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CAPITULO VI EL ESTADO. SECCION PRIMERA ESTADO COMO SUJETO DEL DERECHO INTERNACIONAL 30. LA SOBERANIA DEL ESTADO EN EL DERECHO INTERNACIONAL CONTEMPORANEO idad la estructura de la socie- ‘sigue concebida de modo general como una sociedad de Estados yux- os, no obstante lo cual presenta rasgos de sociedad basada en intereses comunes én parcialmente or "LY semejante estructura ejerce un fuerte impac- cho Internacional de nuestros dias, en el que persisten importantes mani- ide la concepcién clisica de dicho ordenamiento, El Estado continiia jouna posicién clave de protagonismo en las relaciones internacionales y suje~ elencia del Derecho Internacional. nal el Estado se comporta fundamentalmente como un ente sociedad internacional moderna al poder del Esta- jberania para caracterizar ate, En su concepcién la soberania era la summa in cives ac subditos legi- ia potestas, bien entendido que aunque semejante poder del Estado se des- elas leyes, aparecia sujeto, sin embargo, al Derecho Divino, Natural y de Gentes*. ‘pues, en esta concepeién pristina de la soberania, de un poder absoluto de lado otras concepciones ¢ interpretaciones de la soberania nitiva se reconducen a Ja fundamentacién voluntarista o antivoluntarista echo Internaci jentes puntos: juridico c jenel plano de Ja Soberania estatal cobra frecuentemente per 0, pero tampoco fase el apartado 4.1 de este libro De Republica I, caps-1y VI. 1857 sigue teniendo cardcter constitucional en el Derecho Internacional dem Jo que comporta la const smo, por mis que el medio col tivo en que vive inmerso el Est imites a este relativismo; 6: cn su dimension juridica, cen la posesién y ejercicio de una serie de competencias cuyos aspectos generales iaremos en el apartado 30.5. briténicos OpPENHEIM y LAUTERPACHT como cuerpo de reglas de conduct ias para los Estados independientement icin y Derecho intern idea de su sumisién al Derecho Int .ce imposible aceptar su pretensidn de soberania absoluta en Ia esfera del Derecho internacional». Y estas palabras son representativas del punto de vista de muchos otros autores. Porque, efectivamente, un sistema normativo que puede ser hecho y des- fnatarios no puede cumplir a funcién de asegurar unas bases inimas de convivencia en el grupo social del que proviene. Y, lo que es mas impor erecho Internacional y de la con- i. Los Estados han dado por buena una posi= ci6n antivoluntarista en cuanto a la fundamentacion del Derecho Internacional. ) Pero es imposible desconocer que el comportamiento del Estado en las rela~ ciones internacionales es las mas de las veces politico y no juridico. En otras palabras, la conducta internacional del Estado responde con mucha frecuencia a la consecucién y satisfaccién de sus intereses de poder y no alas pautas que impone el Derecho Inter~ nacional. Pero en esta perspectiva politica, la soberania, el poder de los Estados tampoco es ilimitado La soberania de los Estados, incluso de los més poderosos, encuentra en el plano politico limitaciones resultantes de la coexistencia entre ellos y de la soberania concurrente de otros Estados en un mundo cada vez mas pequeio ¢ interdependiente. La historia mis reciente de las telaciones internacionales confirma la anterior afirma- “OprENHEN y H. Laurenracu, International Lave, Teatse, 7" ed, Londres, 1948. 119. «Vase C. Pans, La funein del Derecho er jpueden resolver a su entero feneral pueden comportarse a encuentran mayors i io que impone el arreglo pacifico va, Se trata, realmente, de una o Se habla a este respecto de controversias Tencia entre una y otra clase de controversias no ‘en la actitud que los Estados adoptan respecto Ja que entra en juego la ‘determinadas controversias los Estados adoptan, en efecto, una actitud tido de que no confian la soluci6 a un tercero imparci decisin obligatoria, sino que se reservan la libertad de accién y decisién ante el punto de ‘Vista de un posible tercero. Ello ocurre cuando el medio elegido para la solucién de con- +) Véase particularmente H..G. Darw mal Disputes, The legal aspects, European Publica- DE DERECHO INTERNACIONAL PUBLIC y estin haciendo uso de su soberania, dentro del ampliom luego de ésta concede el Derecho