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a oa MAURICE DUVERGER INSTITUCIONES POLITICAS Y DERECHO CONSTITUCIONAL La concepcidn socioldgica del Derecho ampliada con una referencia de- tallada a los marcos econdmicos e ideoldgicos de los sistemas politicos, vistos en su trayectoria historica. Con un estudio sobre el Régimen Politico y la Constitucién Espafiola de 1978 por Miguel A. Aparicio. i) ARIEL CIENCIA POLITICA 13 106 EL MODELO DEMOCRATICO mental; pero no les protege de sus adversarios politicos, En general, las asambleas se preocupan menos, en materia de contencioso electoral, de la justicia que de sus preferencias politicas. Hacen “‘validos”, sin dificul- tades, a los diputados de la mayoria, pero se esfuerzan, por el contrario, en invalidar las demas. Sin embargo, esto carece de importancia si los electores conservan la Ultima palabra: a pesar de ello, la ley francesa de 1951 permitio a la Asamblea Nacional elegida en 1956 proclamar elegi- dos, en lugar de los invalidados, a candidatos derrotados, lo que resulta chocante. Sobre el desarrollo de la eleccidn, cf. Lerévre-PONTALIS, Les élections en Europe éila fin du XIX siécle, 1902; DE La GRASSERIE, Systemes élecloraux des différents pew- ples, 1911; BRAUNCAS, Das parlamentarische Wahlrecht, 2 vols., Berlin, 1932. ~ Sobre Jos mecanismos actuales de la eleccion, cl. E. LAKEMAN, [Tow democracies vate, 3." ed., Londres, 1970; G. VAN DEN BerGH, Unity in Diversity, Londres, 1956: P. Camppett, French Electoral Systems and Elections (1789-1957), Londres, 1958: W. Burke, European Election by Direct Suffrage, Brusjas, 1961; T, E. SMatH, Elections in Developing Countries, 1960; S. ROKKAN, Cilizens, Election, Parties, Oslo, 1959: J.-P. Cuarnay, Le suffrage politique en France, 1965, y la publicacién inglesa A Review of Elections (anual desde 1960) Sobre el sulragio censitario, cl. Vittey, Législation dlectorale comparée des princi- paux pays d'Europe, 1900, — Sobre las tasas electorales en los Estados Unidos (poll taxes), cl. D. S. STRONG, “The Poll-Tax: the Case of Texas” (American Politic Science Rev., 1944, pp. 693-709); M. W. Brewer, “The Poll Tax and Poll Taxers”” (Journal of Negro history, 1944, pp. 260-299). Sobre el sulragio capacitario, cf. Poutarouts, Le vole des illetres, tesis, Ai, 1923; sobre la delormacion del sistema en los Estados Unidos: P. Lewinson. Race, Class and Parly, Nueva York, 1932; A, W. Bromage, “Literacy and Electo- rate” (American Politic. Science Rev., 1930, pp. 946-962) Sobre el voto de las mujeres y en general su participacion en la vida politica, cl M, Duvercer, La participation, des femmes éila vie politique, Unesco, 1955; J. NAR BONNE y M. Docan, Les francaises face a la polilique, 1955; 4. BARTHELEMY, Le vote des Jommes, 1920; E. Arta, Le vole des femmes en Anglaterre, tesis, Paris, 1921; LECLERE, Le vote des femmes en France, tesis, Paris, 1929; Misor, be suffrage féminin devant le Parlement francais, tesis, Friburgo, 1926; RIENNER, De {'énanicipation Fconmmigue ef politique des femmes, tesis, Montpellier, 1922; La condition de fa feanme dans la socitté contemporaine (trabajos del Instituto de Derecho Comparado, 1938); G. BREMME, Die politische Rolle der Frau in Deutschland, Gottingen, 1956, —Sobre el hecho de que los hombres niegen el voto a las mujeres, estudiado a través de los relerén- dum suizos, cf, el articulo de A. Quincie, Revue franc. de se. pol. 1954, n.° 3, Sobre el voto de los militares, cl Dupont, Ley droity politiques des mililaires, te- sis, Nancy, 1911; WonG-KuONG-Mou, La participation des militaires an suffrage poli- tique, tesis, Paris, 1988; Garricue, Le droit de vate politique dany Varmée francaise, tesis, 1898, — Sobre las indignidades clectarales, SoLGRENE, Lindignifé ev matisre électorale ELEMENTOS DEL MODELO 107 Sobre él voto plural en general, cf, Lanoure, Le vote plural et ses applications, te- sis, Paris, 1910; J. BARTHELEMY, L organisalion du suffrage et Uexpérience beige, 1910. — Sobre el voto familiar, A. Enrtére, Le vote familial, la réforme électorale, 1922; Fosse, Le vole familial, tesis, Montpellier, 1924; G. RENARD, La famille et le sufrage universel, Paris, 1929; LANDRIEU, Le suffrage familial, tesis, Lille, 1923; Harraca, Le suffrage de famille normal, Paris, 1930. Sobre las desigualdades de representacion, cf. M. DuvERGER, “Esquisse d’une théorie générale des inégalités de représentation” (prefacio al libro de J.