésito Legal: M. 36.060-2000 Reservados todos los derechos. Fstéprohibido, bajo las sanciones ppenales yelresrcimiento civil previstos en las leys,reprodcie, registrar o transmitir esta publicaiéa, integra pavcialmente por cualquier sistema de recuperacién y por cualquier medio, sea mecinico, electrénico, magnético, eleetroSptico, por fotoeopia © por cualquier otro, sn la autorzacién previa por escrito dde Editorial Sintesis, S.A, [mpreso en Espafia - Printed in Spain Un lingiisea ciego a los problemas de Ia Faneién poética del lenguaje y un estudioso de la literatura indiferente a los problemas que plantea la lengua y que no esté al corriente de los métodos linglifsticos son igualmente un caso de flagrance R Jakobson ‘Cualquier comprensién coherente de lo que es el lengua- je y de cOmo acti, cualquier explicacién coherente de la ca- pacidad del habla humana para comuniear significado y sen- timiento esté, en sltima instancia, garantizada por el supues- to de la presencia cle Dios. Mi hipétesis es que la experiencia del significado estético infiere la posibilidad necesaria de esta “presencia real”. G. Steiner 1. sQUE ES LA LITERATURA? 1.1. Definicién El término Literatura se deriva del latin dtteratura, tomado de las Institutiones oratoriae de Quintiliano (II,1,4). Su raz es Gttera (letra). En plural, litterae, letras, cosas escritas, cartas. En ja historia de las modernas lenguas de cultura, el término entra- fia una serie de acepciones que R. Escarpit (1962: 259-272) ha sistematizado con acierto, Las exponemos a continuacién, sefialando con asterisco las que estan recogidas también en el Diccionario de la Real Academia Espafiola. 1. Arte de la palabra por oposicién a las otras artes (la pin- tura, la musica, etc.)(*). Actualmente, es su sentido “fuer- te”, que nacié a finales del siglo XVIII y se consagra en la obra de Mme. de Staé] De la Littérature (1800). 2. Arte de la palabra por oposicidn a los usos funcionales del lenguaje. Corresponde al deslinde entre los escritos de creacién (“poesia” en el sentido etimolégico) y los otros escritos que reclaman un estatuto aparte como cien- tificos con la irrupcién de las ciencias positivas a finales 19 10. at 12, 13, iv 15. del siglo XVII. Todavfa en la obra del P. Andrés Origen, ‘progreso estado actual de tada literatura (1782-1799) la expresidn conserva su contenido general. . Ante de la expresién intelectual. Se erara de una acepcién que se va fijando a lo largo del siglo XVILI y que pierde ‘Geno al final para ser sustituida por la mencionada en Arte de escribir obras de caricter perdurable. Acepeién conectada con la (1) y la (2). Pretende distinguir entre lo que es litenttura y Jo que no lo es (producciones para el consumo de masas sin mayores pretensiones), Igual- mente, permite incluir producciones sin intencién crea- dora, pero sobresalientes por su estilo(*) . Composicién artificial del discurso. Corresponde a un empleo irénico o peyorativo de la expresién (“eso no es ids que literatura") con el mismo sentido dle "no me ven- gas con retérica” 0 “eso no son mas que filosofias”. Cultura del hombre de letras o ciencia en general a tenor de su significacién eximolégica, Esta acepcidn es la domi- nante hasta el siglo XVIN(). Conjunto de la produccién de obras literarias en los sen- tidos (1) y (2)(*). . Conjunto de la produccién literaria de una época, un pais, una regibn, etc., p. ej, teratura espartola, literati ra americana, etc.(*). . Categoria propia de las obras que pertenecen a un géne- ro, literatura de cordel, literatura rosa etc. Bibliografia(*). Acepcién empleada en alemén y que ha pasado a ser de uso comin en las dems lenguas, sobre todo en determinados contextos cientificos como la medicina: le literatura existent sobre esa enfermedad es todavia excaa Conjunto de fendmenos literatios en cuanto hecho his- CGrico distinguible de los demés. La lizeratura espaol en la Edad de Oro es tan importante como la ciencia Historia de la produccién liceraria segain el sentido (8). Elipsiscorriente en vez.de Historia de la literatura Por metonimia, manual de historia de la literatura, Por metonimia, cratado sobre cuestiones literarias(*) Asignatura de los planes de estudio que versa sobre las acepciones (1), (2) y derivadas. 