Internacional de nuestios diag 30.2. LA IGUALDAD SOBERANA DE LOS ESTADOS de los Estados pone Se trata del lerente a tal principio: igualdad soberana de los Estados temporineo, nacional que rigen siguientes palabras: Y conviene poner de 8 uno de los que, en Ja resol politica de Ia sociedad intern: ‘dnterational Law Antimonies| ymenaje al Profesor Maja de la Mf {formal y la desigualdad real entre hay manifestaciones lesigualdad comp jento comercial privilegiado y renuncia por los desarrollados a la recipro- INCIPIO DE NO INTERVENCION. LA INTER §NITARIAS. LA RESPONSABILIDAD DE PRC Telaciones de ami Vela Asamblea General de aN jericio de sus derechos soberanosy obtener de ventas de deberan tambien abstenerse de oganizar, apoyar, foment, tien el derecho inalneable a elgi su sistema inen ninguna forma por parte de ningin oto Declaracién, se trata de un principio de los que aspiran are el cambio social en la comuni ». ¥ entre esta categoria de prin hay que recordar el integridad territorial De este timo prin« que hoy ha sido tuye una norma de Derecho 27 de junio de 1986 (caso concerniente a las actividades militares itares en Nicaragua y contra ella; Nicaragua contra Estados Unidos de A l Tribunal de La Haya no ha podido ser mas elocuente al respecto: «El princi intervencién supone el derecho de todo Estado soberano de conducir sus ast injerencia exterior; aunque los ejemplos de violacién del principio no sean ima que forma parte del Derecho jon en la opinio iuris de los Estados se apoys ‘da. De otra parte se ha presentado este pr lad soberana de los Estad« prictica importante y ‘como un corotario det terior de otro Estado» ®, De este e cirque la intervencién prohibida consta de dos componentes: 1) debe versar, en cuanto al fondo, sobre cuestiones en que el Estado tiene libertad soberana de decisién segiin laciones Unidas, ct. p60 106, ® P08, 10 Internacional (las llamadas «competencias discrecionales», como veremos lebe comportar, en cuanto a la forma, un elemento de coercic: .yna modificacién fundamental del jo que nos ocupa, segtin a cual todo Esta~ sdispondria de un derecho general fuerza armada, para apoyar a la op\ pparticularmente digna en razén icos 0 morales con los que se ificaria. La respuesta ¢s contundent prev’ general de interveneién; ni la préetica nila opinio iuris per- jiten sostener la existencia de la regla en cuestién'. El Tribunal concluyé por consi- jente que el apoyo suministrado por los Estados Unidos, hasta fines de septiembre de 1984, a las actividades militares y paramilitares de los conéras en Nicaragua, bajo tencia financiera, entrenamiento, suministro de armas, informacion y ayuda tica, constituye una violacién indudable del principio de no intervencién )_Entodo caso el principio de no intervencién es de los que mas y mejor se pres- ‘an a divergentes apreciaciones politicas, e incluso a manipulaciones, por parte, sobre ‘odo, de las grandes potencias y las superpotencias. La historia de los éltimos lustros demuestra, en efecto, que las superpotencias han clasificado las intervenciones en dos ‘modalidades: legitimaseilegitimas. Legitimas eran las propias, por supuesto,y en elas ‘a ntervencidn se presentaba como una ayuda ala independeneia soberana del Esta- ‘do de que se trate, amenazada por el otro bloque. Ilegitimas eran las de la tencia antagénica, que constituirian auténticas agresiones a la independenci ‘mos, en fin, ante un principio tan inemente afirmado como continuamente ‘manipulado cuando no flagrantemente violado, bien entendido que el sentido de las violaciones es porlo comin nto de Esta- dos con menos poder, mas di icos de los gran- ) Ha de sefalarse en este itimo orden de ideas que el ambito y condiciones de ‘in del principio de no intervencién han suftido embates importantes en los tlti- con ocasién de las graves violaciones de los derechos humanos Perpetradas en el pueblo kurdo tras la guerra del el pre- sidente francés MITTERRAND abogé en su alocucién de 14 del mismo aito Por «una especie de deber de injeren terior de un pafs cuando una parte de Su poblacién es vietima de persecuc -mpo que desde la Casa Blanca esta- dounidense se evocaba la idea de una intervencién benevolente para terminar con vio- laciones graves y masivas de los derechos humanos. La idea se insertaba en el marco del Nuevo Orden Mundial postulado por la superpoter Por consiguiente era sumament toa sus manifestaciones pri + conereto. Conviene, empero, pregun- arse hasta qué punto resultan comp: sus posibles consecuencias con las ‘ormas en vigor del Derecho Internacional Contemporaneo. 