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PIERRE ROSANVALLON: La sociedad de iguales MANANTIAL Buenos Aires Titulo original: La société des éganse Edisions du Soul, Paris © Editions du Senil, 2011 TRADUCCION: VICTOR GOLDSTEIN Diseio de tapa: Fduardo Ruiz Cet ouvrage a binéfcié du soutien des Programmes ‘Paid 3 la publication de Mstitu fanais. Esta obra se ha beneficiado del apoyo de los programas de ayuda a la publicacin del Institut francais Rosanvallon, Pierre La sociedad de iguales.- 1a ed. - Bue 376. ;2ixl4-em. Traducido por: Vitor Goldstein ISBN 978-987-500-163:3, 1. Scioto cop 308 1. Goldstein, Victor, trad. IL. Titulo Impresos 2000 ejemplares en septiembre de 2012 cen Talleres Graficos Leograf SRL, Rucci 408, Valentin Alsina, Argentina Hecho el depésito que marca la ley 11.723, Impreso en la Argentina (© 2012, de esta edicin y de la traduccién al castellano Ediciones Manantial SRL Avda. de Mayo 1365, 6° piso (1085) Buenos Aires, Argentina “Tels (54-11) 4383-7350 / 4383-6059 info@emanantial.com.ar sworw.emanantial.comat Prohibida su venta en Espafia Derechos reservados Prohibida la reproduccidn parcial 0 total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisin ola transformacién de este ibro, en cualquier forma 0 por cualquier nedio, sea electrdnico 0 mecinico, mediante fotocopias, digitalizacion 1 otros todos, snl permiso previo y escrito del editor. Su infraccion ests penada por Tas leyes 11.723 y 25-446, A la memoria de Claude Lefort (1924-2010) 140 LASOCIEDAD DE IGUALES La legitimacién meritocratica de l Ha diseno el modelo de una Te gene i. i hb Spann if expresiOn aristocracia mévil de la iqualdad® lificar lo que iba a constituir de las articulacii la clturapoic francesa. De In Monavauin de flo ls To Repailica, la figuea del elitismo republican ~cuya matria cone oe no dejé de reforzarse hasta fagocitar todas las otras definici & ciulee pears de una igualdad de oportunidad rigida al vrtic de a sociedad fue ay la mascara da top ci6n masiva de los lugares en el conjur le ciodad fro soadencetanarmn emma 6 enmasearada detris de la ostentacié: i ae is de la ostentacién de principios que nadie Pensesscolates”, Revue internationale de I gam slate tationate de Venseignement, 60. F Guizor, Du ios Sito, Du Gonvernement deta France depuis la Resta 109. ell p. 106, Ella opone ala sociedad de casa oa ‘una sociedad “dividida en clases distintas e inmoviles”. fi 61. Sobre la actualidad cont eee Christian Baudet rstian Baudelot y Roger Est Paris, La République des Ges XI, enero definida como emporanea de esta gran brecha, véas tablet, Vehitome républiain on reveal sil, 2008, 4 3 El comunismo ut6pico CRITICA DEL INDIVIDUALISMO Y DE LA COMPETENCIA El espectro de la disolucién social obsesioné las mentalidades de comienzos del siglo x1x, muy en particular en Francia, “La socie- ‘dad —decia crudamente el socialista Pierre Leroux no es més que un monton de egoismos, no es ya un cuerpo; son los membros disper- sos de un cadaver.*! Estas formulaciones lapidarias, mil veces repe- tidas, ciertamente resonaban con acentos diferentes. Estaban envuel~ tas para algunos en los pliegues de la nostalgia aristocrética de un mundo organizado en tomo de “grandes existencias” que supues- tamente daban un relieve a la sociedad en su conjunt, Para otros remitian a una inquietud de tipo més espiritual sobre la descompo- sicin simulténea de un orden moral y un orden social. En cuanto al mundo obrero, es la comprobacion de la borradura de las solidari- dades corporativas y de la irrupcion de un nuevo régimen industrial Jo que se enfocaba. Todas estas inquietudes subyacian a una mis- ma comprobacién de tipo sociolégico: el del advenimiento de una sociedad indisociablemente atomizada y dividida. En este contexto tes donde se forj6 el término “individualismo” en francés. La expre- sion se impuso entonces haciendo las veces de repelente absoluto, ‘como Io testimonia el leaguaje de un reformador que hablaba del “sentimiento espantoso que Ia lengua crey6 digno de una palabra 1. Pierre Leroux, Aux Philosophes. De la situation actuelle de esprit bumain (1831), teproducido en David O. Evans, Le Socialisme romantique. Pierre Leroux et ses contemporains, Patis, 1948, p. 213. 142 LA SOCIEDAD DEIGUALES salvaje, el individualismo”,? mient '? mientras que otto evocaba el inv dualsmo, sombrio amenarador-5 Hl sonic ee saan zado en los circulos sansimonianos desde mediados de la decade de lesde mediados de la dé 1820, Selo encontrard empleado bajo la pluina de Leroox ois a pet Enfantin o incluso de Laurent de VArdéche -n las neal be evita Le Producten i denuarin, utente iento de una sociedad fragmentada, caracterizada por la yuxtemy. cin de las voluntades ye enteazamicno ang oy conticaal le los intereses particulares. La principal revista sansimoniena de Ip vista sansimoniana Soca habla en ese sentido del “espirin de Teiidad uepeadl ring del indvidvaismo* La referencia ese ind viding relacionaba de esta manera lo que remitia a la idea de eaeluany op morals aged ‘competencn en econ Eo see «a que el itimo término se haya impuesto en los medion titers socialists para calificarelrégimen moderna talyeoma ee }atillonarepedecdberdmande Mice ae duh 2 dada de 1820, los sansimonianon ficou Jon lar la alarma contra los perjuicios de esta competencla. A wwe ine, ella era la maria de todos los antagonismos y de todas la dee dads. Tanto en sus publiaciones trices como mia lares que distribuian, la competencia era descrita como el mernece ro renetador de los suiimientos Potueees a lela “secta econémica” a erigitla en condicién necesaria del proms Sneraieaerme cette Sra 3 a mltecn de los poeta Del Idd Mae shay Robert Owen, ln gran fgueaceformadora del perodo, hata -xactamente el mismo analisis. Un capitulo clave de su Manifeste lleyaba por titulo “On competition”. “La vompetencis sania tencia ~scribia= _ 2. Philarese Chasles, Etudes sur les hommes et slo, Pai, 1849, p 253, Se 8 . Félix de La Farelle, Plar d'une wast . 1 reorganisation disciplinaire des lasses industries deta France (1842), reproduc en De ooued cial au profit des classes populaires nom indi ede Pats ee igentes, 2° ed., Paris, 4. Laurent (de PArdéche), “De la foi et de I’ alge de la foi et de Pexamen”, Le Producteur, 5. Ves : anse por ejemplo los dos articulos de Prosper Enfantin, dérations su es progres de Véonomie politique Paes ‘organisation social”, Le Productour, t. Wy V, 1826. LAS PATOLOGIAS DE LA IGUALDAD 143 conduce necesariamente a la guerra civil larvada entre los individuos |. Ella es productora de todos los males, desde todos los puntos tie vista.” Charles Fourier tenia un lenguaje equivalente. Las pala hheas mds frecuentemente asociadas bajo su pluma con la de “compe- tencia” eran “anarquia”, “derroche”, “aplastamiento” y “guerra”? J punto de reunion de todos Fsta demuncia de la competencia era el Jos socialismos de la época. Si bien se distribuian en una multitud cuclas rivales, sus divergencias se borraban tras esta condena ‘or otra parte, sobre este punto no hacian sino seguir el sen- de comin. Po timiento popular general. ‘En Francia, fue Louis Blane quien en su Organisation du travail dio las formulaciones que permanecerén grabadas en la memoria Colectiva. Con Le Livre du peuple de Lamennais, el folleto sirvio de hreviario a toda una generacidn. “La competencia e» para el pueblo lun sistema de exterminio ~escribja—[...]s no es mas que un procedi- niento industrial mediante cl cual los proletarios estan forzados a Exterminarse unos a ottos.”* “Con la competencia -resaltaba~ nada dle libertad, puesto que ella detiene a los mas débiles en el desarro- Ho de sus facultades y los hace victimas de los mis fuertes. Con Ia competencia, nada de igualdad, puesto que ella no es més que la Gesigualdad snisma puesta en movimiento. Con la competencia, nada Ue fraternidad, puesto que ella es un combate.”? En este texto, como fen ofros, Louis Blanc multiplicaba las formulas mortales para eri- nitla en enemiga absoluta del género humano. Flla era un “abomi- fhable sistema”, una “tirania misteriosa”, un “principio generador Ue todos los sufrimientos del pueblo”, no pudiendo sino conducir a tina “conflagracién necesaria del mundo”. :Qué hacer para conjurar Semejante mal? Una palabra servia entonces de punto de confluencia 3 todas las mentalidades: la de asociacién, Fourieristas, sansimonia- hos y obreros rebeldes se encontraban bajo este estandarte, aunque 6. Robert Owen, A New View of Society and other Writings, ed. Gregory Claeys, Londres, Penguin, 1991, pp. 358-359 (trad. cast: Una nueva vision de la sociedad, trad. de Ruben Mettini, Barcelona, Editorial Hacer, 1982]. + Véase el articulo “Competencia” del Dictionnaire de sociologie phalansterenne de Edouard Silbering (Paris, 1911). Lovie Blane, Organisation du travail (1839), 5° ed Pais, p- 27-32. 9. Ibid pp. 272-273. 1847, 144 LASOCIEDAD DEIGUALES concebian su realzacin de diferentes mancras: La palabra a m do cera tefida de nostagias corporativstas, arraigadas en und a veces encantada del viejo mundo de los compsneros de fico p su espiritu de fraternidad. En consecuencia, muchas “genes de a cio” unian asi sus esfuerzos para poner en pie desde el comiensa ta década de 1830, tanto en Inglaterra como en Francia, ls fas gooneratia obreras de product, onset em nes de onganiacin colectiva, para tratar de imponer taifas 4 ly patrons! Lous Blan, por st part ha me leo Con ecto de organizacin del trabajo, esbozaba la perspectiva de modalidad altemativa de regulacion econdmica, parantizada un “Estado protector”, iervenionis,garante activo» auto Fo del funcionamiento armonioso de los diversos “taller sot uc habria fundado,"" scare Este reformismo jacobi dad ino, enmendado y puntualizado, un gran futuro por delante en Francia, Pero incluso antes de padezea un revés de envergadura con el fracaso de la experiencia de los talleres nacionales de la pr de 1841 jo le la primavera de 1848, estaba to entre dos fuegos en la década de 1840. Se veia demasiado estas Para nina cultuea obrera marcada por un ideal de autonomia y autoorganizacién, y al mismo tiempo era insuficientemente radi a fos ojos de aquellos que empezaban a hacerse los apéstoles de al comunista, Asi, la perspectiva que dibujaba de una “igualdad. absolura” en materia de salarios suscitaba una doble reserva, Pa {os obreros reunidos alrededor del diario L'Atelier, la proposicién éra tealista. Consideraban inevitable que existesen estimulos pe ¢] trabajo y confesaban temer una disposicion que engendrara explotacién del hombre activo por el hombre inactivo”? (por otta 10, Sobre eta “el . cultara corporat” dt primer movnien o xéase para Fania Wiliam H, Sewell Gon de menor rvcutons Be langage du trav de VAncen Regan 81848, wa tac de fe Mul Denis aris Aubert, 198 fal cuts Page cin en Francia. El lenge del movimiento obrere desde ot hota Reéinen hasta 1848, ta. de Eig Cal, Madd, Toor 