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16 _AGTORITARISMO Y DEMOCRAGIA ralera de laa tres corrientes que en materia de politica econémica se per~ laron dentro del antiperanismo posterior a 1985, esbozo un enfeque al- ternativo que aspira a no stbsumir lo politico en lo econémico. 2 La excepeisa parcial es, por supuesto, la del gobierno peronista de 1073, Bn él coexistieron, como analizo en la seca cnrrespendiente, in- tentos do estabilizacién demomtica y proyectas de prafundizacién auto- ritaria, 218 CRON na i 4 1 i j | | | pu see u purty res (1e65 -Gepa) - Pear, CEAL, (eae i EL FRACASO DE LA “SEMIDEMOCRACIA” Y SUS LEGADOS En 1955 ana insurreccién cfvico-militar puso fin al go- bierno peronista. La insurreceién no sélo produjo el derro- camiento de Perén: asimismo tuvo éxito en desmantelar el modelo politico prevaleciente durante los diez afios ante- riores. El modelo peronista, basado en la relacién directa’' entre lfder y masas, habia hecho de Perén el depositario inico de la representacién del pueblo. Bste fenémeno tuvo: como efecto que los canales parlamentarios y partidarios ! fueran permanentemente relegados y perdieran relevancia | en la-escena politica. Ademds, el peronismo en el poder ten- dié a considerar las actividades de los partidos de oposicién (y de las organizaciones profesionales y sindicales no pero-: nistas) como manifestaciones de intereses sectoriales ilegi-' timos. Consecuentemente, el gobierno obstaculiz6 en forma ereciente tales actividades, tanto dentro como fuera del Parlamento. Los lideres del golpe de Estado de 1985 caracterizaron al régimen peronista como una dictadura totalitaria y, en ‘consecuencia, levantaron los estandartes de la democracia y la libertad, proponiéndose como objetivo el restableci- miento del régimen parlamentario y el sistema de partidos. Este objetivo, sin embargo, se frustrd recurrentemente: en | 1987, la esamblea constituyente, controlada por los parti- rr AUTORITARISWO Y DEMOGRAGIA dos no peronistas, no pudo acordar una nueva constitucién y se disolvié sin lograr una reforme del anticuado texto del siglo pasado; en 1962, los militares —con el apoyo de varios partides— derrocaron al presidente Frondizi, elegido cons- titucionalmente cuatro aiios antes; en 1966, los militares volvieron a intervenir para derrocar a otro gobierno consti- tucional, esta vez el del presidente Iia. + Tanto en 1955-1958 como en 1962-1968, los interregaos | entre gobiernos constitucionales fueron ocupados por admi- j nistraciones militares. Las mismas, sin embargo, no se pro- | pusieron reemplazar la democracia parlamentaria por un régimen politico alternative ni posponerla para un futuro distante, al que se arribaris sdlo después de que ciértos ,, cambios econdmicos o sociales fueran logrados. Mis bien,el j principal y autoproclamado cbjetivo de estos gobiernos tem- porarios fue la imposicién de mecanismos proscriptivos de] perortismo, mientras, al mismo tiempo, intentaban erradi- carlo, El peronistio era percibido como un fenémeno inhe- | rene e irremediablemente adverso a las instituciones y va- ores democréticos, a los cuiales, de haberle sido permitido actuar libremente, hubiera deformado ¢ incluso destruido. El despliegne de une nueva férmula politica, después de 1955, fue en verdad un proceso convulsive y frustrante. Pe- ro los fracasos en la taren de lograr estabilidad institucio- nal no impidieron que durante esos afios se configuraran nuevos modos de hacer politica que implicaran una profun- da redefinicién de los patrones de procesamiento de los conflictos y relaciones sociveconémicas, Estos nuevos mo- dos de articulacién politica se desplegaron gradualmente durante la década siguiente a la caitia de Pern; si bien n0 Gieron lugar al surgimiento de una férmula institucional que produjera estabilidad politica, su relevancia trascendié al periodo 1955-1966. En efecto; los nuevos modos dejaron sun legado politico-idecldgico con el cual tuvieron que lidiar nécesariamente los diferentes actores politicos, vigjos y SL FRACASO DB La “JEMIDEMOCRACIA"Y SUS LEGADOS wos nuevos, cada vez que se eshozaron férmulas-politices alter. nativas a partir de 1966, i Los puntos de esta seccién analizan la forma en que se fueron definiendo estos modos de hacer politica, Pasa ello se exploran tres de sus elementos mas importantes: a) el || surgimiento de desfasajes significatives entre el nivel de | Jos intereses soc{oeconémicos, por un Jado, yal dé Tas bid. p= ees poles. pal oto; ) la tortacin de un movizion. ne toi ical peronista con caracteristicas nuevas, que se constituy6 en un actor politico autéaomo y articulé progre. ; sivamente una estrategia defensiva y de oposiciéa; c) el in. sres0 de los militares a la arena politica, asumiendo, pri. mero, un rol tutelar en el marco de Tegimenes semidemo- craticos, y expandiendo, mas tarde, su esféra de interven. cién con el objetivo de.acabar'con las précticas demoerati, cas y las instituciones parlamentarias. i ARGENTINA Pos 1956: UNA conmnmDAD POLITICA DESARTICULADA : El derrocamiento del gobierno peronista en 1956 fuo Promovido por un amplio frente politico que incluyé a todos los partidos no peronistas, los representantes corporativos e ideolégicos de las clases medias y las burguesfas urbana y rural, las fuerzas armadas y la Iglesia. Los miembros del frente antiperonista Persiguieron objetivos dispares, Sin embargo, el frento pudo mantenersé unido durante un cier- to tiempo bajo la bandera de la “democracia”, que fue Je- vantada oponiéndola al cardcter dictatorial y totalitario airibuido al régimen peronista, Muchos antiperonistas compartieron la nocién, un tan- to ingenua, de gue los peronistas habtan sido convertidos a se credo politico mediante una combinacién de demago- Bia, engafio y coercién. En consecuencia, creyeron que la Sera denuncia de los “erimenes de la dictadura’, acompa- ada de un proceso de reeducacién colectiva, ro eigen ate ee ae ere 20 _AUTORIEARISMO Y DEMOCRACIA ‘una gradual reabsorcién de ex peronistas por partidos y sindicatos “democréticos”. Esta ilusién no duré mucho; él peronismo sobrevivi6 a la cafda de su gobierno ¥ se consti- tuyé en el eje de un vigoraso movimiento opositor. Sin em- ‘bargo, en el corto plazo, dicha usién tuvo el efecto de per- mnitir a los antiperonistas proclamar que la proseripcién del peronismo —una medida que implicaba segregar politica mente entre un tercio y la mitad de la ciudadania argenti- na—era on realidad una accién democratica, Naturalmen- te, una consecuencia adicional de la proscripcién del pero- nismo fue su exclusién del gobierno, El corolario de la exclusién del peronismo, tanto del pla- no electoral como del correspondiente a la accién politica legal, fue particularmente complejo. En primer lugar, ine | trodujo una profunda disyuncién entre la sociedad y el fan- | cionamiento de Ja politica en la Argentina, que resulté en | 1a emergencia paulatina de un sistema