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ee, ae spistola dedicatoria ‘Almuy honorable {GuriteRMo, Conpe DE NewWcAsTLe Gobernador de Su Alteza el Principe, ‘uno delos miembros mis distinguidos del Consejo privado de Su Majestad. Mi més respetado Sefior: Deas dos partes principales de nuestra naturaleza, Ra~ én y Pasién, proceden las dos clases de conocimiento: rmatemético y dogmético!. El primero esta libre de dispu- tas y controversias, porque consiste tnicamente en com parar cifras y movimientos, cosas en que la verdad y el interés de los hombres no se oponen entre s?, Pero en el segundo no hay nada que no se pueda discutir, porque compara a los hombres y trata de sus derechos y benefi- ios; de forma que tantas veces como est¢ la razén en con- tra de un hombre, otras tanta estaré el hombre contra la s 6 we 6 a 16, obligado por vuesttos grandes raz6n. Deo que se desprende que todo lo que han escttg nes las cuales obedeceré, big or grand los hombres acerca de la justcia y la politica en general so dtees como el mas humild yaradecdo sirvo de suse halla plagado de contradicciones de unos con otros y con fovias mi mds rspetado Senor. sigo mismos, Para reducir esta doctrina a las reglasy a lg infalibilidad de a razén no existe otro medio que estable. cer unos principios basicos tales que, al no inspirar des. confianza ala pasi6n, no se intente desplazarlos;y a cont anuacién fandamentar gradualmente, a partir de ellos, la verdad de las cosas en la ley natural (que hasta ahora he sido establecida en el aire), de modo que el conjunto re- sulte inexpugnable’. Ya conoce su sefioria por nuestras conversaciones privadas cudles son estos principios aptos para servir de fundamento; pero siguiendo vuestras ins. ‘rucciones han sido ordenados aqui metédicamente. Dejo para quienes tengan tiempo y énimo para hacerlo, el exa. men de los problemas que puedan surgir entre soberano y soberano 0 entre soberano y stbdito, Por mi parte, pre- sento esta obra a su sefiorfa como la auténtica y Unica fun damentacién de semejante ciencia’. En cuanto al estilo, éste es bastante descuidado, pues al escribir me he sentido obligado a tener més en cuenta la légica que la retérica, Sin embargo, la doctrina no ha sido expuesta ala ligera, siendo las conclusiones de tal naturale. 22, que por no habérselas tenido presentes hasta el mo- ‘mento, el gobierno y la paz no se han tenido més que mie- do mutuo, Seria extraordinariamente beneficioso para la repiilica que todos los hombres profesaran las opiniones aqui expuestas referentes al derecho y a la politica. Cabe excusar, por tanto, la ambicién de este libro al buscar via libre bajo el patrocinio de su seftoria para introducirse en tre quienes estén més intimamente relacionados con la ma teria de que se trata, Personalmente no deseo mayor honor ue el de seguir disfrutando, como hasta ahora, del notorio favor de su seniorta; salvo el de que me dé en lo sucesivo, si asi lo desea, nuevas oportunidades de cumplir vuestras 6r- ‘Tuomas Hoses Paxre (Los hombres como personas naturales) a division general de las facultades naturales del hombre a causa del seid, Dela imaginacion y su casas De las diversas especies de diseurvo de lamente. De los nombres el razanamientoy el ‘scurso de Leng. Del conocimieno, opinion la elas facultades discrotas De las facltades motives ‘Delos placeres de sentido; dl honor. Det delet yla pena; lien y el mal elas pasiones dela ments. eee eels hombres 8 aac de ‘discern y su eas. Lo que hay de imaginaconesy pasioncshamanas en los nombres de cos sobrenaturae De cémo las acciones humanas proceden por deliberacion ‘elas pasiones De cémo mediante el lengusje bran recprocamente las ‘mentes de todes y cada tno de ls hombres Del estado y del derecho de natu eta Delacondiién | Del desprendimiento dl derecho nas eloshombres J tural por donacién y acuerdo. enelestado‘) Algunasdelas eyes del neturalers. ‘natural puro | tas leyes dela natraera Una confirmaciin delo mismo por la Palabra de Dio De a necesiad ya definicin de un cuerpo politico xt xu xm pager IL Los hombres formando vin euerpo politico Dela naturalera de as lees 8454s aw De los restos para ‘cotta ep Senne 1 crigeny | De hss specs de reer, dP eplin een 0 fev] Delpoderdetwamon, 1 apse delo pats lio pain ant w Companion dels det des "enon pes de porno v Qe os sbdis no o- tin obgados 3s Que Frias ene conto ee ‘versias religiosas... VI cotereis ues sibdios nee trios tan