199% vata hh vane Fan Dene “Leu ne ce 3 Paris, Créaphis, 2005, 1 a 12, La formula ex de Anthime Corton, en “De LAtelier, 30 de enero de 1850. ‘ z LAS PATOLOGIAS DE LA IGUALDAD 14s parte, el sistema, adoptado en la primavera de 1848 en varias aso- ‘Gaciones obreras apoyadas por Louis Blanc, tuvo que ser rapida- ‘mente suspendido).! Por el otro lado, no satisfacia a aquellos que jponian de manifiesto Ia fOrmula “de cada cual segiin sus capacida- s, a cada cual segin sus necesidades”. Asi, Marx habia criticado con fuerza en uno de sus primeros escritos la reivindicacién de wna jgualdad de los salarios. Esta idea, habia recalcado, no hacia sino traasponer en el orden econdmico la visién abstracta de las relacio- nies sociales que fundan la problematica de los derechos del hom- bre." No dejara de insistir sobre este punto hasta su famosa Critica del programa de Gotha de 1875. Aqui el autor de Fl capital mostra- ri dilatadamente que el derecho, que no existe sino como derecho ual, es siempre, en su mismo principio, el derecho burgués. Es la sociedad mercantil, regida por el sistema del valor de cambio, Ia que ‘en realidad el “sistema de la libertad y de la igualdad”, puesto {jue allel intercambio se hace siempre valor contra valor. En este ‘ontexto, el derecho igual no puede ser ms que un derecho desigual para un trabajo desigual. En consecuencia, él advertia a los social fas alemanes que intelectualmente erraban el camino y que su rcivis dlicacién de un “reparto equitativo del producto”, lejos de superar el dorecho burgués, se inscribia totalmente en él Para Marx habfa que superar ese horizonte limitado, de manera de realizar el principio fealmente innovador: “De cada cual segiin sus capacidades, a cada cal segiin sus necesidades”. Los primeros promotores del ideal de tuna comunidad de iguales, por su parte, también consideraran que |i emancipacion del trabajo no podia reducirse a simples modali- tdades, estimadas mas justas, de la remuneracién del trabajo. Por lo tanto, a sus ojos hacia falta ver mucho mAs lejos para pensar en la abolicién del mundo de la competencia. 13, Véase sobre todo el relato que ofrece Louis Blanc de la experiencia entonces muy discutida~ de la cooperativa de sastres instalada en Clichy (Histoire de la Révolution de 1848, Paris, 1880, 1, pp. 194-199). 14, Fl ataca violentamente a Proudhon sobre esta base en sus Mamus- crits de 1844 (trad. francesa de Emile Bottigeli, Paris, Editions Sociales, 1968, p. 68 [trad. cast.: Manuscritos de 1844, trad. de Alcira Kessler, Buenos Aires, Cartago, 1984]), Para su critica de los derechos del hom bre, véanse sus analisis clasicos en La Sagrada Familia (1844) y su res- puesta de 1843 a La cuestiin judia de Bruno Bauer. 146 LASOCIEDAD DEIGUALES EL SOCIALISMO UTOPICO El proyecto de formar comunidades politicas ideales va a formulado en este contexto critico. Frente a un mundo acusa de estar fundado en la division y el egofsmo, Owen, Saint Si Fourier, Caber, asi como los herederos de Babeuf, deseaban fervi temente la formacién de un nuevo orden. Las palabras de asociaci y de organizacion eran movilizadas en ellos para dar carnadura 4a idea de un mundo en el cual la competencia habria sido de srrada. Sus “sistemas” presentaban ciertamente fuertes diferenci Mientras que la unidad era concebida en Fourier bajo las for de una diferencia arménica que sacaba partido de la pluralidad {as pasiones, Owen o Saint-Simon la comprendian en cl modo tuna organizacién cientifica. Sumergirse en estas obras prolificas Puede desconcertay, al estar a menudo plagadas de extravaga Pero los contemporineos habian comprendido con claridad que ra posible contentarse con permanecer en una reaccion de ese tipo, El poder de atraccién de esas utopias, por otra parte, practicament no padeci6 los sarcasmos condescendientes de los poderosos de la época, En efecto, en primer lugar ellas podian jactarve de su pretene si6n cientifica, Owen era un gran industrial, econocido y respetadoy ¥ los politécnicos, militantes de un orden racional, habian adherida en gran niimero a la filas fourieristas y sansimonianas. Sobre todo, estas utopias coincidfan en. profundidad tanto con las angustiag difusas de una época como con los sufrimicntos sociales inmediatos, ¥ también hacian eco confusamente a los valores claves del mensaje cristiano, Todo eso habia constituido un terreno favorable a su eclor sion y su difusién, Por ejemplo, hay que recordar que cien mil per- Sonas entusiastas habfan saludado en los muelles del puerto de Le Havre a los primers discipulos de Cabet que en 1849 partian para fundar Iearia en Texas, o que algunos afios antes miles de personas iban a escuchar a los misioneros sansimonianos en las provincias francesas.!5 La organizacién racional era la marca de fabrica de las comu- nidades politicas ideales que eran proyectadas. Robert Owen fue el 15. Véase Claude Francis y Fernancle Gontier, Partons en learie. Des Francais en utopie : une société idéal aux Etats-Unis en 1849, Paris, Perrin, 1983, asi como el Recueil de prédications de la Religién sani moniana, 2 vols., Paris, 1832. LAS PATOLOGIAS DE LAIGUALDAD 147 é editado evan- primero que una formula de ella. La habia medit [nin en New Lanark ua vata ica cosieada como am tstableeimiento modelo en la que se habia entregado a experiencias Sa jo. También se habia movilizado para hacer adoprar en 1819 la vi thera ley que limitaba en Inglaterra el trabajo de las mujeres y os hitos. Podia aparecer entonces como una de las grandes figuras de i flantopia del pais, Pro el industrial leg radicals sus puntos de vista, Flabors la formula de pueblos industriales que apuntabs a urantzar la armonia la abundancia. Coneebos para 1-200 per fonas instalados sobre 750 hectéreas, an fandadon na cole ‘vizacion de todas las funciones de la vida cotidiana (prepara ee ene thimensions, para los esparcimientos la educasin, la salu a pro- dado Em este mundo comunitaro todos hubiran pido, sexi sis planes, tener sus necesiades satnfechas,y In solidaridad se habia ncontrado naturalmente encastrada en las estructuras mismas de jn vida comain.1® Algunos afios mas raede financiara con este espi- fitu en Norteamérica el proyecto de New Harmony (en 1825), para tra de poner en prctiea estos puntos de vista. Como otros en {poca, Owen se haba visto vedio por el bienestar que rina ea scones dos Shakers, fe con una sage dee nate re como habia madurado sus planes pele palibosialzwdhuropranecibabiad siecle cxxsusmo por ia ea de comunidad aconalent ongaiads 2 la seguridad de su factibilidad, ya que entonces la multiplicacién ire ew tyr ges ann es parecian validarla Significativamente, Engels consagrara a estas ae read Calieedae de “excess” wn estudio dealado,y all vel praca de qe ca posible ven on mand atone + eliminado la competencia. Mas atin, que seria incluso mieten nde dc adminitat na Sociedad comonista que Ura iedvic ymmunistes sur Marx, Utopisme et communauté de V'avenir, Paris, 1976. Como Owen, Engels estaba particularmente seducido por los Shakers. 148 LA SOCIEDAD DE IGUALES sociedad de competencia”.'* En este mundo racional, deci cenefecto todo se simplifcaria: basta de derroches, de especulacom ode eae paralizantes. “comunismo”: la palabra va a Para aclarar y radicalizar esta idea de un mundo comunit li do de la competencia. 5 a a LAIDEA COMUNISTA Cabet popularizara el término, utilizado desde la primera de su Voyage en Icarie (1839). Pero sobre todo lo puso de fiesto al publicar succsivamente en 1840 dos opiisculos cuyos tit los eran Credo comunista y Por qué soy comunista. Esto implica resucitar un término envejecido de la lengua econdmica y juri del siglo xv. Mirabeau habia califcado, en un tratado de eco agricola, de “comunistas” a los miembros de las comunida de manos muertas."? En esa década de 1840 va a comenzar a vir de estandarte a aquellos que ponian en el centro de su visi6n un mundo ideal el principio de Ia comunidad de los bienes (lo g los distinguira de quienes no pensaban sino en términos de 0 nizaci6n racional, pudiendo ésta en ciertos casos ~como entre sansimonianos~ relacionarse con una visién jerarquica o meritoeri 3). ao 1840, eletivamente, mare un giro inelestual. Ad mas de las publicaciones de Cabet, se reedita entonces el Ci ta nature de Morel, considera como el gran precursas Apa ¢en igualmente un conjunto de opisculos que conformaran la ese ra de influencia de lo que se Hlamara el neobabu 18, Disoursd’Ebenfld (1845), en Utopisme et commana Vavenir, op. cit., p. 35. is — Talbots gon Hnerlh ame gt De one Communisme ! Kommunismus / Communism. Origine et develop ment iteration de a termiologiecomonatare promary is utopee as ndorbabouriste, 7BS-1842, i, Fister Te Karl-Marx-Haus, 1989, ce 20. En particular los de Jean-Jacques Pillot, Richard Lahautiére Albert Laponerys: Los exo deste movimiento sen recite la segunda sri dea eolciem Les Revolutions dtc 143 1848), vols. VI a VIM, Révolutionnaires et néo-babouvistes de aa 1847, Pai, EDHIS, 1979, Para una vistn de conunte, Yee Ali LAS PATOLOGIAS DE LAIGUALDAD 149 Jyoco después la obra de Théodore Dézamy, que sera una obra de folerencia, Code de la communauté. La lectura de estos escritos, es Jportante recalcarlo, va a desempeiiar un papel importante en la juaduracion de las ideas de Marx, que les rendira homenaje en La agrada familia.) & partic de ellos es como hay que comprender los Jundamentos filosoficos de la idea comunista de igualdad. Dos palabras clave, incansablemente repetidas, son utilizadas Jara calificar el nuevo orden de las cosas al que aspiraban estos pio- heros de la idea comunista-comunitaria: las de unidad y fraterni- Jlid. “Mi principio es la fraternidad. Mi teoria es la fraternidad. Mi sistema es la fraternidad. Mi ciencia es la fraternidad”, pregonaba Cabet2 que pretendia radicalizar asi la idea jacobina de unidad y We indivisibiidad. En su Code de la communauté, Dézamy propo- hia definiciones de estos términos a los cuales suscribian todos esos “comunitarianos”. “La fraternidad ~escribia~ es ese sentimiento sublime que lleva a los hombres a vivir como los miembros de una misma familia, a confundir en un interés tinico todos sus diferentes dleseos, toda su potencia individual.”2 En cuanto a la unidad, “es la identificacién indisoluble de todos los intereses y de todas las volun- fades”. Percibida en esta perspectiva, la igualdad no era solamente concebida como una reparticion de los bienes 0 como un principio de justicia entre los individuos. Era sobre todo comprendida como tuna calidad estructural del orden social. Para calificarla, Dézamy cempleaba las palabras “armonia” y “equilibrio perfecto”. La igual- dad era de tal modo realizada por una forma de inclusién de los indi- viduos en un mundo Uno. No tenia nada de aritmético. De lo que se trataba era de una igualdad de cuerpo. De ahi la referencia recurren- teen todos estos autores a la estructura familiar como alegoria perti- nente del ideal comunitario. Tanto en una comunidad como en una familia, la abolicién de las desigualdades de bienes y de condiciones Maillard, La Communauté des égaux. Le communisme néo-babouviste dans la France des années 1840, Paris, Kimé, 1999. 