Pinel, su tiempo y su obra
Ramén de la Fuente*
Pinel libera de sus cadenas a los pacientes de Bic8tre
‘Summary
France played an important role in the creation of
Peychiatry, 2 science desply influenced troughout its dev
lopment by man's image of the human being, his belies, pre
juices and fears inherent tothe culture of different epochs,
in 1793, Pinel raised his voice in demand for a human
tueatment for the mental patients, and inated a new ers in
Psychiatry known as the era of "moral treatment
Before the arrival of Pinel to Bicdire and la Salpétriére, she
alienated were kept together with all ypes of delinquents, in
{chains and in narrow and unhealthy cals. Though the demo:
nologie concept had already been etradicated. i was consid
fed that mental patients were not human beings any more,
{and had no right to be well treated
When Pinel wes appointed as Chief Doctor at the Bicétre
and la Salpétrire hospitals, he was deeply touched by the
Screams and laments ofthe chained patients. Therefore, he
prohibited this practice,
With his behaviour and his influence he proved that kind-
ness, persuation and 2 careful management are more eff
Eient in treating mental patients
His work was continued by Esquiol and Ferrus, who toget
her inspired and detended the law that states that mental
pationts are incapable of submiting to the laws of normal
people, therafore they should benefit from other legislations
by means of which society may be protected, but also the
patient himself and his propery, besides receiving treatment
which may cure them,
+ Director del Istituto Menicano de Piqua. Miomiro dB Cale
go Nocona.
Resumen
Francia ha desempefiado un importante papel en el naci-
rmianto do la psiquiatia ciancia que ha estado profundamen-
te influida en su devenirhistérico por la imagen del hombre,
las creencias, los prejuicios y los temores inherentes ala cu
tute de cada epoca,
En 1793, Pinel alzé su vor para pedir un trato humano para
los enfermas mentale e inielé una nuova era en la psiquie-
tra, que conocemos como le er del “tratemiento moral
‘Ants de Pinel, los enfermos mentales permanectan ence-
rrados junto con los delincuentes, encadenados en celdas
festrechas y mal iluminadas, debido a la ideologia predomi
nante de in época, Aunque se habia superado la concepcién
demonolégica, se considerabe que al perder Ie razon se per-
dla Ia condieign humana, y el derecho a un trato generoso.
[Ai llegar camo Médico en Jefe del Hospital de BicBtre, le
impresionaton vivamente los grtos, los lamentos y las voote-
faciones de los enfermos encedenados, por lo que inicio una
‘etorma integral, cuyo primer paso fue aboli Ia préctica de
tencadenar a los enfermas agitados, Lo mismo hizo en la Sal-
pétriare al obtener el misme nombrament,
Pr eu ejemplo y su influencia gané terreno el reconoci-
rmiento de que la bondad, la persuasion y el manejo cuidado-
50 son mas efectivos pars iar con fos lienados,
Su obra fue continuada por sus alumnos, Esquirol y Ferrus,
{quienes inspiraron y defendieron la ley que dice que elaliena
{does incapaz de somaterse alas leyes que regulanla conduc
ta de los hombres comunes, por lo que debe beneficiaree de
otra legistaciin que proteja ala sociedad, pero también a SU
persona y a sus bienas, @ intente su curacién,
Francia ha desempefiado un papel importante en el
nacimiento y el desarrollo de la psiquiatria. A sus con-
Salud Mental V. 13 No. 1, marzo de 1980tribuciones al avance del conocimiento, se sume el
haber propuesto y aplicado 6! primer instrumonto jurk-
dico para proteger a los enfermos mentales. Todo se
inicié con Philippe Pinel, quion puso las bases de
Iiuestra ciencia y de nuestra actividad profesional.
Comenzaré por decir que la historia de la psiquiat
es una sucesion de luces y de sombras. Sombras, por
las acciones més crueles ¢ inhumanas de los hombres
para con los més débiles de sus semejantes, y luces,
porque en ella destacan las figuras de hombres de
{gran estatura intelectual y moral que conquistaron
para la psiquatria un lugar en la ciencia, y para los
eenfermos mentales, un lugar en la sociedad.