20 16. Institucidn social que comprende una carrera profesional, una titulacién universitaria y una industria establecida, ademas de unos contenidos de estudio a tenor de (15). Como se ve, en el término contluyen sentidos de diversas pro- cedencias. Erimolégicamente, el carécter de algo escrito ¢s evi- dentemente el dominante, Sin embargo, podemos hablar de “live- ratura oral”, Jo cual nos pone ance la rafz subterénea que conecta Titeratura y poesia (obra de creacién). Por otra parte, la clasifica- cién decimal de Dewey que se empleaba en las bibliotecas remi te modernamente por otro camino al antigno sentido general de “cosas esctitas”. En efecto, ahora no se trata de que nos refirames alos escritos en general sin sustraer del conjunto los especifica- ‘mente poéticos, sino de que sustraemos del conjunto todos los que funcionalmente pueden ser calificados de alguna forma y nos quedamos con el resto colocado bajo a etiqueta de liveracura: El Quijote junto a las novelas del Coyote ls obtas de Miguel Deli- bes codo con cado con las de Corin Tellado. Literatura significa aqui todo escrito sin finalidad prictica inmediata, significado que no es ajeno a la concepcién por Ia que Kant establecia el caric- ter de las artes como actividades no titiles. Es posible que en la sustitucién del término “poesia” por el de “literatura” se pueda descubrie una diferente concepcién acer- cade la naturaleza del objeto que ambos sucesivamente sefiaan. “Poesia” es palabra aureolada por el prestigio que proviene de ser producto de la actividad creadora cle} hombre inspirado por las musas. “Literatura” pertenece a una tradicién que hace referen- cia mds bien al dominio de las técnicas de escribir y a una pre- paracién ineelectual: a tna retérica, en suma. Nada tiene de extra- Fo que el Siglo de las Luces prefiriera el segundo al primero. De todas maneras, la doble vertiente (cuestidn de estética, cuestion de técnica) sigue siendo objeto de interés de cuantos se preocu- pan por el (los) fendmeno(s) literario(3). Como ocutte con todas las palabras, también literanua no nos ofiece su significado sino dentro de cada contexto y situa- cidn, El extraordinatio éxito que ha tenido en las lenguas occi- dentales (y en los calcos hechos en otras) puede provenir tal vez de su misma ambigticdad. La creacién, el arte, remite sobre todo al otigen individual del artista creador cuyas produccio- nes se presentan como intocables en cualquier parte, ya se tra- 2 12.con aplicar rigurosamente el siguiente método y salen de comti- do. (Después del método se incluiré un poema hecho con él para gue se vea lo ficil que es y lo bonito que queda el poema.) Consta de una introduccién y siete breves reglas: te de una sinfonfa que se interpreta 0 de una pintura que se expone. El arte hecho con palabras necesita set traducido de lengua a lengua en una operacién en que fundamentalmence scallega el contenido intelectual, “lo escrito”, ya que su dimen- sign estética tiene que ser “puesta” por el ptiblico de otra len- gua al que se dirigen los mismos conceptos. Esa necesaria dimensidn de intercambio social puede haber contribuido a que prevalezca la expresién literatura. Tamapoco cabe desdeftar Ja influencia que sobre la pervivencia del término haya tenido el hecho de que, al principio, toda poesia exigia un metro, de forma que llegaton a ser cuasi sinénimos poesia y discurso en verso. A medida que se fue abriendo paso también la cteacién en prosa, se hizo necesario un término distinto del de poesia. Hasta aqui la definicién. Literaturaes todas estas cosas. La Teoria de la literatura pretende explicar las diversas claves —lin- Rilisticas, estéticas, sociolégicas~ en que se asienta cada una de fas posibles acepciones. Escarpit sefiala que “hay una ciencia estética, una ciencia ideolégica, una ciencia sociolégica de la literatura, Sin duda, es posible tender puentes entre ellas y abrir puertas, peto es de remer que la palabra lireratura no sobrevi- va la operacién”. Habré que procurar que no sea asi. Ahora bien, ser misién del atento lector descubrir en cada momen- to de qué acepcidn se estd hablando en e! libro. — Introduccidn, Para hacer un poema no es necesatio ey rar que llegue ninguna inspiracién especial, ni hace fal ta estar en ayunas, ni ninguna de esas condiciones que hacen falta siempre para las dems cosas. Basta aplicar las siete reglas siguientes. — Primera, Se cogen unas cuantas palabras, en si mismo poéticas, y se van distribuyendo poco a poco entre las diferentes estrofas. Por ejemplo, susurto, desvelo, tinti- neo, alborada, crespones, aleteo, nentifat, alondra, ete, — Segunda. Se cogen unas cuantas palabras mds bien vul- gures a las que se poetiza dandoles una terminacién ade- Cuada: pajarillo, arroyuelo, blanquecino, etc. ~ Tercera. Se forman unas cuantas parejas de diferentes colores, de modo que se contradigan lo mas posible los colores de cada pareja: negro verdor, blanco escarlata, azul blanquecino, etc. — Cuarta. A unos cuantos verbos se les cambia de ocupa- cin habitual, sin que se den cuenta. Por ejemplo: se cie- zzan las sombras~en lugar de las puestas o ventanas~, se masca el silencio ~en ver de un buen filete-, se le clava un rején al firmamento ~en lugar de a un toro de tra- plo-, se mira uno en la brisa ~en lugar de en un espe- jo-, se borda un aciago destino ~en lugar de un suftide mantel-, etc — Quinta, Se distribuyen también entre las estrofas unas cuantas palabras, de esas que a veces emplea la gente sin saber lo que quieren decir: enhiesto, hirsuto, inerme, inane, incélume, baldio, etc. — Sexta. Puede ir bastante bien, para logear mayor fuerza poética, aprovechar algiin pedaciro de una poesia clés. ca conocida; asf,a Rubén Darlo se le puede coger eso de los “claros clarines” — Séptima, Si se encuentra a mano algiin estribillo, aun- que sea cortito, para repetir entre cada dos estrofas, mejor que mejor. 