986, pp, 108-108, 6. P. BROTONS, op cit. en nota 8, pp. 98s. 292 CURSO DE DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO Hay que distinguira este respecto entre intervenciones inmateriales y materi tan accién fisica ni presencia de ninguna clase en cn el que se intervene y son, en principio, a los derechos humanos ha dejado de ser mat 5 ¥ que por consiguiente una organizacién internacional puede tratar e incluso censurar la Sn de los derechos humanos en un pais sin que porello se vulnere el principio de in. La accién de las Naciones Unidas a través de los procedimientos espe- ciales que hemos analizado en otro lugar se basa justamente en tal idea, No ocurre lomistno, por el contrario si la intervencién es material y supone actuacién fisica 0 us zaen el terri desconoci ais en que se interviene y puede con var también el uso de la fuerza. Es cierto que en el Derecho Internacional Clasico se dia admi td de las intervenciones por causa de humanidad, pero no nos parece idad de intervenir en los supuestos apuntados cuente hoy con, siquiera mayoritario, de la comunidad internacional. No puede de un principio general del Derecho Internacional Contempo- venciones humanitarias cuando éstas tengan caricter fisico 0 temen con razén que una intervencion pretendidamente enca- minada al respeto de los derechos humanos mas elemental por un Estado o por un grupo de paises, pueda convertirse Ccobertura del despliegue de la politica de poder de la superpotencia y las grandes poten- cias, dar lugar en este contexto a comportamientos impregnados de ese estigma tan usual en las jonales como es la doble moral o el doble estindar; es decir, a intervenciones en ur lad en otros, segiin convenga alos intereses de los echo rineo que legi nos de principio cuai se con suma circunspect {Significa esta conclusién que queda excluida toda posibilidad de ial en un pais que viola de manera grave, masiva, persistente y derechos hi independencia de ‘una intervencién decidida por el Consejo de Segu- sparo del capitulo VII de la Carta, aquella posibilidad ‘no queda excluida, La comunidad internacional inst lizada tiene el derech soel deber, de emprender o autorizarsemejante interveneién. ¥ loque es mas: zando ahacerlo, Efectivamente, en la década final del siglo xx y en la entrada del el Consejo de Seguridad interpreta de una manera amplia y naza de la paz» empleado por el articulo 39 de la Carta, ye Nba, «NO ‘enciones armadas por causa de humana», ea Cur ol ¥, 2008, pp. 208 — ee determinadas resoluciones dentro del capitulo VI, y de atribuirles asi fuerza juridi- ‘obligatoria para todos los Estados. Por ejemplo, por su resolucién 794 de 3 de diciem- ‘de 1992, el Consejo autoriz6 una intervencidn con uso de la fucrza para restablecer el ‘orden en Somalia y asegurar de tal modo laeficacia de la ayuda humanitaria contra laham- pruna, Del mismo modo, y por citar otro ejemplo, a resolucién 948 del 31 dejuliode 1994 ‘utoriz6 el empleo de la fuerza en Hahiti con el fin de restable espetar los derechos humanos. Existen, por supuesto, ¢480s si taca el contemplado por la resolucién 1.973 del Consejo de Seguridad de 17 de febrero dde 2011 creando en el espacio ‘una zona de exclu ‘cin de todas las medidas que sean necesarias para la protect E incluso, teniendo en cuenta el genocidio masivo perpetrado en Ruanda cabria admi pot un Estado o por un grupo de Estados, en el caso de los llamados failing States, 0 Estados en descomposicién o desfallecimiento, Seria posible argumentar, en efecto, que siel Estado en descomposicién es incapaz de prevenir o de evitar la perpetracién de un ‘rimen tan grave y monstruoso como el genocidio, es deci condiciones ables la intervencién arma- da de la OTAN en Yugoslavia con ocasién del conflicto de Kosovo de la primavera de intervencién estaba apoyada en resolucién alguna del Consejo de Seguri- ica Federal Yugoslava era un failing State. Como explicaremos mas