politico dual. En el mismo, los mocaniemos parlamentarios cocxiatioran, de manera conflictiva y a veces antagénica, con modalidades extrainstitucionales de hacer politica. El principal resulta- do do oslo duulisne fue que lox dos “bloquos” principales do | 1a sociedad —es.decir, el sector popular y el freite antipe- ronista, compuesto por los sectores burgueses y de claso | media— rara vez compartieron la misma arena politica pa- | rala resoluecién de conflicts y el logro de acuerdos basados en mutuas concesiones. El sector popular, y especialmente la clase obrera, que se habfa expresado principalmente a , través del peronismo, quedé privado de toda representa- cién tanto en las instituciones parlamentarias semidemo- créticas como en la maquinaria institucional del Estado, En contraste, sus adversarios sociales —quienes, por otra parte, habian sufrido una exclusién politica parcial duran- te la época peronista— tuvieron la posibilidad de recurrir tanto a los mecanismos parlamentarios como a los ex- trainstitucionales. Gozaron de un acceso privilegiado al Es- ' ‘BL-FRACASO DB La “SEMIDEMOCRACIA'Y SUS INGADOS a tado y ejercieron una influencia decisiva sobre i Y's impacias o las ecciones estatalen PER Las presiones jercidas por ol sector popular fueron, en su gran mayorfa, de cardcter extrainstitucional. El movi. | miento sindical peronista se transformé progrosivamente on Ja expresion organizada mds poderosa de aquel sector. | Ea Ultima instancia, sin embargo, la Presién popular se re- dujo a la capacidad de desestabilizar, desde afuera del es. | cenario politico oficial, a cada uno de los vegimenes-civiles ¥ militares que se sucedicron durante el periodo. Tal desos-| tabilizacién se logré tanto a través del planteo de deman. | das econémieas que contradijeron y socavaron la viabilidad de las politicas de estabilizacién lanzadas entre 1956 y 7 1963 como mediante ] apoyo a candidatos antioficialistas . en elecciones nacionales, provinciales y locales. a “vla limitada correspondencia que existié entre, por un | Jado, los conftictos y los alineamientos sociales y, por et | otro, las modalidades instilucionules de hacer politica, fo- | xn6meno al que hemos caracterizado como de “disyuncitn”, | f se agregé un segundo factor que la acentué, Este podria sor Cousiderudy como unu “disyuncién: dentro de la disyuncién” ¥ afect6 al antiperonismo, Originalmente, el bloque social que onfrent6 a los seclorcs populares se expresé plenamen- | te @ través del frente formado por los partidos no peronis. tas y los militares fdemocréticos” triunfantes en 1988, Po. 0 @ poco, sin embargo, esta situaciin se fue alterando y artidos no peronistas y militares eomenzaron a exprecar | contenidos distniles, y a veces antagénicos, Beto se debié a | dos razones. La primera fue que los militares “democr4ti. | cos” de 1965 fueron perdiendo progresivamente su “vora.!. cidn democratica”, para concluir respaldanido el establoci, saiento doxregimenes de cardcter utoritario, Este “deslina, miento” autoritario de los militares los llevé a enfrentares peecpateerniaeg! con los partidos, pues a pesar de que éstos lo general na rannmannn ana nits a _AUTORITARISMO Y DEMOCRACIA de ser estaba cbviamente ligada al.funcionamiento de = Sfetema democrético-parlamentario y al mantenimiento de ‘gn minimo de Iibertades publicas. La segunda causa qué Complies las relaciones entre militares y politicos fue qué dos no-peronistas se transformaron en el principal acpi de una compleja interaccién entre dos controversias que dominaron la escena politica argentina Juego de la caida de Peréa. En 1955 el frente antiperonist ge habfa coaligado en torno al estandarte “oposicionista’, ts decir, el proyecto.de destruccién del régimen peronist®. Bota unidad, sin embargo, comenzé « desvanecerse cuando Tlegé el momento de ejercer el poder desde el Estado y he- {lar vias de resclucién a las aludidas controversias. ‘Ls primera de estas controversias se defini en tore al rol del gobierno con respecte ala erradicacién del peronis- Tho. Les diferentes posiciones en ese sentido comprendie- ron un espectro que iba desde el “integracionismo” —el oa! postulaba una gradual reabsorciéa del peronismo la vida politica, aunque sin descon jocer la necesidad de una “daninos" | mismo Pe- vurga de sus espectos més “dafinos”, como el at hasta el “gorilismo”, con su nunca abandonado pro~ pésito de “extirpar completatnente el eéncer peronista” de ‘anificé en torno ala denuncia de Ie sociedad argentina. La segunda controversia estuvo vin- qalada al modelo socioeconémico que, presumiblemente, veomplazaria al que habia prevalecido durante el perfodo 1o45-1955, En 1985 el victoricso frente antiperonista se Jos problemas econémicos que 1a Argentina habia enfrentado desde fines de la déca~ da de 1940; inicialmente, result 6 relativamente facil para istintos intograntes del [rente coincidir en In condena ieee ‘conjunto de politicas poco efectivas y de una admi- nnistracién corrapta, como principales fuentes de las Cifica}- tades que enfrentaba el pais. Sin embargo, esta transitoria ‘ynidad pronto se hizo trizas al eflorar diagnésticas apues- tos de la crisis econémica arge’ wntina. Bl perfilamiento de [BL FRACASO DE LA“SEMIDENOGRACIA’Y SUS LEGADOS 28, estos diagnésticos se tradujo en Ja formulacién de recomen- daciones alternativas acerca del curso a seguir en materia de politica econémica, A partir de 1956 fueron emergiendo gradualmente tres posiciones divergentes en el campo del antiperonismo: la Gel populismo reformista, la desarvollista y la liberal. La primera no cuestioné las premnisas bdsicas del modelo im- pulsado durante la década peronista’ Por el contrario alenté la posibilidad —y conveniencia— de promover si- multdneamente los intereses de la clase obrera y la bur- guesfa urbana, y propuso una politica nacionalista mode- rada, que impidiera, o al menos limitara, la presencia del capital extranjero en sectores tales como energia, comuni- caciones, y la produccion de bienes de capital, Bsta posicién combinaba elementos reformistas y populistas y, en reali- dad, slo formulé dos eriticas importantes a las politicas econdmicas del gobierno peronista. Por una parte, el popu- Lismo reformista sostuvo que las politicas de Perén habian Gesalentado la produccién agropecuaria, acusacién que quedaba corroborada por el estancamiento de la produc- cign en esa drea a lo largo del gobierno peronista. Por otra parte, esta posicién aigumenté que se habja fracasado en 1a promocién de la industria pesada y el desarrollo de la in- fraestructura econémica, y que el Estado habja expandido desproporcionadamente sus gastés corrientes, retrasando la inversién en obras publicas.