21. Sobre Marx y los neobabuvistas franceses, véase Michael Lowy, La Théorie de la révolution chez le jeune Marx, Paris, Maspero, 1970 [trad. cast: La teoria de la revolucion en el joven Marx, trad. de Silvia Labado, Buenos Aires, Herramienta, 2010]. 22, Le Populaire, noviembre de 1844. 23, Théodore Dézamy, Code de la commumauté, Paris, 1842, p. U1 {idem para las siguientes citas). 150 LASOCIEDAD DEIGUALES es en efecto la simple c 4 mple consecuertcia de un lazo consider {a iguldad deriva dl hecho de que cada uso ond meses orden protector mis amplio. No hay competencia pe bay individuo auiénomo, hablando con propiedad, en cae individuo no existe aqui como interés separado © como voh no Se manifiesta sino como el oud teal nmponente de un 0 0, cra a partir de una simplificacién de la organi aénero humano como afin de cuentas se pemata abc ceed {a competencia. “Unidad” queria decir supresién de los antagon mos, no petinenca de las diferencaciones,indstincin, sig 2 Sada eval sein sus capncidade, a cada cual sein sus les", por lo tanto, no era un principio fundante de los de bienes no eran aoe in procedentes de una libre ek Senin Sst fen ema Seca teae eas coe a eit ta yee isan itera omen Dang de una totalidad. De la misma manera, peribidas como siconstyeraninmeliatamene se een Dak ‘amos tena de fcr un mundo que era fadicalmennc gal learia, que no formaban “mas que una sola roe magni engranaje dela cual cumple regularmente su funciona La idea asociada de fraternidad tenia también un sentido diree- famente sociolégico. Queria decir que todos los habitantes de una le cada uno serdn los ancianos de todos (...]. En la f: ii ‘es desgarrada” (citado por A. Mailla : Pa 25, Frienne Cabet, Voyage en Icarie (1839), 5* ed, Paris, 1848, p. 105, los ancianos Jiecesidad de unir la pol We la W interés general mediante una civilidad préctica de atencién inme- inca al pr ioral destinada a ampliar los efectos de las obligaciones juridicas. {los “socialistas fraternitarios” de las décadas de 1830 y 1840 com- frendian la fraternidad en esos términos. La obra de Leroux, que jyretendia “poner la fraternidad en el centro”,?® constituy6 una per- fecta ilustracién de esta manera, fiel a la herencia revolucionaria, de tratar de establecer bajo esa modalidad un puente entre la liber {ad y la igualdad. Para Leroux, el sentimiento de fraternidad era lo {que permitia “colmar el inmenso abismo que las instituciones poli- LAS PATOLOGIAS DELA IGUALDAD 151 ynunidad debian considerarse como pertenecientes a una misma jnilia, unidos en consecuencia por !az0s naturales que no eran del tien de un contrato. Era un abordaje muy diferente del que habia kalecido durante el periodo revolucionario, La referencia ala fra- tnidad habfa sido entonces movilizada porque la reforma de las iuiciones habia sido percibida como insuficiente para hacer acac- 1 in mundo nuevo. Habia sido percibida como un afecto compen- {orio, una virtud correctora de los principios individualistas que bian adoptado. Dibujaba la perspectiva de una suerte de contrato intimental que permitia arraigar el contrato social. Subrayaba la ay la virtud de equilibrar la tendencia Jeura politica revolucionaria a tornar absoluto y abstracto (0, y de benevolencia. Era del orden de una obligaci6n ticas, tanto como las religiones, dejaron hasta ahora entre el amor el hombre por si mismo o cl egoismo, y el amor a la humanidad fen general o la caridad” 27 Veia asi en dl el principio active de una jueva religién laica necesaria para el buen funcionamiento de una sociedad democratica (esta manera de pensar lo que se a los hom- bres més alld de las formas del intercambio y del contrato politico sera esencial para una parte del mundo republicano que, de Edgar Quinet a Ferdinand Buisson, se consagraré a mantener una espiti- tualidad laica). ‘Nada semejante habja entre los partidarios de la comunidad de los bienes. En efecto, Ia supresién de la propiedad privada bastaba 26, Pierre Leroux, Aux Politiques. De la politique social et religiewse qué convient & notre époque (1832), en CEuvres de Pierre Leroux, Patis, 1850, tI, p. 156 (reed. Ginebra, Slatkine Reprints, 1978). 27. Citado por Bruno Viard en su introduccién a la antologia de Pie re Leroux, A la source perdue du socialisme francais, Paris, Desclée de Brouwer, 1997, p. 35. 153 182 LASOCIEDAD DE IGUALES LAS PATOLOGIAS DE LAIGUALDAD en su modelo para hacer que se superpusiesci las costumbres instituciones: en ellos, el hombre era inmediata y dinicamente $0 La igualdad radical, por lo tanto, no tenia necesidad de la mulet los sentimientos para poner de acuerdo a los individuos, Desean en una doble presuposicidn de desindividualizacién y de ho zaci6n del mundo. sec demaPtee lis con asian y deapresio como de una “mania popular I Verage om Sar, Cabetestimaba que la nueva orgaszacion sy poles qu ano anh tora ini el pluralism de saparecido, Al mismo emp, dsj no fai sev ms iario comunal para cada comuna, de un solo Brora ee aeieee sauces mal Pa Nacion” 2 significa "proponia confiar su redaccion “a 'NaciGn” 2 Significativamente, proponta 6“ Tc ionarospiblicoselegidos por el pueblo oa ss represen ~ ind ademss que eos dai "no serian mais que informatvos J solo contendrian relatos y hechos, sin ninguna discusién por parte eridista" i” il een eue marta copes a sobier de fos hombres por una adminis de a cosy fontaparee de esta vision antpoltca™ resdiaen la extrema preci- ign con la cual eran descritos 7 presttos las formes de crete ny las modos de vids. Ya en Morell las exstencas ern regu Ths con tna pression mena, Ls obligaciones de taba Wiad requerida para el matrimonio, los colores y los pafios de la cae tia cules tetas aera hs ia de las mujeres, cl elendario'de Insists, la arguiestar dor tdilicios y la disposicion de los barrios de vivienda: en él todo est Rnotn, ath isos igualmente directivos. Puesto Inateta, sera igualmente precios igualmente Pu {ue no se concebia una autogestion, era necesario que todo hubiera LA EXTINCION DE LO POLITICO, Lo ECONOMICO YLO PSICOLOGICO Ya sea comprendida en el modo de una relacién o de una rel {ribucién, Ia igualdad no puede concebirse sino en la forma d Proyecto y de un trabajo permanente. Nunca existe en repose re es un combate. Se relaciona con experiencias de injusticin Se arraiga en el hecho de la heterogeneidad humana, de la divisi Social, de Tos conflictos, de las pretensiones a la superioridad, B 3 lo que hace Ia diferencia entre la idea de comunidad de iguale Ia de sociedad de iguales. La idea de sociedad de iguales esboua horizonte, es un objetivo cuyas formas permanecen continuans fe sometidas a la discusion piiblica y la critica. Se une a un deb democratico permanente sobre las nociones de lo justo y de lo ig La comunidad comunista, tal y como era imaginada en la di de 1840, a la inversa, presuponia un mundo que habia erradica cn su principio todo cuanto podia alimentar la discordia, la dom haci6n, la explotacin. Un mundo fandado en la unanimidad (en orden politico), la abundancia (en el orden econémico} y la supte si6n de la envidia y el egoismo (en el orden de las rclaciones indi dluales) Es decir, un mundo que descansaba en la triple extincidn dé lo politico, lo econdmico y lo psicolégico, Para alguien como Cabet o como Dézamy, no habia lugar para d conflicto 6 la deliberacién. El mundo que ellos aspiraban # rear radicalmente no politico, a imagen de las utopias sociales del sigh Precedente. A grandes rasgos, sus planes prolongaban en este punt la visién de Morelly en sui Code de la nature. Si este tiltimo fae i audaz. precursor de las ideas comunistas, de ninguna manera se trae taba para él de instaurar un gobierno representative 0 de poner en movimiento al pueblo como poder instituyente de lo social. En Gran Bretafia, Robert Owen, por su parte, se opondr4 con vitulencia a fos cartistas, que reivindicaban el sufragio universal, El hablaba de 28 Rohert Owen, Texts cho, ad frances de Pal Mei, Pts, ions Sosnlen, 1963, . 133, ieehan sg aber Voyage en lari, oct p 397 ere todo el ep XXV, “Des jours") 31 Higa adage eget en are cst manera de gar ate ds comaditari Nears gc Cte ea om pein opin pies 9 os a {seca pron os esmnspta anc experi, Desay or ebaharadpaina oin mi ve ene la cara prt desu Cod de lo nature, "Model del lesion conforms sux inetons dea nat 154 LA SOCTEDAD DE IGUALES sido pensado de antemano, fijado en el marmol de una racionali definitiva. La segunda contraparte de esta visién utépica radical on su caricter autoritario. Asi, en un proyecto de decreto econém 9, Babeuf habia imaginado que los “trabajantes” de la comunidad nacional pudieran ser desplazados de una comuna a la otra por I “administracién suprema” en funcién de las necesidades, y no vacilas ba en prever una pena de esclavitud perpetua para los defraudadores de cualquier calaiia.* Este dltimo punto es fundamental. En un mune do no politico, no hay ningdin lugar para las voces discordantes o los comportamientos que se desvian de la norma. No hay posicidn i ‘media posible entre la adhesién al sistema y la exclusion. Hay que see ‘obediente adentro o bien despachado afuera. En su République d Dieu, Constantin Pecqueur habia advertido con este eriterio que “la infraccién sistemética de la ley fundamental conduce a la exclusiém ¢ invitaba al “respeto voluntario y meritorio de la ley de fraternidad bajo la sanci6n positiva de la excomunién a de la expulsién del se de la uni6n”.* A Ja inversa, lo propio de una democracia es consid rar que la oposicién forma parte de su funcionamiento, puede ser expulsado fuera de su seno. En I comunidad antipolitica, la igualdad es producto de una dependencia y una sumisién comunes. En tanto sujetos de la organi zaci6n raciovl es como los hombres y las mujeres son semejantes, y no en cuanto indi iduos auténomos que se hacen frente, Los campeones del orden comunitario no contaban s6lo com efeetos de una buena organizacién para llevar a eada individuo fundlirse en la comunidad. También consideraban posible la formas cién de un mundo en el cual la envidia, motor del deseo de distine ion, habria sido erradicada. En efecto, el egoismo y In envidia som. las actitudes que estructuralmente obstaculizan la igualdad, puesto ue conducen a hacer de la buisqueda de una apropiacién de fo que Posee el otro, o de la indiferencia respecto de su situacion desta vorable, los resortes de un comportamiento de diferenciacién y de dlistanciamiemto permanentes. Los socialistas comunitarios encarae 33. Este Fragment d'un projet de décret économique de Babeuf es ‘epraducido en los “documentos de prueba” de la obra de P. Buonarroti, La conspiration pour Végalité, dite de Babeuf. op. cit, «Tk. 34. Constantin Pecqueus, République de Dieu, Paris, 1844, pp. 245 ¥ 314. También observaba que “la unidad de ereencia [..