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st/ # Ji AM AK KP LLAMICHOS Ya PAQOCHEROB=¢- . PASTORES DE LLAMAS Y ALPACAS W-22t3F oo | JORGE A. FLORES OCHOA ANOTACIONES DEL CLIM4, GANADO Y TENENCIA DE PASTOS EN LA PUNA DE TARMA, SIGLO XVIII Carmen Arellano Hoffman Hasta mediados del siglo XVII Tarma disponfa de zonas extensas de puna y uni, que hacfan un 40-500/o de su territorio (ver mapa), La mitad de estas Zonas ecolégicas pasaron a formar parte del corregimiento de Hua- tochl 4 medisdor Ud slp XVIL, ctunde ve descbrictn lay mines de Nuevo Potosi en Yauli, Yauli se desmembré administrativamente de Tar- ma, pero hasta 1750 el kuraka de Tarma siguié disponiendo de los tributos de has tierras. En ese aiio se inicié un duelo por el poder y derecho de Fombresy tieras ent el conegidor de Huarochiy el kara d [a audlencla favorecis al primero, Las consecuencias de ewa de ron graves para la economia y sociedad indigena de Tarma (1). La puna de Tarma era un semicireulo que circund desde el nort jendfa por el oeste y terminaba en el sur. Comprendi- da una altura da de una ser » or el morte el eae stab codea- , siendo muchas de ellas las cabeceras de los ria- de lgunas chuelos que n la puna y bajan por las quebradas, La regién fas Tagunas con jiachuelos son espacios con vegetaciOn distinta; G primera, con areas 3 y/o sfotorales y champa; zynda, con plantas d see ehlesbas piasiiustads Sapa BaTEUy) Hen rgados presentan Is vegetacin tpica de chu, Otros espacio pr sentan formaciones rocosas que sirven de abrigo para el crecimiento de plantas, drboles pequeiios y arbustos (2). Las temperaturas bajas (30-80 € de promedio) permiten una recuperacién lenta de la fertilidad del terre- 10, dbicaltando fe maieralzciOn de a materia orginea (3). El rio mds importante es el Mantaro, que dividfa la en dos, Guando Ls gente de ls quebradas de Tarma labl © pueblos comarcanos, los denominaban “los de Ia otra banda del fo" (4), Para mayor orientacién nuestra se llamard aqu la ‘banda izquier- dala puna del oete (que inclu Yaull)y ls “bands drecha’ la puna Jel este. les de losayllus no s6lo ‘én, los past podian ser_colectivos, sino también se repartian entre las familias de in- dios, miembros de los ayllus. El ganado colectivo que se mantenia en los 7 1 colekeive oon prtstaduleperee pers lo page do leet tostos (5) 5 esc aee RUMI a ie eetteatans ber abuionalas adios no previ pastes comunaies (abla una logua de ejida), em orre eapteulo disquvo que todos log pastes scan cormurer (6)- Con cat dria depos cds programadk’cl conflicto que constantemente ss creo entre tos Soe Uae Batseeiea meets sear oe desea coal peraiog lone Fracto del pastes tos no miembros de wn aya En el siglo X Plleesssyotea desde [a ted VIUI la mayoria de fos aylius de Tarma habfan perdido do el pastizal que habfan tenido a disposicin Low mds afectados eran precisamente los a: Mus que oenpaba del rio Mantaro, Un factor de pérdi- Py gree te qu aalion por pug tq aa nero de forasteros indios, mestizos y espaoles que se habian “Fegién por las minas (7). Otro factor representaba las ventas ed Karaka de Tarma realzaba de los pastos de Yauli. El al- realizaba a personas de las quebradas de Tarma que hho tenfan acceso a puna. Espacios grandes se vendian a censo perpetuo, ‘Tanto la renta de los alquileres como la de los censos servia para cubrir la demanda de los tributos (8). ‘uiler de los pastos 175 1 quejan los ayllus de fa banda iequierda que c 25 han perdido por completo (9). La mayor's de loa pastizals c {ian en manos de los pocos estancieros del agar: Nicolis de ts Puente (i jo del pichqapachska de Ia Oroya); Jertrudis de Castro y Pando, dueha de [2 cctanci Har; el Macqués de Villarica, dueto de la extancia Pacara; Gra- lana Sancho Divila, duefa de Ia estancia Pamapampa y arrendado a Ma- “uel de Arrieta; Manuela Orrantia, dueha de Ia estancia ¢ ingenio Pomaco- Shay sirgento mayor Lorenro Ordofiez, duefio de la estancia © ingento Ca- iinpampa y Alverto de Villanaeva, dicho dc la estancia Suytueancha (10). 