¢ Las consignas del popolismo reformista fueron promovi+ | das por el radicalismo, que se habfa transformado en la nica oposicién partidaria organizada después de 1946.5 | En 1956 el partido se dividié; un ala, Ia Radical Intransi- | gente o [rondizista, era partidaria de una gradual legeliza- cin del peronismo; la otra, los Radicales del Pueblo, per- manecieron cercanos a la posicién’proscriptiva, mds dura, de los militares. En todo caso, las facciones mayoritarias de los dos nuevos partidos mantuvieron su adhesin al pro 224 “ m AUTORIEARISIO ¥ DEMOCRACTA grama de Avellaneda, que proponfa en lo econdmico una se- rie de medidas de cardcter nacionalista y reformista, Sin embargo, cuando el lider de los Intransigentes, Ar- turo Frondizi, fue elegido presidente en 1958, redefinié ra- dicalmente la orientacién econémica del partido, articulan- do una posicién enteramente distinta, la desarrollista, y fue la otra fraccién, es decir los Radicales del Pueblo, quie- nes mantuvieron su apoyo a los postulados del populismo reformista. ‘Los desarrollistas, en cambio, sostuvieron que el estan- camiento econémico-de la Argentina se debfa principal- mente a un retardo en el crecimiento de las industrias de base. Tal debilidad, segiin esta postura, sélo podfa superar- se mediante un proceso de “profundizacién” que abarcara Ja expansién de los sectores productares de bienes de capi- tal e intermedios, y de la infrciestructura oconémica. Asi- mismo, la posicién desarrollista postul6 que el modelo de conciliacién de clases del perfodo 1945-1955 tenfa, al me-” nos en el corto plazo, una contradiccién ineludible. La mis- ma sélo podia ser resuelta disminuyendo el salaric real de Jos trabajadores para aumentar la renta de los industrie- les; tal aumento era, a su vez, considerado un requisito in- dispensable para una elevaciGn significativa del nivel de inversién. Finalmente, los desarrollistas abogaron por un cambio sustancial en las politicas relacionadas con el capi- tal extranjero, aplicadas en el pafs desde el fin de la Segun- da Guerra Mundial. El desarrollismo sostuvo que, dado que los recursos locales de capital eran insuficientes para lograr la deseada “profundizacién”, se requeria una incor- poracién masiva de capital extranjero a la economf{a. El de- Sarrollismo recién se terminé de articular en 1958, cuando Frondizi cambis de curso y tird por la borda el programa “nacional y popular” que habia contribuido significativa- mente a generur los apoyos sociales que le permitieron al- canzar la victoria en las elecciones de ese ai0.6 ana EL FRACASO.DE LA SEMIDEMOCRACLA'¥ SUS LXGADOS 25 7 Como hemos visto, el desarfoltismo no presté un apoyo irestricto al modelo de conciliacién de clases, cino que ‘pro- pugns la introduccién de significativos ajustes del mismo, ‘Teles modificaciones tuvieron por objeto inducir un cambio en la correlacién de fuerzas en favor de la burguesia urba- na. A pesar de ello, el Programa desarrollista no cuestioné los aspectos centrales del proceso de industrializacién sus- titutiva inaugurado en los afios treinta. Por el contrario, los saprend aoe ‘mpulsaron tanto la aceleracién como la ampliacién cualitativa d i iali. ae lel proceso de industriali- Comparativamente, la tiltima de las posicic Ja Libe- ral, fue mucho més lejos en Ja critica del proceso ge ae trializacion iniciado en la década de 1930 y de las précticas sociales Y Politicas asociadas al mismo. Los liberales no s6-| | Jo criticaron cl modelo de concil iacién do clases; cuostiona- : ron también la premisa segtin la cual el desarrollo indus- trial debia constituir el micleo dindmico de una economia cerrada. Argumentaron en este sentido, que desde los aiios treinta —y perticularmente desde 1946— a Argentina se habia enfrentado con dos problemas criticos; el Progresivo deterioro de la disciplina de los trabajadores y la ineficacia de amplias franjas dela burguesia industrial. Tales Proble- mas tenfan su raiz, desde la Perspectiva liberal, en las poli- ticas que habfan cerrado la economfa, fayoreciendo la proli- feracién de industrias “artificial » ¥ en el excesivo creci- miento del Estado. La dmagen del mercado pasé a constituir, en_un doble sentido, la piedra fundamental de la posicién X beral. Por una parte, implicaba la apertura de la economia, argentina Y su reintegracién al mercado internacional, me- diante la ‘veduccién de los aranceles y la eliminacién de otras “distorsiones” que protegian a los sectores artificiales. Por otra Parte, suponia una drdstica reduccién de la interven- cién del Estado en la economia y la restauracién, mediante Adecuados incentives, de la iniciativa del sector privado, 26 [AUTORIEARISMO Y DEMOCRACIA Como fuera ya sefialado, cada una de estas tres posicio- nes abogaba por peliticas econémicas disimiles y, con fre- cuencia, antagénicas. Obviamente, tales politicas tenfan la capacidad potencial de afectar de manera diferente los in- tereses de las principales clases de la sociedad argentina. i Sin embargo, la politica de ese perfodo se caracteriz6 por uma circunstancia muy poco comin: los clivajes y alinea- tnientos politicos no respondieron solamente a los célculos que se hicieron del impacto que las politicas econémicas producirfan en cada clase social, Existi6, ademés, otro fac- tor que estavo vinculado sélo en forma indirecta, cuando no contradictoria, a las respectivas evaluaciones de los intere- ses oconémicas.particulares; ese factor no fue otro que la cuestién del peronismo. La presencia del proscripto movi- | jniento peronista se expresé de un modo muy especial en la escena politica, Dicha presencia, si bien implicita, fue uno de los factores determinantes de los modos en que las orga~ nizaciones politicas y sociales que encarnaron las tres po- siciones deseriptas mas arriba definieron y resolvieron los \conflictos surgidos durante este periodo. . - ‘A partir de 1955, los partidos politicos, organizaciones corperativas y corrientes ideoldgicas, a través de los cuales se expresaron el reformismo, populista, el desarrollismo y el liberalismo, entraron en numerosas alianzas y conflic- tos..Como se adelantaba arriba, tanto los apoyos que tales partidos y organizaciones recibieron, como las opesiciones que suscitaron, tuvieron que yer con dos factores: 1) las predicciones de las consecuencias que previsiblemente ten- aria la implementacién de las polfticas econémicas altérna- tivas en relacién con los intereses econémicos de cada cla- se o sector social, y 2) el modo en que la retérica, las plata- formas y la ideologia de cada partido o corriente aludieron a la cuestién del peromismo. Tales alusiones, a su vex, ha- cian referencia a las dos principales manifestaciones poli- tico-institucionales de 1a identidad peronista de los secto- EL FRACASO DE LA “SEMIDEMOCRACIA ¥ SUS LEGADOS 27 es populares, la exclusién politica que sufrfan como ciuda- ~ danos,y su renovada adhesin a un movimiento sindical que continué definiéndose como parte del peronismo y no meramente como una red de organizaciones corporativas de la clase obrera.7 - La complejidad. de la politica argentina del perfodo || 1955-1966 se debi6 en gran medida a que las adhesiones