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TEOLOGIA FUNDAMENTOS BIBLICOS DE NUESTRA FE © sQuiénes son los adventistas del séptimo dia? © RevelaciOn e inspiracion — ps wwe eo ® Interpretaci6n biblica “sta obra, Teologia: Fundamentos biblicos de nuestra fe, procura mantener vibrante el interés adventista en las Escrituras ‘como norma de fe y prictica. A cada uno de los que contribu yeron en la preparacién de esta obra se le pidié que examinara y desarrollara el tema que se le asigné a la luz penetrante de la Biblia. De ahi que cada capitulo contenga un nimero elevado de referencias biblicas utilizadas para sustanciar {os argumentos utilizados y las conclusiones a las cuales: ‘s‘_ arribaron, Esta obra establece més alla “de toda duda lo que la Iglesia Adven= tista siempre ha sostenido: que todas sus doctrinas se basan exclusivamente en la Palabra de Dios. Los nueve voliimenes de esta obra se ponen a disposicién de la Iglesia hispanohia blante, no s6lo con el propésito de reafirmar el fundamento biblico de nuestro mensaje, sino —Dr. Angel Manuel Rodriguez, Director del nstituto de Investigacién Biblica de la Asociacién General de los ‘Adventistas del Séptimo Dia. “Esta obta no se preparé teniendo en mente al erudito y al especialista (aunque se espera que la encuentren itil), sino, mas bien, a los lectores en general que buscan una exposicién comprensible de los hechos relacio- nados con los principios mas importantes de la teologia adventista, Suple la informacién que tales lectores podrfan esperar, razonablemente abar- cante y profunda”, Dr, Raoul Dederen, Editor General, Profesor emérito de Teologia, Universidad Andrews ISBN 1-57554-417-2 SINC Teologia Fundamentos biblicos de nuestra fe iQuiénes son los adventistas del séptimo dia? Nancy Webber de Vyhmeister Revelacion e inspiracién Peter M. van Bemmelen Interpretacién biblica Richard M. Davidson Tomo 1 Coleccién Fundamentos de la Iglesia 2 ASOCIACION PUBLICADORA INTERAMERICANA Beice - Bogots ~ Caracas - Guatemala - Managua - Panama San Salvador = San José San Juan - Santo Domingo “Tegucigalpa GEMA EDITORES, México ‘Titulo de la obra original: Handbook of Seventh-day Adventist Theology Copyright © 2005 de Review and Herald Publishing Assocation 55 West Oak Ridge Drive. Hagerstown, Maryland 21740, EE.UU, Usado con permiso. Copyright © 2005 de la traduccion en espanol de Asociacién Publicadora Interamericana y Gema Ealtores, Todos los derechos reservados. ASOCIACION PUBLICADORA INTERAMERICANA 2905 NW 87 Avenue, Miami, Florida, 33172, EEUU. de N.A, Presidente: Dr. Pablo Perla Vicepresidente de Finanzas: Modesto Vazquez \Vicepresidente de Produccién: Daniel Medina ‘Vicepresidente Editorial: Dr. Félix Cortés A. Editor de Libros: Lie, Sergio V. Collins (GEMA EDITORES ‘Ygeatas 398, Col, Navvarte, 03020, México D. F Presidente: Dr Tomés Torres ‘Vicepresidente de Finarvas: CR. Irén Molina Vicepresidente editorial: Magister, César Maya M. Traductores: Dr. Talio N. Peverini De Miguel A. Valdivia Editores: Sergio V. Collins Mario A. Collins Felix Cortés A. Portada y Diagramacién: Ideyo Alomia L. ‘Texto bblico de referencia: Reina-Valera Revisada 1960, El uso de otras versiones se indice en lugar correspondiente, ISBN 1.57554-417-2 std prohibida y penada por la ley la reproduccin total o patcial de esta obra (texto, dlagra ‘macin, su tratamiento informatico y su transmisién, ya sea electrsnica, mecca, por foto- «copia o por cualquier otro medio, sin permiso previa y por escrito de los eitores. Impreso en Colombia Printed in Colombia 1 edicidn: enero 2005 Contenido Al Lector. 6 Presentacién de la edicién en espafiol 7 Prefacio, u Prologo de Ia edicién en espafiol. ag Lista de abreviaturas Alfabetos hebreo y griego . 25 Glosario 7 {Quiénes son los adventistas del séptimo dia’ 41 Revelacién e inspiracién 85 Interpretacién biblica .. 153 Al lector nidos en el Centro Kenyatta de Nairobi, con motivo de la reu- ‘nién del Concilio Anual de 1988 de la Junta Ejecutiva de la Asociacién General, los dirigentes de la Iglesia Adventista del Séptimo Dia trabajaban con afén, con el fin de encontrar los medios mas efica- ces para fortalecer la unidad entre un cuerpo de creyentes esparcidos en més de 220 paises, con entornos sociales y culturales muy diversos. La fe y préctica comunes a todos, de importancia vital para la iglesia apostélica en expansién, se reconocié como igualmente esencial para el cuerpo de creyentes en Cristo que vive en el tiempo del fin. C LA PRESENCIA de representantes del mundo entero reu- En vista de la necesidad expresada en el parrafo anterior, el Con- cilio autoriz6 la preparacién de una obra para repasar cuidadosamen- te las ensefanzas bibli Adventista. Esta es aquella obra. Se requirieron més de diez afios para terminar este proyecto, dirigido por el Instituto de Investigacién Bi blica. El editor declara en su prefacio que el propésito de esta obra es proveer, tanto a los creyentes como a los interesados, una exploracién razonada y centrada en la fe de estas verdades tal como los adventis- tas del séptimo dia las conciben. \S que sustentan al dinémico Movimiento Esta ocasién ofrece al Instituto la oportunidad de expresar su sin- cero aprecio a Raoul Dederen, quien con su combinacién tinica en su género de compromiso cristiano, habilidad teolégica, sabio juicio, tacto y tenacidad, trabajé asiduamente para llevar esta obra a buen término. —George W. Reid Ex director del Instituto de Investigacion Biblica de la Asociacién General Presentacion de la edicion en espaiiol IVIMOS EN UNA EPOCA de asombrosos y rapidos cambios. Nunca antes, como ahora, han soplado tan fuertes “vientos de ensefianza” en toda la cristiandad. El auge de la comunicacién digital pone a cada creyente en contacto con sutiles influencias que debe afrontar con seguridad y decisi6n. La tinica fuerza capaz de for- talecerlo para hacer frente a esta peligrosa amenaza es una compren- sién clara y bien fundada de su fe. Es por ello que emprendimos, con grandes esperanzas, la publica- in en espaiiol del tomo 12 de la Commentary Reference Series, titulado Handbook of Seventh-Day Adventist Theology. Deseamos que los eleva- dos objetivos que los dirigentes de la Asociacién General se propusie- ron al publicar la gran obra en inglés, se cumplan también en los lec- tores adventistas de habla hispana. La dificil tarea de preparar el Handbook of Seventl-day Adventist Theology se le encomend6 al Instituto de Investigacion Biblica de la Asociacién General, el cual tiene, entre otros fines sumamente impor- tantes, la responsabilidad de colaborar con la administracién de la Asociacién General “en asuntos de interpretacién biblica, doctrinas y tendencias de la iglesia’. El propésito de la obra es revisar cuidadosa- mente las enseftanzas o doctrinas biblicas en que se apoya el gran Movimiento Adventista. Se eligieron 27 eruditos adventistas de todo 7 Teologia Fundamentos biblicos de nuestra fe el mundo, quienes dedicaron més de diez afios a la preparacién de 28 profundos estudios con el propésito de prover, tanto a los creyentes como a los buscadores sinceros, una exploracién y exposicisn clara de la verdad tal como la consideran los adventistas del séptimo dia. Nuestra Iglesia es genuinamente mundial. La feligresia esté com- puesta de unos catorce millones de miembros que provienen de una gran diversidad cultural con infinitas variantes en la forma de sentir y vivir la vida. En la Divisién Interamericana esta consideracién tiene validez especial. Esta realidad somete a la Iglesia a una fuerte presién que Ia empuja hacia el pluralismo en Ia doctrina y la praxis, es decir, la fragmentacién y la pérdida de la unidad. Este libro tiene el propo- sito de evitar esa tragedia espiritual Por lo mismo, esta obra, que también podria ser iitil para los eru- ditos ¢ intelectuales, no se destiné a ser una obra de referencia para ellos. El objetivo es que los lectores en general, y los lectores adventis- tas en particular, que buscan una exposicién y una comprensién mas amplias de los principios mas importantes de la teologia adventista, satisfagan su necesidad. ‘Temimos, sin embargo, que la publicacién de este valioso volumen para incluirlo, solamente, como el tomo 9 de la magnifica serie del Comentario Biblico Adventista en espafiol impedirfa que se cumplieran los elevados propésitos que tuvo el Concilio Anual de la Asociacién General de 1988 cuando ordené su preparacién y publicaci6n. Lo que la Asociacién Publicadora Interamericana y Gema Editores, se propusieron fue que esta inestimable obra, que esté llamada a suplir una importante necesidad espiritual, egue a cada hogar, a cada familia y a cada uno de los miembros de la Iglesia. Debe ser un mate- rial de lectura y meditacién, no tanto de referencia. Deben leerlo todos y cada uno de los miembros, no tinicamente los predicadores y los intelectuales. La temperatura moral y el caos espiritual que caracteri- zan a esta época babil6nica estén afectando negativamente a los miembros de la Iglesia. Esta obra debe arraigarlos en la “sana doct na” para que mantengan intacta la “fe una vez dada a los santos” a fin de que se preparen para la eternidad. La unidad de la Iglesia es de suprema importancia, porque tiene sus origenes en la unicidad del Dios triuno que nos ha adoptado como Presentacién de la edicién en espafiol sus hijos. Nuestro Seftor lo dejé bien claro en su oracién sacerdotal (Juan 17) y la Iglesia la ha establecido como una de sus creencias fun- damentales, La conservacién de la unidad es responsabilidad de cada uno de los miembros. La unidad se manifiesta en el amor que los une con Cristo y unos con otros, asf como en el conocimiento y la practica de la doctrina de verdad que los libra de nociones equivocadas para que nadie los aleje de su Seftor. Por eso el objetivo primordial de esta obra es contribuir a la preservacién de la unidad, en la doctrina y en la practica, de la comunidad adventista. La traduccién al espafiol del original inglés se efectué en un momento muy oportuno, cuando los redactores en inglés habfan detectado los defectos y las carencias de la primera edicién, y los auto- tes habfan hecho las revisiones pertinentes como preparacién para una nueva edicién. En consecuencia, la versién hispana contiene ta Ultima revisién y es la més actualizada en circulacién. Agradecemos a Sergio V. Collins, editor general de la obra, por su excelente trabajo de preparaci6n y atencién editorial. Esperamos que la publicacién en nueve tomos de esta valiosa obra la haga més accesible, en todos los sentidos, para los lectores de habla hispana. Creemos que asf la ponemos al alcance de todos los miem- bros y facilitamos su adquisicién y su lectura. Que Dios bendiga a Teologia: Fundamentos biblicos de nuestra fe, para que ocupe un lugar de preferencia en la biblioteca de todos los adven- tistas de habla hispana y los fortalezca espiritualmente para encon- trarse con su Seftor, Dr. Pablo Perla, Presidente de APIA Dr. Tomas Torres de Dios, Presidente de GEMA Prefacio las esferas de la teorfa y la practica humanas, cuando los cre- yentes adventistas del séptimo dia tienen que enfrentar al resto del mundo con una comprensi6n bien fundada de su fe, el liderazgo de la Iglesia decidi6 poner a disposicién de los feligreses y del pabli- co-en general un manual basico con las principales doctrinas y pract cas de los adventistas del séptimo dia. Con la répida difusién del movimiento adventista précticamente a todos los patses y culturas del mundo, una obra de esta indole robusteceria la unidad requerida en el mandato de Cristo a sus seguidores. Hace més de 20 afios se recono- cid la necesidad de este proyecto, lo que condujo a una temprana pla- nificacién y a algunos esfuerzos para llevarlo a cabo. E: UNA EPOCA DE CAMBIOS RAPIDOS y diversos en todas Sin embargo, la preparacién definitiva de esta obra se inici6 por un acuerdo del Concilio Anual de la Junta Ejecutiva de la Asociacién General, reunida en Nairobi, Kenya. La Junta hizo responsable al Ins- tituto de Investigacién Biblica (IB) por su preparacién y contenido general. Raoul Dederen fue designado para servir, bajo los auspicios del IIB, como director del proyecto y editor de la obra. Después de una consideracién cuidadosa de la naturaleza del objetivo y las limitaciones del proyectado manual, se eligieron auto- tes de todo el mundo, no sélo en base a su erudicién y conocimiento n Prefacio las esferas de la teoria y la practica humanas, cuando los cre- yentes adventistas del séptimo dia tienen que enfrentar al resto del mundo con una comprensién bien fundada de su fe, el liderazgo de la Iglesia decidi6 poner a disposicién de los feligreses y del publi- coen general un manual bésico con las principales doctrinas y practi- cas de los adventistas del séptimo dia. Con la répida difusién del movimiento adventista précticamente a todos los paises y culturas del mundo, una obra de esta indole robustecerfa la unidad requerida en el mandato de Cristo a sus seguidores. Hace més de 20 aftos se recono- ci6 la necesidad de este proyecto, lo que condujo a una temprana pla- nificacién y a algunos esfuerzos para llevarlo a cabo, E N UNA EPOCA DE CAMBIOS RAPIDOS y diversos en todas Sin embargo, la preparacién definitiva de esta obra se inicié por un acuerdo del Concilio Anual de la Junta Bjecutiva de la Asociacién General, reunida en Nairobi, Kenya. La Junta hizo responsable al Ins- tituto de Investigacién Biblica (IIB) por su preparacién y contenido general. Raoul Dederen fue designado para servir, bajo los auspicios del IIB, como director del proyecto y editor de la obra. Después de una consideracién cuidadosa de la naturaleza del objetivo y las limitaciones del proyectado manual, se eligieron auto- Tes de todo el mundo, no sdlo en base a su erudici6n y conocimiento n ‘Teologia Fundamentos biblicos de nuestra fe 12 pastoral sino también por su capacidad para traducir su erudici6n en un lenguaje y conceptos accesibles para beneficio de lectores no espe- cializados. Se envié a cada uno de ellos un conjunto de pautas, que trataban esencialmente del contenido, el formato, la extensi6n y el es- tilo en que debfan escribir. El libro tiene una trama que trata de hacer justicia a tres maneras generales de hablar sobre Dios y el mundo, a saber, las Escrituras, la historia y el testimonio de Elena G. de White. Se pidi6 a los autores que dedicaran el grueso de sus articulos a la informacién biblica, abs- ritu- teniéndose tanto como fuese posible de referirse a fuentes no risticas. Esta era una ocasién para permitir que las Escrituras hablasen. Debia seguir un breve vistazo histérico de la doctrina en considera- cién, y después una compilacién de declaraciones representativas de Elena G. de White en cualquier modalidad que se considerase mas util. Vendria por dltimo una seccién de “literatura” o bibliografia, a saber, una corta lista de obras usadas por el autor y consideradas titi- Jes para una investigacién ulterior del tema. La parte escrituristica de cada articulo concluiria con unas pocas observaciones referentes a implicaciones précticas para la vida cristiana cotidiana, excepto cuan- do el tema en sf se concentraba ya en la vida cristiana, como en el caso de la conducta y el estilo de vida cristianos. Debia usarse el texto de la Revised Standard Version en las citas de los pasajes biblicos. Todas las palabras hebreas y griegas debfan trans- literarse en caracteres del idioma inglés. No habria notas al pie de gina ni al final de los articulos. Aunque en algunas partes del mundo la tendencia actual es usar el idioma de tal modo que abarque ambos sexos, el hecho de que mas de las nueve décimas partes de los adventistas vivan donde no se habla inglés, o éste sélo es una segunda lengua, nos indujo a favorecer la prdctica antigua y ser menos exigentes en este punto. Las referencias cruzadas, un glosario y un indice general le afadirian utilidad a esta obra. Los 28 articulos que forman este volumen han estado en proceso durante unos diez afios. Cualquiera que ha acosado a dos docenas de tedlogos alrededor del mundo en medio de sus horarios académicos, sus investigaciones y sus afios sabéticos, comprenderé que una obra Prefacio de esta naturaleza no puede producirse de un dfa para otro. Aunque cada articulo esté firmado, desde el comienzo se acordé que todas las contribuciones estarfan sujetas a la revisién y las sugerencias de la Junta del Instituto de Investigacién Biblica (JIIB), un grupo de 40 per- sonas predominantemente eruditas pero que incluye a unos pocos administradores. Con su composicién internacional, la JIIB fue llama- da a funcionar como un eficiente portavoz del parecer general. En otras palabras, muchos compartieron la tarea de planear y escri- bir este libro, desde las consultas en el bosquejo inicial, a través de la redaccién, hasta la revisién de los sucesivos borradores. Por eso este libro no es simplemente una coleccién de partes escritas separada- ‘mente por colaboradores individuales. En realidad, ninguna parte de éles el trabajo de un solo autor. A medida que el texto avanzaba a tra- vés del proceso editorial y las consultas, todas las partes del libro, y el libro como un todo, se beneficiaron con este enfoque cooperativo. Del equipo de trabajo total, es decir, autores y miembros de la JIB —muchos de los cuales eran autores también— podria afirmarse que era genuinamente intemacional. Representaban paises de todo el globo: Alemania, Argentina, Australia, Austria, Barbados, Bélgica, Brasil, Canadé, Chile, Colombia, Corea, Dinamarca, Francia, Ghana, Holanda, India, Jamaica, Noruega, Puerto Rico, el Reino Unido, Sudéfrica, Uruguay y Estados Unidos. Ellos escribieron esta obra para lectores de todo el mundo. El objetivo definido del equipo editorial y los autores fue producir una obra de referencia escrita en un espiritu de lealtad incondicional a las Escrituras como la Palabra escrita de Dios. La esperanza expresa era que estas paginas fueran fructiferas para la reflexién personal en la fey en la practica. No tiene el propésito de ser un ejercicio en teologia especulativa. No estamos arguyendo en favor de un punto de vista caracteristico de una pequefia escuela de vanguardia del pensamiento adventista. Lo que se presenta aqui es ampliamente representativo de la corriente principal de la teologia y la erudicién biblica adventista segtin se las practica en la Iglesia Adventista en todo el mundo. Esta €s una obra de teologfa construction, basada biblicamente y centrada en Cristo, que trata de ver el todo en términos de la interrelacién de todas Sus partes, y las partes siempre en términos de su relacién mutua y Teologia Fundamentos biblcos de nuestra fe 1“ con el todo, No esta disefiada teniendo en mente al erudito y al espe- cialista (aunque se espera que la encuentren titil), sino més bien al lec- tor general que busca una exposicién comprensible de los hechos per- tinentes relacionados con los principios més importantes de la teolo- gia adventista. Suple la informacién que un lector tal podria esperar, razonablemente abarcante y profunda, Puesto que la fe cristiana es tan rica y considerando que el publico al que se dirige es tan diverso, algunos lectores hubieran deseado encontrar una presentacién més completa o diferente de cualquiera de Ias secciones; y es razonable que asf sea. Algunos lamentaran que algo se excluy6, que a una parte se le concedié demasiada atencién, 0 que a otra se le dio un énfasis equivocado. Més de una vez deseamos que se analizaran més algunas importantes declaraciones escrituristicas, histéricas 0 de Elena G. de White. Pero results imposible dar un trata- miento adicional de cualquier sector sin tener que hacer demandas de espacio desproporcionadas. Una obra de referencia, aun de este tama- fo, tiene sus limitaciones. Este tomo no se publica con Ia idea de que sea definitivo, sino, mas bien, con la esperanza de que se use en hogares adventistas y no adventistas, en aulas y bibliotecas, como también en las oficinas pas- torales, como un manual de referencia accesible y valioso para obtener informaci6n sobre aspectos diversos del pensamiento y la practica adventistas. Nos resta la grata tarea de agradecer al eficiente grupo que de mu- chas maneras contribuyé para la creacién de esta obra. Es posible mencionar por nombre s6lo a unos pocos de ellos. Estén, primera- mente, mis asociados inmediatos: Nancy W. de Vyhmeister y el equi- po del IIB bajo el liderazgo de George W. Reid. También debiera ser obvia la deuda con los 27 autores que dieron tan generosamente de su tiempo y de su saber. También debiera extender una palabra especial de reconocimiento a los miembros de la Junta Ejecutiva de la Asociacién General que originaron este proyecto. Sin su inspiraci6n y constante apoyo no habria existido el Handbook of Seventh-day Adventist Theology. Finalmente, corresponde una palabra de gratitud Por una ayuda de otra clase. Es innecesario decir que la produccién de una obra de esta magnitud ha requerido mucho trabajo mecanogréfi- Prefacio co y otras tareas auniliares. Cada articulo necesité ser corregido y redactado muchas veces antes de enviarse a la imprenta. En relacién con esto corresponde agradecer en forma especial a un conjunto de fie- les secretarias y més particularmente a nuestra especialista en redac- cin electronica y disefiadora, Martha Lunt. Corresponde una palabra especial de gratitud a Robert J. Kinney y Ted