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ESTRUCTURA DEL ESPACIO ANTROPICO GIANFRANCO CANIGGIA GIAN LUIGI MAFFEI TIPOLOGIA DE LA EDIFICACION ESTRUCTURA DEL ESPACIO ANTROPICO CELESTE EDICIONES fsa lay pecs Carb, Mantel fx Ginneise Pi Cina Tse Feil asim Massimo Ams - fens Ake aust Dt rrsssipcion se le clases proba, sino eal mien a ele agelen que han eel ma hecses ele yo tia entre ell, reeenlensn expectaentea Pano Mareto ya Paedo Vacca, Nos di Sees emon eqtada porno ili agonal ls mexiicacionesfurdamentake al depend és extreca Tos ness por cones que expoerteen lp hss ber svt ete texte, Exptenanos ambien ast aa coe cen aac expecialate ol pack le ae mente de acepciones de mx yd persue ins Uebidas alas eens fren hiss partir de oa mani cultural omni, Tirvlo original: Lercura dell’ edlzia di base ©1979 Marsilio Editosi ‘Copyright de esta edicion: © 1995 CELESTE EDICIONES, 8. A. Fernando VI, 8. 28004 Madrid ‘Tels. 91/310 05 99. Fax 91/310 04 59 ‘Teaduccidn: Margatita Garcia Gala Edicisn ditigida por Carmen Gavira Quedan sigurosamente probibidos, sin la snutorizacion eserica de los titulares del "Copyright", baio las sanciones establecidas en las leyes, la reproduccién total 0 parcial de esta ‘bra por cualquier medio 9 procedimiento, comprendidos la reprografisy el tratamiento, informatica, y la distribucién de ejempla.es de clla mediante alquiler 0 préstamo publicos. ISBN: 84-8211-000-4 Depesito legal: M-36.897-1995 Lnypresigin: Farese. S.A. Tmnpeeso en Espafia- Printed in Spxin HAOOOBSASAARBAROAA -ADRMRARHDABNDAAENRASARSASBREBREDOHABE 1 Indice PRESENTACION A LA EDICI PROLOGO. 1. INTRODUCCION: MOTIVACIONES Y ENUNCIADOS LL 12. 13. 2. LECTURA DE LAS ESTRUCTURAS DE EDIFICACION..... 3 2.2. 23, |ON ESPANOLA. LLA CRISIS DE LA PRODUCCION Y DE LA ENSERANZA DE LA EDIFICACION .. EJEMPLO DE PROGRAMA DIDACTICO ESPECIFICACION DE LA TERMINOLOGIA ¥ DE LAS DEFINICIONES DE BASE. LA EDIFICACION COMO DETERMINACION HISTORICA (ESPACIO-TEMPORAL) DEL PROCESO TIPOLOGICO, DE MATRICES ELEMENTALES A DERIVACIONES COMPLEIAS, RASGOS FORMATIVOS CRITICO-OPERATIVOS DE LA EVOLUCION DE LA EDIFICACION EEN CUATRO ESCALAS CONCURRENTES DE DIMENSIONES GRADUALES COINCIDENTES CON CUATRO MOMENTOS-FASE DE CONOCIMIENTO PROGRESIVO DEL AMBIENTE ANTROPICO sno : 22.1. Edificios como determinacién de tipos de edificacién 2.22. Aglomeraciones como determinacién de tejidos tipics... 2.23. Organismo de asentamiemto y organismo urbano como determinacién de comunicaciones tipicas entee aglomeraciones... 5 2.24. Organismo territorial como determinacién de comunicaciones tipicas centre organismos viales, de asentamiento, de produecién y urbanos. Concitistones: LA OPERATIVIDAD DE LA LECTURA HISTORICO-TIPOLOGICA DEL AMBIENTE INDICE DE NOMBRES ¥ LUGARES BIBLIOGRAFIA es u ul 18 B 33 33 B B 80 104 144 179 , sino por Jas muchisimas, condenadas al anonimato de la edificacién, cuya historia y cuyo devenir son desdeBados por muchos cuhtvadores de la «historia de la arquitecturam, sujetos a los mismos condicionamientos que hacen ahora de Ia enseitanza de Ja historia, en general, la historia de los personajes, de los eventos, de las guerras, desenten- diéndose de la mayoria de la humanidad que, aun siendo victima y campo de la actuacién de personajes, eventos y guerras, es la auténtica protagonista de la historia del hombre en su variada y continua produccién del propio ambiente; ¢s la historia de la humanidad lo que ‘mas nos interesa, esa historia que comienza a aparecer, ya no tan esporddicamente, en los estudios especializados de historia econémica y de historia social. Seftalemos, sin embargo, hasta qué punto es significativa la tendencia «moderna» de lla- mar a todo arquitectura, Desde hace dos siglos, o sea, como veremos, desde que es mas ext cita la crisis, los mecanismos de dominio cultural, politica y econémica propios de la pro- duccién de la arquitectura de todos los tiempos se han ido extendiendo capitarmente hasta apropiatse de cualquier objeto construido, de cualquier producto incidente en el ambiente del hombre. Asi es como en un panorama generalizado de singularidades esta ausente un uni- tario y global tefido conectivo de base. El momento de la edificacién actual se caracteriza por una gran discontinuidad de pro- ductos ¢ ixtenciones; discontinuidad que se traduce, en la préctica, en la formacién de aglo- ‘meraciones urbanas integeadas por objetos fuertemente personalizados, dotados de escasa cortelacién entre ellos. Si no sélo encontréramos una variedad de productos, sino también constancia de intenciones por parte de quien hace edificacién —no necesariamente arqui- tectos— o de quien la financia, podriamos pensar que la crisis de discontinuidad serfa sub- sanable actuando sobre los ejecutores, através de una preparacién mas adecuads, incluida la escoldstica, en el sentido de que tal crisis corresponderia a a incapacidad de los proyectistas, yy de los promotores, para obtener un producto ajustado a su voluntad conjunta. Si no sdlo hubicra heterogeneidad de intenciones, sino también homogencidad de productos, eviden- temente la crisis no estaria tan generalizada; podriamos decir que, por encima de las inten- ciones, existirfa una constancia de desarrollos tipol6gicos, una continuidad de proceso que impediria a los focos subversivos introducir nueves productos (por ejemplo, le confrontaciéa centre la produccién de Bernini y Borromini, con intenciones diferentes pero después de todo con producros comparables por su comin adscripcin @ una continuidad de presupuestos tipoldgicos, en el nivel de la conciencia espontinea). La crisis es explicita precisamente porque implica divergencias en las intenciones y al mismo tiempo en los productos, y sin embargo no excluye que en cada ejecutor haya una diversidad, una falta de correspondencia entre lo que quiere y lo que hace, entre intencién y capacidad de converttla en producto. El resultado de la situacidn es que, aparentemente, cada uno actia jgnorando lo que hace el vecino, en nombre del més absoluto individualismo y la mis absoluta falta de conciencia de hacer, con su obra, una aportacién a ua cuadro de reluciones globales, resultado indispensable de Ia edificacidn en cualquier época, Los arqui- tectos (o los que actian como tales) no hacen con esto mas que proponer, en cada obra cons- truida, aunque sea una casita en medio de otras mil, una ssingularidad», un monumento en su ef resultado es un panorama que, al estar compuesto por monumentos propios de B — = = = = = zB MW individao que actéa, tiene toda li monotonfa que puede tener un amasijo indefinido de obje tos aparentemente distintas, sin 0 con escasa relacién, Un panorama de feroz individualidad «que nunca se habia dado en el pasado y que trae a la memoria (banal es decislo, es reconoci- do por todos) el cementerio, unién por antonomasia de monumentos escasamente relaciona. Ein realidad, una edificacién representa un momento en que se habla de sociedad y se ‘acta hacia Ja disociacién: una arquitectura consumista, en la que el producto es superado antes de concluirse, en una continua superposicién de individuos aislados, que hace buenas ‘migas con los mecanismos capitalistas de competencia, yes imagen de la especulacién, que no 6s ms que una ventaja econémica del individuo en perjuicio de la colectividad: cl producto arquitect6nico no se manifiesta sino como afirmacién del sello, de la firma de quien | ta, como especulacién dirigida constantemente a la superposicién competitiva en detsimento de los otros, ya sean ejecutores o usuarios. El enunciado que precede no puede quedarse en afirmar la existencia de una crisis: pata transformarlo en conciencia actuante se necesita, por un lado, entender las razones histdricas de éta, su momento inicial, sus primeros indicios y su evolucién hasta nuestros dias; por otro lado, se necesita proponer la superacién, y trataremos de hacerlo a través de algo mas que un fogonazo de esperanza, que proviene de una continuidad, comin