oblgados 2 se Stes, | stn — ‘ontroversiae indee rant del pote Seana Delascauss deren ecnnen YM de quienes nen pode ob a x x -~ primera parte . Por tanto, la fe con que creemos es obra del Espiritu de Dios, en el sentido de que el Espiritu de Dios da a un hombre sabiduria y habilidad su- perior aotro, y mediante ello afecta también en otros pun- tos a nuestra vida ordinaria; de modo que un hombre cree quello que otro con los mismos argumentos no cree, y un hombre reverencia la opinién y obedece los mandatos de sus superiores,y los otros no. 10, La confianza que ponemos en la Iglesia empieza al ver porla fe que las Escrituras on la palabra de Dios; no existe duda de que su interpretacion de esas mismas Escrturas resulta mds digna de confianza que lade cualquier hombre, bien proceda del razonamiento o bien provenga del espri- tu, decir de su propia opinién, cuando se suscita alguna duidao controversia, sino se discute el punto fundamental dela encarnacién de Jesucrsto, LL, En lo que respecta alos sentimiientos del hombre hacia Dios, no son siempre los mismos que los descritos en el capitulo relativo alas pasiones. Pues all se dio que amar es deleitarse con la imagen o concepcién de la cosa amada; peto Dios ¢s inconcebible; por tanto, amar a Dios, segin la Biblia, consiste en obedecer sus mandamientos y amarse unos a otros. También es diferente la confianza en Dios de muestra confianza en los hombres. Pues cuando un hombre contfia en otro (capitulo IX secciin 9), da de lado su propio comune 159 esfuerzo; pero si procedemos asi con Dios Todopoderoso, Jedesobedecemos, y como podemos confiar en Dios y des- obedecerlo? Confiar en Dios Omnipotente es dejar a su ‘buena voluntad todo lo que esta por encima de nuestras fuerzas,y esto €slo mismo que reconocer un solo Dios; lo que equivale al primer mandamiento. Confiar en Cristo es simplemente reconocerle como Dios: éste es el articulo fundamental de nuestra fe cristiana. En consecuencia, con- fiar 0, como dicen algunos, entregarnos a Crist, depende de estar de acuerdo con el punto fundamental de la fe; a saber, que Jesucristo es el Hijo de Dios Vivo. 12, Honrar a Dios interiormente en el coraz6n es lo mis- ‘mo que lo que entendemos ordinariamente por honrar a Jos hombres; pues se trata solamente de reconocer su po- der; por tanto, los signos son los mismos que los signos de honor debidos a los superiores, ya citados en el capitu- lo VILL, seccin 6: alabarle, magnificarle, bendectle,rogar- le, agradecerle, ofrecerle oftendas y sacrifcios, presta aten~ én a su palabra, dirigirnos a él en oracién con considera~ cin, estar en su presencia con gesto humilde y de forma recogida, y adornar su culto con magnificencia y gusto, To- dos ésos son signos naturales de honrarle internamente. Por tanto, los signos contrarios, como descuidar la oracién, hablarle de modo extemporéneo, estar en la Iglesia en for- ‘ma descuidada, adornar peor el lugar de culto que nuestras propias casas, omar su nombre en vano, son signos de des- precio de la Majestad Divina. Existen otros signos arbitra- rios, como estar descubiertos (igual estamos en casa), qui- tarse los zapatos como Moisés ante el arbusto ardiente y otros de ese tipo que por su propia naturaleza son indife- rentes, mientras evitemos la indecencia la incongruencia, lo que se determinara de comtin acuerdo. iP Capitulo XII 1. De la deliberacién.- 2. Dela voluntad~ 3, De las acciones volun tarias,inyoluntarias y mixtas~4, Las aecionesprocedents de ape to repentino son voluntarias~ 5. Apetito y pasiones no voluntarias.— 6 La opinion sobre la recompensa y el castigo hace y gobierna la voluntad.~7, Consentiniento,continenca,ucha,ayuda.—8. Union — 9 Intent. 1. Ya hemos expuesto cémo los objetos externos constitu- yen la causa de las concepciones y que las concepciones de apetito y miedo son los primeros principios inconscientes de nuestras accioness pues bien, la accién sigue inmediata- ‘mente al primer apetito, como cuando hacemos una cosa de repente; bien a nuestro apetito primitivo sucede algu- na idea del mal que puede derivarse de tales acciones, que cs el miedo que nos impide actuar. A ese miedo puede su- ceder un nuevo apetito y a ese apetito, alternativamente, otro temor hasta que o bien la accién se realice o bien sur- ja entretanto algain accidente que la haga imposible, cesan- do asi esas alternativas de apetito y temor. Esta sucesién alternativa de apetito y temor durante todo el tiempo