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Jaime Delgado Gomez. EL EVANGELIO APOCRIFO DE PEDRO EN LA ICONOGRAFIA DE UNA PIEZA DEL MUSEO DE ORENSE A) IDEAS PREVIAS L- INTRODUCCIO Enel volumen 3 de Brigantium, del afio 1982, traté por primera vez de esta ieo- nografla pseudo-bibliea (1) (fig. 1). Esudiaba entonces conjunta mente esta misma pieza iconog fea del Museo de Orense, proce- dente del desaparecido monasterio. de San Juan de Camba (Orense). y otra esculpida en un eapitel de Ta iplesi de San Salvador de Balboa (Monterroso-Lugo). La interpretacién y uego ese primer estudio de la eseena ha sido una de mis grandes satisfac ciones como arquesiogo Constiuyeron entonces una ire 1 Econ de i rsureston de Cristo sti yagi, INTERPRETATIVA im En ambas se exhibia el mismo tema de Ia resureccin de Cristo, pero represetalasegin el Evangel Apscrifo de Pedro, o Evangelio de la Pasi6n, Hasta entonces este contenido aia sido abso- lutamente ignorado, por no interpretar o interpretar mal su iconografia. [La de Balboa vol a estudiarla mas ampliamente con el conjunto de su iglesia roménica, en mi serie "La Biblia en la iconografia pétrea lucense” (2), Mas tarde ‘aparece incluida en el 4° volumen de mi obra "EL ROMANICO DE LUGO Y SU PROVINCIA (3) (ig. 2) Siguis a éstas dos este mismo tema escupido en una puerta de Ia iglsia-coe- sata de San Isidoro de Leén, escena interpretada siempre como una Ascensin del Seftor (4) (fig. 3). Por timo publiqué un cuarto ejemplar escultrado en un ahora despiczado baldaquino de la iglesia de Santa Maria de Dovén (5) (ig. 4 36 Jaime Delgado Gémez Una vez abierto este camino sera ya ficil ir deseubriendo otras que, sin duda, iran apareciendo por Galicia y Espana 2. LA RESURRECCION DE CRISTO EN LA "BIBLIA CANONICA" Antes de iniciar el estudio de esta escena pseudo-biblica debemos precisar bien el concepto de BIBLIA Liamamos verdadera Biblia a todos aquellos libros sagrados que estan en el CANON, Canon hecho a través de la histo- rig de la Iglesia y contir- mado en el Concilio de ‘Trento (1545-1563). © sea, Ia Tista de los libros del Antiguo ‘Testament y del Nuevo ‘Testament que constitu- yen toda la Sagrada Eseritura, Esto quiere decir que habia oteos libros tenidos también por sagrados, at menos en parte de la Iglesia, y también, al menos, en algunas etapas de su historia anterior al Concilio de Trento. La verdadera Biblia, por estar todos sus libros en ese CANON, la llama- mos CANONICA, La que el Concilio excluyé como falsa es conocida con el nombre de APOCRIPA, o también como PSEUDO-BIBLIA (falsa Biblia). Mis adelante explicaremos mejor este concepto La resurreccin de Jesucristo esté recogida repetidas veces en Ia Sagrada Escritura Neotestamentaria, EI mismo Jesus la anuncia en distintas ocasiones (6), Lucgo el mismo San Mateo lo confirma en el cap. XXVIIL En el vs. 6 y 7 un Angel les dice las mujeres: Figure 2- La resurrect cle Cristo segun el opoerio de Peo cen-un capitel de la iglesia de Balboa. E] Evangelio Apéerifo de Pedro, 37 aqut; ha resucitado, segtin lo habfa dicho. Venid y ved el sitio donde Y enel 7 escribe: "Id luego y decid a sus disefpulos que ha resucitado de entre los muertos" (7) En el cap. I, 24 de LOS HECHOS DE LOS APOSTOLES, la resurreccién de Cristo asf es anunciada al pueblo: "al cual Dios le resucit6 después de soltar las ataduras de su muerte" Y en el cap. Ill, 6 se confirma con estas palabras: "Dios, resucitando a su Sietvo, os lo envia a vosotros Otra afirmaci6n categérica de este mismo libro (cap. IV, 10) es la de Pedro ante cel Sanedrin. Asf se expresa: sea manifesto todos vosotrosy a todo el pueblo de Israel que en nombre de Jesucristo Nazareno, a quien vosotros habéis crucificado, a quien Dios RESUCITO de entre los muertos, por El éstc se halla sano ante vosotros" La resurreecin de Fesvcristo ser el gran argumento de nuestra fe y de nuestra propia resurreccién (8). Cerramos ya este apartado con sélo es0s aspectos de la resurreccisn de Jesucristo, Aducir otros vari textos biblcos no darian mis luz para el estudio espectfico que estamos haciendo. 