1.2, Arte y lenguaje El poema se tiene como modelo acabado de lo que enten- demos por literatura, por lo que no estard de més empezar por twanscribir una receta para hacer poemas que me pasé hace afios uun amigo ingeniero. Al cabo, una receta no es sino un con- junto de claves, obtenidas por anilisis de productos ya prob: dos o un fruto de la invencién, cuya puesta en prdctica cer ficard su acierto 0 mostraré su cardcter errdneo. 1.2.1. Método para hacer poemas Se puede aprender 2 hacer cualquier cosa en esta vida a base de enconuar un mérodo adecuado. Hasta para hacer poemas bas- " 23 Con este método, aplicado al pie de la letra, se puede con- seguir un poema tan completo com el que sigue, titulo Tit senda Tu senda iQué hirsutos y enhiestos se yerguen! ~amargo espejuelo- grises en la noche, cerrando sus sombras sobre el arroyuelo, Tu senda... Ayes y lamentos, suaves tintineos mecidos al viento cabalgan con furia, inermes ¢ inanes yallé en la alborada clavan su rején sobre el firmamento. ‘Tu senda. La luna se mira en tu brisa Sabe que en la noche, donde las estrellas, cuando el canto duerme, suave y placentero, se masca un silencio de angustias que sé6lo se quiebra junto al imonero, ‘Tu senda, La alondra se viste de un blanco escarlata. Sus trinos golpean cual claros elarines, y como un susurro de negro verdor fevanta su vuelo en la noche, dejando con Hlanto y en flor tun negro y baldio desvelo. ‘Tu senda... Junto al aleteo de los pajarillos se escucha el mugido de una vaca en pena ‘que borda su aciago destino, torre de marfi, grécil tintineo- nenGifar de plata de azul blanquecino, Tusenda.. Y allé entre las sombras ‘mascando un silencio, al aire sus negros crespones, baja por tu senda. imi menda! 24 No deja de ser una broma, pero, sin duda, una broma ilus- trativa. La sensacién de poema que da el texto codificado segtin la receta, roto de modo estentéreo ~para no dar lugar a enga- iios— con los segmentos de Ia vaca en pena y mi menda, pro- viene de que habitualmente la creacion literaria discurre por Jos cauces de un uso especial del lenguaje: intenso empleo de caracteres afectivos (arroyuelo, pajarilio), extrafiamientos fren- tea los términos mas usuales para obligar a fijar la atencién (enhiesto, hirsuto), contravenciones del sistema inaceptables en el habla ordinaria (negro verdor, blanco escarlata), empleo metaférico de las expresiones (se cierran las sombras, se mas- cal silencio). ‘Al hablar de “lenguaje” hay que referirse tanto a la lengua natural como a otras formas de comunicacién. El empleo de palabras o expresiones acufiadas en otras obras poéticas co- hnocidas o en la serie literaria en general invita al receptor a establecer una actitud especial frente al enunciado que reci- be en el que presupone que se le promete algo (un descubri- miento, una fruicidn) distinto de lo que oftece un texto ordi- nario. Esta esperanza puede verse defraudada como ocurre en el ejemplo que acabamos de ver. Pero la decepcién (el enojo.o la sonrisa) procede necesariamente de la vinculacién que realiza- mos entre procedimientos de lenguaje y cardcter literario en sentido fuerte. Junto alos extrafiamientos que se han sefalado, existe, como se verd més adelante, otro importante procedimiento en la ela- boracién de la poesia, que son las repeticiones. No hace falta recurrir a los paralelismos tipicos de la poesia biblica. En este mismo ejemplo se manifiesta bien a las claras: “hirsutos y enhies- tos", “ayes y lamentos”, “inermes e inanes”, “suave y placente- 0", “negro y baldfo”. demas, a todas estas repeticiones hay que afiadir a del estrbillo y la de la ima, Ya se ve que las repe- ticiones pueden ser de sentido (como las enumeradas), de soni- do (como la rima) o de sonido y sentido a la vex (como el estri- billo). Pueden deducirse de lo dicho algunos supuescos que se pre- cisarén a lo largo del libro. La literatura no es s6lo cosa de len- guaje, pero habitualmente una especial elaboracién del len- guaje es sintoma de que nos encontramos ante un fendémeno 25 literatio, Dicha elaboracién puede estar puesta por el autor conscientemente al servicio de