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DIEGOPARDOCUELLAR Inocente
DIEGOPARDOCUELLAR Inocente
1. ASUNTO
Emite el Juzgado sentencia absolutoria a favor del ciudadano Diego Pardo Cuellar,
por el delito de ACTOS SEXUALES CON MENOR DE 14 AÑOS, AGRAVADO
conforme con los artículos 209 y 211 numeral 5°, y 31 del C.P., en concordancia
con el artículo 31 de la misma obra, luego de anunciar el sentido del fallo.
2. HECHOS
“De los EMP, ILO, y EF se puede afirmar con probabilidad de verdad que el
imputado DIEGO PARDO CUELLAR, identificado e individualizado en precedencia
atento contra el bien jurídico de la FORMACION , INTEGRIDAD Y LIBERTAD
SEXUAL de su hija biológica SPH, nacida el 10 de mayo del año 2011, en hechos
que estarían ocurriendo en ésta ciudad capital, pues conforme con EMP e ILO
habría ejecutado estos actos de contenido lascivo en contra de la ofendida, durante
el tiempo que compartía con ella como consecuencia del acuerdo conciliatorio de
regulación de visitas de fecha septiembre 15 de 2014 avalado por la Procuraduría
Séptima Judicial II de Familia, celebrado con la madre de la menor, toda vez que
se encontraban separados desde el año 2013, de manera que los encuentros con
SPH estarían sucediendo cada 15 días, los sábados desde las 9:00 am hasta las
7:00 pm y el domingo desde las 9:00 am hasta las 5:00 de la tarde, así como también
los días martes de 2:00 a 5:00 pm, durante el lapso comprendido entre los meses
de septiembre de 2014 hasta el mes de marzo de 2015, mes éste último donde la
menor hace una revelación del abuso investigado a la psicóloga particular dra
Graciela Galán, a cuyo consultorio había sido llevada por su progenitora, en vista
de que se habían detectado cambios de conduta y comportamentales tales como
manifestaciones de rebeldía e intolerancia en el ambiente familiar y escolar. Es así
que dentro del desarrollo de la investigación la menor reconoce que fue objeto de
tocamientos lascivos en más de una oportunidad por parte de su padre el señor
Diego Pardo Cuellar ubicando algunos de los hechos “en su… casa en Bogotá… en
el jardín”, refiriéndose al hogar paterno del imputado, detallando principalmente que
fue objeto en varias oportunidades de besos en la boca con lengua, besos en su
vagina, tocamientos en su vagina con la mano y con el pene, así como también
ubica un evento mientras estaban compartiendo en un centro comercial de esta
ciudad capital.”
Se trata del ciudadano Diego Pardo Cuellar, identificado con cédula de ciudadanía
N° 79.781.714, nacido el 14 de noviembre de 1974 en Bogotá.
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Diego Pardo Cuellar
Sentencia absolutoria
6.2.- El artículo 381 del Código de Procedimiento Penal, establece que para emitir
sentencia condenatoria debe contarse con el conocimiento más allá de toda duda,
acerca del delito y de la responsabilidad penal del acusado, fundado en las pruebas
debatidas en el juicio, las cuales deben ser examinadas una a una y en conjunto
como lo disponen los artículos 380, 404 y 420 del Código de Procedimiento Penal.
Ahora bien, atendiendo a que en el ámbito punitivo, los hechos se identifican con la
conducta humana, la cual en ese escenario es objeto de juicios de valor y reproche,
el legislador exige su concreción en las diferentes fases de la actuación punitiva, de
ello dan cuenta el contenido de los artículo 288 numeral 2 y 337 numeral 2 del CPP
al demandar que inclusive, desde la audiencia de formulación de imputación,
siguiendo con el escrito de acusación y su formulación oral, se debe hacer la
“relación clara y sucinta de los hechos jurídicamente relevantes”.
Lo que de contera implica que el indiciado pueda dar por terminada anticipadamente
la actuación o que, en definitiva, pueda junto con su defensa técnica, preparar de
modo eficaz la estrategia de defensa que llevarán a cabo durante el curso de la
actividad procesal.
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“El acusado no podrá ser declarado culpable por hechos que no consten en la
acusación, ni por delitos por los cuales no se le haya solicitado condena”.
6.5.- Ahora, el artículo 9º del Código Penal consagra que para que una conducta
sea punible debe ser típica, antijurídica y realizada por un imputable con
culpabilidad, siempre que no existan causales excluyentes de responsabilidad y que
el resultado de la conducta sea la consecuencia de la acción o de la omisión del
agente.
Entonces, conviene describir con claridad cuáles fueron los hechos jurídicamente
relevantes materia de acusación, descripción que se hace por el Juzgado a partir
de la narración realizada por la fiscalía y a través de preguntas muy sencillas y con
la finalidad de verificar qué se logra demostrar con las pruebas arrimadas al juicio
oral.
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“…La sana crítica impone al funcionario judicial valorar la prueba contrastándola con
los restantes medios, y teniendo en cuenta la naturaleza del objeto percibido, el
estado de sanidad de los sentidos con los que se tuvo la percepción, las
circunstancias de lugar, tiempo y modo en que se percibió y las singularidades que
puedan incidir en el alcance de la prueba examinada.
6.7.- La conducta punible por la cual fue procesado el ciudadano Diego Pardo
Cuellar, se denomina actos sexuales con menor de 14 años, agravado,
consagrado en el artículo 209 del Código Penal, cuyo tenor literal es el siguiente:
“El que realizare actos sexuales diverso al acceso carnal con persona menor de
catorce (14) años o en su presencia, o la induzca a prácticas sexuales, incurrirá en
prisión de nueve (9) a trece (13) años”.
Acorde con el tipo penal endilgado son tres las modalidades de la conducta que
puede revestir el delito de actos sexuales:
Así mismo, la Sala de Casación Penal3, explicó que: El acto sexual debe ser
apropiado para estimular la lascivia del autor y de la víctima o, al menos, de uno de
ellos. De ahí que, debe tratarse de prácticas de contenido sexual objetivamente
consideradas.
1 Véase Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, sentencia de casación, 30 de marzo de 2006, radicación 24468.
2 AP, jul. 27/2009, rad. 31715, reiterado en la SP15269-2016, oct. 24, rad. 47640
3 SP, oct. 26/2006, rad. 25743
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“Se ha comprobado que una excitación sexual prematura, aún con la simple
inducción a cualquier práctica erótica, es capaz de desviar la evolución correcta del
instinto genésico, ora porque se le detiene en alguna de las etapas de su desarrollo
(fijación irregular de la libido), ya porque se afecta cuantitativamente su función
(hipoestesia o hiperestesia sexual)”4.
Ahora, para la época de su testimonio S Pardo Herrera dijo contar con 9 años,
cursar tercer grado de primaria, más no saber el motivo de la declaración para la
cual había sido citada. Cuando la fiscalía le pregunta sobre las cosas qué le gustan
hacer, dijo que ir de compras y jugar con sus amigos, y que no le gusta que hagan
cosas que ella no quiere que le hagan, sin embargo, cuando la fiscalía le pide un
ejemplo de esas cosas, la niña rompe en llanto.