a los productos de la edi- ficaci6n pasados y actuales, ignorado por actuantes y usuarios y que con todo existe y es vital, yes la profunda y constante continuidad de los procesos tipoligicos. Tratemos, pues, de entender el porqué de la crisis tomando uno de sus aspectos més evi- dentes, que podsiamos lamar «crisis del lenguaje de Ia edificacién» en Ia acepcién mas amplia del término, que presupone el modo de participar, de «leer» la edificacién, ligado a «hacer» la edificacién misma, integrados ambos en un sistema de convenciones espontiineas, comunes al usuario y al actuante dentro de una misma drea cultural. La utilidad de partir de este aspecto reside sobre todo en la evidente simetria de comportamientos entre el lenguaje de la edificacién y el clenguaje», mis en general (como conjunto de instrumentos que sirven para la comunicacién entre individuos en una misma area cultural, homogénea por el-hecho de estar unificada por el uso de tna lengua, hablada o escrita, propia de un entomno territo- rial); y en la confrontacién de algunos aspectos del lenguaje de la edificacién, aprovechando las ya consglidadas y hace tiempo frondosas ciencias del lenguaje (mientras que en el campo de la edificacién se estd todavia en los albores, no pudiéndose reconocer como pertinente lo que detiva de la «historia de la arquitectura», absorbida por la critica de las artes figurativas ¢ interesada s6lo por lo singular, y en ningin modo por la edificacién: cuyo estudio puede decitse que data sélo de 1954, cuando Muratori comen26 sus cursos en Venecia y, mas tarde, ‘cuando realizé la obra fundamental Studi per una operante storia urbana di Venezia, 1959), Tomemos de la lingifstica algunos aspectos y conceptos: las nociones de area lingtistica, por ejemplo, y las referentes a los procesos de transformacién de una lengua. Sbemos por {a lingtistica c6mo se realiz6 el proceso de formacién de la lengua italiana, Ya antes, la gene- ralizacién del atin en Italia debié tener en cuenta la existencia de anteriores lenguas y areas, lingiisticas locales, distintas en cada pueblo. Ellatin se difundis superponiéndose a los lenguajes locales y se modifieé a su vez en con- tacto con éstos hasta el punto de que puede considerarse profundamente distinto el latin del siglo V, por ejemplo, del generalizado en el siglo 1. de C. Asi, el latin generalizado tuvo que acepiat la pervivencia lingifstica de los dialectos, 0 sea, de distintas preferencias locales por -modos sintéeticos, gramaticales y de vocablos derivados de los sustratos arraigads en el uso de cada lugar, en la misma lengua latina. Hasta el punto de que al ceder la cohesién organi zada del imperio fueron precisamente los dialectos los que, consolidindose localmente y hraciéndose mas ratos los intercambios entre lugar y lugar, provacaron la formacién de len uas locales que pueden considerarse, grosso modo, cada una como una mediacidn entre la antigua lengua local y la menos antigua, generalizada. Sabemos ademés c6mo a una nueva sgeneralizacion de os intercambios entre las distintas éreas correspondié la formacién de nue- vas lenguas generalizadas, las lenguas «romances», entre las que se encuentra el italiano. Pero esto se sigue de admitir dentro de éste la remota presencia de todo el proceso anterior rena. ido en forma de dialectos locales, preparados para asumir a su vez las funciones de lengua OPEC eS ee Cee eee | 4n en el futuro de fa cohesi6n cultural que es actualmente a hipotéticn fragmenta nb a: italiano que no es toscano, cco qu do, absorbiendo y siendo influido por los sustratos. Ahora bien, la eriss del lenguaje puede considerarse que tiene lupar puntualmente en eadla mzomento de expansitin © de localizacion, de ineremento o pérdida. Pignsese en lo que sucedi6, a otra escala, con la lengua de Roma ‘en comtacto con el area helenizada, y eémo la lengua, y en general toda Ja cultura romana, guedaron profundamente modificadas, traumatizadas, en ef impacto mds inmediato con Grecia en ol momento de la conguista La crisis actual del lenguage de la edificucion puede considerarse, del mismo modo, una criss de comsacto entre dreas lingitsicas distinta, y mas exactameme entre el Area lingiifstica ‘occidental, homogénea aunque dialectalizada por una infinidad dle comportamientos locales, y areas de otros paises, de otros continentes, que hasta hace paco no habian entrado en con- acto con la primera, Es s6lo uno de Jos muchos aspectos de la erisis de la civilizacién pro- ducida por la generalizacién de nivel mundial, por la colonizacién cultural, experimentada a escala antes nunca aleanzada por Ia cultura de derivacisn occidental El fenémeno, en Occidente, ya se habia detectado en otras ocasiones mas 0 menos noto- sas: por ejemplo, en el momento en que en el rea de edificacién mas ligads al uso de estruc- turas de muro de carga, la mediterranea, se superpone un producto del norte europeo, rela- cionado con el uso de las estructuras de madera: al Ienguaje de la edificacién romano, dialectalizado a escala local en el «romanico> (podriamos decir los «roménicos» en plural, en ese sentido, en simetria con las lenguas masmas cosas, correspondientes a las necesidades de comunicacién del momento: en los pro- ductos de edificacién que se originan asi, nadie minimamente iniciado podria confundir un edificio neo-gético con uno gético, ni una decoracién de estilo egipcio de una sala neo-exip- «ia con un producto realmente egipcio, ni la Madeleine con un templo antiguo; la arquitec- tura del siglo xr¢ sigue siendo inconfundible como decimonénica (excepto en unos pocos casos en que la escasa variacién tipol6gica en algunos edificios especializados puede confun dir en cierto modo, como en el caso, por ejemplo, de la Votivkirche de Viena). Eso ¢s un evi dente producto de la continuidad de los procesos tipoldgicos, que pueden estar trucados, pervertidos dentro de ciertos limites a través de un lenguaje no pertinente, pero no pueden dejar de permanecer como esencia de una civilizacién, como continuidad cultural, oculta tras intenciones extranjerizadoras pero a fin de cuentas siempre vital La posibilidad de elecciin entre varios repertorios lingisticos, o mejor paralingiisticos, personaliza cada vez mis, hace sello individual del producto arquitecténico: todo lo que sigue parece ser la posterior potenciacién de una serie de lenguajes,.en teoria uno por cada arquitecto, cada vez:mis individuales y por lo tanto no lenguajes, que por definicién son tales en el momento en que estan afianzados en una civilizacién comin y pertenecen a lacolecti- vidad. De hecho, las instancias en la base de lo que genéricamente se retine bajo el nombre de Movimiento Moderno son sumamente legtimas: sus protagonists asumen como impera- tivo moral la necesidad de volver a conciliar el edificio con su legibilidad, el producto con el enguaje, precisamente para cerrar la escisidn heredada del siglo XIX, tan neta que reconocia dos personajes distintos y especializados como «miembros de la obra»: el ingeniero que hace la casa y el arquitecto que pone el aspecto. Pero lo que viene luego por falta de una herencia tica coherente, de una continuidad, es la evidente reduccién de la lectura del edificio, por un lado a fenémenos elementales, y hasta aqui poco mal haria al contenido de come caciones de base antrpica generalizada que éstos contienen, y por otto lado, frente a la insu: ficiencia de éstos para permitir Ice edificios que no son primitives ni clomentales como deri vvacin tipol6gica, sino més bien fruto de las ramificaciones especializadas cada vez més evolucionadas (basta pensar en la infinidad de edificios especializados de los que ahora nos servimos), se asiste a un nuevo impulso de los fenémenos clementales mediante una expre- sionizaci6n, una acentuacién de uno o de unos pocos elementos del edificio en perjuicio de los dems, o sea, mediante una valoracién intencionada de la mutua relacién entre los com- ponentes de un organismo; en