N. C. Wilson, presiden- tes de la Review and Herald Publishing Association, por su interés constante en la obra. También estamos en deuda con Nancy W. de ‘Vyhmeister y el equipo editorial de la Review and Herald, més parti- cularmente con Richard W. Coffen, vicepresidente, y James Cavil y sus asociados, quienes dirigieron con habilidad y profesionalismo el largo y laborioso proceso de revisién y correccién de los manuscritos. —Raoul Dederen Universidad Andrews Prologo de la edicion en espanol Veen ECA —— AIGLESIA tiene la necesidad constante de protameidar su com- | prensién de las ensefianzas biblicas y de hacerlas relevantes en Jel contexto en el cual procura realizar su misién. Nuestro Sefior Jesucristo fue un asiduo estudiante de las Escrituras y su expositor més autorizado. Su conocimiento de ellas, al igual que la autoridad con que develaba su contenido, asombraron a los maestros judios en €l Templo y restauraron la fe de dos de sus discipulos en el camino a Ematis. Su ministerio se caracteriz6 de principio a fin por un apego constante a la voluntad de Dios revelada en su Palabra. Esa misma actitud hacia la Palabra de Dios definié el ministerio de los apéstoles durante el desarrollo de la iglesia cristiana. Sus escritos biblicos estén inundados de referencias directas al lenguaje del Antiguo Testamento. Su criterio de lo que es la verdad se fundaba en la revelacién de Dios en su Palabra y en la interpretacién que de ella hiciera el Seftor. La Iglesia Adventista se ha caracterizado a lo largo de su historia por el mismo interés que Jestis y sus discipulos manifestaron en la doctrina biblica. Sin negar el valor de a contribucién que hacen al conocimiento humano los diferentes campos del saber, la Iglesia ha reconocido la Biblia —siguiendo la tradicién biblica y protestante—, como la norma infalible de fe y préctica. Nada deberia alarmar més a los lideres eclesisticos, a los ministros del evangelio, que observar en v7 Feorogia Fundamentos DIDEcos de nuestra fe la vida de los miembros un posible desinterés en el estudio de la Biblia Esta obra, Teologta: Fundamentos biblicos de nuestra fe, procura man- tener vibrante el interés adventista en las Escrituras como norma de fe y practica, A cada uno de los que contribuyeron en la preparacién de esta obra se le solicit que examinara y desarrollara el tema que se le asigné a la luz penetrante de la Biblia. De ah{ que cada capitulo con- tenga un niimero elevado de referencias biblicas utilizadas para sus- tanciar los argumentos utilizados y las conclusiones a las cuales arti- baron. Esta obra establece més alld de toda duda lo que la Iglesia siem- pre ha sostenido: que sus doctrinas se basan exclusivamente en la Palabra de Dios. Los nueve voltimenes de esta obra se ponen a disposicién de la Iglesia hispanohablante, no sélo a fin de reafirmar el fundamento bi- blico de nuestro mensaje, sino también para contribuir a la madurez teolégica de la comunidad de creyentes. Tradicionalmente los adven- tistas han compartido su mensaje con otros por medio de estudios biblicos. Aqui se preserva ese interés en el estudio biblico, pero se le acompafia de una seria reflexién teolégica en un esfuerzo por profun- dizar la comprensién del mensaje y la misién de la Iglesia. La traducci6n del Handbook of Seventh-day Adventist Theology al idio- ma espafiol, y con el tiempo a otros idiomas, contribuird a la preser- vacién de la unidad doctrinal y misiolégica de la Iglesia alrededor del mundo. Este volumen fue intencionalmente preparado para reflejar el Pensamiento doctrinal de la Iglesia Adventista mundial, y por lo tanto no se alinea con posiciones particularistas que pueden encontrarse al margen del pensamiento adventista. Debe aclararse que debido a que el manual de teologia en inglés no fue votado en un congreso de la Asociacién General, no se lo debe con- siderar como una exposici6n oficial de la doctrina, el pensamiento y el estilo de vida adventistas. Sin embargo, aunque su contenido no es infalible y tampoco procura establecer uniformidad de pensamiento en los detalles de las exposiciones, esta obra teol6gica representa en forma balanceada y apropiada la doctrina y la teologia adventistas. El hecho de que el Comité del Instituto de Investigacién Biblica de la Asociacién General haya invertido incontables horas durante un perf- Prefacio de la edicién en espafiol odo de alrededor de diez aftos examinando y evaluando el contenido de cada capitulo, hace que esta obra teolégica sea més valiosa y digna de confianza que otros voltimenes que no han sido sometidos a ese proceso de anilisis riguroso. Recomendamos esta obra de teologia a los lectores adventistas de habla hispana con la esperanza de que contribuya al desarrollo bibli- co y teolégico de la Iglesia en esas regiones. Oramos para que Dios bendiga este proyecto, que encienda un renovado interés en el estudio de la Biblia en la vida de la Iglesia mientras aguarda el retorno en glo- ria de su Sefior. Angel Manuel Rodriguez, Doctor en Teolagia, Director Instituto de Investigacién Biblica, Asociacién General, Silver Springs, MD, Estados Unidos 1° Lista de Abreviaturas Obras de Elena G. de White en espafiol AFC A fin de conocerle (1965) ATO Alza tus ojos (1983) cc El camino a Cristo cE El colportor evangélico cM Consejos para maestros, padres y alumnos cmc Consejos sobre mayordomia cristiana cN Conduccién del nifto COES Consejos sobre la obra de la escuela sabitica CRA Consejos sobre el régimen alimenticio cs El-conflicto de los siglos css Consejos sobre ta salud DM] El discurso maestro de Jesucristo DIG EI Deseado de todas las gentes Ed La educacién EUD Eventos de los tltimos dias Ev El evangelismo FO Fey obras FV La fe por la cual vivo HC EI hogar Cristiano 2 Meqnagte Tuncamentos Daicos de nuestra fe HAp HH HR Lc MB MC 1, 2MCP 1-3MS McD M) MVH NB NEV OE op PE PP PR PVGM sc sv TCS Te ™ oT ve Los hechos de los apéstoles Hijos e hijas de Dios La historia de la redencion En los lugares celestiales EI ministerio de la bondad El ministerio de curacién Mente, caricter y personalidad, t. 1, 2 ‘Mensajes selectos, t.1-3 La maravillosa gracia de Dios ‘Mensajes para los jévenes Mi vida hoy (1952) Notas biogrficas de Elena G. de White ‘Nuestra elevada vocacin Obreros evangélicos Elotro poder Primeros escritos Patriarcas y profetas Profetas y reyes Palabras de vida del gran Maestro Servicio cristiano jMaranata: el Senor viene! Testimonios acerca de conducta sexual, adulterio y divorcio La temperancia Testimonios para los ministros Testimonios para ta iglesia Vida en el campo Lista de Abreviaturas OBRAS DE ELENA G. DE WHITE EN INGLES Estos libros se utilizan en esta obra, Teologia: Fundamentos biblicos de muestra fe y todavia no se han publicado en espanol. 1888 Materials Ellen G. White 1888 General Conference Materials HL Healthful Living SAT Sermons and Talks 145 Spiritual Gifts, t.1-4 SL The Sanctified Life SLP Sketches From the Life of Paul a-4SP The Spirit of Prophecy, t. 1-4 sw The Southern Work TDG This Day With God OTRAS REFERENCIAS ANET Pritchard, James B, Ed. Ancient Near Eastern Texts Relating to the Old Testament. Princeton: Princeton University Press, 1969 ANF The Anti-Nicene Fathers. Ed. Alexander Roberts y James Donaldson. 10 . Nueva York: Christian Literature Co., 1885-1887 AR Adventist Review AUCR Australasian Union Conference Record BE Bible Echo Brs Bible Training School 1-7CBA Nichol, Francis D., Ed. Comentario biblico adventista del séptimo dia, t. 1-7. Mountain View, California: Pacific Press, 1981-1990 CFOF Froom, LeRoy E. The Conditionalist Faith of Our Fathers. 2 1. Washington, D.C.: Review and Herald, 1965, 1966 GCB General Conference Bulletin CH Gospel Herald 2B ‘Teologia Fundamentos biblicos de nuestra fe NPNF-1 The Nicene and Post-Nicene Fathers. Primera serie. Ed. Alf b t Ht D Php Scaf1 Nueon Yorks Cnston Lite Co, abelo hebreo 1886-1889 NPNF-2 The Nicene and Post-Nicene Fathers. Segunda serie. Ed, Philip Schaff y Henry Wace. 14 t. Nueva York: Christian Literature Co., 1890-1899 PEOP Froom, LeRoy E. The Prophetic Faith of Our Fathers. 4 t. Washington, D.C.: Review and Herald, 1946-1954 1.Alfabeto hebreo PUR Pacific Union Recorder gop Seventh-day Adventists Answer Questions on Doctrine. Washington, D.C.: Review and Herald, 1957 RH Review and Herald sT Signs of the Times TDNT Kittel, Gerhard y Gerhard Friedrich, Eds, 10 t. Theological Dictionary of the New Testament. Grand Rapids: Eerdmans, 1964-1976 YI Youth's Instructor OTRAS ABREVIATURAS ADRA Agencia de Desarrollo y Recursos Asistenciales ASD Adventista del séptimo dia AT Antiguo Testamento c. en torno.a DNA Divisién Norteamericana Gr. griego Heb. hebreo m. murié n nacié NT ‘Nuevo Testamento hlosario nueva 0 una mayor precisién. Puesto que la mayorfa de los tér- E« GLOSARIO no tiene el propésito de proveer informacién minos se han explicado en el texto mismo, se prove el glosario principalmente para la conveniencia del lector y como un instrumen- to para refrescar rpidamente la memori . Las definiciones reflejan el significado de estos términos segtin se usan en las paginas del presen- te tomo. Alta critica Antropologia Apécrifos Enel caso de las Escrituras, un término aplicado ala critica hist6rica y literaria de la Biblia. Esta critica esté basicamente interesada en las fuentes literarias y los estilos de las Escrituras, y en cues- tiones de paternidad literaria. Del Gr. anthropos, “hombre”, y lags, “discurso” En teologia, el estudio del origen, la naturaleza y el destino del hombre en contraste con el estudio de Dios 0 de los Angeles. Una coleccién de libros y secciones de libros no contenidos en el canon judio ni en el protestante pero recibidos por la Iglesia Catélica Romana bajo el nombre de deuterocanénicos. 