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Unidad 11. GRUMANN.C. Infroduccién a una Historia de la Psicologia Social en Hewnstone M y otros.Barcelona Ariel 1992. pp. 21-35. GmMMANN Adee dutcsws a one Nes heata U Ia psrreleg rey Socal” er Hews ton en Y ore). Pn treducueh ala Prveleg cd Seca, Becelona,erel 992 Pp 27-3 1, INTRODUCCION A UNA HISTORIA DE LA PSICOLOGIA SOCIAL por Caat F, GRavMANN Introduccién: zpor qué estudiar la historia? Los individuos, as{ como los grupos —desde las familias hasta las naciones pasando por las instituciones—, tienen su historia. Lo mismo ocurre con la ciencia y las disciplinas cientificas. Legar a conocer cualquiera de éstas no es cuestién s6lo de averiguar las personas y los temas importantes del momento actual, sino también las personas y temas que fueron importantes en el pasado. En general, cuando se trata de grupos y sistemas sociales no llega remos a comprender totalmente lo que sus integrantes hacen en la actualidad a menos que ‘tengamos conocimiento acerca de lo que éstos (0 sus predecesores) planearon previamente ‘conseguir para su grupo de pertenencia. La accién social como conducta orientada hacia me~ tas s6lo puede explicarse si conocemos quién sefialé la meta, cuéndo y con qué propésito. Dado que la investigacin social, incluida la psicosocial, es un caso especial de accién social, saber, tna empresa colectiva, tendrfamos que tener algtin conocimiento de la historia. discipti- nar si queremos comprender por qué los psicélogos sociales hacen lo que hacen y la forma en que lo hacen.? Lo que llamamos ¢historia» no es algo dado que pueda ser grabado y estudiado como otros hechos,fisicos o sociales. La historia tiene que construirse. Los datos, cifras, personas y sucesos pueden venir dados. Pero cudles tengamos que considerar y cémo hayan de ponde- rarse y relacionarse es un asunto de construccién y de intencién (véase Graumann, 1983, 1987). Aunque hablemos de historiografia, es decir, de la escritura He la historia, es impor tante sefialar que esta escritura constituye mAs una construccién que una grabacién. ‘Una cuestién importante, a la vez que razén plausible para construir la historia de una isciplina, puede ser la identidad de esa disciplina. ,Cual es, por ejemplo, Ia identidad de la psicologia social? {Existe una definicién? No hay acuerdo, pues ni el objeto de estudio, ni los métodos, teotfas y modelos que se construyen ofrecen criterios fiables y validos para una de~ finicién, Compartimos los t6picos con vecinas disciplinas sociales, conductuales 0 biolégicas. ‘Tendemos a tomar prestados los modelos de otras disciplinas y la mayoria de nuestros méto- ddos pertenecen al arsenal comitin de las ciencias sociales y conductuales. De ahi que los tradi- 1 Aungue oe ns por lps ses al prs bao denoninas reac pect i i toca, extern un intrespramest hnon pox psa pos interns, por cep pare avergua Gu fo Inbmas haben periods steeresy que mendssyscusoss se conactan ye lara eatonces, es In acted histor fists Baer, 1968) 22 INTRODUCCION A LA PSICOLOGIA SOCIAL cionales criterios de teorfa, método e investigacién no distingan claramente a la psicologia so- cial de otros campos. La distincién, no obstante, es un aspecto importante de la identidad. Ademés, resulta evidente la coexistencia de varias psicologias sociales diferentes. Al menos en lo que conciemne a las dos principales variantes, esto es, la psicologia social sociolégica (PSS) y Ia psicologia social psicolégica (PSP), se ha analizado cémo existen sin que se presten ‘mucha atenci6n entre si (Wilson y Schafer, 1978). La explicacién de este cisma es tan sencilla como problemética. Los miembros de los dos grupos, por lo general, tienen diferentes currt- ccula; estudian, ensefian y trabajan en diferentes departamentos; leen y escriben para diferen- tes manuales y revistas; tienen diferentes carreras; y pueden adherirse a diferentes visiones de la ciencia. Dado que esto ha sido asf durante varias generaciones de psiclogos sociales, nos encontramos ahora con que los miembros de la PSS y de la PSP tienen diferentes historias, con diferentes «pioneros» y chéroes»: Lewin, Festinger, Schachter, Asch, Campbell y F. H. Alllport para la PSP; Mead, Goffman, French, Homans y Bales para la PSS (Wilson y Scha- fer, 1978). Son las diferentes historias las que proporcionan y mantienen diferentes identida- des. Por esta razén, aunque la regla sea que los manuales de psicologia social se escriban desde Ia perspectiva psicol6gica o sociol6gica, una