3LA RESURRECCION DE JESUCRISTO EN LA BIBLIA APOCRIFA Debemos previsar muy bien el hecho de que estas narraciones apdcrifas cronolégicamente son posteriores a la Biblia candnica Esta literatura apécrifa dio lugar a una importante y variada tematica religiosa ya en Tos prime- 10s siglos de la Iglesia, Algunos de esos libros fueron tenidos en regiones, 0 iglesias regionales, como atrds se dijo, por verdadera Sagrada Escritura Esta es la razdn por la que se explican una serie de antiguas fescenas iconogrificas pseudo- 38 Jaime Delgado Gémez Figure 4 La resurreccin de Cristo sega el apdcrifo de Pedro en wna pieza del desplezado bal- aqua de Sama Maria de Doz plisticamente hechos tal como estin narrados en algunos de esos libros apéerifos. Tconografia que ya encontramos en la uitima etapa paleoeristiana y desde princi- pios del medioevo. Y que perdura en el roménico..(9). Los libros apécrfos, independientemente de las pretensiones religiosas por las 4que fueron eseritos, contienen importantes noticias sobre aquellaprimitiva Iglesia Algunas de estas noticias slo se hallan agut ‘También de 050s libros se deducen otros datos que actaran la vida y el desen- volvimiento 0 desarrollo de la misma Iglesia. De ahf la extraordinaria importancia de estas fuentes para la historia de 1a Ielesia y de Ia historia en general (10). Fl libro apSerifo en que se encuentra la narraciGn de la escena de resurrecci6n, iconogréficamente representada en esta pieza del Museo de Orense, es el llamado Evangelio de Pedro o también el Evangelio de Ia Pasién (11). B.- EL ESTUDIO DE ESTA PIEZA DEL MUSEO ORENSANO QUIENES TRATARON DE ESTA ESCULTURA Y QUE INTERPRETACION DIERON DE ELLA, Enel afio 1927 fo hace Emilio Vazquez Parga (12). Nada especial dice de ella Con un interrogante le llama ;flagelaci6n?, dando algunas ideas sobre la rustcidad de la escena, El Evangelio Apécrifo de Pedro. » ‘rata especialmente de exponer su sdmiracion por Kingelsley que vino a foto- arafiar, entre otras cosas, las dos escenas de Cambs, ésta y lade la Adoraci6n de los Magos (fig. 5). Kingelsley, como luego veremos, escribird mas tarde que se trata del Saerificio de Abrahi ‘Quien la estudia con bastante amplitud es Basilio Osaba y Ruiz de Erenchun (13y ‘rata aqui de vatias piezas arqueoldgicas del monasterio de San Juan de Camba. O sea, de una inscripeién romana del emperador Nerva, de una eoleccisn de monedas, de un ventanal visigstico, de una piedra alta y estrecha esculturada con motivos geométrico-vegetales y de las dos piezas iconogrificas, la de la ‘Adoracién de los Magos y la de esta Resurreccién de Cristo segtin el Apécrifo de Pedro, pero que él cree ser la flagelacion del Seftor. "$e tata, -nos dice-, de dos rudisimos relieves en tos sin earacteristicas determinadas y que haee. por tanto, muy di A continuacidn nos da el siguiente dato con su correspondiente nova bibliog ‘Kingelsley Porter afade: ‘Entre las esculturas cristianas de Espaia las que ‘mds se parecen a la pila de San Isidoro son dos fragmentos de esculturas que represemtan la adoracion de los Magos y el sacrificio de Abraham, y una bifora de arcos de herradura, que, procedentes de San Juan de Camba (Castro Caldelas), se conservan en el Museo Arqueolégico de Orense. San Juan de Camba fue donado a la catedral de Astorga en 1085, v sin duda fue restaurado en ‘aquel tiempo; pero las esculturas que hay en el citado Museo deben de pertene- cer aun edificio anterior” (14). Sobre el ingreso de estas _ piezas en el