y || oposiciones politicas generadas, por una parte, por las pre- | | dicciones acetea de los efectos que tendria la aplicacién de Jas politicas econémicas alternativas sobre fo que cada gru- po percibia como “sus” intereses, y, por otra parte, las reac- ciones de los distintos grupos con respecto a las estrategias alternativas de exclusién o reincorporacién del peronismo alla escena politica legal, estaban relacionadas pero no fue- | ron totalmente coextensivas. La légica de esta compleja in- / terrelacién fue gobernada principalmente por las oscilasio- pes pendularey de aquellos partidos, organizaciones em- prevatlas y sectores militares que expresaron y articularon Ja posicisn liberal. ! {Aqué se debieron, y de qué modo ocurrieron las me i ciones pendulares de los liberales? Dichas oscilaciones on parte respondieron a una circunstancia relativamente con- tingente: los programas concretos de los dos partidos que dieron cuerpo a las posiciones del populismo reformista y el desarrollismo —es decir, los Radicales del Pueblo. los Radicales Intransigentes— combinaron la politica yla eco- (7 nomia de una manera contradictoria y, desde la perspecti- va de los liberales, totalmente insatisfactoria. Ya desde 1986 sectores significativos del Radicalismo de Pueblo ha- ban defendido politicas eoonémicas reforssistas y naciona- | listas que poco se diferenciaron de las aplicadas durante la) primera etapa del régimen peronista.® Sin embargo, con respecto al peronismo, los Radicales del-Pueblo tendieron a asumir posiciones-cercanas al “gorilismo”._mas especifi- camente, apoyazon le proscripciGn electoral del peronismo 223 | bam ' AUTORIPARISMO Y DEMOCRACIA hasta principios de la década del sesenta y abogaron por el establecimients' de un sistema de afiliacién sindical que hubieratenido como consecuencia la atomizacién de la or- ganizacién corporativa de la clase obrera. Esto tiitimo, na- turalmente, desperté la oposicién de la conduccién sindi- cal, predominantemente peronista. La formula del Radica- lismo Intrensigente era, prdcticamente, el reverso exacto de la posicién de sus viejos correligionarios. Luego de la asuncién de Frondizi como presidente, en 1958, los Radi- cales Intransigentes adoptaron un programa cconémico orientado a la expansién de las industrias productoras de dienes de consumo durabie y de capital y 1a modernizacién yy privatizacién creciente de los sectores de energia, trans- portes y comunicaciones. Este programa reservé un papel estratégico al capital extranjero ¢ impuso inicialmente una dréstica reduecién del salario real. Los Radicales Intransi- gentes, sin embargo, nunca abandonaran los objetivos “in- ‘tegracionistas” que anuncisron desde 1956, Trataron de reforzar el predominio peronista en el movimiento sindi- cal, pero, al mismo tiempo, indujeron (e incluso forzaron) a los Iideres sindicales a actuar “responsablemente”, lo cual significaba: a) contener las “excesivas” demandas sularia- les de las bases y b) distanciarse del liderazgo ejercido por Perén. ‘Excluido el peronismo, los dos partidos Radicales agota- ban el espectro de fuerzas electoralmente significativas de fines de la década del cincuenta y principios de la del se- senta, La posicién liberal carecfa de la posibilidad de ex- presarse a través de un partido conservador fterte, con po- sibilidades reales de ganar una eleccién presidencial o, si- quiera, de obtener una representacién parlamentaria sig- nificativa.9 La coherencia interna de los programas libera- les se equiparaba a su tremenda debilidad electoral. La sintesis programética liberal, es decir, la propuesta de: 1) erradicar definitivamente al peronismo y pulverizar el sin- 224 ‘8h FRACASO DE LA “Sem BMOCRACIAY ¥ SUS LEGADOS 28, dicalismo peronista, 2) produeir una drdstica reduecién del intervencionismo estatal y 8) eliminar los sectores indus- trialos ineficientes, obtuvo la adhesin de amplios sectores Ge'la burguesta argentina. Empero, no sirvi6 para ganar votos. En consecuencia, luego de 1955, los Liberales debie- ron enfrentar la dura realidad de que la derrota de su prin. cipal enemigo, el peronismo, no se tradujo en la resolucién de sus problemas politicos. Asi se vicron continuamente forsados a elegir entre lo que en ultima instancia pereibie. ron como dos “males menores”: el desarrollismo y el refor. mismo populista, Sin embargo, la légica de esto juego polis tico Neve a los liberales a modificar ropelidamente su cva- luaci6n de cudl de esos “males” era realmente el “menor”, Cuando eligieron dar prioridad a sus objetivos econénii- ©0s, como entre 1969 y 1961, tendieron a aliarse con el de. sarrollismo, Pero esa alianza no fue facil ni pudo aleanzar ‘un grado satisfactorio de estabilidad, Si bien Liberales y de- sarrollistas coincidieron en la nocesidad de aplicar progra- mas.de estabiiizacién basados en fuertes devaluaciones y congelamientos de salarios, no aleanzaron el mismo grado de acuerdo con respecto a la estrategia econdimica de largo Plazo, Por lo tanto, el éxito mismo del programa de estabi- Usacién, sobre el que habfan eoincidido previamente, agu- di26 y puso més de manifiesto sus conflictos mas profan- dos. Ademés, y debido a que los desarrollistas nunca abandonaron su postura “integracionista”, los liberales fro- cuentemente se sintieron ofendidos y perjudicados por las actitudes conciliatorias que tuvo el desarrollismo hacia los Uderes sindicales peronistas. Las negativas del gobierno frondizista a desmantelar la CGT y las idas y vueltas con respecto a la proseripcién del peronismo en los comaicios le- gislativos y provinciales agudizaron la tensién entre libera- les y desarvollictas, En consecuencia, aquéllos se inclina- ron a menudo por resaltar sus orientaciones antiperonistas ~7~Como ocurrié en 1956-1958 y, menos claramente en 1962- { 30 AUTORTTARISMO Y DEMOCRACLA 1963—, lo cual los lev6 a unirse al populismo reformista, Pero, naturalmente, ésta'también era una alternativa poco satisfactoria. Tanto en 1958 como en 1982 los Radicales del Pueblo ofrecieron una plataforma antiperonista y antiinte- gracionista aparentemente atractiva, pero que constitufa Ja antipoda del liberalismo en términos de politica econé- mica, Cada vez que el'populismo reformista tuvo oportuni- ded de aplicar su programa econémico—como ocurrié par- cialmente en 1956 y de un modo mis claro entre 1963 y 1966— los liberales se sintieron profundamente contraria- dos por polfticas que no dejaban de asemejarse a las del pe- ronismo,tt En consecuencia, uno de los rasgos sobresalientes de la disyuncién que recorrié al antiperonismo a lo largo de este { periodo fue que cada uno de los resultados sucesivos estu- | vo deterininado por el sentido en que, alternativamente, | oscilaron los liberales. AI mismo tiempo, sin embargo, los liberales ejercieron sélo una influencia minima en el curso \. seguido por la politica y la economia, Si bien inicialinente estuvieron en condiciones