Luego, responde que no le gusta cuando las personas la besan en las partes
privadas, como la “cuca”, y afirma que eso lo hizo Diego, el papá, cuando era muy
chiquita; no obstante, cuando la fiscalía le pregunta por la época precisa del suceso,
dijo no recordarlo porque era muy chiquita, pero que sucedió en su casa. No logra
la fiscalía en el interrogatorio de la niña precisar el lugar de ocurrencia de los hechos,
véase como a pregunta sobre este tema, dijo S Pardo Herrera que, no recordaba
quien estaba en la casa cuando el papá la beso en la cuca, pero, cree que estaba
solo con ella, e insiste en que no se acuerda de tanto. Más adelante, añade,
anteponiendo que estaba muy chiquita, que cree que estaba su papá, los padres de
aquel y no recuerda si estaba la hermana.
Tampoco logra recordar cómo era la casa en donde dice suceden los hechos, solo
atina a decir que tenía un piano, más tampoco rememora el lugar de ese inmueble
donde ocurren el suceso y insiste fue hace mucho (sic)
Ante la insistencia de la fiscalía para que recordara lo que dice sucede con su padre
indica que, su papá la besó en la cuca, y otra cosa (sic) fue un día cuando cree (sic)
eran cuatro años, haciendo referencia claramente al evento descrito e incluso
discutido por las partes, como el que ocurre en el centro comercial Andino de esta
ciudad.
Sobre el sucedo que narra ocurre con su padre, dice cree no contarlo a nadie, sin
embargo, añade, que cree que a una doctora Galán. En respuesta a pregunta
realizada por la defensa, dijo que no recuerda donde tiene lugar la cita con la señora
Galán, contarle sobre lo de la cuca y no hablar del tema con su madre.
4 Delitos Sexuales, Cuarta Edición, Ediciones Librería del Profesional, Pág. 209.
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Diego Pardo Cuellar
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Dice que, siempre ha vivió con su mamá, antes en Bogotá, y que el edificio era de
color blanco, pero, luego se muda a otro, el cual contaba con zona social donde
había un parque de niños, ubicado como afuera. Sin embargo, no recuerda, si las
visitas de su padre las recibe en ese parque o que él fuera al apartamento, pero,
acepta que la familia de su padre asiste a ese lugar.
En pregunta realizada por el Despacho, dijo que su relación con su madre era
excelente, persona con quien llega al consulado y quien, no le dijo lo que tenía que
decir, solo está diciendo la verdad de lo que pasó. Sobre su relación su padre dijo
que no tan bien porque le hizo esas cosas y explica que, cuando su mamá y papá
rompieron en Facebook le decían cosas malas a su mamá, y la cogió a la fuerza en
el Centro Andino, le hizo lo de la cuca, cree que le hizo más, pero no recuerda.
Entonces, vale la pena traer a colación lo señalado por la Corte Constitucional sobre
la valoración del testimonio del niño o niña víctima, al decir:
Por otra parte, la fiscalía dijo que los tocamientos ocurren durante el tiempo que
compartía con ella (la niña) como consecuencia del acuerdo conciliatorio de
regulación de visitas de fecha septiembre 15 de 2014, esto entre septiembre de
2014 y marzo de 2015. Sin embargo, la niña fue clara en decir, que vive con su
padre hasta los dos años y que, luego de la separación de ellos, Diego Pardo Cuellar
la visitaba en la casa en la que vivía con su señora madre, haciendo referencia a un
edificio blanco. Pero, jamás pudo precisar el tiempo de ocurrencia, ni siquiera supo
cuántos años tenía para aquel entonces.
También, la fiscalía en la acusación dijo que los hechos ocurren con ocasión a la
posibilidad que tenía el acusado de visitar a su hija, entonces, según esa narración
los actos lascivos tienen ocurrencia en los encuentros con SPH (…) cada 15 días,
los sábados desde las 9:00 am hasta las 7:00 pm y el domingo desde las 9:00 am
hasta las 5:00 de la tarde, así como también los días martes de 2:00 a 5:00 pm. No
obstante, la niña no pudo recordar horario, tiempo específico y algún aspecto que
permita encuadrar los supuestos de hecho en la delimitación realizada por el Ente
acusador. Y frente al tema lo único que pudo decir S Pardo Herrera fue no recordar
si las visitas de su padre las recibe en el parque que tenía el edificio blanco donde
vivía o en que él (el acusado) fuera al apartamento.
6.1.0.- También resulta importante para el Juzgado traer en referencia lo dicho por
la Corte Suprema de Justicia en su Sala de Casación Penal, en punto de la
importancia del testimonio de la víctima de un delito de contenido sexual, máxime
cuando se trata de una menor de edad, en orden a establecer la ocurrencia de la
agresión y las circunstancias de toda índole en que la misma se ejecutó, refiriendo
en el radicado CSJ SP 15 mayo 2011, Rad. 35080, lo siguiente:
“No se duda, de otro lado, que la prueba testimonial comporta entidad suficiente
para demostrar hechos trascendentes en lo que toca con delitos de contenido
sexual, incluidos, desde luego, aquellos que dicen relación con la estricta tipicidad
de la conducta en su contenido objetivo, esto es, la forma en que la acometida
libidinosa tuvo ocurrencia o, para mayor precisión, si hubo o no penetración anal o
vaginal.
Así mismo, cuando se trata, la víctima, de un menor de edad, lo dicho por él resulta
no sólo valioso sino suficiente para determinar tan importantes aristas probatorias,
como quiera que ya han sido superadas, por su evidente contrariedad con la
realidad, esas postulaciones injustas que atribuían al infante alguna suerte de
incapacidad para retener en su mente lo ocurrido, narrarlo adecuadamente y con
fidelidad o superar una cierta tendencia fantasiosa destacada por algunos
estudiosos de la materia.
No soslaya la Corte, desde luego, que los menores pueden mentir, como sucede
con cualquier testigo, aún adulto, o que lo narrado por ellos es factible que se aleje
de la realidad, la maquille, oculte o tergiverse, sea por ignotos intereses personales
o por manipulación, las más de las veces parental.
Desde luego, a esos conceptos intrínsecos del testimonio y quien lo rinde, deben
agregarse, para la verificación de su trascendencia y efectos respecto del objeto
central del proceso, aquellos referidos a cómo los demás elementos suasorios
apoyan o contradicen lo referido, habida cuenta de que el sistema de sana crítica
del cual se halla imbuida nuestra sistemática penal obliga el examen en conjunto
y de contexto de todos los medios de prueba arrimados legalmente al debate.”
Sin embargo, en el caso particular ninguno de esos eventos, con mero carácter
enunciativo, fueron probados por la fiscalía con el testimonio de S Pardo Herrera,
véase como no se prueba el daño psicológico sufrido por ella, más cuando la testigo
de cargo Andrea Guerrero Zapata dijo que el diagnóstico dado por medicina legal
no tenía fundamento. La menor en su testimonio no suministra características del
inmueble donde dice ocurren los hechos.
Se destaca que la menor no recordó aspectos sobre cómo era la casa donde
suceden los hechos, -solo que había un piano-, tampoco sobre quien estaba ahí
cuando el papá le beso “la cuca”, o quien vivía en esa casa con su papá, tampoco
recordó nombres de abuelos paternos, o su manera particular de llamarlos como lo
mencionó en la entrevista forense. Resultando de importancia, decir que, la familia
del acusado en juicio oral dijo que las visitas de la niña eran un evento de suma
importancia y que todo giraba alrededor de la presencia de S en la casa de los padre
de Diego Pardo Cuellar, sin embargo, pese a ser el centro de atención de toda una
familia, la niña no logró recordar siquiera, el nombre de sus abuelos.