una intencién originariamen- te literaria a tenor de las reglas de un género determinado o puede haber surgido también de modo esponténeo como cali- dad de escritura no previsca, Lo normal seré que en el primer caso los recursos sean més frecuentes y sistematicos que en el segundo, pero eso sélo no es garantia de mayor calidad: un poema demasiado elaborado y sin chispa puede resultar de tuna pesadez intolerable. Del ejemplo expuesto se deduce también a mi juicio un cotolatio que no se debe pasar por alto. La Teoria literaria no exige siempre inevitablemence una jerge abstrusa (por no decir pedante). Es necesario dominar la terminologia técnica como en cualquier otra especialidad del saber humano, pero hay que procurar que esto no conduzca a la obscuridad. Por ejemplo, se masca el silencio es expresi6n anémala en cuanto contradice tuna regla de subcategorizacién segiin la denominacién de la gramética generativa. No esté mal expresarlo asi, pero, en todo caso, es preferible reconocer el fendmeno a saber la etiquera sin estar seguro de qué significa 1.3. Funcién de la literatura Para qué la literatura? Para ahuyentar los propios fantas- mas? Para compartir un descubrimiento con los demés? ;Para proporcionar un entretenimiento por cuyo servicio se consi guen recursos econémicos? Son preguntas sobre el fin de la lire- ratura de orden personal que no dejan de inquietar. Pero la cues- tidn sobre la uta de a lteatura se ha formulado de modo preferente en clave social y tiene ya una larga historia que nos remite a afirmaciones tan evocadas como las de Platén sobre la necesidad de expulsar a los poeras de la Republi BE vero de a pt lor Pome de Horacio (aut prodes- se wolunt~..— aut delectare poetae) ha sido, sin embargo, el Lemna de los dos polos ~deleiear y aprovechar- que se han tenido como contrapuestos en un debate sin fin. Hay quien defiende lo “stl? (la ensefianza que el texto con- tiene) como justificacidn del arte y hay quien proclama lo “dul- ce” (la mera fruicién) como objetivo tiltimo de la literatura, 26 Por supuesto, también existen partidarios de un cierto equili- brio que intentan que ambas notas no se contrapongen sine aque se fundan (celeitas para ensefiar). No deberfa caber duda, tn todo caso, de que el placer estético es ya una clase de “uti- lidad”. ‘Sc ha insistido también en que a literatura, como todo arte, es una forma de conocimiento segtin aquella afirmacién de “Aristoteles de que la pocsfa es més “filosofica” que la historia, ya que la historia refiere cosas que han ocurrido y ta poesia las refiere tal como pudieran ocutrit. T. Todorov (1987: 43) lo ha expresado con brillantez: Novelista y sabio observan la vida de manera diferente, y elnovelista puede no preocuparse de formular leyes generales sobre el desarrollo del mundo 0 sobre el ser del hombre; no festd sometido, pues, a ninguna exigencia de verdad-adecua~ cidn: produce ficciones infalsables. Por el contrario, el novelis- ta, exactamente igual que el sabio, esté sometido al principio de la verdad-desvelamiento: de la misma manera que el pintor produce un retratoinfalsable y, sin embargo, verdadero, el nove- Tista nos revels la verdad, aunque sélo sea la de una infima par- cela del mundo. Si falta esto, no merece ser leido. Esta es la ra26n por la cual Shakespeare y Dostoiewski, como se ha repe~ tido con frecuencia, nos ensedian ms sobre el hombre y el mun- do que mil autores de obras cientificas (y, hay que afladis, que ‘otros mil autores de dramas y novelas). En este contexto, el debate se plantea acerca de las relacio~ nes entre verdad y belleza, pero ocurre que, porque algo que inos dice la literatura no sea verdad, no quiere decir que sea fal- 50, como supuso Platén en dererminado contexto. Lo contra- tio de “verdad”, entendida como adecuacién entre enunciados y hechos empiticos, puede ser “ficcién’, y no “mentira’. Junto a la concepcién que presentan la literatura y las artes como formas de conocimiento, estan las que proclaman que deben asumir una finalidad propagandistica. Conviene desde el principio hacer algunas matizaciones al respecto, ‘La literatara es lengua, encrucijada de lenguajes, inevitable- mente impregnados de presuposiciones dela época, del grupo, Yel autor, En cierta medida, no se puede hablar de literatura alguna “inocente”: todo texto literatio es vewrico, persuasivo, 7 aunque no todo texto retérico sea literario. Ahora bien, esto es tuna cosa y otra muy distinta el postular que la verdad de la lit ratura consiste en ser vehiculo de propaganda. Cualquier dis curso politico, cualquier ensayo doctrinal, tiene mas utilidad a este respecto que la literatura. No tiene sentido plantearse ese fin que, ademés, se ha revelado absolutamente inttil en aque- llos periodos de