-| es una condi- ci6n de admision: todo el mundo es ortodoxo” (ibid, p. 245). LAS PATOLOGIAS DE LA IGUALDAD 155 ban primero la cuestion desde una peropectvaanttopoligca, Sobre teste punto, como muchos de sus contemporaneos, creian z Ines epensradoee df fncatn. Any abe conniras de ls educciony a agricultra eran onmnipotentesy ces divnidadn creadoras”,55 y que podria formarse una nueva especie humana, de ln misma manera que podian crearse variedades inéditas de plantas ‘ode animales. Estaba persuadido de que una generacién de obre- ros y de ciudadanos que recibieran una educacién y una instruccién ipropiadas “estar habituada a tomar siempre la raz6n por guia y 0 praticar todas ls virudes de la fratenidad”. parr de enton- ces, decia, “hasta de rivalidades, de competencia, de antagonismo, de cexploracién, de envidias, de odios, de discordiass en todas partes la fraternidad, Ia uni6n, la paz”. También puede recordarse a este res- pecto que Oven habia dado por subiulo a su obra mayor A’New View of Society and other Writings, “Essays on the principle of the formation of he human character, Preparatory tothe developmen of a plan for gradually ameliorating the condition of mankind”, y que su acci6n de educador siempre habia estado en el corazén de su vision reformadora. ; ero tambien era ta economia la que segiin sus concepciones podia contribuir a cambiar al hombre. De una doble manera. Supri- tiendo la propiedad privadas pero también instaurando un régimen de abundancia. La supresion de la propiedad prvada en primer ugar, que estuvo en el coraz6n de la revolucién de la igualdad tal y como la concen los Cabet o los Dézamy Fue Babeuf el primero cn teorizarla. Sin propiedad privada, estimaba, ya no hay posibili- dad de acumular riqueza 0 poder2” Si cada uno recibe de la eolec tividad los bienes que le son necesarios, se vuelve “independiente rs aun réformiste 35. Etienne Cabet, Douze lettres d'un communiste a un réfo sur la communauté, 3 ed., Paris, 1845, p. 6 (p. 5 para las ctas siguien= tes). 36, *:Acaso la agricueura -coneuia~ no crea miles de especies de rors, de claves, de tulpanes miles de epecies de crelay ce mana nas, de peras, de uvas? Y entonces, zpor qué la educacién no produciria los mismos prdigis en el hombre, hijo querido de ls naturales ys ms bell bea?” ibid) Radicalinaba axl eal hielo de Jos grandes médicos reformadores del periodo revolucionario. = 57, Vease Gracchus Babeuf, “Marchons franchement & PEgalite”, Tribun du peuple, n° 35, ao IV. 156 LA SOCIEDAD DE IGUALES de las oportunidades y las citcunstancias felices y desdichadas”, flacign de los individuos con el tiempo se ha modificado si ya hay miedo del porvenir ni esperanza de enriquecerse. Por lo tan cada uno podtia vivir totalmente en el presente gracias a la suy sion de la propiedad, y se extinguiria la “locura mortifera de las finciones”, que siempre descansa en una forma de proyeccién de ‘Supresién de la propiedad que, en consecuencia, no se limitaba Babeuf a la de los medios de produccién, de la envidia. Lo que estos utopistas querian conjurar de esta m 2 ¢s el trabajo indefinido de la sociedad sobre si misma, la el siempre abietta y problemitica que los individuos que la com ‘mantienen con las representaciones conflictivas que se hacen de relaciones. Por consiguiente, no habia lugar gue de la “igualdad imaginaria” 20 sofiaban, no se comparaban, En cl fondo, eran indiferentes 2 otros: sus relaciones estaban totalmente absorbidas en su este funcionalidad. No eran mas que los engeanajes de un conjunto. La perspectiva de una sociedad de abundancia es otca manen de encarar la erradicacion de la envidia y el egoismo. En le dad capitalista, decia Owen, cada uno puede legitimamente ti miedo de ser embaucado por el otro y de verse privado de tedios de existencia si no vela atentamente por la persecucion su interés personal. Esto ya no ocurriria en un mundo comunitat explicaba, porque “todas las necesidades naturales de ln natur 22 humana alli podrén ser satisfechos con abundancias y el pringk Pio del egoiamo dejard de exists, falta de un movil suficientes sussitarlo”. ¢La receta de esta abundancia? En este industrial deg vaba de las ventajas esperadas de una organizacién racional y de nes acarreada por la supresion de la £0, la producci6n se limitaria a un consumo bisicos, puesto que ya no seria posible atesoran, adquisie bienes de produccion o inmuebles; de ahi la siruacidn de abundamely. respecto de esos bienes basicos. Abundancia, frugalidad y produce tividad de tal modo se relacionaban en él: en un mundo moderna. Pequeiio mimero de bienes de 38. Robere Oven, Report to the County of Lanark (1820), en A New View of Society and other Writings, op. cit, p 298, LAS PATOLOGIAS DELA IGUALDAD 157 y frugal, subrayaba, se podria “Ilevar a cada individuo a producie cho mas de lo que puede consumir”.” Este lazo estructural entre ‘abundancia y realizacin del comunismo estard en el corazén de la vision marxista. E1 comunismo, como superacién de la sociedad capitalista mer- il, implica la supresidn de la mediaci6n del interés en las rela ‘jones sociales sobre la cual ésta se funda. Sélo con esta condicion puede ser encarada la posibilidad de ver transformarse las relaciones fntre los hombres en un “puro comercio”. En este sentido, el comu hismo descansa en la extincién de la economia, definida como cien- «ia de la producci6n y Ia distribucién de las riquezas en un universo tle escasez. En efecto, Marx asimilaba explicitamente el capitalismo Ja sociedad mercantil y, mas profundamente todavia, el capitalis- fn al economia a seas. EL onjuno de su obra e incomprensible ra de esta filosofia critica de la economia. En consccuencia, € dancia. Solo en semejante sociedad, en efecto, Ia economia ser abolida, puesto que ya no habria escasez.4° De no ser asi, escribia n La ideologia alemana, “lo que se volveria general es la escasez, ¥, von la necesidad, tambien volveria a empezar |a lucha por lo nece- sario, y faralmente se volverfa a caer en el mismo fango”."! La socie- ddad comunista pretendia realizar sobre esta base una armonia natural de los hombres, Por este sesgo Marx se convertia en el heredero de la filosofia materialista optimista del siglo xvul. Desde sus Manuscritos de 1844 definia asf el comunismo como un naturalismo consumado. "Cuando se estudian las doctrinas materialistas de la bondad original y de los dones intelectuales iguales de los hombres, de la omnipotencia de la experiencia, del habito, de la educacién, de la influencia de las mientos, en ocasiones muy violentos. En otro gran clisico de la literatura obrera, Léonard, magon de la Creuse, Martin Nadat también refirié las hostilidades entre corporaciones de oficios, rivalidades de cantones, y hasta de comunas.2" E] narr6 en dk a competencia en las obras, la oposici6n entre parisinos y tempore r0s de la Creuse, por ejemplo. A mediados del siglo xtx, Ins divisio nes de “regién” o de “corporaciones” -Ia palabra seguia siendo d uuso corriente— eran percibidas como estructurantes entre los obre= ros. Hecho significativo, un importante informe parlamentario 1884, consagrado a los efectos sociales de Ia crisis econdmica de €poca, pondra todavia en pie de igualdad lo que llamaba los “tre 6rdenes de competencias”: el de los oficios y las personas, el del Provincia contra Paris, el del extranjero contra Francia.2? Sélo partir de esta época se “nacionalizé” la percepcidn del orden n6mico, imponiéndose como determinante la competencia ext jera. Este hecho contribuird de manera decisiva a hacer al mundi obrero mas receptivo que antes a la tematica proteccionista2> En Francia, como en tadas partes en Europa —pero siempre €0f excepeidn de Gran Bretafia-, las protecciones aduaneras, en co ueneia, se reforzaron durante este periodo. En Francia, la r nista se destacard desde el inicio de la década dle 1880 €0 la suspensidn del tratado anglofrancés de 1860. Aleanzara su apo geo en 1892 con la adopcién de la famosa tarifa Méline (por 21. Martin Nadaud, Léonard, macon de la Creuse (1889), reed., com un prefacio de Jean-Pierre Rioux, Paris, Maspero, 1976, 22. Engéne Spuller, Rapport présente i la Commission denqutte pa lementaire sur la situation des owvriers de Vagriculture et de Vindustr ‘ent France, et sur la crise parisienne, en Anmales de la Chanrbre des dé 1s, Documents parlementzires, sesion ordinaria de 1884, t. II (anexo 6 2695), p. 870. Véase todo el capitulo “De las competencias”™ ‘ 23. Cuando antes se hablaba de “proteccidn”, era a nivel local corporativo, LAS PATOLOGIAS DE LA IGUALDAD 173 nombre del ministro republicano cercano a Jules Ferry que la hizo votar}. Pero tendra la particularidad, respecto de otros paises, de constituirse en una verdadera cultura politica. El movimiento hacia el proteccionismo tendré sus diarios ~algunas publicaciones toman entonces por titulo Le Protectionniste (1879) 0 Le Travail national (1884)~ y sus campeones. Sobre todo se impondré en el coraz6n de los debates politicos del periodo. En las elecciones legislativas de 1889, los programas de los diputados que salieron vietoriosos de las urnas habian puesto en primer lugar de sus preocupaciones el refuerzo de los derechos proteccionistas, en un pie de igualdad con la revision de las leyes constitucionales La nueva cémara vorard logicamente con entusiasmo la tarifa Méline. La Repiiblica encontrar sui basamento social en la defensa de ese proteccionismo y constituird a este tltimo en un “movimiento popular” ~para reto- ‘mar una formula de Jules Ferry-25 Para él, las tarifas aduaneras “protegian el salario del obrero”, al mismo tiempo que satisfacian los intereses del mundo campesino. En primer lugar, por cierto, las medidas aduaneras habian ganado la adhesin al régimen de los seetores rurales. “El movimiento proteccionista actual tiene sus raices en la democracia que cultiva la vid y el trigo. Por eso tuvo éxito”, dird Ferry.26 Pero mas ampliamente se fijaron como objeti vo arraigar a las masas en una identidad nacional que redimia las diferencias y las divisiones que atravesaban la sociedad. Un articu- lo de Le Travail national proponia en este sentido reemplazar la ‘oposicién del capital y el trabajo por la idea de una solidaridad colectiva frente a la amenaza extranjera.2” La igualdad democrética 24, Véase el “Barodet” (el compendio de los programas y compro- 1misos electorates) para 1889. Véanse también las indicaciones dadas en Antoine Prost, Vocabulaire des proclamations éectorales de 1881, 1885 et 1889, Paris, PUR, 1974, pp. 72-74. 25. Vease su Discurso del 23 de noviembre de 1891 sobre la tarifa general de las aduanas, en Discous et opinions de Jules Ferry, Paris, 1898, t. VIL, p. 272 (au discurso de referencia sobre el tema) 26. Citado por Jean-Marie Mayeur, Les Débuts de la ITF Républ ne (1871-1898), Paris, Seuil, 1973, p. 208. 