ade~ lant (apartado 82.2), lareferida accién comport6 una violacién del Derecho Internacional, juicio, a finalidad humanitaria de la misma constituyese una causa sufi- ificacién o de exclusién de responsabilidad. n humanitaria, La idea figuraba en un informe jo General de 28 de noviembre de 2005, fue endosada por la Cumbre del Mi se hace hincapié en la import ue se dice que esta en los origenes del antiguo ius gentivm y en la doctrina del Fun- dador del Derecho Internacional, el espaol FRANCIsco DE ViToRIA. Econ todo de lamen- tar que desde el estricto punto de vista del Derecho internacional positive, principio aerate ND tan solidario y de tanta relevancia ética como el de la «responsabilidad de pro presente contornos sumamente imprecisos. {Sobre qué actores internacionales i msabilidad? Podria pensarse en los Estados particularmente interesados Pero dejando de lado los perfiles no siempre claros de esta figura, tra laciones graves y masivas de los derechos humanos esta acotacién no ia. Entiendo que esa responsabilidad pesa especialmente sobre ternacional ase el apartado 64.2) adverts 108. En suma, hoy por hi arco programtico del soft law: id de la que hab de la «responsabilidad de proteger» se sitia en ‘no, como seria deseable, en el contexto estricto dé 4h) Porloquerespectaa se trata de un tema muy inte wy de moda. Sefial de Justicia en la senten ico yk jo el Tribunal Internacional lemento esencial de la ayuda hum: tom alguna, Segin el Tebu aria esque debe de se prestad sin disrimina- ga carter de intervention eon wn eee samen rringiteCa tos importantes dicta del Tribunal Internacional de Justicia, la ¢s una intervencién prohibida, sino por el contrario una iempre que cumpla dos condiciones: la finalidad de io de los suftimientos de los seres humanos, y su ejercicio sin discri- 4) Cuestién distintaes la de siel Derecho Internacional permite laimposicién dela ia humanitaria. Dicho de otro modo, se trata de saber si el Estado territorial tiene igacion estricta de consentr en su terttorio una ayuda humanitaria que no desea, Pues bien, si tenemos en cuenta Ia prictica de las Naciones Unidas, la respuesta ¢s ion de diciembre de 1988, la Asam- lativa ala asistencia sanitaria humanitaria woriedad juridica de las reso- -0 que hace, tras teiterar la soberania de los la asistencia humanitaria, es invitarlosa faci- CUS, Recueil, 1986, p. 242, EL ESTADO COMO SUJETO DEL DERECHO INTERNACIONAL [VI304] 295 Jitar su prestacién por las organizaciones internacionales y no intergubernamentales ie actiien con una finalidad estrictamente humanitaria lucién del Consejo de Seguridad 688, adoptada el 5 de abril de ia guerra del Golfo, tras reafirmar la soberania territorial del Irak y ‘a poblaciones en numerosas partes de su terrtorio (incluyendo la poblacién kurda), para que Irak permita el acceso inmediato de iernacionales a cuantos tengan necesidad de su ayuda en cualquier parte del pais. /a imponer en términos de Dere- presién politi- fema que tiene que vercon studiado desde 2007 por la Comisién de Derecho internacional ‘de 2011 algunos proyectos de articulos y sus coment Estados tienen deber de cooperar para el remedio de deberen cuestiénsesom: tante mangen de aprecia condicién de «segiin pro na, cuya prestacion requiere desastres, aunque el que dejaa los Estados un impor- 30.4, RELEVANCIA DE LA SOBERANIA EN EL DERECHO INTERNACIONAL En todo caso, y en una perspectiva juridica y politica ala vez, la soberanfa del Esta~ do constituye un factor determinante y de primer orden en la actual configuracién de la 10! Tribunal de La Haya en este smo del ordenamiento j citado profesor, que el Estado soberano no vive aislado sociedad internacional, y que este medio colectivo y VéaseR. Bian Gani, derechos de injereeig buna (CURSO DE DERBCHO INTERNACIONAL PUBLICO smo del Derecho Internacional. La relevancia de este medio cole sor CAI ites que ésta impone a los rasgos de subjetivismo, mo que la soberania imprime al Derecho Internacional,» lamente funcional, porqui iados es precisamente para q tado consisten en velar po tificacién funcional de la soberania cabe ejercerla sobre determinados espaci ‘como la Luna y los cuerpos celeste”, Las competencias inherentes a la soberania son concedidas a los