2 ‘Teologia Fundamentos biblicos de nuestra fe Arameo Baja critica Binitarianismo Canon Catolicismo Romano Critica biblica Un Ienguaje semitico usado extensamente en el Cercano Oriente desde que los asirios y babilo- nios ascendieron al poder. Hablado por los judi- os durante y después del exilio babilénico, el arameo fue el idioma vernéculo en Palestina en los dias de Cristo. Otro nombre para la critica textual de la Biblia, es decir, el estudio del texto de las Escrituras para determinar, hasta tanto sea posible, qué escribie- ron realmente los autores inspirados La creencia de que hay sdlo dos personas en la Deidad, a saber, el Padre y el Hijo. Del Gr. kandn, “vara para medir”, Un listén que sirve como una regla o vara de medir. En el len- guaje cristiano el término denota la lista de libros inspirados aceptados como inspirados que com- ponen las Escrituras del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento. La fe, adoracién y préctica de los cristianos en comunién con el obispo de Roma. El estudio y anilisis cientifico de los elementos humanos que han entrado en la formacién de las Escrituras. Critica de la forma Un método de estudio biblico empleado para re- Critica dela redaccién velar el supuesto desarrollo preliterario (oral) que hay detrés de las diversas formas literarias de los escritos biblicos. Un método de estudio biblico empleado para revelar la supuesta tiltima capa de tradicién usa- —— Critica de las fuentes Critica hist6rica Desmitificacién Determinismo Glosario da por el redactor en la composicién, por ejem- plo, de los evangelios. Un método de estudio biblico empleado para revelar las supuestas fuentes implicitas en el texto de la Escritura. Un intento por verificar la veracidad de las Escri- turas y comprender su significado sobre la base de los principios y procedimientos de la ciencia secular: t6rica. El sistema de pensamiento que defiende la reli- gin natural y la existencia de Dios sobre la base de la raz6n humana y las leyes de la naturaleza antes que mediante la revelacién y las ensefian- zas de una iglesia. Un método de interpretacién del Nuevo Testa- mento originado por Rudolf Bultmann (1884- 1976). Insiste en la necesidad de despojar al Nuevo Testamento, especialmente a los evan- gelios, de lo que considera formas e historias mitolégicas tales como la creencia en el poder di- vino de Jestis, su preexistencia y nacimiento vir- ginal, sus idas y venidas entre el cielo y la tierra, y su resurreccién de los muertos como “total- mente inconcebible” como fe hist6rica. Tal len- guaje mitolégico debe entonces reinterpretarse en categorias antropolégicas (orientadas hacia lo humano), 0, mejor atin, en categorias existencia- les (personales). La teoria seguin la cual los actos humanos de la voluntad, los eventos hist6ricos, 0 los aconteci- mientos en la naturaleza estén determinados, es _Feotogia Fundamentos biblicos de nuestra fe Docetismo Dualismo Ebionitas Economia divina Edad Media decir, decididos, por causas y antecedentes exter- nos, tales como el ambiente, la composicién genética humana, 0 Dios. De este modo, por ejemplo, nada ocurre en la conducta humana como resultado del libre albedrfo. ispensacionalismo Si bien difieren en sus opiniones en cuanto al ntimero de dispensaciones, los tedlogos dispen- sacionalistas sostienen que Dios ha desplegado su plan de salvaci6n pacto de gracia en dis- pensaciones sucesivas 0 perfodos de tiempo a través de la historia humana. (Gr. dokes, “Yo parezco”). Un sistema de pensa- miento que sostiene que Cristo sélo “parecfa” tener un cuerpo humano, haber sufrido en la cruz y haber resucitado de los muertos. (Lat. dualis, de duo, “dos”). Un punto de vista que sostiene que toda la realidad esta compues ta de dos principios fundamentales que son dis- tintos, antagénicos y coiguales. De este modo, el bien y el mal, el espfritu y la materia, la verdad y el error, el cuerpo y el alma son expresiones tipi cas del dualismo. Un grupo de judeocristianos de los primeros si- glos que consideraban a Jestis como el hijo hu- mano de José y Marfa, que fue hecho el Ungido en el bautismo. También insistfan en el carécter obligatorio de toda la ley mosaica. EI plan salvador de Dios revelado a través de la redencién en Jesucristo. El periodo de la historia europea que se extiende Empirismo Endogamia Epistemologia Escatologia Escolasticismo Etica Etico Etiologia Gtosario_ aproximadamente del 500 d.C. al 1500 d.C. Es- critores mds recientes consideran que comienza alrededor del afto 1100. El sistema filos6fico de pensamiento que sost ne que la experiencia es la tinica fuente valida de conocimiento, Casamiento dentro del propio grupo de uno. (Gr. episteme, “conocimiento”, y logos, “discur- so”). Una investigacién de los principios que estén a la base de la naturaleza y la fuente del conocimiento, sus limites y la validez de sus afir- maciones. Del Gr. eschatos, “tiltimo”, y logos, “discurso”. La doctrina concerniente a los eventos finales en la historia del mundo. Un sistema filoséfico y teolégico primeramente desarrollado en las escuelas medievales de la Europa Catélica Romana. Tenia el propésito de definir y sistematizar el dogma religioso con la ayuda de conceptos filoséficos y de la tradicién de la teologia patristica, especialmente de Agustin de Hipona y mas tarde del aristotelismo Parte de la filosofia que estudia la valoracién de Ios actos humanos determinando de ese modo la conducta y el estilo de vida, Aquello que concuerda con normas aceptadas de conducta. Del Gr. aitiologia, “una declaracién de causas”. La 31 Teologia Fundamentos biblicos de nuestra fe 32 Evangelicalismo Expiacién Filioque Forense Fragmento Gnosticismo ciencia que indaga las causas 0 razones de las cosas. Un movimiento protestante moderno que tras- ciende las fronteras denominacionales y promue- ve los intereses del cristianismo escrituristico. La doctrina fundamental del movimiento es la auto- ridad de las Escrituras, la palabra de Dios escrita y por lo tanto infalible en sus aut6grafos origina- Tes. Del Lat. expiare, “expiar por”. La reparacién de una falta, la satisfaccién de las demandas de la justicia a través del pago de una penalidad. En el plan de salvacion de Dios, la muerte expiatoria de Cristo libera a sus beneficiarios de las conse- cuencias penales de otro modo involucradas en el quebrantamiento de la ley de Dios, Con el significado de “y del Hijo”, el término fue insertado en el Credo Niceno (325 d.C.) por el catolicismo occidental para declarar que el Es- piritu Santo procede del Padre y del Hijo. Aquello que pertenece a los tribunales de justicia oal debate piblico. (Gr. perikope, “seccién”). Una selecci6n de un escrito, por lo tanto un pasaje de las Escrituras. (Gr. gnosis, “conocimiento”). Un sistema que destaca el dualismo, sosteniendo que la materia es mala y que la emancipacién —en la salvaci6n del cristianismo— viene a través del conoci- miento. Helenismo Hermenéutica Historicismo Holistico Homoousios Tlustracién Glosario Un cuerpo de ideales humanisticos y clasicos asociados con la cultura, el lenguaje y Ia filosofia de vida generalizados en el mundo grecorroma- no durante el tiempo de Cristo. (Gx. hermeneus, “intérprete”). El arte y la ciencia de la interpretaci6n, como ser de la Biblia. Un sistema hermenéutico que ve un desarrollo consecutivo, un continuo histérico en las visio- nes apocalfpticas biblicas, en contraste con cum- plimiento que se halla enteramente en el pasado 0 totalmente en el futuro. Denota algo completo, por ejemplo una com- prensién holistica de la naturaleza humana. Un ser humano es un todo singular, y debe ser trata- do como tal. La palabra deriva del Gr. holos, “entero” o “todo”. Literalmente “de la misma sustancia’. Un térmi- no usado en los primeros concilios cristianos, especialmente Nicea (325), para afirmar que el Padre y el Hijo son de la misma sustancia o natu- raleza divina. Una teorfa que sostiene que la naturaleza esen- cial de la realidad yace en un ambito fenomenal trascendente, por ejemplo, en la conciencia 0 la taz6n. Las cosas visibles de este mundo son meramente copias de las realidades perfectas de otro mundo, suprasensible. Movimiento filoséfico del siglo XVIII que soste- nfa que la verdad puede obtenerse sélo a través de la raz6n, la observacién y el experimento. 33 ‘Teologia Fundamentos biblicos de nuestra fe Imago Dei Imputacién Intertestamental Kenoticismo Liberalismo Marcionismo Desde entonces ha influido mucho en el mundo occidental, (Lat. “imagen de Dios”) a semejanza de la cual, como se declara en Génesis 1:26, 27, fueron crea- dos el hombre y la mujer. Del Lat. imputare, “computar”, “cargar a la cuen- ta de uno”. En la teologfa cristiana, la atribucién, por sustitucién, de Ja justicia de Dios al creyente en Cristo. En el sentido opuesto, el término tam- bién se aplica a Cristo quien, aunque era inocen- te, permitié que se lo contara como culpable y pecador al experimentar una muerte sustitutiva en la cruz, tomando el lugar del pecador. Referente al periodo que separa el Antiguo del Nuevo Testamento, Un sistema de pensamiento que sostiene que a fin de legar a ser hombre, el Hijo de Dios se vacié a sf mismo por algiin tiempo de algunos de sus atributos divinos, més particularmente, de su omnipotencia, omnisciencia y omnipresencia. ‘Aunque usado con una variedad de matices de significado, el término describe un movimiento en la teologia protestante moderna, que enfatiza, la libertad intelectual y un humanismo secular incongruentes con la ortodoxia biblica. Un sistema doctrinal de los siglos Il y II d.C. atrajo muchos seguidores. Rechazaba el Anti TTestamento y a su Creador-Dios como también parte del Nuevo Testamento, negando la corpo- reidad y la plena humanidad de Cristo. Milenio Mishnah Misterio Monarquianismo Monismo Montanismo Glosario Escribas judfos que trabajaron con el texto hebreo del Antiguo Testamento durante el primer mile- niod.C, Derivado del Lat. mille, “mil”, y annum, “aio”. La palabra es un término teolégico usado para describir los mil aftos de Apocalipsis 20:1-10, Una colecci6n, compilada hacia el fin del siglo Il .C,, de las tradiciones orales que los judfos habt- an desarrollado respecto a las Escrituras. (Gx. mustérion, “algo cerrado”, “un secreto”), En el Nuevo Testamento la palabra se refiere a un plan divino o a una verdad previamente escon- dida pero en el presente revelada, la esencia inti- ma de lo que no puede comprenderse plena- mente mediante la mente finita. En un intento por salvaguardar el monotefsmo y launidad (“monarquia”) de Dios, algunos tedlo- gos de los siglos II y IMI de nuestra era mantu- vieron que Jestis fue un mero hombre elevado a la Deidad. Otros vieron a Jestis y el Espiritu ‘como meros modos o funciones del tinico Dios. (Gr. monos, “solo”, “tinico”). Un sistema de filo- soffa que apela a una sustancia o principio unifi- cador tinico para explicar la diversidad de todo lo que es. Un movimiento apocaliptico del siglo I que recalcé la continuidad de los dones proféticos del Espfritu y una disciplina ascética estricta, a5 ‘Teologia Fundamentos biblicos de nuestra fe Neoortodoxia Ontologia Ordenanza Ortodoxia Panenteismo Panteismo Parousia Movimiento protestante del siglo XX caracteriza- do por una reaccién contra el liberalismo teol6- gico y que pretende retornar a los principios basicos de la teologia de la Reforma. La “ciencia del ser”, que trata con la naturaleza y la esencia del ser, ‘Se usa el término en las Escrituras con referencia a decretos o disposiciones ordenados por Dios 0 por un gobierno. En espafiol se usa comtinmen- te con referencia a instituciones de origen divino ‘como el Rito de Humildad y la Cena del Seftor. Del Gr. orthos