27. Sobre este punto véase Herman Lehovies, The Alliance of Iron and Wheat in the Third French Republic, 1860-1914: Origins of the New Conservatism, Baton Rouge, Louisiana State University Press, 1988 (en particular el cap. 2). Vease tambien Alan Milward, “Tariffs as 174 LASOCIEDAD DEIGUALES ‘comenzé a percibirse de esta manera en la forma de la pertenenei una comunidad de proteccién y de distanciamiento. Asi se forjé tuna representacin de la sociedad que reubicaba la vida econdmica en una vision politica de la ciudadania igualitaria y de la uni nacional. CONSERVADURISMO Y COLONIALISMO. La cultura politica del proteccionismo se relacioné en. prim lugar en Francia con una visién conservadora y basicamente anti ‘condmica. Méline fue su expresién ejemplar. En él se encontraron acentos exacerbados del viejo agrarismo del siglo Xvm, que ponia e Ja picota la industria y soaba con un mundo inmévil arraigado en orden rural. En un ensayo que en la época conocié un inmenso éxito Le Retour @ la terre et la surproduction industrielle (1905), Mél consideraba que el éxodo urbano sucede al éxodo rural, ya que frente a los desarreglos de una “saturacién industrial”. Estas p: bras tenian entonces una amplia repercusi6n. En primer lugan, masas campesinas de la época que tenian el culto por la estabilid ‘También en los medios tradicionalistas y catdlicos, que durante cl siglo no habjan dejado de denunciar un industrialismo que via los marcos considerados naturales de la vida social. De manet mas difusa, por diltimo, entre todos aquellos que fustigaban la mera globalizacién como vector de un mundo sometido a la ley tuna competencia exacerbada. Tehiida por estos acentos nostalgico la cultura politica del nacional-proteecionismo esbo26 en el inicio d la década de 1890 los contornos de un consenso gracias al cual régimen republicano pudo definitivamente imponerse en las pro} didades del pais Consenso reforzado por las manipulaciones coloniales e imp rialistas que, en Francia como en otras partes, acompaiiaron la ele vacién de las barreras aduaneras. A este respecto, el imperialism constituy6 una alternativa al mismo tiempo que un complemet a la perspectiva de la disminucién del erecimiento enunciada po Constitutions”, en Susan Strange y Royer Tooze (dir.), The Interna nal Politics of Surplus Capacity: Competition for Market Shares in World Recession, Londres, Allen & Unwin, 1981, LAS PATOLOGIAS DE LA 1GUALDAD 175 Méline. Econémicamente, era concebido como la muleta del protec- cionismo, “El sistema protector es una maquina a vapor sin valvula dle seguridad, si no tiene por corrective y auxiliar una sana y seria politica colonial”, haba resaltado notoriamente Jules Ferry, el pri- mero en teorizar esta funcién econémica de la colonizaci6n. Pero los republicanos “oportunistas” [républicains de gouvernement] tam- bign esperaban en Francia que esta politica colonial sefialase un salto adelante del pais, que restaurase el orgullo herido por la derrota de 1870 y que hiciese olvidar la humillacién provoeada por la pérdi- da de Alsacia-Lorena. Tenia asi una funcién directamente politica de restauracién de una imagen colectiva positiva. Empresa que estaba igualmente destinada a ofrecer una forma de respuesta a la cuestion social. Se coments abundantemente a este respecto la famosa for- mula de Cecil Rhodes: “Si se quiere evitar la guerra civil, hay que volverse imperialista”.2” Pero la aritmética econémica inmediata que subyacia a ella no esclarecia més que una dimensién de la pol de expansién colonial de la época. Muy particularmente en Francia, ésta también participé de un trabajo ideol6gico de constitucién de tun sentimiento colectivo fundado en la satisfaccién de promover una empresa conquistadora y de manifestar una superioridad comin res- pecto de los pueblos que se pretendia civilizar. La puesta en escena de «sta superioridad compartida también contribuia a aflojar la tension de clase en el pats. Por lo tanto, en este otro modo también se jugs cl proyecto de hacer olvidar y ocultar las desigualdades internas por la valorizacién de una forma de comunidad de confrontacién con el mundo exterior. En pocas palabras, sustituir el proyecto demoerético de-una igualdad positiva por una igualdad negativa. 28. Jules Ferry, Prefacio a Léon Santupéry, Le Tonkin et la mére- patrie (1890), en Discours et opinions de Jules Ferry, t. Vy Pari 1897, p- 558. 29. Entre otros, véanse Imperialism (1902) de J. A. Hobson, y el capitulo 6 de El imperialismo, fase superior del capialisnso (1916) de Lenin, 30, Sobre este punto, véanse las observaciones de Joseph Schumpe- ter, “Contribution & une Sociologie des impérialismes" (1919), en Impé- rialisme et classes sociales, Paris, Flammasion, “Champs”, 1984 (trad. casts Impertalismo yy clases sociales, trad. de Vicente Giebau, Madeid, Editorial Teenos, 1986}, 176 LASOCIEDAD DEIGUALES REORDENAMIENTOS INTELECTUALES Y POLITICOS La formacién de esta cultura politica contribuyé poderosamen« te a reestructurar el paisaje ideol6gico francés a fines del siglo XIX: El nacional-proteccionismo, en efecto, pudo presentarse como una alternativa a la idea socialista. La evolucién de alguien como Mau« rice Barrés dio fe de manera ejemplar de la posibilidad de este desli= zamiento, Asi, fue el primero en utilizar en 1892 la palabra ‘nacioe nalismo” para designar una forma de politica interior. Era, por lo tanto, una visiGa que no tenia ya nada que ver con la de Michelet @ de Renan, Para Barres, la perspectiva nacionalista era la que reali ba plenamente el ideal de un “proteccionismo obrero” (la expresi6 ‘era entonces frecuentemente utilizada), mientras que el socialisma no podia sino fracasar en darle forma. En efecto, con el nacional proteccionismo existia la promesa de una eficacia inmediatamente visible.*" Al instituir un tratamiento desigual entre extranjeros nacionales daba una significacién negativa, directamente sensible la realizacién de cierta idea de la igualdad, mientras que cl socias lismo formulaba una definicién ciertamente mas exigente, pero, también, mucho mas problensitiva, diferido como estaba su adveni miento a la posterioridad de una hipotética revolucién. Alrededor de ese “momento 1890”, diferentes tipos de reorden ‘mientos politico-intelectuales se operaron alrededor de los conjunto constituidos por los tres términos *nacionalismo”, “socialismo' “proteccionismo”. Y es la idea proteccionista la que indudablem te estuvo en el corazén de la recomposicién de las representacion de la igualdad que de ella derivaban, El nacional-proteccionismo los republicanos “oportunistas” represent6 su modalidad domina te. Pero otras configuraciones mas radicales también derivaron d e303 reordenamientos. Acabamos de citar el caso de la “reinvenci del nacionalismo, cuyo simbolo fue Barrés. No obstante, existiero 31. “Insistamos en esto: el nacionalismo es un proteccionismo”, dit Barras (*Lerreur intellectuelle des socialistes”, Le Journal, 22 de en ro de 1897, en L'Euvre de Maurice Barrés, Paris, 1966, t. V, p. 400 Observemos que cuando la Accién francesa comenta su programa ele toral de 1898 pone fuertemente el acento en ese lazo entre nacionalism y proteccionismo y se felicita de que él “haya onganizada esas tres id ‘de nacionalismo, proteccionismo y socialismo en un sistema muy tor” (citado en ibid., p. 384). LAS PATOLOGIAS DE LA IGUALDAD 17 variantes codavia mas extremas. En los medios blanquistas de fines del siglo x1x, a menudo calificados de rieohebertistas, el nacional- proteccionismo adopté rasgos “social-chanvinistas” violentamente xen6fobos y antisemitas. Este pasaje del radicalismo reyolucionario al ultranacionalismo fue uno de los ejemplos més impactantes de las reclasificaciones ideol6gicas y politicas del perfodo. Asi, fue en circu- los de ex blanquistas donde se form6 en 1894 la Liga por la Defensa del Trabajo Nacional y donde se publicé una hoja xen6foba, L'idée nationale. Alli no se hablaba de otra cosa que de “Francia para los franceses”, de “Francia invadida por el extranjero” y de “socialismo nacionalista”. Siempre socialista, porque al mismo tiempo, en la for- ma xen6foba, se declaraban “partidarios de la igualdad social mas absoluta”.>? {Como explicar que ardientes admiradores de Louise Michel hayan podido evolucionar hacia esas posiciones exaltadas, tas haber pasado por el tamiz de la adhesién al boulangismo? No es posible a menos que se lo interprete como una suerte de recomposi- cidn pervertida de un ideal, ¥ no como una ruptura. Ante la imposi- bilidad de pensar realizables sus proyectos insurrcecionales y revolu- cionarios, estos hombres, de hecho, reconvirtieron su radicalismo y reformularon su exigencia de igualdad.”* PROTECCIONISMO OBRERO ¥ XENOFOBIA, Estos reordenamientos tuvieron su traduccién directa en térmi- nos de opinién y de movimientos sociales. Mas alld de la progresi6n de la idea proteccionista en materia de comercio exterior, se observ durante este periodo un ascenso poderoso del tema de la proteccién del trabajo nacional contra los trabajadores inmigrantes presentes en el territorio. La idea de imponer una tasa a la utlizacin de tra- adores extranjeros encontré ast una repercusién benévola en la Camara de Diputados, y se presentaron aumerosos proyectos de ley sobre el tema. Por otra parte, el término que ya mencionamos 32. Véase Mare Crapez, La Gauche révolutionnaire. Mythes de la lobe et de la race, Pacis, Berg international, 1997, en particulac pp. 221-224. 33, Su antisemitismo perspectiva. lento debe ser interpretado en esta misma 178 LA SOCIEDAD DEIGUALES de proteccionismo obrero¥ obrero¥ se impondra en este con: do el sentido inca de a seoealis atcsnedanll momento de las cleciones leislativas cle 1893, el tema estavo.m nomen d i ivas de 1893, el ema estuv Drees en compa, preshamente cuando eee a habian sido revisadas el afio ant riome-caat Ya aban so revs tior, Una treintena de diputad cjemplo, habian hecho figurar en su _ en Pema nae ity er ereeal rohibiciOn de emplearlos en los trabajos karan de al éaciones publics, y cuarenta proyestos de ey sobs cl een do Bars al pula an panto neds a manifiesto politico, es una i ls sand tema de eee especial para los empleadores que utilzan mano de obra seta extn eguenes eae aan ieee ae Teens abrayar auc arts gaa ieee aa Slosofia de a soladaridad y de la igualdad. En la ide de pat redefina por completo la cuestién social. Fue por una ears Hor dsl ilo de uventa como se avid on vocal rincipales heraldos del nacionalismo de la epoca, Peucbs portiem penpals hea ronalismo de la época. Prucba partic ener el Hecho de que la ies peo nici soil y pls lab ae sta ampliacién y esta declinacin d Bsa amp lclinacion de la referencia i aismo rambién se traduero en la aclimatacin Se Sula policed po: actos sends No ons asombro encontrar las formulaciones mis violentas y Contre les étrange 34. Vease la ois ae ‘aor Sree oe Mamie Hollande, La Défense ouvriére com como Giuseppe Pate, Le Protector ur exces tt aller rages) rnc, ay 191. 