2 ktinss propiedad babéa sido adquirida preciamente por venta a cem- So que el kuraks de Tarma realiz6 en el siglo XVI; lo que hace presimir fos rwuchae de ino otros propiedades tuvieron un origen parecido (Ai). fuinyac y Yuracmayo, habfan sido de propiedad del kuraka principal de arma. Ayasy Maco fueron donadasa'la cofradia de Nuestra Senora de_ Copacabana a finales del siglo XVI, pero el Kuraka segura teniendo dere- cho al uso de los pastos en cf siglo XVIII (13). Apaycancha fue vendida a ‘comicnzos del siglo XVIII a Jost de Miranda y a finales del siglo pertene- efa. a Diego Goche (14). El-resto de las haciendas las posefa el kuraka en mucto, cedidas por los ayllus, Recién en el XVIII compuso a su favor ef aka de Tarma Calderén Canchaya la hacienda Yuraemayo. Después de 18 fu muerte compuso su viuda @ av favor la hacienda Acochay-Chaai en 1723. Sobre la propiedad d': Yuracmayo fundé ana capellanfa en be ficio de su sobrino Juan Antonio Escudero (15). El kuraka sucesor, Calde- rén y Lara, compuso en 1723 la hacienda Apaycanchilla, En 1762 se le embargé Ia’hacienda. Aunque su hijo Feliciano Calderén logra rescatarla, pocos afios después se ve obligado a rematarla, adquiriéndola Angel Fer= nindez de Arrieta, minero de Pasco, Este la vende a Francisco de Collado y en 1800 pertenece la propicdad a Lorenzo de Cardenas, por matrimoni> Zon la hija de Collado (18). En _cstancias menos extensas y que eran de propiedad de miembros ayllu, como las de Chupan, Quiropuquio, Callah i va_que la posesion no estaba én manos de una sola fami nuclear, sino en varias familias nucleares, emparentadas entre sf. Este patrén se observa atin entre las familias mestizas, cuya propiedad habia sido de un antepasado indio, como entre los duefios de la estancia Yana- ma; y también entre la familia del kuraka, duefios de Ia estancia Apayean- la (17). Uno de los miembros era elegido para Ievar adelante los gios o defender los derechos de posesin y portaba el titulo de propiedad, Interesante es destacar que este patrén de posesién ha sido detectado en el presente, aunque no en ‘Tarma, lo que puede estar dando a conocer un pa- trén antiguo de posesion de tierras (18) sobre Tarma no se observa que hayan existide. c dos tinicamente en el pastorco. Aun los ayllus mas altas, como los de la banda izquierda, tenian por lo menos acceso a dos pisos ecolégicos: suni y puna; lo que les permitfa un cultivo de tubérculos y plantas de altura, A las familias de los ayllus se les fepattta uxt Torenos de puns y sui y de qucchua también, acs que el ayllu comprendia can zone ccolégica. Con el aumento de la propiedad de ticrras en manos no indias se detecta en el siglo XVII que las familias de indios van siendo cada vez mds confinados a uno o dos pisos ecolégicos, como por ejemplo, los duciios de Huancal, quienes en 1739-1754 tinics algo de puna, a pesar que su ayll acon mucho de zona_quechua (19). A finales del siglo XXVIM se detecta en la banda derecha que un ayllu perdié su acceso a pa: tizales en la puna; otro ayllu, aunque mantuvo sus pastos ya no tenfa gana- do (20). cillamente terreno irrigado y si bien el eérmino puede haber sido descono- cido en la sierra central, no se descarta el uso de terrenos irrigados para la er(a del ganado. Una referencia de ‘a segunda mitad del siglo XVIII sobre_ la erfa de huanaco: “chacos” que tenfan h ate de naturales para mé F idea de una cantimmaciin de lat mdics’ndelonta, Polo (23). Los Gnicos términos que aparecen cons: Yantemente en relacién a ae ee y estoncios de Tarra son cancha” 9 “corral”, Su uso es andlogo 4 lo que Dedenbach registra en el vocabulario agricola quechua del siglo XVI, siendo probablemente ‘corral’ el significa do de ‘eancha’ (24). endas de Tarma nunca se expresa la dos, atin en las haciendas de indios. Todas las haciendas consignan al ganado ovejuno como Ia principal produccién, con excepcién de la de Huancal, que s6lo criaba ga n ot cuno, mular y asnal, 10s de ganado que también se criaban e1 ncias, al igual que el War (25). Es interesante la no mencion eal pesuaucsshes