de imponer programas de estabi- lizacién, fueron més tarde obligados a renunciar a sus ob- jetivos de largo plazo o, atin peor, forzados a abandonar las posiciones conquistadas en el gobierno, De tanto en tanto tavieron éxito en lograr la proscripcién del peronismo, pe- ro fracasaron rotundamente en sa objetivo de controlar el régimen semidemocrético que pretendieron fandar. ‘Los liberales, como cabfa esperar, adquirieron una con- ciencia creciente de 1a futilidad de sus pendulaciones, en cuanto al logro de sus objetivos de largo plazo, ex decir, la erradicacién del peronismo (y de su espectro) y 1a rectifica- cidn de la orientacién econémica estatista y pro industria. lista, Hacia mediados de la década de 1960 esta progresiva toma de conciencia fue un factor decisive que indujo a los iberales a optar por una estrategia abiertamente antide- mocrética. Tal estrategia puso énfasis en Ia necesidad de i ‘BL FRAGASO DE LA "SEMIDEMOCRAGIA'Y SUS LEGADOS 31 climinar aquellas mediaciones politicas, los partidos y los mecanismos parlamentarios que, supuestamente, habjan impedido por més de wa década la implementacién del Programa liberal. Entre 1964 y 1966, a diferencia del perio- | do frondizista, el énfasis renovado puesto por los liberales | | ’n sus objetivos econdmicos no desembocé en otra alianza | con el ala desarrollista del espectro politico. A esa altura | Sus objetivos econémicos y politicos debfan romper sus vin- culos con el establishment partidario no peronista, | los lberales ya estaban convencidos de que para aleanzar | too Los SINDICATOS PERONISIAS EN LA OPOSICION El intento del régimen militar de 1955-1958 de fandar un régimen politico basado en los partidos y en el fortaleci siento de los mecanismos parlamentarios fracas6 comple. tamente, Sin embargo, el despliogue de tal intento tave consecuencias significatives para la sovieda i Mis alld de haber causado el colapso del Maine ee ta, la intervencién militar favorecis, a partir de 1955, 1 surgimiento de una especie, de una suerte de “parlamenta- rismo negro”, Este estilo de politica se fue conformande a raiz dele frustrada implementacién de los proyectos porte. Recientes a los militares “democréticos” y de la no provista configuracién de nueves patrones de accién politica que fueron prevaleciendo subsecuentemente. Hasta cierto pun. to, la misma situacién se reprodujo en rélacién con las po- Iiticas hacia la clase obrera y las relaciones laborales, #1 régimen militar fracasé roundamente en sus intentos de erradicar al peronismo de la clase trabajadara. Asimiemo, el régimen no logré imponer su proyecto de crear un sists, ma de afliacién y representacién sindical maitiple, desti, nado a reemplazar las pautas establecidas por la ley pero. nista de los afos-cuarenta, Sin embargo, a pesar de gue no cuajaron, estos intentos produjeron cambios iiuportantes es el interior del movimiento cbrero a partir de 1965. 225 be 82 AUTORTTARISHO Y DEMOCRACIA Bn primer lugar, el estilo de control politico de la clase obrera establecido durante la época peronista fus radical- mente modificado, Este estilo se habia basado en el tutela- {je benévolo de le clase obrera por el Estado y en la subor- dinacién idevlégica del movimiento sindical a Peréa, Mas atin, los Ifderes sindicales peronistas que habian controla- do los sindicatos hasta 1965 se vieron, salvo contadas ex- cepeiones, efectivamente desplazados de la escena sindical, y nunca recuperaron su anterior influencia. En segundo lu- gar, el frastrado proyecto de los militares creé las sondicio- nes para el surgimiento de ua movimiento sindical peronis- ta enteramente diferente que gan6 cierta independencia frente a Pern y fue capaz de desarrollar su propia estrate- Franses! Perén no desapareci6 de la escena politica argentina ni del peronismo luego de 1956. Su rol, eso si, su- f1i6 cambios significativos. Para empezar, la naturaleza de su vineulo con las masas populares cambié, ya que Perén dejé de toner la posibilidad de satisfacor sus demandas y de apelar periédicamente a elas en forma directa. Alterna- | tivamente, la figura de Perén emergié como el principal simbolo del retorno. La imagen del retorno a un pasado | mejor se constituyé en la base més importante del atracti- vo que el peronismo desporié permanentemente en las ma- | sas y, en particular, en la clase obrera. Otro cambio impor- tante fue que Perdn perdié, en parte, su poder de controlar ‘A\| alos Kideres peronistas, Algunos politicos provinciaes, so- bre todo de zones ajenas a las éreas metropolitenas de la rogién pampeana, y numerosos Isderes sindicales, yenera~ | zon bases propias de poder, lo cual les dio un espacio para desafiar ocasionalmente la autoridad del “Lider”. Si bien los desafios més serios y explicitos a la autoridad de Perén fre- casaron invariablemente, el poder para sancionar las ex- presiones de rebeldfa, otrora gjercido sin restricciones por el “Ider”, se vio reducido sustancialmente. 226 EL, FRACASO DE Li “SEnaDEMOCRACLA" Y Sus CCAD “59 Los desatios abiertos a la autoridad de Perén no consti- fyeron la nica manifestacién de las transformaciones ane su liderazgo suirié a partir de 1955. Otra cireunstan. cia importante fuo que las connotaciones ideolégicas del peronismo se fteron librando en parte de su influencia. La siempre ambigua ideologia poronista empers a reflejar on mayor medida la correlacién de fuerzas internas del movi. miento, Un peronismo menos subordinado a la autoridad de Perén, y reflejando més directamente el peso relative de las fuerzas sociales que lo, constitufa, se transforms en un Peronismo crecientemente proletario, Esta gradual trans- formacién fue favorecida por un factor adicional: en cada, ocasién que Ja proscripeién electoral del peronismo fue le- vantada —aungue fuera de manera pareial— la esfera de accion de los Iideres sindicales se vio considerablemente expandida al tener la oportunidad de incidir en la lucha po- Mftica en torno a los comicios. voto de los trabajadores se ‘ransformé asi en un instrumento de presiéa y negociacién, comparable a los paros y huelgas, Ademés, a diferencia de Perén y los politicos peronistas, los Iideres sindicales tuvie. ron siempre la opeién de replegarse a una esfera especifica do accién: las negociaciones colectivas y las relaciones ine dustriales, En consecuencia, los Iideres sindicales del pero- nismo desarrollaron una aptitud de la que habian carecido hasta 1955, es decir, la capacidad de negociar con actores Politicos no peronistas, tales como los partidos, las asocia ciones empresariales y los militares, El poder del movimiento sindical peronista se amplis después de 1955, Asimismo, este poder se apoyé en bases bastante diferentes. ;Cémgempleé el sindicalismno ou rede- \ finido poder? Més arriba sé sligiris que las acciones de los * lideres sindicales fueron gobernadas, a partir de 1965, por una estrategia defensiva y de oposicién, Esto esiuvo axtro- chamente