Més que ninguna otra rama del conocimiento, la psi-
uiatria ha estado profundamente influida en su deve-
nir histérico por la imagen del hombre, las creencias,
los prejuicios y los temores inherentes a Ia cultura de
cada época. Esto explica por qué en nuestro campo,
antes de un despague cientfico, hubo de darse un
impulso humanistico y mora.
El siglo XVill francés alcanzé su significado por los
trabajos de los enciclopedistas, quienes se echaron a
ccuestas la tarea de liberar alos hombres dela opresi6n
Ya supersticién
Fue en 1793, durante "El Terror", que siguié a la
gestalibertaria, cuando Pinel, un médico respetado y
restigioso, alz6 su vor para reclamar al estado nacien-
te un trao humano para los enfermos mentales,e ini
i6 una nueva era en la Psiquiatria, que conocemos
como la era del “tratamiento moral. Pinel y sus dis-
cipulos ocupan un lugar de distincién an nuestra histo-
ria por la trascendencia de sus acciones.
‘No es facil identificar a los precursores de Pinel. Tal
vvez Daquin, un médico del hospital de Chambéry, fue
uno de ellos, ya que en su libro “Philosophie de la
Folie”, escribié: “Aquel que ve a un loco sin sentirse
conmovido por su estado, o que no le ve mas que para
divertirse, es un monstruo moral”. Lo que este hombre
expres6 no era entonces un pensamiento generalmen-
te compartdo. Es sorprendente, pero cierto, que en un
pais como Inglaterra, los enfermos confinados y some-
tidos pudieron constituir hasta bien entrado el siglo
XVII, un especticulo entretenido, una especie de 200.
légico humano. Por un “Penny”, relata el historiador
Scull, se podia disfrutar una hora “observando las
rabietas, los gestos furiosos, las acciones ultrajantes,
la sorprendente fuerza muscular y la fantasiosa imagi-
nacién de los enajenados”. En su diccionario filos6tico,
publicado en 1764, Voltaire escribe con desenfado:
“Llamamos locura a esta enfermedad de los érganos
del cerebro que necesariamente impide a un hombre
pensar y conducirse como los demas, Puesto que no
puede cuidar sus bienes, se le interdicta; no pudiendo
tener ideas convenientes a la sociedad, se le excluye
sies poligroso, se le encierra y si es furioso, se le ata’
Enel siglo XVII eran comunes la hostilidad, el miedo
yeel desprecio por los enfermos mentales. Los escritos
de algunos médicos a quienes podriamos llamar pro-
toalienistas, como Willis, Robinson y Cooley, reflejan
el trato abusivo que se dio a los enajenados 0 lundti-
cos. Dice Scull "..ya sea que uno mire los textos mi
cos tedricos, los trabajos en la jurisprudencia, las alu
siones literarias, las representaciones pictéricas po-
pulares o las practicas de los mismos despreciados
quardianes de las casas de locos, la imagen dominante
es de latigo y cadenas, degradacién, nautragio del inte-
lecto y pérdida de humanidad: los acompafantes de la
locura son la paja y el excremento™. Las sangrias, 'os
vomnitivos y las purgas eran s6lo un complemento de la
brutal disciplina.
En aquel tiempo habia ya en Francia algunos hos;
tales que atendian a enfermos mentales, como el H
Dieu de Paris, el de Lyon y el de Montpellier. Habia
también casas de salud a cargo de religiosos, como la
Maison de Saint Lazare, que se hizo célabre por la obra
moral y médica de San Vicente de Paul, y las casas de
los hermanos de San Juan de Dios, como la “Maison
de Charenton’, y la de Mont Saint Michel en la que,
acatando la voluntad del fundador de la orden, se cui
daba a los enfermos mentales.
‘Sin embargo, las condiciones de los establecimien:
tos pablicos eran lamentables ¥ las distinciones entre
“La casa de los locos”, de GoyaLa Salpétriere
enfermos agudos y erénicos y entre ricos y pobres,
eran tajantes. Quienes eran certficados como incura-
bles se enviaban a Bicdtre 0 a la Salpétriére, y algunos
2 prisiones como la Bastilla y el castillo de Vincenne.