Museo Orensano, escribe Basilio Osaba: “Ingresaron estos antiqui- simos ejemplares iconogréfi cos en el Museo en mayo de 1897, juntamente con la ldpi da, monedas y ventana deseri tas, procedentes del antiguo monasterio de San Juan de Camba y donadas por el Imo. Sr. Obispo de Astorga D. Vicente Alonso Salgado, como queda dicho. En el momento de su ingreso se hallaban empotrados en un muro de la casa rectoral (...)" (15). Y ésta es la relaci6n des- Figure La Adoracién de los Mags. igualmente ‘proveniente de San Juan de Camba y gue también se Y halla ahora en el Museo de Orense criptiva que hace. 40. Jaime Delgado Gémex "Las figuras de ambos relieves son tosquisimas y rudas, en las que se ha per- dido toda idea de forma, son desproporcionadas, incorrectas y casi podriamos decir antinaturales, sin ninguna exposicién y de una ingenuidad sorprendente”. “BI relieve que presenta a Jest atado a ta columna, -contintia-, mide 0°520 ‘metros de altura, por 0°560 m. de ancho y 0°300 m. de grosor; en él aparecen tres personajes: Jesucristo en el centro de la escena, de frente y con las brazos catdos, simulando estar atados a la colunna, colocada delante de El y cubriéndole hasta la cintura; «a derecha se halla un say6n con sus robusttsimos brazos extendidos enademén de descargar el golpe con unas varas 0 latigos: y el de la iquierda esta de pie en actitud pacifica mirando hacia fantdsticos espectadores que presencian tan cruel tortura, Algunos autores han opinado que esta escena representa el Bautismo de Jesis en el rio Jondén y otros el sacrificio de Abraham; no opinamos como ellos, siendo mucho mds factible la escena descrita”. A continuacién nos da un dato que sf consideramos muy acertado, pero que indirectamente se vuelve contra su propia interpretacién de la escena, “Es la primera vez en la iconografa esparola, y, probablemente en la mundial, en que figura la escena de la flagelacién, pues, no la vemos ni en el arte paleo- cristiano, ni en el visigotica, ast como tampoco figura en la miniatura espafiola; ‘apareceré algo més tarde -afio de 1103- en el timpano oriental de la Puerta de las Platerias de Santiago de Compostela. Este tema fue muy poco empleado por nues- tros escultores medievalistas; habré que esperar al Renacimiento y sobre todo al Barroco para verlo empleado con més prodigalidad’. En 1987 publicaba un trabajo sobre una escena roménica de Cristo atado a una columna y azotado por dos sayones teniendo frente ala column a Pilato que, sen- tado, lee la sentencia contra Jests (16). Se halla en un capitel de la o¢lebre iglesia romdnica de Barbadelo (Sarria), ito importante del Camino Francés de Santiago. Relacionaba esta escena con la representada en la Puerta de las Platerfas de la catedral de Santiago. Por dos razones consideraba ambas representaciones, de Barbadelo y Platerfas, como un ensayo de tal escena en la iconografia cristiana En Barbadelo, ademés de Cristo y los dos verdugos, aparece formando parte de la misma escena la figura de Pilato, Este, sentado frente a Jess maniatado a ta columna, lee la sentencia. En las Platerias, en cambio, Pilato es sustituido por un tercer sayén que, puesto delante de la columna, aguanta de las correas gue atan a Jesiis. Enseguida, tanto Pilato como el tercer verdugo, desapareceran de esta esce- nografia de la flagelacisn. De ahi el que en un colofén de aquel estudio termine resaltando la importancia el eapitel por dos razones: El Evangelio Ap6crifo de Pedro... 41 “Por ser, sin duda, una de las primeras representaciones de este motivo bibli- co y por ser una de las pocas existentes en laiconografia roménica'. Si es que exis- ten otras... En el estudio isi dando las razones que sin duda explican la ausencia de ésta y

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