-M. Correrer, C. Emeri y P. LaLumiére, Lois électorales et inégalités de répréventation en France, 1936-1960, 1960). Se distinguen las desigualdades.“estructurales” y las desigualdades “coyunturales” y “semicoyunturales”. Se sefiala que las desigual- dades de representacién‘actualimente benelician en general al campesinado, pero que parecen destinadas a favorecer menos a los agricultores como tales que a ayudar al manteriimiento de las estructuras capitalistas, siendo muy frecuente- mente el campesinado la “clase de apoyo” de la burguesia (como en el siglo xix en Europa era la “clase de apoyo” de la aristocracia). Sobre el “‘gerrymander” cf. E. C. GrirFiti, The Rise and Development of the Gerrymander, Chicago, 1907; C. B. Gosnet, “The Gerrymander system in Georgia” (Social Forces, II, 1983, p. 570). Para una defensa del sufragio indirecto ef. H. Taine, Diz suffrage universel el de la maniére de voter, 1872. Sobre el secreto del voto en general, cf. ANGELI, Le secret du vote dans les élec- tions politiques, tesis, Paris, 1909; Ferré, Le secret du vole, tesis, Montpellier, 1909. Sobre el contencioso electoral, cf. J.-P. CHARNAY, Le conirdle de la régularité des Alections parlementaires, 1964; y también BAuDoT, Essai sur la verification des powooirs des membres des assemblées législatives, tesis, Paris, 1899; MARCHANDEAU, La uérifica- tion des ponvoirs, tesis, Paris, 1909. 4, LOs SISTEMAS ELECTORALES Aparentemente, escoger un sistema electoral no presenta problemas técnicos: se trata de saber de qué forma se repartiran los escafios de los diputados, teniendo en cuenta los sufragios expresados por los electores. Efectivamente, sobre esta cuestion existen varios métodos que se contra- ponen: escrutinio mayoritario a una o dos vueltas, representacién pro- porcional, regimenes mixtos. En realidad, la adopcion de uno u otro se hace por consideraciones politicas, porque los distintos modos de escru- tinio tienen consecuencias muy diferentes, especialmente sobre los parti- dos politicos. Los DIFERENTES SISTEMAS ELECTORALES. — Hasta los ultimos afios del si- glo xix, la cuestion del modo de escrutinio no habia levantado grandes discusiones. El mas extendido era el sistema mayoritario a una sola vuelta que funcionaba en Gran Bretafia y los dominios britanicos, en América 108 EL MODELO DEMOCRATICO latina, en Suecia y en Dinamarca, Excepto los dos tiltimos paises, el resto de Europa imitaba el régimen francés, es decir, el escrutinio mayoritario. a dos vueltas. Sin embargo, entre 1850 y 1900, los tedricos desarrollaron la idea de un sistema de representacién proporcional: adoptado en 1899 por Bélgica, en 1908 por Suecia, este nuevo procedimiento se extendio a toda Europa continental (excepto Francia) entre 1914 y 1920; la misma Francia se unid a él en 1945 (pero lo abandono en 1958). 1. Los sistemas mayoritarios. — La caracteristica comtn de los sistemas mayoritarios es que sélo aseguran una representaci6n indirecta y aproxi- mada de las minorias. El candidato que llega en cabeza es elegido; los que le siguen son derrotados. De esta manera, los yotos de los electores que se han dirigido sobre estos ultimos no estan representados en el Par- lamento. Pero como el partido globalmente mayoritario en el conjunto del pais es minoritario en algunas circunscripciones, los partidos'minori- tarios a escala nacional tienen, sin embargo, diputados en el Parlamento. Pero no hay rigurosa proporcién entre el reparto de los sufragios entre los partidos y el reparto de los escaiios parlamentarios. Sistema mayorilario puro y simple, y sistema a dos vuellas. — En el escrutinio mayoritario puro y simple, el candidato que obtiene mayor numero de votos es proclamado elegido, cualquiera que sea el total de votos obteni- dos por sus adversarios. En el escrutinio a dos vueltas, para ser elegido, es necesario obtener la mitad de los votos mas uno, es decir, la mayoria ab- soluta; si no, se procede a una segunda vuelta, llamada “ballotage”, para