en. {que podemos hacerlo 0 no hacerlo se llama DELIBERA- ION; nombre que se le ha dado a esa parte de la defini- cidn en la que se dice que dura tanto como depende de nuestro poder la accion acerca de la que deliberamos; pues, centretanto tenemos libertad para hacerla o no, y delibera- cidn significa proceder de acuerdo con nuestra propia li- bertad, 160 carrot 1st 2, La deliberacién requiere, por tanto, dos condiciones en Ia accién deliberada: una, que se trate de algo futuro; otra, «que tengamos esperanza de hacerlo o posibilidad de no ha- cerlo, Pues el apetito y el miedo son expectativas del futuro, y no hay expectativa de bien sin esperanza, ni de mal sin sibilidad. Sobre lo que se produce necesariamente no existe deliberacién. En la deliberacién, tanto el apetito final como el temor final se llaman VOLUNTAD, el apetito fi- nal de querer hacer. El temor final no hard o evitaré hacer. Por tanto, es lo mismo decir voluntad o tiltima voluntads pues aunque un hombre exprese su inclinaci6n actual y su apetito con relacién a la disposicién de sus bienes de pala- bra 0 por escrito, sin embargo no se tendré en cuenta su vyoluntad, porque atin tiene libertad para disponer de ellos de otra manera; pero cuando la muerte le quita esa liber- tad, entonces ello equivale a su testamento. 3. Acciones y omisiones VOLUNTARIAS son las que tie- nen su origen en la voluntad; las restantes son INVOLUN- TARIAS 0 MIXTAS, Voluntarias son las que un hombre realiza de acuerdo con su apetito o su temor;involuntarias Jas que hace por exigencia de la naturaleza, como cuando es empujado 0 cae, ¥ con ello beneficia © perjudica a otro; rmixtas cuando participan ambos elementos, como cuando tun hombre que es conducido a prisién es levado contra su voluntad y, sin embargo, va voluntariamentea pie por mie- do a ser arrastrado por el suelo; en resumen, al ira prisién, cl ires voluntari, ir a prisién involuntario. El ejemplo de quel que arrojé sus mercancias al mar desde el barco para salvar su persona es el de una accién completamente vo- luntatia: pues no hay nada involuntario ah, salvo la dureza de la elecci6n, que no es por propia voluntad, sino por la accién de los vientos; lo que él hace no es mas en contra de su voluntad, que el hur del peligro es contra la voluntad de uien no ve otro medio para salvarse. - _". 192 rosea moe 4. Voluntarias son también las acciones que proceden de una cdlera repentina o de un apetito repentino, en hom- ‘bres que pueden discernir entre el bien yel mal; por cuanto en ellas puede considerarse deliberacién el momento pre- cedente. Pues entonces también deibera en qué casos con- viene golpear, abandonar o realizar cualquier otra accién procedente dela célera 0 de cualquier otra pasion stbita 5. El apetito, el miedo, la esperanza y el resto de las pasio- nes no se llaman voluntarias; pues no proceden de la vo- Tuntad, sino que la constituyen, y la voluntad no es volun- taria,En efecto, un hombre no puede decir ni quiero querer, ni quiero querer querer, y repetir asi infinitamente la pala bra will (voluntad, querer); lo cual es absurdo y carece de significado. 6. En tanto que la voluntad de hacer apetito y la volun- tad de omitir miedo, las causas del apetito y del miedo son también las causas de nuestra voluntad. Pero la exposicién de los beneficios y de los daios, es deci, de la recompensa y del castigo, constituye la causa de nuestro apetito y de nuestros temores y, por ende, también la de nuestras volun- tades, en la medida en que creamos que tales beneficios y recompensss, segin han sido expuestos, os aleanzan a no~ sotros. En consecuencia, nuestros deseos siguen a nuestras opiniones, igual que nuestras acciones siguen @ nuestros deseos. En este sentido cabe decir verdaderamente y con propiedad que el mundo se gobierna por la opinién. 7. Cuando las voluntades de muchos concurren en alguien yen la misma accién o efecto, este concurso de voluntades se llama CONSENTIMIENTO; por lo cual no debemos en- tender una voluntad de muchos hombres, pues cada hom- bre tiene una voluntad distinta, sino muchas voluntades cordenadas a producir un efecto®. Cuando las voluntades de cumno i dos hombres diversos producen acciones tales que se re- sisten reciprocamente entre st, se dice CONTENCION, y cuando chocan dos personas entre si BATALLA; las acco ‘es que proceden de un consentimiento mutuo se conocen por AYUDA 8, Cuando estin implicadas o inctuidas muchas volunta- des en la voluntad de uno o més que consienten (Ia forma ‘en que se produce se explicard més adelante), entonces se llama UNION 2 esa coincidencia de muchas voluntades en. tuna o més. 9, Cuando se interrumpen las deliberaciones, lo cual pue- de acontecer por prestar atencién a otros asuntos, o debido al sueio, entonces el timo apetto de tal parte de la dei- beraci6n se llama INTENCION 0 propésito ~~ Capitulo XII 1, 2. De la ensenanza, persuasion, controversia,consentiento— 43. Diferencia entre ensehanca ypersuasin.