pocas palabras, mediante la exaltacién de la expresividad de un elemento en una oposicién siempre traumitica, en una victoria sobre los demas elemen- tos, Es, en otras palabras, «expresionisman, término que lejos de limitarse a a denominaci6a del movimiento homénimo, parece ser la constante de toda la edificacidn de los tltimos cien aos, de todos los experimentos, de los movimientos, de las modas arquitecténicas que se ‘ VUYYVIGPVVVVIYIVIVIUVUUVOVIVHNIYHYN NNW Y yy han sucedido, en una monétona sepeticion que ve legitimarse una y otra vez lo viejo a través de lo nuevo, el -ismo a través del neo-ismo, Un edificio se hace como si sélo tuviese columnas, 0 slo vigas, © s6lo pared, 0 sélo ven- tanas: hay una sola cosa que se rechaza devididamente, yes ka combinacién éptinva, en la leg timidad cuantitativa y en la juste relaci6n 1 todo fo que esti en dl edificio, por ‘que no produciria lo «Nuevo» entendido como sinénimo de lo «Bellon, Tenemos ahora un repertorio estilistico y wn lenguaje por cada individuo © grupo restrinyido de individuos, y Ia integracion con Jos otros sigue llegando sélo a través de fenémenos clementales: lo que con segutimos entender de un producto arquitecténico es, a duras penas, lo que se parece tod alo que conocemos, puertas, ventana, pero es ya mes dificil distinguis ef modo de sos tenerse el edifici, lo que si y lo que es sustentado, lo que protege y lo que soporta la arquitectura actual requiere una comunicacién elemental pero complicada por deliberadas ‘expresionizaciones, que impide la lectura de todas las componentes corrclacionaclas para for mar_un organismo, El reflejo de estos fenémenos es la personalizacién de la historia y de la erica de la argut: tectura actual. Ya no se puede entender una obra si no se compara con las dems del mismo aucor, dentro de la historia personal de éste, gue por si sola es capaz de «justificar» un pro ducto; ni mas ni menos de lo que sucede en pintura, donde una obra, por ejemplo, de Capogrossi tiene sentido slo si se refiere a otras obras suyas. Infinitamente lejos de ese tipo de valoracién que podemos hacer todavia de un cuadro, andnimo, del siglo xIv, lo que vale hoy cada vez més es la firma, la pertenencia de una obra al mundo de su autor. Un edificio, como un cuadro, si es «anénimo», no tiene historia ni posibilidades de ser comprendido hoy. Personalizaci6n que tiene, en efecto, races antiguas, va en el Renacimiento y todavia antes, pero en el nivel de lo singular, de los edificios dulicos de la clase hegem@nica, y como tal limi. tada a un exiguo niimero de objetos, prepotentes por naturaleza respecto a un panorama uni tuio cuantitativamente superior e integrado en las intenciones lingiisticas colectivas. Sélo nuestro tiempo ha extendido el personalismo a la totalidad de los objetos edificados, dejan- > . > ‘ 7 paralclo con la expeculacién y al servicio de ésta, en favor de la sinyulatidad individual del producto y en perjuicio de la globalidad del ambiente y de los productos de los demas, 1° ciclo: lectura de las estructuras de edificacién. El curso comprende dos ciclos: en el pri mero (Jectura de las estructuras de edificacién) se pretende mostrar la mecinica-dinimica estructural del examen directo del ambiente antrépico; en el segundo (proyeccién como, determinacién de intenciones del proceso tipol6gico) se aplican las técnicas de de acuerdo con la estructuracién examinada en el primer ciclo. Leccién introductoria: Ia construccién como determinacién historica (espacial y tem- poral). Este comienza con una leccién introductoria donde se enuncia el fundamento te6ri ‘co de la lectura del ambiente a través de su formacidn, y los correspondientes instrumentos légicos basados en la alterna distincién-reunificacién por categories que, para ser intrinsecas aa estructuracién, y no aplicadas forzosamente, deben deducisse de la propia génesis de las ‘estructuras, en su progresivo y orgénico cambio en el tiempo y en los lugares. del proceso tipolégieo. Ello implica la recuperacién de las motivaciones de las estructu- ras en la historia, con la precisién de que, permaneciendo fieles a las premisas y sobre todo a la necesidad de una especificidad de la ciencia de la edificaci6n, esas motivaciones no deben ser tomadas de otras ciencias particulares, sino surgir de la propia edificacién; no son sino conceptos de formacisn tal y como se ha presentado, variantes por épocas y lugares, ‘como patrimonio cultural de cada artifice en el momento de la realizaciGn o de la transfor- macién de cada objeto de la edificacién: es decir, los «tipos», que en su progresiva transfor. macién conforman el «proceso tipol6gico», cuya «materialidads y existencia vienen dadas por el conjunto orgénico de los productos de la edificacién existentes o existidos, determi- nados en cada momento y lugat. ‘por matrices elementales de derivaciones complejas. La re-apropiacién del proceso tipolé- gico es indispensable para la comprensién de los tipos, en cuanto que étos estan ligados entice sipor una relacién de derivacién en la que cada tipo se explica por el anterior y por el posterior. El proceso tipol6gico lleva, en el tiempo, a una reproduccién progresiva de estructuras, més ccomplejs, obteniclas por sucesivas especializaciones de las anteriores. En la remota base del pro~ ‘ceso encontramos estructuras de evidente carécter elemental, que lamamos por eso «matrices celementales». Estas y las estructuras posteriores, quedan comprendidas en el nivel de los com- ponentes de los tipos mas complejos: de abi la necesidad de la contemplacién critica del proce: 30 tipolégico para comprender las estructuras actuales desmontando su complejidad. Cuatto lecciones sobre los rasgos formativos critico-operativos de la evolucién de la cedificacién en cuatro escalas concurrentes de dimensiones graduales. En la comprensiéa del proceso de los tipos es necesario proceder gradualmente por distintas escalas de dimeasio- nes, cuidando de que la sucesién de escalas tenga la continuidad necesaria para asegurar el examen de lo que compete a cada tamafio. Es lo que se quiere obtener con las cuatro lee ciones siguientes que van gradualmente desde el edificio, como escala mis acorde con la experiencia cotidiana, existencial, del hombre, hasta el tertitorio, marco global del conjunto de las estructuras de un entomo cultural. coincidentes con cuatro momentos-fase de comprensién progresiva del ambiente antré- pico. Pero la progresidn de dimensiones no conlleva solamente una cuantificaci6n de los gra- dos: ésta va acompaziada por un desarrollo paralelo de la profundizacién de la comprensién: desde un grado clemental, con objetos particulares interrelacionados por su proceso de for- ‘maci6n (edificios-tipos de edificactén), se pasa al examen de su mnodo de aglomerarse en una co-presencia reciproca aglomeraciones-tejidos) ya su condicionamiento reciproco en un papel de posicién individual (organismo ucbano-de asentamiento), para llegar por fin a la interaccién de los individuos urbanos y de asentamiento agregados a los organismos de los trayectos y de las areas productivas dentro del organismo territorial. 