Hier por la obscrvacién de un botdnico espatiol de la segunda mitad del si- ylo XVIM y que estuvo once meses en ‘Tarma, que existfa en sus punas abundantes Hamas, vicuflas y huanacos. El afiade que las vicuftas y huana- cos se encuentran a partir del grado 8 de latieud sur (26). Bs de particular terés destacar que no menciona a Ia alpaca y cuando fo hace ¢s en rela- ionfil Cuzco. Esto hace suponer que Ia alpaca no se conocia como prin- pal’productor de lana, lo que explicarfa por un lado el uso intensive de Ia lana de oveja y la mencién del uso de lana de vicuiia y huanaco para ac- cesorios de vestir, como pafuelos, medias, gorros, guantes, etc., mezclin- dose la fibra con algodén y/o seda. De la lana de carnero, en cambio, mez- clada con algodén se hacfa los ponchos (27). Le anterior abre la intetra- gante {fue Ja alpaca conocida y-criada en la ‘sierra central y exterminada a 2 de Ta fa intensiva de la oveja? ‘ambién se puede suponer que nunca se extendié (adn en el prehilspdnico} mde slid del altiplane sar perbano. Las referencias sobre la Hama en Ia sierra central siempre estén en re- laci6n al transporte y la carga (28). Polo de Ondegardo nos informa que en el Incario se hacfa distincién entre la “eapacllama” y la “guacchallama”, denominadas lama del inca y_ de los pobres respectivamente (29). Polo no especifica su inform: Fo los nombres tienefi que ver segura ucnte con la divisién del ganado que dentro de los pastos ‘idl tnca, asf como hoy en el Perd_y on la Colonis en Tarma, se_sigue hacien > de s de ganado. Es interesante que esta distincién que se aplicaba a Ia llama se usaba en Tarma para dis- tinguir a las ovejas (30). hay datos concretos sobre el calendario, organizacién y distribu- clon del teakaion opeas Reiewatewakl ke Gerectets para Canta, donde se_ practicaba una rotaci6n estacional de la poblacién de piso a piso ecoldgico, 80 rotacién unida a la peoduccién agrop>-uaria y artesanal (31), Sélo arqueo- logicamente se ha senialado pata sarcia prehi racegia malt ple de subsistencia, halldndose los vallcs asociados a los campos de paste Feo (32). Sélo un dato de una hacienda de indios (Quiropuquio), al rom- per el siglo XVIM, sugicre que dentro de las familias extensas ciertos miembros se dedicaban a una sola labor; ep el caso del pastoreo algunas mujeres, las que tenfan derecho a formar su propio ganado de las ‘guac- chas’ (33). Poco se conoce sobre la situacién de los pastores en las grandes estancias de Tarma, El intendente de Tarma informa, en su visita de 1786, que los pastores eran mantenido sujetos a las haciendas a través de deudas, Ess deudas se creaban, entre otros, ratz de las pérdilas de eaberas del gs” nado que se les encomendaba. El intendente s6lo indica que se les asigna- ban ‘unuichaa eabezas (34), For otra relacion del sgio XVIII szbemos que un pastor solia cuidar hasta 1000 unidades (35). El_intendente traté de { regular esta situacién ordenando que ningGn pastor debja vigilar mis de 600 cabezas (36). Este ndmero resulta todavia excesivo si se tiene en cuenta que las cifras modernas agropecuarias recomiendan que una persona no debe cuidar mds de 399 unidades (37). anaes : y-clima en el siglo XVIII existen versiones aparentemente contradicterias, De la banda izquierda refieren los Yocumentes en 1781 que los pastor son “*malos y lor mas llenos de mala Yerba mas adelante te anadel que los pastos no pueden mantener ganado Jor ser puna "rigidissima’™. y In que hay afecta f2 salud del ganado (38) Se cenala [a falta de lena y «jue para cocinar Ia gente usa champa y “taxia"™., En low nichos de zona suni la tierra eg también inférvil"y tam malas que al) tabo de cinco y seis afios que se sicmbran suelen dar algun fruto, perdién- Goce en las quatro o cinco la semilla que se echa en ellas” (39), En 1786 fe indiea de tan ayia de exa banda que posee pastor de buena calidad (40). En 1786 el intenidence revela que los pastos ton de ““suma bondad” (41). Como para esta fecha ‘Tarma ya no, contaba con los terrenos de Ia banda faquierds ex de