Encerrar 8 una persona perturbada requeria hacer al
Rey una peticién por escrito’, con vista a obtener una
carta con el sello de la corona. El examen de estas car-
tas, dice H. Baruk, muestra que confundidas con
demandas concernientes a personas indudablemente
enfermas de la mente, habia otras de padres de familia
solicitando el secuestro de un hijo por libertino o para
impedirie un matrimonio indeseable. En las prisiones
se encontraban “anormales” y locos que eran tratados
de igual manera que los malhechores, sin médico y sin
proteccién alguna contra Ie arbitrariedad de sus guar-
dianes.
Dos hospicios famiosos tienen relacién con los even
tos que nos ocupan: uno es el de Bicétre, denominado
asi porque estaba al final de la propiedad de Winches-
ter, y otro, el dela SalpBtriére, cuya historia se relata en
la obra magnifica de G. Guillen y P. Mathieu. Como en
la Salpatriére, en Bicéte se contaba con un lugar espe-
cial, “la force”, donde se encerraba a los mendigos
indisciplinados y a las prostitutas (se conoce la historia
de Manon en la Salpétriére) alos libertinos, a las per-
sonas encarceladas por fa justicia, y también, encade-
nados en celdas estrechas y mal iluminadas, @los ena-
jonados.
£Cémo fue posible esta inhumanidad institucional:
zada? La explicacién radica en la ideolagia predomi-
ante. Superada la concepcién demonolégica, la locu-
ra fue considerada como ta pérdida del atributo que
hace del hombre un ser Gnico en la naturaleza. Al per-
der a raz6n, se perdia la condicion humana y también
el derecho a un trato generoso. Se suponia que los
locos eran como bestias, insensibles al dolor, al frio y
+ 8 trmino place ademie de su atual sentido on ciplomscia (a
aceptacgn ce un embajadoy sn foe 2gioe XVI! y XVI signfeabe
tambien “un esto enviag ary para solar ura grciaofavor™
ry responds. as vez con ltr cachet.
4
al hambre y sélo domesticables por el miedo. Médicas
distinguidos y pensadores de la talla de Pascal se
adherian a esta idea,
2Quién fue Philippe Pinel? Nacié el 20 de abril de
1746, hijo de un cirujano de fa comuna de Saint Paut
Cat de Jou. En esta villa pas6 su infancia. Su padre
confié su educacién al abate Gorce, quien le ansené
latin y religion. Después Tue pensionado en el Colegio
de los Doctrinarios de Labour. Pine! recibié las orde-
ines menores y ense/ié teologia. Més tarde, se trasladé
a Tolosa, donde estudié mateméticas, ciencias natura-
les y medicina. De alli pasé a Montpellier para conti-
huar sus estudios en la célebre escuela de medicina
Tradujo a Cullen y conocié tos trabajos de los médicos
de Ecimburgo. Fue a Paris, se casé y tuvo dos hijos. Su
estancia en esta ciudad ha sido recientemente objeto
de interesantes investigaciones. Fue un médico distin-
guido, profesor de patologis interna de le Facultad de
Medicina de Paris y, por eleccidn, miembro de la Aca-
demia de Ciencias.
Philippe Pinel en su juventudEn Patis inicié sus estudios sobre la mania y la
melencolia, y en 1791 present6 a la Real Sociedad de
Medicina una memoria sobre “Ios medios mas efica-
0s para tratar a los enfermos cuyo espiritu est enaje-
nado antes de la vejez”. En 1793 fue nombrado por
decreto, Médico en Jefe del Hospital de Bicétre.
EI historiador Semelaigne describe asi a Bicéte:
“Un basto pandemonio leno de todas las miseries.
‘Aqui ladrén, alla asesino; mas alld, los enajenados
Hasta 1824, este hospicio fue propiedad del cardenal
dde Winchester (Bicétre por corrupcién). Bajo Luis Xl
fue comandancia de San Luis, y hasta le construccién
de "Los Invalidos'”, asilo para oficiales y soldados lisia-
dos. En 1660 se le designé dependencia del hospital
general. Fue en el patio de guardia de esta institucién,
en el area de las celdas, donde, en 1792, el buen doc-
tor Guillotin experiment6 en tres cadaveres la primera
guillotine.