1° Edilicios como determinacién de tipos de edificacién; 2° Aglomeraciones como deter- ‘minacién de tejidos tipicos; 3° Organismo de asentamiento y urbano como determinacién de icas entre aylomeraciones; 4° Organismo territorial como determinacién de as entre organismos de asentamiento y urbanos concurrentes con organismos PRYOR OVIVIVIIVIIUU USE SYYYIIVVUYNH NYY YY viales y productivos. Fin las custro lecciones, desde la consideracién positivista del tipo deri ilo estadisticamente « posteriori, se pasa a la definicién como concepto (sintesis a priori); se ‘examina la diakéctica entre matrices y derivados, y la gemacidn de «ramas tipoligicas» diferen- ciadas; se arma la necesidad de relctir la génesis de los ipos especializados ala edificacicn we hase en cuanto que alojamiento, estableciendo la prioridad de la edificacién llamada menor respecto alla edificacién dulica, reflejo de la clase dominante, invirtiendo la éptica habitual que, sobre todo en el campo de la «historia de la arquitectura» oficial, prima los productos «de ‘autonss prioridad dada por la adaptaci6n no intencionada, fruto de la conciencia espontiinea, Ja experiencia comiin, que caracteriza la primera; contrapuesta a la relacién intercomplicada por la imtencionalidad del autor y del promotor negadora del proceso formativo unitario, tpi ca de Ta segunda, Partiendo Juego del significado comin de aglomeracién como conjunto numérico de edificios, se examina su sistema de relaciones formadas durante Ja géness y la pos terior expansidn, mediante los diferentes rasgos del sistema de trayectos y la progresiva forma- cidn de las subdivisiones del tejido. Después de la definicién del espacio ocupado en el terr- torio por el edificio (area de pertenencia) se llega a reconocer Jos rasgos de las posteriores ‘modulatidades de una aglomeraci6n. Igualmente, se examinan los conceptes de tcjido pro- ductivo y de unidad tipo de cultivo, y la génesis de los tejidos planificados. En la leccidn sobre cl organismo urbano se leen Jas jerarquias funcional-espaciales de los tefidos,tipos y trayectos en una relacién reciproca de coexistencia y necesidad, v el sistema de modulacién espontinea de las polatidades sungidas de la intersecci6n de los tejidos. El teritorio, definido como el espa- cio del hombre globalmente ocupado por el conjunto de sus actividades (desplazamiento, asen- tamiento, produccidn, intercambio), segiin categorias de formacién progresiva, referentes a la rogresiva dominacién del ambiente, es el objeto de la cuarta leccién. Una leccién de recapitulacién y conclusi6n del ciclo, El ciclo termina con una leccién en Ja que, mas que un resumen, se realiza un balance de los comportamientos antrépicos ea las, dlstintas escalas: se obtiene una coraparacién entre las distintas leyes de formacién del ambiente, dil para comprender las «constantes» independientes de las dimensiones (ley de duplicaciones sucesivas, consecuente con la organicidad de cada tipo; modularidad, conse- cuente con la homogeneidad y gradualidad de la apropiaciéa del territorio) Cuatro précticas de lectura, en organismos de escala correspondiente 2 los momentos de desarrollo-fase del proceso tipolégico. Cada leccién va acompaiiada por el cjercicio de lectura pertinente. A la primera leccién sigue la lectura comparada de los tipos de edificacién de Roma (Tridente de la Plaza del Pépolo, Tor di Nona) y Florencia (S. Croce, S. Frediano) en las plantas seccionadas; a la segunda, la lectura de los tejidos urbanos de las mismas ciu- dades a través de los mapas catastrales; a la tercera, la lectura de los sistemas de aglomeracién de los organismos urbanos de Florencia, Roma, Génova y Como, en una versién reducida de los mapas catastrales; a la cuatta, la lectura de las Eases de formacién de las estructuras terri toriales de Toscana, sobre los planos del Instituto Geogréfico Militar (IGM). Teles practicas son independientes de los temas del afio; se agotan cada una en un maximo de dos semanas y sirven de primera aproximacién a la lectura. tlténeamente se desarrollaré la fectura de los componentes tipicas de las reas implicadas en el desatrollo de los dos temas del aio: uno en area definida como consolida- da por un proceso de formacién gradual y prolongado en el tiempo (San Frediano), y el otro ‘en area definida como participante en un proceso de formacién en curso y todavia no con- solidada (Rifredi). El primero de los dos temas del aiio concierne al bartio de San Frediano, seleccionado porque su situacidn bisicamente periférica respecto al organismo urbano antes de 1880 ha mantenido en Ja aglomeracién una gama de tipologias notablemente inmunes respecto a las recientes transformaciones: ademés, por la presencia de dos manzanas fuerte- ‘mente traumatizadas por demoliciones modernas, se presta al experimento de «reproyec- cin», objeto del segundo ciclo. Esto en el émbito de una subdivisidn homogénea del orga rnismo urbano que, por haber sido edificado principalmente en el siglo xIV, y por haber sufrido modificaciones homogéneas del asentamiento originario, es ideal como ejemplo de tun ambiente consolidado por un proceso formativo gradual, sobre la base de una malla pla nificada de vias y fineas preexistente. El segundo tema somete a examen la zona de Rifredi, caractetizada por una reciente y sapida sustitucin de tipos periféricos (viviendas pertenecientes a Jos trayectos matrices, edi ficios especializados antipolares) por tipos aetuales (casas alineadas), Es un tipico ejemplo de periferia urbana actual que se presta a la Iectura y a Ja areproyeccidn» de los Gltimos pasos ded proceso tipoléxice. 2 cielo: proyeecién como determinacién intencionada del proceso tipolégico. De acuerdo, con las premisas, en el segundo ciclo se trata de comprobsar silos métodos de lectura adop tados estn en consonancia con la realidad, y dotadas por tanto de uno de Jos atributos fun. damentales de una ciencia aplicada: la posibilidad de aplicacin « un determinado campo. Se procederé utilizando como instrumentos las técnicas de lectura experimentadas, sobre la base de la constatacion de que proyectar (prever una transformacién de un conjunto estruc tural) corresponde siempre a una utilizacién intencionada de los iltimos pasos del proceso tipoldgico espontineo, asi como planificar ha actuado siempre hacia la extensién cuantitativa de las intenciones de los modos deducidos de los tipos vigentes en determinado momento. Leccién introductoria: la previsién de la edificacién mediante la organizacién correla- cionada de tipologias condicionantes entre si, admitidas eriticamente. Se quicre llegar @ una ‘ proyeccién a través del respeto absoluto a las categorias deducidas de la lectura: o mejor, a tuna «teproyeccién», llamada asi para subrayar la profunda diferencia metodolégica respecto a la proyeccién ade invencién» coméinmente practicada, y en cuanto que s¢ trata de intes- vvenciones previstas en estrecha relacién con la estructura del objeto en el que se interviene; en el convencimiento de que se debe excluir la posibilidad, incluso tedrica, de una estructura inventuda ex novo, dado que el ambiente humano ya esta siempre estructurado, la reproyec: c cién implica generalmente una intervenci6n que altera un equilibrio ambiental, introducien: do un nuevo estado de equilibrio. Dialéctica entre proceso tipolégico, programa y actua- ‘Gén: en consecuencia, el rendimiento de una intervencié proporcional al tiempo necesario ‘ para que el conjunto de la edificacién se reorganice segiin el nuevo estado. «Reproyectar» equivale a «restaurap»: Ia determinacién critica de la intervencién debera corresponder al recto juicio sobre la fase que atraviesa, en ese momento, el organismo en el que se acti. e ‘La intervencién tendea pues, como fin, la reconstruccién del ambiente, que serd realiza- da mediando entre lo que es y lo que se introduce (programa), coordinados por el proceso 7 ‘comiin de formacién. En la génesis y transformacién del ambiente estén implicitas la génesis $ y transformacién de las «necesidades» como devenie de un patrimonino cultural uniforme: é esto implica, para nosotros, una neta oposicién tanto al «catilogo de las necesidades» como ji al erepertorio de las formas», axiomas de la llamada arquitectura moderna, y a exelusién de todo antojo «compesitivor impropio. Proceso-tipologia del lenguaje. Fl «lenguaje>, en este « ‘marco, se resuelve como participacién individual en la «lengua» comin; codificada en un t ‘entorno cultural, cambiante con el cambio de tiempo y de lugar, y por tanto histSrica: atri- 7 utos todas comunes 2 cualquier aspecto del proceso tipoldgico. La legibilidad, como la é estructura distribucion, esta estrechamente relacionada con cada tipo, y es inseparable de él t Los cambios individuales de la lengua, los lenguajes propiamente