historiografia comprehensiva deberia dar cuenta de todas las principales variantes de la psicologia social y sus interrelaciones. Una tercera variante de la psicologia social, relativamente independiente de la PSP y la PSS (aunque de ésta en menor grado), es la psicologia social analitica, tal y como se ha de~ sarrollado dentro del marco psicoanalftico (véase Hall y Lindzey, 1968). Los psicélogos reconocen en el establecimiento y mantenimiento de la identidad so- cial un factor bien conocido de la formacién de grupo; y en la presentacién de la identidad, una téenica muy frecuente tal y como se deduce del estudio de las relaciones intergrupales (wéase cap. 16), De ahf que no resulte sorprendente que la historiografia pueda concebirse ‘como una «psicologia social del pasado» (Watson, 1979). Existe otra funcién estrechamente relacionada con esta de construccién de la historia, que tiene un carécter igualmente psicosocial: la funcién justificadora. Agassi (1963), Butter- field (1963) y otros han sostenido que relaciondndonos historiogréficamente a nosotros mis- ‘mos y a nuestra investigaciGn actual con los logros «clésicos», con las reputadas teorias del ppasado 0 con los «grandes hombres», justficamos nuestro propio trabajo y posiblemente in- ‘rementamos nuestro prestigio cientfico. Conectar el presente con un pasado bien seleccio- nado otorga cierto «abolengo», cuya continuidad desde la obra de un antepasado «clésico> (padre fundador o similar) a nuestro trabajo investigador actual se interpreta como un pro- ‘gfes0 en la corriente principal, en el conocimiento acumulado (Graumann, 1987a). Tncluso una breve discusi6n de las diversas funciones de la historia de la disciplina re- vela que podemos aprender de la historia, siempre que no haya sido escrita exclusivamente en virtud de propésitos identificadores y justficadores, como ocurre generalmente en el caso de 4a historia «presentista». Una historia de la disciptina til debe tener en consideracion las dis- continuidades, inconvenientes, fracasos y callejones sin salida, asi como las continuidades, &xitos y progresos. No debe pretender unidad si lo que hay es pluralismo, como ocurre en la Psicologia social. Finalmente, como con cualquier fenémeno que podamos estudiar, necesita- ‘mos informacién sobre el contexto general. Para la historia disciplinar el contexto no es s61o el sistema de ciencias, sino también el sistema social, politico y econ6mico dentro de los que una disciplina especifica se desarrolla. Esta es la raz6in por la que la sociologia de la ciencia se hha convertido en una parte esencial de la historiografia disciplinar (Harvey, 1965; Lepenies, 1977; Woodward, 1980). La breve introduccién a la historia de la psicologia social que viene a continuacién no puede satisfacer todas estas demandas metodotgicas. Pero cualquiera que estudie la historia 77 INTRODUCCION 23 de Ia ciencia debe tener algtin conocimiento de los principios de construccién de la historia. Con esto pretendemos ayudar a una lectura erica y a la reconsideracion de lo que, después de todo, es la razén de set del estudio de la historia de la psicologia social. 1 largo pasado del pensamiento psicosocial Se ha convertido casi en una rutina referirse al desarrollo de lo que hoy en dia deno- ‘minamos psicologia con una cita de Ebbinghaus (1908, p. 1): «La psicologia tiene un largo pasado pero s6lo una breve historia.» Los psicblogos sociales han aplicado repetidamente esta afirmacién a su propia disciplina. Generalmente dejan que la «historia» comience en 1908 (0 cen Jos 1890), mientras que el «pasado» puede extenderse hasta Platén (427-347 a. de C.) y Aristoteles (384-322 a. de C.) 0 incluso hasta los presocrdticos (del siglo vu al v a. de C:), de los seres humanos ¢s bisicamente egoista y necesita de las ‘éenicas y procesos de educacién, moralizacién 0 socializacién para capacitar a las personas para convivir en grupos, comunidades y Estados, o silos seres humanos son sociales por «na- turaleza> y son las buenas 0 malas influencias las que los hacen sociales © antisociales. 