Pero, resulta sorprendente para este Despacho, que la menor reconozca que
cuando los aparentes hechos suceden estaba “chiquita” y que ello no accede a
detalles, sin embargo, sin dubitación dijo que los besos los recibe en la cuca y que,
esto se lo comenta a una “una doctora Galán”, pero, acto seguido no precisa cómo
se desarrolla ese encuentro.
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6.12.- Entonces, ante la fragilidad del testimonio rendido por la menor realizará el
Juzgado la valoración de las restantes pruebas presentadas por la fiscalía.
S Pardo Herrera dijo en su testimonio que a la única persona que le comenta que
su padre la besó en la cuca fue a una doctora Galán, refiriéndose tal vez a la señora
Graciela Galán Picón, psicóloga clínica que en audiencia de juicio oral dijo que, el
18 de marzo de 2015, en su consultorio realizó evaluación psicológica a la menor,
época para la cual contaba con 3 años y 10 meses de edad.
Dijo la profesional que, una de las pruebas utilizadas para hacer la evaluación fue
la figura humana, y concluye a través de los juegos realizados que estaba ante una
niña con estabilidad emocional, pero pareciendo era sometida a situaciones
inadecuadas en el ámbito familiar paterno. Esas conductas inadecuadas dijo,
consisten en que a través del juego la niña realiza la manipulación de las piernas de
la muñeca y de sus genitales, juego al que responde la menor era realizado con el
papá, siendo un secreto entre los dos. Es importante señalar aquí que S Pardo
Herrera en su interrogatorio dijo que, fue a la señora psicóloga a quien le cuenta lo
sucedido con su padre, sin embargo, la señor Galán Picón claramente refiere, que
fue a través de la observación de los juegos realizados por la niña que concluye la
existencia de una situación irregular.
Con ocasión del contrainterrogatorio señala que la niña estaba en buen estado
emocional, y que para rendir el informe tuvo como fuente la narración de la menor,
y que, con la aplicación del test de la familia, la niña menciona que su padre le daba
besos en la boca con lengua, manifestación que S Pardo Herrera no hizo en el juicio
oral, siendo para la señor Galán Picón “claro” inferir que era probablemente que
estaba sometida a situaciones no direccionadas a su bienestar emocional.
6.13.- Contrario a lo que opinan en sus alegatos finales las delegadas del Ministerio
Público la señora Galán Picón no ofrece información que permita concluir la
existencia del delito, véase como en su intervención dijo creer que S Pardo estaba
sometida a un ambiente poco adecuado para su edad y que podía contrariar su
bienestar emocional, recomendando a la madre de la niña tomar las medidas
necesarias para asegurar un buen desarrollo en su hija, más en su testimonio la
menor no hizo referencia a esos besos en la boca de los que habló la profesional
en psicología y, mucho menos de tocamientos con la mano en la vagina, como al
parecer fue la escena observada por la testigo Galán Picón.
Añade la señora Herrera Mercado que su hija fue entrevistada por la doctora
Angela Murcia Ballesteros, ocasión en la que su hija ingresa sola, pero en una
segunda sesión son entrevistadas las dos. En esa segunda vez, acota que, la niña
acababa de pasar un episodio de pánico porque cuatro días antes el padre intentó
llevársela por la fuerza.
A la delegada del ministerio público le responde la testigo que la señora Galán Picón
le informa que fue en medio del juego que S Pardo Herrera le manifestó que le
gustaban los besos, que la mamá se los da en el cachete, y el papá en la boca,
además, que este le hacía tocamientos, señalando todo el cuerpo incluyendo las
partes íntimas.
Aclara que, ella nunca observó conductas de ese tipo, sino la empleada y, que al
regresar su hija de las visitas con el padre presentaba cambios de temperamento,
estaba distraída, silenciosa y falta de atención.
Sin embargo, como la señora Herrera Mercado dijo que es la niñera quien observa
conductas particulares en su hija, la fiscalía trajo a la señora Jaqueline Pérez
Santos quien en su testimonio admite trabajar en casa de María Margarita entre los
años 2012 y 2015, casa en al cual viven la niña (sic) y don Diego.
Sobre el comportamiento de la niña dijo era normal, juiciosa, hasta cuando sus
padres se separan e inician las visitas domiciliarias, visitas en las que dice ella
siempre estuvo presente. Agrega, que cuando las reuniones se realizan por fuera
del apartamento recibía a la niña sucia, notando ciertos comportamientos como
lamberle (sic) la cara, y que cuando había visitas se comportaba mal (sic),
comportamientos que dicen, nunca se los comenta a la mamá de la niña, pero
generalmente ocurrían cuando llegaba de la casa del papá. Añadió que, en una
oportunidad la niña se tocaba (sic), y le dijo que “era un secreto de Diego”.
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6.15.- El testimonio de la señora Pérez Santos deja ver las aparentes conductas
sexualizadas de S Pardo Herrera que fueron informadas por la señor Galán Picón.
Sin embargo, el hecho de que la niña llegará sucia o desarreglada luego de ir de
visita con su padre no es un hecho indicativo de abuso sexual, ahora, más cuando
como se probó con las pruebas de descargo las reuniones entre el acusado y su
hija se realizaron con supervisión.
También llama la atención del Juzgado que la señora Pérez Santos al observar que
la niña le lame la cara, se comporta mal ante la presencia de otras personas o se
toca la entrepierna prefiera guardar silencio y no comentarlo a la madre.
Más adelante y luego de salir porque aparentemente quería ir al baño, señala que
la mamá veía cuando el padre le daba aquellos besos en la boca y la “cuquita”, y le
decía al papá que no hiciera eso, siendo dos las veces que pasó delante de la
mamá; sin embargo, en otro momento responde que cuando el papá le hizo eso, su
mamá estaba de viaje con ella; que lo que estaba sucediendo se lo contó a la mamá.
Lo anterior, es importante por cuanto: “… (i) los relatos sobre los hechos
investigados, entregados por los menores de edad en las valoraciones de carácter
sexual, psicológico o psiquiátrico, tienen la condición de declaraciones rendidas por
fuera del juicio oral, y (ii)… si la parte pretende utilizar estos relatos para probar la
existencia del hecho investigado, debe sujetarse en su descubrimiento,
incorporación y valoración al trámite y reglas establecidas para la prueba de
referencia.”
Ahora, el artículo 420 del CPP indica que para la apreciación de la prueba pericial
se tendrá en cuenta la idoneidad técnico-científica y moral del perito, la claridad y
exactitud de sus respuestas, su comportamiento al responder, el grado de
aceptación de los principios científicos, técnicos o artísticos en que se apoya el
perito, los instrumentos utilizados y la consistencia del conjunto de respuestas.
“(i) por regla general, solo pueden valorarse los testimonios practicados en el juicio
oral, a la luz de los principios de inmediación, concentración, contradicción y
confrontación, tal y como lo disponen, entre otros, los artículos 8 y 16 de la Ley 906
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de 2004; (ii) ese tipo de declaraciones pueden ser utilizadas para refrescar la
memoria de los testigos o impugnar su credibilidad, siempre y cuando se agoten los
respectivos procedimientos (CSJAP. 30 sep. 2015, Rad. 46153; CSJSP, 25 Ene.