seftalarse que la observacion cs valida s6lo para la banda de- Fedha, De las quebradas de zona quechua se conoce, a'su ver, que las tierras que se dedicaban al culeivo del mafr son sembradas de alfalfa; lo que indu- oe pensar que su cultive es una consccuencia del deterioro de Ia calidad Se tok pastor y/o aumento de la cia del yanado (42). Los datos de 1751 y 1786 pueden estar sugiriendo dos cosas: a una fase de cambio climstico tobrepastoreo, que llevé.2 un deterioro de los pastos de puna, siguié una fase de bonanza 0 recuperacion; o que algunas romas presentan los estta pos del sobrepastorco, mientras en otras adn se conservan los pastos. Tosi JF otros autores consideran que el sobrepastoreo y cl abandono del cultivo Jo thotan en campop clevedos y de sistemas de tigacion han sido las cau sis de la erosion de los suclos'y del deterioro ecolégico de lx puna (43). Eite sentido, Meyers exprest que es mis apropiade hablar de una erisis de in seproduccién de la seciedad indigena on el siglo XVUT, que de w Hearn cataael ie talemenien Glas loa toeterale Cs preduceioe HEC eaieeaE S Macumt c dlementos vincoladcs con al'siterna do doe mminacién y explotacién colonial {ganado ovino, vacuno, mular, cultive de Tereales curopeos) (44) a1 Por dicimo’ quiere teenclona ‘us facsoc’ qusthasts/eKioramna fa tide contomipladar ef'climnstas razomce go pucden ver'en'al Werke queven lag fuentes rara ver se la menciona y segunda, In ciencia meteorolbpien extd aun en panales, El registro meteoroldgica sistemdtice remonta recien «fi nales del siglo XIX y fos conceimicntos no son todavia profundos suficien, fes que permitan un prondstico fable de tres dfas conseetttivos (45). 8 bargor investigaciones rectentes gobre medicionen exactas de le tiers han confirmado lo que se habia abservado opticamence desde antate > por, losias nomics talieado” eorantarrer Splicor-aae la tiara cscs Be rfodos de rotacién lenta y répida, Se ha observado que durante los perfo- dos de rotacién lenta se producen los fenémenos meteorolégicos como Nino” (46). Sabemos que los efectos climiticos inmediatos de “El or en el Pert son i ra, Pre samente estos cambios an sido dados 2 cono- cer por Pebres para explicar la crisis agricola del XVIII (47). El se bast on datos de las fuentes de ese siglo y repite lo que ese entonces se suponis, que los cambios climiticos eran consacuencia : tampoco relaciona las inundaciones y sequfas con las caracteristicas tipicas que acompafian a “El Nino”. Por la referencia del texto se pucde deduct que especialmente en Ia primera mitad del siglo XVIII se sucedicron varios fe- némenos de “EINino”, En cuanto a si los terremotos tienen influencia en Ja rotacién lenta la tierra, tadavia no se descarta esta posibilidad en el estudio moderna: do, principalmente Ia acumulacién de Ia fuerza de varios terremotos en afto (48). Orra caracteristica que se menciona sobre nuestro planeta es que el casquete polar se desplaza alrededor de 9 cm. anualmente en diree- cién sur a lo largo del grado 45 longitud oeste (49). Esta significa que hace 300 afios, por ejemplo, el polo se hallaba 29 metros més atrés de su po: cién actual, es decir mis en direccién a Siberia, y no sabemos las implica cias climdticas de ello en el pasado, Este estudio moderno abre una serie de perspectivas © interrogantes sobre el clima en el pasado y lleva a pregunear- se hasta qué punto, por ejemplo, los observatorios astronémicos de nucs- tros antepasados en el Perd servian para observar las irregularidades de rotacién de la tierra y predecir y prevenir los estragos de “El Nilo”. Gra- a cias a los estudios de Earls, por ejemplo, sabemos de la relacién fntima de los observatorios astronémicos eo" ' produccién-planificacion ageteola (50) Abreviaturas AA_ = Archivo Arzobispal de t ADF ivo privado Da Fieno, Tara AGN = Archivo General de la Nacién APT = Archivo parroquial Santa Ana de Tarma BN = Biblioteca Nacional de Lima ce cédigo del cartapacio cd euaderno Leg. = Legajo lib.” = libro 82

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