5.” Silos hombres y mujeres son agentes libres y responsables o estfn determinados por fuerzas naturales y sociales. Estas y otras cuestiones antropolégicas han sido formuladas y contestadas en una va~ riedad de formas por los fil6sofos a lo largo de los sigios. Las diferentes soluciones ofrecidas son todavia tépicos controvertidos en el pensamiento contempordneo e, inevitablemente, se convierten en supuestos explicitos o implicitos de la teorizacién psicosocial. Primacta de lo in- dividual sobre lo social, de la mente sobre la materia, de la naturaleza sobre la cultura, de las fuerzas racionales sobre las irracionales, o las posiciones inversas —apenas existe una teorfa psicol6gica de gran escala que no responda, a su manera, a tales cuestiones—. Y es aqui donde el fundamento hist6rico del moderno pensamiento social es evidente y reconocido. Este reconocimiento puede verse, por ejemplo, en el hecho de que las dos principales ramas de pensamiento social hayan sido denominadas platénica y aristotélica, respectiva- mente. Platén habia enfatizado la primacia del Estado sobre el individuo, el cual, para con- vertirse en auténticamente social, tenfa que ser educado bajo la responsabilidad de las autori- dades. Para Aristételes, en cambio, el ser humano es social por naturaleza, y se puede confiar pr INTRODUCCION A LA PSICOLOGIA SOCIAL en que ésta permitird a los individuos vivir juntos e ingresar en las relaciones personales, a partir de las cuales las familias, las tribus y en citima instancia el Estado, se desarrollarén de forma natural. Esta diferencia de énfasis entre Plat6n y Arist6teles no deberia exagerarse; sin ‘embargo, ellos son los precursores de dos tradiciones de pensamiento social que, en los tiem ‘pos modernos, han sido distinguidos como enfoque centrado en lo social y enfoque centrado en el individuo. El primero enfatiza la funci6n determinante de las estructuras sociales (siste~ ‘mas, instituciones, grupos) sobre la experiencia y la conducta individual; el segundo, por el contrario, mantiene que los sistemas sociales se pueden explicar a partir de los procesos y funciones individuales. En Ia historia del pensamiento social la concepcién de la primacia de lo social ha to- mado muchas formas. Para Hegel (1770-1831), el filésofo idealista alemén, el Estado es no s6lo la forma fundamental de sociedad sino también la encamnacién de la mente social (obje~ tiva), de la cual las mentes individuales son activos participantes. Las ideas psicosociales pos- teriores acerca de una mente grupal (supraindividual) han sido derivadas de la concepciGn de Hegel, Para aquellos contemporiineos nuestros que consideran que la psicologia social se cen- tra demasiado exclusivamente en el individuo, la filosofia de la mente social constituye un modelo significativo (véase Markova, 1982, 1983). Critioos de Hegel, aunque siguiendo su énfasis, Marx (1818-1883) y Engels (1820-1895) desarrollaron una teorfa de la historia y de la sociedad segtin la cual el nivel econémico de desarrollo en una sociedad dada (con los mo- dos predominantes de producci6n e intercambio), la divisiGn resultante de la sociedad en cla- ses ¥ Ia lucha entre estas clases, condiciona la vida social ¢ individual: «No es la conciencia del hombre lo que determina su ser, sino al contrario, su ser social el que determina su con- ciencia> (Marx y Engels, 1962, vol. I, p. 363). Una psicologfa social moderna con base mar~ xista ha sido desarrollada por Hiebsch y Vorwerg (1980). Si se desea comparar las perspecti ‘vas soviética y occidental en psicologia social puede consultarse Strickland (1979). i bien en el largo pasado de la psicologia social podemos encontrar otras teorias importantes de la primacia de lo social y de la sociedad sobre el individuo, debemos dirigit ‘muestra atencién ahora a algunos ejemplos de la postura opuesta: los antecedentes filos6ficos dde una ciencia social cen:rada en el individuo. Dado que, hablando de forma general, Ia psi- ‘cologia —y con ella la psicologia social— es el estudio de la conducta y de la experiencia indi- vidual, es de esperar importantes influencias de las diversas formas de individualismo sobre la psicologia. Desafortunadamente, cl término individualismo» tiene demasiados significados como para resultar de utilidad sin que exista una clarificacién conceptual (Lukes, 19738). Una de estas clarificaciones, crucial para el psicblogo, es la nocién de «individuo abstracto», segtin la cual los elementos psicolégicos bésicos humanos (ya sean denominados instintos, ne- cesidades, deseos 0 carencias) individuales. Una parte importante de este individualismo se desarrollé hist6ricamente bajo los nombres de hedonismo y utilitarismo. El principio basico del hedonismo es el principio del placer, segin el cual actuamos con la finali- dad de asegurar y mantener el placer y evitar y reducir el dolor. Desde Bentham (1748-1832), quien transformé te6ricamente el principio