2017, Rad. 44950; entre otras); (iii) cuando el testigo está disponible para declarar
en el juicio oral y se retracta o cambia su versión, la parte puede pedir la
incorporación de la declaración anterior para que sea valorada en su integridad por
el juez, siempre y cuando se agoten los procedimientos orientados a garantizar el
debido proceso (ídem); y (iv) tal y como se expresa en el referido fallo, en esos
eventos la parte debe suministrarle al juez los insumos suficientes para establecer
cuál de las dos versiones merece credibilidad, sin perjuicio de que ambas puedan
ser desestimadas.”
(ii) Cuenta también con la opción de llevar la versión de la víctima al juicio como
prueba de referencia, incluso si aquélla es convocada como testigo al juicio”.
En la decisión CSJSP, 28 oct 2015, Rad. 44056 la Sala Penal de la Corte Superna
de Justicia analizó la posibilidad de incorporar declaraciones anteriores del menor,
a título de prueba de referencia, así la Fiscalía no haya hecho uso de la prueba
anticipada o de otras herramientas para evitar la doble victimización del menor y, en
consecuencia, haya optado por presentarlo como testigo en el juicio oral. La
incorporación de ese tipo de declaraciones es posible, así el testigo haya sido
presentado en juicio, toda vez que es necesario evitar en los casos de abusos
sexual que los niños sean nuevamente victimizados al ser interrogados varias veces
sobre los mismos hechos, y, principalmente, si son llevados como testigos al juicio
oral.
6.18.- Pero, además, el relato de S Pardo Herrera ante la investigadora del CTI deja
mucho que decir. En primer lugar, porque después de varios minutos de entrevista
y pese a la insistencia de la señora Velásquez por obtener información de tiempo,
modo y lugar sobre los presuntos abusos sufridos por la niña, no logra hacerlo, pero,
curiosamente luego de salir al encuentro con su señora madre, con la excusa de
querer ir al baño, le dice a la psicóloga que debe contar algo que su progenitora le
dijo, pero, además, le pide apague la cámara. Este comportamiento no lo ve el
Juzgado como lo hacen las agentes del ministerio público en la necesidad de la niña
de buscar aliento en una persona de confianza y al encontrarlo en la señora María
Margarita es que regresa provista de valor para contar lo que aparentemente le
había pasado con su padre. Si tan solo de recibir esas palabras de ánimo en su
señora madre se trataba no hubiese utilizado la excusa de querer ir al baño para
hablar con ella, y menos, al regresar cinco minutos después al lugar de la entrevista
lo primero que pide sea que la cámara fuera apagada.
Pero, más allá de estas apreciaciones que bien pueden señalar las delegadas del
ministerio público son subjetivas, lo cierto es que el relato de S Pardo brindado ante
la entrevistadora forense tiene bastante de fantasioso, propio pueden también decir,
de una niña de tan corta edad. Sin embargo, véase como la menor señala que su
mamá observa varias de las ocasiones en las cuales su padre le da besos en la
boca y en la cuca, situación que evidentemente no es cierta.
Ahora, si la fiscalía pretendía que la entrevista recibida por la investigadora del CTI
sea usada como prueba de referencia, lo cierto es que en momento alguno lo solicita
así en la audiencia preparatoria y mucho menos en desarrollo del juicio oral. Así
mismo, tampoco usa la declaración previa con S Pardo Herrera para refrescar su
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memoria y lograr un relato más detallado, esto por cuanto la niña fue clara en decir
no recordar detalles de los hechos por los cuales le interrogaba la fiscalía.
Entonces, ante las falencias en las que incurra la fiscalía no pueden pretender las
delegadas del ministerio público, como se concluye lo pretenden con sus
alegaciones finales que el Despacho valore la entrevista rendida por S Pardo
Herrera y a partir de ella, tenga como probados los hechos materia de acusación.
Pero, si en gracia de discusión se admite esa posibilidad, lo dicho en esa ocasión
no tiene la entidad suficiente para acreditar en grado de certeza la existencia del
delito.
6.19.- También compareció al juicio oral y público la doctora Angela Patricia Murcia
Ballesteros médico psiquiatra y perito forense del INML y CF y quien realiza
valoración psiquiátrica forense a la presunta víctima. Atendiendo lo referido en
antelación sobre el valor que tienen las declaraciones previas contenida en esta
clase de estudios, el punto válido son las conclusiones realizadas por la perito y
frente a eso dice la señora Murcia Ballesteros que el estudio realizada por la señora
Graciela Galán Picón carece de profundidad por limitarse a una única sesión,
situación que impide analizar a profundidad cada prueba aplicada, y por realizar
afirmaciones que no da cuenta, cuestionando la objetividad del concepto.
Añade, así mismo, que pese a que la niña reconoce las partes íntimas del cuerpo
en ocasiones al referirse a la vagina señala el ombligo e indica esa parte del cuerpo
-el ombligo- cuando se le pregunta por aquella donde tiene lugar los tocamientos,
diciendo, además, que le gusta mucho porque son graciosos.
Sin embargo, agrega que, en el expediente se registra que hacia el año 2014 la
madre de S Pardo Herrera informó al progenitor la conducta desarrollada por la niña
de intentar besar con lengua a otra; evento que llama la atención de la profesional
por cuanto no fue consultada en servicio de psicología.
Agregó, que la evaluada develó apego y vinculación afectiva hacia los dos padres,
sin identificar elementos de conflicto o animadversión hacia el padre. Mientras que,
sobre la figura materna, dice la profesional, muestra marcada tensión e inquietud
ante el acompañamiento de aquella, y que la ansiedad disminuye al soparse,
denominando la testigo como un “vínculo amalgamado”. Entonces, la afirmación
realizada por la señora Murcia Ballesteros entrega una respuesta contraria a la que
analizan las delegadas del ministerio público, cuando dicen que, la niña sale del
lugar de la entrevista con la investigadora del CTI porque requería escuchar una voz
de aliento o ver un rostro que le brindará confianza para de esa manera responder
las preguntas que una desconocida insistentemente le realizaba sobre besos,
caricias o tocamientos que no fueran de su agrado. Véase como la señora Murcia
Ballesteros señala que la tensión de la niña disminuye cuando se aleja de la señora
madre.
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6.21.- Sin embargo, la fiscalía presenta al doctor Luis Alberto Ramírez Ortegón,
médico psiquiatra de niños y adolescentes, como testigo de contradicción respecto
del dictamen rendido por la señora Murcia Ballesteros, por lo que su testimonio
cumple con tres ejes temáticos, (i) la condición actual de la niña a partir de la
información que reposa en todo el proceso (sic), (ii) lo que realizó con la mamá como
persona idónea “en unas circunstancias tan particulares descritas a lo largo del
proceso”, y (iii) documenta lo hallado y descrito por el INML y CF, sin explicarse por
qué la niña fue valorada en presencia de la madre en tanto genera un sesgo en la
información suministrada.
6.23.- Sin embargo, la fiscalía al parecer no contenta con lo dicho por el doctor
Ramírez Ortegón trae al juicio oral a la señora María Paola Franchesqui Suescún,
quien dijo ser psicóloga, pero no tener tarjeta profesional para el ejercicio de la
profesión para la época en la que valora a la hija del acusado Pardo Cuellar. No
obstante, la fiscalía la presenta con la finalidad de contradecir el informe realizado
por la médico y psicóloga del INML y CF.