Pinel relata en sus cartas que asistié a la ejecucion
de Luis XVI y se sintié hondamente conmovido, por-
que no obstante ser hombre de espiritu abierto y avan-
zado, deploraba todos los excesos.
En Bicétre, dice Pinel, le impresionaron vivariente
los gritos, los lamentos y las vociferaciones de los
enfermos encadenados. Fue, escribe, “la desolacién y
la afliccion de estos desdichados lo que me inspir6 et
deseo de liberarlos”. Conté con un asistente de quien
‘se expresaba con gran estimacién, M. Pussin, persona
recta y experimentada, quien tenia a su cargo la super-
visi6n de los alienados en e! hospital. Pinel concibié
tuna reforma integral cuyo primer paso, abolir la précti-
‘ca de encadenar a los enfermos agitados, tropez6 con
la resistencia del personal habituado a vivir tranquila
mente teniéndolos inmovilizados. Eran los dias del
Terror, y Pinel corria el riesgo de ser denunciado. Fue
lentonces cuando decidié acudir a la comuna de Paris @
exponer el trato monstruoso que se daba a los enfer-
mos y reciamar su suspensién. El funcionario Couthon
prometié hacerle una visita, pero agregé: “Desdichado
de ti st nos engafias y ocultas entre los insensatos a
enemigos del pueblo"
Pinel relata la visita de Couthon, quien convencido,
lo autoriz6 a poner en prictica su proyecto, que incluia
cambios profundos en el manejo de los enfermos. De
inmediato, Pinel liberé a 12 y después a 60 enfermos
furiosos. El primer liberado, dice Escipion Pinel, fue un
capitén inglés, que al ver de nuevo el firmamento des-
pués de muchos afios, exclamé: “iqué bello es!”
En mayo de 1795, Pinel fue nombrado médico en
jefe de la Salpétriére, y ahi aplicé las reformas ya
implantadas por 61 en Bic8tre. Una de ellas fue a clasi-
ficacion de los enfermos y la separacion segin su
estado. Hasta entonces "los agitados” agobiaban a
los tranquilos”, y esta situacién tentaba al personal
a recurrir a medios de contencién. "Si a un enfermo en
estado maniaco se le sitéa en una cdmara o es separa-
do en un jardin, se acaban las dificultades, y la tranqui-
lidad vuelve como por encanto”, ya tal punto, que al
visitar el servicio de Pinel, alguien podria decir: épero
dénde estan los locos? Pinel consideré que una solu-
cién a fondo requeria, ademés de la mayor libertad de
los enfermos, la limpieza, la buena alimentacion y la
educacion del personal.
EI Dr. Guitlotin
Describe en detalle su método que él mismo desig-
1n6 "Psiquiatria moral”, como una asociaci6n de bon-
dad y cierta firmeza, porque decia: “La oposicion y la
obstinacién aparentemente inflexible de ciertos aliens:
dos cesa cuando se les aborda con valor, sin ultra,
sin c6lera y con respeto a su dignidad
La costumbre entonces era usar cadenas de fierro y
reclusién en una celda estrecha al menor signo de agi-
tacién. Esto, escribié, “es un obstéculo para la curse
cién”.
¢Por qué atribuimos tantos méritos a la obra de
Pinel? Su accién represent6 una ruptura real con el
pasado. Por su ejemplo y su influencia gané ter-eno
el reconocimiento de que la bondad, la persuasién y el
‘manejo cuidadoso eran més efectivos para lidiar con
los alienados*, que el miedo, la coercién brutal, la res:
tricci6n de movimientos y la terapia médica, que se
limitaba a las purgas, los vomitivos y las sangrias. No
fue, dice Scull, un hecho aislado ni un simple refina-
rmiento o mejoria, sino una nueva forma de abordar los
problemas: “un verdadero vuelco epistemologico’
que se generalizé porque cata en terreno fértl. En el
trasfondo aparece la imagen nueva del hombre, expre-
sada por los humanistas que precedieron a la Revalu-
cién.