ligado al énfasis puesto por el peronismo en la imagen del retorno. Los sindicalistas peronistas de la épo- : 476, 4 AUTORITARISNO Y DEMOCRACIA, ca posterior a 1956 actuaron en una sociedad que cada vez se parecié menos a la Argentina del periodo 1945-1955. A partir de 1959 la economia fue gradualmente transformada por la expansién de los sectores industriales productores de bienes intermedios y de consumo durable. Dichos sectores eran rads intensivos en el uso del capital y estaben mds pe- netrades por el capital extranjero que los sectores indus- triales desarrollados durante las dos décadas anteriores. ‘Los nuevos sectores pronto desplazaron a estos ultimos de su rol de nticleo dindmico.del capitalismo argentino, Sin embargo, el discurso de los sindicalistas peronistas reclamé continuamente le restauracin de los atributos provale- cientes antes de 1955. Estos atributos eran, en parte, ras- gos reales de la Argentina deTa década 1946-1955 y, en par- te, una destilacién de le visién ideolégica del peronismo: la alianze entre la burgues(a nacional y la clase obrera bajo e) tutelaje protector del Estado; politicas econémicas redistri- butivas; nacionalismo; la definicién de Ja oligarqufa (agra- ria) como el principal adversario social de las fuerzas “na- cionales y populares” y el poder arbitral de Perén, El simbolo unificador de la recuperacién de la época de oro perdida lo constituia, por supuesto, el retorno de Pern a la Argentina... y al poder. Sin embargo, el retorno de Pe- r6n, y dele Argentine peronista, dejé de ser objetivo politi- co fundamental del movimiento sindieal peronista. Se transformé, mds bien, en una especie de mito que cumplia dos funciones. En primer lugar, permitié a los Hderes sin- dicales interpelar a los obreros como obreros peronistas, y por lo tanto rescatar una de las raices de su identidad co- ectiva, que no legé a ser borrada por los sucesivos regime- nes posperonistas.1? En segundo lugar, Ia proclamada a- dhesién a un objetivo politico que, en el contexto de le Ar- gentina de 1955-1966, era considerado inaleanzable por to- dos los sectores politicos importantes —peronistas inch}- dos— liberé a los sindicalistas de la responsabilidad de re- ‘BL FRACASO DE LA “SEACDEMOCRACIA'Y SUS LEGATOS 35 conocer las consecuencias y éorolarios politicos m4s concre- tos ue tenfa su estrategia, Dicho reconocimieitto Jos ku- biera forzado a autolimitarse en sus demandas econémi- cas. En este sentido, el sindicalismo peronista no fue, como algunos han argumentado, un movimiento meramente eco- nomicista; en él, mas bien, los objetivos econémicos y poli- tieos se entrelazaron dé una manera muy peculiar, Aunque las demandas impulsadas por los sindfcatos pe- Tonistas eran de naturaleza econémica y corporativa, con tuvieron, frecuentemente una invocacién Polftica. Los sin- dicatos argumentaron —a veces de un modo directo, otras demanera oblicua—, que las politicas econémicas y labora- les de los regimenes no peronistas no sélo perjudicaban los intereses inmediatos de los trabajadores, sino que ademas socavaban la posibilidad del retorno a la época dorada del Peronismo, ¥, aunque la invocacién estuvo dirigida a los ‘rabajadores, fue “oida” también por otras clases: Ia bur- guesfa argentina también hizo la conexién entre el progra- ma econémico y corporativo de las sindicatos peronistas y Ja posibilidad de resurreecién de una era acerca de la eual sus memorias eran enteramente diferentes a las de la cla- se obrera, Las practicas politicas del movimiento sindical combi- naron dos elementos: 1) un patrén de esporddicas penetra- ciones en los mecanismos de representacién parlamentaria ‘ Gue se manifesté a través de la limitada, aunque significa- tiva, capacidad de los Lideres sindicales para influir sobre la conducta electoral de los trabajadores; y 2) una accién de desgaste a largo plazo—algo asf como un continuo e impla- cable asedio “desde afuera”— que se ejercié contra regime- nes politicos que excluyeron al peronismo, al costo de ser altamente vulnerables a ataques cuestionadores de su re- presentatividad y legitimidad. Las administraciones del periodo 1955-1966, tanto civi- es como militares, resultaron,debilitadas por los efectos | 227 | | 36 AUTOWITARISMO Y DRMOCRARIA que produjo uno de sus propios axiomas operativos, es de- cir, la exclusién del peronismo de la escena politiéa legal En efecto, tal exelusién redundé en quela cupaeidad. politi ca de la clase obrera para obtener concesiones fue mayor to- da vez que ésta se propuso quebrantar las reylas formaies. “En consecuencia, el movimiento sindical peronista se torn6, +/' tal como se quejaban algunos de sus udyersurios, una Cucr- za subversiva. Tal cardcter subversivo, sin embargo, n0-es- tuvo asociado a un cuestionamiento de la naturaleza capi- talista de las relaciones sociales. Reflejé, en cambio, que el sindicalismo —asi como otros actores-— recurrié, como ailti- mo recurso, al quebrantamiento de las reglas formales del sistema, En realidad, el efecto desest .dor de las accio- nes emprendidas por el sindicalismo fugrsiempre indirecto, como resultado del impacto que tales agciones predujeron en la conducta de otros actores, y en particular de las fuer- zas armadas. Los sindicalistas contribuyeron a crear cir- cunstancias que indujeron a los militares a deponer a las administraciones civiles, 0 rustraron 19s abjetivos de los rogimenes militares, induciéndolos de ese modo a abando- nar el poder para evitar situaciones que, al menos en la percepcién de los militares, hubieran requerido como solu- ign la aplicacién de medidas de represién masiva. La estrategia del movimiento sindical peronista tavo ‘una ventaja importante: su poder se materializ6, en buena medida a través de las acciones de otros-actores. Esto per- miti6 a los sindicalistas disociarse de las consecuencias in- deseables de los ciclos de golpes y repliegues de los milita- res, como ocurrié reiteradamente entre 1956 y 1966, La os- trategia sindical tuvo, ademés, otras dos caracteristicas. Por una parte, que el movimiento sindical promoviera el lo- g70 de sus objetivos a través de otros actores dio lugar a que los objetivos de estos “intermediarios” interfirieran o modificaran parcialmente los propios del movimiento sin- dical. Por otra parte, que el poder del sindicalismo se ma- nifestara prineipalmente 4 traifés:de le imposicién de res- ‘ieciones a las acciones de otros actares, oculté su iheapa cidad para formular ‘un diagnéstico propio de la erisis te. tructural que afectaba Ja economia: ‘irgontinn dosdo finos de ‘ década de 1940 y para Bropeber respuestas.13 dg nnslmente, esta capacidad deffinsiva permitié nl sindi- calismo obstaculizar la implementacién definitiva de las Politicas de estabilizacién econdajica que se propusieran retrasar los salarios con respecto a los aumentos de otros Precios, ¢ inducir, de ese modo, un aumento de la inversién Privada. A partir de 1969, el poder defensivo de los sindica- tos fue ejercido con cierta “demora”, materializdndose sélo después que las politicas de estabilizacién lograran alga. Bos “éxitos” con respecto a la reduccién de los salarios rea. lesy Ia represiGn de las demandas obreras.