Entonces, a más del ataque que realiza al trabajo cumplido por las profesionales de
medicina legal no aporta más información relevante la pretendida perito de la
fiscalía.
6.25.- De ahí que, la fiscalía presente como testigo a la señora Andrea Guerrero
Zapata, psicóloga e integrante de la lista de peritos del Colegio Colombiano de
Psicólogos y quien, rinde concepto técnico de análisis documental conforme a
revisión metodológica de informes realizados por funcionarias del INML y CF, el
concepto rendido por la psicóloga Galán Picón, la entrevistadora forense del CTI de
la FGN y los informes rendidos por la psicóloga María Paola Franceschi Suescún.
Del estudio realizado por la señora Graciela Galán Picón y a partir del cual la fiscalía
soporta los hechos de la acusación, dijo la señora Guerrero Zapata que en su
estructura es incompleto porque no realiza contraste alguno con otros medios de
prueba, y hace referencia a la no presentación de las pruebas que dice aplica con
la niña. Agrega que, un concepto clínico como el realizado por la psicóloga
consultada por la señora Herrera Mercado ante los cambios de comportamiento de
su hija, busca mejorar al paciente a partir de un tratamiento terapéutico, escenario
en el cual no se duda de lo que dice quien consulta por lo que no se analiza la
credibilidad del testimonio, en tanto lo que interesa es hacer un plan de tratamiento
de bienestar mental.
Anota la señora Guerrero Zapata que, cuando la niña fue valorada clínicamente por
la doctora Galán Picón tenía 3 años 10 meses, edad en la cual según las
investigaciones los niños pueden tener lenguaje, pero no memoria completa de los
episodios de su vida, por cuanto la memoria episódica, es decir, aquella donde se
guarda lo que ocurre, inicia su consolidación, lo que dijo, significa que muchos niños
cognitivamente hablando no tienen representación simbólica. Así como, que los
niños a tal edad -con dificultad- pueden representarse en otro objeto.
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Sobre la técnica utilizada por la señora Galán Picón, -como la del juego-, actividad
a partir de la cual dijo aquella profesional concluye un presunto abuso en su
paciente, pueden ser sugestivas, y explica la señora Guerrero Zapata que, el niño
cuando juega fantasea, y al hacerlo, puede dar información verbal que no
corresponda a la realidad, agrega que, tales técnicas lo que hacen es incitar no
necesariamente recuerdos reales que tenga un niño, sino la fantasía.
Señala la testigo perito que, la psicóloga Galán Picón consigna en su informe que,
la niña revela un presunto abuso sexual a través de técnicas como el juego, los
muñecos, las láminas, las que no fueron planeadas, sino que se dan durante el
proceso de valoración. Sin embargo, véase, como el punto de partida de la fiscalía
para considerar la existencia de unos hechos queda menguado a través de la propia
prueba de cargo que presenta, en tanto, la señora Guerrero Zapata no solo reprocha
las técnicas usadas por su homóloga, principalmente la del juego, al decir, que
generalmente a través de su uso los niños acuden a la fantasía y puede contar
cosas que no ocurren en la realidad, pero, además, señala que los niños de la edad
de S Pardo Herrera para la época en la cual fue valorada clínicamente por la señora
Galán Picón no tiene memoria episódica.
Aunque la perito reconoce que la niña revela hechos de abuso sexual, también, dice
que, los niños entre 3 a 5 años pueden ser inconsistentes cuando son entrevistados
por presuntos tocamientos de índole sexual, sin embargo, añade, se espera
consistencia y permanencia en su relato en aspectos centrales y que algunos de los
detalles periféricos puedan desaparecer.
Añade que, cuando un menor de 3 años es entrevistado por un extraño, como lo era
la señora Yaneth Eliana Velázquez para S Pardo Herrera, pueda fantasear si se le
realizan preguntas sugestivas, las que evidentemente se observan en curso de la
entrevista forense llevada a cabo por la investigadora. Así mismo, dijo que, el relato
de un niño entre los tres y cinco años poca información, pocos detalles puede
entregar, pero, que en esa mínima información se espera consistencia. Y añade
que, a la edad de la hija del acusado no es posible realizar estudio de credibilidad y
de que aquella haga diferencia entre mentira y verdad.
Sobre la entrevista forense en sí, dijo que, observó dificultades y errores técnico-
científicos, incorrecto empleo del protocolo SATAC, preguntas sugestivas y
reiterativas, las que califica de inadecuadas en el contexto de entrevista forense al
poder generar falsos reportes, y de ahí, una falsa memoria que continua en el
tiempo. A lo anterior sumado que, manera reiterativa -4 o 5 veces- la investigadora
le pregunte a la niña y de varias maneras si ha sido tocada de alguna manera
inadecuada por alguien, interrogantes a los que dice la perito, la niña responde que
no, también en forma enfática.
Aquí, vale recordar, que contrario a lo que las delegadas del ministerio público
concluyen, la profesional en psicología no ve que el encuentro de S Pardo Herrera
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con la señora Herrera Mercado le haya dado confianza o fortaleza, la que le hizo
falta por varios minutos con la entrevistadora para realizar una revelación de abuso,
sino por el contrario considera que pudo existir algún tipo de presión por parte de la
progenitora. Luego, con esta afirmación de la mismo testigo de la fiscalía mal haría
el Juzgado en concluir probada la existencia del delito cuando el relato de la
presunta víctima en audiencia fue tan pobre y lo que pretendió el ente acusador,
fuera prueba de corroboración periférica, no cumplió tal función.
La señora Guerrero Zapata calificó como excesivo los 50 minutos destinados para
la entrevista, pues dijo que, el protocolo SATAC establece tiempos de atención en
el niño, por lo que uno entre 3 a 4 años puede mantener más o menos de 15 minutos
de atención focalizada sobre una misma tarea, agrega que, cuando se les insiste
sobre una misma tarea pueden presentar cansancio o aburrimiento, siendo probable
que entreguen información que “incluso satisface la intención de un entrevistador”,
pero, a través de la fantasía.
6.27.- Ahora, la señora Guerrero Zapata también hizo referencia a los informes
rendidos por las profesionales en psicología y psiquiatría del INML y CF, a los cuales
con el testimonio del doctor Luis Alberto Ramírez Ortegón la fiscalía hizo una
primera crítica. La perito dijo que, aquellas profesionales usan el protocolo de
evaluación del año 2009 y que pese, a presentar falencias metodológicas cumple
con las recomendaciones del instituto de medicina legal.
Se resalta de lo dicho por la perito Guerrero Zapata sobre la pericia rendida por
medicina legal el no encontrar soporte científico para dar un diagnóstico de trastorno
de ansiedad o estrés post traumático en la examinada S Pardo Herrera, más cuando
la psicóloga clínica de la niña dijo no hallar síntoma alguno asociado a trastorno.
Entonces, puede el Juzgado concluir que la pericia rendida por la señora Angela
Patricia Murcia Ballesteros cumplió con los protocolos previstos en el INML y CF,
tal como lo admite la señora Guerrero Zapata y que, más allá de reprochar el
diagnóstico de trastorno de ansiedad, nada dijo, frente a las inconsistencia en el
relato y a la aparente presión ejercida por la madre de la niña, como lo advirtió la
profesional de medicina legal.