En el capitulo de su célebre “Tratado médico filosé=
fico de la enajenacién mental”, titulado “Politica i
rior y reglas a seguir en los establecimientos consagra-
dos @ los alienados”, expone sus recomendaciones y
sus métados: Que el trato de los alienados esté dirigi
do por principios de humanidad y experiencia esclare:
cida:..que cada persona enferma goce del gracio de
libertad que permitan su seguridad y la de los demés;
que en todos los casos susceptibles, el director se
convierta en el confidente de los enfermos, de sus
penas y su soledad. En efecto, hablar con el enfermo
‘sa exclusion de los enfermos montales ce! munde norma. y do sus
Imaiens del resto del mundo mado.inuirir acerca de los motivos de sus reaccionos, es el
elemento central de la terapéutica moral
Si le preguntamos a un enfermo agitado, dice, acer-
ca de las causes psicolégicas de su agitacién, nos las
dira, Hay enfermos furiosos en quienes uno no puede
encontrar motivos psicolégicos que expliquen su céle
ra”..Si s6lo se ve ol exterior de las reacciones y no se
conoce otro método que la sujecién y el castigo, se
crearé una suerte de miedo preventivo que causaré
que los enfermos se defiendan”. Pinel escribe: “El uso
de las cadenas es una invenci6n que perpetia el furor
de los maniacos, suple la falta de vigilancia y elude
entender el corazén de les alienados”. La represién
genera “una exasperacién constante y un deseo con-
centrado de venganza. Asi se fomenta la violencia y el
tumulto en los asilos
Pinel se revelo también contra otros métodos usa~
dos para controlar a los enfermos agitados. Una creen:
cia extendida era que la locura desaparecia en el
momento de la agonia, como en la asfixia o en medio
de una gran tormenta emocional. De ahi la idea de
poner a los enfermos mentales en situaciones extre
mas: "El bafio de sorpresa”, la inmovilizacién y el tor-
niquete, sobre todo el primero, preconizado por Van
Helmont en et siglo XVIII, era transmitido como doctri-
ra en las escuelas de medicina. La extrafia idea de Van
Holmont era destruir los delitias y las ideas extrava-
gantes hasta su tltima traza, Su desaparicion, deci
‘ocurre cuando los enfermos se encuentran en un estar
do vecino de fa muene.
En el prefacio de su monogratia filoséfica, Pinel
escribe: “uno de los principios de esta obra es descar-
tar ese conocimiento vago y superficial, esa falsedad
que se sitda por fuera de la ciencia médica”. En la mis-
‘ma obra, agrega: “seria una mala eleccién... no librar-
ros de las vagas discusiones sobre la naturaleza de la
locure, porque nada es mas obscuro ¢ impenetrable,
pero .. Si uno se mantiene dentro de los limites de la
sabiduria, adopta por principio los resultados de una
experiencia esclarecida, sigue le historia natural y pro-
cede con raserva en las casos dudosos, todo iré
la esencia de su tratamiento
moral; su aspecto psicolégico: “Es durante las horas
del paseo cuando el doctor aplica con habilidad el tra-
tamiento moral... consuela a uno, alienta a otro, trata
de disipar sus ilusiones quiméricas o, por el contrario,
se presta a sus frivolos caprichos para obtener su bue-
1na voluntad y preparar asi los efectos felices de los
consejos més saludables
En la primera mitad del siglo XIX, esta nueva mane-
ra de mirar la locura cristaliz6 en el reconocimiento de
que los desérdenes mentales son trastornos médicos,
y que quienes los suften requieren ser tratados como
enfermos.
De la masa heterogénea y confusa llamada locura, fe
medicine fue desprendiendo paso a paso formas psi-
copatologicas, desérdenes de ta organizacion de la
vida psiquica. Este proceso de diferenciacién nosolégi-
cay de objetivacién, ain incompleto, tiene, dice Henri
Ey, cohesién interna y continuidad histérica.