del placer en el principio de utlidad, el utilitarismo —la doctrina que aboga por la bisqueda de la ma~ yor y més diversa felicidad— entré en el pensamiento social para quedarse. Por encima de las ‘muchas variaciones de la doctrina y de las diversas combinaciones de individualismo, utilita- rismo y liberalism existe una corriente que lleva directamente a la fundacién de la psicolo- sia. Para la mayuda de las modemas teorias del condicionamiento y de la motivacién, mu- chas de las cuales se han desarrollado como teorias psicosociales, las ideas fundamentales de INTRODUCCION 25 la satisfacci6n individual (reforzamiento, recompensa, beneficio; reduccién de la tensién, de la disonancia, de la incertidumbre; etc.) son variaciones del principio del placer o del de utilidad, Existen otros dos desarrollos intelectuales en el siglo xrx que contribuyeron significati- ‘vamente a la moderna psicologia social: la sociologfa y la teorfa evolucionista. Como término y como programa, la sociologia fue ereada por Augusto Comte (1798-1857), quien también ha sido alabado y condenado como padre del positivism. Para Comte (1853) el positivismo cra un sistema filos6fico que implicaba un modelo evolutivo de progreso del conocimiento humano, desde el teol6gico, pasando por el metafisico, hasta un estadio «positivor del cono~ cimiento cientifico, en el cual los fenémenos son considerados como reales y ciertos, y el co- nocimiento es la descripeién de tales fenémenos y de su orden espacial y temporal sobre la base de las constancias y las variaciones. Concibié a la sociologia como la ciencia culminante, que compararia las culturas segtin su diferente estadio de evolucién social. Convencional- mente, sin embargo, se ha adjudicado a Emile Durkheim (1858-1917) el inicio de una tradi- cién con continuacién en sociologia. Sostenia que los hechos sociales son independientes de, y exteriores a, Ia conciencia individual. De ahi que las «representaciones colectivass de una ‘sociedad determinada tengan una existencia propia. Aunque puedan haber surgido de las asociaciones de individuos, sus propiedades son diferentes de las que tienen las representacio~ nes individuales, respecto a las que constituyen una especie de constriccién (Durkheim, 1898). Mientras que la autonomia de lo social freate a lo individual hizo a Durkheim recla- ‘mar una «psicologia colectiva» independiente de la psicologia individual, la mayoria de las concepciones pioneras de la psicologia social que surgieron alrededor de finales del siglo pa- sado estaban moduladas segsin una psicologia del individuo. S6lo muy posteriormente el psi- logo social francés Moscovici (1961) recogié y revisé la teorfa de Durkheim de las repre- sentaciones colectivas (véase Farr y Moscovici, 1984). Finalmente, hacia el final de lo que hemos denominado el largo pasado, tiene lugar el impacto de la teoria de la evolucién, una de las més poderosas, populares, ¢ incluso intelec- ‘ualmente controvertidas, innovaciones intelectuales del siglo xxx. La psicologia se ha visto ‘muy influida por su principal protagonista, Charles Darwin (1809-1882), asf como por sus seguidores. La pionera contribucién de Darwin a la psicologia social puede encontrarse fun- damentalmente en. The Descent of Man (1871) y en el volumen hermano The expression of the Emotions in Man and Animals (1872, 1896). El hombre es un animal social que ha desa- rrollado la capacidad de adaptarse fisica, social y mentalmente a un medio cambiante, parte del cual es social, como por ejemplo la tribu o el grupo. De ahf que la expresién de las emo- ciones tenga su funcién social en la comunicaciGn inter e intraespecies. El fil6sofo britinico y (anteriormente) sociGlogo, Herbert Spencer (1820-1903) generaliz6 y populariz6 la teoria evolutiva, principalmente en el campo social. Pero dado que combin6 la teorfa evolutiva con Ja doctrina del individualismo y una actitud de laissez-faire (dejemos a la evolucién que siga su curso), historiadores de la psicologia social como Karpf (1932) y Heamshaw (1964) han argumentado que Spencer hizo poco por favorecer a la psicologia social. Inciuso la propia aportacién de Darwin en el establecimiento de la psicologia social ha sido ignorada durante largo tiempo (cf. Farr, 1980b), mientras que su ascendencia directa ha sido reclamada tanto por las explicaciones etolégicas de la conducta social (véase Hinde, 1974; y cap. 2) como por los sociobislogos (Wilson, 1975). 