6.28.- La testigo hizo referencia también a lo dicho por la señora María Paula
Franceschi Suescún e indica presente errores técnicos y metodológicos que
invalidan las conclusiones, que se pronuncia sobre aspectos de credibilidad de la
niña sin empleo de técnicas, ni contar con toda la información, pues no la evalúo, ni
entrevistó, agrega que, desborda la actuación de un perito cuando emite concepto
de responsabilidad del señor Pardo Cuellar.
Similares reparto hizo al dictamen rendido por el doctor Luis Alberto Ramírez
Ortegón.
Explica que, para marzo-abril de 2013 hasta junio/julio de 2015, convive con Diego
Pardo Cuellar cuando se separó de su esposa y lo acompañaba a recoger a S Pardo
Herrera y estaba presente durante las visitas, así como los abuelos paternos, la
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Dice que, su apartamento se ubicaba en un quinto piso y no tiene jardín, esto tal
vez lo trajo la defensa para desmentir el hecho plasmado por la fiscalía en la
acusación cuando dijo que la niña refirió que los actos lascivos ocurren en el jardín,
pero, haciendo referencia al hogar paterno del acusado. Sin embargo, como se pudo
escuchar S Pardo Herrera en su intervención en el juicio oral no mencionó lugar
específico donde su padre le besó la cuca, único acto reprochable revelado por
aquella.
6.30.- También declaró el ciudadano Diego Roberto Pardo Koppell, padre del
acusado y quien dio cuenta de la buena relación existente entre su hijo y Margarita
Herrera Mercado, la cual, dijo, cambió drásticamente después del nacimiento de su
nieta por discusiones sobre su tenencia y disfrute. Añade, que ha sido muy poco el
tiempo que la familia paterna ha visto a S Pardo Herrera, lo mismo que su hijo
porque la madre de la niña anteponía la falta de vivienda de aquel para tener los
encuentros con su hija.
Explica que, cuando Diego Pardo Cuellar podía visitar a su hija la llevaba al
apartamento de la prima Alejandra Robledo Pardo, dado que vivió ahí un tiempo, o
al apartamento de sus abuelos paternos donde compartían juegos con su nieta, la
que dice adoraba a su padre.
6.31.- Otra testigo de descargo fue la señora Beatriz de la Torre, prima del
acusado, quien dijo que la relación matrimonial de Diego Pardo Cuellar y Margarita
Herrera Mercado era compleja, conflictiva, al punto de que su primo tiene que
alejarse de su familia y que los problemas se incrementaron con el nacimiento de la
hija. Añade que, conoce del acuerdo de visitas el que difícilmente se cumplió,
porque cuando el padre la iba a recoger a su hija no estaba lista, o estaba enferma,
o algún inconveniente se presentaba. Más cuando la visita se dada, la hija de su
primo se reunía con una prima de similar edad.
6.32.- Los testigos de descargo presentan al juicio información sobre la forma cómo
se realizaban las visitas por parte de Diego Pardo Cuellar a su hija, las cuales dijo
la señora Robledo Pardo presenció en su totalidad, tal como lo admite el abuelo
paterno de S Pardo Herrera, así mismo, los dos familiares de la niña señalan que
se hicieron en presencia de otros familiares, siendo aquella quien dirigía las
actividades o juegos.
Ahora, la fiscalía en uno de los hechos de la acusación dijo que, los tocamientos
que Diego Pardo Cuellar realiza en el cuerpo de su hija ocurren en el jardín de la
casa paterna, sin embargo, la niña no hizo referencia a dicho sitio como lugar de
ocurrencia de los sucesos y la defensa descarta su ocurrencia al indicar que las
visitas entre padre e hija no se realizan a solas, sino en presencia de sus abuelos
paternos y otros familiares.
La testigo dijo que, la niña comento con sus amigas de colegio que sus padres eran
malos y se robaban a los niños, que conoce por los profesores de S Pardo Herrera
que la relación entre la progenitora, abuela y tía paterna era tensionante, cosa que
concluye de los observado en las presentaciones artísticas que se realizaban en el
colegio. Dice que, no conoce comentarios de que la niña realizara tocamientos hacia
sus compañeros, ni hacia su propio cuerpo, ni de conductas sexuales no acordes a
su edad.
El testimonio del señor Sicar León se desenvuelve con la proyección del video de la
entrevista tomada a la niña y entre muchas otras conclusiones dice que “existen
elementos que permiten observar que se inoculó estilos de respuestas, se
generaron preguntas sugestivas, y se introdujo información que la niña no sabía,
por lo que podemos afirmar que se contaminó la prueba testimonial y afectó la
cadena de custodia de la entrevista judicial “forense”.”
Sobre la alienación parental dijo, es una patología que afecta a personas que
tienen proceso de ruptura, donde el padre alineador construye entre el hijo que tiene
a su cargo y el padre complementario, una serie de obstáculos que truncan el
proceso de relación entre padre alineado y el hijo, generando acusaciones falsas,
apareciendo en la última escala señalamientos sexuales. Alienación que, incluye
afectación de la estructura psicológica del menor, implantándole una información
que se conoce como recuerdos implantados que empiezan a desfigurar la figura
(sic) del padre o madre alienada, minimizándola e introduciendo fenómenos de
interpretación.
Agrega que, una vez que un menor vive un proceso de alienación parental y 4 o 5
años después de ocurridos los presuntos hechos, lo que puede esperarse de su
versión, depende de la fecha o momento de lo ocurrido, siendo lo más probable que
la imagen, fantasías o recuerdo que tenga sean “recuerdos implantados”. Acude a
decir que, los recuerdos de la infancia hasta los primeros 3 o 4 años, no son más
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Sobre la memoria episódica dijo que se evoca entre los 3 a 4 años, siendo recuerdos
muy sueltos y marcados por algunos tipo de experiencias, así como del riesgo de la
inducción en el recuerdo, y la amnesia infantil. Explicó ésta última como un periodo
de la vida en que las vivencias, relaciones y sus elementos no son recordados
adecuadamente.
Informe N° 1:
Informe N° 7 a través del cual se hace conocer la queja disciplinaria que el señor
Diego Pardo Cuellar interpone ante el Tribunal deontológico, bioético de psicología
del Colegio Colombiano de Psicólogos en contra de la señora María Paola
Franchesqui Suescún. Así como, la queja en contra de la señora Graciela Galán
Picón, en la cual el 30 de agosto de 2017, se emite pliego de cargos.
parte de la señora María Paola Franchesqui Suescún, donde actúa como psicóloga
experta.
Igualmente, se señala por el testigo, sobre consideración que toma la señora juez 9
de familia frente al informe “el informe psicológico y el testimonio rendido por María
Paola Franchesqui, directora de la Fundación Niños por un nuevo planeta, sobre la
evaluación realizada a la hija mayor de la pareja el día 28 de octubre de 2009, no
resulta ser prueba idónea para demostrar los hechos endilgados en esta demanda.
El documento obrante en el expediente presenta una serie de acusaciones
infundadas que no permiten la extracción del material probatorio que indique abuso
sexual, y mucho menos por parte de padre de la menor…”.
6.36.- Así las cosas, de acuerdo con el artículo 381 del CPP concluye el Juzgado
que la fiscalía NO demostró más allá de toda duda la existencia del delito, de ahí la
decisión de absolución por duda. La mencionada norma señala que para “condenar
se requiere el conocimiento más allá de toda duda, acerca del delito y de la
responsabilidad penal del acusado, fundado en las pruebas debatidas en el juicio”,
fijando una tarifa probatoria negativa al decir que la sentencia condenatoria no
podrá fundamentarse exclusivamente en pruebas de referencia, la que parece
consideran las delegadas del ministerio público debe ser la base de la decisión de
condena reclamada en las alegaciones finales.