dichos, pueden variar de un producto a otro sélo dependiendo de la mayor o menor aceptacién del proceso de la len- t ‘gua, 0 sea dela més 0 menos maduta adaptaci6n, intencionada o espontanea, al proceso tipo- t égico. Esto conlleva el rechazo del lenguaje personalizado hasta el punto de que en él no se ‘ reconoce ya la lengua unitaria. Cuatro leeciones sobte el examen analitico de los procesos de constitucidn-transforms- ‘ cin de las estructuras de edificacién en cuatro escalas concurrentes de dimensiones gra- ‘ duales, coincidentes con cuatro momentos-fase de obtencidn progresiva de la determina- cién. El procedimiento necesario para la proyeccién 5 inverso al de la Iectura: si en esta ‘ ‘ikima se parte de un ambiente determinado, es decir, existente en el tiempo y en el espacio, ‘ ‘en la primera la determinacién se obtendra como resultado de una aproximacién progres: ‘ va. Las escalas, y los momentos-fase corsespondientes, estin comprendidos entre «tejido y materiales» por conveniencia didietica y para una mayor adecuacién a los limites espectfi- ¢ 22 cos del curso: con una inclinacién, por tanto, hacia las escalas menores del ciclo de lectura rie ety BEET rere errr er AURA ENTS in, el proyecto, se obtiene 4 por un progresivo acercamiento a la escala de Jes onjuinismos minimos componentes dl tipo de edificacién: es decir, los materi idos tipicos como correlacién de tipologias de la edificacién y viales; 2" Tipos de edificacién como correlacién de tipologias de sistemas estructural-distributivos; 3° Ti de sistemas estructural-distributives como correlacién de estructuras utilizadas tipicas; 4° Tipos-técnicas de estructuras utilizadas como correlacién de materias-usos (materiales). En las le 1s siguientes se comienza con la Iégica de relacién entre reas de pertenencia y «le desplavamiento deducida de la lectura: se areproyecta» la serie de tipos que per- tenecen i los temas del afi a través de los sucesivos grados de formacidn, que pertenecen al nivel de sistemas componentes de Tos sucesivos tipos, comportindose en éstos como unidades structurales distributivas de base; se analizan por separado las estructaras constituyentes de ‘30s sistemas; se consideran éstas como agregacién compleja de materiales, definidos como tipos de utilizacién de la materia, En cada escala se siguen estableciendo comparaciones entre Jas distintas areas culturales con el fin de distinguir las clases tipolégicas pertinentes, en el mbito de la en plena crisis, donde también una semejante edificacién, si bien de modo marginal, tiende a producirse; los hombres siempre han cons, fruide sus propias casas por si mismes, sin la intervencidn del arquitecto, guindos por el patsimonio de nociones correlativas propias de cada una de las érens culurales, en cada Promenta hist6rico, segiin la determinada «cultura de la edificacién» que espontineamente han contribuido a transmitir y a desartollar. Cuando uno se hace su casa con sus propias manos no sigue los dictimenes de las distintas escuelas o corrientes arquitecténicas, no elize fabriedsela de vigas de acero o de troncos de Arbol: la hace como se hace una casa en ese deverminado momento, en su area cultural, actuando asi en plena conciencia espontinea a PUR U RU UU UU U UTI ITU UUUUUEeUUNNNN NNN con conciencia eritica cs casi lo contrario: cuando se esta en uno de esos perio- dos de crisis, de los que hemos hablado en la introduccidn, como el momento actual, en la cultura de una civilizacién, la gente esta obligada a elegir lo que hace pero, cntendémonos, no elige por una mayor madurez adquirida: elige por la duda de saber si lo que hace es acer tado 0 errineo: es decir, porque no tiene un modo propio arraigado en el hacer. Por iano, debe «ponerse a pensar en ello» en cuanto que su comportamiento en un detcrminado estado de necesidad tiene un margen de posibilidades que termina por traducirse en un margen de indiferencia respecto a hacer de uno u oto modo, provocado por tna crisis de codificacién de la respuesta colectiva a ese estado de necesidad, Fin efecto, noes verdad que no podamos realizar la misma acién ancrépica, como comer o dormir 0 hacer una casa, de muchos modos radicalmente distress no existen ess diferencias macrencSipcis mis que en nucsra pro pia duda para relacionarnos entre nosotros, como lividus aslades, nosotros coma coletvidad histérica, y la acciin que debemos realizar. De hecho, si mantuigrames una relaciin madure y consolidad com esa accin que se vaa realizar, si mantuviéramos una rain sublimade no en el dmbito de nussra experiencia individual, sino «en ese otro mis vasto dela experiencia de sigs relizada por muchos que antes que nosotros han tenido que res lizar esa acciGn, no de un solo modo sino de les muchos modes sucesvos que han correspondido una seeceién, progresiva aun crecimiento global del patrimonio cultural ideal para realizar esa acidn, desuerollado por ls pro s8csivas auto-correcciones del hacer individual, sin dda sabriamos qué hacer, y podtiamos actuar sin apenas : analogia entre productos y constancia de comportamiento parecen entonces ser igno- radas. 30 Sie we de 8 Fri reckonemente consi 0.0 Santa Croce examinames una aplomeracin eu ‘on la periferi de Florencia, ‘y vamos « Naval va Sesto a Kite, fel comprabar que. al menos en aparincia, 1s san dvintas. Una tcc as wean cori large ce a Fachad otra laste strechas yaa, cle tect a suelo en Ta ott tienen dsintas medidas y clocacin, inercalaas ent balcones yterrazas Ceramics La primera parece que et hccha slo de vig, porque lo plares que existirin, ya qu la casa 3 0 tiene} son interiors a a linea de cerramientos fa segunda, slo de ilares, que sobresalen de la superticie exterior, era tiene una parc continua, © que al menos lo parece; una cuarta podria serde muro contina y parecer que slo fuera una ventana, no explcitando para nada su estructura. Lo bueno es qc cul ada, habitada y por exo lena, dalo que a sa modo se sos bene dl para alguien, y gu ests casas pertenceen tks al mismo momento hist6rico, a una misma ea cul tural. Entonces no hay mis que remitrse a lo yn dicho arerionmente: lo que se pereibe de tales casas es fruto de la yersonaizacién del prodcto decid a decisiones indiviles en cl mbito de un repertorio vaxtisimo de pos bilisdades decsones que, sin embargo, influycn silo rlativamence en la manera de wilizar el producto, garant- za no por ess decisions, sino por lo que ls dstints autores no han cei, por lo que se atuacdn ha ten {do de predeterminado por encima de las propias decisis, por lo que se sigue de ser sedimento de aconciencia ‘spontinene, de «concepto de casa» y, por Jo tanto, itrinseeamente, de atipo de edifcactm actu. Pero, enten come concepto, la realizacién del tipo es cada edificio, cada objeto edificado que para eexistir, como ya se ha dicho, debe existir necesariamente en un intervalo temporal y comen- zara cxistir en un momento temporal; debe ocupar y/o delimitar un espacio, un lugar fisico. ‘Un momento y slo uno, un espacio y sélo uno: por tanto, cada objeto obtiene su «derermi- nacién, esté determinado, por una condicién de tinico que lo distingue inconfundiiblemente de los demas objetos, presentes 0 ausentes, anteriores o posteriores. Esto vale incluso para los objetos méviles: un automévil o una roxdotte, por ejemplo, en cada momento ocupan un lugar, aun influyendo en una escructura de relacién entre lugar y Tugar, un atrayecto>, que a su vez, como tal, es también objeto determinado por ocupar un lugar y por exist en un tiempo. Esta doble condicién de necesidad es condicién de historicidad. en cuanto que de ella detiva el ss- tema de reciprocas selaciones con los dems objeros, en sucesion espacial y temporal, como veremos mas adelante. Pero veamos mejor la tltima parte del titulo: de matrices a detivaciones complejas. Cuando examinemos un proceso tipolégico productor de un objeto anirdpico cualquiera, seri ficil descubrir que, al menos en las reas de crecimiento urbano (es