la historia que, faltos de libertad, han intenta- do instrumentalizar la literatura como sustitutivo del panfleto, La literatura invita a compartir un descubrimiento, peto ese descubrimiento se implica en las leyes mismas de la creacién artistica y no se deriva de imposicién externa a ellas. En otro caso, se notaré que se trata de algo postizo. Otras opiniones acerca de la funcién de la literatura se ins- piran en las afirmaciones de la Podtica de Aristételes sobre la “catarsis”. Liberar de las emociones puede tener que ver con exe deshacerse de los propios fantasmas que se ha dicho al prin- cipio. Lo que no esté tan claro es que la literatura libere de las pasiones. A veces, parece més bien que las alimenta, Por de pronto, las emociones suscitadas por la literatura no son las mismas de la vida real: no existe garantia alguna de que revivan la emocién originaria que desencadené en el artista la inspiracién de la obra, tampoco de que la obra reproduizca en el receptor la mismas emociones originarias. La literatura no entrega emociones, sino percepcién de emociones. Sin embargo, por lo que hace a la tragedia estudiada por Aristételes y los géneros que pudieran ser asimilables, no cabe duda de que poner ante el espectador situaciones limites for- ma parte muy principal de su finalidad que eal vez pueda ser definida de un modo riguroso como “catarsis” o purificacién del puiblico, que se ve abocado a tomar conciencia de la pro- pia contingencia, a la inquietante incuicién de que nadie es absolutamente duefio de su destino, Sin duda, la finalidad de la literatura no ha estado en la mente de los primeros autores que se hayan tenido a s{ mismos por tales. Mas bien, debié surgir como pregunta de fildsofos, utilitaristas o moralistas (Wellek-Warren, 1949: 45), y los artis. tas se han visto en la necesidad de buscar una respuesta, de for- mula la apologia como se dice en lenguaje teolégico. Como se vea lo largo de la historia, hubo que esperar al siglo XIX al Romanticismo en concreto para encontrar una apasionada 28 defensa del “arte por el arte”: consigue la finalidad de la litera- tura como obra de creacién quien provoca con su obra el goce estético, realidad cuya nacuraleza no es facil de definir, pero es posible, al menos, sefialar. Relacionadas con esta cuestidn estén las disputas sobre la oposicién forma y fondo o la de ideologia y pasatiempo. Vere- mos més adelante cémo “contenidista” y “formalista” han sido palabras empleadas como insulto a ambos lados de las respec tivas fronteras. Mas, en fin, muchos seres humanos a través de los tiempos han sentido la necesidad de expresar con sus palabras emocio- nes 0 de contar historias, otros muchos se han sentido compe- lidos a recibirlas. Por eso ha existido siempre, con ese nombre uw otro, la literatura, fenémeno de palabras y, por consiguiente, de fondo y forma: no es posible transmitir un contenido sin ‘expresién ni ofrecer una expresién sin contenido (aunque sea cen su inquietante grado cero: Ia palabra que no “dice” nada se convierte en mtisica...). 1.4, Los estudios literatios. Teorfa, critica ¢ historia literaria Los estudios literatios actuales tienen su antecedente remo- to en la Retérica y en la Poética, que fueron las disciplinas que, como veremos en el capitulo siguiente, han cubierto a través de los siglos de nuestra cultura occidental el espacio de lo que hoy llamamos Teoria de la literatura. Sus antecedentes inmediatos se encuentran en el siglo XIX y.son hijos del Romanticismo. En el siglo XVitt, las observa- ciones que habja legado Arist6teles en su Poética y Horacio en Ja Epistola a los Picones se mantenian fosilizadas e incluso trans- formadas en una normativa rigida, en una férrea preceptiva que nunea estuvo en la mente de los autores clisicos invoca- dos como autoridades. El supuesto que estaba en el trasfondo era éste: si determinados autores han conseguido un discurso artistic (0 brillante) con determinados procedimientos que se hhan podido inventariar a partir precisamente de los resultados, bastard configurar unas recetas con dichos procedimientos para que el que las aplique tenga la certeza de éxito. Se trata del prin- cipio de imitacién del clasico. 