Ese conocimiento debe fundarse según el artículo 382 del CPP, en la prueba
testimonial, la prueba pericial, la prueba documental, la prueba de inspección, los
elementos materiales probatorios, evidencia física, o cualquier otro medio técnico o
científico, que no viole el ordenamiento jurídico. Tomando gran importancia en este
caso la prueba testimonial rendida por la menor presunta víctima y la pericial a
través de la cual la fiscalía, inicialmente, pretendió fundar la acusación.
En el campo penal los hechos se identifican con la conducta humana, la cual en ese
escenario es objeto de juicios de valor y reproche, es por ello por lo que el legislador
exige su concreción en las diferentes fases de la actuación punitiva, pero,
principalmente en la imputación de cargos. De esa obligación en cabeza de la
fiscalía dan cuenta el contenido de los artículo 288 numeral 2 y 337 numeral 2 del
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“Debe reiterarse que la premisa fáctica de la imputación abarca todos los hechos,
bien los atinentes al tipo básico, ora los que corresponden a las circunstancias
genéricas y en general a los demás elementos estructurales de la conducta punible.
La calificación jurídica corresponde a la selección de las normas en las que dichos
hechos pueden ser subsumidos”.
Temporalmente los hechos fueron ubicados entre los meses de septiembre de 2014
hasta marzo de 2015; y como escenario el jardín de la casa paterna del acusado (i),
y un centro Comercial (sic) de la ciudad capital (ii).
No cabe duda de que los manoseos referidos por la fiscalía a un menor de 14 años
constituyen un comportamiento tipificado como actos sexuales que van en contra
del bien jurídico de la libertad, integridad y formación sexual. Entonces, corresponde
tal como se dijo antes, verificar la prueba de cargo.
El primer escenario donde tienen ocurrencia los presuntos actos lascivos dijo la
fiscalía en la acusación, es el jardín de la casa paterna del acusado, inmueble al
cual era llevada S Pardo Herrera por su padre cuando le correspondía el turno de
compartir con ella, luego de la separación de sus padres. Sin embargo, dentro del
debate probatorio aparece que Diego Pardo Cuellar vivió durante un tiempo en el
apartamento de su prima Alejandra Robledo Pardo, lugar donde la menor estuvo
con su progenitor, siempre con la compañía de la prima de aquel. Pero, además,
fue probado que la casa del señor Pardo Koppel padre del acusado, no tiene jardín,
tal como lo demuestran las fotos que incorpora la defensa con el testimonio del
investigador y que cuando la niña fue llevada a ese lugar permanecía en compañía
de varios familiares. Así mismo, la niña en su testimonio no logró recordar ir a
ninguna de estas vivienda, es más, dijo que era la familia de su padre la que visitaba
su casa, no a la inversa.
Por otra parte, no cabe duda para el Juzgado, que los tocamientos de contenido
libidinoso por los cuales la fiscalía acusa al señor Pardo Cuellar, no obedecen a una
Así mismo, véase, que la señora Galán Picón dice, que el motivo de consulta son
los cambios de comportamiento de la niña en las últimas semanas, no obstante, la
señora Pérez Santos, persona encargada del cuidado de la niña en sus primeros
años, dijo que cuando la niña regresaba de las visitas con su padre llegaba sucia,
se comportaba mal ante la presencia de visitas y acudía a lamer la cara, sin
embargo, no fue clara en señalar la antelación de estos eventos a fin de corroborar
si estos cambios de comportamiento ocurren consecuencialmente con la visita a la
señora Galán Picón. De igual forma, el aparente comportamiento sexualizado del
que habla la señora María Margarita Herrera Mercado no fue percibido por la
persona encargada de la educación de su hija, la rectora del Colegio donde cursa
sus primeros años de estudio S Pardo Herrera, además, de conocer las malas
relaciones con la abuela y tía materna de la niña y la madre de aquella, nada
observa sobre comportamiento grosero o inapropiado con otros niños, o con ella
misma.
Sin embargo, se suma a lo dicho, la crítica que sobre esa evaluación realizó la
psiquiatra y perito forense del INML y CF, -Angela Patricia Murcia Ballesteros-,
compareciente a la audiencia de juzgamiento como testigo de la fiscalía, al decir
que la evaluación de la doctora Galán Picón careció de profundidad porque se limitó
a una sesión, y cuestiona su objetividad.
Ahora, de tener como cierto que la señor Galán Picón en la consulta que sostiene
en una sola sesión de más de una hora, observa o escucha eventos de aparente
contenido sexual y de los que responsabiliza al padre de S Pardo Herrera, los que
sin duda son revelados a la señora Herrera Mercado, porque así lo admitió la última
en su intervención, sea solo 6 meses más tarde que instaura la denuncia cuando
acude a la comisaria 2 de familia de chapinero el 10 de agosto de 2015. La lógica
indica que, así como acude la madre en búsqueda de ayuda profesional para
contrarrestar los cambios de comportamiento en su hija, ante las conclusiones
entregadas por la psicóloga clínica que consulta, de tanta gravedad, no acude de
inmediato ante las autoridades, sino que entregue el caso, aparentemente a un
abogado, para que sea él quien decida qué hacer.
entrevistadora, si aquel día “pasó algo”, la niña responde “si, pero tengo que
preguntarle algo a mamá”.
La entrevistadora a través de preguntas sugestivas, las que fueron criticadas por los
propios testigos de cargo, en forma repetitiva e insistente, por un tiempo prolongado,
el que también fue objeto de discusión por la señora Guerrero Zapata al decir que
los niños de la edad de S Pardo Herrera pierden la concentración rápidamente, le
pregunta a la entrevistada sobre tocamientos inadecuados sobre sus partes íntimas,
contestando, también en forma clara y tajante la niña, que no.
de abuso. Ahora, los señalamiento en este sentido para sorpresa del Juzgado no
solo se hacen por el perito que la defensa presenta, sino también, por la profesional
que en igual sentido trajo la fiscalía, entonces, esa valoración conjunta de la prueba
y sobre un mismo punto, permite arribar a una conclusión diferente a la expuesta
por las delegadas del ministerio público, que S Pardo Herrera recibió instrucción
frente a cómo responder las preguntas de la investigadora del CTI de la única
persona con la que tuvo contacto, cuando dijo querer ir al baño.
A su regreso a la sala de entrevistas S Pardo Herrera dijo que el papá le daba besos
con lengua en la boca y le hacía cosas en la cuquita (sic). Manipulaciones que sin
discusión en tratándose de menores de 14 años encuadran como actos de
contenido sexual libidinoso. Pero, véase, que la niña no hace manifestación de los
comentados tocamientos en la vagina con la mano y pene del padre, como lo deja
plasmado la fiscalía en el escrito de acusación, entonces, mengua la intensidad del
“cómo” de la agresión sexual, pues en aquella entrevista, la cual piden las delgadas
del ministerio público sea tenida como medio de conocimiento para emitir sentencia,
no hace mención.