decir, en las reas donde se hace evidente una progresién creciente de objetos, especializaciones, jerarquias de relaciones: todo lo que generalmente se expresa con el término «progreson), los productos del hombre tenderin a «complicarse». O sea, si seyuimos la evolucién de un tipo —un tipo de edificacién 0 un tipo de otra clase— descubrimos que la diferencia esencial entre un tipo anterior y otro posterior se debe a una mayor complejidad del mas reciente respecto al que lo precede, de cerca o de lejos. A través del examen del proceso tipoligico poxemos pasar de un producto actual (hoy existente) del que podemos tener por tanto tna percepcién inmediata, a la matriz elemental que subyace en éste, siempre que consigaios reconocer en 33 Lectura Jo consisuid’o, aunque menos reciente, © bien consigamos reconstruir Igicamente, los tér- minos intermedios entre el producto actual y su matrz ‘Vamos, por ejemplo, un piso acal. Todos sabernos que xt formado por espacis diferencados semine so al «ques destinan: os ambentes Haman dormitories porque en ellos se duerme, cocina porque en ela se prepara Fe comida,euaro de estar porque durante cl dasrve para estar en leer, hablar, ver la tleisn; hay ours espa cies, bios, pails, ete. Todo ello se presenta como una correlacién mas bien canbnica, en una compleja alo: rmeracin de vanos cpecializados que si reracedcmos enc iempo 0 cambiamos de rea cultural, ya no encon trams, Tratemen de compara el pio actual con una was en ler del sgl x, formada por un piso bajo y un primer piso; deseubrremen que esta cast tene un sistema de dimensiones andogo al de la nucsra — como luce ‘veremos— y, en cambio, ese sistema se despiea en la esa antigua sobre dos pisos y en dos tnicos vanes, de una supericie no muy diferente ala de un esalén-comedor» o des de nuestrashabitaciones; en esencia, un espacio en cl que se taba, se cocina ys est de dia, yun espacio andlogo en el que priccament se duerme. Si examina ‘mos los ips intermedi entre ahora yentonces, veremos que, entre exos dos espacios de dstino uso y la mul td de espacio y wos actuals, son lyibles muchos estadios suesivos de desarello, ue eoresponden a otros tanlos nacimientossuecsvos de vanes especalizadas y de agomeracion entre étos, en una compejdad ead ver mayor de lo que se considera necesri para una casa (que moestea el cambio del wconcepto decay, o sea del «cipoo}. Si retrocedemos an mis en el tempo, descubriremos que existe un atérmino inci» mas all dl cual ya no es reconocible el eancepto de casos: cuando se leg a un espacio dno, que contieneen sie espacio para allbergat ane familia, donde puede dormir, cocina comer, o trabajar en la preparacin de los urenslios neest- Fios para Ia actividad exterior; cuando se lea a un espacio, grsso mado de unos 20:30 m®, la superficie de una cabafiao una choza, por eemplo, nos dames cuenta de que si queremes ie hacia ats, hacia anteriores estadios de dimensiones, no encontrmos ya una casa en la plena acepeién del témnino, sno espacios que requieren de una complemencacién con actividades ejrcdas prncipelmente en el exterior, refugios lo nocturos, slo paca pro teger dela nterapere una parte dela actividad anerpicaejrcda en la ecasa: lev os al extrem, eran lostipos -cuevar, no caracteristces todavia de una bse antic, sito propio del hombre y de una ampli sere de espe- identificables en si, segiin su relativo grado de autosuficiencia y de comple mentariedad con las demds partes. Cada objeto esta compuesto por varios elementos uni- {dos para formar conjuntamente un ozganismo, y eada elemento es por su cuenta un orga rnismo de escala inferior. Los elementos componentes, sin embargo, se pueden distinguir Segtin la mayor 0 menor autonomia de su funci6n, y segtin su complejidad, igualmente mayor 6 menor sepiin sean divisibles o no en més elementos. Por ciemplo, ene cao ya ctado dela pare soporte y plano de pizara tienen una interdependenci, pero tam. bign un alto grado de autonomi, tanto que puedo uilizar e! plana, por ejemplo, colgindolo en lx pared, 0 el soporte para suetar cualquier ot cos, Pero si examino los elemeas que componen el soporte—Largueros, a evatos, ete veo gue su autonomia es menor: so tan discerables en el conjunto que los puedo nombrat por Separado,ytenen un papel distnto —para sostener las cargas verticals, para unit los lagueros, e— pero n0 puedo sepasaslosfisicamente de los otros, 2 menos que os uilice como elementos con oo fin, como «aterale pra acer otra cesa. Esto significa que hay’ distintosmodos vgrados de aglomerabilidad entre los objets: un obje- fp adguiere datintoseasgos eatin la mayor o menor catingencia de colocaciény de cobesin entre ls partes que To compenea, Veamos dos casos extremos. Una estace de casa se presta a sr clavada en el suelo, 2st coor Ginada con otras cstacasiguaes para formar una valla, Las dimensiones lineales de ésta no estén en relacign con ‘ninguna estaca en cuanto que s me hace fli una valla con ns longicudl de 100 0 1000 metros tendré que poner {as estacas mis o menos equidistanes, ys, ene segundo caso, en ero décuplo respecto al primero, dado ‘quela distancia entre ls dos estscas estar ea funcién del material, ed alambre, que yo quiera tender ene wo Tow. Asi bastard que aada mas estacss «i quiero vallar un campo mayor, pero cl elemento aestaca» seat sien ‘jpelaiamo, Esone implica quel valla, en su conjunto, no sea un organismo,y no sea indivisible a su vez en otros ‘rsanismos componente como cada lado de la valla, compuesto a su vez por intervalos, formados por wna pascja ‘Ge estcisy el material tendido entre és. Es mis, tampoco significa que la estaca sea un elemento indiferete al ‘Conjunto por e eonerario, tended rspos, como la altura, ener una seccién apropiad y un material, el castao, Tesistente la intemperi pero sin sobrepaser lor limites ecenémicos compatibles con la rentabilidad, que pres pponen ya un uso deterinante del elemento coo apto pata partciparen el conjunto «allay. Esta misma tendet feos nasgos determinantes, aunque s6lo sea por sus dimensiones forma, y la cantidad de rerreno que cere ¥ sn ya boo VUUUU UU OUR RUNES UU UU UUNIIIIIIIIIIUUUUELUBDD ering, la aplomeracn de eas etaan present un yuo de aplomb minio, en el id de ae dentro da organismo all puedo susie mi gusto cada estaca por otra eualgusr, sin diferencia de reo dss ademas necesito na alla mayor o men, puedo cambiar el oganiana afadiend, quitando ocambiando desi los cements para obtener oto organism tan een como primero Esto significa que lo cements 2ulomerades no venen ene una cola espectic, indspensable: pueden ser almenteintereambiablesy sdicionables. Veamos un easo ntamente opto: un organism por excelencs, camo es un organama vs, a9 erro, por cemplo,eimemtemes suit inia Kya EI pero tiene uatro patsy no puedo pretender que tena ‘cinco, ss siete no pad tener dos caheras, «des clas no psd guitar Ia cases y ponera dnd l cola, 9 al revs Es mas, sigur lay cuatro pas se nimarenteincercambiablis, has el punto de que ras al de su identicacé como cute elements compenentes determina ore mismo trina pata» dbo conse rar que cada wna tien un papel expetfio an el in deconverer para componer un agasismo unitaro, cada una necesita una dole ajesivacin espectica que hace inedible su poseiin dnt del « ganiswo Gizguerday de la ‘existencia del tipo, igindolo a su esencia de producto de la conciencia espontinea (tipo de cedificacién como «concepta de casa» histéricamente variable, o sca propio de cada entorno espacial y temporal), del concepto de «tipo» derivado de nuestra observacién de las cons truceiones existentes, de nuestra lectura, y por tanto de la «conciencia critica» como confi: macién analitica a postertari de la existencia de los tipos en su sistema de transformacién pro- resiva, en cl «proceso tipologica». Hemos dicho también que el «tipo de edificacién» es una ‘especie de proyecto no diseiado, conceptual, sintesis de la cultura de la edificacién de un lugar y de una época, orientada en Ja