29 Las pogticas y las retéticas se transformaron en las precepsti- vas 0 recetarios de normas para lograr un discurso artistico, Como inercia escolar, siguieron hasta bien entrado el siglo Xx. En cambio, fueron barridas del mundo intelectual con el clima romintico del XIX que se negaba a encorsetar la capacidad ere- adora en moldes preestablecidos. De todas modos, la experiencia acredité siempre lo estéil del principio de la imieacién de auto- res como fuente de arte. El significado del discurso se forja en su contexto y situacidn, de modo que para lograt lo mismo muchas veces hay que hacer “otra cosa’. La literatura no se fabri- ca mecanicamente. As{ las cosas, se iba abriendo camino en el siglo XVIII la doc- trina de Herder, quien propugna el estudio de la literatura des- de el punto de vista histérico-genético. Se trata de examinar ‘cémo nace una obra o una cortiente y cémo se produce su ere- cimiento, asi como la comunicacién entre autor, clima social y cultural de su época y las repercusiones en su obra Los estudios literarios se convierten exclusivamente en his- téricos, fruto de una mentalidad que empieza a estar fascina- da por la ciencia y que entiende siempre ciencia como ciencia positiva. En las cuestiones de humanidades no cabia més cien- cia que la historia, A esto se afiade la alianca estticta de la his- toria literaria con la naciente filologia que conocia por enton- ces un gran desarrollo en su funcién de estudiar y establecer textos antiguos mediante procedimientos positivistas. La historia positivista y materialista se alza con la preten- sin de ser la tinica disciplina rigurosa de estos estudios. La historia literatia es la disciplina que se propone el conoci- mienco de los textos literatios del pasado, la biografla de sus auto- tes, su relaci6n con la tradicin literati, su agrupacién en movi- mientos, escuelas 0 generaciones y las conexiones del fenémeno liceratio con otros fendmenos de la misma época y cultura El carécter erudito y documental de estos estudios es un ras- go indispensable. Fi historiador necesita conseguir textos autén- {icos y bien fijados y tener pruebas fehacientes de que las atri- buciones de autoria, fecha y circunstancia en que nace el texto son fiables. La indagacién bibliogrifica y de fuentes supone un # priori absolutamente insoslayable. Entre las labores que se enmarcan en la investigacién histé- rica de la literatura destaca la edicién critica de textos (A. Ble- 30 cata, 1983; M. A. Pérez Priego, 1997), que tiene por fin repro: ducir fa forma originaria del texto ante el que nos encontramos, de modo que sea fa que su autor le quiso otorgar, salvada de los cetrores ¥ cambios de todo tipo que hayan ocuttido a lo largo de su conservacién. El proceso de una edicién critica consta de la recensio, o recopilacién de manuscrites y ediciones existentes de la obra en cuestién, collatio, o confrontacién de los distin. tos ejemplares de que se dispone y, finalmente, la redaccién del stemma, que es una especie de drbol gencaldgico establecido a base de las relaciones de unos manuscritos con otros, as{ como de los manuscritos con las ediciones, Los manuscritos se clasifican en autdgrafos, esctitos pot el propio autor al que se le atribuyen, 0 apdgrafos, copiados direc- ‘wo indirectamente del original. No siempre los autografos son mis fiables. Puede ocurris, por ejemplo, que un apégrafo sea copia de una versién posterior y definitiva que un autor ha rea- lizado a partir de una primera redaccién de su obra. La eleccién del manuscrito o edicién que serviré como tex to basico puede ser tcemendamente complicada. Una vez cola- cionados las diversas ediciones y los manuseritos disponibles, hay que decidir a cual se ha de otorgar mayor autoridad. Un manuscrito que difiera norablemente de una edicidn impresa puede hacemos sospechar de la edicién, pero también puede ccurrir que el autor haya gestado una versién diferente a base de cortegit pruebas de imprenta y resulta que la versién mas ajustada a Jo que el autor quiso entregar a los lectores es pre- cisamente la impresa, Las ediciones criticas incluyen un aparato critico en el que se consignan las variantes que presentan los diferentes manus- critos 0 ediciones en relacidn con el texto bésico propuesto. En este aparato, normalmente el editor explica las taeones que le llevan a elegir una lecrura w ota. En fin, toda edicidn de textos tiene por objeto poner al alcance del lector obras distantes por el tiempo o por su forma de conservacién, En este siglo Ia critica textual ha recibido también el nue- vo nombre de ecdérica, disciplina que incluye todas las oper ciones precisas para la preparacién de la obra en orden a su edi- cién que, ademas de la edicién critica, puede revestir otras modalidades, 31 Edici6n facsimilar es aquella que resulta de reproducir foto- sgrificamente un texto que por su carécter venerable, su rareza 6 el valor de sus ilustraciones artisticas se ha considerado pre- ferible entregar al lector en la misma apariencia del manuscri- to ode la edicién de que se trate, La edicién paleografica o diplomatica presenta exactamen- te el texto como la anterior, pero lo hace mediante procedi- miento de imprenta que reproduce signos, abreviaturas, pun- tuacidn e, incluso, errores del original, que se suelen marcar mediante la