* En consecuen. cia, 1a capacidad defensiva del sindicalismo se manifesté Principalmente a través de la articulacién de “acciones dé contraataque’. Las mismas tuvieron el efecto de anulay, al menos parcialmente, el impacto negativo iniolal que log Programas de estabilizacién habian producido en los nive- les de salario y empleo, Pero, aiin asi, la resistencia sind, ine pudo revertir algunos de 10s cambios introducides en 's eeonomfa, Durante el periodo 1959-1961 —al igual que Sitre 1967 y 1969— se dio una importante expansién de | Jos sectores industriales caractorizados por ser eapitalos intensivos y contener una presencia predominante del ca- ital extranjero, Luogo de la década de rapido crecimiento inaugurada hacia fines de la guerra, el nivel de empleo in. dustrial se estancé hacia mediados de los aflos eincuanta; a ‘su vez, los aumentos de la productividsd de la mano de * Loe que aqut se categorizan como “éxitos” lo fueron ca 1 "jo fueron con respec: Sx Jes politicas de estabilizacion y no del modelo desarrollecs Sivictu sensu, el modelo desarrolista no requerfa retrsos solenig ies, Estos, mds bien, conatituyeron requisites politicos dectinnceen, simentar la confianza de los sectores dominates, | | 38 AUTORTEARISMO ¥ DEMOCRACIA obra industrial fueron sustancialmente mayores.que los + aixmentos de los salarios reales, En resumen, el despliegue | exitoso de las acciones de contraatague del movimiento | sindical impidi6 la completa ejecucién y consolidacién de Ios proyectos de estabilizacién y crecimiento'de fines de la década del cincuenta y principios de los afios sesenta, pero no pudo revertir las significativas transformaciones sufri- | das por la economia argentina a partir de 1959. ‘LOS MILITARES DEL PERFODO POSTERIOR A 1955: NUEVOS ‘ESTILOS DE INTERVENCION POLITICA ‘Los militares. constituyeron el tercer elemento impor- tante de la férmula politica que emergi6 a partir de 1955. Bl éxito de a insurreccién militar de ese afio inauguré un nuevo patrén de intervencién militar en la politica argen- tina, Entre 1930 y 1955, las fuerzas armadas se habjan conatitwide en guardianes do los goblernos constitucionn- Jes, derrocando tres administraciones civiles. Sin embarz0, a excepeién del corto periodo entre 1948 y 1946, los milita- res se abstuvieron de participar directamente en la condue- cin del Estado a lo largo de esos veinticinco afios. Duran- te los gobiernos conservadores de los ais treinta y princi- pios de la década del 40, asi como durante la presidencia de Perdn entre 1946 y 1955, no tuvieron una participacién sig- nificativa en el manejo de los asuntos piblicos, més alld de su presencia al frente de algunas empresas del Estado. ‘Tampoco se propusieron institicionalizar regimenes no democréticos controlados permanentemente por las fuer- zas armadas. ‘A partir de 1955, los militares modificaron gradualmen- te ese patrén de intervencién. ‘Durante una primera etapa, desarrollaron un estilo de intervenciéa tutelar, que result6 / en 1) le exclusién del peronismo del proceso electoral y de jas instituciones representativas del Estado, y 2) ol ejerci- cio de presiones y de su poder de veto sobre las medidas [BL FRACASO DE LA“SEMIDEMOCRACIA”¥ SUS LEGADOS 39 iniciativas politicas del gobierno constitucional instalado en 1958, con el propésito de imponer sus propias preferen- cias en los asuntos puiblicos. Por lo tanto, durante el peri do de interventién tutelar, los militares coartaron las préc- ticas y principios democraticos de dos maneras, Denegaron el derecho a elegir los candidatos de su preferencia ¢ una porcién significative de la citidadanfa y recurrieron repeti- damente a le amenazs de deponer las autoridades consti- ‘tucionales si las mismas no satisfacian sus demandas. Por supuesta, todo esto se hizo en nombre de la democracia, El peronismo y, luego de 1959, el comunismo fueron equipara- dos con Ja “antidemoeracia”. En consecuencia, las acciones emprendidas contra los peronistas, los comunistas y contra los politicas y fancionarios piblicos que supuestamente los respaldaban o simplemente los toleraban, fueron justifica- das con el argumento de que tales acciones estaban desti- nadns 1 proleger a In demoerncin de sus enemigos, A prineipios de la década de 1960, importantes sectores | de las fuerzas armadas comenzaron a darse cuenta de que | Jos beneficios obtenidos mediante la intervencién tutelar eran inferiores alos castos ocasionados por ésta. La invo- cacién militar aun respaldo de las organizaciones politicas ‘“democraticas” habia forzado a las fuerzas armadas a res- tringirse a las alternativas politicas que ofrecfan los parti- dos asf calificados. Al mismo tiempo, las fuerzas armadas coneluyeron que eran percibidas por la opinién piiblica co- mo responsables de la distorsién de las practicas democré- ticas, sin siguiera obtener el beneficio compensatorio de gue sus objetivos se cumplieran. Ademds, el alto grado de compromiso de los militares con el manejo de los asuntos Publics implicé que debieran acumir con frecuencia posi- ciones especificas con respecto a asuntos de politica econé- mica, represién politica, legislacién laboral y cuestiones se- mejantes, lo cual, como fue de esperar, contribuyé a gene- rar Una profunda fragmentacién interna, Bn ciertas ocasio- 229 ry AUTORTPARISMO Y EEMOGRACTA : nes tal fragmentacién tuivo como origen el apoyo dado por algunos oficiales a la posicién dé determinados partidas po- Iiticos. Mas a merindo, el disenso interno y la fragmenta- cién surgicron cuando distintos sectores de'las fuerzas ar- madas no estuvieron de acuerdo en relacién a cuestiones tales comé el alcance y la naturaleza de las presiones que se sjercerian sobre las autoridades constitucionales, o las politicas que se aplicarian con respecto a los sindicatos y el partido peronista, La fragmentacién militar aldanzé su punto mas critico entre los afios 1959 y 1963, a raiz de con- frontaciones entre facciqnes opuestas que, en dos ocasio- nes, culminaron en enfrentamientos armatos, La victoria de una de estas facciones militares en 1963 —los “azules”, y Ja omergencia del general Ongania éomo indiscutido hombre fuerte del ejército— abrié el camino a una profun- da revaluacién de la estrategia polftica de los militares.1¢ En consecuencia, las practicas de intervencién tutelar, que habian prevalecido desde 1955, fueron répidamente aban- donadas, en la medida que se las percibié como responsa- bles de Ja pérdida de prestigio y unidad de Jas fuerzas ar- madas. A partir de 1963, con el advenimiento de los Radi- cales del Pueblo al poder, los militares suspendieron en ‘buena medida su intromisién en los asuntos de gobierno, Sin embargo, tel