~ 4, Controversiasproce- “nts dela dogmtica.~ 5. Consejo 6 Promesa, amenaz, manda ta, ley 7. Instigacin apaciguamiento de las pasiones~ 8, Las palabras solamente no som signos suficientes de la mente-~ 9. En las Contradicciones se prefere la parte directamentesgnificadaa a par te deducida de ella por va de consecuencia.— 10. ELoyente ese int rete del lenguaje de quien le habla 11. EI silencio equivale a veces 4a seal de asentimienta 1. Habiendo hablado de los poderes y de los actos de la ‘mente, tanto cognoscitivos como emotivos, considerados en cada hombre por sf mismo, sin relacién con los otros, parece adecuado hablar en este capitulo de los efectos de los mismos poderes entre sf efectos que son también sig- ‘nos mediante los cuales se conoce lo que otro concibe e intenta. Algunas de esas sefiales, como las acciones y los, sgestos, no pueden ser fingidas fécilmente, especialmente ‘cuando son repentinas, De éstas se han mencionado algu- znas por via de ejemplo en el capitulo IX, junto con las pa- siones de las que dan testimonio; otras, como las palabras y discursos, pueden fingirse. Hablaremos ahora del empleo y efectos de esos signos 2, El primer uso del lenguaje consiste en la expresion de ‘nuestras ideas, esto es, inspirar a otros las mismas concep- ciones que nosotros tenemos; a esto se llama ENSENAN- ZA: por tanto, silas concepciones de quien ensefia acompa- fian continuamente a sus palabras, empezando por algo de experiencia, entonces se transmite una evidencia similar al foyente que las entiende, y asf se le hace conocer algo: a lo 164 came 165 «que se llama, pues, APRENDER. Cuando no existe tal evi dencia, entonces a esa ensefianza se llama PERSUASION y no produce més efecto en el oyente que el que ocasiona el ‘orador, osea, una simple opinién. Llémase CONTROVER- SIA a los signos de dos opiniones contradictorias entre s, es decir afirmacién y negacién de la misma cosas cuando ambas son afirmativas o negativas, se lama CONSENTI- MIENTO o acuerdo de opiniones. 3 El signo infalible de que una ensefianza es exacta y sin error es el siguiente: que nadie haya jamds ensefiado lo con- tratio; no wnos pocos por pocos que sean, sino nadie. Pues a menudo la verdad pertenece a la minoria mas que a la ‘mulituds pero cuando sucede que en las opiniones y cues- tiones consideradas y discutidas por muchos no discrepa ninguno de los que discute, entonces puede deducirse con jsticia que saben Io que ensefian y en otro caso que no. Esto resulta més claro para quienes estudian los diversos temas en que se han empleado las plumas de los hombres, ylos diversos modos en que han actuado, junto con la di- versidad de éxito obtenido, Pues aquellos hombres que se han ocupado solamente de comparar magnitudes, niime- 108, tiempos y movimientos, y sus proporciones han sido, por ende, los autores de todas esas maravilas por las que nos distinguimos de gente tan salvaje como lo son ahora Jos habitantes de distintas partes de América, y que disfru- tan los habitantes de aquellos paises donde actualmente son mis florecientes las ciencias y las artes. De esos estudios procede todo lo que nos llega para ornamento gracias a la navegaciGn; todo el beneficio que representa para la socie- dad human la division, distincion y dibujo de la faz de la tierra, todo lo que tenemos gracias al cémpato del tiempo y la previsién del curso del cielo; todo eso que en caso de {que nos quedasemos sin ello, zen qué nos diferenciarfamos de los indios mas salvajes? No obstante, hasta hoy nadie re 166 ne ae sabe que haya existido controversia sobre este temas sin ‘embargo, a ciencia se ha ido ampliando y enriqueciendo continuamente con eonclusiones de la mas dificil y pro- funda especulacién, La raz6n de esto resulta obvia para ‘cualquier persona que examine sus escritos: pues ellos pro- ‘eden desde los principios mas elementales e infimos,evi-

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