inclusin de la advertencia sic escrita entre parén- tesis, La edicién anotada tiene como fin mantener en estado de vigilia una obra mediante la inclusién de datos 0 comentarios que hacen comprensibles aquellos pasajes que pueden haber- se vuelto menos inteligibles con el paso del tiempo por el cam- bio de cultura o el cambio lingiistico. Ademas de estas ilus- traciones de carscter hist6rico, también hay ediciones anotadas (escolares 0 no) que pretenden ayudar de multiples maneras al lector en la adecuada comprensién del texto, En estas tleimas interviene més el critico literario que el fildlogo estricto 0 el hiscoriador de la literatura. (Otra tarea propia de la historia literaria es la daracién de los textos. Muchas veces, la fecha de publicacién esté impresa en el propio volumen, pero hay otras (sobre todo en obras anti- guas) en que no existe tal constancia. Ademas, puede ocurrir que la fecha oftecida por el autor sea (deliberadamente © no) falsa o que la obra se haya prolongado muchos afios en su redac- idn, por lo que cabe rastrear diferentes fechas para partes dife- rentes. Como ensefia Lanson, los problemas cronolégicos son de ssuma importancia para el historiador de la liveravura (1910: 48), pues toda obra ha de ser interpretada en relacién con el con- texto en que se produjo, ya que es a la vez hija de su tiempo y origen de influencias sobre su mismo tiempo. En todo caso, la cronologia, como es obvio, guarda una estrecha relacién con la historia, pues mal se podria establecer la secuencia de hechos sin una linea temporal sobre la que se marque la sucesividad. La datacién de una obra se efectta acudiendo a medios inter- nos o extetnos. Son medios internos la relacién de elementos del texto con hechos bien fijados cronolégicamente, persona- 32 jes conocidos o acontecimientos que han servido de referencia «1 otras historias, Un libro que refleje o presuponga un acon- tecimiento histérico ofrecer un término a quo para su data- cidn: sera posterior al acontecimiento de referencia. Igualmente, sicl texto da como futuro un acontecimiento ya acontecido antes de la lectura, tenemos un término ad quem bien claro: el libro se escribié antes de que el acontecimiento se produjera. También se pueden encontrar indicios de orden temédtico 0 stilistico caracteristicos en la evolucién del autor que permi- ten deducir la fecha de un texto por su relacién con otros tex- tos de datacién bien establecida que presumiblemente perte- necen al mismo periodo. No hay que descartar, sin embargo, {que un autor se aleje y vuelva de diferentes estilos ni que abor- de registros muy distintos en el mismo momento. Son medios externos los datos biogréficos, testimonios de contempordneos, referencias extraidas de cartas o diarios del autor, ete. » Ademiés de la datacién, la historia de la literatura establece influencias y fuentes. Fuente es un pasaje, un acontecimiento o una imagen ya previamente existentes y que un autor apro- vecha para la confeccién de su obra. Se trata de una presencia dle orden concreto. La influencia, en cambio, ¢s una huella més sutil que cabe detectar en un texto de un autor y que presu- iblemente procede de otros autores en cuanto a sensibilidad, trasfondo ideoldgico o recursos estilisticos. Bl estudio de las fuentes en toda sur amplitud es uno de los enfoques posibles de Ja disciplina que se conoce con el nombre de Literatura com- parada, Una obta monumental del campo de las fuentes es el libro Literasura europea y Edad Media latina (1943) de E. R. Curtius, que contiene un magistral estudio de sépicos 0 esque- mas que pasan de una época a otra, de una literatura a otra, como estereotipos. Famosos son los clichés del carpe diem hora- ciano 0 del locus amoenus que han constituido lugares comu- nes en las mejores obras de nuestra literatura occidental. Hay que observar, sin embargo, que traténdose de percepciones y sentimientos generales del espiritu humano es muy conveniente deslindar entre lo que es fruto de una influencia 0 lo que nace en diversos tiempos y lugares como consecuencia espontinea de la naturaleza, es decir, distinguir entre influencia y poligé- 33 Hasta aqui, las principales tareas de la historia, El critico literatio y el te6rico de la liceratura no pueden prescindir del historiador que Je ha de suininistrar los hechos ciertos, obje- tos del andlisis o de la posterior teorizacién. Desde lege, am poco el historiador literario pode prescindir del critico. El carserer especifico del hecho literatio exige un tratamiento p ticular que incluye las clasificaciones genéricas, los registros estilfsticos y las bases doctrinales: de esta manera, teniendo en cuenta el trasfondo, se podré siruar de un modo adecuado cada hecho literario en relacién con los