26 INTRODUCTION A LA PSICOLOGIA SOCTAL Los comienzos de la moderna psicologia social Hasta ahora, cuando hemos hablado del pasado de Ia psicologia social lo hemos he- cho para subrayar que las diversas posiciones, discutidas brevemente, no constituian psicolo- sias sociales en el sentido moderno de la palabra. No obstante, hemos visto c6mo algunas de fas doctrinas a las que nos hemos referido han llevado a la teorizaci6n actual. El hecho de ue en esta seccién no hablemos todavia de la moderna psicologia socal, sino s6lo de sus co- thienzos, se debe a la constatacién de que los programas de investigacién que se presentan se realizaron antes de que la psicologia social se institucionalizara. Sin embargo, ya no se trata de filosofias sociales. ‘Seguidamente consideraremos solo dos enfoques muy importantes para la psicologia social: 1. La Volkerpsychologie de Morité Lazarus (1824-1903), Hermann Steinthal (1823-1899) y Wilhelm Wundt (1832-1920). 2, La psicologia de las masas de escritores franceses italianos de finales del si- slo xxx como Tarde (1843-1904) y LeBon (1841-1931). VouKenesycHoLocie No debemos albergarilusiones con respecto a la posibilidad de encontrar una traduc- én exacta de dicho término en inglés (véase Danziger, 1893). Literalmente es una psicologia de los pueblos; en la préctica es una psicologia comparativa, historico social y cultural. Pensa- os que en tn manual europeo puede dejarse el término original alemén Vélkerpsychologie. En vez de una serie de definiciones daremos una introduecién acerca de sus fundamentos. ‘Puesto que, de acuerdo con Karpf (1932), podemos hablar con toda propiedad de ‘unos de la psicologia social, resulta inevitable considerar varias tra- ddiciones nacionales del pensamiento social, como por ejemplo las desarrolladas en Alemania, Francia e Inglaterra. La Vélkerpsychologie, en ese caso, es la manifestacién y el prototipo del pensamiento psicosocial alemén, preparado en el siglo xvi, elaborado en el xx y levado a su Fal en el siglo xx. La referencia a Alemania enfatiza una nacionalidad particular, es decir, el desarrollo politico, social y cultural como el contexto cambiante de la mente social ¢ indivi- dual, En esta tradicin la suposicién clave era que la forma primaria de asociaci6n humana es fa comunidad cultural (Gemeimschaft), el Volk, en el cual transcurre la formacién y educa- ‘dén (Bildung) de la personalidad individual. Para los flésofos y académicos como Herder, Hegel y Wilhelm von Humboldt, el lenguaje era el medio en el cual la comunidad modelaba a sus miembros individuales; éstos, a su vez, contribuyen activamente al lenguaje, que 9° con tibe como un producto social (Markova, 1983). Mientras que hoy ¢s a la «sociedad» abs- tracta a la que se considera como el contexto social de la experiencia, de Ia acci6n y de la in- teraccién, para los académicos alemanes de los siglos xvm y xx lo era la comunidad nacional Y cultural del Volk, caya mente 0 espirtu (Volksgest) se tomaba como la idea 0 principio ‘mental unificador. ‘Tanto et Volk como el Volksgeist se convirtieron en los t6picos de la nueva diseiplina ‘cuando ésta fue institucionalizada en wna revista profesional, la Zeitschrift fr Volkerpsycho~ fogie und Sprachwissenschaft (1860), por M. Lazarus y H. Steinthal. Desde sus inicios no hhubo duda de qu: la nueva disciplina estaba conectada con, a la vez que contribuia a, 108 fuerz0s politicos tendentes a la consecucién de una nacién-estado alemana (Eckhardt, INTRODUCCION a7 197 1a), Surgieron muchas de las preguntas que se han planteado de forma permanente en psicologia social, pero dado que el marco era nacional més que social estas preguntas fueron diferentes de aquellas que se formularon en la psicologia de las masas francesa (véase més adelante) ithelm Wand ya considers en 1863 a la Vélkerpsychologie como el equivalente y ‘complemento de la psicologfa experimental individual, y con modificaciones, revocaciones y confirmaciones, se mantuvo en esta posicién hasta el afio de su muerte en 1920 (Wundt, 1900-1920, 1921). Aunque fue un ctitico importante de la concepcién de Lazarus y Stei thal, resulta posible subrayar algunos problemas comunes que se mantuvieron (0 deberfan ha- berse mantenido) para la moderna psicologia social. La cuestiOn central es, obviamente, la naturaleza de la relacién individuo-comunidad, que implica mumerosas cuestiones te6ricas, conceptuales y metodolégicas. No hubo dudas, sin embargo, acerca de la naturaleza intrinse- camente social del individuo; una psicologia puramente individual y por consiguiente