doxa, “correcta alabanza”, “correcta opini6n”. Describe un patron de creen- cia compatible con las ensefianzas fundamenta- les de una iglesia segtin se las compara con la heterodoxia o la herejfa. El término, con letra maytiscula, se usa también para identificar a las iglesias independientes, situadas principalmente en Europa Oriental, que reconocen la primacia honoraria del patriarca de Constantinopla, Del Gr. pan, “todo”, en, “en”, y theos, “Dios”. La creencia de que mientras el Ser de Dios penetra todo el universo, su Ser es més que el universo. Del Gr. pan, “todo”, y theas, “Dios”. El sistema que identifica a Dios con el mundo y al mundo. con Dios. Aqui todas las cosas son divinas y no existe distincién real entre Dios y las fuerzas y las leyes del universo. Del Gr. parousia, “presencia” o “arribo”. Un tér- mino usado en el Nuevo Testamento para deno- Penal Pietismo Pluralismo Politeismo Positivismo Postcanénico Glosario tar Ja segunda venida de Cristo en gloria y poder, Del Lat. poena, “castigo”. Relacionado con casti g0 0 involucrando castigo. En lenguaje cristol6- gico, un término usado para afirmar que Cristo Tlev6 el castigo que merecen los pecadores. Un movimiento religioso que se originé en la Alemania del siglo XVII en reaccién al formalis- ‘mo y el intelectualismo. Recalcaba el estudio de la Biblia y la experiencia religiosa personal. El concepto de que doctrinas contradictorias en fe y moral podrian ser profesadas por personas dife- rentes, todas igualmente en regla en la misma iglesia. Estas posiciones usualmente varian de acuerdo con las premisas 0 postulados usados al reflexionar sobre la fuente de la revelacién, segiin la metodologia empleada, 0 de acuerdo con el contexto cultural dentro del cual opera la teologia. La creencia en o la adoracién de muchos dioses. Una filosoffa que confina la indagacién intelec- tual y el conocimiento a hechos observables (“positivos”) y experimentales, rehuyendo por lo tanto toda especulacién filos6fica y metafisica. Referente a una persona, un evento o un escrito posterior a la formacién del canon de la Escritura, Un modo de interpretacién profética que coloca el cumplimiento de las profecias apocalfpticas biblicas, notablemente las que se encuentran en al libro de Daniel y en el de Apocalipsis, enteramente en el pasado. ‘Teologia Fundamentos biblicos de nuestra fe Propensién Propiciacion Quiasmo Racionalismo Reencarnacién Sacramento ‘Una inclinacién intensa y a menudo urgente, una tendencia firme. Del Lat. propitiare, “emitir un veredicto favora- ble”. La propiciacién lleva la idea de aplacar a la persona ofendida, de recuperar el favor de un individuo encumbrado. Sin embargo, contraria- mente a la noci6n griega de aplacar a una dei- dad airada, los escritores del Nuevo Testamento no ven un contraste irreconciliable en Dios entre el amor y la ira, una ira libre de toda mezcla de limitacién humana y de espiritu vengativo pe- caminoso. Aquf el misterio divino del amor es percibido en medio de la realidad de la ira. El uso del paralelismo invertido en la literatura 0 poesfa hebrea. El paralelismo regular sigue el orden de A, B, A', B'. El quiasmo invierte el orden a. A,B, BY, A’ La palabra deriva de la letra griega chi (X). Del Lat. ratio, “taz6n”. Un sistema de pensa- miento que sostiene que la raz6n humana es autosuficiente en la busqueda de la verdad, incluso la verdad religiosa. La teorfa de que las almas emigran de un cuer- po a otro, ya sea humano o animal. Un rito religioso instituido por Jesucristo, como ser el bautismo, el lavamiento de los pies y la Cena del Seftor. El alcance de lo que el término abarca varia ampliamente. Algunos protestantes favorecen el término “ordenanza”. Glosario Pseudoepigraficos Escritos judifos anénimos 0 con seudénimos que Soteriologia Talmud Teodicea Teologia Tradicion datan de los siglos inmediatamente anteriores y posteriores al tiempo de Cristo. Los primeros tres evangelios, segtin Mateo, Marcos y Lucas. Son lamados asf porque cuan- do se los lee lado a lado (sinépticamente) pre- sentan ciertos paralelismos en estructura y con- tenido. Del Gr. sdtéria, “liberacién”, y logos, “discurso”, Es esa drea de la teologfa cristiana que trata del plan divino de redencién, més particularmente, de la obra de salvacién de Cristo. Las compilaciones judfas que abarcan la Mishnah, 0 ensefianzas orales de los judios, y la Gemara, una coleccién de discusiones sobre la Mishnah. (Gr. theos, “Dios”, y dike, “justicia”). El estudio y defensa de la bondad y omnipotencia de Dios en vista de la existencia del mal. Del Gr. theas, “Dios”, y logos, “discurso”. El estu- dio metédico de Dios y su relacién con el mundo, especialmente mediante el andlisis de las ensefianzas de las Escrituras del Antiguo Testamento y el Nuevo. Del Lat. traditio, “algo entregado”. Aquello que es entregado, particularmente ensefianzas de un maestro a un discfpulo. Por ende, en la teologia cristiana un cuerpo de doctrinas, précticas y experiencias reveladas por Dios y entregadas por él a su pueblo por boca o mediante los escri- 30 Teologta Hundamentos biblicos de nuestra fe Universalismo tos de sus profetas y apéstoles, identificadas con las Escrituras. La descripcién catélico romana de la tradici6n sostiene que tradiciones escritas y no escritas, que se originaron con Cristo y los apés- toles, forman una fuente de doctrina original y auténtica junto con la Escritura. Doctrina que afirma que todos los seres huma- nos serén finalmente salvos porque por natura- leza todos son hijos de Dios. iOuienes son los adventistas Hel septimo dia? Nancy Weber de Vyhmeister Introducci6n U-= RESPUESTA NATURAL A LA PREGUNTA: “:Quiénes. son los adventistas del séptimo dfa?” puede expresarse bre- vemente: la Iglesia Adventista del Séptimo Dia, al final del primer trimestre del afto 2005, es una organizacién mundial que agrupa a més de 14 millones de cristianos que respetan el sébado del cuarto mandamiento de la Ley de Dios como el dfa de reposo y espe- ran la segunda venida de Jestis en el futuro cercano. Podrfa decirse con més detalle, que los adventistas del séptimo dia son un cuerpo protestante de cristianos evangélicos conservado- res, cuya fe tiene como fundamento la Biblia y est centrada en Jestis, con énfasis en su muerte expiatoria en la cruz, su ministerio en el Santuario celestial y su retorno inminente para redimir a su pueblo. Se conoce a los adventistas por su fiel observancia del sabado, por su énfasis en mantener la salud como parte de su deber religioso, por sus actividades misioneras mundiales y de socorro a los damnifica- dos por catéstrofes naturales, y sus programas de capacitacién a etnias del tercer mundo. Este capitulo introductorio se inicia con un compendio de la histo- tia de la Iglesia, desde sus precursores hasta comienzos del siglo XX. En la segunda seccién se ofrece una visién panordmica de la manera a ‘Teologia Fundamentos biblicos de nuestra fe en que funciona la Iglesia en la actualidad, como también vislumbres de asuntos importantes que la afectan en diversa medida, La biblio- ¢grafia de este articulo contiene una lista de fuentes usadas, como tam- bién de libros para una lectura mas amplia sobre Ja historia y el fun- cionamiento de la Iglesia Adventista del Séptimo Dfa. 1. ANTECEDENTES Y ADVENTISMO DEL SIGLO XIX A. Precursores de la Iglesia Adventista del Séptimo Dia B, EI Movimiento Millerita C. El Gran Chasco D. Primeras ensefianzas adventistas del séptimo dia E, Primeros dirigentes adventistas 1. José Bates (1792-1872) 2. Jaime Springer White (1821-1881) 3. Elena Gould Harmon de White (1827-1915) F._ Los comienzos del adventismo 1. Ladécada de 1850: publicaciones 2. La década de 1860: organizacién 3. La década de 1870: educacién y misién G._ Elfin det siglo 1H. Reorganizacién de la iglesia» 1. Conflicto con Kellogg HM. LAIGLESIA ADVENTISTA DEL SEPTIMO DiA DEL SIGLO XX A. El crecimiento de la iglesia 1. Publicaciones 2. Radio y television 3. Barcos y aviones misioneros 4. Misién internacional B. Participacién de los laicos en la misién C._ Sistema educacional D. Obra médica E. Beneficencia y desarrollo F. Organizacién de la iglesia G. Desarrollos teolégicos LITERATURA _Quienes son los adventistas del septimo dia? I. ANTECEDENTES Y ADVENTISMO DEL SIGLO XIX El nombre “Adventista de! Séptimo Dia” se adopts en 1860. Quie- nes eligieron este nombre decidieron explicarse en términos de sus creencias distintivas: la observancia del santo dfa de Dios en el sépti- mo dia de la semana y la confianza en el inminente segundo adveni- miento de Jestis. La Asociacién Publicadora Adventista del Séptimo Dia fue incorporada en 1861. La organizaci6n formal de la Asociacién General de la Iglesia Adventista del Séptimo Dia se produjo en 1863. El nacimiento de la Iglesia data de los comienzos de la década de 1860. El periodo de su gestacién cubre décadas. Sus raices se hunden en los tiempos apostdlicos, puesto que los pioneros se consideraron continuadores de la tradicién del Nuevo Testamento. A. Precursores de la Iglesia Adventista del Séptimo Dia A comienzos del siglo XIX, intérpretes de la Biblia alrededor del mundo escribieron y hablaron de la cercanfa de la segunda venida de Jestis. El estudio intenso de las profectas de Daniel y Apocalipsis con- dujo a muchos a la conclusién de que los perfodos de tiempo proféti- co estaban por concluir, Manuel de Lacunza, Jesuita nacido en Chile, estudié la Biblia du- ante veinte afios antes de escribir La venida del Mesias en gloria y majes- tad. La obra de Lacunza la tradujo al inglés el predicador londinense Edward Irving, quien la adjunt6 como apéndice en su informe de la Primera Conferencia Profética de Albury. A las Conferencias de Albury, celebradas anualmente desde 1826 a 1830, asistian clérigos de diferentes iglesias y comuniones religiosas para estudiar la cercania del segundo advenimiento, las profecias de Daniel y Apocalipsis, y “los deberes de la iglesia que surgen de estas cuestiones” (PFOF 3:276). Joseph Wolff, uno de los 20 que asistieron a la conferencia de 1826, viaj6 extensamente por Asia Occidental y Central, ensefiando que Cristo vendria alrededor de 1847 para establecer un gobierno milena- rio en Jerusalén, Comenzando en 1837, Francois Gaussen presents en Suiza una serie de conferencias en escuelas dominicales sobre las pro- fecias de Daniel; en ellas mostré que Daniel y Apocalipsis describian la historia del mundo, la cual pronto llegaria a su conclusién. 