1c Bate 0 roves legit, Ese doses antiga, Use Omer cage tron doa nto Paty to di raa atonal Par, 0A OE me ree rgd els de 1895 gv toma ves ation apareids en ‘igaro de mayo a julio de 1893 (reproducic ea LEvore de aurea Bar ena (Ceprodacio en L*Giere de Maurie rier (Vexclusion des tra= LAS PATOLOGIAS DE LA TGUALDAD 179 snis exageradas bajo las plumas exaltadas y rencorosas de la nae- ies earema derecha que toma impulso en este registro. Los folle- os publicados por la Liga para la Broteccién del Trabajo Nacio~ tral Constituyeron un buen ejemplo de esto.%” Pagina tras pagina se Jublaba de “intrusin”, de “invasién”, de “infilteacion” A los obre- fos extranjeros se los trataba de criminales y de perturbadores. En Manto a lo que era calificado de “marea ascendente de las natura: liaciones”, en ellas se veia la amenaza de que esos “actos contra natura” condujeran a que “la faza francesa seguramente serd desbor- tlada dentro de poco”. Pero el tono no era muy diferente en algunos tepublicanos notables, En un informe presentado en 1886 a la may wademica Sociedad de Economia Politica de Lién’® se denunciaba de igual manera una “invasiGn que pese a ser pacifica no deja de se eeeta”, mientras que los extranjeros que venian a “arrcbatar él Trabajo y el bienestar a nuestros obreros” y tomaban a Francia por tina "vaca lechera” eran estigmatizados. El tono no era mauy distin= te en las filas de la izquierda republicana. Al informar a la Céimasa Sobre diversos proyectos de ley referentes a medidas de proteccion Gel trabajo nacional, uno de los suyos, Christophe Pradon, también hablaba de invasion y multiplicaba las expresiones despreciativas pata hablar de los extranjeros.® Los alemanes eran, por ejemplo, fos fhismos que “aquellos que se habian convertido en los guias de los {jércitos prusianos”, otros eran “gente sospechosa”, mientras que Paris era descrita como la ciudad que recibia el “desecho social de los dos continentes” y una “sociedad turbia de aventureros ex@ticos con profesiones equivocas”. Si los gobiernos de la época rechazaron ‘nr fine los proyectos formulados en este espiritu fue, en primer Ingan, torque habian temido medidas internacionales de represalia (Méline De envahissement des étrangers criminalité, protec: 1903. Las 37, Véase por ejemplo J. Berjont, en France. La Provence italienne : naturalisations, ‘fon du travail national, s., Imprimerie spéciale de la Ligue, citas que siguen estan extraidas de aqui Sa. Alexandre Berard, L'Invasion des érangers et la taxe de séjow, informe presentado a la Sociedad de Economia Politica de Lion el Sd tnarzo de 1886, Las citas que siguen estan extraidas de aqui 9. Informe Pradon, en Annales de la Chambre des députés. Doct- ments parlementaires, sesion ordinaria de 1888, t. [ fanexo n” 2364 a In sesiOn del 2 de febrero de 1888), pp. 184-187. Las citas que sizuen estan extraidas de aqu. 180 LASOCHEDAD DE IGUALES sera uno de los que expresardn este te i al espectailarascengo-en la opision do los sentinietee sev exvg inion de ee vosbais a in eonsecuencia, las manifestaciones cal "| alleeras contra los doves etranjeros se mlkiicarn en es dade de 1890. A deci lad, el fenmeno no era completamente nuevo. Asi, des ‘Seg or de Velie hatter batten ay lc Julio ido notar movin Sociales contra los extranjros, aunque entonces tenn In sc de clas resent net categoria «grupo takes rivales tanto como a personas orginaras de otras regiones fsa acbabia bec eas fre dese le1onOp cet ae eantosengendrados pore reas del sulagio tive! ane la cuestin social. Peto s6loa fines del siglo Xx el movimiento add <6 su plena amp y econceeraron lon ncidentes xen incidemtes en ocasiones sangrientos, como en 1895 en Aigues- Mor en ataque ulraviclento contra altanos que habria penucido-l mea muertos o en miles oportunidad ont los bell o Coss, no tens ning andamenton 7” ondennarral” de a LAS PATOLOGIAS DE.LA IGUALDAD 189 JJonde no habia esclavitud. Este hecho lo conducirs a seguir el cami- \0 de Tocqueville, que habia sugerido la existencia de una suerte de evonomia de la separacién, articulando en un juego de suma cero las los variables de la barrera legal y de la barrera de las costumbres. EI prejuicio de raza habia escrito~ me parece mas fuerte en los J stados que abolieron la esclavitud que en aquellos donde todavia fexiste, y en ninguna parte se muestra tan intolerante como en. los istados donde la servidumbre siempre fue desconocida |...]- Es asi como en Estados Unidos el prejuicio que rechaza a los negros parece recer en la proporcién en que los negros dejan de ser esclavos, y jue la desigualdad se graba en las costumbres a medida que se borra fn las Leyes." En el Sus, la eselavitud efectivamente habia cava- ilo tal abismo entre los negros y los blancos que estos sltimos no podian ver una amenaza en el hecho de una vecindad. En este caso ho haba ninguna corzespondencia entre la idea de igualdad y la de proximidad. Los dos tipos de relaciones estaban entonces totalmen- te disociadas; no habia superposicion entre la ley y las costumbres. De ahi la posible duslidad del estilo de estas relaciones: Ia ferocidad de la legislacién podia coexistir con cierta familiaridad de las rela- ciones cotidiauus. Muy distinta era la situacién en el Norte, Alli la relacién social se organizaba en efecto en un registro tinico. “En el Sur —resumia en este sentido el autor de La democracia en Améri- ‘ea el amo no teme elevar hasta él a su esclavo, porque sabe que siempre, si lo quiere, podra volver a arrojarlo al polvo. En el Norte, cl blanco ya no percibe claramente la barrera que debe separatlo de tuna raza envilecida, y se aleja del negro porque teme llegar un dia a confundirse con él."!" En.estos mismos términos interpret Wood- ‘ward la segregacién, como una suerte de restablecimiento-desplaza- miento de un antiguo modo de diferenciacién deconstruido por la emaneipacién. Subrayar el cardcter inédito del tipo de relacién que habia instituido era en esta medida esencial. Woodward prolongé este anilisis en el terreno econdmico estableciendo el lazo entre la adopcién de las medidas Jim Crow y el contexto de crisis econémica de las décadas de 1880-1890, Mientras que el descontento de nume- +os0s blancos contra los lideres conservadores del Sur encontraba su origen en el fracaso de estos filtimos en corregir la situacin econdmi- 10, Tocqueville, De la Démocratie en Amérique, op. cits, ts ly PP. 263-264. 11. Ibid, p. 265. 190 LA SOCIEDAD DEIGUALES «a, estos conservadores habian tratado de reemplazar el miedo al d clasamiento social por un sentimiento de valorizacion racial. Tam en este terreno, pues, habia jugado una aritmética de la distini de la similaridad, articulando los campos de la economia y de la La separacion exacerbada de los negros y los blancos habia enton« petmitido a estos tiltimos experimentar una forma de identidad qi toraaba menos sensibles las desigualdades econdmicas, que por 0 parte los dividian, En consecuencia, la identidad racial habia sustt do a la igualdad social para producie un sentimiento de similarid en cl universo de esos blancos. Por lo demas, fue precipitandose py esta brecha como los progresistas harin entonces campatia en el Su defensa de la superioridad blanca (White supremacy) y su ale para retirar su derecho de voto a los negros se articularon con un d ‘curso socialmente de izquierda. El llamado a “devolver a los su lugar” sirvi6 en ellos de motor para la formacién de un sen ‘miento de solidaridad entre blancos. Su llamado a una sociedad m democratica, asi, hundié sus raices en una visién del mundo abi ‘mente racista.!? La exacerbacién de la obsesién de la mezcla de razas prolo ‘ste innaginario dle la segregacion en Norteamérica en tos albores: siglo xx. Los viajeros europeos de las décadas de 1830 y 1840 habian observado la repugnancia extrema que suscitaba entre los blancos del Norte la idea de una mezcla, de una amalgamation los negros. En el Sur, la inferioridad legal del esclavo, por el c rio, lindaba durante el mismo perfodo con cierta tolerancia por relaciones sexuales mixtas; y los nifios de sangre mezclada no ‘motivo de escéndalo. La emancipacién va a modificar radicalmen este estado de cosas. El solo hecho de la reduccién del mimero'de nifios mulatos constituy6 su indicador directamente visible." A par 12. Sobre este punto, yéanse los desarrollos de C. V. Woodward, The Strange Career of Jim Crow, op. cits, p. 92 sq. Véase igualmente Michael McGerr, A Fierce Discontent, The Rise and Fall of the Progres- sive Movement in America, 1870-1920, Nueva York, Free Press, 2003 (sobre todo el capitulo “The shield of segregation”), 13. Sobre este punto, véanse las obras de Joel Williamson, New: People: Miscegenation and Mulattoes in the United States, Nueva York, New York University Press, 1980, y The Crucible of Race: Black-Whi- te Relations in the American South since Emancipation, Nueva York, ‘Oxford University Press, 1984. LAS PATOLOGIAS DE LA IGUALDAD 191 a i con marcadas por ir de esos ais, las relaciones interraciales quedar Ui clo de la infamia, En consecuencia, la mayoria de los Estados fe nuevo Sue adoptacon leyes que prohibian el matrimonio mixto. Hil consttuyeron el verdadero coronamiento de la empresa seare- fcionista.™ La definicion del “blanco” se hizo simulténeamente =e ern ine volwi6 obsesiva, porque necesariamente acompafaba la idea Mt egregacin. Se radujo in fire logicamente en la adopci6n del vino dela ome drop ri, apuntando 2 garanza a preserva vii a integrdad dela raza. Esta preocupacién por establecer la Stpracon de ay sbreeiterios groves, por ora pass seeenteard partir de este periodo en las categoria utlizadas por los censos-norteamericanos. Precisamente cuando Ios fundamentos hiologicos y antropometricos de ls dstinciones raciales eran cient feamente impugnados, el uso dela nocia de raza al servicio de una tcporizacign de las poblaciones no dej6 de imponerse en Nortea Ia hori de la sexenacion, gue se puede psibir en lpia Je tis deentesruptarss es por certo Id un fendmeno wy empleo. Por eso dela lugar pars ls divergencias de interpret Sonar sir a ls arrow eis I vs vShninuidad, que tienden a negar la idea de una mutacin euali- tativa en las relaciones entre negros y blaneos, por ejemplo hubo tna controvrsa sobre el momento efetivo del cambio gus pon tle manifesto (estimando alguns que el proceso se habia iniciado cae Ac depuge dela Guerra Chih, Otros historiadores aru parte, insistieon en la distinciGn que habia que operat entre qe cecifeién del periodo de la esclavitad y lx segregaciOn posterior, slerando conta la idea de que antes de la emaneipacion habriaa ‘Xuxido formas de ineegracion, Paraclamente, los mismos sesalta- Sn que esta segregacion podia paraddjicamente ser peribida come tar strogreso relativo” por la poblacion negra, en la media en que dlabat acceso bieneso servicios de los que éta estaba anterormente the Southern White Quest for Racial Control, 1861-1915, Baton Rou- tions de PEHESS, 2009. 