la que basta alcanzar la mayoria relativa (a veces hay incluso tres vueltas, exigiéndose la mayoria absoluta en las dos primeras: leyes francesas de 1789 y de 1817). Parece que, historicamente, la exigencia de una mayoria absoluta en la primera vuelta se deriva del derecho eclesiastico: de esta forma se des- contaban los votos en los cabildos de los canénigos, seguin el concilio de Letran, Este procedimiento era empleado en la Curia (Senado municipal) de las ciudades romanas del Imperio. En Francia se extendi a las elec- ciones politicas para la eleccién de diputados a.los Estados Generales. Aplicado después por la Restauracién y la Monarquia de Julio, fue de cartado por la II Reptiblica, pero restablecido por el II Imperio. Como ya se dijo, casi toda Europa continental siguié el ejemplo. Practicamente, el escoger la vuelta tinica o las dos vueltas depende del ntimero de partidos que existan en el pais. Si hay dos grandes partidos frente a frente, basta una sola vuelta;'si hay mas de dos partidos, parece indispensable la segunda vuelta, a riesgo si no, de alcanzar una represen- tacion desordenada, como Gran Bretaiia ta experimento entre 1918 y 1945. Se vera, sin embargo, como el sistema electoral, por si mismo, ac- ' ELEMENTOS DEL MODELO. 109 tia sobre el numero de partidos, y que el escrutinio a una sola vuelta tiende a reunir todos los grupos en dos grandes formaciones antagonicas (cf. p. 118). Escrutinio de lista 0 escrutinio uninominal. — Existe escrutinio uninominal cuando cada circunscripcion elige un solo candidato. Por el contrario, el sufragio es plurinominal cuando cada circunscripcién elige varios candi- datos, que generalmente (pero no siempre) se agrupan por listas. El pri- mero supone que las circunscripciones son pequeiias; el segundo, al con- trario, corresponde a grandes circunscripciones electorales. En Francia, para las elecciones legislativas se utiliza el sufragio uninominal en el marco del distrito; el escrutinio de lista, en el del departamento. El escoger entre el escrutinio de lista o el sistema uninominal depende especialmente, en primer lugar, de la representacién proporcional (R.P.) y régimen mayoritario. Efectivamente, la R.P. s6lo puede funcionar en el marco del escrutinio de lista. El sistema mayoritario puede funcionar tanto con el escrutinio de lista como con el uninominal. Pero existe una gran diferencia segiin que se trate de “‘listas cerradas” (hay que votar por toda la lista) o de listas que permiten la posibilidad de “‘panacher’’, es de- cir, de hecho, de componer cada uno su propia lista, cogiendo candida- tos de listas diferentes, si se quiere. Cuando la lista es abierta, el escruti- hio de lista mayoritario funciona sin mas dificultades que el escrutinio uninominal mayoritario. Por el contrario, el sistema de listas cerradas agrava terriblemente los defectos del régimen mayoritario, especialmente en lo que afecta a las desigualdades de representacién. En Turquia, donde el sistema mayoritario con lista cerrada funcioné de 1950 a 1960, concedi6 al Partido Demécrata en las elecciones de 1954 el 93 por ciento de los escatios con el 58 por ciento de los sufragios, al Partido Repub! cano el 5,5 por ciento de los escafios con el 35 por ciento de los sufragios: en algunas circunscripciones, bastaba una pequefia diferencia de votos para dar a un partido més de 10 diputados y al otro ninguno. 2. La representacién proporcional. — El principio basico de la represerita- cién proporcional es que asegura una representacién de las minorias en cada circunscripcién en proporcién exacta al ntimero de votos obtenidos. La R. P. supone, pues, el escrutinio de lista nico, que permite atribuir escaiios a la vez a la mayoria y a la minoria. Si el principio de la R. P. es sencillo, su aplicacién, por el contrario, es muy complicada. Se plantean muchos problemas. La determinacién de los escarios de’ base atribuidos a cada lis- ta. ~ En primer lugar, se atribuyen a cada lista los escafios de base que obtiene segiin los sufragios que ha reunido, sin tener en cuenta los “res- tos” (cf. paginas siguientes). Esta determinacion puede hacerse siguien-

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