4B Teologia Fundamentos biblicos de nuestra fe En Norteamérica, los comienzos del siglo XIX fueron un tiempo de gran fervor religioso. De este perfodo del “Gran Reavivamiento” emergieron: un vigoroso movimiento misionero en el extranjero, los campestres con su coleccién singular de himnos, el movimiento de la escuela dominical y la Sociedad Biblica Americana. “La profecta era la fuerza motivadora de gran parte del pensamiento y la actividad reli- giosa” del perfodo (PFOF 4:85). Sermones, folletos y libros proclama- ban que los eventos que ocurrian en el mundo sélo podian ser un pre- ludio del milenio. Se consideraba que los periodos proféticos de Daniel y Apocalipsis estaban llegando a su terminacién. Dentro de este marco surgieron los precursores de la Iglesia Adventista del Sép- timo Dia. Por otra parte, las raices adventistas van mucho més atrés en el tiempo. En el siglo XVI Martin Lutero habfa escrito que estaba con- vencido que el dia del juicio no demorarfa més de 300 afios. Los “adventistas” originales, o creyentes en la segunda venida de Cristo, fueron los apéstoles mismos. Pablo esperaba el regreso de Jestis con gran expectaci6n (1 Tes. 4:16). Todas estas expresiones de fe en diltima instancia se basaban en la propia promesa de Jestis: “Vendré otra vez” Guan 14:3). B. El movimiento millerita El agricultor Guillermo Miller comenzé, en Low Hampton, Nueva York, un estudio cuidadoso de su Biblia después de su conversién en 1816. Tras dos aftos de investigacién concluyé que, segtin la profecia de Daniel 8:14, “en unos veinticinco aftos todos los asuntos de nuestro presente estado [de cosas] terminarén” (Miller 12). Miller pas6 otros cinco afios examinando y reexaminando los argumentos en pro y en contra de sus cteencias. Para entonces estaba convencido, no sélo de la cercania de la venida de Cristo, sino también de su obligacién de compartir lo que crefa. Por ser autodidacto y timido por naturaleza, Miller temia presentarse en ptiblico y proclamar lo que habia encon- trado mediante su estudio de la profecia. Guillermo Miller prometié solemnemente a Dios, en 1831, que si se le pedfa que predicara “iria y les dirfa lo que encuentro en la Biblia sobre la venida del Seftor" (Ibid., 17). Mientras Miller todavia estaba de {Quiénes son los adventistas del séptimo dia? rodillas, ya un joven viajaba para invitar al agricultor estudioso de la Biblia a conducir un reavivamiento. Sorprendido ante la répida res- puesta, Miller luché en oracién por una hora hasta que estuvo listo para aceptar la invitaci6n a compartir sus conocimientos biblicos en la cercana localidad de Dresden. En 1832 Miller publicé una serie de ocho articulos en un periddico de Vermont. Para 1834 ya dedicaba todo su tiempo a predicar y escri- bir. En 1836 publicé un libro, mas tarde ampliado para incluir una cro- nologia y diagramas proféticos. Desde octubre de 1834 a junio de 1839, el diario de Miller registra 800 conferencias dadas en respuesta a invi- taciones directas. A medida que predicadores de otras denominaciones se unian a Miller, el ntimero de creyentes crecfa. Los que participaban en el mo- vimiento eran llamados “milleritas” o “adventistas”. En 1840 Josué V. Himes lanzé Signs of the Times [Seftales de los Tiempos}, la primera de un numeroso conjunto de publicaciones milleritas. Ese mismo afio se hizo un lamado para asistir a la primera “Conferencia General de Cristianos que Esperan el Advenimiento”, en Boston. Esta reunion fue seguida por una segunda en 1841. Las 200 personas presentes trazaron una estrategia para la distribucién de publicaciones y la predicacién del mensaje adventista entre las diversas denominaciones que repre- sentaban, Desde 1842 comenzaron a celebrarse reuniones campestres milleri- tas “para despertar a los pecadores y purificar a los cristianos median- te el Clamor de Medianoche, a saber, para llamar la atencién al hecho de que Jestis vendré pronto para juzgar al mundo” (Hale, Plumer y Cole 88). Miller estimé més tarde que 200 ministros, 500 conferencian- tes ptiblicos y 50,000 creyentes de muchas iglesias y comuniones dife- rentes participaron en el movimiento. Con sus diagramas, libros, revistas y reuniones en amplias carpas, los milleritas causaron una gran impresién en sus contemporaneos en los Estados del noreste del pais. También comenzaron a despertar oposicién entre las iglesias principales. Los rumores acerca de las creencias fanaticas de los milleritas eran corrientes. Los periédicos publicaban articulos que contenfan mas fan- tasia que verdad: uno declaraba que los adventistas estaban prepa- a“ ‘Teologia Fundamentos biblicos de nuestra fe rando mantos de ascensién. El ridiculo piblico al cual fueron someti- dos los milleritas indujo a muchos a separarse en 1843 de las iglesias alas que habfan pertenecido. C. El Gran Chasco Miller habfa ensefiado que el mundo se acabarfa algiin dfa de 1843. Enel verano de ese afio expres6 su chasco de que Cristo no habia veni- do todavia, pero insté a los creyentes a seguir aguardando la pronta venida del Sefior. En febrero de 1844 un grupo de predicadores adven- tistas, que no incluia a Miller, concluy6 que la profecfa de los 2.300 dias de Daniel 8:14 no terminarfa sino hasta el otofio de 1844. Poco después de eso se fij6 el dia especifico: el 22 de octubre. La nueva fecha para la segunda venida se calcul6 sobre la base de Ia fecha para el Dia de Expiacién judfo, en el séptimo mes del calen- dario jud{o karafta. Puesto que Cristo, nuestra Pascua, fue crucificado en el dfa en que el cordero pascual era sacrificado y habfa nacido en el dia de la gavilla mecida, era I6gico esperar que él viniera del Lugar Santisimo celestial para anunciar el comienzo del afto de jubileo en el Dfa de Expiacién. La fecha del 22 de octubre se acepté lentamente. Pero a medida que el tiempo se aproximaba, aument6 el entusiasmo. Sin embargo, no todos se unieron al “movimiento del séptimo mes”. Miller mismo decidié que el 22 de octubre de 1844 era la fecha correcta apenas dos semanas antes del dia decisivo. Con gozo solemne y gran expectacién los milleritas se reunieron en casas e iglesias el 22 de octubre de 1844, para esperar el regreso de Cristo. ;Ay! Sus esperanzas quedaron deshechas. A su chasco se unié el ridfculo de los burladores, a los que se unieron algunos que, por temor, habfan asegurado tener fe en el advenimiento. Los fieles, segu- ros de que su movimiento habia sido guiado por Dios, trataron de entender dénde se habian equivocado. Después del Gran Chasco, las personas que habfan esperado el ad- venimiento se dividieron en grupos que diferian en sus opiniones sobre la causa por la cual Cristo no habia venido. Los de la mayoria estaban seguros que habjan tenido raz6n al aplicar la profecia de los 2.300 dias a la segunda venida; puesto que Cristo no habia venido, tal ¢Quieénes son los adventistas del s€ptimo dia? vez se habfan equivocado en sus célculos cronol6gicos. Un grupo mi- noritario afirmaba que habian estado en lo correcto en lo que concer- nia al evento y la cronologia; pero la venida de Cristo habfa sido un evento “espiritual” en la vida de los creyentes. Estos llegaron a cono- cerse como “espiritualizantes” y muchos de ellos se pasaron a la secta de los shakers (’tembladores”). Algunos fijaron fechas posteriores para la segunda venida, sélo para chasquearse nuevamente. Otro grupo afirmaba que la cronologia era correcta, pero habian esperado el even- to equivocado; entre ellos estaban los fundadores de la Iglesia Ad- ventista del Séptimo Dia Guillermo Miller continué esperando el regreso de Jestis, aunque admitiendo que las fuentes hist6ricas y cronol6gicas sobre las cuales los célculos se habjan basado podrian haber estado equivocadas. En su expectaci6n de la pronta venida de Jestis se desvinculé de los que crefan que el error habia estado en el evento esperado antes que en el tiempo, aunque continué traténdolos como hermanos cristianos. No acepts la nueva interpretacién de! Santuario celestial, la muerte como un suefio ni la observancia del sdbado, junto con los pioneros de la Iglesia Adventista del Séptimo Dia. Miller murié en 1849 en la espe- ranza de un Salvador préximo a venir. E] 23 de octubre de 1844, Hiram Edson y un amigo millerita deci- dieron animar a quienes, como ellos, se habjan chasqueado. Mientras cruzaban el maizal de Edson después de orar juntos, Edson tuvo una iluminacién en forma repentina. Los milleritas habfan pensado que el Santuario que debja ser purificado (Dan. 8:14) era la iglesia en la tie- ra, la que seria purificada del pecado en la segunda venida de Cristo. Edson comprendié que el Santuario que debia ser purificado no esta- ba en la tierra sino en el cielo; el 22 de octubre marcaba el comienzo, no el fin, del dia antitipico de expiacién. Jestis habia entrado en el Lu- gar Santisimo del Santuario celestial para realizar una obra especial antes de venir a esta tierra. Edson y sus amigos milleritas reexaminaron las Escrituras guiados por esta conviccién. En 1845 Owen R. L. Crosier elaboré el punto de vista de Edson, articulando més tarde la posicién adoptada por los adventistas del séptimo dia. E] 22 de octubre de 1844 marcé el comien- zo de la purificacién del Santuario celestial y la iniciacién del juicio a7 ‘Feelogia Fundamentos biblicos de nuestra fe investigador previo al advenimiento; la segunda venida de Cristo a la tierra estaba en el futuro. No fijaron ninguna fecha, pero estaban de acuerdo en que el regreso visible de Jestis ocurrirfa pronto. Después de esto seguirfa el milenio, durante el cual Cristo y los santos reinarian en el cielo. Al fin de los 1.000 aftos tendria lugar la renovacién de la tierra y el establecimiento del reino. D. Primeras ensefianzas adventistas del séptimo dia ‘Ya antes de 1844 la validez continua del dia de reposo en el sépti- ‘mo dia (sébado) como el dia de adoracién era una inquietud para cier- tos milleritas. Al mismo tiempo, Rachel Oakes Preston, una bautista del séptimo dia, compartié algunas de las publicaciones de su iglesia con cristianos en Wéshington, New Hampshire, quienes estaban espe- rando “su tedencién” junto con otros adventistas. Su predicador, Frederick Wheeler, pronto comenzé a observar el sbado y hacia fines de 1844 esa congregacién legé a ser el primer grupo de adventistas observadores del sdbado. El sébado, junto con el Santuario celestial, se convirtié en la “verdad presente” para estos creyentes. Aunque la mayoria de los milleritas crefan en el estado consciente de los muertos, muchos de ellos aceptaron la ensefianza de que los muertos estén inconscientes y no saben nada. En 1842, después de estudiar lo que la Biblia dice sobre la condicién de los muertos, George Storrs, un predicador que habia sido metodista, escribi6 un libro cono- ido popularmente como los Six Sermons [Seis sermones] de Storrs. En éLafirmé que la Biblia ensefia que los muertos —buenos 0 malos— no saben nada y figurativamente duermen hasta la resurreccién. Guillermo Miller y otros dirigentes