experi- ‘mental es s6lo la mitad de la psicologia. Una pregunta igualmente secular ¢s sila psicologfa social, para ser auténticamente so~ cial, debe ser una disciplina hist6rica, como recientemente ha sido postulado de nuevo por Gergen (1973, 1985). Al menos la Volkerpsychologie fue un estudio hist6rico comparativo de los productos objetivos de la interaccién social (0 colectiva), tales como el lenguaje, el mito y la costumbre; fue una psicologia cultural-social en la cual el estudio del lenguaje ‘ocupé una posicién central. Excepto en lo que concierne a los provesos més elementales, nin- guna experiencia o actividad humana puede (ni debe) ser separada de su contexto sociocultu- ral, descuidando Ia historia evotutiva del pensamiento en el lenguaje. Otra caracteristica de la Volkerpsychologie, que apenas encontramos en la modema psicologia social, es el interés por la relacin entre los individuos cuando actéan e interactian y los productos de su (inter)ac- cién —productos que, a su vez, afectan y enriqueven las mentes de los miembros individua~ les—, Estos productos «motivan a los individuos para realizar nuevas aportaciones espectficas ala vida comunitaria» (Wundt, 1921, vol. I, pp. 20-21). Desde una visiGn estrictamente presentista es fiicil encontrar fallos en Ia Vélkerpsy- chologie por sus deficiencias en la metodologia e investigacion empitica. Pero si intentamos luna inversiéa imaginaria de perspectiva y miramos el campo de la psicologia social que se hhace en la actualidad, desde el punto de vista de Wundt, podremas reconocer también la am- plitud con que el Gmbito cultural del campo se ha reducido mientras que metodolégicamente hha mejorado (véase Jaspars, 1983, 1986). Retrospectivamente, se obtiene la impresién de que, quizé no la idea global pero s{ muchos de los principales t6picos de la Volkerpsycholo- gie, fueron entregados a disciplinas vecinas, principalmente a la antropologia y a la sociologia, para set redescubiertos s6lo muy recientemente por psicélogos sociales europeos. Jaspars (1986, p. 12) suponia incluso ) que 28 INTRODUCCION A LA PSICOLOGIA SOCIAL. fortaleceria ¢ incrementaria la vida y la salud. La sugestiOn hipnética, como més tarde se le denomin6, iba ditigida hacia el nivel de conciencia més bajo del paciente, para hacer su ‘mente més eprimitiva>. Uno de los ejes de Ia famosa controversia que mantuvieron las escue~ jas rivales francesas de Nancy y de la Salpeétritre de Paris fue si esta técnica era fundamental mente diagaéstica o terapéutica. Pero también se convirtié en uno de los modelos més impor~ tantes de infiuencia social, del que se apropiaron los primeros psicélogos de las masas para explicar la supuestairracionalidad, emocionalidad y «primitivismo> de las masas (véase Ba- rrows, 1981; Paicheler, 1985). El otro modelo médico, incluso més epatolégico» en su origen y en su modalidad, fue tomado de la epidemiologia. Paralelamente al contagio bacteriol6gico, que habia adquitido por aquella €poca categoria cientifca gracias a la investigacién de los «cazadores de micro- bios, como Louis Pasteur (1822-1895) y Robert Koch (1843-1910), se considers como po~ sible el contagio mental y apareci6 como una explicacion de la propagacién del afecto y de la ‘anomia» en las masas agitadas o amotinadas.” El contagio mental, un término clave en el in~ fluyente libro de LeBon, Psicologia de las Masas (1895), aunque no original de él fue inter~ pretado més tarde como una «reaccién circular» (Allport, 1924) e «interestimulacion» (Blu- Inet, 1946). De esta manera perdi6 teGricamente su carécter de cenfermedad infecciosa>, pero el término «contagio» y su significado connotativo han sobrevivido (véase Milgram J Toch, 1969). Las distorsiones médicas de la imagen de la masa en el pensamiento del Figlo x0x han sido documentadas excelentemente por Barrows (1981; véase también cap. 16). ‘La segunda rafz cientifica de Ia psicologia de las masas fue la criminologia. Lo que era ‘un estado subeonsciente y afectivo de Ia mente desde el punto de vista médico, en la perspec tiva juridica se convirtié en la responsabilidad disminuida del individuo sumergido en Ja masa © incluso en la «masa delincuente> (Sighele, 1891; Tarde, 1895). La suposicién bisica de teste enfoque médico legal consiste de nuevo en que en la masa el individuo se hace més pri- tnitivo, més infantil, que cuando esté solo, y por eso menos inteligente, menos guiado pot la razén y en consecuencia menos responsable. Mientras que todas estas ideas habian