Estados iacional. Efectivamente, al hi imperat as entre ellos. Alguien podria objetarciertamente rica alegando que el Estado soberano es anterior al Derec ordenamiento, segin lo co Moderna, una vez constitui Rh a eee c)_ Las competencias del Estado se di Ffectivamente, cuando el Derecho Int 1s puede imponerles ademas criterios © ‘es decir, reglamentando su ¢jercicio. Por ej Estados para regular la naci cn regladas y discrecionales. jonal atribuye competenc el Derecho Internacional confiere idad de la comunidad humana asen- mies convencionales que 1 Derecho Internacional concede competencias al Estado, en forma de sobe- rial, sobre una franja de mar inmediatamente adyacente a sus costas q ral, pero esta sobera 82 sobre el Derecho del Mar, «se ejerce con areglo aesta wwencién y otras normas de derecho internacional». Se trata, pues, de soberania con fimites y entre éstos destaca la obligacién de consentira los buques que enarbolen pabe- jon de cualesquiera Estado el paso inocente. Pues bien, en la medida en que el Dere~ Internacional asigna limites o impone crteriosa los Estados en el ejercicio de sus ‘competencias puede hablarse de competencias regladas 0 no discrecional Por cl contrario, cuando el Derecho Internacional se cireunscribe a atribuir com- los Estados sin sefalarles cortapisas 0 imponerlescriterios respecto al ejer- ismas, esto es, sin reglamentar este rincipio de no intervencién antes analizado, s centre competencias regladas y discrecionales del Estado es parti- ‘cularmente importante en la vida de las organizaciones internacionales precisamente ite a las actuaciones de éstas frente a la soberania de los Estados. Es esta la significacién que tuvo la figura de la «competencia exclusiva» del parrafo 8 del articulo 15 del Pacto de la Sociedad de Naciones y la que tiene el parrafo 7 del articu- ‘Queremos sefialaren todo caso con el Tribunal de La Haya que «la cuestion de saber si luna determinada materia entra o no en el dominio exclusivo de un Estado es una cuestion laciones intemacionales»”, En este Vease E. wr ue ules, Bi {se Pecoun Cncan, La Sober ce los stad onte las Organizations Inteacionals, Bat lov, CP See B,224,p.24 to de las competencias regladas y reduciendo el de las com ionales, esto es, el campo de sus libertades soberanas, @) Paraapreciar debidamente en qué consisten las competencias del Estado y der cuales son sus principales manifestaciones parece til recurrir a una construt temacional en lo que concierne alos temitico, el Estado se compone de tres elementos: drganos de poder, poblacin y Pues bien, en el ejercicio de las competencias o poderes del Estado entra e mer elemento, ya que no es concebibble que dejen d través de cualquiera de sus ramas, ejecutiva, le ‘competencias que se ejercen tam erritorio estatal, Seria el caso, por spector de aduanas que examina el equipaje el pais: la competencia se ejerce sobre una base les 0 extranjeros, Se trata de competencias en que terminante de su ejercicio es el teritorio del Estado, independientemente de lad de las personas afectadas, y se habla por tencias territoriales. Y es posible personas afectadas, pudiendo ser ejercidas aq) cuando un funcionario consular presta asistencia en el extranjero a un nacion do acreditante o cuando ejerce otras funciones consulares sobre la base de lidad de las personas. Estamos entonces ante las llamadas competencias personales. Bien entendido que tanto desde el punto de vista cuantitativo como soberania del Estado y de ell iguiente, idos de la soberania estatal —q los cuerpos celestes, los ejercen también competencias, que no son competencias te el sentido expuesto en este apartado, aunque al no tener un soporte espai jan més @ las segundas que a las primeras. Asi, en alta mar los buques estén so ala jurisdiceién exclusiva del Estado del pabellon y es éste el que determina su nalidad (art. 91 de la Convencién de 1982 sobre el Derecho del Mar): y en el espacio luna y los cuerpos celestes los Estados retienen su jurisdic wzados Y Su perso1 8 del Tratado General de! Espacio de la seccién 2.* del presente capitulo nos ocuparemos no sélo de las. tencias del Estado de base territorial, sino también de las que tienen

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