mente de cada constructor individual a Ja configura cidn del edificio que se dispone a hacer. ‘Veamos ahora la aplicacién practica de tales conocimientos al émbito de nuestra final dad, que en este libro es la de Hegar a entender cémo se ha estructurado cl ambiente antré- pico. Pondremos ejemplos, que consistirin en situarnos ante representaciones de aglomera- ciones urbanas, suficientemente andlogas y suficientemente distintas como para obtener cl ‘mayor rendimiento de la comparacién; mas exactamente, examinaremos plantas seccionadas {gue representan el conjunto de las plantas y de los pisos bajos, o de los primeros pisos, de todos los edificios presentes en algunos émbitos urbanos: Santa Croce y San Frediano en Florencia, Tor di Nona y Tridente de la Plaza del Pépolo en Roma, Sarzano y Pré en Génova, En contraste, los planos catasteales de Como y Milén nos serviran s6lo para observar emo otras dreas culturales tienen desarrollos opuestos, derivados de matrices distintas que origi- nan process diffcilmente comparables a los hallados en otros ejenplos. Aunque tratdndose de representaciones de edificios, y por tanto no de edificios en su totalidad fisica, habré ‘muchos aspectos que no podremos captar en cuattto que cada representacién es siempre limitada respecto a la reilidad. Examinemos a la vez varias aglomeraciones para poder apreciat, mediante la comipara- ci6n, la diferenciacién pot teas, diat6pica, de los procesos tipol6gicos: Ieemos inmediata- ‘mente un aspecto de la historicidad del tipo va enunciado, o sea su pertenencia intrinseca a un area cultural, y su diferenciacién segiin el érea examinada. Al mismo tiempo, leyendo en su proceso la evolucién de los tipos, producida al reconstruirse el proceso tipol6gico a par- tir de los datos actuales y de los legados fisicos de los tipos mas antiguos, podemos apreciar el otto aspecto de la historicidad, consistente en la diferenciacién cronol6gica de los tipos de tuna misma dea, Obtendremos un sistema de comparaciones diacrénicas, aunque atendamos a aquellas variantes que luego examinaremos mejor, debidas a una diferenciacién de tipos contemporéeos como consccuencia de una diferenciacidn de lugar y de Funcién en el Ambi- to dela aglomeracién: es decir, las que llamamos variantes sincrénieas, que no son sino la aplicacién de un mismo tipo, de un mismo «concepto de casa», en situaciones anémalas res- ppecto a las més afines al tipo, y productoras por eso de edificios de menor rendimiento. La comparacién es un insiramento necetaro para cualquier disciplina: slo a través dela comparacon adguiere ‘calguier objeto su identided, en cuanto que es dsinguible de los demés,y dealin modo coateapuesto los ddemis, aun sendo de su misma especie. Si, en un caso extrem, examinsramos un solo eifcio en un solo lugar, bo teniendo conocimiento de a existencia de ots eificis, no canseuiranos entende ls raspos, dado que ste depend ininsecamente de un complejo sistema de iguldadesy de diferencias entre ey los dems ed ficioc De igual modo, si leyéramos solamente ls edifices perteneientes a un solo entomo espacial, podeamos apeccar los rasgos dsivades de a comparacin entre cad eifcio y los demas de ese marco, pero perderiamos la pestbildad de esableer lo que pertencce esa cultura especifica del edificacin local, lo que la dstingue de as demas cultuas,y por tanto los rsgosinwinsecos derivados de la loclizacién, también éstos deducibles silo ‘mediante un sistema dejgualdadesy difereacas. Ea otras palabras, no podrianos tener conocimieato dea bsto- Fiidad espacial y temporal de os tpos de ediicacién. Veremos cémo-l mismo tipo, la ecass en bilero» es un ele ‘mento csencial de las aglomeraciones que examinaremos, aunque en versions ripidamente iferencables sein ‘nvr cultural aversion lorentina de la romana, y mis iaramene, abs dla genenesa por sc esa tima pro Clucto dela presencia deteminante dl tipo de edifiacin antiquo, un «sustatom ding, Mientras que ea as ‘ext dos ciadades, Como y Min, de las que no haremes oua Lectura més pofunda dadss sus esas posblida VUUUU UU COUN LDU U UU UU UU OVI VYI VO KVIVI VU UNE ' ae 1:2.000), A: Génova, cdificaci6n en la Via Giustiniana jata y Via Raimond, { ARRKKKKERA TRA KOKO LATTA TATA ATTA AN TA AN ANT AAA ANAT Figura 4, Detalle de mapa plano catastral de Como y B de Milan (E.1:2.000), See eee REET RPE P EPPO REO PEPE POD De { 36 de comparacio o, mis ben, de eemrapesicisn tipolgica con Flor-ncia, Roma y Genova, a asa en hierar {ou present silo esporidicanente y de forma macho mis diferenciada, dasa alas mngens de las «cass con patio» que perduran, erederas directs 0 indirectas de as dems antiga. Tratemos ahora de desarrollar nuestro tema en dos partes, comenzando por algunas ‘observaciones de utilidad inmediata para entender los ejemplos, y completindolas luego con tun tratamiento més ordenado: de modo que la experimentacién obtenida de los ejemplos pueda ayudar a la eomprensién de cuanto dircmos. La primera operacién, clemental, es aislar las unidacdes de edificacién en la planta sec Gonada, comomeando sus bordes: nos daremos cuenta ensepuida de algunas diferencias macroscépicas. De momento, algunos edificios son de tamafio y complejidad mayores: las iglesias, los convenios, los palacios, etc. En pocas palabras, los que llamaremos edificios especializados, porque normalmente estén destinados a un uso no residencial de la familias, Dejemos &tos aparte, por ahora, y comencemos a ocuparnos del resto que, salvo edificios de cierto grado de especializaci6n, esta constituido por el grueso de la edificacién de base: pre cisamente, aquélla apropiada para la vivienda de una varias familias, Todavia podemos dlividir esta dhima en edificios que tienen una fachada hacia la calle en torno a Jos 5-6 metros, y edificios que resultan de miiltiplos enteros de esa fachada: 10-12, 15-18, 20-24 metros. Los rimeros son los que llamamos «casas en hilera»; los otros, numéricamente inferiores en les reas de urbanizacién més antigua, son las «casas en linea». Estos son los edificios corres- pondientes a los tipos de edificacién de base, en una doble acepcién resultante de un cam- bio producido en el concepto de casa: las casas en hilera son las mis antiguas, y aquéllas en linea se han obtenido, como es fécil constatar por la posicién de los muros de carga, por fasién més 0 menos conseguida de varias casas en hilera. O sea, las primeras, en el momen- to de su edificacién originaria, albergaban a una sola familia de suelo a techo, mientras que las casas en linea codificaban la necesidad de una mayor densidad residencial superponien- do a varias familias en alojamientos en la misma planta, uno por piso en cl tipo de 10-12 metros, y dos en el de 20-24 metros, y aumentando por consiguiente el ntimero de pisos: que en cambio, en la casa en hilera, se limita a dos pisos por encima del piso bajo, legando raras veces a tres, excepto en el caso de Génova, del cual tendremos que hablar aparte, Hecha esta cconstatacién previa, tratemos de profundizar en nuestra lectura, teniendo en cuenta la nece- sidad, ya declarada, de deducir de le realidad de la edificacién actual, remantindonos en el tiempo, la progresién de tipos integrantes del «proceso tipolégico» hasta llegar a su «mattiz elemental». Si tuvigramos que examinar la periferia reciente de Roma, Florencia 0 Génova, podria- ‘mos constatar que la situacién es otra: pricticamente sélo tenemos tipos de base en linea, aunque sea con una infinidad de variantes y una ausencia casi total de casas en linea. La casa cn linea reciente es la que conocemos todas como «comunidad de vecinos» de la especula- Allllegar a este punto es importante la comparacién entre Jos resultados derivados de la lectura de las distintas aglomeraciones. Sobre Génova ya hemos anticipado la radical dife- rencia de comportamiento de un tipo que podemos asociar s6lo en parte todavia al témino de «casa en hileran. La matriz.del tipo genovés es un tipo base, unicelular, que