se opusieron a esta ensefianza pero no pudieron convencer a sus seguidores de que su punto de vista era correcto. Incapaces de ponerse de acuerdo en 1845 sobre el estado de los muertos 0 el castigo eterno de los réprobos, los milleritas que asi tieron a la Conferencia de Albany de 1845 se limitaron a declarar que los justos reciben su recompensa en el momento de la segunda veni- da, Mientras tanto, los primeros dirigentes adventistas como José Bates, Elena Harmon y Jaime White aceptaron la ensefianza biblica de la inmortalidad condicional y el suefio de la muerte, en consonancia con su creencia en la resurreccién que pronto ocurrirfa. CRARENe|s Son [os adiventistas Cet septane cae Comenzando en 1845, los primeros adventistas publicaron sus puntos de vista en folletos, en sus propias revistas, y en diarios ami- g0s. Folletos y pliegos sueltos que proclamaban la nueva comprensién del Santuario celestial y del dfa de reposo fluyeron de la pluma de dirigentes adventistas. El primer ntimero de Present Truth [La Verdad Presente] aparecié en 1849. Desde 1848 hasta 1850 se celebraron “Conferencias del Sabado” en diferentes lugares de Nueva Inglaterra, Estas reuniones aclararon la en- seftanza del sdbado y sirvieron para unir a “los hermanos en las gran- des verdades conectadas con el mensaje del tercer 4ngel” (J. White 5). En estas conferencias los creyentes estudiaban la Escritura y oraban en ‘busca de una comprensién clara de la doctrina correcta. Durante estos afios representantes de varios grupos religiosos legaron a una com- prensi6n unificada de los pilares de la fe adventista, como el sébado, la segunda venida y el estado de los muertos. Su teologia comtin formé la base para el desarrollo posterior de la Iglesia. E. Primeros dirigentes adventistas Entre las personas que salieron del movimiento millerita y estuvie- ron a la cabeza de la fundaci6n de la Iglesia Adventista del Séptimo Dia, se destacaron en forma especial José Bates y Jaime y Elena White. Sin embargo éstos, como también otros pioneros, no habrian pensado de si mismos como fundadores de un nuevo movimiento religioso. Mas bien se consideraban herederos espirituales de la verdad y repa- radores de “portillos” (Isa. 58:12); no innovadores sino reformadores. No estaban inventando doctrina; la estaban descubriendo en la Biblia. De este modo rastreaban sus rafces en dltima instancia hasta el An- tiguo Testamento y el Nuevo Testamento. 1. José Bates (1792-1872) Un miembro importante del trio fundador, José Bates —marino, reformador y predicador—nacié en Nueva Inglaterra en 1792. Bates sali6 al mar a los 15 afios, abriéndose paso esforzadamente hasta lle- gar a capitn de barco en 1820. Su autobiografia describe sus aventu- ras como navegante y los puertos en los que hizo escala alrededor del mundo. Después de su conversi6n, alrededor de 1824, comandé un Reotogta rundamentos Diblicos dle nuestra fe barco en el cual no permiti6 el consumo de bebidas alcohélicas, ni ju- ramentos, “ni lavar ni remendar ropas en domingo”. Su vida en el mar terminé en 1827, poco después de ser bautizado en la Iglesia Cristiana de Fairhaven, Massachusetts, de la cual su esposa, Prudence, ya era miembro. Bates, un hombre moderadamente rico, se establecié como comerciante con gran interés en los asuntos civicos, incluyendo la tem- perancia, el antiesclavismo y la educaci6n. En 1839 Bates acepté los puntos de vista de Miller sobre la segunda venida. De ahi en adelante dedicé toda su atencién al movimiento mi- Ilerita. En 1844 vendid su casa, arreglé sus cuentas y se convirtié en predicador. A comienzos de 1845 Bates ley6 el articulo de T. M. Preble sobre el sbado, recientemente publicado en The Hope of Israel [La Esperanza de Israel]. Luego viajé a Washington, New Hampshire, donde estudié toda una noche con Frederick Wheeler antes de decidir- se a guardar el sébado. Al ato siguiente Bates escribis un folleto de 48 paginas titulado “EI Dia de Reposo del Séptimo Dia, una Sefial Perpetua’. En él presents el sbado sobre la base de los Diez Manda- mientos como gufa moral y norma para los cristianos. En la segunda edici6n, al aflo siguiente, Bates colocé el sébado en el contexto del men- saje del tercer angel en Apocalipsis 14, Al aceptar la identificacin de la bestia con el papado, Bates crefa que el cambio del dia semanal de ado- raci6n del sébado al domingo era el distintivo de la autoridad papal. Bates viajé al oeste del pafs, a Michigan, en 1849, donde predicé la segunda venida, el sabado, el Santuario celestial y el suejio de la muer- te, Después de reunir a un grupo de conversos en Jackson, se trasladé a Battle Creek en 1852. De 1855 en adelante, la obra adventista se cen- ‘16 en Battle Creek, Michigan. Durante los aftos formativos de la igle- sia, generalmente se le pedia a Bates que asumiera la presidencia de las asociaciones, Presidié en la reunién de 1860, la cual adopts el nombre adventista del séptimo dia para la incipiente casa publicadora. Tam- bién presidi6 la organizacién de la Asociacién de Michigan en 1861 Bates abog6 a favor de los principios de una vida sana y los practi- £6. Como resultado, goz6 de buena salud durante su larga vida. A los 76 atios, Bates fue uno de los oradores destacados en el primer cam- Pestre adventista, celebrado en Wright, Michigan, en 1868, Durante el afio 1871, ya con 79 afos, Bates celebré por lo menos 100 reuniones, Quiénes son los adventistas del séptimo diz ademas de los servicios religiosos en su iglesia local. Murié en el Ins- tituto de Salud, en Battle Creek, en marzo de 1872. 2. Jaime Springer White (1821-1881) Nacido en Palmyra, Maine, en 1821, Jaime White sufrié cuando muchacho de dolencias fisicas. Su mala salud le impidi asistir a la escuela hasta que tuvo 19 afios. Luego, para recuperar el tiempo per- dido, estudié 18 horas por dia durante 12 semanas para obtener el cer- tificado que necesitaba para ser maestro. Después de ensefiar un afio White asisti6 a la escuela durante otras 17 semanas. Esto constituyé toda su educacién formal Jaime fue bautizado en la Conexién Cristiana a los 15 afios. Des pués de su segundo aio de enseftanza se enteré por su madre de las ensefianzas milleritas. White oy6 predicar por primera vez a Miller en 1842. Poco después adquiri6 sus propios diagramas proféticos, pidié prestado un caballo, y se aventuré a proclamar el mensaje adventista. Fue ordenado al ministerio de la Conexién Cristiana en 1843. Aun antes del Chasco, White conocié a Elena Harmon. Su relacién amistosa, sin embargo, se desarroll6 mas tarde, después de trabajar juntos combatiendo el fanatismo en el este de Maine en 1845. Los cas6 tun juez de paz en Portland, Maine, el 30 de agosto de 1846. Poco des- pués comenzaron a observar el sabado. Desde 1848 en adelante, Jaime se dedicé enteramente al ministerio, Durante la conferencia de Dorchester, Massachusetts, a fines de 1848, Elena vio en visién que Jaime debfa publicar una revista explicando las verdades sustentadas por el grupo pobre y muy esparcido de ob- servadores del sbado. En respuesta Jaime comenz6 a publicar Present Truth [La Verdad Presente] en julio de 1849. El énfasis principal de la revista se aplicaba al mensaje del sbado y la posicién adventista acer- ca del Santuario. Los adventistas publicaron en 1850 por primera vez la Advent Review (Revista del Advenimiento] “para alegrar y reanimar al verdadero creyente, mostrando el cumplimiento de la profecta en la maravillosa obra de Dios del pasado” (Himes, Bliss y Hale 1). Jaime White era el director de ambas revistas. En noviembre de ese afto, las dos publicaciones se combinaron en una: Second Advent Review and Sabbath Herald [Revista del Segundo Advenimiento y Heraldo del 51 ‘Teologia Fundamentos biblicos de nuestra fe Sabado], la precursora de la actual Adventist Review [Revista Ad- ventistal Los White se trasladaron a Battle Creek, Michigan, en 1855. En 1860 Jaime particip6 en la seleccién del nombre de la denominacién. Cuan- do la recién formada Asociacién Publicadora Adventista del Séptimo Dia de Battle Creek fue incorporada bajo las leyes de Michigan en mayo de 1861, Jaime White fue su presidente, como también el direc- tor de la Review and Herald. Jaime White fue presidente de la Asociacion General de 1865 a 1867, de 1869 a 1871, y nuevamente de 1874 a 1880. En junio de 1874 comenzé la revista Signs of the Times [Sefales de los Tiempos] en Oakland, California. EI hecho de participar constantemente en el liderazgo y la admi: nistraci6n, como también en el trabajo editorial y en viajes, min6 las energfas de White. Debido a un ataque de malaria que sufrié en agos to de 1881 tuvo que internarse en el Sanatorio de Battle Creek, donde murié el 6 de agosto. Fue sepultado en la parcela de la familia White en el Cementerio de Oak Hill en Battle Creek. 3. Elena Gould Harmon de White (2827-1915) La vida de Elena Harmon estuvo. entretejida durante 35 afios con la de Jaime White. Juntos construyeron una familia y una iglesia. La Igle- sia Adventista del Séptimo Dia reconoce a Elena de White como una ‘mensajera del Seftor, la recipiente de un don de profecfa tinico y fruc- tifero. Elena nacié en un hogar campesino al norte de Gorham, Maine. Ella y su hermana melliza, Elizabeth, eran las menores de ocho hi ijos. Durante su infancia, la familia se traslad6 a Portland, Maine, donde su padre era fabricante de sombreros. Elena recibi6, a los 9 afios de edad, el impacto de una piedra en el rostro, lanzada por una condiscipula cuando regresaban de la escuela. Elena estuvo inconsciente durante tres semanas. La nariz rota y una Probable conmocién cerebral le hacian dificil la respiracidn. Ala edad de 12 afios se sintié suficientemente fuerte para volver a la escuela; Pero debido a su incapacidad para soportar la tensién nerviosa por largo tiempo su aprendizaje formal lleg6 a su fin. Los padres de Elena le enseftaron habilidades practicas en la casa. Su educacién posterior provino mayormente de la lectura. La familia de Elena consideraba la religiGn seriamente. Su padre era didcono en una iglesia metodista local. En 1840 Elena y otros miembros de su familia asistieron a una conferencia de Guillermo Miller y aceptaron la creencia de que Jestis regresarfa a la tierra alre- dedor del afio 1843. Elena fue bautizada por inmersi6n el 26 de junio de 1842 y recibida en el seno de una iglesia metodista. En diciembre de 1844, cuando muchos milleritas decepcionados vacilaban en su fe, Elena se reunié con otras cuatro mujeres para tener un culto en el hogar de una amiga. Mientras estaban orando, Elena, de 17 aos, experiments su primera visin en la cual vio una representa- cién del viaje del pueblo adventista al cielo: recorrian un sendero estrecho hacia la Ciudad