12 LASOCIEDAD DE IGUALES, brivada; fuera del hecho de que la segregacién también alim en ella cierto sentimiento positivo de identidad y de que la i disolverse en la poblacién blanca no mostraba un porvenir f ‘mente deseable.'* Pero més alla de estas controversias de his dores sobre la ambivalencia de los negros frente a la sepregacie sobre su desarrollo, el hecho de que a través de su establecimi se haya jugado una profunda recomposicidn de las representa dc la igualdad en el mundo blanco sigue siendo el elemento que se debe considerar en la perspectiva de una historia indi blemente social y filos6fica de la democracia en Norteamérica, IGUALDAD Y RACISMO En su obra maestra, An American Dilemma: The Ne . lemma: The Negro Pro and Modern Democracy,"” Gunnar Myrdal resalt6 claramente en Norteamérica el racismo no podia ser percibido solamente una perversién de la democracia, sino que debia también ser Prendido como una de sus formas estucturantes, En efecto, tacismo desempeiié un rol esencial en li construccién del ims igualitario de los blancos. No en el origen, porque en el tiempo Ja sublevacién contra Inglaterra la reivindicacion de igualdad y libertad habia sido formulada en términos muy cereanos a los de revolucionarios franceses (incluso si, en Norteamérica, la emanei cién de los blancos como abolicién de una precedente “esclavitus civil y politica tomaba también sentido en la comprobacién de diferencia con aquellos que seguian siendo esclavos). Pero tanto como en Europa, los efectos conjugados de la revoluci6n induste y del desarrollo de una sociedad de mercado répidamente hicie Pedazos la promesa de los origenes. En este contexto, el racism vea dar un nuevo sentido al ideal igualitario. La percepeién de 16. De manera emblematica, véase Howard N. Rabinowitz, Race Relations in the Urban South, 1865-1890, Nueva York, Oxford Univer sity Press, 1978, y The First New South, 1865-1920, Arlington Heights, Harlan Davidson, 1992. El autor explica en esta perspectiva que si log hnegros se opusieron a la segregaciOn, a meno lucharon mis para dise Poner en forma exclusiva de mejores escuelas 0 de instiuciones mas ef aces del Fstado providencia que para lograr instituciones integradas 17. 2 vols, Nueva York, Harper, 1944 i LAS PATOLOGIAS DE LA IGUALDAD 193 Aesigualdades que atravesaban la sociedad, incluso las més fla~ Juances, estaba completamente modificada por la exacerbacién del sentido de la similaridad en términos de color de piel. Los blancos Jpodian tener la sensacion de elevarse solidariamente despreciando de comiin acuerdo a un grupo considerado inferior; grupo cuyos contornos, fisicamente, podian ser percibidos de inmediato. La erec- ion de la *blancura” (whiteness) como categoria central permitié {clegar las otras representaciones del mundo social.'§ Por lo tanto, bo una especificidad de este racismo. No estuvo fundado en el simnple sentimiento de una hostilidad, dle una extraiieza o una dife- rencia problemética @ amenazadora (como lo estaba en el siglo XVuL Jn relaci6n con los “salvajes” en el mundo europeo). Perteneci6 en forma exclusiva a la edad democritica. “El crecimiento de la ideo- Jogia racista ~dijo muy atinadamente Colette Guillaumin= de hecho \lepende estrechamente de Ios valores igualitarios: es una respuesta sla peticin de igualdad.” Asi, todo ocurrié como si la emancipa- ‘ibn de los negros, con la peticidn que implicaba de la igualdad de los derechos civicos y politicos, hubiese venido a socavar la vision precedente de la igualdad-identidad del mundo blanco. De donde Surge, tas la Guerra Civil, la pasion que se puso en restaurar de un modo fisico esa igualdad-identidad considerada como amenazada. Lo propio del “efecto de igualacién” del grupo con tendencias racistas es producir una fgualdad de cuerpo. Por lo tanto, no se trata die una igualdad de tipo democratico, ya que ésta implica la deter- minacién de normas de justicia entre individuos. Mis bien, bajo esta modalidad resurge una igualdad de tipo aristocratico. Esto es lo que habia percibido may bien Beaumont, el eompafiero de viaje de Tocqueville del otro lado del Atlintico. “Como la existencia de tuna poblaci6n esclava establece una clase inferior ~escribia-, todos los blancos del Sur se consideran como una clase privilegiada[...]; el color blanco es mirado, en el Sus, como una verdadera nobleza. En consecuencia, los blancos se tratan entre ellos con tanta mayor consideracién y henevolencia cuanto que al lado de ellos se encuen- 18, Vease Theodore W. Allen, The Invention of the White Race, 2.vols., Londres, Verso, 1994-1997, asi como Grace Elizabeth Hale, Making Whitenesss The Culture of Segregation in the South, 1890. 1940, Nueva York, Vintage, 1999. 19, Colette Guilaumnin, L'ldéologie raciste, genése et langage actuel, Paris, Mouton, 1972, p. 40. 194 LASOCIEDAD DEIGUALES tran hombres a los que no conceden mas que desprecio. Se introd asi en las costumbres del Sur algo aristocratico.”20 En la Europa sica, el sentimiento aristocratico estaba similarmente fundado en | idea de pertenecer a una raza distinta, a una humanidad se que compartia una misma “sangre azul”. Esto bastaba paca estal er un sentimiento de paridad entre el gran scitor y un pequetio tthombze de a campina, para distinguirlos de lo comin, mas de las enormes brechas de fortuna que pudieran distanciaclos, aristocracia ~habia observado Rousseau en este sentido solo at te derechos de cuerpo, y no derechos individuales.”2! Cuanto se descendia en la escala social entre los blancos del Sur, tanto fuerte cra la preocupacién por mantener apartados a los negros, como en una posicién de inferioridad. El miedo al desclasami que obsesionaba socialmente a estos individuos, debido a su sit in econémica desfavorable, era superado de este modo.” Con la instauracién de los mecanismos de segregacién, de reaparecieron formas de sociabilidad areaicas. La polaridad de puro y lo impuro que se hallaba subyacente remitia por ejemy 20. G. de Beaumont, Marie, ou 'Esclavage aux Etats-Unis, op. eit I, pp. 303-304. Es un punto sobre el cual Beaumont insistiré en correspondencia. Véase, por ejemplo, la carta a su madre del 15) diciembre de 1831 (G. de Beaumont, Lettres d’Amérique, 1831-18: Paris, PUR, 1973, pp. 196-197). En su obra Les Etats-Unis aujourd’ (Paris, Armand Colin, 1927), André Siegfried observars un siglo tarde: “Peor pagado que en el Norte, mal proregido legalmente en taller, el “blanco pobre” posee esa satisfaccion de amor propio de se tirse miembro de una aristocracia” (p. 93) {trad. east: Panorama Estados Unidos, trad. de José Antonio Fontanilla, Madrid, Edicori Aguilar, 1956. 21. Rousseau, Constitution: pour la Corse, en Euvres completes, UL, Paris, Gallimard, “Bibliotheque de la Pléiade”, 1969, p. 909 [tra cast.: Proyecto de constitucion para Cércega. Consideraciones sobre gobierno de Polonia, trad. de Antonio Hermosa Andiijar, Madcid, Edie torial Tecnos, 1989} 22. Sobre este miedo al desclasamiento (fear of falling) en el mun- do blanco, veanse los articulos sugestivos de Margaret Kohn, “The other America: Tocqueville and Beaumont on race and slavery”, Polity vol. 35, n° 2, invierno de 2002, y Laura Janara, “Brothers and others: ‘Tocqueville and Beaumont, US genealogy, democracy, and racism”, Poli- tical Theory, vol. 32, n° 6, diciembre de 2004. LAS PATOLOGIAS DE LA IGUALDAD 195 directamente a una organizacién en castas de la sociedad. En seme- jante cuadro, la igualdad no era pensable sino en cuanto calidad de lun grupo separado. No podia existir sino bajo los modos de una homogeneidad y no como forma de una relacién. A eso volvié la Norteamérica de la segregacion. La igualdad segmentada que la caracteriz6 estuvo en las antipodas de lo que trataba de delinear la figura de una sociedad de iguales. Por consiguiente, hubo dos mane- ras sucesivas de pensar la igualdad en Norteamérica. En la edad dle la fundacion de la Repiiblica, la perspectiva de una sociedad de semejantes ordend las cosas. Mis tarde, por el contrario, ¢s contra la similaridad como los blancos expresaron de un modo racista st visién del tipo de igualdad que podia unirlos. RACISMO, AUSENCIA DE SOCIALISMO- YY DEBILIDAD DEL ESTADO PROVIDENCIA Esta cuestién se une con la de las razones de la ausencia de socialismo en Estados Unidos. Si se hace a-un lado la existencia de Ppequenos grupos marginales, el hecho es que alli jana se formd un verdadero partido socialista y que las ideas socialistas nunca con- quistaron alli una fraccién significativa de la opinion. Esta doble tusencia constituye una excepeién; no se la encuentra en ningin otro pais industrializado. Se propusieron muchas explicaciones de este fenémeno. La primera que fue formulada explicitamente tie- ne que ver con lo que se puede llamar la teoria de la frontera. Fue manifestada por Werner Sombart en su ensayo pionero de 1906,?* Al retomar la idea de Frederik Jackson Turner sobre el excepcion: lismo norteamericano, Sombart considers que esta frontera habia funcionado como una “valvula de seguridad”, desactivando los antagonismos de clase al dar a la esperanza de un mundo mejor tuna representaci6n tangible en la cual cada uno podia proyectarse involucrarse, por lo menos mentalmente. De esto habia inferide logicamente que el fin de la frontera acarrearia el advenimiento de lun socialismo pereibido como el otro necesario del capitalismo, Los 23. Werner Sombart, Pourquoi le socialisme wexiste-til pas aux Etats-Unis ?, tead, francesa de Pierre Weiss, Paris, PUF, 1992 {trad. casts gPor qué no hay socialismo et EE.UU.2, trad. de Francisco Javier Noya Miranda, Madrid, Capitan Swing Libros, 2008}. 