tiene la pecu liaridad de encontrarse originariamente en contacto no sélo con las cases laterales, sino tam. ign con la trasera: de modo que tiene en comtin con las demas casas los tres muros interio- res, 0 sea los laterales y el trascro. De ahi que los desarrollos en supecficie estuvieran limitados en ua origen por la posibilidad de adquirir solamente espacio anterior, limitada a tuna modesta parte de la call, ali donde ésta sobrepasaba el tamatio minimo que permitia su transito, No es un caso particular ni excepcional. Buena parte de los pueblos del centro y del sur de la peninsula italiana tienen desarrollos tipol6gicos similares, derivados del uso pro- gresivo de una tipologia originaria de domus o de insula, a su vez antigua sustitucién pluri- familiar de la dons. De particular y de excepcional, en cambio, tiene Génova el desarrollo local de esa matriz, pues con una serie de pasos, abreviada en el tiempo, la «casa en hilers> de Génova llega a codificarse en un tipo, relativamente «de base» por haber crecido enor- memente en altura, limitado a menudo en planta por un tamaiio de parcela de edificacién inferior la célula duplicada en profundidad, y cuya fachada interior termina por ahogarse en un limitadisimo pozo de luz, a menudo inferior a tres o cuatro metros cuadrados. El ¢s- uema de desarrollo en Ia figura, confrontado en sus términos iniciales con las casas andlo- 8 del Lazio (Tivoli), es suficientemente claro como para evitarnos de nuevas explicaciones. En poeas palabras, cl tip genowés ee expecalaada pressmente porque se taca de una abtencidn de desarollos, ‘ematualezaespocializade, portutio-mercandl de toda la ciudad: de modo que tpos semejantes los encontranos | Procesos tipaldgiee diferenciados: Génowa Fig. 12 63 Fis [fru unifgmilipres. at or lunifarmiligres. ‘GENOVA sis] ona] rnifrmilidres [ | FLORENCIA Fei 22 lurifamiliares| 7 Ret Ra luritami\iares be yuuay wey BUGRUUUDUUURULBUYUUUNeNvNNUee a | 4 ea Piss, por a epeialzacin sane: Fn ambos cas esi laden inpropiamen eto teen la ara, pero no un posible din ceive dada la abunulanci de hos, Sera my ope Tiariasacnay soo © easasalmacenr, pr su apt espectica para seri de depts de actvdad mer. Cant Prueb de ello es que, en su aspetoeignl de os sighs 2, la esa enon se muestra fra 0 tanto por pi habitablessuperpacss, sno mis ien por a reps en alkura de alria mercantile piso Fj, dado que ls grandes wentanales, sigur proviso de poyos, e muctzan es como otros tanto piscs de carga de un almacén, El cambio progresivo dela std mezcant jrida en lipo de las ees lac» por un nimero considerable de comeriantes dl «factraa» no demasiado cxpeiizado, y cada ver més caneen trad en manos de unos poces, petenccietes al lari suid ene proceso de acamulacin gu eva ala actividad ancaria preeminent), conc a un dle transfrmacin de i antrionescast-almacén mercantile 4 dsposcn niealr por un ado eprodace una fain de vais unidadcs afin deorganizalasen efi de Ja nucra cle daninane (ls casas Doria y as Giustinian por ot se predic una echabiltacdnm de as tnidads restates, trnsformandalas en una especie de iio en vertical de tpos as, de vivendas unicllares clementaes superpusts, ydsadas de una comunicaci vertical consi por la xara de dle tram, que ya hemos senalado como earacteristia de un uso plafamiar, a modo de ia plies en vertical sen Géova, en muchos casos, se forma una ial escasameate comparable con lade ras ciudad, fundamsentalmente por luna ausencia eas total de tpos ade bases; una ciudad aimala, en lz quc, podramos decir con ana comparacin, actual, alan coches utilities, Fat 126 0127, pero en cierto sentido hay slo coches eburgucscs, Fat 131 0 132, cenvcjecidos y transformadas en eautobuses» para uso de as clases subahemnas. Anémala también por lo que se ef re los edifciose que, salvo algunas de las casas Doria y,obviamente los tides eejecutives» ms recientes como Ja Strada Nuova (Via Garibaldi) y Via Babi, aparecen 4 menudo como Rolls Royoes abtenes con esfuer20 af diendo piezas de los mismos 131 y 132 que ali mismo, encontramos en su versign de eautobis. ‘Més itil es la comparaci6n entre Florencia y Roma, donde el proceso tipol6gico adquie- re aspectos mas sutilmente diferenciados, En ambas, el tipo dominante ¢s la «casa en hilera», al menos a partir del siglo Xt, Pero con distintas condiciones de origen: en Florencia, el desarrollo de la edificacién anterior debe tener en cuenta unos antecedentes mas persisten tes, que en Roma. xa hima aparece como ealdo de cutivo de las mayores innovaciones, y puede considerase tal vez a ciudad ‘menos «antigua» de alia, en lo ques cefiere ala produce de eficacin: en el sentido de que mantiene menos restos de reutilizaciin de la aglomeracion de época romana, y de que ba procedido a recodificr la sucesia de los tipos casi al margen de los epados tipogicos dervadas dels ores. Ello se debe a a fuerte descalfcaci de la Roma «romana» producida en la Alta Edad Medis, cuando la ciudad pass en pace tiempo de metrépoli de més de un millén de habicanes a grupos de sscnsamientas de modest enidad, conn total de unas pocas decenas de millares. Sin embargo, sus mismas caractersticas innovadoras hacen dell la ciudad en a cual os desarollos tipo [igicos postriors al siglo xi se muestran mis compacts, maduses y prolongadas hasta nuestros dis. Ademis, su permanente condicin eriaria debid ala constante presencia de una burocrcia administrative-eligoss liga: deal poder papal, y de una oligerquia de tipo feudal, provoes la adguiscién de una gran experiencia, correspon: dente a un gran nimero de edificacione, fundad en la edifcaciin ede base» yen una notable presencia dejerar- qulas entre ésa y a edifcacn especaizada de las clases domsinances, Florencia se diferencia de Roma por una contraposicién bien legible entre aglomeracién, interior alas murallas superadas por la nueva muralla de finales del xut y aglomeraciéa com- prendida entre vicjas y nuevas murallas. La rapidez. del desarrollo de la edificacién en las afueras florentinas, en su mayor parte transcursido entre comienzos del siglo XIlt y mediados del XIV, favoreci6 una proliferacin de la edificacién perteneciente a unas pocas variantes similazes del mismo tipo de edificacién. En cambio, la vieja aglomeracién aparece estratifi cada sobre los restos de tipos antiguos, reflejados en la formacién de un tejido en apariencia «desordenado», pero en realidad debido a las contradicciones entre las domus del asenta: miento antiguo y su progresiva reestiucturaciéa en .unidades de edificacién més limitadss ‘mediante los fenémenos antiguos como la tabemizacién y la insulizaci6n, que definiremos en tun posterior volumen, y os altomedievales de cambios diferenciados segin la posicién de los edificios en la aglomeraci6n (en Florencia, por ejemplo, con una cierta semejanza respecto a los procesos de Génova o Pisa en la produccién de «casas-almacén», si bien de menor enti- dad, o de torres de defensa familiares y de lo que luego se lamarian «palacios», verdadcras transformaciones directas de la donrus romana). Fig. 15C Florencia y Roma Fig. 12 Fig. 16A Figs. 17.278, 32 o Fig. 158 66 1 eificaciin de as afveras de Florencia sui luego una progresva renovacién a pani dl siglo Xt, no acon pafiada por una prodveién sincrnica de edificaion nueva, de expansién. De modo que el proceso tipo ‘euvo condicionado de alguna manera por desarrollarsecorstantemente sobre la reutzacién de lo ya constra- do, dav una ere deca pears companies cn ode ads distr sini, camo is que con Jos process seguides por Roma: mis variants sneréncsp» de tipas que tipos en sentido a ‘La especial vocacin de Florencia, ciudad la vex comerciante yartesana hasta el siglo Xi, cimplicada luego {gual que Génova en el cambio acumulatvo-ligirquice desde finales de siglo en adelante, posteriormente mis ter- iarizada que Genova, y menos que Roma, por su papel de centro administrativo de Tescanay sede del poder gran

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