otros de su mismo tipo y con los hechos histéricos en general R, Wellek (1963: 25-35) ha rastreado el uso de la expresién critica literavia que se ha empleado reiteradamente a lo largo de la historia como sindnimo de poética 0 de ter6rica y, por consiguiente, de teoria de la literatura La critica liceraria, en general, es la disciplina de carscter analitico que se aplica a una obra en particular o aun conjun- to de obras de un autor, una épaca o un género. En este sen- tido se relaciona con la teorfa de la literatura como cara y cruz de una misma moneda. En la medida en que la critica csta- blezca conelusiones acerca de una obra, las establecers en vir- tud de determinados supuestos (implicivos o explicitos) que presuponen una cierta teoria, Pero, cuando la critica hace el anilisis de un texto literatio, offece materiales para poder abs- traer, a partir de lo concreto, principios generales de la cons- ttucci6n liveraria, 0 sea, teorfa. No es otra cosa lo que ofrece Aristoteles en su Podtica. Aunque el verbo griego krénein (juagar) y el sustantivo kri- #és (juez) estén documentados en este sentido ya en el siglo 1V antes de Cristo, la aparicién de esta acepcidn en las lenguas occidentales se puede calificar de accidental hasta el siglo XVIII. En la primera mitad del siglo XVIlt se adopta en Alemania el término “eritico”, Como ha documentado Wellek (1965: 1, 55), Lessing, Herder y los hermanos Augusto Guillermo y Fede. rico Schlegel se consideraron ellos mismos criticos. Especial- mente Augusto Guillermo se esforaé en deslindar el espacio propio de la critica entre la historia y la teoria. Sin embargo, ta palabra no harfa fortuna, desplazada bien pronto por otras que cubrian su campo de significacidn, Estvica literaria y Cien- cia de ta literutura (Literasurwissenschafi). 34 Critica (Literaturkritih) fue expresion reservada a la labor de \ intermediasios entre escritores y priblico en los medios de niunicacién socal. Se distingue asi una critica militante y una tities académica en oposicién que perdura hasta nuestros das y syne supone que la primera entrafia una actitud valorativa y sub- joriva cuya dni ley es el buen gusto del critico, a diferencia de la universalidad que pretende Ja otra opeidn (jcientifical). Asi los estudios académicos de la literatura quedan repar- vidos entre ana ama de la Estétia, la que esudia el arte hecho con palabras, considerada disciplina filoséfica, y una historia cle a literatura Yaenal siglo XX, la expresién Ciencia de le literature del ale- onsin, con titulos tan conocides como la recopilacién de Etma- singer (1930), no se ha empleado en la clemas lenguas sino oca- sionalmente y como variatio estilistica de Teorfa o critica. Jin inglés y francés, el tétmino ciencia se identified tanto con Jas ciencias naturales que apenas pudo sobrevivir en otro senti- «do, La oposicién al historicismo que marca los estudios licerarios 1 partit de comienzos del siglo XX los lleva a albergarlos en inglés bnijo el eérmino erftica. Asi lo atestiguan los ibros de LA. Richards Principles of Literary criticism (1924), }. C. Ransom, The New er tivisnt (1941), oN. Frye, Anatomy of Criticism (1952). Hay que observar que el derivado criticism (criticismo) no es més que un expediente para salvar fa homonimia en ingles entre quien ejer- ce la cxftica y la labor que ejerce (en ambos casos, critic). En francés, la palabra critique tenia un significado muy amplio en Sainte-Beuve 0 en Hipélito Taine, Con Brunetitre todavia era el término que englobaba los trabajos de cuantos se oponfan a limvtar los estudios literatios académicos al ambito de fa historia que triunfaba en las universidades francesas, con Lanson como gran inspicador. Se puede decir que, en general, se ha ido limi- tando la amplitud de su contenido semintico sin que, no obs- taarte, deje de aparecer el cérmino para caracterizar la labor de refle- xién filoséfica sobre Ia literatura a como simple sindnimo de pottica o de teorlaliteraria. De todas maneras, es mids apropiado emplear poctica paca la Inbor académica y ertica para la funcién dl que escribe en los suplementos de libros de los periddicos. En espafio, italiano y otras Jenguas romédnicas, la situacién no es muy diferente. Hasta los aftos sesenta del siglo XX los estudios correspondientes en las universidades espaitolas se 35 incluian en fa asignatura de Critica literaria sustituida en los setenta por la de Téorta de la literatura 0 Teorla literaria. Aho- Fa empiezan a aparecer en los nuevos planes de estudio los dos ticulos con contenidos especificos distintos. En resumen, crisicalizenaria significa: a) disciplina descrip- tiva de carécrer analtico a diferencia de la que estudia s6lo prin-

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