196 LA SOCIEDAD DE IGUALES hechos se encargaron de invalidar esta hipétesis. Pero muchas fueron formuladas, Desde la década de 1860 Marx, por su parte, habia pues acento en el caricter particularmente heterogéneo de un m obrero constituido por una infinidad de nacionalidades st de sucesivas olas inmigratorias; situacién considerada como la constituia un freno a la formacién de una verdadera clase ol Naturalmente, él, sobre todo, habia subrayado el aspecto mai tante de esta heterogeneidad, constituida en su época por la pal i6n de los trabajadlores irlandeses, a menudo en abierto conth con los obreros mas antiguamente establecidos. Desde entor sniltiples trabajos histéricos no dejaron de explorar las formas & «as y sociales de esta heterogeneidad y de especificar esa explicaci El hecho de una ausencia de Antiguo Regimen, de pasado dal, también fue invocada, por el historiador Lows Hartz en ‘mer lugar. Como a su manera de ver el socialismo es la respi ‘um sentimiento de opresién forjado en una sociedad de drden de clases, no habia podido emerger en una sociedad que desde comienzos se habia organizado sobre la base del trabajo inde dientes sociedad cuyas representaciones sociales habian permani fuertemente ligadas con ese estado primigenio, En la misma di ci6n, los valores mas generales de individualismo y de desconfia frente al Estado no dejaron de ser resaltados para dar cuenta de especificidad norteamericana, al igual que la fe en la igualdad ‘oportunidades, siempre viva, que condujo a privilegiar la senda tuna mejora individual de las situaciones respecto de cambios est turales de las condiciones. La ciencia politica, por su parte, deslinds el papel de las vs bles propias del sistema politico norteamericano.2° La esteuct federal del pais indujo en primer lugar una forma de dispersion de enc indicativa, de dilucion de la critica social. En consecus 4 24, Véase por ejemplo a carta de Marx a Scgried Meyer ya A Vogel de aba de 1870 cn Kal Mars Pech Eagle en Americans, 1848-1895, Nueva York, International Publishers, 1953, p, 7 25, Para un punto de vista general de esta percepcén dl fndmena, \anse las colaboracones de Seymour Martin Lipset y Theodore Load én Jean Heer y Jeanine Rover (dit) Why is There no Socal inthe United States?, Paris, Editions de VEHESS, 1988. LAS PATOLOGIAS DE LA IGUALDAD 197 «a, fe mas dificil que en Europa designar un lugar identificable de ecision cuyo manejo habria podido organizar una ruptura con el jorden de las cosas. Por lo tanto, la nocién misma de conquista del poder, inseparable de la formulacion de la idea revolucionaria, no ppodia corporizarse. Nadie en Norreamérica podia pensar en tomar hn Casa Blanca, como se habia tomado la Bastilla en Francia 0 el alacio de Invierno en Rusia. Por otro lado, el sistema electoral de ‘una vuelta tuvo por efecto conducie al bipartidismo e impedir la finergencia de terceras fuerzas (como en Gran Bretafia, pero en este ‘aso los laboristas pudieron reemplazar a comienzos del siglo Xx a los liberales, que luego fueron aplastados). Estos diferentes factores deslindados en la historiografia norte- americana eiertamente requeririan ser ponderados, ya que su valor explicativo es evidentemente desigual.2* Pero su entrelazamiento clectivamente eselarece la ausencia de socialismo en Estados Unidos. No obstante, hay otra variable, manifestada con menor frecuencia, que a mi juicio es decisiva: la funcién de modificacion de la per cepeidn de los antagonismos sociales que estuvo ligada al hecho del racismo para con la poblacién nega. Este iiltimo supera el fendme- no de lo que se llam6 nativismo, vale decit, cl sentimiento de cohe- ny de superioridad de los grupos obreros mas antiguos y mas calificados que se expresaba en la forma de un desprecio y un recha- zo a los mucyos inmigrantes. Sentimiento cuya pregnancia Marx y Engels habian sido los primeros en subrayar para dar a los obreros calificados el sentimiento aristocratico de formar una sociedad de iguales, remitiéndose mas a la distancia frente al resto del mundo obrero que a la distancia de clase que los separaba a ellos mismos de las clases poseedoras.2” El foso instaurado por el racismo fue mas profundo y mas estructurante, en primer lugar porque fue mas permanente, pero también més universal, invitando a la leceura mas legible y mas simplificada que exista de las distinciones sociales. De tal modo se introdujo el sesgo de una percepeién muy particular de la condicién obrera entre los blancos. Su sentimiento de explota- 26. Para una tentativa de sintesis, fuera de la obra de J. Heffer y J Rover, véase Seymour Martin Lipset y Gary Marks, It Didn't Happen Here: Why Socialism Failed in the United States, Nueva York, Norvon, 2000. 27. Obsérvese que el sindicalismo norteamericano se desarroll6 apo- yandose en estos sentimientos nativistas 198 LA SOCIEDAD DEIGUALES i6n fue permanentemente contrabalanceado por la puesta en @ na de la superioridad racista frente a los negros, ranto en el No ‘como en el Sur. “La democracia blanea -explicaba brillanter Michel Chevalier tiene un pedestal, a esclavitud. Para sentirse a cumbre, no necesita rebajar continuamente a la burguestas éjerce su autoridad por abajo, no piensa tanto en atacar lo que ppor encima de ella.”?* Basta con reemplazar la palabra “esclavit Por “racismo” para ver que por esta razén hubo un obsticulo mil ppoderoso para la formacién de una representacion de un proleta do como figura genérica del sufrimiento social en Estados Unido En efecto, no hay socialismo posible sin cierta universalizaci6n del desgracia que constituye a los explorados en una clase. La debilidad histérica del Estado providencia y de los mecanis mos redistributivos norteamericanos, respecto del desarrollo qué ‘conocieron estos en Europa, puede comprenderse en la misma Pectiva. También aqui los factores explicativos de esta imiiltiples2° Bsta el peso de tos datos propiamente politicos ¢ ins cionales que contribuyen a dificultar la emergencia de movimiente teivindicativos nacionales fuertemente estructurados (encont aqui elementos vecinos de aquellos que dan cuenta de la aus de socialismo). Algunos factores culturales también tienen su impo tancia. Por ejemplo, los norteamericanos de buen grado juzgan a | pobres responsables de su suerte, mientras que los europeos los sideran mds generalmente como victimas. Pero una vez mis pa que el racismo desempefia un rol predominante en este asunto, trabajos de Alberto Alesina y de Edward L. Glaeser establ que existia en todas partes en ef mundo una fuerte correlacién ent fragmentacidn social y politicas de redistribucién, siendo los pai mas heterogéncos aquellos que menos gastaban para lo social Fenémeno que conviene cotejar con el lazo que por otra parte fu establecido entre nivel de confianza y homogeneidad en las soci 28. M. Chevalier, Lettres sur ’ Amérique du Nord, op. cit. t. Uy Pe 375. 29. Véase Martin Gilens, Why Americans Fate Welfare: Race, Media and the Politics of Antipoverty Policy, Chicago, The University of Chi« cago Press, 1999. 530. Alberto Alesina y Edward L. Glaeser, Combattre les inégalités et la pasereté : les Etats-Unis face a Europe, tead. francesa de Paul Che= mia, Paris, Flammarion, 2006, p, 201 LAS PATOLOGIAS DE LA IGUALDAD 199 Jines." Por lo tanto, ocurre que la solidaridad es fuerte alli don- dle la confianza entre ciudadanos también lo es. ¥ ala inversa, que |p determinacién de financiar politicas redistributivas es débil alli \londe reina la desconfianza. Estos autores subrayaron Ja dimension fucista que adquiere este dato en Estados Unidos: alli, en efecto, jnuchos blancos sospechan implicitamente de los afronorteameri- ‘anos de ser teamposos, de “aprovecharse del sistema”. Al mismo ficmpo, estén dispuestos a renunciar al establecimiento de mecanis- Jos rediscributivos que personalmente podrian aprovechar por el solo hecho de que, por hostilidad racial, quieren alejar a los negros \ie los beneficios sociales de los que estos tiltimos también podrian sacar partido.%* En apoyo de esta hip6tesis, est la comprobacién de sue, sobre el conjunto de Estados Unidos, son los Estados que tie- jien el menor porcentaje de afronorteamericanos en su poblacién los ue oftecen las prestaciones sociales mis generosas.”* Por lo tanto, una vex mis vemos que el racismo en Norteaméria tiene una fn ia social, que los estereotipos que le estan asociados se encuentran en la hase de cierto rechazo del Estado providencia. RACISMO Y PROTECCIONISMO OBRERO El proyecto de un proteccionismo obrero, que habia estado a la orden del dia en Europa, y especialmente en Francia, a principios de | década de 1890, también encontré en Norteamérica un terreno particularmente favorable, Las restricciones en materia de inmigra- cién fueron una traduccién inmediata de esto. Desde 1882 el Con- jsreso habia vorado las primeras leyes que apuntaban a llevar a cabo luna seleccién étnica de los inmigrantes; éstas iban a abrit un largo 31. Véase sobre este punto el articulo seminal de Robert Putnam, “E Pluribus Unum; diversity and community in the twenty-first century”, Scandinavian Political Studies, vol. 30, n° 2, 2007. Este articulo sera discutido mas adelante. 32, A. Alesina y E, L. Glaeser, Combatire les inégalités et la pauvre- 16, op. cit. p. 323. Véanse también las conclusiones concordantes de M. Gilens, Why Americans Hate Welfare, op. cit. 33. A. Alesina y E, L. Glaeser, Combatire les inégalités et la pauvre- 16, op. cit, p-24. 200 LA SOCIEDAD DEIGUALES ciclo de restriceiones, tanto cualitativas como cuantitativas. Pe importante para nuestro desarrollo en estas paginas es subra violencia de las campaiias antichinas y antijaponesas que ac jiaron esta historia.» El racismo antichino fue muy precoz en fornia. A partir de 1879, un voto organizado en el Estado sol ccuesti6n de la inmigracién china habia dado un resultado aplas de 161.405 votos opuestos a esta inmigracién jcontra solamente votos favorables! En esos afios, los miembros del Working Party o los Knights of Labor no vacilaban en emprenderla fisica te con los trabajadores asidticos, y el estatuto de 1876 de la ps ra organizacién estipulaba incluso jque el partido no puede nar a los trabajadores impacientes que manifestaran su odio a chinos!® Este rechazo era mucho mas violento que el manifes por los Know-nothing cuando se levantaron contra los irland cn las décadas de 1850 y 1860, precisamente debido a su dimer abiertamente racista. Encl momento en que las distancias sociales se profundizaban el oeste, al mismo tiempo que se desvanecian las esperanzas de ‘quecimiento de numerosos inmigrantes procedentes del este del este racismo sirvié de alguna manera de “compensacion” a blancos en vias de desclasamiento. Mientras que la extensién d twage-system of labor tendia a dar a es0s trabajadores blancos w situacién de wage slaves, el racismo antichino, al igual que el ai negro, fueron utilizados como sustitutos de igualdad y una mai de restaurar una dignidad herida..” Asi, fue realmente por miltiph aspectos como la cuesti6n de la igualdad result6 ligada con la racismo en, Norteamérica. Mas que en otras partes, alli la iguald fue pensada bajo las formas de una homogeneidad excluyente. 34, Véanse los datos reunidos en el niimero especial “Chinese and Japanese in America”, The Annals of the American Academy of Polit ‘cal and Social Science, vol. 34, n° 2, septiemibre de 1909. 35. Véase John P. Young, “The support of the anti-oriental move: ment”, en “Chinese and Japanese in America”, loc. cit p. 12. 36. Citado por Mary R. Coolidge, Chinese Immigration, Nueva York, 1909, p. 109. 37. Véase Carol A. Horton, Race arid the Making of American Libex ralism, Nueva York, Oxford University Press, 2005, i EL SIGLO DE LA REDISTRIBUCION 1. LA REVOLUCION DE LA REDISTRIBUCION 2. Los FACTORES HISTORICOS Y POLITICOS DE UNA RUPTURA ; 3. LA DESINDIVIDUALIZACION DEL MUNDO 4, LA CONSOLIDACION DEL EstADO SOCIAL -REDISTRIBUTIVO

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