Es a partir del comentario que realiza S Pardo Herrera de que su padre le da besos
con la lengua en la boca y “cuquita”, que en desarrollo de la entrevista añade que
eso ocurre durante un juego, cuando su padre estaba vestido de “frozen”, dice que
el papá vestía el “disfraz de hans”, y utilizaba “un batidor” el cual describe la niña
como un “triangulo”. Añade S Pardo Herrera que, el “batidor” el papá lo preparaba
dentro del juego en “su cuquita”, pero, así mismo, como se pude ver de sus
respuesta, la psicóloga tiene duda sobre si ese “batidor” era un “juguete o una parte
del cuerpo del papá”, por lo que la niña señala al interrogante planteado por la
entrevistadora sobre este aspecto, que “era un juguete”.
6.39.- No desconoce el Juzgado que los delitos contra la libertad sexual tienen la
particularidad de cometerse en lo escondido, de ahí que se les conozca como delitos
de “puerta cerrada”, no es menos cierto que, la niña en la entrevista expuso que los
actos libidinosos se repiten en el mismo lugar, esto es en el jardín de la casa -del
cual se prueba por la defensa su inexistencia- y llama la atención que con máxima
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claridad dijo, que su mamá veía lo que sucedía y le recrimina al sujeto activo de tal
comportamiento, en sus palabras, para que “no hiciera eso”; evento del cual dijo, el
padre también le contó a la mamá, es decir, reconoce que lo hacía. Situación que
va en contra de la realidad y sobre todo la lógica, al resultar increíble que de
observar lo sucedido la señora Herrera Mercado no haga nada para impedir el
abuso en su hija, relato fantasioso que admite la señora Guerrero Zapata, testigo
de la fiscalía, puede ser producto no solo de la edad de S Pardo Herrera sino
también del tiempo que fue expuesta a la entrevista, la falta de concentración y el
cansancio, llevando todo esto a contestar lo que su interrogadora buscaba, sin que
siempre pueda obedecer a la realidad.
(…)
sexual no fue percibido por otras personas presentes en el lugar donde el mismo
tuvo ocurrencia, cuando ello sea pertinente; (viii) la confirmación de circunstancias
específicas que hayan rodeado el abuso sexual, entre otros”.
(ii) el daño psíquico causado a raíz del ataque sexual. La prueba de cargo es
contradictoria en este punto, véase como la doctora Murcia Ballesteros conceptúa
un trastorno de ansiedad en S Pardo Herrera, la señora Guerrero Zapata, perito
también de cargo, dijo que no encontró base o sustento para tal diagnóstico.
Entonces, con claridad no se tienen herramientas científicas que permitan llegar a
esa conclusión, más si tenemos en cuenta que la misma Graciela Galán dijo que la
niña tenía buen desarrollo emocional y adecuada relación afectiva con sus padres.
de la fiscalía dijo no tiene base y que al parecer está asociado al evento de centro
andino.
(iv) regalos o dádivas que el procesado le haya hecho a la víctima, sin que exista
una explicación diferente de propiciar el abuso sexual, entre otros. La menor en la
entrevista no admite esta clase de eventos y menos lo hace en su corta intervención
en juicio oral.
6.43.- Concluye esta operadora judicial, que lo narrado por S Pardo Herrera en sede
de juicio oral, en incluso, en la entrevista forense, corresponde a la fijación de una
información por un tercero, pues no resulta lógico que solo se acuerde del aspecto
medular que interesa al caso, cual es, que su papá le dio besos en la cuca, y que
ese hecho se lo dio a conocer a una doctora Galán, cuando por su edad, tres años
y 10 meses, cuando acude a consulta con dicha profesional, resulta muy poco
probable que pueda recordar el nombre, no puede olvidarse que la testigo de cargo
Guerrero Zapata dijo que la memoria en los niños no inicia a tan temprana edad,
máxime cuando con aquella profesional solo tuvo contacto por alrededor de 2 horas
y gran parte del tiempo, como lo dijo la señora Galán Picón desarrollando
actividades de juego, de la familia, etc., es decir, no fue una conversación.
Hay que reconocer que, la clandestinidad que suele rodear el desarrollo de los
delitos sexuales dificulta su investigación, lo que hace que la versión de la presunta
víctima en muchos de los casos constituya la principal prueba de cargo. Ante tal,
panorama es que se recurre a los dictámenes periciales de orden psicológico y
psiquiátrico, los que fueron aportadas a este caso. Se destaca que, en ese análisis
realizado por la señora Guerrero Zapata se hablan de inconsistencias, deficiencias,
y errores metodológicos que tienen los conceptos emanados por quienes originaron
el desarrollo de esta investigación, el concepto de la psicóloga Graciela Galán Picón
como punto de inicio y la entrevista realizada por la investigadora del CTI a la menor.
Solamente se dirá que la señora Herrera Mercado sobre el tema dijo que ese día el
acusado cogió la niña y salió corriendo con ella en brazos, comportamiento que, si
bien es extraño, no configura, en principio, delito. Además, la niña en el juicio no dio
mínima cuenta de tocamiento en la parte “de abajo” que supuestamente recibe de
su padre en el centro comercial Andino, solo dice que su padre la cogió a la fuerza,
como lo señaló su progenitora, pero, nada dijo sobre el suceso de aparente
contenido sexual.
La versión del menor víctima de delitos sexual resulta suficiente para probar los
extremos de la conducta punible, de eso no cabe duda, y con esa única prueba se
puede condenar, pero, siempre que esa versión sea clara, coherente, y corroborable
con otros datos que pueda hacer más creíble su versión; características que no
ofrece el testimonio de S Pardo Herrera en este caso y, menos la demás prueba de
cargo como punto de corroboración.
“La jurisprudencia de la Sala ha sido reiterativa en señalar que los menores de edad
no deben desecharse como testigos por el solo hecho de su edad,sino que
corresponde al Juez dentro de la sana critica,evaluar sus dichos conjuntamente
con las demás pruebas a fin de otorgarles el alcance a que haya lugar.
(…)
“En todo caso, cualquiera que sea el mecanismo probatorio que, en últimas, elija la
Fiscalía para sacar avante su pretensión, resulta irrebatible que debe agotarse con
el cumplimiento de los requisitos formales y sustanciales que la legislación procesal
prevé para cada uno de ellos. La prevalencia del interés superior de niños, niñas y
adolescentes y la aplicación del precitado principio pro infans no comporta la
supresión de las garantías de la persona investigada ni la reversión de los principios
nucleares del debido proceso probatorio:
«Es cierto que los derechos de los niños son, por mandato constitucional,
prevalentes (artículo 44), y que los menores víctimas de delitos sexuales tienen
derecho a que, dentro del proceso penal respectivo, se adopten en su favor medidas
de protección efectivas que garanticen sus intereses, no obstante, esa salvaguarda
no puede llegar al extremo de hacer nugatorias las garantías del procesado y menos
a la obligatoriedad de emitir una sentencia condenatoria en su contra.
(…)
Ello… “…negaría la razón de ser del proceso, entendido como escenario dialéctico
al que comparecen las partes con el propósito de demostrar las teorías factuales
que han estructurado en la fase de preparación del juicio oral, según las reglas
definidas previamente por el legislador, que abarcan, entre otras cosas, los
requisitos para que una prueba sea admitida, el estándar de conocimiento que debe
lograrse para la imposición de la sanción penal, e incluso algunas prohibiciones,
como la de basar la condena exclusivamente en prueba de referencia” (Cfr. CSJ
SP2709-2018, rad. 50637)”. Subrayas del Juzgado.
7. OTRAS DETERMINACIONES
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