aparecido ye en Una serie de publicaciones francesas ¢ italianas antes de 1895, LeBon as populariz en Bi ibro, un auténtico 6xito de ventas, sin hacer mencién a sus autores originales. Esta fue la ‘causa de que los posteriores estudiantes de la mente y de la conducta de las masas se reirie~ fan a LeBon como el maestro de la psicologa de las masas (por ejemplo, Freud, 1953; de forma critica, Nye, 1975; Moscovici, 1981b). ‘Si reunimos ambas fuentes, Ia médica y la criminol6gica, tenemos esta concepcién «latina» de la masa como a-normalidad, asociada tanto con la enfermedad como con el cti- nen, excepto en ocasiones en las que puedan existir circunstancias atenuantes. Si queremos ‘comprender por qué la conducta colectva y los elementos mentales correlacionados se conci- fieren como anémalos 0 «anémicos» es necesario mirar hacia el contexto social y politico en ge tales concepciones se desarrollaron; lo cual resulta evidente en los textos acerca de la psi- Sologia de las masas, Sucesi6n de revoluciones (en Francia, 1789, 1830, 1848, 1871); radica- {es cambios econémicos y sociales debidos ala répida industializaci6n y urbanizaci6n; levan- tamiento y «rebelién de las masasy; fuerza creciente de las organizaciones sindicales y del socialism, con las huelgas y las manifestaciones de Mayo; corrupcién y escdndalos; derrota mnlitar ocasionada por Prusia a Francia en 1871 y Comuna revolucionaria de Paris suprimida de forma sangrienta el mismo aiio; todos estos hechos, en su conjunto, constituyeron una tmenaza para el orden politico, social y moral-establecido y principalmente para la burguesia. 2 tn eanomian ose! theming tad por Durkin para desir squca snscén ea que Ss normas scles dominates Son Custnadas, ignored oepsiass 7 INTRODULCION 29 ‘Como Barrows ha argumentado convincentemente, habfa un sentimiento general de decaden- cia y de declive que necesitaba set explicado. Las masas fueron «descuincrtas> (Moscovici, 1981b) y temidas como causantes de la enfermedad general, y se requiri6 a la ciencia para ‘que analizara en detalle la relacién causal entre los feadmenos de masas y los demonios socia- les. Una explicacién criminolégica, asi como otra psiquidtrica o epidemiol6gica, encajan en la Zeitgeist dominante, A pesar de las controvertidas nociones de la cunidad mental de la masa» (LeBon, 1895) y de una especie de entidad denominada «mente de la masa, que per- sistieron a lo largo del siglo xx (por ejemplo, McDougall, 1920), consideramos importante se- falar que una gran preocupaciGn de la psicologia de las masas latina fue el destino del indivi- duo «normal», quien se convertia en «anormal» bajo las condiciones sociales de la masa. Mientras LeBon trataba de las pandillas y jurados, de las manifestaciones de masas y de los parlamentos, de las asociaciones religiosas asf como politicas, incluyéndolos a todos bajo la categoria de «masas», en la actualidad otorgamos diferente tratamiento a las masas, movi- ‘mientos sociales, audiencias ¢ insttuciones (por ejemplo, Milgram y Toch, 1969). Una disti ciGn importante, sin embargo, ya habia sido realizada por Tarde (1901) y Park (1972), y es la que existe entre masa y pablico, Mientras que la primera implica contacto fisico y limites es- paciales, el segundo, fundamentalmente debido a los modernos medios de comunicacién (la prensa), trascienden la contigiiidad espacial y se extiende como «opinién ptiblicay. ‘Como la Volkezpsychologie, la psicologia de las masas no se desarroll6 dentro del contexto de la psicologia académica después de que McDougall (1920) hubiera invocado una vez més la «mente grupal». Pero, a diferencia de aquélla, algunos de los principales t6picos de la psicologia de las masas se incorporaron a la nueva psicologia social después de que fue~ ran individualizados y se hicieran, por tanto, asequibles al andlsis experimental, Bajo el t6- pico de influencia social se reconoce la continuidad de aquello que una vez fue abordado ‘como efectos de la sugestiOn, contagio e imitacién (vase Moscovici, 1985b; Paicheler, 1985). Pero sélo recientemente los problemas claves de la mente y conducta de las masas han reci- bido un aire fresco y una reinterpretacién por parte de Moscoviel y otros (Moscovici, 1981b; ‘véase Graumnann y Moscovici, 1986). La moderna psicologia social A la psicologia social, tal y como la conocemos en Ia actualidad, puede fechérsele su origen altededor de finales de siglo. Los autores de manuales americanos prefieren fijar las fechas de los inicios en 1898, para