Pinel pasé sus dltimos afios dedicado al cultivo de
flores y plantas medicinales en una casa de campo.
6
Pri
Pinel en ta vejez
Muere en 1826. En 1885 le fue erigida une estatua
fronte a la Salpétriére, misma que, a diferencia de la
erigida a Charcot, sobrevivié a la ocupacién alemana.
La resefia de la obra de Pinel quedaria incompleta si
no hiciéramos alusién a la de sus discipulos, Jean
Etienne Dominique Esquirol, quien en la Salpétriére se
convirtié en su alumno preferido, y Ferrus, cirujano
militar, quien dojé e! ejército y se convirtié en su adjun-
toy, en 1826, fue designado Médico en Jefe de Bicé
tre y después inspector general de los asilos de aliena-
dos. La influencia de ambos discipulos de Pinel fue
decisiva para la promulgacién de la "Ley de alineados
de 1838"; ley avanzada que prescribe: "si se interna a
tuna persona durante su enfermedad, es con el objeto
de protegerta, y el Estado debe ocuparse de la admi-
nistracion de sus bienes. Al volver a la vida comin, la
persona habr de recuperar autométicamente el uso
de sus derechos”
Etionne EsquirotGuillaume Ferrus
En 1817, Esquirol inaugura el primer curso de clini-
ca de las enfermadades mentales y crea una escuela
de psiquiatria, en su ép0ca, la mas influyente de Euro
pe.
No creo exagerar al decir que Pinel no es sélo un
‘simbolo, sino un estabén esencial de una tradicién psi
quistrica que se extiende hasta nuestros dias.
‘Lo que Pine! inicié fue un cambio radical. En efecto,
antes de é!, la relacién entre el alienado y la sociedad
era considerada desde una perspectiva policiaca. Des-
pues de él y de lacristalizacién de su obra ena Ley de
1838, se trat6 como un problema médico. En el pro-
yecto de esta Ley, inspirada y defendida por Esquirol y
Ferrus, se dice: "El alienado es incapaz de someterse a
las leyes que regulan la conducta de los hombres co-
munes y debe beneficiarse de otra legislacién particu-
lar que proteja tanto a la sociedad como a su persona y
a sus bienes, e intente su curaci6n”. La ley trata tam-
bién de las condiciones que deben reunir los estableci-
mientos de enajenados, de las disposiciones generales
para su trato y de las sanciones a quienes no las cum
plan. Muchos paises adoptaron después estas dispo-
‘Algo mas que esté presente en el impulso de Pinel
es la nocién de la curabilidad de los enfermos menta:
les. Hasta su aparicion en el escenario médico, genz
ralmente se consideraba a la locura como un estado
definitive. En 1805, Esquirol escribe su importante
tesis “Las pasiones consideradas como causes, sinto-
mas y medios curativos de la enajenacién mental
‘Sin embargo, una cosa son las leyes y otra, conver:
tirla en acciones efectivas. La situacién cambié lenta
mente y los enfermos continuaron por algunas déca-
das confundidos con los malhechares, “Yo los he visio
escribe Esquirol, desnudos, en reductos estro-
hos y oscuros, sucios e infectos, ...en antras donde
podrian estar las bestias feroces que el lujo de los
gobernantes mantiene en las capitales”.
La psiquiatria hizo su aparicion como una rama
especializada de la medicina, en le Gltima década del
siglo XVIII y los primeros afios del siglo XIX, bajo el
liderazgo de Philippe Pinel, en Francia: de Reil, en Ale:
mania, y de Battie, en Inglaterra. Con el reconocimien-
to de que los enfermos mentales son seres humanos
distintos a los demas, se inicié propiamente Ia historia
médica de estes enfermedades, que han sido compa-
fieras inseparables de la humanidad y que habian sido
observadas, descritas y tratadas por los médicos grie-
905 y fatinos,
En los aflos que corren, ta psiquiatria es una rama
vigorosa de la medicina, que ha hecho avances espec-
taculares. Quienes hoy rendimos homenaje a Pin
proseguimos su tarea, ayudando a los enfermos men-
tales a despejarse de las cadenas que aprisionan su
espfritu
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