camo los eventos pronto lo demostrarian, ese cambio no significé que las fuerzas armadas repentina- mente hubieran aceptado que debian antoconfinarse -al cumplimiento de sus tareas espectficas, con estricta subor- dinacién a las autoridades constitucionales. Por el contra- rio, el interregno “profesionalista” de 1963-1966 —y la pa- rulela rounificaci6n del ejéreita, y dot conjunto du Tas ucr- zas armadas, alrededor de Ongania— precedié e hizo posi- ble la articulacién:definitiva de la doctrina de a “seguridad nacional”, Uno de los principales corolarios de la doctrina emergente fue que las fuerzas armadas deberfan asumir la responsabilidad nica en el manejo de los asuntos publicos, 7 EL FRACABO DE La “SeoniDEMOCRAGIA*Y SUS 186ADO3 a con la consiguiente exclusién de las partidos politicos y la abolicién de los comicios ylos mecanismos Pparlameatarios. En algun momento, hacia la mitad de los atios sesento- Ongania y sus asdciados llegaron a la conclusién de que el experimento semidemoctdtico iniciado en'1956 debja darse i Por concluido, La combinacién que habia prevalecido dos ués del derrocamiento de Perén, es decir, un juego peria. mentario permanentemente desbordado, pero no enters, mente suplantado por las nogociaciones y los entrentamion. tos extrainstitucionales, tenia, desde ol punto de vista de Jos militares, dos inconvenientes. En primer lugar, como ha Sido seialado, eres condiciones que incentivaban la frag. mentacign militar. En segundo lugar, los militares interpre. taron que esa situacién inducta a los politices a no traseen. der las demandas sectoriales de corto plazo de los diversos sectores sociales, haciendo de esto modo imposible el cree, tmionto econdmieo sostenido. A su ver, se sostuvo, la frag mentacién militar y la proliferdcién irrestricta de confiictes sociales provefan un terreno fértil para la subversién, El diagndstico formulado por las facciones militares pre- dominantes en 1966 tuvo profmdas resonancias en el com junto de la sociedad argentina; los grupos liberales, en par. ticular, recibieron con beneplécito la posicién antipartidista adoptada por las fuerzas armadas, ya que tales grupos ha- jl ‘ian egado a la conclusién de que, en-el juego planteado Por la politica parlamentaria, les tocaba invariablemente elegir entro alternativas igualmente insatisfactorias. Por lo tanto, el golpo militar y la posibilidad de fundar un régimen no-democrético, permanente y estable, aparecié anto los Ii. berules como un opeién tontadora, La misma no sélo pare. a resolver ol problema planteado por su endémica eerem cia dé-v6tes, sino también —ellos esperaban—les proveeria Jos medios para dar un golpe final, decisivo, a los sindicatos Peronistas que tan exitosamente se habfan constituido en ‘uno de los actores politicos centrales del periodo 1955-196G ou 2 AUTORITARISMO Y DEMOCRACIA Lo que result6 en parte paraddjico, sin embargo, en 1966, fue que las consignas de los militares liderados por Ongania fueron acogidas con beneplécito no séio por los li- berales, sino también por el actor a quien, precisamente, Jos liberales querfan ligitidar: el sindicalismo peronista y la corriente hegeménica dentro de él, 0 sea el vandorismo.15 EJ hecho de que tanto losliberales como los sindicalistas aparecieran apoyando el golpe militar de 1966 reflejé dos cosas: la ambigiiedad inicial de las propuestas de Ongania en materia de politica econémica y el atractive que-tuvo pa- ra el vandorismo la posibilidad del establecimiento de un régimen politico autoritario, Esta tiltima cireanstancia fue una consecuencia de la afinidad de los sindicalistas pero- nistas con las invocaciones al orden; la unidad, verticalis- mo, el anticomunismo y le tutela estatal ocuparon un lugar preponderante en la ideclogia esbozada inicialmente por ‘Ongania y la corriente paternalista organicista de las fuer- zas armadas.}6 §j bien las acciones obreras durante la se- gunda mitad de Ia década del cincuenta —cuando los pero- nistas habjan restablecido su redefimido predominio dentro de la clase— habfan resultado en transgresiones muy se- rias a aquellas invocaciones, los dirigentes sindicales re- descubrieron répidamente ingredientes de la ideologfa pe- ronista que resultaban consonantes con los esquemas de militares como Ongania. Dicha consonancia se expresé tanto en las visiones de organizacién social que inspiraron Jas estrategias del vandorismo como en las modalidades de estructuracién del movimiento gindical que procuraron im- plementar. Uno de los principales dirigentes peronistas del perfodo 1957-1968 sugeria estas coincidencias de manera muy gréfice: «el movimiento sindical en loe pases en vies de desarrolla debe Ser verticalista como los cuerpos estructurados —la Iglesia, el ojéreito, 1a familia—, pues es la nies manera de eunar criterios ‘con el fin de presionar efeetivamente y evitar el desorden, owe [EL FRACASO DE LA “SEMIDEMOCRACIA"Y SUS LDGADOS a tanto puede ser provocado por el afin deamedid de luzro de per sede os emprestrioe como por les deraand incontroladaa de los chreros Ademais, on la Argentina, un movimiento vertealista re cupera le tradiién caudillesa, El sindealiono, aimisme, debe fctuar a calor oficial, Estado dabe ser el padre protester ast temo loos dela industri, el comercial agro Un acuerdo politico con los militares golpistas se convir- tié en una tentacién cada vez mayor para dirigentes sin eles vinculados a un movimiento politico cuya proscrip- cin electoral renovada por los gobiernos semidemocréticos previos 2 1966, se estaba transformando en un dato esta- ble de la politica argentina, La “interveneién de los traba- jadores en la orientacién del futuro econémico del pais” que los sindicalistas peronistas venian demandando desde 1957 parecfa poder legar 2 materializarse sélo si se privi- legiaban vias de participacién alternativas al semibloquea- * do carril partidario electoral. La presencia de militares que, por una parte, condenaban el juego partidario in toto, y no simplemente al peronismo, y, por la otra, parecfan res- ponder a consignas de tono nacionalista, estatista y contra el gran capital fue, entonces, vista por los sindicalistas pe- ronistes como el posible agente cetalizador de un régimen , politico no parlamentario que sirviese para cimentar la alianza entre fuerzas armadas y sindicatos que, supuesta- | mente, se habfa frustrado en 1955. Noms 8 Como el autor ha sugerido en otro trabajo, “In ecuacién sosioecons- ‘mica del peronismo no fue demasiado compleje. Por una parte, se impu- so un techo # Jas gananciae de la clase terrateniente de le pampa hime. a, principalmente a través de les tasas cambiarias miliiples, Porotra parte, se promovié un aumento simulténeo de los salarios reales y de las ganencies del sector industrial, incluyemio a los segmentoe intensivos en mano de obra y que utilizaban téenicus més eficientes, Este aumen- 231%

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