el primer experimento en psicologia social, y de 1908, ppara los dos primeros manuales. En realidad ambos «inicios> son erréneos; pero tampoco tiene mucho sentido reemplazarlos por otros «inicios». Al final del siglo xix no sélo existfan la Volkerpsychologie y la psicologia de masas. También existia el término «psicologia social», aplicado a estudios que habian sido principalmente disefiados para abordar al individuo en sociedad, 0 una «psicologga de la sociedad» (Lindner, 1871; véase Liick, 1987). Ya desde los primeros programas de psicologfa social nos encontramos con dos diferentes énfasis que, en resumidas cuentas, son los siguientes: 1) como psicologia social la nueva disciplina tendria {que tratar con el individuo y con procesos intraindividuales, de la misma manera que lo hace toda psicologia (por ejemplo, McDougall, 1908; Simmel, 1908); 2) como psicologia social deberia focalizarse en el papel que el contexto (social estructural) desempetia sobre los proce- 08 individuales (por ejemplo, Lindner, 1871; Durkheim, véase Lukes, 1973b; Ross, 1908), ‘Aunque los libros de 1908 frecuentemente citados no fueron los primeros manuales de psico- logia social, pueden representar los dos énfasis diferentes. La obra de MeDougall Introdue- 30 INTRODUCCION A LA PSICOLOGIA SOCTAL cidn a la Psicologia Social fue un libro (teGrico) acerca de «las propensiones y {nnatas de la mente humana individual» (1908, p. 18), esto es, un enfoque individualista de la psicologia social a través de una teoria de los instntos; en términos actuales, una teorfa de {a motivacion (véase Farr, 1986). Ross, el socidlogo, en su obra Psicologia Social trata sobre los «niveles y corrientes que existen entre los seres humanos como consecuencia de su asocia~ cién» (1908, p. 1). Su objeto de interés fueron las uniformidades resultantes de Ia influencia social fruto de la interaccién, parcialmente en la tradicién de la psicologfa de las masas, y en ‘su mayor parte un «sincero homenaje al genio de Gabriel Tarde» (p. VII). En su reflexién sobre la historia de Ia psicologfa social, Pepitone (1981, p. 974) esté en lo cierto cuando esta~ Dlece que la «psicologia social coleciva al estilo de la presentada por Ross permaneci6 en su mayor parte en la sociologia», mientras que para la psicologia y la psicologia social desarro- llada a partir de ésta «el individuo fue la tinica realidad» LA FSICOLOGIA SOCIAL EN AMERICA ‘Ya hemos visto que e! individualismo psicosocial hundifa sus rafces en determinadas fi- losofias sociales. Pero con el establecimiento de una disciplina (psicol6gica) de psicologia so- ial este individualismo adquirié una marca metodol6gica. Quiza la fue s6lo una manera de Toncebir los hechos, el método experimental fue la manera de producitlos (p. VI). La combi- tacién del enfoque individualista, «el punto de vista conductual», y el método experimental fue el medio para hacer de la psicologia social una disciplina cientificamente respetable; a teste esfuerzo, de acuerdo con Cartwright (1979, p. 84), dedicé la psicologia social las tres o cuatro primeras décadas de su existencia. Mientras que la mayor parte de este proceso oct tid en América y puede remontarse historicamente al modelo de los primeros experimentos Ge FHL Allport sobre facilitacién social (véase cap. 14), hay que sefalar que el propio ‘Allport (1924) se apoy6 fuertemente sobre cl trabajo experimental de varios diseipulos de ‘Wand (véase Graumann, 1986). Con respecto a esto, Pepitone (1981, p. 975) habla de «las rafces alemanas de la tradicién experimental en psicologia social». Las po- ‘drfan incluso haber sido més precisas, puesto que el sobrecitado (errneamente) ejemplo de ‘Triplet, quien en 1898 publicé un experimento sobre el impacto de la co-accién de otras personas sobre la calidad y velocidad de! funcionamiento de un individuo (lo que mas tarde Vino a lamarse «facilitacién social»), no fue el tinico. Como Haines y Vaughan (1979) han Imostrado, existen otros experimentos antes de 1898 que merecen ser lamados psicosociales, principalmente en el contexto de los estudios de Binet y Henri sobre la sugestionabilidad (por Bemplo, Binet y Henri, 1894), un tema que habia sido tomado de la tradicién sobre hipnosis Sntes mencionada.? Histéricameate, sin embargo, resulta menos interesante encontrar el at- 4, Haines y Vanghan (197, p. 382 preg nlx ete experimesto no inspira de lgun mane Jos Sao sos ete de Soman Asc soe la conforms (vee p15).

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