Celestial, muy por encima del mundo, con los ojos fijos en Jestis. Elena también vio el segundo advenimiento y las glorias de la Nueva Jerusalén (PE 13-20), Cuando Elena refirié su visién a otros creyentes, el grupo adven- tista se sintié animado. La instaron a referir lo que habia visto en esa primera visién como también en visiones subsiguientes. Elena comen- 26, con renuencia, a ir de lugar en lugar, para dar su testimonio. En ‘uno de esos viajes trabajé con Jaime White, joven predicador adven- lista, Se casaron el 30 de agosto de 1846. Con el nacimiento de Henry Nichols White, el 26 de agosto de 1847, Elena comenzé a conocer los goces y tristezas de la maternidad. Su segundo hijo, James Edson, nacié en Rocky Hill, Connecticut, en julio de 1849, William Clarence se unié a la familia en 1854. John Herbert, nacido en 1860, vivi6 s6lo pocos meses. El primogénito de ellos murié de neumonia en 1863. La mayor preocupacién de Elena era tener que dejar a sus hijos con otra personas mientras ella viajaba con su espo- so, Algunas cartas dirigidas a sus hijos revelan una rara mezcla de ansiedad maternal y preocupacién pastoral. A fines de la década de 1840 Elena y Jaime White asistieron a varias conferencias biblicas. Las conclusiones doctrinales a las cuales legaban estudiando la Biblia en estas reuniones eran corroboradas por visiones de Elena, lo que inducfa a confiar en las posiciones adop- tadas. is del séptimo dia? 53. Teologia Fundamentos biblicos de nuestra fe Elena tuvo una visién en 1848, en la que se instaba a su esposo a empezar a imprimir una pequefia revista. Como resultado apareci6 el primer néimero de Present Truth [La Verdad Presente]. De ahi en ade- lante, los White dedicaron mucho tiempo y esfuerzo a la preparacién y publicacién de folletos y revistas. Poco después del traslado de los White a Battle Creck, en 1855, Elena tuvo una visién en la cual se le mostraron asuntos importantes para la Iglesia de Battle Creek. Ella escribié lo que habia visto y el sdbado siguiente lo ley6 en la iglesia. Los miembros legaron a la con- clusi6n de que el testimonio beneficiaria a otros creyentes. Ahi mismo acordaron publicar el primero de los Testimonios para la iglesia, de 16 paginas, el comienzo de lo que, con el tiempo, llegaria a ser la serie de nueve tomos de los testimonios. EL 14 de marzo de 1858, Elena tuvo una visién de dos horas acerca de los eventos en el gran conflicto entre el bien y el mal, que cubrfa los siglos transcurridos desde la caida hasta la Tierra Nueva. Esta visién fue la base para el primer tomo de Spiritual Gifts [Dones espirituales], precursor de El conflicto de los siglos. La casa de madera situada en Battle Creek en la que ella realizé una parte considerable de la redac- cién de este libro permanece en pie como testimonio para esta gene- racién de la obra que Dios le encomends a Elena de White. La Sta. White no dedicé todo su tiempo a escribir, predicar o viajar. Sus diarios y cartas del periodo inicial en Battle Creek la muestran como madre y ama de casa, trabajando en el jardin, cosiendo ropa o vi- sitando a los vecinos. Su hogar fue un refugio para predicadores itine- antes, j6venes deseosos de obtener una educaci6n y personas afligidas. Después de la visin sobre la salud en Otsego, en 1863, Elena de ‘White comprendié la importante relacion que existe entre la vida sana y la salud espiritual. Mas tarde se le revel que la iglesia deberfa esta- blecer una institucién para atender a los enfermos y ensefar princi- Pios de vida sana, Esto condujo en 1866 a la inauguracién del Western Health Reform Institute [Instituto Occidental de Reforma de la Salud], més tarde conocido como Battle Creek Sanitarium [Sanatorio de Battle Creek]. Durante la década de 1870 Elena viajé con su esposo, tanto en busca de salud para él como para promover la obra de la Iglesia. éQuiénes son los adventistas del séptimo Hablaba a grandes concurrencias en reuniones campestres, con una voz firme que miles de personas podian ofr claramente. Sus diserta- ciones sobre temperancia cristiana tenfan gran demanda entre cristia- nos de todos los credos. Cuando Jaime murié en 1881 Elena se retiré mayormente de la escena ptiblica hasta 1883. Cuando recuperé su sa- lud prometié continuar con la obra que ambos habfan amado. Elena de White y su hijo William viajaron a Europa en 1885. Desde Basilea, Suiza, Elena viajé a Escandinavia, Alemania, Francia e Italia animando a otros a evangelizar Europa y tratando de unificar a los ad- ventistas en esos pafses. Pero mientras viajaba continuaba escribiendo. Después de regresar a los Estados Unidos, Elena se establecié en California para continuar su trabajo como escritora. En 1891 los diri- gentes de la iglesia le pidieron que fuera a Australia. Allf trabajé con los fundadores del Colegio de Avondale, para establecer una escuela que llegaria a ser modelo de la educacién cristiana. En 1900 la Sra. White regres6 a California donde continué escri- biendo siempre que no estuviera viajando o hablando en reuniones de la Iglesia. En los primeros afios del nuevo siglo escribié extensamente sobre la necesidad de evangelizar las ciudades y alcanzar con el evan- gelio a los afroamericanos en el sur de los Estados Unidos. A los 81 aftos de edad asistié al Congreso de la Asociacién General de 1909 en Washington, D.C. En aquel viaje de cinco meses, Elena de White habl6 72 veces en 27 lugares antes de regresar a Elmshaven, su casa cerca del hospital de Santa Helena, en California. Su muerte ocurrié en 1915, cinco meses después de una cafda en la que se fracturé la cadera. El funeral se celebré en el Tabernéculo de Battle Creek. Fue sepultada junto a su esposo en el Cementerio de Oak Hill. F. Los comienzos del adventismo Los pioneros que se reunian en las conferencias sobre el sbado 0 la Sagrada Escritura a fines de la década de 1840 estudiaban sus Biblias con detenimiento y oracién para determinar con claridad las doctri- nas. Sentian que debfan estar en armonfa con las Escrituras. Al mismo tiempo temian instar a otros a que se les uniesen, considerando que la puerta de la salvacién estaba cerrada. Sin embargo, la actitud de los ‘Teologia Fundamentos biblicos de nuestra fe pioneros sobre la posibilidad de que otros se salvasen cambié, gracias a su estudio cuidadoso de la Biblia, a las visiones de Elena de White sobre un mensaje que debia predicarse en todo el mundo, y ala con- versién de personas que no habfan participado en el movimiento de 1844, En 1852 la “puerta cerrada” habfa legado a ser la “puerta abier- ta” y el celo misionero del pequefto grupo los indujo a predicar y ense- far por todos los Estados del este del pais. 1. La década de 1850: publicaciones La obra de publicaciones, primero en Rochester, Nueva York, y més tarde en Battle Creek, Michigan, ocupé un lugar prominente en los esfuerzos adventistas durante la década de 1850. La precursora de la actual Adventist Review [Revista Adventista] comenz6 a publicarse en 1850. El Youth's Instructor [Instructor de la Juventud] apareci6 en 1852. De 1849 a 1854, las revistas adventistas anunciaron la publicacién de 39 folletos. De 1852 a 1860 se anunciaron 26 libros. La primera publicacién en un idioma fuera del inglés aparecié tarde en la década. Se hicieron traducciones de folletos al alemén, francés y holandés para alcanzar a los inmigrantes que no hablaban inglés. Se esperaba que ellos enviaran estos materiales a sus familiares en su tierra natal de donde habian venido a Norteamérica. De 1855 hasta su muerte en 1903, el nombre de Uriah Smith fue sinénimo de publicaciones adventistas. Con la excepcién de unos po- cos afios durante ese perfodo, Smith fue director de la Review. En oca- siones era también lector de pruebas, gerente administrativo y tenedor de libros. Talentoso para escribir, Smith también estaba dotado de aptitud mecénica: invents y patenté una pierna artificial con rodilla flexible y coyuntura en el tobillo y un escritorio escolar con asiento Plegadizo. Sus libros sobre Apocalipsis (1867) y Daniel (1873) se com- binaron en un solo tomo, The Prophecies of Daniel and the Revelation [Las profecias de Daniel y Apocalipsis], el primer libro doctrinal vendido por colportores adventistas. 2, La década de 1860: organizacién La Iglesia adopts su nombre en 1860, organiz6 asociaciones locales en 1861, y finalmente establecié la Asociacién General en 1863. Varios @Quienes son los adveninne eee de los hermanos dirigentes se habian opuesto a tal iniciativa, afirman- do que la organizacién era “Babilonia”. Pero prevalecieron los més pragméticos, porque comprendieron que era indispensable tener un cuerpo legal para ser duefios de la imprenta y de los edificios de Ia Iglesia. En la década de 1860 se puso énfasis en el mensaje de salud. Des- pués que Elena de White recibié su vision sobre salud en Otsego, Michigan, escribi6 extensamente sobre el tema. Su esposo se le uni publicando materiales para ensefiar a la gente la manera de vivir en armonta con las leyes de la salud. En 1866 comenz6 en Battle Creek la primera institucin adventista de salud. En el Western Health Reform Institute [Instituto para la reforma de la salud del oeste] los pacientes aprendfan los principios de la vida sana mientras se recuperaban de la enfermedad. Las dificultades financieras caracterizaron los primeros afios, puesto que los médicos no eran egresados de escuelas de medi- cina famosas. Cuando John Harvey Kellogg, terminé su carrera de medicina en el conocido Colegio Médico del Hospital Bellevue, en Nueva York, y se unié al personal en 1875, la situacién cambi6. En 1877 se erigié la primera de varias adiciones. El Sanatorio de Battle Creek tenia més de 900 empleados y personal médico al comienzo del siglo XX. 3. La década de 1870: educacién y mision Dos eventos sobresalientes ocurrieron en la década de 1870. Pri- mero, el Colegio de Battle Creek se funds en 1874. En el mismo afio, el primer misionero adventista enviado por la Iglesia partié de los Estados Unidos para prestar servicio en Europa. Cuando en 1872 la iglesia asumi6 la responsabilidad de la “Escuela Selecta” de Goodloe H. Bell en Battle Creek, nacié el sistema educati- vo adventista. En 1874 se inaugurs el Battle Creek College [Colegio de Battle Creek] con cien alumnos. Al principio el plan de estudios siguié de cerca el modelo clasico corriente en ese entonces, a pesar de la insis- tencia de Elena de White en la enseftanza practica e industrial. Para el fin del siglo, se abolieron el curso clésico y el otorgamiento de titulos académicos. El Battle Creek College se cerré en 1901 para reabrirse co- mo el Emmanuel Missionary College [Colegio Misionero Emanuel] en 7

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